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Una labor, un personaje...
Una vida de sacrificio, trabajo, alegrías y penas; es la historia de una vecina que ha sobrevellevado un camino dificultoso, pero que a sus 69 años la mantiene activa en su local de Bajos de Mena.
Nacida en la ciudad de Osorno, María Elenira Aros Ancar llegó a la comuna cuando era una jovencita de 17 años; viajó desde la localidad sureña junto a una amiga a forjar un futuro con mayores oportunidades, dado que en su natal ciudad el trabajo era escaso.
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Comenzó a desempeñarse en atención a público en una pastelería donde actualmente se sitúa La Polar. Recuerda la vecina: “Era un negocio que vendía tortas, galletas y chocolates por gramos, ahí estuve más de un año”. Luego conoció al hombre que se convertiría en su marido, con quien serían padres de seis hijos
Tuvo asimismo seis hermanos, de los cuales tres murieron en una tragedia ocurrida en la vivienda de Osorno, al incendiarse completamente.También en el fatal hecho falleció su padre y una cuñada.
Fue uno de los primeros pesares en la vida de la esforzada señora María, quien añade que la desgracia ocurrió el mismo día que impactó al mundo el atentado a las torres gemelas en 2001.
SU GRAN PENA
El día martes 24 de enero es una fecha tristemente especial, porque se cumplieron siete años desde que su hija Claudia dejó de existir, conmemorando el episodio mediante una misa en su honor.
La niña aparentemente habría sido víctima de una negligencia médica, porque “al momento de nacer ella tragó de todo, porque los doctores no la atendieron”, ocasionando enfermedades graves como epilepsia y daño cerebral.
Respecto de lo sucedido, María especificó: “Mi hija estuvo sus 40 años postrada, no hablaba ni caminaba, sola debía cuidarla porque mi marido se iba a trabajar a las cuatro de la mañana, al último él se fue de la casa y me dejó botada con todos los niños”. Sin lugar a duda, una madre abnegada, que, pese a las dificultades económicas, mantuvo a pesar del padecimiento de Claudia el cuidado en función del amor hasta el último día, cuando la vida le otorgó el descanso eterno.
“Estuve enferma como un mes, lo único que quería era dormir porque la echaba mucho de menos, después se me fue quitando de a poco”, dijo entre lágrimas al recordar la muerte de su hija.
Se Ora De Las Flores
María Aros reside en la población San Gerónimo 2, desde ahí se traslada todos los días a su puesto de flores ubicado a la salida del Cementerio Bajos de Mena, donde suma más de 50 años atendiendo a su fiel clientela.
Confiesa haber sentido temor ante la idea de instalarse con un local de venta de flores, dado que “yo no quería al principio porque nunca había trabajado en la calle”, sin embargo, una funcionaria municipal llamada Ruth Durán que atendía las necesidades de su hija en torno a pañales y mercadería, le propuso la idea del actual negocio. “Vino a mi casa un inspector con la señora Ruth, a decirme que traían un permiso para vender flores al cementerio, pero yo me negué porque no sabía como arreglarme con los niños que iban al colegio… lo que hoy agradezco”, comentó, además de manifestarse incrédula en el éxito del emprendimiento.
Finalmente, su hijo mayor Fernando la convenció de comenzar un nuevo desafío, ligado a lo que hasta hoy ejerce. “Así empecé y no paré más”, acotó la vecina de San Gerónimo, destacando que su local “es más barato que otros y siempre estoy atenta a las necesidades de mis clientes”.
TALLER LITERARIO «LA ROCA»
Dirección: Magdalena Medina Arenas
L
A D E L I N C U E N C I A Y N O S O T R O S
No es fácil el tema de la delincuencia, pero si es fácil de teorizar acerca de las diversas formas de reprimirlos. Pero la realidad nos muestra que ni rejas, pitos, alarmas eléctricas, cuerpos de seguridad municipales, perros rabiosos, ni la propia policía son suficientes para alejar las diarias noticias de la delincuencia y esto no es exclusividad de nuestro país. Algo anda mal en el mundo ¿Cuál es el problema? Y ¿Cuál es la solución?, nos preguntamos los pobladores y conversamos y especulamos. Hasta sacamos cuentas. Por ejemplo ni nuestra cárcel de Puente Alto esta edificada para albergar a 700 detenidos y en este momento allí se encuentran 1500, lo más probable es que la delincuencia esté en aumento, por razones obvias. Personalmente no vislumbro soluciones, ni siquiera a largo plazo, tal vez a plazos tan lejanos que vayan tras varias generaciones de chilenos. Nuestro espíritu colectivo esta en crisis, la comunidad esta desencantada de sus propias organizaciones, credos políticos y religiosos. Ya nada parece correcto y digno de participar en él. Esta pérdida de confianza nos llevará fatalmente a desestimar nuestras propias fuerzas, Y nuestra capacidad para revertir un proceso social. Cada día es más difícil un desarrollo normal de la existencia. Un factor importantes para enfrentar esta situación se ve en el empoderamiento y legalidad que permita a los organismo comunitarios comenzar a tomar control de sus territorios.