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Prólogo
América Latina y el Caribe enfrenta en 2021 la prolongación de un contexto económico complejo e incierto. La pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) continúa impactando a la región, con una nueva ola de casos que ha llevado a la aplicación de nuevas medidas de salud pública para frenar la propagación del virus. Las campañas de vacunación, que son prioritarias, se han visto obstaculizadas por el acceso desigual a las vacunas a nivel mundial y desafíos en materia de la producción y distribución de vacunas.
Junto con la persistencia de la pandemia y la dinámica de la vacunación, la capacidad para mantener políticas fiscales y monetarias expansivas genera mayores incertidumbres en relación con el crecimiento económico. A su vez, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha estimado que la recuperación de los niveles del PIB anteriores al inicio de la pandemia no se alcanzará antes de 2023 en la mayoría de los países de la región.
Para la recuperación sostenible con igualdad se requiere el acceso equitativo a las vacunas, mayor disponibilidad de financiamiento para ampliar el espacio fiscal y reformas en la arquitectura financiera internacional que aseguren el acceso a financiamiento de todos los países en desarrollo, independientemente de su nivel de ingreso.
En 2020, América Latina y el Caribe fue la región en desarrollo más afectada por la pandemia, cuyos efectos profundizaron las brechas estructurales de desarrollo de la región en materia de desigualdad, espacio fiscal limitado, baja productividad, informalidad y fragmentación de los sistemas de protección social y salud. Para hacer frente a los efectos sociales y económicos de la pandemia, los países de la región adoptaron políticas fiscales expansivas. Los esfuerzos fiscales anunciados en 2020 representaron el 4,6% del PIB en promedio en los países de América Latina. Estos esfuerzos se dirigieron a fortalecer los sistemas de salud pública, apoyar a las familias y proteger la estructura productiva.
La expansión del gasto público para enfrentar la crisis, en conjunto con la caída de la recaudación tributaria, se tradujo en aumentos significativos de los déficits fiscales y de los niveles de endeudamiento en la región. América Latina y el Caribe es una de las regiones más endeudadas y presenta el mayor servicio de la deuda externa en relación con las exportaciones de bienes y servicios, que se sitúa en el 59%.
En un contexto macroeconómico complejo, agravado por la persistencia de la pandemia de COVID-19, el Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe, 2021 analiza los desafíos de la política fiscal en la región en la recuperación transformadora pospandemia. Ante la evidente fragilidad del proceso de recuperación económica, para impulsar una reactivación transformadora de la economía y a la vez continuar mitigando los efectos negativos de la pandemia, es esencial mantener una política fiscal expansiva. Para ello se requiere, por el lado del gasto público, no solo un impulso fiscal a fin de apoyar la demanda interna, sino también una perspectiva estratégica que permita avanzar en inversiones sostenibles e intensivas en empleo, la transformación productiva y el fortalecimiento y universalización de los sistemas de protección social.
Por el lado de los ingresos, se requerirá fortalecer la capacidad fiscal del Estado a través de una política tributaria progresiva que no solo incremente la recaudación tributaria para ampliar el espacio fiscal, sino que también tenga un impacto positivo en la mejora de la distribución del ingreso. Esto es esencial para poder mantener trayectorias de gasto público en un contexto de sostenibilidad fiscal. En este sentido, en el capítulo II de este Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe se analizan los desafíos de la implementación de un impuesto sobre el patrimonio y su potencial para fortalecer la recaudación y la progresividad de la política tributaria en un entorno de mayores necesidades de gasto de los países de la región.
El aumento generalizado del endeudamiento ha disparado las necesidades de otras fuentes de financiamiento en la región. Por ello es imprescindible que la cooperación internacional, a través del financiamiento para el desarrollo, apoye la ampliación del espacio fiscal de los países en el corto y mediano plazo. Con ese fin, la CEPAL ha planteado la necesidad de ampliar y redistribuir la liquidez desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo; analizar con mayor profundidad el crecimiento de los niveles de endeudamiento, para hacerle frente a través de alivios y revisiones de los plazos de repago y las tasas; mejorar la capacidad crediticia y de respuesta de la banca de desarrollo multilateral, regional y nacional; reformar la institucionalidad de la arquitectura multilateral de la deuda, y ampliar la caja de herramientas de instrumentos innovadores para mejorar la capacidad de repago de la deuda y vincularla al crecimiento, la sostenibilidad y la inclusión social.
Por último, en el presente Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe se examina la importancia de incorporar la perspectiva de género en el diseño de las políticas fiscales. Como se detalla en el capítulo III, existe un creciente reconocimiento de los impactos diferenciados por género de la política fiscal. En este sentido, se observan avances en esta materia en los países de la región mediante la adopción de mandatos legales para la incorporación de presupuestos sensibles al género, así como la creación de varios instrumentos —estructuras programáticas presupuestarias, clasificadores presupuestarios e informes de rendición de cuentas, entre otros— con un enfoque de género. No obstante, aún queda mucho por hacer para incorporar plenamente la perspectiva de género en la política fiscal en la región. Avanzar en esta dirección será clave para garantizar una recuperación equitativa y sostenible después de la crisis.
Alicia Bárcena Secretaria Ejecutiva Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)