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La Jubilación del Líder

Fluvio Ruíz Alarcón

El 16 de octubre de 2019, Carlos Romero Deschamps presentó su renuncia como Secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, tras 26 años de haber permanecido en el cargo. Después, no se supo mucho de sus actividades, hasta que un reportero cuestionó al Presidente de la República sobre la situación laboral del exlíder sindical. El pasado 16 de marzo, el propio Presidente anunció el retiro de Romero Deschamps, cuya jubilación fue solicitada por el STPRM ese mismo día.

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La naturaleza de nuestra revista, me lleva a recordar que en sus orígenes, el STPRM fue un sindicato muy combativo, con gran influencia del Partido Comunista Mexicano. Los trabajadores petroleros, aglutinados en el sindicato, hicieron posible que Pemex pudiera arrancar y operar. A esta etapa inicial de nuestra petrolera, se le suele denominar como el período de la «Administración Obrera de Pemex». Una especie de Soviet tropical, literalmente hablando.

Con el tiempo y una que otra acción represiva del Estado, la democracia interna, combatividad e independencia del STPRM; sucumbieron ante el corporativismo que se instaló como el rasgo fundamental de las relaciones laborales en México. Las sucesivas direcciones sindicales se alinearon políticamente con el Partido Revolucionario Institucional y sus métodos antidemocráticos, aunque durante años preservaron un mecanismo rotatorio para designar al Secretario General. El liderazgo formal se turnaba entre las direcciones de las secciones locales de Ciudad Madero, Minatitlán y Poza Rica. Este esquema terminó al llegar Carlos Romero Deschamps, quien sucedió a Sebastián Guzmán Cabrera, entronizado como dirigente por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, tras el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia, «la Quina».

Ahora bien, la evolución de sindicato independiente y de clase, a instrumento gremial de control político, no fue un fenómeno privativo del sindicato petrolero. No sin resistencias, como las encabezadas por Valentín Campa y Demetrio Vallejo en el gremio ferrocarrilero; pero el corporativismo terminó por consolidarse en la vida sindical. Incluso los dos gobiernos panistas de inicio de este siglo, antes que desmontarlo, buscaron refuncionalizar al corporativismo para lograr sus propios fines. El resultado es que, salvo contadas excepciones, durante décadas y a diferencia de lo que ocurre en otros países, sobre todo europeos, ni el Estado ni la burguesía han tenido que lidiar con sindicatos de industria democráticos, independientes y de clase.

Es muy temprano para saber si la jubilación del líder petrolero desembocará en la ampliación de los cauces democráticos al interior del STPRM; pero por la salud de la República, esperemos que así sea.

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