PUNKROUTINE #8: Mormilandía #1 de Mormi Montag

Page 1


Textos: Mormi Montag Portada: Cheibi Prólogo: Küble Ilustraciones: Abraham Díaz | Küble | Pako Ramírez | Yécatl Disaster |Apolo Cacho Corrección de estilo: PUNKROUTINE

Diseño editorial: Abraham Díaz | Adriana Peralta

AGRADECIMIENTOS: ¡Bienvenidos sean al primer número de MORMILANDIA! Me llamo Erick o Mormi, así me conocen mis allegados. No me gusta realizar estas secciones introductorias, ni semblanzas sobre mi persona porque uno suele mamar demasiado y al final omitir detalles importantes. MORMILANDIA fue el mejor nombre que se me pudo ocurrir «chale» para encasillar este conjunto de hojas que tienes en las manos. ¿De qué trata? Son historias que he venido escribiendo desde el año pasado. Tardé demasiado en dar a luz a este proyecto debido a varias indecisiones, pero bueno, he aquí por fin el primer número y más pronto de lo imaginable publicaré el segundo. Espero quede materializado de una mejor forma porque a fin de cuentas también era la intención de esto. Tengo un blog: mormimontag.tumblr.com donde subo cosas y también de manera frecuente cuento historias y pendejadas a viva voz. Sin embargo considero esta es la mejor forma de dar a conocer la mayoría de las historias que creo valen más la pena. Para quiénes no tienen la menor idea de quién soy, podría decir mil cosas sobre mi persona pero mejor un día que no esté de malas o muy pedo (cosa que no sucede muy a menudo) acérquense y podemos platicar. También podrían agregarme a aquella Red Social en donde se practica la armonía y el sexo en grupo. No trato de agradar a alguna persona o grupo en específico con estas historias, y a pesar de lo que parezca, tampoco trato de hacer 2


enojar a nadie; simplemente así se dieron las cosas. Si se ofenden y no les late, pues como ha sido en los últimos 26 años: ¡Me viene valiendo madres! Los textos contaron con la ayuda de edición y corrección de Javier “Yazz” Ibarra y Saúl Coronado (PUNKROUTINE), a quienes agradezco infinitamente. Las ilustraciones corrieron a cargo de Cheivi, Pako, Köblenz y los chicos de Ediciones Joc Doc (Yécatl,Abraham y Apolo), quienes tan majamente se encargaron de armar este pedo. No pude haber contado con la ayuda de mejores personas. No pretendo estudiar algo relacionado con la literatura, lo único que me he dedicado a estudiar es la miseria y la desolación humana, así como también una ciencia que se encasilla en eso. Agradezco también a mi novia por soportar mis mamadas, a todos mis amigxs por las aventuras y apoyo que siempre me dan pese a lo que pese, ya que sin ellxs no se me podrían ocurrir ni podría vivir tantas pendejadas y por último, a mi familia, que más de forma involuntaria han logrado todas mis mamadas. ONE LOVE!

NOTA: Ninguna vaca ni judío fueron dañados en la elaboración de este número. Se utilizó papel reciclado y tinta de soya tratando de equilibrar la contaminación que se da por la corrupción en los verificentros del país.

3


PRÓLOGO

Conocí a Brandon Erick Arturo “El Mormi” Hernández Muñoz un aburrido sábado del año 2006 (si es que mi memoria no me traiciona). El hecho ocurrió en un famoso bar de porquería frecuentado por darketos conocido como El Español, ubicado a unos cuantos pasos del tianguis del chopo. En aquel entonces él era conocido en MySpace como “Erick Mezcalito de Amor”, aunque a un nivel más personal era mejor conocido en esos tiempos como “El Mormón”, a raíz de su presunta afiliación al Movimiento de los Santos de los Últimos Días. Aquel día lucía una gorra, expansiones, shorts y unos Vans impecables; sin embargo nunca imaginé que así seguiría vistiendo a diario los 8 años que llevo de conocerlo. Lo que más me impresionó fue su portentoso copete-patilla: un corte/peinado que a la fecha me es difícil de describir, algo así como un devil lock de respetable longitud densamente engominado pero modelado hacia un lado, contorneando la frente y pasando detrás de la oreja; su inseparable gorra, como te imaginarás, coqueto lector, corona majestuosamente el tocado como la pieza central de este pavorreal del punk. Lo siguiente que me llamó la atención del Mormi fue su polémica capacidad de hacer reír o humillar o enfurecer a la gente con convincentes conversaciones anti-semitas (o como él aclara: anti-sionistas), homofóbicas, clasistas y en vastas ocasiones brutalmente realistas adornadas con coloridas pinceladas de estupidez y fantasía sin igual. Hasta el día de hoy no me explico cómo es que nadie, fuera de su amigo Raúl, le haya partido su puta madre. Este despiadado ser humano sin corazón ha logrado hacerme reír hasta derramar lágrimas y en algunas otras ocasiones me ha hecho sentir avergonzado de ser su amigo. Conocedor de cerveza, estudioso del nacionalsocialismo y otros aspectos de la cultura teutona e innegable experto de la farándula mexicana, Erick ha cautivado los corazones de muchos, ya sea ingeniándoselas para no trabajar y vi4


vir perpetuamente los dulces 16, subsistiendo a base de una estricta dieta de burritos de frijol (Lonchibon) y cantidades letales de alcohol o vendiéndole playeras de su banda a integrantes de la misma. Para este muchacho no hay tal cosa como los metarrelatos. Este muchacho, al igual que el guasón, sólo quiere ver el mundo arder. Para este joven no hay vuelta de hoja: si eres mujer eres una perra idiota y si eres hombre eres un homosexual y créeme, él se incluye en la lista. Hoy El Mormi nos entrega selectas historias que oscilan entre la realidad y la ficción, pero que siempre traen detrás una cruda verdad que quizá no quieras aceptar pero que muy en el fondo te atormentará. Aventúrate pues, osado lector; ya sea con seres provenientes de alejados rincones del cosmos, criaturas ancestrales del fondo de la tierra o amorfas apariciones y espectros con poderes sobrehumanos. Estas historias te transportarán a otro mundo y te harán cavilar profundamente sobre una de dos cuestiones: ¿Es que acaso estamos solos en el universo? o ¿Qué vergas hago leyendo estas pendejadas?

Küble Argentina Poniente 12 de septiembre de 2014

5


MALDITO CHONTALI

Mi nombre es Francisco Gabilondo Soler, muchos de ustedes deben conocerme bajo el seudónimo de mi personaje más famoso: Cri-Cri. Como bien saben, mi cuerpo físico hoy en día ya debió haber sido devorado en su totalidad por gusanos y otras alimañas, dejándolo en su más carcomida estructura ósea. Por lo tanto esto se los cuento desde el más allá. En esta ocasión la historia no necesita musicalización, ni trata sobre roedores americanizados, personajes afro-mexicanos o roperos; la historia trata sobre los verdaderos hechos que me fueron acabando y me llevaron a la muerte. Crecí en la hermosa ciudad de Orizaba, Veracruz. Teniendo una vida bastante buena, al ir llegando a mi adolescencia, descubrí que no era el tipo de persona a la que le gustara que le dijeran qué leer ni qué pensar en una escuela, por eso me dediqué al estudio autodidacta. Me encantaba leer a los grandes autores de novelas de aventura y ciencia ficción, y debido a mi vida acomodada podía devorarme varios libros a la semana. Poco a poco me fascinaba más y más escribir cuentos y música; actividad que realicé durante toda la vida y por la cual me gané una fama increíble en México y el mundo. Me interesé también en el que creía el arte de la tauromaquia hasta que tuve la oportunidad de enfrentarme a un toro y vi que esa actividad era una total mierda; fue un momento crucial en mi vida ya que de ahí en adelante defendí y luché por todos los seres vivos de este planeta; sobre todo por la felicidad e integridad de los niños a quienes dediqué la mayoría de lo que escribí. Lo que realmente fue mi más grande pasión y que tal vez no encuentren en muchas biografías de mi persona fue la astronomía. Decidí mudarme a la Ciudad de México para trabajar en algún observatorio. Sin embargo no fue tan fácil conseguir empleo en ese campo, por lo cual comencé a vender canciones que previamente había escrito y desde ahí tuve éxito desenvolviéndome en ese ámbito. 6


Más adelante conseguí participar en un observatorio, estaba muy contento, tenía el suficiente dinero para formar una familia estable, viajar, llevar una vida plena y a la vez desarrollarme en mi más grande pasión. En uno de los viajes que tuve se me presentó la oportunidad de visitar la Biblioteca de la Universidad de Nueva York e inmediatamente me dirigí a la sección de ciencia ficción. Fue cuando encontré un ejemplar llamado Criaturas Fantásticas de América, en el cual se desplegaban los distintos mitos y leyendas sobre criaturas en el continente hasta el siglo XIX. No obstante hubo una en especial que llamó mi atención, era la leyenda de la criatura Chontali, en la cual se relataba la existencia de un ser que había llegado a Mesoamérica más o menos durante la época de los conquistadores españoles. La criatura, según quienes la habían visto, tenía una estatura y una complexión humanoide, con un cuerpo y piel aberrante; en las noches, mientras la mayoría dormía, se acercaba a los hogares donde había niños y se alimentaba de ellos. Los niños eran violados y mediante este acto se les chupaba el alma. Los infantes por lo particular estaban enfermos o muy débiles, por lo que al principio la gente pensaba que habían muerto de forma natural. Pasaron los años y fue cuando varias personas decían haber visto lo que en verdad ocurría. Hicieron un grupo vigilante para cazar a este espécimen pero nunca pudo ser capturado porque así, de la nada, no se supo más de él ni de los niños. Todo quedó como una historia de un ser que alguna vez bajó de una estrella y se le dio el nombre de Chontali, del náhuatl al español: Alienígena. Debido a la masacre española y la conquista espiritual, este tipo de leyendas quedaron en el olvido. Podría parecer una historia como cualquier otra, pero llamó más mi atención al mencionarse que la mayoría de estos niños fueron habitantes del Valle de México. Se decía que aparecía un astro con una luminosidad azul cuando este ser sentía la necesidad de alimentarse. Lo primero que hice al regresar a la ciudad fue ir al observatorio y tratar de buscar el astro y no noté nada diferente de lo que se ve en el mapa celeste. 7


8


Pasaron los meses y fue hasta febrero del año 1935 que lo vi: De la nada apareció lo que parecía ser una estrella emergiendo con un color azul brilloso. Llamé a mis colegas para que también lo apreciaran y todos estábamos emocionados. Entonces les conté la leyenda que había leído en aquel libro, causando la risa de todos. Uno de ellos incluso dijo: «Ahora que lo pienso bien, creo que es gas espacial. Sí… es sólo gas». Me enojé demasiado pero no me importó, estuve pegado al telescopio todos los días siguientes, esperando un cambio y sí, efectivamente la luz se empezó a hacer más fuerte. Les dije: «¡Chontali se está alimentando! ¡Vean! ¡Habrá que detenerlo!». Todos me miraron mal, me dijeron que no podía hacer ese tipo de escándalos. Los míos eran disparates en un lugar de ciencia, afirmaban. Me pregunté en mi interior si todo era una locura y sobre si tal vez sólo quería ser parte de una aventura como las que estaba acostumbrado a leer o en verdad había algo extraño sucediendo y ahora era mi turno de formar parte central en esa historia. Al día siguiente entré al observatorio y todos los que creía mis colegas me externaron su enojo, diciendo que ya me habían aguantado suficiente tiempo con mis investigaciones absurdas y mi excentricismo, que no volviera jamás. Reflexioné y me juré a mí mismo no volver a contar nada de lo que saliera de mi mente, solamente las historias infantiles que servían para alegrar a los pequeños. Fuera de eso todo debía quedar en mí, no necesitaba al estúpido observatorio, algún día pondría uno y así lo hice. Mi observatorio funcionó para mis ideas y ahí cualquiera podía ser libre y observar lo que quisiera. Después de ese momento seguí mi rumbo. Pasaron los años y observaba aquel astro buscando a Chontali siempre a oídas de donde había niños muertos, suponiendo siempre que era de sexo masculino y así violaba a los infantes. Nunca encontré la verdad. No podía acercarme a cada familiar de un niño muerto en México y preguntar si me dejaban verificar si el infante había sido violado antes de pasar a mejor vida. 9


Conforme pasaba más el tiempo mi obsesión crecía y cumplía con mis distintos trabajos que se relacionaban con la composición de canciones, por eso mucha gente nunca lo notó, pero sí me hizo fracasar en muchos ámbitos de mi vida personal. De ahí que tuve varios divorcios. En una fiesta, a principios de la década de los cincuenta, conocí en Chicago a un arqueólogo americano llamado Karl Kerber, quien estaba obsesionado con la cultura prehispánica mexicana. Karl fue de suma ayuda al proporcionarme muchos textos que hacían referencia a criaturas de la mitología azteca. Sin embargo no había en realidad una relación fuerte entre los seres ahí relatados y el supuesto Chontali. Después de un tiempo y de confiar en él, decidí contarle sobre el astro que cobraba más luminocidad. Con esto capté su atención y cuando volví a los Estados Unidos lo invité a que fuéramos a Nueva York y leyera aquella historia conmigo. Después de ver que era cierto lo que le había contado me prometió ayudarme a encontrar más respuestas sobre Chontali. Pasaron los meses y él usó sus contactos para conseguir algún texto que nos ayudara. Un día me llamó, diciéndome que había vuelto a Nueva York para releer aquel libro, pero que la obra había sido robada y que en la biblioteca no tenían idea de quién pudo haber sido. Quedé en reunirme al día siguiente con él. Volé a Chicago y al llegar a su domicilio me encontré con la policía afuera. Karl había muerto de un presunto paro cardíaco, no lo podía creer. ¿En qué jodidos me estaba metiendo? Fui a un Pub a tomar un trago y se me acercó un hombre con acento inglés. Se presentó como el Dr. Liney y él ya conocía mi nombre, me había visto afuera de la casa de Karl. Dijo que también ese día se reuniría con él, que le había contado lo poco que sabía sobre la historia de la criatura Chontali. El Dr. Liney se había puesto a investigar en las bibliotecas del Reino Unido, encontrando varios textos de un arqueólogo que en ese momento estaba trabajando en Perú. Los textos hablaban sobre una criatura horrip-

10


Silante, despiadada y muy inteligente la cual podía viajar varias millas sin ningún problema y destruir a quien estuviera a su paso. Estábamos en ese momento muy nerviosos y dedujimos que la criatura era quién había matado a Karl. Decidimos que lo mejor era pasar la noche juntos en un hotel y así también le echaba un ojo a los escritos que él había traído. Esa noche hacía mucho calor en Chicago. Subimos unas cervezas a la habitación y comencé a leer. Las páginas hablaban sobre un ser de otro planeta que visitaba los hogares aztecas por la noche y violaba a los infantes sin importar el sexo. La criatura usaba su gran falo con proporciones inimaginables y mediante un proceso de eyaculación inversa extraía el alma del niño en cuestión de segundos. Después de este proceso quedaba más fuerte y dependía de su hambre el número de niños a los que mataba por día. El ser también durante un tiempo presentaba características corporales de los niños a los que les chupaba el alma, por lo cual su aspecto era extraño y horrible. Recuerdo que me dieron ganas de orinar y fui al baño de la habitación. Cuando terminé y salí tuve contacto por primera vez con la criatura. Su aspecto era como el de un bulto de piedra negra con forma humanoide y en algunas partes de su cuerpo, sobre todo en los músculos de sus piernas, parecía más de carne humana por el tono de piel un poco morena. Chontali sostenía al doctor del cuello cuando sacó su gran falo, lo volteó y lo penetró, dándole muerte de inmediato. Chontali giró y vi sus grandes ojos rojos. Se acercó a mí. «¿Qué eres y qué quieres de nosotros?». Le pregunté. «Soy una criatura superior que por error cayó a este planeta y he pasado varios infortunios. Pero eso terminó. Voy a alimentarme hasta que pueda volver de donde vine, y mientras llegue el momento, acabaré con todos ustedes para partir a gusto». Contestó el desgraciado. «Tú y esos dos hombres han estado investigando mucho sobre mí y es por eso que los terminaré. Tengo grandes planes en tu país y no interferirás». Amenazó, Chontali. «¿Cuál es tu verdadero nombre, maldito animal?». Le grité. 11


«En este planeta no tengo nombre. Pronto me haré de uno y resonará eternamente». Tuve a un metro de distancia a esa criatura y alargó su enorme falo. Bien sabía que no quería chupar mi alma, sólo quería matarme. Agarré de la repisa que tenía a lado una botella de whiskey de malta que tenía el doctor, le prendí fuego y se la arrojé. Produjo un ruido rasposo y salió huyendo por la ventana que teníamos abierta. Decidí huir también dejando el cuerpo del doctor ahí. Tomé sus textos y ahora sólo tenía en la mente encontrar al arqueólogo que se hallaba en Perú. De esa manera estaría preparado en mi futuro encuentro con Chontali. El arqueólogo que recopilaba la información en los textos se llamaba Mathew Frederiksen, un inglés que había pasado más de la mitad de su vida haciendo investigaciones en Latinoamérica. Le seguí el rastro hasta las Pirámides de Caral. Llegué con él. Me presenté y le conté todo lo ocurrido. El arqueólogo me contestó que él ya se imaginaba que había despertado porque había vuelto a observar la luminosidad azul del astro y sus variaciones; cuando la criatura se alimentaba brillaba más. Supe con exactitud lo del fuego, que era un arma importante contra este, y que si iba ir por él, debía estar completamente preparado. El señor Mathew Frederiksen no le temía a la muerte, ya era muy avanzado de edad y me comentó que estaba muy enfermo del corazón, que él creía estar en sus últimos días. Decidí permanecer en Perú con él sin importar el trabajo que me esperaba en la Ciudad de México. Había días en los que Mathew se pasaba totalmente en cama. A pesar de ello, pasé con él hasta el último día de su vida sin informarle a nadie en México dónde me encontraba para que así no me pudiera seguir Chontali. Aprendí mucho. Básicamente me enteré de que cuando los españoles llegaron al Valle de México traían a la criatura enjaulada, pero en una noche de embriaguez la soltaron y no la pudieron volver a capturar. Para ellos era como una mascota a la cual alimentaban con un niño de vez en cuando, únicamente para que no muriera. 12


Ellos creían haber domesticado al ser y pensaron que si las cosas se ponían feas en la conquista podrían darle más niños y ayudarlos contra los indígenas (la criatura prefiere alimentarse de niños porque aún no están tan contaminados tanto por lo insalubre de la comida en la Tierra como de la maldad del hombre; no obstante, esos niños estaban enfermos y su padecimiento y su debilidad lo ayudaron en su formación alienígena). Al final la criatura sí ayudó a los españoles en la matanza de indígenas. Los españoles trajeron epidemias a Mesoamérica y la criatura aprovechó esto para devorar el alma de cientos de infantes en cuestión de semanas. Un día finalmente Don Mathew murió y yo aún tenía muchas dudas, entre las cuales: ¿Cómo domaron los españoles a Chontali? ¿Cuál es su origen, para saber su forma de destrucción? ¿Por qué despertó su hambre después de todos esos siglos desaparecido? ¿Cuáles eran sus planes en México? De regreso al país siempre dormí rodeado de fuego, claro, con mis debidas precauciones y pasaron décadas sin volverme a encontrar con Chontali. Encontré algunas pistas de su participación en algunos asesinatos de niños, los cuales mostraban un gran desgarramiento anal y el asesino había sido supuestamente descrito como un hombre alto pero con partes deformes (como hechas de piedra) en su cuerpo. Todo eso me hacía pensar en que su mimetización con el ser humano también había avanzado y que muy pronto parecería uno. Desde la década de los setenta observé en el brillo de la estrella una constante que significaba un suceso que lo hizo alimentarse en forma regular. Todo eso cobraría sentido después. A finales de los ochenta yo contaba con una edad avanzada, llevaba una vida ya más tranquila y decidí acabar de una vez por todas con el asunto de Chontali. Antes de que llegara mi muerte, después de tratar por años y años saber más sobre la criatura sin éxito alguno, finalmente se me ocurrió ir a España y ver cómo había llegado a los españoles ese ser. 13


Estuve durante meses en ese país y después de un buen rato en distintos sitios me dirigí a Granada. Me habían contado de un hombre muy extraño que tenía mucho conocimiento sobre criaturas legendarias de distintas épocas. Lo encontré en un bar, era un tipo muy raro llamado Mildred Saint-Germain, usaba un turbante demasiado místico y toda su indumentaria era la de un ser extraño. Le conté en una larga tarde todo lo que sabía y de un momento a otro me interrumpió y dijo: «¡Estáis hablando del vampiro fálico! ¡No sabéis la magnitud de lo que estáis enfrentando!». Después de ofrecerle una fuerte cantidad de dinero se dispuso a aclarar mis dudas. A finales del siglo XIII, en la España árabe cayó algo que parecía ser un meteorito. Dentro de lo que figuraba ser la piedra incandescente estaba la criatura Chontali, quien había adquirido ese aspecto rocoso y áspero por la materia en la que se encontraba viajando. Inmediatamente y durante años arrasó pueblos enteros descubriendo quiénes eran de los que más gustaba alimentarse. Pasaron los años y nadie pudo darle un fin a la criatura. Los árabes habían descubierto, efectivamente, como yo lo sabía, que Chontali le temía al fuego. Fue capturado hasta que ingresó de noche a casa de una familia muy rica la cual tenía un hijo muy débil por un tumor. Chontali, dispuesto a violarlo y arrebatarle su alma, se acercó pero la colección de animales salvajes de la familia, la cual incluía una cobra de Birmania que acababa de extraviarse, mordió a Chontali, inyectándole todo su veneno. Inmediatamente cayó desvanecido, soltando un grito de horror. Ya débil y volviendo al estado en el que llegó a la Tierra, fue enjaulado y guardado asquerosamente como animal doméstico para los árabes. Se le alimentaba de algún niño prisionero o ya caído en desgracia. Después vino el imperio de los reyes católicos y pasó a ser parte del Magisterio de las Ciencias Oscuras y Paganas; allí se le torturó y sacó información de sus planes en la Tierra. Confesó que había sido mandado de un planeta en decadencia, que él era su esperanza, 14


que cuando se alimentaba inmediatamente esa energía iba hasta sus congéneres y por esa razón su planeta se iluminaba; por eso tenía que acabar con la Tierra, para así poder volver. La Iglesia Católica con el paso del tiempo se olvidó de él y quedó como algún animal salvaje más. Seguramente en México había sido mordido por otro tipo de serpiente que sólo lo hizo dormir durante varios siglos. Ahora ya sabía la solución al problema y sabía su propósito: Primero era acabar con todo mi país lleno de ignorantes y niños convalecientes para poco a poco acabar con el mundo; no obstante, yo no lo iba a permitir. Rápidamente me dirigí a Birmania y le compré a un encantador de serpientes dos ejemplares de sus cobras reales. Con los animales ya en un lugar seguro volví a México; debía tenderle una trampa al monstruo. En esa época apenas se empezaba a propagar el SIDA, por lo cual creé una organización falsa de ayuda para niños nacidos con la enfermedad; obviamente no había niños en el interior y permanecí todas las noches en espera de la llegada de Chontali. Con la ayuda de mis conexiones en los medios le di publicidad a este centro y pasadas tres semanas, una noche la criatura apareció. Chontali estaba cubierto con una capa negra y una máscara, ya parecía ser un humano normal. Por dentro, el Centro de Ayuda parecía real, había un área de dormitorios, ahí era donde yo lo esperaba. Chontali sacó su gran falo para saciarse, levantó la cobija de una de las camas y quedó sorprendido al ver la trampa; le grité y cuando volteó arrojé las dos cobras para que lo mordieran y le dieran muerte. Se abalanzaron contra él pero no sucedió nada. Chontali rio y dijo: «Tus cobras no tienen colmillos ni veneno, idiota». Había olvidado por mi vejez que los encantadores les quitan los colmillos y el veneno a las cobras. Me levantó del cuello y sentí su enorme falo entrado en mis intestinos. No morí. Chontali me llevó a la sala del centro donde había una televisión, la prendió y me aventó a unos de los sillones. Dijo en tono arrogante: «Te dije que nadie podía conmigo, aunque estuviste a punto pero por tu idiotez ahora morirás. 15


Te he destrozado pero seguirás con vida unas horas más aunque ya no podrás moverte ni hablar para pedir ayuda. Mi plan es imparable, he llegado muy lejos. Tengo a los niños mexicanos en la palma de mis manos, en unas horas me verás en ese televisor y entenderás lo que digo». Se me empezó a nublar la vista. Chontali se quitó la máscara y su rostro se me hizo conocido; no lo alcancé a identificar. Lo veía muy difuso. Comenzaba sólo a servir mi sentido del oído. Escuchaba el televisor cuando de repente comenzó un programa dirigido a los niños, sabía que él iba a aparecer ahí. Antes de morir debía escuchar el nombre que ahora llevaba. Lo último que alcancé a escuchar del presentador, antes de morir por un paro cardiaco, fue: «Señoras y señores, niños y niñas, con ustedes, Xavier López “Chabelo”».

16


17


VIVIENDO ENTRE HOMOSEXUALES

No vengo a contarles alguna novela fantástica sobre un viajero de un planeta anarquista a uno capitalista o viceversa, ni una historia hollywoodense racista y retrógrada sobre caer desde el espacio a un planeta desconocido que intenta de alguna forma exaltar la época de los zoológicos humanos. Esta es simplemente una historia que cae en la realidad pasada de algún rincón de nuestro universo.

Una tarde como cualquier otra, en el planeta Salamandrio (un exoplaneta con un excelente clima, estabilidad política: económica y social) como siempre, en La Taberna Miikkii se encontraban bebiendo cerveza a más no poder el trío de amigos compuesto por Bill, Pete y Joseph. Los tres tenían la edad joven en el planeta, algo así como 55 años terrestres. Eran aventureros de nacimiento y se habían desarrollado en varios ámbitos de las ramas sociales y la investigación de la vida interplanetaria. Al final de la noche, Bill, invitado por uno de sus colegas participó en un juego de cartas. Ese día se encontraba de suerte y ganó todas las manos. Antes de retirarse fue retado por un sujeto al que conocía poco y que sabía tenía bastante dinero. Bill aceptó y apostó un aparato muy caro que portaba siempre consigo y también todo el dinero que había ganado esa noche. El otro sujeto, muy seguro de no perder, apostó su nave espacial, la cual ya estaba bastante vieja pero era útil; estaban más o menos a la par. A Bill no le fue muy difícil ganarle. Al perdedor no le fue tampoco difícil desprenderse de su nave, eso sí, advirtiendo que si pensaba usarla, primero tendría que arreglarla; no costaría mucho pero era demasiado importante. Bill regresó con sus amigos completamente extasiados de felicidad y celebrando el triunfo. Fueron a ver la nave, era muy pequeña. A pesar de ello, sin problemas podrían viajar juntos grandes distancias; continuaron bebiendo hasta no recordar su sexo. 18


Al otro día con la cabeza casi explotándoles recordaron la hazaña de la noche anterior y planearon usar la nave a la semana siguiente; sin embargo no recordaban siquiera el hecho de que primero debían arreglarla. Los chavos (porque recordemos eran jóvenes en su tierra natal) eran muy aventureros y les valía todo. A la siguiente semana terminaron de hacer sus pendientes y mentalmente estaban listos para partir unos días de su planeta. Aún no tenían decidido a dónde ir y de repente Pete recordó que un amigo de su padre era dueño de un planeta que era como un antro gigante sin hora de cierre. El planeta era un poco secreto porque cosas ilegales sucedían ahí. Pete creía que con un par de llamadas serían bienvenidos y les dijo: «Cervezas bien. Chicas bien. Conozco al dueño». Al otro día ya tenían todo arreglado y la invitación hecha, así que no había ningún inconveniente para partir. Lo único que sí les pesó un poco fue la tremenda cantidad de combustible que necesitarían, ya que dicho planeta estaba muy lejos. Llevaron cerveza para el camino. Joseph fue asignado el conductor responsable mientras los demás se embriagaban tranquilamente. Dejando el planeta atrás, la diversión empezó desde la nave. Estando Bill un poco ebrio le sucedió eso que pasa: Recordar cosas que se hicieron borracho pero que en sobriedad resultaría imposible. Les dijo que debían regresar porque la nave no estaba bien y era lo que le había dicho el señor. Joseph y Pete le contestaron que no se preocupara, que si la nave estuviera mal no habrían llegado ya tan lejos, que casi estaban a mitad de camino y que, llegando a su destino, la harían revisar. Debido a su embriaguez prefirió ya no pensar en lo angustiante del asunto. Transcurrieron un par de horas más y los tres habían traspasado su zona espacial de confort, ninguno había viajado tan lejos; viajaban a una velocidad muy rápida. Bill miraba por el vidrio, contemplaba la hermosura del universo mientras recordaba su infancia y días del ayer. Bill había tenido una vida que socialmente podría considerarse estupenda. 19


Su familia, desde sus abuelos y hasta sus padres, le habían dado una vida bastante acomodada, llena de lujos, viajes y siempre estaban ávidos de proveerle de cultura y educación. Sin embargo todo tiene su lado oscuro, su familia era altamente intolerante y agresiva. En la época que dependía por completo de ellos casi nunca se le permitió hacer amistad con alguien, discriminaban a todos los individuos; así que podría decirse que independiente Bill tenía dos caminos: el desenvolverse de la misma forma que su familia o ser contrario a ese molde y el resto de sus días obtener de la vida y las personas todo lo que no se le permitió. Bill tomó el segundo camino, además, la muerte de toda su familia le ayudó a enterrar ese lado oscuro. Mientras veía reflejados sus pensamientos en el vidrio de la nave, un zangoloteo los estremeció. Salieron volando de sus asientos, las cabezas de sus dos amigos chocaron una contra la otra, explotando rápidamente y disparando hacia todas direcciones su materia gris. Después de entrar en shock por esto, Bill también se golpeó la cabeza contra la palanca de velocidad y se desmayó. En su inconciencia tuvo horribles pesadillas en las que aterrizaba en un planeta en donde apenas se podía respirar, la gente era agresiva unos con otros, matándose con pretextos que van desde sus falsas creencias místicas y divinas hasta sobre quién sobreexplota más su musculatura. Ese planeta se dividía en naciones que eran dirigidas por personas que no manejaban ni siquiera su propio idioma y las mujeres medían sus capacidades e inteligencia conforme a sus habilidades para devorar sexualmente a los demás. Cuando Bill despertó no podía quitarse esas horribles imágenes de la mente para encontrarse de nuevo con el shock de ver a sus dos mejores amigos muertos. Revisó las coordenadas para así poder identificar dónde se encontraba; pero como ya había pasado mucho tiempo deambulando sin ruta alguna no tenía información de esos parajes, sólo quedaba esperar caer en la órbita de algún planeta o estrella. Pasó más tiempo mientras empezaba a entrar en una locura causada por respirar junto a sus dos amigos con la cabeza 20


hecha mierda, cuando de pronto recibió un mensaje de identificación en la nave. El mensaje provenía del planeta Atoidi-Arrep, necesitaban saber quién venía en la nave que se acercaba a su mundo; según decían en el mensaje tenían siglos sin recibir visita. Bill explicó toda la situación y que sólo necesitaba aterrizar para tratar de comunicarse con su planeta y pedir que lo rescataran. Al final lo dejaron aterrizar, explicándole que no le podían ofrecer mucha ayuda y que tomaba tierra bajo su propio riesgo; todo esto le pareció muy extraño y justo antes de aterrizar recordó el nombre de este planeta. Recordó las terribles historias que se contaban: salvajismo y barbarie. Bill no tenía otra opción, era morir en la intemperie del espacio junto a sus amigos o arriesgarse en ese planeta.

Como había mencionado con anterioridad, Bill trataba ser de mente abierta, así que procuraba no adelantarse a las cosas pero tampoco quería ser violado. Aterrizó e inmediatamente fue asechado por unos seres que le dieron una breve bienvenida: «¡Bienvenido al planeta Atoidi-Arrep, única comunidad eternamente homosexual del Universo!». Sacado de onda, y olvidando la muerte de sus amigos, pidió inmediatamente una explicación e información de ese lugar. Estos seres le explicaron lo mejor que pudieron la historia de ese planeta. Ustedes se preguntarán cómo podría existir, incluso, en un lugar tan remoto, un planeta habitado enteramente por homosexuales. Es sencillo y complicado a la vez, sólo se necesita tener un poco de imaginación y entender lo que ahí sucedía. Hace millones de años (no años luz, para tener una gran imaginación se necesita también gran sapiencia y saber diferenciar unidades de medida) llegó a habitar el planeta Atoidi-Arrep el ser llamado La Gran Puta. Se dice que este ser humanoide de sexo femenino se folló a galaxias enteras durante milenios, conjugando en su útero tantas enfermedades venéreas que se le consideró como un gran peligro biológico para el universo. 21


De esa manera fue desterrada hasta el último paraje y por lo tanto también guardaba demasiados espermatozoides en su interior como para dar a luz durante un larguísimo tiempo. No vayan ustedes a creer que el planeta se llenó de habitantes por algún hechizo reptiliano o anfibiano. La Gran Puta se encontraba ya instalada en una zona del planeta pariendo todos los días, sólo se escuchaban sus balbuceos y diversos idiomas que amorfamente manejaba, siendo todos estos blasfemias para los oídos de cualquier ser. Por una cuestión cromosómica todas las criaturas que daba a luz eran machos y homosexuales con SIDA. Ahora supongo que se preguntarán: «¿Cómo puede un planeta sobrevivir teniendo únicamente habitantes poseedores de SIDA?». Pues como ustedes saben, las personas con esta enfermedad no sobreviven demasiado tiempo, por lo tanto hay que replantear lo dicho al principio de la historia y aclarar que el planeta era habitado por puros niños homosexuales con un SIDA sumamente avanzado. Después de la larga explicación, los seres ofrecieron comida y se encargaron de los cuerpos de sus amigos. Empezaron a preguntar sobre el planeta de donde venía y cómo eran las cosas ahí. Bill contó que era un planeta con un clima maravilloso, no existía el mal y por lo tanto todos eran libres de hacer lo que quisieran porque una fuerte conciencia se sentía sobre lo que era moralmente permitido; así que cualquier cosa que se te antojara hacer lo podías lograr y no estabas atado ni predispuesto a ser de alguna forma en la vida. Cuando se llegaban a presentar problemas era cuando la gente bebía demasiado o cuando se deprimía por su apatía y causaban conflicto. Siguió hablando y fue cuando les mencionó cómo era llevar una vida larga y saludable, las interminables aventuras que puedes experimentar y los grandes romances en los que se había visto involucrado. Los seres que le escuchaban quedaron en reflexión comparando sus vidas y su corto futuro con el de Bill. Al sentirse agotado y con la boca seca de tantas historias pensó era tiempo de pedir su rescate y volver a su hogar, lo cual fue imposible. 22


Le comentaron que no se podía escapar del planeta; su madre, La Gran Puta, lo impedía; incluso llegó a tener conocimiento de su presencia, lo iba a absorber para transformarlo o, aún peor, darle muerte. Era momento de descansar. Al llegar el día siguiente comenzó a planear su escape. Realmente no durmió intranquilo. Esa noche aquellos seres que lo rodeaban le inspiraban confianza a pesar de no tener nombre ya que su homosexualismo transgredía su personalidad. Cuando despertó vio a unos seres reunidos en círculo. Los seres, al ver que estaba en sus cinco sentidos, voltearon y le explicaron que tal vez él era su salvador, que desde siglos atrás se contaba de boca en boca una profecía de un habitante de otro planeta que llegaría a salvarlos. Este redentor era de una edad y madurez corporal diferente a ellos y además podía pasar horas sentado sin malestar en su recto ya que mantenía relaciones sexuales de una forma pagana y diferente a la acostumbrada en ese planeta. Lo más importante de la profecía y en lo que pusieron hincapié fue que supuestamente este personaje era el que tenía la clave para matar a La Gran Puta. Bill respondió a todo esto con la negativa de que él no creía ser el salvador, que cayó en ese planeta sólo por su precipitación emocional y claro, su ebriedad; dos situaciones que se repetían en todo el universo y causaban errores. A Bill sólo le interesaba volver a casa y que si en su planeta se vivía de esa forma era por alguna razón, eso les daba una identificación cultural muy fuerte y única. Uno de los seres se le acercó con lágrimas en los ojos y le contestó en un tono desquiciado y deprimente: «Tú no sabes lo que es querer probar algo diferente y que tu corta vida y tu enfermedad te lo prohíban. Sabemos que en otros planetas puedes tener descendencia y enseñarles cosas que aprendiste en la vida; cosas fuera de la depravación y la locura de la cotidianidad. Pero lo más hermoso que añoramos es poder tener un cuerpo sano, alejado del desgarramiento anal infantil. Muchos odiamos Atoidi-Arrep, su nombre nos ha maldecido». 23


Todo esto conmovió a Bill pero no le dio la fuerza necesaria para acordar un plan con los seres y salvarlos de su esclavismo sexual, él tampoco sabía la respuesta para destruir a aquel ser que los condenó de por vida. Los seres le dijeron que necesitaban de su ayuda, eran pocos los habitantes que estaban en descontento pero que sentían el derecho de poder ser libres aunque sea al final de sus cortas vidas, que si justamente había llegado al sector donde se encontraban ellos fue por un grandioso destino, que incluso si hubiera caído en otro lugar del planeta ya estuviera muerto. A Bill no le quedó más que agradecer su ayuda, fue cuando también reflexionó en que la destrucción de aquel horrendo ser que le contaban era su única forma de escapar, por lo cual les hizo una promesa: Se quedaría un tiempo ahí planeando su salida junto con ellos pero debían protegerlo de una muerte aún probable en el planeta y esconderlo. Los seres aceptaron y preparaban alimentos para así continuar con su rutina. Los alimentos eran preparados utilizando materiales que caían del espacio, nunca usaban demasiada grasa, ni carne de cerdo; usaban verduras y frutas orgánicas. Después de comer en demasía esta comida homosexual, Bill tomó una siesta y tuvo un sueño: Soñó con su abuelo y él le decía que tenía la clave para darle a estos seres una vida digna, que no se rindiera, que todo lo importante era siempre el amor. Despertó muy confundido, no era la primera vez que su abuelo le daba consejos de esa manera. Bill siempre actuaba conforme a éstos y le resultaba todo de maravilla. Nunca se había encontrado en una situación en que sus decisiones dependieran directamente de otras vidas. Continuó pensando durante horas y al final optó por ayudar a los habitantes del planeta. Corrió a darles la noticia cuando uno de ellos lo interceptó y le dijo que se ocultara, que habían llegado unos guardias reales con noticias de un aterrizaje. Entonces Bill se escondió en su nave y dejó que los habitantes se encargaran de todo. El plan fue el siguiente: Uno de los seres le iría a mostrar a los dos guardias la zona que habitaban diciendo que no había nave 24


alguna en el lugar y los distraería incitándolos sexualmente; nadie en el planeta se resistía a una follada imprevista. Así meterían a Bill en la nave y la cubrirían de semen al por mayor. Su líquido seminal se manifestaba en colores muy extraños debido a la gran gama de enfermedades sexuales que presentaban, de esa manera no se notaría lo encontrado debajo de este. Los habitantes explicarían que no fue un aterrizaje sino una cápsula de basura de algún planeta que cayó ahí. Cuando los guardias terminaran de destrozar sexualmente al ser que los distrajo y llegaran al lugar donde se encontraba la nave, verían la pila de semen que estaba ahí y a continuación les contarían sobre la supuesta orgía que se suscitó una noche antes en la cual todos eyacularon en ese lugar. Sin embargo tenían que tener cuidado de no dejar adentro a Bill por mucho tiempo ya que esta sustancia era tan corrosiva que poco a poco carcomería la nave y después a Bill. Era un plan perfecto porque así se iban a deshacer finalmente de la nave. El plan salió de maravilla y los guardias creyeron la historia, a fin de cuentas la pila de semen no era algo extraordinario en el planeta, sólo que se les había olvidado Bill. Todos corrieron y quitaron el líquido de lo que aún quedaba de la nave, utilizaron cubetas de un metal muy resistente (con continuidad las usaban para depositar semen y guardarlo para las épocas de sequía de alimentos caídos del espacio) y al final salió Bill molesto por ver que casi moría en ese infierno. Parecía que ahora no habría problema y solamente tendrían que cuidarse de la aparición pública de Bill. Pasaron los días y él se dedicó a aprender sobre las costumbres en ese planeta. Todo se desarrollaba en un ambiente aberrante y sin sentido. La cohesión social se desarrollaba plenamente en un ámbito sexual. Un día hubo una junta con Bill y los demás le expresaron su urgencia por una acción rápida de liberación y de destrucción hacia La Gran Puta. Su urgencia era causada porque muchos de ellos ya estaban en los últimos meses de vida. Su enfermedad los estaba terminando. 25


Bill no supo qué contestar y lo único que se le ocurrió fue que debía ver a La Gran Puta por él mismo; con la presión latente debía ocurrírsele algo. Uno de ellos comentó que podrían fingir una procesión para adorar y agradecer a La Gran Puta, ya que varios seres de la zona donde habitaban y que estaban unidos a su ideal de liberación nunca la habían vuelto a ver después de su nacimiento. En esta procesión participaron sólo quiénes lucharían con este propósito para que no se descubriera la presencia de Bill, quien escondido en una escultura de lentejuela se haría ver a La Gran Puta. Era necesario actuar con rapidez, así que a la mañana siguiente la procesión partió hacia el llamado Pico del Diablo, hogar de La Gran Puta y de sus más fieles y horribles súbditos. Pasaron exactamente tres días hasta que Bill divisó a lo lejos por primera vez al legendario ser. Medía 500 pies de alto, tenía enormes y asquerosos dientes separados, estrías en las nalgas, estómago y senos comparables a yardas de queso rancio estirándose, sufría de alopecia, tenía los ojos desorbitados y su vagina era del tamaño de su fémur, de la cual salían nenes envueltos en una especie de plasma chancroidal; pero eso no era lo más importante sino el olor como el de un río mega orinado de un planeta subdesarrollado que ahí se percibía. Conforme más se acercaban los balbuceos de La Gran Puta eran más gigantes y hacían que Bill perdiera la cordura. Su vientre se movía y fraguaba a cada rato ya que sacaba a las nuevas criaturitas homosexuales. La Gran Puta estaba empalada en el Pico del Diablo, así que mientras se acercaban a las faldas de la montaña, el olor se volvía más insoportable para Bill. Vomitó varias veces dentro de su escondite hasta que se acostumbró al hedor. Primero los detuvieron los guardias reales para asegurar que todo estuviera en orden y los dejaron pasar. No obstante, lo difícil vendría a continuación. Subieron la montaña y llegaron a la zona donde se encontraba la guardia personal de La Gran Puta. Los guardias los volvieron a detener, informándoles que hasta ahí llegarían, que incluso ni para adoración se 26


permitía el paso a visitantes. Las indicaciones provenían de seres horribles conocidos como Garibaldis: Homosexuales más avanzados, asquerosos y poderosos. Bill se sentía en una pesadilla rodeado de su propio vómito. Viendo a estos seres fue cuando decidió atacar. Rompió la escultura en donde se escondía él pero no era lo único que se encontraba ahí dentro sino también había cientos de espadas que habían sido encontradas anteriormente en la villa de estos seres. Salió brincando y todos agarraron una y se unieron al unísono de: «¡A la verga!». Ninguno sabía cómo empuñar una espada, así que intentaron pinchar el gran estómago de las criaturas; les hacían daño pero no tanto para siquiera doblegarlos, ellos eran más en número y no sabían cómo terminarlos. Después cortaban sus grandes y venosos senos de hombres pero tampoco funcionaba, sólo salía un líquido verdoso y maloliente. Esto hizo enojar a los Garibaldis y empezaron a despedazar a varios de sus enemigos, estaban realmente encabronados cuando uno de los pequeños seres decapitó a uno de ellos: Un ser porcino y maquillado. Bill les gritó que debían cortar sus cabezas, esto no sería tan fácil pero ya conocían el cómo matarlos. Fue en ese momento cuando La Gran Puta dejó de parir y volteó sus podridos y horribles ojos hacia el punto donde se desarrollaba la batalla. Todos sintieron su mirada para que después ella emitiera un sonido horrible. En medio de la batalla uno de los seres que estuvo con Bill desde su aterrizaje se le acercó y le dijo: «¡Corre hasta el pico de la montaña! ¡Ve y tú sabrás cómo terminar con ella! ¡Yo sé que podrás! ¡Corre! ¡Ve a matar a nuestra puta madre!». Bill dejó a sus compañeros atrás y se dirigió hacia el horrible ser. Sin miedo, incluso sintiendo la presencia de La Gran Puta, el maldito ser trató de aplastarlo con sus enormes pies y él hábilmente la esquivaba hasta trepar en ella por la zona de su pelvis. Su mente se trasladó a otro espacio y pudo ver el pasado de ese ser antes de que se convirtiera en tal monstruo. La visión empezó de cuando fue desterrada a ese planeta, recorriendo su vida hacia atrás, 27


devorando sexualmente a hombres y siendo maltratada por ellos; en verdad había tenido una vida sin amor. Todo transcurrió rápidamente hasta detenerse en su infancia, cuando su padre la violaba y le decía que no servía para nada y era cuando todo se ponía difuso. Su padre le decía: «Eres una P… Eres una P… Eres una P…». Bill no entendía lo que le decía su padre y era como forzado a salir de la visión; sin embargo se resistía, tenía que saber el final de cómo la llamaban. Bill lo intentó varias veces hasta que por fin: «Eres una Perra Idiota… Eres una Perra Idiota… Eres una Perra Idiota…». La mente de Bill regresó al tiempo y espacio donde se encontraba con La Gran Puta, entendió todo y supo que ella borraba ese recuerdo y que el planeta Atoidi-Arrep significaba Perra Idiota al revés. Bill se lo gritó a La Gran Puta y fue así como todo el planeta se cimbró con una gran explosión. Cuando Bill pudo reincorporarse vio a La Gran Puta ahora de un tamaño humano y ella le habló: «No podrás destruirme, en cuestión de minutos volveré a crecer a mi tamaño normal. Este es mi hogar y mis hijos pagarán condenados por la vida que tuve. Tú morirás». Bill recordó lo que le dijo su abuelo sobre que todo se arregla con amor, así que se acercó a La Gran Puta que ya empezaba a hincharse, la tomó y la penetró de una forma tan cálida y respetuosa que ella no entendía qué pasaba. Eyaculó amablemente y no la golpeó o humilló al terminar sino que la abrazó. La Gran Puta nunca había sido tratada así por lo que su mente no entendía lo que pasaba. Empezó a sacudir su cabeza de una forma epiléptica y explotó. La Gran Puta estaba muerta. Después de largos años había llegado el fin de aquel horrible ser. Todos en el planeta empezaron a sufrir un cambio inmediato regocijándose y celebrando su ahora libertad. Le agradecieron a Bill todo lo que hizo por ellos; pero ahora tenían que salir de ese lugar. No se les ocurría ninguna idea de cómo podían huir de ahí, pero en el universo los chismes corren rápido y pronto los planetas se enteraron de lo ocurrido y era más seguro poder ir a rescatar a Bill, quien volvió a casa e in 28


cluso regresó acompañado de nuevos amigos que ahora podían llegar a una edad adulta sanos y con libre albedrío. Muchos otros decidieron quedarse en el planeta y cambiarlo totalmente para después invitar a mujeres y poblarlo de principio a fin. Hubo algunos, aunque no muchos, que siguieron cómo eran antes; esto a los habitantes de Atoidi-Arrep les recordaba a su oscuro pasado por lo que los mandaron al planeta Tierra en el Sistema Solar y poblaron ciudades como San Francisco, Berlín, Amsterdam y París.

29



EL ALIEN BLIND EN TEPOZTLÁN

Todos los que hemos vivido en México durante los últimos años sabemos de los charlatanes televisivos que con tal de ganar dinero fabrican duendes motorizados simulando fenómenos paranormales; que incluso son capaces de tirar de prostitutas a sus hermanas con tal de que no se venga abajo la historia de su libro de fantasmas. A mi parecer el más creíble de todos ellos siempre ha sido el señor Jaime Maussan. Él siempre ha hablado con mucho cariño de Tepoztlán, el cual era un pueblito tranquilo situado en el estado de Morelos, sólo que los europeos poco a poco lo han vuelto un lugar con sobrepoblación visual de vello axilar femenino. Siempre me ha intrigado, a pesar del shock que me causaría el ver y observar los OVNIS que supuestamente sobrevuelan el Tepozteco. Así que cuando mis padres empezaron a tener un mejor sueldo con su nuevo trabajo de burócratas decidí irme un tiempo a Tepoztlán para descubrir lo que en verdad sucedía. Llegué y me instalé en un lugar llamado Posada Tepozteco, un muy bonito y farol sitio en donde hasta tenían una foto de Angelina Jolie hospedada ahí con sus hijos asiáticos. Estaba a muy buen precio, así que no tenía prisa por dejar el lugar. El área de la alberca tenía una estupenda vista del Tepozteco. Cada noche me recostaba en la posición adecuada con mis binoculares para tratar de captar algo. Durante semanas sólo llegué a observar pequeñas luces en la cima del cerro, nada especial. Empezaba a aburrirme de comer tanta nieve, de tanto güero idiota y de ser tratado mejor por tener un tono de piel diferente (la gente se puede aburrir de eso); entonces decidí llamar a mis padres para invitarlos a pasar unos días conmigo. Una tarde, en la alberca, empezamos a platicar de todas las leyendas alrededor de Tepoztlán. Saqué el tema de algo que una vez mostró Maussan en su programa acerca de los supuestos alienígenas que viven entre nosotros haciéndose pasar como simples seres humanos de luz. 31


Mis padres dijeron saber al respecto y sorprendido les pregunté su opinión: «Es que no te habíamos querido decir nada porque luego eres bien miedoso Pedro Yahir, pero desde la primera vez que venimos a Tepoztlán un señor que nos vendía aceites de relajación nos contó sobre esos extraterrestres que viven aquí en el pueblo, son bien blancos como europeos y siempre visten túnicas relucientes y todos los respetan porque saben que son aliens». Me quedé sorprendido. Sí me dio un poco de temor el relato debido al misticismo con el que me lo contaron. Mis padres se fueron dos días después y me volví a quedar solo. Al día siguiente, en el desayuno, decidí preguntarle a uno de los meseros del hotel si sabía algo de lo que me contaron pero se hizo el difícil: «Ay… No joven, son puras mentiras de la tele». Sin embargo, al ofrecerle el quinientón, me dijo: «Pues al chile conozco a alguien que dice haberlos visto y saber su dirección, hasta les cobran impuestos a los putos. Pero por miedo a que le lleguen a hacer algo nunca ha soltado nada el güey. Igual con una buena lana se lo anda diciendo. Ni al padrecito Simón se lo dijo, pero lléguele al precio, es bien piedroso». No pude esperar más y al otro día concerté la cita con aquel sujeto que según tenía datos de los aliens. La verdad me encontraba temeroso al verme ya envuelto en esta onda de misterio y extraterrestres rurales; a fin de cuentas ese era el propósito de mi estadía. Le pedí al mesero que se llamaba Julio Pérez (ya ven que desde la masificación del Facebook el apellido retomó fuerza) me acompañara de principio a fin en esta nueva dirección que tomó la investigación, claro, siempre a cambio de dinero. Nos encontramos con este chavo en la plazuela del centro del pueblo a eso de las 8:00 p.m., resultó que era un muchacho transexual que ahora se hacía llamar Ivonne. Le entregué su droga prometida y creo que este era el momento en que debía declinar de mi aventura, todo se tornaba muy extraño; ¡al carajo! Sólo se vive una vez. Ivonne nos llevó al supuesto hogar de estos seres. 32


33


Nos comentaba en el camino que un día estaba muy ebria y se puso en una esquina a orinar, no era la primera vez que sentía las miradas de asombro de la gente al ver sus genitales; no obstante, aparte de esas miradas penetrantes, vio un resplandor blanquecino dirigiéndose hacia ella, se trataba de seres demasiado blancos y güeros que le miraban sorprendidos; fue cuando se dio cuenta que no eran europeos, con eso del libertinaje sexual allá ya no se sorprenden de ver a un shemale latino orinando en la calle. Dice que de repente perdió el conocimiento, no sabe por qué pero que recordaba a la perfección aquel evento. Días después trató de encontrar en el mismo lugar a esos seres y fue cuando se dio cuenta a qué casa entraban, siempre a escondidas en la madrugada. Espió durante varios días y notó que sólo recibían la visita de unos güeros muy altos y muy blancos que no eran iguales que ellos. Llegamos a la casa y era un lugar demasiado humilde, nada sobresaliente se notaba allí y parecía estar vacío por dentro. Ivonne dijo que cumplió con lo prometido y ahora se retiraba. Julio y yo nos quedamos afuera del lugar esperando la llegada de estos seres y fue hasta eso de las 4:00 a.m. que llegó un Jeep (claro, los aliens no van a andar en una Caribe) y se bajaron lo que parecía ser un hombre y una mujer como nos relataba Ivonne, con la piel y el pelo demasiado claros, con facciones para nada caucásicas; lo del resplandor fue exagerado, más bien vestían muy austeramente con unas túnicas de un color muy reluciente. Se metieron a la casa y se escuchaba el ruido como de otras personas recibiéndolos. La camioneta se fue y no pudimos seguirla. Los siguientes días los pasamos Julio (que había ya casi abandonado su empleo como mesero del hotel) y yo espiando a estos seres. Caída la noche llegaba la camioneta que comentaba con anterioridad, se bajaba un señor de apariencia nórdica y dejaba víveres en la casa y después salía con el ser masculino y el femenino para subirse al Jeep y partir hacia el cerro del Tepozteco. La ocasión en que nos animamos a seguirlo hasta el cerro llegamos hasta la cima donde se encuentra 34


la zona arqueológica y descubrimos la escena de horror que ocurría en ese momento. Ayudados por instrumentos de tecnología avanzada los seres construían una escultura enorme de lo que parecía ser un Dios pagano, siempre actuando bajo las órdenes del señor de la camioneta el cual les hablaba en un idioma indescriptible y demoniaco. Huimos del lugar antes de que notaran nuestra presencia. Ya en las faldas del cerro nuestras mentes estaban embriagadas de frenesí, locura y terror. Le dije a Julio que no podíamos comentarle nada a nadie hasta que analizara con cuidado lo que debíamos hacer, aparte de que nos tirarían de locos. Al otro día me encontraba anonadado tratando de quitarme de la mente aquella imagen de la noche anterior para pensar qué sería lo siguiente. Todo esto sin imaginarme lo que Julio estaba a punto de hacer. Julio fue con la emprendedora joven Ivonne y le contó todo lo que habíamos descubierto. En ese momento a Ivonne también se le llenó la mente de locura y de culpabilidad por no haberle contado a nadie con exactitud lo que sabía. Inmediatamente se dirigió a la iglesia del pueblo con el padrecito Simón y le contó todo. Las campanas del pueblo comenzaron a sonar. Los habitantes sabían qué significado había en ese resonar de campanas: Era la hora de buscar-encontrar-linchar. Bajé hasta el pueblo debido a todo el disturbio que se escuchaba y me encontré con toda la gente reunida allí, a las afueras de la iglesia. El padre les explicaba que estaban en una situación en que seres que no eran de este mundo y que no pertenecían a la Santa Iglesia Católica estaban manchando el nombre del Señor Jesucristo y de su Santa Madre Señora de Guadalupe en ritos paganos; que era momento de hacerles saber la verdad por medio del fuego. «Nuestra santa y virgen hermana Ivonne nos va a mostrar el camino a la casa de esas aberraciones anti-cristianas». Participé en esa silenciosa caminata y con un bajo perfil no sabía a qué temerle más: Si a los alienígenas o a las posibles acciones de la chusma enardecida. Cuando por fin llegamos a la 35


casa de los seres, unos señores irrumpieron en la puerta y los sacaron. Había otros cuatro seres pequeños que parecían ser sus hijos; todos se miraban sorprendidos y hablaban en un dialecto extraño. Los amarraron y primero le prendieron fuego al que parecía ser el padre o el jefe de la familia. Notaron que se quemaba igual que cualquier otra persona; no era la primera vez que linchaban a alguien en el pueblo, y como usaron demasiados aceleradores al final sólo quedó su esqueleto y era un esqueleto humano. Todos estaban sorprendidos, no sabían qué hacer. Ni el padrecito sabía qué decir; yo pensaba que lo del esqueleto era normal para cualquier alien humanoide. Aun así todos permanecimos en un silencio sepulcral hasta que una señora intercedió: «¡Iren las pulseritas que traen puestas, son como las que nos compran los pinchis europeos! ¡Ateos! ¡Pinchis franceses putos, quémenlos!». Rápido y sin pensarlo le prendieron fuego a la señora y a los niños. Fue cuando decidí alejarme un poco del lugar. Se escuchaban los gritos de horror de la madre y los niños quemándose hasta que cesaron por su inevitable muerte. Poco a poco el olor a carne quemada se empezó a esparcir por los alrededores del lugar hasta en la lejanía en la que ahora permanecía. Caía la noche y recordé que era hora de que llegara la camioneta. Así fue, a los pocos segundos llegó y se bajó el sujeto que siempre los recogía. Al ver lo que había pasado dijo en un apenas logrado castellano: «¡No me jodan! ¿Qué es lo que han hecho?». El padrecito le dijo que tuviera cuidado con lo que decía, que también a él lo podían hacer culpable y lo explicó todo con orgullo y prepotencia. Por un momento el señor se quedó callado y se llevó las manos a la cara, no decía nada; todos los habitantes le empezaron a pedir respuestas de quién era y quiénes eran las personas que quemaron y qué hacían todas las noches en el Tepozteco. Después de un largo silencio por fin abrió la boca y esto fue lo que dijo: «Me llamo Morten Kierkergaard, soy un antropólogo danés y vine con ayuda de su gobierno y del INAH a tratar de construir una estatua de Ometochtli idéntica a la que fue destruida por 36


Fray Domingo hace ya casi cinco siglos atrás. Las personas que acaban de quemar ustedes, idiotas, eran indígenas de la sierra de Puebla, los cuales sufrían de un grave albinismo y eran discriminados en su comunidad. Los conocí en un viaje que hice y tenían un increíble manejo del tallo de piedra así que les ofrecí este empleo para que tuvieran sustento para sus hijos también enfermos. La lengua pagana no era más que su dialecto y esas pulseritas como las que venden ustedes, ellos hacían unas parecidas. Sólo salían de noche porque les apenaba su condición y ahora ustedes en su ignorancia los han matado». Todos quedamos destruidos por dentro debido a nuestra idiotez. Nadie dijo nada. Obviamente el tipo danés amenazó con denunciar a todos inmediatamente; desde las personas que esparcimos el falso rumor hasta los que les prendieron fuego. Por la pena ni siquiera pensábamos en eso sino en nuestro terrible error; en eso el padre Simón dijo: «Bueno, al final de cuentas no eran cristianos». El antropólogo le metió un zape y le dijo: «¡NO MAMES!». Se siente terrible provocar una matanza de indígenas, pero bueno, al final culpo a Jaime Maussan por incitar el buscar cosas a la gente donde no las hay. Igual habría que buscarle relación a Maussan con lo acontecido en Acteal.

37


38


FRINDBUM

Desde la segunda mitad del año pasado me enteré de un güey que importa cervezas híper mamonas a México y que también comenzó a traer cervezas de la cervecería XXXXXXX. Cuando me refiero a cervezas híper mamonas no lo hago refiriéndome al precio (aunque la mayoría son caras) sino a que son cervezas de gente joven que anda haciendo cosas muy locas y son buenísimas. No obstante, y a pesar de su corta existencia, este güey anda cosechando triunfos y medallas en competencias bien acá. En fin. Entre las cervezas de aquella casa que comenzó a importar hay una Black IPA que por lo que he leído en blogs es actualmente la mejor del mundo. Todo lo que tenga relación con la abreviaturía IPA me llena de emoción y me excita al punto en que varias veces a la semana sueño con estar tomando IPA’s. Los que somos Hop Heads tenemos esa fascinación por los olores y sabores de los diferentes lúpulos del mundo y a veces no podemos dejar de pensar en eso. En ocasiones vemos con desprecio a la gente que no atraviesa nuestra situación o que se emociona con sus pinches cervezas dulces o con chocolate. De forma decidida ahorré esa misma semana para comprar lo antes posible dicha cerveza en los lugares donde estaría a la venta. Su precio está alrededor de los 130 pesos y uno de los lugares donde la venden es a dos estaciones de Metro de mi casa. Incluso pude habérsela comprado a ese güey que las trae por medio de Facebook. A partir de esa semana hubo hechos que se atravesaron a mi transacción dinero-cerveza. Las primeras veces no le di importancia debido a que otras cervezas desviaron el hecho de no poder probarla. Tiempo después, como buen mamón que soy, comenzaba a ver en sitios locales de cerveza cantidad de posers hablando sobre lo grandiosa que era y, suponiendo que muchos lo decían como una mera reproducción debido a los premios de esa bebida fermentada, perdí ese gran interés por gustarle a gente mediocre. Un día fui a un bar con mi novia y por alguna razón loca tenían esa cerveza. Pensé en que tal vez ese era mi 39


momento pero ¡pff!, el medio litro superaba los 200 pesos y decidí esperar. Los meses finales del año pasado me volvieron a entrar las ansias de probarla. Como buen obsesivo-compulsivo llevo una agenda de todos mis gastos y de las cosas para las que debo ahorrar, así como una lista de mis pendientes semanales. La puta cerveza se encontraba figurando en ambas: El dinero apartado para comprarla y el hecho de ir por ella. ¿Qué jodida dificultad puede haber en ir a comprar una cerveza que se encuentra en el mercado local? Nunca me imaginé las travesías que enfrentaría. La primera gran mierda que recuerdo fue que un camión de Corona casi me atropella mientras cruzaba el Eje Central en mi bicicleta, dirigiéndome a comprarla. Me asusté tanto que dejé ese sentimiento; mejor regresé a casa. Después pensé que tal vez no tenía que ver con la cerveza sino era un castigo de los dioses prehispánicos por andar en bicicleta y confundirme con mis idiotas contemporáneos, o tal vez simplemente era una manifestación del control que ejerce sobre nosotros el salvaje duopolio cervecero. En otra ocasión me vi envuelto en medio de una pelea de cholos angloparlantes en la que para mantener mi integridad física a salvo tuve que ser redimido por el jefe de su banda que se creía un Marlon Brando chichimeca. Hubo siempre mil cosas que truncaban el probar la bebida. La suerte siempre suele estar de mi lado pero los días en que decidía comprar la cerveza parecía seguirme aquella nube triste que suele hostigar a todos los mexicanos. En diciembre, el día de mi cumpleaños, parecía ser la oportunidad. Tenía cerveza (que como mencioné mamonamente por la época me la entregaban a domicilio) en mi refrigerador para la ocasión, y sin embargo tenía el ojo puesto sólo en aquella. Era el día en que a huevo tenía que conseguirla. Sino lo hacía me pasaría algo muy malo como morir a manos de algún limpia-parabrisas, cortándome la garganta en algún crucero gracias a su esquizofrenia. Debido a la ambivalencia de opciones sobre lo que podría pasar ese día, de conseguirla o no, invité a mis padres, mi herma40


na, mis sobrinos y mi novia a que me acompañaran a comprarla; si moría mínimo tendría el chance de despedirme de ellos. El día pintaba chido. Después de ir a comprar el pastel alemán de cajeta que tanto me gusta, nos dirigimos a comprar la cerveza. Cuando llegamos al lugar no estaba. Dijeron que ya no la traerían a México hasta el próximo año y me recomendaron otras cervezas del estilo pero nel, ya las había probado todas y estaban chafas; pinche gente ignorante que luego atiende esos lugares. El encargado y dueño del lugar para contrarrestar mi mamonería, al final dijo: «Bueno, ¿y por qué no la has probado aún si tantas ganas tenías desde hace mucho?». El puto destino se burlaba en mi cara y en el día de mi cumpleaños; sin embargo Mormi no es una persona que deja las cosas así. ¡El puto destino me la pela, al chile! Algo debía haber detrás de la imposibilidad para comprarla, alguna razón mística porque en esta ocasión me convencía cada vez más de que no tenía que ver con mi flojera, mi impuntualidad o mi ligero retraso mental; debía haber algo oculto a descifrar para poder obtener aquel brebaje. Mi novia, como casi siempre, me decía que en lugar de pensar en esas pendejadas me pusiera a hacer algo de mi vida; pero para que hacer algo de mi vida si me podía poner a pensar en dragones, lindwurms medievales y sobre la energía de esas criaturas que impedían mi triunfo en la aventura cervecera. Las historias de algunas islas británicas simplemente me fascinan. No obstante, en lo que a historias de ingleses se refiere, muchas me dan demasiada hueva, aun así decidí ponerme a investigar qué pedo con esa cervecería. No pensé encontrar mucho ya que como decía al principio, no llevan muchos años en existencia. Y contrario a lo que imaginaba, después de unas horas buscando mamadas, encontré un blog que hablaba sobre la residencia en la que había sido establecida la cervecería. Aquel texto mencionaba una vivienda que se encontraba en Derbyshire, un condado de la zona central de Inglaterra, no muy lejos de Manchester. Pude entender era una mierda bien grande. La mansión tenía jardines enormes, su propio lago y bóvedas subterráneas de gran ex41


tensión. En esa mansión vivía la familia Beckett. Un día, el Sr. Beckett decidió explorar una de las bóvedas subterráneas que había sido cerrada años atrás por su abuelo. Había llegado a él un conocimiento de que en la parte trasera de la casa su abuelo fabricaba cerveza y había guardado algunos barriles ahí. El Sr. Beckett abrió la bóveda con la ayuda de un par de sus sirvientes y la exploraron dándose cuenta que efectivamente en el lugar se encontraban varios barriles almacenados que no estaban vacíos. Simplemente no le dieron más importancia al suceso y dejaron la bóveda abierta. Al otro día toda la familia Beckett, así como la gente que trabajaba en la residencia se encontró sin vida. Según el texto, las autoridades pertinentes que llevaron el caso y encontraron los cadáveres se sacaron de onda, nadie parecía haberlos acribillado. En ese entonces les valía verga investigar chido aunque fuera una familia rica e importante. Solamente especularon sobre algunas posibilidades. Horas más tarde los perros policiales los condujeron al bosque y ahí encontraron un sobreviviente. Al culero lo encontraron todo asustado, era uno de los fieles ayudantes del Sr. Beckett, no podía hablar por el estado en que se encontraba. Lo llevaron de vuelta a la residencia. Le dieron agua y comida para que se tranquilizara. Encontraron unos envases con cerveza y decidieron ponerlo ebrio para ver si así soltaba la sopa de lo que sucedió. En cuanto le acercaron las cervezas, el bato se puso bien loco y fue cuando comenzó a balbucear cosas sobre lo sucedido. Contó a las autoridades que horas después, al momento de abrir la bóveda subterránea, él ya se encontraba dormido en su habitación, en la casa de la servidumbre y que un olor extraño lo despertó, entonces, en cuanto abrió los ojos, vio a una horrible criatura muy parecida a lo que los ingleses llaman Goblin o Trasgo. Decía que la criatura tenía un tono de piel muy oscuro, como si estuviera lleno de hollín, vestía ropa vieja, cabello largo y oscuro, barba, su estatura era como de metro y medio y tenía unos ojos enormes y amarillentos. La criatura le habló y le dijo: 42


«Solamente tú sobreviviste al verme, ven conmigo». Después de eso se desmayó y cuando volvió a despertar estaba en la zona subterránea y el lugar se veía diferente, más alumbrado. Parecía una especie de Pub cavernoso; ahí estaba la criatura, se mostraba feliz. Le comentó que se sentía muy bien por poder volver a hacer cerveza y beberla. Le ofreció una pinta y él, temeroso, la bebió; así que se quedó dormido por borracho. Al otro día volvió a despertar en su cama y en lo que recobraba la consciencia, recordó lo del día anterior, pensando que tal vez había sido sólo una pesadilla. Cuando se dispuso a levantarse vio parado junto a su ventana al culero aquel. Ahora a la luz pudo observar más su fealdad, su gran nariz barrosa, su oscura piel y su enredado pelaje. La criatura no le hablaba, más bien esperaba como que él le dijera algo, que le agradeciera por la noche anterior. Él, desesperadamente corrió primero a buscar ayuda con sus compañeros trabajadores y los encontró a todos muertos. Después corrió a la casa principal y se encontró con la misma escena, por lo cual corrió despavorido hacia el bosque hasta que perdió la razón. Puta historia macabra la verdad, no supe si creerla o no pero las demás historias que encontraba sobre la cervecería parecían darle sentido. Se supone que la pareja Harrion, dueños de la cervecería, deambulaban de niños por ese lugar cuando ya se encontraba en ruinas. Ya de grandes y teniendo experiencia en el homebrewing recordaron ese lugar y su cervecería subterránea abandonada, la compraron y comenzaron ahí ese pedo; al principio con pesadillas frecuentes, pesadillas que supuestamente nunca tomaron en serio. Después de todo este asunto decidí olvidarme de la cerveza, si la encontraba algún día en un bar y estaba acompañado la bebería sin mayor pedo. A principios del año decidí que dejaría de tomar un par de meses porque ya mis crudas eran bien brutales. Estaba bebiendo mucho y algunos días me ponía pedo tres veces; suena raro pero así era. Lamentablemente el primer día del año bebí y el puto primer fin de semana fui toda una bestia: Pinche capitalismo salvaje e idiotez mexi43


cana no son una buena combinación. Resulta que en una de las pedas de ese fin de semana mi amigo Raúl me dio un consejo sobre beber agua en el transcurso de la borrachera, según así no amaneces tan crudo ni tan hinchado. Días antes ese consejo me lo había dado una de mis tías; ambos lo escucharon de Patricia Chapoy, experta en el manejo de los efectos de las sustancias tóxicas; ese día decidí ponerlo en práctica. ¡Vaya consejo! Ha mejorado mi vida en un 26%. Después de no haber dejado de beber, pero sí haberme controlado bastante, en estos primeros meses del año he tenido la gracia de no probar más que puras cervezas bien chidas. La neta no me ha tocado ni una sola que esté por debajo de lo que considero una gran cerveza. Esa fue una razón por la cual no regresaba mi obsesión a probar aquella tan deseada. Me la pelaba, que se fuera a la verga. Conocí en un evento con cerveza gratis a un señor bastante buena onda, vivía en Brasil y compartíamos varias cosas en común. Platicamos un buen rato. Yo le enseñaba fotos desde el iPhone de mi novia, porque soy tan mierda que desde ahí tengo que tomar fotos de las cervezas que me chupo. Él me mostró fotos también de su cámara y una de ellas fue de la mentada chela. Al preguntarle qué tal, noté cierto nerviosismo en él, dijo que estaba muy buena pero que no quería hablar al respecto. Más tarde no le di importancia y decidí olvidarlo. Esa onda no permanecería así. Hace un par de semanas fui a una tiendabar de cervezas y le dije a mi novia que yo me bajaba rápido a comprarlas; tenía un antojo de unas chelas vergueras que habíamos probado días antes, algo tranquilo para ver una peli. Como ya sabía lo que quería abrí el refri del lugar y no estaban las cervezas; entonces volteé a ver qué otras me llevaba, al girar mi cabeza hacia arriba estaba la puta cerveza de nuevo, brillando entre todas las demás. Decidí que se jodiera y se quedara ahí. Rápidamente agarré otras sin pensarlo demasiado y me dirigí al carro. Inmediatamente mi novia me dijo: «¿Ahora qué te pasó?». No pensé que se me notara. No quise contarle que me había cruzado otra vez con aquella 44


cerveza maldita. Lo único que le comenté fue que tuve que comprar otras chelas. Aquella noche no pude dormir bien. Al otro día me desperté percibiendo un extraño olor como a podrido y con una sed impresionante. No tenía nada que ver con las cervezas del día anterior. Ahora no podía de nuevo quitarme la idea de beber a la innombrable. No quise comentarle nada a mi novia ni a nadie sobre lo que me sucedía. Ese fin de semana fuimos a un bar de cervezas y evité pedirla. Mientras platicaba con mi novia sentía como que alguien me llamaba. Volteaba y provenía del refrigerador del lugar. Sin ninguna razón, la luz en ese momento se encendió y resplandecía aquella botella. Sentí un fuerte tormento en mi interior y le pedí a mi chica que mejor nos fuéramos a otro lado. La siguiente semana sucedió lo mismo pero en otro bar. Decidí mandar todo a la verga y le dije: «Este es el momento, ¡voy a pedir esa pinche cerveza!». Cual esquizofrénico tonayero, interrumpí la conversación, me acerqué a la barra y pregunté cuánto costaba; por alguna puta razón costaba como 150 pesos más que en otros lugares, no me alcanzaba y mi novia dijo que era una exageración, que no me prestaría. ¡Jodida Maldición! Al otro día iría a una reunión de amigos, de aquellas reuniones de mierda donde es probable que te la pases tan mal que lo único que queda es embriagarte a más no poder y pasar de lado la experiencia que enfrentas. Había ahorrado mis pesitos para chupar chido y pasarla bomba. Casi llegando al lugar me puse a pensar en la cerveza de nuevo. Decidí que a la verga, mejor ahorraría el dinero que llevaba y saliendo de la reunión iría a comprarla. Ya en el evento, en verdad me la estaba pasando de la verga, no soportaba ni un minuto más estar en mis cinco sentidos. Cuando fui al baño vi un botellón de thinner industrial, mojé un papel con el líquido y me encaminé a la sala del lugar. Después de preguntar a los demás marginales si no tenían problema de que moneara, ya que no podía beber, me puse hasta mi puta madre. Acabando ese pedo apenas y podía sostenerme por mi mismo; aun así estaba totalmente decidido a comprar la cerveza. Bajé en Metro Ermita para 45


poder llegar a una tienda que se encuentra sobre Eje 8 Sur, dando vuelta en Calzada de Tlalpan, caminando a Eje 8. Del lado de la Portales siempre está solo y oscuro y me sentía muy débil de tanto inhalar basura. Entonces decidí sentarme un rato en la banqueta, sólo un par de minutos, ya estaba a dos cuadras. Tenía mis manos sosteniendo mi cara, me estaba quedando dormido pero sabía que estaría del chile hacerlo, que cerraran y no comprar la cheve. Fue cuando de repente escuché una voz muy tétrica, no por tener un tono agresivo si no por ser algo que nunca había escuchado: Una voz como de un niño gordo en estado de ebriedad. Levanté mi rostro y ahí estaba aquella criatura inglesa loca, ni siquiera era de la forma cómo la había imaginado con anterioridad. Dudo que llegara al metro y medio, era más bajito, me parece era macho por su enorme barba muy negra y enredada como si fuera vello púbico, su tono de piel era oscuro como si hubiera sido achicharrado, sus dientes estaban negros y como llenos de lodo, tenía una nariz gorda y enorme, muchas protuberancias en el rostro y unos ojos ¡pff! ¡sus ojos! Sus ojos eran lo más loco, eran amarillos y súper enormes, con el iris alargado como si fuera de un cocodrilo. Su ropa igual era oscura y no se notaba vieja y desgastada, más bien no parecía de esta época, pero no era ropa como de duende irlandés, era extraña y sus zapatos eran como de obrero contemporáneo. Si me hubiera encontrado en otro estado estoy seguro de que habría defecado ahí mismo o me hubiera estallado el corazón; no obstante, gracias a mi estupidez de horas antes, en ese momento la criatura me parecía agradable e hizo que me sintiera a gusto. Me dijo se llamaba Frindbum. Comentó que me había observado desde hace mucho tiempo, cuando dormía, cuando tomaba cerveza; incluso dijo me observó un par de veces en el taller donde hago chela con mis amigos, en las ocasiones en que me quedaba solo moliendo la malta o esperando a que fueran por las guamis. Ahora esa mierda me pone los pelos de punta, pero en ese momento recuerdo que sólo le respondía: «Qué chido, güey», mientras me reía. Al final le dio gusto que después de su 46


larga espera me presentara frente a él. No entiendo chido. Yo no lo busqué realmente. Él se me presentó, me tomó de la mano. Sentí sus manos gordas y pequeñas con garras. Entramos a una casa que no tenía luz y sentía una paz ahí dentro. Dijo que me obsequiaría lo que tanto había estado esperando, que lo disfrutara y después me preguntaría qué me pareció. Me regaló una botella de vidrio con un líquido oscuro adentro, supuse era cerveza. Nos despedimos y me encaminé al Metro. Llegué a mi casa y noté que la botella obviamente no tenía ninguna etiqueta y estaba cerrada con un corcho; la metí a mi refrigerador y me fui a dormir. Con una cruda por haber inhalado solventes me desperté. Tuve que regañarme a mí mismo por mi comportamiento salvaje y deplorable. Comencé a recordar lo sucedido del día anterior y todo pudo haber sido una alucinación, sin embargo, realmente mi cuerpo se sentía como si hubiese estado moneando demasiado. Antes de sacarme más de onda busqué la botella en mi refrigerador, ahí estaba y, para mi sorpresa, no era la botella que recordaba me había dado Frindbum: Era la cerveza que tanto había estado deseando beber, etiquetada y embotellada de manera normal. Después de volverla a colocar correctamente en mi refri, una sensación de resequedad en mi boca se hizo presente, como en mis brutales resacas de mierda. Me di cuenta (o traté de convencerme) que el día anterior no había moneado, todo fue parte de un mal o extraño sueño; había bebido como estúpido con mis amigos pero por el mal rato mi mente trató de olvidarlo, después, probablemente ebrio, bajándome en Metro Ermita rumbo a la tienda de cervezas con la intención de robarme esa botella, me topé a algún teporocho gordo, horrible y de mierda el cual me ofreció dinero a cambio de poder tocar mis genitales. No era ninguna criatura llamada Frindbum sino una criatura producto de la mexicanidad que probablemente se hacía llamar El Piru. ¡Eso debió haber sucedido! Sólo soy un imbécil con una imaginación de mierda. Después de aliviar un poco mi situación post-borrachera, como de costumbre me dispuse a joder a mi novia que mientras se 47


ocupaba en sus deberes yo le contaba mis aventuras y mi triunfo de por fin conseguir mi cerveza. La respuesta de mi novia fue: «Erick, estoy ocupada. Consíguete una vida. No todos tenemos la fortuna de podernos embriagar entre semana y no hacer más que pedorrearnos y comer tortas de tamal frito al otro día». En fin. Aunque me haya costado la posibilidad de haber sido contagiado de alguna enfermedad venérea, era muy feliz de tener la cerveza en mi poder. Un par de días después nos reunimos mi novia y yo para disfrutar de esa cerveza y otras que había juntado para tan especial ocasión. Sinceramente, aunque la hubiera comprado sin el menor esfuerzo cruzando la calle, me habría gustado tanto como me gustó; era una cerveza impecable. Fui a dejar a mi novia a su hogar y de regreso al mío manejaba imprudentemente, como de costumbre. Sobre la Avenida Hank González no se observaban muchos carros. Era alrededor de la una de la mañana, y siendo un día entre semana no era raro que hubiéramos pocos autos a esa hora. A veces manejar tan noche entre semana me saca de onda. Muchas veces siento una vibra muy extraña. Uno pensaría que los fines de semana a altas horas de la noche es cuando más salen los subnormales de la ciudad pero no, entre semana es cuando se observan las cosas más extrañas y la gente más orate de estos parajes subdesarrollados. Ese día como muchos otros no traía mis anteojos, y a la altura del Bosque de Aragón vi por el espejo retrovisor si por detrás se observaban más carros de los que podía ver enfrente, fue cuando vislumbré una luz rojaamarillenta que salía del suelo. Recordé aquella historia de estupidez y locura en la que se cuenta que en la Marquesa se encuentra La Puerta Al Infierno, que en algunas ocasiones, por la noche, no se encuentra mucha gente porque el lugar se abre y salen luces acompañadas de fuego y seres enfermos y diabólicos a disfrutar de aquellas zonas turísticas de mierda con sus motonetas y quesadillas. Después de casi estrellarme por recordar esa historia volvió un poco en mí la razón, y al ver que conforme avanzaba mi auto ese resplandor se 48


engrandecía aceleré lo más que pude sin mirar atrás. Rápidamente, en 8 minutos, llegaría a mi casa. Estaba sacado de onda. Bajé del carro y una patrulla se me acercó preguntándome si todo estaba bien, que me veía muy pálido; estaba tan asustado que decidí incluso contarle lo sucedido a ignorantes de tal talla. Como era de esperarse no recibí más que burlas y una recomendación de no manejar después de que bebo. Al entrar a mi casa sabía que de contar lo sucedido a mi familia no recibiría más que comentarios iguales, ¡a la verga! Tomé un vaso de agua y decidí ver Seinfeld antes de dormir; nada mejor que unos comediantes judíos para olvidar la triste y absurda realidad. De alguna u otra forma la mirada de Jerry Seinfeld me recordó a Frindbum. Fue cuando reaccioné que era él quien se disponía a salir de aquel portal infernal. Se me presentaría a la mañana siguiente para preguntar mi opinión sobre su cerveza. No estaba dispuesto a enfrentarme a la mañana siguiente con una catástrofe como la de encontrar muerta a mi familia o de volver a ver a ese cabrón a pesar de su amabilidad. Mi mente no tiene la capacidad para soportar eso. Tomé todo el café que pude para no dormir y únicamente me ocasionó una diarrea terrible que no se calmó hasta las cinco y media de la mañana. Más tarde que temprano perdí mi batalla contra el sueño. Desperté, y cuando comenzaba a abrir los ojos recordé a lo que me podía enfrentar. De inmediato volteé al lado de mi cama y no había nada fuera de lo que comúnmente veo, de nuevo no me demostraba a mí mismo más que lo pendejo que estoy. Los días siguientes, los recuerdos de Frindbum no hacían más que pelarme la verga. Recordaba la calidad de esa cerveza y me dispuse a probar los demás ejemplares de esa cervecería. Lo logré con éxito y sin mayor dificultad aunque reflexioné que dejando a un lado aquellas historias de fantasía y la posible existencia de aquella criatura debía haber una lección en toda esa experiencia; tal vez sea que no hay que obsesionarnos con las cosas superficiales que buscamos en la vida y sólo dejar que simplemente lleguen. 49


A la semana siguiente atravesé exactamente la misma situación sobre la Avenida Hank González, sólo que esta vez quise reaccionar con más calma y encontrarle una coherencia a los hechos a pesar de tener algo de alcohol en la sangre. Opté por orillarme, poner las señales intermitentes, colocarme mis anteojos y ver qué era exactamente aquel fulgor. Eran nada más y nada menos que las luces de un paso a desnivel de autos que atraviesa la avenida de una dirección a otra, la cual sale a esa altura del Bosque de Aragón; por su ubicación y el fuerte destello de las luces ya viejas conforme uno avanza y ve por el retrovisor, siendo noche, parece como que un fulgor diabólico y maligno sale del suelo. No hice más que reírme de mí mismo. Esa noche llegué muy tranquilo a mi casa, todo lo contrario a aquella vez. Para lo más profundo de mi descanso tuve un sueño muy loco en el que iba a un programa de televisión en donde podías escoger el litro de cerveza que quisieras y si lo terminabas en el menor tiempo posible chupabas con el personaje imaginario que gustaras. Lograba ganar y al final del programa nos llevaban a una especie de jardín de cerveza y se me presentaba el gnomo Engywuck de Die Unendliche Geschichte. Era súper buen pedo y nos poníamos hasta la madre. Me la pasaba bien vergas. Cuando desperté me costaba un poco abrir los ojos pero pensé en que a partir de ese momento mi vida sería así, si imaginaba pendejadas por tomar, imaginaría chupar con personajes que no provocaran muertes y tuvieran una imagen menos tétrica. Reaccioné ya que había un olor extraño en mi cuarto, giré mi mirada con mis ojos aún lagañosos y ahí estaba Frindbum, ahora con más luz me daba cuenta de su tremendo aspecto y sus ojos no llevaban más que al horror. Entré en un shock como cuando dicen que se te sube el muerto. Frindbum me habló: «Perdón por no haber podido venir antes pero estuve ocupado. En fin, me doy cuenta que eres un malagradecido que sueña con otros seres que ni te proveen de cerveza, a fin de cuentas eres como se dice… un… mmm… ¡Mierda! ¡Eso eres!». Pude salir del shock y le grité a mi mami como el 50


vil marica que soy mientras me tapaba el rostro con las cobijas. Al llegar mi madre se preocupó por mi estado. Le dije que había una pinche criatura culera en el cuarto. Me contestó que no había nada. Le dije que hasta se había quedado su olor. «Es el olor de tu resaca», contestó mi madre. Minutos después trató de convencerme de que aún estaba dormido y eso no sucedió, solamente me había despertado de una pesadilla. Yo sabía que no era cierto, Frindbum existe y regresó no sólo para preguntar sobre su cerveza si no para que me diera cuenta de que la lección que había tratado de aprender era falsa. La única lección que debía tener presente en mi vida es que absolutamente todas las criaturas de este mundo piensan que soy bien mierda.

51


52


MALLOWS

Muchas personas se acercan a mí con dudas respecto a criaturas, monstruos y seres paranormales que conforman la mitología moderna y que se integran a nuestra cultura popular actual. Preguntas como: «¿Erick, cómo podrías describir a La Forma?» se hacen más frecuentes día con día, por lo que he querido hacer una pequeña descripción de los cuatro seres que dentro de este marco abundan más en nuestras conversaciones. Espero aclare las dudas y sea de su agrado.

La Forma. El primer indicio de La Forma en este planeta fue en el año 576 D.C., en la provincia de Päijänne Tavastia, de la gélida Finlandia. En aquella ocasión se dice violó a 45 niños y se alimentó del corazón aún caliente de 85 adultos. Se dice que aquella vez, la primera en la que probaba la carne humana, 81 de las 88 víctimas estaban en un avanzado estado alcohólico por lo cual después, en sus siguientes asesinatos, continúa eligiendo con gran preferencia a seres con alto grado de estupidez y alcohol en la sangre. La supuesta procedencia de La Forma es el planeta Kuor-Kuor, el cual se encuentra en la galaxia Fálica. El por qué llegó a la Tierra es aún un misterio. Realmente nunca nadie ha visto con claridad ni ha fotografiado a La Forma. Las personas que han sentido su presencia y han tratado de verla de reojo o han sobrevivido a sus ataques, sólo han visto su figura a contraluz. Criptozoólogos de todo el mundo han tratado de definir su aspecto. Quien nos brinda una descripción más clara de esta criatura es el Doctor yucateco Juan Peláez, quien en su libro La Forma: Acecho a la Comunidad, describe al ser: «Entonces la criatura se ha presentado como un espécimen de tres y medio metros de alto, delgado y horriblemente amorfo; nos recuerda una figura humanoide en cierto modo. Si tuviéramos que describir su piel sería de aspecto gelatinoso, grisácea, con algunas ámpulas oscuras. Su rostro carece de grandes ras53


gos. Sus ojos son oscuros como la noche más tenebrosa. Carece de nariz. Se supone posee fosas nasales». Ya que sólo se tiene conocimiento de la silueta que proyecta, podríamos comparar a La Forma con Los Gigantes de los Andes. La diferencia primordial de este ser con los grabados en las cordilleras peruanas es que La Forma es un ser solitario (dicen que posee ambigüedad sexual) además de que sólo se presenta en las noches. Por muchos años, después de los ataques de La Forma en 1987 en el Medio Oriente, cesaron sus actividades hasta que por vez primera pisó el continente americano. Es en México donde ha mostrado una gran fiereza violando a más de 1400 niños y asesinado a más de 8000 personas. Únicamente dos imbéciles en estado de ebriedad sobrevivieron a un ataque en la región de El Rosario, Cd. de México. La Forma siguió a uno de ellos a Europa en una odisea de terror y locura. Es así que queda demostrado que este ser puede recorrer de manera desconocida grandes distancias (incluso marítimas) en tan poco tiempo. • Formas de prevenir un ataque de La Forma: Cuando se encuentra en su mayor éxtasis pre-ataque, libera un olor como de plátano macho seco. La mayoría de las víctimas no reconocen el olor debido a su estado etílico. • Formas de combatir a La Forma: Se dice que las armas de fuego (no) dañan a La Forma, muchas veces provocando aún más su ira. Realmente la manera más eficiente de librar su ataque es correr como perr@ despavorid@. La Sombra. En un principio se pensaba que La Sombra era una mera interpretación barrial de La Forma, debido a que el primero en estos tiempos modernos en tratar de conceptualizar La Sombra, era sobreviviente a un ataque de La Forma. De primera mano puedo constatar las primeras narraciones actuales acerca de este ser. En mi opinión era una manifestación tercermundista en sueños sobre La Forma, pero más adelante se fueron materializando más los ataques de La Sombra a un amigo que mantendré en el anonimato. 54


Posteriormente se hizo una descripción más concreta de La Sombra, en donde se marcarían las claras diferencias en apariencia con La Forma. La Sombra es un ser que no tiene en sí una figura humanoide. Su silueta es como de un cerdo salvaje con una capa de monje, pero como dice su nombre, a pesar de que uno la vea fijamente y sin temor, no posee piel, rostro o características de ese tipo. Para una mejor definición, es como un ente nebuloso, grisáceo y oscuro. No se puede ver a través de La Sombra. Siempre está flotando a más o menos medio metro del piso. Su estatura es de 1.80 metros aproximadamente. Una de sus características es que puede volar de manera horizontal sobre las cosas. Puede leer los pensamientos de los humanos y otros animales. Debido a esto se dice que también se le puede hablar y algunas veces contesta telepáticamente, creando una conversación sombría. Su procedencia, según algunos teóricos de la estafa, es demoniaca, no precisamente bajo un marco de la cristiandad sino que es un ente que se manifestaba en los pueblos mesoamericanos desde antes de ser masacrados, por lo cual su estudio y exterminio debe pertenecer a las ciencias paganas. A diferencia de La Forma, proviene de las entrañas de la Tierra. Surge para llevar la mente y cuerpo de la víctima a la locura y a la penumbra terrenal. La Sombra fija sus ataques en animales idiotas y en personas que basan su vida en creencias populares con raíces en la ignorancia y en la manipulación. Dicen los teóricos que los ataques de este ser son realizados con el puro propósito de su entretenimiento después de pasar milenios encerrado en el centro de la Tierra. Primero La Sombra se manifiesta en sueños, cuando la víctima se encuentra en un punto de miseria y devastación mental. Durante meses la atormenta por este medio hasta que decide manifestarse físicamente y llevar al infeliz en cuestión a una paranoia de idiotez inimaginable. Casi al punto final, La Sombra entra y sale del cuerpo de la víctima asegurando su futuro deceso. Su punto de exposición más frecuente es en las colonias populares con mayor grado de analfabetismo. 55


• Formas de prevenir un ataque de La Sombra: No ser un completo idiota y alimentarse sanamente. • Formas de combatir a La Sombra: Mediante un rito cubano se le puede combatir. Al final el rito acaba con una invitación expresada oralmente en la que la víctima le invita a salir.

El Bulto. Este ser cae más en la complejidad y lo absurdo que los dos seres descritos con anterioridad. Se desconoce con exactitud la procedencia de este ser. En lo personal dudo que tenga un origen cósmico. Pienso que es producto del error-mental-humano-mexicano. Supuestamente los primeros registros de El Bulto son en la época en que el catolicismo estaría bien establecido en nuestro país. La supuesta tarea de esta criatura es atormentar a las personas y a veces dañarlas físicamente con laceraciones y ataques que muchas ocasiones conllevan a la muerte. El nombre que se le da a este ser proviene de su aspecto, que aparentemente, es como de simple materia mórbida y estorbosa. Tiene la apariencia de una gran mierda de un metro y medio de altura totalmente negra. Siempre se presenta en la oscuridad, por lo cual muchas veces quien se lo topa choca con el ser. Dicen algunas personas que posee una boca sucia y asquerosa que puede devorar a niños pequeños o producir balbuceos. Está compuesto por supuesta materia demoniaca que es corrosiva si se le toca. Su olor por consecuente es como de azufre. Algunas señoras de edad avanzada lo han descrito como un demonio obeso que se encuentra sentado y no como una gran plasta estorbosa. Debido a la contradicción y estupidez del catolicismo mexicano no se le considera como un demonio hecho y derecho o como un espíritu en pena. Es más bien una gran mierda materializada por la ignorancia popular y el chisme barato. En varias ocasiones se ha consultado al Vaticano por parte de la iglesia mexicana en busca 56


de una guía para combatir a este ser; pero como muestra de rechazo a la aceptación y reconocimiento del mismo, el Vaticano sólo manda productos faltantes a esta región tercermundista. Realmente el ataque de El Bulto es más psicológico y es provocado por los mismos seres humanos. El ataque directo de este ser es más imprevisto y catastrófico debido a su espontaneidad. • Formas de prevenir el ataque de El Bulto: Siempre estar alerta de las grandes mierdas que nos acechan en este país. • Formas de combatir a El Bulto: La forma más eficiente comprobada hasta ahora es gritarle: «Chinga tu Madre» tres veces.

La Perra Idiota. Esta criatura viene a ser la más popular de todas. Son antiquísimas sus menciones en las diferentes culturas del mundo. Se conoce de su presencia en los cinco continentes del planeta. A pesar de que su connotación es femenina, este ser se puede presentar en género masculino y transgénero. Su apariencia puede variar ya que pareciera que a pesar de su longevidad se sigue transformando. Puede presentarse como el ser más horrible, deforme y aberrante; también puede presentarse como la fémina más hermosa y omnipresente del universo. Su surgimiento se da gracias a la estupidez y vacilación del humano. Su propósito no es causar la muerte directamente. Simplemente su presencia y sus actos idiotas conllevan a la desgracia y depresión en el espíritu terrestre. La popularidad de este ser viene gracias al economista mexicano Luis Alberto San Germán Lagunas, que a pesar de no poseer la sapiencia para clasificarlo con exactitud, lo acompaña en sus crónicas diarias. Realmente este personaje no se muestra como enemigo de la criatura, sino que parece sobrellevar y necesitar la presencia del ser para su consumación personal. 57


• Formas de prevenir el ataque de La Perra Idiota: No se puede, acecha en todos lados. • Formas de combatir a La Perra Idiota: Los habitantes de Sri-Lanka son los únicos capaces de crear un escudo contra la criatura, pero debido al nulo interés que crea esa gente nadie se les acerca para adquirir ese método.

58



LA FORMA

Un sábado, como muchos otros, me encontraba esforzándome por hacer lo único por lo que me esfuerzo en la vida: Ponerme hasta mi puta madre. Como un verdadero desesperado pedí un carro prestado, ya que el mío no circulaba, y me cité con mi amigo San Germán A.K.A. “El Gordo” afuera de un Superama para comprar cervezas y pre-copear en mi casa antes de ir a una tocada. En mi casa nos dedicamos a tomar como estúpidos. Cuando sentimos era momento de irnos antes de quedar más imbéciles y con más flojera, marcamos a nuestros demás amigos para ver si ya había empezado el cotorreo. Fuimos a un festival llamado Chayito Fest que bueno… centrémonos en decir que su nombre proviene debido a que se realiza en el barrio El Rosario, cerca de la estación del Metro que lleva el mismo nombre. Llegamos con una locura total en la cabeza, además de que traíamos un refresco de 3 Litros llamado Ameyal para mezclarlo con alguna mierda barata. Adentro y fuera del festival la pasamos chido debido a que estaban todos los compis y también porque seguimos chupando como bestias; hasta estuvo el buen carnal conocido como Kiko Blake. Cuando terminó la tocada salió una fiestecilla en una casa cercana a aquel barrio. Le caímos toda la banda. No tengo ni la más puta idea de cómo llegamos a la fiesta, sólo recuerdo que inmediatamente que arribamos al lugar quisimos ir por más alcohol. La zona donde tuvo lugar aquella fiesta estaba chida, era de aquellas zonas residenciales con mucha boscosidad, pero con supercitos y tiendas prácticamente escasos. Salimos en grupito a buscar un OXXO, 7-Eleven o alguna mierda por el estilo. Caminamos por un buen rato y no vislumbrábamos nada de la tienda que nos habían señalado unas personas en la fiesta. Pasamos por lo que podría decirse era un parque muy lúgubre, el ambiente era siniestro. Estábamos comentando al respecto mi amigo “El Gordo” y yo. Con nosotros venía mi amigo Küble y alguien más que no recuerdo. Una de las características de Küble es 60


su apatía, rasgo que según él se ha desarrollado más debido a su pertenencia a una secta oscura nazi pero realmente es un imbécil que se volvió gótico después de ver a Marilyn Manson en MTV; y debido al constante rechazo de cualquier ser vivo a su alrededor se ha vuelto un amargado. Él no paraba de señalarnos a “El Gordo” y a mí que estábamos bien pedos y pendejos, que la zona en donde caminábamos estaba bien bonita y que dejáramos de mamar para llegar rápido a comprar alcohol. Comenzamos a sentir una presencia que no era de este mundo, la cual nos observaba y nos acechaba en aquel paraje boscoso y húmedo. Nos acercamos a unos columpios y de la nada uno se balanceó. A Küble aquel hecho le callaría la boca. Huimos a pesar de nuestro exceso de grasa corporal. Minutos después, Küble negaría que se asustó y que también corrió pero así es cómo pasaron los hechos. Seguimos caminando, llegamos a una carretera y por fin a un Extra. Compramos basura y al voltear a mi alrededor notaba que estábamos en un lugar bien culero, se tardaban mucho en atendernos y pensé que alguien nos levantaría y experimentaría en ritos satánicos con nuestros rectos; no tenía deseos que aquellas cosas sucedieran, la neta tenía más ganas de dormirme y llegar a un lugar cálido y seco que estar en medio de la nada rodeado de la gente horrible que vive en esos lugares. No sucedió nada malo. Ya con nuestras bebidas regresamos a la fiesta. No recuerdo mucho del regreso, sólo sé que ya no sentíamos cosas feas y que no nos tardamos tanto como en la ida. En la fiesta realmente mi amigo “El Gordo” y yo ya no disfrutábamos, estábamos en el punto en que ni siquiera te embriagas más, sólo tomas para que la cruda del día siguiente sea más triste y pesada. Decidimos era hora de largarnos a la verga, así como viles mucamas, sin hacer ruido y pasando con más pena que gloria. Emprendimos un viaje en el cual la única recompensa tendría que ser una torta de tamal frito. Nunca nos imaginamos que sería el viaje a pie que marcaría nuestras vidas. Caminamos de nuevo por las casas grandes rodeadas de árboles. Íbamos platicando (si es que a 61


eso se le puede llamar platicar); ya saben: Puras pendejadas de borrachos, balbuceos insulsos y demás. Nuestra idea era poder encontrar un taxi. Recuerdo que hasta calculamos que nos cobraría a lo mucho 250 pesos. Todo parecía fácil, aguantar por un rato más nuestra miserable existencia y después encontrar a un negligente conductor que nos llevaría al Metro Nativitas a comer tortas de tamal para después dormir en nuestras ricas camitas. Ningún taxi aparecía. No nos dábamos cuenta de que era una zona residencial y pues ahí todos tienen carro o chupan en la comodidad de sus casas. Confundidos, seguimos caminando y encontramos una patrulla que se dirigía hacia nosotros. Nos miraron con lástima y al pedirles ayuda dijeron que estábamos lejísimos de donde podríamos encontrar un taxi o bien del Metro El Rosario donde podíamos esperar hasta que abrieran. No nos ofrecieron ayuda. Antes ya he agarrado patrullas de taxis y los culeros nos mandaron a la chingada con su sonrisa. Es más, mientras caminamos en la dirección que nos mencionaron para llegar a una avenida con taxis nos siguieron por minutos, burlándose a vuelta de rueda. No había otra opción más que la de caminar mientras recordábamos viejas aventuras. Esos recuerdos a menudo acaban en riñas idiotas. No recuerdo con exactitud pero aquella no debió haber sido la excepción. Llegamos a una zona industrial con fábricas rodeadas por bardas. Ahora no tenía la menor puta idea de dónde nos encontrábamos o de si seguíamos en la dirección correcta. Algo era seguro: En ese lugar no había ninguna puta persona. Ni siquiera algún culero que intentara asaltarnos. Ningún carro pasaba y la patrulla nos había abandonado minutos antes. Continuamos un buen rato en ese rumbo. Afuera de las fábricas había grandes reflectores apuntando a las bardas, supongo que por cuestión de seguridad. “El Gordo” y yo íbamos balbuceando cuando de pronto sentí una presencia a mi izquierda. Volteé la mirada y vi la sombra de una figura humanoide y enorme. En primera instancia pensé que me había confundido con el guardia de aquel lugar a contraluz del reflector. Miré con más 62


detenimiento y aquella figura se iba acercando a nosotros y se hacía cada vez más grande. No era ningún reflejo, era el horror interestelar que había temido toda mi vida materializado en esa criatura que no pude observar a mayor detalle por voltear hacia mi amigo para advertirle del peligro. Al voltear a ver a “El Gordo”, el muy cabrón ya había emprendido tremenda carrera con su sobrepeso. Fue cuando entendí que también lo había visto, no era un simple efecto de mi embriaguez. Corrí lo más rápido que pude con mi mexicana y deplorable condición física, sin conocimiento de cuánto nos alejamos, pero yo sentía la presencia de aquella forma alienígena persiguiéndonos. Cuando nuestras piernas no daban para más y dejamos de sentir aquella cosa culera, nos detuvimos. Mi amigo y yo exclamamos agitadamente a la par: «¿¡NO MAMES!? ¡¿QUÉ ERA ESA MAMADA?!». Cuando recobramos el aliento continuamos caminando hacia lo desconocido mientras tratábamos de escapar de aquella escena de horror en nuestras mentes. Por el mismo temor a estar en parajes desconocidos con alienígenas, tratamos de convencernos de que fue una simple equivocación mental, aunque ambos sabíamos que nuestros ojos no nos mintieron. Estábamos ebrios, pero… ¡Dos imbéciles pedos no se comunican telepáticamente para inventarse la imagen de la misma criatura! Comenzaba a salir el sol y vislumbramos un camión con el letrero de Metro El Rosario, quisimos tomarlo pero dijo que aún no daba servicio aunque era el signo de esperanza para encontrar un taxi. No pasó mucho tiempo y encontramos uno. Decidimos parar en el Metro, esperar a que abriera y así regresar a nuestros hogares. Hablando con el taxista no dimos detalles de nuestra aventura pero nos aclaró que probablemente llegamos a una zona donde hay instalaciones del Instituto Politécnico Nacional y de unas fábricas, en donde efectivamente es extraño encontrar un ser humano por ahí a esas horas. Agobiados por la escasez de alcohol en nuestra sangre y por el sueño, decidimos buscar unas tortas de tamal y chingárnoslas en las escaleras de la estación esperando a que abriera el trans 63


porte colectivo. Nos quedamos dormidos, abrazados como hasta las once de la mañana. Probablemente la gente que nos veía con desprecio por estorbar el paso simplemente nos observaba y veía a dos homosexuales dándose calor con una torta de tamal sin terminar después de una loca noche; lo que no sabían es que eran dos amigos tratando de olvidar lo que fue la primera aparición en nuestro país de una de las criaturas más malévolas que han llegado a este Sistema Solar.

Meses después sucedió lo que me imaginaba: Todo mundo quería escuchar la historia de la criatura que denominó “El Gordo” como “La Forma”. Obviamente la historia llamaba la atención pero siempre era contestada con burlas. Los que estuvieron con nosotros ese día comentaban sobre nuestro deplorable estado etílico. Pude haberme retractado de lo que vi ese día, pero repito, antes de que le dijera a mi amigo que volteara a ver esa cosa, él ya había volado a la verga en una carrera nunca antes vista. En una ocasión, como sucede en la mayoría de los eventos de esta ciudad, se encontraba mucha gente tomando afuera de una fiesta, llegó la patrulla, todos corrieron hacia adentro y “El Gordo” por ser el más lento fue el único capturado. Sé que la pequeña porción sobria de su cerebro captó algo que ante una nula asimilación o reconocimiento hizo que explotara en un ejercicio físico sin precedentes para él. Algo que en sí no podría definir como me encanta pero suelo hacer muy seguido, es caminar o andar en bicicleta en las madrugadas por calles aledañas a mi casa, esto en su mayoría en estado etílico. Los meses posteriores a mi encuentro con La Forma, estas aventuras callejeras estuvieron acompañadas con la angustia y sensación de ser observado. No tuvo nada que ver con las nuevas cámaras de seguridad instaladas en la colonia. Era algo más oscuro, con un fin ruin hacia mi persona. Siempre ya estando en mi hogar ese sentimiento era calmado mediante la búsqueda del raciocinio. En una de esas ocasiones iba llegando muy ebrio 64


a mi casa, siempre trato de agarrar una calle llamada Juan de la Barrera que cruza la calle de mi hogar. Esta arteria es muy angosta y en ella se encuentra un establecimiento de Alcohólicos Anónimos (curiosamente a contra-esquina de un expendio de cerveza) por lo cual las veinticuatro horas hay gente afuera y me da más confianza en las noches. Aquella noche después de haber pasado el Doble A y acercándome más al oscuro final de la calle, sentía algo observándome desde arriba. Además del hecho de que llovía, no traía mis anteojos puestos por lo cual no veía bien, pero encima de un poste de luz el cual no sirve, pude entrever lo que parecía un ser enorme sentado. Corrí lo más rápido que pude sin voltear atrás. Con toda la habilidad que obtuve de mi cuerpo alcoholizado sacaba la llave de la entrada de mi edificio para en un sólo intento colocarla en el cerrojo y abrir la pesada puerta. En cuestión de segundos ya me encontraba en el primer piso aunque aún no estaba tranquilo. Escuché un golpeteo en la puerta del edificio. Algo o alguien intentaba entrar bruscamente, pero como mencioné, la puerta es muy pesada y esa persona o cosa no tuvo éxito. Entrando ya a mi hogar me sentí un poco más seguro y desperté a mis padres obteniendo solamente rechazo y un ligero escarmiento al pensar ellos que mis supuestas alucinaciones provenían ahora de la mezcla del alcohol con una droga fuerte. Afortunadamente el hecho de que esa experiencia la haya vivido con alcohol me hizo dejar de pensar en esta los días subsecuentes. No pasó más de una semana para que volviera a llegar tarde a mi casa, ahora en mi automóvil. Estacioné el carro y entré a mi edificio sin mayor problema y totalmente sobrio. Justo de frente a la entrada está la puerta que lleva al estacionamiento del mismo, del lado derecho se encuentran las escaleras. Cuando me perfilé para subir la puerta del estacionamiento se abrió súbitamente, lo cual no me alarmó, probablemente se trataba de algún vecino, pero no salió nadie. Fue cuando me asusté pensando que se trataba de lo que conocemos como Espíritu Chocarrero. De un salto llegué a las 65


escaleras y esta vez la curiosidad me ganó. Antes de subir a prisa los escalones, miré de lado hacia el interior del estacionamiento sin poder ver nada; ningún duendecillo culero y tampoco ningún ser de plasma. No se veía nada. Justo en ese momento fue cuando escuché un rugido; no era el rugido de algún animal, ni siquiera de un perro grande y rabioso, era el rugido equiparable con el de algún edificio en un sismo a punto de caer pero elevado al triple. Después escucharía que la puerta se abría de par en par azotándose en la pared. De nuevo en pocos segundos ya había entrado a mi hogar. En esta ocasión mis padres dijeron haber escuchado una puerta azotándose, culpándome a mí y a mi ebriedad. Se equivocaban, contaba con mis cinco sentidos para explicar lo que sucedió. Nadie en mi familia dijo haber escuchado el rugido, solamente el ruido de la puerta, por lo cual esta vez no culparon al alcohol sino al miedo y a mi mariconería. Al día siguiente me disponía a salir y en la escalera estaba lo que llamo El Club del Chisme de mi edificio; conformado por mi tía la entrometida, una vecina que tiene cámaras en varias áreas comunes del condominio y la hija de la señora. Cuando pasé junto a ellas, me comentaron que tenía que ver algo. Entramos a la casa y me mostraron el video de la cámara que da hacia la entrada del edificio (así es, cada puta noche revisaban esas mamadas en busca de chisme y mierda). En el video observamos todo lo sucedido la noche anterior y sólo pude sentir más miedo mientras ellas me comentaban lo valiente que fui. No creo haber sido valiente pero ¡vaya! Al fin alguien podía creer mis pendejadas. Les pedí buscaran el video de la semana pasada y se podía ver la entrada del edificio siendo sacudida por algo después de mi persona entrado mientras corría. Parecía, como ellas habían deducido después de ver el video, que era un viento brusco ya que no se observaba a ningún ser o persona azotándola. Había algo muy raro en todo ese asunto. Tal vez no todas las personas podían escuchar o ver al ser que me perseguía y atormentaba y que ahora tenía conocimiento exacto de donde vivía. Tal vez fue mi 66


precaución en los días siguientes pero ese ser dejó de acosarme. Mi vida volvió a su estúpida normalidad y con buenas noticias: Iría a beber cerveza a Europa y estaría en el festival más grande del mundo, el OKTOBERFEST, en München, Alemania. Lo que desconocía era que mis shorts, mi cámara y un Tonayán no eran lo único que me acompañaría en aquel viaje. Continuará…

67




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.