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Crónicas cucuteñas

Impacto Vive la Información

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Preludio En La Agonia

Esencia Del Zapatero

Felicidad De Los Más Pequeños

Cúcuta, Una PelículaNoir

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ÍNDICE

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1. La esencia del zapatero

2. Felicidad De Los Más Pequeños

3. Preludio En La Agonia4. Diagonal Avenue

5. Géneros Musicales Y Fílmicos

6. En El Abandono

7. Un Lugar Que No Permanece Vacío

8.

Cúcuta, Una Película Noir

9.

Paseo En La Garíta

10. El trabajo informal no tiene límites

11. Misteriosa Casa En Barrio Blanco

12. Día De Verano En El Centro Comercial Bolivar

13. Barras No Muy Bravas

15. El Perdón, La Paciencia, La Lealtad y El Amor, cuatro cascadas de Villa Marina

16. Los deportes electrónicos y sus comunidades

17. Las noches del mesero

Editorial

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Como comunicadores sociales en formación buscamos plasmar nuestras habilidades en todos los campos del periodismo. La prensa escrita (periódicos, digital, etcétera) es uno de los medios para mostrar las destrezas y cómo podemos aportar cambios. Por esto se creó el periódico IMPACTO. Fue una propuesta que salió desde los estudiantes de Prensa I de Comunicación Social, en la Universidad de Pamplona, Campus de Villa del Rosario. Este periódico tiene la particularidad que los fundadores están en proceso de formación y la esencia recae en las perspectivas y maneras de ver un hecho cotidiano. La diferencia con los rotativos locales son las notas que contamos desde la óptica universitaria. Las fotos a color, la mirada neutral del futuro periodista y el lenguaje claro y conciso son parte del trabajo individual. Los problemas de la sociedad cucuteña son tocados desde el aula para evidenciar cómo afectan a la comunidad o cómo es un día en diversos puntos

de la capital nortesantandereana. Este periódico nació con el fin de ver el día a día de los cucuteños desde la visión de la juventud que hace parte del cambio con miras al futuro. Los problemas que para los habitantes de la ciudad pueden resultar comunes, para IMPACTO se convierten en asuntos relevantes para llamar la atención de los organismos oficiales y generar conciencia en el lector. Este es el producto del primer semestre del 2018, en el que adquirimos conocimientos para escribir crónicas. Hacemos referencia a los pasos, los componentes y las características de este género periodístico contenidas en libros y explicadas en el salón de clase. La base teórica abre el paso para leer el periódico IMPACTO. Disfruten y juntos tomemos conciencia de nuestro papel en la sociedad nortesantandereana.

Director del Programa WILLIAM OVALLOS

Profesor de Prensa I RAFAEL ANTONIO PABÓN

Administración Miguel landazabal

Redacción Juliana barrera

Ventas karen Días Contreras

Diseño ANDREA VALDERRAMA

Portada EDGAR CUSGÜEN

Universidad de Pamplona Campus de Villa del Rosario

Los artículos publicados son responsabilidad de los autores y no comprometen a la Universidad de Pamplona.

Número 1. Cúcuta, junio de 2018. Distribución gratuita. Unipamplona – Campus de Villa del Rosario

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Cómo en el fútbol, cada jugador tiene un rol qué cumplir, así pasa en la fábrica de calzado. La sandalia es ese gol que deben marcar para obtener buenos resultados, en este caso las ganancias de cada uno de los obreros y la felicidad de los clientes. En este partido las rivalidades existen, unos días más que otros. Trabajan en un amplio salón, de 10 metros de largo por 6 de ancho. Las paredes están casi nuevas; las tabletas rojas brillantes contrastan con los ojos de veinte hombres y mujeres, separados por tres

LA ESENCIA

DEL ZAPATEROMaryury Lisbeth Cuervo Grimaldo

columnas de cemento, según la función que cumplen. En el piso están esparcidos los trozos de material acabados de cortar. Las mesas, algunas viejas, otras recién compradas, hacen juego con las sillas de madera no tan cómodas, pero necesarias. El olor a pegante vive impregnado en este lugar y es inevitable no sentir fastidio. El calor es sofocante. En el radio que tiene Víctor, de 1,64 de estatura, utiliza lentes, es de piel morena, cabello corto cubierto por algunas

canas que revelan los 54 años, suena una ranchera que canta con sentimiento. Es pícaro y le dicen ‘El Mico’, por lo travieso. Es uno de los dos montadores. Mientras pide tarea, como llaman a los cortes de las sandalias, bromea con los compañeros y ríe. Su labor consiste en agarrar la plantilla que es la base de la sandalia, perforarla de acuerdo al corte, acomodarla, después echarle súper que es una mezcla espesa y con olor fuerte. Al terminar de hacer

esto agarra las suelas, hechas de plástico, les hecha hogui, las coloca a calentar en una cocineta un poco vieja y la pega. Cualquiera pensara que hacer una sandalia es algo muy simple, pero este trabajo requiere de mucha paciencia y dedicación. Una cosa es describirlo y otra vivirlo, pasar un rato con zapateros es ver trabajar a gusto, reír y escuchar música. Sonará algo tonto, pero se puede pensar que uno de los principales requisitos para entrar a ejercer en esto es tener buen sentido del humor o dejar la amargura en la casa. Saymar nació de una

locura entre dos amigos por volverse independientes y generar ganancias poniendo en práctica algunas destrezas que habían adquirido en sus anteriores trabajos. Jorge menciona, “Esto es un proceso de arduo trabajo, cada persona cumple funciones diferentes, aquí tenemos desde el cortador hasta el empacador, básicamente lo que se hace para la producción de una sandalia, porque eso es lo que realizamos nosotros, solo dama; primero yo soy el encargado de traer el material, después pasa a manos del cortador. Sigue el guarnecedor que es quien entrega el corte y el montador lo pega a la plantilla y la suela. Después la limpiadora es la encargada de revisar la sandalia y guardarla, ahora tenemos a un muchacho que nos encaja todos los pedidos, ahí termina el proceso. Es solo esperar a que la empresa que nos hace los envíos recoja y distribuya a las ciudades que nosotros vendemos nuestro trabajo”. Cuando se les pregunta cómo se define esta empresa dicen que son una familia, aunque a ratos como en toda familia, se presentan inconvenientes, pero siempre buscan la forma para olvidar los malos momentos. Aquí todo es un chiste, nadie se escapa sin sobrenombre, porque es el sello de distinción, hay variedad no sólo en sandalias sino en personalidades. En la mitad de este enorme salón, se encuentra una mujer de 46 años, estatura media, cabello

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ondulado, piel trigueña, ojos cafés, viste ligero con un short y una franelilla, sus manos tan delicadas y a la vez lastimadas por el diario esfuerzo que hace en este trabajo, en su dedo meñique tiene una cura tapando un machucón que se había dado. Ella es una de las guarnecedoras del taller, agarra sus cortes, los acomoda, le indica lo que debe

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hacer a su ayudante para poder empezar a coser, mientras tanto va doblando unas tiras en una máquina de color verde, mediana que tiene unos orificios por donde se coloca el corte y se dobla. Sus compañeros dicen que es la más habladora de todos, su mirada refleja alegría a pesar de las horas de trabajo, cansancio y el dolor de espalda. “Hay días en

que es insoportable, pero hay que trabajar a pesar de eso”, señala Rosa. En este partido el tiempo lo dan los jugadores, se gana, se pierda, se discute, pero, siempre se busca la manera de sonreír ante cualquier situación, que, si de la amargura se ríen, de la alegría disfrutan.

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Comunidad

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UN LUGAR QUE NUNCA VA A

PERMANECER VACÍO

YARLY SEPULVEDA

Un a butaca de m a - dera descolorida y agrietada por el paso de los años es la fiel y constante compañía de un hombre que ha asistido, en los últimos 20 años, a la plazoleta. A medida que trascurre el tiempo, el lugar se vuelve joven y colorido; mientras el viejo está cada vez más arrugado, pero con más vivencias.

Los rayos del sol, a cada segundo, se plasman fuertes y brillosos. Los árboles se mueven al sonido de las aves, y el ruido de los autos hace juego con el tintineo de las campanas deslucidas y polvorientas, pendientes en la torre del templo. El llamado advierte que un nuevo día acaba de empezar y que cualquier eventualidad puede suceder.

La tranquilidad del lugar fue consumiéndose

a medida que las horas pasaron. Los transeúntes, algunos con el sueño reflejado en el rostro, y otras, con el ceño fruncido por las preocupaciones que los agobian. Es domingo y hay que hacer caso al llamado de Dios.

A un costado un bloque amarillo de escaleras le da vida a la plazoleta. Desgastado y cubierto por hojas verdes que hacen contraste con la decoración y

la temática del lugar. La red que internet gratis instalada años atrás es motivo fundamental de la concurrencia.

Jóvenes con rasgos particulares llegan a la zona verde de la plazoleta. No tiene ese tono por el prado o por la biodiversidad de plantas, sino por el color que predomina en las máquinas de hacer ejercicio. Sacan los teléfonos móviles y muestran felicidad

y asombro al recibir mensajes que nadie más sabrá lo que dice.

El sol está en el máximo esplendor, en la mitad del cielo azul. Un grupo de niños llega con un balón naranjado, con franjas negras y blancas, una manera particular de vestir. Llevan camisetas tipo esqueleto y pantalonetas que les llegan a las rodillas. Los botines están adornados, a un costado, con la silueta de un hombre con un balón en la mano.

El sudor recorre el cuerpo, la respiración es cada vez más intensa y la palpitación va a mil por minuto. Movimientos tácticos y veloces para quitar el balón al contendiente y encestarlo en el tablero blanco. En el centro están las manchas de los balonazos que le han estrellado.

Una vez pasa el medio día, en la plazoleta empieza a observarse a los vendedores. Al organizar los puestos, en los que arman atracciones y acomodan de manera atractiva la mercancía. Una mujer de cabello claro, ojos cafés, piel morena y estatura promedio desciende del camión y pide ayuda a los colegas.

Bajan una especie de manta grande y rosada, en la que se entremezclan el azul, el amarillo y

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el verde que llaman la atención. Un tipo la ayuda y bajan una motobomba. La tela rosa comienza a tomar forma y en un abrir y cerrar de ojos se convierte en brinki-brinki. Una de las atracciones favoritas de los niños.

A las 3:00 de la tarde, los 18 vendedores están ubicados a lo largo de la plaza, esperan a familiares y amigos solteros. Van en busca de distracción, de practicar el deporte favorito y para pasar un rato agradable o conocer a alguien. Otros no la utilizan de buena ma-

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nera, generan miedo y dañan el ambiente y la tranquilidad.

Para asegurar que siga el orden está el CAI de la Policía, que trasmite a los visitantes seguridad, como se lo dice un hombre al hijo de 5 años. Mientras el niño se encuentra en el carrito automático, recibe instrucciones sobre cómo conducir y cómo cuidar la vida de los transeúntes.

Al finalizar la noche, la plazoleta queda sola. Las familias regresan descansar; los vendedores van a casa con el sustento diario y la satisfacción

de que fue un buen día de venta. Juan Alfredo vende dulces y día tras día vive la realidad. “Es un lugar que nunca duerme y que nunca se va encontrar solo.

Lleva dos partes de la vida compartiendo con los habitantes de Los Patios, aprende de la vida y relata sus vivencias. Tiene el cabello cubierto de canas y la cara manchada por el sol diario. La piel morena y los ojos reflejan la felicidad que tiene al llegar al lugar

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Solsticio de verano del comercial Bolívar. Andrés Sarmiento Albarracín

Vi ernes, D í a 1 3 . Centro comercial bolívar.

Cuando es tiempo de salir alguna parte, puede que vaya al centro, al rio o en definitiva al estadio para ver un partido de la rojinegra del norte. Pero ahora ir al comercial bolívar es cuestión de tiempo, pasar por varias

tiendas, detenerse por un helado, pagar algún recibo o almorzar en familia en el pasillo de comidas, son planes sencillos de fin de semana.

El centro comercial bolívar es un lugar de imprevistos. Comprar, invertir; trabajar probablemente sean las opciones de un comercio activo, aunque su único objetivo sea la diversión.

Cúcuta en cuestión de cifras para el comercio no es nada favorable, la informalidad,

el contrabando, la falta de empleo sigue siendo problemas que aqueja a la comunidad con propósito del ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

El paso del día se hacía más caluroso, los usuarios llegan a prisa porque la mañana no les alcanza, guardias de seguridad rodean el perímetro certificando que todo esté en marcha, es poca la naturaleza que se percibe destruida por el mismo ser humano.

Faltaban cinco para las ocho de la mañana, Makro de la calle 23 abre sus puertas a la espera de compradores, portando colores de la bandera de Polonia, un escudo que representa poder como el cóndor en la cima de la montaña con augurio y prestigio; un lavadero de carros “Cars Wash” y un amplio parqueadero gris.

Los cucuteños adoran llenar la barriga de comida extraordinaria, en un pequeño parque de diversiones para niños de la calle 23 con avenida 1 estaba ella, mujer de unos 32 años, con estatura de unos 1.68 centímetros, piel trigueña, ojos negros, viste con camisa blanca, blue yin ceñido con babuchas blancas, delantal rojo con una pañoleta que su jeta su cabello usado en horas laborales. Ella solía sonreír sola, sus manos no paraban de mover el rastrillo escudriñado por las hojas que caen del pico de los árboles, los cantos de pájaros multicolores acompañan el día de trabajo dirigiendo su mirada al cielo, no paraba de rosar sus manos por la frente.

Por la tarde, el panorama no era alentador, el flujo de persona reducía, el calor era impresionante, los trabajadores de los locales querían tomar una siesta. El oleaje de los arboles era cada vez menos; no es un desierto, era el centro comercial cada

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vez más flojo. Es notable encontrar espacios vacíos, pasillos cerrados, animales merodeando, un absoluto silencio como la sala de espera de una noche fúnebre; trabajadores que cabecean de un lado a otro parecían zombies, el celular móvil única forma de entretenimiento y la aburrida tarde del día 13.

- Que calor tan bochornoso hace hoy, dijo el celador.

A las 5:30 Pm desfilaron tres carros de color oscuro, vidrios polarizados con una planta de sonido adornada en luces de colores. Pero, el centro comercial no es solo lugar de comercio, también se disfruta y se pasa bueno.

Cuando el tráfico aumenta y casi todos duermen. En las discotecas del Comercial bolívar reciben desde vagabundos a personas con corbatas, los transeúntes empiezan a llegar desde las 10:30 pm, en carros de distintos modelos, viejos y nuevos inundan las estrechas calles del comercial.

El color que predomina en la noche es el negro, penas por esas almas que no vendrán y fiesta de aquellas que se quedan. Los arboles no paraban de moverse, las carpas de los vendedores ambulantes querían volar,

la noche del viernes emitía un airecillo frio de lluvia inmediata. El reloj marcaba media noche, el hechizo aun no hacia efecto, pero ellos parecían estar felices.

Shake – Shake sonaban a la par: Tumix, Bombones, Chitos, Cigarros, ella es alias “Anacleta” apodo puesto por su compañero de trabajo: Luis, “Anacleto”. Celador de día y vendedor ambulante de noche.

Luis, portaba chaqueta blanca con franjas amarillas, unos zapatos desgastados cafés, blue yin, gorra tricolor con ocho estrellas en la mitad. Estaba inconforme con el nuevo código de policía, su trabajo se reducía a ganar menos e invertir más.

- Pero fueron días, días de glorias. Ya después que salió el nuevo código de policía, ya la vaina se jodio, ya uno no puede venderle cerveza así a la luz pública, ya tiene que ser escondido, es arrecho. Con el nuevo código de policía restringe las motos, el carro y la bebida desde la 1 de la mañana.

- Muchachas no se vayan a ir pa’ allá sin bombones, pero eso halla consiguen, eso es lo que hay por collazos. (se ríe de forma picara).

Anacleta rondaba los setenta años, lucía un buzo fucsia, leguis de flores oscuras, cabello recogido ajustado por una moña fucsia, cintillo de flores blancas y babuchas rosadas, mujer espontanea, dice

las cosas sin pelos en la lengua, temperamento difícil de domar con fuerzas de seguir adelante.

Para disfrutar de una buena noche no es necesario endeudarse, emborracharse, ni mucho menos conducir en los efectos del alcohol, vivir es conocer de todos los placeres de la vida con la certeza que lo que haga siempre este correcto, ahora toca descansar porque mañana es un nuevo día.

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