Diplomado
Ilustraciรณn Infantil
2020
“Los sueños son la meta, la imaginación el transporte.” –Anónimo A continuación se presentan 1os primeros libros ilustrados de la 10ma generación del Diplomado de Ilustración Infantil de Estudio Garabato. Cada libro inicia como un sueño en la imaginación del ilustrador, cada libro es un creativo que se atrevió a soñar con su propia historia.
Titulo de la Obra Autor Autor Autor Ilustrador Ilustrador Ilustrador
Cielo Juรกrez Sรกnchez
-Bien. Come tu comida, concéntrate en eso ahora. Sacas los trastes al lavaplatos, te doy quince minutos para que te laves los dientes. Calentaré el carro. -Gracias mamá. Sintió que solo su madre le comprendía, sabía exactamente como reanimarle. Siempre disfrutaban ir por un helado. La tienda de helados quedaba a cuatro kilómetros de su casa, que estaba en el bosque. El pueblo donde estaba la heladería era de solamente una calle principal y no estaba asfaltadas, eran más bien empedrada y habían decretado que todas las casas tenían que ser blancas. De hecho la alcaldía pintaba las fachadas todos los años, así que era un pueblo limpio y blanco y daba mucha tranquilidad. Cuando iban llegando Nat se dio cuenta que el pueblo le apasionaba tanto cómo el río. Sonrió al ver esa calle tan poco transitada. Las vitrinas enormes que dejaban entrar la luz a las tiendas y dejaban exponer sus productos de una forma elegante. Era un pequeño paraíso en medio de un bosque verde enorme.
-Mira que linda esta calle. Quiero pintarla algún día. -¿Porqué no lo haces hoy? -No traje mis crayones ni mis papeles mamá. No pensé en eso. Corrí en la cocina dejando todo limpio. No me dejaste mucho tiempo para arreglarme. -Vamos primero por el helado. -Primero. -Sí, luego iremos a esa tienda que tanto amas de pinturas y crayones. Creo que esos crayones ya están muy pequeños y necesitas unos nuevos, además creo que esta vez podríamos comprar unos de mejor calidad. ¿Qué piensas? -Es en serio. -Claro amorcito. -Gracias mamá. -Prométeme que terminarás esos deberes que tienes pendientes. -Lo prometo mamá. -Así me gusta. Esa es la actitud que necesitaba ver.
-Sé que si lo harás, lo harás con pasión, si lo haces así la gente lo podrá notar y te comprarán tus productos, que serán tus pinturas. Ayudarás a tiendas como esta a vender crayones, pinturas, y demás suplementos, ayudaras a familias así y vivirás de lo que te apasiona. Pero lo tienes que hacer con amor, no ser un mediocre como muchos que se dicen llamar artistas ahora. -Realmente crees qué podre ser un artista. -No solo lo creo, ya lo veo. Me puede dar la caja grande, dijo dirigiéndose a la señora que se encontraba atrás del mostrador y continúo diciendo: -Pero tienes que cumplir primero con tus obligaciones ahora y luego podrás cumplir tus sueños. -Lo prometo mamá. -Bien deja de quejarte, haz tus deberes, pinta, pinta y pinta todo el tiempo. Yo creo en ti Nat y tú también lo deberías hacer. Aún hay luz, haz un boceto, lo terminas en la casa, luego haz tus deberes. Mañana podrás ir al río. -Gracias mamá. -Claro Nat, te amo. -Yo también te amo mamá.
El Rey Bum era muy tonto, aunque él se figuraba todo lo contrario. Además, tenía el vicio de entrometerse en todas partes y poseía la mayor habilidad para complicar los asuntos más sencillos. Cuantos lo rodeaban, estaban ya hartos de él, especialmente su esposa, la Reina Pirula, que, con frecuencia, tenía deseos de tirarle de las orejas. Pero no se atrevía, ante la posibilidad de que Bum le hiciese cortar la cabeza. Esta era una de sus peores cualidades. Con frecuencia exclamaba: “¡Que le corten la cabeza!”, refiriéndose a cualquiera que hubiese incurrido en su enojo. Y aunque casi siempre, al día siguiente, lamentaba haberse dejado arrebatar por la cólera, la cosa ya no tenía remedio.
Allí vivía la tía Arrugas, bruja que, desde hacía muchos años, se había retirado de los negocios, para dedicarse a hacer calceta. Recibió con mucho gusto la visita de la Reina, y al saber que deseaba un encantamiento para cumplir determinado deseo, se apresuró a complacerla, puesto que aun le quedaban algunos en una caja de hojalata, que guardaba en la cocina. —Este es excelente — dijo a la Reina, entregándole un objeto muy diminuto. — Y se disolverá si lo ponéis, por ejemplo, en un pastel. — Ese es el que me conviene— contestó la Reina, mientras se lo guardaba en su bolso. — Muchísimas gracias. —Ahora continuad haciendo calceta, tía Arrugas, y no digáis a nadie que he venido.
La Reina se dirigió presurosa al estudio de su marido. Allí estaba Bum de un humor tempestuoso. —Oye, querido Bum— le dijo la Reina, - han traído un sorbete especial, en celebración de tu cumpleaños. —¡No lo quiero!— contestó el Rey. —¡Oh, sí!— repuso la Reina, sentándose ante él. —No lo quiero— repitió Bum, rechazándolo con un ademán. —Pues entonces se lo daremos al gato. Ven aquí, gatito. Ven a tomarte este sorbete. —Supongo que no vas a dar mi sorbete al gato— exclamó el Rey irritado. —Como dijiste que no lo querías— le contestó, astutamente, la Reina. - Gatito, gatito! —Pues sí, lo quiero— Exclamó Bum irritado.
Antes de caer el sol, resolvĂamos misterios.
Al regresar de clases, con Kiyoko nos reuníamos en la cocina de mi abuela.
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nte adela Pasa ena? ¿Row
¡Abuela! resado! ¡Has reg
Benji, tengo algunas pistas. ¿conoces algún lugar con pinos o abedules?”
No he visto ese tipo de árboles en la isla, ¿qué más viste en tu visión?
En la isla no, pero al otro lado del estrecho conozco algunos vecindarios
Vi un jardín con pinos y abedules, partes de una casa en los suburbios, la pata izquierda de Oliver...
Al día siguiente...
¡Es Oliver!
Kiyoko, encontré a Oliver. Se dirige al puerto, te veo allá.
ÂżDonde estan mis amigos? Melanie Barillas
Lily, vamos a comer!
ÂżHan visto a la vaquita?
No sabemos donde estĂĄ
ยกFelicidades!