Juan Pablo II

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Su Vida...

Juan Pablo II: Camino de fe

Esta noche, día en el Vaticano, Karol Wojtyla será beatificado. Millones de personas en todo el mundo presenciarán la ceremonia durante toda la noche, en vivo y en las transmisiones televisivas. El estadio Jalisco tendrá una velada de oración para compartir esta sentida causa ABRIL 2011 & EDICIÓN ESPECIAL

Maryana Peña

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arol Wojtyla, obispo de la ciudad en la que vertieron su sangre los apóstoles Pedro y Pablo, es ante todo un niño polaco, que lleva sobre sus espaldas la entrañable historia de una familia herida por la desgracia, y de una patria durante siglos repartida entre los imperios circundantes y finalmente subyugada hasta la destrucción por el nazismo y el comunismo. Nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kilómetros de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. El legado de su infancia y juventud fue ante todo de unos padres profundamente religiosos, donde la oración fiel sostenía dificultades, enfermedades y penurias económicas, desde la muerte de la madre a la de su hermano, joven doctor en medicina, contagiado por sus enfermos. Luego el instituto con todos sus amigos y amigas, protestantes, ortodoxos, judíos; la universidad, con su pasión por la filología y el teatro. Siguió el arresto de sus profesores universitarios, el propio trabajo en la fábrica y su experiencia en un laboratorio químico. De su origen y ejercicio ministerial primeros, quedó su voluntad de ser sí mismo y afirmarse frente a las potencias ideológicas y políticas que imponen una identidad. Voluntad de patria y de Iglesia, de fe y de esperanza. Fue obrero en una fábrica y estudió para ser sacerdote en la clandestinidad. Así se forjó la personalidad de Juan Pablo II, uno de los personajes más importantes del siglo XX y de la historia de la Iglesia católica. Tenía madera de actor, pero la llegada de la guerra y la ocupación nazi cambiaron sus planes. Fue sacerdote bajo la dictadura comunista en Polonia, donde el terror nazi había sido sustituido por los campos de trabajo forzados en Siberia y la Iglesia perseguida en toda la Europa oriental. Su vida cambió en el fatídico 1978, el año de los Tres Papas. Tras la muerte de Juan Pablo I, sólo 33 días después de ser elegido, el cardenal Wojtyla viajó de nuevo a Roma para no volver a casa nunca más. Le llamaron el atleta de Dios. Esquiaba, remaba y escalaba montañas. Sorprendió al mundo por su vigor y su energía. Fue el papa de los Derechos Humanos, de la lucha contra la violencia. Tras el atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre, Juan Pablo II clamó para evitar la guerra de civilizaciones. El final de Juan Pablo II comenzó por una gripe e inflamación en la garganta. El hospital Gemelli de Roma se convirtió en el centro de la Cristiandad. Peregrinos de todo el mundo lo acompañaron bajo su ventana. La enfermedad del Papa concentró a los medios de comunicación de todo el mundo. Más de mil emisoras de radio y televisión siguieron minuto a minuto la convalecencia del Padre común. Esta fue la última vez que con un gesto de dolor bendijo a los fieles. Su ventana seguía iluminada, pero él se apagaba poco a poco.

El portavoz del Vaticano admitió su agonía entre lágrimas, y afirmó que había perdido el conocimiento. Romanos y personas de todo el mundo llenaron la plaza de San Pedro para velar su agonía minuto a minuto, para acompañar al Papa viajero en su último viaje. El 2 de abril de 2005, a las 21:37 minutos hora italiana, los toques graves de la campana de san Andrés anunciaron al mundo que el corazón de Karol Wojtyla había dejado de latir... El mundo se detuvo para despedirse de Juan Pablo II. Tres millones de personas acudieron a Roma para rendir el último homenaje a una persona que había dejado huella en sus almas. Los poderosos de la tierra dejaron sus disputas y rezaron juntos por su alma. Juan Pablo II fue el tercer Papa más longevo de la historia: su pontificado duró 26 años. Durante ese tiempo se convirtió en la principal autoridad moral para católicos y no católicos. Nadie en la historia de la humanidad ha visto y ha sido visto por más gente. Se reunió con casi todos los líderes mundiales de su tiempo, visitó prácticamente todos los países del mundo durante sus 105 viajes al extranjero: dio la vuelta al mundo 29 veces, el equivalente a tres veces la distancia entre la Tierra y la luna. El milagro por el que se beatifica a Juan Pablo II, es la cura inexplicable para la ciencia de la religiosa grancesa Marie Simon Pierre, quien padecía mal de Parkinson desde 2001 y sanó unos meses después de la muerte del papa, quien por cierto padecía la misma enfermedad. Sus visitas a México: • 1979 Guadalajara, Zapopan, ciudad de México, Puebla • 1990 Aguascalientes, ciudad de México, Veracruz, San Juan de los Lagos, Durango, Chihuahua, Monterrey, Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Zacatecas • 1993 Mérida • 1999 Ciudad de México • 2002 Ciudad de México * Puede leer los discursos completos que pronunció el papa en cada visita, en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/travels/index_sp.htm

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Vecinos del estadio Jalisco

“Queremos una capilla para él” Dalia Zúñiga Berumen

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anta Cecilia, el estadio Jalisco, la Basílica de Zapopan y el seminario mayor de Guadalajara, fueron los cuatro puntos en los que el papa Juan Pablo II convivió con los jaliscienses en su primera visita a México y al mundo. Cientos, miles de feligreses que vivieron aquella experiencia única en su vida. Hoy, muchos de ellos todavía la recuerdan como lo más impresionante de su vida como católicos. “¡Véanlo bien, véanlo bien!, nos decía mi papá”, recuerda María de Lourdes Ornelas Gutiérrez, quien en 1979 era una niña y hoy es una de las principales precursoras de que, en la confluencia de las calles Siete Colinas y Sierra Leona, se le pueda construir una capilla para venerarlo. Y es que desde 1994, los vecinos han metido oficios al ayuntamiento de Guadalajara para que les done el predio en el que, hoy en día, hay una cancha de básquetbol y futbol, y un espacio rústico con bancas en el que se improvisan altares y se ponen sillas para oficiar misa. “Hace un par de años no prohibieron celebrar liturgia, pero en esta Semana Santa nos volvieron a dejar”, cuenta emocionada María de Lourdes, y añade que están por darles una resolución definitiva en los primeros días de mayo. “Yo le digo al Santo Padre, ya haznos el milagro, hasta me enojo con él, le digo cómo es posible que hagas otros milagros y este no, que es para ti. Pero creo que es porque algo nos quiere decir, para que lo valoremos, se nos está poniendo difícil para que le tengamos más aprecio cuando suceda”, afirma, mientras muestra varias carpetas con oficios tras oficios, y hojas con firmas de los vecinos que aprueban la moción. Incluso el propio arzobispado de Guadalajara les está auxiliando con esta petición, por intervención también del párroco de San Mateo, que es el templo más cercano al punto.

Juan Pablo II a su llegada al predio cercano al estadio en 1979

Los vecinos de la colonia Independencia q vieron a Juan Pablo II en su paso hacia el colo de la calzada, hoy piden que se erija una capi para seguir con su devoción al Santo Padre

Imágenes tomadas por los propios vecinos de la colonia Independencia, con cámaras de aficionados de la época


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Una misma familia El papa Juan Pablo II aterrizó en un llano ubicado a una cuadra de Monte Tabor y Sierra Leona. Ahí, cientos de vecinos de la colonia Independencia disfrutaron la vista de su paso. “En tres días construyeron tres pistas para que aterrizaran los helicópteros y arreglaron muy bonito”, recuerda Ernesto Martínez, otro de los vecinos de la zona quien, por cierto, también comenta que su hermana Norma Cristina le regaló un ramito de flores a Juan Pablo II, quien a su regreso del estadio, se las devolvió bendecidas, un ramito seco que todavía conserva. Socorro Padilla, suegra de María de Lourdes, su esposo Héctor Ley Padilla y Ramiro Moreno Ugalde, otro vecino, también comparten sus experiencias. Todos coinciden en que fue muy emocionante, un acto único en sus vidas porque ni siquiera yendo a Roma, el encuentro con la cabeza del catolicismo en su propia tierra, en su propio barrio, sería lo mismo. Recuerdan, también, que todo eso era despoblado, “se veía hasta Rancho Nuevo”, asegura Fidel Ceja, quien ya se ayuda de un bastón para caminar. “Él solo, solito, llenó el estadio Jalisco, nadie más así solito como él lo ha logrado, y se quedó gente afuera”, comenta. Ahora ya hay casas, sobre todo edificios y uno de ellos lleva el nombre de Juan Pablo II. Durante mucho tiempo, años, en cada reunión familiar, en cada fiesta vecinal, siguen recordando esa visita como si fuera ayer y la transmiten a las nuevas generaciones, a los hijos, aunque ellos no pueden creer que el Santo Padre haya estado ahí. “Cuando murió, fue para nosotros una tristeza muy grande, se nos salieron las lágrimas. Y es que el que haya estado aquí, es para que lo veamos como si fuera de nuestra familia”, añade María de Lourdes, quien por cierto es catequista. Y es que, dice, la figura del catolicismo más popular del siglo XX le recordaba mucho a su papá, quien era alto, rubio y de ojo claro, además de muy mayor. Cuando su padre murió, ella abrazó la figura del papa como la de su nuevo padre. Ahora que los tiene a los dos en el cielo, se encomienda a ellos para seguir con su vida devota.

que oso illa

Con la fotografía del papa, María de Lourdes Ornelas, acompañada de sus familiares y vecinos. Al fondo, el edificio Juan Pablo II


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Reliquias

Tocados por el santo padre

Los utensilios y objetos que Juan Pablo II utilizó en su visita de 1979, se conservan en una galería de la Basílica de Zapopan

Dalia Zúñiga Berumen

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on objetos de uso cotidiano y religioso: un juego de platos, vasos y cubiertos, así como el reclinatorio, el incenciario, un rosario y misales, y desde luego, el simpático sombrero que su santidad usó para protegerse del sol durante su primera visita a México, donde paró en Guadalajara y la Basílica de Zapopan, se conservan y exhiben en una sala de este templo zapopano, en una vitrina dentro de una galería con fotografías y pinturas alusivas a aquella sentida ocasión. Fray Maceo Salcedo, de la orden de los franciscanos, fue uno de los religiosos que en aquellos años fungía como sacristán de la basílica, y es uno de los principales guardianes de este espacio abierto al público. Para acceder a él, basta con entrar al templo por el costado norte y caminar hacia el final, después de los confesionarios. En esta galería, puede apreciarse un montaje de las fotografías de aquella época, imágenes de la misa concelebrada por Juan Pablo II en el atrio de la basílica y su paso por el recinto. También hay testimonios, a través de pequeños escritos, de los milagros que la feligresía jalisciense asegura haber vivido por intersección de Juan Pablo II. Un montaje más, con fotografías del atentado sufrido por el papa en 1981, también impacta a los visitantes. Cabe mencionar que la vitrina que resguarda las llamadas reliquias del Papa no tiene placa alusiva ni explicativa, pero puede verse los objetos en su interior sin problema, y más de algún fiel toca su cristal y su marco en señal de la petición que le hacen al santo padre de algún milagro personal. La memoria de fray Maceo Fray Maceo recuerda aquella visita con una sonrisa tan vívida como si el suceso hubiera ocurrido el 30 de enero de 2011 y no el 30 de enero de 1979. A su emoción, se suma lo simpático de aquella ocasión para él mismo, pues tuvo cuatro oportunidades de saludar a Juan Pablo II y por diversas circunstancias no pudo. Pero la vida le pagó con creces, pues al ir a trabajar durante siete años al Vaticano, pudo hacerlo e incluso conversar brevemente con “la cabeza visible de Cristo en la tierra”, como el lo llama, en varias ocasiones. “Estuvo aquí en el convento franciscano el 30 de enero de 1979, y había que acomodar a 400, o 450 estudiantes, en los claustros se veían los tiraderos de muchachos”, recuerda y añade que el

Papa llegó con dos horas de retraso, tenía que haber llegado aquí como a la una de la tarde, y llego casi a las tres”, comenta. -¿Pero allá en Roma qué se decía de los viajes del papa a México? - Para él era un encanto venir a México, sobre todo cuando lo acompañaba Valentina Alazraki. Todos los domingos en las audiencias mencionaba siempre a México. -¿Y usted a qué cree que se deba este cariño? -A que se acordaba de su primer viaje aquí, México es católico y amante de la Iglesia, y sabe reconocer lo que es un papa, además fuimos afortunados nosotros, fuimos de los primeros, son planes que nos tenía preparados la Virgen de Guadalupe. -¿Y además de México cual era el siguiente país que Juan Pablo II visitaba más? -Después le siguió Polonia, su tierra natal, y quería seguir el ejemplo de aquí de México, con toda esa cauda de jóvenes que lo seguían, que trataban de acompañarlo detrás del papamóvil, a él le gustaba, y aquí fue una cosa muy bonita, y cuando él se despidió por la noche que salió por esta avenida con su capa roja y en su papamóvil, aquí había una cauda de jóvenes detrás de el que se fueron corriendo hasta el seminario de Guadalajara. Y había juegos pirotécnicos fue muy bonito, le llegó a los mas profundo de su corazón, el cariño de los mexicanos, luego llega a la delegación apostólica en México, y estaba así de gente esperándolo, y dicen que ahí se le salieron las lágrimas. -¿Y usted sabe qué opinión tenía el Santo Padre de la veneración en México no sólo a su figura, sino hacia los santos, a la virgen de Guadalupe? -Ah sí, porque aquí en este santuario proclamó la devoción popular, y llamó a la virgen estrella de la evangelización, el triunfo de la teología de la devoción popular y fue aquí en Zapopan; la devoción popular es como un tesoro, que hay que cuidar, que hay también que depurarlo. -¿Se le atribuyen ya milagros al santo padre, usted que opina? -Que sí los tiene, es verdad. -¿Y este 1 de mayo, qué significa esta beatificación para la Iglesia católica en estos momentos de la historia humana? -Es un fortalecimiento para la Iglesia, y se llena de vigor también. Va a ser como un premio después de tanta tempestad, y él tiene que interceder en el cielo por todos nosotros.

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Reclinatorio, misales y sombrero en primer plano

"No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón". Juan Pablo II

Esculturas de madera tallada, estofadas con hoja de oro y policromadas.

Ma. Refugio Hernández Rodríguez

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Perla 2959 Residencial Victoria Zapopan, Jal. C.P. 45060 Tel. fax: 33 36318065 Cel. 04433 3104 5135 etoffe1@yahoo.com.mx www.etoffe.com.mx

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Al fondo de la imagen, se apresian el juego de vasos, platos y cubiertos


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Semblanza de fe

Testimonio de esperanza

Entrevista: Maryana Peña

En todo el tiempo que tenía México como un país católico, nunca había venido un papa a América, el primero fue Paulo VI y lo más cerca que estuvo fue en Colombia, así que en el año de 1979, cuando yo estaba en el seminario, era alumno de segundo de teología, ahí fue la primera vez que lo vi, y como había sido siempre aficionado a la historia, me daba cuenta de la importancia que tenía esa visita. “Tiempo después me mandaron a estudiar a Roma, en donde me tocó en varias ocasiones ayudarle al papa como acólito. Era una impresión interesante, me tocó estar con él en el momento en el que Rusia tenía casi bajo amenaza de invasión a Polonia y se notaba en el semblante de Juan Pablo II el impacto que le producía ésta noticia. Se veía que estaba bajo una presión muy intensa en esa ocasión, diciembre de 1981. “Otra época en la cual estuve presente de alguna u otra manera, fue el día en el que atentaron contra su vida, donde en esos días había una manifestación contra él, estaba discutiéndose en Italia, la cuestión del aborto y justo el jueves 13 de mayo cuando se encontraba el mitin, se dio a conocer la noticia de que habían disparado contra el pontífice y todo esto que había, se dispersó en cuestión de segundos, porque pensaban que estas manifestaciones eran consecuencia del atentado.

Muchos tuvieron la oportunidad de ver y escuchar las palabras de Juan Pablo II en sus visitas a México, pero muy pocos tuvieron un acercamiento, que sin duda, dejará huella para toda la vida. Un testigo de algunos pasajes de la vida del papa, fue el presbítero Armando González, directivo de la Univa, quien platica su experiencia al haber convivido personalmente en varias ocasiones con el Santo Padre

“Desde que vino a Guadalajara, hasta que el papa murió, lo fui siguiendo de etapa a etapa, la última vez que lo vi, fue en un encuentro de universidades católicas que hubo en Roma en el 2004. La impresión entre el aquel papa que había venido a Guadalajara en 1979 y la impresión de ese momento, era de un tránsito largo, un hombre que aparecía como un personaje no común, muy impactante, ya no caminaba, se veía una persona muy profunda, una mirada muy penetrante y un semblante donde el dolor parecía haber quedado estilizado. “Siempre que él celebraba la misa, platicaba con las personas que le ayudaban y les preguntaba de dónde eran. A mi me preguntó pocas veces porque él ya sabía que era de México. Y se refería especialmente a Guadalajara con mucho entusiasmo. “Alguna otra vez en que platiqué con él, fue en la beatificación de los mártires mexicanos en 1992, yo era presidente de la Comisión de Historia de la causa, entonces nos presentaron ante él y yo le recordé que años atrás había sido su acólito. Él transmitía una sensación muy especial, recuerdo que pocas veces he tenido esa experiencia tratando personas, no es una cuestión racional, sino de sensación. “Actualmente con la noticia de su beatificación, pienso que vivimos en un mundo muy particular, donde aún los impactos más fuertes, se diluyen con demasiada rapidez, es una era donde la gente no

vive para vivir, sino para pasar. Sin duda que ésta & EDICIÓN ABRIL beatificación traerá2011 a Roma infinidad deESPECIAL gente que todavía conserva la experiencia de haber conocido a alguien a quien van a beatificar. “Esperamos que el acontecimiento deje un compromiso. Los líderes actuales del mundo eclesiástico están muy contentos con esta beatificación pero deberían preguntarse hasta qué punto son capaces de imitar al que admiran, porque incluso el presagio de la misa de los santos dice que: los santos son para dar ejemplo. “El papa era un hombre muy reflexivo, sumamente observador, y además era muy sensitivo, lo cual le hacía captar los sentimientos de la personas, por lo que tenía una conexión muy especial. Era un ser a la que no daba miedo acercarse. Un hombre muy inteligente, ejemplo de ello la rapidez con que aprendió español además de muchos otros idiomas”.

El proceso de beatificación en la Iglesia católica

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l próximo 1 de mayo, seremos testigos de la beatificación del papa Juan Pablo II, tan querido para nosotros los mexicanos. Pero, ¿qué proceso se ha seguido para llevarlo a los altares?, expliquémoslo un poco. Sabemos que por el bautismo, todos hemos sido injertados en Cristo, es decir hemos adquirido las primicias de la santidad; sin embargo, algunos han llevado esta semilla a un grado admirable, que han dado mucho fruto, y por ese motivo son elegidos a ser modelos de vida cristiana, a ellos les llamamos santos. El proceso por el cual son proclamados santos, se llama en la Iglesia proceso de canonización. Actualmente consta de tres momentos. Primero son proclamados siervos de Dios, después beatos y finalmente santos. Para llegar al primer momento, es decir a ser llamados siervos de Dios, es necesario comprobar, a través de un proceso claro y profundo, que la persona vivió las virtudes cristianas en grado heroico. Para llegar al segundo momento

(beatificación), es indispensable comprobar que la persona ha realizado un milagro probado por la ciencia como tal, es decir, algo que aún médicamente no tenga explicación; cuando han sido hallados dignos de este segundo grado, pueden ser venerados públicamente, pero en una región de la Iglesia donde el candidato haya vivido en grado de santidad, y que ahora se presenta como modelo de vida. El tercero y último momento para ser proclamados santos, es la canonización. Para este momento es necesario que el beato realice aún más milagros y se constate que la devoción a él por medio de la aclamación del pueblo va en aumento. La canonización tiene como elemento importante que el beato es proclamado modelo de vida cristiana para la Iglesia católica en todo el mundo. Es importante aclarar que todos hemos sido llamados a la santidad, todos aunque no seamos elevados a los altares, podemos sin embargo llegar a gozar de la visión beatífica, de contemplar el rostro de Dios. Fray Noé Horacio del Toro Rueda OFM

Un papa cercano a los hombres

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