Prohibida la reproducción, distribución pública o transformación de este prototipo sin autorización de sus titulares.
El texto es utilizado con fines de práctica educativa. Las ilustraciones son propiedad intelectual del alumno.
Este prototipo es producto del Taller de Ilustración de Cuento Navideño diseñado e impartido por Estudio Garabato. Para más información escribir a info@estudiogarabato.com
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“Los árboles son los esfuerzos de la tierra para hablar con el cielo que escucha.”
En el bosque se marcan las cuatro estaciones...
En el verano el sol ilumina las hojas verdes y las hadas se preparan para la cosecha.
Durante el otoño con árboles teñidos de naranja, amarillo y rojo, los elfos cosechan y se preparan para el invierno.
Durante el invierno los habitantes oscuros del bosque recogen estrellas para iluminar el bosque azotado por el invierno y los demás habitantes preparan festines con las frutas y verduras cosechadas por los elfos. La música, el aroma del sauce y el pan recién horneado está en el viento.
La oscuridad del invierno trajo consigo nuevos seres, estos surgían en la cima de la montaña más alta, en cuevas donde el sol no alumbraba y estos eran llamados “elfos oscuros”. Eran solitarios y no les gustaba el contacto con otros, naturalmente no se unían a la celebración de invierno por más que los invitaban. A pesar de su característica poco sociable vivían en paz. Junto a sus renos y osos brillantes guiaban a otros durante las tormentas de nieve, eran guardianes del bosque.
En una bella tarde de invierno cuando los árboles se pintaban de blanco y la escarcha brillaba una ninfa se dirigía al cultivo de manzanas para cocinar un pie de manzana.
Las otras ninfas estaban ocupadas por lo que tuvo que realizar sola su viaje, cuando llegó a los árboles de manzanas solo quedaban siluetas de hielo, pero el cultivo era tan amplio que la ninfa decidió buscar sin tomar en cuenta que ya el sol se ocultaría pronto, con ello iniciaría una tormenta.
El viento empezó a azotar los arboles haciendo caer las carcazas de hielo de las manzanas. La joven ninfa al intentar huir de la tormenta estuvo a punto de caer por un precipicio, puedo sostenerse de una rama congelada de un árbol, la cual, no soportaría su peso.
Cuando todo se veía perdido una mano helada tomó la mano de la ninfa y como si fuera una rama hueca fue levantada.
Al ver a su salvador se dio cuenta que era un elfo oscuro quien sobre su reno la había divisado y se había dirigido a salvarla y guiar su camino hasta un lugar seguro.
La ninfa a penas pudo agradecer no sabía si el elfo o la tormenta era más frío, pero alcanzó a ver en el gran reno una canasta llena de luces.
Al día siguiente la ninfa preparó un strudel de manzana y canela. Tomó el largo camino a la gran montaña, era la víspera de navidad, debía agradecer a su salvador.
Al llegar a la gran cueva esta estaba iluminada por las estrellas recolectadas, pero no había nadie, decidió esperar hasta que alguien apareciera. Luego de unas horas divisó uno cuernos acercándose, era su salvador, este se sorprendió mucho al ver a la ninfa nuevamente. Ella se alegró mucho de verlo, su sonrisa era como la cálida primavera y el olor de su strudel era muy notorio.
Luego de comer su postre, llevó a la ninfa en su ciervo a la cima de la montaña para ver a la estrella polar quien se encargaba de dirigir los caminos, así recibieron la navidad, bajo el brillo de la luna.
Ahora la ninfa tendría un nuevo amigo y guía durante las tormentas de nieve.
La bondad del corazón tiene mil maneras de demostrarse.
Sin importar las apariencias o la riqueza de perspectivas que coexisten en el mundo, la bondad y empatía forman parte la naturaleza del pensamiento.
