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1, 2 y 3 Juan


Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament Junta editorial Editor general Clinton E. Arnold Talbot School of Theology

Editores asociados George H. Guthrie Union University Constantine R. Campbell Trinity Evangelical Divinity School Thomas R. Schreiner Southern Baptist Theological Seminary Mark L. Strauss Bethel Seminary San Diego

Editores Zondervan Asesora editorial: Katya Covrett Editor de producción: Verlyn D. Verbrugge

Editores de consulta Richard Bewes, Rector, All Souls Church, Langham Place, London, UK Craig Blomberg, Profesor de Nuevo Testamento, Denver Seminary Ajith Fernando, Director nacional de Youth for Christ, Sri Lanka Paul Gardner, Archidiácono de Exeter, Exeter, UK David E. Garland, Decano y Profesor William M. Hinson de Nuevo Testamento, George W. Truett Theological Seminary Carolyn Custis James, Autor y conferenciante, Orlando, FL Karen Jobes, Profesora Gerald F. Hawthorne de griego y exégesis del Nuevo Testamento, Wheaton College y Graduate School David W. Pao, Profesor de Nuevo Testamento y decano del departamento de Nuevo Testamento, Trinity Evangelical Divinity School Frank Thielman, Profesor presbiteriano de divinidad, Beeson Divinity School Tite Tienou, Decano académico y profesor de teología de misión, Trinity Evangelical Divinity School


1, 2 y 3 Juan

ĔĒĊēęĆėĎĔ del ĚĊěĔ ĊĘęĆĒĊēęĔ

Karen H. Jobes Clinton E. Arnold, editor general


PUBLICACIONES ANDAMIO c/ Alts Forns nº 68, sót. 1º 08038 Barcelona. España Tel. (+34) 93 432 25 23 editorial@publicacionesandamio.com www.publicacionesandamio.com Publicaciones Andamio es la editorial de los Grupos Bíblicos Unidos (GBU) en España, que a su vez es miembro del movimiento estudiantil evangélico a nivel internacional (IFES), cuya misión es hacer discípulos y promover el testimonio de Jesús en los institutos, facultades y centros de trabajo.. 1, 2 y 3 Juan (Comentario exegético-práctico del Nuevo Testamento) © Publicaciones Andamio, 2017 1ª edición noviembre 2017

1, 2 & 3 John (Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament) © Karen H. Jobes, 2014 Todos los derechos reservados. Esta traducción de 1, 2 y 3 Juan (Zondervan Exegetical Commentary on the New Testament) publicada primeramente en 2014 se publica con el permiso de The Zondervan Corporation L.L.C, a division of HarperCollins Christian Publishing, Inc. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de los editores. Todas las referencias bíblicas que no sean de 1, 2 y 3 Juan (que es una traducción al español de la versión propia del autor), si no se menciona específicamente al contrario, son tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI® (Castilian Version) Copyright © 1999, 2005. Usadas con permiso. Traducción: Beatriz Fernández Fernández Editado por: Jonathan Haley Maquetación y revisión: Katherine Haley, Ángel Martínez Condado Depósito legal: B. 25830-2017 ISBN: 978-84-947537-3-2 Impreso en Ulzama Impreso en España


Contenido

Introducción a la serie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Prefacio del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Introducción a 1, 2 y 3 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Bibliografía selecta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Introducción a 1 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Comentario sobre 1 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 Introducción a 2 y 3 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257 Comentario sobre 2 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262 Introducción a 3 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291 Comentario sobre 3 Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295 La teología de las cartas de Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 349

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Introducción a la serie Esta generación ha sido bendecida con una gran cantidad de comentarios excelentes. Algunos son técnicos y hacen un buen trabajo en el tratamiento de temas que han planteado los críticos; otros comentarios son largos y proporcionan una información extensa sobre el uso de las palabras y catalogan casi cada opinión expresada sobre los distintos temas interpretativos; otros comentarios se centran en proporcionar un contexto histórico y cultural, y también están esos comentarios que intentan descubrir muchas perspectivas aplicables. La pregunta clave que podría usted hacerse es: ¿Qué busco en un comentario? Esta serie de comentarios podría serle útil si: • Ha estudiado griego y le gustaría contar con un comentario que le ayudara a aplicar lo que ha aprendido sin dar por sentado que es un erudito en el idioma. • Quiere ver resumido en una o dos líneas lo que el comentarista cree que es la idea principal de cada pasaje. • Quiere ayuda a la hora de interpretar las palabras de las Escrituras sin verse enredado en temas eruditos que parecen irrelevantes para la vida de la iglesia. • Quiere ver una representación visual (una exposición gráfica) de la línea de pensamiento en cada pasaje. • Desea la guía experta de evangélicos eruditos que le explican el significado del texto original de la forma más clara posible para ayudarle a navegar entre los principales temas interpretativos. • Quiere beneficiarse de los resultados de los últimos y mejores estudios académicos y de información histórica para ayudarle a clarificar el significado del texto. • Le parece interesante ver un breve resumen de algunas de las perspectivas teológicas de relevancia que se pueden extraer de cada pasaje y algún desarrollo del significado que tienen para los cristianos hoy día. Estas son solo algunas de las características relevantes de la nueva serie Comentario Exegético-Práctico del Nuevo Testamento. La idea de esta serie fue refinada por un equipo editorial que escuchó lo que pastores y profesores querían encontrar en un comentario basado en el texto griego. Este equipo entre el que me encuentro estuvo compuesto también por George H. Guthrie, William D. Mounce, Thomas R.

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Introducción a la serie Schreiner y Mark L. Strauss junto con el editor principal de Zondervan, Verlyn Verbrugge y el anterior editor de adquisiciones, Jack Kuhatschek. También tuvimos un grupo de editores consultores formado por pastores en activo, líderes ministeriales y profesores de seminario que nos ayudaron en el proceso de diseñar una serie de comentarios que resultaran útiles para la iglesia. El editor principal de adquisiciones David Frees se está encargando ahora del proceso hasta llevarlo a su finalización. Llegamos a un diseño que incluye siete componentes para el tratamiento de cada pasaje bíblico. A continuación ofrecemos una breve orientación de estos componentes principales del comentario.

Contexto literario En esta sección, encontrará una discusión concisa de cómo funciona el pasaje en el contexto literario más amplio del libro. El comentarista resalta la conexión existente con el material anterior y posterior del libro y hace observaciones sobre las características literarias clave de este texto.

Idea exegética principal Muchos lectores encontrarán enormemente útil esta característica de la serie. Para cada pasaje, el comentarista elabora cuidadosamente un resumen de una o dos oraciones sobre la idea exegética principal o la línea central del pasaje.

Traducción y gráficos Otra característica especial de esta serie es la presentación en un gráfico de la traducción que hace cada comentarista del texto griego. El propósito de este diagrama es ayudar al lector a visualizar, y así entender mejor, la línea de pensamiento del texto. La traducción en sí refleja las decisiones interpretativas tomadas por cada comentarista en la sección “Explicación” del comentario. Aquí hay algunas ideas que ayudarán a entender el modo en que se articulan. 1. En la parte más a la izquierda, cerca de los números del versículo, hay una serie de etiquetas interpretativas que indican la función de cada proposición o frase del texto bíblico. La porción correspondiente del texto está en la misma línea a la derecha de la etiqueta. No hemos utilizado jerga lingüística técnica para ellas, para que se puedan comprender con facilidad. 2. En general, colocamos cada proposición (grupo de palabras con sujeto y predicado) en una línea separada e identificamos cómo apoya la afirmación principal del texto (o sea, está diciendo cuándo sucedió la acción, cómo sucedió,


Introducción a la serie o por qué sucedió). A veces ponemos proposiciones más largas o una serie de frases también en líneas separadas. 3. Las proposiciones subordinadas (o dependientes) y las frases se ponen en forma de sangría y se colocan directamente bajo las palabras que modifican. Esto ayuda al lector a ver con más facilidad la naturaleza de la relación de las proposiciones y las frases en el flujo general del texto. 4. Cada proposición principal ha sido colocada en negrita y empieza junto al margen izquierdo para una identificación más clara. 5. A veces cuando el nivel de subordinación se desplaza demasiado a la derecha – como sucede a menudo con algunas frases largas e intrincadas de Pablo – reposicionamos el flujo hacia la izquierda del diagrama, pero utilizamos una flecha para indicar que ha sucedido esto. 6. Todo el proceso que hemos seguido ha sido construido mediante los principios del análisis del discurso y de la crítica narrativa (para los evangelios y para Hechos).

Estructura Inmediatamente después de la traducción, el comentarista describe la línea de pensamiento dentro del pasaje y explica cómo se han tomado ciertas decisiones respecto a la relación de las oraciones en el pasaje.

Bosquejo exegético La estructura general del pasaje se describe de forma detallada en el bosquejo exegético. Esto será particularmente útil para aquellos que estén buscando una manera de explicar de forma concisa la línea de pensamiento del pasaje para utilizarla en una enseñanza o en una predicación.

Explicación del texto Como comentario exegético, esta obra utiliza el griego para interpretar el significado del texto. Si su griego está un poco oxidado (o es un tanto limitado), no se preocupe. Todas las palabras griegas se citan entre paréntesis y van seguidas de su traducción. Nos hemos esforzado para hacer que este comentario sea lo más legible y útil posible incluso para los que no son especialistas en la materia. Los que más se beneficiarán de este comentario serán aquellos que han cursado el equivalente a dos años de griego en la facultad o en un seminario. Esto incluye el haber trabajado un semestre o dos con una gramática intermedia. Los autores utilizan el lenguaje gramatical que podemos encontrar en ese tipo de gramáticas. Los

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Introducción a la serie detalles de la gramática del pasaje, sin embargo, solo se discuten cuando influyen en la interpretación del texto. El énfasis en esta sección del texto es comunicar el significado. Los comentaristas examinan las palabras y las imágenes, los detalles gramaticales, el trasfondo relevante del AT o del judaísmo de un concepto en particular, el contexto histórico y cultural, los temas más importantes de la crítica textual, y los distintos asuntos interpretativos que surgen.

Teología aplicada Esta también es una característica especial dentro de lo que es una serie de comentarios exegéticos. Creímos que era importante que cada autor no solo describiera lo que significaba el texto en sus distintos detalles, sino que dedicara también un momento a reflexionar sobre la contribución teológica que hacía ese texto. En esta sección, se resume el mensaje teológico del pasaje. Los autores hablan sobre la teología del texto según el lugar que ocupa en el libro y en un contexto bíblico-teológico más amplio. Finalmente, cada comentarista proporciona sugerencias sobre cuál es el mensaje que transmite el pasaje a la iglesia de hoy en día. Al final de cada volumen de esta serie hay un resumen de todos los temas teológicos que se han tocado en ese libro de la Biblia. Esperamos sinceramente y oramos para que encuentre esta serie útil no solo para su propia comprensión del texto del Nuevo Testamento, sino también a la hora de participar activamente en la enseñanza y predicación de la palabra de Dios a personas que están hambrientas de ser alimentadas con su verdad. Clinton E. Arnold, editor general


Prefacio del autor Es un momento interesante para escribir un comentario sobre cualquier libro del corpus juanino, porque los estudios juaninos han estado cambiando; el consenso entre los estudiosos de los últimos treinta años se está derrumbando, y todavía no ha surgido uno nuevo. Como las cartas de Juan no se pueden interpretar independientemente del cuarto evangelio, las corrientes de estudio del evangelio de Juan han afectado también a la interpretación de las cartas. Los estudios juaninos han cambiado desde los enfoques del siglo xx que venían marcados en gran parte por la hermenéutica de Bultmann, que a su vez venía animada por una filosofía existencialista y desmitologizadora, ayudado por las metodologías de la crítica de las fuentes y de la redacción. El enfoque dominante de los estudios juaninos durante las últimas décadas apreciaba dificultades en el evangelio de Juan que se pensaba que era posible resolver con una reconstrucción elaborada de la historia de su redacción con uno o más escenarios históricos correspondientes que implicaban a la comunidad juanina. Estudiosos como Martyn, Kysar y Brown dominaron el campo en la segunda mitad del siglo xx con sus teorías de la composición del evangelio y las cartas de Juan que se centraban más en especulaciones sobre asuntos de la comunidad juanina de finales del siglo primero, supuestamente expulsada de las sinagogas judías, que en la vida y las enseñanzas de Jesús.1 Como enfoque alternativo, los estudiosos empezaron a aplicar métodos de la nueva crítica literaria al evangelio de Juan, iniciados en gran parte por Alan Culpepper en su Anatomy of the Fourth Gospel: A Study in Literary Design.2 La crítica literaria trajo nuevos enfoques para iluminar la estructura y composición del evangelio, pero todavía se mantenían cercanos a las teorías de su redacción y básicamente seguían el enfoque de Bultmann que lo consideraba más una historia que algo histórico. Para cuando el Seminario de Jesús, dirigido por Robert Funk, publicó The Five Gospels: The Search for the Authentic Words of Jesus: New Translation and Commentary a principios de los 1990, la mayoría de los estudiosos del NT habían desechado ya cualquier valor histórico del evangelio de Juan. 1. Ver Robert Kysar, “The Expulsion from the Synagogue: The Tale of a Theory,” en Voyages with John: Charting the Fourth Gospel (Waco, TX: Baylor University Press, 2005), 237 – 45, y “Charting the Voyages: An Autobiographical Intro-

duction,” Ibíd., 1 – 6. 2. En la serie Foundations and Facets: New Testament (R. Funk, ed.; Philadelphia: Fortress, 1983).

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Prefacio del autor Estudiosos evangélicos conservadores como D. A. Carson, Leon Morris, Craig Blomberg, y Andreas Köstenberger, continuaron defendiendo la fiabilidad histórica de un evangelio que afirmaba estar preocupado especialmente por dar testimonio de la verdad, incluso reconociendo que las cualidades literarias de este evangelio eran claramente diferentes a las de los sinópticos. Reconociendo que la verdad no se agota únicamente con los hechos históricos, muchos de los supuestos problemas del evangelio de Juan — problemas tales como los eventos de-sincronizados, las transiciones aparentemente redactadas y las tensiones teológicas — se pueden dejar atrás. Estas características que explican la importancia de los hechos se deberían esperar especialmente en un relato sobre la vida de Jesús que incluso los primeros cristianos reconocían como un evangelio “espiritual” (gr. pneumatikon; Eusebio citando a Clemente de Alejandría, Hist. ecl., 6.14.7). El presente comentario intenta posicionarse con diversos distintivos: 1. Trabajo desde la suposición razonada de que el autor de las cartas de Juan fue la misma persona que escribió el cuarto evangelio o un estrecho colaborador suyo. Esta escritora no comparte muchas de las suposiciones de la erudición del siglo xx que conducen a la conclusión de que el autor no podría haber sido el apóstol Juan. 2. Sostengo la tesis de que, aunque las cartas deben tener su propia voz, no pueden entenderse adecuadamente sin hacer referencia al evangelio de Juan como marco interpretativo de las metáforas, imágenes y teología común a ambas partes. 3. Aunque admito que un estrecho colaborador del discípulo amado puede haber dado forma final a un evangelio ya esencialmente completo, no asumo una composición ampliada del cuarto evangelio dentro de la cual se deben colocar las tres cartas juaninas. Este comentario desea distanciarse de las reconstrucciones más especulativas sobre la comunidad juanina basadas en suposiciones de que existía una historia redactada del evangelio como contexto histórico según el cual se deben interpretar las cartas, y por tanto no dialogará sistemáticamente con intérpretes cuya obra se haya basado en ese tipo de reconstrucciones. 4. Los argumentos más recientes para una lectura no polémica de 1 Juan han proporcionado un reenfoque necesario para las cartas, el cual comparte este comentario. Aunque reconozco que las cartas fueron escritas durante un tiempo de cisma y confusión en las iglesias juaninas, no se intenta hacer ni se comparte ningún tipo de reconstrucción de la herejía. Las verdades presentadas en las cartas podrían argumentar en contra de una variedad de herejías cristológicas que pueden o no haber sido formas de gnosticismo, docetismo o cerintianismo. No hay evidencia suficiente para reconstruir la falsa enseñanza con tal especificidad, y por tanto parece más inteligente evitar hacerlo. Las cartas hablan de una variedad de creencias falsas, muchas de las cuales todavía están con nosotros.


Introducción a 1, 2 y 3 Juan Los tres libros del NT conocidos como 1, 2 y 3 Juan que han llegado a nosotros son tan similares entre sí que mucho de lo que se dice de uno se puede aplicar a los otros. Por tanto, esta introducción tratará esas características que tienen en común los tres libros. El comentario sobre cada uno de ellos también viene precedido por una breve introducción que trata los temas específicos de cada carta.

Importancia de las cartas Antes de centrarnos en los asuntos históricos, se debe tomar en consideración la cuestión de por qué molestarse en estudiar estos tres libros. Su presencia en el NT, por supuesto, exige la atención de aquellos que creen que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero, ¿cuál es la importancia de estas tres breves cartas que se encuentran hacia la parte final de nuestras Biblias? ¿Quieres conocer a Dios? ¿Te importa la verdad sobre Dios? Conocer de verdad a Dios es el tema general del evangelio de Juan y de sus cartas. En un mundo que ya estaba plagado de religiones y filosofías conflictivas, un mundo muy similar al nuestro en ese aspecto, Jesús dijo: “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Jn 17:3, cursiva añadida). Jesús define la vida eterna como el conocer a Dios, porque sólo respondiendo a la revelación que Dios hace de sí mismo a la humanidad, podemos llegar a conocerlo y a disfrutar la vida con él ahora y por toda la eternidad. Este es un tema bastante importante para toda persona en cualquier lugar a lo largo de la historia. Es más, Jesús afirma que sólo hay un Dios verdadero, el Dios que envió a Jesucristo al mundo. Hay muchas maneras distintas, a veces conflictivas, de ver a Dios en las distintas culturas de hoy en día. Vivimos en unos tiempos espiritualmente confusos, especialmente desde que en las distintas culturas hay una mayor diversidad religiosa. Muchos creen que no importa lo que se crea sobre un poder más alto siempre y cuando creas en ello con sinceridad. Pero, ¿todas las religiones, desde las ideas orientales sobre la reencarnación a la espiritualidad de la “Nueva Era” pasando por las creencias que se enseñan en las sinagogas, las mezquitas y los templos sagrados de Norteamérica y del resto del mundo, pueden ser verdaderas? Juan escribió estas tres breves cartas en un tiempo espiritualmente confuso en el que había teologías en

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Introducción a 1, 2 y 3 Juan conflicto sobre Jesucristo, y lo hizo para confirmar a sus lectores que ellos tendrían vida eterna tras la muerte porque conocían de verdad a Dios en Cristo. ¿Qué puede ser más importante que eso?

Autoría y procedencia La tradición eclesial de los primeros días del cristianismo le ha adscrito la autoría de estas cartas a Juan, del que habitualmente se cree que era el apóstol Juan — uno de los doce elegidos por Jesús, el hijo de Zebedeo, y “el discípulo al que Jesús amaba” del evangelio de Juan. Pero téngase en cuenta que ni el texto del evangelio ni las cartas llevan el nombre de Juan, o cualquier otro nombre. La segunda y tercera de Juan salieron de la pluma de “el anciano,” al que no se ha identificado en ningún momento. Las cartas y el evangelio son anónimos, pero los cristianos que los recibieron originalmente conocían sin duda alguna la identidad de su autor, y es probable que fuera debido al testimonio antiguo de esos creyentes por lo que las cartas se atribuyeron a Juan. Pero Juan (gr. Ἰωάννης) era un nombre muy común en aquellos tiempos, y ya en los primeros momentos de la historia del cristianismo algunos pusieron en duda que “el anciano” fuera el mismo hombre que escribió 1 Juan y el evangelio de Juan. Los estudiosos modernos del NT han complicado aún más el tema al rechazar en su mayoría que el discípulo amado fuera realmente el apóstol Juan y conjeturando sobre cinco autores/redactores posibles para el evangelio y las cartas. La adjudicación de la autoría a Juan más antigua procede de Policarpo, obispo de Esmirna (m. 156 d.C.), y de Papías, contemporáneo de Policarpo, cuyos escritos sobrevivieron únicamente como citas en escritos posteriores de Ireneo y Eusebio. Tanto Policarpo como Papías vivieron en los alrededores de Éfeso en Asia Menor occidental, el lugar al cual se dice que huyó el apóstol Juan cuando los romanos destruyeron el templo de Jerusalén (70 d.C.), llevándose a María, la madre de Jesús con él. Allí supuestamente vivió el resto de su larga vida, en los tiempos del reinado de Trajano, el emperador romano que dirigió el imperio desde 98 a 117 d.C. Ireneo (175 – 195 d.C.), obispo de Lyon, nació en Asia Menor y de niño conoció personalmente a Policarpo, del cual se dice que había sido elegido obispo de Esmirna por testigos oculares del Señor Jesús. Ireneo dice que Juan, el discípulo del Señor que estaba con Jesús en el aposento alto, escribió el evangelio mientras vivía en Éfeso (Haer. 3.1.2). Aún cuando estas fuentes están sujetas al mismo tipo de escrutinio histórico que otros documentos antiguos, suponen una impresionante cadena testimonial histórica que no tiene ningún otro libro del NT. El testimonio de Papías es más complicado y ha estado sujeto a mayor debate, porque sus escritos sólo se han conservado dentro de los de Eusebio, cuya interpretación de las palabras de Papías plantearon la posibilidad de que hubiera dos hombres llamados Juan, uno autor del evangelio y otro, Juan el anciano, autor de las cartas


Introducción a 1, 2 y 3 Juan y del libro del Apocalipsis (Hist. ecl. 3.39.3 – 17). Papías menciona a Juan dos veces, una como “discípulo del Señor” y otra como “anciano.” Pero Eusebio pasó por alto el hecho de que incluso cuando Papías se refiere a Pedro y Santiago, al principio no les llama “apóstoles” sino “ancianos,” sugiriendo que los dos títulos no eran mutuamente excluyentes en Papías.1 Pero incluso desde el siglo iv cuando escribió Eusebio, ha habido un debate en la iglesia sobre la autoría de las tres cartas atribuidas a “Juan” en el NT y sobre quién está enterrado en la “tumba de Juan” en Éfeso. Aunque el tema de la autoría probablemente nunca se conozca con certeza, el autor de estas cartas claramente está reclamando ser el portador de la enseñanza apostólica de Jesús que se basaba en haber sido testigo presencial del ministerio público, muerte y resurrección de Jesús. La relación entre las tres cartas y de ellas con el evangelio (ver discusión más abajo) indica que el mismo autor escribió las tres cartas, y que fue también el autor del evangelio o un estrecho colaborador. Estas cartas insisten en que este testimonio apostólico impide cualquier reinterpretación de Jesús hecha por aquellos que no estaban comisionados por él y que estaban muy lejos de haberle conocido personalmente.

Situación histórica: ¿Lectura anti-gnóstica o lectura no polémica? Como con cualquier carta del NT, debemos deducir el contexto histórico de las cartas de Juan y la razón por la cual fueron escritas de las cartas mismas, una tarea interpretativa intrínsecamente subjetiva que asumimos con muy poca información de otro tipo. Es difícil leer cualquier tipo de texto sin hacer suposiciones sobre la situación en la que fue escrito y la época y lugar en que vivió el autor, y cómo relacionar estas referencias en el texto con el “mundo real.” Pero al igual que una muestra de color parece cambiar dependiendo del fondo contra el que se expone, las suposiciones que los lectores aportan a la lectura pueden suponer una gran diferencia a la hora de entender el significado de un texto. Por tanto, es importante comprobar continuamente nuestras suposiciones sobre el contexto histórico de los libros bíblicos. Está claro que algunos desacuerdos perturbaban a las iglesias que estaban bajo la supervisión y la autoridad espiritual del autor, y que él pretendía reafirmar en su congregación la idea de que se salvarían si se adherían a las enseñanzas y creencias sobre Jesús que el autor representaba. Los temas principales de cuáles son las verdaderas creencias sobre Jesús, cuál es la actitud adecuada hacia el pecado y la relación interpersonal caracterizada por el amor quedan claros, pero el porqué el autor ha escogido tratar estos temas en particular no tanto. Él refuerza su autoridad como portador de la enseñanza apos1. Para una discusión más completa, ver Karen H. Jobes, Letters to the Church: A Survey of Hebrews and the General Epistles (Grand Rapids: Zondervan, 2011), 399 – 407.

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Introducción a 1, 2 y 3 Juan tólica sobre la revelación de Dios en Jesucristo, lo cual implica que la fuente de la verdad sobre Dios en Cristo estaba un tanto en discusión. Pero el autor escribe con la intención de un pastor que se preocupa por su gente y no como un apologista que argumenta directamente en contra de aquellos que se habían ido de la iglesia o iglesias juaninas. Como escribió Brook: “Probablemente sea cierto que el escritor nunca pierde de vista las teorías de sus oponentes en ninguna parte de la epístola. Pero es importante enfatizar el hecho de que, a pesar de eso, el objetivo principal de la epístola no es exclusivamente, o siquiera principalmente, polémico.”2 No obstante, la erudición a lo largo de finales del siglo xix y del xx gastaron mucho tiempo y tinta reconstruyendo la naturaleza más específica de las falsas enseñanzas suponiendo que contenían un impulso antinomiano motivado por tendencias (proto-)gnósticas.3 La suposición gnóstica la desarrolló en el siglo xx Rudolf Bultmann,4 tras lo cual las tres cartas se leyeron rutinariamente en relación con el error cristológico del Docetismo, que derivó de la aplicación del pensamiento gnóstico al evangelio de Jesucristo, y en contra de la vida licenciosa, que era una conclusión del pensamiento gnóstico aplicado a la vida cristiana. Leyendo a través de esta lente, los verbos de los sentidos en el prólogo de 1 Juan sirvieron para explicar la dimensión física de Jesús como ser humano real, y su venida en carne (1 Jn 4:2; 2 Jn 7). A finales del siglo xx y principios del xxi ha surgido otra perspectiva que ha venido ganando terreno, la de que estas cartas no deberían leerse como una polémica directa contra el docetismo o su expresión efesia específica: el cerintianismo.5 La tradición enseña que Cerinto era un contemporáneo de Juan en Éfeso y enseñaba que la naturaleza divina descendió sobre el hombre ordinario que era Jesús en el momento del bautismo y que partió de él en Getsemaní, una teoría que los modernos teólogos denominan adopcionismo. (Ver comentario 1 Jn 2:19.) Ofreciendo varios factores que argumentan contra un supuesto contexto gnóstico, Lieu escribe: “Concediendo que este marco de interpretación tiene la convincente ventaja de permitir, al menos superficialmente, una exégesis coherente de toda la carta, la cuestión que debe plantearse es hasta qué punto es válido y verdadero para el pensamiento y la función de 1 Juan.”6 Esta reciente teoría no polémica es un correctivo necesario para los estudios

2. Alan Brooke, A Critical and Exegetical Commentary on the Johannine Epistles (ICC; Edinburgh: T&T Clark, 1912), xxvii. 3. P. ej., este enfoque se puede ver en J. Lias, The First Epistle of St. John: With Exposition and Homiletical Treatment (Chicago: A. C. McClurg, 1887), 132, adoptado y desarrollado por William Alexander, The Expositor’s Bible, 1903, disponible en http://hdl.handle.net/2027/uva.x002599581 (consultado el 1 de marzo de 2012). 4. Rudolf Bultmann, The Johannine Epistles (Hermeneia; trad. R. Philip O’Hara con Lane C. McGaughy y Robert W. Funk; Philadelphia: Fortress, 1973), 38, 46, 47.

5. Judith M. Lieu, “ ‘Authority to Become Children of God’: A Study of 1 John.” NovT 23 (1981): 210 – 28; Hansjörg Schmid, “How to Read the First Epistle of John Non-polemically,” Bib 85 (2004): 24; Terry Griffith, Keep Yourselves from Idols: A New Look at 1 John (JSNTSup 233; Sheffield: Sheffield Academic, 2002); ídem, “A Non-polemical Reading of 1 John: Sin Christology and the Limits of Johannine Christianity,” TynBul 49 (1998): 253 – 76; Daniel Streett, They Went Out from Us: The Identity of the Opponents in First John (Berlin: De Gruyter, 2011). 6. Lieu, “Authority to Become,” 210.


Introducción a 1, 2 y 3 Juan juaninos que con tanta fuerza han dependido de identificar lo que creían los secesionistas y por qué se fueron (1 Jn 2:19), y reenfoca la discusión para que sea más acorde con las propias declaraciones del autor sobre por qué escribió. Su preocupación era intentar que aquellos que estaban bajo su cuidado espiritual permanecieran dentro de los límites de la ortodoxia y no el tratar directamente la herejía (o herejías) que perturbaban a las iglesias; eso hace difícil reconstruir con especificidad los problemas que están siendo tratados. Libera a los intérpretes para que centren su atención en cómo define Juan la ortodoxia, lo cual en realidad implícitamente argumenta en contra no sólo del cerintianismo, el docetismo y el gnosticismo más ampliamente, sino también de muchas herejías a través de los siglos y en nuestro tiempo. No obstante, queda claro por las cartas de Juan que se estaba argumentando contra algunos serios malentendidos y distorsiones del evangelio. Dado que el contexto probablemente sea Éfeso y por la probable fecha de las cartas, la influencia de las suposiciones filosóficas griegas, quizá combinadas con los malos entendidos respecto a las promesas del evangelio de Juan, habían producido creencias que, quizá inconscientemente, se oponían al evangelio de Jesucristo (o sea, eran creencias “anti-Cristo”).

Relación de las cartas con el evangelio de Juan Queda claro que aunque el principal propósito de 1 Juan no era polemizar, el cisma dentro de la comunidad fue la razón inmediata de la carta, y los orígenes del cisma tienen que verse en esos elementos del pensamiento de la comunidad de 1 Juan que necesitaban tanto el debate cristológico como moral. Es al trazar las raíces de estos elementos del cuarto evangelio cuando entendemos mejor el problema y el logro de 1 Juan.7 Las similitudes entre las cartas de Juan y el cuarto evangelio indican alguna relación entre ellas.

7. Ibíd., 225 (cursiva añadida).

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Introducción a 1, 2 y 3 Juan

Algunas similitudes entre el evangelio de Juan y las epístolas de Juan El evangelio de Juan

1 Juan

Jn 1:1 En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Jn 1:14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Jn 15:26 Cuando venga el Consolador, que ya os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. Jn 15:27 Y también vosotros daréis testimonio porque habéis estado conmigo desde el principio.

1 Jn 1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos percibido, y nuestras manos han tocado —esto os proclamamos respecto a la Palabra de Vida.

Jn 3:21 El que practica la verdad se acerca a la luz.

3 Jn 3 Porque me 2 Jn 4 Me alegré 1 Jn 1:6 Si decimos, regocijo mucho cuando muchísimo porque he “Tenemos comunión unos hermanos vienen hallado a algunos de con él,” y andamos en y me cuentan de tu tus hijos andando en la la oscuridad, mentimos verdad. verdad, — de cómo y no practicamos la andas en la verdad. verdad.

Jn 1:5 Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla.

1 Jn 2:8 . . . porque la oscuridad va desapareciendo y la luz verdadera ya está alumbrando.

Jn 8:12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”

1 Jn 1:5 Y este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay oscuridad alguna. 1 Jn 2:9 El que dice, “Yo estoy en la luz,” y odia a su hermano o hermana todavía está en la oscuridad.

Jn 1:12 – 13 Mas a cuantos lo recibieron, a los que 1 Jn 5:1 Todo aquel que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos cree que Jesús es el de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos Cristo ha nacido de naturales, ni por voluntad humana, sino que Dios. nacen de Dios.

2 Juan

3 Juan


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Introducción a 1, 2 y 3 Juan El evangelio de Juan

1 Juan

2 Juan

Jn 15:12 Y éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado.

1 Jn 3:23 Y éste es su 2 Jn 5 Y ahora te mandamiento: creer en ruego, señora — no el nombre de su Hijo, como escribiéndote Jesucristo, y que nos un mandamiento amemos unos a otros, nuevo, sino [como así como él nos dio el escribiéndote un mandato. mandamiento] que hemos tenido desde el principio.

Jn 15:7 Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y se os concederá.

1 Jn 3:24 Y el que guarda 2 Jn 9 Todo el que va más allá y no permanece sus mandamientos en la enseñanza de permanece en él Cristo no tiene a Dios. [Dios], y él mismo El que permanece en la en ellos; y de esta enseñanza [de Cristo], manera sabemos éste sí tiene tanto al que él permanece Padre como al Hijo. en nosotros: por el Espíritu, que nos dio.

Jn 13:34 Este mandamiento nuevo os doy.

1 Jn 2:8 Os escribo un nuevo mandamiento.

Jn 14:16 Y yo pediré al Padre, y os dará otro Consolador para que os acompañe siempre.

1 Jn 2:1 Pero si alguno peca, tenemos un paracleto, ante el Padre, Jesucristo, el justo.

Jn 17:3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

1 Jn 2:25 Ésta es la promesa que él mismo nos prometió — la vida eterna. 1 Jn 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.

Jn 14:6 “Yo soy el camino, la verdad y la vida,” le contestó Jesús. “Nadie llega al Padre sino por mí.”

1 Jn 2:23 Nadie que niega al Hijo tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene al Padre también.

3 Juan


28

Introducción a 1, 2 y 3 Juan El evangelio de Juan

1 Juan

2 Juan

1 Jn 2:18 Hijos, es la última hora, y así como oísteis que el anticristo viene, incluso ahora muchos han surgido como anticristos, y así sabemos que es la última hora. Jn 13:30 En cuanto Judas tomó el pan, salió de allí. Ya era de noche.

3 Juan

2 Jn 7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, aquellos que no confiesan que Jesucristo vino en carne; tal persona es el engañador y el anticristo.

1 Jn 2:19 Salieron de entre nosotros, pero no eran de nosotros.

Jn 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis 1 Jn 5:13 Estas cosas os que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al escribo a vosotros que creer en su nombre tengáis vida. creéis en el nombre del Hijo de Dios para que sepáis que tenéis vida eterna.

Si estas similitudes no proceden del mismo autor, los dos autores deben haber estado muy próximos a la misma tradición respecto a Jesús y probablemente se conocían. A pesar de las diferencias que podemos encontrar debido a que se trata de géneros diferentes, las cartas de Juan y el evangelio de Juan están más próximos en lenguaje, estilo, cosmovisión dualista y teología que cualquier otro libro del NT. Painter observa que las similitudes entre el evangelio y las cartas es más estrecho que entre otros libros del NT que se sabe pertenecen al mismo autor como por ejemplo, Lucas y Hechos o 1 y 2 Tesalonicenses.8 Las similitudes obvias plantean la cuestión metodológica de si deberíamos permitir, y usar deliberadamente, el cuarto evangelio para influir en la exégesis de estas cartas. Por ejemplo, ¿debería el referente o sentido de un término en particular de las cartas ser definido según la misma palabra en el evangelio? Aunque las similitudes en su conjunto nos llevan en esa dirección, los propósitos diferentes por los cuales se escribieron el evangelio y las cartas nos debería advertir en contra de hacer una equiparación rápida del sentido en ambas. De hecho, algunos intérpretes sugieren que fue una mala interpretación y un mal uso del evangelio de Juan lo que hizo surgir las falsas enseñanzas en las iglesias juaninas, y que las cartas utilizan los mismos términos del evangelio pero con la intención de corregir la herejía. Esto,

8. John Painter, 1, 2, and 3 John (SP 18; Collegeville, MN: Liturgical, 2002), 68; ver su amplia discusión sobre este tema,

pp. 58 – 74; también I. Howard Marshall, The Epistles of John (NICNT; Grand Rapids: Eerdmans, 1978), 31 – 42.


Introducción a 1, 2 y 3 Juan

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por supuesto, supone asumir que el evangelio se escribió primero y ya estaba en circulación, que surgieron los problemas al ser interpretado y utilizado y que las cartas vinieron a continuación. Thatcher presenta otra opción: que aunque las cartas y el evangelio surgieron de la misma tradición y del mismo momento histórico, la controversia se desarrolló antes de que se escribiese el cuarto evangelio cuando las enseñanzas juaninas sobre Jesús todavía estaban en forma oral.9 Thatcher propone que las cartas fueron escritas para sofocar la controversia en ausencia de una narración autoritativa de la vida de Jesús en forma escrita. Según el punto de vista de Thatcher la controversia provocó que se escribiera el evangelio de Juan. Aunque esta teoría es interesante y creativa, parece que las cartas se relacionan tan bien con el evangelio en su forma escrita que la tradición oral tendría que haber sido esencialmente idéntica a la del evangelio de Juan.

Relación y fecha de las tres cartas Se puede plantear una pregunta similar sobre la secuencia y relación de las cartas entre sí. Los temas, estilo y vocabulario son tan similares en 1 y 2 Juan que resulta difícil imaginar que no procedan de la misma mano. Y las similitudes entre 2 Juan y 3 Juan — ambas procedentes de “el anciano,” cuya principal preocupación era cuándo ofrecer la hospitalidad cristiana (3 Juan) y cuándo no (2 Juan) — se unen como las dos caras de la misma moneda. (Ver Introducción a 2 y 3 Juan.) Esta observación ha conducido a los comentaristas a proponer una serie de teorías sobre la secuencia en que fueron escritas estas cartas. Strecker cree que 1 Juan se originó de forma independiente y posteriormente a 2 y 3 Juan, una teoría mantenida también por Marshall, que estructura su comentario tratando los libros en ese orden.10 Johnson propone que los tres fueron escritos por la misma persona a la vez y que se presentaron como un paquete.11 Según esa teoría, Demetrio llevó una carta de presentación a Gayo (3 Juan), junto con una carta para ser leída en la iglesia de Gayo (2 Juan) como introducción al sermón que debía impartirse (1 Juan). Painter cree que las tres cartas fueron escritas por el anciano, y probablemente en el orden en que aparecen en el NT, una idea compartida por esta autora.12 Propongo el escenario de que 1 Juan fue escrita y predicada en la iglesia casera del anciano poco después del cisma. Pero como los secesionistas se habían ido, llevándose con ellos sus falsas enseñanzas a otras iglesias de la zona, Juan envía 9. Tom Thatcher, Why John Wrote a Gospel: Jesus – Memory – History (Louisville: Westminster John Knox, 2006). 10. Georg Strecker, The Johannine Letters: A Commentary on 1, 2, and 3 John (Hermeneia; Minneapolis: Fortress, 1995), 3; Marshall, Epistles of John. 11. Luke Timothy Johnson, The Writings of the New Testa-

ment: An Interpretation (rev. ed.; Minneapolis: Fortress, 1999), 560 – 61. 12. Painter, 1, 2, and 3 John, 52; como también Raymond E. Brown, The Epistles of John (AB; New York: Doubleday, 1982), 30; Colin G. Kruse, The Letters of John (PNTC; Grand Rapids: Eerdmans, 2000), 7 – 8.


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Introducción a 1, 2 y 3 Juan 1 Juan a otras iglesias con una carta de presentación (2 Juan) “a la señora escogida y a sus hijos.” Por alguna razón, Diótrefes se niega a recibir a los portadores de 2 y 1 Juan, así que el anciano se vuelve hacia su amigo Gayo en busca de apoyo, enviando a Demetrio con una carta de presentación en mano (3 Juan). Aunque es casi imposible estudiar las cartas de Juan sin imaginarse un tipo de situación similar, cualquier escenario debe ser tratado con precaución y no permitir que dicte la exégesis, porque simplemente no sabemos los detalles de las circunstancias que relacionan a estos libros entre sí. Si asumimos que el evangelio de Juan fue escrito en torno a 85 – 90 d.C. y que las cartas que surgieron tras el evangelio habían estado en circulación algún tiempo, las cartas probablemente daten de alrededor de 90 – 95 d.C., haciendo que sean posiblemente los últimos libros del NT en ser escritos. El evangelio de Juan y las tres cartas de Juan parecen haber sido escritas para gente dentro de la misma zona geográfica (probablemente la provincia romana de Asia, que conocemos como el extremo oeste de Turquía). Los cristianos nombrados en 3 Juan se conocían personalmente, lo cual sugiere una red de iglesias de la misma región que tenían un contacto frecuente y rutinario. La razón para que se conservara 3 Juan, como breve nota escrita a una persona, Gayo, es que era una parte importante de la misma historia por la cual se escribieron 1 Juan y 2 Juan. Por tanto, se nos pide que leamos las tres cartas teniendo en cuenta la relación existente entre ellas y con el evangelio de Juan.

El lugar de las cartas de Juan en la cronología histórica del Nuevo Testamento La exégesis histórico-gramática es el enfoque metodológico utilizado por la mayoría de los estudiosos de la Biblia evangélicos. Eso significa interpretar el texto dentro de su contexto histórico original y prestar mucha atención a las palabras reales, a la sintaxis y estructura del texto en su idioma original. Téngase en cuenta que este no es el modo en que generalmente la iglesia lee la Biblia. La lectura devocional y litúrgica tiende a deshistorizar el texto pasando por alto su escenario histórico y leyendo la Biblia tal como se traduce en los idiomas modernos. Es cierto que, aunque el lector general a menudo no lo tome en cuenta, los libros del NT no fueron escritos en el orden en que aparecen en el canon del NT. Y así al comienzo del estudio, es útil tener en mente la cronología de la historia del NT en la que fue escrito un libro, y lo que estaba sucediendo en aquel momento que puede ayudar la exégesis del libro. Después, también es útil considerar por qué los libros aparecen en una determinada secuencia en el NT. Seguramente había algún tipo de razón para que los libros fueran colocados en ese orden canónico particular en que los encontramos.


Introducción a 1, 2 y 3 Juan Todos los libros del NT se refieren a sucesos que ocurrieron en el siglo primero de esta era (esto es, 1 – 100 d.C., según el calendario moderno), como la vida de Jesús, la extensión del evangelio, y los problemas surgidos en las primeras iglesias. Los libros del NT se escribieron en la segunda mitad del ese mismo siglo. El NT en su conjunto se centra en una persona que vivió a principios del siglo primero, Jesús de Nazaret, y la importancia de su vida, muerte y resurrección. Los Evangelios que cuentan esta historia fueron escritos algunas décadas más tarde y se preocupan, primero, de los sucesos recogidos sobre la vida de Jesús pero, en segundo lugar, de lo que estaba sucediendo en las iglesias a las que iban dirigidos cada uno de los evangelios y que conformaron su contenido. Por tanto, es apropiado considerar lo que estaba sucediendo en las iglesias que eran las receptoras originales del evangelio de Juan, muy probablemente el último evangelio que se escribió. Las cartas del NT son diferentes a aquellos relatos narrativos de la vida de Jesús porque cada una de ellas trata los temas apremiantes del momento y no intentan relatar los sucesos de un periodo de tiempo anterior. Los autores de las cartas están tratando cuestiones, temas y circunstancias reales apremiantes en aquel momento. En consecuencia, nos permiten distinguir tres periodos diferentes del siglo primero y colocar los sucesos y el origen de los libros dentro de cada periodo: (1) El tiempo en que vivió Jesús, durante el cual no se escribieron libros del NT; (2) un periodo de gran expansión del evangelio por todo el Imperio romano (33 – 60 d.C.); (3) un periodo de unificación doctrinal y eclesial (c. 60 – 100 d.C.). El evangelio y las cartas de Juan se escribieron en este último periodo, cuando la iglesia en general se enfrentaba a temas enormes, como la persecución de los cristianos por parte del gobierno romano, las herejías que se habían infiltrado en la iglesia (en especial las procedentes de las filosofías griegas) y la crisis de liderazgo en la iglesia, especialmente dado que los apóstoles habían muerto y el Señor no había regresado. Las cartas de Juan reflejan estos dos últimos temas: la herejía y la crisis de liderazgo. Los falsos maestros habían surgido de las iglesias mismas del anciano, y sus creencias estaban desafiando su liderazgo apostólico. Si el anciano era Juan hijo de Zebedeo, probablemente era anciano y el último apóstol vivo. Como la iglesia estaba al borde de un futuro incierto en medio de una transición hacia un liderazgo en el que ya no había apóstoles, no había tema más importante que dónde encontrar la verdad sobre Jesucristo. El anciano argumenta que el liderazgo cristiano es esencialmente conservador, que conserva y pasa a la siguiente generación la enseñanza de los apóstoles a los que había elegido el Señor mismo. La innovación en las creencias y prácticas cristianas tenía que ir unida a la ortodoxia apostólica. Esto es relevante en toda generación de la iglesia hasta el regreso del Señor.

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Introducción a 1, 2 y 3 Juan

Canonicidad En principio, cada uno de los libros del NT quedó dotado de este valor normativo, autoritativo tan pronto como se secó la tinta, en virtud de haber sido escritos por un autor apostólico inspirado por Dios. Pero todavía tardaron algún tiempo en ser colocados en el canon del NT para ser reconocidos como tal, especialmente cuando el texto empezó a circular más allá de los lectores originales y de las iglesias para las que fueron escritos cada uno de ellos. Raymond Brown resume: Para mediados del siglo ii, las ideas, temas e incluso eslóganes de las epístolas juaninas (o, al menos, de i Juan) se estaban citando en otras obras cristianas. Pero ninguna de las similitudes propuestas es un cita textual, así que sigue siendo muy difícil estar seguros de que alguno de los autores mencionados tuviera el texto de las epístolas juaninas delante.13

No obstante, es probable que el texto de 1 Juan estuviera a disposición de Policarpo (69 – 155 d.C.), que vivió en Esmirna, una ciudad de la región de Éfeso. La Carta a los filipenses de Policarpo (escrita antes de 140 d.C.) en 7:1 contiene un paralelismo claro con 1 Jn 4:2 – 3 y 2 Jn 7, “Porque todo el que no confiesa que Jesucristo ha venido en la carne, es anticristo,” aunque no lo atribuye a Juan o a sus cartas. Puede que haya otras alusiones menos obvias a las cartas de Juan en textos escritos antes de 175 d.C.,14 pero la constatación más antigua de las tres cartas que ha sobrevivido es de Orígenes (c. 250 d.C.), que escribió que Juan “dejó también una epístola de unas pocas líneas y puede que una segunda y una tercera, pero no todos dicen que estas [la segunda y la tercera] sean genuinas” (citado en Eusebio, Hist. ecl. 6.25.10). La autoría apostólica de 1 Juan aparentemente no se cuestionaba, y Eusebio la enumera dentro de la lista de libros reconocidos (ver Introducción a 2 y 3 Juan para una discusión de la evidencia de Ireneo, que cita 1 y 2 Juan como si fueran un libro, lo cual sugiere que pueden haber circulado juntas). Las tres cartas fueron reconocidas como canónicas por la iglesia del siglo iv y están incluidas en el canon de Atanasio (367 d.C.).

13. Brown, Epistles of John, 9.

14. Ibíd., 6 – 9. Ver pp. 5 – 13 para una exposición más completa de evidencias antiguas.


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