Pulula nº1

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Primer número: Junio 2013 Edición: Emilia Conclaire Producción: Emilia Conclaire Comunicación y redes sociales: Emilia Conclaire y Álvaro Ulloa Gestión : Cristian Tejeda Diseño Gráfico: Nicole Soto-Aguilar Logotipo: Álvaro Ulloa Portada: Óleo sobre tela 90x120 cm Index de Nhicolás Morrison, 2013 Contraportada: Mixta sobre tela 260 x 240 cm, Arles de Nhicolás Morrison, 2011 Fotografía: Nhicolás Morrison

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CARTA DE LA EDITORA

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GENTE QUE PULULA DEL LADO OSCURO

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HOMBRE EN EL ESPEJO RETROVISOR

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VUELTA A CASA

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ALQUIMIA

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GALAXIA PARADISE

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UNA JODIDA DESPEDIDA

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LAS TINTAS INBORRABLES

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A LA ORILLA DEL CANAL

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PSICOSIS DEL FRACASÁDO EN LA SILLA ELÉCTRICA

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EL PSICÓPATA ENAMORADO

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NADA BUENO (PRECAUCIÓN AL LEER)

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LAS LENGUAS EN EL TOCADOR

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POETIZAR ES EXISTIR

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DESEO Y ANGUSTIA ENTREMEZCLADOS

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TREN EN MARCHA

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AGRADECIMIENTOS


Carta de la Editora

Prólogo

Queridos lectores, La Pululación ha comenzado, sea bienvenido a hojear el primer número de esta interesante revista literaria del sur de Chile, no sea tímido. Antes que se adentre en estas páginas me gustaría contarle algunos pormenores. En un principio la línea editorial era el “collage”, entiéndase este término desde la definición simple: ensamblaje de elementos diversos en un todo unificado. La idea sonaba bien, fresca y dinámica, pero al momento de revisar todos los textos, me encontré con un contraste persistente, el claroscuro*.

enigmático que puede ser un pájaro sin plan de vuelo. Pasando al plano de la realización, tengo que confesar que fue una tarea ardua, una búsqueda necesaria llena de obstáculos y rechazos varios, pero he aquí el resultado de este proyecto. Pintura, poesía, cuentos cortos, microcuentos, fotografía, viñetas y experimentos, de todo podrá encontrar. Pero le advierto querido lector, esta revista podría no ser de su agrado o quizá no calce con sus lecturas habituales; pero no tema, PULULA no muerde y el arte jamás ha dañado a nadie.

Hay que reconocer que las temáticas son diversas, pero me llamó la atención como desde las sombras fueron brotando conceptos que se ajustan entre sí. Lo bizarre (término francés que apunta a lo extraño, extravagante y anormal) la decadencia, lo macabro, la presencia de antihéroes, realmente una mezcla exquisita para mostrar lo que no se quiere ver, el costado despreciado por el conservadurismo, el lado B de la realidad.

Por último aprovecho este espacio para agradecer a Álvaro Ulloa por el apoyo a Nicolás Morrison por sus pinturas (Portada y contraportada) a todos los participantes y en especial al queridísimo Jaime Collyer por su colaboración.

Por otro lado, está la claridad de los mismos, la frescura que entrega la renovación, las imágenes ligadas a la naturaleza, la oralidad, en fin, ¿línea editorial? Me aventuro a decir que es la sorpresa, lo

Así que ya sabe, este es un espacio abierto, tolerante y sin censura, si quiere mandar su texto escriba a pulula.magazine@gmail.com Besitos a todos

*Técnica de pintura que consiste en el uso de contrastes entre la iluminación y la sombra, un ejemplo de esto es Caravaggio.

La editora

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GENTE QUE PULULA DEL LADO OSCURO

laciones íntimas, a la exclusión de los que son distintos o eligen vías distintas para su propia vida. Hay algo profundamente inquietante en estos textos y la atmósfera que todos ellos trasuntan, en sus antagonistas detenidos en opciones vitales que los impulsan al crimen o la desidia. Inquietante y desolador, pero no por ello falto de estética y hasta de esperanzas, aunque sea una esperanza replegada entre líneas, contenida, reticente a mostrarse en primera instancia. Me agrada esta opción de todos esos textos por el lado B y menos visible de la existencia, por esa esfera reprimida que ornamenta nuestras vidas cada día, a pesar de lo cual los eludimos diariamente –el lado B, esa esfera alternativa– y preferimos sortearlos con comodidad.

Por: Jaime Collyer

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ecía Cioran en alusión a Borges y a su obra cuentística que eran,con seguridad, la “nada latinoamericana” –así decía él– y el vacío agreste del entorno aquello que inspiraba al autor argentino y lo hacía tan universal, tan evocador de los viejos dramas humanos, aunque hubiera nacido en el arrabal porteño, condenado en principio a la periferia subdesarrollada del mundo.

Lo primero que cabe decir, así pues, de estos poemas y micro-relatos es que son sinceros, y la sinceridad rima no pocas veces con la audacia estética. Ocurre por ejemplo con “Galaxia Paradise”, una breve pieza tan osada como sintética, que nos brinda sin tapujos, en su tono provocativo y frontal, la dinámica secreta entre dos personajes noctámbulos y al margen que emanan al instante, sin inhibirse, de los reproches pasajeros que la hablante formula a su antagonista en las sombras. Ocurre a la vez con “Vuelta a casa”, donde asoma una vez más esa gente que habita el lado oscuro de la noche y la vida, síntomas jóvenes de la modernidad al estilo criollo, variantes locales de un Tony Manero extraviado en las calles del sur. El muy versátil

Al leer estos textos de los jóvenes autores recopilados en esta edición inaugural de PULULA me ocurre algo parecido a lo de Cioran con Borges. Vale decir que advierto, en sus breves ficciones o su poesía, la atmósfera deslumbrante y a la par insalubre de nuestro entorno chileno y provinciano, de esos rincones desangelados en que discurre nuestra vida de todos los días, subordinada en sus anhelos y sueños al conducto regular, a los horarios funcionariales, a la violencia institucionalizada en las re-

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Alfred Harrer (¿será su seudónimo o su nombre real?) insiste, por su parte, en un tono y una voz parecidos al de la generación “beat”, abarcando a la vez su temática predilecta y los tipos nocturnos, el reviente incesante de cada día, la vida sumida en el trasnoche, las apuestas que se llevan por delante nuestras mejores opciones, la violencia acechante en lo conyugal.

canal”, la oralidad aflora en una voz telúrica y desconcertante y una impostura espléndida de quien encarna esa voz, impostura que se va metamorfoseando, al final, y engendrando su propio laberinto retórico. El texto adicional, “Nada bueno (precaución al leer)”, hurga de manera deliberada en la falta de inspiración, acertándole a su vez, por esa vía, a la nada cotidiana, dejándonos más desconcertados que otra cosa, pero suscitando igual nuestra empatía con el hablante.

Hasta concluir magníficamente en un abusador de niñas en primera persona y con final abierto. Hay que tener valor y mucha pluma para meterse en estas honduras y salir de algún modo airoso, lo cual sucede claramente en el caso de Harrer.

Vale la pena leer, considerar estos fragmentos tan versátiles. Hay algo aquí relacionado, muy probablemente, con nuestra propia vida fragmentaria y siempre al acecho de algo mejor, sumida de todas formas en los rituales ineludibles de lo establecido y lo que nos refrena a diario. Bienvenida sea, para posibilitarnos esa lectura, esta edición iniciática de PULULA y el empeño tan loable de sus gestores, de su creadora en las sombras.

En los textos poéticos (no son mi especialidad) suceden aún más cosas, a su vez emparentadas con esa exploración espontánea en la nada regional de la que hablaba Cioran. En “A la orilla del

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Karina Solis - Segundos


Narrativa

quedado razonablemente atrás– y se percibió invadido de una desconfianza nueva, no muy justificada, pero al mirar de nuevo al espejo retrovisor se dio cuenta de que sí era justificada. Al comprobar, horror, al mismo individuo del día previo corriendo en pos de su vehículo. Un hombre enfundado en traje de calle, calvo y urgido, que venía de nuevo hacia su auto, perfilándose a un centenar de metros de donde él estaba. Tampoco ahora dudó y hundió el pie en el acelerador, arrancó con premura, viendo al tipo diluirse de nuevo hacia atrás en el espejo retrovisor, el espejo del costado. Difícil explicarlo después a nadie, no es algo que pueda justificarse en un par de frases.

HOMBRE EN EL ESPEJO RETROVISOR Por: Jaime Collyer

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o vio un domingo al mediodía en el espejo retrovisor, cuando dio el contacto: a un hombre corriendo por la vereda –y la vereda por completo solitaria– corriendo hacia él, a un centenar de metros de su auto, aproximándose con urgencia al vehículo. Le sorprendió su ímpetu desmedido, a esa hora en que todo el mundo anda adquiriendo empanadas o yendo a almorzar con los suegros. También la expresión reconcentrada y jadeante, su testa rapada, la angustia apreciable en su carrera y sus gestos.

Luego solo quedó el espejo retrovisor en su sitio, donde el individuo se fue transformando en un puntito en movimiento, alguien que corría aún, pero él mismo iba ahora conduciendo por la avenida, liberado ya de su espectro. Luego dejó de mirarlo, se concentró en la avenida y la casa de su suegro, el almuerzo familiar, él debía llevar las empanadas. No le dio importancia, cuando menos entonces. Igual se preguntó si no hubiera sido mejor pararse a esperarlo y escuchar alguna historia insólita de sus labios, las causas insospechadas de un individuo perseguido un domingo, no era algo habitual.

No esperó a que llegara hasta su auto y partió con lentitud, viéndolo quedar atrás en el espejo, gesticulando, y seguir corriendo por la vereda, intentando aún alcanzar su automóvil, como en alguna escena conocida del género policial, un episodio trepidante de un individuo perseguido, acosado por algo o alguien.

Luego sólo pudo inquietarse, ya no tuvo elección, cuando subió de nuevo a su auto al día siguiente y dio el contacto –el fin de semana con los suegros y las niñitas revoloteando en el jardín habían

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Tan sólo ha comprobado que está allí cada vez, cuando sube al automóvil y da el contacto, como un parásito ineludible, su rémora tan persistente. Un día llegará hasta él, es lo que supone: lo alcanzará al fin, llegando acezante hasta el vehículo y su puerta, y la abrirá quizá, lo sacará a él a empellones del interior, le espetará acusaciones y reproches infundados, envolviéndolo en su propia trama de asedios y delitos inconfesables, de algo que sólo tendrá sentido para él, su perseguidor anónimo del espejo retrovisor, ya no le será posible fugarse o rehuirlo.

Ilustraciones: Álvaro Ulloa

Casi será un alivio – piensa– verlo llegar al fin junto al vidrio a amenazarlo con el puño y proceder. Por ahora, solo le queda dar el contacto y partir cada vez a su destino inmediato con la careta bien adosada de un automovilista al uso, un ciudadano convencional, un hombre común. Luego ya se verá.

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Era así. La gorda esa se la pasaba en la pieza, y el teléfono seguía chirriando.

VUELTA A CASA

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Por: Pablo Vargas

l gringo me contó la historia de su padrastro. Fue así como llegó acá. Estaba a punto de volarle la cabeza al maldito cuando decidió escaparse. Tenía catorce, me dijo, y no quería mancharse las manos. Desde luego, cuando se es joven la cabeza están entre el culo y el pene, seguro pensó que acá le iría mejor. Al tiempo después, Luigi me contó que el gringo por fin había salido del closet, y que por eso ya no aparecía, que andaba muy ocupado dándose por el culo. Noté la rabia que tenía Luigi contra el asunto del gringo, no dije nada, y él continuó –El gringo es un maricón. Ese es el problema. No se puede confiar en los maricones–.

cimos un salud por el gringo y pedimos otra de vino.

Luigi no paraba de hablar. Cómo si tuviera mucha importancia el gringo, apenas hablaba español y lo poco que decía, eran puras huevadas. ¡Qué importa! – le dije mirándolo a los ojos, y eructé. El rió y luego se me quedo mirando serio. Sentía el peso de su mirada en mi sien, como una jaqueca de la que había que escapar. –Mira, le dije, el culo es de él, déjalo hacer lo que quiera. Lo entiendo. Su padrastro le daba a él, debe haberlo extrañado–. Luigi me miró pensativo. Hi-

- Su mujer murió. –dijo con voz seca.

Era una tarde soporífera, el asiento nos tenía atrapados cómo si por sus patas hubiésemos echado raíces. Puedes prescindir de cualquier cosa, menos del vino. Observamos absortos el fondo teñido de las copas, suspirando, esperando. El camarero descorchó la botella y me sirvió. Es una mierda de vino, le dije, pero sírvelo no más. Luigi recomenzó. –¿Te acuerdas de Juan Carlos? –Sí ¿qué pasó con él? –le respondí desinteresado.

– ¿Me estás…? – No hombre. Te lo digo porque es verdad. Juan Carlos me contó que estaba sentado en la cocina cuando sonó el teléfono. Le gritó a su mujer: ¡Marta, contesta! El teléfono seguía chirriando y le gritó de nuevo: ¡Marta, por la chucha, contesta la huevá! Siempre es lo mismo, tienes el teléfono al lado tuyo y bla bla.

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veché su atención y le señalé la botella vacía. –Eso es cierto, pero quién tiene dinero en estos días– respondí.

Juan Carlos se levantó furioso a contestarlo. Tú conoces su genio… –Sí. Es un malas pulgas. ¿Y quién era? –le pregunté.

– Al menos su mujer estaba tiesa en la cama del dormitorio. Tenía una espuma blanca en la boca y sus ojos estaban por salírsele.

-¿Quién era qué? –El que telefoneaba…

–¡Qué mierda no!

– ¡Ah! No sé. Cuando dijo “aló” ya habían cortado. Me contó que le siguió gritando a su mujer: ¡Por la mierda Marta! Pueden haber sido los del trabajo. O del hospital. Quizás qué querían… ¿qué esperas mujer, que me quede aquí en la casa viéndote el culo todo el día? La gorda no decía ni pío. Nada, sólo se oían las voces de la televisión…

– A la gorda los forenses le declararon muerte súbita sin tocarla. Quizás les dio asco. Le dijeron a Juan Carlos que dentro de todo era común. Por eso no le hicieron la autopsia. El mesero llegó con la botella. Era la misma mierda que veníamos tomando así que me adelanté: –Sírvelo no más. Luigi quedo mirándome expectante. Pero soy un tipo callado después de todo. Bebimos la botella en silencio y nos pedimos otra. Al rato, Luigi despabiló. Tenía una cara horrible... balbuceó como una niñita a la que se le cayó el helado.

–¿Y qué veía la gorda? –pregunté. Bebió un sorbo largo y me miró. Le sonreí como un bribón. La muerte de la gorda me aburría. – ¡Qué importa eso también! Era un programa de farándula. La gorda se la pasaba soñando esa vida. Juan Carlos le siguió gritando y se metió al baño a cagar. –se detuvo a meditar– Eso de cagar es lo mejor del mundo, puedes ver los alimentos que comiste en el cuerpo del mojón. Pero cuando piensas en comida se te estropea la cagada. Empiezas con eso de que hay que ir a comprar comida, luego:

-¿Qué te pasa? –le pregunté. Luigi era un débil. –No pasa nada, dijo, terminó la copa y se fue.

¡MIERDA! El DINERO... Y cuando has visto a Juan Carlos con dinero. El mesero, que oía a la distancia, se río. Apro-

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ALQUIMIA

Por: Álvaro Ulloa

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levo como dos horas de que desperté, miro el techo y no tengo ninguna intención de salir de la cama. Por la ventana alcanzo a ver árboles azotados a lo lejos por la lluvia, el ciruelo del patio está deshecho, al parecer no hay ninguna intención de primavera. Los cigarros están por allá en el escritorio así que miro el cielo raso, estudio la composición de sus colores, algo me dice que aquí ha muerto alguien, lo digo por que hay en un rincón del cuarto un vacío enorme y en otro un lleno terrible, será el ayuno. Indago en las fisuras del techo un entramado que pareciera ocultar alguna arañita, ni rastro de ella, pero un hilo semitransparente atraviesa un extremo de la sala uniendo un par de vértices aéreos y pienso en ella, no hay forma de que se aparezca ni la punta de un pie de la primavera, gritan los pájaros del entretecho, chillan hartos de este invierno, yo los escucho mientras imagino sobre el cielo raso escenas más bien oníricas, al final, qué real nos queda, todo termina almacenado en la cabeza y ahí es ya otro cuento que nos contamos por ejemplo al mirar el techo o el vaivén de los árboles

que exhibe la ventana, pero por sobre todo pienso en ella, me la llevo imaginando un par de días, la traigo hasta la sala, la hago subir la escalera y sentarse en la silla de mi escritorio, luego, en el marco de la ventana a la luz de la tarde, a ratos se descompone y desaparece, entonces la desdibujo como si enrollara una madeja de lana y la guardo en algún lugar metafísico para traerla otro día hasta la sala, hacerla subir la escalera, meterla en mi cuarto, ponerla sobre el marco de la ventana a la luz de la tarde hasta que en el paso de unos minutos comience a desdibujarse y se deshaga nuevamente por la ausencia de certezas. No he logrado materializarla del todo pero a ratos, la logro aparecer a los pies de la cama, siempre en completo silencio, más perfecta que un holograma, entonces la sostengo por unos minutos, casi como una alquimia, y por un segundo está respirando y pestañea y parece decir una palabra, se hace casi tangible y sus colores, ah, si vieras sus colores.

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GALAXIA PARADISE Por: Emilia Conclaire

www.bbrauning.blogspot

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isfrutas porque te lo hago gratis, porque te observé toda la noche en el clandestino, tomabas y reías en distintas mesas, bailaste con más de tres mujeres y movías la pelvis tal cual como lo debes hacer cuando te follas a alguna hembra. Hablaste conmigo, me dijiste que eras decente, que tu padre era pastor luterano, pero la verdad, con lo poco que hablamos y por todo lo que vi, te puedo decir que hasta mi prima que es mechera* es más decente que tú, primor.

Conmigo es siempre una o dos veces al mes y te gusta, porque sabes que yo sé que la dinámica entre nosotros es así, por lo mismo, me esfuerzo para que te adictes, a veces creo que lo logro, porque consigo que acabes en mi boca más de una vez.

Mis pantis se rajaron con el roce del pavimento, pero sé que en mucho tiempo no podré tener ese chorizo africano o polinésico en mis labios, porque tú eres así, me buscas cuando no hay más opción y eso, no pasa a menudo. Siempre hay alguna vieja caliente que quiere comprarte los tragos, siempre hay una niña caliente que quiere llevarte al parque para que la folles por el culo (porque por el chico no hay guagua)

La verdad, no tengo mayores deseos en esta vida, más que tener algunas chauchas para el pan, saciar mi ninfomanía masculina – femenina, bailar en algún escenario y chuparte el pico una o dos veces al mes.

Me dijiste que te gustaban las blancas, de preferencia rubias, por eso me guiñaste el ojo la primera vez que nos vimos en el clandestino, andaba con mi peluca lisa y rubia.

*Delincuentes que se especializan en hurtar ropa y especies en multitiendas.

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UNA JODIDA DESPEDIDA Por: Alfred Harrer

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a pequeña Liz tenía 12 años y acostumbraba a pasear cerca del parque Fritz todas las tardes, siempre llevaba un vestido rosa y tarareaba la canción del momento. Una tarde pasaba por el lugar y ella estaba por ahí como de costumbre, tan sola y bella con su pequeño vestido rosa; lentamente me acerqué a una banca y saludé:

-Sí - respondió, mirándome entre unos arbustos. Yo la examiné como si fuese todo un espectáculo: su hermoso vestido, sus ojos encantadores, su sonrisa llena de magia (como un paraíso), sus labios y sus piernas, mientras ella seguía jugando. -Te invito un helado, ¿Vienes?

- Hola, pequeña Liz Inmediatamente soltó la rama del arbusto y corrió hacia mí mirándome con un amable y provocativo gesto.

- Hola, Señor Sherman. -¿Cómo estás pequeña Liz? -Muy bien – respondió ella mientras circulaba entre los árboles. -Sabes- dije- Hoy es un día muy soleado.

- Nos la vamos a pasar muy bien, lo prometo - y le entregué una sonrisa a la que ella respondió de igual forma. Y así desaparecimos de aquel parque, junto con la inocencia de Liz.

David Zarricueta

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A LA ORILLA DEL CANAL

Poesía

Por: Cesar Andres Pérez

LAS TINTAS INBORRABLES Por: Carla Retamal

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perdernos todo y decirnos todo y recluir el enojo en la voz altanera y cortar el teléfono touch 5.3 y hablar como hace veinte años y recuerda que tenemos veintitrés y veinticinco y que nadie sabe y que se hacen los locos y que no me importa bailar por cámara y someterte a mis noches infértiles las más fértiles del mes y a mi cólera y mis frases en función de lágrimas caídas en mi ropa interior y la primera vez que vimos el fondo y el fondo de ti sumergidos en las yemas y en la punta del lápiz partido en dos y recuerda también que son doscientos ochenta y nueve los lápices de grafito y pasta en nuestra colección guardada bajo el faldón junto a la misiva tercera y la cajita de cartón forrada en papel lustre.

hermano a las ocho de la mañana porque las universitarias no somos hermanas ni madres. Hay quinientos mil kilómetros de mar según mis llantos y estoy siendo toda de sal de sueños y pesadillas diarias que enternecen las noches solitarias de tanto pensar. No me escribas de nuevo amor no quiero recordar la tinta azul del lápiz que compraste en el negocio de la esquina a cien pesos esa tinta celeste a las cuatro de la mañana en la hoja de roneo cuadriculada de tu escuelita del sur.

Y recuerda también que te hablé del “AMOR DE LHON” y de la séptima voz de tu placer y de tus ojos tristes repartidos en comillas indelebles y refugios miserables llenos de cantos y cárceles enrejadas y flores plásticas. Como el jardín infantil que se roba a mi

A la cajita de cartón se la comieron los ratones.

Y no borres las fotos de los terminales que literalmente almacenan los términos de la comodidad y de tantos besos nacidos en la cúspide del tema veinte de mi mp4. Y no adivines y no vuelvas y no alcances y no me sueltes y no persigas y no resucites.

Cagao del pingo

y esperando el terno ‘e palo

fallao del mate

pa qué tanto digo yó

no tengo todo el día así te agenciai unas chauchas

rallando la papa

echenme en cueros nomá

pa comprarte una sopaipa

pelando cable

pa qué andar aparentando

y estos cabros se largan

con la teja corría

si en mi vida fui acaudalao

a seguir con sus propios dramas

y el tornillo zafao

si la fiesta se acabó

así fue que nací yó

pa qué ponerse corbata

gritando como condenao

si la ruda se marchitó

entre paredes apercantás

pa qué regarle las patas

y bajo un techo negro ahumao

los cabros se ríen

medrando mejor que los padres

paré que estoy difariando

chaucha llegó el Balsero

puta que están guailones no hay felicidá más grande que ver a tus hijos crecíos

en veces andé a pata pelá si éstos nunca me creyeron

anda la cresta

y otras con zapatos cambiaos

pa qué ilusionarme tanto

ah conchesumá

así me voy ahora

pucha que demora el bote

ay Diosito

embarcao en el camastro

no hallo la hora ‘e llegar

ay

habiendo cumplío pena de estar solo y amaganto

allá donde está mi vieja al otro lao del canal

trapicándome con mis babas

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pícala poh Balsero

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PSICOSIS DEL FRACASADO EN LA SILLA ELÉCTRICA Por: Aukán Martinez Kramm

EL PSICÓPATA ENAMORADO Por: Constanza Cárcamo

Él la ama tanto

que la sueña despierto

Las cosas estaban chuecas

que la odia.

y cuando duerme.

las monedas caían de canto

Él la ama tanto

Al despertar

que la espía,

él sólo piensa en ella

las ratas eran bienvenidas y todos vestían espantando brujos

sueña con atraparla

en olerla

las guitarras besándose a media calle pasaban desapercibidas

en su prisión

en tocarla

de pasión y locura.

en besarle lentamente los labios

Él la ama tanto

en desnudarla

que la sigue:

y hacerla suya.

a la salida de su trabajo

Él la ama tanto

a la salida de su casa

que se trastorna

a la salida del bar

al no tenerla.

al caminar por la calle,

Él la ama tanto

en cualquier lugar

y ella no sabe

los surcos y los latigazos

él la sigue.

que él existe.

de nuestros sados amos.

Él la ama tanto

los colas meaban en el urinario y los heteros ocultos en las cabinas de retretes

mis venas estaban rojas y mis cortes azules Obreros obrando, en el manicomio poetas y políticos poetizando y politizando en la construcción Y todo torcido al fin te puedo abrazar con brazos sin codos y una columna vertebral suave como tus pies pelados y sus lodos lodos en los que nos revolcamos desgarrando con el tiempo

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NADA BUENO (PRECAUCIÓN AL LEER) Por: Lucio Herrera (“no me llames pesimista, trata y lee entre líneas”)

No hay inspiración

faltan las buenas ideas

tan resignado

nada habituado

Ins-pi-ración

ya unque no vamos a decir que sobra el tiempo

pero estoy segu (rísimo) ro de que no te da lo mismo

de que te hablen a ti en un poema

ni las ganas

absorber toda esta vanidad (o mierda, dependiendo del ánimo) junta

Ah, y si te dedicaron no cuenta,

…Inspiración O Inspirar la acción,

quedan hojas y tinta que gastar en algunas letras odiosas

no puedo imaginar

directamente, me refiero

tanta nada

(por si acaso)

como estas.

Nada

Y bueno,

más que a mi mano

Debe ser mala suerte

Nada

hemos llegado al fin

escribiendo otra inútil línea

ni ruidos, ni aves

y lo acepto

¿Y?

para inspirar

NADA

haré mi confesión: No tenía inspiración.

¿Acaso está mal?

ni musas, ni enemigos

…nada, nada

Y escribí para irritar (te)

Quizás, si-no, puede ser…

que pena eso,

además de que sirve para hacer tiempo

soy más reflexivo

si, debe ser la mala suerte… en fin, ya vamos avanzando en letras y espacio

(Nada) Na-da

hasta más filósofo, cuando no pienso mucho (Risas, ¡por favor!)

y se nos han pasado volando

Simplemente

las ciento cincuenta y nueve palabras que hemos hecho

trato de no olvidarme de respirar y de tragar saliva, de vez en cuando

¡Y seguiremos sumando!

incluso puede parecer intelectual aquí, escribiendo en “verso” (Herramienta útil para no decir algo) Pero bueno,

¿Te da rabia? Un ocioso tan sádico

Nada junta Y tengo la certeza

asume ahora amiguito

que lo anterior te molestó

que leer esto fue como tu última ida al sicólogo

(Y a los más sensibles, los extraño un poquito)

tienes la vaga idea de que sirvió de algo

Pero así me aseguro de que incluso poco inspirado

¿Te da risa?

puedo causar emociones en quienes me observan

Un poema (si, porque está en verso)

(Por lo demás, no debes estar para

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antes de dormir

pero no estas seguro. ¡Adiós!

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Crónica

LAS LENGUAS EN EL TOCADOR

más variadas clases y especies y la expresión citadina arremete con su poesía a destajo y sin censura.

Por: Francisco Vargas

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espués de titularme en la carrera de turismo, una rebeldía por mostrar la realidad cruda de los lugares, me llevó a hacer los under-tours. Luego del anestésico y falso recorrido acostumbrado por la agencia, los turistas jóvenes que me parecían atractivos se iban conmigo en un viaje por la noche Osornina.

Pamela Ascencio Keller

Así fue como Wilson y Michelle se iban conmigo en un viaje por la noche Osornina. Así fue como Wilson, Michelle y yo terminamos en un baño público enlazando nuestras tres lenguas jadeantes en medio de la verdadera ciudad, enfrascada en el mito del aburrimiento conservador germano, sus baños públicos y que más de alguien por calentura, más que por razones antropológicas o sociales se daba sus atraques bisexuales. Y es como se descubre mi reino, donde existe ese asiento colectivo. Un lugar en común para el pueblo, que por antonomasia se conoce como el “trono”. Un trono compartido ya que el andar apurado por las chelas en estos cubículos, no deja tiempo al relajo de una ciudad que se divierte entre chubascos y los bares repletos de humedad y barro. El retrete público se transforma en fenómeno de estudio al dejar en evidencia un portal del webeo tangible. En donde se encuentran las

Nos sometemos al sentir de la “people” al revolcarnos en la inmundicia de los códigos de una ciudad y país que quedan grabados con plumón, lápiz pasta, sexo, sudor o semen. Mensajes que indican que la chupes, gritos albos, chunchos azulados o simplemente dejando eL típico mensaje homoerótico/fóbico entregando un número telefónico para jugarle una broma al amigo. Esto demuestra, la facilidad de la lengua nacional cachonda, para enseñar a la extranjera una codificación y señales que indican cómo podría ser el viaje a tu próximo destino. Cada wáter es un centro de información o placer. Dependerá de tu compañía. Así expuse empíricamente que para hacer bien el amor hay que venir al sur, un slogan que se hace latente al mirar nuestros “tronos” desde un centro cultural en la oscuridad del subterráneo o una biblioteca, donde más de alguna vez un artista, colegiala, empleado estatal, que quizás se pegó un polvo con aquella muchachita, entregándose a leer en las paredes entre resoplos apurados, sobre la idiosincrasia under que se apodera de los lugares comunes. Así es como la sociedad escatológicamente visual osornina, sin nada que envidiar a otras urbes se divierte y encuentra en estos antros de placeres freudianos, la identidad de quienes transitan por los desconocidos pasillos del real/ shit/world.

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Reseña

POETIZAR ES EXISTIR Por: Ernesto Campos Catulo, “Poesías”, Alianza Editorial, Madrid, 2010

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a vitalidad es la esencia que resume el trabajo poético de Catulo. La palabra no solo engloba un lenguaje directo, llano, cargado de expresiones viscerales, júbilo y entusiasmo por los distintos tipos de placeres que se imprimen en sus versos, sino que también por la relación estrecha entre la vida del autor, su extravagancia y la manera de concebir la poesía. Las patrañas mal vendidas del estructuralismo (muerte del autor, la diferenciación entre la objetividad y la subjetividad) no tienen cabida en los irreverentes versos de Catulo. Toda su vida, los sucesos de la vida real y lo que piensa del mundo se dan a conocer bajo los vaivenes del pensamiento y la emoción. No solo habla el poeta: habla el ser humano, aquel que no puede tener una erección, que desprecia al político miserable que parece estar presente en todas las épocas, aquel hombre que sufre una resaca cercana a la muerte. Aquí no existe separación entre la obra y el autor; el verso no es una dimensión aparte que sea el reflejo de ensueños, fantasías inconclusas o una

mirada abstracta del mundo. Catulo está presente en todo, como si fuera un testigo vivo de su época que no puede ser ocultado. “El ocio, Catulo, no te conviene,/ con el ocio te apasionas y excitas demasiado:/ el ocio arruinó antes a reyes y ciudades florecientes”. Si Flaubert logró evadir el duro castigo de la justicia francesa por sus novelas que incitaban a una supuesta vida licenciosa, Catulo, bajo esos parámetros, habría sufrido una condena irreversible. En sus versos no existe la racionalidad; solo hay arrebato, conciencia absoluta de que la poesía es el medio que expone sus miserias. Catulo sufre el robo de sus escritos por una prostituta barata. Reproche moral y social, el hecho de tacharlo como un derrochador de dinero es posible. También, da a conocer, bajo su nombre, era que no, las conductas indecorosas de connotados personajes de la sociedad romana. En efecto, no habría de eludir el peso de la justicia. En suma, aquí no existen conceptos limitados como la ficción y la no ficción.

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Nicole Soto-Aguilar Cornejo - Ganzos


Francis Bacon en “El último tango en Paris”

DESEO Y ANGUSTIA ENTREMEZCLADOS Por: Oscar Mancilla

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as contribuciones estéticas entre cine y artes visuales tienen data desde comienzos del s. XX. Marinetti, en Cinematografía Futurista, les pide a sus camaradas apropiarse este medio y contribuir al desarrollo de la pintura. Décadas posteriores, durante el surgimiento del art pop, este correlato se evidencia de forma más radical. Kubrick, por ejemplo, en La Naranja Mecánica cita las obras de Tom Wesselmann y John Rosenquist, en escenografía como en vestuario. En este corolario, el filme del año 72 de Bernado Bertolluci, El último Tango en Paris, no hace más que confirmar lo anterior. El director nada mesquino, nos expone su intensión estética apenas comienza a rodar la cinta. Dos pinturas del artista irlandés Francis Bacon abren los créditos: un hombre y una mujer, él lacivo y grotesco, ella rígida y desfigurada; dos “rostros devorados por algo que sale de dentro”. Dos imágenes que anuncian los temas y la estética de una historia que empezará. Una historia de soledades, seducción y conflictos; de dos sistemas nerviosos en contacto –aludiendo una frase del mismo Francis Bacon. Un año antes de su estreno y mientras se rodaba el filme, Bertolluci junto a Vittorio

Storaro visitan una exposición del artista en Paris. Storaro, con su particular teoría del color, en su juego de claro-oscuros, pinta la película con el naranja: símbolo de la pasión y la conciencia. Color acompañado de penumbras para remarcar la unión y la armonía entre dos cuerpos, Jeanne y Paul. Marlon Brando, quien personifica a éste último, también los acompaña al Grand Palais de Paris. “Llevé a Marlon a ver la exposición porque quería que se sensibilizara con los personajes de Bacon y actuara como ellos. Me parecía que su rostro y su cuerpo tenían una maleabilidad interna similar”, recuerda

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Bertolluci. El actor lleva al extremo esta personificación de la obra de Bacon, una puesta en escena más allá del gesto y la teatralidad, donde literalmente la hace hablar, mostrando lo más primitivo del lenguaje: el gruñido. “Mi nombre es un gruñido”, le dice y refunfuña Paul a la joven Jeanne mientras sueltan, en un hosco apartamento, toda su animalidad. Animalidad teatral y pomposa –pensando en los ojos de hoy. Durante toda la película vemos referencias culturales y políticas, donde el sexo es una cortina de humo para hablar (y protestar) de otros temas que interesan al director, sintetizados éstos, en la crisis de los valores tradicionales, como la familia y la fe. Bertolluci le imprime a Paul un carácter atormentado, en sintonía con las ideas de la década anterior. Un personaje secularizado, con una juventud violenta y pasional [apasionamiento en su ridiculez, diría Unamuno] y que el actor personifica en un nihilista mesurado, en el umbral de la vejez. Este carácter abre la escena inicial, cuando Brando grita: “¡Fucking God!”; comunicando lo más visceral de la obra de Francis Bacon: Crucifixión (‘65); Papa Inocencio X (’49); Estudio después del retrato de Velázquez del Papa Inocencio X (’53). Así, y con un filme repleto de referencias contemporáneas, no deja de ser una historia de amor. No deja de ser una obra, como toda obra de arte, que pone en relación la vida y la muerte y, la pasión –el apasionamiento y la ironía– como alimento sui generis de este correlato, entre vida y muerte.

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Francis Bacon - Retrato de Lucian Freud


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TREN EN MARCHA Por: Alfredo Mario Ferreiro*

Toto- tócoto Trán trán Toco – tócoto Trán trán Recatrácata, paf –paf. Chucuchúcuchu Chás – chás, Chucuchúcuchu Cháschás Tacatrácata, chuchú Tracatrácata, chuschú.

Por: Gaspar Pujadas

Chucuchúcuchu Chás–chás Racatrácata,paf–paf. Búúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúúú Chiquichíquichiquichi Chiquichíquichiquichi Chiquichíquichiquichi Chiquichíquichiquichi…

*Poeta, periodista y humorista uruguayo (1899 – 1959) Fue parte de las vanguardias literarias a principios del siglo XX; su poesía fue relacionada con el Futurismo (movimiento inicial de las corrientes de vanguardia, fundado en Italia por F.T Marinetti; el Futurismo tenía como fundamento: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario con el fin de darle una expresión plástica) Poema incluido en el libro “El hombre que se tragó un autobús, poemas con sabor a nafta” Según Borges, Ferreiro fue el único futurista que conoció, no era un declamador de las máquinas “…es un hombre que se alegra de que haya máquinas. También de que haya viento y potros y vidas. Es decir la realidad le da gusto.” (Revista SÍNTESIS, Buenos Aires, 1927)

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PATROCINADORES:

Quiero agradecer sinceramente a mi amigo Sebastian Vaduva por creer en este proyecto, su apoyo monetario fue uno de los pilares fundamentales para que Pulula exista. Por otro lado, el aporte cinematográfico de mi hermano y la confianza que todos los artistas depositaron aquí. muchas gracias a todos, Hasta el próximo número

Emilia

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