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Motivo para un asesinato, por Vicente Garrido
MOTIVO PARA UN ASESINATO
El crimen de la “viuda negra” de Patraix
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(*) Por Vicente Garrido
La defensa del caso Maje [María Jesús Moreno Cantó, la “viuda negra” valenciana] a cargo de Javier Boix fue brillante, pero su cliente se lo había puesto muy difícil. Los argumentos que esgrimió para solicitar la libre absolución de su defendida fueron los siguientes.
En primer lugar, que no había ninguna prueba directa e inequívoca que vinculara a María Jesús con la inducción o planificación del crimen.
En segundo lugar, que ella no tenía ningún motivo para realizar tal acción, ya que el beneficio económico que iba a obtener en cuanto a los seguros de vida y la pensión de viudedad resultantes eran magros, y no cabía en cabeza de nadie que alguien matara para conseguirlos.
En tercer lugar, que a diferencia de otros crímenes parecidos del pasado donde inductora y ejecutor material del crimen habían acordado en no contactar durante un tiempo tras el crimen,
El profesor, psicólogo y criminólogo Vicente Garrido, autor del artículo
Salvador Rodrigo (izquierda) y María Jesús Moreno “Maje” (centro), condenados a 17 y 22 años de prisión por el asesinato a cuchilladas del marido de ella, el ingeniero Antonio Navarro Cerdá (derecha), en Patraix.
Maje y Salvador (el ejecutor) no habían parado de hablar; y no solo eso, sino que el mismo día del asesinato Salvador fue a ver a Maje a casa de su hermana, lo que era algo absurdo, de acuerdo con el abogado, en una pareja que acaba de convenir la muerte del marido de aquella.
Grabaciones de la policía
Finalmente, los comentarios grabados por la policía en cuanto a la posible participación de Maje en el crimen (en especial los relativos a ponerse de acuerdo sobre cómo explicar que Salvador tuviera la llave del garaje por donde penetró para acuchillar por sorpresa a Antonio, y un grito de horror que profirió cuando su amante le comentó que había acudido a la policía) quedaban explicados, según refirió la propia acusada, porque ella sabía que estaba incurriendo en encubrimiento al no haber denunciado a Salvador cuando este le comunicó que había matado a Antonio.
Según la defensa, Maje de ningún modo había sugerido o -mucho menos- solicitado el asesinato de su marido: Salvador la implicó cuando ella rompió con él en la cárcel, por venganza. Sin embargo, tanto el fiscal Devesa como los acusadores particulares Ferrer y Cogollos dejaron negro sobre blanco que Maje odiaba de modo feroz a Antonio.
Salvador Rodrigo y María Jesús Moreno “Maje” durante el juicio en el que fueron condenados por el asesinato de Antonio Navarro
Odio
Las audiciones de esa inquina y su deseo explícito de que muriera tronaron en la sala. Preguntada por qué no se divorció de él si el matrimonio era tan funesto, ella contestó que eran cinco años de convivencia, y dio a entender que todavía había un cariño entre ellos. Eso fue su perdición, porque no se entiende que alguien mate como a un perro a su marido (del que no quieres divorciarte porque «hay sentimientos todavía») y tú no vayas corriendo a denunciarle, sobre todo porque además incurres en encubrimiento, y en el mismo día, como si nada, ya prepares un encuentro sexual con otro de los amantes. Toda esa secuencia no se puede explicar si no es acudiendo a uno de los motivos para el asesinato más antiguos: el odio que te devora
por dentro como una alimaña.
(*) Vicente Garrido Genovés, psicólogo y criminólogo, es profesor de la universidad de Valencia. Es autor de libros, ensayos y otros textos sobre perfilación criminal. Este artículo, divulgado en Las Provincias, se publica ahora en la revista UFP con autorización expresa del autor