Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano No 6
Alejandro Otero y sus estructuras mรณviles
Alejandro Otero y sus estructuras mรณviles
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio, IARTES, presenta: Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano Nro. 6 El leve tul del aire. Alejandro Otero y sus estructuras móviles Texto: Luis Duarte Corrección: Coromoto Ramírez Composición y Diseño Gráfico: Francisco Arteaga Ch Ilustraciones: Raymond Torres (Ray) Coordinación editorial: Rosanna Ianniello Asesoría editorial: Mercedes Otero Conceptualización Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano: Mercedes Longobardi / Rosanna Ianniello Versión digital El leve tul del aire. Alejandro Otero y sus estructuras móviles Depósito Legal: Ifx 9952014700627 Caracas, Venezuela, 2014
Alejandro Otero nació el 7 de marzo de 1921 en El Manteco, un pueblito en el corazón de la Guayana venezolana, estado Bolivar. De niño, cuando corría por las calles de El Manteco, le fascinaba el movimiento de los rayos en las ruedas de las bicicletas que montaban los muchachos, que le recordaban las hojas de las ceibas de la calle principal movidas por la brisa. Esos movimientos lo hipnotizaban, al igual que la fuerza del agua y el juego de la luz en el río Caroní.
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Toda la riqueza natural y el colorido del paisaje donde nació lo motivaron a estudiar pintura, por lo que en 1939 se muda a Caracas. En la capital venezolana, Alejandro Otero ingresa a la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. Allí estudia pintura, dibujo, modelaje, vitrales y esmalte. Fueron sus maestros Antonio Edmundo Monsanto, Juan Vicente Fabbiani, Marcos Castillo y Rafael Monasterios, entre otros.Siendo aún estudiante, lo nombran profesor del curso de Experimentación Plástica para niños y de la Cátedra de Vitrales en la misma escuela.
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Las primeras obras de Alejandro Otero son retratos, dibujos y paisajes. Pintaba las cosas sencillas que veĂa a su alrededor, siempre recordando, los colores y la impactante naturaleza de la zona de Venezuela donde naciĂł, en particular el efecto de la luz y todo lo movido por el viento. Esos fenĂłmenos inspiraron sus esculturas de gran tamaĂąo, movidas por la brisa y animadas por la cambiante luz del sol.
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En 1944 hizo su primera exposición en el Ateneo de Valencia, Venezuela. Al año siguiente obtuvo una beca del Ministerio de Educación de su país y el gobierno francés para proseguir sus estudios de pintura en Paris. Allí entró en contacto con artistas que se atrevieron a hacer obras distintas, más abstractas.
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En 1946, en París, trabaja la pintura a partir de objetos cotidianos, tales como: cafeteras, cacerolas, potes, candelabros, resumiendo las líneas y formas básicas que componían esos objetos. De esa manera expresaba los rasgos más resaltantes de una cacerola, por ejemplo, sin representarla tal cual como se ve en la realidad, sino interpretada por el propio espíritu, la pasión, la fina percepción del artista. A esta serie de pinturas Alejandro le puso el nombre de Cafeteras.
Cafetera azul. 1987 Serigrafía sobre papel. 260/300. 100,8 x 74 cm Colección Fundación Museos Nacionales Museo Arturo Michelena
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Luego de su primer viaje a Europa, la concepción del arte había cambiado para Alejandro Otero. Ya no se trataba de representar fielmente la realidad aparente de los objetos, sino de ir más profundamente hacia la comprensión de otros elementos y descubrir otros planos de la realidad, el movimiento, el espacio, el color, la luz y los efectos ópticos.
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En 1949 expone la serie Cafeteras en el Museo de Bellas Artes de Caracas. El impacto de estas obras desató muchas discusiones públicas que se leian en revistas y periódicos, en la radio y televisión también se habló de esta nueva forma de hacer obras de arte. En 1950, un grupo de jóvenes pintores que estudiaban en París se reunió para conformar el grupo Los Disidentes. Sus integrantes fueron: Pascual Navarro, Mateo Manaure, Carlos González Bogen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso Debourg, Dora Hersen, Aimeé Batistini, el filósofo J. R. Guillent Pérez y Alejandro Otero, quienes se pronunciaron en contra del academicismo riguroso que prevalecía en las escuelas de arte de Venezuela.
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En 1952 se une al proyecto de integraciĂłn de las artes promovido por el arquitecto Carlos RaĂşl Villanueva en la Universidad Central de Venezuela, donde realiza murales, las fachadas de la facultad de IngenierĂa y la de Arquitectura y vitrales incorporados a edificios de esta importante universidad.
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Por esos años estuvo experimentando con paneles de mosaico y aluminio, donde jugaba con el color y efectos ópticos. Entre 1955 y 1963 desarrolla la serie Coloritmos, pintados con pintura industrial llamada “duco” sobre madera. Son unas tablas alargadas cruzadas por líneas negras paralelas sobre fondo blanco, entre las que asoman franjas de color que dan movimiento y profundidad espacial al plano de la obra.
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Sin título,1985. Serigrafía sobre papel. 65,7 x 50,2 cm. Colección Fundación Museos NacionalesMuseo Alejandro Otero
Hacia 1960 emprende una nueva temporada en París, donde trabaja en una serie de relieves blancos y monocromos, collages y ensamblajes de objetos, herramientas de ferretería, cartas y materiales diversos pegados sobre madera, ventanas y postigos viejos.
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Sin título,1960 (circa). Ensamblaje. Acrílico, objeto de metal y madera. 50 x 47 x 5,5 cm. Colección Fundación Museos Nacionales-Museo Alejandro Otero
Al regresar a Caracas, en 1964 continúa sus indagaciones entre plano, espacio, color y movimiento, con los Papeles Coloreados, realizados con periódicos viejos pintados de colores y pegados sobre madera.
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En Mariara,1965. Papel periódico, tinta y madera. 80.2 x 63.7 cm. Colección Fundación Museos Nacionales-Galería de Arte Nacional
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Más adelante, comienza a soñar con esculturas a escala cívica, sueño que ve realizado en la Zona Feérica organizada para celebrar los 400 años de la fundación de Santiago de León de Caracas. Para esa feria se realizaron varias esculturas que hoy adornan nuestras ciudades, como la Vertical Vibrante Oro y Plata de Maracay y el Rotor de la Galería de Arte Nacional.
Rotor,1968. Ensamblado. Aluminio anodizado. 550 x 100 x 100 cm. Colección Fundación Museos Nacionales-Galería de Arte Nacional
Entre las más importantes esculturas a escala cívica de Alejandro Otero se encuentra el Abra Solar, instalada en la Plaza Venezuela; la Aguja Solar ubicada frente a Interalúmina en el Estado Bolívar, el Delta Solar frente al Museo del Aire y del Espacio en Washington, Estados Unidos, y la más monumental de todas, la Torre Solar que vigila la gigantesca represa de Guri.
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Abra solar, 1982, Escultura en acero inoxidable.1800 cm. Colección de Arte Metro de Caracas
Alejandro trabajó en diversos medios expresivos, tales como el esmalte sobre metal, el vitral, el grabado sobre papel, la serigrafía, el collage; así como en escenografía y vestuario para obras de teatro y danza. Se destacó como Maestro, docente de Artes Plásticas y, como escritor, dejó un sinnúmero de artículos y ensayos sobre análisis plástico, crítica de arte, reflexiones acerca de la formación del artista y memorias de su infancia, reveladoras de su devenir artístico.
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Imagen Torre Solar. Colección Fundación Museos Nacionales-Museo Alejandro Otero
Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano Con la Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano
queremos reforzar en los niños y niñas la sensibilidad y el acercamiento a las artes. Está comprobado que el arte es un medio que acciona valores positivos, es testigo de la historia y espejo de las sociedades. Traspasa los tiempos, los lugares y también a las generaciones. Con la proyección del arte a través del cuento, contribuimos en la gestación de ciudadanos y ciudadanas respetuosos de sus entornos e identificados con sus patrimonios. Esta serie de cuentos da a conocer la obra de los creadores nacionales que merece ser difundida a todos los públicos y, al mismo tiempo, hace un aporte a la narrativa infantil. La Serie Cuentos Maestros del Arte Venezolano es un regalo para todos los niños y niñas y un reconocimiento a nuestros grandes maestros creadores.