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Una labor, un personaje...

un sobrino, contado actualmente con un total de 6 trabajadores. Este local me ha dado mi casa, la educación de mis hijos y muchas otras satisfacciones, así que muy feliz por todo lo logrado”, comenta emocionado.

BRINDANDO FACILIDADES

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Carlos Ortega es dueño de una pyme de cortinas rollers, negocio que con el tiempo se volvió familiar, y en el que, a la vez, apoya y ayuda a surgir a sus trabajadores.

Los clientes de Mundo Roller eran en su mayoría, hasta hace 6 años, empresas, ofreciendo sus servicios principalmente a oficinas, pero con el tiempo han ampliado su oferta a casas particulares. Don Carlos explica que las cortinas en un principio eran solamente metálicas, pero posteriormente se comenzaron a ocupar otro tipo de materiales, no necesitando maquinarias en su fabricación, pues solo se compraban los insumos, armándose manualmente.

De que lo también su dueño se preocupa es de la mitigación ambiental, pues su local está inserto en un barrio residencial, por lo que ha tomado todas las medidas para que su actividad no cause problemas de convivencia con los vecinos y vecinas del sector.

“Todos mis trabajadores cuentan con un sueldo digno. La mayoría de quienes contrato me gusta que sea gente joven, a quienes les entrego las facilidades para que también estudien. De acá han salido ingenieros eléctricos, en mantención y un ingeniero en minas. Comencé a trabajar con los compañeros de mis hijos, los que luego, cuando llega el momento, emigran y pasan de obreros a profesionales en 4 a 5 años. Eso es algo que me emociona mucho”, concluye.

TALLER LITERARIO «LA ROCA»

Dirección: Magdalena Medina Arenas

En Av. Camilo Henríquez #3366, se encuentra “Mundo Roller”, pyme dedicada al lavado, fabricación e instalación de cortinas roller, que ya lleva 12 años en Puente Alto, la cual es administrada y atendida por su dueño, Carlos Ortega Lagos (63).

“Yo me vine desde La Florida con la idea de poner un negocio. El motivo por el que decido hacerlo en esta comuna es porque me entregaron muchas más facilidades para instalarme como comerciante. Estoy muy agradecido, pues siempre me ayudaron desde la municipalidad, entregándome todo el apoyo necesario para comenzar”, señala don Carlos.

Cuenta que cuando era joven estudió comunicación social, carrera que terminó, pero dice que la paga “era bien mala”, por lo que decidió no continuar, desempeñándose en varios empleos, hasta que llegó a trabajar a una empresa de cortinas como vendedor, y también aprendió a lavarlas, adquiriendo de esta forma las nociones básicas en este oficio.

Así es como se decide a emprender con su propio negocio, partiendo claro está, con el lavado de cortinas, trabajo que describe como “poco común”, y ya con el correr de los años y paso a paso, afirma, ha visto como su querido local ha crecido con el tiempo, volviéndose más profesional.

Actualmente lo acompañan sus dos hijos. “Uno es profesor de filosofía de la Usach y el otro es técnico en aire acondicionado del INACAP, pero con el tiempo deciden ayudarme en Mundo Roller, convirtiéndose ésta en una empresa familiar, donde también se sumó

LA PERRITA, EL POLLITO Y YO

Como en mi casa hay una perrita tipo chihuahua, pero motudita con pelo corto; un pollito recién salido del cascarón y un par de gatos ajenos que deambulan por el patio. Yo tengo que preocuparme de mantener la paz ecológica ya que la perrita le tiene echado el ojo al pollo y apenas lo suelto se lo quiere manducar; igual cosa quieren los gatos forasteros. Como el pollo me tomó por gallina, se arrima a mí buscando protección. Me sigue donde quiera que vaya. Hace poco le enseñé al pollo que se defienda solo y le pega sus picotones a la perra. Pero temo que los gatos y la “ochita”, que así se llama la perra en miniatura, hagan un pacto y se coman el pollo a medias. ¿Te das cuenta en las importantes operaciones tácticas en que ando ocupado? A veces me siento como la flota yanqui o rusa, que están en todas partes (como la corriente del niño), evitando un enfrentamiento fatal. (¿Me nominarán para el premio de la paz?). Solución: el pollo aprendió a pelear y se va en collera con la perrita, y ésta, a juego perdido, dejó en paz al plumífero y se preocupa de perseguir a los gatos que, son un peligro en potencia. Ahora hasta comen juntos pollo y perra, pero se miran de reojo como yanquis y rusos. Mientras los gatos ayatollahs rondan, esperando su oportunidad. Mañana parto de vacaciones. De todas maneras, iría con el pollo y la perra, porque es mi ocupación y debo cuidarlos como sea.

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