Revista 399 enero 2014

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Sumario 08

¿Está cambiando el clima?

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Claves para volver a crecer en ganadería bovina

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Ganadería 2014

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El potencial del campo para el desarrollo de la Argentina

Desde mediados de la década de 2000, se instaló una fase seca que amenaza profundizarse. La visión de Miguel Gorelik.

El marco económico en el que se desarrolla la actividad no alienta una recuperación estructural de la oferta de hacienda y de carne. Una visión a 2020.

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Colombia: la próxima frontera agrícola

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Una crisis muy amarga

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Fincas sanjuaninas necesitan ayuda urgente

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Crece la competencia para captar trabajadores rurales

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Menos para elegir

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Pautas para la producción de chía en el NOA

Una región en la cual está todo por hacerse.

Los productores de caña de azúcar enfrentan una situación terminal. Una serie de heladas destruyó la mayor parte de la producción de uvas de mesa. Resultados de un estudio desarrollado a pedido de la región CREA Sudoeste. Panorama del mercado de semillas forrajeras.

Una especialidad agrícola que crece. 66

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Paraguay: un vecino con ganas de crecer

Diario de viaje de un grupo de empresarios del CREA Huinca Renancó.

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De la crisis a la oportunidad

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Se presentó el Grupo de Países Productores del Sur

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Cómo la siembra directa salvó a la humanidad

El espíritu creativo de cuatro mujeres que decidieron emprender en un momento complicado. Entidades de cuatro países trabajan en conjunto para consolidar a Sudamérica como un polo capaz de satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos. Un aporte genial con gran impacto y poca prensa.

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Pérdidas en la cosecha de girasol y de maíz

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Ingresos brutos

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Noticias de empresas

Ajustes para minimizar su impacto en el resultado económico del cultivo. Saldos a favor acumulados generados por retenciones y percepciones en exceso.

SECCIÓN ECONÓMICA 92

El precio de la tierra

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LO AYUDAMOS A PRESUPUESTAR

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APUNTES



AACREA

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Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola

Editorial

FUNDADOR ARQ. PABLO HARY (†) COMISIÓN DIRECTIVA – EJERCICIO 2012/13

Mucho por hacer El año que termina fue un ciclo intenso, con muchas actividades institucionales que involucraron a todo el Movimiento. Para las empresas asociadas fue un año complejo, con condiciones climáticas poco favorable para la producción agropecuaria, en un entorno económico y político de gran volatilidad. Ese contexto no nos amilanó y pudimos terminar el año con un balance positivo. Comienza el nuevo año. Y así la necesidad de diagramar e imaginar por dónde pasarán nuestras acciones. Como venimos viendo desde 2013, éste no será un año sencillo. Los números de nuestras empresas, sumado a los avatares climáticos que desde las diferentes regiones vivimos, obligan a revisar nuestro modelo de negocio. Y la herramienta CREA, una vez más, se vuelve determinante. La manera en la que seamos capaces de gestionar el conocimiento, con la adopción de nuevas herramientas y tecnologías, pero con el necesario y firme convencimiento de que es nuestra actitud la que determina nuestras acciones, será lo que asegurará continuar haciendo aquello que venimos haciendo hace más de 50 años. Convencidos que gestionar conocimientos es una clara relación ganar/ganar. Este 2014 necesitará de todos los mecanismos necesarios para, como venimos haciendo desde nuestros orígenes, llevar a cabo todas las acciones para hacer nuestras empresas cada vez más fuertes y eficientes. En definitiva, más competitivas. Acciones como el Evento Tecnológico, con una fuerte, necesaria y activa participación de todas las regiones, asegurará la necesaria “mirada de largo” que pueda ser materializada rápidamente en el día a día, adaptada a las necesidades de cada una de las regiones. Y con esto agregarle competitividad a nuestras empresas. Con la natural consecuencia en las comunidades donde nos desarrollamos. También tendremos un camino por recorrer en todo lo que hace a vinculación con otros actores de la sociedad. Con la diferencia que ahora se suman actores de otros sectores. Y donde seguramente será necesario incluir a más actores. Y con ellos generar confianza. Algo necesario para poder construir la Argentina de todos. Eventos como los ocurridos hacia fines del 2013, como la presencia en la XIX Conferencia Industrial Argentina, como la invitación a participar de encuentros con asociaciones e instituciones representantes de otros sectores empresariales del país, nos posibilitan jugar en una cancha más grande. Y siempre haciendo aquello que sabemos: búsqueda de consensos, mirada de largo plazo, aquella que permite, una vez definida, tener más claro el día a día. Trabajar con otros en la solución de los disensos, sabiendo y entendiendo que para esa construcción inclusiva y común, es necesario renunciar muchas veces a algo de lo propio, en pos de un bien superador. Con escucha activa. Y también ocupando el rol y el lugar que se requiere de la institución. Aceptando que para estar a la altura de las circunstancias que nos toca vivir, debemos crecer como institución. Para poder dar esas respuestas. Tendremos el enorme desafío de poder generar puentes. Para que todos seamos protagonistas. Y en este aspecto quiero compartir un pensamiento. Tenemos desde nuestras regiones, con todos los CREA que las conforman, una potencialidad increíble en términos de generación de puentes, de vínculos. La territorialidad que tenemos como Movimiento nos permite, si lo decidimos, llevar a cabo acciones que tienen fuerte impacto y rápida visibilidad. Las comunidades con las que nos relacionamos desde nuestras empresas son los lugares donde actuar. El almuerzo con intendentes durante nuestro último Congreso Nacional, es sólo un ejemplo de ello. Pero es necesario que nuestros cohetes no se mojen, con el riesgo que se transformen en “palmitos de utilería” como decía Casero .Y de nosotros depende, con nuestras herramientas, con nuestro método, pero sobre todo con nuestros valores, que esto ocurra. No podemos, ni debemos, dejar escapar esta oportunidad. “El valor de un ideal no se mide por su belleza, ni por su pureza abstracta, sino por su capacidad de realización”, decía Pablo Hary. Para este año hay muchos proyectos y líneas de acción que esperamos concretar. Nos embarcaremos en nuevos desafíos. Tenemos la esperanza de que éstos puedan desarrollarse en una nación unida y en paz, en la que todos sus habitantes compartan su trabajo diario en un entorno de armonía y de sana convivencia y respeto. Los invito a que, como Movimiento, continuemos dando aquellas respuestas que se esperan de nosotros. Con la pasión, el convencimiento y el compromiso de siempre. Les mando un abrazo.

Alejandro Blacker Presidente de AACREA

Presidente Vicepresidente Secretario Prosecretario Tesorero Protesorero Vocal titular Vocal titular Vocal suplente Vocal suplente

Alejandro Blacker Francisco Iguerabide Fernando Zubillaga Pablo Torello Ángel Boschetto Santiago del Solar Alejandro Toso Hermenegildo Pini David Líbano Gerardo Sibaja

Revisores de Cuentas Francisco Lugano y Bernardo Debenedetti Vocales regionales Oeste: Domingo Iraeta; Mar y Sierras: Hernán Moreno; Litoral Norte: Francisco Velar; Litoral Sur: Luis María Urriza; Norte de Buenos Aires: Rubén Grego; Centro: Gerardo Irouleguy; Sudoeste: Ernesto Leiro; Sudeste: Alberto Garré; Semiárida: Cornelio Donovan; Norte de Santa Fe: Paula Mitre; Este: Andrés Egli; Sur de Santa Fe: Santiago Nóbile; Santa Fe Centro: Diego Lescano; Oeste Arenoso: Mariano Sobre; NOA: Julio Puchulu; Valles Cordilleranos: Juan Pablo Castellano; Córdoba Norte: Alejandro Conci y Chaco Santiagueño: Sergio Sartori. Consejo consultivo Eduardo P. Pereda, David Arias (†), Esteban L. Berisso, Luis E. Garat, Federico Méndez Duhau (†), Miguel I. Moneta, Lorenzo Amelotti, Manuel Candia, Manfredo von Rennenkampff, Bruno Quintana, Marcelo Lanusse, Alberto Ruete Güemes, Orlando Williams Seré, Luis M. Coviella, Eduardo Pereda (h), Carlos M. Vaquer, Marcos Rodrigué, Marcelo Carrique, Germán Weiss, Oscar Alvarado (†), Rafael Llorente, Juan Balbín y Juan Carlos Burgui. Socios honorarios Gregorio Pérez Companc, Wolfgang Grabisch, Marino Zafanella (†), Carlos Puricelli (†), Gianfranco Pensotti (†), Ignacio Galli, Luis Barberis (†), Adolfo Glave, Jorge Molina (†), Ángel Berardo, Sergio Lenardón, Bolsa de Cereales, Adolfo Casaro, Marcelo Foulon, INTA, FAUBA y Ernesto Viglizzo. Coordinadores regionales Oeste: René Martineau; Mar y Sierras: Nora Mailland; Litoral Norte: Alejandro Socas; Litoral Sur: Fernando García Frugoni; Norte de Buenos Aires: Pedro Estrugamou; Centro: Carlos Peñafort; Sudoeste: Marcelo Canosa; Sudeste: Pablo Corradi; Semiárida: José Ansaldo; Norte de Santa Fe: Edgardo Dutto; Este: Daniel Fernández Cisneros; Sur de Santa Fe: Santiago Gallo; Santa Fe Centro: Rodolfo Tkachuk; Oeste Arenoso: Diego Pons; NOA: Daniel Rossi; Valles Cordilleranos: Fernando Ruiz Toranzo; Córdoba Norte: David Rubin y Chaco Santiagueño: Marcelo Zucal. Coordinador general Jorge Latuf Equipo de dirección organizacional Comunicación y Marketing: Graciana Mujica; Investigación y Desarrollo: Ricardo Negri. Metodología y Desarrollo Personal: Federico Guyot Administración, Procesos y Gestión de Personas: Eduardo Bottinelli; Compromiso con la Comunidad: Germán Castellanos



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¿Está cambiando el clima? Desde mediados de la década de 2000, se instaló una fase seca que amenaza profundizarse


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En la naturaleza, la única constante es el cambio, que modifica el ambiente haciéndolo pasar de un estado a otro. Estas modificaciones pueden ser rápidas o de alta frecuencia. En este caso, el estado del sistema climático oscila alrededor de su nivel medio, pasando alternativamente de desvíos negativos a desvíos positivos, constituyendo lo que se denomina variabilidad del clima. Cuando los cambios son lentos y persistentes, o de baja frecuencia, alteran el nivel medio del sistema climático y reciben la denominación de cambio en el estado medio del clima, que a menudo se abrevia como cambio climático. Las alteraciones en la variabilidad son tan importantes como las que afectan al estado medio del clima. Por lo tanto, debe recordarse que los cambios del clima pueden afectar tanto a su estado medio como a su variabilidad.

Variabilidad climática En lo que refiere a la variabilidad climática, el clima del área agrícola nacional está fuertemente modulado por el fenómeno El Niño Oscilación Sur (ENSO, por su sigla en inglés), que produce grandes diferencias en el comportamiento de las distintas campañas agrícolas. El ENSO está ligado a una oscilación anual que afecta la velocidad de los vientos alisios, que dan

la vuelta al mundo alrededor del Ecuador afectando el clima global. El ciclo de vida de este fenómeno es de aproximadamente un año; comienza en abril y termina en marzo del año siguiente, presentando tres fases bien diferenciadas: • Neutral: es la fase no perturbada, en la cual el clima se mantiene cerca de su valor medio. • El Niño: se encuentra ligado a una disminución de la velocidad de los vientos alisios, que provoca que el océano Pacífico Ecuatorial desarrolle un área con aguas más calientes de lo normal frente a las costas de Ecuador y Perú, lo cual permite identificar el inicio del fenómeno. Cuando esto ocurre, la Mesopotamia, el este de la región chaqueña, el este de Santiago del Estero, Córdoba y La Pampa, y la mayor parte de Buenos Aires observan lluvias superiores a lo normal y un régimen térmico benigno, con riesgo de heladas moderado a bajo y temperaturas medias. Por el contrario, Jujuy, Salta, el oeste de Santiago del Estero, Tucumán, oeste y centro de Córdoba, San Luis y oeste de La Pampa registran precipitaciones inferiores a lo normal y un régimen térmico riguroso, con calores intensos y mayor riesgo de heladas. Paralelamente, se producen abundantes nevadas en la cordillera, lo que incrementa la disponibilidad de agua para riego.


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• La Niña: ocurre cuando los alisios incrementan su velocidad por encima de lo normal, haciendo que el océano Pacífico Ecuatorial muestre un área con aguas frías frente a las costas de Ecuador y Perú. Las anomalías climáticas se invierten con respecto a El Niño, dando lugar a buenas condiciones en el oeste del área agrícola, perjudicando el este. Son temporadas de pocas nevadas, lo cual reduce el caudal de los ríos cordilleranos. El ENSO posee una notable capacidad predictiva, porque a partir de abril de un año empieza a dar señales de cómo puede ser la temporada que se extenderá hasta marzo del año siguiente, lo cual le ha conferido una gran popularidad como herramienta de planificación y comercialización. Como se explicará más adelante, durante los últimos años, la frecuencia e intensidad de los episodios de La Niña se incrementó considerablemente, provocando impactos de consideración.

Cambio en el estado medio del clima Desde que en 1886 Florentino Ameghino publicara su famosa obra Las inundaciones y las secas en la provincia de Buenos Aires, comenzó a perfilarse la noción de que el área agrícola nacional está sujeta a un ciclo periódico durante el cual atraviesa fases positivas y negativas. A partir de esta base, el fenómeno fue estudiado, surgiendo un modelo de ciclo que puede describirse en los siguientes términos:

Fase húmeda Los vientos cálidos y húmedos procedentes del trópico incrementan su penetración hacia el interior del área agrícola, al tiempo que se reduce la intensidad de los procedentes del oeste, secos y fríos. Las precipitaciones aumentan al tiempo que se reduce su variabilidad. Son lluvias de tipo frontal, bien distribuidas, de intensidad moderada y se producen con regularidad.



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Las zonas marginales del NOA, Cuyo, oeste del Chaco y oeste de la región pampeana adquieren capacidad agrícola. El régimen térmico se torna más benigno, aumentando el período libre de heladas y disminuyendo la intensidad de las heladas invernales. Los calores estivales se moderan. Se reduce el riesgo de tormentas severas con granizo, vientos y aguaceros torrenciales. Como contrapartida, se incrementa el área de las lagunas pampeanas, anegando grandes extensiones de campos bajos, y aumenta la frecuencia de crecidas de los grandes ríos. Adicionalmente, la disminución de la intensidad de los vientos del oeste reduce las nevadas en la cordillera, provocando una merma del caudal de los ríos cordilleranos y la consecuente reducción de la provisión de agua para riego.

Fase seca Los vientos cálidos y húmedos procedentes del trópico disminuyen su penetración hacia el interior del área agrícola, al tiempo que aumenta la intensidad de los vientos del oeste, secos y fríos. Las precipitaciones se reducen y aumenta su variabilidad. Las lluvias son de tipo convectivo, muy concentradas en algunos puntos y escasas en el resto, muy intensas pero poco regulares. Las zonas marginales del NOA, Cuyo, oeste del Chaco y oeste de la región pampeana pierden capacidad agrícola y son afectadas por una sequía semipermanente. El régimen térmico se torna riguroso, reduciéndose el período libre de heladas y aumentando la intensidad de las heladas invernales. Los calores estivales se vuelven inten-

sos. También se incrementa significativamente el riesgo de tormentas severas con granizo, vientos y aguaceros torrenciales. Como rasgos favorables, puede mencionarse que se reduce el área de las lagunas pampeanas, liberando grandes extensiones de campos bajos, y baja la frecuencia de las crecidas de los grandes ríos. Adicionalmente, el aumento de la intensidad de los vientos del oeste incrementa las nevadas en la cordillera, aumentando el caudal de los ríos cordilleranos y proveyendo abundante agua para riego.

Interacción entre variabilidad y cambio climático Durante las fases húmedas, los episodios El Niño aumentan su vigor, aportando fuertes lluvias, con riesgo de crecida de los ríos y anegamiento de las zonas bajas. Contrariamente, el fenómeno La Niña modera su intensidad, sin provocar sequías severas, por lo que sus efectos no se traducen en pérdidas graves. Por el contrario, durante las fases secas, El Niño pierde vigor, mientras que La Niña se vuelve particularmente intensa, causando notables y prolongadas sequías, acompañadas por heladas severas y fuertes calores que afectan gravemente la producción.

Causas del ciclo de fases secas y húmedas A lo largo de la historia, el área agrícola nacional experimentó una sucesión de fases secas y húmedas de distinta intensidad y duración. Las probables causas de estas fluctuaciones son varias y se conjugan para darles mayor o menor intensidad. • Calentamiento global. Este es un factor que viene ejerciendo su influencia en las tres últimas décadas. No es de naturaleza cíclica, por lo cual no pueden atribuírsele las causas elementales del ciclo. No obstante, es posible que acentúe la variabilidad del proceso, lo cual se ha venido notando fuertemente en los últimos años. • Actividad solar (gráfico 1). Es probable que esta sea la causa más profunda del ciclo de inundaciones y sequías. Los períodos de elevada actividad solar favorecen el desarrollo de fases húmedas, ya que proveen mayor energía al sistema climático, incrementan la evaporación de los mares aumentando el contenido de humedad de la atmósfera y, al calentar diferencialmente el Ecuador con respec-



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to a los Polos, vigorizan la circulación atmosférica en el sentido latitudinal, haciendo que el calor y la humedad se trasladen desde donde son más abundantes hacia donde se los necesita. • Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO) (gráfico 2). Esta oscilación climática observa prolongados períodos con el mar caliente, que se alternan con otros igualmente largos con mar frío, que suman un período total comparable al del ciclo de inundaciones y sequías. El Atlántico frío genera alta presión sobre el mar, mientras que el continente, más caliente, experimenta baja presión, por lo que los vientos húmedos procedentes del mar penetran profundamente en el área agrícola. Como consecuencia, se producen frecuentes precipitaciones generales de moderada intensidad, que permiten acumular grandes reservas de humedad, con bajo riesgo de tormentas severas. El buen estado hídrico de los suelos modera el régimen térmico, atenuando los fríos y los calores. Los episodios de El Niño se tornan vigorosos, mientras que los de La Niña resultan moderados. El Atlántico caliente reduce la presión sobre el mar, mientras que el continente, que se vuelve algo más frío, experimenta un descenso de la presión, poniendo una barrera que impide el ingreso de los húmedos vientos marítimos al interior del área agrícola. Por esta causa, las precipitaciones

se vuelven menos frecuentes, con prolongados lapsos secos. Cuando los vientos marinos logran romper dicha barrera, lo hacen con violencia, causando tormentas severas, con granizo, vientos y aguaceros torrenciales con una distribución muy despareja. Aunque la intensidad de las lluvias aumenta, su frecuencia disminuye, dando como resultado una menor acumulación de humedad. El litoral marítimo y fluvial se ve afectado por eventos extremos, mientras que el interior del área agrícola ve reducido el contenido de humedad de sus suelos, perdiendo capacidad agrícola. El régimen térmico se vuelve riguroso, con fuertes calores estivales e intensos fríos invernales. En este escenario climático de calentamiento del océano Atlántico, el fenómeno El Niño se debilita, mientras que La Niña se torna extremadamente intensa. • Oscilación Decadal del Pacífico (PDO): Esta oscilación, también conocida como La Madre, se produce en el Pacífico Norte. Sin embargo, aunque esa región está algo distante del área agrícola argentina, algunas investigaciones le adjudican cierto efecto positivo durante su fase cálida, mientras que en su fase fría produciría efectos negativos.

Cronología de fases secas y húmedas Estudios realizados mediante técnicas de reconstrucción paleoclimáticas, como la dendrocronología, así como el estudio de testimonios históricos y el análisis de series instrumentales, permitieron trazar una cronología aproximada del ciclo de inundaciones y sequías del área agrícola nacional. Fase seca desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX La causa más probable de esta prolongada fase seca fue un período de muy baja actividad solar o “Sol frío”, que produjo un marcado enfriamiento del planeta, conocido como Pequeña Edad del Hielo. Su inicio se retrotrae a mediados del siglo XVII, época en la que se produjo el denominado Mínimo de Maunder de la actividad solar (gráfico 1). No se sabe si este proceso fue acompañado por fluctuaciones de la temperatura del mar, pero es posible que haya coincidido con una etapa en la que el océano Atlántico se mantuvo más caliente que el continente, reduciendo la entrada de vientos húmedos hacia su interior.



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En el Cono Sur, este proceso produjo una intensa sequía, que incluyó una reducción de las nevadas en la cordillera, lo cual determinó que los pasos cordilleranos permanecieran abiertos gran parte del año. Esto fue lo que favoreció el paso del Ejército de los Andes a Chile, en enero de 1817, así como el paso de los Andes Colombianos por parte del ejército comandado por Simón Bolívar, entre los meses de junio y julio de 1819, contribuyendo significativamente a la emancipación americana. Algunos años después, hacia 1825, este mismo proceso permitió que los indígenas chilenos, impulsados por la falta de sustento que imponía la sequía en su área de origen, se trasladaran al territorio argentino, donde tampoco lo hallaron, recurriendo a los “malones” para poder subsistir. Fue la época del “desierto”, en la que gran parte del oeste y sur del país era escasamente habitable. La duración de esta fase seca se extendió por casi dos siglos, produciendo un ambiente que favoreció el desarrollo de una economía pastoril, dentro de la cual la figura del “gaucho” surgió como arquetipo de nuestra cultura. Fase húmeda, desde mediados del siglo XIX hasta fines de la década de 1920 Desde mediados del siglo XIX, la actividad solar se vigorizó, al tiempo que el océano Atlántico redujo su temperatura, lo cual produjo una prolongada fase húmeda que se prolongó a lo largo de casi 80 años, extendiéndose hasta fines de la década de 1920. Este cambio generó el marco para la Conquista del Desierto y alentó el poblamiento del interior del país, a partir de la fundación de colonias en La Pampa, el oeste de Buenos Aires y el oeste de Córdoba, en áreas que, durante la fase seca precedente, habían mostrado escasa aptitud para la agricultura. En esta etapa, la frontera agrícola se expandió considerablemente, desplazando en buena medida a la ganadería. La figura del colono reemplazó paulatinamente a la del gaucho que, tal como cuenta José Hernández en el Martín Fierro, entró abruptamente en el ocaso. Este proceso fue impulsado por fuerzas sociales y económicas, pero sin el marco favorable brindado por el incremento de las lluvias, es probable que la economía nacional se hubiera mantenido estancada dentro del ámbito netamente pastoril, dejando incumplido el axioma de Alberdi: “Gobernar es poblar”.

Fase seca, desde fines de la década de 1920 hasta mediados de la década de 1970 Hacia fines de la década de 1920, un moderado descenso de la actividad solar se combinó con un fuerte calentamiento del océano Atlántico, produciendo un abrupto descenso de las precipitaciones, acompañado por una elevada variabilidad climática que incluyó un riguroso régimen de heladas y fuertes calores estivales. Los eventos de El Niño se hicieron tan débiles que durante la campaña 1951/52 se experimentó una terrible sequía, acompañada por intensas heladas y fuertes calores estivales, lo cual produjo una de las mayores caídas productivas registradas en el país. En esa temporada, la producción total de granos fue de sólo 6,5 millones de toneladas, contra los 18 millones de toneladas habituales a fines del período húmedo anterior. El área agrícola, que a fines de la década de 1920 había superado los 20 millones de hectáreas, se redujo gradualmente hasta llegar a 13 millones de hectáreas a fines de la década de 1950. Muchos colonos fueron desplazados de las zonas marginales, produciéndose una verdadera migración interna que permitió que la ganadería recuperara terreno, ocupando las áreas desalojadas por la agricultura. Pasaron muchos años llenos de vicisitudes antes de que se desarrollara un esquema de rotación agrícola-ganadera, que restableció la sustentabilidad del sistema productivo. Gracias a ello, la producción retomó su tendencia positiva, aunque siempre mantuvo un manejo preventivo atento a las fluctuaciones negativas del clima que predominaron durante este prolongado período que se extendió hasta mediados de la década del 70. Esta secuencia se repitió en forma muy aproximada en el área agrícola de los EE. UU. y de Brasil. En EE. UU., la prolongada sequía que comenzó a fines de la década de 1920 produjo un fenómeno conocido como Dust Bowl (literalmente, cuenco de polvo), que consistió en un proceso de erosión eólica tan intenso que se registraron tormentas de polvo a lo largo de muchos años en una amplia superficie que abarcó la mayor parte del oeste del área agrícola norteamericana. El abandono de muchas granjas por parte de los campesinos empobrecidos y desanimados fue uno de los factores que contribuyeron al famoso “Martes Negro” del 29 de octubre de 1929, el


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puntapié de un período de depresión económica que se extendió por más de diez años, afectando no sólo a los EE. UU., sino a todo el mundo. En el mismo período, Brasil observó una prolongada e intensa sequía, que afectó especialmente la región nordeste, que vio dañada su economía agrícola, al punto que su zona interior se despobló considerablemente, emigrando sus habitantes hacia las ciudades de la costa. Fase húmeda, desde mediados de la década de 1970 hasta mediados de la década de 2000 A mediados de la década del 70, la actividad solar entró en una etapa extremadamente intensa, considerada récord dentro del período de mediciones instrumentales, a la vez que el océano Atlántico entró en una fase fría; y es probable que el inicio del calentamiento global haya ejercido cierto efecto sinérgico sobre este proceso. Esta combinación de factores activantes produjo una fase húmeda durante la cual las precipitaciones asumieron un carácter general, proveyendo humedad en forma pareja y frecuente, al tiempo que el régimen térmico se moderó, aumentó el período libre de heladas, disminuyó la intensidad de las heladas invernales y se redujo la intensidad de los calores estivales. Las zonas marginales del este del NOA, el oeste de la región chaqueña y el oeste de la región pampeana recuperaron aptitud agrícola. Impulsadas por los avances tecnológicos y por el crecimiento de la demanda, experimentaron una verdadera revolución, complementando eficazmente la producción de las zonas agrícolas principales. Durante este período óptimo desde el punto de vista climático, hubo sólo una campaña, la 1988/89, afectada por una sequía severa que, lamentablemente, le dio el golpe de gracia al Plan Primavera, forzando la entrega anticipada del poder por parte del presidente Alfonsín. Gracias a este prolongado período favorable, la superficie nacional cultivada con granos pasó de poco menos de 20 millones de hectáreas al comienzo del período a casi 30 millones de hectáreas a mediados de la década de 2000, al mismo tiempo que los rindes se incrementaron considerablemente. Como consecuencia, la producción nacional pasó de alrededor de 40 millones de toneladas, a comienzos de la década de 1990, a alrededor de 100 millones de toneladas, hacia mediados de 2000. No obstante, varios investigadores, como Adol-

fo Glave, de INTA Bordenave; Ernesto Viglizzo, de INTA Anguil; Silvia Pérez, de la Facultad de Agronomía de la UBA, así como el autor de estas líneas, venían señalando que era probable que, en algún momento, se produjera el fin de la fase húmeda, para dar comienzo a una fase seca (gráfico 3). Lamentablemente, la euforia de los buenos tiempos impidió que se consideraran debidamente estas advertencias y, cuando lo anunciado se produjo, tomó al agro argentino desprevenido, provocando serios perjuicios.

Una nueva fase seca Hacia mediados de la década del 90, el océano Atlántico ingresó en una fase de calentamiento que, inicialmente, no produjo efectos notables. Sin embargo, a mediados de 2000 se le sumó una notable disminución de la actividad solar. Esta conjunción de factores negativos puso fin a la fase húmeda que venía desarrollándose y dio comienzo a una nueva fase seca que ya lleva varias temporadas y es probable que se prolongue durante un tiempo considerable, en forma similar a lo ocurrido en ocasiones anteriores. Los síntomas observados en esta nueva etapa seca son similares a los experimentados durante la seca que se desarrolló entre fines de la década de 1920 y mediados de la década de 1970. Algunos de ellos se presentan a continuación.

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Foto 1. Maíz afectado por sequía en la zona de Huinca Renancó (Córdoba) en la primavera de 2013.

Foto 2. Diciembre 2012: Inundaciones en el oeste de Buenos Aires.

• Abrupto descenso de las precipitaciones (gráfico 4). • Notable incremento de la variabilidad climática, caracterizada por la alternancia de largos períodos secos y épocas de intensas lluvias (fotos 1 y 2). • En las zonas donde el régimen de precipitaciones es primavero-estival, como el NOA y el NEA, se acortó la duración de la temporada de lluvias, que empezaron más tarde y terminaron más temprano. • Se incrementó fuertemente la frecuencia e intensidad de las tormentas severas, produciendo graves pérdidas de vidas y de bienes por efecto de los vientos, del granizo y de los aguaceros torrenciales que los acompañan (fotos 3). • El régimen de heladas se volvió riguroso, acortándose el período libre e incrementándose la intensidad de las heladas invernales (foto 4). • Volvieron a registrarse fuertes olas de calor, que agotan las reservas de humedad de los suelos y perjudican los cultivos. • Los eventos de El Niño se tornaron débiles, a la vez que el fenómeno La Niña adquirió una intensidad extrema, generando fuertes mermas productivas. Como consecuencia, las áreas marginales del NOA, Cuyo, oeste de la región chaqueña y oeste de la región pampeana perdieron gran parte de la aptitud agrícola que habían ganado durante la fase húmeda precedente. La ganadería y la lechería también fueron duramente castigadas, porque el brusco descenso


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de las lluvias sorprendió a la mayoría de los productores sin adecuadas reservas de forraje que les permitieran hacer frente a las prolongadas interrupciones de la cadena forrajera que se presentaron cada vez con mayor frecuencia, causando mortandad de animales y la liquidación de parte del stock. Los suelos de las zonas marginales perdieron gran parte de su cobertura vegetal, quedando expuestos a la erosión eólica, volviendo a observarse tormentas de polvo de gran magnitud. Las zonas del este del área agrícola (Cuenca del Salado, Entre Ríos, norte santafesino, este de la región chaqueña, Corrientes y Misiones) comenzaron a verse afectadas por una alternancia de inundaciones y sequías. Es difícil prever cuánto podría durar esta nueva fase seca. Si se considera la influencia de la AMO, podrían ser unos 20 años más, dado que la duración de las fases de calentamiento por ese fenómeno es de aproximadamente 30 años, de los cuales han transcurrido 10. En cambio, en lo que respecta al rol del descenso de la actividad solar, la duración de la fase seca podría ser mucho mayor, ya que algunos especialistas en el tema prevén un largo período con Sol frío. Si esta previsión se cumpliera, hacia 2042 podría producirse un mínimo de actividad solar similar al de Maunder, disparando un largo período frío, que podría llegar a transformarse en una nueva Pequeña Edad del Hielo. En este escenario, el proceso de calentamiento global cumpliría un rol moderador del enfriamiento del planeta, por lo que en lugar de verlo como una amenaza, podríamos considerarlo un factor benéfico. Como puede apreciarse, se trata de una interacción complicada, cuyo desarrollo futuro y duración son difíciles de prever. Habrá que observar cuidadosamente su evolución a fin de diagnosticar en forma precoz los cambios de tendencia. En cualquier caso, no cabe duda de que se está frente a un cambio desfavorable similar a otros ocurridos en el pasado y que amenaza con prolongarse por lo menos unos 20 años más. Es necesario asumir que el tiempo de los récords productivos ya pasó y que ha llegado el momento de apuntar a la máxima seguridad de producción, para lo cual será necesario efectuar algunos ajustes antes de que la situación empeore.

Foto 3. Maíz afectado por granizo en Marcos Juárez durante la primavera de 2013.

Figura 4. Trigo afectado por heladas en el norte de Santa Fe durante la primavera de 2013. Fotos 1, 2, 3 y 4: cortesía de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales.

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Replanteo del esquema productivo Este cambio en el escenario climático exige un replanteo del esquema productivo, ya que el actual está dando muestras de no adaptarse al cambio que se encuentra en marcha. Es urgente efectuar un análisis de sus debilidades frente al desarrollo de una nueva fase seca y llevar a cabo las adecuaciones y los desarrollos tecnológicos necesarios para restablecer su capacidad de producción sustentable. En este sentido, se necesita, en primer lugar, trazar un cuadro preciso y detallado de ese cambio. La primera tarea es actualizar y sistematizar los conocimientos fragmentarios que poseemos actualmente mediante la confección de un atlas de cambio climático del área agrícola nacional. A partir de esa base, se podrán encarar con fundamento una serie de tareas. Sin que el listado que se presenta a continuación pretenda ser exhaustivo, he aquí algunos de los aspectos que resulta necesario revisar y ajustar, desarrollando la tecnología necesaria para que ello sea posible. • Genética: desarrollar cultivares de granos y pasturas eficientes en el uso del agua, a fin de mejorar su rendimiento en condiciones de déficit hídrico. Promover las variedades de ciclo corto que se adecuen a la menor duración de la temporada de lluvias. • Épocas de siembra y dobles cultivos: revisar la práctica de siembras muy tempranas y los dobles cultivos, ya que las condiciones de la fase seca los exponen a las heladas y a la disminución de las lluvias. • Rotación: considerar la posibilidad de restablecer la rotación agrícola-ganadera, ya que la rotación exclusivamente agrícola que se encuentra en vigencia es cada vez más vulnerable a la acción climática. Esta modalidad presentaría la ventaja adicional de proveer una capacidad de recuperación natural de la fertilidad. • Sistemas de labranza: si bien el sistema de siembra directa vigente presenta buena adaptación al nuevo ambiente, sería conveniente con-

siderar la posibilidad de incrementar su adaptación, volviendo a introducir recursos como los sistemas lister y semilister. • Manejo de suelos: dado que se observan voladuras en rastrojos de campos manejados con siembra directa, sería conveniente estudiar la posibilidad de generar una mejor cobertura durante el lapso en que no están cubiertos por los cultivos. • Cadena forrajera: es necesario volver a disponer de reservas para hacer frente a interrupciones prolongadas de la cadena forrajera. • Combate contra adversidades climáticas, como granizo, vientos y heladas: es urgente mejorarlo y ampliarlo a fin de hacer frente a los crecientes impactos que se están observando. • Combate de incendios forestales y de campos: es urgente mejorar la capacidad para prevenir este tipo de adversidades. • Sistema de cosecha, acondicionamiento, almacenaje y transporte: se debe mejorar la eficiencia y reducir costos. • Sistema de comercialización: debe ser revisado a fin de mejorar su capacidad de cobertura y darle mayor flexibilidad. • Sistema de previsión y pronóstico de adversidades climáticas: debe ser ampliado y mejorado para que pueda cumplir sus funciones en el nuevo escenario climático. • Seguros y otros instrumentos financieros: es necesario fortalecer el sistema a fin de que pueda brindar coberturas adecuadas en el ambiente riguroso en que se ha instalado. • Régimen de emergencia y desastre agropecuario: es necesario revisarlo y darle flexibilidad a fin de que se adecue al nuevo escenario climático. Y todo esto hay que hacerlo con celeridad, para que nos ubiquemos delante y no detrás de los hechos: “Un gramo de prevención evita más daños que una tonelada de remediación”. f CREA Eduardo M. Sierra Especialista en Agroclimatología



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Claves para volver a crecer


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Durante la última jornada de actualización técnica organizada por los grupos CREA del Sudoeste, el analista Miguel Gorelik ofreció una visión de largo plazo del sector ganadero argentino. Tras revisar el pasado reciente, y luego de establecer una comparación de lo sucedido en nuestro país con lo ocurrido en la región, demostró que, proporcionalmente, la Argentina pasó de ser un productor de punta a ser un país que tiene mucho terreno por reconquistar. Sin embargo, destacó las posibilidades de recuperación del sector y afirmó que la clave de la ganadería de los próximos años está en las exportaciones.

Una situación complicada “Atravesamos una etapa muy complicada”, aseguró Gorelik al comienzo de su presentación. El analista, quien además es director del portal ValorCarne.com, sostuvo: “Hoy los precios no son bajos


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en términos históricos, aunque se ha perdido rentabilidad y los márgenes no son suficientes para incentivar a los productores a expandir el rodeo o a realizar nuevas inversiones”. El orador recordó cómo se llegó al actual panorama: “Anteriormente, en el período 2007-2009, el sector experimentó una liquidación muy importante, resultado de las políticas desfavorables para el sector y de una sequía ‘histórica’”. “En 2010, por efecto de la propia escasez, los precios de la carne alcanzaron un nivel inusitado en términos reales, con valores nunca vistos en más de 100 años de estadísticas económicas. Lógicamente, esta situación fue cediendo ya que no había forma de que el mercado los soportara.

Desde entonces, y más allá de que el precio haya fluctuado en términos nominales, la inflación se comió gran parte del valor del ganado”, completó. “Si se los analiza de manera aislada, los precios no están tan mal en términos históricos. Sin embargo, es muy notorio el contraste entre esta realidad y la situación de precios extraordinarios de tres años atrás. Este deterioro también se debió al mantenimiento de políticas que se vienen aplicando desde 2005, cuando el Gobierno empezó a intervenir el mercado de la carne”, explicó Gorelik.

Situación actual de la ganadería Para entender qué sucede con la carne vacuna en la Argentina, el analista recurrió a distintos indicadores clave. El primero fue la evolución de la faena: tal como se aprecia en el gráfico 1, “todos los meses de 2013, con excepción de marzo, la matanza superó la del año pasado”, comentó el disertante. Según el analista, este aumento en el porcentaje de faena era absolutamente esperable. “La cantidad de terneros producida después de la fuerte liquidación del período 2008-2009 fue muy importante; esta es la oferta que el mercado está recibiendo”, apuntó. El problema es que “esta oferta aparece en un momento en que el nivel de exportaciones es ridículamente bajo: estamos exportando un 6% de la producción total frente a un promedio histórico del 20-25%”, agregó.



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Al mismo tiempo, el crecimiento de la faena se produce en un momento en que no se espera que el consumo de los argentinos crezca ostensiblemente. “Después de la fortísima caída de la demanda interna provocada por el aumento de precios en 2010, el consumo per cápita no ha llegado aún al nivel histórico de los últimos años. Este comportamiento coincide con una importante oferta de carne de pollo y de cerdo. El mercado interno está suficientemente abastecido, por lo que no presionará para disponer de una mayor oferta de carne. Esto también explica el deterioro de los precios de la hacienda en términos reales”, expresó el orador.

Diferencias Más allá del incremento en los niveles de faena anual, el analista señaló que se debe diferenciar lo que está sucediendo con las distintas categorías; este factor introduce nuevos matices dentro de la situación actual del mercado (gráfico 2). “Por ejemplo, durante todo el año, la faena de vacas se mantuvo por encima de los niveles del año pasado”, indicó. A su vez, si se consideran las vaquillonas, se observa un incremento de la cantidad que se vende con destino a faena. Por otra parte, la matanza de terneros en los últimos meses creció entre el 40 y el 45% respecto del año anterior”, comentó Gorelik. “Dentro de la categoría novillos, una situación particular es la del novillo pesado, que escasea desde hace unos cuantos meses y es un objetivo muy importante para la pequeña porción de la demanda constituida por la industria exportadora. Por esta razón, su precio presenta un recorrido distinto al que surge de las categorías que se envían al Mercado de Liniers para abastecer al mercado interno”, distinguió.

Exportaciones Otra de las variables consideradas por Gorelik para analizar el presente de la ganadería argentina fueron las ventas al exterior. Tal como señalara, las exportaciones se encuentran en un nivel mínimo histórico de 5% en relación con la faena (gráfico 3).



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Comparaciones odiosas Más allá de la inflación, la clave para entender qué ocurre hoy en el sector ganadero son las medidas políticas adoptadas en los últimos ocho años, tales como el intento de acuerdos de precios (2005); el aumento de los derechos de exportación y la eliminación de reintegros (2005); la creación de los ROE (2006); el anuncio de la prohibición de las ventas al exterior (2006); la cuotificación y manipulación de las exportaciones que se produjo desde 2006 en adelante, y el esquema de gran barata. Para medir el efecto que tuvieron estas medidas, Gorelik comparó lo sucedido en la Argentina en los últimos 12 años con lo ocurrido en Uruguay, Brasil y Paraguay. Para neutralizar las diferencias de escala, consideró distintas variables para cada país con una base igual a 100 como promedio. En primer lugar, relató lo sucedido con las existencias ganaderas: “En el año 2000, todos los países mantuvieron un stock parecido, en un nivel muy bajo. Desde entonces, las existencias argentinas fueron en aumento hasta alcanzar un pico en 2007, a partir del cual experimentaron una caída abrupta de la que se recuperaron sólo en parte. Como consecuencia, a fines de 2012, éramos el país del Mercosur que menos existencias tenía en relación con los valores históricos (gráfico 4). Con la producción de carne sucedió algo parecido (gráfico 5): en 2000, la Argentina era el mayor productor de carne, aunque terminó siendo el de peor performance de los cuatro países considerados.


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En el caso de las exportaciones, ocurrió exactamente lo mismo: la Argentina, junto con Uruguay, eran los principales exportadores, lo que contrasta abiertamente con la situación actual. Con el precio del novillo sucedió algo paradojal: uno de los principales objetivos de la política gubernamental era mantenerlo en un nivel bajo, pero luego de la crisis de 2009, momento en que la Argentina contaba con el valor más económico del Mercosur, llegó a ser, en 2012, el país donde el novillo era más caro, medido por el tipo de cambio oficial (gráfico 6). Gorelik concluyó que si se toman en cuenta estas variables (existencias, producción, consumo per cápita, precio de la carne al público, precio del novillo y exportaciones), no se puede menos que concluir que en todos los casos el resultado de la política oficial implementada fue negativo.

Perspectivas a largo plazo Más allá de las políticas del Gobierno argentino, Gorelik destacó que la situación mundial sigue constituyendo una oportunidad para la carne argentina. “Millones de personas en el mundo están comenzando a consumir carne vacuna. El fuerte crecimiento de los países en desarrollo (Asia, norte de África, Medio Oriente, América Latina); la reducción de la pobreza, y la urbanización de las sociedades implica un cambio en las dietas que configura una demanda de importantes proporciones, y los países del Mercosur son los más aptos para satisfacerla”, alentó.

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El orador afirmó que “hay pocas regiones en condiciones de aumentar su producción; por eso, la Argentina es candidata firme a ser un proveedor destacado para esa demanda mundial”.

Perspectivas locales “En este momento, los ganaderos argentinos no tienen incentivos para mantener su producción, mucho menos para expandirla. La industria procesadora arrastra años de pérdidas; algunas empresas han sabido adaptarse a la adversidad, aunque apenas alcanzan un resultado neutro. Lamentablemente, la mayor restricción para que se modifique esta situación es la política de ganados y carnes que rige desde 2005”, proyectó Gorelik. Sin embargo, más allá de este presente complicado, el disertante sostuvo que hay posibilidades ciertas de que se vuelvan a crear las condiciones para aumentar la producción de carne en el mediano plazo. En este sentido, señaló que “el objetivo que debe alcanzar la Argentina no es necesariamente la recuperación de las cabezas que tuvo en 2007, sino un stock algo menor, superior al actual, pero con un aumento importante de la productividad”. Ante esta situación, Gorelik planteó cuáles deberían ser las prioridades que permitirían cambiar el

contexto en el mediano plazo: “En primer lugar, se deberían eliminar los derechos de exportación y el diferencial cambiario creado a través de la institución del cepo”. “Además, se debe insistir con algunos temas de índole diplomática que la Argentina tiene que ir resolviendo, algunos de los cuales ya se han puesto en marcha: conseguir la rehabilitación para acceder al mercado de EE. UU. y de Canadá, y participar de la cuota 481 de feed lot de la Unión Europea”, propuso el orador. Hasta ahora, sólo Uruguay está habilitado para utilizarla y exporta más carne a través de esa cuota, que no tiene derechos de importación, que a través de la cuota Hilton, que implica un arancel del 20%. “Otra meta debería ser lograr el acceso sanitario a países que nunca aprobaron la carne argentina, como México, Corea, Japón y Taiwán. Uruguay, que se encuentra en una situación libre de aftosa con vacunación, igual que la Argentina, logró acceder al mercado coreano. En esta última década, hubo accidentes de aftosa en países inexpugnables, como Corea, Gran Bretaña y Japón, que son islas. Parecería que estos países han flexibilizado en alguna medida su visión de no aceptar carne de países libres de aftosa con vacunación”, concluyó. f CREA



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4 GANADERÍA 201 El marco económico en el que se desarrolla la actividad no alienta una recuperación estructural de la oferta de hacienda y de carne

La cadena ganadera sigue mostrando fragilidad, luego de liquidar 10 millones de cabezas en 2008 y 2009. La producción neta no aumentó en forma significativa en los últimos años, y los incrementos de faena se dieron por un aumento de la participación de hembras y por la matanza de machos más jóvenes. En años de existencias ganaderas superiores a las actuales, el consumo interno se abastecía con aproximadamente el 60-70% de los novillos y novillitos producidos en el año, quedando los remanentes para el ejercicio siguiente. En los últimos años, ese porcentaje se ha ido incrementando como resultado de la aceleración del proceso de engorde llegando, en 2013, a valores cercanos al 100% y una duración media de la invernada de 12 meses (gráfico 1). Este proceso de acortamiento de las invernadas resulta en un aumento de la eficiencia, pero trae aparejada una reducción sustancial del stock de novillos y novillitos. Simultáneamente, en los últimos meses se observa un aumento del consumo interno de carne vacuna. Su precio aumentó menos que el del pollo o el de otros sustitutos. En 2011, el precio de 3 kilos de pollo equivalía a un kilo de carne vacuna, y en octubre de 2013, la relación bajó a 2,3 a 1 (gráfico 2).

La oferta ganadera sigue escasa En un informe preparado por la Comisión de Ganadería de AACREA, se indica que, en los últimos dos años, la faena creció 16 por ciento respecto de 2011. En ese período, los precios ganaderos bajaron en términos nominales y en moneda constante, frente a un continuo aumento de los costos de producción. Al mismo tiempo, las retenciones, las


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restricciones a las exportaciones y los cambios en las condiciones de mercado establecieron un marco de reglas inestables que no alentaron el crecimiento de la actividad. La ganadería requiere un futuro previsible, en función del largo período de tiempo que transcurre entre la inversión y el resultado. Ese conjunto de factores determinó el aumento del porcentaje de hembras en la faena, lo que implicaría menor producción de carne en los próximos años.

Futuro Todavía no se habría entrado en una nueva fase de liquidación ganadera, pero el futuro inmediato de la actividad no es promisorio. El escenario en los próximos dos años ya está definido y mantendrá una oferta escasa de carne. Los terneros que nacieron en 2013 son los que irán a faena en 2014. Son producto del servicio de 2012. Los terneros que nazcan en 2014 serán producto del servicio actual y serán faenados en 2015, con un origen similar en lo referido a baja cantidad de hembras entoradas. El acortamiento de las invernadas eliminó las transferencias de animales entre años, como ocurría anteriormente, cuando había un buffer de

oferta por solapamiento de las camadas de novillos, a partir de los distintos ritmos de engorde. El peor escenario para los próximos años sería que la falta de expectativas generara un sostenimiento de la oferta de carne a través de un incremento del porcentaje de hembras en la faena. La oferta de carne recién podría aumentar en 2016, si en marzo-abril de 2014 hubiera un escenario alentador de precios y aumentara la retención de hembras. Pensando en el largo plazo, los sistemas de invernada alcanzaron su máximo de aceleración en el engorde y no pueden seguir compensando la falta de producción de carne. Los caminos de aumento de oferta de carne estarán dados por dos variables relacionadas a las condiciones de certidumbre del largo plazo en que se desenvuelven las empresas: el peso medio de faena y la eficiencia de los sistemas de cría. En síntesis: el marco económico en el que se desarrolla la actividad ganadera no alienta la recuperación estructural de la oferta de hacienda ni de carne, a partir de los bajos niveles de 2010. A su vez, el sistema se volvió más frágil porque el engorde de novillos se aceleró y no hay cómo hacer frente a imprevistos. f CREA



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El potencial del campo para el desarrollo de la Argentina Una visión a 2020 El sector agropecuario argentino es responsable del 60% de las exportaciones y del 45% de la recaudación tributaria nacional. Está integrado por 276.000 establecimientos familiares y genera servicios y productos para alimentar a la población y para abastecer a numerosas industrias procesadoras, que incluyen las de biocombustibles. Además, genera trabajo en todo el territorio nacional y constituye un componente de gran importancia para el desarrollo del país. En un trabajo preparado por el Movimiento CREA a pedido de la Mesa de Enlace, se indica que en las últimas décadas el sector venía creciendo a tasas constantes, pero en los últimos años se ha estancado, tal como se puede observar en los gráficos 1 y 2. Este comportamiento contrasta con el observado en los países limítrofes, que continuaron su proceso de crecimiento en materia de producción agropecuaria (gráficos 3).

Crecimiento posible Más allá de la situación actual, diversas fuentes nacionales e internacionales proyectan un fuerte crecimiento del sector agropecuario argentino para los próximos siete años. Las estimaciones de producción de granos indican que en 2020 se podrían alcanzar de 124,1 a 157,7 millones de toneladas, según la fuente considerada (gráfico 4). A su vez, la producción de carne bovina podría llegar a 3-3,8 millones de toneladas, la de carne aviar podría ascender a 2, 4-3 millones de toneladas, mientras que la producción lechera ascendería a 14,1-18,3 millones de litros.

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Alcanzar el potencial enunciado implicaría que la producción agropecuaria argentina podría alimentar a 632-745 millones de personas según la fuente considerada, en vez de a los 441 millones actuales. Expresado de otra manera: la producción alcanzaría para alimentar a 15,5-18,3 Argentinas, en vez de a las 11 actuales. El valor bruto de la producción agropecuaria pasaría de los 71,364 millones de dólares actuales a 87.646-100.359 en 2020.

Condiciones Esta producción adicional calculada permitiría generar más divisas, contar con más productores, más proveedores, más empleados rurales, más técnicos, más desarrollo local, mayor arraigo y mayor dinamización de la economía nacional. Sin embargo, para que esa oportunidad se convierta en una realidad, hace falta que se den varias condiciones imprescindibles: que el negocio sea rentable, que haya previsibilidad, que se puedan incorporar nuevas tecnologías, que haya institucionalidad y que se establezcan políticas a largo plazo. f CREA

El presente trabajo contó con el financiamiento del Fondo Federal Agropecuario y fue desarrollado por el Movimiento CREA para la Comisión de Enlace.



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Christian Angió (izquierda) y Mauricio Samper.

Colombia: la próxima frontera agrícola Una región en la cual está todo por hacerse


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Christian Angió, exdirectivo de El Tejar, se asoció con un exgerente de Cargill Foods Colombia, Mauricio Samper, para crear una consultora dedicada a desarrollar emprendimientos agrícolas en ese país. “Colombia fue el último país en el cual abrió una oficina El Tejar. Eso fue en 2009. Con el fallecimiento de su presidente, Oscar Alvarado, en 2010, ese proyecto quedó en suspenso. Luego me fui de El Tejar y, por intermedio de un contacto, comencé a asesorar a Alquería –una de las industrias lácteas más grandes de Colombia– en el desarrollo de un módulo agrícola en la zona de los Llanos Orientales”, recuerda Angió. “Durante ese trabajo, conocí a Mauricio Samper y juntos creamos una consultora, AgriSamán, por medio de la cual estamos armando un emprendimiento agrícola de 10.000 hectáreas en la zona noreste del departamento de Meta. En estos momentos estamos llevando a cabo la primera ronda de capital para comprar tierra y desarrollarla”, añade. –La idea no es alquilar, sino comprar… –Estamos abiertos a ambas posibilidades, pero entendemos que el valor de la tierra en esa región es muy bajo aún y que, por lo tanto, es conveniente comprar. Se trata de una zona en la que es necesario invertir para “corregir” los suelos. –¿Cuál es el costo de esa corrección? –La buena noticia es que no es necesario tirar un solo árbol porque se trata de una sabana integrada por pastos naturales; en algunos aspectos, tiene una composición similar a la del estado brasileño de Mato Grosso. En los Llanos es necesario incorporar unas cinco toneladas de cal por hectárea para corregir los suelos, entre otras mejoras. Eso requiere una inversión de 1200 a 1500 U$S/ha. Actualmente, el valor de la tierra se ubica en torno a los 1000-1500 U$S/ha. –¿En qué situación se encuentra la cuestión de los títulos de propiedad? –La gran limitante que tiene Colombia es la denominada UAF, que es la Unidad Agrícola Familiar, la cual varía según los departamentos, pero, en general, comprende una superficie de unas 1000 hectáreas. La normativa vigente determina que una persona física o jurídica puede comprar hasta una UAF. Y eso corre tantos para colombianos como para extranjeros.

–¿Cómo se hace, entonces, para sumar escala con esa restricción? –Sumando diferentes accionistas que inviertan en módulos de 1000 hectáreas. Ha habido algunas irregularidades al respecto. Pero para hacer las cosas por derecha, es necesario buscar tantos inversores como escala quiera uno tener. Eso, en lo que respecta a la compra de tierras; para alquilar, no existen limitaciones. –¿Qué inversión total requiere poner en producción una hectárea virgen de los Llanos Orientales? –Además de la compra de la tierra y de la corrección de los suelos, es necesario armar una empresa maquinaria propia, porque no existe la figura del contratista rural. Los fierros se pueden importar desde EE. UU. o desde Brasil sin inconvenientes. También es necesario capacitar al

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personal, construir una planta de silos, disponer de capital de trabajo; en definitiva, la inversión inicial puede llegar a los 7000 U$S/ha. Nuestros cálculos indican que se recupera en un plazo de 10 a 12 años. –¿Eso sin contar con la eventual valorización de la tierra? –Sí, ese cálculo considera sólo los ingresos estimados por la operación. Pero es muy probable que en unos 10 años lo que hoy vale 1500 U$S/ ha se encuentre en, al menos, 6000 U$S/ha, en lo que respecta a tierra sin corregir. De hecho, en algunas zonas ya está valiendo eso. –¿Dónde? –En las tierras sin transformar, que se encuentran más cercanas a los centros de consumo y, por lo tanto, tienen mejores accesos. Tres cuartas partes del grano que consume Colombia provienen del exterior. Los precios del maíz y de la soja son más altos que en los países de origen debido a que se fijan por paridad de importación.

–¿Por qué no se desarrolló antes la zona de los Llanos? –Se trata de una zona que tiene unos ocho años de antigüedad en la producción; no más. Antes estaba ocupada por la guerrilla. Esa tierra, que hoy cuesta 1500 U$S/ha, unos seis años atrás se conseguía a 200 o 150 U$S/ha, porque producir ahí implicaba un riesgo muy grande. Además, en Colombia no existe conocimiento sobre gestión productiva y comercial de sistemas agrícolas extensivos; en ese sentido, es como si fuese Uruguay 10 años atrás. La gran diferencia con los países del Cono Sur es que Colombia importa granos y los precios de la soja y del maíz son los valores de paridad de importación. En estos momentos, la soja, por ejemplo, cotiza a unos 640 U$S/tonelada. Los “premios” de la paridad cambian según la coyuntura: son más reducidos cuando ingresa la cosecha local o cuando entra un gran cargamento del exterior. Pero el hecho es que importan unos siete millones de toneladas de granos por año en un contexto de demanda creciente. Sólo con el crecimiento de la demanda previsto en los próximos años, para mantener los actuales niveles de importación Colombia debería sembrar un millón de hectáreas más, lo que implica que la paridad de importación seguirá estando presente durante mucho tiempo. –Hablemos de los riesgos, como la guerrilla, que sigue estando en varias zonas….


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–Sí, es un riesgo latente. Es un problema mucho más reducido que años atrás. Pero sigue presente y se incrementa a medida que uno se acerca a la frontera con Venezuela. En cuanto a la cuestión logística, la zona elegida para desarrollar el emprendimiento está localizada a unos 35 kilómetros de Puerto Gaitán y a unas seis horas de viaje de la ciudad de Villavicencio.

Producción –¿Cómo son los ciclos agrícolas? –Es posible lograr dos cosechas completas por año. La rotación debería ser soja-maíz todos los años. El maíz se siembra a fines de marzo para cosecharlo entre fines de julio y comienzos de agosto, y se siembra la soja inmediatamente atrás. Las lluvias van de fines de marzo a fines de noviembre, mientras que de diciembre a febrero no llueve casi nada. La soja se cosecha en diciembre y, luego, queda en barbecho hasta marzo. –¿Y los rindes? –Al emplear buena tecnología y una adecuada gestión de procesos, en un año climático promedio es posible lograr rendimientos de 30 qq/ ha de soja y de 75 qq/ha de maíz en secano. Con un precio de 640 U$S/tonelada, un rinde de 30 qq/ha de soja implica una facturación bruta por hectárea de más de 1900 dólares. El flete hasta Bogotá ronda los 80 U$S/tonelada. Los insumos son más caros porque muchos son importados. Hoy se siembran unas 70.000 hectáreas en los Llanos, pero el potencial es de, al menos, tres

millones de hectáreas. –¿De dónde proviene la genética? –La Fundación para el Desarrollo Agroindustrial de la Altillanura viene realizando adaptaciones de semillas empleadas en Mato Grosso. También se importan materiales de diversos orígenes. A muchas empresas semilleras les interesa posicionarse en Colombia, pero aún no tienen masa crítica para realizar grandes desarrollos comerciales. f CREA

Christian Angió: “En la zona de los Llanos Orientales existen al menos tres millones de hectáreas con alto potencial productivo agrícola a valores desarbitrados respecto de las demás regiones del continente”.

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Una crisis muy amarga Los productores de caña de azúcar enfrentan una situación terminal

A principios de 2013 se preveía una gran producción de azúcar en la Argentina, que excedería holgadamente las necesidades del consumo interno. Ello determinó que el precio de la bolsa de 50 kilos cayera a 130 pesos, contra 200 pesos del año anterior. Quienes vendieron su producción temprano sufrieron fuertes quebrantos por ese motivo. Luego, los cultivos se vieron afectados por una grave sequía, seguida de una severa helada a mediados de julio, que redujo significativamente la producción de los cañaverales y llevó el precio a 180-200 pesos por bolsa. Como consecuencia de estas adversidades, se habrían perdido 1,1 millones de toneladas de

azúcar, sobre 3 millones que se hubieran producido con condiciones climáticas favorables. El consumo interno es de 1,68 millones de toneladas, por lo cual 1,9 millones de toneladas producidas, más los excedentes de campañas anteriores, alcanzarían holgadamente para abastecer las necesidades. Mientras tanto, el precio internacional del azúcar es bueno –casi el doble del histórico–, aunque la paridad del tipo de cambio es baja, lo cual no torna atractiva la exportación. En síntesis: los productores tendrán un mal año con la caña de azúcar por bajos precios o por malos rendimientos, según la época del año en que vendan.


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Producción y comercialización La caña de azúcar es una gramínea tropical que desarrolla un tallo macizo de hasta tres metros de altura y tres o cuatro centímetros de diámetro, que acumula jugo rico en sacarosa, compuesto que al ser extraído y cristalizado en el ingenio, forma el azúcar. Con temperaturas favorables, radiación, humedad y nutrientes, la producción corriente de un cañaveral es del orden de 60 a 80 toneladas por hectárea, que pueden rendir 100-110 kilos de azúcar y 12 litros de alcohol por tonelada de caña. Si la molienda es directa, para alcohol pueden dar 70 -80 litros de alcohol por tonelada. En la actividad azucarera se utiliza un sistema de maquila para comercializar la producción. De 100 toneladas de azúcar producidas a partir de la caña, 58-60 corresponden al cañero y 42-40 a la industria. El productor que entrega caña recibe a cambio azúcar, no dinero; se lleva maquila. Luego, la mercadería se comercializa en mayoristas, fraccionadores, fábricas alimentarias, etcétera. “En los últimos años, se produjo un aumento del área implantada con caña: de 200.000 hectáreas históricas se pasó a 290.000; desplazando a la soja y al maíz, se avanzó sobre zonas marginales para el cultivo de caña, lejos de los ingenios. Un ejemplo es el este de Tucumán, con lluvias de 400 milímetros y mayor riesgo de heladas”, señala Otto Gramajo, miembro del CREA Cañaverales, de Tucumán.

Bioetanol Desde hace muchos años, en la Mesa Azucarera, donde se sientan cañeros e industriales, se busca ordenar la producción y canalizar los excedentes de la mejor manera, principalmente a partir de la exportación por parte de los 23 ingenios argentinos. Por otro lado, a partir de la Ley de Biocombustibles, apareció un elemento nuevo en la actividad azucarera: la producción de bioetanol. Antes de la promulgación de esa ley, los ingenios ya producían alcohol, que quedaba para ellos al aparecer como subproducto de la producción de azúcar. La Ley de Biocombustibles dice que se puede hacer molienda directa de caña para producir etanol exclusivamente; así se podrían generar 70-80 litros por tonelada y nada de azúcar. “Teóricamente, esta ley vino bien para reducir excedentes del mercado sin necesidad de exportar azúcar, pero, en la práctica, no se puede controlar cuál es la producción

de alcohol como producto o como subproducto, porque en todos los ingenios se hacen las dos cosas, en función de la situación circunstancial de precios del azúcar y del etanol”, advierte Gramajo.

Consumo interno Además de los problemas de sobreproducción por mayor área implantada, desde hace seis años hay que entregar el 6% de la producción de azúcar a la Secretaría de Comercio Interior, a 75 pesos la bolsa (IVA incluido), a pérdida, para el mercado interno. Los cañeros y los ingenios aportan muchas toneladas de azúcar por año para este propósito, con un precio impuesto desde hace cuatro años y no actualizado hasta hoy. “El consumo de azúcar en el país es de aproximadamente de 140.000 toneladas mensuales, de las cuales 40.000 van a los supermercados y almacenes para ser vendidas en paquetes de un kilo; el resto va a la industria alimentaria en bolsas de 50 kilos para la fabricación de gaseosas, golosinas, mermeladas y productos de confitería”, apunta Gramajo.

Repercusión social de la crisis La actividad azucarera genera gran movimiento económico en Tucumán. Constituye el 60% del PBI agropecuario y el 14% del PBI provincial. Es la actividad que genera más empleo en la provincia, seguida por la citricultura y el cultivo de soja. Las dos primeras están en situación crítica por el tipo de cambio no competitivo y por la falta de planeamiento estratégico en la oferta, demanda y stocks. La soja, además de verse afectada por el tipo de cambio y por las retenciones, también ha sufrido sequías en los últimos tres años. “Por la crisis del azúcar, van a dejar de entrar muchos millones de pesos a Tucumán y la economía local ya se está resintiendo, con alarmante aumento del desempleo, cortes en la cadena de pagos y crítica situación económico-financiera de los cañeros y de los ingenios”, afirma Gramajo. Una manifestación visible de este fenómeno es la gran cantidad de personal subocupado en las fincas en el período interzafra, desde noviembre a mayo.

Soluciones posibles Hay soluciones para la crítica situación actual, pero son todas de implementación compleja y de resultados a mediano y largo plazo.


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Problemas de calidad La situación de los productores azucareros es muy complicada en 2013. La sequía y las heladas redujeron el rendimiento de caña por hectárea y su contenido de azúcar. “Normalmente, un cultivo de caña rinde alrededor del 10-11% del peso de la caña en azúcar. Este año ese índice cayó a 8,75-9% por los factores adversos. También se redujo el peso de la caña entregada. Ambos factores generarán alrededor de un 25% de merma productiva”, afirma Manuel Ponce, asesor del CREA Cañaverales, de Tucumán. “En años normales, de una hectárea de caña se obtienen entre 6000 y 8000 kilos de azúcar; a los productores les corresponden 3500-4000 kilos de azúcar por hectárea. En 2013 no pasarán de 2700 kilos, lo que genera resultados económicos muy difíciles de soportar”, agrega. Los malos resultados también se dan en los ingenios. Además de la menor producción recibida, como consecuencia de las heladas los tejidos de la caña se rompieron y produjeron compuestos indeseables, además de la sacarosa: fructuosa, dextrana y gomas que producen incrustaciones y otros defectos en el producto final, que complican y encarecen el proceso de fabricación de azúcar. “La producción de alcohol es una opción de los ingenios para evitar los excedentes de azúcar en el mercado interno, pero los productores de caña no reciben ninguna parte de ese negocio, aunque la Ley de Biocombustibles los incorpora expresamente e incluye el alcohol en el sistema de maquila”, concluye Ponce.

• Ley nacional para planificar y controlar la producción y comercialización de azúcar. Según los cañeros, se requiere una normativa nacional que ordene la producción y comercialización de azúcar y de alcohol, y controles para que se canalicen ordenadamente los excedentes para exportación. Desde 2013, hay una ley provincial tucumana, pero la actividad es nacional y aquella podría ser insuficiente. También es necesario un tipo de cambio competitivo que aliente estas actividades. • Aumento de la producción de alcohol para disminuir los excedentes exportables de azúcar. En Brasil, la empresa Shell compró el 50% de una industria azucarera para obtener alcohol. Esta opción exige solucionar el problema de la vinaza, un subproducto del proceso que contamina las aguas del río Salí, donde se vuelca, y que ha dado lugar a litigios entre provincias. • Reducción de la producción. De no tomarse medidas correctivas, en 2013 y en 2014 desaparecerán muchos cañeros. “Esta crisis se está asemejando a la de 1966, cuando cerraron 11 ingenios y quebraron muchos productores. Se calcula que los 6000 productores actuales de caña pueden disminuir a 2000 en 2015; quedarán lo más grandes”, proyecta Gramajo. Muchos productores chicos están inmersos en una crisis terminal: les cuesta más la cosecha y el flete al ingenio que lo que cobrarán por el azúcar. En muchos casos, se entrega la producción y se siguen debiendo cuentas anteriores. Abandonar los cultivos no es conveniente. En muchos casos, se invirtieron 1500 dólares por hectárea para implantar un cultivo que dura cinco o seis años con buen rendimiento. La productividad de estos cañaverales es muy buena en azúcar por hectárea. El cultivo se ha tecnificado significativamente en los últimos años: corrientemente se aplican 180 kilos de urea por hectárea y el 80% de la superficie se cosecha de manera totalmente mecanizada, en verde sin quema. La labranza es mínima y sin remoción de los rastrojos, que en este cultivo alcanzan las 15 toneladas por hectárea. • Financiamiento. La caña es un producto perecedero, y la cosecha se realiza en 5 meses durante 24 horas por día, pero se debe vender en 12 meses. Al no haber financiamiento, los cañeros chicos y medianos, y los ingenios mal gestionados o chicos malvenden en época de zafra.



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En síntesis: resolver un problema que lleva muchos años no será fácil. “Hay que promover cambios en los Estados nacional y provincial, y en los empresarios, sobre todo en los de la industria, a través de un plan global que canalice fluidamente los esfuerzos de todos los eslabones de la cadena comercial azucarera para que obtengan una rentabilidad que los impulse a continuar –y no a abandonar– el negocio en los próximos años. En Tucumán no existe otra actividad que pueda reemplazar las 200.000 hectáreas de este noble cultivo, tanto desde el punto de vista agroecológico como desde el empleo de mano de obra, directa e indirecta que genera”, concluye Gramajo.

La visión industrial Julio Colombres, presidente del Centro Azucarero Regional de Tucumán y de la empresa Juan M. Terán S. A., propietaria del ingenio Santa Bárbara, efectuó las siguientes consideraciones vinculadas con la actividad.

–¿Cuál es la situación actual de la actividad azucarera? –Es muy compleja, por causas internas y externas. Para entenderla, se debe partir del hecho de que el azúcar es un producto cuya demanda es inelástica; es decir, no se produce un incremento sustancial del consumo como resultado de una disminución del precio. Tampoco ocurre una caída de la demanda como consecuencia del aumento. El segundo concepto es que el precio del azúcar tiene un techo, que es el precio de importación ofrecido por un mercado mundial al que se vuelcan los excedentes para cuidar los mercados internos. La situación actual se explica por la ausencia del Estado en el control de la producción y en la legalidad de las transacciones, sumada a la conducta antisocial de ciertos industriales y cañeros, alimentada por la incapacidad de la dirigencia agroindustrial para ordenar el mercado e impedir los efectos deletéreos de la sobreoferta en el mercado interno. Sobreproducción y exportaciones insuficientes desequilibraron la oferta y la demanda hasta producir una caída de precios a nivel de crisis terminal. –¿Se pueden exportar excedentes de azúcar de manera fluida? –Sí, el azúcar crudo se comercializa en el mercado de Nueva York (contrato N.° 11) y el refinado en el de Londres (contrato N.° 5). Los puertos de Rosario y de Campana tienen suficiente capacidad como para exportar el 100% de la oferta de excedentes de azúcar. Adicionalmente, los mercados regionales, en especial Chile y Uruguay, son importantes compradores de azúcar de origen argentino. –¿Cómo está el negocio de los biocombustibles destilados a partir de la caña de azúcar? –Está bien, a pesar de la competencia de los alcoholes que se producen a partir del maíz. Existe potencialidad de crecimiento del mercado para ambos productos. Destaco que la caña de azúcar es el mejor convertidor de energía solar en biomasa y que tiene un excelente balance entre energía empleada para producir alcohol y energía generada a partir del alcohol. –¿Qué respuestas técnicas se ofrecen para neutralizar los problemas que genera la vinaza?


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–Se puede recurrir a mecanismos de fertiirrigación, utilizándola diluida en agua para regar los cañaverales, o se la puede emplear para corregir suelos salinos sódicos. También se puede reducir su volumen por evaporación y utilizarla como material para compostaje. La posibilidad más promisoria sería quemar las vinazas concentradas en calderas de recuperación (de la industria del papel modificadas) para producir sulfato de potasio y energía eléctrica. Con las vinazas actuales de Tucumán, se puede producir más de 40.000 toneladas de sulfato de potasio por año, para abastecer el consumo interno de 10.000 toneladas y exportar el resto. Se trabaja en el perfeccionamiento técnico y en

la estructuración financiera y comercial de este proceso con el objetivo de que la primera planta esté en funcionamiento para 2016. –¿Cómo se podría ordenar el mercado del azúcar y evitar las crisis recurrentes de la actividad? –El Estado debe imponer orden, registrar la totalidad de la producción y exportar los excedentes. Otra posibilidad es dedicar más caña a la producción de alcohol, con el claro objetivo de equilibrar la oferta y demanda de un producto inelástico. Si el Estado no es capaz de hacer esto, los protagonistas de la actividad deben consensuar una política similar y lograr que organismos oficiales controlen efectivamente la producción. f CREA

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Juan VizcaĂ­no, miembro del CREA cerro Blanco, en la finca sanjuanina.


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Fincas sanjuaninas necesitan ayuda urgente Una serie de heladas destruyó la mayor parte de la producción de uvas de mesa

Las exportaciones argentinas de uvas frescas se derrumbaron a causa de la pérdida de competitividad generada por la creciente inflación de costos. En los primeros 10 meses de 2013, según los últimos datos publicados por Senasa, se registraron exportaciones argentinas de uvas de mesa por 26.723 toneladas versus 42.821 toneladas en el mismo período de 2012. Las uvas frescas de mesa, producidas fundamentalmente en la región cuyana argentina, tienen un alto componente de mano de obra y flete interno (dos factores que vienen creciendo en los últimos años a una tasa muy superior a la registrada por el tipo de cambio nominal). En tal escenario, muchas empresas desactivaron las producciones de uva de mesa para reconvertirlas en unidades generadoras de pasas de uva (con menor mano de obra y un costo mucho más bajo). Para elaborar pasas de uva, se necesita apenas un 25% del personal necesario para producir uva de mesa. Además, una persona cosecha por lo general 100 kilos de uva de mesa por día, mientras que la recolección de uva con destino a pasa puede superar los 1000 kilos diarios per cápita. Esta estrategia de supervivencia generó una significativa destrucción de valor en lo que respecta a pérdida de empleo, destrucción de riqueza por desagregación de valor y falta de permanencia en los mercados internacionales (que no es gratuita). Pero, al menos, representaba un salvavidas para comprar tiempo hasta que el panorama aclarara. Sin embargo, un desastre climático hizo añicos esos planes. Los pasados 17, 21 y 29 de septiembre se registraron tres heladas intensas en la provincia de San Juan que destruyeron la mayor

parte de la producción prevista de uvas de mesa y de pasas, entre otros daños significativos (ver cuadro 1). Dos tercios del costo de producción de las fincas sanjuaninas corresponden a mano de obra. Con los daños registrados por las heladas, en las seis empresas del CREA Cerro Blanco se perderán 159.000 jornales en el ciclo 2013/14, los cuales son equivalentes a ingresos por un monto superior a 30 millones de pesos. “Esta es la gota que rebasó el vaso. En los últimos años veníamos registrando una pérdida de rentabilidad enorme, por lo cual no contamos con capital que nos permita afrontar los daños

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productivos”, indica Juan Vizcaíno, miembro del CREA Cerro Blanco. “En el caso de nuestra empresa, en el mes de abril del año que viene nos quedaremos sin capital de trabajo. El gobierno nos adeuda una cantidad de dinero muy importante en concepto de recupero del IVA por exportaciones; con ese dinero –correspondiente a operaciones de los últimos cuatro años– quizás podríamos sobrevivir hasta fines de 2014”, añade. La devolución del

IVA es un tema que afecta a todas las empresas del rubro. En noviembre pasado, la mayor productora, empacadora y exportadora de uvas de mesa de San Juan solicitó la apertura de un procedimiento preventivo de crisis. Se trata de un mecanismo legal que, ante causas de fuerza mayor, permite a las empresas despedir trabajadores abonándoles una indemnización inferior a la que le correspondería en un despido sin causa. f CREA

Este año, muchas empresas desactivaron las producciones de uva de mesa para reconvertirlas en unidades generadoras de pasas de uva.



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Crece la competencia para captar trabajadores rurales Resultados de un estudio desarrollado a pedido de la regi贸n CREA Sudoeste


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Cada vez resulta más difícil encontrar personas dispuestas a trabajar en el ámbito rural. Este fue el problema que nos plantearon el año pasado referentes de la región CREA Sudoeste. Entonces, decidimos afrontar el desafío que implicaba encontrar una explicación de ese fenómeno. Lo primero que hicimos fue llevar adelante un sondeo entre empresarios CREA, que manejaban diversas hipótesis como posibles causas de esa situación: “Prefieren vivir en el pueblo más cercano, aunque ganen menos”; “La causa son los planes sociales”; “El problema es la falta de comodidad que implica vivir en el campo, la distancia respecto de los colegios y de las universidades”; “En general, buscan dinero, progreso y confort”. Llegamos a la conclusión de que para tener un panorama más claro, teníamos que enfocar nuestra investigación en tres ámbitos distintos: el de los propios empresarios, el de los trabajadores rurales (empleados) y el de los habitantes de zonas urbanas que podían trabajar en el campo, pero no lo hacían (potenciales). De esa manera, podríamos identificar la percepción de la oferta laboral que tenían los propios empresarios y contrastarla con la manera en que dicha oferta era percibida por los trabajadores rurales y por los que no lo eran pero que potencialmente podrían serlo. Nuestra intención fue reconstruir el fenómeno desde las distintas perspectivas para no perder la riqueza de las eventuales contradicciones que se pudieran generar entre ellas. Se encuestaron 155 personas (47 empresarios, 58 empleados y 50 potenciales empleados) localizadas en centros urbanos y en campos de las localidades de Puán, Saavedra, Cnel. Suárez, Lamadrid, Olavarría, Cnel. Pringles, Laprida, Benito Juárez, Necochea, Tres Arroyos, Dorrego, Villarino y Patagones. Para cada una de las muestras elaboramos un cuestionario que nos permitiría conocer las aspiraciones y demandas de cada grupo (buscando simetrías y oposiciones a fin de comparar los resultados).

Resultados Lo primero que llamó nuestra atención, en el caso de los empresarios, fue que más de la mitad de los consultados (55%) admitió tener problemas al momento de buscar personal para tareas rurales. A su vez, cuando reagrupamos a los empresarios según la distancia de sus establecimientos respecto del centro urbano más cercano (consideramos

urbano a los que tenían una población igual o mayor de 2000 habitantes), nos encontramos con el siguiente dato: cuando la distancia superaba los 35 kilómetros, la proporción de los que tenían dificultades aumentaba de manera notable. Al indagar acerca del modo en que ellos percibían las condiciones laborales que ofrecían a los empleados en sus establecimientos, la mayoría coincidió en que los aspectos más favorables de su oferta eran el salario, las posibilidades de descanso, las condiciones de la vivienda y el acceso a servicios de salud. En cuanto a las posibilidades de desarrollo laboral, el acceso a los medios de comunicación y a la educación no fueron considerados tan favorablemente. Por último, la mayor parte de los empresarios consultados estuvo de acuerdo en que los aspectos más débiles del trabajo rural eran los relativos a las posibilidades de participación de los empleados en actividades religiosas, clubes y asociaciones, y la posibilidad de encontrar trabajo para el resto de los miembros de la familia.

Trabajadores Cuando consultamos a los trabajadores rurales, encontramos una percepción bastante distinta del tema. Sólo coincidieron con los empresarios en la percepción de dos aspectos referidos a las condiciones de trabajo: en que el acceso a los medios de comunicación y a la educación eran “no tan favorables” y en que las posibilidades de participación en asociaciones deportivas, culturales o religiosas eran “muy desfavorables”. En el resto de los aspectos, la visión de los trabajadores rurales acerca de sus condiciones de contratación tendió a ser mucho más pesimista que la de sus empleadores. Cuando definimos el universo de potenciales trabajadores rurales que habitaban los centros urbanos de la región, decidimos que debían tener un perfil profesional que fuera compatible con el de un trabajador rural no especializado. Con esta idea, salimos a buscar la opinión de los que hoy en día se desempeñan como empleados de supermercados, estaciones de servicio, policías, choferes de remises, albañiles, etcétera. Para nuestra sorpresa, casi la mitad de los encuestados habían sido trabajadores rurales que pasaron a engrosar la mano de obra no especializada en estos centros urbanos. Eso nos permitió contar con una cuota de información mayor a la prevista

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para indagar sobre las razones por la cuales prefirieron la vida urbana. Las razones más frecuentes por las cuales abandonaron el campo fueron las relacionadas con el salario y con cuestiones de índole familiar o de vida social. A estas les siguieron la falta de perspectivas de progreso y la precariedad de las condiciones laborales. Unos pocos se fueron por cuestiones relacionadas con la vivienda o porque directamente no les gustaba el trabajo rural. Muchos de los actuales y potenciales trabajadores rurales relacionaron la vida en el campo con valores positivos, como la seguridad, una mejor vida familiar y mayor libertad.

Competencia Nos preguntamos, entonces, cuál será la tendencia a futuro en materia de atracción y retención de personal en ámbitos rurales. La buena noticia es que a algo más de la mitad de los habitantes de centros urbanos consultados (54%) les gustaría trabajar en el campo; si sólo consideramos a los que alguna vez fueron trabajadores rurales, el porcentaje sube al 60%. Si tomamos en cuenta la opinión de los actuales trabajadores rurales,

encontramos que el 86% de ellos afirma que piensa seguir trabajando en el campo. El problema se avizora al descubrir que sólo el 14% de los actuales empleados rurales quiere que sus hijos trabajen en el campo. Está cambiando un paradigma que se mantuvo vigente por décadas: el del empleado rural que sólo servía para realizar trabajos de campo, al que no le gustaba la vida en la ciudad y que prolongaba en su descendencia la vocación por las actividades agropecuarias. Esto era posible en un ámbito considerablemente alejado de la ciudad. Pero en la actualidad, los centros urbanos se fueron “acercando” al campo porque, en muchos aspectos, ya no hace falta trasladarse a una gran ciudad para acceder a la vida urbana. La televisión por cable, Internet y el consumo de bienes relativamente sofisticados se alcanzan fácilmente en el pueblo más cercano. En cambio, muchos establecimientos rurales permanecen aislados porque los caminos vecinales que los vinculan con el mundo suelen tornarse intransitables para el vehículo de un trabajador rural promedio. Algunos establecimientos ni siquiera cuentan con electricidad. En ese senti-


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do, observamos que los establecimientos mejor comunicados y que ofrecen mejores condiciones de infraestructura tienen menos problemas para atraer trabajadores. Pero sería un error caer en el facilismo de pensar que estas últimas son las únicas razones. El problema es más complejo. Es necesario entender que en la actualidad los centros urbanos compiten con las empresas rurales en la búsqueda de mano de obra. Y a eso hay que sumarle el hecho de que para muchas empresas rurales el antiguo perfil del trabajador de campo no especializado es cada vez menos adecuado, dado que no resulta compatible con las exigencias que implica la maquinaria de última generación o la aplicación de nuevos conocimientos en materia de agricultura y ganadería. Creemos que algunos empresarios agropecuarios deberían repensar su política de gestión de personas para enfocarla en aquellos aspectos que deberían ofrecer para ser más atractivos como empleadores. Tienen que hacer marketing para volver a ser una fuente de empleo interesante. Es necesario repensar la relación laboral para que cumpla con las expectativas de ambas partes en materia de crecimiento profesional y humano, favoreciendo los planes de carrera, la rotación planificada de personal y pensando en alternativas para mejorar las posibilidades laborales de la familia del trabajador, dentro del establecimiento o en el pueblo más cercano. También se puede analizar la posibilidad de implementar algunas de las soluciones halladas por empresas pertenecientes a otros sectores que también sufren problemas de aislamiento, como la actividad petrolera o minera. No existe una receta: las soluciones pueden ser muchas y muy diversas. Pero estamos convencidos de que algo hay que hacer y de que se puede hacer. Estimamos altamente probable que las respuestas a esta problemática sean, en muchos casos, dadas colectivamente, dado que algunas soluciones serían impracticables para un empresario en forma individual. Por otra parte, creemos que llevar adelante estas transformaciones en materia laboral será beneficioso tanto para los trabajadores como para los empresarios, y para toda la comunidad. f CREA Javier Dulom, Nélida Mendelson y Daniel Piedecasas Directores de la consultora Aqnitio

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Menos para elegir Panorama del mercado de semillas forrajeras El stock remanente de muchas semillas comerciales de especies forrajeras se redujo de manera importante en el último año. Y en 2014, la posibilidad de contar con materiales importados será bastante limitada debido a las dificultades para conseguir permisos de importación (DJAI). “La reducción de las importaciones de semilla registrada en las últimas dos campañas en muchos casos no llegó a ser compensada por incrementos en la producción local. La campaña 2013 terminó con un nivel de carry over menor que el del año previo, con lo cual ingresamos a 2014 con menor disponibilidad en la mayoría de las especies forrajeras”, comenta Joaquín González Bonorino, director de Gentos. Un dato: la frecuencia de llegada de los barcos se fue reduciendo a causa de las crecientes trabas a las importaciones. Antes, el arribo de un barco, una vez realizada una orden de compra, no tardaba más de 30 días. Ahora puede extenderse hasta 50 días o más. “La capacidad de importar materiales que lleguen a tiempo al mercado local es muy limitada en las actuales circunstancias”, explica Martín Zingoni, director de Forratec. En la campaña pasada, la anualización de muchos planteos provocada por los excesos hídricos determinó el crecimiento de la demanda de sorgos y verdeos. Por ese motivo, el stock interno de raigrás anual y avena se agotó. “Pero este año, si el clima acompaña, estimamos que buena parte de esos sistemas anualizados van a volver a praderas perennes”, apunta Ezequiel Elustondo, de Semillas Biscayart. En la actual coyuntura, las empresas semilleras armaron sus catálogos con los materiales que pudieron conservar o conseguir. Es decir: habrá menos para elegir y, en algunos casos, menos cantidades para comprar. “Todas las especies que tienen un componente de importación –especialmente la alfalfa– van a registrar restricciones de oferta. Los mejores materiales son seguramente los que más rápido se

van a acabar”, asegura Juan Manuel Lus, gerente general de Gapp.

Alfalfa La siembra local de alfalfa creció en el último año para asegurar disponibilidad de mercadería en el actual contexto. Además, existe un remanente del ciclo anterior. Sin embargo, la oferta de mu-

Semilla certificada La normativa vigente dispone que en la Argentina sólo es legal comercializar semillas certificadas de festuca alta, raigrás perenne y anual, pasto ovillo, trébol blanco, cebadilla y alfalfa. Vale recordar que la semilla certificada, además de contener el rótulo que la identifique como tal, debe disponer de un holograma (estampilla) del Instituto Nacional de Semillas (Inase).

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chos materiales importados será –dependiendo de los casos– acotada o nula. Los ingresos de semillas foráneas vienen decreciendo de manera significativa (ver gráfico 1). No se prevén subas en los precios internos.

Raigrás anual

da en Entre Ríos y en Buenos Aires– registra rindes muy variables entre zonas, pero se estima que habrá una buena cosecha en términos generales. En los últimos dos años se advierte un crecimiento sostenido de las exportaciones de raigrás argentino con destino a Europa, Uruguay y Brasil. En 2013 se declararon ventas externas de raigrás anual por más de 40.000 toneladas versus 35.000 toneladas en 2012 (ver gráfico 2).

El stock remanente de la campaña pasada es prácticamente nulo. La producción nacional –localiza-

Raigrás perenne En el mercado hay stock remanente del ciclo anterior (aunque no tan abultado como el presente un año atrás). Los precios de esta especie registran una tendencia firme en el mercado internacional.

Festuca El stock remanente de festuca es más reducido que el de un año atrás. Se prevé una disminución importante en la disponibilidad de materiales importados. La producción nacional de semillas se encuentra algo complicada en el norte de Buenos Aires –debido a estrés hídrico en el momento clave de definición– y en mejor estado en el sur de dicha provincia.



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Pasto ovillo El stock remanente de pasto ovillo es nulo. A comienzos de 2013, el Gobierno incrementó los aranceles de importación de esta especie a un 35%, lo que elevó los precios de estos materiales y redujo su ingreso. La producción nacional de semillas de pasto ovillo es limitada.

Agropiro El stock remanente de agropiro es muy elevado. Existe gran cantidad de semilla en el mercado y,

debido a la alta competencia, los precios muestran una clara tendencia declinante. Se aconseja evaluar la calidad de los materiales por adquirir.

Cebadilla Especie que depende exclusivamente de la producción nacional. El stock remanente de la campaña anterior es importante. Se espera una cosecha adecuada. Se siguen colocando excedentes en los mercados de Uruguay, EE. UU. y Canadá. En 2013 se declararon ventas externas por más de 380 toneladas versus 343 toneladas en 2012.

Trébol rojo Las importaciones de esta especie –con materiales provenientes fundamentalmente de Chile– vienen decreciendo de manera importante, en línea con la demanda interna del producto. En 2013 se declararon ingresos por 75 toneladas de trébol rojo versus 230 toneladas en 2012.

Trébol blanco Especie con un escaso stock remanente. Se está exportando de manera creciente en un contexto de precios FOB elevados. En 2013 se registraron ventas externas –en su mayor parte a China y Uruguay– por más de 550 toneladas versus 523 y 51 toneladas en 2012 y 2011, respectivamente.

Lotus tenuis y corniculatus La cosecha nacional de Lotus tenuis y corniculatus se define entre fines de enero y comienzos de febrero. Quedan stocks remanente del ciclo anterior. Los saldos sobrantes se están colocando en el exterior (Uruguay, EE. UU., Canadá y Europa). f CREA



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Pautas para la producción de chía en el NOA Una especialidad agrícola que crece

La chía (Salvia hispanica L.) es una planta anual de la familia de las Lamiaceas (como la menta, el romero y la lavanda) que puede medir desde 50 centímetros a un metro y medio de alto. Crece en condiciones tropicales y subtropicales. Es muy sensible a las heladas y tolera todo tipo de suelos, aunque para lograr un buen rendimiento, son recomendables los de alta fertilidad (responde muy bien a la fertilización con fósforo y nitrógeno). El período que va de la siembra a la emergencia es uno de los más críticos del cultivo, dado que su semilla es muy pequeña y sensible al encharcamiento y encostramiento; además, las lluvias

intensas suelen arrastrarlas. Por lo tanto, el momento ideal para sembrar chía es cuando el suelo tiene abundante humedad y nos encontramos en una época de precipitaciones no tan bruscas. En la provincia de Salta solemos sembrarla a fines de febrero o principios de marzo.

Siembra La emergencia uniforme de las plantas es clave para alcanzar un rendimiento óptimo, ya que de esa manera evitamos el nacimiento de malezas. Para lograr dicha uniformidad, se aconseja tratar la semilla (fungicida, insecticida y hormiguicida),


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y pelletizarla para aumentar su tamaño y lograr una mejor distribución. Para sembrar una hectárea, se requieren de 3 a 6 kilos de semilla (dependiendo de la calidad de esta). La experiencia indica que los mejores resultados se registran en líneas de 26 a 52 centímetros, con cajón alfalfero, colocando la semilla de manera superficial o con el surco abierto (sacándole las ruedas tapadoras a la sembradora). Si bien es un cultivo antiquísimo en diversas regiones americanas, su presencia en el NOA es bastante reciente; por lo tanto, tenemos mucho por explorar (en la última campaña hemos realizado pruebas de siembras aéreas, a voleo, etcétera). La chía es sensible al fotoperíodo. Florece cuando recibe menor cantidad de horas luz por día. En nuestra zona, comienza su floración los primeros días de abril. Durante los primeros 45 días desde la emergencia, su crecimiento es muy lento, razón por la cual es fundamental contar con un buen barbecho que provea cobertura y utilizar herbicidas preemergentes y posemergentes (en este aspecto, tenemos mucho por probar y aprender: por ejemplo, en la campaña 2012/13, se detectaron lotes con fitotoxicidad).

Enfermedades Investigadores del INTA Yuto, junto con técnicos de IPAVE, identificaron la presencia de un complejo de hongos que provoca el Damping off, entre los que hallaron Fusarium spp., Pytium spp., Phytophthora spp., Rhizoctonia solani y Macrophomina phaseolina. Además, encontraron Begomovirus y un posible Carlavirus. También debemos estar atentos y actuar en consecuencia ante la aparición de tucuras, orugas defoliadoras, chinches, trips y mosca blanca (se estima que estas poblaciones van en aumento en la zona).

Cosecha Durante la recolección, es muy importante regular la trilladora y controlar las pérdidas, ya que –como mencionamos antes– la semilla es pequeña (1,25 gramos las 1000 semillas) y los kilos por levantar por hectárea no son tantos (un buen rinde en secano ronda los 400 kg/ha). Además, la humedad no debe ser superior al 10%. El almacenamiento debe realizarse en lugares secos, ya que es una semilla muy higroscópica.

Comercialización En los últimos años se registró un aumento considerable de la cantidad de hectáreas sembradas de chía, tanto en nuestro país como en los vecinos. Sin embargo, la agroindustria procesadora del cultivo no creció de manera proporcional en nuestra zona (tanto en lo que respecta al fraccionamiento de grano entero como a la elaboración de aceite y harina). La demanda de este grano viene en aumento, ya que cada vez más personas conocen las bondades que nos ofrece (previene enfermedades cardiovasculares, es rico en Omega 3 y fibra, y constituye una gran fuente de energía). Además, puede ser consumida por celíacos. En la zona del NOA, la chía se siembra por lo general en el marco de contratos de producción con empresas exportadoras o procesadoras. Los precios de exportación (FOB) de la semilla de chía son muy variables según cantidad, calidad y características del producto (convencional, orgánico y orgánico certificado; ver gráfico 1). En noviembre de 2013, se declararon exportaciones argentinas de semilla de chía por 315 toneladas a un valor promedio ponderado de 3992 U$S/ tonelada. El producto se destina a EE. UU., Europa, Australia y Nueva Zelanda. f CREA Hernando Arias Integrante del CREA Juramento Región NOA

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Paraguay: un vecino con ganas de crecer Diario de viaje de un grupo de empresarios del CREA Huinca Renanc贸


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En los últimos años, Paraguay registró un crecimiento significativo de sus exportaciones agropecuarias. Por esta razón, junto con otros empresarios, integrantes del CREA Huinca Renancó decidimos realizar un viaje al país vecino para conocer de primera mano cuáles son los fundamentos de tal proceso. Visitamos la Cooperativa Fernheim, fundada por colonos menonitas originarios de Rusia y de Alemania que llegaron a Paraguay desde Canadá. La cooperativa –integrante del grupo CREA José Bobadilla de ese país– se encuentra en la zona de influencia de la ciudad de Filadelfia (ubicada en el corazón del Chaco Central). Cuenta con unos 1300 socios, los cuales tienen la opción –no la obligación– de comercializar sus productos a través de la cooperativa. Provee al pueblo servicios educativos, de salud, viales y técnico-productivos. Cuenta con un frigorífico, una industria láctea, una planta de alimentos balanceados y otra procesadora de maní.

Características La zona del Chaco Central posee suelos bajos –arcillosos hacia el sur de la región– y un régimen anual de precipitaciones del orden de 800 milímetros con una evapotranspiración de 1400 milímetros, lo que implica que tiene un balance hídrico negativo. Sólo ocurren cuatro a cinco heladas por año, mientras que las máximas pueden llegar a los 42 °C en verano. El promedio anual es de 26 °C. El departamento de Alto Paraguay, ubicado en el extremo norte del Chaco Central, cuenta con suelos más arenosos, duros y muy secos (600 mm/anuales). En algunos sectores puntuales se presentan problemas de salinidad y erosión eólica. En las áreas cercanas al Río Pilcomayo, los suelos son más limosos y presentan mejores características para la agricultura (similares a las de la región Oriental, donde se concentra el mayor desarrollo agrícola). Los suelos presentan deficiencias de calcio, azufre y nitrógeno. En ambientes poco trabajados, se encuentran niveles de fósforo de hasta 100 partes por millón. La colonia ya no tiene posibilidades de extenderse geográficamente porque han desmontado todo lo permitido legalmente.

Actividades Las principales producciones desarrolladas por la cooperativa son ganadería a base de Buffel grass

y Gatton panic. Las razas predominantes son Brahman, Santa Gertrudis y Braford (con mucha hibridación). El cultivo de soja fue introducido recientemente en el sistema con rindes medios de 26 qq/ha. Están estudiando variedades que se adapten mejor a la zona. El sorgo es el cultivo de mayor importancia, pero sufre grandes pérdidas a causa de los pájaros (que en algunos casos pueden llegar al 30% de la producción esperada). Además, siembran unas 10.000 hectáreas por año de maní; la mayor parte se exporta a la Unión

Dos zonas Paraguay se puede dividir en dos grandes regiones claramente diferenciadas. Al este del Río Paraguay se encuentra la región Oriental: es la más fértil y cuenta con múltiples aptitudes de producción y altos rendimientos. Recibió mucha influencia de parte de emprendedores brasileños. La otra región es la del Chaco Occidental, al oeste del Río Paraguay, donde predominan los montes de aptitud ganadera gracias a la implantación de Gatton y Buffel. Durante los años 30 del siglo pasado, en esa región se instalaron varias colonias menonitas que generaron un importante desarrollo en la zona. La región es atravesada por una única ruta (Transchaco). A la hora de comprar un campo, es necesario tener muchas precauciones ante eventuales problemas de superposición de escrituras. Otro problema frecuente en algunas zonas es la usurpación: es fundamental el alambrado perimetral del campo con vigilancia periódica. La Ley N.º 422/73 establece que los agricultores y ganaderos que sean propietarios de más de 20 hectáreas deben proteger el 25% de los bosques en la propiedad; el resto puede desmontarse dejando cortinas y reservas perimetrales.

En la cooperativa Fernheim desarrollan ganadería a base de Buffel grass y Gatton panic, con Braman, Santa Gertrudis y Braford como razas predominantes.

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Europea, mientras que una porción minoritaria se vende en el mercado local. También siembran sésamo en rotación con el maní. Otras alternativas –que ocupan una menor superficie– son algodón, chía y cártamo. No siembran cultivos de invierno.

Ganadería En el área de la colonia se hace cría, mientras que en estancias cercanas se encuentra la recría, y hacia la zona del Alto Paraguayo se ubican los sistemas de invernada. Los servicios se ofrecen durante todo el año en establecimientos pequeños, aunque algunos productores profesionales los estacionan entre fines de septiembre y febrero, buscando preñar las vaquillonas a los 18 meses de edad. En el cuadro 1 pueden verse los indicadores productivos de empresas del CREA José Bobadilla. No recurren a la producción en corrales porque los costos son muy elevados debido a que no disponen de un área agrícola que provea el maíz necesario. Evaluaron que producir maíz, ensilarlo o diferirlo exige una inversión mayor para obtener finalmente un margen bruto similar al de un sistema tradicional de engorde.

La principal especie colonizadora del desmonte fue Buffel, pero la roya y los ácaros afectaron de manera significativa su producción. Por ese motivo, fue reemplazado por Gatton, que produce una mayor cantidad de forraje y no tiene problemas de enfermedades. Además, ante situaciones de sequía prolongada o inundaciones temporarias, no es necesaria su resiembra porque el banco de semillas que genera es muy grande y vuelve a germinar. Durante la primavera-verano, consumen Gatton y durante el invierno, forraje diferido (fardos/ rollos) más el agregado de sal proteica. Gatton requiere ser transformado en rollos porque tiende a volcarse y perderse por el pisoteo en años llovedores. Estos rollos tienen 11% de proteína, mientras que en pie sólo poseen un 7% (que puede caer a 4% cuando llueve). Para lograr el 11% de proteína, es necesario confeccionar los rollos cuando la pastura presenta un 16% de proteína a inicios de la floración. El ensilado de Gatton está en experimentación. Hasta el momento, según nos comentaron, se observa que la cosecha de proteínas es más efectiva, pero los rendimientos son menores que en el caso del rollo. El mantenimiento del Gatton consiste en controlar los renovales (cada 3-4 años) con rolos. En algunas oportunidades, aquellos son utilizados como recurso forrajero (que nunca se terminan debido a la infinita producción de semillas de las especies del monte). No requiere de fertilizaciones (ni siquiera de nitrógeno) y su principal limitante es el agua. En muchos casos, se mezcla Gatton con Urocloa y Leucaena en función de las propiedades del suelo. Leucaena prospera de manera adecuada en suelos con problemas de salinidad y, aunque se hiela, rebrota en primavera para enriquecer la oferta forrajera.

Cooperativa Chortitzer Visitamos otra empresa del CREA José Bobadilla, localizada en la zona de influencia de Loma Plata: la Cooperativa Chortitzer. Está integrada por colonos menonitas de origen ruso. Su actividad principal es la ganadería sobre desmonte (cuadro 2), aunque también necesitan cosechar agua para mantener todas las estructuras productivas e industriales. El ciclo completo es el negocio de mayor renta: permite la venta de diferentes categorías ante un imprevisto climático. El valor del ternero respecto


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del novillo era del 20% más al momento de la visita, aunque suele registrar variaciones dependiendo de la región y de la evolución del clima. El área de monte no cuenta como superficie ganadera, ya que la ley prohíbe su utilización como recurso forrajero, aunque ante inclemencias climáticas se lo usa como reserva de alimento (a pesar de su escaso valor nutricional y de la baja carga: 5 a 10 hectáreas/cabeza). Para desmontar, en algunos casos se emplea el sistema caracol: consiste en topadoras que van moviéndose desde afuera hacia adentro. Posteriormente se quema. El costo es de unos 180 U$S/ha (incluyendo la pastura implantada). Pero presenta un mayor riesgo de renoval (es necesario realizar un mantenimiento más frecuente) y de roedores. Otra alternativa es el sistema laminado, en el cual se dejan cordones paralelos. El costo es de 400 U$S/ha, pero permite una más rápida implantación de pasturas. Un aspecto importante es que en la región del Chaco Central no hay agua aprovechable (ni siquiera a profundidades próximas a los 500 metros). El agua con la que se abastece la producción proviene principalmente de las lluvias y en algunas pocas situaciones de la napa (en la mayor parte de la región, se encuentras napas salinas). No existen cursos de agua permanentes y el balance hídrico siempre es negativo, porque la evapotraspiración suele duplicar las precipitaciones. La reserva de agua se realiza en tanques australianos y tajamares, aunque la tendencia es buscar altura (genera presión y volumen en baja superficie). Suele llover unos 800 milímetros al año con un 50% de probabilidad de ocurrencia de 1000 milímetros. Los mayores registros de lluvias se producen entre enero y mayo, mientras que el período más seco comprende los meses de junio a agosto. Para lograr una acumulación óptima de agua, necesitan lluvias de más de 40 milímetros (para que permita la escorrentía). Sin embargo, casi la mitad del agua capturada proviene de precipitaciones inferiores a 15 milímetros, gracias al excelente mantenimiento que realizan de las estructuras de captación y canales. Los volúmenes de cosecha de agua según precipitaciones pueden verse en el cuadro 3. La estructura de captación de agua está compuesta por canales que la reciben y transportan hacia

piletones de decantación. La eficiencia de la recolección depende de la pendiente, del control de malezas y de la textura del suelo. En el sector de decantación se produce la sedimentación del material arrastrado (requiere de una limpieza anual). Desde las piletas de decantación se bombea el agua hacia tanques de deposición final, los cuales exigen un mantenimiento constante para impedir que las paredes sufran daños (causados por animales, por enmalezamiento, etcétera) que incrementen la infiltración. También es necesario realizar un control de algas y otras especies acuáticas.

Sin retenciones Este año, el Poder Legislativo paraguayo aprobó un “impuesto a la exportación de la soja, trigo, maíz y girasol en estado natural” del 10%. Pero el nuevo tributo –equivalente a las retenciones argentinas– fue vetado por el presidente de Paraguay, Horacio Manuel Cartes, al considerar que “constituirá un instrumento altamente distorsivo y regresivo”. El proyecto regresó entonces al Congreso guaraní para ser rechazado de manera definitiva en diciembre pasado.

En la región del Chaco Central el balance hídrico siempre es negativo, porque la evapotraspiración duplica las precipitaciones. La reserva de agua se realiza en tanques australianos y tajamares.

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Un problema frecuente es la salinización de las paredes del piletón (producto de la contaminación con la napa salina). Este problema se puede solucionar con el relleno de la base del tanque o por medio de la impermeabilización. Para efectuar la distribución del agua a los campos, emplean caños de 3 pulgadas para los tramos principales, donde el agua realiza un recorrido de 12 a 13 kilómetros por presión; luego se emplean caños de 2 pulgadas para realizar recorridos internos de 3 a 5 kilómetros hasta el lugar de consumo. La construcción del sistema de cosecha de agua requiere una inversión de entre 500 y 600 U$S/ha

para un módulo que puede abastecer a 60-70 cabezas de hacienda por año.

Zona Oriental Dejamos atrás el Chaco Central para viajar hacia el este, donde visitamos diferentes empresas localizadas en la zona de influencia de la ciudad de J. E. Estigarribia (Paraguay Oriental). En la región Oriental, el avance de la agricultura está limitado por la aptitud de los suelos. El valor estimado de la tierra oscila entre los 3000 a 5000 U$S/ha (aunque no existe un mercado importante de compraventa de tierra). Las precipitaciones rondan los 1600 mm/año –con muy buena distribución– , y las temperaturas medias diarias son de 35 °C. Esto permite sembrar varios cultivos por año: maíz, desde febrero a agosto, y luego girasol, desde agosto a diciembre; o bien soja en octubre-mayo y trigo desde mayoseptiembre. También producen maíz “zafrinha” de invierno con un rendimiento medio de 40 qq/ha. Los costos actuales de producción pueden verse en el cuadro 4.

Exportaciones En septiembre de 2011 apareció un brote de aftosa en Paraguay y los frigoríficos guaraníes ya no pudieron enviar cortes bovinos frescos a Chile (hasta entonces Paraguay era el primer exportador de carne del mercado trasandino). A comienzos de 2012, Paraguay volvió al mercado chileno, pero con un volumen muy limitado, porque las autoridades sanitarias chilenas habilitaron el ingreso de carne vacuna proveniente de unos pocos frigoríficos. Recién en julio del año pasado Chile abrió completamente las importaciones provenientes de Paraguay.

En el CREA Misiones, los animales permanecen entre 18 y 24 meses en recría y luego 16 meses más en terminación.

Misiones Visitamos una empresa familiar ganadera integrante del CREA Misiones. Se trata de un campo localizado en la zona de San Estanislao. Es un monte completo que fue rasado (sólo se aprecian los tocones de las palmeras y otras especies). El régimen de precipitaciones es del orden de 1400 mm/año. Los terneros destetados llegan con 160-180 kg/ cabeza. Los animales permanecen entre 18 y 24 meses en recría y luego 16 meses más en terminación. Actualmente, la relación flaco/gordo se ubica en 1,2. Recorrimos una pastura de Panicum cv. Colonial, el cual permite disponer de una altísima producción de forraje en la zona sin refertilización. Con ese recurso, más suplementación con silo de maíz o de sorgo, logran ganancias diarias promedio de 350 a 400 gramos/día. Nos indicaron que embolsar o enrrollar Panicum es muy costoso y que, además, el recurso pierde digestibilidad. El lote “cabeza” consume el pasto del primer verano, mientras que la “cola” llega para consumir el del segundo verano. Se deja bajo remanente, evitando el sombreado y facilitando el rebrote. No es conveniente sobrepastorear porque dificulta el manejo de malezas. Generalmente se


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hacen parcelas pequeñas, que se consumen en corto tiempo con alta carga, y se vuelve a los 30 días. El mantenimiento de la pastura tiene un costo de unos 8 U$S/ha (todas las labores son manuales). También observamos pasturas de Brachiaria (Brizantha) + Panicum (Colonial). Brachiaria se puede helar y perderse, por lo que requiere cuidados durante el pastoreo. Permite ganancias diarias de hasta 460 gramos/día en novillos enteros con suplementación y sales. Está comprobado que si no suplementan con sales, las ganancias caen hasta niveles de 200 gramos/día. Por su parte, el Panicum cv. Tanzania tiene reposo invernal. La fecha de siembra adecuada es en octubre, para lograr los primeros pastoreos tres meses luego de la implantación. Permite ganancias de 330 a 400 g/día en terminación. Los lotes que salen de agricultura son implantados con Panicum, tanto Tanzania como Mombasa,

Impuestos La carga impositiva presente en Paraguay es muy baja. “El sistema es conocido como el triple 10: tiene un 10% de impuesto a la Renta (Ganancias), un 10% a la renta personal y un 10% de IVA”, explica el consultor Pío Silveyra, quien desarrolla emprendimientos agrícolas en la zona Oriental. “La venta de granos no estaba gravada con IVA, por lo cual ese 10% constituía un impuesto; pero desde fines de 2012 se aprobó un IVA del 5% para granos, de manera tal de poder descargar parte de los saldos de IVA acumulados”, añade.

porque tienen mucha capacidad para generar semillas y resembrarse continuamente. Tanzania tiene un mayor porcentaje de proteína, mientras que Mombasa permite una mayor producción de materia seca. f CREA Valeria Alberto Responsable técnica de Matilde y Alicia Camuyrano S. A. CREA Huinca Renancó

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En equipo. Verónica, Laura y Vanesa junto a Sylvine Palacios, la mentora de Farm & Art.

De la crisis a la oportunidad El espíritu creativo de cuatro mujeres que decidieron emprender en un momento complicado Las importantes precipitaciones sufridas en 2012 por una amplia zona de la provincia de Buenos Aires generaron no pocos inconvenientes en la vida cotidiana de las personas que desarrollan actividades productivas en establecimientos agropecuarios. Tal es el caso de la familia Pell, integrada por Cristian y Sylvine Palacios de Pell, miembros del CREA Bolívar. Con más de 12 años en la zona, de golpe vieron comprometido su negocio y la actividad diaria de las familias de sus empleados.


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Cristian Pell es uno de los socios de la firma Agropecuaria El Progreso S. A., una sociedad que alquila campos donde se realiza producción lechera, ganadería de carne y agricultura. “Contamos con 800 vacas en ordeñe, 600 madres y unas 2000 hectáreas destinadas al cultivo de maíz, soja, trigo y cebada”, afirmó Cristian, antes de que su esposa comenzara a relatar la historia de tres mujeres que, a partir de una idea, lograron transformar la realidad y desarrollar un negocio rentable.

Una idea operativa “A mediados de 2012, uno de los problemas más serios en el campo –derivado de las intensas lluvias– era que las esposas de los empleados no podían trasladar a sus hijos a la escuela del pueblo debido al anegamiento de los caminos”, comentó Palacios. Ante tal situación, ella comenzó a optimizar su tiempo y decidió impartir clases de inglés a las madres y a los hijos de los empleados del tambo, cuyos días transcurrían sin que hubiera una actividad que los motivara. “Con mi marido tratamos de entender cuáles eran las necesidades de nuestro personal. Vivimos en el campo con ellos y esta era una situación extrema para todos”, remarcó Sylvine. Lo que el matrimonio jamás imaginó era que el sueño de cambiarles la realidad a las tres familias superaría sus propias expectativas. Para Palacios, fue clave aprovechar sus conocimientos como maestra jardinera y profesora de inglés. “Me propuse enseñarles un idioma y hacerles pasar un buen momento a Verónica, Laura y Vanesa, las tres protagonistas de esta historia”, expresó. Desde un primer momento, las tres mujeres se sintieron contenidas y entusiasmadas con la propuesta. “Les daba clases dos o tres veces por semana, cuando los maridos se iban a trabajar al tambo. Pronto empezaron a colaborar y se animaron a disfrutar el momento”, afirmó. “Las primeras lluvias comenzaron a dificultar nuestras salidas, de manera que los niños no podían jugar ni asistir a la escuela rural más cercana. El agua había llegado para quedarse por mucho tiempo. La situación se agravaba cada día más”, cuenta Laura Pérez, esposa de uno de los empleados del tambo, de 41 años, madre de cuatro hijos. “Las clases de inglés, que duraban entre dos y cuatro horas, nos ayudaron a pasar el trago amargo”, sostuvo.

Mayo de 2012. La inundación provocó el anegamiento de los caminos e imposibilitó que los hijos de los empleados del tambo se trasladaran a la escuela rural.

Sin salida. El lugar exacto en donde se encuentra uno de los tambos de Agropecuaria El Progreso S. A. Los caminos permanecieron bloqueados durante ocho meses.

¿Qué es el decoupage? El término tiene su origen en la palabra francesa découper, que significa recortar. Se trata de una técnica manual decorativa en la que se emplean papeles impresos o telas que se pegan sobre soportes varios, como madera, género, cerámicos, metales, velas, jabones, vidrios, lozas y cartón, entre otros. Al finalizar, se busca que el resultado imite la pintura a mano, utilizando técnicas de pátinas y pintura, distribuyendo correctamente los recortes y dando un acabado con barniz. Esta técnica se desarrolló en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento. A principios de la década del setenta, se popularizó en EE. UU., aplicándola a objetos de uso cotidiano.

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Por su parte, Verónica Navone, de 29 años, casada y con una hija, expresó que, a pesar del difícil momento que le tocó vivir, se dio cuenta de que en la vida hay instancias de cambio para emprender nuevos caminos. “No sabíamos muy bien qué hacer y Sylvine nos supo guiar y nos ayudó a desarrollar destrezas has-

¿Qué es el decapé? Técnica utilizada para pintar los muebles de color blanco, pastel o gris creando una veladura para suavizar e iluminar el aspecto del mueble. Las piezas decapé armonizan perfectamente con las paredes pintadas en gris pálido, azul celeste, fucsia y verde manzana.

Foto1. Camino al éxito. Las latas en decoupage fueron el primer trabajo que hicieron Verónica, Vanesa y Laura.

ta entonces desconocidas por nosotras mismas”, admitió. También señaló que, además de las clases de inglés, se desarrollaban actividades lúdicas que permitían la diversión de chicos y adultos. La última protagonista de esta historia se llama Vanesa Spina, de 27 años, casada y con dos hijos. Spina destaca la utilidad de las clases en un contexto difícil. “Fueron clave porque ayudaron a mantener al grupo unido, pero, además, establecieron los cimientos de nuestra empresa, a la que luego llamaríamos Farm & Art (Campo y Arte), remarcó.

Hacer para emprender Sin pretenderlo, las clases de inglés fueron el puntapié inicial de un futuro emprendimiento. “En un momento, tuve que ausentarme del establecimiento y dejarlas solas, porque se casaba mi hija, que vive en Capital Federal. Ante dicha situación, surgió la idea de delegarles trabajo para que ocuparan su tiempo”, relató Sylvine. “Les enseñé decoupage, una técnica decorativa de objetos. Cuando volví, cada una había hecho algo increíble con los materiales que les había entregado”, reconoció alegre. “Recuerdo el momento en que Sylvine nos trajo servilletas de papel, cola y una lata de arvejas a cada una y nos explicó de qué manera teníamos que pintarla. Nunca nos imaginamos lo que vendría después”, comenta Laura con una sonrisa (foto 1). Verónica destacó su entusiasmo al iniciarse en la novedosa técnica. “Me encantó lo que aprendí



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y agradezco a la empresa que nos compró los utensilios necesarios para comenzar con este maravilloso emprendimiento”, aseveró. La primera vez que Verónica, Laura y Vanesa presentaron sus productos en público fue a fines de

¿Qué es el craquelado? Técnica que consiste en la aparición de grietas, que en los casos más graves llegan a fragmentar la capa de pintura y desembocar en su desprendimiento. Este signo de envejecimiento se suele imitar en muebles y pinturas para darles apariencia antigua.

Foto 2. Productos Farm & Art. Objetos con el símbolo de la paz, con la técnica decoupage.

2012, en la reunión anual de Agropecuaria El Progreso S. A. Luego los ofrecieron en el festival Canta Bolívar, un evento de música y arte que se realiza en la ciudad bonaerense y nuclea a los principales artistas de la región. También participaron en la primera edición de Expo Mujer, invitadas por la Cámara Comercial Industrial de Bolívar, que contó con la asistencia de más de 500 personas. Farm & Art comenzó sus actividades hace un año, con una inversión de sólo 2000 pesos. Hoy, lleva recaudado más de 12.000 pesos con la venta de subproductos y en un futuro esperan incrementar sus ingresos. “En Canta Bolívar disfrutamos de cuatro noches muy productivas. Allí tuvimos la posibilidad de exponer nuestras obras y hacernos conocidas en el ambiente”, comentó Vanesa. “En la feria vendieron gran cantidad de mercadería, que también ofrecen a través de su fan page de Facebook. Esta red les permite comercializar sus mercancías a pedido”, apuntó Sylvine. En otro tramo de la conversación, Palacios señaló que las clases de inglés duraron desde mayo a noviembre de 2012, porque la fabricación de los objetos comenzó a demandar cada vez más tiempo. “Mientras yo me encargaba de entretener a sus hijos, ellas se dedicaban a comercializar sus productos”, dijo.

Desafío ante la adversidad Sylvine Palacios reconoció que, gracias a su excelente predisposición, el equipo de Farm & Art


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se animó a ir más allá de sus tareas en el campo. “Comenzaron a desarrollar habilidades que nunca antes habían experimentado. Mi gratificación personal radica en haber sembrado una semilla para que pudieran soñar. Siento que les mostré un camino, pero que fueron ellas las que decidieron transitarlo”, expresó. Laura agradeció la actitud de Palacios por haberse transformado en la mentora de un proyecto sin techo. “Agradezco eternamente a Sylvine por lograr que esos días negros se convirtieran en el impulso necesario para hacer de Farm & Art una realidad”, dijo. “Aprendí que, en los tiempos de crisis, no hay que bajar la cabeza y pensar que todo está perdido. Al contrario, hay que rescatar lo positivo”, agregó. Para Palacios, la mejor enseñanza que le dejó el mal trago provocado por la inundación fue la importancia de tener una mente abierta y no desesperar. “A veces, la vida nos pone en situaciones difíciles. Hay que hacer lo mejor con lo que se tiene a mano”, sentenció convencida. Para finalizar, la familia Pell volvió a destacar que la predisposición de Verónica, Vanesa y Laura fue clave en este proceso. “¿Qué íbamos a hacer? ¿Angustiarnos? Nos llenamos de agua, pero en vez de estar tristes, salimos a chapotear. No fue difícil convencerlas porque se dio naturalmente. Farm & Art nació de la personalidad y la inquietud que ellas demostraron, y eso es lo rescatable”, consideró Palacios. Tanto Cristian como Sylvine se sienten reconfortados por haber inspirado un crecimiento en las esposas de sus empleados. “Luego de felicitarlas por su presencia en el festival Canta Bolívar, una de ellas me comentó que esa había sido la mejor experiencia de su vida”, afirmó Palacios emocionada. En la actualidad, el equipo de Farm & Art planifica vender sus productos en los comercios de diseño más importantes de Bolívar y zonas aledañas.

Contacto El link para visitar la fan page de Farm & Art es: https://www.facebook.com/pages/FarmArt/551946631487265. El sitio, que cuenta con más de 200 seguidores, ofrece sus productos on line.

“El equipo va por más. Saben decapear y craquelar; en un futuro cercano, deberán seguir capacitándose para satisfacer una demanda en crecimiento”, concluyó Palacios. f CREA

Productos (abajo). Vanesa, Laura y Verónica con sus obras de arte.

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Se presentó el Grupo de Países Productores del Sur Entidades de cuatro países trabajan en conjunto para consolidar a Sudamérica como un polo capaz de satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos El crecimiento poblacional, las mejoras en la calidad de vida de los países en desarrollo y el cambio climático generan un interrogante: ¿puede el mundo generar alimentos para todos sus habitantes, a precios razonables y sin agotar sus recursos naturales? De ser así, ¿qué rol tienen los países sudamericanos en este desafío? Para responder a tales inquietudes, en 2012, entidades privadas de cuatro naciones (la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) crearon el Grupo de Países Productores del Sur (GPS). Se trata de un conjunto de especialistas y empresarios que comprometieron su voluntad para contribuir a la construcción de un polo sudamericano capaz de responder a las nuevas demandas alimentarias en forma sostenible, generando además, riqueza, empleo y capital social en la región.

Luego de un año de gestación y construcción de consensos, el GPS elaboró su primer trabajo: Seguridad alimentaria global y recursos naturales agrícolas: papel y visión de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Constituye un punto de partida para comenzar a trabajar en conjunto sobre temas cuya urgencia los torna impostergables, no sólo para la región, sino para el mundo entero. Este primer documento del GPS describe la capacidad potencial de la región para la producción de alimentos, enumera algunas condiciones que deberían darse para que ese potencial se pueda expresar y efectúa propuestas concretas sobre cuestiones clave que el mundo está debatiendo actualmente en los foros internacionales sobre seguridad alimentaria y preservación de los recursos naturales.

Marcelo Regúnaga, Antonio Estrany y Gendre ,y Horacio Sánchez Caballero presentaron el GPS.


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Una región privilegiada Latinoamérica posee una importante cantidad de tierra cultivable que podría incorporarse a la agricultura y la más alta disponibilidad de agua dulce por persona. La producción agrícola per cápita en la región creció un 80% más que el promedio mundial durante la primera década de este siglo; un 350% más que EE. UU. y Canadá juntos, y mucho más que los países europeos y otros jugadores de peso, como Australia y Nueva Zelanda. Una expresión de este potencial productivo es que en el último decenio Latinoamérica se convirtió en el primer exportador comercial neto de alimentos a nivel mundial. Y esto no sólo se debe a sus recursos naturales, sino también a su capacidad de producción, de gerenciamiento y de adopción de tecnología. Esto augura para la región un rol protagónico a nivel global en la producción de alimentos. Pero el protagonismo de los cuatro países involucrados no es sólo cuantitativo, sino también cualitativo, especialmente en lo vinculado con la preservación de los recursos naturales. Los sistemas de producción de cereales y oleaginosas son, en la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, más amigables con el ambiente que los utilizados en la mayoría de los países desarrollados. La región se caracteriza por la implementación masiva de prácticas conservacionistas, como la

siembra directa asociada con la rotación y sanidad de los cultivos, la agricultura de precisión y el uso de semillas mejoradas, resistentes a los herbicidas, a los insectos y a las enfermedades (con la consiguiente reducción del uso de agroquímicos por hectárea). f CREA

Desafíos futuros Pese a todo lo mencionado, la región debe afrontar varios desafíos para expresar todo su potencial. Algunas de las situaciones a superar son: • Mayor inversión en investigación y desarrollo. En las últimas décadas, la inversión en investigación agropecuaria ha sido, en general, limitada. El uso responsable de los recursos naturales exige revertir esta situación. Además, ciertas regulaciones carentes de sustento científico han limitado la investigación en los organismos genéticamente modificados. La productividad es la primera víctima de esta situación. • Mayores inversiones en infraestructura. Existe una logística insuficiente en materia de acondicionamiento, transporte y almacenamiento que afecta principalmente a los países en vías de desarrollo y genera pérdidas cuantiosas a los productores y costos excesivos, que producen fallas de competitividad en los mercados. • Revisión de regulaciones comerciales. Diferentes clases de regulaciones y trabas comerciales limitan el comercio. Nuevas barreras no arancelarias (normas ambientales, laborales y otras normas privadas) podrían crear costos adicionales en la producción y la comercialización que redunden en mayores precios para los consumidores y menores incentivos para los productores. • Pensar la agricultura con criterios de bioeconomía. Es importante entender y difundir que el sector agropecuario no sólo produce alimentos, sino que además, los transforma en bienes necesarios para el desarrollo, como biocombustibles, químicos y polímeros.


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Cómo la siembra directa salvó a la humanidad Un aporte con gran impacto y poca prensa Cada suelo, según sus parámetros de temperatura y humedad ambiente, y según la arcilla o arenisca madre, contiene una cierta cantidad de humus o materia orgánica en sus estratos superiores, aquella que se denomina “la capa arable”. Sólo esa capa de humus, esa fina piel del planeta, permite un normal crecimiento vegetal. La materia orgánica permite la existencia de una vida bacteriana, de hongos de suelo y de gusanos que dan vida a ese suelo, esponjándolo, permitiendo la infiltración de agua y de aire, configurando un ambiente propicio al desarrollo radical de la vegetación (y la respiración radical). Quizás, y ciertamente con propiedad, puede decirse que el primer gran problema ecológico provocado por el hombre fue el de destruir o aminorar el contenido de humus de los suelos. Deterioro producido por el arado. Un laboreo que además de ventear o “quemar” humus o materia orgánica, provocó una compactación (o adensamiento) del suelo, atentando contra su fertilidad e impidiendo la normal absorción del agua de lluvia, provocando con ello escurrimientos e inundaciones, en ciertos caso temibles. El laboreo, particularmente en las zonas cálidas subtropicales, destruye ingentes cantidades de materia orgánica (humus del suelo) y con ello desmejora notablemente el rendimiento de los cultivos. Durante cientos de años, los agricultores del mundo se valían de métodos muy sencillos para implantar sus cultivos. La herramienta primera fue, en su casi generalidad, el arado de palo tirado por bueyes. Lo que se podía hacer con esto, además de trabajoso, no era gran cosa. De hecho las cosechas eran magras, y a pesar de una población mundial bastante pequeña, las hambrunas eran un flagelo casi constante.

Desastre ecológico En 1837 John Deere fabrica su primer arado de acero. Un arado con reja vertedera, es decir, con la propiedad de dar vuelta (patas para arriba) el pan de tierra. Poco más tarde, sobre los primeros años del 1900 aparecieron los primeros tractores, que reemplazaron, por potencia y capacidad de trabajo, la tracción a sangre. El auge de esta nueva técnica terminó, en algunas regiones, en una catástrofe. La mayor de ellas fue en el medio oeste americano, en años ciertamente de gran sequía, pero donde el factor propiciante fue el uso abusivo que hicieron los colonos del tractor y del arado. De 1932 a 1938, unos 400.000 kilómetros cuadrados, desde Dakota hasta el norte de Texas (una superficie similar a gran parte de la pampa agrícola Argentina) padecieron un proceso de desertificación total, donde todos los campos volaban, cubriendo alambrados, sepultando casas y herramientas de farmers, en aquello que se llamó el Dust bowl (algo así como palangana de polvareda), concretamente tormentas secas y voladuras de tierra. Fue el desastre ecológico más grande de los tiempos modernos. Un millón de farmers con sus familias tuvieron que abandonar absolutamente todo, ahogados por el polvo y la miseria, y migrar hacia otros estados, principalmente a California (donde curiosamente les hicieron la vida imposible para ingresar). El presidente Roosevelt cruzó la región personalmente para manifestar su apoyo a esta masa de desamparados, ciertamente sin muchos resultados concretos, pues la naturaleza se había puesto en contra decididamente. Lo poco que se hizo lo concretó el extraordinario Hugh Hamond Benet, a quien, por su talento organizativo y conocimientos, convocó el propio Roosevelt.

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Su estrategia fue un tanto primaria: la construcción, una vez más con arados, de bordos de contención y rayado de superficies, a fin de que el viento no pudiera, con tanta facilidad, acelerar partículas de polvo y frenar así la pavorosa erosión eólica. Eso era un paliativo, pero no una solución. Pero a decir verdad, nadie sabía cómo aplacar los humores de la naturaleza. Este mérito, o descubrimiento genial, fue obra de un personaje anodino de apellido Faulkner.

Un hombre genial Edward Faulkner fue un técnico americano extensionista, especializado en el servicio de suelos. Allá por los años 1940, después de haber vivido la espantosa sequía que asoló al oeste americano, decidió, con sus magros recursos, encontrar otra forma de hacer agricultura; y más aún, ver la posibilidad de recuperar suelos destruidos. Su observación le decía que el violento ataque que hacía el arado al suelo, invirtiendo el pan de tierra, dejando en superficie lo que antes estaba al resguardo y abajo, no podía ser bueno. La naturaleza no hacía esto, su intuición le decía que lo correcto era imitar lo que natura hacía. Más, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo lograr un terreno libre de malezas y una cama de siembra aceptable? Este fue el desafío que se planteó. Sus experiencias se publicaron en un pequeño libro que se llamó La locura del arador (Plowman’s folly), en el cual muestra, después de señalar lo nocivo de las labranzas, como pudo (él) recuperar en fertilidad un baldío cuya capa de suelo bueno había sido desmontada para la fabricación de ladrillos. En suma, lo que le quedaba eran los restos de una cantera, es decir, un horizonte B1 que había perdido todo su horizonte húmico de tipo A. Allí, acumulando años tras año residuos vegetales, primero traídos, luego producidos in situ, finalmente consiguió revivir ese suelo y hacerlo nuevamente productivo. Con una rastra de discos liviana raspaba el suelo, agrediéndolo lo menos posible, sembraba centeno y luego volcaba el rastrojo sobre el suelo con aquel mismo implemento precario. Así año tras año, hasta que comenzó a ver progresos notables en el esponjamiento de ese suelo destruido y cultivos crecientemente turgentes. Faulkner, con cierta justicia, debe calificarse como el padre de la siembra directa. Pero sus trabajos fueron largamente olvidados hasta que en los 60, en los Estados Unidos, nuevamente

un extensionista y un agricultor, Phillips y Young, retomaron con éxito el tema, apoyados más tarde por la Universidad de Kentucky. Este es el inicio de esa extraordinaria técnica, “la gran revolución agrícola de la era moderna”, ese salto enorme de productividad, que es, que significa el advenimiento de la siembra directa.

Siembra directa Resulta curioso, quizás una cuestión de nuestro tiempo, quizás por el divorcio que hay entre la ciudad, la vida urbana, y el campo, que estos hechos y personas sean prácticamente desconocidas. En Internet hay poquísima información; en la Red, bajo Faulkner, uno encuentra evidentemente (y con gran cúmulo de información) a William Faulkner el escritor y, con galería de fotos incluida, a otro Edward Faulkner, actor de Hollywood, compañero de John Wayne, pero casi nada de nuestro Edward Faulkner. Tampoco hay información sobre Phillips y Young, o sólo la hay de forma marginal. Esas tres personas están, con su extraordinaria creatividad, en los inicios de la mayor revolución agrícola desde el paleolítico, aquel inicio, aquella revolución primera, cuando el hombre nómade y cazador se asentó y aprendió a cultivar el suelo. La siembra directa, con toda propiedad, debe ser catalogada como la Segunda Revolución Agrícola. Es más, sin esta genial y copernicana manera de cultivar la tierra, esto es, sin dar vuelta el pan de tierra, imitando la naturaleza, la producción mundial estaría muy por debajo de los rendimientos actuales y de seguro la población mundial, toda ella, viviría, como en el Medioevo, acechada por el fantasma de la desnutrición. Por lo visto es más importante un actor de cine o un futbolista que estos hombres que desde el agro y la naturaleza realizaron un descubrimiento que, sin desmerecer a Steve Jobs, resulta, desde lo elemental, desde las bases de la matriz alimentaria mundial, en cierto modo más importante. Este hecho casi anecdótico muestra la incomprensión o el desconocimiento que tiene la urbanidad, el hombre de la ciudad, de las cuestiones rurales, de la Pachamama que le da de comer. Ciertamente el citadino no tiene por qué saber estas cosas, pero hay en este estado de ignorancia un lado harto peligroso, cuando ciertos ambientalistas, generando más confusión aún, promueven, desde sus ideales románticos o desde intereses comer-


ciales, desde la explotación de un “nicho” que les permite lucrar, ideas totalmente contrarias a una sana ecología, consignas que luego el citadino repite como loro (sin saber en el fondo de lo que habla), como es la cantinela del glifosato o los transgénicos. Alguien debería decirles a estas personas que por este camino y de volver a una agricultura primitiva, la comida va a faltar o se les va a encarecer enormemente. La cuestión es grave porque todos vivimos en democracia y este sistema da razón al número. Los agricultores no representan hoy mucho más que un 2% del padrón. Es también por eso que nuestro Faulkner no figura en las redes. La siembra directa tenía, en sus inicios, dos problemas: uno mecánico, es decir, concebir una herramienta que pudiera colocar la semilla en un suelo no labrado; segundo, cómo erradicar la vegetación anterior sin usar el arado, rol que finalmente logró un herbicida de amplísimo espectro, el consabido glifosato. La siembra directa tenía o tiene un requisito más: alimentar el suelo con residuos vegetales abundantes, tal como hizo Faulkner en su “cantera”. Bien vale la pena desarrollar someramente esta increíble técnica agrícola: • La siembra directa no es sólo el hecho de depositar la semilla en un suelo sin labrar, sino fundamentalmente es un sistema que imita el proceder de la naturaleza, al depositar sobre el suelo residuos de cosechas y con ello enriquecer (o por lo menos mantener) la materia orgánica del suelo. • Ya vimos que, en suelos sometidos al arado, a lo largo de los años se registra un deterioro de la materia orgánica, y quien dice materia orgánica

dice carbono, que, de retenido en el suelo (con todos sus beneficios) vuelve a la atmósfera (“quemado por el arado”), aumentado el carbono atmósferico e incidiendo, pues, en el tan temido calentamiento global. Las cantidades de materia orgánica de origen varían según tipos de suelo y factores climáticos, pero se encuentran en un rango que va desde un 2% a un 7%. Un suelo excesivamente labrado puede perder hasta la mitad de esos valores. Ahora, téngase presente que la capa arable de una hectárea de suelo pesa aproximadamente 3000 toneladas y que, por consiguiente, un 1% de materia orgánica perdida son 30 toneladas o su equivalente de 15 toneladas de carbono venteado en una sola hectárea.

La Argentina La siembra directa en la Argentina comenzó con cierta intensidad en los años 90, y durante ese lapso de tiempo las siembras realizadas con buena incorporación de rastrojos pudieron recuperar materia orgánica, es decir carbono retenido, en valores importantes, superando en ciertos casos un 2% en su incremento. La Argentina cultiva unos 35 millones de hectáreas. Un 1% de aumento en la materia orgánica en general (algo que ciertamente aún no se logró) equivaldría a 525 millones de toneladas de carbono retenido. De lo cual se deduce que una agricultura en siembra directa permite limpiar la atmósfera y teóricamente acceder a los llamados “bonos de carbono” (que ciertas industrias extranjeras polucionantes pagan en compensación a actividades que neutralizan carbono). f CREA Síntesis de un capítulo del libro Climagate, escrito por Martín Hary

Climagate. Secretos de la naturaleza versus relato ecologista para consumo urbano, de Martín Hary (Ediciones Maihuen S. H.)


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Pérdidas en la cosecha de girasol y de maíz Ajustes para minimizar su impacto en el resultado económico del cultivo Se pierden 1,8 dólares por hectárea por cada grano de maíz que se encuentra en un aro de 56 cm de diámetro tras el paso de la cosechadora. Frente a esa magnitud, vale la pena ajustar los procesos para minimizar el impacto de las pérdidas sobre el resultado económico del cultivo. Por lo general, el 60-70% de las pérdidas totales de cosecha gruesa se originan en las plataformas o en los cabezales de las cosechadoras, por lo que una correcta regulación, combinada con un buen diseño, ayudará a minimizarlas.


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Pérdidas de plataforma Las pérdidas que se registran en la plataforma son principalmente de dos tipos: por desgrane o por pérdida de capítulos o mazorcas. Cada plataforma encierra cuestiones de diseño que deberán ajustarse para acotar los valores de las pérdidas.

Plataforma girasolera El uso de bandejas angostas, de buena concavidad y pestañas o bordes redondeados ayuda a minimizar las pérdidas (foto 1). La posibilidad de regular la altura del capot y la velocidad del pateador en forma hidráulica desde la cabina del operador es otro adelanto reciente que va en el mismo sentido. El último detalle por tener en cuenta es la posibilidad de ajustar el ancho de las gargantas entre bandejas, que permite evitar pérdidas por desgrane y no captación de capítulos pequeños (foto 2). En girasoles volcados, este defecto suele ser muy evidente; en algunos casos se recomienda colocar el accesorio levantaplantas (figura 1). Como la capacidad de trilla de una cosechadora actual es difícil de colmar con un cultivo como el girasol, con frecuencia se recurre al uso de plataformas de gran ancho de labor para evitar circular a altas velocidades. Sin embargo, esta decisión tropieza con algunos inconvenientes: el ancho excesivo suele complicar la cosecha en lotes desparejos, típicos de siembra directa, ya que la plataforma oscila demasiado provocando que algunos capítulos no sean tomados. Además, la velocidad de las cuchillas de corte comienza a ser crítica, provocando roturas frecuentes. Por último, grandes plataformas obligan a extender los tubos de descarga de las cosechadoras para darles suficiente distancia a los carros de cosecha. Al operador de las grandes cosechadoras actuales le resulta difícil mantener una velocidad reducida cuando la máquina está virtualmente vacía y el motor no siente la carga de la cosecha. En esta situación, el límite lo suele determinar lo desparejo que esté el terreno. La presencia de una elevada cantidad de plantas arrancadas de raíz es un indicador inequívoco de que la velocidad de cosecha ha sido excesiva, aumentando el desgrane por la plataforma (foto3).

Foto 1. Cabezal girasolero

Foto 2. Apertura de bandejas regulable

Foto 3. Capítulos volcados y plantas arrancadas

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Plataforma maicera

Foto 4. Cultivo de maíz con tallos y espigas contiguas desparejas

Las mayores pérdidas en las plataformas maiceras suelen producirse porque las mazorcas son “pellizcadas” o tragadas por los rolos; también pueden caerse del maicero o ser proyectadas hacia adelante. Si el tamaño de los tallos de las plantas presentes en el lote es muy diverso, el operador se encuentra con el inconveniente de tener que regular la separación de las chapas destroncadoras a la medida del tallo más grande, y nada podrá evitar que se produzca el tragado o desgrane de las espigas pequeñas (fotos 4 y 5). Si, en cambio, la problemática consiste en levantar los maíces volcados, la posibilidad de regular la inclinación de la plataforma puede ser de gran ayuda. Cuando las cosechadoras cuentan con esta regulación, es posible echar los maiceros “de panza” contra el suelo y soltar los puntones flotantes para levantar los tallos caídos. Esto será posible sólo si la planta está bien arraigada y con el tallo sano. Cuando los tallos se pudren o la cabellera pierde su anclaje, el problema es más complejo, ya que las plantas tenderán a acumularse sobre el capot y nada podrá traccionarlas. En estos casos, se suelen colocar mecanismos pateadores que encauzan el material para llevarlo hacia el sinfín (foto 6). Ya sea por el estado del cultivo o porque el maicero es muy agresivo, si una cosechadora introduce muchas plantas hacia adentro, las pérdidas de cola tenderán a dispararse en gran medida.

Pérdidas de cilindro de separación y de zarandón Cosecha de maíz

Foto 5. Ajuste de chapas destroncadoras

Los cóncavos tradicionalmente utilizados en la cosecha de maíz suelen ser de barras redondas, que provocan menor daño mecánico y generan una muestra más limpia. Pero en los primeros lotes de maíz, suelen presentarse espigas difíciles de trillar, y por ello se suele intercalar uno de tipo intermedio o sojero para darle un poco más de agresividad y pelar los marlos sin llegar a romperlos por ajustar demasiado la luz del cóncavo. El secreto de la trilla es el mismo para todos los cultivos: recoger todos los granos útiles, moliendo el mínimo de material posible para no sobrecargar la limpieza. En las máquinas axiales es importante maximizar el área de colado posterior de los rotores, colocando los de mayor colado si la máquina dispone


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de ellos o abriendo los cóncavos de colado si esa opción está disponible (foto 7). La limpieza del maíz no presenta mayores inconvenientes, ya que el peso de los granos permite usar el viento a fondo sin que ello implique potenciales pérdidas de cola. Incluso, las unidades de limpieza más básicas logran manejar la limpieza de este cultivo sin dificultad.

(la presencia de cuerpos extraños es una de las principales diferencias). El maíz es el cultivo más dependiente de la potencia; la productividad de la cosechadora estará basada mayoritariamente en los HP disponibles en el motor; en cambio, el girasol requiere oficio de cosechero; de no ser así, las pérdidas de cosecha llegarán a valores inaceptables. f CREA

Ricardo Martínez Peck Consultor en maquinaria agrícola

Cosecha de girasol Tradicionalmente, los cóncavos de las máquinas convencionales se forraban por completo en girasol. En cambio, los materiales genéticos actuales suelen llegar más verdes a cosecha, con granos secos en tortas verdes, más difíciles de trillar que los de antaño. El desafío es cosechar hasta los granos más firmes sin romper ni moler la torta. Si se rompe la torta verde, no habrá forma de eliminar los cuerpos extraños, ya que no se pueden separar con viento. Son, además, los responsables de elevar la humedad de los granos en la tolva. Los cóncavos específicos diseñados por talleres artesanales locales han dado buenos resultados, permitiendo a las cosechadoras axiales acercarse un poco a la calidad que logran las cosechadoras convencionales en este cultivo (foto 8). El cultivo de girasol exige una unidad de limpieza bien diseñada y generosa en sus regulaciones, poco habitual en muchas cosechadoras modernas. La posibilidad de direccionar el aire, de contar con zarandones regulables por tramos, de ajustar el ángulo del zarandón y su extensión son aspectos que pasaron al olvido en muchos equipos modernos. Si a eso se le suma el hecho de que muchos cosecheros experimentados cambiaban los zarandones por otros tipo “boca de sapo” y trabajaban con zarandas de orificio fijo, es de esperar que cualquiera de las cosechadoras “veteranas” opaque el accionar de máquinas que superan en 10 veces su valor. En este cultivo, una máquina convencional “juega”, mientras que la mayoría de las axiales deberá esmerarse mucho para sacar una muestra digna. Cuando se intenta limpiar la muestra de una máquina que genera mucha suciedad, se suele incrementar el viento; sin embargo, esto conduce irremediablemente a mayores pérdidas de granos por cola. Se suele tener que negociar cuerpos extraños por pérdidas. El girasol y el maíz son cultivos totalmente disímiles a la hora de cosecharlos y minimizar pérdidas

Foto 6. Cabezal maicero con pateador sobre los capots

Foto 7. Cóncavos de máquinas axiales combinados

Foto 8. Cóncavo girasolero para máquina axial

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Ingresos brutos Saldos a favor acumulados generados por retenciones y percepciones en exceso El Impuesto sobre los Ingresos Brutos debería ser un tributo de liquidación simple y escasa significación en el presupuesto financiero. Sin embargo, este impuesto provincial juega un rol cada vez más destacado en la planificación empresarial, tanto a nivel fiscal como financiero y administrativo, y reviste una importancia no menor a la que poseen los impuestos nacionales, como el Impuesto a las Ganancias, Bienes Personales o el IVA, entre otros. Si bien se trata de un impuesto mensual que grava los ingresos que se generan de acuerdo con la actividad desarrollada, existen algunos agregados que suelen distorsionar la fuente generadora del impuesto, como ocurre en el caso de las retenciones y percepciones. Es de vital importancia identificar las herramientas de liquidación existentes en virtud del lugar donde se generan los hechos imponibles. Si un contribu-

yente desarrolla su actividad en una única jurisdicción, es decir, si concreta operaciones de ventas y genera gastos y compras dentro de la misma provincia, corresponderá liquidar el impuesto sobre los Ingresos Brutos como contribuyente directo de esa jurisdicción, por lo que el ingreso del impuesto se efectuará íntegramente en esa provincia. Ahora bien, si el contribuyente desarrollara su actividad en más de una jurisdicción, se deberá liquidar el impuesto de acuerdo con las leyes del Convenio Multilateral, que surgen de la coparticipación federal. Esta herramienta establece un método de distribución de bases imponibles que asigna a cada jurisdicción en la que el contribuyente opera, los ingresos que deberá gravar por este impuesto, basándose en el último balance comercial cerrado por la empresa. Por lo tanto, este cálculo de los coeficientes que determinarán la base imponible de


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cada jurisdicción se mantendrá estático durante 12 meses. Hasta aquí, todo indicaría que se tiende a la equidad en la distribución de bases imponibles a efectos de que cada provincia reciba una proporción razonable del impuesto en función de las operaciones que el contribuyente haya generado en su ámbito. No obstante, hace ya varios años se han incorporado algunos actores en este “juego” que distorsionan la determinación del impuesto, fundamentalmente en el caso de los contribuyentes plurijurisdiccionales. En consecuencia, han generado perjuicios financieros y administrativos a los contribuyentes. En el presente artículo nos detendremos en el análisis del caso de las retenciones y las percepciones, y su impacto en la liquidación de ingresos brutos.

Distorsiones Como es sabido, las retenciones y percepciones de ingresos brutos actúan como un ingreso a cuenta del impuesto; las primeras se generan por pagos efectuados a clientes, y las segundas se presentan en las facturas de compras a proveedores y pueden ser sufridas en las 24 provincias del país, de modo tal que generarán un ingreso a cuenta en la jurisdicción donde se efectúe la compra o la venta. Ahora bien, ambas deben deducirse como pago a cuenta en el período en el que fueron sufridas, mientras que, tal como se mencionó en los párrafos precedentes, las operaciones de venta o de compra que generaron estas retenciones fijarán la distribución de base imponible a las distintas jurisdicciones recién al año siguiente. Por lo tanto, estos adelantos generados por las retenciones y percepciones distorsionarán la fuente del impuesto, generando saldos a favor en algunas jurisdicciones y saldos a pagar elevados en otras. Tal es el caso de las retenciones bancarias, que, al distribuirse entre las jurisdicciones mediante la aplicación de coeficientes determinados por la Comisión Arbitral, muchas veces atemporales, crean, en reiteradas ocasiones, anticipos en provincias donde no ha existido sustento territorial suficiente para generar impuesto. Incluso es importante considerar que muchas jurisdicciones fijan exenciones para la actividad primaria. En estos casos, el impacto que tendrían las retenciones y percepciones será aún mayor. Estas no son cuestiones menores si consideramos que se suelen generar saldos a favor excesivos, los cuales, acumulados en varios meses, se vuelven prácticamente inagotables.

No sólo hay que destacar el perjuicio financiero que esto representa, sino también el esfuerzo administrativo necesario para liquidar este impuesto mes a mes, dada su complejidad. A fin de aliviar estos perjuicios y tender a minimizarlos, en primer lugar debemos reconocer que la liquidación del Impuesto a los Ingresos Brutos dejó de ser simple y sin injerencia, y debe ser considerado un ítem relevante a la hora de efectuar la planificación impositiva de la empresa.

Planificación Creemos positivamente que un diagnóstico anticipado y oportuno de la situación impositiva en la que se encuentra el contribuyente de acuerdo a su actividad y al giro que quiera darle a su negocio es fundamental para alcanzar mejores resultados. De este modo, será posible propiciar una planificación para determinar los coeficientes unificados del Convenio Multilateral, efectuando una distribución estratégica de bases imponibles en las diferentes jurisdicciones con el propósito de optimizar la utilización de pagos a cuenta y aprovechar los saldos a favor acumulados. Para ello, lógicamente se deberá combinar la planificación fiscal con la comercial, ya que para dar sustento territorial a los ingresos y egresos que determinen los coeficientes unificados planificados, las operaciones comerciales deberán generarse en función de lo proyectado. En los casos en que no haya habido oportunidad de diagnosticar con la antelación suficiente este problema, existe, en la mayoría de las jurisdicciones, un procedimiento que permite solicitar la no retención o percepción, o bien la reducción de alícuotas de retención o percepción sufridas. Por lo general, la Dirección General de Rentas de cada provincia solicita al contribuyente que presente las declaraciones juradas que reflejen que en los últimos seis meses se han generado saldos a favor acumulados por retenciones o percepciones en exceso y una proyección que demuestre que, de seguir sufriendo retenciones o percepciones en la misma medida, dicho saldo se seguirá incrementando. Si, luego de analizarlo, la Dirección General de Rentas aprueba la solicitud, la reducción de alícuota de retención/percepción –que puede llegar hasta cero (0%)– no suele otorgarse por plazos mayores al año. Sin embargo, esto configura una excelente alternativa para evitar continuar acumulando saldos a favor inutilizables. f CREA

María Celeste Dacunto FH Consultores Empresariales

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Un cultivo todo terreno

Agroempresa Semillas desarrolla genética confiable para maximizar la rentabilidad del sector ganadero en las distintas regiones del país. Con este objetivo, pone el acento en el sorgo, un cultivo que viene ganando hectáreas en la producción de carne y leche. Buscando ofrecer un material para cada necesidad, este año lanzó al mercado el cultivar silero Neo 650 S, que puede alcanzar gran porte, tiene azúcar en la caña, buen porcentaje de grano, elevada producción de materia seca y buena capacidad de rebrote. Por su parte, los materiales SAC 500 y SAC 710 obtuvieron un mayor scoring en sanidad foliar, con muy buena producción de materia seca, velocidad de rebrote y resistencia al vuelco.

Volkswagen Camiones y Buses cumple 15 años en nuestro país

A fines de 1998, 20 camiones provenientes de la moderna fábrica MAN Latin América de Resende, Brasil, desembarcaban en el puerto de Buenos Aires. En el segundo semestre de ese año comenzaron a rodar las primeras unidades, que cambiaron los paradigmas y tradiciones de los transportistas argentinos. Hoy, a 15 años de esos primeros camiones que portaron una patente argentina, Volkswagen cuenta con 13 concesionarios que ofrecen 20 puntos de venta y 18 de posventa. Ya son 26.000 los camiones que circulan por las rutas argentinas, avalando la confiabilidad de la marca. Sus cuatro líneas de productos, Delivery, Worker, Constellation y los extrapesados MAN, además de la línea de buses Volksbus, responden a las necesidades específicas de cada uno de sus clientes.

Convenio entre Forratec y Angus

Forratec Argentina S. A., empresa especializada en el desarrollo, producción y comercialización de semillas forrajeras, y la Asociación Argentina de Angus anuncian la firma de un acuerdo de asistencia técnica y comercial a través del cual Forratec Argentina S. A. realizará las siguientes acciones destinadas exclusivamente a los socios de Angus: charlas técnicas zonales, asesoramiento personalizado, envío periódico de información y otorgamiento de condiciones comerciales diferenciales. Por su parte, la Asociación Argentina de Angus se compromete a enviar a sus asociados la información que se genere durante la duración del acuerdo.

Una Expoagro renovada

Del 12 al 15 de marzo, en el kilómetro 214 de la autopista Rosario-Buenos Aires, se realizará la próxima edición de Expoagro. En 2014 la muestra se presentará renovada, más integrada en sus espacios y actividades temáticas. El eje de las mejoras reside en el acercamiento de las demostraciones dinámicas de maquinaria al sector estático. Este rediseño permitirá que el visitante acceda a las demostraciones a campo con mayor facilidad y visite los stands de la Primera Avenida, los lotes de semilleros y agroquímicos en menos de dos cuadras de distancia. La sede de la exposición –el establecimiento El Umbral, situado entre Ramallo y San Nicolás–, emplazada en la zona núcleo agropecuaria, y la accesibilidad privilegiada que ofrece la autopista permite arribar a la muestra en menos de dos horas desde las principales provincias agropecuarias.



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Datos del 1 al 5 de diciembre. Precios de referencia de insumos agropecuarios sin IVAy sin fletes, excepto combustibles.


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Apuntes

REVISTA CREA

Aspiradora asiática

N.° 399 Enero 2014 Propietario: AACREA Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola Director: Gerardo Lucio Sibaja Editor: Carlos Marín Moreno cmarin@crea.org.ar Subeditor: Mariela Suárez revista@crea.org.ar Secretario de redacción: Ezequiel Tambornini redaccion@crea.org.ar Diseño: Rene Durand Prensa: Maximiliano Denaro Fotografías: Pablo Oliveri y Martín Gómez Alzaga Corrección: Alejandra Valente Editorial responsable: AACREA Registro de la Propiedad Intelectual N.° 22473 ISSN: 0325-9846 DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN Sarmiento 1236, 5.° piso, Capital Federal (1041) Teléfonos: (011) 4382-2076/79 Fax: (011) 4382-2911 http://www.crea.org.ar

La demanda china vació el saldo exportable estadounidense en tiempo récord: a fines del año pasado, EE. UU. ya tenía comprometidos embarques de soja por todo el saldo exportable de 40,1 millones de toneladas previsto por el USDA para el ciclo 2013/14. “China está reponiendo sus reservas internas de soja de manera significativa, para lo cual ordenó embarques de soja estadounidense con entrega hasta comienzos de 2014, de manera tal de contar con cierta flexibilidad en caso de que se repitan los retrasos de entregas por parte de Brasil”, indicó un reciente informe de la consultora europea Oil World. Brasil padece un infierno logístico: crece intensamente la producción de granos, pero no la infraestructura vial y portuaria. En la Argentina, por su parte, los mayores problemas de plazos de entregas se generan por conflictos gremiales imprevisibles. Oil World estima que las importaciones chinas de poroto de soja en el ciclo 2013/14 serán de 69,7 millones de toneladas versus 59,9 millones en 2012/13 (¡un aumento del 16% en apenas un año!).

SUSCRIPCIONES Romina Vignati Teléfono: (011) 4382-3517/2076/79 Fax: (011) 4382-2911 suscripciones@crea.org.ar Valor de la suscripción anual: En el país: $ 210 En Europa: U$S 215 En países limítrofes: U$S 100 Resto de América: U$S 210 África, Oceanía y Asia: U$S 225 PUBLICIDAD Ignacio Amaya (011) 4382-2076/79. Int. 181 iamaya@crea.org.ar Sarmiento 1236, 5.° piso, Capital Federal (1041) IMPRESIÓN IPESA Magallanes 1315 (1288) Capital Federal DISTRIBUIDORES EN CAPITAL FEDERAL Jaqueline Sinfín DISTRIBUIDORES EN EL INTERIOR Interplaza S. A. Luis Sáenz Peña 1836 Teléfono: (011) 4304-9377/4305-0114 Está permitida la reproducción total o parcial del contenido de la revista en los medios gráficos, destacando en forma clara la fuente. Para su reproducción por medios electrónicos, se requiere la autorización explícita por parte de AACREA. La revista no se responsabiliza por las opiniones vertidas por los entrevistados en las notas periodísticas ni en colaboraciones firmadas. Tampoco es responsable de la devolución de originales de artículos no solicitados.




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