REVISTA CREA - N.ยบ 409 Noviembre 2014 - Ejemplar en la Argentina $25-
N.ยบ 409 Noviembre 2014 - Ejemplar en la Argentina $25-
Sumario
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El futuro posible: hoja de ruta Congreso Tecnológico CREA 2014.
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A la vanguardia tecnológica
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Maíz tardío Sistemas productivos empleados en el Movimiento CREA.
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Para manejarse con cuidado Gestión comercial del maíz tardío.
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Oruga militar tardía
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Intensificación eficiente
Monitores frecuentes permiten controlarla a tiempo.
Cómo alimentar a en la recría y a en la invernada con el menor nivel de pérdidas. 76
Festuca infectada con hongos Manejo del pastoreo para atenuar su incidencia.
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estrés térmico Provocó severos perjuicios sobre la reproducción de bovinos en el último verano.
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Noticias
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Reducción o eximición de anticipos del impuesto a las ganancias Un mecanismo para prevenir la generación de saldos a favor del Fisco ante un escenario de menores ingresos.
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SECCIÓN ECONÓMICA
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El precio de la tierra
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LO AYUDAMOS A PRESUPUESTAR
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APUNTES
AACREA
Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola
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FUNDADOR ARQ. PABLO HARY (†) COMISIÓN DIRECTIVA – EJERCICIO 2012/13
Editorial La propuesta que deja el Congreso Tecnológico Recientemente, AACREA organizó su Congreso Tecnológico bajo el lema “Tecnologías para un nuevo salto productivo”. ¿Qué significa lograr un salto productivo? En realidad, todo surge de la necesidad de ser más eficientes en nuestras empresas, con el fin último de hacer más eficiente a nuestro país. Tenemos la enorme oportunidad, como nación, de ser generadores de alimentos. La Argentina ha sido bendecida con abundantes condiciones para producirlos, y eso, a la vez, implica una enorme responsabilidad. Nuestro país tiene que estar a la altura y ser capaz de devolver de acuerdo a lo recibido, contribuyendo a la alimentación de la humanidad, que llegará a 9 billones de habitantes en 2050. Y lo tenemos que hacer de una sola manera: enmarcados en el concepto de desarrollo sostenible desde los puntos de vista social, ambiental y económico. Esto significa que nuestra actividad debe ser rentable, debe ser viable en términos de medio ambiente y debe ser vivible; si no, estaríamos afectando aquello que nos da sentido: la sociedad en la cual vivimos, en la cual formamos nuestras familias y nos desarrollamos como empresarios, junto a nuestros equipos de trabajo. Los responsables de hacer lo necesario para producir alimentos de manera eficiente somos, en primer lugar, los productores agropecuarios. Trabajando con responsabilidad, en permanente búsqueda de la mejora continua, preservando los recursos para que estén disponibles para las generaciones venideras. Debemos ser los primeros guardianes del medio ambiente. También debemos aceptar el desafío de salir de la zona de confort desde el punto de vista productivo y despertar nuestro espíritu innovador para generar un crecimiento que luego se vuelque a la sociedad. El segundo eslabón para el proceso propuesto es la institución. AACREA se impone el desafío de estar a la vanguardia tecnológica. Debemos continuar encontrando las preguntas que nos desafían a buscar las respuestas que nos movilizan, contagiando el espíritu inquieto y la creatividad que generan cambios positivos. Hay mucho por hacer en ese sentido y el desafío es colectivo, no individual. Y CREA tiene mucho para aportar cuando se la llama al trabajo colectivo y de colaboración. El tercer eslabón es el Estado como generador del contexto para el desempeño de los otros dos eslabones. Necesitamos un Estado eficiente desde las políticas públicas, que promueva el mejor uso de los recursos naturales y de las condiciones que tenemos como país, no para beneficio exclusivo de la comunidad agroalimentaria, sino convencidos que así se logra el beneficio y el desarrollo del país. No se puede pretender que los empresarios agropecuarios hagamos lo que se debe en términos de sostenibilidad, si el contexto en el que debemos desempeñarnos nos obliga a privilegiar algún eje sobre los demás. En ese sentido, permítanme citar a don Pablo Hary, fundador de nuestro Movimiento: “No esperemos que un conjunto de empresas ineficientes dé lugar a una nación próspera, ni que nuestras empresas y familias puedan desarrollarse en una nación colectivamente ineficiente”. En esto también tenemos una cuota de responsabilidad ineludible. Es imposible construir un puente con un solo ladrillo. Por lo tanto, los convoco a que cada uno se haga cargo del que le corresponde. Les mando un abrazo.
Alejandro Blacker Presidente de AACREA
Presidente Vicepresidente Secretario Prosecretario Tesorero Protesorero Vocal titular Vocal titular Vocal suplente Vocal suplente
Alejandro Blacker Francisco Iguerabide Fernando Zubillaga David Líbano Ángel Boschetto Santiago del Solar Hermenegildo Pini Nicolás Mendiguren Gerardo Sibaja Tomás Nelson
Revisores de Cuentas Francisco Lugano y Bernardo Debenedetti Vocales regionales Oeste: Ricardo Rhodius; Mar y Sierras: Martín Tuculet; Litoral Norte: Francisco Velar; Litoral Sur: Luis María Urriza; Norte de Buenos Aires: Rubén Grego; Centro: Gerardo Irouleguy; Sudoeste: Ernesto Leiro; Sudeste: Luis Labiste; Semiárida: Nicolás Pfirter; Norte de Santa Fe: Andrés Scarel; Este: Andrés Egli; Sur de Santa Fe: Eugenio de Bary; Santa Fe Centro: Diego Lescano; Oeste Arenoso: Juan Julianelli; NOA: Julio Puchulu; Valles Cordilleranos: Juan Pablo Castellano; Córdoba Norte: Raúl Arinci y Chaco Santiagueño: Sergio Sartori. Consejo consultivo Eduardo P. Pereda, David Arias (†), Esteban L. Berisso, Luis E. Garat, Federico Méndez Duhau (†), Miguel I. Moneta, Lorenzo Amelotti, Manuel Candia, Manfredo von Rennenkampff, Bruno Quintana, Marcelo Lanusse, Alberto Ruete Güemes, Orlando Williams Seré, Luis M. Coviella, Eduardo Pereda (h), Carlos M. Vaquer, Marcos Rodrigué, Marcelo Carrique, Germán Weiss, Oscar Alvarado (†), Rafael Llorente, Juan Balbín y Juan Carlos Burgui. Socios honorarios Gregorio Pérez Companc, Wolfgang Grabisch, Marino Zafanella (†), Carlos Puricelli (†), Gianfranco Pensotti (†), Ignacio Galli, Luis Barberis (†), Adolfo Glave, Jorge Molina (†), Ángel Berardo, Sergio Lenardón, Bolsa de Cereales, Adolfo Casaro, Marcelo Foulon, INTA, FAUBA y Ernesto Viglizzo. Coordinadores regionales Oeste: Ignacio Lamattina; Mar y Sierras: Nora Mailland; Litoral Norte: Alejandro Socas; Litoral Sur: Fernando García Frugoni; Norte de Buenos Aires: Pedro Estrugamou; Centro: Carlos Peñafort; Sudoeste: Marcelo Canosa; Sudeste: Pablo Corradi; Semiárida: José Ansaldo; Norte de Santa Fe: Edgardo Dutto; Este: Daniel Fernández Cisneros; Sur de Santa Fe: Santiago Gallo; Santa Fe Centro: Rodolfo Tkachuk; Oeste Arenoso: Diego Pons; NOA: Daniel Rossi; Valles Cordilleranos: Fernando Ruiz Toranzo; Córdoba Norte: David Rubin y Chaco Santiagueño: Marcelo Zucal. Coordinador general Jorge Latuf Equipo de dirección organizacional Comunicación y Marketing: Graciana Mujica; Investigación y Desarrollo: Ricardo Negri. Metodología y Desarrollo Personal: Federico Guyot Administración, Procesos y Gestión de Personas: Eduardo Bottinelli; Compromiso con la Comunidad: Germán Castellanos
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Víctor Sadras.
El futuro posible: hoja de ruta Congreso Tecnológico CREA 2014 “¿Qué podemos hacer para sortear los obstáculos que tenemos en la actualidad? Precisamente, lo que venimos haciendo desde hace más de 50 años en el Movimiento CREA: compartir experiencias, aprender juntos, escuchar y ser escuchados”. Así lo indicó Francisco Lugano, presidente del Congreso Tecnológico CREA 2014, al inaugurar el evento que se realizó el mes pasado en Mar del Plata, Rosario y Santiago del Estero de manera simultánea. Y enumeró algunas ideas clave para superar las adversidades: “La actitud es lo que moviliza nuestras acciones. Mantener el buen ánimo. Toda crisis crea oportunidades. Lo importante es saber cuáles son esas oportunidades. Con actitud vamos a ser capaces de detectar las señales que anteceden a las soluciones”.
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A su vez, Federico Bert, coordinador temático del evento cuyo lema fue “Tecnologías para un nuevo salto productivo”, señaló: “En los últimos 15 años demostramos que de la mano de la tecnología y traccionados por una demanda creciente, somos capaces de aumentar cualitativamente la producción. Hoy estamos en un momento clave: el contexto futuro presenta muchas oportunidades, pero hay una ralentización del crecimiento productivo. Esto es resultado, en parte, de la aparición de nuevos desafíos y del resurgimiento de problemas que parecían solucionados”. “La particularidad del momento actual es que tenemos la obligación de lograr que el aumento de productividad sea sostenible; tenemos que aumentar la producción pero minimizando el impacto sobre el ambiente. No hay otra opción, no sólo porque necesitamos conservar los recursos naturales para garantizar la productividad en el futuro, sino también porque existe una exigencia creciente de parte de la sociedad”, apuntó Bert.
Ambiente “Regular actividades agropecuarias sin conocer la dinámica de los sistemas en ambientes con características diversas puede dar lugar a errores. La discusión racional y con conocimiento contribuye a prevenir discusiones emocionales que pueden derivar en una dictadura de las masas urbanas sobre las comunidades rurales y las cadenas de producción ligadas a estas”, explicó Gabriel Vázquez Amabile, coordinador del Proyecto Ambiente de AACREA. “Tal vez, más que hablar de sostenibilidad, deberemos pensar en términos de los beneficios y los costos de las nuevas tecnologías para resolver los problemas que más nos preocupan y saber que siempre habrá una tecnología o estrategia nueva que solucionará un problema y podrá generar otros nuevos”, añadió. “El arado de madera de los sumerios no tiene gran diferencia con el arado de los farmers americanos de 1860. En ambos casos, y durante 7860 años, la agricultura fue una actividad caracterizada por el uso del animal como medio de tracción, constituyendo un oficio que se transmitía de padres a hijos por generaciones. Se trataba de una actividad carente de escala, sin incorporación de tecnología y que mayormente utilizaba sus propios recursos (semilla, animales de tiro, etcétera)”.
“En esa agricultura milenaria, el único impacto sobre el ecosistema lo generaban la erosión del suelo y la degradación provocada por el laboreo continuo. Durante este período, esta situación era resuelta mediante el abandono de tierras agotadas o el descanso periódico para ser reutilizadas años después. La naturaleza hacía su trabajo y, si no lo podía resolver, por haberse llegado a un grado de degradación irreversible, la humanidad contaba con suficiente territorio para mudarse a tierras más fértiles”, comentó Vázquez Amabile. Con la mecanización de la agricultura, que se produjo entre fines del siglo XIX y principios del XX, la actividad cobró una nueva dinámica al incorporar el uso de energía fósil para utilizar tractores y herramientas más potentes, incrementando así su escala, incorporando tecnología, demandando más capital, mayor mano de obra y una cantidad creciente de insumos. Los efectos perjudiciales de la nueva agricultura comenzaron a observarse con gran preocupación en diversos países. En Oklahoma (EE. UU.), la erosión eólica provocó una migración en masa de sus farmers en la década del 30 debido al laboreo de tierras arenosas que hasta ese entonces no habían conocido el arado. En aquellos años, algo similar, aunque en menor escala, sucedió en el este de La Pampa, oeste de Buenos Aires y sur de Córdoba, generando gran preocupación y dando lugar, en 1944, a la creación del Instituto de Suelos y Agrotécnica (precursor del INTA) y también al Movimiento CREA a fines de la década del 50. “Esta preocupación por el cuidado del suelo, como único impacto de la agricultura sobre el ambiente, fue materia de estudio en la Argentina durante décadas e impulsó la adopción de la siembra directa, que hoy abarca casi la totalidad de las hectáreas cultivadas del país”, recordó el consultor. Esa revolución tecnológica dio por tierra con un paradigma de casi 8000 años que sostenía que era impensable sembrar sin remover el suelo. La adopción de la siembra directa minimizó la erosión (alcanzando niveles inferiores a los límites críticos de pérdida de suelo), permitió recuperar tierras degradadas y evitar el deterioro de nuevas áreas de cultivo. “El sistema de siembra directa volvió a cambiar la agricultura, demandando menor energía fósil, aunque con mayor utilización de fertilizantes y agroquímicos para el control de malezas. La incorporación de eventos biotecnológicos disminuyó
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el uso de insecticidas y la integración de otras tecnologías y conocimiento volvió más eficiente el uso de recursos, como el agua, la radiación y el suelo”, comentó el técnico CREA. A partir de 2009, el Movimiento CREA decidió enfocarse en el estudio de tales cuestiones mediante la creación del Proyecto Ambiente. En ese marco, un grupo de colaboradores con voluntad de aprender y, sobre todo, de generar información en los lugares donde es necesaria ha realizado muchísimos trabajos, funcionando en equipo, junto con investigadores y otras instituciones.
Nuevo paradigma Una visión estática de la naturaleza generó el “principio precautorio” que reclama conocer las consecuencias que pueden tener las nuevas intervenciones agrícolas antes de implementarlas. Ante ese desafío, se generaron en el sector productivo metodologías de “buenas prácticas” orientadas a la sostenibilidad. “Sin embargo, es difícil definir a priori cómo deberían ser esas prácticas. El ambiente cambia y también se modifica lo que sabemos de él; cambian las tecnologías y las opciones, y la que hoy se considera la mejor práctica puede ser mala mañana”, indicó Esteban G. Jobbágy, investigador del Grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada de San Luis (Conicet-UNSL). “Si adoptamos una visión dinámica de la naturaleza y de la sociedad, y reconocemos la no sostenibilidad de las actividades humanas, surge, como opción superadora, la propuesta del manejo adaptativo, que reclama implementar las nuevas intervenciones agrícolas en forma gradual y experimental, acompañándolas con mecanismos explícitos de monitoreo, análisis, comunicación y debate de sus impactos ambientales”, explicó Jobbágy. “En esta visión, antes que las buenas prácticas de producción, son más útiles las buenas prácticas
de aprendizaje y negociación. El manejo adaptativo involucra múltiples escalas. Los efectos del desmonte sobre la materia orgánica del suelo y el stock de carbono, sobre las napas freáticas o sobre las poblaciones de grandes mamíferos nativos requieren observaciones y observadores distintos, y deben, en todos los casos y etapas, sumar aportes del sistema de ciencia y tecnología”, añadió. Jobbágy dijo que no hubiera sido posible anticipar con certeza todas las consecuencias hidrológicas que el reemplazo de pasturas y montes por agricultura tuvo finalmente sobre nuestras llanuras. Pero con el “diario del lunes”, las entendemos. “Hemos generado excesos hídricos sostenidos y lo que en un principio se atribuyó exclusivamente a las fluctuaciones climáticas hoy aparece vinculado también a los cambios en el uso del territorio: ascensos freáticos de 10 metros en Marcos Juárez (Córdoba) desde los años 70, con lotes que se inundan por primera vez en la historia; napas que salvan la producción en años secos, pero ponen en jaque siembras y cosechas en años más húmedos; sales que aparecen en la superficie cuando menos se las esperaba”, comentó. “Hay que aprender sobre la marcha. Para eso es necesario integrar a expertos y observadores locales, plantear problemas actuales e hipotéticos, y avanzar gradualmente con el cambio reservando zonas de control; además de medir las variables consideradas más sensibles, transparentar la información y su interpretación, debatir y negociar”, añadió. Jobbágy señaló que la agricultura, como todas las actividades humanas de gran escala, es insostenible. “Desde la revolución industrial hasta hoy, la historia ha mostrado repetidamente que lo único sostenible es el progreso. Aparecen nuevos problemas, generamos nuevas soluciones. Y esas soluciones traen aparejados nuevos problemas”, comentó. “La invención del proceso de reducción artificial del nitrógeno atmosférico, conocida como Haber-
“El año pasado, la India comenzó a implementar un programa de distribución alimentaria para las personas más pobres, lo que significó movilizar nada menos que 60 millones de toneladas de granos. La demanda está garantizada”. Marcos Fava Neves. Profesor adjunto internacional de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Pablo, Brasil.
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Bosch, permite que las industrias realicen un trabajo que antes sólo podían hacer las leguminosas. La masificación de ese proceso condujo al uso extensivo de fertilizante nitrogenado en casi todos los continentes (con excepción de África), permitiendo que hoy seamos 7200 millones de humanos mejor alimentados que los 1800 millones de hace 100 años. También permitió que hayamos contaminado aguas y eutrofizado lagos y humedales”, apuntó el investigador. Jobbágy indicó que la contaminación por sobrefertilización, que encabeza la lista de preocupa-
ciones en grandes regiones productivas, no es prioritaria en la Argentina. Sí lo es la pérdida de hábitats naturales y de recursos hídricos. “Desde lo global, un concepto que se ha popularizado para expresar la preocupación por la agricultura y la disponibilidad de agua es el de huella hídrica. ¿Cuánta agua de lluvia o de riego hemos utilizado para obtener una unidad de producto? Pero el agua no tiene el mismo valor en todas partes. ¿Vale lo mismo el agua que permitió producir un litro de leche usando alfalfa regada en Mendoza que la que permitió producir pasturas de
“La sociedad contemporánea, con una población global de más de 7000 millones de personas, está íntimamente ligada a un modo de producción dependiente de agroquímicos. Una hipotética reversión a un modo de producción prescindente de agroquímicos reduciría la capacidad de carga del planeta a unos 3000 o 4000 millones; esta proposición es claramente inaceptable. La tecnología es inevitable y en algunos aspectos unidireccional: sólo se puede ir hacia delante”. Víctor Sadras. Líder del grupo de Ecofisiología de Cultivos del South Australian Research & Development Institute.
secano en la Cuenca del Salado? La importación ciega de indicadores envasados como la huella hídrica representa un obstáculo para el abordaje del problema producción-ambiente”, alertó. “De hecho, en gran parte de nuestras llanuras, el uso conservador del agua que hace la agricultura ocasiona problemas más serios: niveles freáticos más elevados, menor capacidad de albergar excesos de lluvia y, por lo tanto, anegamientos e inundaciones cada vez más frecuentes en la región pampeana o ascenso de sales en la región chaqueña. No necesitamos ahorrar agua de lluvia en estas llanuras: hay que utilizarla tan exhaustivamente como lo hacían las pasturas o los bosques que reemplazamos con cultivos anuales. Y aquí empiezan a surgir varias tensiones: las inundaciones castigan a los pueblos mucho más que a los lotes agrícolas. Los tambos constituyen el sistema productivo que genera menores excesos, pero es uno de los que paga más caro la inundación. Lleva tiempo y esfuerzo entender estos problemas hidrológicos que no conocen fronteras entre disciplinas”, explicó. Jobbágy señaló que, en lo que respecta a la protección de ecosistemas naturales (aspecto regulado por la Ley de Bosques N.° 26331), es necesario buscar acuerdos en un marco que permita distinguir situaciones de ganar-ganar, perder-perder
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Esteban G. Jobbágy. o ganar-perder en cuanto a ambiente y producción. “La quema de más del 95% de la biomasa desmontada en cordones es un claro ejemplo de perder-perder: deterioramos el suelo y desperdiciamos un recurso valioso. Abandonar esa práctica exige pocas innovaciones y acuerdos”, argumentó el investigador. “Encontramos un claro ganar-ganar en la intensificación verde: aumento del doble cultivo, uso de cultivos de cobertura, ciclos más largos aplicados en épocas de excesos o de napas elevadas en las llanuras. Bajamos el riesgo de ane-
gamiento y aumentamos la producción”, añadió. Jobbágy señaló que las situaciones ganar-perder son las que exigen mayor calidad de negociación. “Los sistemas que alternan cultivos tardíos de soja y de maíz han revelado enormes virtudes productivas y han permitido afianzar empresas agrícolas en ambientes que antes se consideraban hídricamente marginales. Una de las claves de la secuencia es que usa el agua en forma conservadora, evitando estrés y riesgo productivo. Como contrapartida, aumenta el incentivo de desmonte en una gran fracción de los bosques del Chaco y del Espinal, que antes tenían poco atractivo agrícola. Además, esa secuencia genera mayor drenaje profundo y ascenso freático, incrementando el riesgo de salinización en tierras que anteriormente eran ocupadas por el bosque”, explicó. “El compromiso ambiental del sector agropecuario está listo para ir más allá de la sostenibilidad y enfrentar el desafío del cambio. Podemos esperar que lleguen las demandas ambientales y afrontarlas una por una con acciones puntuales y efectos de imagen o podemos liderar el debate territorial de la próxima década ofreciendo lo que mejor sabemos hacer, que es gestionar creativamente las fuerzas de la naturaleza”, concluyó.
Cambios Nadie duda de las bondades de un stent en un enfermo cardíaco con deficiencias funcionales. Pero hoy la medicina busca ser preventiva: el objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas para evitar la aparición de enfermedades cardíacas.
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Emilio Satorre. “Pero el matrimonio entre ciencia y tecnología es incipiente en agricultura. El esfuerzo que hacemos y la atención que prestamos para comprender la naturaleza y la dinámica de los problemas que derivan de nuestro modelo agrícola, fuertemente tecnológico, son escasos. Particularmente si lo comparamos con el que ponemos sobre aquellas tecnologías apropiables”, indicó Emilio Satorre, profesor titular de la Cátedra de Cerealicultura en la Facultad de Agronomía de la UBA, investigador del Conicet y coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de AACREA. “Tal vez por eso cedemos a la tentación de las soluciones tecnológicas, buscando respuestas simples a los grandes problemas que hoy quitan el sueño a productores y asesores. Fortalecer ese matrimonio en nuestro análisis y en el abordaje de las tecnologías es, sin duda, una forma de anticiparnos a nuevos problemas”, añadió.
Satorre explicó que entender el origen de los problemas es un primer paso para poder abordar soluciones duraderas, efectivas y eficientes. Las externalidades (o consecuencias negativas) pueden ser minimizadas al comprender parte de la intrincada red de interacciones que controlan los procesos productivos. Las tecnologías de protección de cultivos, sustentadas en el uso de insecticidas y herbicidas, y en transformaciones del germoplasma de los cultivos contribuyeron a incrementar la producción. “Sin embargo, con estas tecnologías vinieron algunos problemas. Conocemos parcialmente el origen y dinámica de la resistencia de plagas y malezas. Este fenómeno genera fallas en los controles esperados por la tecnología, provocando mayores costos y menores rendimientos y rentabilidad. Sin embargo hoy, con la misma lógica, queremos vislumbrar una solución al problema de las nuevas malezas resistentes”, alertó Satorre. La aparición de cultivos tolerantes a glifosato permitió el control simple y eficaz de un amplio número de malezas difundidas en las distintas regiones productivas. Durante un tiempo, el uso de herbicidas se redujo. Pero con la expansión de los cultivos y la tecnología, aparecieron las malezas resistentes a dicho herbicida. El uso continuado de una tecnología efectiva, aplicada uniformemente en grandes extensiones, generó nuevos problemas. “Actualmente hemos aumentado el número de aplicaciones de herbicidas en los cultivos de soja utilizando productos de mayor residualidad. De esta manera, hemos extendido el período de controles en el barbecho y en el cultivo; estamos así nuevamente expandiendo una tecnología de impacto equivalente y allanando el camino hacia un nuevo problema”, pronosticó el investigador. “Sin dudas, hay algo que debemos cambiar. Tal vez sea el momento de evaluar el concepto de manejo integrado de plagas y malezas en la realidad; de darle al concepto una oportunidad en los hechos”, añadió.
“Las prácticas de manejo que reducen la capacidad de producción de biomasa no sólo alteran el resultado directo hacia la conversión en granos o forrajes, sino también el cuidado del suelo, exponiéndolo a procesos de fragilidad y pérdida por erosión y degradación”. Martín Díaz Zorita. Investigador del Conicet.
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Los herbicidas aparecieron inicialmente como una herramienta para erradicar las malezas. Pero la realidad dejó obsoleta esa idea en pocos años, porque el concepto de erradicación se había forjado con desconocimiento de la organización,
Comunidad “Muchos argentinos desconocen los logros y las oportunidades presentes en el sector agroindustrial. A partir de esta realidad, quienes integramos la cadena de valor agroalimentaria comprendimos que teníamos que comenzar a relacionarnos de otra manera; así fue como nació este año la Comunidad Agroalimentaria”, indicó María Laura Salvador. La red cordobesa Comunidad Agroalimentaria está integrada por representantes de la región Córdoba Norte de AACREA; Aapresid; Bolsa de Cereales de Córdoba; Cámara Argentina del Maní; Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Córdoba; Cámara Industrial de Aceites Vegetales de Córdoba; Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba; Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas; Sociedad de Acopiadores de Granos de Córdoba, y Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina. “Se estableció como misión promover la mejora continua con buenas prácticas, fortalecer las relaciones entre sus integrantes y construir e impulsar vínculos y comunicación con la sociedad”, explicó Salvador, quien es asesora de la Sociedad de Acopiadores de Granos de Córdoba.
dinámica y capacidad de adaptación de las comunidades y poblaciones de malezas. “Como en aquel entonces, hoy también nos movemos en un escenario donde hay diversas opciones tecnológicas que, en muchos casos, desarrollan conceptos con muy escasa información. El enfoque tecnológico de la actividad se orienta rápidamente a la solución de un problema”, comentó Satorre. “Mirando hacia atrás, vemos que hemos estado recorriendo un camino en espiral: las nuevas tecnologías, pilares de la agricultura moderna, ayudaron a salir de muchos de los viejos problemas, pero vuelven recurrentemente sobre sus pasos generando un nuevo nivel de problemas que conducen a una mayor dependencia respecto del uso de agroquímicos, a una menor diversidad y procesos de regulación internos en los sistemas, y a la expansión de nuevas plagas, malezas y enfermedades cuyos efectos son devastadores en algunas regiones”, apuntó. “Debemos pensar las tecnologías del agro como herramientas para manejar procesos; tendríamos que poder contar con una caja de herramientas antes que con una pinza multifuncional. La simplicidad posee un atractivo tremendo, pero los sistemas productivos tienen dinámicas complejas”, explicó Satorre. “Las tecnologías no son buenas o malas en sí mismas: su uso puede ser bueno o malo, adecuado o indebido, aportando aspectos positivos o generando consecuencias negativas sobre el ambiente o las personas. Para evitar que las tecnologías de hoy sean un problema mañana, debemos trabajar sobre la capacitación, promoviendo transparencia en la información y en el análisis crítico e independiente de las opciones tecnológicas”, argumentó.
Lechería
Santiago Fariña.
“Preguntamos a asesores, investigadores, consultores y especialistas qué tecnologías tendrán un fuerte impacto en la lechería de aquí a 2020. Nos hablaron de la genómica y de cómo se logró que una vaca en Wisconsin (EE. UU.) produjera un promedio de 87 litros de leche por día. Nos hablaron de cómo un robot puede ordeñar 900 vacas por día en un sistema rotativo de tipo calesita. Nos hablaron de fertilización in vitro, de hormonas y de genética vegetal orientada a lograr cultivares con mayor digestibilidad, resistencia a herbicidas y
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capacidad de adaptación a ambientes adversos”, comentó Santiago Fariña, coordinador de la Comisión de Lechería de AACREA, al desarrollar una prospectiva tecnológica de la actividad. “Pero cuando les preguntamos sobre el impacto de estas tecnologías, nos contestaron que ninguna de ellas será determinante para generar el salto productivo en las empresas. Y entonces nos quedamos recalculando el rumbo, porque esperábamos un producto tecnológico que, como una garrocha, nos permitiera dar el salto productivo”, añadió. En este punto, Fariña exhibió una garrocha verdadera de fibra de vidrio y 4,3 metros de altura. “Con esto una persona logró saltar 6,14 metros. Pero yo, con esta misma herramienta, no podría saltar ni un metro. Porque no se trata sólo de tenerla, sino también de saber usarla”, explicó. Las tecnologías que tendrán un verdadero impacto serán aquellas que ayuden a saber. Pero,
¿saber qué? Por ejemplo: saber qué pasa con nuestras vacas durante todo el día. “Estamos hablando de chips y de lactómetros individuales que nos permitan identificar cuánto produjo cada vaca. Estamos hablando de la realización de análisis de la leche en el momento para conocer sus propiedades y de acelerómetros que nos permitan saber si la vaca está por entrar en celo o no. Estamos hablando de sensores dentro del rumen para conocer las variaciones de temperatura, y de balanzas automáticas a la salida de los tambos para saber la evolución del peso. Todos estos sensores, de forma integrada, nos pueden dar información para adelantarnos a los problemas”, proyectó.
Ganadería La capacidad de interpretar una gran cantidad de datos de manera coordinada transformará la
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“Quien opera un equipo de pulverización gestiona durante su labor productos fitosanitarios con diferentes niveles de toxicidad. Muchos de ellos son nocivos para la salud humana, por lo que el uso de elementos de protección y la capacitación son vitales para evitar intoxicaciones”. Franco Abelenda. Empresario aeroaplicador.
actividad ganadera tal como la conocemos en la actualidad. En nutrición animal, se pondrá cada vez mayor foco en la alimentación de la vaca durante la gestación para evaluar el impacto que va a tener en el ternero gestante, en sus características productivas y en su calidad de producto (programación fetal). “Y durante la nutrición del ternero a temprana edad, vamos a planificar considerando cómo impacta sobre la calidad de carne final”, explicó Cristian Feldkamp, coordinador de la Comisión de Ganadería de AACREA. “¿Sabían que es posible extraer semen viable de terneros de apenas cinco meses de edad? Si la genómica nos ayuda a identificar un animal que puede mejorar la eficiencia de conversión o la calidad de carne, entonces no vamos a tener que esperar más de un año para extraer semen; lo vamos a extraer antes y en lugar de inseminar una vaca, vamos a realizar fecundación in vitro: sabemos que es posible también generar óvulos viables de terneras de cinco o seis meses”, añadió. En lo que respecta a calidad de carne, una tecnología que puede volverse frecuente es el uso de jeringas neumáticas sin agujas, las cuales, además de tener una mayor capacidad de trabajo, reducen el problema de decomiso de algunos cortes. “Los desarrollos que se están generando hoy en la investigación van a permitir tener vacunas con un control de calidad más intenso, con pruebas de potencia, que hasta hace poco existían solamente para aftosa, pero ahora van a aplicarse a muchas otras vacunas”, señaló Feldkamp. En los próximos años aparecerán variedades de pasturas templadas resistentes a restricciones hídricas y a la salinidad, mientras que en el caso de las megatérmicas, se prevé el desarrollo de variedades resistentes al frío. Es probable que en el futuro se consolide el uso de manuales de procedimientos en buena parte de las empresas ganaderas. “Esto, además de hacer más efectivo el trabajo, permitirá estanda-
rizar y también acelerar la curva de aprendizaje de los operarios”, indicó. “Es esperable que exista una mayor comprensión del impacto del sistema ganadero y de la interacción entre agricultura y ganadería, con una visión más integral y sistémica; esa interacción estará fundada en nuevas mediciones y cálculos”, agregó. Se prevén también nuevos desarrollos orientados a mejorar la eficiencia de los diferentes procesos productivos. “Una caída en la temperatura ruminal de 0,2 °C disparará una alarma que permitirá saber el momento en que va a parir una vaca; como la temperatura se puede leer a distancia, mi celular podrá avisarme, por ejemplo, cuándo va a parir la vaca 348”, proyectó Feldkamp. “El recorredor podrá sacar una foto de la pastura con su celular, geoposicionada, y un programa, alimentado con datos satelitales, podrá calcular en el momento la biomasa forrajera presente en ese lote. Y si tiene alguna duda, podrá compartir en línea los datos relevados con otras personas que, quizás, están localizadas a cientos de kilómetros de distancia”, argumentó. “Todo esto puede parecer muy lejano, pero piensen que el primer iPhone se presentó en 2007, Android nació en 2008 y hace apenas 4 años se presentaba el primer iPad”, señaló. “En lo personal, estoy convencido de que el futuro de la ganadería de carne de la Argentina es extraordinario. Para eso vamos a necesitar de empresarios y técnicos extraordinarios que las apliquen y aprovechen ese futuro”, concluyó.
Agricultura “El mejoramiento genético vegetal seguirá siendo uno de los pilares de la productividad de los próximos años”, sostuvo Gustavo Martini, coordinador de la Comisión de Agricultura de AACREA. “La fuerte inversión realizada por semilleros en informática y software permite procesar multiplicidad de datos que provienen de miles de parcelas
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Gustavo Martini.
distribuidas por toda Sudamérica. En un lustro se podrán observar aumentos de rendimientos superiores al 1% anual”, vaticinó. Con relación a la biotecnología, Martini dijo que seguirá aportando soluciones para proteger el rendimiento y que se asistirá al lanzamiento de varios eventos para el control de plagas, enfermedades y malezas.
En materia de “fierros”, existe una serie de desarrollos que mejorarán la precisión de las siembras, las cuales, además, podrán monitorearse de manera remota. También se prevén mejoras en la eficiencia de las pulverizaciones. “Ya es una realidad la posibilidad de aplicar herbicidas con pulverizadoras equipadas con sensores específicos que abren válvulas para efectuar la aplicación sólo donde es necesario”, sostuvo. Y consideró que en el mediano plazo será posible pulverizar con productos diferentes, de modo tal que se puedan inyectar distintos principios activos de acuerdo con el tipo y cantidad de malezas presentes en un mismo lote. La agricultura de precisión probablemente sumará superficies y ganará adeptos. Aumentará el uso de vehículos aéreos no tripulados (drones) y de información satelital para realizar ambientaciones de alta definición. La telemetría permitirá, desde una computadora o desde un teléfono celular, encender una bomba, poner en marcha un motor, ajustar la lámina y detectar fallas. Las actuales silobolsas de tres capas serán reemplazadas por otras pentacapas que favorecen los cuidados. “Protegen mejor los granos almacenados frente a situaciones climáticas adversas; y el uso de sensores hará posible un monitoreo exhaustivo, que medirá niveles de dióxido de carbono a distancia”, indicó. f CREA En el próximo número de la Revista CREA se seguirán publicando las síntesis de las principales charlas del Congreso Tecnológico CREA 2014.
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CREA
A la vanguardia tecnológica
El encuentro buscó reflexionar sobre los desarrollos tecnológicos que permitirán incrementar la productividad agropecuaria de manera sostenible en los próximos años y el rol que tendrá nuestro país como proveedor mundial de alimentos. Claramente, el resultado no fue un listado de tecnologías, sino una conclusión acerca del rumbo tecnológico de cada actividad. Las diferentes charlas surgieron de un trabajo de prospectiva tecnológica con una metodología que contempló entrevistas con personajes clave involucrados en el desarrollo, evaluación, transferencia y uso de tecnología, buscando soluciones que sean aplicables por parte de técnicos y productores.
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¿Por qué el ambiente ocupó un lugar preponderante en la agenda? “El hecho de que el ambiente haya ocupado un tercio de la agenda del congreso es muy significativo. Evidentemente ya no pensamos sólo en aumentar la producción, sino en avanzar hacia una mayor sostenibilidad. En este sentido, hay dos ángulos por destacar: en primer lugar, la necesidad de minimizar el impacto de las actividades agropecuarias sobre el ambiente, y a su vez, la necesidad de comunicar y negociar con la sociedad. Ya no quedan dudas: la demanda global de alimentos aumenta y la tecnología es prácticamente el único camino para aumentar la producción y satisfacer esa necesidad de manera sostenible”, señaló Federico Bert, coordinador temático del congreso.
Federico Bert, coordinador temático del Congreso Tecnológico.
Encuentro multisede El evento se desarrolló de manera simultánea en tres sedes: Norte (Santiago del Estero), Centro (Rosario) y Sur (Mar del Plata), una modalidad que combinó la asistencia presencial y virtual, ya que los asistentes pudieron ver en vivo la agenda local pero también pudieron visualizar en salas paralelas las presentaciones on line que se desarrollaban en las demás sedes. Además, las charlas fueron presentadas en un formato innovador, aportando ideas bien cimentadas en un lapso que en ningún caso superó los 18 minutos. Este formato fue funcional al desafío planteado por el congreso: dar un nuevo salto productivo supone abordar temas generales, transversales a actividades y zonas, pero también temas específicos de cada región. De este modo, el congreso fue pensado como una herramienta que permitiera achicar la brecha de participación entre los integrantes del Movimiento, buscando que cada uno se llevara conceptos globales acerca de lo que está pasando en el mundo con la producción de alimentos, del presente de cada actividad agropecuaria en el país y de las próximas aplicaciones de tecnología en su interacción con el ambiente. También se propusieron soluciones a los problemas de las empresas de cada zona y a aquellos temas que no pueden soslayarse en un futuro cercano.
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Conceptos clave para dar
un salto productivo Contexto • La demanda de alimentos aumenta y la tecnología es casi el único camino para aumentar la producción y satisfacer esa demanda creciente. • Un sistema de producción es sostenible cuando es rentable y cuando satisface las expectativas sociales y ambientales, asegurando la calidad sanitaria de la producción.
Tecnologías de ambiente • Hay que implementar sistemas biodiversos que contemplen la naturaleza como una aliada contra el control de malezas, plagas y enfermedades. • Es necesario aplicar un enfoque sistémico validado por criterios científicos y evaluar el impacto de nuestras acciones en el marco de una escala temporal y espacial más amplia. • Se impone la necesidad de utilizar nuevos indicadores para detectar con anticipación posibles “hipotecas ambientales”.
Tecnologías de producción • Se plantea un ajuste de procesos e insumos sobre la base de nuevas herramientas que permiten caracterizar ambientes y aplicar lo que corresponde en cada caso. • Manejo integrado de plagas y enfermedades. • La capacidad de interpretar una gran cantidad de datos de manera coordinada transformará la actividad ganadera.
Tecnologías de gestión y organización • Hay que ser protagonistas en la búsqueda de soluciones aprovechando las ventajas del trabajo en red. • Revalorización del factor intelectual: hay que generar información a partir de la gestión de datos propios. • Es necesario adaptar los sistemas a la naturaleza de las personas y no a la inversa. • La innovación debe ser considerada un desafío personal. No hay que buscar siempre afuera lo que puede provenir de nosotros mismos. • Empatía social. Capacitarse para el diálogo y la negociación permanente.
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MaĂz tardĂo Sistemas productivos empleados en el Movimiento CREA
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Santa Fe Centro Doria Turchi y Lautaro Haidar Región CREA Santa Fe Centro La región CREA Santa Fe Centro abarca aproximadamente unas 60.000 hectáreas agrícolas que incluyen gran cantidad de ambientes productivos. En su extensión norte-sur, también se desarrollan la ganadería de carne y el tambo, por la gran diversidad de suelos y el régimen climático. En la zona conviven 10 grupos CREA (Castelar, Centro-Oeste Santafesino, Cuenca, Elisa-Humberto 1.°, Esperanza, Gálvez, Rafaela, San Francisco, San Guillermo y San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano) que, en su mayor parte, están integrados por empresas agrícola-tamberas. En ese contexto, el cultivo de maíz dedicado a la producción de grano ocupa aproximadamente unas 20.000 hectáreas en la región, contabilizando tanto la superficie dedicada a siembras tempranas de principios de septiembre como a las tardías y de segunda (por detrás del trigo, cebadas o legumbres invernales) implantadas a partir de mediados de diciembre. La inclusión de este cultivo en nuestros sistemas productivos, tanto en siembras tardías como de segunda (e incluso de tercera), se produjo de manera explosiva y casi en simultáneo con la incorporación de eventos biotecnológicos de alta performance. Su adopción se inició apenas cinco campañas atrás hasta llegar a ocupar el 80% del área total de maíz sembrado en la zona (ver gráfico 1). Esto se explica fácilmente si consideramos que en nuestra región el cultivo en fechas de siembra tempranas tiene un rinde promedio histórico de 66 qq/ha, mientras que ese valor, considerando las últimas cinco campañas, para siembras tardías y de segunda asciende a 78 qq/ ha (con la ventaja adicional de tener pisos de rendimiento con valores mucho más estables). Modelo El cultivo tardío se puede implantar desde la segunda quincena de diciembre hasta mediados de enero como único cultivo de la campaña, o bien sobre rastrojos de cereales o legumbres de invierno en los casos de maíces de segunda (ambas modalidades hoy tienen igual proporción de superficie sembrada en nuestra región). Si bien el cultivo cursa su ciclo con menores tasas de radiación y temperatura, también lo hace con
un arranque más generoso en cuanto a precipitaciones, posicionando su período crítico más allá del mes de enero (cuando las lluvias del verano tienden a restablecerse y la demanda atmosférica tiende a disminuir). De esa manera, los sistemas agrícolas ganan en estabilidad de rendimiento y evitan desde su origen el escenario, habitual en las fechas de siembra tradicionales, donde el cultivo ve comprometido su arranque por falta de recarga adecuada del perfil de suelo si no se lo restringe a los lotes de mejor capacidad de captación de lluvias y óptimo control de malezas durante el otoño-invierno. Así, con las siembras tardías y de segunda, quedan habilitados para la siembra de maíz aquellos lotes de ambientes subóptimos donde la única gramínea de verano exitosa era el sorgo (cultivo de complicada inclusión en el negocio agrícola si no es posible su uso posterior en la alimentación animal del propio sistema y de mejoras biotecnológicas limitadas en comparación con el cultivo de maíz). A medida que crece la proporción de ambientes de calidad inferior, aumenta la proporción de superficie planificada para las siembras tardías. El pronóstico a mediano plazo respecto de la probabilidad de lluvias estivales y de la ocurrencia de fenómenos La Niña/El Niño también es un factor por considerar al momento de planificar la proporción de superficie que se destinará a las siembras en fecha convencional respecto de las tardías.
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Manejo Como en todas las regiones en donde esta modalidad de siembra se lleva a cabo, se agrega a la lista de motivos de preferencia la menor inversión realizada para implantar el cultivo (especialmente en cuanto a semillas y fertilizantes). Como contrapartida, y en virtud de la época del año en que se desarrolla el ciclo del cultivo, tanto el maíz tardío como el de segunda exigen mayor atención en lo que respecta al manejo de malezas de difícil control y a la presión de insectos; esto nos obliga a emplear eventos de protección de alta performance, además de prestar mucha atención al perfil sanitario del híbrido por implantar. También debemos considerar el uso de fungicidas que si bien aún son de uso poco generalizado, podrían llegar a ser necesarios ante la mayor probabilidad de aparición de roya y tizón. Por la oportunidad de cosecha, la logística de maquinaria se desarrolla de manera más fluida que en la de siembras convencionales, pero con atención a los sabidos inconvenientes para lograr valores de humedad de cosecha adecuados,
llegando a fines de julio con lotes que rondan no menos del 20% de humedad y en los cuales la humedad ambiente entra en equilibrio con la humedad del cultivo por trillar. Esto complica la operación de cosecha y lleva a incluir muchas veces la aplicación de desecantes que aceleren y uniformicen el proceso de senescencia (en especial si la empresa tiene contratos de entrega de mercadería pactados de antemano). En tales casos, la fortaleza de la caña, la velocidad de secado y la madurez relativa del híbrido por elegir también son factores esenciales del negocio. Consideramos que esta modalidad de siembra llegó para quedarse, aun en ambientes óptimos. De todas maneras, estamos trabajando para recabar información de manera urgente relativa a niveles adecuados de nutrición y densidad de siembra; eventos genéticos, uso de fungicidas y manejo de malezas en maíz tardío y de segunda; consecuencias del uso masificado del evento de tolerancia al glifosato y ausencia de suficientes áreas de refugio para insectos plaga en el caso del cultivo en cualquiera de sus modalidades de siembra; riesgos de degradación del ambiente en el largo plazo por nutrición inadecuada y balances de carbono negativos en muchos de nuestros ambientes de producción, e impacto ambiental debido al cambio de secuencias de cultivos, en especial con el advenimiento de rotaciones intensificadas en base al uso de legumbres invernales previos al cultivo de maíz de segunda.
Sur de Santa Fe Miguel Boxler Responsable técnico regional de Agricultura La región CREA Sur de Santa Fe viene llevando a cabo una red de evaluación de híbridos de maíz en campos que cubren la mayor parte de los ambientes presentes en la zona. En el ciclo 2013/14, para evaluar materiales en siembras tardías, se dividieron los ambientes según su textura en Argiudoles, por un lado, y Hapludoles y Haplustoles, por otro. El agua inicial a 100 centímetros de profundidad en suelos de textura arenosa fue muy variable y registró un 68% en el contenido de agua útil promedio para los seis sitios ensayados y un coeficiente de variación del 24% en milímetros acumulados. En cambio, en los suelos de textura más fina, el contenido de agua útil para los tres
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sitios evaluados fue del 100%, con el 20% de variabilidad en milímetros acumulados. El cuadro 1 muestra esas variaciones. Las lluvias decádicas durante el ciclo se muestran en el cuadro 2. En los suelos Hapludoles y Haplustoles, el agua inicial y las lluvias durante el ciclo definieron los rendimientos por sitio, pudiendo ser explicados por la ecuación de regresión múltiple donde: Rendimiento (kg/ha) = -7346,41 + lluvias ciclo (mm) * 38,78 + agua inicial (mm) * 7.26 r² = 0,83 En cambio, para los suelos Argiudoles, el rendimiento fue definido en cada sitio por las lluvias ocurridas durante el período crítico de enero y febrero, ya que el agua inicial fue muy similar en los tres ensayos (entre 89% y 113%): Rendimiento (kg/ha): 17,163 * lluvias (enero + febrero) + 3837 r² = 0,97 En el cuadro 3 se aprecia la fecha de siembra y de cosecha de los ensayos en los diferentes sitios. Estos se condujeron con fósforo no limitante. Los niveles de nitrógeno inicial fueron muy elevados
en todos los sitios, variando entre 86 y 200 kg/ ha, al tiempo que la oferta total (N inicial + N fertilizado kg/ha) promedió los 212 kg/ha. El pH estuvo dentro de los límites normales (excepto en Cañada Rosquín y Teodelina, con valores
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levemente ácidos). Los contenidos de materia orgánica y de zinc fueron normales para las texturas de los suelos presentes en el experimento. Los contenidos de azufre de sulfatos no fueron limitantes (con excepción de los sitios Los Cardos, Cañada Rosquín y La Carlota, donde los valores no superaron las 10 ppm; los dos primeros fueron fertilizados con azufre). Los resultados obtenidos en cada sitio pueden verse en el cuadro 4.
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Centro Gustavo Martini, Ariel Angeli y María Pía Bonamico La proporción de maíz tardío en la región CREA Centro ha crecido en las últimas campañas. Durante el ciclo agrícola 2013/14, dos terceras partes de los lotes sembrados con este cultivo fueron implantados en el mes de diciembre (ver gráfico 2). Este incremento de superficie se fundamenta en el aporte a la estabilidad de los sistemas productivos y en el aumento del piso de rendimiento. En ambientes donde los rendimientos de maíz temprano son inferiores a los 7000 kg/ha, las fechas de siembra tardías muestran mejores resultados productivos, mientras que los ambientes donde los rendimientos son superiores favorecen a las fechas tempranas (gráfico 3). Por esta razón, el cultivo de maíz en fecha de siembra tardía agrega mayor valor en los ambientes más marginales de la región Centro. Esa mejora en la estabilidad y pisos de rendimiento se logra a través de una mayor recarga del perfil al momento de la siembra y de una exposición del cultivo en su período crítico a condiciones de menor demanda atmosférica. La elección de la fecha de siembra es un aspecto central en la siembra de maíz tardío, ya que junto con el ciclo del material seleccionado determinan la probabilidad de evitar daños por heladas tempranas (esto es mucho más relevante en la subzona oeste de la región Centro). En términos regionales, la fecha más utilizada y con mejores resultados productivos es la comprendida entre el 1.° y el 10 de diciembre. La genética es una de las variables de manejo de mayor impacto en el maíz de siembra tardía. Sobre esa variable, no sólo es importante evaluar el potencial de rendimiento de los materiales, sino también la adaptación al ambiente productivo (interacción genotipo-ambiente), los eventos de protección de plagas incorporados (principalmente para evitar pérdidas por ataques de barrenador del tallo e isoca de la espiga) y la tolerancia a enfermedades fúngicas (principalmente tizón del maíz). En las subzonas sur y oeste de la región Centro, con el objetivo de evitar daños por heladas tempranas, también es muy importante considerar el ciclo de los híbridos.
Para evaluar el comportamiento de los principales materiales del mercado, desde hace cuatro campañas la región CREA Centro conduce una Red de Ensayos Comparativos de Rendimiento. El cuadro 5 muestra el ranking de los híbridos según rendimiento índice promedio de seis localidades en los tres últimos años y su promedio. Aportes Si bien el aporte a la estabilidad del sistema productivo ya no es tema de discusión en la región,
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las preguntas sobre las que actualmente se está investigando son las siguientes: • ¿Cuál es la producción y el resultado global de la rotación maíz/soja si se considera que el rendimiento de la soja que sigue a un maíz tardío se ve disminuido por el mayor consumo otoñal de agua y la liberación de perfiles con menor contenido hídrico? • ¿Cuál es el impacto sobre el control de malezas? Frente al avance de especies resistentes y de difícil control, el maíz tardío tiene aspectos positivos (como la posibilidad de hacer controles efectivos previos a la siembra en una ventana de barbecho más amplia) y negativos (como la liberación de lotes con malezas tapadas por altos volúmenes de rastrojo posteriores a la cosecha). • ¿Cómo retener la cobertura generada dentro del lote? Sobre este aspecto hay que considerar que, por lo general, la cosecha se realiza a partir
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del mes de junio, cuando las probabilidades de precipitaciones que aplasten y adhieran el rastrojo al suelo son mínimas en la región. Por ello, en muchos casos el rastrojo se vuela como consecuencia de los fuertes vientos de fines de invierno y comienzo de la primavera.
Litoral Sur Ezequiel Suino Responsable de ensayos de la zona sur de la región Litoral Sur Las condiciones ambientales para el desarrollo del maíz tardío en la región CREA Litoral Sur permiten, en muchos casos, alcanzar rendimientos
cercanos a los de los maíces tempranos. Las limitantes que pueden afectar el rendimiento son la ocurrencia de heladas tempranas (abril/mayo) y la reducción de la radiación interceptada durante el período de llenado de granos. El prolongado intervalo que se produce entre la desocupación del cultivo antecesor y la implantación del maíz tardío exige definir diferentes estrategias de control de malezas que, en promedio, emplean 2,1 aplicaciones como barbecho químico antes del herbicida preemergente o posemergente. Por otro lado, el período entre la madurez fisiológica del cultivo y el secado también es extenso, lo que permite el desarrollo de malezas que llegarán con gran porte al barbecho del cultivo posterior (lo que hace necesario prever una estrategia de salida en función de la historia del lote). El objetivo consiste en lograr que el cultivo alcance la madurez fisiológica antes de la ocurrencia de heladas tempranas. Los mejores rendimientos se obtuvieron con fechas de siembra entre el 10 y el 25 de diciembre. Las siembras de enero comienzan a tener alto riesgo de incidencia de heladas tempranas antes de cumplir el ciclo del cultivo (gráfico 4). Modelos Dentro del programa de experimentación zonal, se evalúan distintas combinaciones de densidad y nutrición para determinar los modelos productivos que mejor se adecuen a la región. En las últimas cuatro campañas se evaluaron tres densidades de maíz (40.000, 55.000 y 70.000 plantas/ha) con
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dos niveles de fertilización: 40 MAP + 100 N kg/ha y 80 MAP - 140 N kg/ha (cuadro 6). Sanidad La enfermedad de mayor impacto en el cultivo es el tizón foliar del maíz (Exserohilum turcicum), seguida por la roya común. Las condiciones de desarrollo del tizón foliar están dadas por horas de mojado combinado con altas temperaturas; los rangos de incidencia promedio medidos en la red zonal de ensayos fluctúan entre 40% y 90% en distintas campañas, mientras que los niveles de severidad son variables y están relacionados con la genética del hibrido. Por tal motivo, se pueden atenuar niveles medios de incidencia mediante la
selección de híbridos resistentes. Por otra parte, los eventos biotecnológicos para el control de insectos tienen un rol preponderante para la selección de un híbrido de maíz destinado a siembras tardías.
Norte de Buenos Aires Matías Ermacora Responsable técnico de Agricultura de la región El sistema de cultivo de maíz en fecha de siembra tardía y de segunda es incorporado por todos los grupos CREA de la región Norte de Buenos Aires. De la mano de esa nueva modalidad, fue posible sostener al maíz en un 25% del total de la superficie agrícola zonal, incluso desplazando a otros cultivos, como el sorgo, y modificando la rotación (ejemplo: arveja/maíz). La variabilidad del rendimiento del cultivo sembrado en forma tardía disminuye notablemente respecto de la del cultivo en siembra convencional por la mayor seguridad y cantidad de agua a la siembra y por el aumento de lluvias en frecuencia y volumen, además de la disminución de la demanda evapotranspirativa durante el período crítico (ver gráfico 5). El potencial de rendimiento no es modificado drásticamente en el tipo de ambientes presentes en la zona. Diferencias productivas La productividad del ambiente asociada al tipo de suelo en la región explica diferencias en la proporción del maíz temprano y tardío. Resultados de ensayos en las últimas seis campañas sostienen tales decisiones.
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En suelos que poseen un horizonte con más de 40% de arcilla, en el mejor de los años el planteo de maíz temprano alcanzó rendimientos similares al planteo tardío, pero registró marcadas diferencias en los peores años. En suelos sin limitaciones para el crecimiento radical, el efecto es climático, y el rendimiento de igualdad entre planteos quedó definido en 9600 kg/ha a escala experimental (gráfico 6). El cultivo de maíz en fecha de siembra tardía se presenta como una herramienta clave para aumentar la productividad de los planteos de maíz en ambientes con limitantes productivas (ejemplo: Argiudoles vérticos) y como una estrategia para diversificar el planteo en ambientes de buena productividad, en campañas de baja recarga del perfil y con pronósticos de año La Niña. Existe una fuerte interacción entre la fecha de siembra y el ambiente. Elegir correctamente la fecha de siembra en función del ambiente es la herramienta que permite sostener el maíz dentro del sistema de producción. La interacción entre ambas variables explica el 71% de la variabilidad de los resultados, mientras que en la elección de la genética se pone en juego sólo el 5,3% del resultado sumando sus interacciones (cuadro 7). Una vez definida la fecha de siembra tardía en función del ambiente, la recarga del perfil y los pronósticos climáticos, queda por elegir el híbrido, la densidad y la fertilización.
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Características sobre el perfil sanitario de hoja, caña, espiga y raíz, y protección contra insectos según evento, ciclo y componentes del rendimiento son relevantes a la hora de elegir el híbrido en fecha tardía. Vale tener en cuenta que un híbrido que funciona bien en fecha temprana no necesariamente lo hace en fecha tardía. Densidad El rápido cierre del surco, el porte logrado por las plantas y la tasa de crecimiento durante el período crítico con relación a los recursos disponibles determinan que, por lo general, la densidad objetivo se reduzca en relación con la densidad manejada en
fechas de siembra tempranas. El análisis económico de la curva promedio, de mínimos y máximos rendimientos, marca una densidad óptima económica de 65.000, 63.000 y 68.000 plantas/ha (gráfico 7) Fertilización En diciembre se encuentra un 50% más de nitrógeno que en septiembre, lo que permite pasar de 60 a 90 kg/ha como oferta inicial. Por otro lado, eso contribuye a disminuir la variabilidad de las respuestas y a acotar el rango definiendo un umbral de 125 kg/ha de nitrógeno (110 a 150 kg/ha), inferior al de 160 kg/ha (110 a 190 kg/ha) encontrado para maíces tempranos (gráfico 8).
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Oeste. Manejo del cultivo Darío Barth Asesor del CREA Henderson-Daireaux Inicialmente, el maíz tardío se desarrollaba en ambientes de la región cuya principal limitante era la capacidad de retención hídrica, con alto contenido de arena o thapto-árgicos. En las últimas campañas tuvieron lugar fuertes excesos hídricos (especialmente en la subzona sur); en ese escenario, el maíz tardío permitió encontrar una estrategia para administrar el riesgo hídrico al hacer coincidir la siembra con un momento de alta demanda hídrica, con posibilidades de diferir la cosecha (en caso de ser necesario). En la actualidad, el cultivo explora casi todos los ambientes productivos de la zona CREA Oeste (donde la variable de ajuste es la tecnología, según el potencial por explorar). La ventana de siembra óptima se extiende desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre. Retrasos en la fecha de siembra incrementan el riesgo de daño por bajas temperaturas; según el momento fenológico en el que ocurran, además de la merma de los kilos cosechados, pueden provocar una disminución del peso hectolítrico (condición que atenta contra el cumplimiento del estándar de calidad mínimo para su comercialización). Por el contrario, el adelantamiento de la siembra expone el período crítico del cultivo al momento de mayor demanda atmosférica y altas temperaturas. En ambientes de muy buen potencial productivo, que por lo general serían sembrados en fechas
tempranas y en los que por una condición de riesgo hídrico puntual se decide retrasar la fecha de siembra, sería viable el adelantamiento a mediados de noviembre para buscar un mayor potencial, ya que la oferta de radiación sería mayor para el cultivo. Uno de los recaudos por tener en cuenta es el perfil sanitario frente al Mal de Río Cuarto (MRCV) para la elección del híbrido en esas fechas de siembra. Otro riesgo es el estrés por altas temperaturas durante la floración (el impacto de ese factor resulta mucho menor con buena oferta hídrica que en condiciones de sequía). Densidad La densidad de plantas depende del rendimiento objetivo y no de la fecha de siembra. A modo de ejemplo, en ambientes sin restricciones, el rendimiento objetivo en las fechas de siembra tempranas (septiembre/octubre) es mayor que en las tardías, con lo cual la densidad debería ser mayor para siembras tempranas que tardías. Por el contrario, en ambientes con limitantes en la capacidad de retención hídrica, en general encontramos un mayor balance hídrico en las fechas tardías y, en consecuencia, un rendimiento objetivo mayor; en este caso la densidad de plantas debería ser mayor para siembras tardías que para las tempranas. Entre genotipos existen diferencias importantes respecto a la capacidad de compensación. En ensayos realizados por el CREA HendersonDaireaux con materiales prolíficos (como DK670), no se encontraron diferencias estadísticamente significativas al aumentar la densidad por sobre
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las 3,5 plantas/m2 en los tres sitios en los cuales se realizaron los ensayos; como tendencia, el óptimo de rendimiento se encontró en las 5 plantas/ m2, pero sin ser estadísticamente significativa su diferencia (gráfico 9).
Oeste. Elección de híbridos Martín Míguez, Agustina Trigo, Arturo Gighialza, Carlos Muscari (h), Cecilia Justo, Gonzalo Freixa, Ivana Palchevich, Leandro Granieri, Pablo Badano y Santiago Algorta Equipo técnico de la región Cada campaña, el cultivo de maíz sembrado en fechas tardías ocupa una superficie mayor en la región CREA Oeste. Esta tendencia está sustentada en la estabilidad que se obtiene en la producción. Además, permite explorar ambientes con mayores restricciones. La siembra en fecha tardía introduce cambios en el paquete tecnológico (y genera nuevas preguntas y desafíos). Hay ocasiones en las que el maíz se siembra luego de un cultivo de invierno: esa condición de producción tiene características diferentes a las de un maíz tardío. Con el objetivo de generar información para la elección de cultivares en las distintas condiciones de producción zonal, durante la campaña 2013/14 se evaluaron 15 sitios de maíz en fechas tardías y dos sobre cultivos de invierno.
Se empleó el protocolo de ensayos comparativos de rendimiento homologado por el Movimiento CREA (que utiliza un material como indicador ambiental cada cuatro o cinco híbridos, de manera de testear la variabilidad de cada sitio de ensayo). A su vez, en cada sitio se realizaron dos repeticiones. El rango de fecha estipulado para la siembra de los ensayos estuvo comprendido entre el 25/11 y el 10/12. Las condiciones hídricas al momento de la siembra determinaron un atraso de los maíces de segunda fecha que determinó que el 40% de los ensayos se sembrara fuera del rango óptimo. En el cuadro 8 se presenta la localidad donde se implantó el ensayo, el ambiente Ridzo (la matriz de ambiente con su factores dinámicos y estáticos), el antecesor, la fecha de siembra, agua útil y napa. El control de malezas se realizó con la tecnología usada por cada productor. Tres sitios de ensayo no lograron llegar a cosecha debido a las difíciles condiciones de implantación que sufrió el cultivo. La cosecha finalizó el 25 de agosto pasado; las condiciones climáticas que afectaron la zona desde el mes de abril impidieron el normal desarrollo de la cosecha de los ensayos. La situación hídrica durante la implantación del cultivo fue crítica. El estrés hídrico registrado determinó atrasos en el logro del cultivo; además, generó cambios fenológicos y afectó el desarrollo fenotípico. Sin embargo, los ensayos logrados no registraron déficit hídrico en todo el ciclo de desarrollo. Tanto la radiación incidente como las temperaturas determinaron los resultados obtenidos. Los registros de radiación fueron muy bajos durante el mes de abril, lo que determinó que los sitios sembrados más tarde o allí donde la implantación se demoró por falta de precipitaciones se vieran más afectados durante el llenado. Por otro lado, se registraron temperaturas por debajo de los valores críticos, lo que determinó un gradiente a nivel zonal, de norte a sur, con fuerte correlación con las heladas registradas. Se realizó una evaluación de la variabilidad de los sitios de ensayo que llegaron a cosecha (15 de los 18 sembrados). En cada una de las repeticiones se calculó el coeficiente de variación del indicador ambiental; en caso de registrar una variabilidad superior al 16%, la repetición era descartada. Previo a la cosecha se descartaron dos sitios por desuniformidad en la implantación
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(Pirovano y Arboledas). Además, se descartó una repetición del sitio Ameghino (que presentaba fallas en la densidad de siembra lograda en una de las repeticiones por problemas en la placa de la sembradora). Con los ensayos cosechados, se descartó una de las repeticiones del sitio Bolívar porque presentó una elevada variabilidad asociada a problemas de enmalezamiento. Resultados Se detectaron diferencias muy significativas entre genotipos, sitios de ensayo y su interacción. Se realizó un biplot para determinar, mediante el análisis de componentes principales, cómo se desglosa la variabilidad en la interacción localidad por genotipo. Ello evidenció que el genotipo explicó el 29,0% de la variabilidad, mientras
que la variable localidad explicó el 21,4%. La recta principal del gráfico 10 muestra hacia la derecha rendimientos altos y hacia la izquierda rendimientos bajos, mientras que la distancia de cada punto respecto de esta recta indica la relación con el ambiente. Los vectores determinan cómo se agrupan las localidades de experimentación y cómo se comportaron los materiales. Dk 7310 se destacó sobre el resto, con muy poca variabilidad entre los diferentes sitios. En segundo lugar sobresalió un grupo de materiales con menor variabilidad entre sitios integrado por Dk 7210 VT3Pro, Dk 670 VT3Pro, Dk 692 VT3Pro, Dk 747 VT3Pro, DM 2771 VT3Pro, Dow 510 PW, Adv 8112, VT3Pro y Dow 505 PW. El material SYN 840 presentó un comportamiento más variable (destacándose hacia el norte y centro oeste de la zona). En un segundo grupo se encuentran P1778 YR y NK 900 Vip3; ambos materiales presentan un ciclo muy diferente al resto de los evaluados. El primero es un material corto (cuyo rendimiento puede verse afectado por las condiciones de estrés durante la implantación), mientras que el segundo presenta un ciclo más largo que el resto (en este caso, probablemente la falta de radiación y las heladas registradas hayan afectado la expresión del rendimiento). Ranking Analizando el ranking de materiales, se destaca nuevamente Dk 7310 VT3Pro, presentando una muy buena performance en el 67% de los casos evaluados (cuadro 9).
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Por otro lado, se distingue un grupo de materiales que no mostraron diferencias estadísticas entre sí. Se trata de Dk 7210 VT3Pro, Dk 692 VT3Pro, Dk 670 VT3Pro, Dk 747 VT3Pro, DM 2771 VT3Pro y Dow 505 PW. En este grupo cabe destacar el comportamiento de Dk 670 VT3Pro, que se mantuvo en el percentil 75 en el 42% de las evaluaciones. El resto de los materiales tuvo un comportamiento parecido. Por último, se distingue un tercer grupo de materiales que no presentaron diferencias estadísticas entre sí: Dow 510, ADV 8112 VT3Pro, Syn
840 TDTG, NK 900 Vip3 y P1778 YR. Se destaca el comportamiento de Syn 840 TDTG, que estuvo en el 29% de las evaluaciones en el percentil 75. Los materiales que se encuentran en los cuadrantes I y IV del gráfico 11 se caracterizan por presentar rendimientos medios por encima de la media, mientras que los de los cuadrantes II y III se caracterizan por estar por debajo de la media. Los materiales que se encuentran en los cuadrantes I y II tienden a ser más dependientes del ambiente, a diferencia de lo que ocurre con los que están en los cuadrantes III y IV, que responden menos al ambiente. Para determinar el comportamiento de cada material, hay que observar las gráficas individuales. Se estableció un ranking por subzona con su correspondiente nivel de significancia. Las diferencias mínimas significativas encontradas entre materiales fueron superiores a las encontradas en el análisis global de la región. No hay que dejar de mencionar que dentro de cada una de las subzonas, la variabilidad fue amplia (encontrando rindes promedio muy dispares). Sólo se encontraron diferencias significativas dentro de la zona centro-oeste, mientras que en el resto no se encontraron diferencias significativas entre materiales (cuadro 10). Maíz de segunda Dos de tres ensayos programados de maíz de segunda llegaron a cosecha. En este caso, se destacó el comportamiento de Dk 7210 VT3Pro,
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P1778 YR, Dk 7310 VT3Pro y DM 2771 VT3Pro (cuadro 11).
Oeste Arenoso Miguel Buero Asesor del CREA Trenque Lauquen II La siembra de maíz tardío no es estrictamente una novedad en la zona CREA Oeste Arenoso. Ya en la década del 70 se mantenía una proporción de siembras de maíces “demorados” que se destinaban (como casi todo el maíz, en realidad) principalmente a pastoreo; su justificación se
encontraba en la posibilidad de diversificar momentos de floración. Con el correr del tiempo cambiaron los planteos forrajeros, mientras, paralelamente, crecía la actividad agrícola en la zona. Para ello se recurrió a fórmulas técnicas surgidas en otras regiones con realidades diferentes. A comienzos de la década pasada, gracias al uso de modelos de simulación (DSSAT; Decision Support System for Agrotechnology Tansfer 3.5), se exploraron las posibilidades de realizar siembras diversas de acuerdo con el clima y ambientes de la zona bonaerense de Rivadavia (Mercau y Duarte), concluyendo que, por esa vía, podía mejorarse la estabilidad de los rendimientos, aunque con el costo de una merma en el rinde promedio. Hacia mediados de la misma década, se observó que con el clima y los suelos de Trenque Lauquen (Buero; Arduini), para la serie histórica climática de 1971 a 2005, con 50% de siembras de principios de diciembre no sólo se estabilizaban los rindes promedio, sino que además cabía esperar que estos fueran superiores a los obtenidos con 100% de fechas de siembra de fines de septiembre y principios de octubre (8554 kg/ha versus 7642 kg/ha). Estas diferencias incluso se magnificaban al partir de una condición inicial restringida de agua disponible en el suelo en fechas tempranas. A partir de esos trabajos, fue creciendo el desarrollo de la tecnología aplicada al cultivo. La clave de esa decisión para la región reside en ubicar correctamente el período crítico del maíz tardío. Esto no se refiere necesariamente a una mayor probabilidad de lluvias, sino justamente a la relación entre el agua disponible, lo que necesita el cultivo y la posibilidad del “ambiente” (suelo y lluvias) de abastecer tales necesidades. Con estos criterios, se diseñaron estrategias para diversificar el riesgo, particularmente eficaces en ambientes de restricciones probables de agua, tales como suelos con muy poca capacidad de retención por su granulometría (más de 70% de arena) o por un escaso perfil útil (tosca, thaptos, etcétera). En estos casos, las siembras de principios de diciembre manifiestan una mejora sustancial respecto de las siembras tempranas de principios de octubre. Sobre más de 5000 lotes relevados desde la campaña 2005/06, se observa un incremento im-
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portante de la siembra tardía a partir de 2008/09. En las últimas dos campañas, más del 60% de los lotes fueron sembrados en fechas tardías, aunque esto no fue uniforme en toda la zona, ya que la productividad de los ambientes de cada CREA determinó proporciones diferentes (gráfico 12). Los rindes promedio de cada alternativa resultaron diversos en cada ciclo agrícola, evidenciándose en las últimas dos campañas relevadas la importancia de mantener diversificadas las fechas de siembra (gráfico 13). Los criterios de densidad de siembra y fertilización, en general, no están determinados por la fecha de siembra, sino por los ambientes productivos. De cualquier modo, son temas sobre los que hay mucho por desarrollar.
Existen aún numerosas áreas de mejora: se trata de un cultivo reciente sobre el que debemos ajustar y validar diversos aspectos de la tecnología, tales como la densidad por ambientes, las curvas de respuesta a la fertilización con nitrógeno, materiales genéticos, etcétera. Entendemos que todavía no contamos con un apropiado desarrollo de híbridos para siembras tardías, con sanidad adaptada, que sequen más rápido y disminuyan problemas de cosechas tardías y sus consecuentes problemas de comercialización. Por otro lado, la cosecha tardía retrasa aplicaciones, generando problemas en los tratamientos de malezas en los lotes.
Sudoeste Agustín Giorno Coordinador técnico de la zona Sudoeste En nuestra región, el cultivo de maíz ha sido siempre el más inestable en términos de productividad. La variabilidad de las lluvias de enero se traduce en rindes medios oscilantes, una característica que se observa en todos los cultivos, pero que en maíz es mucho más acentuada. Por un lado, el maíz tiene altos requerimientos de agua, y por otro, es el cultivo con mayor concentración en su etapa de formación de granos. Ambos factores lo vuelven muy sensible a las condiciones ambientales desfavorables alrededor de la floración. Sin embargo, los mismos factores que hacen al maíz sumamente sensible a las condiciones climáticas le permiten alterar significativamente su rendimiento según las prácticas de manejo implementadas. Las experiencias realizadas durante los últimos cuatro años dan cuenta de ello. A continuación, se presenta el efecto de la fecha de siembra tardía, que ha permitido lograr mayores rendimientos con alta estabilidad. Fecha de siembra Durante muchos años se consideró que para obtener el máximo rendimiento en maíz se debía maximizar la cantidad de radiación interceptada por el cultivo. Las siembras tempranas (octubre) cumplirían tal requerimiento, ya que hacen centro en los días más largos del año. Esto es cierto si se apunta al máximo potencial, pero este suele estar restringido por factores como el agua disponible o la temperatura a inicios del ciclo. Con frecuencia, la disponibilidad de agua
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en los días más largos del año (floración y fijado de granos de maíz temprano) no es suficiente para satisfacer los requerimientos del cultivo. De este modo, la estrategia capaz de maximizar el rendimiento potencial termina limitando las posibilidades de un cultivo real. En los últimos años, hemos trabajado con diversas fechas de siembra para analizar sus efectos sobre el desarrollo del cultivo y su expresión en el rendimiento. Los resultados obtenidos indican que sólo las fechas posteriores al 20 de noviembre lograron posicionar la floración (R1) y la formación de granos
en el mes de febrero, momento en el cual los requerimientos de agua del cultivo se ven atenuados por el acortamiento de los días y la disminución de temperaturas y de vientos. Esto le ha permitido generar rendimiento en un ambiente más “confortable” en términos de agua (gráfico 14). Por otra parte, el límite a la fecha de siembra se presenta a inicios de diciembre, ya que implantaciones posteriores presentan altos riesgos de heladas previas a la madurez fisiológica de maíces de ciclos intermedios (MR 115 a 125). Densidad de siembra Históricamente se ha considerado que la densidad de siembra óptima es aquella que permite obtener una espiga por cada planta sembrada, y que dicha espiga sea capaz de generar entre 100 y 150 gramos. Siguiendo con esta lógica, para obtener un rendimiento de 50 a 70 qq/ha, se hacía necesario trabajar con densidades de entre 40.000 y 70.000 plantas/ha. La genética tiene un rol importante a la hora de definir el comportamiento a bajas densidades. Existen híbridos prolíficos, capaces de generar más de una espiga por planta, y otros que no lo son; incluso hay genética disponible capaz de regular el tamaño de espiga mucho más allá de los valores mencionados (Ear flex). Esta capacidad puede generar un impacto importante cuando se opta por una estrategia de baja densidad. Los ensayos realizados en siembras tardías han mostrado que los híbridos prolíficos fueron capaces de sostener rendimientos superiores a 70 qq/ha en un amplio rango de densidades, que van desde las 22.000 hasta las 67.000 plantas por hectárea. En cambio, los híbridos no prolíficos mostraron rindes óptimos cuando cada planta fue capaz de generar aproximadamente 150 gramos (gráfico 15). El desarrollo del maíz tardío puede traer aparejado un cambio de perspectivas. Hemos encontrado técnicas que permitieron estabilizar el resultado productivo y, lo que es mejor, hacerlo en niveles superiores a los históricos. De este modo podríamos pensar que se abren nuevas posibilidades productivas en una zona de sistemas mixtos, en la que sin dudas esta tecnología generará un gran aporte a los sistemas de producción.
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La preparación de este informe ha sido coordinada por la Comisión de Agricultura de AACREA.
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Para manejarse con cuidado Gestión comercial del maíz tardío
En pocos años, los empresarios agrícolas de diferentes regiones aprendieron a producir maíz tardío para diversificar la matriz agronómica del negocio. Pero aún falta mucho para que ese avance también se refleje en el área comercial. Durante buena parte del segundo semestre de 2013 y del primero de este año, hubo posibilidad de tomar coberturas en maíz tardío con precios superiores a 160 U$S/t (contrato Maíz Julio 2014 del Matba). Pocos los aprovecharon. Y al momento de expirar esa posición (fines de julio), el valor descendió para ubicarse en torno a los 140 U$S/t. Algo similar había ocurrido durante el ciclo anterior: entre el segundo tramo de 2012 y comienzos de 2013, hubo una importante cantidad de días en los cuales fue factible cubrirse con precios superiores a 190 U$S/t, mientras que el contrato Maíz Julio 2013 del Matba, al expirar, perforó los 170 U$S/t.
Campaña 2014/15 Actualmente, los precios esperados a cosecha del maíz tardío 2014/15 no lucen atractivos. Pero eso no implica que no puedan presentarse oportunidades de cobertura en los próximos ocho meses. “Debemos comprender que, al sembrar maíz tardío, este se exportará de manera simultánea con el cereal brasileño. Y Brasil es ahora el segundo exportador mundial de maíz, detrás de EE. UU.”, indicó Sebastián Salvaro, analista de mercado de granos de la consultora Globaltecnos. “Teniendo en cuenta ese dato, podemos decir que producir maíz tardío y pretender que este nos genere liquidez o caja no bien termina la cosecha puede no ser la mejor decisión”, añade. En la campaña 2014/15, la gestión comercial del maíz será tan importante como la agronómica, dado que, aun con un precio bruto a cosecha de 150 U$S/t, los rindes de indiferencia son extremadamente altos en el caso del maíz temprano y riesgosos en el caso del planteo tardío (cuadro 1).
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Oruga militar tardía Monitores frecuentes permiten controlarla a tiempo El cultivo de maíz en la Argentina muestra una tendencia cada vez más acentuada a la siembra tardía por la mayor disponibilidad hídrica en el momento de mayores requerimientos (15 días alrededor de la floración). Esta modalidad, sin embargo, trae aparejadas algunas desventajas para el cultivo por la mayor incidencia de plagas, especialmente de dos especies clave: la oruga militar tardía (Spodoptera frugiperda) y la isoca de la espiga (Heliothis zea). Se impone, entonces, defender el rendimiento con prácticas de monitoreo y control químico.
El adulto Se trata de una polilla pequeña (17-20 mm de largo y 35-40 mm de envergadura alar) con alas triangulares, finas o angostas. El primer par de alas es bastante oscuro con manchas blancas, semejantes a las de la isoca medidora; el segundo par es totalmente blanco o transparente.
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A diferencia del resto de las polillas de interés agrícola, la oruga militar tardía resulta poco atraída por la luz. Los adultos migran de norte a sur, lo que explica su mayor presencia en la zona núcleo durante las siembras tardías. Este factor determina la necesidad de prestar especial atención al monitoreo de los cultivos para realizar tratamientos tempranos y oportunos. Los huevos son depositados en grupos y en capas superpuestas que involucran entre 100 y 300 huevos cada una, recubiertos por pelos del abdomen de la polilla que los ha depositado; totalizan entre 1300 y 1400 por hembra. Son hemisféricos y presentan 0,5 mm de diámetro. Al comienzo tienen una coloración verdosa, luego se tornan castaños, con estrías a modo de husos horarios. El período embrionario dura entre dos y tres días. En siembras muy atrasadas, la elevada prolificidad de la plaga determina que casi el 100% de las plantas resulte afectado. El rápido desarrollo del embrión (consecuencia de las altas temperaturas) determina que las larvas provoquen daños en breve tiempo.
La larva Durante los primeros estadios, la larva presenta una tonalidad verde clara. A partir del cuarto estadio adquiere una coloración más oscura y aparecen tres líneas longitudinales amarillentas y pardo-oscuras. En el quinto estadio, cuando la larva mide 35-40 mm, la sutura cefálica representa una Y invertida de color blanco. Al ser molestada, se deja caer arrollándose, apoyando la cabeza sobre el cuerpo. Las larvas presentan un marcado comportamiento caníbal, razón por la cual suele encontrarse una sola larva dentro del cogollo. Su desarrollo involucra seis estadios, cuya duración está muy influenciada por la temperatura y por los hospedantes (entre 15 y 25 días). Empupa en el suelo.
Daños Durante la implantación actúa como cortadora, sobre todo cuando el barbecho previo se mantiene sucio, con predominancia de malezas gramíneas. Con el cultivo emergido, muestra preferencia por el cogollo del maíz. Luego de los ataques, las plantas dañadas se recuperan, pero sufren un considerable atraso.
Como paso previo a la perforación del cogollo, daña las hojas con distinta intensidad en función del desarrollo de su aparato bucal. La sección Entomología del INTA Pergamino estableció una escala de daños de tres grados. En el grado 1, las larvas roen la epidermis de las hojas sin perforarlas, dejando manchas translúcidas conocidas como ventanitas. Con grado 2, la defoliación de hojas es moderada y se comienza a observar presencia de aserrín o excrementos. Cuando se alcanza el grado 3, los daños en el cogollo son intensos y comprometen la planta; se observan larvas grandes y gran cantidad de excrementos. Consumen la lámina foliar produciendo perforaciones irregulares y se dirigen hacia el cogollo, para alimentarse y protegerse. El verdadero daño lo producen en el cogollo, al momento de penetrarlo. Hasta el estado de cuatro hojas, el consumo provoca daños intensos aunque sin llegar a matar la planta, ya que el ápice de crecimiento se encuentra por debajo del nivel del suelo. Entre la cuarta y la sexta hoja, la isoca se alimenta del primordio apical y la planta
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hojas, consiste en 15-20% de plantas atacadas; entre cinco y ocho hojas, el valor se reduce a la mitad (7-10%), por ello resulta necesario prevenir el encuentro de la larva que baja con el primordio que sube.
Control químico y calidad de aplicación
se seca. En años de altas infestaciones tardías, la oruga puede dañar la espiga.
Monitoreo y nivel de daño económico Se debe recorrer el lote y revisar cinco sitios, observando en cada uno 50 plantas al azar (no contiguas). Se define como planta atacada aquella con presencia de larvas o de sus excrementos. De dichos recuentos se obtiene el porcentaje de plantas atacadas, primero por sitio y luego por lote (sobre 250 plantas). El nivel de daño económico (NDE) varía según la cantidad de hojas del cultivo. Hasta las cuatro
Para realizar un control químico eficiente, es necesario que la larva se encuentre expuesta, con plantas en grado 1. En dicho caso, pueden utilizarse piretroides, o mejor aún, reguladores del crecimiento (IGR) o diamidas antranílicas, ambos de banda toxicológica verde. Como ejemplos comerciales figuran metofenoxide y clorantranilprole, respectivamente. Se recomienda el empleo de un equipo terrestre, con pastillas de cono hueco y alta presión, y un volumen de 50-60 l/ha. Deberá evitarse pulverizar temprano a la mañana cuando el cogollo esté lleno de agua por efecto del rocío nocturno, ya que diluye la dosis y la larva se introduce para protegerse, reduciéndose significativamente el efecto insecticida. Para promover la formación de muchas gotas, se recomienda el uso de un tensioactivo. Si la humedad relativa ambiente fuera inferior al 50%, se debe añadir al caldo 1 l/ha de aceite como antievaporante. Cuando la larva trabaja a un nivel muy profundo (grado 3), no hay que usar piretroides. Cabe preguntarse entonces si existe alguna posibilidad de controlar la isoca cogollera en esta situación. La respuesta es sí, ya que el cultivo aún se encuentra en estado vegetativo. Se puede recurrir a fosforados, Dimetoato L 40% o Clorpirifós L 48%,
en dosis de 1 l/ha. El criterio de elección se basa en la disponibilidad de agua en el suelo, y por ende, en la actividad transpiratoria del cultivo. Con buena disponibilidad hídrica se recomienda utilizar un insecticida sistémico (Dimetoato); en situaciones de déficit hídrico, un producto con acción translaminar (Clorpirifós).
Otras alternativas de control Desde el punto de vista de las técnicas culturales, la siembra temprana, el barbecho libre de malezas (básicamente de gramíneas, como sorgo de Alepo) y la siembra directa reducen significativamente la incidencia de Spodoptera frugiperda en cultivos de maíz. Considerando la tendencia hacia las siembras tardías y la masiva adopción de la siembra directa (78% del área agrícola), el control temprano de malezas es la mejor alternativa para reducir las posibilidades de un ataque de cogollera.
Conclusiones Los ataques de Spodoptera frugiperda se pueden controlar sin inconvenientes; la mejor herramienta es el monitoreo y la criteriosa aplicación de los niveles de daño económico. La mayoría de los fracasos se producen como consecuencia de tratamientos tardíos, cuando la larva ya se encuentra dentro del cogollo, situación motivada por la falta de una acción oportuna de control o, directamente, de la falta de visitas a los lotes de maíz. f CREA
Síntesis del trabajo preparado por Pedro Daniel Leiva, especialista en Protección Vegetal del INTA Pergamino.
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Intensificaci贸n
eficiente C贸mo alimentar en la recr铆a y en la invernada con el menor nivel de p茅rdidas
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“En los últimos 15 años se produjeron importantes cambios en la actividad ganadera, que muestra una tendencia cada vez mayor a la integración del sistema productivo”, aseguró Francisco Santini al disertar en una jornada sobre intensificación de la actividad organizada recientemente en la Chacra Experimental de Barrow. Santini, quien abordó específicamente la alimentación de la recría y la invernada, recordó que “muchas veces se establece deliberadamente una diferenciación entre sistema pastoril y feed lot, cuando en realidad son partes de un mismo sistema de producción. Y es a eso a lo que tenemos que apuntar, ya que esta combinación permite una mayor flexibilidad”. “Podemos utilizar sistemas pastoriles para determinadas categorías, como las vacas; sistemas más complejos, con agregado de grano o suplementos proteicos para la recría, o verdeos de invierno o de verano, alfalfa y suplementos para la terminación; o bien recurrir al feed lot. Es decir, podemos mantenernos en un flujo constante de pastoreo para la vaca, que puede servir y funcionar relativamente bien y, al mismo tiempo, exigirles más a los animales que, por sus propias características y por nuestros objetivos, pueden generar una buena ganancia diaria. En síntesis, en todo el proceso se puede pasar de un buen sistema pastoril a un sistema de encierre, como puede ser un feed lot”, resumió. “Ya no existen sistemas estandarizados; la expansión de la agricultura determinó que los sistemas ganaderos se intensificaran notablemente. Sin embargo, a esa intensificación hay que ponerle eficiencia. Aun dentro del feed lot hay que hacer las cosas bien para lograr un beneficio económico”, alertó. En este sentido, señaló que “la producción de los campos naturales y de las pasturas se podría incrementar entre un 200 y un 300% prácticamente en todas las regiones del país. Pero esto, además de la incorporación de fertilizantes, exige tecnología de procesos que permitan cosechar el 60-70% de lo que estamos produciendo, porque generar 14.000 kilos por hectárea para luego cosechar 6000 no tiene lógica”, resaltó.
Suplementación y feed lot “En la actualidad, la alimentación de los bovinos se basa en principios fisiológicos y nutricionales. Estos principios son los mismos para un sistema
pastoril que para un sistema con animales estabulados. La diferencia radica en el plano nutricional que se puede alcanzar con uno u otro sistema y el efecto sobre el producto final que se logra en cada uno de ellos”, puntualizó. Santini destacó que cuando se comparan distintos alimentos, hay diferencias importantes en la dinámica de la digestión. Por ejemplo, las leguminosas suelen tener mayores variaciones en su composición química, con alto contenido de fibra y fracciones indigestibles más elevadas. “Estos componentes producen diferentes niveles de sustitución del forraje respecto del concentrado: cuanto mayor es la calidad de la pastura, mayor deberá ser la degradabilidad efectiva del almidón del suplemento por utilizar con el objetivo de lograr un balance de nutrientes en el sistema ruminal”, señaló el técnico. Debido a que, en general, una pastura bien manejada presenta a lo largo del año adecuados tenores proteicos para un animal en engorde, Santini sostuvo que la suplementación se ha enfocado hacia la utilización de recursos energéticos, como el grano y el silaje generados a partir de cereales, en especial de maíz. “Su utilización dependerá, por un lado, de las posibilidades de cada campo, que son función de la disponibilidad de maquinaria, de personal y de los costos de producción; y por otro, de los objetivos productivos que se esperan con el uso del suplemento”. En suelos agrícolas, el maíz produce grandes volúmenes de materia seca por hectárea, lo que permite generar silajes de bajo costo por tonelada de alimento. No obstante, su aporte energético dependerá de la digestibilidad de la fibra y del contenido de grano al momento de ensilarlo. De este modo, puede integrar más de la mitad de la dieta, siempre y cuando la pastura tenga una concentración proteica adecuada. Por su parte, el grano, húmedo o seco, procesado o no, aporta una energía que se utiliza principalmente en el rumen, lo que es beneficioso cuando la dieta base está conformada por pasturas de alta calidad, las cuales por su elevado nivel proteico de alta degradabilidad ruminal deben ser balanceadas con energía para lograr adecuadas producciones individuales. Santini señaló que, en estos casos, el nivel de grano por utilizar debe ser menor al de los silajes, ya que grandes concentraciones de almidón en el rumen podrían generar un ambiente inadecuado
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para la digestión de la pastura afectando directamente la producción. En síntesis: el empleo de suplementos en animales en pastoreo puede generar un efecto de sustitución: kilos de pasto que el animal deja de comer por kilo de suplemento. En el caso de los granos, este índice está en el orden de 0,5, mientras que en el caso de silajes, aquel se aproxima a 1”, destacó el orador. “Este es un aspecto que se debe considerar especialmente, ya que si al incluir un suplemento no se ajusta la carga a la oferta de pasto, el animal dejará de consumir pasto por cada kilo de suplemento que le demos. De esta forma, las pérdidas del pasto que nos costó producir se incrementarían, y si el suplemento no mejorara la performance individual de los animales, también lo estaríamos tirando”, advirtió. Por eso, resaltó que “el máximo beneficio económico de suplementar animales en pastoreo se obtiene únicamente cuando se mejora la ganancia de peso vivo, pero además, cuando dicha sustitución es aprovechada a través del incremento de la carga animal”.
Roles de los forrajes conservados Los forrajes conservados se utilizan para corregir desbalances nutricionales, disminuir la incidencia de timpanismo, disponer de alimentos ante situaciones adversas, aumentar la carga en sistemas intensificados y para disponer de ingredientes utilizados en la preparación de dietas en alimentación a corral. Sin embargo, cada uno de estos objetivos tiene una importancia relativa distinta, dependiendo del sistema de producción. “En algunos casos, el forraje puede cubrir más de un objetivo al mismo tiempo; por ejemplo, en un sistema de alta carga, la utilización de silaje de maíz o de sorgo puede corregir desbalances de las pasturas en otoño-invierno y mantener altas cargas con consumos adecuados, lo que se traduce en buenas ganancias y altas productividades por hectárea”, detalló el orador, quien aclaró que “los forrajes conservados constituyen una alternativa viable para producir a bajo costo, pero no son la única opción para eso”.
Raciones balanceadas Santini destacó que “hoy, más que hablar de suplementación, debemos hablar de raciones balanceadas que permitan el desarrollo de un proceso de digestión ruminal capaz de generar una respuesta animal en términos de carne y leche de acuerdo con lo planificado”. En este sentido, sostuvo que la primera condición para alimentar racionalmente a los animales “es conocer y valorar los alimentos con la finalidad de seleccionarlos de acuerdo con las necesidades de los animales que vamos a alimentar, la categoría, el estado fisiológico y la producción objetivo”. Los productos finales de la digestión (ácidos grasos volátiles, glucosa, aminoácidos) regulan el proceso productivo a través del aporte de nutrientes, pero también al modificar el balance hormonal del animal. De esta forma, una alta producción de ácido propiónico, por la incorporación de almidón en la ración, producirá un balance hormonal que torna más eficiente la deposición de grasa en animales de carne en terminación. El aporte de nutrientes en el vacuno depende en gran medida de la actividad de la población microbiana del rumen. Los sustratos degradables de los alimentos son fermentados por la microflora ruminal y absorbidos a través de las paredes del rumen. En este proceso, las bacterias se multiplican
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en sangre con respecto a otras dietas con mayor proporción de fibra, y esto, a su vez, incrementa la concentración de insulina en sangre, favoreciendo la deposición de grasa”, distinguió. Por otra parte, señaló que la respuesta a la nutrición también será diferente según el biotipo de animal utilizado: “En los de mayor tamaño adulto, la deposición de grasa comienza más tarde que en un animal de menor tamaño”. Fisiológicamente, la deposición de grasa comenzaría cuando el animal alcanza una determinada proporción de su peso adulto. Por ello, al definir la estrategia de suplementación, se deberá considerar el potencial de respuesta del animal utilizado.
Alimentación a corral generando proteína que es digerida y absorbida como aminoácidos al llegar al intestino delgado. “Es importante tener en cuenta que más del 60% de la energía y de la proteína requerida por el rumiante para su mantenimiento y producción es generada a nivel ruminal”, destacó Santini, quien señaló la importancia del rumen en la alimentación de los vacunos y resaltó la utilidad de cubrir las necesidades de los microorganismos para lograr una buena producción de carne.
Suplementación de novillos Al hablar de la suplementación otoño-invernal de novillos en pastoreo, el orador mencionó que “no sólo hay que garantizar que los animales alcancen un peso determinado para la faena, sino también un nivel de engrasamiento adecuado”. Y explicó que el nivel de terminación de un animal depende de su frame, aunque también puede ser influenciado por la duración, el momento, la cantidad y el tipo de alimentación utilizados durante el período de engorde. En este sentido, puntualizó que “cuando se sustituye el silaje de maíz por grano húmedo, a igual nivel energético se puede obtener una respuesta diferente”. Gran proporción de la energía aportada por el silaje de maíz proviene de la fibra de la planta, mientras que el grano aporta principalmente almidón. “Esta característica determina que a pesar de que la cantidad de energía ofrecida sea la misma, el efecto que tiene sobre el metabolismo animal sea distinto”, expuso. “En general, el almidón incrementa la concentración de glucosa
Santini sostuvo que dado que en su composición química el silaje de maíz es deficiente en proteína, la dieta más simple que se puede formular sobre esta base para el engorde a corral es aquella que contenga un suplemento proteico. En general, el nivel de proteína necesario en la dieta de animales en crecimiento es de 12 a 18% de la materia seca total. Santini mostró los resultados obtenidos durante 136 días de engorde de vaquillonas Holando Argentino (139 ± 30 kg PV) en los que se incrementó el nivel proteico de la dieta (cuadro 1). “Al elevar la proporción de harina de girasol (mayor nivel de proteína), se observó una respuesta marcada en ganancia diaria de peso vivo, que aumentó un 15%. Sin embargo, como este incremento fue acompañado de un aumento más que proporcional del consumo (25%), la eficiencia de conversión disminuyó”, relató el disertante. Ante esta situación, sostuvo que “si se busca lograr altas ganancias de peso vivo, es necesario aumentar el nivel proteico de la dieta, lo que incrementará a su vez el costo de alimentación, no sólo por la mayor proporción del suplemento proteico, sino también por un mayor consumo por kilo ganado”. Por otra parte, el técnico afirmó que mayores ganancias pueden implicar menor tiempo de engorde para obtener un mismo peso de faena, lo que reduciría el costo por animal. Distintos trabajos muestran cómo varía la respuesta al nivel proteico de la dieta según la concentración energética o el nivel de grano presente. “En la medida en que la energía no sea limitante, cabe esperar un aumento en la ganancia de peso vivo al incrementar el nivel proteico”, afirmó. Tal como en el ensayo descripto, las mayores ganancias estu-
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vieron asociadas a mayores consumos de materia seca. Sin embargo, en este caso, la eficiencia de conversión fue igual en todas las dietas evaluadas (6,9 kg de alimento por kilo ganado). ¿Qué respuesta productiva se puede esperar con esta dieta? Cuando el principal componente es el silaje de maíz, su calidad es determinante de la productividad del encierre. “Los principales determinantes de la calidad de aquel son el contenido de fibra y de almidón”, afirmó. De todos modos, la calidad del silaje no es igual en todos los híbridos y en todos los años, ya que se ve influenciada por las condiciones ambientales durante el ciclo del cultivo y del momento en que se haya realizado el corte para su confección. Por otra parte, el técnico destacó que con una dieta simple (silaje de maíz y harina de girasol) ofrecida una sola vez al día, “se puede lograr fácilmente una ganancia de 900 gramos, siempre que se cuente con un silaje de mediana a buena calidad”. Además, señaló que el tiempo total de engorde principalmente va a estar en función del contenido de almidón del silaje, por sobre otros factores que afectan las variables productivas. El nivel de almidón del silaje de maíz define en cierta forma la “tasa de extracción” que se va a lograr durante el encierre y, en menor medida, la ganancia diaria de peso vivo. Ante esto, el orador sostuvo que “como no todos los años se puede lograr un silaje capaz de asegurar la terminación de los animales en tiempo y forma, cuando se quiera acelerar el engorde, se cuenta con la posibilidad de adicionar grano de maíz a la dieta base”.
En este sentido, describió un trabajo donde se comparó la dieta base (0% de grano extra incorporado) con otra donde se sustituyó el 45% de la materia seca del silaje por grano de maíz (45% grano). El silaje de maíz utilizado fue de muy buena calidad (MS, 35%; DIVMS, 70%; almidón, 23%; FDN, 42%). Santini afirmó que “la incorporación de 45% de grano en la dieta no generó incrementos en la ganancia de peso vivo, pero sí en la tasa de extracción (22% con respecto a la dieta base, 0% grano). Esto hizo que los animales que recibieron grano alcanzaran un buen grado de terminación 55 días antes que los que consumían la dieta sin el aporte de grano extra. Como la ganancia de peso vivo no varió entre las dietas, el peso de los animales que se faenaron antes fue inferior”, explicó. Otro aspecto importante de la adición de grano es la disminución del consumo de materia seca. Al sustituir parte del silaje por grano, el incremento de la concentración energética de la dieta provoca una disminución del consumo de materia seca (27%). Esto genera incrementos de la eficiencia de conversión y puede provocar que dietas más costosas por unidad de materia seca resulten iguales o menos costosas por kilo ganado.
Algunas conclusiones Santini aseguró que “la utilización de grano de maíz o de sorgo cosechados húmedos y conservados bajo la forma de silaje en reemplazo de los granos secos ofrece ventajas para los sistemas de producción de carne, permitiendo disminuir las pérdidas de campo, de cosecha y de almacenamiento”. De esta forma se evitan gastos de flete y de secado. Adicionalmente, la cosecha anticipada deja un rastrojo de mayor calidad y, al desocupar tempranamente los lotes, permite una mejor planificación en la secuencia de cultivos. “No quedan dudas de que los forrajes conservados forman parte de los sistemas de producción de carne y leche de nuestro país, pero deben ser confeccionados no sólo con el objetivo de incrementar la productividad por hectárea a través de la carga, sino también de aumentar la producción individual (GDPV) a través de una adecuada calidad –que redunda en mayor consumo total o en un mejor estado metabólico– si se conforma una ración adecuada para cada categoría y estado fisiológico”, concluyó. f CREA
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Festuca infectada con hongos Manejo del pastoreo para atenuar su incidencia La festuca es una gramínea otoño-inverno-primaveral perenne que ocupa un porcentaje importante de la superficie ganadera praderizada de la Cuenca del Río Salado. Esta especie es atacada por un hongo endófito –Neotyphodium coenophialum– que también puede colonizar el raigrás, el pasto ovillo y especies naturales de la zona.
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Un relevamiento realizado sobre un total de 80 muestras provenientes de pasturas implantadas en diversos establecimientos del partido de Azul reveló que la mitad presentaba un alto porcentaje de infección, de 50% o más. De las variedades de festuca testeadas, hubo 40 que no pudieron ser identificadas; 26 correspondían a los materiales Kentucky 31, 10 a El Palenque, 3 a Manade y 1 a Maris Kasba. En las plantas infectadas, este hongo induce mayor producción de semillas y una germinación más rápida; además, genera un aumento en la producción de forraje (mayor número de macollos y rebrote más rápido), especialmente con niveles altos de nitrógeno, y una mayor tolerancia a la sequía. Los alcaloides producidos por los hongos endófitos (las lolinas en festuca y las peraminas en raigrás perenne) también afectan el desarrollo de los diferentes estadios de los insectos que se alimentan de las gramíneas infectadas. Este efecto favorece la supervivencia de estás últimas respecto de las plantas libres. Las plantas infectadas no presentan signos visibles, incluso con niveles que pueden llegar al 100%. La única manera de detectar el hongo es testeándolas a través de un análisis de laboratorio. En EE. UU., la festuca infectada ocupa alrededor de 17 millones de hectáreas en el Sudoeste y Oeste Medio. La festucosis les cuesta a los criadores alrededor de 100 millones de dólares por año en términos de reducción de peso y problemas reproductivos.
Síntomas Thompson y Stuedemann (1998) describieron tres síndromes provenientes de la “fescue toxicosis”: el síndrome de verano, asociado a temperatura ambiental elevada, que se manifiesta en una baja tolerancia al calor; el pie de festuca, asociado a bajas temperaturas; y la necrosis grasa, que se caracteriza por la presencia de tejido adiposo muerto alrededor del tracto intestinal. Por cada 10% de aumento en el nivel del hongo endófito en la festuca, el incremento de peso se reduce a razón de 5-6 gramos por día. El síndrome de verano produce una reducción en la tasa de concepción. El pastoreo de festuca con altos niveles de infección (77%) provocó, por ejemplo, un descenso del 34% en el índice de preñez de un lote de General Alvear de 98
vacas con cría, comparado con un lote similar que pastoreaba otro lote libre del endófito. A su vez, provocó una disminución de la concentración de prolactina durante la etapa de preparto, que tuvo como consecuencia una menor producción láctea posparto. También fue comprobado un menor peso de los terneros al nacer.
Pastoreo reducido En lotes con altos niveles de infección, menos del 20% de las vacas pastoreaba durante las 12 y las 16. En los potreros con festuca en los que el nivel de infección era bajo, el pastoreo durante ese mismo horario aumentaba entre el 45 y el 65%. La ingesta de la pastura infectada determina que la hacienda tolere menos el calor y busque zonas de sombra y agua. La vasoconstricción periférica producida por ciertos alcaloides del hongo provoca un aumento de la temperatura corporal. También ocurre un incremento de la salivación y del ritmo respiratorio. Estudios realizados en la Universidad de Misisipi demostraron que la temperatura corporal no se normaliza sino hasta 56 días después de que los animales han dejado de pastorear lotes infectados.
Prevención y manejo Existen antecedentes bibliográficos que documentan un progresivo incremento en la proporción de plantas infectadas. Esto se debe al mayor crecimiento, producción y supervivencia de dichas plantas. Una hipótesis no evaluada es la persistencia de semillas viables e infectadas en el suelo. Sin embargo, no se cuenta con evidencias de presencia del hongo endófito cuando se las incorpora al suelo por diseminación natural ni por la formación de banco de semillas. Por estas razones es que resulta muy importante controlar el restablecimiento natural de poblaciones infectadas a partir del banco de semillas y prevenir la incidencia en la resiembra. La primera acción preventiva consiste en analizar la semilla para determinar el nivel de infección. Incluso en pasturas sembradas con semillas con el valor máximo tolerable por el Inase (5%) se han registrado niveles muy superiores en las poblaciones establecidas. Por lo tanto, es imprescindible que se asegure la ausencia total del hongo. Esto implica la necesidad de conocer la antigüedad de
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las partidas; no se recomienda utilizar semilla de segunda o tercera multiplicación. También se aconseja curar las semillas con fungicidas sistémicos del grupo de los triazoles. Para reducir el efecto negativo, se recomienda alternar pastoreos con praderas consociadas con leguminosas. A corto plazo, la solución es no realizar pastoreos por más de 10-12 días en lotes infestados. Se debe tener en cuenta que la fertilización nitrogenada potencia los efectos tóxicos. Por último, se aconseja la rotación con cultivos agrícolas tolerantes a glifosato (si fuera posible por la aptitud del suelo) y verdeos de invierno (especialmente avena) que permitan disminuir el banco de semillas y la persistencia del hongo endófito en aquellas. f CREA
Las plantas infectadas no presentan signos visibles, incluso con niveles que pueden llegar al 100%. La única manera de detectar el hongo es testeándolas a través de un análisis de laboratorio.
Ing. Agr. Mariano de la Vega EEA Cuenca del Salado del INTA
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Estrés térmico Provocó severos perjuicios sobre la reproducción de bovinos en el último verano “En marzo y abril de este año, se advirtió una fuerte caída en los porcentajes de preñez de establecimientos sin antecedentes de problemas sanitarios y que hasta entonces alcanzaban valores del 90-95%”, planteó Joaquín Armendano, técnico del INTA Balcarce, durante la última jornada ganadera organizada por los grupos de la región CREA Sudoeste. Tales pérdidas estarían vinculadas con el estrés térmico sufrido por los rodeos de cría durante el servicio 2013/14. Sin embargo, el técnico señaló que la relación entre la temperatura y la performance reproductiva no es lineal, sino que hay varios factores que es necesario analizar para entender por qué en algunos casos se produjeron perjuicios severos, mientras que en otros fueron menores.
Indicadores Armendano señaló que hubo algunos puntos en común en los campos con problemas: los porcentajes de preñez en los animales cabeza no se veían afectados. Los principales inconvenientes se detectaron en los vientres que habían recibido servicio en noviembre, diciembre y enero, y no tanto en los entorados más temprano, con temperaturas más benignas. “Por lo tanto, una de las observaciones que hicimos fue que los establecimientos que no fueron afectados fueron los que habían alcanzado el 70-80% de preñez en el primer mes, esquivando los picos de calor”. Más allá de estos primeros indicios del problema, desde el INTA Balcarce se procuró realizar un análisis más objetivo de los datos. Para ello, se plantearon cuatro puntos relevantes: en primer lugar, definir qué se considera estrés térmico para un bovino; luego, constatar que el verano hubiera sido mucho más caluroso que en años anteriores; una vez corroborado esto, ver cómo
dicho estrés térmico afectaba la performance reproductiva y en qué medida. Por último, establecer si además de las condiciones climáticas debían considerarse otros factores que pudieran estar actuando enmascarados. Armendano sostuvo que el estrés térmico no está directamente relacionado con el hecho de alcanzar una determinada temperatura, sino que se genera a partir de una combinación de factores. “La bibliografía dice que la temperatura
La temperatura de confort de un bovino se encuentra entre los 15 y los 25 °C. Sin embargo, hay que considerar otros factores ambientales que también ejercen un fuerte impacto, como la humedad relativa.
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de confort de un bovino se encuentra entre los 15 y los 25 °C. Sin embargo, hay que considerar otros factores ambientales que interactúan con la temperatura y ejercen un fuerte impacto, como la humedad relativa. Este indicador permite cono-
Factores asociados Armendano resaltó que “para explicar por qué en igualdad de condiciones algunos establecimientos tuvieron problemas en la preñez y otros no, hay que considerar otros factores, como la distribución dispersa de las pariciones”. “Otro factor agravante son los lotes con festucas tóxicas. Hay campos donde el porcentaje de infección no es elevado, pero junto con las condiciones climáticas, se da un proceso combinado que incrementa el efecto negativo. Un caso similar es el de Claviceps purpurea, un hongo que infecta muchas gramíneas y tiene un efecto muy parecido al de la festuca tóxica”, agregó. En un rodeo de cría en sistema intensivos, lo principal, a la hora de reducir las pérdidas, sería proveer suficiente sombra, agua de calidad y correcta nutrición.
cer qué combinación de temperatura y humedad genera una condición de estrés en el animal”, explicó (ver cuadro 1). “Todas las combinaciones que arrojen un índice de 75 determinarán que una vaca de cría se vea afectada por condiciones de estrés, a diferencia de lo que sucede en los establecimientos lecheros donde este umbral se ubica en 72”, comparó Armendano. Más allá de estos datos, el orador resaltó que la frecuencia de días calurosos es otro aspecto clave para considerar cuándo se produce el estrés térmico. Esto supone determinar cada cuántos días los animales se ven sometidos a esas condiciones; su distribución, es decir, cómo se suceden esos días, y la duración (no es lo mismo un animal que se mantuvo en este umbral dos horas por día que el que tuvo que soportar cinco o seis). Este año, por ejemplo, hubo días en que los animales estuvieron sometidos al umbral durante 20 horas. Por último, está la severidad, que tiene que ver con el número del índice; no es lo mismo estar en 76, que en 85”, distinguió. Luego Armendano presentó un estudio sobre estrés térmico en bovinos que abarcó los últimos tres servicios, realizado a partir de datos provenientes de las estaciones metereológicas de la Escuela Agrotécnica de Laprida, de la Experimental de Barrow y del INTA Ascasubi (gráfico 1). “Si bien en trabajos anteriores se señalaba que la zona centro-sur de la provincia de Buenos Aires tenía en promedio de 0 a 20 días de estrés, en los últimos tres años hubo entre 40 y 50 días de estrés, es decir, el doble”, resaltó. El técnico destacó que si bien en todos los servicios hubo cierta cantidad de días en los cuales los animales se vieron sometidos a condiciones de estrés térmico, al comparar lo ocurrido entre 2011 y 2013, se observó que en el último hubo muchos más días con condiciones de estrés y de mayor magnitud”. Asimismo, indicó que en el mes de octubre ninguno de los tres servicios generó condiciones en las cuales los animales tuvieran que atravesar condiciones de estrés. “Esto explicaría por qué los rodeos con un servicio de octubre o con un entore más concentrado tienen menos problemas”, destacó. En síntesis, el orador señaló que existieron variaciones climáticas que permiten asociar pérdidas vinculadas al estrés térmico. “En todos los años
analizados se presentaron condiciones de estrés, que fueron variables en cuanto a definición, frecuencia y severidad: 2012/13 fue el ciclo que presentó menores limitaciones climáticas de los últimos tres; en los dos primeros, los momentos de mayor estrés se dieron en enero y febrero, mientras que en el último servicio hubo dos picos de mayor estrés en diciembre y en enero, que tuvieron mayor duración y severidad”.
Niveles de afectación Acerca del modo en que el estrés térmico afecta la reproducción, Armendano distinguió entre los dos protagonistas del servicio. En las hembras altera la conducta durante el celo. “Hay reportes que indican que hay menor actividad motora y suspensión del celo en días de mucho calor, entre otras manifestaciones”, comentó. Además, señaló que el estrés produce una alteración en la calidad de los óvulos. “En conjunto,
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estas condiciones dan como resultado una vaca que no se preña o que tiene dificultades para hacerlo”, señaló. Luego aclaró que aun cuando la vaca se preñe, “si durante los primeros días de gestación el ambiente uterino se altera por condiciones de estrés térmico, puede tener lugar una mortalidad temprana del embrión”. En el caso de los machos, hay estudios que demuestran que el estrés no debe ser muy pronunciado para alterar la calidad espermática de los toros. “El proceso de formación de espermatozoides tiene una duración de 60 días, lo que significa que un toro que se ve afectado por un estrés de mucha severidad durante un tiempo prolongado tal vez necesite hasta dos meses para recuperar la calidad espermática”, alertó el especialista. f CREA
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Noticias Nanotecnología aplicada a fitosanitarios Red Surcos trabaja sobre la calidad de los principios activos con poder herbicida, insecticida o fungicida para incrementar su eficacia. Una forma de lograrlo es recurriendo a la nanotecnología, una disciplina que comprime la materia a escalas nanométricas (un nanómetro equivale a 0,0001 micrones). La aplicación de esta tecnología mejora la eficiencia de los fitosanitarios reduciendo la dosis de principio activo por hectárea; en consecuencia, contribuye a elaborar productos menos agresivos para los operarios y el ambiente. Un ejemplo es el herbicida Dedalo Elite, que ofrece excelentes resultados como posemergente. Tiene escasa volatilidad, con lo cual no afecta los cultivos vecinos y es altamente compatible con todos los glifosatos.
Nufarm presente en el Congreso Tecnológico CREA 2014 La empresa australiana continúa presentando el Sistema Nufarm, una plataforma de productos y servicios que se anticipa a las necesidades del productor. Así lo hizo durante el Congreso Tecnológico CREA 2014. En el marco de este evento, presentó Dual Salt Technology, una formulación exclusiva que combina dos tipos de sales para mejorar la performance de sus formulaciones en herbicidas, y QuikPour, un revolucionario envase desarrollado por la empresa que garantiza una descarga rápida y precisa. Nufarm propone a sus clientes las mejores herramientas para optimizar la protección de sus cultivos y obtener el máximo provecho y cuidado de la tierra para las generaciones futuras.
Agrofina lanzará 12 nuevos productos en los próximos cuatro años Agrofina anunció su programa de expansión para los próximos cuatro años, lapso en el que planea desarrollar instalaciones de laboratorio y una planta de producción y logística, y lanzar 12 nuevos productos al mercado. Fundada en 1978, Agrofina posee una importante planta donde produce una variedad de soluciones para abastecer al mercado. Gracias a esa infraestructura, la empresa posee 192 formulaciones y activos registrados, y otros 40 en trámite. Su laboratorio de investigación y desarrollo es único a nivel local y posee las certificaciones de calidad ISO 17025, Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL) y las normas ISO 14001, relacionadas con el desarrollo sostenible de sus procesos.
Stoller incorpora una nueva línea de productos biológicos Anticipándose a un mercado en constante desarrollo, Stoller presentó la nueva línea de productos biológicos Masterfix, que pueden ser utilizados como biofertilizantes o biorregeneradores del suelo, contribuyendo a una mejora en la degradación de residuos orgánicos. Esta nueva línea está especialmente dedicada a la nutrición nitrogenada y a la promoción del crecimiento vegetal, y está integrada por Masterfix L Soja, Masterfix L Maní y Masterfix L Gramíneas, para la aplicación sobre maíz. El efecto combinado de la línea Masterfix con el biorregulador Stimulate muestra efectos sinérgicos y altamente compatibles.
Se inauguraron dos nuevos centros YPF Directo YPF inauguró dos nuevas bases de distribución integral con el objetivo de brindar un servicio diferencial para el sector agropecuario. El centro YPF Directo de Tandil se encuentra en el km 173 de la Ruta Nacional 226. Cuenta con tanques con una gran capacidad de almacenamiento de gasoil; un depósito para estacionar fertilizantes granulados conformado por cuatro celdas de 500 toneladas cada una, y otros para agroquímicos, lubricantes y bolsas para silos, con una superficie de 900 m2. Por su parte, la planta de Jujuy, que posibilita la distribución de combustible a toda la provincia, cuenta con tanques con gran capacidad para almacenar gasoil y depósitos de 510 m2 para el almacenaje de fertilizantes, agroquímicos y lubricantes. En YPF Directo el productor encontrará una amplia variedad de productos desarrollados con la más alta tecnología y un equipo de técnicos que le brindarán un asesoramiento personalizado.
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Reducción o eximición de anticipos del impuesto a las ganancias Un mecanismo para prevenir la generación de saldos a favor del Fisco ante un escenario de menores ingresos
En los últimos años, la aplicación de pagos a cuenta de los impuestos se ha generalizado, tanto a nivel nacional como provincial, adquiriendo un peso relativo dentro de la planificación fiscal que prácticamente supera la de los tributos propiamente dichos. Las percepciones por viajes y gastos en el exterior, y las retenciones/percepciones del impuesto sobre los ingresos brutos son dos claros ejemplos. En cuanto al impuesto a las ganancias, la obligación de pagar anticipos, sumada a las retenciones y percepciones sufridas, exige que los contribuyentes estén atentos a sus cuentas con la AFIP, dado que pueden generarse importantes saldos a favor con el consiguiente costo financiero en un contexto inflacionario.
Alternativas Un mecanismo que permite prevenir la generación de saldos a favor en el impuesto a las ganancias es el trámite de solicitud de reducción o eximición del pago de anticipos. En efecto, la Resolución N.° 327 de la AFIP establece que cuando el contribuyente estime que la suma por ingresar en concepto de anticipos excederá el importe definitivo de la obligación, puede optar por pagar en función del monto que proyecte de impuesto definitivo para no “pasarse” y generar saldo a favor. Conviene recordar que la base para calcular los anticipos de un ejercicio se relaciona con el
impuesto del año anterior y que los anticipos a pagar por una sociedad corresponden prácticamente al 100% del importe del impuesto determinado, neto de retenciones y de otros pagos a cuenta; por ejemplo, percepciones. Obviamente, los anticipos pagados no se restan de la base. Por ello, una variación negativa en la utilidad impositiva de un ejercicio fiscal respecto del anterior puede producir saldos a favor, por abonarse anticipos que no tienen que ver con la magnitud del impuesto contra el que se pagan. En el caso de las explotaciones constituidas como sociedades, que liquidan directamente el tributo, la opción se puede ejercer a partir del quinto anticipo inclusive (cuando ya se ha ingresado el 50%). En cambio, las personas físicas (incluidas las empresas unipersonales, los socios de sociedades de hecho, etc.) pueden ejercer la opción desde el tercer anticipo. Si se estima (en ambos casos) que la suma total por ingresar en concepto de anticipos superará en más del 40% el importe estimado de la obligación, la opción se puede ejercer desde el primer anticipo. El trámite se realiza a través de Internet, ingresando al sistema de “Cuentas tributarias” y seleccionando la opción “Reducción de anticipos”. Además, las sociedades contribuyentes del impuesto deberán presentar una nota exteriorizando la proyección realizada y las razones que originan la disminución de su renta, firmada por
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autoridad competente y por contador público, y autenticada por el consejo profesional que corresponda. La AFIP dispone de 10 días hábiles desde la realización de la transacción informática para requerir los elementos y la documentación que estime necesarios a fin de considerar la solicitud. Si el contribuyente se hubiera equivocado en la estimación y hubiera pagado en defecto los anticipos, considerando el impuesto que en definitiva liquidó, deberá pagar intereses resarcitorios por las diferencias generadas.
mucho tiempo, el otorgamiento era prácticamente automático. En la actualidad, toda solicitud de reducción de anticipos genera una fiscalización electrónica conforme a la Resolución AFIP 3416. Sobrepasada exitosamente dicha fiscalización, se otorga la reducción. Es importante tenerlo en cuenta para realizar la solicitud con la debida antelación al vencimiento del anticipo sobre el que se quiera pedir la reducción; creemos aconsejable iniciar el trámite con una anticipación de 20 días como mínimo. f CREA
Fiscalización electrónica Es importante destacar que últimamente se produjo un cambio importante en cuanto al procedimiento para obtener la reducción. Hasta no hace
Gabriel Gambacorta FH Consultores Empresariales
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Precio de la tierra
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Datos del 1 al 5 de octubre. Precios de referencia de insumos agropecuarios sin IVAy sin fletes, excepto combustibles.
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Apuntes N.° 409 Noviembre 2014
Bueno, pero limitado
Propietario: AACREA Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola Director: Gerardo Lucio Sibaja
“Si nos encaminamos hacia una campaña con lluvias excesivas, el seguro multirriesgo será, indudablemente, una cobertura tentadora ante la falta de piso. Pero la realidad es que el tamiz que filtra a qué clientes se les da esa cobertura es cada vez más fino”, apunta Hernán Fernández Martínez, analista de Enrique Zeni y Cía. Hasta el momento, al menos dos compañías ofrecen seguros multirriesgo globales para 2014/15, los cuales permiten asegurar entre 70 y 80% del ingreso esperado con un costo de 3,5 a 8,0% de la inversión. La cuestión es que tal cobertura sólo está disponible para aquellas empresas que, además de contar con una escala elevada, estén localizadas en buenos ambientes de la región pampeana. El multirriesgo cubre todos los riesgos climáticos (granizo, lluvias en exceso, falta de piso, sequía, vientos fuertes y heladas), como así también incendio debido a cualquier causa (excepto las intencionales). Al momento de determinar el monto por asegurar, los técnicos de la aseguradora estiman el rinde promedio probable de cada uno de los cultivos para luego multiplicarlo por precios de referencia futuros (los precios se fijan al momento de firmar el contrato y quedan fijos, independientemente de lo que suceda posteriormente en el mercado).
Editor: Carlos Marín Moreno cmarin@crea.org.ar Subeditor: Mariela Suárez revista@crea.org.ar Secretario de redacción: Ezequiel Tambornini redaccion@crea.org.ar Diseño: Rene Durand Prensa: Maximiliano Denaro Fotografías: Pablo Oliveri y Martín Gómez Alzaga Corrección: Alejandra Valente Editorial responsable: AACREA Registro de la Propiedad Intelectual N.° 22473 ISSN: 2362-4892 DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN Sarmiento 1236, 5.° piso, Capital Federal (1041) Teléfonos: (011) 4382-2076/79 Fax: (011) 4382-2911 http://www.crea.org.ar SUSCRIPCIONES Romina Vignati Teléfono: (011) 4382-3517/2076/79 Fax: (011) 4382-2911 suscripciones@crea.org.ar Valor de la suscripción anual: En el país: $ 275 En Europa: U$S 250 En países limítrofes: U$S 115 Resto de América: U$S 240 África, Oceanía y Asia: U$S 260 PUBLICIDAD Ignacio Amaya (011) 4382-2076/79. Int. 181 iamaya@crea.org.ar Sarmiento 1236, 5.° piso, Capital Federal (1041) IMPRESIÓN IPESA Magallanes 1315 (1288) Capital Federal DISTRIBUIDORES EN CAPITAL FEDERAL Jaqueline Sinfín DISTRIBUIDORES EN EL INTERIOR Interplaza S. A. Luis Sáenz Peña 1836 Teléfono: (011) 4304-9377/4305-0114 Está permitida la reproducción total o parcial del contenido de la revista en los medios gráficos, destacando en forma clara la fuente. Para su reproducción por medios electrónicos, se requiere la autorización explícita por parte de AACREA. La revista no se responsabiliza por las opiniones vertidas por los entrevistados en las notas periodísticas ni en colaboraciones firmadas. Tampoco es responsable de la devolución de originales de artículos no solicitados.