Ministerio de Defensa Nacional LA REVOLUCIÓN JULIANA y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
ISBN Nº Derechos Autorales: Gustavo Pérez Ramírez
Derechos reservados sobre la presente edición Ministerio de Defensa Nacional
Dra. María Fernanda Espinosa Ministra de Defensa Nacional
Dr. Carlos Larrea
Viceministro de Defensa Nacional
Comité Editorial
Dirección de Comunicación Social
Edición
Comité Editorial
Ing. Marcelo Argoti Páez
Diseño y diagramación Dirección de Comunicación Social y Protocolo
Fotografía portada
Foto Arq. Alfonso Ortíz Crespo Casa de la familia Patiño Donoso
Impresión:
Tiraje: 1000 ejemplares Julio de 2014 La Exposición S4-71 y Benigno Vela • Sector La Recoleta. Telf. (593) 2 2952-043 • www.defensa.gob.ec Nota: El contenido de la información del presente texto es de exclusiva responsabilidad de su autor.
LA REVOLUCIÓN JULIANA y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Quito, 2014
Gustavo Pérez Ramírez
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Presentación
a Revolución Juliana es un suceso histórico que aún hoy provoca una aguda controversia intelectual y política, como lo prueba la publicación de varios libros y ensayos de distinto signo en los últimos años. Ahora, el historiador Gustavo Pérez Ramírez nos regala un nuevo aporte al conocimiento de aquel fenómeno, que se suma a sus anteriores obras sobre el tema. Buscando las huellas y testimonios de aquel periodo ha logrado contactar con los herederos directos de los protagonistas de esa revolución y rescatar para la historia algunos documentos y bienes patrimoniales. Celebro con alegría la publicación de esta obra, que estoy segura va a esparcir luces y disipar sombras en el conocimiento de la Revolución Juliana, especialmente en cuanto se refiere a su gestación y al modo en que sus protagonistas se vincularon secretamente para formar la Liga Militar y extender por el país los preparativos revolucionarios. Y llegado a este punto creo necesario volver a plantear el interrogante fundamental: ¿qué fue lo que impulsó a esos jóvenes oficiales, formados en una escuela de respeto a la autoridad, a coaligarse para una revolución? Para responder es necesario recordar que esos jóvenes militares formaban parte de la primera generación de alumnos de la Misión Militar Chi-
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lena, llegada en 1899; que se habían instruido en modernas tácticas y bajo un modelo disciplinario de inspiración prusiana y que se habían formado para una misión superior, cual era la de defender la integridad territorial del país, para lo cual resultaba indispensable contar con una sostenida profesionalización del ejército. Empero, la realidad política del país había ido desde 1912 a contrapelo de sus aspiraciones profesionales. Primero el asesinato de los Alfaros, luego el asesinato del general Julio Andrade, jefe victorioso de la última guerra civil, y finalmente la persecución a otros prestigiosos oficiales de inclinación alfarista, habían provocado un descalabro organizativo y moral en el ejército. A eso se sumó la Revolución de Esmeraldas (1913-1916), donde el ejército tuvo que enfrentarse con su otrora admirado Batallón Esmeraldas. Como si esto no fuera suficiente, se fueron conociendo cada vez con mayor detalle los desmanes de la corrupta “bancocracia” reinante en el país, resultante del contubernio político entre los militares placistas y los banqueros porteños. Esos desmanes consistían en sucesivas emisiones de papel moneda sin respaldo, que produjeron una gravísima inflación y empobrecieron a toda la población. Ese descalabro político y moral de la nación se completó con la masacre de los trabajadores guayaquileños en noviembre de 1922 y la masa-
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cre de los indígenas huelguistas de la hacienda Leyto, en septiembre de 1923. En ambos casos, el ejército fue utilizado como brazo ejecutor de esos crímenes sociales dispuestos por el poder oligárquico. Eso fue lo que motivó la reacción de los jóvenes oficiales, que se sintieron traicionados en sus sueños patrióticos, envilecidos por esa tarea represiva y afectados en su honor profesional. Por eso organizaron la Liga Militar bajo la consigna de “Honor y Patria” y por eso pusieron en marcha la envidiable Revolución Juliana. Este libro hace justa memoria de sus actos y de sus nombres.
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Introducción
e conmemoran 90 años del inicio del proceso revolucionario que un grupo de jóvenes militares, enfrentados a una todopoderosa y corrupta bancocracia, hoy invisibilizados, concibió en Quito el 25 de octubre de 1924, impulsando con heroicidad uno de los cambios fundamentales que jalonaron la historia del Ecuador del siglo XX. Reunidos ese medio día en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº1. Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, decidieron hacer algo por la Patria, imbuidos de ideales patrióticos. Venían preocupados por la situación del país que requería de una regeneración, como se comentaba a diario en la prensa, especialmente desde la masacre de los obreros el nefasto 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil. Sin titubeos se citaron la misma noche en la habitación de uno de ellos, donde concretaron los planes, y al día siguiente se constituyeron en la Liga Militar que derrocó el régimen oligárquico presidido por Gonzalo S. Córdova (1924-1925) en audaz golpe incruento perpetrado simultaneamente en Guayaquil y Quito el 9 de julio de 1925, evitándole al país una guerra civil. Un telegrama en clave, fechado en Quito, el 4 de mayo de 1925, enviado a Guayaquil (donde por enfermedad residía el presidente Córdova, mientras en Quito estaba encargado del poder el Doctor
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Alberto Guerrero Martínez, entonces Presidente del Congreso) el Ministro de Gobierno, Jaramillo Alvarado, advertía: La situación política culmina en forma perentoria, y precisa alguna resolución. Datos auténticos dan el convencimiento de que en este mes de mayo estallará la revolución…Le pido una palabra que indique un derrotero. Es usted el árbitro y el responsable de este momento único en la historia, Salve al país de la guerra civil, señor presidente, salve al partido liberal de esta crisis que puede derrocarle, salve su nombre ante la posteridad”1. “Jóvenes ideólogos” los llamaba el pueblo que se lanzó a la calle ese 9 de julio a aplaudirlos, y la prensa se refirió elogiosamente a ellos desde el día siguiente de haberse cumplido el plan concebido por ellos, estando de acuerdo en calificarlo de “Transformación”. Tal los títulos de primera página coincidentes de los diarios El Día y El Comercio del 10 de julio “La transformación política de anoche”. En la edición de El Día se lee: “El Gobierno íntegro cayó súbitamente en poder del elemento militar joven que había preparado el golpe con una disciplina como la maniobras en el servicio de cuartel Ni un grito, ni un tiro, ni una sola gota de sangre, y el país entero era suyo”. 1. El Día, en su edición del 26 de julio, titular en primera página: Para la transformación política: el Ministro de Gobierno comunicó oportunamente al Sr. Dr. Córdova los peligros de la situación.
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Presidente Gonzalo S. Córdova. Foto Toro Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
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Homenaje a Gonzalo S. Córdova por Camilo Andrade sentado junto al presidente José Luis Tamayo, quien entregaría el mando el 31 de agosto de ese año. La foto es del 7 de julio de 1924. Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
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Sí, la transformación se requería por agotamiento del Estado Liberal instaurado en 1895. El historiador Juan Paz y Miño, en atinada síntesis señala que el “desencanto frente a la hegemonía liberal se acumuló socialmente a partir de 1910, a consecuencia del fin del liberalismo radical, la muerte de Eloy Alfaro y sus principales lugartenientes, el ascenso del caudillismo “placista”, el predominio bancario de Guayaquil, la sucesión fraudulenta de los gobiernos de Alfredo Baquerizo Moreno, José Luis Tamayo y Gonzalo S. Córdova, las políticas del liberalismo plutocrático en el poder, la marginación de los intereses de las clases trabajadoras en ascenso (desde 1922 y 1923), y ante todo, la crisis económica derivada de la caída de las exportaciones de cacao”2. Por su parte, el autor del artículo sobre la Revolución de Julio de 1925 en la Revista El Ejército Nacional, correspondiente a ese año, reconoce: 1. Que el “movimiento reivindicador de fueros y derechos del pueblo fue realizado por la Liga Militar; 2. Que “todos los ciudadanos ecuatorianos amantes de su Patria…se han adherido al programa lanzado por la Liga Militar, en el que sintetizan con clara visión y después de detenido estudio y examen, los anhelos nacionales, que justificados siempre, jamás merecieron preferente atención”; 2. Paz y Miño, Juan, Revolución Juliana, Nación, Ejército y Bancocracia, 2ª edición, Quito, Abya Yala, 2000, pp.13-14. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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3. Que los oficiales jóvenes estaban convencidos de que es la dignidad la forma más enaltecedora del mando…y que la juventud militar, que había fundido y dignificado su espíritu en un crisol del que había salido purificado como un brillante”. Y concluye con un elogioso análisis de la gloriosa gesta: ”Sentíamos que la Nación toda conducida por su Ejército joven, se levantaba espontáneamente con toda sus fuerza y dignidad, no contra un gobierno, ni menos contra un hombre, sino contra un sistema que daba curso errado a sus destinos y que conducía, opresor, su omnipotencia esplendente”3. Nótese además que en la Historia General del Ejército Ecuatoriano, acertadamente se titula el capítulo sobre la Revolución Juliana, “La revolución de los oficiales jóvenes”, donde se refiere al desprestigio que entonces tenía la alta oficialidad en general “hasta el punto que demostraba mayor preparación un teniente o un subteniente que un Mayor o Comandante y hasta Coronel y General”4. Jóvenes opuestos a la politización del Ejército al servicio de la oligarquía. Sin embargo, estos jóvenes hoy permanecen invisibilizados, relegados al olvido y desconocidos por la sociedad civil. Lo reconoce Enrique Ayala 3. Revista El Ejército Nacional, Año IV, N° 26, 1925, Quito, pp. 491-495. 4. Macías Núñez, Édison, Trcn. (sp) Dr. Historia General del Ejército Ecuatoriano, Biblioteca del Ejército Ecuatoriano, volumen 21, Centro de Estudios Históricos del Ejército, Quito, tomo 4, pp.157 y sgts.
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Mora: “Casi no se ha trabajado sobre el pensamiento de esos militares jóvenes, sobre sus avances y limitaciones. Inclusive se conoce muy poco la vida y hechos de algunos de ellos, sin duda referentes políticos importantes de ese proceso”5. Fernando Barba Donoso, entrevistado, sostuvo que los generales y altos oficiales no dejaban que se supiera nada del 9 de julio; no les perdonaron a los jóvenes oficiales que hubieran hecho la revolución Juliana contraviniendo la disciplina militar. Desapareció intencionalmente mucha documentación. De ahí que el propósito de este libro parta de la reconstrucción objetiva de la historia de lo acontecido, para comprender el proceso revolucionario en su verdadera dimensión y proyección hacia el futuro. Esto constituye la primera parte. La segunda, saca del olvido a los jóvenes de la Liga Militar, recuperando información biográfica, su pensamiento, y datos sobre su contribución al país, no solo en la gesta revolucionaria, en la que su actuación no fue menos importante que la de los personajes que hoy se consideran centrales, sino también en su labor después del 9 de julio de 1925, hasta el final de sus días. Estos valerosos jóvenes son ejemplo para la juventud contemporánea, y merecen reconocimiento, como lo pedía Eloy Alfaro para los héroes de la 5. En la introducción al libro de Breilh Paz y Miño-Herrera Fanny, El proceso juliano, pensamiento, utopía y militares solidarios, Colección Temas, Vol.15, Universidad Andina, Quito, Corporación Editorial Nacional, 2011, p.9. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Independencia: “Es propio de un pueblo noble y altivo, de un pueblo que se siente capaz de seguir el ejemplo grandioso de los eximios Varones, demostrar de manera solemne la gratitud nacional a los Próceres que nos legaron Libertad y Patria”. Y añadía que los pueblos que “no hicieran la apoteosis de sus más esclarecidos antepasados, ni celebraran las grandes efemérides de la Patria, serian siempre ajenos a la gloria y a las virtudes excelsas”. Hay pues que rescatar la memoria de las luchas colectivas y sus héroes, derrotando así a los promotores de la amnesia nacional. Lo hacemos siguiendo las huellas del gran historiador rebelde y popular, profesor emérito de la Universidad de Boston hasta su muerte en 2010, Howard Zinn, que innovó la metodología historiográfica con su A People’s History of the United States, cuya versión en español se titula Historia alterna de los Estados Unidos, una versión de la historia desde abajo. Zinn se dedicaba a resucitar la memoria colectiva de rebeliones, resistencia y nobleza en nombre de la justicia y contra las políticas económicas, sociales y bélicas de las cúpulas a lo largo de la breve historia de este país, para educar y/o despertar a los que desean cambiar el futuro6. 6. A juicio de Noam Chomsky, su colega y amigo, Zinn rescata la memoria de las luchas colectivas y sus héroes, derrotando así la política oficial de promover la amnesia nacional. Su proyecto básico consistía en sacar desde raíces de los grandes hechos que se registran en los libros de historia. Zinn estaba seguro de que hay cosas muy grandes respecto a USA, pero no es lo que se hizo a otros países, ni lo que se hizo a los negros, ni lo que se hizo a los americanos nativos, ni lo que se hizo a la gente trabajadora en este país que sufrió días de doce horas hasta que se organizó y se rebeló y se alzó.
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Se impone reconstruir los acontecimientos tal como sucedieron, porque la heroica gesta tiene, además de detractores regionalistas, contradictores que niegan que fuera una revolución o que inexplicablemente la descalifican entre “exitosas tramas cuarteleras de media noche”, y además ha tenido expositores mal informados de buena o mala fe. Tal el caso de quienes sostienen equivocados que “los militares jóvenes fracasan por su falta de preparación… Aunque inteligentes e ilustrados varios de ellos, no estaban aún en capacidad de dirigir al país y tienen que entregar el poder a políticos liberales más o menos nuevos hasta que asume la Presidencia un liberal independiente, hombre de ciencia, el doctor Isidro Ayora”. O de quienes dicen que el general Francisco Gómez de la Torre, entonces Inspector General del Ejército, fue quien “fundó” la Liga Militar, cuando él ingresó a la Liga un mes antes del golpe, a principios de junio cuando quiso ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Otros minimizan el liderato de los jóvenes militares atribuyendo al mayor Ildefonso Mendoza Vera el haber estado “a cargo de la Liga”, lo cual es parcialmente cierto, pero a partir de que los miembros de la Liga lo invitaron a sumarse desde la guarnición de Guayaquil. Allí se adhirió también Luis Napoleón Dillon en vísperas del golpe. Y hay quien sostiene que “la Revolución Juliana nació en las aulas de la Escuela de Oficiales
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Ingenieros, creada el 16 de junio de 1922, con los oficiales que ingresaron ese año”. Como veremos, esta opinión no encaja del todo en el relato que expondremos, piedra angular para conocer la verdad sobre el inicio de la revolución a cargo de jóvenes militares que obraron con mucho secretismo, y evadiendo durante los primeros meses los oficiales de alto rango, si bien varios de ellos pasaron por la Escuela de Ingenieros. Aunque, según testimonio de César Plaza Monzón, en las dos vigorosas unidades de artillería, Regimientos Bolívar y Sucre, “se encontraba el mayor número de oficiales elites destacados por su intelectualidad y estudio”7. Tampoco corresponde a los hechos decir que “la Junta Suprema Militar es la autora del golpe”; ésta se constituyó a raíz del golpe, el 10 de julio, cumplida la misión de los jóvenes militares. Y como sostiene Paz y Miño, “tampoco las altas jerarquías del Ejército podían asumir la toma del mando estatal, por haberse convertido, precisamente, en la principal fuerza de sustento del liberalismo plutocrático”8. Y añade “formada en secreto, al margen de las jerarquías, los caudillos, los partidos y los movimientos sociales, sobre la base de la fuerza armada nucleada por la oficialidad de baja graduación, la Liga Militar fue la única capaz de imponerse, motivada por un idealismo patriótico 7. Plaza Monzón, César, La Revolución del 9 de julio de 1925: De cómo el poder militar pasó al elemento civil, El Año Ecuatoriano, 1963-64, pp.227-28. 8. Op. Cit. p.14.
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que nada tuvo de conservador ni de liberalismo tradicionalista, sino que interpretó las necesidades del momento y reflejó el ambiente progresista, que quería inaugurar una nueva época”9. Y más adelante añade “Por haber sido un producto de la Liga Militar y una verdadera confabulación contra la superioridad politizada del Ejército, la revolución emocionó entre los cuarteles de toda la república, unificándolos bajo el mismo espíritu de cuerpo castrense”10. A varios de estos oficiales y a algunos civiles que buscaron por su parte derrocar al Gobierno, se les suele calificar de mentalizadores de la Revolución Juliana, como si ellos hubieran convencido a los jóvenes militares de salvar la Patria, lo que en estricto sentido riñe con la verdad. Desde luego, todos estos personajes cumplieron a su debido tiempo un papel histórico, pero la acción de los integrantes de a Liga Militar tuvo su origen independientemente. En cuanto al segundo objetivo del libro, el rescate de la memoria de los jóvenes militares, y de su merito como forjadores de la Revolución, es un deber de justicia, que contribuye a reforzar el sentimiento de identidad nacional, y a despertar los valores patrióticos que animaron a los héroes de la Revolución entre la juventud contemporánea, que infortunadamente se ha dejado permear por la cultura del consumismo, el facilismo y otros antivalores, que oscurecen el sentido de Patria, con poco respeto por la soberanía. 9. Op. Cit. p.15. 10. Op. Cit. p.19. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Se ha llegado a sostener que “hay que tener muy claro que nosotros no comemos de la soberanía, comemos de las exportaciones ecuatorianas, en gran parte”. Diciente frase pronunciada desde la Cámara de Comercio de Guayaquil, cuando los EE.UU. amenazaron al Ecuador de suspender las preferencias arancelarias. Desde un principio se hace necesario dejar en claro que la Revolución Juliana consta de dos etapas, la inicial, desde el 25 de octubre de 1924 cuando los jóvenes militares la concibieron en Quito, hasta el golpe en Guayaquil del 9 de julio de 1925. La segunda etapa fue a partir del éxito del golpe, hasta 1931, cuando culmina el gobierno de Ayora.
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Parte I El proceso revolucionario Cómo se gestó la Liga Militar y su culminación Para entender a cabalidad y con objetividad los hechos ocurridos, disponemos de tres relatos principales de testigos oculares. Uno, el que dejó el entonces teniente Virgilio Guerrero Espinosa, Anotaciones sobre la Revolución de julio de 1925 de veinte páginas, que permaneció inédito hasta su publicación en octubre de 200311. Otro, el del teniente, Luis A. Rodríguez, Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de julio y la actuación del Regimiento de Artillería “Bolívar” N°12 de cuatro páginas, relatos que concuerdan en todo y pueden leerse en su integridad en los anexos I y II13. Y un tercero, el del coronel Carlos A. Guerrero, cuyo testimonio conocemos gracias a dos entrevistas que le hizo Luis Alberto Falconí, que ilustran sobre lo acaecido en Quito el 9 de julio de 192514. También concuerda con lo relatado, la versión que dio el capitán, César Plaza Monzón, a petición de la Asociación pro Reclamos a los Derechos Hu11. Pérez Ramírez, Gustavo, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Op. Cit., pp. 37-53. 12. Revista El Ejército Nacional, números 20 al 30, Quito 1925-1926, pp.581-584. 13. Fue publicada bajo el título Apuntes para la Historia, en El Comercio, 2 de septiembre de 1925. 14. Falconí, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Entrevistas, edición del Consejo Nacional de Cultura, Colección Testimonio de la Palabra, Quito, tomo I, pp.207-217 y tomo II, pp. 479-489, 2010. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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manos. Él pertenecía al Regimiento Sucre, que fue trasladado de Guayaquil a Quito, cuando el Gobierno sospechó que se fraguaba un golpe, y describe cómo se encontraba el país en 1925, las razones que los impulsaron, las aspiraciones de la Revolución y el por qué entregaron el poder a los civiles, entrando cuanto antes a la constitucionalidad. Según él “en el juramento se incorporaba una condición: no se aceptarían ascensos o alza de sueldos por razones de la revolución, para evitar el desprestigio y la crítica justa, y para que no nos tachase el elemento civil de haber hecho la revolución y abusar de ella en beneficio personal o institucional”15. Así, gracias a testigos oculares y actores principales, conocemos cómo se fue desarrollando, paso a paso, el proceso hasta su culminación desde el primer encuentro de los jóvenes militares, el 25 de octubre de 1924, cuando concibieron la idea de liberar la Patria. Todo se inició en el comedor del Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, no en un aula de un instituto militar, donde se hubiera dado una conferencia magistral de algún alto oficial que motivara a la rebelión. En términos contemporáneos, no fue después de oír al anciano Estephan Hessel su exposición ”Indignaos”. Su indignación resultó del intercambio de opiniones entre ellos, en una simple conversación entre jóvenes mientras almorzaban, todos de bajo rango, tenientes y alféreces. 15. Plaza Monzón, César, La Revolución del 9 de julio de 1925…Op.Cit. pp.227-28.
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El teniente Luís A. Rodríguez comienza la narración de lo ocurrido ese 25 de Octubre de 1924, informando que un reducido grupo de jóvenes oficiales estaban sentados a la mesa en el comedor del Regimiento Bolívar, que entonces se hallaba en Quito. Enumera los siguientes: tenientes Virgilio Guerrero, Cristóbal Espinoza G., José M. Erazo, Luis A. Rodríguez S., Agustín Patiño; alféreces: Carlos Abarca y Cristóbal Toledo; además el teniente Carlos Granja Saona y el Alférez Manuel Martín Icaza, alumnos de la Escuela de Ingenieros, que comían en el Regimiento. Hablaron de las desgracias de la Patria y de los medios para salvarla. Virgilio Guerrero, en su relato dejó sintetizadas las inquietudes que los animaron por la situación política y económica de las que se enteraban por la prensa y sus propias experiencias: La administración económica y política de aquel gobierno era criticada y comentada desfavorablemente por la mayoría de los diarios del País. Estos precisaban los desaciertos económicos y administrativos, señalaban las desvergüenzas, inmoralidades y delitos cometidos por la camarilla del gobierno en asociación con los dirigentes de los Bancos Emisores de billetes. Estas críticas y acusaciones de la mayoría de la Prensa se habían incrustado en el corazón del pueblo ecuatoriano, de tal manera que no había reunión de ciudadanos, por pequeña que esta fuese, que no se comentara y hablara sobre la desastrosa adminis-
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tración gubernamental. Acusaciones y críticas, que hechas a los Poderes Públicos, por la Prensa del país y por la ciudadanía, penetran con mayor intensidad en el corazón y espíritu del soldado pundonoroso y patriota. Dentro de este ambiente de críticas y acusaciones hechas al gobierno, comenzamos durante el almuerzo una animada y entusiasta con- versación. El uno precisaba los negociados de la camarilla del gobierno; el otro fijaba la miseria y pobreza del pueblo; el de allá notaba la indolencia del Poder Público por el bienestar general de la comunidad; y todos unánimemente hacíamos comentarios sobre la desventura de nuestro Ejército, que por entonces no desempeñaba otro papel que el de servir de escalón de políticos desvergonzados, inmorales y antipatrióticos. Llenos de fervor patriótico por ver a nuestra Patria próspera y feliz y poner a nuestro Ejército en condiciones de poder cumplir su sagrado deber de defensor de su Tierra, de sus Hijos y de su Historia, con eficiencia y dignidad, nos levantamos de la mesa y nos trasladamos al aposento del Alférez Abarca para continuar nuestra entusiasta y patriótica charla y ver la forma de realizar algo grande y efectivo en bien de la Patria, salvándola de la miseria, de las inmoralidades políticas y económicas y demás desafueros cometidos sin piedad por la camarilla de políticas, financistas y mandatarios. Inspirados en las inmortales frases del gran republicano Jefferson, que dice que: “Los hombres nacen en pie de igualdad, con derecho a la vida, la libertad y el bienestar; y para asegurar esos beneficios, el pueblo no solo ha
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de elegir sus mandatarios, sino derrocarlos cuando sean inútiles y perjudiciales”, el Alférez Abarca tomó un lápiz y escribió nuestro primer compromiso de salvar a la Patria, alejando del gobierno y del ejército a los individuos desprestigiados y nocivos que han labrado con mano cruel las desgracias de la Patria y la desventura del Ejército. Por su parte, Luis A. Rodríguez describe así lo que los motivó a obrar: La Patria había entrado en angustioso y desesperante agonizar. La menguada oligarquía que se había apoderado del poder, no hacía sino saquear los caudales públicos y oprimir terriblemente al pueblo apretándole la garganta para que ni siquiera pudiera respirar. Decir alto a los opresores, obra era del magnífico, de puro, de acendrado patriotismo. Y otro testigo ocular y protagonista de los hechos, el coronel Carlos A. Guerrero, al preguntársele ¿qué opina de esta revolución? respondió: “Que fue necesaria, indispensable. Que no fue propiamente un movimiento militar en su origen, sino las fuerzas de la opinión nacional que llegó hasta los soldados, hasta los oficiales, hasta los jefes, hasta los mismos miembros del gobierno, coincidentes todos de que no podía seguir el país con la inquietud y zozobra que ocasionaba el mal estado de la salud del señor Presidente, que no podía gobernar.
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Tomó rumbos de juntas militares, porque la oficialidad pensante no quiso servir de instrumento a nadie, como en otras revoluciones. Ya no era la voz de determinado jefe que podía decir: este es el pensamiento del Ejército, en la falsa suposición de que lo que él diga sería aceptado incondicionalmente, cual mandato del patrón a los peones. Primó un vehemente deseo de mejoramiento nacional. De ruptura de los círculos cerrados. De concluir con el imperio de la bancocracia. Con la corruptela en muchos de los ramos de la administración pública y aun en la misma institución armada. La palpitación del alma de la ciudadanía, del dolor del pueblo oprimido, del descontento de todo el país. Eso fue lo que conmovió al Ejército, que no puede sustraerse de lo que sucede en la nación, por apartado que se encuentre de la política. Por más que en cumplimiento de su deber, trate de aislarse, con la voluntad puesta únicamente en el trabajo profesional. Algo, por lo menos se obtuvo del movimiento del nueve de julio; orden financiero del Estado, una tributación más básica, la centralización de rentas, la desaparición de la oligarquía bancaria, el exterminio, siquiera por un tiempo, de las odiadas argollas16. Así, pues, terminado el almuerzo se convocaron para reunirse esa misma noche del 25 de julio en la habitación del Alférez Abarca, para cruzar ideas. 16. Falconí, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Entrevistas, Colección Testimonio de la Palabra, Consejo Nacional de Cultura, Quito, tomo I, pp.210-211, 2010.
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Según Luis A. Rodríguez, junto con él y el alférez Abarca, se encerraron en la habitación los tenientes José Antonio Guerrero, alumno ingeniero, S. Virgilio Guerrero, Agustín Patiño, y el alférez Manuel Martín Icaza y enseguida ingresó el señor teniente José Moran E., además de los compañeros primeramente nombrados. Allí se concretó el proyecto político, y el alférez Abarca redactó a lápiz el texto acordado que, mecanografiado, se sometió a probación al día siguiente17. Al siguiente día, 26 de octubre, se reunieron a las ocho de la noche en la casa del teniente Agustín Patiño situada en la calle Guayaquil y Chile, los cinco ya nombrados y los tenientes Samuel Jarrín, José Moran Estrada y el alférez Alfonso Jaramillo. Entonces se juramentaron y firmaron los allí presentes creando la Liga Militar, como primer paso para la ejecución de su patriótico proyecto. Se adoptó la siguiente Acta de la Liga Militar para el adelanto y progreso de la institución y bienestar de la Patria: Los grandes movimientos sociales, sobre todo cuando tienen por objeto algo más que intereses económicos de crudo y rudo positivismo personal, deben 17. El teniente Luís A. Rodríguez conservó esta acta, según su propio testimonio; la heredó su hijo, el historiador Jaime E. Rodríguez, Research Professor Emeritus, Department of History University of California, Irvine. con quien me comuniqué al encontrar su dirección en el Fondo Rodríguez del Archivo Histórico del Ministerio de Cultura en Quito. Gentilmente me envió copia escaneada del original del acta restaurado en los laboratorios de la universidad, y que conserva en la bóveda de su banco en California. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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ser ampliamente abordados por la juventud redentora de los pueblos; a ella pues le toca, porque es cerebro y músculo, ser la progenitora de las acciones gigantes, que cristalizando las más bellas ideas, culminan en el éxito. Los hombres, como los pueblos, evolucionan y no pueden soportar más un periodo de cosas instintivas, que no tienen razón de ser en nuestros días y esto mueve a las opiniones a trazarse una línea de conducta que les permita conquistar, a todo trance, a los individuos como a los pueblos, el asiento que les corresponde en el banquete de la civilización. En el Ecuador, el problema social es difícil, porque difícil lo han hecho las oligarquías dominantes y la poca cultura cívica del pueblo; los diversos partidos políticos del país están ya demasiado apolillados para esperar de ellos milagrosas épocas de gobierno, y además están tan desprestigiados que no logran la conquista de adictos, que den vida a sus filas, sino mas bien el éxodo de sus afiliados que llevan como bagaje la desilusión y el cansancio. Por esto, y considerando que el Ejército es la Institución más poderosa de la Nación y que de ella depende en gran parte los intereses más vitales del pueblo ecuatoriano, es que nosotros oficiales independientes que no anhelamos más que la prosperidad de la Patria, nos reunimos para cruzar ideas al respecto y dar vida, materializando en la acción, el más bello de los ideales, que tiempo ha había germinado en el cerebro de la juventud del glorioso ejército ecuatoriano.
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Para satisfacer nuestros anhelos juramos como hombres de dignidad y de honor, ante el Altar de la Patria, cooperar con todas nuestras energías hasta el sacrificio. El objeto primordial que nos proponemos es: 1. Propaganda de unión y solidaridad entre los jóvenes Oficiales del Ejército; 2. Propaganda en favor del beneficio que reportaría al País y a la Institución una evolución inmediata de carácter social; 3. Aprovechando de esta evolución rechazar del seno de la Institución y del Gobierno del País, elementos desprestigiados y nocivos al engrandecimiento de la Patria; 4. Cooperar con elementos de prestigio militar y civil a la reorganización (del Gobierno), en forma que no esté en pugna con las leyes del país; 5. Protección mutua del elemento joven en el Ejército, para así propender al desarrollo cultural de la Fuerza Armada; 6. El adicto a la Asamblea (Liga) debe jurar por el emblema patrio y su honorabilidad de soldado, la obediencia ciega al directorio y la lealtad absoluta a la Asamblea (LIGA MILITAR), sabiendo, en caso contrario, que expiará su delito con la pena de muerte que prescribe el Reglamento. Quito, a 25 de Octubre de 192418. 18. Palabras que no aparecen en la copia del acta tal como se había difundido; así, en vez de Liga o Liga Militar aparece Asamblea; en el punto 4°está tachado “del Gobierno”, y la fecha es 25 de octubre. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Casa Ramón Patiño Ludovico, calle Guayaquil, entre Espejo y Chile, Quito 1885. Sitio donde está colocada la placa entre dos balcones y portada de la casa.
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Fotos Arq. Alfonso Ortiz Crespo.
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Foto Arq. Alfonso Ortiz Crespo.
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Antes de firmar el acta cada adepto se juramentaba “en unidad de acto” ante una pequeña banderita de seda del tricolor nacional, que estaba colocada sobre una mesa; se acercaba el adepto; desenvainaba su espada y el director del grupo le interrogaba: “Juráis señor Oficial N.N. por el emblema de la Patria y por vuestro honor de soldado, lealtad y obediencia a la Liga Militar, a la que vais a pertenecer, cumpliendo fielmente lo que dispone su mandato y sacrificando, si para la consecución de su ideal fuere necesario vuestra vida y vuestros intereses? “Si juro, contestaba el adepto. “Entonces, camarada, Honor y Patria”, decía el que lo recibía. Y se abrazaban fuertemente diciéndose: “Hermano hasta la muerte”. A pocos días, el acta fue firmada, siguiendo el mismo procedimiento, por los demás jóvenes militares que se fueron adhiriendo a la Liga, entre otros por Alfonso Jaramillo, C. Chiriboga, J. Samaniego M., Carlos Baquero, Alfredo Hidalgo, Gustavo Sevilla, José M. Erazo, C. Espinosa G., C. Granja Saona, César León, C. Toledo Saenz, Alberto Arroyo, A. Pazmiño, J.E. Morales, L. Sierra, A.S. Montaño, Ruperto Guerrero, A. Aguirre Sánchez, Luis Herrera, L. Estrella, A. Olarte, César Cueva, Adolfo Páez, L.R. González, J. Egred, Pedro O. Ycaza, Gonzalo Sánchez, Federico Struve, L.A. Rivadeneira, Tnt. Crnl. F. Vaquero, Jorge Fierro. La banderita, ante la cual juraron los jóvenes oficiales de la Liga Militar es doblemente his-
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tórica. Provenía del curso de 1920 en la Escuela Militar que estuvo a cargo del Capitán Ildefonso Mendoza, quien quiso dar un premio a los alumnos que se graduaban, pero no tenía sino la banderita de seda del Ecuador que había presidido las clases. La sorteó y le correspondió al teniente Agustín Patiño Donoso, quien la conservó como precioso recuerdo. La prestó para el juramento que hizo cada oficial. Fabián Rodrigo Patiño Crespo, el segundo hijo de Agustín Patiño Donoso la conservó hasta su muerte, y luego quedó en poder del Ing. Rodrigo Patiño Crespo, su hermano menor, quien por mi conducto la entregó en custodia a la Academia Nacional de Historia del Ecuador. La Academia hizo restaurar la bandera en Cuenca por la Lcda. Ruth Ordóñez Suárez, diplomada y restauradora del patrimonio cultural. Corre la versión, que puede ser mito, que los firmantes del acta lo hicieron con su propia sangre. En los relatos que nos guían no hay tal mención. Lo que sí es incontrovertible es la valentía de los jóvenes militares firmantes, que expusieron su carrera militar, su libertad y aún su vida, a sabiendas de que, en caso de fracasar en el intento, irían a consejo de guerra. Estaban animados por el interés patrio, no de intereses personales mezquinos, y desde un comienzo renunciaron generosamente a la toma del poder, proponiendo que fueran civiles quienes integraran la Junta de Gobierno.
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Copia del original del Acta de la Liga Militar.
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Firmantes del Acta de la Liga Militar.
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Banderita que perteneció al teniente Agustín Patiño D. Foto Academia Nacional de Historia del Ecuador.
Esa noche, antes de retirarse, se dividieron en grupos cada uno con un director responsable al que posteriormente se le dio una copia del acta para que fueran firmando los adeptos que fueran consiguiendo. ¿Cómo se fueron consiguiendo nuevo adeptos? La forma de conseguir adeptos por el pequeño grupo iniciador requería de perspicacia y habilidad para convencerlos y llevarlos a jurar ante la banderita. Esto no se podía hacer con todos los oficiales del Ejército. Cada grupo seleccionaba un candidato adepto; anunciaba su nombre al grupo director y este lo aceptaba o lo rechazaba. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Aceptando el adepto, cada uno de los del grupo proponente trataba de catequizarlo dentro de los ideales de la Liga. Cuando se le notaba que estaba firme en sus convicciones y resoluciones por la Patria, se lo llevaba a juramentarse y firmar el acta. El adepto no conocía sino a los oficiales de su grupo. Pero, por el mes de diciembre el número de los adeptos ya había crecido y entonces se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. El día 4 de diciembre, día los Artilleros, tuvo lugar en el cuartel de la Artillería Bolívar la primera reunión general de todos los adeptos hasta entonces, reunión que concluyó en la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza. La fiesta fue cordial, animada y entusiasta. A esta primera reunión asistieron Cap. 1, 16 Tenientes y 10 Alférez. En esta reunión se resolvió congregar a todos los adeptos a la Liga en una gran Asamblea, la que se llevó a efecto en las habitaciones del teniente Carlos Baquero. El Alférez Abarca, por encargo del grupo directivo de la Liga, declaró abierta la sesión, y dijo: Comisionado por el Grupo Directivo de la Liga Militar me es altamente honroso dirigirme a Uds. en estos momentos tan solemnes. En mi exposición seré breve y conciso: Hace ya más de un mes que un grupo de jóvenes
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Oficiales, en cuyo corazón, como en el de vosotros, arde la llama de los más puros y patrióticos sentimientos, quiso materializar en la acción, en un momento de entusiasmo, todo cuanto el alma de la juventud pletorica había mantenido latente en el más puro idealismo. El 25 de Octubre llamó a las puertas del corazón, en gesto vibrante y batallador, el Dios todopoderoso de la voluntad; y todo lo que hasta entonces había sido un sueño, se transformó al calor de una patriótica discusión, en halagadora realidad. Como consecuencia se acordó formar la Liga Militar. La conquista de adeptos se la hizo con gran prudencia y acierto. Resultado de lo cual nos encontramos aquí reunidos un grupo de Oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor por salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica. Señores Oficiales, desterremos de nosotros la duda, el temor y la propia desconfianza. No nos dejemos arrastrar por enervante pesimismo, relebémonos fuertes con la segura persuasión de que todo el que se consagra a propagar y defender un ideal desinteresado debe caducar su voluntad en el nunca interrumpido culto del porvenir. La antigüedad consagró altares a los dioses ignorados. Consagremos también nosotros nuestras almas al porvenir desconocido. Y entonces seremos inexplicable el que no se
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hubiera realizado antes la unidad de la gran familia militar. Para terminar, sea permitido que os hable de nuestros compañeros ausentes, pocos hasta hora pero que mañana serán muchos y que están trabajando con leal entusiasmo, y ellos son: el Tente. José Morales en Manabí, el Tnte. Pedro Ycaza en Ambato; el Tnte. Alfonso Pazmiño en Otavalo; y el Tente. Humberto Terán en Guayaquil. Si la Asamblea quiere y acepta, como yo creo aceptará, se podrá nombrar comisionados para las diferentes secciones de la República. Próximamente, talvez en Enero, muchos de los iniciados de la Escuela de Ingenieros, marcharán a distintos lugares. Entonces deberíamos aprovechar del viaje de estos señores Oficiales. Por último, el Grupo Directivo de la Liga Militar hace constar que todos los señores Oficiales que hasta hora han ingresado a la Liga Militar representan altas prendas de capacidad, entereza de carácter, lealtad a los ideales de la Liga Militar y fervor por los nuevos propósitos que perseguimos y que auguran la seguridad del éxito; éxito que pronto, en un estrechamiento de ideas y sentimientos, veremos irradiar como la aurora venturosa de un porvenir radiante para nuestra amada Patria y venturoso para nuestro glorioso Ejército. Para esto señores oficiales, lealtad, discreción, sinceridad y sacrificio.
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Luego, “con ardor inmenso y entusiasmo infinito” se habló de unión y patriotismo. Después de estas reuniones fueron iniciados muchos otros oficiales, a pesar de la difícil y discreta propaganda que había que hacer dentro de las filas del Ejército. Contactos externos y los miembros de la Liga crecen La Asamblea comisionó al Tnte. Virgilio Guerrero para que se comunicara con el Tente. Humberto Terán, que prestaba sus servicios en el Regimiento de Artillería “Sucre” de guarnición en Guayaquil; al Tnte. Agustín Patiño para que le escribiera al señor Mayor Idelfonso Mendoza. Era necesaria y urgente la colaboración de estos dos distinguidos oficiales en la guarnición de Guayaquil. Pronto se tuvo contestación de su aceptación. Luego la propaganda se hizo más fácil con la movilización a distintas guarniciones de algunos adeptos. Así, el Tnte. Mora fue trasladado a Cuenca; el Subteniente Cascante a Ibarra; el Tnte. C. Baquero a Loja; así como el Tnte. A. Aguirre. En Riobamba había adeptos en el Regimiento de Artillería “Calderón” y también en el Batallón de Infantería “Montufar”. La Liga Militar crecía cada día, sin resistencia alguna. A principios de Abril de 1925 había ya en las filas de la Liga Militar más de 150 oficiales listos a cualesquier sacrificio.
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Reunión general Sin temor de que los dirigentes del gobierno tuvieran conocimiento de los patrióticos propósitos, los dirigentes de la Liga Militar resolvieron tener una reunión general, la que se efectuó en casa del señor Capitán Alberto Enríquez Gallo, situada en la calle Maldonado, Plaza de la Recoleta. A esta reunión concurrió casi la totalidad de los oficiales afiliados a la Liga Militar. La Asamblea fue imponente y solemne. En esta magna asamblea se escucharon de parte de los jóvenes oficiales acertadas sugerencias, magníficas exposiciones de querer hacer la Patria del mañana. Se habló como programa de acción para el futuro, preparar a los ecuatorianos por medio de una educación primaria obligatoria e intensa, a fin de despertar en ellos la conciencia de sus derechos y soberanía; construir escuelas en todos los poblados del territorio de la República; intensificar la preparación de los profesores, por medio de escuelas especiales y elevar su nivel económico; economía y nivelación del presupuesto; crear la Caja Agraria con el fin de fomentar la agricultura y ganadería; estimular la industria; suprimir los Bancos Emisores y crear el Banco Nacional; dictar leyes de bienestar social; crear una Caja de Trabajo y Jubilación para obreros, artesanos y empleados; establecer la carrera administrativa; y estimular a los partidos políticos para su desarrollo y organización. Se es-
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cucharon brillantes exposiciones sobre la libertad de imprenta y de cultos y conmovedoras fueron las exposiciones que se hicieron sobre la situación lamentable de los indios. Pero no se llegó a formular un plan concreto por la falta de tiempo, la hora era avanzada. Se dejó para otra reunión el concretar el plan de acción. Ingresan los primeros oficiales A fines de mayo, el teniente Struve, refiriéndose al teniente coronel Solano de la Sala, informó que el general Moisés Oliva, Jefe de Estado Mayor del Ejército, quería hablar con los miembros de la Liga Militar. Sin demora, se comisionó a los capitanes Cepeda y Enrique Rivadeneira para que se entrevistaran con él. Los acogió amablemente y les ofreció su apoyo aplaudiendo la labor llevada hasta entonces a cabo en pro de la unión. Mas cuando otro día se le insinuó que firmara el acta, no quiso alegando que no era llegada todavía la hora; pero que no dudaran de él, porque estaba listo para prestarles su apoyo, para lo cual era suficiente su palabra de militar. Con el apoyo del General Oliva marcharon en comisión de la Liga el Subteniente Luis Sierra Paredes, al norte, hasta Tulcán, y el Capitán Luis Herrera a Guayaquil. A principios de junio se recibió así mismo la grata sorpresa de que el General Francisco Gómez de la Torre, Inspector General del Ejército,
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quería ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Inmediatamente se comisionó al Capitán Bolívar Valdivieso para que hablara con él, quien ingresó de acuerdo con las mismas formalidades de ingreso de los demás adeptos. Programa de acción adoptado I. Nombrar una Junta de Gobierno formada por tres ciudadanos civiles representantes de la costa y tres ciudadanos civiles representantes de la sierra y un militar en servicio activo; la que será responsable de sus actos administrativos. II. La Junta de Gobierno atenderá al siguientePlan de Acción: a. Economía y nivelación del Presupuesto; b. Supresión de la Moratoria. Creación del Banco Nacional y supresión de los Bancos Emisores; c. Elaboración de un Plan de Obras Públicas. Carreteras y Escuelas; d. Aumento de la Instrucción Primaria. Mejoramiento económico del profesorado; e. Libertad de Imprenta y de Cultos; f. Carrera Administrativa. Selección de empleados públicos; g. Creación de la Caja Agraria para el fomento de la Agricultura;
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h. Creación de la Caja de Trabajo y Jubilación para obreros, artesanos y empleados; i. Leyes sociales que tiendan al mejoramiento del obrero, artesanos y trabajadores; j. Implantación del Servicio Militar y Obligatorio. Revisión de las Leyes Militares. Organización eficiente del Ejército para que responda a las exigencias y necesidades internacionales del País; k. Leyes especiales para regenerar y mejorar la condición del indio. Era un bosquejo o proyecto de Plan de Acción para el futuro de una Patria mejor. Traslado a Guayaquil El 17 de Junio de 1925, los revolucionarios fueron sorprendidos con la orden de traslado del Regimiento de Artillería Nº1. “Bolívar” a la ciudad de Guayaquil. Pensaron entonces dar el golpe, ya que todo lo tenían preparado; pero luego de reflexión no quisieron que se desvirtuaran sus patrióticos propósitos con una actuación que podía calificársela de indisciplina. Serenados decidieron salir de Quito tranquilamente “y aun gustosos. Así despistaríamos mejor al Gobierno, preocupado en esos momentos de buscar al hombre que debía ser Presidente del Senado”. Así escribe Luis A. Rodríguez en su relato.
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El 22 salieron de Quito En la madrugada del 22 de junio el Regimiento de Artillería Nº 1 “Bolívar” partió de Quito, y, “por más que anhelábamos, no pudimos hablar con el General Gómez de la Torre, que regresaba de Guayaquil, pues en la estación Urvina se cruzaron los trenes velozmente”, afirma Rodríguez. Muchedumbres acudieron a despedirlos en Chimbacalle. Había lazos de simpatía. Llegaron a Durán la noche del día martes 23 Oficiales y tropa de los Batallones de Infantería “Quito” y “Marañón” les dieron un cordial recibimiento. Se los alojó en el cuartel del Regimiento de Artillería Nº 2 “Sucre”, y comenzaron a tomar contacto con los oficiales afiliados a la Liga en la guarnición de Guayaquil a los cuales se le fue informando de cuanto se había hecho en Quito y se les puso en consideración el Plan de Acción formulado por el núcleo de Quito. El empeño ahora era cómo poner en práctica ese plan, para lo cual se organizaron muchas reuniones. Las resoluciones que se acordaron y que debían enviarse a Quito fueron las siguientes: 1. Esperar de Quito que se nos señale día y hora para actuar; y, en caso de que las circunstancias lo requieran y sean favorables tomar la iniciativa. 2. Efectuado el movimiento comunicar a los afiliados de todas las guarniciones para que nos secunden.
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3. Obtenido el éxito deseado, inmediatamente nombrar en Quito y Guayaquil tres ciudadanos civiles representantes de la sierra y tres ciudadanos civiles representantes de la costa y un militar en servicio activo, quienes formarían la Junta de Gobierno en la ciudad Capital. 4. Tan pronto como sea posible y las circunstancias lo permitan, la Junta de Gobierno convocará a elecciones para la Convención Nacional en cuyas manos se quedará el destino del País. 5. Señalase el 15 de Julio del año 1925 como plazo tope para efectuar el movimiento de derrocamiento del gobierno. Estas resoluciones fueron tomadas por los delegados de las reparticiones acantonadas en Guayaquil y puestas en conocimiento de todos los afiliados de la 3ª Zona Militar con el propósito de ponerlas en ejecución severamente y controladas estrictamente. Y se acordó que la transformación política se la llevara a efecto simultáneamente en Quito y Guayaquil, el 2 de Agosto, si la situación política no exigía que fuera una semana antes o después, para lo cual se pondrían de acuerdo por medio de una clave telegráfica de frases convencionales. Hubo dificultades que pusieron en riesgo el movimiento, de las que trataremos más adelante, en base a la entrevista que Luis Alberto Falconí le hizo a Carlos A. Guerrero. En Guayaquil se pensaba que lo mejor era la separación de los jefes de
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alta graduación y los de Quito sostenían que eran medidas extremas, “Después nos entendimos perfectamente, pero hubo un momento en que se creyó que la Liga estaba destruida”19. En los primeros días de julio fueron alertados por el General Luis A. Jaramillo, Intendente General de Policía de la Provincia del Guayas, que anduvieran con mucho cuidado, porque sabía que ciertos oficiales sediciosos se preparaban a dar un golpe. Naturalmente esta inquietud y recomendaciones del General las supieron inmediatamente, por intermedio del mayor Mendoza, quien reunió al grupo dirigente de la Liga Militar para que resolviera sobre este delicado asunto. Los afiliados de la Liga Militar no tomaron el asunto como para precipitar los acontecimientos. Se sabía que había sospechas y que se investigaban los ajetreos políticos de los señores Modesto Larrea Jijón; del señor Luis Napoleón Dillon; del señor Jacinto Jijón y Caamaño. Cada uno por su cuenta trataba de conseguir adeptos dentro del Ejército, con el fin de derrocar al gobierno del Dr. Córdova. Esto sucedía el día 8 de Julio por la tarde. Ante la amenaza del gobierno de ponerlos a todos presos, para lo cual llegaría a Guayaquil al día siguiente el coronel Alfonso Darquea, Jefe de la 3ª Zona Militar, no vacilaron en dar cumplimiento inmediato a sus propósitos, con la mayor disciplina y sin derramamiento de una sola gota de sangre. El 9 por la tarde irían las principales 19. Falconí, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Entrevistas, Op.Cit., Quito, tomo II, p.483-484.
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autoridades del puerto a recibir en Durán al señor Jefe de Zona. No había sino que apresarlos mansamente a la llegada del tren. Y el asunto estaba concluido. Sabían que esperar más días significaría un fracaso de consecuencias graves. Así que resolvieron dar el golpe en la madrugada del día 9 de julio. Pero el mayor Mendoza les hizo ver que era improcedente, porque había necesidad de ponerse de acuerdo con los afiliados de Quito y, en lo posible, con las guarniciones del centro del país. Sin embargo, como el coronel Darquea no llegaría sino hacia las 6 de la tarde del día 9, les daba tiempo para prepararse convenientemente y dar el golpe siguiendo todos los detalles del plan adoptado previamente. Y procedieron. En la casa del Capitán Fernández se hizo el Cuartel General para los preparativos que duraron toda la noche del 8 y mañana y tarde del día 9 de Julio. Acordaron lo siguiente: 1. Telegrama a la Guarnición de Quito con la frase convenida: “Van nueve paquetes”. 2. Personas que deben ser arrestadas inmediatamente de efectuado el movimiento: Gobernador e Intendente de Policía de la Provincia; principales empleados públicos y Gerentes del Banco Agrícola. 3. Jefes que debían ser arrestados: Jefe Accidental de Zona y su comando y Jefes de las unidades militares y policía.
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4. Obtenido el éxito deseado hacer un telegrama a Quito con la frase convenida: “Negocio terminado sin novedad. Castagneto”. 5. Cuidar el orden en la ciudad. 6. Organizar una Asamblea popular con el fin de que ésta nombre a los tres ciudadanos civiles que formarían la Junta de Gobierno. 7. Formar en Guayaquil una Junta Militar de Control o Fiscalizadora, con el fin de vigilar la Aduana, el Municipio y más dependencias del Estado. Junta que funcionará de acuerdo con un Reglamento. A encontrar al coronel Darquea irían el Jefe Accidental coronel Alejandro Solís, Jefes de las unidades y principales autoridades de la ciudad. El Capitán de Fragata puso a disposición de los revolucionarios dos vapores fluviales para conducir a Durán los pelotones que debían cumplir la orden de tomar presos a los Jefes y autoridades que debían encontrarse allí en espera de la llegada del Jefe de Zona. Se había destinado a la 4ª Batería, a órdenes del Capitán César Cueva y Alférez Alejandro Montaño, para que cumplan este cometido. El teniente José A. Erazo fue el designado para instruir a los soldados del Regimiento sobre el objetivo cuando saliera del cuartel el coronel Solís Jefe de la Unidad. Además cada Capitán de Batería debía hablarles por separado a cada Batería en sus respectivas cuadras. Igual cosa debía hacerse en las
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demás unidades. (Los Alférez Segundo B. Ortiz y Manuel Martín Ycaza con una escolta debían apoderarse del inalámbrico). Se nombraron comisiones de enlace con el Marañón y Quito. Todas las órdenes se habían dado y solo había que esperar a que llegara el momento para cumplir las órdenes con decisión y presteza. El día 9 de Julio, muy de mañana, todos los oficiales se encontraban de pie. Según Rodríguez, “las horas parecían que iban pasando lentas y perezosamente y esperábamos ansiosos la señal que desde el muelle debía darnos el Comandante Diógenes Fernández. Sencilla era la señal: “Se fueron” debía decirnos; y los Oficiales de Guardia de las Unidades contestarle: “Se van”. A las dos de la tarde cada capitán con sus oficiales ingresaba a sus respectivas cuadras y daba los primeros pasos para la ejecución de la gran obra de resurgimiento nacional. Cada Capitán les hablaba a sus soldados de lo que se había hecho, de la formación de la Liga Militar y de sus propósitos; “estos escuchaban las palabras de su capitán con atención, con gusto y en silencio, demostrando resolución y apoyo a los propósitos de sus oficiales”. Una circunstancia inesperada cambió de todo en todo el plan. Eran las tres de la tarde. El señor Coronel Alejandro Solís, primer Jefe Regimiento y Jefe Accidental de la Zona, salió de su auto en dirección al muelle. Se iba al encuentro del señor Darquea. Inmediatamente el Capitán Rivadeneira
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reúne a la tropa; la arenga patrióticamente el teniente Erazo con tal feliz resultado, que entusiasmada prorrumpe en estruendosos gritos de ¡Viva la Patria! ¡Viva el Ejército! ¡Viva el Pueblo! Se hacen armar pabellones en el patio. En seguida, por teléfono, le digo al Teniente Salas del Marañón: El negocio está listo. Al mismo tiempo se avisa al “Quito”. Para actuar solo se esperaba el aviso del capitán Fernández de que los Jefes y autoridades se trasladan a Durán. Los minutos pasaban veloces y el aviso no llegaba. El capitán Rivadeneira ordenó que se hiciera romper pabellones y que la tropa se retirase a las cuadras a esperar órdenes. Así se hizo y en el cuartel quedó la impresión como de que nada había ocurrido. Aprovecharon para ponerse en contacto con los batallones Quito y Marañón, quienes hicieron saber que estaban listos para actuar. A eso de las 5 de la tarde el Coronel Solís regresó al cuartel con la noticia que la llegada del Jefe de Zona se había retrasado y debía llegar a eso de la siete de la noche. La mayoría de los oficiales estaba en el Casino resolvieron jugar el todo por todo. Y así se hizo. Se nombró una comisión para que hablara con el Coronel Solís y le hiciera saber que el Ejército del Ecuador había resuelto terminar con el actual gobierno y había formulado un plan de gobierno con nuevos rumbos en bien del pueblo y del Ejército.
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El teniente Rodríguez precisa que salió con el teniente Cristóbal Espinoza y el subteniente Manuel Martín Ycaza, y que al llegar a la esquina del “Marañón”, vieron con grande sorpresa, que regresaba el automóvil del coronel Solís, con el mismo Coronel adentro. Mientras Espinoza habla con el Coronel, Rodríguez e Ycaza emprendieron la carrera hacia el Regimiento para avisar a los camaradas del regreso del Primer Jefe. El Mayor Mendoza por teléfono, veía la conveniencia de que dejáramos salir al Coronel para poder cumplir con el Programa de Acción. Antes, por disposición del Capitán Rivadeneira, los soldados, con sus armas se retiraron a las cuadras a esperar órdenes y quedó el Regimiento en tan completa calma. El teniente Rodríguez describe así esos momentos críticos: Eran las cuatro y media de la tarde.“La hora era solemne. Parecía que el tiempo todo se paraba de golpe para contemplarnos. Un momento de indecisión podía perdernos. A pesar de habernos adelantado, el comandante Baquero, el capitán Olarte y yo nos subimos a la estancia del Señor Coronel. Escribía este en máquina. El comandante Baquero, con la calma y hasta dulzura que tiene en el hablar, mi Coronel, le dice: un núcleo de Oficiales del Ejército ha formado un pliego de peticiones para dar nuevos rumbos al Gobierno, porque al paso que vamos la patria se hunde en los abismos”.
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Yo no consentiré jamás tal cosa, replica el Coronel Solís indignado; el Ejército no es deliberante y debe estar sujeto en todo a sus dirigentes. He sido puesto por Primer Jefe de esta unidad, y como tal no permitiré que se atente contra el gobierno. Para que estar con rodeos, decía yo para mis adentros. Le dije entonces: mi Coronel, Ud. está preso. Lanzando a los aires una interjección me dice el Coronel, vamos a ver ¿Quién está preso? ¿Ud. o yo? ¿Vamos a ver a quién obedece el Regimiento a Ud. o a mi? Capitán haga formar el Regimiento, hablare a la tropa. El Capitán Rivadeneira manda a formar el Regimiento. Entre tanto al Alférez Lauro Guerrero que nos seguía dice: el Coronel va a coger la pistola. Póngase aquí le dije al Sargento Cevallos y no deje entrar a nadie. La tropa está lista a escucharle al Coronel. Les habla, se esfuerza en persuadirles de que deben ser fieles al gobierno, y cuando se agota su elocuencia, la tropa responde: Viva la Patria, Viva el Ejército, viva el pueblo, vivan los oficiales jóvenes!... Le dejamos hablar libremente al Coronel para que se convenciera de que la tropa sabía y palpaba las amarguras por las que atravesaba nuestra patria.
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Con aire triunfador el Teniente Erazo le dice: ¡Ya ve, mi Coronel que todo es inútil! La tropa está con nosotros. Antes, pasarán por mi cadáver que yo consentir en sus pretensiones, replica el Coronel. No nos mancharemos, contesto él. Sube el Teniente Erazo y como Oficial de Servicio que era, le dice: Mi Coronel, en nombre del Ejército y del Pueblo Ud. Esta arrestado. Y el Coronel entra al aposento que se le señala. Enseguida las Comisiones de las diversas unidades que hacen la guarnición en esta plaza llevaron a feliz remate las consignas a ellas encomendadas, con tan excelente disciplina, que es para maravillar. Hubo que variar el Plan de Acción de acuerdo con el momento. Eran las cinco y media de la tarde. La ciudad continuaba en la más tranquila calma. No se había dado cuenta del trascendental hecho llevado a cabo por el Ejército. Los Batallones Marañón y Quito secundaron el movimiento un poco antes de las seis de la tarde. Del Regimiento Bolívar salieron las siguientes comisiones: capitán Olarte y teniente Virgilio Guerrero con un pelotón de tropa a tomar presos al Gobernador e Intendente de Policía. En el Palacio de la Gobernación; esta comisión redujo a prisión
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a los siguientes señores: Francisco Elizalde, Gobernador; mayor Ignacio Larrea, subintendente de Policía; Manuel Ycaza, Tesorero de Hacienda; Jefe Político; Administrador de Aduanas, quienes fueron trasladados al Regimiento Bolívar. El general Luis A. Jaramillo, Intendente de Policía fue reducido a prisión en su despacho y así mismo trasladado a la Bolívar. El capitán César Cueva y Alférez Alejandro Montaño con un pelotón, se trasladaron a la Jefatura de la 3ª Zona Militar y apresaron a los siguientes Jefes y Oficiales: comandante Eduardo Bosano, Jefe de Estado Mayor de Zona; mayores Aquilino Lamota, Julio Jarrín, Alejandro Troya y Viteri; y capitán Tirso Polo, los que fueron también conducidos a la Bolívar. El teniente Luis A. Rodríguez fue comisionado para apresar a los Gerentes del Banco Agrícola, señores Rogelio Benítez Ycaza y Francisco Urbina Jado, quienes una vez presos fueron conducidos al cuartel de la Bolívar. A las oficinas del Inalámbrico fue enviado el Alférez Manuel Martín Ycaza; a la de Telégrafos el Teniente Pedro Terán y a la de Teléfonos el Subteniente Carlos Egas. Controlados todos los servicios de la ciudad, solo quedaba el problema de prisión del Coronel Alfonso Darquea, Jefe de la 3ª Zona, quién debía llegar de la Capital. El teniente Terán, encargado del control de la Oficina de Telégrafos recogió un telegrama del Gerente de la Compañía del Ferrocarril en el que anunciaba un atraso de cuatro horas de la llegada
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del tren a Durán, tren en el que venía el Coronel Darquea. Con tal motivo no se tomaron medidas inmediatas para su captura. Mas el retraso del tren no fue como se había anunciado, sino que el tren llegó a las siete de la noche a la estación de Durán. Tan pronto como se tuvo conocimiento de la llegada del tren, se despachó al capitán Fernando Freire, al mando de treinta hombres, en el vapor Edén, para que apresara al coronel Darquea. Dicho Coronel informado de lo ocurrido en Guayaquil había tomado el vapor Enrique Valdez y se había trasladado al crucero Cotopaxi. El capitán Freire que iba en el Edén fue en persecución del Enrique Valdez, pero no pudo darle alcance y tuvo que regresar a Guayaquil. Se tomaron medidas para mantener incomunicado al Cotopaxi y se nombró una comisión compuesta por el teniente Cristóbal Espinosa y los alférez Navarro y Morales y 50 soldados para que se trasladaran al Cotopaxi y procedieran a la detención del coronel Darquea. Llegada la comisión al Cotopaxi y entrevistada con el dicho Coronel, éste se resistió enérgicamente a acceder a su dimisión de mando. Parte de la comisión militar hábilmente había logrado conquistar a los oficiales y tropa del Cotopaxi. Percatado el Coronel Darquea de la actitud de la Oficialidad y tropa del Cotopaxi y en vista de los requerimientos cordiales de la comisión de oficiales, desistió de su terquedad y se terminó el incidente con dicho Coronel, el que fue inmedia-
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tamente trasladado al crucero Libertador Bolívar. Los presos que se encontraban en el cuartel del Regimiento Bolívar fueron así mismo trasladados a dicha nave de guerra. Si es verdad que en Guayaquil las cosas marchaban triunfalmente, sin embargo, hasta las once de la noche nada se sabía de Quito, ni de las otras provincias. Con todo se tuvo a la policía guardando el orden y se destinaron piquetes de soldados para que apoyen a los celadores. Se ordenó cerrar las cantinas y salones y en fin se mantuvo a la ciudad dentro de la más completa tranquilidad y orden. Gracias a la entrevista que le hizo Falconí al Coronel Carlos A. Guerrero, sabemos lo que fue ocurriendo en Quito: Formada y organizada la Liga, se resolvió que funcionase una Junta Provincial, constituida por representantes de las diversas unidades que guarnecían esta plaza. La integraban los señores capitán Burbano, capitán Ribadeneira, teniente Rodríguez y teniente Struve. La primera reunión se llevó a cabo en la casa del subteniente Sierra. El entendimiento, en materia de detalles, con los de la Liga que estaban en Guayaquil, tuvo una larga tramitación. Se resolvió, después, el golpe pero no la fecha. A principios de junio me ausenté yo, con la Academia de Guerra. En ese entonces había llegado de Guayaquil el mayor Juan Ignacio Pareja, trayen-
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do la representación de la guarnición de allá y las instrucciones correspondientes y se intensifico la labor. La Escuela Militar era el centro de actividades y por eso se contó en el momento de la trasformación con un buen número de oficiales. ¿Qué impresión les produjo el telegrama de Guayaquil, en el que se le anunciaba al general Gómez de la Torre el envío de los nueve paquetes? Le preguntó Falconí. De inquietante expectativa, respondió, No satisfechos únicamente por el telegrama aquel, envíe al capitán Duarte y al subteniente Struve al teléfono de larga distancia para que hablaran con Guayaquil y pidieran que suspendieran el golpe, hasta que nosotros nos preparáramos. Los oficiales nada pudieron hacer porque encontraron que las líneas estaban interrumpidas y solo me dijeron: -parece que el golpe ha estallado en Guayaquil-. Nos dimos cita en el Pichincha y me dirigí hacia a Plaza del Teatro. Con la noticia que comenzaba a circular, acudían los oficiales y se reunían allí. Pronto estuve con el general Gómez de la Torre y el comandante Paz y Miño. Discutíamos acerca de la situación y no sabíamos qué hacer. De pronto el general Gómez de la Torre fue llamado a la casa presidencial y el comandante Paz
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y Miño, llevado por el ministro de Guerra que pasaba en automóvil. Mi inquietud subió de punto. Principié a dudar. Me dirigí luego al Pichincha, que era el cuerpo de nuestra confianza y dispuse que el subteniente Maldonado del curso de Educación Física, partiese al Batallón Manabí; el teniente Morán al Regimiento de Artillería Sucre y el teniente Jarrín a observar la casa presidencial. El teniente Albán había partido al escuadrón. Los oficiales que iban a las unidades llevaban la consigna de participación a los de la Liga, lo que ocurría. Una vez en el Pichincha vimos que pasaba un grupo del escuadrón con dirección a la casa presidencial. Iba a hacer la guardia. Culminó en ese instante nuestro temor. El capitán León no se hallaba comprometido, si la escolta que comandaba él hacia resistencia, el golpe fracasaba o la lucha habría sido terrible. El Regimiento Sucre secundaba, seguramente, la acción del escuadrón y la Policía se unía. Minuto perdido era minuto cruel. El capitán Duarte se lanza tras el capitán León, el que iba con el teniente Salvador, de la Liga. Alcánzale y le abraza lleno de emoción. Píntale en breves palabras la situación y obtiene la venia del capitán León. El peligro inminente había menguado.
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De vuelta a la casa presidencial, el comandante Paz y Miño me refirió que acababa de recibirse un telegrama trasmitido por un operador de la oficina de Durán: -Se transforma Guayaquil sin un tiro, no puedo seguir trasmitiendo porque un soldado me lo impide-. Tal era el texto de la comunicación. Fue este momento el de la suprema resolución: apresar al Presidente y a su gabinete. El comandante Paz y Miño resolvió quedarse al frente de la unidad para prestarnos el debido apoyo. Al llegar a la puerta de la mansión presidencial, me encontré con el general Oliva: ¿A qué viene esa tropa?, me preguntó, notando la presencia de los cincuenta soldados. -Viene con nosotros-, le replico el teniente Morán, mientras yo subía presuroso en pos del mayor Pablo Guerrero, que se dio cuenta de lo que pasaba y, por más que lo llamaba yo, no quería atenderme. Temí que, avisados el Presidente y ministros, estorbasen nuestra acción y nosotros no queríamos manchar con sangre la jornada que la hacíamos en aras de un hermoso ideal-. Siempre habían sido generales los factores de los movimientos armados, buscando una jefatura suprema o un caudillante. Nosotros perseguíamos la reconquista de las libertades públicas holladas por ambiciosos e ineptos mandatarios. Debía tener la trasformación, la brillantez de nuestros anhelos.
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Es cierto que el mayor Guerrero, rompió su espada? Preguntó Falconi, a lo cual respondió. Se quitó las palas y las arrojó bajo la mesa. Yo sonreí… Terminado este episodio, designé a los capitanes Machuca y Duarte y teniente Patiño para que fuesen a llamar a los jefes de cuerpos, por orden del señor Presidente. La comisión la desempeña- ron admirablemente. Pronto estuvieron allí los coroneles Landázuri y el comandante Cobo. Penetraron con todos los honores correspondientes a su jerarquía y se quedaron adentro… En cuanto al Regimiento Sucre, el comandante Noboa cerró las puertas de la prevención y las hizo reforzar, dispuesto a resistir. Dos oficiales fueron a casa del general Gómez a llamarle y le encontraron poniéndose uniforme militar. El capitán Burbano acudió, donde el comandante Paz y Miño. Con el general Gómez, el comandante Paz y Miño y los demás oficiales, acudimos al regimiento, conferenciamos con el jefe y le convencimos. No queríamos que se repitiese lo que el año 1912. Después nos trasladamos a la Policía, obteniendo igual resultado. De aquí el general Gómez de la To-
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rre partió con nosotros donde el doctor Córdova y se entrevisto con él. El Pichincha y el Manabí eran nuestros. El capitán Machuca, el teniente Patiño y los subtenientes Arteaga y Coronel fueron enviados donde el general Plaza, quien durante el viaje endulzó los oídos de los oficiales con su amena charla. Mejor que la agricultura es la política, dizque les decía y sobre todo más fácil. Hasta café les había invitado… Así se operó el movimiento que traerá la regeneración del país, porque tiene por característica la honradez y se basa en un absoluto desprendimiento. Todos los oficiales de la Liga han sido los factores de la transformación, nada más que por especiales circunstancias les tocó a unos más actividades que a otros en el momento preciso. Directores del movimiento no los ha habido; ni el general Gómez, ni el comandante Paz y Miño, ni el mayor Mendoza, ni nadie, pueden ser considerados como tales: la labor ha sido conjunta, la resultante de varias fuerzas unidas. Oficiales han habido que, sin pertenecer a ella, han secundado nuestros propósitos. Ahí están el comandante Jáuregui y el capitán Sáenz, por ejemplo. ¿Es cierto que usted le propuso al doctor Trujillo que formara parte de la Junta de Gobierno?
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Con el comandante Jáuregui fui a entrevistarme con el doctor Trujillo. A raíz de la venida de Guayaquil del señor ex ministro, el mayor Mendoza me escribió una carta en la que me insinuaba entenderme con el doctor, diciéndome que era persona de confianza y que sería bueno contar con él. Hecha la propuesta al doctor Trujillo, me indicó que este que sentía no poder acceder al pedido que le hacíamos, por haber sido ministro del régimen cesante. Que si el mayor Mendoza le hubiera hecho saber que iba a estallar el movimiento no le habría aceptado al doctor Córdova la cartera. ¿Entró usted en comunicación con el doctor Trujillo? No. Había traído él una carta para mí de parte del mayor Mendoza, más no llegó a entregarme y esa fue la razón por la que no fui a verle. En la entrevista en la que le propusimos la vocalía del Gobierno Provisional, me dijo que se había abstenido de hacerlo, porque estando de ministro no era correcto, que se hubiera podido considerar como una deslealtad para el Gobierno, tener esas conferencias furtivas. ¿Perdurará la situación creada? En cuanto al sostenimiento de la trasformación, claro que sí. ¡Ah, es que estamos resueltos a todo! En cuanto a la intervención del Ejército tal como en la actualidad, no. Se ha salido de su esfera de acción, en fuerza de la necesidad, pero es indispensable que vuelva a la normalidad. La misión del Ejército no es
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intervenir en la política y para que no se resienta la disciplina hay que conservarla debidamente. Al dirigirme al salón en que se encontraban los señores doctor Córdova, ministros de Estado, general Orellana, coronel Flores Guerra y comandantes Vivero y Castrillón y decirles: -En nombre del Ejército les comunico que el Gobierno ha cesado en sus funcionesEs cierto que el señor Sotomayor, ministro de Guerra, impulsivo y de temperamento ardiente como es, sacó su pistola y me apuntó, pero tenía yo la seguridad de que no me iba a matar. La propia la tenía yo al hacerle frente, en ese momento que pudo ser considerado de algidez, al apuntarle también con el arma que llevaba y que me la prestó momentos antes el comandante Paz y Miño, en circunstancias en que vine del Pichincha con cincuenta hombres a ocupar militarmente la casa presidencial en compañía de los valerosos oficiales capitanes Burbano, Machuca y Duarte, tenientes Patiño y Machuca, que fueron los que penetraron conmigo al aposento. Es inútil toda resistencia le observe, porque si usted hace fuego también lo hago yo y además hay cincuenta hombres afuera-. ¡Cuidado con una provocación señor Ministro! exclamó el capitán Machuca. Bajó la pistola el señor Sotomayor y la colocó sobre la mesa. El doctor Córdova me interrogó Quién es el jefe de ustedes para entenderme con él, añadiendo enseguida esta es una traición...
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Nuestro jefe vendrá luego, le contesté. Es el general Francisco Gómez de la Torre. El país no puede soportar este régimen y lo que ustedes quieren es nada más que defender sus puestos… Volvió el señor Sotomayor a sulfurarse, pero intervino en esta vez el señor doctor Trujillo y le dijo: -calma Leonardo-. Entonces hice una venia a los ilustres- presos; di media vuelta militarmente y me retiré dejando un centinela… ¿Estaban nerviosos los señores Presidente y Ministros? El doctor Córdova tenía una palidez mayor que la de costumbre. Su rostro se demacró. Los señores ministros adoptaron una pasividad forzosa, con excepción del señor Sotomayor y pasivos se mantuvieron, así mismo, los jefes que allí estuvieron… ¿No tuvieron dificultades para el movimiento? Pregunta Falconí nuevamente. La expectación no pudo haber sido mayor. Nada teníamos preparado. El golpe en Guayaquil fue completamente sorpresivo para nosotros, a pesar de que estábamos en íntimo contacto los que componíamos la Liga Militar. Vea usted la carta que pocos días antes me dirigiera el mayor Mendoza, confiando que la trajera el mayor Pareja:
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Guayaquil, junio 30 de 1925 Señor Mayor C.A. Guerrero. Quito.Mí querido amigo y compañero: Aunque usted no me ha escrito, yo lo hago hoy y para darle buenas noticias sobre nuestro asunto. Todo muy bien; todas las dificultades arregladas; ya nos entendimos con los chiquillos del Bol… y por lo tanto con ustedes todos; estamos unidos; listos y esperando que de allá nos digan algo bueno. No tengo tiempo ahora y por eso no le escribo más largo. Aquí estamos ansiosos esperando buenas nuevas de allá. Yo creo que ya ustedes conocerán y habrán aprobado todo lo aquí he tratado con el señor Gene… y yo. Avíseme por telégrafo cómo esta allá el asunto y si están ya listos y si es que aquí iniciamos el negocio ustedes allá secundarían enseguida. Dígale al señor General que esa carta que el CP. Freire le entregó en la estación en Durán y dirigida para Mario S. era para él, para el señor Gene… Repito, estamos listos y esperando órdenes o noticias terminantes. Con el último acuerdo habido aquí, se arreglaron las principales dificultades y con el acuerdo con el señor Gene… La base del acuerdo es la creación de las Juntas de Control (suprema y de zonas) y que solo a ellas compete conocer si tal o cual señor puede ingresar o no a la Liga y después al Ejército. No se callen. Esta es la última resolución y por lo tanto es ésta la valida. No importa que no se haya firmado el
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acuerdo con Bonilla. La situación apura y es nada buena. Todo bien, repito. Perdonen frases un poco duras de mis comunicaciones anteriores. Creo que después acabaremos de entendernos en ciertos detalles que aun discordamos. Los abrazo. TODO POR LA PATRIA. (f) 0.566. Pd: El señor mayor Pareja, renuncia al cargo de Representante, por enfermedad. En próximo correo se comunicará a quien se ha designado en su remplazo. Los desacuerdos a los que se refiere el mayor Mendoza eran con respecto a la separación de los jefes de alta graduación. Allá se pensaba que lo mejor debía ser retirarlos a todos ellos y los de acá sosteníamos que eran medidas extremas, que lo que convenía era una labor de selección. Después nos entendimos perfectamente, pero hubo un momento en que se creyó que la Liga estaba destruida… Terminado este episodio, designé a los capitanes Machuca y Duarte y teniente Patiño para que fuesen a llamar a los jefes de cuerpos, por orden del señor Presidente. La comisión la desempeñaron admirablemente. Pronto estuvieron allí los coroneles Landázuri y el comandante Cobo. Penetraron con todos los honores correspondientes a su jerarquía y se quedaron adentro… En cuanto al Regimiento Sucre, el comandante Noboa cerró las puertas de la prevención y las hizo reforzar, dispuesto a resistir.
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Así se operó el movimiento que traerá la regeneración del país, porque tiene por característica la honradez y se basa en un absoluto desprendimiento. Todos los oficiales de la Liga han sido los factores de la transformación, nada más que por especiales circunstancias les toco a unos más actividades que ha otros en el momento preciso. Directores del movimiento no los ha habido; ni el general Gómez, ni el comandante Paz y Miño, ni el mayor Mendoza, ni nadie, pueden ser considerados como tales: la labor ha sido conjunta, la resultante de varias fuerzas unidas. Oficiales han habido que, sin pertenecer a ella, han secundado nuestros propósitos. Ahí están el comandante Jáuregui y el capitán Sáenz, por ejemplo. La misión del Ejército no es intervenir en la política y para que no se resienta la disciplina hay que conservarla debidamente. Si por nacionalismo se ha de entender la labor en pro de los ideales nacionales, a base de las gloriosas libertades conquistadas por el liberalismo, los jóvenes oficiales somos nacionalistas. Suprimir las durezas de un partidarismo intransigente y mal comprendido, rehacer la República, es el objetivo que perseguimos, pero suponer, al amparo de estas declaraciones nuestras, una regresión al conservadorismo, es demasiada infantilidad. ¡Si en el Ejér-
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cito no hay conservadores, qué va ha haberlos! Yo no podría citar el nombre de un solo oficial que no sea liberal, de muchos socialistas sí. Las libertades de las que con justicia se enorgullece el Ecuador las conservaremos a todo trance20. En la madrugada se supo en Guayaquil que la guarnición de Quito había secundado el movimiento. El núcleo de la Liga Militar de la ciudad de Guayaquil creyó necesario y conveniente lanzar un manifiesto a la Nación y lo hizo en la siguiente forma: Manifiesto a la Nación Conciudadanos, Camaradas: El Ejército acaba de realizar en estos momentos de nuestra vida republicana, un acto grandioso que marca, por sus trascendentales fines, una segunda Epopeya del Patriotismo en relación a la efectuada hace seis lustros por los gestores del movimiento emancipador de la conciencia nacional; acto abnegado y enérgico tendiente a convertir en una realidad, de una vez por siempre, los desde entonces, frustrados anhelos del pueblo ecuatoriano, en manos hasta hoy de políticos corrompidos y de mandones apoyados en la fuerza indeliberante del más frondoso pretorianismo. 20. Falconi, Luca no es Pinto vuelve a la carga, Op. Cit., tomo II p.482491.
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Las Instituciones Armadas del País, conscientes de la evolución benéfica que provocan con su movimiento, se presentan satisfechas ante la Nación para recabar el fallo justiciero y dejan a la posteridad la tarea de escribir la página histórica que merece su conducta desprendida y patriótica. El soldado, que sabe cual es su noble misión, no puede ni debe consentir más, que se abuse de su fuerza pasiva para desvirtuar la Constitución y las Leyes, poniéndolas, con su interpretación antojadiza al servicio de innobles ambiciones. Por esto, no ha vacilado ante el sacrificio y el peligro para, con el esfuerzo y el amor al progreso, intentar al verdadero engrandecimiento de la Patria amada, a la que en vano fertilizara con su heroísmo la sangre de nuestros mayores; y no permitirá de hoy en adelante, que destruyan tan nobles ideales las combinaciones del Maquiavelismo, ni se pervierta la conciencia pública con hábito, mal disimulado, de la servidumbre, impuesto por el despotismo cristalizado en la práctica de nuestro régimen político; creyéndose, equivocadamente, que el ciudadano armado ha perdido la noción de sus sagrados deberes en pago de honores, distinciones y privilegios, hasta convertirse en cómplice vulgar de la obra nefanda. Bien saben nuestros compatriotas el cuadro que desde hace tiempo presenta la Nación: desconsolador hasta llegar a los límites de una pavorosa catástrofe financiera y una renuncia involuntaria, en manos
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de la diplomacia, de nuestros sagrados derechos territoriales. De allí que el soldado convencido de que es imposible desaparezcan por natural reacción hacia el bien los vicios y delitos en el gobierno y en los gobernados; vicios y delitos que pintan el sonrojo en la faz de todos, desengañado de una indefinida espera, no ha trepidado por decoro nacional, atender ya al clamor público que pide la regeneración del país; y en guarda de la dignidad profesional, que nos prohíbe, con apremio feliz, la indiferencia del sayón para con inescrupulosos gobernantes, hemos acordado constituirnos en el ansiado sostén de la Patria y atalaya del orden, a fin de depurar la administración con los cambios y reformas que ella exige para su creciente prosperidad, deseosos de ocupar el alto puesto a que está llamada en el gran concierto de las naciones cultas y civilizadas del globo. Que cesen, pues, definitivamente las anomalías retardatarias y funestas de nuestro sistema político y económico, y procúrese el levantamiento de la República bajo un régimen de igualdad y justicia para todos los ciudadanos, al amparo de nuestra Constitución liberal y del Derecho moderno, implantando las reformas que reclamavanamente hasta hoy, la voz de la mayoría; voz que, para nosotros, será eternamente un mandato respetado. Que en cuanto a las Instituciones Armadas, ellas no tienen en absoluto ambiciones de mando; por lo cual la gestión administrativa del Estado estará
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dentro de pocos días en manos del elemento civil; y el pueblo en asamblea podrá elegir libremente a sus personeros para ante la Junta de Gobierno de Quito, que funcionará hasta la reunión de la Convención Nacional. El Ejército hace un llamamiento encarecido a todos los civiles, sus hermanos, a laborar juntos bajo la égida bienhechora del momento presente, contribuyendo a sustraer la República de la vorágine de errores que la pervierten y la aniquilan. Las instituciones Armadas no declinan el honor de poner término a sus trabajos para el fin expuesto, mientras la obra comenzada no alcance el éxito satisfactorio que columbra en sus sueños de engrandecimiento nacional, auspiciados por esa inmensa mayoría ciudadana que constituye el pueblo; y previene que si son necesarias medidas rígidas para alcanzar el cumplimiento de su hermoso programa, las adaptará inexorable, convencidos de que no hay redención sin sacrificios. Conciudadanos: Confiad en la sinceridad de los que proponen dos cosas: poner fin al múltiple e insufrible crimen político que extrema su acción dolorosa en el corazón del pueblo; y, segundo: dar lustre a las armas ecuatorianas, puestas en nuestras manos para el servicio de nuestra Amada Patria, respetando y haciendo respetar su Constitución, sus leyes y sus fronteras. Este periodo es de transición y subsis-
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tirá el corto tiempo que demande la labor reorganizadora del País. Ayudadnos, pues, a hacer con vuestra sabia y desinteresada cooperación, menos largo y pesado este ciclo de prueba. Conciudadanos: Viva la República! La Junta Militar de zona. (Incluidos la Marina de Guerra y la Aviación). Firmaron: el sargento mayor, Ildefonso Mendoza; los capitanes de fragata, Diógenes Fernández y de Corbeta, Manuel M. Cevallos y Luis A. Rivadeneira; y los tenientes, Luis A. Rodríguez y Efraín Castillo. También se hizo circular el 10 de julio una hoja volante titulada “El Ejército a la Nación”, garantizando la conservación del orden y el respeto irrestricto de los derechos de todos los ciudadanos. (Existe una copia de la que se imprimió en Latacunga en la imprenta Vicente León). “El Ejército de la República, convencido de que los sagrados intereses del País, no podían continuar a merced de un régimen de Gobierno que se encontraba en absoluto divorcio con la voluntad nacional, que prácticamente no tenía dirección e implicaba una desorganización completa; convencido así mismo de que por el más elemental concepto de dignidad, no podía servir de instrumento para mantener un orden de cosas que carecía de títulos legítimos, que no poseía elementos de firmeza y estabilidad, que no reflejaba la opinión pública, que se conserva-
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ba a pesar de la enorme corriente popular levantada por el abandono de los más esenciales problemas de la vida nacional, especialmente respecto de la profunda crisis económica, agravada recientemente de manera que exigía una acción urgente, enérgica e inaplazable, ha resuelto desconocer al actual gobierno y proceder a organizar una Junta integrada por elementos de comprobada honorabilidad que inspiren plena confianza a toda la Nación y que sintetice todas las aspiraciones de la hora presente. El Ejército, movido por los más sanos propósitos, espera que este movimiento patriótico sea apoyado con entusiasmo por el Pueblo ecuatoriano, y, consciente de su fuerza y de sus deberes garantice la conservación del orden y el respeto irrestricto de los derechos de todos los ciudadanos”. Quito, 10 de Julio de 1925, (Siguen tres firmas de Tenientes Coroneles, cuatro de Sargentos Mayores y numerosas de Capitanes, Tenientes y Alféreces. De acuerdo con el programa de la Liga Militar se convocó a una asamblea popular para la elección de los tres ciudadanos civiles que debían constituir la Junta de Gobierno en la ciudad Capital y como representantes de la Costa. Reunida esta Asamblea en uno de los salones del Consejo Municipal, el pueblo no pudo mantener serena su emoción de libertad y “cual un río detenido se desbordó en torrente ensordecedor, que hizo imposible tomar ninguna resolución acertada en el nombramiento de los tres ciudada-
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nos civiles que debían formar la Junta de Gobierno en representación de la Costa”. Ante tanta confusión la Junta de Control Militar hubo de desistir de su propósito de que sea el pueblo de la ciudad de Guayaquil el que nombre a dichos ciudadanos y tuvo que asumir la difícil y delicada tarea de nominarlos. Dicha Junta convocó en el Casino del Batallón Marañón una Asamblea de Oficiales, a la cual se excusó de asistir el mayor Mendoza. Se nombró al capitán de Fragata, Diógenes Fernández para que la presida, quién se excusó de hacerlo. En vista de lo cual se nombró al capitán de Corbeta, Manuel M. Cevallos, quién la presidió. Instalada la Asamblea se dio lectura a un telegrama de Quito en el que se hacía saber que habían sido nombrados para la Junta de Gobierno en representación de la sierra el general Francisco Gómez de la Torre, Luis Napoleón Dillon, Modesto Larrea y Rafael Bustamante. En el telegrama se pedía el envío de la nómina de los tres ciudadanos civiles que debían formar la Junta de Gobierno en representación de la Costa y los nombres para Gobernador e Intendente de Policía de la Provincia del Guayas. Se anunciaron algunos nombres de honorables y distinguidos ciudadanos de la ciudad de Guayaquil. Algunos de ellos se excusaron. Pero después de algunas gestiones se concretó los nombramientos para la Junta de Gobierno en las siguientes personas: Doctor Francisco J. Boloña; Doctor Francisco Arízaga Luque, quienes patrió-
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ticamente aceptaron integrar la Junta de Gobierno en representación de la Costa. Atendiendo al pedido de Quito la Asamblea de Oficiales recomendó los nombres del doctor Armando Pareja Coronel para Gobernador de la Provincia y la del teniente Virgilio Guerrero para Intendente General de Policía. Cuyos nombramientos fueron atendidos inmediatamente por la Junta de Gobierno. Ante el triunfo de la Revolución, los integrantes de la Liga Militar, junto con los demás adherentes a la causa, constituyeron Juntas Militares por Zonas, con delegados de los diferentes repartos. Se constituyó la Junta Suprema Militar, bajo la dirección del teniente Coronel Luis T. Paz y Miño con representantes de la Costa, que nombraron la primera Junta de Gobierno Provisional, que duró hasta el 10 de enero de 1926, y se decidió que el gabinete debería estar compuesto por civiles, a excepción del Ministro de Guerra. Colaboración entre los jóvenes militares y los civiles El tema ha sido poco explorado, a pesar de su importancia para una visión integral y objetiva del proceso juliano. Los civiles también conspiraban contra el desgobierno de Córdova. Si bien, unos lo hacían por razones de política tradicional, a otros los impulsaba un fervor revolucionario en contra de la bancocracia y corrupción generalizada.
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Yo no podía eludir el tema al enterarme de que Ramón Patiño Donoso, hermano de Agustín, miembro de la Liga Militar, encabezaba un grupo de conspiradores civiles, que se reunían en la misma casa donde Agustín daba acogida a los militares. La información es de los esposos Fernando Barba Donoso y Gloria Rivadeneira Patiño, testigos cercanos a los hechos por su parentesco con los hermanos Agustín y Ramón. En efecto, Gloria es hija de Ana Patiño Donoso, hermana mayor de los Patiño y de Luis Alberto Rivadeneira López. Por Anita, se enteraban de los hechos que narran. Además, el padre de Fernando Barba Donoso fue el político Nicolás Augusto Barba, quien formó parte del grupo de conspiradores civiles contra Córdova en la Revolución Juliana, junto con Ramón Patiño Donoso y otros civiles. En compañía del Ing. Rodrigo Patiño Crespo, único hijo sobreviviente de Agustín Patiño Donoso, visité a principios de diciembre de 2013 a Gloria y Fernando en su casa en Quito. De edad avanzada, conservan una lucidez y memoria privilegiada. Me describieron la casa de los Patiño, con detalles de quien la acabara de visitar. Recuerdan que en el dintel de la puerta hay una placa con la fecha 1885, que indica el año de la construcción. La casa de tres pisos fue una de las primeras de esa altura, que atemorizaba a los vecinos. Tenía dos locales a lado y lado de la puerta de entrada, para las mercancías de Ramón Patiño Ludovico el
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dueño. En el segundo piso había amplios salones y el comedor para las actividades sociales, y en el tercer piso los dormitorios. En la entrevista, sorpresivamente, salió a luz la información que los civiles comenzaron a reunirse también en la casa de Patiño: “Por la misma puerta por la que entraba Agustín con su militares y se dirigía al segundo piso, entraba Ramón con los conspiradores civiles y se dirigía a otra habitación”, me aseguró Fernando Barba, y lo repitió su esposa. Sin embargo no supieron precisar la fecha. Fernando prometió buscar en su biblioteca la documentación. Queda pendiente para futura investigación. No es creíble que militares y civiles hubieran coincidido desde el primer día en la misma casa, el mismo 26 de octubre de 1924, cuando se fundó la Liga Militar. Un argumento en contra de esto se desprende del estricto secretismo con el que se reunían los jóvenes militares evitando a sus mismos superiores jerárquicos, y de la espontaneidad de su decisión de hacer algo por la Patria estando reunidos en el cuartel, lo que no permite pensar influencia alguna de civiles con quienes hubieran estado reunidos desde un principio. Sin embargo, no es de sorprender la información sobre el contacto, pues hay testimonios escritos de que militares y civiles conspiraban contra Córdova. Como lo dejamos consignado en la primera parte, Dillon y otros civiles por su propia cuenta trataban de conseguir adeptos dentro del
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Ejército, con el fin de derrocar al gobierno. Más aún, se supo que el 3 de marzo de 1925, un grupo de civiles, con Dillon a la cabeza, constituyó su propia “liga” revolucionaria. La Liga de los militares se encontró con civiles del bloque socialista radical, dirigido por Luis N. Dillon, que buscaban derrocar al gobierno del presidente Córdova. Se trató de dos procesos paralelos, con sus propias fechas de iniciación; procedieron independientemente, aunque coincidieron antes del golpe. Recuérdese que estando los jóvenes militares en Guayaquil, se conoció por el General Jaramillo que el Gobierno estaba al tanto de una conspiración. Sin embargo, los afiliados de la Liga Militar no tomaron el asunto como para precipitar los acontecimientos. Se hizo notar que el gobierno tenía sospechas y puestas sus investigaciones en los ajetreos políticos de los señores Modesto Larrea Jijón, Luis Napoleón Dillon y Jacinto Jijón Caamaño. Es posible que los civiles acudieran a la casa de los Patiño meses después, dado que los jóvenes de la Liga Militar buscaban contacto con civiles, que bien pudo asegurar Ramón, el hermano de Agustín Patiño. La espontaneidad de la decisión de los jóvenes militares puede deducirse del testimonio de lo expresado por el Alférez Abarca, por encargo del Grupo Directivo de la Liga, en la reunión que tuvo lugar en diciembre de 1924 para concretar y adoptar el Programa de Acción.
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Hace ya más de un mes que un grupo de jóvenes Oficiales, en cuyo corazón, como en el de vosotros, arde la llama de los más puros y patrióticos sentimientos, quiso materializar en la acción, en un momento de entusiasmo, todo cuanto el alma de la juventud pletorica había mantenido latente en el más puro idealismo. La conquista de adeptos se la hizo con gran prudencia y acierto. Resultado de lo cual nos encontramos aquí reunidos un grupo de oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor por salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica. Estaban animados por el interés patrio, no de intereses personales mezquinos, y desde un comienzo renunciaron generosamente a la toma del poder, proponiendo que fueran civiles quienes integraran la Junta de Gobierno. El mismo Programa de Acción, desde su primer párrafo señala la posición de los jóvenes militares sobre el papel de los civiles: I. Nombrar una Junta de Gobierno formada por tres ciudadanos civiles representantes de la costa y tres ciudadanos civiles representantes de la sierra y un militar en servicio activo; la que será responsable de sus actos administrativos. Además, en el Manifiesto a la Nación el día del golpe, el Ejército hizo un llamamiento encarecido a todos los civiles, sus hermanos, a laborar juntos bajo la égida bienhechora del momento presente, contribuyendo a sustraer la República de la vorágine de errores que la pervierten y la aniquilan.
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También concuerda con lo relatado, la versión que dio el capitán César Plaza Monzón, a petición de la Asociación pro Reclamos a los Derechos Humanos. Él pertenecía al Regimiento Sucre, que fue trasladado de Guayaquil a Quito, cuando el Gobierno sospechó que se fraguaba un golpe, y describe cómo se encontraba el país en 1925, las razones que los impulsaron, las aspiraciones de la Revolución y el por qué entregaron el poder a los civiles, entrando cuanto antes a la constitucionalidad. Según él “en el juramento se incorporaba una condición: no se aceptarían ascensos o alza de sueldos por razones de la revolución, para evitar el desprestigio y la crítica justa, y para que no nos tachase el elemento civil de haber hecho la revolución y abusar de ella en beneficio personal o institucional”21. Sin embargo, no faltaron desacuerdos posteriores, como el cuestionamiento del coronel Idelfonso Mendoza a la autoría de los programas del nuevo régimen en manos de los civiles, pues aseguraba que con la intervención de Dillon y Manuel María Sánchez, se falsearon los principios proclamados por la Liga Militar, ya que según él, algunos claudicaron a las influencias de civiles sin convicción22. La entrevista con Fernando Barba Donoso y su esposa Gloria Rivadeneria Patiño, aportó otros datos importantes, uno de ellos relacionado con la 21. Plaza Monzón, César, La Revolución del 9 de julio de 1925: De cómo el poder militar pasó al elemento civil, en El Año Ecuatoriano, 1963-64, página 227-28. 22. Breilh, Jaime y Herrera, Fanny. El proceso juliano, Op. Cit.,p.. 99.
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Sentados de derecha a izquierda: teniente Virgilio Guerrero Espinosa, Capitán Ruperto Guerrero, Capitán Gilberto Coronel, Comandante Francisco Baquero, sargento Mayor Luis R. Salazar, Capitán Luis A. Rivadeneira, Capitán César Cueva. De pie de izquierda a derecha: Alféreces Adolfo Pérez, Luis R. González, Juan Guerrero, Gonzalo Sánchez, Segundo B. Ortiz, Tenientes Ramón Zaldumbide, Humberto Terán, José M.Erazo, Luis A. Rodríguez, Cristóbal Espinosa, Alférez Segundo Navarro.
masonería. Según ellos, altos oficiales del Ejército de la época quisieron que, Luis Alberto Rivadeneira López, padre de Gloria, se hiciera masón, a lo que él se negó. El era director del Colegio Militar, que lo había transformado de Escuela a Colegio, y fundador de la Escuela Politécnica. También surgió la información de que el dictador Alberto Enríquez Gallo ofreció al padre de Gloria ascenderlo a General, pero que él no aceptó
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que su carrera militar, en la que había ascendido a Coronel por sus méritos, culminara en el grado de General por decreto. Se retiró del Ejército, como lo hizo el coronel Virgilio Guerrero, ministro de Bienestar Social en el gabinete de Páez, padrino de Enríquez Gallo, que era su ministro de Defensa. Al destituir a su padrino traicioneramente, invitó a su colega Virgilio Guerrero a que lo acompañara en el nuevo gabinete, pero éste rechazó la oferta por honor, prefiriendo truncar su carrera militar. Conclusión Quien haya leído atentamente el precedente relato, basado en documentos originales sobre el inicio del proceso de la Revolución Juliana, no podrá negar que fue un puñado de jóvenes militares de baja graduación el que concibió la transformación política del país, y que durante ocho meses, estuvo preparando y elaborando detallados planes de acción, inclusive para la implementación después del golpe, sin pretender nunca tomarse el poder para sí, sino que, cumplida su tarea del incruento derrocamiento del Gobierno, en el que se jugaron la vida y su futuro, entregaron voluntariamente la dirección de la Revolución a una Junta civil de Gobierno integrada por siete miembros. Esto permite comprender mejor el pasado y sus implicaciones en el futuro, sirviendo de paradigma para la juventud contemporánea.
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Los jóvenes militares prepararon la conspiración con secretismo y cautela, evitando cuidadosamente que se enterara la alta oficialidad. Solo se incorporaron unos pocos militares de alta graduación, posteriormente a la creación de la Liga Militar, primero, en diciembre de 1924, el sargento mayor, Ildefonso Mendoza, invitado a colaborar desde Guayaquil, y en junio de 1925, los generales Francisco Gómez de la Torre y Moisés Oliva. Además intervino el coronel Carlos A. Guerrero y el coronel Luis Telmo Paz y Miño. Los jóvenes de la Liga Militar, que en abril de 1925 pasaban de 150, deben ser considerados los autores intelectuales y materiales del inicio de la Revolución Juliana, sin quitarle méritos a los civiles y a los altos oficiales que contribuyeron. La historia ha sido injusta con estos jóvenes militares, relegando al olvido sus nombres. Queda desvirtuado que los militares jóvenes hubieran fracasado o que se hubieran visto obligados a entregar el poder a políticos liberales hasta que asumiera la Presidencia un liberal independiente y hombre de ciencia, el doctor Isidro Ayora, como se ha escrito. Muchos de ellos habían seguido cursos especiales organizados por la Misión Italiana, y hasta habían obtenido especialización en el exterior, como el teniente Virgilio Guerrero y otros. Queda desvirtuado, que el general Francisco Gómez de la Torre fuera quien “fundó” la Liga Militar, pues ingresó a la Liga un mes antes del
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golpe, a principios de junio, cuando quiso ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Queda desvirtuado, igualmente, que el liderato de los jóvenes militares se le pueda atribuir al mayor Ildefonso Mendoza, sino a partir de que los miembros de la Liga lo invitaron a sumarse desde la guarnición de Guayaquil, donde asumió un liderato, como lo desearon los líderes de la Liga Militar. Y debe quedar en claro que la Revolución Juliana no nació bajo la responsabilidad de ninguna institución militar, sino de jóvenes militares que tomaron conciencia de los males de la Patria y en secreto se fueron reuniendo para buscarle solución. Desde luego que por la escuela de Oficiales Ingenieros pasaron algunos pocos jóvenes de la Liga Militar, como por los cursos que organizó la Misión Militar Italiana, que había llegado al país a principios de 1922 presidida por el general Alejandro Pirzio Biroli, quien orientó la misión a impulsar la formación de oficiales en los diferentes institutos existentes23. 23. La Escuela fue fundada el 16 de junio de 1922 para la formación de oficiales ingenieros y unos cursos especiales de artillería e Ingeniería. El Tcrnl. Luis Telmo Paz y Miño fue el comandante del primer curso, que duró desde septiembre de 1922 hasta el 5 de abril de 1923, pero él no figura entre los que juraron la bandera para ingresar a la Liga Militar. Sus alumnos fueron el sargento 2° Luís J. Dávila, los cabos 1° Arteaga y Teófilo García, y los soldados Luis H. Jaramillo, Segundo Galarza, Tomás Hernández, Segundo Fraya y Carlos Varas C. quienes continuaron los cursos a partir de mayo de 1923 bajo la comandancia de G. Sedeño. El curso especial de Artillería, estuvo bajo la dirección de H. Terán, al que asistieron 24 alumnos, y terminó el 7 de noviembre de 1923, entre los que figuran dos de los futuros miembros de la Liga Militar, Virgilio Guerrero y Luis A. Rodríguez.
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Vale citar a uno de los miembros de la Liga Militar, el coronel Luis A. Rodríguez, quien en la introducción a su libro Ayacucho, la batalla de la libertad americana, expresa lo que bien puede aplicarse a los jóvenes militares de la Revolución Juliana: “El lector puede pasar su ávida mirada por estas páginas, y, al recorrerlas, recordará los actos heroicos, la abnegación y sacrificio de nuestros mayores y confirmará una vez más, su grandeza y heroicidad”. Reiteramos que el proceso de la Revolución Juliana tuvo dos etapas, la primera, constituida por la intrépida acción de los jóvenes integrantes de la Liga Militar, desde el 25 de octubre de 1924 hasta el golpe del 9 de julio de 1925 y la elección de la Junta provisional. La segunda etapa, la de las grandes realizaciones en pro de la modernización del país, continuó hasta el 23 de agosto de 1931, cuando culminó la presidencia civil del médico Isidro Ayora de muy grata recordación.
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Parte II Visibilización de la olvidada juventud revolucionaria De los forjadores y ejecutores del golpe de Guayaquil y Quito, solo los nombres de ocho jóvenes militares que firmaron el acta de la Liga militar han quedado grabados en mármol en la placa colocada en 1975, con motivo del cincuentenario de la Revolución Juliana, en la casa situada en la calle Guayaquil y Chile N° 4-38, en Quito, que fue de Ramón Patiño Ludovico, padre del teniente Agustín Patiño Donoso, donde se creó la Liga Militar. La Liga Patriótica Nacional al grupo de los jóvenes militares tenientes: Agustín Patiño D. Virgilio Guerrero. J. Moran Estrada. Carlos Abarca. José A. Guerrero. Luis A. Rodríguez. Samuel Jarrín. Manuel M. Ycaza.
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Foto Arq. Alfonso Ortiz Crespo 2013. Es de destacar que la inscripción se refiere inapropiadamente a Evolución y que la C de la fecha en números romanos MCMXXV parece “G”.
En Conmemoración del Primer Juramento de la Revolución del IX de Julio de MCMXXV. Nos propusimos visibilizar al menos a estos jóvenes militares, primeros en firmar el acta constitutiva de la Liga Militar, si bien no fueron los únicos reunidos esa noche como quedó reseñado. Sin embargo, recuperar la información que permitiera establecer un perfil de estos jóvenes militares, no fue tarea fácil, agravada por causas humanas y naturales. Entre otras un incendio en 1975 en el Ministerio de Defensa, debido al fracasado “golpe de estado de la “Funeraria” por el Gral. Raúl González Alvear. Se dijo que fue para
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desaparecer información, pues fue en el área de archivos militares24. También hubo un incendio por causas naturales en el Comando de las fuerzas terrestres en 1982 y una inundación en los bajos de la Comandancia terrestre en 2002, que causaron pérdidas irreparables en los archivos. Además, se puede afirmar que ha habido un deliberado empeño en hacer desaparecer información sobre la Revolución Juliana. No es casual que falten los volúmenes correspondientes a 1924, 1925 y 1926 en el Archivo del Ministerio de Gobierno, lo mismo que en el Archivo Histórico Metropolitano, de la Circaciana, y que en la hemeroteca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, “Benjamín Carrión” falten los ejemplares del periódico El Día de abril, mayo junio y julio de 1925. Se pueden citar vario ejemplos más. La tarea de recuperar la memoria de todos los miembros de la Liga Militar es ingente, pues para abril de 1925 ya el número de los que adherían a la Liga Militar era de 150, y siguió creciendo en una hábil estrategia secreta para conseguir adeptos sin entrar en sospechas de la alta oficialidad. 24. El 31 de agosto de 1975 un grupo de militares que pertenecían al batallón mecanizado Asuay, cuyo cuartel estaba cercano a una funeraria, comandados por el general Raúl González Alvear, se sublevó contra Guillermo Rodríguez Lara, quien gobernaba el país desde febrero de 1972; la guardia presidencial resistió exitosamente el asalto. Sin embargo, las tropas apoyadas por blindados, que ingresaron al Palacio ocasionaron destrozos en el salón de música, la biblioteca y el salón amarillo, pero fueron finalmente sometidos. En el asalto murieron soldados de ambos bandos y quedaron heridos varios civiles. El general Gómez Alvear se asiló en la Embajada de Chile. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Infortunadamente, salvo el caso del entonces teniente Virgilio Guerrero Espinosa, de ninguno de los primeros integrantes de la Liga Militar se ha publicado una biografía, Solo se cuenta con breve información de algunos de ellos en el Diccionario Biográfico Ecuatoriano de César Augusto Alarcón Costta, segunda edición, Quito, 2010, y en el Diccionario Biográfico del Ecuador, de B.Pérez Merchant, Quito, editorial Ecuador, 1928. En el archivo general pasivo del Ministerio de Defensa Nacional y en el archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, (edificio museo Eloy Alfaro) solo encontramos las hojas de vida de unos pocos. Del Archivo del Instituto de Seguros Sociales de las Fuerzas Armadas -ISSFA- no queda información de ninguno de los militares, objeto de este estudio, a pesar de que en 2002, cuando preparába la biografía del Coronel Virgilio Guerrero, encontré amplia información sobre él, en la antigua sede cercana al hospital militar. En la Colegio Militar Eloy Alfaro de la Orellana en Quito, solo se conservan archivos a partir de 1937. Contrasta esta invisibilización de los jóvenes militares, con la relativa abundante información disponible, incluso biografías, de quienes intervinieron a partir del golpe del 9 de julio, o meses después de la constitución de la Liga Militar, ciertamente dignos de tenerse en cuenta, pero no en desmedro de los jóvenes.
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Ya mencionamos en la primera parte, la importante labor de Ildefonso Mendoza, del coronel Carlos A. Guerrero y del general Francisco Gómez de la Torre, lo mismo que la de otros militares de alto rango, como Moisés Oliva y Telmo Paz y Miño25 y de civiles importantes, como Napoleón Dillon, de quien soy biógrafo26. Damos reconocimiento a su labor al final del libro. Para documentarnos sobre los jóvenes militares, hemos tenido que buscar la información dispersa en varias instituciones militares y civiles, entrevistar a descendientes de los héroes, cuando logramos conocer su existencia, gracias en parte a la guía telefónica, y a entrevistas a historiadores. Exponemos a continuación los resultados, dejando constancia de nuestros agradecimientos a las muchas personas e instituciones que nos ayudaron en tan ardua investigación, cuyos nombres aparecen al final del libro.
25. Breilh Paz y Miño-Herrera Fanny, El proceso juliano, pensamiento, utopía y militares solidarios, Colección Temas, Vol.15, Universidad Andina, Quito,Corporación editorial nacional, 2011, biografía de Telmo Paz y Miño, pp. 26. Pérez Ramírez, Gustavo, Luis Napoleón Dillon, Intelectual humanista del siglo XX, Quito,PPL editores, 2009. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Agustín Patiño Donoso y su esposa Raquel Crespo Mena. Foto Ing. Rodrigo Patiño Crespo.
Agustín Patiño Donoso Biodata Nació en Quito el 28 de agosto de 1900. Murió muy joven, el 28 de noviembre de 1936 durante la insurrección conocida como de “las cuatro horas” en un confuso hecho de indisciplina de la tropa del Batallón Calderón que tenía a su mando en Quito. Sus padres fueron Ramón Patiño Ludovico, comerciante, hijo de Manuel de Jesús Patiño y Natalia Ludovico) y Edelina Donoso Rivadeneira, hija de Benigno Donoso y Mariana Rivadeneira.
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Arriba: coronel Manuel de Jesús Patiño. Abajo: sus padres y sus hijos, Augustín y Lolita. Fotos proporcionadas por el Ing. Rodrigo Patiño Crespo, escaneada por el Arq. Alfonso Ortiz Crespo.
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Hermanos de Agustín fueron: María, casada con el señor Egas; Ana Luisa, casada con el coronel Luis Alberto Rivadeneira; Sara, soltera; Ramón, casado con María Andrade; Inés, casada con Antonio Damer; Laura, casada con Alfredo Pérez Guerrero y Lola, casada con Ángel Cobo. Agustín Patiño Donoso contrajo matrimonio con Raquel Crespo Mena y tuvieron tres hijos: Agustín, casado con Isabel Pérez Patiño; Fabián, casado con Laura Loaysa Astudillo; y Rodrigo, casado con Sara Terán Peñaherrera. Quedaron huérfanos de seis, cuatro y un año respectivamente. Al caer asesinado Agustín en 1936, la viuda, Raquel Crespo Mena, pasados nueve años, el 27 de diciembre de 1945, contrajo nuevas nupcias con el Doctor Alfredo Pérez Guerrero, que había enviudado de Laura Patiño Donoso, uniéndose así los primos hermanos, Rubén, Edelina, Carlos, Isabel y Marta Pérez Patiño y Agustín, Fabián y Rodrigo Patiño Crespo, en una gran familia de ocho hijos, muy unida y bien avenida. El Ing. Rodrigo Patiño Crespo es actualmente el único sobreviviente de Agustín Patiño Donoso. Tuvo como padrino de bautismo al doctor Pérez Guerrero, con quien tuvo siempre una especial relación de padre-hijo, que se relata con detalle en la biografía de su padrino escrita por Carlos Pérez Patiño27. 27. Pérez Patiño, Carlos, La aventura de su espíritu, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión, 2001, pp.195-205.
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Genealogía familia de Agustín Patiño Donoso
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Las seis hermanas Patiño: Laura, Ana Luisa, Sara, Lola, Inés y María.
Educación Agustín Patiño hizo sus primeros estudios en el pensionado elemental del doctor Pedro Pablo Borja, quien lo distinguió siempre por sus dotes de inteligencia, disciplina y aprovechamiento. Comenzó los estudios secundarios en el Colegio de los Jesuitas y los terminó en el Instituto Nacional Mejía, donde obtuvo el título de bachillerato. Adoptó la profesión militar. Datos de la carrera militar Ingresó a la Escuela Militar, donde ascendió a subrigadier y brigadier.
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Agustín Patiño Donoso de abanderado.
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En 1921 fue alférez de Artillería en el Regimiento Bolívar; asistió al curso de Artillería dirigido por la Misión Militar Italiana y obtuvo la tercera antigüedad de mérito. En 1924 fue ascendido a Teniente y nombrado ayudante de la Escuela Militar donde dictó varias asignaturas. Participación en la gestación del golpe El 25 de octubre de 1924 fue uno de los militares jóvenes que estuvieron al medio día en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, cuando decidieron hacer algo por la Patria, y esa misma noche se volvieron a reunir en la habitación del Alférez Abarca para cruzar ideas y resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución del proyecto. El 26 de octubre convocó a la casa de su padre en la calle Guayaquil a los primeros jóvenes militares, donde ante la banderita Nacional de su pertenencia, juramentaron y firmaron el acta constitutiva de la Liga Militar. El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces, en el cuartel de la Artillería Bolívar, donde se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminada la fiesta en el Regimiento se trasladó con los demás a la quinta
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del Alférez Manuel Martín Ycaza, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército. En esa asamblea se comisionó al Teniente Agustín Patiño para que le escribiera al señor Mayor Idelfonso Mendoza. Era necesaria y urgente la colaboración de este oficial en la guarnición de Guayaquil. Así lo hizo con resultado positivo. Participación en el 9 de julio 1925 Estuvo en Guayaquil participando activamente en el exitoso golpe. Desempeño después de 1925 En 1926 fue enviado por el Gobierno a perfeccionar su especialidad en el arma de Artillería en Chile, donde se le destinó al Regimiento Tacna N°1. El Gobierno chileno le confirió la condecoración “Al mérito” en el grado de Caballero. En 1927, ascendido a Capitán, ingresó a la Academia de Guerra. Obtuvo la primera antigüedad y fue enviado a Europa, primero a París, luego a Madrid. Fue destinado al Grupo de Defensa contra aeronaves del campamento de Carabanchel y se especializó en Artillería antiaérea. En 1934, ascendido a Mayor, fue destinado al Estado Mayor General. Obtuvo la condecoración Abdón Calderón. En 1936, junio, fue ascendido a Comandante, destinado al grupo de Artillería Calderón como primer jefe.
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En la noche del 27 de noviembre durmió en el cuartel y el 28, cuando se desencadenó la insurrección, salió valerosamente armado de una pis- tola a arengar las tropas y ofrecer su vida en holocausto si fuera necesario. Fue herido por el jefe rebelde y cayó acribillado. La rebelión es conocida como de “las cuatro horas”. Fue un confuso hecho de indisciplina de la tropa que tenía a su mando; una insurrección en contra del encargado del poder, Federico Páez. La represión dejó un saldo de más de 25 muertos y 50 heridos. Legado Agustín Patiño Donoso se sacrificó cumpliendo su deber como Comandante del Grupo de Artillería Calderón. El capitán ingeniero L.J. del Campo dejó constancia de que fue “oficial de la más alta valía y de superiores cualidades. Patiño hizo de su vida profesional un fecundo vertedero de acción proficua, energía superlativa, nobles idealismos y patrióticos y enaltecedores ejemplos… En la Academia de Guerra Nacional y en similares institutos en Chile e Italia, dejó la huella clarísima de su profundo intelecto, de su creciente amor al estudio y de su magnífico y poder asimilativo”28.
28. Ideas y Opiniones propias y Ajenas, La Prensa, Guayaquil, martes 1°de diciembre de 1986 en el cincuentenario de su muerte.
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Fuentes • Entrevistas al Ing. Rodrigo Patiño Crespo, único hijo sobreviviente de Agustín Patiño Donoso, de quien recibí valiosa información, recortes de prensa y la bandera nacional ante la cual juraron lealtad a la Liga Militar, su padre y demás jóvenes militares, que su hermano Fabián había conservado como apreciado recuerdo familiar29. • Información del Arq. Alfonso Ortiz Crespo. • El comandante Agustín Patiño Donoso, En el aniversario de su fallecimiento, artículo escrito por “amigos”, publicado en el Comercio, domingo 28 de 1937. • Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, (edificio museo Eloy Alfaro). 29. El Comercio, 1936, domingo 29 de noviembre; “La Rebelión del cuartel de Artillería “Calderón” es sangrientamente reprimida”; lunes 30 de noviembre: Nuevos detalles de ls sucesos del sábado, Quince minutos de combate entre Yaguachi y el Quito… Cómo fueron muertos el comandante Paiño y los dos oficiales”; 1936, martes 1° de diciembre, Nuevas prisiones hicieron ayer…Es cosa resuelta que salgan en exilio los doctores Benjamín Carrión, Gonzalo Escudero, Alfonso Campuzano y algún otro”; 1936, miércoles 2 de diciembre “Dictan severos castigos para hechos que juzguen como alteradores del orden… inician consejo de guerra contra soldados del Regimiento “Calderón”; 1936, La Prensa, El Comandante Agustín Patiño”; 1937, domingo 28 de noviembre “El comandante Agustín Patiño Donoso en el aniversario de su fallecimiento”, “Los exsoldados de la Artilleria Calderón que han salido en libertad”; 1937, El día, 28 de noviembre “Al año de una tragedia”; 1986 23 de noviembre “Guerra de las 44 horas: antecedentes; 1986 24 de noviembre “Dispararon: guerra de las 4 horas”; 1986, 25 de noviembre, “Las cuatro horas: sangre y fuego”; 1986, 26 de noviembre “Casos y cosas de la batalla en calles quiteñas”; 1986, 7 de diciembre “Las cuatro horas después de la batalla”. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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• Ministerio de Defensa Nacional, archivo general pasivo, hojas de vida. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, p. 852. • Revista El Ejército Nacional. • Entrevista a Fernando Barba Donoso y a Gloria Rivadeneira Patiño, hija del coronel Luis Alberto y de Ana Luisa Patiño, hermana mayor de Agustín Patiño Donoso. La rebelión de “las cuatro horas” en perspectiva 1936 Poco se ha publicado sobre este infausto suceso, que hay que analizar en el contexto de los borrascosos años treinta. En mi biografía de Virgilio Guerrero Espinosa30 me refiero al contexto de esta rebelión, desde el surgimiento de Velasco Ibarra en contra de Martínez Mera y a favor de Neftalí Bonifaz Ascásubi. Éste fue descalificado para la Presidencia de la República por 46-38 votos. Lo que calentó los ánimos. El 20 de agosto de 1932 se sublevaron en Quito varios batallones. Durante cuatro días se enfrentaron en cruel batalla liberales y conservadores en lo que se conoce como “la Guerra de los Cuatro Días”, rebelión que dejó más de dos mil muertos. Los rebeldes y milicianos se rindieron en la noche del 1 de septiembre. 30. Gustavo Pérez Ramírez, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Op. Cit.
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Bonifaz desistió, pero sólo en diciembre de 1932 se posesionó de Presidente Constitucional, Juan de Dios Martínez Mera, que era presidente del Senado. Asumió el mando en circunstancias en que el Perú se había apoderado de la población colombiana de Leticia. Pero actuó cautelosamente, evitando que el Ecuador se inmiscuyera en el conflicto colombo-peruano. Martínez Mera gobernó hasta octubre de 1933, cuando fue destituido por el Congreso. El doctor Abelardo Montalvo fue encargado del poder. En septiembre 1° de 1934 Velasco Ibarra surgió como figura política. Pero se lanzó a la dictadura y el 20 de agosto de 1935 convocó a una Constituyente, a lo que se opuso el Ejército que lo desterró, y, después de amplias consultas, inclusive con Arroyo del Rio, el Ejército accedió a seguir el mandato constitucional conforme a la Constitución vigente de 1929, que había suprimido la Vicepresidencia y establecido que el Ministro del Interior fuera el sucesor del Presidente, el Dr. Antonio Pons, Ministro del Interior, se encargó del Poder Ejecutivo de agosto 21 al 25 de septiembre. Virgilio Guerrero dejó un relato escrito de su puño y letra titulado “El nombramiento del Encargado del Poder en la persona del Dr. Antonio Pons”31. Sin embargo, con fecha 22 de septiembre Pons, con el objeto de evitar que el partido conservador subiera al poder, resolvió entregar el poder al Ejér31. Pérez Ramírez, Gustavo, Virgilio Guerrero, op. Cit. 95-96. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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cito para que nombrara un reemplazo. Éste impuso a Federico Páez, “sacado de su casa e instalado en el solio con todos los poderes, mientras murmuraba “que sea solo por unos días, cholitos”, según escribió Jorge Ribadeneira en El Comercio del 24 de noviembre de 1986. Se vio enfrentado contra conservadores y liberales. Federico Páez propuso una nueva Constituyente, pero en el segundo semestre de 1936 tuvo que enfrentar las consecuencias de una sequía que causó un incremento de los precios de los artículos de primera necesidad. Se multiplicaron los complots, de “velasquistas”, de militares retirados y activos, y hasta hubo uno en octubre calificado de comunista por el que fueron a prisión varios profesores. El 28 de noviembre suboficiales del Regimiento de Artillería Calderón se rebelaron bajo el liderato del sargento José Velasco. Agustín Patiño Donoso era el Comandante del Regimiento; llegó a sospechar de que algo se planeaba y alertó al Presidente. El Ministro de Defensa era el coronel Alberto Enríquez Gallo y el Jefe de edecanes, el Mayor Virgilio Guerrero Espinosa. A pocos minutos de la una de la tarde, una ráfaga dañó el tejado de la casa presidencial; lo que alertó al jefe de edecanes, quien dio las órdenes efectivas para la defensa de Carondelet. Desde la 1 y 30 hasta las 5 y 30 de la tarde de ese día Quito vivió una jornada de angustia, “la Guerra de las cuatro horas”, que no debe confun-
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dirse con la Guerra de los “cuatro días”, cuatro años antes, arriba mencionada. Unos soldados del Regimiento Calderón, a espaldas de su comandante, Agustín Patiño Donoso estaban “dispuestos a echar a tierra al gobierno de don Federico y poner uno ubicado más a la izquierda” escribió Jorge Rivadeneira en El Comercio en el cincuentenario de los hechos en 1986. Agustín Patiño asumió valerosamente sus responsabilidades, dando las ordenes de defensa, pistola en mano, pero el sargento José Velasco le disparó en la pierna dejándolo herido; siguieron otros disparos y el comandante Patiño cayó sacrificado heroicamente. También murió el capitán Carlos Peñaherrera. Los sublevados sacaron a las calles los cañones y avanzaron hacia las plazas de San Blas, del Teatro y de la Marín, tomando la calle Guayaquil. Hubo más de 25 muertos y cincuenta heridos. La rebelión dejó grave secuela y provocó una intensa represión política por parte del gobierno del ingeniero Federico Páez. Los relatos de Jorge Rivadeneira en El Comercio, que nos han guiado para este relato, describen en detalle todo lo que fue aconteciendo. Téngase en cuenta que desde Sevilla, Colombia, Velasco Ibarra en septiembre de 1936 acusaba a don Federico de servidor de las oligarquías y justificaba una revolución contra la dictadura.
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Fueron a prisión los conservadores Jacinto Jijón, Mariano Suárez Veintemilla, Alfonso Bilbao y los liberales Luis Maldonado Estrada, Octavio Pazmiño, Pedro Saad. Por su parte, Benjamín Carrión, Gonzalo Escudero, María Luisa Terán, Nela Martínez que habían organizado un comité pro defensa de Larrea Alba desterrado en Chile por Velasco, tuvieron que partir en exilio. Inicialmente el socialismo había colaborado con Páez a través de dos ministros, Colón Serrano y Carlos Zambrano Orejuela, en Previsión Social y Gobierno. Páez hablaba de Socialismo a la inglesa.
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Teniente Virgilio Guerrero Espinosa con su esposa Josefina Cassola Rivas. Foto colección familia Guerrero Cassola.
Virgilio Guerrero Espinosa Biodata Nació en Loja el 11 de marzo de 1898 y falleció en Latacunga el 31 de julio de 1971, a la edad de 73 años, a consecuencia de un melanoma maligno. Sus padres fueron los lojanos Virgilio Guerrero Becerra y Rosario Espinosa. Los Guerrero Becerra, de origen extremeño, se radicaron en Catacocha, Provincia de Loja, mientras los Espinosa se originaron en el reino de Jaen en la época de los reyes católicos32. 32. Existe el árbol genealógico de los Espinosa, que Luis Alfredo Valdivieso Vélez obsequió a su tío Virgilio Guerrero Espinosa. Su hijo Santiago Guerrero Suárez ha continuado las investigaciones genealógicas. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Su abuelo paterno fue Anselmo Guerrero Córdova, quien casó con Tomasa Becerra Calderón, hija de José Becerra y Euladia Calderón. Tuvieron 13 hijos, cuatro mujeres, Sofía, María Eulalia, Carmen, Domitila y nueve varones, cinco de ellos militares, Lauro, Miguel Tomás Virgilio, Nicanor, Leopoldo, José María; y los civiles, Leonidas Javier, Manuel, Federico, Teodoro. Ver árbol genealógico. Sofía estuvo casada con el doctor Manuel Benigno Cueva, Vicepresidente de Eloy Alfaro; Lauro fue teniente coronel y héroe Nacional (Catacocha 20 octubre 1873 - Torres Causana, 1904), José María, terrateniente y uno de los mayores hacendados de la comarca. Virgilio Guerrero Espinosa, se casó en primeras nupcias en 1926 con la quiteña, doña Inés Larrea Viteri, hija de Joaquín Larrea y Dolores Viteri. La unión duró poco, pues doña Inés murió el 10 de julio de 1931. Tuvieron un hijo, Virgilio, quien siguió la carrera de Marina Mercante y se retiró como Capitán de Altura. En 1934, Virgilio Guerrero Espinosa, se casó en segundas nupcias con la dama latacungueña, Josefina Cassola Rivas, hija de Rafael Cassola,33 y de doña Josefa Rivas Gallo. Tuvieron cuatro hijos, Fina, Gloria (fallecida trágicamente en la adolescencia en la finca Colaisa en Latacunga, el 27 de septiembre de 1949), Carlos Rafael y César Hernán. 33. Ver biografía en el libro de mi autoría Del Vesubio al Cotopaxi,Quito, AbyaYala, 2008.
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Arriba: Coronel Virgilio Guerrero Espinosa con su esposa y tres hijos, de izq. a derecha, Fina, Gloria y Carlos Guerrero Cassola. Abajo: Fotografía del carnet de identidad del Tnte. Virgilio Guerrero E., septiembre 11 de 1925. Fotos colección familia Guerrero Cassola.
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Educación Virgilio hizo en Loja sus estudios: los primarios en el Instituto Nacional (1905-1909); los secundarios (1910-1916) en el colegio Bernardo Valdivieso, donde, el 28 de julio de 1916, obtuvo el título de bachiller en Filosofía. Un certificado del rector señala que se distinguió por su buena conducta, “por la que ha merecido el aprecio del suscrito y el que le hubiera nombrado bedel en el año último”. Datos de la carrera militar Ingresó como Cadete al Colegio Militar Eloy Alfaro, el 8 de abril de 1917; muy pronto pasó al 2º Curso General por haber presentado el título de Bachiller en Filosofía. El 19 de mayo de 1917 fue honrado por la orden de la Escuela Militar como Sub Brigadier destinado a la primera escuadra, y el 23 de Abril de 1918 fue designado Brigadier, distinciones que los Institutos Militares otorgan a los mejores estudiantes, en reconocimiento a cualidades intelectuales, morales, físicas, espíritu de cuerpo, porte militar que exhibe el cadete durante su carrera estudiantil. El 1º de diciembre de 1918 recibió el diploma del 2º curso militar, “con distinción honorífica”, por haber obtenido la segunda antigüedad, y fue destinado al Regimiento de Artillería N. 1 Bolívar, donde fue abanderado. Meses después, el 7 de julio de 1919 fue ascendido allí a Alférez de Artillería del Ejército.
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Habiendo ganado la primera antigüedad, fue enviado en comisión a estudiar en The Field Artillery School de Fort Sill, Oklahoma. USA, por decreto del presidente Alfredo Baquerizo Moreno, de fecha 20 de agosto de 1920. Fue su primer contacto con la modernidad, que le dio una mirada más amplia del mundo, y supo aprovechar lo que veía de positivo para ponerlo en práctica a su regreso al Ecuador. Hizo el curso para Comandantes de Batería de enero 10 a julio 2 de 1921. Lo culminó con la nota de excelente en todas las asignaciones: criterio y razonamiento, facultad intelectual, conocimientos profesionales, fuerza, iniciativa, energía física, resistencia y asistencia. Estuvo de servicio posteriormente en Camp Stanley, Texas y en Fort Houston, Texas, del 2 de septiembre de 1921 al 13 de octubre de 1922. El informe de eficiencia sobre este período dice: “El lugar teniente Guerrero se condujo de manera ejemplar. Su constante conducta caballeresca le granjeó el respeto y amistad de todos los oficiales y hombres enlistados en este regimiento”. De su permanencia en la Escuela de Oficiales de Fort Sill, y luego de guarnición en el Regimiento Nº 4 en Texas, Estados Unidos, diría más tarde: “Allá comprendí en la energía y grandeza de aquel pueblo, lo que vale la libertad y el progreso unidos al patriotismo y pensé siempre en mi patria, el Ecuador, que tanto necesita de progreso, de libertad y de patriotismo. Desde entonces sueño
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con que el Ecuador avance por el camino de un efectivo engrandecimiento republicano, libre e independiente como nos los legaron nuestros libertadores”. Regresó al Ecuador el 25 de noviembre de 1922, diez días después de la tragedia de la masacre de obreros en Guayaquil que lo impactó, y fue caldeando su espíritu para las gestas que lideraría en 1925, con sus compañeros de la Liga Militar. El 6 de Febrero de 1923, fue ascendido a Teniente, y siguió prestando sus servicios en el Regimiento de Artillería Nº1 Bolívar. Días más tarde, el 23 del mismo mes, por Decreto Ministerial, fue nombrado profesor substituto en la asignatura de Artillería y Explosivos. Y en septiembre asistió al curso especial de Artillería que organizó la Misión Italiana. Participación en la gestación del golpe del 9 de julio de 1925 El 25 de octubre de 1924 fue uno de los militares jóvenes que al medio día estuvo en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, cuando decidieron hacer algo por la Patria, y esa misma noche se volvieron a reunir en la habitación del Alférez Abarca para cruzar ideas y resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución del proyecto. El 26 de octubre asistió a la casa del teniente Agustín Patiño Donoso en la calle Guayaquil con
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los primeros jóvenes militares, donde ante la banderita Nacional, juramentaron y firmaron el acta constitutiva de la Liga Militar. El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces, en el cuartel de la Artillería Bolívar, donde se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminada la fiesta en el Regimiento se trasladó con los demás a la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército. En esa asamblea se comisionó al teniente Virgilio Guerrero para que se comunicara con el teniente. Humberto Terán, que prestaba sus servicios en el Regimiento de Artillería “Sucre” de guarnición en Guayaquil. Se juzgó necesaria y urgente la colaboración de este distinguido oficial, como la del Mayor Ildefonso Mendoza, para cuyo contacto se comisionó al teniente Patiño. Participación en la hazaña del 9 de julio de 1925 Con 27 años apenas cumplidos, su participación en Guayaquil fue protagónica. Con el capitán Olarte y un pelotón de tropa le correspondió ir a tomar presos al Gobernador e Intendente de Policía. En el Palacio de la Gobernación, esta comisión redujo a prisión al gobernador, Francisco Elizalde; al sub-Intendente de Policía, mayor Ignacio
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Larrea; al Tesorero de Hacienda, Manuel Ycaza; al Jefe Político y al Administrador de Aduanas. Esa misma tarde la Asamblea de Oficiales recomendó los nombres para Gobernador de la Provincia y para Intendente General de Policía, al teniente Virgilio Guerrero. Su labor después del 9 de julio de 1925 La Junta de Gobierno Provisional lo nombró Intendente General de Policía de la Provincia del Guayas, cargo de altísima responsabilidad en el corazón de la bancocracia que se quería erradicar. Lo desempeñó de julio a noviembre 19 de 1925, cuando fue nombrado secretario vocal de la Junta de Gobierno Provisional en Quito. Una de sus mayores realizaciones como Intendente de Guayas fue la fundación de la Escuela de Policía en Guayaquil, para formar personal capacitado para el ejercicio de las funciones policiales, en la que se exigía el título de bachiller. Quedó establecida mediante decreto de 21 de agosto de 1925. Ascendido a Capitán el 30 abril 1926 en el Regimiento de Artillería Nº1 Bolívar, en comisión en el Personal de Oficiales del Ministerio de Guerra y Marina. Intendente General de Policía de Pichincha 12 de julio de 1926 a 4 de mayo de 1929. El 4 de noviembre de 1926, fundó la primera Escuela de Policía, hizo la reforma del Código de Policía, fundó la Revista de Policía, órgano de la Escuela de Policía Nacional de la Provincia de Pichincha y fundó la Escuela Correccional de Menores.
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Renunció al cargo de Intendente General de la Policía, el 3 de mayo 1929, considerando que debía dejar su puesto a disposición del Presidente Constitucional designado por la Asamblea. En el Acuerdo en el que se acepta la renuncia se “deja constancia de la labor inteligente y honrada que supo desarrollar”. Dos meses después, el 12 de julio de ese año 1929, estando en la Primera Sección (Operaciones) del Segundo Departamento del Estado Mayor General, como capitán de Artillería del Ejército, solicitó letras de retiro voluntario, “por tener que atender al arreglo de asuntos de interés privado”. En realidad, se había disgustado con el presidente Ayora, pues no le permitió ir a Italia a estudiar Artillería, habiendo estado de ayudante del jefe de la Misión Italiana; en su lugar fue enviado otro para ponerlo a salvo de la inculpación que se le hacía en oscuro accidente. El 11 de junio de 1930, por acuerdo N. 462, el Capitán Guerrero fue nombrado director de Oriente, en el Ministerio de Previsión Social, Trabajo, Agricultura, Oriente etc., cargo en que fue ratificado por el Presidente Ayora el 5 de enero de 1931. Segundo período de Intendente General de Policía de la Provincia de Pichincha del 16 de octubre 1931 al 20 de agosto de 1932. El 20 de agosto, Neftalí Bonifaz Ascásubi fue descalificado por 46-38 votos. Al día siguiente nuestro protagonista presentó su renuncia irre-
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vocable, dejando la Provincia que comandaba en tranquilidad inalterada, según la prensa. Pero ya se calentaban los ánimos. En la aceptación de la renuncia, se deja constancia “de la inteligencia, honradez y lealtad con que ha sabido ejercer el aludido cargo”. En 1932, durante cuatro días se enfrentaron en cruel batalla liberales y conservadores en lo que se conoce como la Guerra de los Cuatro Días, provocada por la descalificación del candidato triunfante a la Presidencia, Neftalí Bonifaz, que cerró el paso a los conservadores. Bonifaz desistió, pero sólo en diciembre de 1932 hubo Presidente Constitucional, Juan de Dios Martínez Mera, que era presidente del Senado Reincorporado al servicio el 26 de mayo de 1933, el entonces Capitán Guerrero fue destinado al Regimiento de Artillería Nº3 “Mariscal Sucre, Estado Mayor General, Inspección General del Ejército en Quito, como Primer Capitán del Regimiento de Artillería de Línea. Desde octubre de ese año fue trasladado a Latacunga de Primer Ayudante de la Plana Mayor de la Primera Batería del Regimiento de Artillería N. 3 Mariscal Sucre, hasta marzo de 1934, cuando fue trasladado a Ibarra. En Febrero de 1935, el Capitán Guerrero fue destinado al Estado Mayor General en Quito. De julio a agosto de ese año estuvo de Capitán en la Inspección General del Ejército y luego, hasta diciembre de Capitán Edecán en el Ministerio de Defensa Nacional.
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Así, el 26 de septiembre de 1935, el Ing. Federico Páez, quien a la sazón era Ministro de Obras Públicas, fue designado por los Militares Presidente Interino. Su gobierno duró hasta el 23 de octubre de 1937. Durante el gobierno interino Virgilio Guerrero, fue ascendido a Mayor el 5 de diciembre de 1935, y en enero de 1936, nombrado jefe de edecanes. En este cargo estuvo en acción de armas contra los sublevados opuestos a Páez, durante la revolución conocida como de “las cuatro horas” del 28 de noviembre de 1936, cuando murió heroicamente su colega Agustín Patiño Donoso. El 23 de julio de 1937, por decreto N. 547 del Presidente Páez nombró al teniente coronel Guerrero, Ministro de Estado, en la cartera de Previsión Social, Trabajo, Agricultura e Industrias. A este Ministerio se adscribieron los Departamentos de Asistencia Pública, Sanidad, Agricultura, Colonización e Inmigración, Estadística, y Deportes. Su labor se centró en la solución de lo que desde el siglo XVIII se dio en llamar la Cuestión Social, o sea el conjunto de problemas surgidos de la propiedad y el trabajo, y más tarde la Cuestión Obrera de la sociedad industrial clasista, que se caracterizaba por sus largas jornadas de trabajo con remuneraciones irrisorias, empleo de mujeres y niños con salarios más bajos aún, discriminatorios, y otras injusticias, que habían culminado en la abismal inequidad de la distribución de las riquezas. Cuestiones tenidas “por normales” en
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una sociedad que no dejaba de llamarse cristiana, pero cuya solución requería de una reforma en el orden económico-social, de una transformación espiritual y moral, y de la creación de un orden político nacional e internacional sustentado en los principios de la justicia y la solidaridad, como propuso hace años un autor clarividente. Destacamos aquí sus mayores contribuciones de política social, tanto respecto al Derecho Laboral, en particular, como al Derecho Social, en general, pues en su afán de hacer del Ecuador un país más justo, seguro, libre y amable, no se limitó a atender a quienes se encontraban directamente sometidos por las relaciones capital-trabajo, sino también a aquellos grupos sociales en sumisión formal por otros mecanismos, especialmente financieros y jurídicos. Código de Trabajo y Legislación Laboral Si bien el primer Código de Trabajo que regula las relaciones laborales lleva la firma del presidente Alberto Enríquez Gallo, quien lo expidió el 5 de agosto de 1938, promulgado en el Registro Oficial en noviembre de ese año, el coronel Guerrero estuvo comprometido en la labor preparatoria, en su calidad de Ministro de Previsión Social, Trabajo, Agricultura, Colonización e Industrias, durante el gobierno de Páez, como consta en su Informe a la Asamblea Nacional con fecha 10 de agosto de 1937, en el que cumplió el deber de funcionario público poco
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común: dar cuenta de su gestión y someterse al juicio de la opinión pública. No son memorias protocolarias de funcionario rutinario, sino obra de un estadista, como podrá comprobar quien las lea34. Sobre el Código del Trabajo afirma: “Ojalá que hubiera sido posible la expedición del Código del Trabajo, tarea ardua. A esta labor, que tiene que serlo de muchos esfuerzos unánimes, impulsados por la identidad del propósito y desarrollados al través de largo tiempo, hemos aportado nuestro contingente, con amorosa fe en el porvenir de este pueblo nuestro, trabajador y sufrido, anheloso siempre de una profunda reivindicación de los derechos, cuya conquista signifique su dignificación, consagrada en la letra legal y, lo que es más, en la efectividad de la vida colectiva”35. Más adelante anunciaba: El Código del Trabajo, aspiración nacional, será presentado a la H. Asamblea para estudio y expedición”. El mismo presidente, Federico Páez, en sus memorias, se refiere a tan importante realización iniciada bajo su gobierno: “Ya tenemos iniciada la marcha. Tenemos salario mínimo; tenemos la semana de 44 horas; tenemos el Código de Trabajo, y el Instituto de Previsión36. 34. Un ejemplar de este Informe se halla en el Fondo de Ciencias Humanas, Jijón y Caamaño, Larrea y Barrera del Banco Central del Ecuador, actualmente Archivo del Ministerio de Cultura y Patrimonio. 35. Informe citado, pág. 31. 36. Federico Páez, Explico, Op.Cit., pág. 112.
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Virgilio Guerrero también estuvo encargado del Ministerio de Educación Pública, a partir del 10 de septiembre de 1937, en reemplazo del teniente coronel Guillermo Burbano Rueda, quien renunció. En tal cargo hizo aportes notables, como el Escalafón del Magisterio, del que fue su impulsor, tarea que el General Enríquez llevó a feliz término, como ocurrió con el Código del Trabajo, de los cuales le correspondió dictar los respectivos decretos, previo el trabajo de sus predecesores. Estando de ministro encargado de Educación, el 23 de octubre de 1937, sobrevino la traición del general Alberto Enríquez Gallo, ministro de Defensa. Al presidente Federico Páez. Como éste confiaba en su ahijado Alberto, a quien había ascendido a General, lo llamó para preguntarle si eran ciertos los rumores, asegurándole que, si él estaba interesado en el puesto, no tendría inconveniente en cedérselo, pero que no lo sometiera a la humillación de un golpe de Estado. Enríquez le reiteró sus sentimientos de aprecio y gratitud, manifestándole que no tenía esa ambición, pero al día siguiente dio el golpe. Aunque muchos de los colaboradores de Páez siguieron con Enríquez, el teniente coronel Guerrero consideró un deshonor hacerlo; renunció al Ministerio y pidió su baja. Para él, el honor estaba por encima de consideraciones de carrera militar. Con respecto al Código de Trabajo, es importante señalar que en 1936 el Dr. Miguel Ángel Zambrano fue designado abogado consultor del
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Ministerio de Previsión Social, y, como tal, Jefe del Departamento Jurídico, creado con el objeto de atender los múltiples asuntos de carácter legal relativos al Trabajo, pero, él mismo señaló que no encontró mayor respaldo por parte del entonces Ministro. Cuando se posesionó el coronel Guerrero, el Dr. Zambrano, verdadero padre del Código del Trabajo, encontró en él amplio apoyo; “de él obtuve que ampliara el Departamento Jurídico con un abogado más”, testimonia el Dr. Zambrano en su detallada relación de la génesis del Código del Trabajo37. Y añade “por insistentes gestiones personales, el Ministro y yo conseguimos que acertara el nuevo cargo, el doctor Néstor Mogollón”. Para esa época, el Dr. Zambrano había pensado en la posibilidad de elaborar un Código del Trabajo, dada la dispersión de la legislación laboral vigente. El Ministro Guerrero lo secundó y apoyó con entusiasmo. En junio, ante la conveniencia de que una Comisión de Jurisconsultos revisara el Proyecto, el Dr. Zambrano fue a ver al Ministro Guerrero, “me contestó casi textualmente: esa es cosa suya; yo le he dicho que le he de apoyar en todo lo necesario, si cree que debe nombrarse la Comisión de que habla, está bien; por mi parte no hay inconveniente; indíqueme los nombres de las personas que pudieran integrarla; usted conoce mejor que yo a los abogados de Quito”. 37. Dr. Miguel Ángel Zambrano, Breve historia del Código del Trabajo Ecuatoriano, Revista del Instituto de Derecho del Trabajo e Investigaciones Sociales de la Universidad Central, Quito, Julio – Diciembre 1962, página 7.
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Este Proyecto de Código del Trabajo, fue el que se presentó a la firma del General Enríquez. La publicación del primer Código salió en 1938 sin el menor reconocimiento a sus verdaderos autores. Simplemente: “Decreto N. 210. El General G.A. Enríquez, Jefe Supremo de la República, en uso de las atribuciones supremas de que se halla investido Decreta el siguiente Código de Trabajo”. Una de las últimas y más importantes iniciativas del coronel Guerrero, antes de renunciar, fue la realización del Congreso Nacional de Agricultores, que tuvo lugar en Quito del 20 al 25 de septiembre de 1937, un mes antes de la caída del gobierno de Páez. El evento fue ampliamente destacado en la prensa. Tuvo como finalidad poner a discusión en primer término la Ley Orgánica de Agricultura, que contemplaba la organización metódica de los Servicios Agrícolas, y coordina la obra de fomento de la agricultura, que con el tiempo vino a menos. En 1938, el coronel Guerrero fue llamado nuevamente a servir al país como Intendente General de Policía de la Provincia de Pichincha. Fue la tercera vez en ese cargo, del 12 de diciembre de 1938 al 27 de enero de 1944, cuando pasó de Intendente a disposición del Ministerio de Gobierno, y fue nombrado Director General de Estancos de la República por Acuerdo Nº 120 de 27 de enero de 1944. Allí permaneció hasta el 1º de junio, cuando salió de baja al asumir Velasco el poder como Jefe Supremo el 31 de mayo.
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Incluido el tiempo prestado dentro de la extinguida Institución de Carabineros, cumplió en total 27 años, 7 meses y 20 días de servicio activo y efectivo. Sobrevinieron las represalias de Velasco Ibarra, quien decretó la baja a varios Jefes y Oficiales del Cuerpo de Carabineros, entre ellos al coronel Virgilio Guerrero, y 5 coroneles más, once Tenientes Coroneles, once Mayores, cinco capitanes, y cuatro Tenientes. El coronel Guerrero, inicialmente estuvo de huésped en Quito, por invitación de Foster Yoder, y de su esposa doña María Elvira Campi de Yoder, Presidenta de la Cruz Roja. Cuando el coronel Guerrero se vio obligado a autoexiliarse (todavía el exilio era una respetable tradición humanitaria, no manoseada por los corruptos) tuvo varias opciones, pero prefirió ir a Colombia para estar menos alejado de su familia. El Dr. Carlos Larreátegui Mendieta, su gran amigo, lo acompañó hasta Tulcán. De allí pasó a Colombia por Túquerres con la ayuda de don Virgilio Tamayo, dueño de la hacienda La Rinconada. El 28 de septiembre de 1945 hubo una movilización masiva de la ciudadanía lojana que se dirigió por carta al presidente Velasco Ibarra solicitándole “dejar insubsistentes las penas de prisión y multa que le fueron impuestas a nuestro distinguido coterráneo Sr. Coronel”. Fue elegido Diputado por la Provincia de Loja 1947-1950. En esta legislatura fue miembro
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de la Comisión Permanente de Quito de Reforma Agraria y de la de Defensa y Legislación Militar. Desde que terminó su gestión como Diputado, el Coronel se retiró a la vida privada, dedicado a la administración de la hacienda San Rafael de Alpamalag de su esposa, empeñado en aplicar innovaciones de diferente índole, pero se le llamó para Gerente Receptor de Sales, en las Minas de Sal de Salinas. Culminó su vida de servicio al país, como Gobernador de la Provincia de Cotopaxi de 1967ª 1968. Escritos Fue Autor de “Anotaciones sobre la Revolución de julio de 1925”38. Autor de “El nombramiento del Encargado del Poder en la persona del Dr. Antonio Pons”, sobre los pormenores del “derrocamiento”, que fue más bien una renuncia de Velasco Ibarra, legalmente buscada por el Ejército39. Y autor de enjundiosos discursos y de numerosos informes al término de sus respectivos cargos ejercidos. Distinciones El coronel Guerrero fue condecorado en varias ocasiones, siendo las principales: la Orden Nacional del Cóndor de los Andes, en el grado de oficial, otorgada por el gobierno de Bolivia, al 38. Pérez Ramírez, Gustavo, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Op. Cit. 39. Ibídem, p. 95-96 La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Mérito Agrícola, 2 mayo 1937. La Condecoración de la Orden Nacional, “Mérito Agrícola”, en el grado de Gran Oficial “al Teniente Coronel don S. Virgilio Guerrero, Ministro de Agricultura, por el impulso prestado al desarrollo de la Agricultura en el país”, otorgado por el Presidente Federico Páez por decreto N. 57 del 9 de agosto de 1937. Y fue objeto de distinciones militares, como la Medalla a la Antigüedad y la Medalla al Mérito en el Grado de Gran Oficial, y de homenajes como el Diploma de Reconocimiento que recibió de la Radiodifusora Once de Noviembre de Latacunga en 1967. Legado Además de su legado político, que ha quedado descrito anteriormente, y que constituye un aporte histórico, por su protagonismo en la Revolución Juliana, puso en marcha su ideario con el impulso al Código del Trabajo y a la legislación laboral, lo mismo que con su praxis creativa en busca de la solución de la Cuestión Social. El Coronel dejó también un legado cultural, cívico y patriótico constituido por sus enseñanzas y ejemplos, y su aporte a la institución policial, tal como ha quedado consignado en sus discursos, exposición de motivos para decretos, cartas y memorandos, que permiten valorar sus quilates intelectuales, morales, cívicos y patrióticos y su mentalidad liberal progresista.
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Fuentes • Pérez Ramírez, Gustavo, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Op. Cit. • Instituto de Seguros Sociales de las Fuerzas Armadas -ISSFA- Secretaría General, archivo, (cuando la sede se encontraba cerca al Hospital Militar en Quito). • Revista El Ejército Nacional. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, p. 529. • Pérez Merchant, B., Diccionario Biográfico del Ecuador, Quito 1928, p. 38. • Entrevistas a mi suegra, Josefina Cassola Rivas, a sus hijos, Fina Guerrero Cassola, mi esposa y a Carlos Guerero Cassola, mi cuñado.
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Arriba: Tnte. Virgilio Guerrero Espinosa, edecán del presidente Antonio Pons. Abajo: Coronel Virgilio Guerrero Espinosa en la vida civil. Foto colección familia Guerrero Cassola.
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Foto tomada de su hoja de vida Ministerio de Defensa Nacional
José Morán Estrada Biodata Nació en Quito en 1896. Sus padres fueron Javier Morán Merino, gobernador del Oriente y Ursulina Estrada Salvador, ambos quiteños y vecinos del barrio San Marcos40. Tuvo una hermana llamada Rosa Matilde, nacida asimismo en Quito en 1917, casada con Luis Manuel de Veintemilla y fallecida en 1967. José Morán estrada estuvo casado con María Leyser. No ha sido posible obtener más datos. 40. Informes Fernando Jurado, Quito, 2013. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Educación Se educó en el colegio San Gabriel de Quito y, según el doctor Fernando Jurado Noboa, fue allí bedel de Velasco Ibarra. Más tarde estudió ingeniería como especialización. Datos de la carrera militar Graduado en el Primer Curso Especial de Ingeniería, que estuvo dirigido por los oficiales de la Misión Militar italiana. Completó sus estudios de ingeniería en Italia. No se encontraron datos en el Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu. Se sabe que al inicio de su carrera militar, cumplió su servicio de guarnición en los batallones de ingenieros Chimborazo y Montufar. En el Archivo General Pasivo del Ministerio de Defensa Nacional se encuentran los siguientes datos: Teniente Coronel José Moran Estrada. Fecha
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Función
1937-Noviembre-27
Ascendió a Teniente Coronel por Decreto Supremo continua como Jefe del Batallón “Esmeraldas”.
1938-Abril-12
Pasa al Personal a disposición del Ministerio de Defensa Nacional, nombrado como Ministro de Previsión Social.
1938-Abril-18
Pasa a director de la Escuela de Artillería e Ingeniería.
1938-Junio-23
Pasa a Jefe del Batallón de Ingeniería N.4 “Esmeraldas”.
1938-Julio-28
Pasa en comisión al Reino de Italia a perfeccionar sus estudios.
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1939-Enero-31
Pasa a Jefe de la Ia Sección de Instrucción 2da. Oficina de la III Zona Militar.
1939-Septiembre-30
Pasa a Director de Servicios de Arm. Mun. y Defensa Química E.M.G.
1940-Enero-4
Nombrado alumno Academia de Guerra y a dispocisión de Ministerio de Defensa Nacional.
1940-Agosto-6
Resolución ministerial, Comanda al Et. “Eloy Alfaro”.
1941-Septiembre-12
Pasa a Jefe del Estado Mayor de la III Zona Militar.
1941-Diciembre-3
Pasa a Jefe Seguridad de la provincia de El Oro.
1941-Diciembre-17
Obtiene 15 días de licencia - Art. 2.
1941-Diciembre-29
Pasa Ira. Sección de Operaciones la Dirección E.M.G.
1942-Febrero-21
Pasa Jefe III Depatamnto de E.M.G.
1942-Mayo-27
Nombrado Profesorado Sr. Sdad. Quito (logistica y Lect. Cart. C.F.I).
1942-Julio-2
Pasa Jefe de Seguridad de El Oro -V Zona M.- (O.V. Coronel).
1942-Julio-20
Cancela el Profesorado del Sr. Sdad. por pasar a otra reparto.
1943-Junio-30
Pasa Jefe de E.M. de la II Zona Militar (C.F.15).
1944-Enero-13
Pasa a Cmdte. y Jefe Territorial de Galápagos
1944-Junio-26
Coloca en Disponibilidad. Art.22 CSO1Quito
1944-Noviembre-14
Confiere despachos de Estado Mayor
1944-Diciembre-29
C.F.26) Dase de Bajan por cumplir el tiempo.
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Participación en la gestación del golpe Fue uno de los primeros que, pocos días después del 26 de octubre de 1924 cuando se constituyó la Liga Militar en casa de Agustín Patiño, firmó el acta. Su participación en el 9 de julio de 1925 Estuvo en Quito. El coronel Carlos A. Guerrero dispuso que el teniente Morán fuese al Regimiento de Artillería Sucre con la consigna de participar a los miembros de la Liga, lo que ocurría y luego lo comprometió a ir con él a apresar al Presidente y a su gabinete. Al llegar a la puerta de la mansión presidencial, se encontraron con el general Oliva: ¿A qué viene esa tropa?, preguntó, notando la presencia de cincuenta soldados. -Viene con nosotros-, le replico el teniente Morán, mientras Guerrero subía presuroso en pos del mayor Pablo Guerrero, que se dio cuenta de lo que pasaba, según quedó consigndo en la entrevista que Carlos A. Guerrero dio a Falconí41. Desempeño después de 1925 Durante su carrera militar cumplió el servicio de guarnición en los batallones de ingenieros Chimborazo, Montufar y Esmeraldas, siendo comandante en éste último. También jefe territorial de Galápagos. En abril 12 de 1938 fue nombrado Ministro de Previsión Social en el gobierno del general 41. Falconi, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Entrevistas, Op. Cit., tomo II, p.486.
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Alberto Enríquez Gallo, quien gobernó desde el 23 de octubre de 1937 al 10 de agosto de 1939. Fue gerente del ingenio y hacienda San Miguel en Milagro. Fuentes • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, hojas de vida. • Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, (edificio- museo Eloy Alfaro). • Revista El Ejército Nacional. • Fue consultada también la Sección de Genealogía de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, Fondo Robles y Chambers, fichero genealógico Morán de Buitrón; folleto Estrada web, sitio web del apellido Estrada. • Garay Arellano, Ezio, Contribución para el estudio de la sociedad colonial de Guayaquil, 4 tomos. • Entrevista al doctor Fernando Jurado Noboa.
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Foto Revista Ejército Nacional.
Carlos Abarca Montesinos Biodata Nació en Loja el 12 de noviembre de 1901, y murió en 196442. Padres: Manuel Abarca y Zoila Montesinos. Contrajo matrimonio con Ana Moscoso La fronte y fueron padres de Beatriz y Segundo Abarca Moscoso. Educación De apenas 15 años, aspirante a ingeniero, navegó en el cazatorpedero Libertador Bolívar hasta 42. En el Registro Civil de Quito figura un Carlos Samuel nacido en Loja el 12 septiembre 1901 y muerto en Quito el 11 de noviembre de 1969.
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el 12 de abril de 1916. Dado de alta como aspirante a ingeniero. Asistió al curso de ingenieros, con Virgilio Guerrero y Luis Antonio Rodríguez. Datos de la carrera militar En el Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro”ESMIL” Parcayacu, se reportan las siguientes novedades: Fecha
Función
1916-Noviembre-23
Alta de Aspirante a Ingeniero en el “Casa Torpedero Libertador “Bolivar” hasta el 19 de Abril de 1916, que consta de cadete en la Escuela Militar hasta el 6 de Diciembre de 1919.
1919-Diciembre-6
Ascendió a alférez por D.E. de esta fecha y figura en el Rgto. “Bolívar” hasta el 13 de marzo de 1925.
1925-Marzo-13
Asciende a Teniente por D.E. de esta fecha y pasa al Bat. “Guayas“con la novedad A. C. Exterior hasta el 21 de Noviembre de 1927 que por D. del P. P. es dado el pase al P. a D. de M. de D. y M. y figura con la misma novedad hasta el 11 de septiembre de 1929.
1929-Septiembre-11
Ascendido a Capitán por D.E. figura en la misma repartición con la mis- ma novedad hasta el 22 de octubre de 1930 que por D. E. pasa el Bat. “Chimborazo” donde permanece hasta el 28 de enero de 1931 que por D.E. pasa al E.M.G. continuando hasta el 15 de abril de 1931 que por D.E. pasa al Bat. “Chimborazo” y por D.E. del 16 de octubre de 1931 pasa al M. de G. y M., donde permanece hasta el 13 de noviembre de 1931 que por D.E. pasa al P. a Disposición de M. de G y M. hasta el 2 de diciembre que sale de baja.
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1931-Diciembre-2
Sale de Baja.
1936-Julio-14
Reincorporado al servicio por D. S. de esta fecha figura en el Bat. “Esmeraldas” hasta el 24 de octubre de 1936 que por D. S. Pasa al P. a D. del M. de D. M. donde permanece hasta que por D. S. del 31 de diciembre de 1936 pasa a la escuela de Art. e Ing. Hasta el 24 de mayo de 1937.
En el archivo de Hojas de vida del las Ministerio de Defensa Nacional aparece la continuación: Teniente Coronel Carlos Abarca. Fecha
Función Ascendió a Mayor por Decreto Supre-
1937-Mayo-24
mo N383. Consta de Subdirector de la Escuela de Art. e Ingeniería.
1938-Septiembre-20
Nombrase Prof. de la misma. Nombrase Director Titular de la mis-
1938-Octubre-20
ma Escuela de Artillería.
1939-Octubre-20
Nombrase Prof. adjunto de la Es cuela. Nombrase Profesor titular de la mis-
1940-Octubre-18
ma Escuela de Art. e Ing. (C.F.15) Pasa Jefe División Topográ-
1941-Abril-23
fica del S.C.M.
1941-Septiembre-27
Pasa Cmdte. Bat. Ing. Nº 1 Montufar (o.v.Tonel) Asciende a Teniente Coronel, en uso
1942-Mayo-8
de las facultades y continúa en la misma unidad.
1942-Julio-14
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(C.F.1) Pasa a Disp. M.D. comisión.
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Participación en la gestación del golpe del 9 de julio de 1925 El 25 de octubre de 1924 fue uno de los militares jóvenes que estuvieron al medio día en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, cuando discutían sobre los problemas del país. Al levantarse de la mesa los invitó a trasladarse a su aposento para continuar la charla y ver la forma de realizar algo grande y efectivo en bien de la Patria. Allí el Alférez Abarca tomó un lápiz y escribió el primer compromiso de salvar a la Patria, alejando del gobierno y del ejército a los individuos desprestigiados y nocivos. El mismo día 25 por la noche asistió a la reunión que tuvo lugar en su cuarto para cruzar ideas y donde resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución de nuestro patriótico proyecto. Al día siguiente, 26 de julio, asistió a la reunión convocada para las ocho de la noche en casa del Teniente Agustín Patiño, donde ante la banderita Nacional juramentaron y firmaron el acta. El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces en el cuartel de la Artillería Bolívar, cuando se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminad a la fiesta en el Regimiento se trasladó con los demás a la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército.
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Participación el 9 de julio de 1925 Estuvo en Guayaquil ese día participando activamente en el exitoso golpe. Desempeño después de 1925 En 1926 fue becado para ir a Italia por recomendación de la Misión Italiana en Ecuador, y gracias al ministro Viteri Lafronte, emparentado con su esposa. Estuvo en el Politécnico de Turín, donde se graduó de Ingeniero constructor. Tenía más inclinación a la técnica que a la carrera militar. Estuvo en el Congreso Internacional de Bruselas y en la Conferencia de Geografía de Washington. En 1933 regresó a Ecuador, revalidó sus títulos académicos en la Universidad Central, donde fue profesor y subdecano de Ingeniería. Fue miembro de la comisión de límites con el Perú y diputado por Loja. Dictó un curso especial de Heliografía, como funcionario del Batallón de Zarpadores “Chimborazo”. Escritos Discurso del alférez Abarca el 4 de diciembre de 1924 en la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza: Comisionado por el Grupo Directivo de la Liga Militar me es altamente honroso dirigirme a Uds. en estos momentos tan solemnes. En mi exposición seré breve y conciso:
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Hace ya más de un mes que un grupo de jóvenes Oficiales, en cuyo corazón, como en el de vosotros, arde la llama de los más puros y patrióticos sentimientos, quiso materializar en la acción, en un momento de entusiasmo, todo cuanto el alma de la juventud pletórica había mantenido latente en el más puro idealismo. El 25 de Octubre llamó a las puertas del corazón, en gesto vibrante y batallador, el Dios todopoderoso de la voluntad; y todo lo que hasta entonces había sido un sueño, se transformó al calor de una patriótica discusión, en halagadora realidad. Como consecuencia se acordó formar la Liga Militar. La conquista de adeptos se la hizo con gran prudencia y acierto. Resultado de lo cual nos encontramos aquí reunidos un grupo de Oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor por salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica. Señores Oficiales, desterremos de nosotros la duda, el temor y la propia desconfianza. No nos dejemos arrastrar por enervante pesimismo, relevémonos fuertes con la segura persuasión de que todo el que se consagra a propagar y defender un ideal desinteresado debe caducar su voluntad en el nunca interrumpido culto del porvenir. La antigüedad consagró altares a los dioses ignorados. Consagremos también nosotros nuestras almas al porvenir desconocido. Y entonces será inexplicable
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el que no se hubiera realizado antes la unidad de la gran familia militar. Para terminar, sea permitido que os hable de nuestros compañeros ausentes, pocos hasta hora pero que mañana serán muchos y que están trabajando con leal entusiasmo, y ellos son: el Tente. José Morales en Manabí, el Teniente Pedro Ycaza en Ambato; el Teniente Alfonso Pazmiño en Otavalo; y el Tente. Humberto Terán en Guayaquil. Si la Asamblea quiere y acepta, como yo creo aceptará, se podrá nombrar comisionados para las diferentes secciones de la República. Próximamente, tal vez en Enero, muchos de los iniciados de la Escuela de Ingenieros, marcharán a distintos lugares. Entonces deberíamos aprovechar del viaje de estos señores Oficiales. Por último, el Grupo Directivo de la Liga Militar hace constar que todos los señores Oficiales que hasta ahora han ingresado a la Liga Militar representan altas prendas de capacidad, entereza de carácter, lealtad a los ideales de la Liga Militar y fervor por los nuevos propósitos que perseguimos y que auguran la seguridad del éxito; éxito que pronto, en un estrechamiento de ideas y sentimientos, veremos irradiar como la aurora venturosa de un porvenir radiante para nuestra amada Patria y venturoso para nuestro glorioso Ejército. Para esto señores oficiales, lealtad, discreción, sinceridad y sacrificio.
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Nociones sobre enlaces ópticos y normas para la instalación de redes ópticas con las estaciones de campo “FainTriulzi” de 80 m.m. Revista El Ejército Nacional, números 50-60, Quito 1931, pp. 513-519. Legado Dedicación a la Patria como militar profesional ejemplar, culto y estudioso. Fuentes • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, Hojas de vida. • Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, Archivo histórico, Libro 1 de vidas. • Revista El Ejército Nacional. • Sección de Genealogía de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, Fondo Robles y Chambers. • Garay Arellano, Ezio, Contribución para el estudio de la sociedad colonial de Guayaquil, 4 tomos. • Entrevista al doctor Fernando Jurado Noboa. • Diccionario Biográfico de Ecuador, de B. Pérez Merchant, 1928, p. 25. Ingresó al servicio de las armas el 23 de setiembre de 1916.
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José Antonio Guerrero con su primera esposa, Lucila Salvador Páez, y su primer hijo Jaime. Fotografía proporcionada por Carlos Guerrero Cassola.
José Antonio Guerrero Hidalgo Biodata Nació en Catacocha, Provincia de Loja. el 25 de julio de 1888, según la partida de bautismo que se encuentra en la iglesia de la población, libro 9, acta 593, p.325. Murió en Quito, el 26 de diciembre de 197543. Fueron sus padres José María Guerrero Becerra (1866-1940), uno de los mayores terratenientes de la región (hacienda San Pedro Mártir, de 40.000 ha.) y Regina Hidalgo Montesdeoca, 43. En el Registro Civil de Quito figura nacido en Loja el 17 de junio de1890 y muerto en Quito el 21 de diciembre de 1975.
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nacida en Catacocha, donde murió el 24 septiembre 1909. José María Guerrero Becerra era hermano de Virgilio Guerrero Becerra, padre de Virgilio Guerrero Espinosa, y por tanto José Antonio Guerrero era su primo hermano, ambos sobrinos de Lauro Guerrero Becerra, Teniente Coronel del Ejército y Héroe Nacional (Catacocha 20 octubre 1873-Torres Causana, 1904). José Antonio Guerrero Hidalgo casó primero con Lucila Salvador Páez en agosto de 1921, quiteña, nacida en 1898, y prima hermana del futuro presidente Federico Páez. Tuvieron dos hijos, Jai- me y Jorge Guerrero Salvador. En segundas nupcias, casó con Carmen Aura Drouet, con quien, a mediados del siglo XX, tuvo un hijo, Antonio, nacido en Esmeraldas, poeta y político que fue presidente de la Unión Nacional de Artistas Populares del Ecuador -UNAPE- y profesor del colegio Vargas Torres de Esmeraldas desde 1966 hasta 1970, cuando fue clausurado por la dictadura. Autor de La memoria de tu piel44. En terceras nupcias, al enviudar de la señora Drouet, casó con Emma Victoria Cajas Baquero, nacida en Guano cerca a Riobamba (tía de Mancheno Cajas). Finalmente, José Antonio vivió largo tiempo en casa de su cuñado el señor Alfonso Moncayo Páez en la calle Montufar y Oviedo. 44. Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, p. 528. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Genealogía familia de José Antonio Guerrero Hidalgo GENEALOGÍA JOSÉ ANTONIO GUERRERO HIDALGO ANSELMO GUERRERO CORDOVA
José María
Manuel Carmen Sofía
Federico
Domitila
TOMASA BECERRA CALDERON
Teodoro Leopoldo Nicanor
Virgilio
María Lauro Leonidas Eulalia Ursulina
Casado con: Regina Hidalgo Monstesdeoca José Antonio Guerrero Hidalgo
José María
Alfonso
Sofía
Anselmo
Napoleón
1er. Matrimonio Lucía Salvador Paez Jaime Guerrero Salvador
Jorge Guerrero Salvador
2do. Matrimonio Carmen Aurora Drouet Antonio Guerrero Drouet 3er. Matrimonio Emma Victoria Cajas Baquero
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Lucrecia
Humberto
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José María Guerrero Becerra con su esposa Regina Hidalgo Montesdeoca e hijos. De izquierda a derecha atrás: Alberto Napoleón, Luis Alfonso Napoleón, Anselmo. De izquierda a derecha primer plano: Humberto, Sofía, Regina Hidalgo, José María Guerero Becerra, y Lucrecia Guerrero Hidalgo. Foto archivo familia Guerrero Hidalgo, proporcionada por Honorio Granja.
Educación Hizo sus estudios primarios en Catacocha. los secundarios, en Loja y sus estudios militares en la Escuela Militar Eloy Alfaro, en Quito, donde se graduó de bachiller e hizo un curso de Ingeniería y Topografía. Fue geólogo autodidacta. Datos de la carrera militar Ingresó al Ejército el 14 de julio de 1914 (cuando la asonada de Concha, pero, según Fernando Jurado, no llegó a combatir en Esmeraldas). La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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En el Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, no se encuentra su hoja de vida. En el Archivo General Pasivo Hojas de vida del Ministerio de Defensa Nacional se encuentran sus datos desde 1935: Teniente Coronel José Antonio Guerrero. Fecha
Función
1935-Diciemrbe-1
Asciendo a Teniente Coronel por Dto. Supremo N. 290 y consta en el Dt. “Esmeraldas”.
1936-Mayo-5
Pasa a Jefe del Parque Militar de Guayaquil.
1936-Diciembre-29
Pasa a Jefe E.M. III Z.M.
1937-Diciembre-11
Pasa a la Inapeco Art. Inga. Comando Suprior.
1938-Febrero-12
Pasa a Jefe Comde. Brigada de II Z.M.
1938-Marzo-2
Colocase en disponibilidad.
1938-Julio-8
Nombrase I Comdte. Dt. “Benalcazar” N7 Gurdias N.
1939-Marzo-1
Levántese Dispnb. y pasa a disposición del Ministerio de Defensa Nacional.
1939-Mayo-3
Pasa a la Dirección de Servicio de Armamento E.M.G.
1939-Septiembre-1
Pasa al Bat “Chimborazo”.
1940-Febrero-27
Pasa Jefe 1 Of. 1 Secc. E.M. de la III Zona M.
1940-Marzo-30
Pasa Personal a disposición del Ministerio de Defensa Nacional.
1940-Junio-19
Pasa Jefe del Parque y Maestranza de Quito.
1942-Febrero-21
Pasa Jefe de Sección Parq. y II. la Ofo. III. Departamento del Ministerio de Defensa Nacional.
1942-Enero-18
Obtiene 30 días de licencia - Art. 5.
1943-Enero-17
Prorroga 15 días la licencia - Art. 11.
1943-Marzo-13
Pasa a Cmdte. del Bat. Inf. N.14 Macara.
1943-Diciembre-10
Pasa a disposición del Ministerio de Defensa Nacional.
1944-Enero-17
Pasa a Sub-Jefe IV. Departamento del Ministerio de Defensa Nacional.
1944-Marzo-27
Pasa al Bat. de Inf. N3 Córdova.
1944-Abril-17
Rectifica el lado anterior a disposición del Ministerio de Defensa Nacional. Presentando sus Servc. en Bat. Córdova.
1944-Mayo-8
Pasa al IV Dpto. de E.M.G.
1944-Junio-15
Pasa a disposición del Ministerio de Defensa Nacional.
1944-Junio-20
Coloca en disponibilidad - Art 22 Cs. 4 Quito.
1944-Julio-10
Obtiene 30 días de licencia.
1944-Diciembre-28
(C.F.20) Dese de baja.
1945-Marzo-15
Concederse pensión de retiro con 770.00, con fecha 20-XII-44, Quito.
Participación en la gestación del golpe del 9 de julio de 1925 El 25 de octubre de 1924 no se encontraba entre los militares jóvenes que estuvieron al medio día en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº1. “Bolívar”, en su cuartel de la calle Mon-
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tufar de Quito, cuando decidieron hacer algo por la Patria, pero sí esa misma noche, cuando se volvieron a reunir en la habitación del Alférez Abarca para cruzar ideas y resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución del proyecto. El 26 de octubre fue uno de los que concurrieron a la casa del Teniente Agustín Patiño, don- de ante la banderita Nacional juramentaron y firmaron el acta. El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces en el cuartel de la Artillería Bolívar, cuando se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminada la fiesta en el Regimiento se trasladó con los demás a la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército. Su participación en el 9 de julio de 1925 Estuvo en Guayaquil ese día participando activamente en el exitoso golpe. Desempeño después de 1925 Se separó del Ejército en 1926 como Capitán, pero reingresó y llegó a Comandante. Jubilado, fue funcionario fundador del Instituto Geográfico Militar. Fue director general de Construcción y luego de Obras Públicas Militares. Director de la Maes-
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tranza del Ejército y director Técnico de Pichilingue y Supervisor de Talleres de Astra. Fue profesor del Colegio Militar y de la Escuela de Ingenieros. Hechos destacados Además de su participación en la gestación del golpe del 9 de julio de 1925 desde el año anterior, arriesgando su vida y libertad, tiene a su haber ser uno de los fundadores del Instituto Geográfico de Quito. Ingeniero, geólogo aficionado. Su sobrino, el Ing. Edmundo Guerrero Macas recuerda que su tío había ido a residir en Quito desde 1914 y esporádicamente regresaba a Catacocha. En una ocasión lo llevó en su cabalgadura a buscar muestras de minerales en la extensa hacienda de su padre; que tenía dos climas, templado y cálido; pretendía hacer el estudio de los recursos minera- les del Ecuador. Fuentes • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General pasivo, hojas de vida. • Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, Archivo histórico, Libro 1 de vidas. • Revista El Ejército Nacional. • Entrevista al doctor Fernando Jurado Noboa. • Pérez Merchant, B., Diccionario Biográfico del Ecuador, Quito, 1928, p. 254.
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Entrevistas a parientes que lo conocieron. En Quito: • Alberto Napoleón Guerrero Benítez, sobrino en primer grado, lo recuerda como un hombre muy liberal radical, fundador de la Escuela de Ingenieros, alfarista, como todala familia Guerrero lojana, a quien conoció y trató. Recuerda que en Vistazo salió un perfil de José Antonio Guerrero Hidalgo. • Marco Guerrero Gómez, hijo de Napoleón Guerrero Benítez y María Antonieta Gómez Guerrón. • Virgilio Miguel Guerrero Benítez, sobrino en primer grado. Lo recuerda como un hombre muy bueno, estudioso, en épocas en que no había luz eléctrica amanecía leyendo. Escribió sobre el átomo, hacía mucha investigación científica. • José María Guerrero Benítez, sobrino en primer grado. • Mélida Lucrecia Guerrero Benítez, sobrina en primer grado, nacida en 1945, hija de Alberto Napoleón Guerrero Hidalgo y Juana Balbina Benítez Piedra y casada con el abogado Francisco Amable Vivanco Maldonado. Recordaba orgullosa de su tío y dio amplia información. • Carlos Guerrero Cassola, tío. Cuando éste trabajaba en el Catastro, su sobrino iba a
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verlo, hasta 1970. Le pedía que le sacara en mimeógrafo escritos sobre filosofía y otros temas. Tenía colección de minerales • Economista, Jorge Guerrero Acevedo. En Loja: • Ing. Edmundo Guerrero Macas, sobrino en primer grado, profesor del colegio Bernardo Valdivieso. • Lcdo. Virgilio Atahualpa Guerrero Castillo, sobrino en segundo grado. • Dr. Fernando Mauricio Guerrero Ríos, sobrino nieto. • Ing. Trostky Guerrero Carrión.
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Foto Revista Ejército Nacional.
Luis A. Rodríguez Sandoval Biodata Nació en Quito el 12 de febrero de 1899. Recibió por nombre Luis Arsenio María, pero siempre se le conoció por Luis A. Rodríguez S. Sus padres fueron: Juan Rodríguez y Carmen Sandoval. Murió en Quito el 23 de noviembre de 1977. Se casó con María Lucila Navas, hija del teniente coronel Manuel Navas y de Victoria Pazmiño45. 45. Su hijo Jaime E. Rodríguez, quien reside en California, me informó que “su padre prefería mantener muy privada su vida personal y que por lo tanto sus memorias tienen que ver solamente con su vida pública…. Lo que le puedo decir es que mis padres se separaron en 1948, cuando yo tenía ocho años. Mi madre y yo fuimos a vivir en los Estados Unidos y yo he vivido en este país desde esa época”.
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Educación Estudios civiles: Instrucción primaria en la Escuela “Cebollar” de los Hermanos Cristianos de Quito. Instrucción secundaria en el Colegio de los Jesuitas 1912-1916. Hay certificado de su permanencia y de que mereció calificación óptima. Instrucción superior: matriculado en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, octubre 1916. Estudios militares: Escuela Militar 1917-1919. Obtuvo 6.61 que equivale a tercera antigüedad entre 20 alumnos. Escuela especial de Artillería 1923-1924, también obtuvo tercera antigüedad. Presentó exámenes de Estrategia y Táctica, de Topografía, de Dibujo panorámico y de Historia militar. Datos de la carrera militar En el Archivo Histórico de la Escuela Militar. Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, (edificio-museo Eloy Alfaro) no hay datos. En el archivo biblioteca del Ministerio de Cultura en Quito se encuentran 15 cajas, cada una con carpetas catalogadas, “donación de Arsenio Rodríguez en nombre de la familia”46. 46. Extrañamente, no se encuentra allí nada relacionado con la Revolución Juliana, a parte de un diploma. Esperábamos encontrar copia original de sus Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de julio y la actuación del Regimiento de Artillería “Bolívar” N°1” y el acta de constitución de la Liga Militar., que se sabe que el conservó. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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En la carpeta 731 se encuentran datos biográficos y varios documentos, donde se enumeran los empleos y cuerpos a los que perteneció. La carpeta 73.100 contiene un pequeño folleto mecanografiado titulado vida militar del señor Coronel Arsenio María Rodríguez Sandoval. Fecha
Función
23-Febrero-1917
Cadete de la Escuela Militar.
6-Diciembre-1919
Alférez destinado al Batallón Quito N° 20, asciende a subteniente.
6-Febrero-1923
Ascendido a teniente en el mismo cargo.
7-Agosto-1924
Destinado al Regimiento de Artillería N° 1, “Bolívar”.
19-Septiembre-26
Fue edecán del Presidente Isidro Ayora.
20-Noviembre-1931
Nombrado Mayor de Artillería.
Hasta el 25 de febrero de 1925, había acumulado un total de servicio activo de siete años, once meses y tres días. Datos del Archivo General Pasivo del Ministerio de Defensa Nacional: Coronel Luis A. Rodríguez.
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Fecha
Función
1938-Abril-12
Pasa al Personal a disposición del Ministerio de Defensa Nacional. Nombrado Ministro de Previsión Social. (Lo niega su hijo Jaime E. Rodríguez).
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1938-Abril-18
Pasa a Director de la Escuela de Art. e Ingeniería.
1938-Junio-23
Pasa a Jefe del Batallón de Ingeniería N.4 “Esmeraldas”. Ascendió a Coronel por Decreto Supremo N.542. Continúa como Inspector de Art. e Ingeniería y Defensa Química y (Encargado de la Armada Aérea). Pasa en Comisión al Reino de Italia a perfeccionar sus estudios. (Lo niega su hijo Jaime E. Rodríguez).
1938-Julio-13
1938-Julio-28 1938-Agosto-6
Pasa a Comando de la Armada Aérea.
1938-Septiembre-6
Pasa al Comando de la III Zona Militar.
1938-Diciembre-31
Pasa a Inspct. de Inf. y Cab. Prestando sus servicios a la Armada Aérea.
1940-Agosto-6
Pasa a Jefe de la Sección Instrucción 2da. Oficina de la III Zona Militar. Pasa a Director. Serv. Arm. Mun. y Dfsa. Química E.M.G. Pasa a Cmte de la IV. Zona Militar. Nombrado alumno A. de G. y a disponibilidad del Ministerio de Defensa Nacional. Resolución ministerial comanda al Et. Eloy Alfaro.
1941-Julio-10
Pasa a Cmndte. de la V Zona Militar.
1941-Agosto-19
Pasa a Cmndte. de la II Zona Militar.
1939-Enero-31 1939-Septiembre-30 1939-...- 13 1940-Enero -4
1941-Septiembre-12 1941-Septiembre-31
Pasa a Jefe del E.M. de la III Zona Militar. Pasa a personal a disposición del Ministerio de Defensa Nacional.
1941-Octubre-3
Pasa a Jefe Seguridad de la Provincia de El Oro 1941-Diciembre-17, obtiene 15 días licencia, Art. 2.
1941-Diciembre-29
Pasa a sección Operaciones la Dirección Estado Mayor General, E.M.G.
1942-Febrero-21
Pasa Jefe III. Departamento Estado Mayor General, E.M.G.
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1942-Mayo-27
Nomb. Prfs. Sr. Sdad. Quito (logistc. y Lect. Cart.
1942-Julio-2
(C.F.I) Pasa Jefe de Segrd. El Oro V Zona M. (O.V. Cnel).
1942-Julio-20
Cancela el Profs. del Sr. Sdad por pasar a otra reparto.
1943-Enero-7
Pasa a Jefe del IV Disp. del M.D.N.
1943-Mayo-8
Pasa a Cmndte. de Bat. Ing. N.3 Gral. Córdova.
1943-Junio-30
Pasa Jefe de E.M. de la II Zona M.
1943-Julio-20
Pasa a Subjefe del Servicio G.M.
1944-Enero-13
(C.F.15) Pasa a Comandante y Jefe Territorial de Galápagos.
1944-Junio-1
Dase de baja - Art. 36 de Ley S.M. y A.
1944-Junio-8
Coloca en Disponibilidad - Art. 22 Csol. 7 - Quito.
1944-Junio-26
Coloca en Disponibilidad - Art. 22 Csol. 1 - Quito.
1944-Octbr-31
(C.F.8-IX) Dese de baja, cumplido el tiempo.
1944-Noviembre-14
Confiere despachos de Estado Mayor.
1944-Diciembre-5
(C.T.1-IX) Concede pensión S/. 487,87 - Quito.
1944-Diciembre-29
(C.F.26) Dase de baja por cumplir el tiempo.
1945-Marzo-26
Concédese pensión de retiro con S/. 814 con fecha 14-VIII-44 “Quito”.
Información complementaria de su hijo Jaime: Fue edecán del Presidente Isidro Ayora. En mayo de 1938 fue nombrado Comandante de la I Zona Militar de Quito. Dos meses más tarde fue ascendido a Coronel. A fines de 1938 fue nombrado Comandante de la III Zona Militar en Cuenca.
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En enero de 1939 fue nombrado Comandan- te de la Armada Aérea. En noviembre de 1939 fue nombrado Jefe de la IV Zona Militar en Guayaquil. En julio de 1941 se creó una V Zona Militar en la frontera y aceptó el mando. “No existía casi nada y mi padre obtuvo un préstamo de un banquero, amigo de él, que le prestó el dinero para dirigirse allá. Los detalles de la invasión peruana se encuentran en su libro”. Participación en la gestación del golpe del 9 de julio de 1925 El 25 de octubre de 1924 fue uno de los militares jóvenes que al medio día estuvo en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, cuando decidieron hacer algo por la Patria, y que esa misma noche se volvieron a reunir en la habitación del alférez Abarca para cruzar ideas y resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución del proyecto. El 26 de octubre fue uno de los que concurrieron a la casa del teniente Agustín Patiño, donde ante la banderita Nacional juramentaron y firmaron el acta, cuyo original conservó para la posteridad. Fue uno de los que, formada y organizada la Liga Militar, formó parte de una junta provincial constituida por representantes de las diferentes unidades y presidida por Carlos A. Guerrero y cuyo secretario fue el teniente Struve.
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El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces en el cuartel de la Artillería Bolívar, cuando se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminada la fiesta en el Regimiento se trasladó con los demás a la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército. El 20 de mayo de 1925 fue uno de los jóvenes militares que participó en la reunión “con amplios poderes para discutir y resolver los puntos convenientes a las aspiraciones y finalidad de la Liga y que acordaron el Acta con el programa de acción. Participación en el 9 de julio de 1925 Su participación fue muy activa, lo que le permitió dejar un relato de lo ocurrido ese día, que El Comercio del 2 de septiembre de 1925 publicó bajo el título: “Para la Historia: Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de julio y la actuación del Regimiento de Artillería Bolívar N.1”. En este relato consta su participación protagónica en todo el proceso desde la iniciación del golpe en 1924, que concuerda en todo, aunque muy breve, con el relato de Virgilio Guerrero, a quien nombra de primero, encabezando la lista de los integrantes de la Liga Militar”47. 47. Los dos mantuvieron estrecha amistad. En el Fondo Rodríguez del Archivo Histórico del Ministerio de Cultura se encuentra una carta de Virgilio en respuesta a Luís, fechada el 15 de diciembre de 1932, que lo testimonia. Le informa que la situación política estaba muy tranquila… “los enemigos del gorila parece que han desistido de continuar haciéndole campaña”. Y habla muy bien del nombramiento del Coronel Guerrero (no pariente) como inspector General. “De estos jefes necesita nuestro Ejér-
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El Teniente Luis A. Rodríguez fue el comisionado para apresar a los Gerentes del Banco Agrícola, señores Rogelio Benítez Ycaza y Francisco Urbina Jado, quienes una vez presos fueron conducidos al cuartel del Batallón Bolívar. Integró la Junta Militar en Guayaquil que dio el golpe. Y formó parte de la Junta Militar de Zona integrada por el sargento mayor Idelfonso Mendoza, junto con el capitán de fragata Diógenes Fernández, el capitán de corbeta Manuel Cevallos, el capitán Luis Rivadeneira y los tenientes Leonidas Salas, Pedro Ycaza, y Miguel Castillo, quienes suscribieron un manifiesto a nombre de la institución militar. Entre tanto, en Quito se instauraba la Junta Suprema Militar presidida por el teniente coronel Luis T. Paz y Miño y con los mayores Juan Ignacio Pareja y Carlos A. Guerrero, el teniente Federico Struve y el subteniente Ángel Bonilla. Desempeño después de 1925 Fue edecán del Presidente Isidro Ayora. Profesor en la Escuela Militar Eloy Alfaro, 1927-1929; Jefe del Departamento de Historia del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Fue comandante “con decisión y entereza” de las Fuerzas militares que combatieron contra Perú en 1941, supliendo con patriotismo lo que faltaba en armas, municiones, pertrechos y vituallas, según el Lcdo. Gustavo Darquea Terán en carta diricito; de estos hombres de carácter, valientes, de prestigio y sin pasiones y sin trincas requiere el Ejército para que cumpla con su cometido”. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Ministerio de Defensa Nacional
gida al Coronel Luis A. Rodríguez S., el 16 de julio de 1950, donde elogia su capacidad intelectual y profesional, con su experiencia y gran sentido de responsabilidad”48. En efecto, como consta en un documento en el archivo histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio, código, 73.100, Luis A. Rodríguez, como jefe de zona de Guayaquil, organizó la defensa el 9 de julio de 1941, por coincidencia diez y seis años después del golpe de la Revolución Juliana, que lo hace doblemente heroico. En esta ocasión tuvo que hacer frente a un enemigo poderoso que disponía de potencial bélico (que se enumera). Después de tres días de intensa lucha, en semejantes condiciones de inferioridad, fueron abatidos seis autores enemigos, dañando su material de guerra, sufriendo además muchas bajas en muertos, heridos, y desaparecidos. El 5 de agosto se trasladó a Zaruma para recibir a los mediadores. Según su hijo Jaime E. Rodríguez, “Después de la invasión, él se retiró con sus pocas fuerzas hacia Cuenca, pero no creo que se le nombró Jefe de la 3 Zona Militar. Según me acuerdo se quedó abandonado y mi madre tuvo que ir y llevarle a la costa para que recupere. Y, me parece, que no tuvo ningún cargo en esos años. No creo que fue a Galápagos. Después de la revolución de 1944 mi padre fue arrestado en Guayaquil y enviado al Panóptico en Quito. Ahí escribió su defensa y el Congreso le declaró inocente. Entonces, se retiró del Ejército”. 48. En Coronel L.A. Rodríguez S., La Agresión peruana, documentada, 2° edición, Imprenta CCE, Quito 1955, p.9.
164
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
En 1952 fue elegido Director General de Higiene y Policía Municipal de Quito. Y, elegido alcalde de Quito, Carlos Andrade Marín, el coronel Luis A. Rodríguez fue Jefe de la Policía municipal. En 1963 fue nombrado Ministro de la Corte de Justicia Militar y en febrero de 1965 recibió la condecoración “Abdón Calderón” de primera clase. En los años 1970 fue Director de la Dirección de Historia del Ejército y contribuyó a un volumen titulado Research guide to andean history: Bolivia, Chile, Ecuador and Perú, coordinado por John J. TePaske (1981). Su hijo Jaime se encargó de los archivos del Ecuador y tradujo el capítulo de su padre que se titula The Military Archives of Ecuador. Fue Director de la Dirección de Historia y Geografía del EMC de las Fuerzas Armadas. El teniente coronel Julio H. Muñoz, comentando su libro La Agresión Peruana, en el que Rodríguez explica la actuación de Arroyo del Río, comenta: “Se ha hecho costumbre simplificar las causa del derrumbamiento nacional, afirmando que el Dr. Arroyo del Río tuvo la culpa de esta tremenda desgracia. Pero, como Ud. lo insinúa en su libro, no solo se deben tomar en cuenta las causas inmediatas, sino también las remotas. Efectivamente, es con la Historia en la mano, como se da cuenta de que las causas del desastre de 1941 vienen desde muy atrás y se multiplican hasta lo infinito”49. Y añade más adelante: “Y nosotros hemos cometido la ligereza de estudiar la catástrofe nacio49. La Agresión peruana, documentada, Op.Cit., p.18. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
165
Ministerio de Defensa Nacional
nal de 1941 sin ninguna conexión con las causas históricas que lo determinaron, sin ninguna vinculación con los hechos geopolíticos, que en el devenir del tiempo, lo organizaron, y al estudiarlo así, aisladamente, el derrumbe nacional de 1941 asoma como una cosa inexplicable, o más bien dicho, como un preconcepto parcializado”50. El coronel Luís A. Rodríguez también trabajó en la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Relaciones Públicas y parte de su vida la dedicó a la investigación histórica. Hechos destacados Vale destacar la conferencia que el 31 de octubre de 1928 dio en los salones del Círculo Militar, siendo jefe de la Primera Zona Militar, Quito. Días después, el 14 de noviembre, recibió del Estado Mayor General un oficio en el que lo felicitaba por la conferencia “en la que demostró una sólida preparación y su claro criterio experimental sobre el arma de Artillería, considerándolo entre los más distinguidos Oficiales del Ejército Ecuatoriano51. El licenciado Gustavo Larquea Terán, en la introducción que hizo al libro “La Agresión peruana”, de Rodríguez, se refiere a él como “alto oficial con capacidad intelectual y profesional con su experiencia y gran sentido de responsabilidad estaba autorizado a relatar documentadamente lo que significó para el Ejército ecuatoriano esa campaña militar”, pág. 9. 50. Ibidem, p.19. 51. Ibidem, p.36.
166
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
El General Rafael Rodríguez Palacios ante la tumba del coronel Luis A. Rodríguez, el 23 de noviembre de 1977, dejó el siguiente testimonio: En julio de 1941, cuando se encontraba de jefe de la zona militar en Guayaquil, es dado el paso a la provincia de El Oro como jefe de la 5a Zona Militar, en circunstancias en que la agresión peruana se desencadenaba sobre nuestro territorio. En la cita histórica que le había preparado el destino, el señor coronel Rodríguez con las unidades a su mando: Cayambe, Montecristi, Córdova, Carchi, los voluntarios del Guayas y pocos policías defienden heroicamente nuestro suelo sin permitir que los invasores del sur alcancen sus aviesas pretensiones, hasta que llegó la orden de cese de hostilidades y de retirarse a 20 Kms. de cada lado de la línea de frontera de las tropas en contienda, acordado por los negociadores diplomáticos. Como sabemos, el Perú no cumplió con lo acordado y prosiguió sus operaciones ofensivas, ante lo cual, las tropas del señor coronel Rodríguez, luego de defender a sangre y fuego Puerto Bolívar, Machala y Pasaje, organizan la defensa sobre las estribaciones de la cordillera occidental, de cuyos resultados habrían de producirse las acciones de Perotillo y Panupalí, que cubrieron de honor a nuestras armas no obstante la inmensa inferioridad numérica en que se hallaban frente a las fuerzas enemigas.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
167
Ministerio de Defensa Nacional
Pese a la conducta ejemplar del señor coronel Rodríguez, la injusticia humana pretendió hacerlo víctima propiciatoria, pero el temple de su alma y la verdad que lo asistía a él y a los soldados que mandó, habría finalmente de brillar para consagrarlo héroe nacional. En el archivo histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio se conservan catalogados catorce diplomas que recibió el coronel Luis A. Rodríguez de 1924 a 1965, aunque falta el diploma de honor del 7 de diciembre de 1914, del Ministerio de Guerra y Marina, el Estado Mayor General y la Dirección de la Escuela Militar. Entre ellos destacamos el pergamino que recibió de los obreros el 27 de septiembre de 1925: 9 de julio de 1925 El ciudadano Teniente Señor Don Luis Rodríguez S. Delegado de la Liga Militar ante los obreros de la capital, para laborar de consenso en el engrandecimiento de la Patria, por medio de la transformación política que culminó gloriosamente en la fecha arriba citada. El Coronel Luis A. Rodríguez también recibió la Estrella Abdón Calderón de Primera clase. En el archivo Luis Rodríguez se encuentran numerosos cartas; citamos dos: La que recibió en
168
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Distinciones honoríficas.
Arriba: Luis A. Rodríguez recibe diploma. Abajo: imposición de condecoración. Fotos: Fondo Rodríguez Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
169
Ministerio de Defensa Nacional
Diploma homenaje de alta distinción y aprecio de los obreros hermanos en ideales. Foto: Fondo Rodríguez, Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
170
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Guayaquil el 1° de noviembre de 1925 de parte de Alejandro Espinosa, en la que le dice: “Sueño como todos los compañeros con la magna obra de reconstrucción del país estaba realizando con la epopeya del 9 de julio llevaría a cabo por Uds, sin comprender que se habían echado al hombro un mundo de responsabilidades a las que debían atender para asegurar un gobierno honrado y que interprete los sentimientos de quienes lo firmaron”. Carta recibida de Riobamba julio 2 de 1928: “ojala algún día tu llegas a coger la rienda del Estado. Entonces acuérdate que para dominarnos sobre nosotros todavía se necesita la mano férrea de una dictadura”. Escritos • Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de julio y la actuación del Regimiento de Artillería “Bolívar” N°1”52. El Comercio del 2 de septiembre de 1925, publicó este relato, bajo el título: “Para la Historia”. • Escritos Militares, 1929. • Posible evolución de nuestro Ejército, 1930 (Centenario de la fundación de la República). • Alma Militar, Ambato, 1931. • La Agresión peruana, Documentada, 2ª edición, imprenta CCE, Quito, 1955. (el borrador en Fondo Rodríguez, caja 7). 52. Revista El Ejército Nacional, números 20 al 30, Quito 1925-1926, pp.581-584. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
171
Ministerio de Defensa Nacional
• La verdad sobre la agresión peruana, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Quito, 196653. • Ayacucho, la batalla de la libertad americana, 1824-1974, Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Quito, 1975. • Teresita de Sucre y Carcelén murió en su cama, Boletín de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, N° 127-128, enero - diciembre 1976, pp. 214-219. • Memorias de un veterano de guerra del Perú (Fondo Rodríguez carpeta 73.15). • La fiebre amarilla y el doctor Noguchi (Fondo Rodríguez carpeta 73.22). • Informe sobre actividades histórico - geográficas que se realizan en Ecuador. Documento sobre la labor en el departamento de Historia y Geografía de las Fuerzas Armadas, 1976-77 enviado al historiador Salvador Lara, miembro nacional de la Comisión de Historia del INGH. • El hombre ecuatoriano, capítulo I (Borrador), Fondo Rodríguez, Caja 14. Legado “A las fuerzas Armadas de mi Patria, herederas legítimas de los gloriosos laureles alcanzados por numerosos antepasados en las heroicas 53. En el Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio se conserva el machote del libro, con las correcciones del autor. (Código 73.13) y otros borradores.
172
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
acciones de Junín, Ayacucho y Callao, Quito, 9 de diciembre de 1974” Dedicatoria de su libro La Agresión peruana. La dedicatoria de su libro Ayacucho, la batalla de la libertad americana trasluce su acendrado patriotismo: “A las Fuerzas Armadas de mi Patria, herederas legítimas de los gloriosos laureles alcanzados por nuestros antepasados en las heroicas acciones de Junín, Ayacucho y Callao”. Fuentes • Fondo Luis A. Rodríguez, Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Colección Manuscritos 0073, Subsecretaria Memoria Social, acceso facilitado gracias a los buenos servicios de Wilson Vega y Honorio Granja y. El archivo está constituido por 15 cajas, cuyos documentos están clasificados en carpetas, donadas por la familia.* • Doctor Jaime E. Rodríguez O, hijo sobreviviente de Luis A. Rodríguez, actualmente Research Professor Emeritus del Department of History University of California, Irvine, y miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. En un amplio intercambio de correspondencia con él, me confirmó que su padre le dio documentos sobre la Revolución Juliana, en particular el Acta original de la constitución de la Liga Militar, que tiene guardada en
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
173
Ministerio de Defensa Nacional
• •
• • • • •
174
caja de seguridad y que, restaurada por el laboratorio de la Universidad de California, fotografió y me envió escaneada. También recibió de su padre documentos sobre la guerra de 1941. Lcdo. Gustavo Darquea Terán, carta dirigida al Coronel Luis A. Rodríguez S, el 16 de julio de 1950 y en la introducción que hizo al libo La Agresión peruana. Comentario del teniente coronel Julio H. Muñoz, a su libro La Agresión Peruana. Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, Hojas de vida. Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, Archivo histórico, Libro 1 de vidas. Revista El Ejército Nacional, números 20 al 30, Quito 1925-1926, pp. 581-587. Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, p. 968.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
*Catálogo del Fondo Rodríguez N°
Título
73
Luis Arsenio Rodriguez Sandoval
Código
73.1
73.2
Código Anterior
Descripción
D1.1.1
Datos Biográficos del General Luis Rodríguez y varios documentos militares
1904 1938
varios
D1.1.2
Informes Militares de la Frontera Sur y Otros
1939
mecanograf.
1940
mecanograf.
Fecha
Tipo de documento
73.3
D1.1.3
Informes sobre Destacamentos Militares en la Frontera Sur
73.4
D1.1.4
Partes e Informes Militares de la Frontera Sur
1940
mecanograf.
D1.1.5
Oficios Reservados sobre Conflicto Fronterizo con el Perú
1940
mecanograf.
1940
mecanograf.
73.5
73.6
D1.1.6
Oficios y partes Reservados de Oficiales Militares
73.7
D1.1.7
Informes y Partes Reservados
1940 1941
mecanograf.
73.8
D1.1.8
Informes y Partes Reservados
1941
mecanograf.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
175
Ministerio de Defensa Nacional
176
73.9
D1.1.9
Informes y Partes Reservados
1941
mecanograf.
73.10
D1.1.10
Informes y Partes Reservados
1941
mecanograf.
73.11
D1.1.11
Telegramas
193 1941
mecanograf.
73.12
D1.1.12
Varios sobre Conflicto del 1941
1942 1948
mecanograf.
73.13
D1.1.13
Escritos del General Luis Rodríguez
1966
mecanograf.
73.14
D1.1.14
Informe sobre espías peruanos y alemanes
1941
mecanograf.
73.15
D1.1.15
Varios sobre Conflicto del 1941
1941
mecanograf.
73.16
D1.1.16
Varios Escritos del General Rodríguez
1942
mecanograf.
73.17
D1.1.17
Láminas Croquis y Mapas
1940
mecanograf.
73.18
D1.1.18
Escritos y borradores sobre historia
1928 1970
mecanograf.
73.19
D1.1.19
Escritos sobre Historia y Varios
1945
mecanograf.
73.20
D1.1.20
Escritos sobre historia y varios
1974
mecanograf.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
73.21
D1.1.21
Escritos sobre Historia y Varios
1970
mecanograf.
73.22
D1.1.22
Varios
1974
mecanograf.
73.23
D1.1.23
Papeles personales del General Rodríguez
1965
mecanograf.
D1.1.24
Documentos sobre la Guerra del 41: Informe del Teniente Araujo
1942
fotocopia
1941 1949
mecanograf.
73.24
73.25
D1.1.25
Informes sobre la Agresión del 41 presentados a la Comisión Especial
73.26
D1.1.26
Correspondencia
1950 1959
mecanograf.
D1.1.27
Funciones desempeñadas por el General Luis Rodríguez
1960 1965
mecanograf.
D1.1.28
Escritos con motivo de los 25 años de la Invasión Peruana u Otros
1966 1967
mecanograf.
73.27
73.28
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
177
Ministerio de Defensa Nacional
178
73.29
1969
D1.1.29
Varios
1975 1977
mecanograf.
1974
mecanograf.
73.30
D1.1.30
Documentos sobre la Labor desempeñada por el Coronel Rodríguez en el Departamento de Historia y Geografía de las Fuerzas Armadas
73.31
D1.1.31
Recortes de prensa
1916 1944
pub. Seriadas
73.32
D1.1.32
Recortes de prensa
1945 1963
pub. Seriadas
73.33
D1.1.33
Recortes de prensa
1964 1965
pub. Seriadas
73.34
D1.1.34
Recortes de prensa
1966 1967
pub. Seriadas
73.35
D1.1.35
Recortes de prensa
1968 1975
pub. Seriadas
73.36
D1.1.36
Recortes de prensa
1976 1977
pub. Seriadas
73.37
D1.1.37
Recortes de prensa
197
pub. Seriadas
73.38
D1.1.38
Recortes de prensa
197
pub. Seriadas
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
73.39
D1.1.39
Ligeras acotaciones al libro La Tragedia Ecuatoriana de 1941
73.40
D1.1.40
La Traición de Zarumilla
1941
manuscrito
73.41
D1.1.41
Apuntes mecanografiados: Conflicto 41
1941
mecanograf.
1964
mecanograf.
1946
mecanograf.
1946
mecanograf.
1966
varios
1966
mecanograf.
19--
manuscrito
19--
mimeografiado
73.42
D1.1.42
Cuaderno con apuntes mecanografiados; discurso del Coronel Rodríguez
73.43
D1.1.43
La Agresión Peruana: Primera Parte
73.44
D1.1.44
La Agresión Peruana: Segunda
1941
manuscrito
Parte
73.45
D1.1.45
La Verdad sobre la Agresión Peruana (con notas del autor)
73.46
D1.1.46
Varios sobre el conflicto de 1941
73.47
D1.1.47
0
73.48
D1.1.48
Mimeografiados sobre artillería
73.49
D1.1.49
Decreto sobre 1938 Asuntos Militares 1974
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
imp. monog.
179
Ministerio de Defensa Nacional
Apuntes varios
73.50
D1.1.50
73.51
D1.1.51
73.52
19--
manuscrito
Apuntes sobre el General Eloy Alfaro
1963
manuscrito
D1.1.52
Apuntes sobre óptica
19--
manuscrito
19--
manuscrito
73.53
D1.1.53
Cuaderno de Apuntes, Material de Enseñanza (borradores)
73.54
D1.1.54
Apuntes de clase y otros: Colegio Militar
19--
mimeografiado
73.55
D1.1.55
Nuestra Milicia antes de la Conquista
19--
mecanograf.
73.56
D1.1.55A
21 cuadernillos y borradores de apuntes de clases
19--
manuscrito
73.57
D1.1.55B
Varios
19--
manuscrito
73.58
D1.1.55C
2 mapas del Ecuador
19--
mapa
73.59
D1.1.55D
Dirección de Higiene
19--
mecanograf.
D1.1.56
Ayacucho: La Batalla de la Libertad Americana II
1974
mecanograf.
D1.1.57
Ayacucho: La Batalla de la Libertad Americana II
1974
mecanograf.
180
sobre disciplina militar
73.60
73.61
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Copias de In
73.62
73.63
D1.1.58
formes del Coronel Rodríguez sobre el Conflicto del 41
1941
fotocopia
D1.1.59
La Nacionalidad Ecuatoriana y las Agresiones Sureñas
1969
mecanograf.
1976
fotocopia
mecanograf.
73.64
D1.1.60
El Nacimiento de Hispanoamérica: Vicente Rocafuerte y el Hispanoamericanismo
73.65
D1.1.61
Nuestro Aborígenes
19--
1 9 3 6 - imp. mono1943 gráf.
73.66
D1.1.62
Ley y Reglamento de Guardias Nacionales y Revista de las Fuerzas Armadas
73.67
D1.1.63
Concurso de Historia y Geografía
1975
73.68
D1.1.64
Varios
1928mecanograf. 1977
73.69
D1.1.65
Huaquillas
1941
mecanograf.
73.70
D1.1.66
El Sector de Huaquillas
1941
mecanograf.
73.71
D1.1.67
Repliegue hacia Quebrada Bejucal Mirador
1969
mecanograf.
73.72
D1.1.68
Carta a Jorge Pérez Concha
1969
mecanograf.
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
mecanograf.
181
Ministerio de Defensa Nacional
La República
73.73
D1.1.69
73.74
D1.1.70
73.75
73.76
1976
mecanograf.
El Ejército Ecuatoriano
196-
mecanograf.
D1.1.71
Mi Prisión
1945
mecanograf.
D1.1.72
La Verdad sobre la Agresión Peruana (con notas del autor)
196-
mecanograf.
1969
mecanograf.
73.77
D1.1.73
La Nacionalidad Ecuatoriana y las Agresiones Sureñas
73.78
D1.1.74
Quebrada Seca
1941
mecanograf.
73.79
D1.1.75
Prensa
1941
mecanograf.
73.80
D1.1.76
Repliegue hacia la Quebrada Bejucal Mirador
196-
mecanograf.
D1.1.77
La República del Ecuador y sus Problemas Limítrofes (resumen)
1976
mecanograf.
D1.1.78
La República del Ecuador y sus Problemas Limítrofes (resumen)
1976
mecanograf.
182
del Ecuador y sus Problemas Limítrofes (resumen)
73.81
73.82
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Indices de la
73.83
73.84
73.85
73.86
D1.1.79
Oferta de un Avión para Bombardeo JU 52/3MK
1936
varios
D1.1.80
La Batalla de Pichincha en Documentos Inéwditos
1974
fotocopia
D1.1.81
Constitución Política de la República del Ecuador expedida en la Asamblea Nacional de 1843
1843
fotocopia
D1.1.82
Constitución Política de la República del Ecuador expedida en la Asamblea Nacional de 1869
1869
fotocopia
1948
pub. seriadas
73.87
D1.1.83
Revista de la Asociación Escuela de Ciencias Económicas
73.88
D1.1.84
Papel para la obra Ayacucho
1974
mecanograf.
73.89
D1.1.85
Documentos inéditos
1815 1835
fotocopia
D1.1.86
Participación del Ecuador en la Batalla de Ayacucho
197-
fotocopia
73.90
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
183
Ministerio de Defensa Nacional
73.91
D1.1.87
Varios
73.92
D1.1.88
Fotografías y Varios
1920varios 1970
73.93
D1.1.89
Varios
1940 1976
varios
73.94
D1.1.90
Artículos históricos
1974
mecanograf.
73.95
D1.1.91
Chacras
1941
mecanograf.
1941
fotocopia
1970
varios
73.96
D1.1.92
Informe de la Comisión Especial Investigadora sobre la Actuación del Coronel Rodríguez
73.97
D1.1.93
Conferencia
197-
mecanograf.
D1.1.94
Aclaraciones documentadas sobre el libro Apuntes para la Historia: La Agresión Peruana
1968
mecanograf.
D1.1.95
Aclaraciones Documentadas sobre el libro Apuntes para la Historia: La Agresión Peruana
1968
mecanograf.
184
1965
73.98
73.99
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
Vida Militar
73.100
D1.1.96
73.101
D1.1.97
73.102
73.103
73.104
73.105
del Sr. Coronel Luis Arsenio María Rodríguez Sandoval
1969
mecanograf.
Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo
19--
mecanograf.
D1.1.98
Comunicaciones varias
1940 1971
mecanograf.
D1.1.99
Comunicaciones reservadas
1942 1960
mecanograf.
D1.1.100
Colección Documental del Conflicto y Campaña Militar con el Ecuador en 1941 (vol. 4)
1978
fotocopia
D1.1.101
Certificados médicos, hojas de 1934 vida y escrituras 1975 públicas
varios
1920 1975
varios
73.106
D1.1.102
Nombramientos, Certificados estudiantiles, acróstico
73.107
D1.1.103
Varios
1938 1973
varios
73.108
D1.1.104
Borradores de artículos
1974 1977
varios
73.109
D1.1.105
Coronel Luis A. Rodríguez
197-?
fotocopia
73.110
D1.1.106
1938
manuscrito
Diploma otorgado por el Ejército del Ecuador
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
185
Ministerio de Defensa Nacional
Diploma otorga
73.111
D1.1.107
do por Oficiales de la Base Aérea Mariscal Sucre
1939
manuscrito
1965
manuscrito
73.112
D1.1.108
Diploma otorgado por la Junta Militar de Gobierno
73.113
D1.1.109
Diploma otorgado por el Estado Mayor General del Ejército
1924
manuscrito
73.114
D1.1.110
Diploma otorgado por el Comité 9 de Julio
1925
manuscrito
D1.1.111
Diploma otorgado por el Comité Organizador de la Exposición Orientalista
1943
manuscrito
D1.1.112
Diploma otorgado por el Jefe Supremo de la República General Alberto Enríquez
1938
manuscrito
D1.1.113
Diploma otorgado por el Personal de 1959 Empleados de la Policía Municipal
manuscrito
1933
manuscrito
1943
manuscrito
186
73.115
73.116
73.117
73.118
D1.1.114
Diploma otorgado por el Presidente de la República
73.119
D1.1.115
Diploma otorgado por la Colonia Leopoldo N. Chávez
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
73.120
73.121
73.122
73.123
D1.1.116
Diploma otorgado por el Presidente de la República
1943
manuscrito
D1.1.117
Diploma otorgado por el Estado Mayor General del Ejército
1927
manuscrito
D1.1.118
Diploma otorgado por el Concejo Cantonal de Paute
1944
manuscrito
D1.1.119
Diploma otorgado por el Ministro de Guerra, Marina y Aviación
1930
manuscrito
194-
mapa
194-
mapa
73.124
D1.1.120
Gráfico Demostrativo de las Fuerzas Ecuatorianas y Peruanas, de acuerdo con los documentos que se establecen en este libro
73.125
D1.1.121
Croquis de las Provincias de El Oro y Loja
La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Ministerio de Defensa Nacional
Nota: En los documentos que se encuentran en el Fondo Rodríguez, no hay nada sobre la Revolución Juliana. Pasa del 6 febrero 1923 cuando es ascendido a Teniente, al 26 de abril de 1926 cuando es ascendido a Capitán de Artillería por Isidro Ayora. El doctor Jaime E. Rodríguez explica que la muerte repentina de su padre ocurrió “cuando yo estaba dando clases en mi universidad y no pude irme a Quito en ese momento. Alguien, no sé quien, entregó sus documentos al entonces llamado Archivo Histórico del Banco Central. Después de su muerte no regresé a Quito hasta 1989”. Carta que recibí del historiador Jaime. E. Rodríguez, por internet. Apreciado señor historiador, Gustavo Pérez Ramírez: He tardado en contestarle por dos razones. 1. Mi padre prefería mantener muy privada su vida personal. Sus memorias tienen que ver solamente con su vida pública. Creo, por el momento, que no debo contestar preguntas sobre su familia. Lo que le puedo decir es que mis padres se separaron en 1948 cuando yo tenía ocho años. Mi madre y yo fuimos a vivir en los Estados Unidos y yo he vivido en este país desde esa época. Claro, durante los años he hecho viajes a visitar a mi padre y algunos parientes en el Ecuador.
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La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
Gustavo Pérez Ramírez
2. Me parece que la información que ha encontrado tiene algunos errores. En el momento no le puedo decir precisamente cuales detalles están bien y cuales están mal, porque estamos remodelando nuestra casa y la mayoría de nuestros libros y documentos están en cajas en una bodega y ahora es difícil encontrarlos. Lo que le contesto es solamente de memoria. 3. Mi padre no dejo el servicio activo en 1925 sino en 1944. 4. Fue edecán del Presidente Isidro Ayora. 5. No creo que fue nombrado como Ministro de Previsión Social. 6. En mayo de 1938 fue nombrado Comandante de la 1 Zona Militar de Quito. 7. Dos meses más tarde fue ascendido a Coronel. 8. No fue al Reino de Italia. 9. A fines de 1938 fue nombrado Comandante de la 3 Zona Militar en Cuenca. 10. En enero de 1939 fue nombrado Comandante de la Armada Aérea. 11. En noviembre de 1939 fue nombrado Jefe de la 4 Zona Militar en Guayaquil. 12. En julio de 1941 se creó una V Zona Militar en la frontera y mi padre aceptó el mando. No existía casi nada y mi padre obtuvo un préstamo de un banquero, amigo de él, que le prestó el dinero para dirigirse allá. Los detalles de la invasión peruana se encuentran en su libro. 13. Después de la invasión, él se retiró con sus pocas fuerzas hacia Cuenca, pero no creo que se
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Ministerio de Defensa Nacional
le nombro Jefe de la 3 Zona Militar. Según me acuerdo se quedó abandonado y mi madre tuvo que ir y llevarle a la costa para que recupere. Y, me parece, que no tuvo ningún cargo en esos años. 14. No creo que fue a Galápagos. Después de la revolución de 1944 mi padre fue arrestado en Guayaquil y enviado al Panóptico en Quito. Ahí escribió su defensa y el Congreso le declaró inocente. Entonces, se retiro del ejército. En 1952 fue elegido Director General de Higiene y Policía Municipal de Quito. En 1963 fue nombrado Ministro de la Corte de Justicia Militar. En febrero de 1965 recibió la condecoración “Abdón Calderón” de primera clase. En los años 1970 fue Director de la Dirección de Historia del Ministerio de Defensa, y contribuyo a un volumen titulado Research Guide To Andean History: Bolivia, Chile, Ecuador and Perú coordinado por John J. TePaske (1981). Yo me encargué de los archivos del Ecuador y traduje el capítulo de mi padre que se titula “The Military Archives of Ecuador”. Finalmente, mi padre me dio documentos sobre la Revolución Juliana y algunas cosas de la guerra
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Gustavo Pérez Ramírez
de 1941. Además, escribió sus memorias para que mi esposa termine su tesis de doctorado. Originalmente, él pensó entregarme todos sus documentos para que nosotros los cuidemos. Su muerte repentina ocurrió cuando yo estaba dando clases en mi universidad y no pude irme a Quito en ese momento. Alguien, no sé quien, entregó sus documentos al entonces llamado Archivo Histórico del Banco Central. Después de su muerte no regresé a Quito hasta 1989. En esa ocasión fui a ver sus documentos, pero no tome ningunas notas sobre su contenido. En este momento no le puede decir nada más acerca de sus documentos que están bien guardados en un banco hasta que se termine nuestra casa. Espero que esto le sea útil. Como le indiqué antes, es probable que mi esposa y yo viajaremos a Quito en abril o mayo de año que viene y esperamos tener listos el manuscrito de sus memorias. A nosotros nos gustaría que la Academia Nacional de Historia del Ecuador lo publique. Agradezco mucho su interés en la vida de mi padre. Jaime E. Rodriguez, Research Professor Emeritus, Department of History University of California, Irvine.
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Ministerio de Defensa Nacional
Samuel Jarrín Polanco Biodata Nació en Malchinguí, una de las cinco parroquias del cantón Pedro Moncayo, de la Provincia de Pichincha54, el 8 de abril de 1889 y murió en Tulcán el 30 de julio de 193355. Al parecer fue soltero. Sus padres fueron don Federico Jarrín y Salvadora Polanco56, según documentos del registro civil de Tabacundo. Entre sus hermanos, además de Samuel, está Segundo Julio Eliecer Jarrín Polanco nacido en Tabacundo en 1897. Educación No se encontraron datos. Datos de la carrera militar Solo se sabe que entró al servicio militar el 7 de abril de 1908. Fue parte del Batallón Imbabura. Participación en la gestación del golpe Fue uno de los primeros, que pocos días después del 26 de octubre de 1924 cuando se cons54. Localidad histórica, en el camino de los Chasquis, sitio de descanso para quienes venían a Quito desde el norte a caballo. Sus pobladores resistieron al Inca Túpac Yupanqui. Desde 1850 comenzaron a llegar a Malchinguí, españoles, ingleses, italianos, franceses. Hay florícolas con muchos colombianos. 55. En el Registro Civil de Quito figura un Carlos Samuel nacido en 1889 y muerto en Ibarra, pero no fecha. Ésta la obtuve del historiador Javier Gomezjurado. 56. Según el doctor Fernando Jurado Noboa, nacida en Tabacundo, y sobrina carnal de Manuel Polanco Carrión, director del plan de asesinato de García Moreno.
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tituyó la Liga Militar en casa de Agustín Patiño, firmó el acta: Esta acta, a pocos días, fue firmada por los siguientes Oficiales: J. Morán Estrada, Alfonso J ramillo, Samuel Jarrín, etc. Su participación el 9 de julio de 1925 Estuvo en Quito, con José Morán Estrada en el regimiento Pichincha bajo las órdenes del coronel Carlos A. Guerrero, quien dispuso que el teniente Jarrín fuese a observar la casa presidencial y el teniente Morán fuese al Regimiento de Artillería Sucre con la consigna de participarle a los miembros de la Liga, lo que ocurría. Luego los comprometió a ir con él a apresar al Presidente ya su gabinete. Desempeño después de 1925 Luego del 9 de julio de 1925 fue adscrito a trabajar en la Jefatura de la Zona Militar de Quito. Llegó al grado de Capitán de Ingenieros. En enero de 1928, fue nombrado miembro de la Comisión Técnica Ejecutiva para dirigir e inspeccionar los trabajos señalados por la Comisión nombrada para el levantamiento de la Carta Topográfica de la República. Asimismo fue profesor de fotografía en el Servicio Geográfico Militar, en abril de 1928. No fue posible encontrar información posterior hasta su muerte en 1933. Para el doctor Fernando Jurado Noboa, “se perdieron las pistas de Samuel Jarrín luego de 1927”.
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Ministerio de Defensa Nacional
Fuentes • En Malchinguí, adonde fui en busca de descendientes de la familia, entrevisté al párroco Padre Ramón Villa, pero como apenas llevaba un mes de traslado a la parroquia, no conocía a los feligreses suficientemente. Me ofreció buscar en el archivo parroquial, pero no encontró datos. Varias de las personas que entrevisté en la población me dijeron que los Jarrin Polanco habían emigrado a Tabacundo o a Quito. • Tampoco encontré información en el Consejo Provincial de, Malchingui, habiendo entrevistado a su Presidente, Hugo Navarrete, quien me refirió a su hemano investigador, Rodrigo Navarrete. • En Quito llamé al padre Fausto Erazo, anterior párroco de Malchinguí, quien me informó que no conoció a parientes de Samuel Jarrin que vivieran en allí. • También me comuniqué en Quito con el general Oswaldo Jarrín, ex ministro de Defensa Nacional quien gentilmente respondió “Comienzo por saludarlo y felicitarle por la importante y cívica investigación de gran valor histórico; sin embargo no he tenido oportunidad de investigar la genealogía, que sin duda con su iniciativa ha retomado mi inquietud. Lamento no poder ayudarle y espero que sus apor-
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Gustavo Pérez Ramírez
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tes nos enriquezcan históricamente para nuestra identidad. Cordial saludo”. Ni en el Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, ni en el Archivo General Pasivo del Ministerio de Defensa se encontraron datos sobre él. Entrevista al general Patricio Lloret Orellana, quien ofreció hacer una búsqueda pero sin resultados positivos. Entrevista a Fernando Jurado Noboa, quien me dio algunos datos y sugirió que recurriera a RTU en Quito para pedir que en un noticiero se convocara a algún descendiente de Samuel Jarrín. Carlos Ibarra gentilmente me entrevistó y pasó varias veces la convocatoria, pero sin resultado positivo. Entrevista a Javier Gomezjurado Zevallos, quien me dio datos de su Archivo del Instituto Geográfico Militar a través de la historia, Quito, IGM, 2002, pp. 44-46 y del Archivo Santiago Espinosa Rosero, Quito, 2014. Revista El Ejército Nacional. Revista GENIGA.
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Ministerio de Defensa Nacional
El teniente Manuel Martín Ycaza Valverde con su esposa Carmen Lulú Andrade Acuña. Foto proporcionada por su familia.
Manuel Martín Ycaza Valverde Biodata Nació en Guayaquil el 25 de diciembre de 1900 y murió en la misma ciudad el 18 de diciembre de 197657. Su abuelo fue Edmundo Santiago Ycaza Valverde, quien murió en Ambato el 4 de febrero de 1944. Estaba casado con Mercedes Mora y Crespo, guayaquileña. Su padre fue el coronel Octavio Gerardo Ycaza y García, quien fue Ministro de Guerra, Marina y Aviación del presidente Tamayo, y fundador de 57. En el Registro Civil de Quito figura muerto en Guayaquil en 1982.
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la Academia de Guerra. Murió el 10 de marzo de 1939. Estaba casado con la señora Asunción Valverde y Letamendi, nacida en Guayaquil el 10 de octubre de 1863, quien murió en Quito en abril de 1903. Su padre se casó en segundas nupcias con América Valverde, su sobrina. Manuel Martín quedó huérfano de madre a los cinco años. Tenía 11 hermanos y 2 hermanas58. Se casó con Carmen Lulú Andrade Acuña y tuvieron 6 hijos: Norka, casada con el doctor Guillermo Salazar Gutiérrez; Norma, casada con Harold Muller-Gelinek Shovelin+; Nora, casada con Isidro Iturralde Puig+; Teresa, casada con José Pera Patiño (de quien se divorció); Manuel Martin, casado con Teresa Donoso Puga; y Enriqueta, casada con Ricardo Echeverría Lara. Datos de la carrera militar Fecha
Función
1912-Febrero-29
Alta de cadete de la E.M. hasta el 16 de octubre que sale de baja.
1916-Octubre-26
Sale de baja de la E.M.
1922-Julio-13
Alta de Sargento 1° en el Regimiento “Bolívar”, donde permanece hasta el 5 diciembre del mismo año.
58. Héctor Octavio, (N. en 1884+ Guayaquil 29 agosto 1971, Ficha 53 del Fondo Robles de la Biblioteca Municipal de Guayaquil), Edmundo, Enrique, Julio Ernesto (N. el 12 de abril de 1903), Gabriel, Galo (ficha Fondo Robles 52), Gilberto José, (ficha 131 del Fondo Robles), Octavio José, Leonidas, Bertha, Alicia y Olmedo (ficha 51 del Fondo Robles). La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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1922-Diciembre-6
1926-Marzo-26
1928-Junio-18
1929-Diciembre-27
1932-Enero-31
1932-Febrero-19
1932-Agosto-29 Y 30 1932-Septiembre-1 1933-Mayo-20
Ascendido Alférez por D.E. sigue constando en el mismo Regimiento hasta el 15 de enero de 1924 que por D.E. pasa Subte. al Batallón “Carchi”. En abril del mismo año consta con la novedad “A.E.C. de Ing. Hasta que por D.E. del 15 de septiembre del mismo año pasó al M. de G. y M. continuando hasta el 31 de diciembre del mismo año que por D.E. pasó al Batallón “Vencedores” en esta unidad figura hasta el 26 de junio de 1925 que por D.E. paso al Batallón “Zapadores Montufar” donde permanece hasta el 25 de marzo de 1926. Ascendido a Teniente por D. de la J. P. de G. consta en la misma unidad hasta el 10 de junio de 1926 que por D. de la J. P. de G. pasó al M. de G. y M. hasta el 17 de marzo de 1927, que por D.E. pasa al Batallón “Montufar” continuando hasta el 18 de junio de 1928 que sale de baja. Baja como Teniente del Zapadores “Montufar”. Reincorporado por D.E. consta de teniente en el Batallón de Ing. “Chimborazo” donde permanece hasta el 29 de octubre del mismo año que por D.E. pasó al M. de G. y M. Donde continúa hasta el 21 de enero de 1932 que por D. E. pasa al S.G. Militar hasta el 18 de febrero del mismo año. Combate de Tulcán como teniente del Batallón “Manabí”. Ascendido a Capitán por D.E. figura en el mismo Servicio Gráfico hasta el 20 de agosto que por D.E. pasó al Batallón “Montufar” donde permanece hasta el 10 de junio de 1933 que pasa a la fracción? “Independiente Chimborazo” hasta el 24 de agosto del mismo año que por D. E. paso al Personal a D. del M. de G. y M. En esta dependencia hasta el 31 de octubre, que por D.E. pasó a constar en el Batallón “Montufar” donde permanece hasta el 30 de junio de 1936 que por D. S. pasa al Batallón “Chimborazo”. Combate “de los 4 días” como capitán del “Montufar”. Combate de “Tapi” como capitán en el “Montufar”.
Genealogía familia de Manuel Martín Ycaza Ver Anexo III.
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Genealogía Manuel Martín Ycaza. Foto: Biblioteca del Club de la Unión, Guayaquil. Imagen proporcionada por su familia.
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Padre de Martin Ycaza. Foto: Biblioteca del Club de la Uni贸n, Guayaquil. Foto proporcionada por su familia.
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Escudo de Armas del teniente Manuel Martín Ycaza. Foto proporcionada por su familia.
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El teniente Manuel Mart铆n Ycaza con su esposa e hijos. Foto proporcionada por su familia.
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Foto Revista Ejército Nacional.
En el Libro 1 del Archivo histórico de la Escuela Militar Eloy Alfaro “ESMIL” Parcayacu, se reportan las siguientes novedades: Teniente Coronel Manuel Martin Icaza. Fecha
Función
1936-Junio-30
Ascendió a Mayor por Decreto Supremo N°671. Y pasa al Batallón “Chimborazo”.
1937-Diciembre
Pasa a disposición del Ministerio de Defena Nacional.
1937-Diciembre-21
Pasa al Batallón “Ecuador”.
1938-Enero-4
Deja sin efecto el pase quedando a disposición del Ministerio de Defena Nacional.
1938-Febrero-16
Nombrado vocal del Consejo de Guerra.
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Ministerio de Defensa Nacional
1938-Junio-8
Pasa a Jefe del IV Departamento Srv. Ing. e Idrigo del E.M.G.
1938-Agosto-31
Pasa a Jefe del “Esmeraldas”.
1939-Agosto-9
Asciende a Teniente-Coronel por Dto. Ejectv. N°432 y sigue de Jefe en la misma Unidad.
1940-Julio-25
Pasa a Jefe la Sección Político Administrativo IV Dept. Ministerio de Defena Nacional.
1940-Julio-25
Continúa de Comandante del Es- meraldas hasta reemplazarlo legalmente.
1942-Abril-27
Pasa Jefe segunda Sección Química III departamento del Ministerio de Defensa Nacional.
1942-Julio-2
C.F.1- pasa Jefe Ia. Sección de la 4a Oficina del III departamento del Ministerio de Defensa Nacional.
1944-Junio-1
Dase de baja - Art. 36 de Ley S.M. y A.
1945-Enero-18
(C.F.20-X) Concede pensión USD$ 575,88 - Quito.
Participación en la gestación del golpe El 25 de octubre de 1924 fue uno de los militares jóvenes que al medio día estuvieron en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº1. “Bolívar”, en su cuartel de la calle Montufar de Quito, cuando decidieron hacer algo por la Patria, y esa misma noche se volvieron a reunir en la habitación del Alférez Abarca para cruzar ideas y resolvieron formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución del proyecto. El 26 de octubre fue uno de los que concurrieron a la casa del teniente Agustín Patiño, don- de, ante la banderita Nacional, juramentaron y firmaron el acta.
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El día 4 de diciembre de 1924, día de la Artillería, acudió a la reunión de todos los adeptos hasta entonces en el cuartel de la Artillería Bolívar, cuando se resolvió que era conveniente que se conocieran unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Terminada la fiesta en el Regimiento invitó a todos a trasladarse a su quinta, donde se habló de los planes de salvar la Patria y engrandecer el Ejército. Participación el 9 de julio de 1925 Estuvo en Guayaquil ese día participando activamente en el exitoso golpe. Le correspondió ir a las oficinas del Inalámbrico. Desempeño después de 1925 Faltan datos. Fuentes • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, Hojas de vida. • Escuela Militar Eloy Alfaro”ESMIL” Parcayacu, Archivo histórico, Libro 1 de vidas. • Revista El Ejército Nacional. • Pérez Merchant, B., Diccionario biográfico de Ecuador, 1928, p.267. • Sección de Genealogía de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, Fondo Robles y Chambers, fichero Ycaza, 37,51.
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• Garay Arellano, Ezio, Contribución para el estudio de la sociedad colonial de Guayaquil, 4 tomos. Información de parientes. • En Guayaquil: Abogado José Joaquín Bejarano Ycaza, sobrino, quien me dio documentación y me conectó con la familia Ycaza Andrade, descendiente de Manuel Martin Ycaza. Norma Muller Gelinek Ycaza, nieta. Tereza Ycaza Andrade. • Parientes en Estados Unidos: Manuel Martín Ycaza Andrade, casado con Teresa Donoso Puga.
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Homenaje a los demás jóvenes que pertenecieron a la Liga Militar Como lo advertimos, no fue posible hacer una investigación exhaustiva, que hubiera visibilizado a todos los más de 150 miembros de la Liga Militar, tarea por lo demás inconmensurable. Nos tuvimos que contentar con la recuperación de la memoria de los 8 jóvenes militares cuyos nombres figuran en la placa que con motivo del cincuentenario de la Revolución Juliana, fue colocada en la casa donde se firmó el acta de la creación de la Liga Militar. Ignoramos la razón por la cual no se incluyeron todos los primeros en hacer el juramento. De ahí que rindamos aquí homenaje a todos los demás jóvenes militares, en primer lugar, a quienes el 25 de Octubre de 1924, también se encontraron al medio día en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº1. “Bolívar”, en su cuartel de la calle Montufar de la ciudad capital, los Tenientes: José M. Erazo, Cristóbal Espinosa G., y Cristóbal Toledo y los compañeros de mesa -arranchados-, Carlos Granja Saona, cuyos nombres no están en la placa mencionada. Y a quienes fueron firmando el acta pocos días después del 26 de octubre en adelante: Alfonso Jaramillo, C. Chiriboga, J. Samaniego M., Carlos Baquero, Alfredo Hidalgo, Gustavo Sevilla, José M. Erazo, C. Espinosa G., C. Granja Saona, César León, C. Toledo Saenz, Alberto Arroyo, A.
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Pazmiño, J.E. Morales, L. Sierra, A.S. Montaño, Ruperto Guerrero, A. Aguirre Sánchez, Luis Herrera, L. Estrella, A. Olarte, César Cueva, Adolfo Páez, L.R. González, J. Egred, Pedro O. Ycaza, Gonzalo Sánchez, Federico Struve, L.A. Rivadeneira, Teniente. Coronel F. Vaquero, Jorge Fierro. Además, a los muchos más que, pasando los días, fueron adhiriendo a la Liga Militar y que han quedado anónimos. A principios de Abril de 1925 había ya en las filas de la Liga Militar más de 150 oficiales listos a cualesquier sacrificio. También merecen especial recordatorio los jóvenes capitanes Enrique Rivadeneira y Humberto Machuca y los tenientes Rafael Villacís y Luis F. Mora, que pueden ser considerados verdaderos precursores de la Revolución Juliana, por la valiente labor ideológica que fueron llevando a cabo en la prensa desde hacía tres años, desde la masacre de los obreros en Guayaquil. Estos valientes y estudiosos militares que esparcían ideas generadoras desde las columnas de la prensa independiente, firmaban con pseudónimos sus escritos, “para no ser descubiertos y castigados por la superioridad, no por temor al grillo que los hubiera martirizado, sino porque en sus espíritus se había arraigado el ideal de contribuir al mejoramiento de la Patria y querían, a todo trance, salir avantes (sic) de su bello propósito”, como expresó el capitán Ernesto Robalino V., en la conferencia sobre la ideología del movimiento renovador del 9 de julio, sustenta-
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da ante la Sociedad Artística e Industrial del Pichincha, que la revista El Ejército Nacional publicó en 192659. El orador sostuvo que “La segura influencia de la voz autorizada de estos compañeros intelectuales que desde la prensa hablaban de los problemas nacionales y descubrían la penuria de la República, agonizante ya, sangrada y casi vendida, y el secreto anhelo de los jóvenes militares que en el reposo de sus hogares, en la soledad de su gabinete de estudio o en la palestra del cuartel, estaban disconformes con el momento preñado de incertidumbres, vacilante y enfermo, determinaron en el Ejército del Ecuador la decisión de concretar sus esfuerzos a fin de trabajar de consuno en la regeneración de la Patria, y el 25 de octubre de 1924 un grupo de oficiales compuesto (según él) por Carlos Abarca, Virgilio Guerrero, Agustín Patiño, Luis A. Rodríguez José A. Guerrero y el alférez Manuel Martín Ycaza, constituyó la Liga, formulando un programa de acción e iniciando la correspondiente propaganda entre los demás oficiales para conseguir el fin deseado. No se llevó el viento de la inercia el juramento de aquel día y no en vano patrocinó el estandarte nunca maculado de los militares jóvenes, en la trascendental reunión del 26 de octubre”. A continuación anticipa que los doce puntos del programa de la Liga Militar “se harán 59. El Ejército Nacional, Los ideales del IX de julio de MCMXXV, números 20-30, Quito, 1925-1926. pp.593-597. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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históricos” y afirma que “no pueden estar inspirados de un mayor espíritu de rectitud, justicia y voluntad de cooperar así al bien de los asociados. El lema mismo de la Liga está diciendo de la limpieza de los ideales y del valor de los que los sustentaban: Todo por la Patria”. Honor, pues, y reconocimiento a todos estos insignes jóvenes militares y a todos los que han permanecido en el anonimato.
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Homenaje a los militares de alto rango que intervinieron en el inicio de la Revolución Juliana Su participación se inició meses después de que la Liga Militar fuera constituida.
Foto Revista Ejército Nacional.
Coronel Carlos Aurelio Guerrero En junio de 1925 con la concurrencia del señor general Gómez de la Torre, el mayor Carlos A. Guerrero, capitanes Burbano, Pareja, Duarte y los de la Directiva de la Liga Militar nos volviLa Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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mos a reunir en casa del señor Comandante. Solano de la Sala con el fin de formar un programa de acción, de acuerdo con los puntos de vista del núcleo de la guarnición de Guayaquil y con las exposiciones hechas por los afiliados de la guarnición de Quito en las asambleas anteriores60. Biodata Nació en Quito, el 31 de octubre de 1894 y murió en 1965. Su esposa fue Sara Barba Zaldumbide. Educación y carrera militar Estudió en el colegio San Gabriel, donde estuvo en los cuadros de honor por conducta intachable. En el colegio Mejía “dejó la huella de su paso al curso de aplicación, robusteciéndose con la dialéctica del coronel Luis Cabrera, hasta el punto de llegar a ser el héroe niño, en el combate de Caranqui, al que asistió enrolado en el Batallón Córdova. Su bautismo de sangre –porque resultó herido- lo recibió allí a los diecinueve años de edad… Se le ascendió a Capitán y vive en nuestros corazones”61. Después de Caranqui viajó a Europa con su propio peculio e ingresó en la famosa Escuela 60. Anotaciones sobre la revolución de julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa, En Gustavo Pérez Ramírez, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Academia Nacional de Historia, Colección Testimonio N° 2, PPL editores, Quito, 2003. 61. Testimonio de Luis Alberto Falconí, que lo entrevistó para El Comercio el 1° de octubre de 1933, Falconí, , Op. Cit., tomo I, p.209.
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Militar de Saint Cyr, ESM. De regreso en Ecuador fue subdirector de la Escuela Militar Eloy Alfaro. Alcanzó la primera antigüedad en la Academia de Guerra con el grado de coronel. Su participación el 9 de julio de 1925 Integró la Junta Militar de Quito que el 9 de julio de 1925, en coordinación con la Junta de Guayaquil, destituyó al Gobierno de Carlos S. Córdova. Fue él quien se reunió con el presidente Gonzalo S. Córdova para decirle: “Señor, ha cesado Ud. en sus funciones”. El 10 de julio fue miembro de la Junta Suprema Militar que conformó la Junta de Gobierno, que ejerció el poder entre el 17 de julio de 1925 y el 9 de enero de 1926. Su actividad posterior Fue Ministro de Guerra y Marina del presidente Ayora en 1930. Posteriormente fue Inspector General del Ejército, parlamentario en representación del Ejército y subdirector de la Escuela Militar. Fue “uno de los elementos de más significación en el Ejército”, según Falconí, quien le hizo dos entre entrevistas, que se publicaron en Lucas no es Pinto vuelve a la carga, la primera en el segundo tomo, efectuada en Quito el 7 de agosto de 1925, pp. 479-491, y la otra en el primer tomo, el 1 de octubre de 1933, pp.207-217, que dejan muy en alto la personalidad del entrevistado,
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por lo profundo de su pensamiento, aunque después de una presentación sospechosamente sarcástica. Esta entrevista es muy valiosa pues ayuda a esclarecer aspectos del golpe del 9 de julo de 1925, que a él le toco en Quito. Luis Alberto Falconí resalta su “espíritu organizador, fuerte en la dirección disciplinaria”. Y añade “La tranquilidad de espíritu, el estudio, la enunciación de ideologías amplias, de anhelos evolutivos, de mirajes exquisitamente culturales a favor del Ejército, fueron las notas característica y que me impresionaron agradablemente al conversar con el entonces mayor Guerrero”62. El entrevistador dejó constancia “de la tranquilidad de espíritu, el estudio, la enunciación de ideologías amplias, de anhelos evolutivos, de mirajes exquisitamente culturales a favor del Ejército”, características que lo impreionaron agradablemente al conversar con él63. “Traicionar a mis pensamientos o proceder de acuerdo con lo que mi honradez me inspiraba”, contestó cuando Falconi le preguntó sobre su voto en el Congreso pidiendo la dimisión del Presidente. Y añadió: “Estaba palpando esa impopularidad. La resistencia de la ciudadanía. Decir que no era así, perder mi personalidad de senador para declararme incondicional, no podía, no debía efectuarlo. Era el representante del Ejército. Resolví ser senador, en primer término, porque como tal estaba actuando. De allí mi resolución de 62. Falconi, Luis Alberto, Op.Cit., tomo I, p.210. 63. Ibídem, p.210.
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separarme de la inspección general del Ejército, a la que no fui con súplicas de mi parte, sino porque me pidieron que prestara mis servicios profesionales. Convencido de que podría mantenerme alejado de la política, realizando labor profesional, siguiendo mi carrera”. “Al no asumir esa actitud hubiera extrañado al Ejército, cuyo representante era en la Legislatura. La dignidad ante todo. No podía cerrar los ojos ante la realidad de los hechos. La impopularidad del Presidente, su imposibilidad de gobernar por la resistencia de todo el país”64. Fuentes • Falconí, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Introducción, recopilación y notas de Irving Zapater. Tomos I y II, Quito, ediciones del Consejo Nacional de Cultura, colección Testimonio de la Palabra, 2010. • Revista El Ejército Nacional. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, pág. 532.
64. Ibídem, p.214. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Teniente Coronel Idelfonso Mendoza Vera En la Asamblea que tuvo lugar en la quinta de Manuel Martín Ycaza el 4 de diciembre de 1924 se comisionó al Tnte. Agustín Patiño para que le escriba al señor Mayor Idelfonso Mendoza. Era necesaria y urgente la colaboración de este distinguido oficial en la guarnición de Guayaquil65. Biodata Nació en Portoviejo, Provincia de Manabí, el 27 de marzo de 1886. 65. Anotaciones sobre la revolución de julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa, En Gustavo Pérez Ramírez, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Academia Nacional de Historia, Colección Testimonio N° 2 ,PPL editores, Quito, 2003.
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Datos de la carrera militar Ingresó al Ejército en la clase tropa el 21 de agosto de 1906, y a la Escuela Militar el 26 de septiembre del mismo año. Egresó como oficial el 23 de agosto de 1909. Prestó servicios en el grupo de Caballería en Portoviejo y en el grupo de Artillería Mariscal Sucre. Se reincorporó al servicio activo en el regimiento de Artillería Sucre como teniente el 2 de agosto de 1916 R.O. 1175 del 17 de agosto de 1916. Profesor de Dibujo Militar de la Escuela Militar al teniente Idelfonso Mendoza R.O. 260 del 16 de julio de 1917. Ascendido a Capitán de infantería R.O. 377 del 7 de diciembre de 1917. Profesor de dibujo panorámico R.O.504 del 14 de mayo de 1918. Profesor de la Escuela Militar en la materia de Conocimiento de Armas R.O. 115 del 28 de enero. Alumno del Curso de Oficiales Ingenieros junto a 28 oficiales, entre capitanes y subtenien- tes R.O. 530 del 1 de julio de 1922, pero se dejó sin efecto el nombramiento R.O. 538 del 11 de julio de 1922. Ascendido a sargento mayor, se le designó al batallón Marañón R.O. 669 del 23 de diciembre 1922. Alumno de la Academia de Guerra R.O. 205 del 13 de mayo de 1925. Participación el 9 de julio de 1925 En la Asamblea de miembros de la Liga Militar que tuvo lugar en la quinta de Manuel Martín
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Ycaza el 4 de diciembre de 1924, se comisionó al teniente Agustín Patiño para que le escribiera al Mayor Idelfonso Mendoza. Era necesaria y urgente la colaboración de este distinguido oficial en la guarnición de Guayaquil. Con el grado de Mayor, lideró el golpe en Guayaquil y asumió el control de la ciudad. Cargos ejercidos después del golpe Jefe de la tercera zona militar R.O. 29 del 14 de agosto de 1925. Se le da el pase a la Subsecretaría de Guerra R.O. 61 del 22 septiembre de 1925. Jefe de la primera Zona Militar R.O. 115 del 27 de noviembre de 1925. A inicios de 1926 lideró un movimiento rebelde del Batallón Marañón de Ambato por lo que fue destituido, por haberse comprobado su responsabilidad en los actos de rebelión. Separado del servicio activo de las armas R.O. 181 del 15 de febrero de 1926. El 8 de julio de 1928 se produjo un movimiento insurreccional en Machala a favor de Ildefonso Mendoza. Fue candidato en las elecciones presidenciales de octubre de 1931; quedó en tercer lugar, frente al triunfador Neftalí Bonifaz y a Modesto Larrea Jijón, que quedó en segundo puesto. Pero el 7 de abril de 1932 se tomó los buques Cotopaxi y Tarqui en nuevo intento de golpe de estado, desconociendo a Bonifaz, acusándolo de ser peruano, pero fracasó.
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Durante cuatro días se enfrentaron en cruel batalla liberales y conservadores en lo que se conoce como la Guerra de los Cuatro Días, provocada por la descalificación del candidato triunfante a la Presidencia, Neftalí Bonifaz, quien cerró el paso a los conservadores. Bonifaz desistió, pero sólo en diciembre de 1932 se nombró Presidente Constitucional a Juan de Dios Martínez Mera, que era presidente del Senado. “Era Bonifaz un conservador paternalista que revelaba su repugnancia por la lucha religiosa, que clamaba por el seguro social obliga- torio, por el régimen de la pequeña propiedad -él, que era un gran propietario-, por la carrera administrativa, por la estabilidad monetaria; y que lanzaba un grito a muerte contra la práctica de la usura”66. Fue así como, el 22 de agosto de 1932, pese a su triunfo electoral legítimamente obtenido, el Congreso Nacional lo declaró “No apto para ejercer la Presidencia de la República”. Considerando que su descalificación era atentatoria contra la libertad de sufragio, Bonifaz recibió el respaldo de cuatro batallones de Quito y declaró que si se cumplían las intenciones de los legisladores “la sangre subiría a los tobillos”. La candidatura a la Presidencia del teniente coronel Idelfonso Mendoza, fue de carácter popular restringida a Guayaquil, sin aceptación general del país. 66. Pareja Diezcanseco. A. Ecuador: Historia de la República, tomo III, p.59. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Su baja fue publicada R.O. 37 del 16 de octubre de 1934 y salió del Ejército el 24 de noviembre de 1937. Fuentes • Relato del entonces teniente Virgilio Guerrero Espinosa, como quedó consignado en la primera parte. • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, hojas de vida. • Revista El Ejército Nacional. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, pág. 709.
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General Francisco Gómez De La Torre Zaldumbide A principios de Junio de 1925 recibimos la grata sorpresa de que el señor general Gómez de la Torre, Inspector General del Ejército, y el general Oliva querían ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Entonces nos reunimos un pequeño grupo de afiliados en casa del señor comandante. Solano de la Sala a cuya reunión concurrió el señor General Gómez de la Torre. Habló con entusiasmo de los patrióticos proyectos de la Liga Militar y manifestó que estaba listo para ingresar a ella.
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E ingresó de acuerdo con las mismas formalidades de ingreso de los demás adeptos67. Biodata Nació en Quito en 1855. Sus padres fueron Rafael Gómez de la Torre Nájera y Ofelia Zaldumbide Arteta. Se casó en Quito el 17 de abril de 1909 con la señora Rosa Guarderas Villavivencio y fueron padres de Marta, Francisco y Rafael Gómez de la Torre Guarderas. El general Gómez de la Torre murió en Quitode peritonitis el 18 de octubre de 1952. Datos de la carrera militar Desde joven se incorporó al Ejército. En 16 de 1915, participó en las acciones contra los liberales liderados por Carlos Concha en Esmeraldas. Fue Inspector General del Ejército en el Gobierno de Gonzalo Córdova. Estuvo en servicio activo dentro del Ejército durante 21 años, 8 meses y 3 días. Su participación el 9 de julio de 1925 A principios de Junio de 1925 la Liga Militar se enteró de que el general Gómez de la Torre, Inspector General del Ejército, y el general Oliva, querían ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Inmediatamente se co67. Anotaciones sobre la revolución de julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa, En Gustavo Pérez Ramírez, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Academia Nacional de Historia, Colección Testimonio N° 2 ,PPL editores, Quito, 2003.
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misionó al capitán Bolívar Valdivieso para que hablara con el general Gómez de la Torre. Dicho capitán anunció buen resultado de su comisión. Como hasta entonces la Liga Militar estaba formada exclusivamente con oficiales jóvenes, se creyó conveniente consultar al núcleo de Guayaquil, encargo que se le encomendó al teniente Pedro Ycaza. La gestión fue afirmativa. Ingresaron de acuerdo con las mismas formalidades de ingreso de los demás adeptos. Con la concurrencia del general Francisco Gómez de la Torre, el mayor Carlos A. Guerrero, los capitanes Burbano, Pareja y Duarte, y los de la Directiva de la Liga Militar se concretó un programa de acción, de acuerdo con los puntos de vista del núcleo de la guarnición de Guayaquil y con las exposiciones hechas por los afiliados de la guarnición de Quito en las asambleas anteriores, programa de acción que incluía la composición de la Junta de Gobierno que tomaría el poder, com- puesta de seis civiles: tres de Quito y tres de Guayaquil, y un militar; y las acciones revolucionarias que emprendería la Junta. El general Gómez de la Torre formó parte de la Junta Provisional del Gobierno estructurada el 17 de julio, como Ministro de Guerra, Marina y Aviación. Sin embargo, a fines de octubre de ese mismo año renunció debido a profundos desacuerdos con lo que llamó “política violenta e ineficaz”.
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Sus actividades posteriores En 1927, el 4 y 5 de marzo, lideró un frustrado golpe de Estado contra el presidente Isidro Ayora. Luego del fracaso, fue confinado en Galápagos. En 1933, rehabilitado, fue Ministro de Guerra, Gobierno y Previsión Social e integró el Consejo de Estado. Luis Alberto Falconí lo entrevistó para El Comercio del 18 de agosto de 1925 en la que se expresa muy favorablemente de él, destaca sus relaciones cordiales con el mayor Mendoza y las condecoraciones que recibió. Concluye señalando que al General Gómez “rodéanle popularidad, prestigio y alta posición social”68. Fuentes • Ministerio de Defensa Nacional, Archivo General Pasivo, Hojas de vida. • Revista El Ejército Nacional. • Falconi, Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Op.Cit., tomo I, pág. 233. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, Op. Cit., pág. 500. • Entrevista al historiador Joaquín Gómez de La Torre, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia del Ecuador.
68. Op. Cit., pp. 233-241.
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Coronel Luis Telmo Paz y Miño Estrella Entre sus alumnos hubo miembros de la Liga Militar, pero él no figura como miembro. A sus 41 años, el 10 de julio de 1925 bajo su dirección se constituyó la Junta Suprema Militar, con representantes de la Costa, que nombraron la primera Junta de Gobierno Provisional que duró hasta el 10 de enero de 1926, a la que ingresó como subsecretario. Biodata Nació en Chillogallo, cantón Quito, el 15 de abril de 1884 y falleció en 1962.
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Sus padres fueron Rafael Paz y Miño y Victoria Estrella. Estudios Hizo sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, en la Escuela Militar y un curso en el American Geographical Society de Nueva York. Datos de la carrera militar En enero de 1902 entró de cadete a la Escuela Militar regentada por la Misión Militar Chilena. Se graduó en 1905 como subteniente. El 29 de enero de 1915, se aprueba su obra “Primer Curso de Dibujo Militar y Lectura de Cartas” y se la adopta como texto en los planteles militares. Se publicó en el R.O. 1107 de 25 de mayo de 1916. Nombrado profesor de la Escuela Militar en la asignatura de Topografía, R.O. 172 de 28 de marzo. Profesor de Matemáticas y Redacción, R.O. 252 de 6 de julio de 1917. Sargento mayor director de Servicios Técnicos y fortificación del estado mayor general, E.M.G. R.O. 292 de 25 de agosto de 1917. Primer ayudante del Curso de Topografía. R.O. 362 de 20 de noviembre de 1917. Jefe accidental de la Dirección de Servicios Técnicos y Director del Curso R.O. 501 de 10 de mayo de 1918. Ascendido ateniente coronel de Infantería, como titular de la Dirección de Servicios técnicos del E.M.G, R.O. 515 de 28 de mayo de 1918.
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Subdirector de la Escuela Militar. R.O. 18 de 22 de septiembre de 1920. Profesor de la Escuela Militar, en la materia de Estilo Militar, R.O. 115 de 28 de enero de 1921. Se aprueba el Reglamento especial número 5 para la organización y funcionamiento del Curso Especial de Ingenieros. Se nombra como Comandante del Curso, al teniente coronel Luis Paz y Miño, además, profesor de Topografía y Dibujo, R.O. 523 de 22 de junio de 1922. Alumno de la Academia de Guerra, R.O. 205 de 13 de mayo de 1925. Su carrera culminó como General. Su participación el 9 de julio de 1925 Con el grado de teniente coronel, fue uno de los líderes de la Revolución Juliana en Quito. Carlos A. Guerrero, en su entrevista a Falconí, relata que cuando se disponía a ir a la casa presidencial a apresar al presidente y a su gabinete, “el comandante Paz y Miño resolvió quedarse al frente de la unidad para prestarnos el debido apoyo”69. El 10 de julio integró la Junta Suprema Militar que en los siguientes días designó la Junta de Gobierno que ejerció el poder entre el 17 de julio de 1925 y el 9 de enero de 1926. Su actividad posterior Ascendido a Coronel, se le dio el pase a la Subsecretaria de Guerra, R.O. 61 de 22 de septiembre de 1925. 69. Falconí, Op. Cit., tomo II, p.487. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Sub jefe del E.M.G., R.O. 115 de 27 de noviembre de 1925. Jefe de la tercera Zona militar, R.O. 141 de 29 de diciembre de 1925. Pasa de la sexta a la segunda zona militar, R.O. 290 de 21 marzo de 1927. Se da el pase a la Subsecretaría de Guerra, R.O 307 de 9 de abril de 1927. Se organiza la Comisión Técnica de Levantamiento de la Carta Topográfica Nacional. Lo preside el Coronel Luis T. Paz y Miño, R.O. 370 de 25 de junio de 1927. Se le designa en comisión de servicio a los Estados Unidos, R.O. 405 de 6 de agosto de 1927. Se reincorpora al cargo de Subsecretario de Guerra, R.O. 10 de 22 de octubre 1928. Se le concede la separación voluntaria del servicio activo por haber sido elegido diputado por la provincia de Pichincha, R.O. 10 de 22 de octubre 1928. Se reincorpora al Ejército, y se le nombra titular del Estado Mayor General, luego de su paso por la Asamblea Nacional, R.O. 62 de 22 junio 1929. Se aprueba el mapa físico político del Ecuador trazado por el coronel Luis T. Paz y Miño. Se autoriza su publicación por cuenta del autor, R.O. 361 de 1 julio 1930. Previa aprobación del Congreso Nacional, en sesión secreta de 22 de los corrientes, se asciende al empleo de general de la República al coronel Telmo Paz y Miño, quien seguirá en el cargo de Jefe del Estado Mayor General, R.O. 462 de 30 octubre 1930, R.O. 3 de 27 de agosto 1931.
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Se le encarga de la Inspectoría del Ejército, hasta que cumpla sus funciones de senador funcional el general Ángel I. Chiriboga, R.O. 16 de 11 septiembre 1931. Se dispone que asuma el cargo de Jefe de Estado Mayor General, además encargado de la Inspectoría. Se da el pase a disposición del ministerio de Guerra al general Paz y Miño, R.O. 1 de 16 octubre 1931. Se le coloca en disponibilidad, R.O. 4 de 20 octubre 1931. Se le da de baja de acuerdo a la Ley correspondiente, R.O. 150 de 18 de abril de 1932. Se aprueban sus planos topográficos de las poblaciones de Napo, Tena, Archidona, los mismos que serán publicados en el Servicio Geográfico Militar. R.O, 93 de 10 de febrero de 1934. Acciones destacadas Realizó importantes investigaciones históricas y geográficas sobre los derechos territoriales del Ecuador. Fue miembro del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Inspector General del Ejército, Subsecretario del Ministerio de Guerra, fundador del Instituto Geográfico Militar, rector del colegio Juan Montalvo de Quito, diputado por Pichincha. Como afirma el Dr. Franklin Barriga López, “Se caracterizó por sus profundos estudios sobre la realidad ecuatoriana, partiendo de sólidas investigaciones en materia etnológica. Abordó temas inherentes a los más caros intereses de la naciona-
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lidad, como son los históricos y los que conciernen a los derechos territoriales. Tratadista de la Historia y de la Geografía, versado en estas ciencias cuyas aportaciones bibliográficas son dignas de la gratitud generacional”70. Escritos • Primer curso de dibujo y lectura de cartas militares. • La campaña libertadora de 1821-22. • Monografía ilustrada de la Provincia de Pichincha, 1922. • Bibliografía geográfica ecuatoriana, 1927. • La población del Ecuador. • Atlas Histórico geográfico, 1937. • Las lenguas indígenas del Ecuador, 19411942. Fuentes • Breilh Paz y Miño-Herrera Fanny, El proceso juliano, pensamiento, utopía y militares solidarios, Colección Temas, Vol.15, Universidad Andina, Quito, corporación editorial nacional, 2011. • General Lloret Orellana, Patricio, La Misión Militar Italiana. • Revista El Ejército Nacional. • Alarcón Costta, César Augusto, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, Op. Cit., p. 856. • Historiador Juan Paz y Miño. 70. En Historia de la Academia Nacional de Historia 1909-2009, editorial El conejo, Quito, 2009, p.356.
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Óleo de C. Salas, pintado a principios del siglos XX. Es parte de la colección de la familia Oliva.
General Moisés Oliva Jiménez A principios de junio de 1925 recibimos la grata sorpresa de que el señor general Gómez de la Torre, Inspector General del Ejército, y el general Moisés Oliva querían ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Como hasta entonces la Liga Militar estaba formada exclusivamente con oficiales jóvenes, creímos conveniente consultar al núcleo de Guayaquil, por ser este el más numeroso, sobre el ingreso a la Liga Militar de estos dos Generales. Aprovechamos del viaje a Guayaquil del Tente. Pedro Ycaza para que preguntara a los afiliados de esa guarnición si la voluntad de ellos era la misma que nuestra de aceptar a los Generales La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Oliva y Gómez de la Torre. La contestación fue afirmativa. E ingresaron.de acuerdo con las mismas formalidades de ingreso de los demás adeptos71. Biodata Nació el 12 de abril de 1874 en villa San Pedro mártir, cantón de Cariamanga, provincia de Loja, y murió el 8 de mayo de 1926 en Génova, Italia a la edad de 52 años, designado en comisión especial al reino de Italia, investido con el carácter de Inspector General del Ejército. Sus padres fueron Francisco Oliva (origen italiano) y Ricarca Jiménez. Carrera militar Fecha 1895 1896 1901 1904 1905 1906 1911 1912
Función Ingreso al Ejército (21 años) Teniente de infantería (22 años) Capitán de infantería (27 años) Sargento mayor graduado de Artillería (30 años) Sargento mayor de Artillería (31 años) Teniente coronel en comisión especial en el oriente (32 años) Jefe de sección del Estado Mayor General (37 años) Primer comandante del batallón “Juan Montalvo” (38 años)
71. Anotaciones sobre la revolución de julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa, En Gustavo Pérez Ramírez, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Academia Nacional de Historia, Colección Testimonio N° 2 ,PPL editores, Quito, 2003.
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1912
Primer comandante del regimiento “Bolívar” (38 años)
1913
Coronel de Artillería (39 años)
1914
Jefe de zona del litoral (40 años)
1914
Comandante en jefe del Ejército de Esmeraldas (40 años)
1914
A órdenes de la tercera zona militar y del Ministerio de Guerra y Marina (40 años)
1914
Comandante en jefe de la división de Manabí en Chone (40 años)
1915
Jefe de la tercera zona militar (41 años)
1916
Jefe titular de estado mayor general 19161920 (42 años)
1920
Director de la Escuela Militar (46 años)
1920
Se separa del servicio activo
1925
Jefe titular del estado mayor general (51 años)
1925
Designado en comisión especial al reino de Italia.
Su participación el 9 de julio de 1925 Ingresó al grupo de la Liga Militar a principios de junio de 1925 a petición suya y participó en la campaña en Quito. Formó parte de la Junta de Gobierno Provisional, en virtud de la voluntad del Ejército y pueblo ecuatorianos, como vocal de la Junta de Gobierno, encargado a su vez, como mando compartido, del ministerio de Obras Públicas. Sin embargo, presentó su renuncia como vocal de la Junta de Gobierno, siendo reemplazado por Francisco Arízaga Luque72. 72. Revista El Ejército Nacional, El General Moisés Oliva renuncia su vocalía en la Junta de Gobierno, Año V, N° 29, p.579. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Actividades posteriores Designado en comisión especial en Génova, Italia, donde murió el 8 de mayo de 1926 a la edad de 52 años. Legado La Revista “Ejército Nacional” Año V, Nº 29 resume su importante presencia en la vida militar y del país y lamenta “la prematura desaparición de uno de los mejores elementos en la jerarquía superior de la institución armada…. caído lejos de la Patria, cuando desempeñaba importante comisión del Gobierno. El General Moisés Oliva fue de aquellos caracteres que triunfan por el querer de su esforzada voluntad, por la constancia en el firme y elevado propósito de surgir, elevarse, de dignificarse en el servicio de la Patria. Y triunfó, porque llegó al último escalón de la jerarquía militar desde la plaza de simple soldado”. El presidente Provisional Isidro Ayora decretó duelo por tres días, teniendo en cuenta los merecimientos de tan distinguido General y ordenó que se izara el Pabellón Nacional en todas las Unidades y más Reparticiones Militares. Fue el primer presidente y mentalizador del Círculo Militar del que fue fundador en 1917. Puso especial empeño en la construcción del edificio situado en la calle Venezuela de la ciudad de Quito, director y creador de la Revista “El Ejército Nacional” y del museo militar de Escuela Militar (1919), considerado en aquella época uno de los mejores de Sudamérica.
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Fue el último fundador del Colegio Militar “Eloy Alfaro” y trajo las misiones de militares de Italia y otros países europeos, para capacitar a los militares Ecuatorianos, asuntos detallados en la Revista “El Ejército”, con reseñas fotográficas. Obtuvo 5 condecoraciones entre nacionales y extranjeras. Fuentes • Entrevista a la economísta, M.A. Lilián Oliva Garzón, sobrina-nieta del general Moisés Oliva, investigadora historia del general Oliva. • Revista El Ejército Nacional, Año V, Número 29.
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Homenaje al civil que lideró en la Revolución Juliana
Foto Fondo Dillon, Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
Luis Napoleón Dillon Cabezas Dillon y otros civiles trataban de conseguir adeptos dentro del ejército con el fin de derrocar el gobierno. Con Dillon a la cabeza, el 3 de marzo de 1925, un grupo de civiles constituyó su propia “liga” revolucionaria. Biodata Nació en Cotocollado, en la hacienda de la abuela materna, el 19 de agosto de 1875. Murió a los 54 años, el 31 de marzo de 1929.
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Sus padres fueron el Dr. Napoleón Dillon Bahamonde, médico riobambeño, que actuó en la campaña contra Veintimilla en 1882. Su abuelo paterno fue Pablo Dillon Almeida, de Riobamba, hijo de Francisco Dillon, un irlandés que llegó a Quito en 1795. Su madre fue la quiteña Dolores Cabezas Polanco, hija de Rafael Cabezas Serrano, proveniente de Barbacoas y de Margarita Polanco Carrión, emparentada con los primeros liberales de la época Graciana, Manuel y José Antonio Polanco. Se casó el 29 de julio de 1909 con Mercedes Lucila Calisto Mestanza. Tuvieron cinco hijos, Luis Gustavo, Edgar, Fanny, Dolores y Gladys, quien se casó con el diplomático y poeta Gonzalo Escudero Moscoso. Educación De su madre, Dillon aprendería las primeras letras, antes de entrar a hacer sus estudios primarios en el Cebollar. Para la secundaria fue enviado a Guayaquil, al Colegio Seminario de S. Ignacio de Loyola, allí adquirió una educación moral y ética que cimentó las acciones de su vida profesional. En el colegio Nacional de San Gabriel de Quito hizo su primer año de filosofía en 1892 y segundo en 1893. Obtuvo su grado de bachiller en filosofía y letras en 1894. Ingresó a la Escuela de Ciencias de la Universidad Central a estudiar ingeniería, pero el Gobierno cerró la escuela, y se matriculó en Jurisprudencia, pero no se graduó.
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Abandonó los estudios arrastrado por el entusiasmo apostólico que se despertó en el espíritu de Dillon y de los grupos más distinguidos de la intelectualidad ecuatoriana con la transformación política y social de 1895. Se inició también como periodista en “El Cinco de junio” y dos años después, en 1898, fundó y presidió la Sociedad Fígaro, donde se destacó como literato y científico social, publicando en el periódico “10 de Agosto” ensayos sociales. Su vida profesional Gran parte de su vida profesional la pasó en el campo de la política y de las finanzas públicas. Desde joven, fue activista político y revolucionario en la causa de Eloy Alfaro, atraído por las propuestas de implantar un régimen de justicia social a favor del indio, el montubio, la mujer, y que se preocupara por la educación. De ahí su colaboración con la primera administración del General Alfaro. En 1905, el nuevo presidente Lizardo García lo nombró segundo secretario de la Legación acreditada ante los Estados Unidos, México y Cuba. El distanciamiento con Alfaro iniciado por Plaza, se ahondó ante la consigna “No podemos perder con papelitos lo que hemos ganado con fusiles”. Defenestrado García, se inició el segundo gobierno de Alfaro, desde el 16 de enero hasta el 31 de diciembre de 1906 y Presidente Constitucional desde el 1º de enero de 1907 hasta el 14 de agosto de 1911.
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Al enterarse de la represión a los estudiantes del 25 de abril de 1906, que reclamaban libertad electoral, Dillon formó un frente de oposición al régimen alfarista que le parecía que había traicionado los postulados de la revolución y renunció a su cargo público. Durante 1907 estuvo viajando por Europa. Antes de regresar al Ecuador, se encontró en Roma con Miguel Ángel Albornoz, secretario de la legación de Ecuador en Londres y con Pedro Traversari Salazar. Los tres se dirigieron al Monte Aventino, donde Bolívar había hecho el juramento de libertar a América, y en el Palacio de Constantino El Grande hicieron el juramento por la regeneración social y justicia de la Patria. El programa, paz, trabajo y ciencia; el partido, el de los hombres de buena voluntad; el culto, el de la libertad, dignidad humanas. Su participación en el 9 de julio de 1925 La Revolución Juliana fue el resultado del esfuerzo conjunto de militares y ciudadanos que, se buscaron unos a otros. Dillon, en su memorable discurso del 5 de junio de 1921, en el Círculo Radical Liberal del Pichincha conmemorativo de la Revolución Liberal, había planteado la necesidad de introducir profundos cambios en el liberalismo y en la conducción del Estado. Este discurso había animado a numerosos civiles y con el tiempo se fue conformando un complot contra Córdova.
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El 10 de julio de 1925, desde los balcones del palacio gubernamental, Dillon pronunció una arenga delineando los puntos sustanciales del nuevo gobierno. Entre el 13 de julio de 1925 y enero 10 de 1926 se desempeñó como miembro de la Primera Junta de Gobierno y Ministro de Hacienda y se empeñó en la creación del Banco Central, su mayor contribución a la Revolución Juliana, siendo las cuatro funciones esenciales del Banco Central: emisión y conversión de todos los billetes, la estabilización del cambio internacional, la regularización de los tipos de descuento y ayudar a los bancos en emergencia. Además, como Ministro, Dillon contrató la venida de la Misión Pedagógica Alemana. El directorio del Banco le propuso a Dillon que fuera a Filadelfia, para tratar allí sobre la reacuñación de las monedas, y como había enferma- do, se le recomendó ir a la clínica Mayo de Roches- ter, N.Y., una vez cumplida la misión. El presidente Ayora, con fecha 12 de julio de 1927, le envió una carta al Dr. Franklin H. Martin, en Chicago, recomendándolo a su cui- dado para que lo operaran de un tumor abdominal de naturaleza benigna al parecer, pero de volumen considerable. La operación tuvo lugar el 3 de agosto. Dillon regresó a Ecuador; sólo le quedaba un poco más de un año de vida. El cáncer acabó con su meritoria y fecunda vida. Estuvo asistido en su lecho de muerte por el propio Dr. Ayora.
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Luis Alberto Falconí le dedicó una de sus célebres entrevistas, que publicó El Comercio el 21 de agosto de 1925. “El señor Dillon es un ministro radical”, fue su veredicto73. Otras realizaciones Dillon fue, entre sus innumerables facetas, un gran educador. En 1912 fue Ministro de Instrucción Pública. Entre sus realizaciones puntuales cabe destacar el proyecto de ley de instrucción primaria, la ley orgánica de Instrucción pública, la orientación que dio a las escuelas normales, implantando innovaciones, el establecimiento de la educación física, la organización de la estadística escolar y la reglamentación del trabajo de los Visitadores Escolares. La Caja de Préstamos y Construcciones creada en 1919, hoy el Banco de Préstamos. La Sociedad de Crédito Internacional en 1921, como financiera quiteña, se constituyó en la institución bancaria que ayudó a establecer la Planta eléctrica municipal de Quito. La fábrica de tejidos y estampados La Internacional, fundada también en 1921, dio trabajo a muchos ecuatorianos e impulsó la industria privada. Dillon descolló también en otros campos como el de literato, periodista, historiador. Escritos • No fue mucho lo que publicó, pues predominó el hombre de acción, pero lo que dejó 73. Op. Cit., tomo I, p.252. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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atestigua al gran pensador e intelectual, tanto literato, como filósofo, economista, historiador y hasta polemista y orador. • Obra económica e histórica: La crisis económica-financiera del Ecuador, Casos y cosas que Mr. Kemmerer debe conocer, Breve historia de una tiranía de once años, 1927, Quito, Artes Gráficas. Obra literaria • El Candelarazo de San Francisco, 1894, en Bolívar Bravo Aráuz, pp. 47-53. El León de la Montaña y otros cuentos, 1929, Pequeña Biblioteca Ecuatoriana, Colección de literatos antiguos y modernos Nº 4, editorial Quito. • En Álbum Ecuatoriano, Tomo I, Nº 1: Escenas de la Vida, pp.34 y 35; En el Mar, pp. 65-67; Aguas Claras, pp.129-132; Extraña, pp.234-238; El Incendiario, pp.315-318; Rojillo, pp. 427-430. • El Movimiento, Nº 2, correspondiente a marzo de 1896, Imprenta de la Universidad Central, 1898. • Acotaciones de política internacional, Post Bellum, serie de 7 artículos en La Tribuna de Guayaquil, ente el 30 de mayo y el 13 de junio de 1919. • Obra oratoria: Se destaca la conferencia en el teatro Sucre de Quito, 5 junio 1921, donde fustigó la dominación plutocrática de
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banqueros, oligarcas y “poderes bíblicos” que han desgobernado al país. Y la conferencia sobre el estado de la economía, pronunciada en el Teatro Nacional Sucre de Quito, el 10 de noviembre de 1925, de la que se conserva la versión taquigráfica de Luis A. Larenas. Fuentes • Pérez Ramírez, Gustavo, Luis Napoleón Dillon, Intelectual humanista del siglo XX, Quito, PPL editores, 2009. • La Crisis Económico Financiera del Ecuador de Luis Napoleón Dillón, Introducción Gustavo Pérez Ramírez. • Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, su praxis social, Academia Nacional de Historia, Colección Testimonio N° 2, Quito, PPL editores, 2003. • Falconí, Luis Alberto, Lucas no es Pinto vuelve a la carga, Entrevistas, Op.Cit., Tomo I, pp.243-252. • César Augusto Alarcón Costta, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, segunda edición, Quito, 2010, p. 378.
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Conclusión General Queda en evidencia la autoría intelectual y material del inicio del proceso revolucionario juliano a cargo de jóvenes militares, alféreces, tenientes, capitanes, quienes fueron llevando a cabo el plan concebido por ellos con valiente y reservada dedicación hasta dar el golpe incruento del 9 de julio, que dio fin a la bancocracia e inició una profunda transformación política y social, que ha llegado a representar un hito fundamental en la historia del Ecuador. Este año se conmemoran 90 años de esa reunión histórica del 25 de octubre de 1924, cuando un puñado de jóvenes militares decidieron hacer algo para salvar la Patria, al borde entonces de guerra civil, lo que concretaron al día siguiente al fundar la Liga Militar y concebir el plan que llevaron a cabo a riesgo de su propia libertad y vida, aliados con civiles que por su parte también buscaban acabar con la bancocracia. Una vez dado el golpe certero contra la corrupción generalizada, estos valientes jóvenes dieron paso al lado, generosamente, para que el poder quedara en manos de civiles, iniciándose una segunda etapa del proceso juliano. La investigación llevada a cabo en busca de documentación primaria para recrear objetivamente los hechos, ha logrado recuperar valiosa información, y hasta objetos patrimoniales. Si bien fueron más de ciento cincuenta los jóvenes militares que adhirieron a la Liga Militar,
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solo los nombres de los primeros ocho en hacerlo, quedaron inmortalizados en la placa de mármol colocada en la casa de la calle Guayaquil y Chile, donde se inició el proceso revolucionario, y su gesta heroica había quedado invisibilizada. De ahí que nos hubiéramos empeñado en rescatar su memoria, al menos de quienes figuran en la placa. Los resultados de la investigación permiten corroborar ante todo una aseveración del comandante esmeraldeño, César Plaza Monzón, quien testimonia de cómo en las dos unidades de artillería, Regimiento Bolívar y Sucre a la que pertenecía la mayoría de los miembros de la Liga Militar “se encontraba el mayor número de oficiales élites destacados por su intelectualidad y estudio”74. Tres eran lojanos: Virgilio Guerrero Espinosa, su primo José Antonio Guerrero Hidalgo, y Carlos Abarca Montesinos; tres eran quiteños: Agustín Patiño Donoso, Luis A. Rodríguez, y José Morán Estrada; uno más era serrano, Samuel Jarrin Polanco, nacido en la histórica población MalChinguí del cantón Pedro Moncayo de la Provincia de Pichincha. Solo uno era de origen costeño: Manuel Martín Ycaza Valverde, nacido en Guayaquil. La mayoría al 9 de julio de 1925, eran jóvenes de 24 a 29 años. Habiendo sido trasladado a Guayaquil el Batallón de Artillería Bolívar N°1 en mayode 1925, dos de los oficiales Samuel Jarrín, y 74. César Plaza Monzón, La Revolución del 9 de julio de 1925: De cómo el poder militar pasó al elemento civil, Quito, El Año Ecuatoriano, 196364, p. 227. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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José Morán Estrada debieronpermanecer en Quito, donde les correspondió actuar el 9 de julio de 192575. Sin embargo, como lo expresara el coronel Carlos A. Guerrero, “todos los oficiales de la Liga han sido los factores de la transformación, nada más que por especiales circunstancias les tocó a unos más actividades que a otros en el momento preciso. Directores del movimiento no los ha habido; ni el general Gómez, ni el comandante Paz y Miño, ni el mayor Mendoza ni nadie, pueden ser considerados como tales; la labor ha sido conjunta, la resultante de varias fuerzas unidas. Oficiales ha habido que sin pertenecer a ella, han secundado nuestros propósitos”76. Todos habían tenido esmerada educación, varios de ellos habían hecho cursos en el exterior antes de la Revolución. Todos cumplieron importantes cargos después de la Revolución, algunos, a partir del mismo día del golpe, como el entonces teniente Virgilio Guerrero Espinosa, nombrado el 10 de julio Intendente General del Guayas, y después secretario de la primera Junta Suprema, y quien más tarde sería Ministro de Estado, Gobernador, Senador, como varios de sus compañeros. Otros fueron diputados, directores de instituciones militares o civiles, 75. Carlos Abarca (1964-1969)de 24 años; Agustín Patiño (1900-1936) de 25años; Luis A. Rodríguez (1899-1977) de 26 años;Virgilio Guerrero (1898 -1971) de 27 años;Manuel Martín Ycaza (1900-1982) de 27 años; José Morán Estrada, de 29 años; Samuel Jarrín (1889-1987) de 36 años y José Antonio Guerrero Hidalgo (1888-1975), de 37 años. 76. Falconi, Luis Alberto, Op.Cit., tomo II, p.488.
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como del Instituto Geográfico, ilustres escritores, y muchos ejercieron el profesorado. Hasta hubo doblemente héroes, como Agustín Patiño Donoso, quien cayó en defensa del Gobierno en la insurrección de las “Cuatro Horas” en 1936 y Luis A. Rodríguez, quien actuó valerosamente en la guerra contra el Perú en 1941. Lo más importante es destacar que todos estuvieron inspirados por un mismo sentimiento de lealtad, profundamente imbuidos por la consigna Honor y Patria inscrita con hilo de oro y plata en la banderita ante la cual juraron en acto histórico que debe rememorarse en este contexto: “El adepto se acercaba, desenvainaba su espada y el director del grupo le interrogaba: ¿Juráis señor Oficial N.N. por el emblema de la Patria y por vuestro honor de soldado, lealtad y obediencia a la Liga Militar, a la que vais a pertenecer, cumpliendo fielmente lo que dispone su mandato y sacrificando, si para la consecución de su ideal fuere necesario vuestra vida y vuestros intereses? Si juro, contestaba el adepto. Entonces, camarada, Honor y Patria, decía el que lo recibía. Y se abrazaban fuertemente diciéndose: Hermano hasta la muerte”. Esta actuación histórica constituye un llamado a la conciencia de la juventud contemporánea que, como expresa Umberto Eco en una de sus reflexiones “corre el riesgo de perder tanto la memoria individual como colectiva”, si no es que ya la perdió, habría que añadir, imbuida como está de los contravalores del consumismo neoliberal, de anti-
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valores egoístas, minada su concepción del honor por la corrupción que permea la sociedad y olvidados de responsabilidades patrias, de deberes de solidaridad y de compromiso con las transformaciones que requiere el país, en general, desconocedores del profundo significado que representa la expresión Honor y Patria. No quisiera terminar sin dejar constancia de que gracias a la investigación se recuperaron, además de valiosa información, objetos patrimoniales tales como la banderita nacional ante la cual los jóvenes militares juraron lealtad a la Liga Militar y la copia del acta original que firmaron, dejando consignados los compromisos adquiridos, hoy en custodia de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. La banderita nacional perteneció al entonces teniente Luis Patiño Donoso. Su hijo, el ingeniero Rodrigo Patiño Crespo, único sobreviviente, la conservaba y en nombre de la familia Patiño Crespo, la entregó en custodia a la Academia de Historia. Asimismo, gracias a la gentileza del historiador Jaime E. Rodríguez, hijo de Luis A. Rodríguez, otro de los miembros de la Liga Militar quien conservó hasta su muerte el Acta de la fundación de la Liga Militar, la Academia tiene una copia del original. Y en vísperas de entregar el presente texto al editor, un nuevo hallazgo enriquece la investigación adelantada. Esta vez gracias al curador del Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio,
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Honorio Granja, siempre dispuesto a colaborar. Él me refirió hacia Pablo Guerrero Gutiérrez, historiador de la música, quien en su archivo personal conserva dos partituras dedicadas a la Revolución Juliana. La primera, de dos páginas, es una “Marcha” que se titula Triunfo de la Fuerza y del Derecho, y cuya inspiración musical fue del compositor José Francisco Salgado Ayala (Cayambe, 1880 - Quito, 1970), y cuyo conjunto de partituras creadas, fueron publicadas en la revista Ilustración N° 4, de 1925. La segunda, de tres páginas, es un “Paso Doble” titulado Nueve de Julio, y cuya autoría corresponde al compositor cuencano Salvador Sánchez. Hago público mi agradecimiento al historiador Pablo Guerrero, quien gentilmente me facilitó copia de estas dos partituras, y me autorizó para publicarlas. Asimismo agradezco al Ing. Rodrigo Patiño Crespo y al historiador Jaime E. Rodríguez haber facilitado a la Academia de Historia del Ecuador la banderita nacional y la copia del acta dela Liga Militar respectivamente. Por último, confiamos en que los resultados de esta investigación sirvan para una mejor comprensión de la historia del Ecuador y para motivar a la juventud contemporánea a inspirarse en el lema que guió a los valientes jóvenes militares: “Honor y Patria”. Resulta a todas luces, equivocado y mezquino lo que se escribió en agosto de 1925, en un artículo titulado Ideología de la Transformación política del 9 de julio de 1925, en donde se malinterpreta lo sucedido
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como una afrenta a la libertad electoral. El autor del artículo sostiene que “no solamente obró la fuerza al servicio del delito político, sino que también se concertó la iniquidad por pacto explícito, y se la ejecutó, en parte, por manosde la juventud del aula, a guisa de diversión y grotesca mascarada”77. Cuán urgente era, pues, sacar del olvido a estos jóvenes héroes militares, no solo relegados al olvido, sino escarnecidos.
77. Semanario El Sol, N° 29, agosto 1925.
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Foto de José Francisco Salgado Ayala, Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
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Partitura de la Marcha a la Junta Suprema Militar.
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Partitura de la Marcha a la Junta Suprema Militar.
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Portada Paso Doble, titula “Nueve de Julio”. Autoría del compositor cuencano, Salvador Sánchez.
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Partitura del paso doble, “Nueve de Julio”.
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Partitura del paso doble, “Nueve de Julio”.
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Antología del pensamiento de los jóvenes militares de la Revolución Juliana A continuación sintetizamos en una breve antología el pensamiento que animó a los jóvenes militares de la Revolución Juliana, tanto para emprender la gesta revolucionaria, como durante el resto de sus vidas . 1. Patriotismo, virtud fundamental que animó a los jóvenes militares Nos encontramos aquí reunidos un grupo de Oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor por salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica…El 25 de Octubre llamó a las puertas del corazón, en gesto vibrante y batallador, el Dios todopoderoso de la voluntad; y todo lo que hasta entonces había sido un sueño, se transformó al calor de una patriótica discusión, en halagadora realidad. Como consecuencia se acordó formar la Liga Militar. Apelo a la entereza de carácter, lealtad a los ideales de la Liga Militar, la sinceridad y el valor y sacrificio. Palabras del Alférez Carlos Abarca en su discurso por encargo del grupo directivo de la Liga, el 4 de diciembre de 1924 en la quinta del Alférez Manuel Martín Ycaza.
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Por su parte, el teniente Luis Antonio Rodríguez, en su relato de los hechos que culminaron en la gesta del 9 de julio de 1925, describe lo que los motivó a obrar. La Patria había entrado en angustioso y desesperante agonizar. La menguada oligarquía que se había apoderado del poder, no hacía sino saquear los caudales públicos y oprimir terriblemente al pueblo apretándole la garganta para que ni siquiera pudiera respirar. Decir alto a los opresores obra era de magnífico, de puro, de ascendrado patriotismo. 2. Honor y dignidad Nosotros Oficiales independientes, que no anhelamos más que la prosperidad de la Patria, nos reunimos para cruzar ideas al respecto y dar vida materializando en acción, el más bello de los ideales, que tiempo ha había germinado en el cerebro de la juventud del Glorioso Ejército ecuatoriano. Para satisfacer nuestros anhelos juramos como hombres de dignidad y de honor, ante el Altar de la Patria, cooperar con todas nuestras energías hasta el sacrificio. En la Declaración en el Acta de constitución de la Liga Militar. 3. Fe en la juventud, en su misión Los grandes movimientos sociales, sobre todo cuando tienen por objeto algo más que intereses económicos de crudo y rudo positivismo personal, deben
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ser ampliamente abordados por la juventud redentora de los pueblos; a ella pues le toca, porque las más bellas ideas culminan en el éxito. ...En el Ecuador el problema social es difícil, porque difícil lo han hecho las oligarquías dominantes y la poca cultura cívica del pueblo. Los diversos partidos políticos del país están ya demasiado apolillados para esperar de ellos milagrosas épocas de gobierno, y además están tan desprestigiados que no logran la conquista de adictos, que den vida a sus filas, sino mas bien el éxodo de sus afiliados que llevan como bagaje la desilusión y el cansancio. En la Declaración en el Acta de constitución de La Liga Militar. El Papa Francisco reconoce hoy que “El mal más grave que afecta al mundo en estos años es el paro juvenil” (además de la soledad de los ancianos, quienes necesitan atención y compañía) “Los jóvenes, trabajo y esperanza, pero no tienen ni el uno ni la otra; lo peor: que ya no los buscan más. Les han aplastado el presente. Dígame usted: ¿se puede vivir aplastado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse en el futuro construyendo un proyecto, un futuro, una familia? ¿Es posible continuar así? Este, en mi opinión, es el problema más urgente que la Iglesia tiene que enfrentar”. Debemos devolver la esperanza a los jóvenes.
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4. Sacrificio en cumplimiento del deber Agustín Patiño Donoso dio testimonio de su idealismo y patriotismo sacrificándose en cumplimiento de su deber como Comandante del Grupo de Artillería Calderón al combatir la rebelión de “las cuatro horas”. Con espíritu de sacrificio, también, Luis A. Rodríguez, luchó en el guerra con el Perú en 1941. 5. El Ejército y la Política Ratifico lo que le dije a raíz del nueve de julio…, que la institución armada debe observar neutralidad en las contiendas políticas; tal cual lo está haciendo ahora. Recordemos lo que dijo: (La revolución) “tomó rumbos de juntas militares, porque la oficialidad pensante no quiso servir de instrumento a nadie, como en otras revoluciones. Ya no era la voz de determinado jefe que podía decir: este es el pensamiento del Ejército, en la falsa suposición de que lo que él diga sería aceptado incondicionalmente, cual mandato del patrón a los peones. Primó un vehemente deseo de mejoramiento nacional…Eso fue lo que conmovió al Ejército, que no puede sustraerse de lo que sucede en la nación, por apartado que se encuentre de la política. Por más que en cumplimiento de su deber, trate de aislarse, con la voluntad puesta únicamente en el trabajo profesional. Luego añadió: Es mi parecer sincero y aplaudo la actitud del Ejército. Pero para ello es menester que
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también el Ejército tenga la seguridad de que hay rectitud de procedimientos. Que no se le obliga a defender lo indefendible. A ponerse de parte de la injusticia contra la justicia, a favor de la impopularidad contra el pueblo; a hacer armas en pro de las oligarquías, cuando las tiene que emplear robusteciendo las libertades democráticas. La neutralidad del Ejército debe ser paralela al republicanismo propiamente tal. Sin libertad de sufragio no puede haber República. Habrá solamente unos cuantos hombres que hagan y deshagan del país, que elijan presidente y que pregonen que gobiernan a nombre de tal o cual partido, como si ese diminuto conjunto pudiera llamarse partido. No soy afiliado a ninguno”. 6. Nacionalismo Si por nacionalismo se ha de entender la labor en pro de los ideales nacionales, a base de las gloriosas libertades conquistadas por el liberalismo, los jóvenes oficiales somos nacionalistas. Suprimir las durezas de un partidarismo intransigente y mal comprendido, rehacer la República, es el objetivo que perseguimos, pero suponer, al amparo de estas declaraciones nuestras, una regresión al Conservadorismo, es demasiada infantilidad. ¡Si en el Ejército no hay conservadores, qué va a ha- verlos! Yo no podría citar el nombre de un solo oficial que no sea liberal, de muchos socialistas sí. Las libertades de las que con justicia se enorgullece el Ecuador las conservaremos a todo trance.
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7. Anticorrupción Conoce toda la república la existencia progresiva en nuestro país de un sistema de negocios y explotaciones comerciales, bancarias y agrícolas que el decir popular viene denominando “argollas”, “trincas” y “acaparadores”, pero que en realidad no son sino la imitación y creación de las uniones, sindicatos y trusts, que en otras naciones han pretendido ejercer el inicuo privilegio de imponer sus propias conveniencias y especulaciones inmorales. Este sistema, aplicado descarada y brutalmente entre nosotros por una mayoría de capitales que no resisten al menor examen de adquisición honrada y recta, se ha ido extendiendo a las clases comerciales inferiores, formando una red que desde arriba llega hasta el dominio y control privilegiado de artículos menudos de primera necesidad, que siempre fueron respetados donde quiera por la veracidad de los explotadores consolidados y unidos. En el desempeño de mi cargo, y por más esfuerzos que he hecho en defensa de las clases explotadas, he tropezado a cada paso con la falta de una legislación moderna y previsiva para contener con eficacia y extirpar las causas del mal, recursos que son hoy corrientes en todos los países del mundo, a fin de que la autoridad responda a una nación bien definida y serena.
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Me dirijo a usted con el fin de llevar a su conocimiento el resultado de una investigación que vengo realizando sobre una de las tantas formas como se viene explotando al pueblo de esta ciudad, más reprobable por cuanto su explotación afecta muy especialmente a las clases proletarias y contribuye a crear hondo malestar y protestas justificadas en el seno de la colectividad. Es el caso de que una gran cantidad de comerciantes, generalmente detallistas en artículos alimenticios, telas y otros productos sujetos a su venta por pesos y medidas, han venido recortando la capacidad de estas hasta el extremo de convertir la venta en una completa organización preparada para realizar la más escandalosa y metódica estafa del público consumidor. Tiene usted en los puestos de venta de leche y otras materias líquidas medidas convencionales que no representan la cantidad que el comprador paga. Las medidas de litro no contienen a veces ni una botella y así sucesivamente. En cuanto a las telas, éstas se miden por reglas de madera y a veces por trazados sobre las orillas de los mostradores en muchas tiendas, sin que el comprador tenga una garantía de exactitud y de corrección. Pero la mayor iniquidad se encuentra en los pesos, en su mayoría combinados para el despacho de las llamadas libras de catorce y doce onzas, sistema aplicado con particular eficacia en los mercados, y las llamadas romanas compradoras y vendedoras, usadas por muchas casas para sus negocios.
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Frente a este incontenible estado de cosas solicito de usted el mancomunamiento de la Policía Municipal con los funcionarios de mi mando con el fin de iniciar una enérgica campaña extirpadora de tales anomalías, y al efecto insinúo a esa Ilustre Corporación, dignamente presidida por usted, ordenar la más pronta Aferición de Pesas y Medidas, de modo que selladas estas por los Comisarios Municipales, sirvan los sellos siquiera como una orientación del público para defenderse contra la explotación en muchos casos”. Carta de Virgilio Guerrero al Ciudadano Presidente del Concejo Municipal, Guayaquil, 1925. 8. Equidad No habiendo podido llegar a un acuerdo en la conferencia del 26 de los corrientes los representantes de la Unión de Trabajadores Industriales de Ambos Sexos y los representantes de la Federación de Industriales, por carecer ambas entidades, principalmente, de un control y representación completa de todos los trabajadores agremiados y de todas las fábricas existentes, la Intendencia General de Policía conocerá y atenderá directamente con los gremios y propietarios de cada industria los reclamos y diferencias que le sean sometidas dentro de la equidad y justicia, hasta su cabal y satisfactoria solución. Conviene tener presente que la Intendencia General de Policía es un departamento de autoridad públi-
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ca obligado a proceder con absoluta imparcialidad y justicia en la resolución de las cuestiones que se susciten o le sean sometidas en su jurisdicción; que es su deber garantizar los intereses legítimos de todos los habitantes, sin inclinarse a unos u otros; que no es centro de propaganda política, ni personal, ni socialista ni anti-socialista, sino simplemente salvaguardia del orden, la equidad y la moral públicas, normas a las cuales ajusta rectamente su acción cualesquiera que sean las circunstancias. Circular de Virgilio Guerrero como Intendente General de Policía de la Provincia de Pichincha a los gremios de trabajadores y propietarios de fábricas, Quito, 1926. 9. Justicia Yo quiero primeramente, y como síntesis inicial de su actuación en el desempeño del cargo, que Uds. se ciñan inflexiblemente a la JUSTICIA; no a la “justicia” que, desgraciadamente, ha venido siendo en la mayoría de las regiones del país objeto de comercio, de fraude y de encubrimiento de grandes iniquidades y crímenes, con el amparo de funcionarios superiores indignos o tolerantes; no de esa justicia que frecuentemente invocan los farsantes y vividores de la cosa pública para su medro y conveniencia persona; sino aquella JUSTICIA sagrada y pura sin la cual no es posible el imperio de la moral, del orden, el progreso y la armonía nacional, con base en la familia y la sociedad Pido a Uds., pues, que obren en toda ocasión ajustados a esta JUSTICIA
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benéfica; justicia para el pobre y el rico; justicia para el poderoso y el humilde; justicia para el bueno y el malo, JUSTICIA, en fin, para todos, en forma serena, culta, imparcial y severa; respeto a todas las libertades y a todos los derechos garantizados por las leyes; trabajo laborioso y honrado sin debilidades ni negociados, sin atropellos ni extorsiones; protección al trabajo y a la propiedad legítima; ambiente cordial para laborar por el bien de la comunidad y sanción, desde luego, inflexible, para todo lo malo; pero también obra de previsión, de vigilancia y de atenta observación para evitar antes que tener que castigar; para impedir cuanto sea posible la consumación de atentados y delitos y depurar las poblaciones”. Circular de Virgilio Guerrero a los funcionarios de Policía del Guayas, 1925. 10. Relaciones obrero patronales Se ha tratado de solucionar nuestras dificultades arbitrando medidas de justicia y ecuanimidad. Ante todo ha primado reconocimiento pleno de la personalidad del trabajador y de sus legítimos derechos. Así mismo, la situación patronal ha sido garantizada en su justa significación. Obra de cooperación, antes que de pugna; conciliación y convivencia armónica entre patronos y trabajadores, antes que beligerancia: tal ha sido la gestión desarrollada por el Departamento confiado a mi cargo”.
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Informe de Virgilio Guerrero a la Asamblea, Op.Cit., Quito, 1937, páginas 35 y 36. 11. Defensa de los indígenas A este propósito, debe advertirse que es una de las necesidades más urgentes de nuestro país, sacar a los indígenas de las garras de los explotadores que, a cualquier título, o con cualquier pretexto, les sustraen el producto de su pacífica laboriosidad; siendo uno de los peores males en este aspecto, el que acarrean los leguleyos sin escrúpulos, que les enredan en onerosos pleitos que, seguidos ante la justicia ordinaria, no se acaban nunca, o más bien, sólo cuando han dejado los dos contrincantes, si ambos son indígenas, y al indígena, cuando el otro no lo es, en la mitad de la calle. La Ley indicada, afronta, pues, valientemente, graves problemas y los resuelve o, por lo menos, pretende hacerlo, dando facilidades, abriendo rutas para que sean seguidas por los hombres que han de aplicarla. Y valga el momento para afirmar que una Ley, de por sí poco o nada puede resolver; que es el hombre llamado a aplicarla, el encargado de traer al mundo de las realidades vivientes lo que fue tan sólo, y no pudo ser otra cosa, que buena intención en la mente del legislador”. Informe de Virgilio Guerrero a la Asamblea, Op. Cit., agosto 1937, página 34.
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12. Política agraria Es necesario que los esfuerzos individuales se asocien, que las voluntades se sumen en una común dirección, hacia el resurgimiento de la agricultura ecuatoriana. Es preciso que se pulse la realidad y que se penetre en ella, sirviéndose de la mirada connaturalizada con esa misma realidad, ya que solo ella puede descubrir la íntima esencia de sus problemas. Y es así como el Gobierno Nacional, ha creído oportuno hacer llamamiento a los agricultores del país, para que –en Congreso clasista– formen una conciencia común y, de los esfuerzos aislados, hagan una sola voluntad demoledora de los obstáculos invencibles al esfuerzo individual. Para que hagan obra constructiva y para que la mirada de todos ellos, sea lente adecuado que muestre los verdaderos caminos por donde ha de dirigir su acción la obra del Estado. La cuestión agraria no debe ser patrimonio de tratadistas. Tampoco debe constituir tema exclusivo de teorizantes. Ante todo, debe ser cuestión de hombres que viven junto a la realidad. La cuestión agraria tiene significado de preocupación general, en cuanto de ella depende el bienestar colectivo y, a la vez, es también problema propio de quienes acercaron a la tierra su vida y el contingente de su inteligencia y esforzada voluntad.
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Por eso es preciso que una nueva educación económica prevalezca entre los agricultores. Que el sentido de cooperación se plasme en adecuadas organizaciones cooperativistas. El esfuerzo individual y la acción privada, no son factores suficientes para dominar el medio que nos circunda. Ahora que os habéis congregado, en genuina representación de los agricultores ecuatorianos, creo fundadamente que una nueva y adecuada organización dirigirá la producción del agro ecuatoriano. Fundamental preocupación debe constituir para vosotros –así como ha constituido para el gobierno– la función del crédito aplicado a la agricultura. El crédito es base fundamental y constante para el desarrollo agrícola. Del crédito parte el estímulo vivificador de toda actividad agrícola. Por tanto el Gobierno ha creído oportuno formular la constitución de un organismo especial y encargado de satisfacer las legítimas exigencias de nuestros agricultores. Oportunamente será presentado, por el Jefe del Estado, el Proyecto de Ley relativo al establecimiento de la Caja Agraria, Institución que vendrá a complementar la obra desarrollada ya por el Banco Hipotecario. Apartes del discurso de Virgilio Guerrero como Ministro de Previsión Social al inaugurar el Congreso de Agricultores, el 20 de septiembre de 1937.
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13. Empeño por el desarrollo del país Como profesor del Colegio Militar y de la Escuela de Ingenieros, José Antonio Guerrero Hidalgo formó a sus alumnos en los ideales que animaron a la Liga Militar, y como uno de los fundadores del Instituto Geográfico de Quito y geólogo aficionado dio muestras de su constancia por el desarrollo del país, empeñado en hacer el inventario de recursos naturales del Ecuador. Lo Anterior es apenas una muestra del pensamiento que unió no solo a los ocho primeros fundadores de la Liga Militar, sino a los demás miembros, que en abril de 1925 ya pasaban de 150, y que siguieron sumándose hasta dar el golpe en 9 de julio de 1925, previa su adhesión juramentada a la Liga Militar proclamando Honor y Patria, ante la bandera tricolor. Que su ejemplo cunda. 14. Reforma social no violenta Proclamo la reforma social, no por medio de la violencia, no por la lucha de clases, no por la destrucción. La proclamo mediante la construcción por medio de leyes, adecuadas que regulen la transformación en conformidad a las necesidades del medio. Sosegadamente, yendo al bienestar del pueblo sin necesidad de convulsiones, teniendo como base el radicalismo; pero no un radicalismo que se funde en comerse frailes, sino en el laicismo del Estado, en todos sus aspectos. Yo no puedo aceptar que se le atribuya al jesuitismo todo lo
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que ha sucedido en el mundo, desde la muerte de Abel, ni tampoco que se crea que la masonería es la responsable de ese crimen y de todos los males del mundo. Ambas aseveraciones son obra de la pasión y esta es muy mala consejera. Si hubiera un partido radical-socialista, que funcionase con brillantez doctrinaria, que preconizara lo que pienso, entonces, sería de los primeros en afiliarme.
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Agradecimientos A las numerosas personas e instituciones que colaboraron en la investigación. I.- Instituciones públicas A. Instituciones militares 1. Ministerio de Defensa Nacional. En la persona de la ministra doctora María Fernanda Espinosa, por la permanente y eficaz colaboración durante la investigación y por la publicación del libro. • Subsecretaría de Defensa. • Museos de la Defensa, Dr. Joaquín Moscoso Rodas. • Dirección de Comunicación Social, Ing. Marcelo Argoti Páez. • Archivo General Pasivo, hojas de vida. 2. Archivo del Ejército Nacional. • Dirección de Recursos Humanos de la Comandancia General del Ejército. 3. Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Patricio Lloret Orellana. 4. Escuela Militar “Eloy Alfaro” ESMIL. • Archivo Histórico, Libro 1 de vidas, Sargento Fabián Narváez. 5. Biblioteca del Centro de Estudios Históricos del Ejército, teniente coronel Edison Macías Núñez. 6. Asociación de Generales y Almirantes de las FF.AA., general Juan Francisco Donoso Game.
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7. Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas - ISSFA. 8. Colegio Militar “Eloy Alfaro”. 9. Biblioteca de la Universidad de las Fuerzas Armadas -ESPE-, Sangolquí. 10. Academia Nacional de Historia Militar, General Fernando Dobronsky y Fernando Paredes. B. Instituciones gubernamentales o intergubernamentales 1. Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, Subsecretaria Memoria Social. • Wilson Vega, Director del Sistema Nacional de Archivos. • Honorio Granja, Curador. • Fondo Luis A. Rodríguez. 2. Biblioteca Archivo de la Función Legislativa. 3. Archivo Nacional. 4. Archivo Metropolitano de Historia (Circaciana), Juan Paz y Miño, Cronista de la ciudad. 5. Registro Civil, Quito. 6. Instituto Panamericano de Geografía e Historia 7. Biblioteca Eugenio Espejo, Casa de la Cultura Ecuatoriana. 8. Biblioteca Municipal de Guayaquil, Sección de Genealogía; Fondo Robles y Chambers y fichero genealógico Morán de Buitrón.
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II. Instituciones privadas. 1. Academia Nacional de Historia del Ecuador, Dr. Jorge Núñez Sánchez, Director. 2. Biblioteca Aurelio Espinoza Pólit. 3. Biblioteca de la Pontificia Universidad Católica -PUCE-. 4. Biblioteca Universidad Andina. 5. Colegio Bernardo Valdivieso, Loja. 6. Biblioteca Club de la Unión, Guayaquil. 7. Archivo de Pablo Guerrero, musicólogo e historiador de la Música. 8. Archivo de los fotógrafos Benjamín Rivadeneira y César Leopoldo Rivadeneira Cruz, en casa del coronel Alfonso Rivadeneira. 9. Entrevistas a descendientes de los jóvenes de la Liga Militar. De Agustín Patiño Donoso: 1. Ing. Rodrigo Patiño Crespo, único hijo sobreviviente de Agustín Patiño Donoso, de quien recibí valiosa información, recortes de prensa y la bandera nacional ante la cual jurarson lealtad a la Liga Militar, su padre y demás jóvenes militares. 2. Fernando Barba Donoso y Gloria Rivadeneira Patiño. 3. Arq. Alfonso Ortiz Crespo. De Virgilio Guerrero Espinosa: 1. Josefina Cassola Rivas, su viuda. 2. Fina Guerrero Cassola y Carlos Guerero Cassola, hijos.
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De José Antonio Guerrero Hidalgo: En Quito. Alberto Napoleón Guerrero Benítez, sobrino en primer grado. 2. Virgilio Miguel Guerrero Benítez, sobrino en primer grado. 3. José María Guerrero Benítez, sobrino en primer grado. 4. Mélida Lucrecia Guerrero Benítez, sobrina en primer grado, hija de Alberto Napoleón Guerrero Hidalgo y Juana Balbina Benítez Piedra y casada con el abogado Francisco Amable Vivanco Maldonado. 5. Alberto Napoleón Guerrero Benítez, sobrino en primer grado, 6. Carlos Guerrero Cassola, tío. 7. Marco Guerrero Gómez, sobrino nieto. 8. Honorio Granja y Jorge Guerrero Acevedo. En Loja. 1. Ing. Edmundo Guerrero Macas, sobrino en primer grado, profesor del colegio Bernardo Valdivieso. 2. Lcdo. Virgilio Atahualpa Guerrero Castillo, sobrino en segundo grado. 3. Lcdo. Fernando Mauricio Guerrero Ríos, sobrino nieto. 4. Lcdo. Trostky Guerrero Carrión. De Luis A. Rodríguez Sandoval: • Doctor Jaime E. Rodríguez O, hijo sobrevi-
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viente de Luis A. Rodríguez, Research Professor Emeritus Department of History University of California, Irvine, y miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. En un amplio intercambio de correspondencia con él, me confirmó que su padre le dio documentos sobre la Revolución Juliana, en particular el Acta original de la constitución de la Liga Militar, que tiene guardada en caja de seguridad y que, restaurada por el laboratorio de la Universidad de California, fotografió y me envió escaneada. También recibió de su padre documentos sobre la guerra de 1941. De Manuel Martin Ycaza: • Parientes en Guayaquil: Abogado José Joaquín Bejarano Ycaza, sobrino, quien me dio documentación y me conectó con la familia Ycaza Andrade. Tereza Ycaza Andrade. Norma Muller Gelinek Ycaza, nieta. • Parientes en Estados Unidos: Manuel Martín Ycaza Andrade, casado con Teresa Donoso Puga.
Nota: No fue posible encontrar descendientes o parientes de Carlos Abarca Montesinos, Samuel Jarrín Polanco, (a pesar de que fui a Malchinguí, lugar de su nacimiento) ni de Manuel Moran Estrada.
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1830-1930, Vol. I. Quito: Centro de estudios históricos del Ejército. Entrevistas En Quito • Historiadores, Jorge Núñez Sánchez, Agustín Moreno, Javier Gomezjurado, Eduardo Muñoz Borrero, Juan Paz y Miño Cepeda, Kléver Bravo Calle, Fernando Jurado Noboa, Joaquín Gómez de La Torre, Arq. Alfonso Ortiz Crespo, y a varios otros miembros de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, además de los parientes de los miembros de la Liga Militar. Asimismo a Wilson Vega y Honorio Granja. En Guayaquil • Dr. Rodolfo Pérez Pimentel, Javier Coronel Robles y Benjamín Robles.
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Anexo I Anotaciones sobre la Revolución de Julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa78 Era el 25 de Octubre de 1924. Nos encontrábamos sentados en nuestra mesa de tenientes, en el comedor del que fue Regimiento de Artillería Nº 1 Bolívar, en su cuartel de la calle Montufar de la ciudad Capital, los Tenientes: José M. Erazo, Cristóbal Espinosa G., Luis A. Rodríguez S., Agustín Patiño, S. Virgilio Guerrero E.; los Alférez: Carlos Abarca y Cristóbal Toledo. Como compañeros de mesa –arranchados–, los Tenientes: Carlos Granja Saona y José Antonio Guerrero H., y el Alférez Manuel Martín Icaza, de la Escuela de Ingenieros. La administración económica y política de aquel gobierno era criticada y comentada desfavorablemente por la mayoría de los diarios del País. Estos precisaban los desaciertos económicos y administrativos, señalaban las desvergüenzas, inmoralidades y delitos cometidos por la camarilla del gobierno en asociación con los dirigentes de los Bancos Emisores de billetes. Estas críticas y acusaciones de la mayoría de la Prensa se habían incrustado en el corazón del pueblo ecuatoriano, de tal manera que no había reunión de ciudadanos, por pequeña que esta fuese, que no se comentara y hablara sobre la desastrosa administración gubernamental. Acusa78. Pérez Ramírez, Gustavo, Virgilio Guerrero, protagonista de la Revolución Juliana, Op. Cit., pp. 37-53.
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ciones y críticas, que hechas a los Poderes Públicos, por la Prensa del país y por la ciudadanía, penetran con mayor intensidad en el corazón y espíritu del soldado pundonoroso y patriota. Dentro de este ambiente de críticas y acusaciones hechas al gobierno, comenzamos durante el almuerzo una animada y entusiasta conversación. El uno precisaba los negociados de la camarilla del gobierno; el otro fijaba la miseria y pobreza del pueblo; el de allá notaba la indolencia del Poder Público por el bienestar general de la comunidad; y todos unánimemente hacíamos comentarios sobre la desventura de nuestro Ejército, que por entonces no desempeñaba otro papel que el de servir de escalón de políticos desvergonzados, inmorales y antipatrióticos. Llenos de fervor patriótico por ver a nuestra Patria próspera y feliz y poner a nuestro Ejército en condiciones de poder cumplir su sagrado deber de defensor de su Tierra, de sus Hijos y de su Historia, con eficiencia y dignidad, nos levantamos de la mesa y nos trasladamos al aposento del Alférez Abarca para continuar nuestra entusiasta y patriótica charla y ver la forma de realizar algo grande y efectivo en bien de la Patria, salvándola de la miseria, de las inmoralidades políticas y económicas y demás desafueros cometidos sin piedad por la camarilla de políticas, financistas y mandatarios. Inspirados en las inmortales frases del gran republicano Jefferson, que dice que: “Los hombres nacen en pie de igualdad, con derecho a la vida, la libertad y el bienestar; y para asegurar esos beneficios, el pueblo no solo ha de ele-
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gir sus mandatarios, sino derrocarlos cuando sean inútiles y perjudiciales”. El Alférez Abarca tomó un lápiz y escribió nuestro primer compromiso de salvar a la Patria, alejando del gobierno y del ejército a los individuos desprestigiados y nocivos que han labrado con mano cruel las desgracias de la Patria y la desventura del Ejército. El mismo día 25 por la noche nos volvimos a reunir en el mismo cuarto de alojamiento del Alférez Abarca para cruzar ideas y resolvimos formar una Liga Militar, como primer paso para la ejecución de nuestro patriótico proyecto. Al día siguiente a las ocho de la noche, concurrimos a la casa del Teniente Agustín Patiño situada en la calle Guayaquil, los Tenientes: Agustín Patiño, José Antonio Guerrero H.S. Virgilio Guerrero E.; y los Alférez Carlos Abarca y Manuel Martín Icaza. Ante una pequeña banderita Nacional nos juramentamos en unidad de acto y firmamos la siguiente acta: la que indica los principales puntos sobre los cuales debíamos iniciar nuestro patriótico trabajo. Liga militar para el adelanto y progreso de la institución y bienestar de la patria. Los grandes movimientos sociales, sobre todo cuando tienen por objeto algo más que intereses económicos de crudo y rudo positivismo personal deben ser ampliamente abordados por la juventud redentora de los pueblos; a ella pues le toca, porque las más bellas ideas culminan en el éxito. Los hombres, como los pueblos, evolucionan y no pueden soportar más un periodo de cosas ins-
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tintivas, que no tienen razón de ser en nuestros días y esto mueve a las opiniones a trazarse una línea de conducta que les permita conquistar a todo trance a los individuos como a los pueblos, el asiento que les corresponde en el banquete de la civilización. En el Ecuador el problema social es difícil, porque difícil lo han hecho las oligarquías dominantes y la poca cultura cívica del pueblo. Los diversos partidos políticos del país están ya demasiado apolillados para esperar de ellos milagrosas épocas de gobierno, y además están tan desprestigiados que no logran la conquista de adictos, que den vida a sus filas, sino mas bien el éxodo de sus afiliados que llevan como bagaje la desilusión y el cansancio. Por esto, y considerando que el Ejército es la Institución más poderosa de la Nación y que de ella depende en gran parte los intereses más vitales del pueblo ecuatoriano; es que nosotros Oficiales independientes que no anhelamos más que la prosperidad de la Patria, nos reunimos para cruzar ideas al respecto y dar vida materializando en acción, el más bello de los ideales, que tiempo ha había germinado en el cerebro de la juventud del Glorioso Ejército ecuatoriano. Para satisfacer nuestros anhelos juramos como hombres de dignidad y de honor, ante el Altar de la Patria, cooperar con todas nuestras energías hasta el sacrificio. El objeto primordial que nos proponemos es: 1. Propaganda de unión y solidaridad entre los jóvenes Oficiales del Ejército;
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2. Propaganda en favor del beneficio que reportaría al País y a la Institución una evolución inmediata de carácter social; 3. Aprovechando de esta evolución rechazar del seno de la Institución y del gobierno del País, elementos desprestigiados y nocivos al engrandecimiento de la Patria; 4. Cooperar con elementos de prestigio militar y civil a la reorganización del gobierno; 5. Protección mutua del elemento joven en el Ejército, para así propender al desarrollo cultural de la Fuerza Armada; 6. El adicto a la Liga debe jurar por el emblema Patrio y su honorabilidad de soldado, la obediencia ciega al Directorio y la lealtad absoluta a la Liga Militar, sabiendo en caso contrario, que expiará su delito con la pena de muerte que prescribe el Reglamento. Quito, a 26 de Octubre de 1924. S. Virgilio Guerrero E., Manuel Martín Icaza, José A. Guerrero H., Luis A. Rodríguez S., A.L. Patiño, Carlos Abarca. Esta acta, a pocos días, fue firmada por los siguientes Oficiales: J. Morán Estrada, Alfonso Jaramillo, Samuel Jarrín, C. Chiriboga, J. Samaniego M., Carlos Baquero, Alfredo Hidalgo, Gustavo Sevilla, José M. Erazo, C. Espinosa G., C. Granja Saona, César León, C. Toledo Saenz, Alberto Arroyo, A. Pazmiño, J.E. Morales, L. Sierra, A.S. Mon-
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taño, Ruperto Guerrero, A. Aguirre Sánchez, Luis Herrera, L. Estrella, A. Olarte, César Cueva, Adolfo Páez, L.R. González, J. Egred, Pedro O. Icaza, Gonzalo Sánchez, Federico Struve, L.A. Rivadeneira, Tnt. Crnl. F. Vaquero, Jorge Fierro. Engrosada así la Liga por tan numerosos como distinguidos oficiales, ésta se dividió en grupos y cada grupo tenía un Director responsable. A cada Director se le entregó una copia de esta acta para que en ella firmen los adeptos a la Liga Militar. Antes de firmar el acta el adepto tenía que jurar ante una pequeña banderita de tricolor nacional. La banderita era puesto sobre una mesa; se acercaba el adepto; desenvainaba su espada y el Director del Grupo le interrogaba: “Juráis señor Oficial N.N. por el emblema de la Patria y por vuestro honor de soldado, lealtad y obediencia a la Liga Militar, a la que vais a pertenecer, cumpliendo fielmente lo que dispone su mandato y sacrificando, si para la consecución de su ideal fuere necesario vuestra vida y vuestros intereses? Si juro, contestaba el adepto. Entonces, camarada, Honor y Patria”, decía el que lo recibía. Y se abrazaban fuertemente diciéndose: “Hermano hasta la muerte”. La forma de conseguir adeptos por el pequeño grupo iniciador requería de perspicacia y habilidad para convencerlo y llevarlo ante la banderita. Esto no se podía hacer con todos los oficiales del Ejército. Cada grupo seleccionaba un candidato adepto; anunciaba su nombre al grupo director y este
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lo aceptaba o lo rechazaba. Aceptando el adepto, cada uno de los del grupo proponente trataba de catequizarlo dentro de nuestros ideales. Cuando se le notaba que estaba firme en sus convicciones y resoluciones a tomarse en bien de la Patria, se lo llevaba a juramentarse y firmar el acta. El adepto no conocía sino a los oficiales de su grupo. Pero, por el mes de diciembre el número de los adeptos era ya numeroso y entonces el grupo… resolvió que era conveniente que se conozcan unos a otros para fortalecer la Liga y hacerla crecer aun más. Aprovechamos del día clásico de los artilleros, el día 4 de diciembre, para reunir en el cuartel de la Artillería Bolívar a todos los adeptos. La fiesta fue cordial, animada y entusiasta. La Liga estaba ya recogiendo sus fruto al haber visto una reunión de camaradas tan llena de alegría, de discreción y sincera cordialidad. Terminada la fiesta en el Regimiento acordamos todos los adeptos a la Liga trasladarnos a una quinta del Alférez Manuel Martín Icaza. Allí reunidos dentro de un ambiente de franca y sincera camaradería hablamos de la manera de salvar a nuestra Patria y engrandecer a nuestro Ejército. A esta primera reunión asistimos: 1 capitán, 16 tenientes y 10 alférez. En esta reunión se resolvió congregar a todos los adeptos a la Liga en una gran Asamblea, la que se llevó a efecto en las habitaciones del señor Teniente Carlos Baquero. El Alférez Abarca, por encargo del Grupo Directivo de la Liga, declaró abierta la sesión, y dijo:
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Comisionado por el Grupo Directivo de la Liga Militar me es altamente honroso dirigirme a Uds. en estos momentos tan solemnes. En mi exposición seré breve y conciso: Hace ya más de un mes que un grupo de jóvenes Oficiales, en cuyo corazón, como en el de vosotros, arde la llama de los más puros y patrióticos sentimientos, quiso materializar en la acción, en un momento de entusiasmo, todo cuanto el alma de la juventud pletorica había mantenido latente en el más puro idealismo. El 25 de Octubre llamó a las puertas del corazón, en gesto vibrante y batallador, el Dios todopoderoso de la voluntad; y todo lo que hasta entonces había sido un sueño, se transformó al calor de una patriótica discusión, en halagadora realidad. Como consecuencia se acordó formar la Liga Militar. La conquista de adeptos se la hizo con gran prudencia y acierto. Resultado de lo cual nos encon- tramos aquí reunidos un grupo de Oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor por salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica. Señores Oficiales, desterremos de nosotros la duda, el temor y la propia desconfianza. No nos dejemos arrastrar por enervante pesimismo, relevémonos fuertes con la segura persuasión de que todo el que se consagra a propagar y defender un ideal desinteresado debe caducar su voluntad en
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el nunca interrumpido culto del porvenir. La antigüedad consagró altares a los dioses ignorados. Consagremos también nosotros nuestras almas al porvenir desconocido. Y entonces seremos inexplicable el que no se hubiera realizado antes la unidad de la gran familia militar. Para terminar, sea permitido que os hable de nuestros compañeros ausentes, pocos hasta ahora pero que mañana serán muchos y que están trabajando con leal entusiasmo, y ellos son: los tenientes; José Morales en Manabí, Pedro Icaza en Ambato; Alfonso Pazmiño en Otavalo; y Humberto Terán en Guayaquil. Si la Asamblea quiere y acepta, como yo creo aceptará, se podrá nombrar comisionados para las diferentes secciones de la República. Próximamente, talvez en Enero, muchos de los iniciados de la Escuela de Ingenieros, marcharán a distintos lugares. Entonces deberíamos aprovechar del viaje de estos señores Oficiales. Por último, el Grupo Directivo de la Liga Militar hace constar que todos los señores Oficiales que hasta hora han ingresado a la Liga Militar representan altas prendas de capacidad, entereza de carácter, lealtad a los ideales de la Liga Militar y fervor por los nuevos propósitos que perseguimos y que auguran la seguridad del éxito; éxito que pronto, en un estrechamiento de ideas y sentimientos, veremos irradiar como la aurora venturosa de un porvenir radiante para nuestra amada Patria y venturoso para nuestro glorioso Ejército.
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Para esto señores oficiales, lealtad, discreción, sinceridad y sacrificio. Luego, con ardor inmenso y entusiasmo infinito se habló de unión y patriotismo. Después de estas reuniones fueron iniciados muchos otros oficiales, a pesar de la difícil y discreta propaganda que había que hacer dentro de las filas del Ejército. La Asamblea comisionó al teniente Virgilio Guerrero para que se comunique con el teniente Humberto Terán, que prestaba sus servicios en el Regimiento de Artillería “Sucre” de guarnición en Guayaquil; al teniente Agustín Patiño para que le escriba al señor Mayor Idelfonso Mendoza. Era necesario y urgente la colaboración de estos dos distinguidos oficiales en la guarnición de Guayaquil. Pronto tuvimos contestación del teniente Terán de que había conseguido el ingreso a la Liga Militar del señor Mendoza. Luego la propaganda se hizo más fácil con la movilización a distintas guarniciones de algunos adeptos. Así, el teniente Mora fue trasladado a Cuenca; el Subteniente Cascante a Ibarra; el teniente C. Baquero a Loja; así como el teniente A. Aguirre. En Riobamba teníamos adeptos en el Regimiento de Artillería “Calderón” y también en el Batallón de Infantería “Montufar”. Grande era nuestro entusiasmo de ver como la Liga Militar crecía cada día, sin resistencia alguna. A principios de Abril de 1925 contábamos en las filas de la Liga Militar con más de 150 oficiales listos a cualesquier sacrificio. Entonces, sin temor de que
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los dirigentes del gobierno tengan conocimiento de nuestros patrióticos propósitos, los dirigentes de la Liga Militar resolvió tener una reunión general la que se efectuó en casa del señor Capitán Alberto Enríquez G., situada en la calle Maldonado, Plaza de la Recoleta. A esta reunión concurrió casi la totalidad de los oficiales afiliados a la Liga Militar. La Asamblea fue imponente y solemne. En esta magna Asamblea se escucharon de parte de los jóvenes oficiales acertadas sugerencias, magníficas exposiciones de querer hacer la patria del mañana. Se habló como programa de acción para el futuro, lo siguiente: preparar a los ecuatorianos por medio de una educación primaria obligatoria e intensa, a fin de despertar en ellos la conciencia de sus derechos y soberanía; construir escuelas en todos los poblados del territorio de la República; intensificar la preparación de los profesores, por medio de escuelas especiales y elevar su nivel económico; economía y nivelación del presupuesto; crear la Caja Agraria con el fin de fomentar la agricultura y ganadería; estimular la industria; suprimir los Bancos Emisores y crear el Banco Nacional; dictar leyes de bienestar social; crear una Caja de Trabajo y Jubilación para obreros, artesanos y empleados; establecer la carrera administrativa; y estimular a los partidos políticos para su desarrollo y organización. Se escucharon brillantes exposiciones sobre la libertad de imprenta y de cultos y conmovedoras fueron las exposiciones que se hicieron sobre la situación lamentable de nuestros indios. No se pudo concretar.
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No se llegó a formular un plan concreto por la falta de tiempo, la hora era avanzada. Además uno de los afiliados presentó como sugerencia una Circular para los oficiales de las distintas guarniciones del país que, al ser leída, ocasionó en el personal de la Asamblea un ambiente de desconcierto y de sospechas, quizá fundadas quizá no, pero que no dejó de comentarse en forma nada favorable al fin que perseguíamos. Con todo la Asamblea se disolvió cordialmente y se dejó para otra reunión el concretar el plan de acción. Como medida prudente intencionalmente dejamos pasar algunos días sin ninguna actividad. Más, en esos días, a fines de Mayo, más o menos, recibimos la inquietante sorpresa de que el General Moisés Oliva, Jefe de Estado Mayor del Ejército, había manifestado al Tente. Federico Struve sus deseos de hablar con los de la Liga Militar. Los dirigentes de la Liga Militar nos reunimos y aunque temerosos y sospechosos de algún engaño comisionamos a los capitanes Cepeda y Enrique Rivadeneira y al Tente. Struve para que se fueran a hablar con el señor General. Estos distinguidos oficiales cumplieron con talento y habilidad su cometido. El General Oliva los felicitó y les dijo: “Bien está que se unan; pero no es tiempo todavía; yo les prestaré mi apoyo”. Y nos apoyó. Y apoyados por el señor General Oliva fueron enviados en comisión el Capitán Luis Herrera a Guayaquil y el Subteniente Luis Sierra Paredes hasta Tulcán, quienes
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regresaron con magníficos resultados. Nuestras dudas sobre lo ofrecido por el señor General Oliva de apoyarnos en nuestras actividades y propósitos desaparecieron en vista del franco y decidido apoyo que nos daba en el traslado de nuestros afiliados a las guarniciones que creíamos conveniente que sean enviados para robustecer a nuestros afiliados y conseguir mas adeptos. A principios de Junio recibimos así mismo la grata sorpresa de que el señor General Gómez de la Torre, Inspector General del Ejército, quería ponerse al habla con el grupo directivo de los de la Liga Militar. Inmediatamente se lo comisionó al señor Capitán Bolívar Valdivieso para que hablara con el señor General. Dicho capitán nos anunció buen resultado de su comisión. Como hasta entonces la Liga Militar estaba formada exclusivamente con oficiales jóvenes, creímos conveniente consultar al núcleo de Guayaquil, por ser este el más numeroso, sobre el ingreso a la Liga Militar de estos dos Generales. Aprovechamos del viaje a Guayaquil del Tente. Pedro Icaza para que preguntara a los afiliados de esa guarnición si la voluntad de ellos era la misma que nuestra de aceptar a los Generales Oliva y Gómez de la Torre. La respuesta debía darnos en telegrama en clave, en la siguiente forma: “Enferma que me encargaste ver en el Hospital está muy bien”, en caso afirmativo; o “Sigue Mal”, caso negativo. La contestación fue afirmativa. Entonces nos reunimos un pequeño grupo de afiliados en casa del señor Comandante. Solano de
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la Sala a cuya reunión concurrió el señor General Gómez de la Torre. Habló con entusiasmo de los patrióticos proyectos de la Liga Militar y manifestó que estaba listo para ingresar a ella. E ingresó de acuerdo con las mismas formalidades de ingreso de los demás adeptos. Con la concurrencia del señor General Gómez de la Torre, el señor Mayor Carlos A. Guerrero, Capitanes Burbano, Pareja, Duarte y los de la Directiva de la Liga Militar nos volvimos a reunir en casa del señor Comandante. Solano de la Sala con el fin de formar un programa de acción, de acuerdo con los puntos de vista del núcleo de la guarnición de Guayaquil y con las exposiciones hechas por los afiliados de la guarnición de Quito en las asambleas anteriores. Luego de interesantes intervenciones se concretó el siguiente Programa de Acción: I. Nombrar una Junta de Gobierno formada por tres ciudadanos civiles representantes de la costa y tres ciudadanos civiles representantes de la sierra y un militar en servicio activo; la que será responsable de sus actos administrativos. II. La Junta de Gobierno atenderá al siguiente Plan de Acción: a. Economía y nivelación del Presupuesto; b. Supresión de la Moratoria. Creación del Banco Nacional y supresión de los Bancos Emisores;
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c. Elaboración de un Plan de Obras Públicas. Carreteras y Escuelas; d. Aumento de la Instrucción Primaria. Mejoramiento económico del profesorado; e. Libertad de Imprenta y de Cultos; f. Carrera Administrativa. Selección de empleados públicos; g. Creación de la Caja Agraria para el fomento de la Agricultura; h. Creación de la Caja de Trabajo y Jubilación para obreros, artesanos y empleados; i. Leyes sociales que tiendan al mejoramiento del obrero, artesanos y trabajadores; j. Implantación del Servicio Militar y Obligatorio. Revisión de las Leyes Militares. Organización eficiente del Ejército para que responda a las exigencias y necesidades internacionales del País; k. Leyes especiales para regenerar y mejorar la condición del indio. Era la una y media de la mañana y todos nos retiramos a nuestros cuarteles, satisfechos de haber hecho un bosquejo o proyecto de Plan de Acción para el futuro de una Patria mejor. Cuando creíamos haber llegado a la cumbre de nuestras aspiraciones, fuimos sorprendidos con la orden de traslado del Regimiento de Artillería Nº 1 “Bolívar” a la ciudad de Guayaquil. Era el 17 de Junio de 1925. Habiendo sido la oficialidad del Regimiento “Bolívar” el eje al rededor de quie-
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nes se organizó la Liga, se la fomentó y se preparó el gran movimiento político que echaría por los suelos al carcomido y desvencijado gobierno, nos contrarió muy profundamente el traslado del Regimiento “Bolívar” a la ciudad de Guayaquil. Nuestra primera resolución fue dar de una vez el golpe, ya que todo teníamos preparado; pero luego reflexionamos y no quisimos que se desvirtúe nuestros patrióticos propósitos con una actuación que podía calificársela de indisciplina y resolvimos partir a nuestra nueva guarnición. En la madrugada del 22 de Junio el bizarro Regimiento de Artillería Nº 1 “Bolívar” abandonaba el cuartel de su querido Quito. Largos años hacía que la “Bolívar”, como la llamaban cariñosamente los quiteños, no había salido de la ciudad Capital, sino para cosechar laureles y regresar en seguida. La muchedumbre cubría las veredas de las calles por donde debíamos pasar en nuestra marcha a la Estación de los ferrocarriles en Chimbacalle. La “Bolívar” se va porque está de parte del pueblo decía esa infinita multitud que nos miraba con ojos de pena y de cariño. Y, decían la verdad. El pueblo constituye la Nación y el Ejército que es parte del pueblo es el salvador de su opresión. La estación de Chimbacalle parecía un mar humano, cuyas rumorosas ondas de simpatía hacían estremecer de gratitud nuestros corazones. La “Bolívar” correspondió galantemente a la fervorosa simpatía del pueblo, gritando con voz poderosa, Viva el pueblo! Viva el Ejército! Los ofi-
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ciales y tropa se acomodaron en los coches y la locomotora principió a moverse lentamente llevando aquel bagaje de esperanzas y proyectos por una Patria mejor. A las 7 de la noche del día martes 23 llegamos a Duran, Oficiales y tropa de los Batallones de Infantería “Quito” y “Marañón” nos hicieron un cordial recibimiento. A recibirnos había ido también el nuevo Jefe del Regimiento “Bolívar”, señor Coronel Alejandro Solís. Se nos alojó en el cuartel del Regimiento de Artillería Nº 2 “Sucre”, el que se lo trasladó en nuestro lugar a Quito. Inmediatamente después de haber organizado el alojamiento de la tropa en el cuartel, los oficiales que se encontraban libres de tareas especiales dentro del cuartel tomaron contacto con los oficiales afiliados a la Liga en la guarnición de Guayaquil. Tanto los oficiales del “Marañón” como los del “Quito” nos hicieron un magnífico y cordial acogimiento. En el “Marañón” pudimos hablar con el Mayor Ildefonso Mendosa quien nos invitó a reunir- nos al día siguiente en casa del capitán de Fragata señor Diógenes Fernández. De acuerdo con lo convenido nos reunimos en casa de dicho Capitán. Se les informó de cuanto se había hecho en Quito y se puso en consideración el Plan de Acción formulado por el núcleo de Quito. Exposiciones y planes fueron acogidos con entusiasmo. Luego se pasó a tratar la manera y forma de realizarlos. La empresa era difícil, pero la
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teníamos muy avanzada. Otras muchas ocasiones nos reunimos en la misma casa y con el mismo fin. Pues era menester tomar resoluciones inmediatas y concretas. Las resoluciones que se acordaron y que debía enviarse a Quito fueron las siguientes: 1. Esperar de Quito que se nos señale día y hora para actuar; y, en caso de que las circunstancias lo requieran y sean favorables tomar la iniciativa. 2. Efectuado el movimiento comunicar a los afiliados de todas las guarniciones para que nos secunden. 3. Obtenido el éxito deseado, inmediatamente nombrar en Quito y Guayaquil tres ciudadanos civiles representantes de la sierra y tres ciudadanos civiles representantes de la costa y un militar en servicio activo, quienes formarían la Junta de Gobierno en la ciudad Capital. 4. Tan pronto como sea posible y las circunstancias lo permitan, la Junta de Gobierno convocará a elecciones para la Convención Nacional en cuyas manos se entregará el destino del País. 5. Señalase el 15 de Julio del año 1925 como plazo tope para efectuar el movimiento de derrocamiento del gobierno. Estas resoluciones fueron tomadas por los delegados de las reparticiones acantonadas en Gua-
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yaquil y puestas en conocimiento de todos los afiliados de la 3ª Zona Militar y por lo mismo serían ejecutadas severamente y controladas estrictamente. El general Gómez de la Torre llegó a Guayaquil, en estos días, enviado por el gobierno para que examinara las cuentas del Comandante del crucero Cotopaxi. Se nombró una comisión para que se pusiera al habla con dicho General y se le pusiera al tanto de nuestras resoluciones. Puestos al habla el General Gómez de la Torre y el Mayor Mendoza, se acordó que la transformación política se la llevara a efecto simultáneamente en Quito y Guayaquil, el día dos de Agosto, si la situación política no exigía que fuera una semana antes o después, para lo cual se pondrían de acuerdo por medio de una clave telegráfica de frases convencionales. El señor General regresó a Quito muy entusiasta y muy bien impresionado de la energía y decisión de la oficialidad para efectuar la transformación. En los primeros días de Julio el señor General Luis A. Jaramillo, Intendente General de Policía de la Provincia del Guayas, visitó los cuarteles. El señor Coronel Alfonso Darquea, Jefe de la 3ª Zona Militar se encontraba en Quito y de Jefe Accidental de Zona se encontraba el señor Coronel Alejandro Solís. El General Jaramillo en su visita a los cuarteles advirtió a los Jefes de las unidades que anduvieran con mucho cuidado porque sabía que ciertos
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oficiales sediciosos se preparaban a dar un golpe. Naturalmente esta inquietud y recomendaciones del señor General Jaramillo las llegamos a saber inmediatamente, por intermedio del señor Mayor Mendoza; quien naturalmente reunió al grupo dirigente de la Liga Militar para que resol- vieran sobre este delicado asunto. Los afiliados de la Liga Militar no tomaron el asunto como para precipitar los acontecimientos. Se hizo notar que el gobierno tenía sospechas y puestas sus investigaciones en los ajetreos políticos de los señores Modesto Larrea Jijón; del señor Luis Napoleón Dillon; del señor Jacinto Jijón Caamaño. Quienes cada uno por su propia cuenta trataban de conseguir adeptos dentro del Ejército, con el fin de derrocar al gobierno; por estos antecedentes creíamos que podía haberse referido el General Jaramillo a estas conspiraciones y no a las nuestras, que las creíamos que nos las conocía el gobierno. Más, después de dos a más días, había llegado a Guayaquil el Coronel Filemón Borja acompañado del Capitán Pablo Borja para recibir un lote de caballos chilenos destinados al Escuadrón Escolta Yaguachi. Dicho Capitán departía amigablemente con un pequeño grupo de Oficiales de la Liga en uno de los salones de la ciudad. Aquel oficial oyó, amargas frases de verdad contra el gobierno y su camarilla, cosa que le disgustó de tal manera de ponerse fuera de tono y con denuestos contra sus camaradas, dijo: “Ya el
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gobierno sabe que quieren ustedes tumbar al Doctor Córdova, pero no conseguirán su propósito, por- que mañana llega el Coronel Darquea, con instrucciones para meterlos a todos a la cárcel. “La noticia cayó como un cañonazo sobre el grupo de Oficiales que se encontraban con dicho Capitán. Inmediatamente salieron dispersados en busca del Mayor Mendoza para deliberar sobre lo que debían hacer ante las órdenes que había dado el gobierno al Coronel Darquea el que debía ll gar a Guayaquil al día siguiente. Esto sucedía el día 8 de Julio por la tarde. La feliz indiscreción del Capitán Borja nos unió fuertemente y ante la amenaza del gobierno de ponernos a todos presos, no vacilamos en dar cumplimiento inmediato a nuestros propósitos de derrocarlo. Sabíamos que esperar más días era irnos a una pérdida segura y de consecuencias graves. Así que resolvimos dar el golpe en la madrugada del día 9 de Julio. Pero el Mayor Mendoza, hombre de juicio y sereno nos hizo ver lo improcedente de tal violencia; ya porque había necesidad de ponerse de acuerdo con los afiliados de Quito y en lo posible con las guarniciones del centro del país; porque el Coronel Darquea no llegaba hasta las 6 de la tarde del día 9 y por lo tanto permitía disponer de algunas horas para prepararse convenientemente y dar el golpe atendiendo todos los detalles y asegurar el éxito de la transformación. Con habilidad, talento y energía el Mayor Mendoza dio a los Oficiales las instrucciones del caso.
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Con la absoluta confianza que nos inspiraba tan noble jefe, nos lanzamos con ardor y valentía a realizar nuestro empeño. En la casa del Capitán Fernández se hizo el Cuartel General para los preparativos que duraron toda la noche del 8 y mañana y tarde del día 9 de Julio. Se formuló el siguiente Plan de Acción: 1. Telegrama a la Guarnición de Quito con la frase convenida: “Van nueve paquetes”. 2. Personas que deben ser arrestadas inmediatamente de efectuado el movimiento: Gobernador e Intendente de Policía de la Provincia; principales empleados públicos y Gerentes del Banco Agrícola. 3. Jefes que debían ser arrestado: Jefe Accidental de Zona y su comando y Jefes de las unidades militares y policía. 4. Obtendo el éxito deseado hacer un telegrama a Quito con la frase convenida: “Negocio terminado sin novedad. Castagneto”. 5. Cuidar el orden en la ciudad. 6. Organizar una Asamblea popular con el fin de que ésta nombre a los tres ciudadanos civiles que formarían la Junta de Gobierno. 7. Formar en Guayaquil una Junta Militar de Control o Fiscalizadora, con el fin de controlar la Aduana, el Municipio y más dependencias del Estado. Junta que funcionará de acuerdo con un Reglamento.
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El Coronel Alfonso Darquea, Jefe de la 3ª Zona Militar, venía de Quito y debía llegar a Guayaquil el día 9 a eso de las 5 y media o 6 de la tarde. A encontrar al Jefe de Zona irían el Jefe Accidental Coronel Alejandro Solís, Jefes de las unidades y principales autoridades de la ciudad. Es decir un día oportuno y conveniente para el cumplimiento de nuestro propósito. El Capitán de Fragata puso a nuestra disposición dos vapores fluviales para conducir a Duran los pelotones que debían cumplir la orden de tomar presos a los Jefes y autoridades que debían encontrarse allí en espera de la llegada del Jefe de Zona. Se había destinado a la 4ª Batería a órdenes del Capitán César Cueva y Alférez Alejandro Moaño para que cumplan este cometido. A los soldados del Regimiento debíaseles hablarles de nuestro propósito en cuanto salga del cuartel el señor Coronel Solís Jefe de la Unidad. El designado para ello fue el Teniente José A. Erazo. Además cada Capitán de Batería debía hablarles por separado a cada Batería en sus respectivas cuadras. Igual cosa debía hacerse en las demás unidades. (Los Alférez Segundo B. Ortiz y Manuel Martín Icaza con una escolta debían apoderarse del inalámbrico). Se nombraron comisiones de enlace con el Marañón y Quito. Todas las órdenes se habían dado y solo esperábamos llegue el momento para cumplirlas con de decisión y presteza. Día 9 de Julio. Muy por la mañana todos los oficiales se encontraban de pie. Después de la hora
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del desayuno se ordenó a cada Batería limpieza del armamento. A la hora del almuerzo la tropa en su comedor estaba alegre. El rancho como siempre era magnífico y abundante. En el comedor de los oficiales la conversación era animada. A las dos de la tarde cada capitán con sus oficiales ingresaban a sus respectivas cuadras y daba comienzo, daba los primeros pasos para la ejecución de la gran obra de resurgimiento nacional. Cada Capitán les hablaba a sus soldados de lo que se había hecho, de la formación de la Liga Militar y de sus propósitos; estos escuchaban las palabras de su capitán con atención, con gusto y en silencio. Demostrando resolución y apoyo a los propósitos de sus oficiales. En cuanto el Coronel salga del Regimiento para ir al encuentro del Jefe de Zona se le hablará a toda la tropa del Regimiento formada. A eso de las tres y media de la tarde sale el Coronel Solís del Cuartel. Inmediatamente el Capitán Rivadeneira da la voz de mando: Abajo –al patio– el Regimiento formar armados. En el patio de la casona del cuartel del Regimiento forma en cuadro. El Teniente Erazo se presenta en el centro del bizarro Regimiento y con vibrantes y apropiadas frases les habla de nuestros propósitos. El Regimiento a una sola voz grita: Viva el pueblo! Viva el Ejército! Se ordena armar pabellones. Para actuar solo se espera el aviso del Capitán Fernández de que los Jefes y autoridades se trasladan a Duran. Los minutos pasaban veloces y el
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aviso no llegaba. El Capitán Rivadeneira ordena se haga romper pabellones y que la tropa se retire a las cuadras a esperar órdenes. Así se hace y en el cuartel queda un ambiente de como que nada hubiera ocurrido. Nos ponemos en contacto con los batallones Quito y Marañón y nos hacen saber que están listos para actuar. A eso de las 5 de la tarde el Coronel Solís regresaba al cuartel. –La llegada del Jefe de Zona se había retrasado y debía llegar a eso de la siete de la noche–. La mayoría de los oficiales estábamos en el Casino. Que hacemos? nos preguntamos. Jugarnos el todo por todo, se dijo. Y así se hizo. Se nombró una comisión para que hablara con el señor Coronel Solís y le hiciera saber que el Ejército del Ecuador había resuelto terminar con el actual gobierno y había formulado un plan de gobierno con nuevos rumbos en bien del pueblo y del Ejército. Esta comisión de oficiales se presentó de inmediato ante dicho Coronel, quien en conocimiento de lo dicho dijo: “No consentiré tal cosa, el Ejército debe sujetarse a sus dirigentes… no permitiré que se atente contra el gobierno. Como se le dijera que estaba preso exclamó: “Voy a hablar a la tropa; vamos a ver a quien obedecen”. Y dicho esto se salió de su cuarto y le dice al Capitán Rivadeneira: “Haga formar el Regimiento”, quiero hablar a la tropa. Consentimos que lo hiciera. Formó el Regimiento. El Coronel arenga a la tropa, tratando de convencerla; más, ésta prorrumpe en atronadores gri-
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tos de Viva la Patria! Viva el Ejército! Abajo la Tiranía! Vivan los Oficiales! Acto seguido el Teniente Erazo, que se encontraba de Oficial de Guardia, le comunica al Coronel arresto en su pieza del cuartel, en donde permaneció con todos los miramientos. Luego se ordenó a los Oficiales que cumplan con las comisiones señaladas. El Plan de Acción hubo que variarlo de acuerdo con el momento. Eran las cinco y media de la tarde. La ciudad continuaba en la más tranquila calma. No había podido darse cuenta del trascendental hecho llevado a cabo por el Ejército. Los Batallones Marañón y Quito secundaron el movimiento un poco antes de las seis de la tarde. Del Regimiento Bolívar salieron las siguientes comisiones: Capitán Olarte y Teniente Virgilio Guerrero con un pelotón de tropa a tomar presos al Gobernador e Intendente de Policía. En el Palacio de la Gobernación, esta comisión redujo a prisión a los siguientes: Señor Francisco Elizalde, Gobernador; Mayor Ignacio Larrea, Sub-Intendente de Policía; señor Manuel Icaza, Tesorero de Hacienda; señor Jefe Político; señor Administrador de Aduanas. Quienes fueron trasladados al Regimiento Bolívar. El señor General Luis A. Jaramillo, Intendente de Policía fue reducido a prisión en su despacho y así mismo trasladado a la Bolívar. El Capitán César Cueva y Alférez Alejandro Montaño con un pelotón se trasladaron a la Jefatura de la 3ª Zona Militar y apresaron a los siguientes Jefes y Oficia-
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les: Comandante Eduardo Bosano, Jefe de Estado Mayor de Zona; Mayores Aquilino Lamota, Julio Jarrín, Alejandro Troya y Viteri; y Capitán Tirso Polo, los que fueron también conducidos a la Bolívar. El teniente Luis A. Rodríguez fue comisionado para apresar a los Gerentes del Banco Agrícola, señores Rogelio Benítez Icaza y Francisco Urbina Jado, quienes una vez presos fueron conducidos al cuartel de la Bolívar. A las oficinas del Inalámbrico fue enviado el Alférez Manuel Martín Icaza; a la de Telégrafos el Teniente Pedro Terán y a la de Teléfonos el Subteniente Carlos Egas. Controlados todos los servicios de la ciudad, solo nos quedaba el problema de prisión del señor Coronel Alfonso Darquea, Jefe de la 3ª Zona, quién debía llegar de la Capital. El Teniente Terán encargado del control de la Oficina de Telégrafos recogió un telegrama hecho por el Gerente de la Compañía del Ferrocarril en el que anunciaba un atraso de cuatro horas de la llegada del tren a Durán, tren en el que venía el Coronel Darquea. Con tal motivo no se tomaron medidas inmediatas para su captura. Más el retraso del tren no fue como se había anunciado, sino que el tren llegó a las siete de la noche a la estación de Durán. Tan pronto como se tuvo conocimiento de la llegada del tren, se despachó al Capitán Fernando Freire, al mando de treinta hombres, en el vapor Edén, para que apresara al señor Coronel Darquea.
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Dicho Coronel informado de lo ocurrido en Guayaquil había tomado el vapor Enrique Valdez y se había trasladado al crucero Cotopaxi. El Capitán Freire que iba en el Edén fue en persecución del Enrique Valdez, pero no pudo darle alcance y tuvo que regresar a Guayaquil. Se tomaron medidas para mantenerlo incomunicado al Cotopaxi y se nombró una comisión del Teniente Cristóbal Espinosa y Alférez Navarro y Morales y 50 soldados para que se trasladen al Cotopaxi y procedan a la detención del Coronel Darquea. Llegada la comisión al Cotopaxi y entrevistada con el dicho Coronel, éste se resistió enérgicamente a acceder a su dimisión de mando. Parte de la comisión militar hábilmente había logrado conquistar a los oficiales y tropa del Cotopaxi. Percatado el Coronel Darquea de la actitud de la Oficialidad y tropa del Cotopaxi y en vista de los requerimientos cordiales de la comisión de oficiales, desistió de su terquedad y se terminó el incidente con dicho Coronel, el que fue inmediatamente trasladado al crucero Libertador Bolívar. Los presos que se encontraban en el cuartel del Regimiento Bolívar fueron así mismo trasladados a dicha nave de guerra. Si es verdad que en Guayaquil las cosas marchaban triunfalmente, sin embargo, hasta las once de la noche nada se sabía de Quito, ni de las otras provincias. Con todo se tubo a la policía guardando el orden y se destinaron piquetes de soldados
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para que apoyen a los celadores. Se ordenó cerrar las cantinas y salones y en fin se mantuvo a la ciudad dentro de la más completa tranquilidad y orden. En la madrugada se supo que la guarnición de Quito había secundado nuestro movimiento con todo éxito. El núcleo de la Liga Militar de la ciudad de Guayaquil creyó necesario y conveniente lanzar un manifiesto a la Nación y lo hizo en la siguiente forma: Manifiesto a la Nación Conciudadanos, Camaradas:El Ejército acaba de realizar en estos momentos de nuestra vida republicana, un acto grandioso que marca, por sus trascendentales fines, una segunda Epopeya del Patriotismo en relación a la efectuada hace seis lustros por los gestores del movimiento emancipador de la conciencia nacional; acto abnegado y enérgico tendiente a convertir en una realidad, de una vez por siempre, los desde entonces, frustrados anhelos del pueblo ecuatoriano, en manos hasta hoy de políticos corrompidos y de mandones apoyados en la fuerza indeliberante del más frondoso pretorianismo. Las Instituciones Armadas del País, conscientes de la evolución benéfica que provocan con su movimiento, se presentan satisfechas ante la Nación para recabar el fallo justiciero y dejan a la posteridad la tarea de escribir la página histórica que merece su conducta desprendida y patriótica.
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El soldado, que sabe cuál es su noble misión, no puede ni debe consentir más, que se abuse de su fuerza pasiva para desvirtuar la Constitución y las Leyes, poniéndolas, con su interpretación antojadiza al servicio de innobles ambiciones. Por esto, no ha vacilado ante el sacrificio y el peligro para, con el esfuerzo y el amor al progreso, intentar al verdadero engrandecimiento de la Patria amada, a la que en vano fertilizara con su heroísmo la sangre de nuestros mayores; y no permitirá de hoy en adelante, que destruyan tan nobles ideales las combinaciones del Maquiavelismo, ni se pervierta la conciencia pública con hábito, mal disimulado, de la servidumbre, impuesto por el despotismo cristalizado en la práctica de nuestro régimen político; creyéndose, equivocadamente, que el ciudadano armado ha perdido la noción de sus sagrados deberes en pago de honores, distinciones y privilegios, hasta convertirse en cómplice vulgar de la obra nefanda. Bien saben nuestros compatriotas el cuadro que desde hace tiempo presenta la Nación: desconsolador hasta llegar a los límites de una pavorosa catástrofe financiera y una renuncia involuntaria, en manos de la diplomacia, de nuestros sagrados derechos territoriales. De allí que el soldado convencido de que es imposible desaparezcan por natural reacción hacia el bien los vicios y delitos en el gobierno y en los gobernados; vicios y delitos que pintan el
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sonrojo en la faz de todos, desengañado de una indefinida espera, no ha trepidado por decoro nacional, atender ya al clamor público que pide la regeneración del país; y en guarda de la dignidad profesional, que nos prohíbe, con apremio feliz, la indiferencia del sayón para con inescrupulosos gobernantes, hemos acordado constituirnos en el ansiado sostén de la Patria y atalaya del orden, a fin de depurar la administración con los cambios y reformas que ella exige para su creciente prosperidad, deseosos de ocupar el alto puesto a que está llamada en el gran concierto de las naciones cultas y civilizadas del globo. Que cesen, pues, definitivamente las anomalías retardatarias y funestas de nuestro sistema político y económico, y procúrese el levantamiento de la República bajo un régimen de igualdad y justicia para todos los ciudadanos, al amparo de nuestra Constitución liberal y del Derecho moderno, implantando las reformas que reclama, vanamente hasta hoy, la voz de la mayoría; voz que, para nosotros, será eternamente un mandato respetado. Que en cuanto a las Instituciones Armadas, ellas no tienen en absoluto ambiciones de mando; por lo cual la gestión administrativa del Estado estará dentro de pocos días en manos del elemento civil; y el pueblo en asamblea podrá elegir libremente a sus personeros para ante la Junta de Gobierno de Quito, que funcionará hasta la reunión de la Convención Nacional.
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El Ejército hace un llamamiento encarecido a todos los civiles, sus hermanos, a laborar juntos bajo la égida bienhechora del momento presente, contribuyendo a sustraer la República de la vorágine de errores que la pervierten y la aniquilan. Las instituciones Armadas no declinan el honor de poner término a sus trabajos para el fin expuesto, mientras la obra comenzada no alcance el éxito satisfactorio que columbra en sus sueños de engrandecimiento nacional, auspiciados por esa inmensa mayoría ciudadana que constituye el pueblo; y previene que si son necesarias medidas rígidas para alcanzar el cumplimiento de su hermoso programa, las adaptará inexorable, convencidos de que no hay redención sin sacrificios. Conciudadanos: Confiad en la sinceridad de los que proponen dos cosas: poner fin al múltiple e insufrible crimen político que extrema su acción dolorosa en el corazón del pueblo; y, segundo: dar lustre a las armas ecuatorianas, puestas en nuestras manos para el servicio de nuestra Amada Patria, respetando y haciendo respetar su Constitución, sus leyes y sus fronteras. Este periodo es de transición y subsistirá el corto tiempo que demande la labor reorganizadora del País. Ayudadnos, pues, a hacer con vuestra sabia y desinteresada cooperación, menos largo y pesado este ciclo de prueba. Conciudadanos: ¡Viva la República! La Junta Militar de zona. (Entiéndase en este término incluidos la Marina de Guerra y la Aviación).
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Junta Militar de la 3ª zona Sargento Mayor, Ildefonso Mendoza; Capitán de Fragata, Diógenes Fernández; Capitán de Corbeta, Manuel M. Cevallos; Capitán, Luis A. Rivadeneira; Teniente, Luis A. Rodríguez; Teniente, Efraín Castillo. De acuerdo con el programa de la Liga Militar se convocó a una asamblea popular para la elección de los tres ciudadanos civiles que debía constituir la Junta de Gobierno en la ciudad Capital y como representantes de la Costa. Reunida esta Asamblea en uno de los salones del I. Consejo Municipal, el pueblo no pudo mantener serena su emoción de libertad y cual un río detenido se desbordó en torrente ensordecedor, que hizo imposible tomar ninguna resolución acertada en el nombramiento de los tres ciudadanos civiles que debían formar la Junta de Gobierno en representación de la Costa. Ante tanta confusión la Junta de Control Militar hubo de desistir de su sincero propósito de que sea el pueblo de la ciudad de Guayaquil el que nombre a dichos ciudadanos y tubo que asumir la difícil y delicada tarea de nominarlos. Dicha Junta convocó en el Casino del Batallón Marañón una Asamblea de Oficiales, a la cual se excusó de asistir el señor Mayor Mendoza. Se nombró al señor Capitán de Fragata, Diógenes Fernández para que la presida, quién se excusó de hacerlo. En vista de lo cual se nombró
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al señor Capitán de Corbeta, Manuel M. Cevallos, quién la presidió. Instalada la Asamblea se dio lectura a un telegrama de Quito en el que se nos hacía saber que habían sido nombrados para la Junta de Gobierno en representación de la sierra el señor General Gómez de la Torre, el señor Luis Napoleón Dillon, el señor Modesto Larrea y el señor Rafael Bustamante; y se nos pedía enviáramos la nómina de los tres ciudadanos civiles que debían formar la Junta de Gobierno en representación de la Costa y pedían enviáramos nombres para Gobernador e Intendente de Policía de la Provincia del Guayas. En conocimiento la Asamblea de este telegrama de Quito, se anunciaron algunos nombres de honorables y distinguidos ciudadanos de la ciudad de Guayaquil. Algunos de ellos se excusaron. Pero después de algunas gestiones se concretó los nombramientos para la Junta de Gobierno en las siguientes personas: Doctor Francisco J. Boloña; Doctor Francisco Arízaga Luque, quienes patrióticamente aceptaron integrar la Junta de Gobierno en representación de la Costa. Atendiendo al pedido de Quito la Asamblea de Oficiales recomendó los nombres del doctor Armando Pareja Coronel para Gobernador de la Provincia y la del Teniente Virgilio Guerrero para Intendente General de Policía. Cuyos nombramientos fueron atendidos inmediatamente por la Junta de Gobierno.
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Anexo II Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de Julio y la actuación del regimiento de Artillería “Bolívar” N°179 Autor, teniente Luis A. Rodríguez La patria había entrado en angustioso y desesperante agonizar. La menguada oligarquía que se había apoderado del poder no hacía sino saquear los caudales públicos y oprimir terriblemente al pueblo apretándole la garganta para que ni siquiera pudiera respirar. Decir alto a los opresores obra era de magnífico, de puro, de acendrado patriotismo. El 25 de Octubre de 1924 un reducido grupo de jóvenes Oficiales estábamos sentados a la mesa en el comedor del Regimiento Bolívar, que entonces se hallaba en Quito; éramos los siguientes, Tenientes Virgilio Guerrero, Cristóbal Espinoza G., José M. Erazo, Luis A. Rodríguez S., Agustín Patiño; Alféreces: Carlos Abarca y Cristóbal Toledo; además el Teniente Carlos Granja Saona y el Alférez Manuel Martín Icaza, ambos alumnos de la Escuela de Ingenieros, que comían en nuestro Regimiento. Hablamos de las desgracias de la Patria y de los medios para salvarla. Como soldados debíamos irnos hasta el sacrificio con tal de sacarla siquiera de los bordes de la tumba, en donde estaba caída. Ante la idea de salvar la Patria nuestros pechos se enardecían y llegaron a la alta cumbre 79. Publicado en El Comercio, del 2 de septiembre de 1925.
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del entusiasmo: éramos jóvenes, nuestra luciente espada no se había manchado todavía en el orín de la podredumbre política; podíamos por tanto lanzarnos a buscar la ventura de la Patria en una atrevida empresa. Llegados a esta determinación, dije yo, “hay que hacer algo serio”. “Cállate, me replicó el Alférez Abarca, no digas nada, te pueden oír, vamos arriba”. Inmediatamente le seguimos y nos encerramos en su habitación los Tenientes José Antonio Guerrero, alumno ingeniero, S. Virgilio Guerrero, Agustín Patiño, Alférez Manuel Martín Icaza y yo. Con lápiz solo escribió el Alférez Carlos Abarca el compromiso de salvar a la Patria, al pie del cual firmamos los presentes. Al Alf. Abarca, mi antiguo compañero de la Escuela Militar, le recomendé que me llamara para seguir trabajando; pues, yo tenía necesidad de estar en casa de mi familia esa tarde. Al siguiente día, a las 8 p.m., concurrí con los 5 ya nombrados y los Señores Teniente Samuel Jarrín y Alférez Alfonso Jaramillo a la casa del señor Teniente Patiño. El acta estaba ya escrita: entonces nos juramentamos y firmamos los allí presentes. Esta acta original la conservo en mi poder. En seguida ingresó el señor Teniente José Moran E., además de los compañeros primeramente nombrados. Las chispas de luz brotadas esa memorable tarde se convirtieron en inflamada hoguera. El Teniente Patiño escribió a Guayaquil al Mayor Mendoza, que, por su carácter y preparación, y a
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causa de haber sido nuestro profesor en la Escuela Militar, bien podría servirnos de guía. Crecía el número de adeptos una en las más apartadas provincias; todo con el mayor secreto. Parece que la traición nos salió al paso, pero no fue poderosa para desbaratarnos. Alguna vez nos acometió el desaliento; mas nos alentábamos de nuevo y nos reorganizábamos. Quizás a causas de la traición, la Superioridad llegó a saber algo de lo que pasaba. Las circunstancias eran críticas. Agonizaba el hermoso Mayo y el Teniente Struve, refiriéndose al Teniente Coronel Solano de la Sala, nos descubre el pensamiento del General Oliva. No había que perder la ocasión. Comisionamos pues al Capitán Cepeda y al Capitán Enrique Rivadeneira para que tantearan el vado y se entrevistaran con el General Oliva, quien les hizo buen acogimiento y les ofreció su apoyo aplaudiendo la labor llevada hasta entonces a cabo en pro de la unión. Más cuando otro día se le insinuó que firmara el acta, no quiso alegando que no era llegada todavía la hora; pero que no dudaran de él, porque estaba listo para prestarles su apoyo, para lo cual era suficiente su palabra de militar. En efecto, con el apoyo del General Oliva marcharon en comisión de la Liga el Subteniente Luis Sierra Paredes, al Norte, hasta Tulcán, y el Capitán Luis Herrera a Guayaquil. A principios de Junio supimos que el General Gómez de la Torre anhelaba hablar con nosotros. Si el firmaba en el acta ya tendríamos quien se ponga
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a la cabeza del movimiento que agitaba nuestras mentes. Nombrada una comisión, fue designado el Sr. Capitán Bolívar Valdivieso para conferenciar con el Sr. General Gómez de la Torre, quien manifestó la más grande voluntad de ayudarnos, perteneciendo a nuestra Liga como un simple Oficial. La víspera de venir en comisión para fiscalizar los vergonzosos hechos del Cotopaxi, el 7 de Junio, los señores Capitán Luis A Rivadeneira L., Subteniente Luis Sierra Paredes y yo lo juramentamos y firmó en el acta. Teníamos pues quien nos representara. El miércoles 17 de Julio recibió el Regimiento Bolívar la orden de trasladarse a Guayaquil, en los precisos momentos en los que nos disponíamos a dar el golpe. Al recibir la noticia, nuestro primer pensamiento fue darlo de una vez; pero serenados un poco decidimos salir que Quito tranquilamente y aun gustosos. Así despistaríamos mejor al Gobierno, preocupado en esos momentos de buscar al hombre que debía ser Presidente del Senado. El 22 salimos de Quito, y, por más que anhelábamos, no pudimos hablar con el General Gómez de la Torre, que regresaba de Guayaquil, pues en la Estación Urvina se cruzaron los trenes velozmente. Aquí, en Guayaquil, el Mayor Mendoza había trabajado activamente y con eficacia. Sabedores de que el Jueves 9 de Julio debía llegar de Quito el señor Coronel Darquea, Jefe de Zona, con extraordinarias, temerosos de que nues-
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tra obra fuera destruida antes de salir a la luz del sol, quedando entonces la Patria sumergida para siempre en el abismo, sin esperanza de vida, el martes 7 nos reunimos para determinarnos al golpe que debíamos darlo con la mayor disciplina y sin derramamiento de una sola gota de sangre. El 9 por la tarde irían las principales autoridades del puerto a recibir en Duran al señor Jefe de Zona. No había sino que apresarlos mansamente a la llegada del tren. Y el asunto estaba concluido. Tomada esta resolución se les paso un pliego de obligaciones a los representantes de cada Unidad. Antes del movimiento el señor Mendoza comunico a Quito. Teníamos preparadas lanchas en la ría. Amaneció el nueve. Las horas parecían que iban pasando lentas y perezosamente y esperábamos ansiosos la señal que desde el muelle debía darnos el Comandante Diógenes Fernández. Sencilla era la señal: “Se fueron” debía decirnos; y los Oficiales de Guardia de las Unidades contestarle:”Se van”. Una circunstancia inesperada cambio de todo en todo nuestro plan. Eran las tres de la tarde. El Coronel Alejandro Solís, primer Jefe Regimiento y Jefe Accidental de la Zona, salió de su auto en dirección al muelle. Se iba al encuentro del señor Darquea. Inmediatamente el Capitán Rivadeneira reúne a la tropa; le arenga patrióticamente el Teniente Erazo con tal feliz resultado, que entusiasmada prorrumpe en estruendosos gritos de ¡Viva la Patria! ¡Viva el
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Ejército! ¡Viva el Pueblo! Se hacen armar pabellones en el patio. En seguida, por teléfono, le digo al Teniente Salas del Marañón: El negocio está listo. Al mismo tiempo se avisa al “Quito”. Salgo con el Teniente Cristóbal Espinoza y Subteniente Manuel Martín Icaza; y al llegar a la esquina del “Marañón”, vemos con grande sorpresa, que regresa la auto del Coronel Solís, con el mismo Coronel adentro. Icaza y yo -mientras Espinoza habla con el Coronel- volvimos las espaldas y emprendimos la carrera hacia el Regimiento para noticiar a los camaradas el regreso del Primer Jefe. El Teniente Erazo estaba de guardia. El Mayor Mendoza por teléfono, veía la conveniencia de que dejáramos salir al Coronel para poder cumplir con el Programa de Acción. Antes, por disposición del Capitán Rivadeneira, los soldados, con sus armas se retiraron a las cuadras a esperar órdenes y quedó el Regimiento en tan completa calma, como si nada hubiese pasado. Eran las cuatro y media de la tarde. La hora era solemne. Parecía que el tiempo todo se paraba de golpe para contemplarnos. Un momento de indecisión podía perdernos. A pesar de habernos adelantado, el Comandante Baquero, el Capitán Olarte y yo nos subimos a la estancia del Señor Coronel. Escribía este en máquina. El Comandante Baquero, con la calma y hasta dulzura que tiene en el hablar, mi Coronel, le dice: un núcleo de Oficiales del Ejército ha formado un pliego de
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peticiones para dar nuevos rumbos al Gobierno, porque al paso que vamos la patria se hunde en los abismos. -Yo no consentiré jamás tal cosa, replica el Coronel Solís indignado; el Ejército no es deliberante y debe estar sujeto en todo a sus dirigentes. He sido puesto por Primer Jefe de esta unidad, y como tal no permitiré que se atente contra el gobierno. -Para que estar con rodeos, decía yo para mis adentros. Le dije entonces: mi Coronel, Ud. está preso. Lanzando a los aires una interjección me dice el Coronel, vamos a ver ¿Quién está preso? ¿Ud. O yo? ¿Vamos a ver a quién obedece el Regimiento a Ud. O a mi? Capitán haga formar el Regimiento, hablare a la tropa. El Capitán Rivadeneira manda a formar el Regimiento. Entre tanto al Alférez Lauro Guerrero que nos seguía dice: el Coronel va a coger la pistola. Póngase aquí le dije al Sargento Cevallos y no deje entrar a nadie. La tropa está lista a escucharle al Coronel. Les habla, se esfuerza en persuadirles de que deben ser fieles al gobierno, y cuando se agota su elocuencia, la tropa responde: Viva la Patria, Viva el Ejército, viva el pueblo, vivan los oficiales jóvenes!... Le dejamos hablar libremente al Coronel
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para que se convenciera de que la tropa sabía y palpaba las amarguras por las que atravesaba nuestra patria. Con aire triunfador el Teniente Erazo le dice: ¡Ya ve, mi Coronel que todo es inútil! La tropa está con nosotros. -Antes, pasarán por mi cadáver que yo con- sentir en sus pretensiones, replica el Coronel. No nos mancharemos, contesto él. Sube el Teniente Erazo y como Oficial de Servicio que era, le dice: Mi Coronel, en nombre del Ejército y del Pueblo Ud. Esta arrestado. Y el Coronel entra al aposento que se le señala. Enseguida las Comisiones de las diversas unidades que hacen la guarnición en esta plaza llevaron a feliz remate las consignas a ellas encomendadas, con tan excelente disciplina, que es para maravillar. Sacudido el árbol cayeron solamente los frutos que de suyo debían caer, sin ruido, sin algazara, sin nada. Al amanecer supimos que en Quito había esa guarnición secundando el golpe, de igual manera. Lo mismo se hizo en las demás ciudades. Y fue el 9 de Julio. Amaneció el día siguiente iluminado por los nuevos y vistosos resplandores de HONOR Y PATRIA. L.A. Rodríguez S. Teniente del Regimiento “Bolívar”.
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Anexo III Genealogía del Teniente Manuel Martín Ycaza Valverde
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Anexo IV Teniente Coronel Emilo Valdivieso Ramírez, otro de los jóvenes militares de la Revolución Juliana invisivilizado
Foto proporcionada por su familia.
Rescate de documentación patrimonial Ya para ingresar a imprenta, supimos de otro militar de la Revolución Juliana, el entonces capitán Emilio Valdivieso Ramírez, también invisibilizado hasta ahora, a pesar de su importante participación en el proceso revolucionario juliano, cuya memoria rescatamos aquí, así sea someramente. La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Nos hemos enterado de él, gracias a su nieto César Emilio Valdivieso París, quien vive en Venezuela. Allí conservaba en su poder tres volúmenes inéditos de la obra histórica sobre el Ecuador de 1830 a 1945, escrita por su abuelo bajo el título Dictadura, y que generosamente donó a la Academia Nacional de Historia del Ecuador. El autor le dedica gran parte de su obra a la Revolución Juliana, que vivió como protagonista. En el tomo I, capítulo XI trata de “Documentos Pre-Julianos”,y en el capítulo XII de Gobierno y Revolución en Vísperas del 9 de Julio; Golpe de Estado y contragolpe proyectados; Asamblea Revolucionaria. En el tomo II, el autor le dedica varios capítulos al golpe del 9 de Julio y sus consecuencias. (Ver el índice al final). Hemos podido reunir algunos datos para establecer un primer perfil de este personaje juliano que combatió también en la Revolución Alfarista, y que por lo tanto, como sus demás compañeros de la Liga Militar, fue eslabón entre dos revoluciones, continuador del Alfarismo. Perfil del capitán Emilio Valdivieso Ramírez Biodata Nació en Cuenca el 18 de julio de 1880, hijo de los cuencanos, Emilio Valdivieso Venegas y de doña N. Ramírez. Su abuelo fue Carlos Antonio Valdivieso González, hijo de Manuel Ignacio Carlos Antonio Valdivieso y Rada.Tuvo una hermana llamada Mercedes Isaura.
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Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Virginia Vélez, con quien tuvo tres hijos, Benjamín, Oliverio y Rosa. En segundas nupcias casó con Georgina Nieto y Pico, de Portoviejo, padres de América, Emilio Napoleón, César Alejandro, y Aida Hipatia. América Valdivieso Nieto casó con Luis Sánchez; Emilio Napoleón Valdivieso Nieto con Estela Jaramilloy César Alejandro Valdivieso Nieto (quien nació en Tulcán el 2 de Marzo de 1925), casó en primeras nupcias con Doña Hortensia Arteaga y Arteaga, hija de don Augusto Arteaga y Chica y de Rosa Matilde Arteaga Molina, padres de Cecilia Valdivieso Arteaga, quien contrajo matrimonio con su pariente Miguel Cevallos Arteaga y de María Isabel Valdivieso Arteaga, quien contrajo matrimonio con Don Rodrigo Puente Batallas. Don César Alejandro Valdivieso Nieto,en segundas nupcias casó con la dama costarricense Doña Eliette Paris, y se radicó en Venezuela. Tuvieron dos hijos, César Emilio y Paulina Valdivieso Paris. Formación militar Se enroló a los 15 años en las tropas liberales, en cuyas filas combatió en 10 campañas siendo prisionero de guerra en dos ocasiones. Alcanzó el grado de Teniente Coronel. En 1906, cuando tenía el grado de Subteniente en el batallón “Abdón Calderón” participó en el combate de “Ayancay”, en las cercanías de Cuenca, el 10 de Diciembre, cuando las fuerzas del go-
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bierno mandadas por el Coronel Ulpiano Páez; derrotaron a las tropas del Coronel Don Antonio Vega Muñoz, quien fue tomado preso y transportado a Cuenca; Emilio Valdivieso entró en esta ciudad inmediatamente detrás de Vega, Augusto Arteaga y Clodoveo Castillo, pues los conducía prisioneros junto con otros soldados de Páez. Según sus declaraciones rendidas en Loja el 28 de enero de 1907, en estas circunstancias, el Coronel Vega “se suicidó utilizando una pistola que llevaba oculta en la bota”. Participación el 9 de julio de 1925 Continuador del Alfarismo, tenía entonces el grado de Mayor, cuando en calidad de tercer vocal conformó la Junta Suprema Militar presidida por el comandante Telmo Paz y Miño, instalada el 10 de julio, que nombró una “Junta Provisional Militar”, que a su vez designó la primera “Junta de Gobierno Provisional”, (10 julio de 1925 a 6 de enero de 1926) integrada por siete miembros, que quedaron encargados “del mando Supremo de la República”, desconociendo al gobierno de Gonzalo S. Córdova, y que fue reemplazada por el segundo gobierno provisional (10 enero al 31 de marzo de 1926) antes de que Isidro Ayora asumiera el gobierno. Labor después de la gesta revolucionaria Emilio Valdivieso en retiro, se dedicó a escribir sobre temas militares, políticos, históricos y psicológicos y colaboró en periódicos y revistas.
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Desde sus primeros años en el Ejército se había destacado como escritor y orador. En 1911 publicó el folleto Al Excmo. general Don Eloy Alfaro, ilustre jefe de la democracia en el aniversario de su natalicio, Portoviejo, imprenta Manabita, y en 1914 se destacó con sus Párrafos de historia: conferencia que dio al personal del Batallón No. 2 de Línea “Quito,” con motivo del 105 aniversario del Primer Grito de Independencia lanzado en Quito el 10 de Agosto de 1809. Folleto de 56 páginas publicado por la tipografía Progreso, Cuenca, 1914. Su obra principal “Dictadura”, inédita, consta de tres tomos y 38 capítulos y se refiere a 23 lustros de vida republicana, 1830 – 1945, especialmente a los 4 últimos posteriores a 1925, “Más allá del 25 y más acá del 46, incidentalmente recuerda ciertos sucesos de orden político, social, económico, cultural, militar, etc.”. En la introducción, un crítico anónimo califica el libro de “didáctico y estimulante por excelencia… siendo a la vez de gran valor intrínseco los conceptos y criterios que el autor emite con sobra de razones y documentariamente, sobre los regímenes de facto”, y destaca un párrafo al Ejército: “Aparte de que la muy apreciada novedad que contiene el libro es la más altiva y leal defensa de las fuerzas de honor del Ejército al que pertenece de corazón, de aquel Ejército que no delinquió, del que fue siempre ajeno de la política inmoral y arrasadora del bien público, política egoísta, ambiciosa y perturbadora”.
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Asimismo el autor dedica el libro “atenta, sincera y fervorosamente, al joven, robusto y virtuoso Partido Socialista Ecuatoriano, dinamismo político de fortaleza moral insuperable, símbolo auténtico de los más claros y elevados principios éticos que deben ser la condición característica de los conductores conscientes y leales de las masas humanas, del Estado en su carácter de poder jurídico con la altísima y honrosa misión de gobernar celosa y limpiamente a los hombres y de administrar con diáfana plenitud sus intereses vitales, asumiendo a plenitud de conocimiento las terribles responsabilidades inherentes al gran contenido que tanto le honra y dignifica”.
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Índice de los capítulos sobre la Revolución juliana del libro dictadura Tomo I Capítulo XI: Documentos Pre-Julianos (pg. 755).Sugerencias (pg. 762). Alocución (pg. 765). Otra alocución (pg. 774). Manifiesto (pg. 787). El contraste y otros hechos (pg. 802). Capítulo XII: Gobierno y Revolución en vísperas del 9 de Julio (pg. 823). Golpe de Estado y contragolpe proyectados (pg. 838). Asamblea Revolucionaria (pg. 856 - 865). Tomo II Capítulo I: El golpe del 9 de Julio en Quito (pg. 1). Incidentes (pg. 11). La ambición y otros quebrantos (pg. 26). Capítulo II: Ambición, Anarquía, Dictadura (pg. 49). Errores y pasionismos iniciales (pg. 56). Locusto (sic) en acción (pg. 62). Las Juntas Militares y las de Gobierno (pg. 71). El régimen cancelado y la Dictadura (pg. 78). Acta para el contragolpe (pg. 84). Manifiesto al Ejército (pg. 90). Valor moral de los documentos inéditos insertos (pg. 99). Exposición Contrarrevolucionaria (pg. 105). Nueva Exposición (pg. 112). El voto (pg. 136). Otros hechos (pg. 142). Altiva protesta presagiadora de la catástrofe (pg. 153).
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Tomo III Capítulo III: Virtud, Vicio y Canallismo (pg. 96). Apóstoles opresores y cómplices (pg. 105). Hermetismo odioso (pg. 117). Mentira cínica (pg. 129). Inmoralidad y desastre económico (pg. 138). Exposición circular post-juliana (pg. 146). Sanción e historia (pg. 169). Capítulo IV: Los Enemigos de la Democracia (pg. 179). Cuando es realidad la democracia (pg. 192). Democracia y oligarquía (pg. 208). Tinterillos y curanderos políticos (pg. 216). El Indio (pg. 225). Capítulo VII: El Divorcio del Estado y la Nación (pg. 345). Perspectiva trágica (pg. 354). Desigualdad inicua (pg. 364). Cuadro terrorífico (pg. 374). Cooperación y solidaridad (pg. 379). El aguante nacional es limitado (pg. 385). Necesidad incrementada (pg. 394). Nueve de Julio: Prólogo de la revolución social (pg. 404). Capítulo VIII: El Batallón Marañón y la Dictadura (pg. 422). Condénese la dictadura y sálvese la revolución (pg. 428). Servilismo y despotismo (pg. 439). Hechos y conductas (pg. 449). La traición del 9 de Julio (pg. 464). Los enemigos de la revolución (pg. 471). Contradicciones, ridiculezas y tránsfugos (pg. 492). Capítulo IX: Respuesta a la Circular Contrarrevolucionaria (pg. 504).
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Indice
Presentación 7 Introducción 11 Parte I El proceso revolucionario Cómo se gestó la Liga Militar y su culminación 23 ¿Cómo se fueron consiguiendo nuevo adeptos? 39 Contactos externos y los miembros de la Liga crecen 43 Reunión general 44 Ingresan los primeros oficiales 45 Programa de acción adoptado 46 Traslado a Guayaquil 47 El 22 salieron de Quito 48 Manifiesto a la Nación 72 Colaboración entre los jóvenes militares y los civiles 79 Conclusión 86 Parte II Visibilización de la olvidada juventud revolucionaria Agustín Patiño Donoso 96 Virgilio Guerrero Espinosa 111 José Morán Estrada 133 Carlos Abarca Montesinos 138 José Antonio Guerrero Hidalgo 146 Luis A. Rodríguez Sandoval 156 Samuel Jarrín Polanco 192 Manuel Martín Ycaza Valverde 196 Homenaje a los demás jóvenes que pertenecieron a la Liga Militar 207 Homenaje a los militares de alto rango que intervinieron en el inicio de la Revolución Juliana 211 Coronel Carlos Aurelio Guerrero 211 Teniente Coronel Idelfonso Mendoza Vera 216 General Francisco Gómez De La Torre Zaldumbide 221 Coronel Luis Telmo Paz y Miño Estrella 225 General Moisés Oliva Jiménez 231 La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados
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Homenaje al civil que lideró en la Revolución Juliana Luis Napoleón Dillon Cabezas 236 Conclusión General 244 Antología del pensamiento de los jóvenes militares de la Revolución Juliana 257 Agradecimientos 272 Bibliografía 277 Anexo I Anotaciones sobre la Revolución de Julio de 1925 por Virgilio Guerrero Espinosa
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Anexo II Ligeros apuntes sobre los antecedentes del 9 de Julio y la actuación del regimiento de Artillería “Bolívar” N°1 314 Anexo III Genealogía del Teniente Manuel Martín Ycaza Valverde
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Anexo IV Teniente Coronel Emilo Valdivieso Ramírez, otro de los jóvenes militares de la Revolución Juliana invisivilizado Rescate de documentación patrimonial 325 Perfil del capitán Emilio Valdivieso Ramírez 326 Índice de los capítulos sobre la Revolución juliana del libro dictadura
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