CUBIERTAS E IMPERMEABILIZACIÓN
PROFESOR: Hector Aguana
BACHILLER: Randrexy Barrios C.I.:20392849 Escuela: 72
PUERTO LA CRUZ, JUNIO DE 2014
INTRODUCCIÓN El agua es uno de los principales agentes agresivos en la construcción. La presencia de humedad en los edificios es la causante de la degradación, tanto de los elementos estructurales, como de los elementos más expuestos (cubiertas, fachadas, etc.).En la obra civil destinada a elementos de contención (presas, depósitos, cubetos, etc.) o a la circulación de agua (canales, acequias, tuberías, alcantarillado) es evidente la necesidad de proteger los materiales de su degradación, evitar las pérdidas a través de los mismos, así como cualquier tipo de contaminación de las aguas por parte de los elementos constructivos.Por tanto, es imprescindible adoptar, tanto en edificación como en obra civil las soluciones más adecuadas, específicas y actuales a los distintos y variados problemas de impermeabilización.En la construcción es relativamente normal que defectos de impermeabilidad como por ejemplo: vías de agua, humedades causadas por el nivel freático, filtración en muros de sótano, juntas frías, etc., provoquen problemas en el edificio y su durabilidad.Se puede definir la impermeabilidad de un material como la dificultad que presenta para ser atravesado por un fluido, bien sea líquido o gas. Por tanto, los factores de los que depende dicha impermeabilidad son el volumen, la distribución y el tamaño e interconexión de sus poros.
CUBIERTAS E IMPERMEABILIZACION Es el techo de un edificio, una de sus partes más importantes. Su misión, al igual que la de las paredes exteriores, es la de suministrar protección contra todos los agentes externos; por su exposición directa a la intemperie necesita estar formada por materiales de gran resistencia a las variaciones térmicas y agentes hidráulicos de la atmósfera. Son tres los elementos principales de cualquier cubierta: el que soporta directamente la exposición, el que sirve como barrera impermeable al agua y el que tiene la misión de dar protección térmica (eventualmente acústica). Si pudiéramos encontrar un material capaz de dar satisfacción total a esas condiciones, tendríamos que exigirle todavía que fuese de fácil colocación y dentro de un costo compatible con la economía. En razón de esta complejidad, la cubierta resulta conformada de tal manera que no puede, además, ser resistente mecánicamente hablando; necesita siempre una estructura que la soporte, una losa de hormigón, un enrejado de cabios (0 cabríos), correas y cabriadas. Este sostén subyacente queda excluido de este capítulo, pues su estudio corresponde mejor al texto destinado al hormigón armado, la madera y el fierro De todos los agentes de la intemperie, el agua es el más difícil de combatir, la función principal de la cubierta resulta ser, entonces, de rechazar el agua, sea de lluvia o de humedad ambiental. Para ello, el constructor, valiéndose de materiales de definida aptitud- impermeable, aplica -un principio que repetimos varias veces en el texto: disponer las cosas de tal manera que el agua se aleje lo más rápidamente posible. De aquí la pendiente más o menos fuerte, pero siempre presente; es precisamente la pendiente la que nos permite establecer los tres grandes grupos en que se dividen las cubiertas son:
1) aquellas de pendiente muy pequeña, de superficie casi horizontal, ejecutadas generalmente sobre una superficie horizontal (por ej.: losa de hormigón armado, cuyo tipo representativo es la azotea; reciben el nombre de cubiertas. planas, en donde esta palabra no está usada en su sentido geométrico estricto, sino en el sentido más corriente de llano, horizontal. 2) Aquellas de pendiente acentuada, a veces muy fuerte, ejecutadas sobre una base inclinada (estructura metálica o de madera, generalmente), cuyo tipo representativo es el techo de una o más aguas; reciben el nombre de cubiertas en pendiente. 3) Aquellas de pendiente variable en el sentido vertical, Según directrices curvas en una o más direcciones; reciben el nombre de bóvedas y cúpulas. La elección del material es un problema de proyecto y en la gran mayoría de los casos se lo resuelve por razones económicas y arquitectónicas, sin que pesen mucho las de orden técnico. Caso En Nuestro País Una larga experiencia sobre el comportamiento de las tejas coloniales asegura la eficacia de este techo en toda Ia extensisima zona templada de nuestro país; sabemos también que la cubierta asfáltica a base de fieltros saturados puede aplicarse con seguridad dentro de la misma zona. Pero la expansión nacional hacia zonas marginales de nuestra economía nos pone en presencia de climas extremos, por su temperatura, su contenido de agua, sus lluvias, sus vientos, y nos obliga a examinar con cuidado la experiencia extranjera en situaciones semejantes, sin olvidar que vivimos en un país determinado, con una determinada capacidad industrial que nos impide contar, a veces, con la variedad y calidad de materiales que caracteriza el mercado de países tecnológicamente más avanzados.
La pendiente de un techo depende del material por usar y del modo como se lo coloca, Un material liviano, fuertemente afirmado sobre la infraestructura, puede admitir la pendiente máxima a (90°) y el techo se convierte en una pared: tal el caso de las chapas onduladas de fibrocemento, hierro o aluminio, capaces de formar techo y paramentos. Un material muy liviano, débilmente afirmado sobre su base, resulta peligroso bajo la acción de fuertes vientos. Es sabido que la acción del viento en Ias áreas de sotavento provoca una succión y lo mismo ocurre, o puede ocurrir, en Ias de barlovento, de poca pendiente; si la cubierta es muy liviana, la contrapresion tendera a levantarla; este suele ser el punto débil de los techos de chapas lisas y delgadas y de las Carpas y cubiertas colgantes. Aumentando la pendiente, se aumenta también la superficie de los faldones y con ello la cantidad de piezas necesarias para cubrirlos. Hay, por ese motivo, un importante incremento en el peso del techo y como resultado un mayor costo de la infraestructura de sostén. EI ideal de estanqueidad lo dan el metal soldado y los materiales asfálticos. Con ambos puede lograrse la formación de verdaderos receptáculos de agua y no habría en principio inconveniente en usarlos con la pendiente mínima (0º). No es prudente, sin embargo, llegar a ese extremo, porque el agua estancada es un agente poco higiénico y la acción biológica podría llegar a pudrir la impermeabilización. Cubiertas con muchas juntas poco herméticas son muy peligrosas en lugares de temporales fuertes, porque el viento puede hacer que el agua suba en contrapendiente y filtre a través de las juntas. En estos casos, ese fenómeno se evita con pendientes más pronunciadas, con el calafateo de las
juntas y con el aumento de la superposición o solape de los elementos del techo. Todos los techos conocidos tienen una gran libertad de movimientos, provenientes de su propia elasticidad (fieltros y láminas metálicas) o de la gran cantidad de juntas (tejas). Pueden seguir dentro de límites muy grandes los movimientos propios de la obra o los producidos por la temperatura. Conviene, entonces, que aquellas unidades que por sí mismas son rígidas y frágiles, como las tejas y pizarras, tengan la necesaria movilidad para evitar que se rompan. La cerámica, la pizarra, los materiales cementados, son inertes, inactivos, prácticamente inalterables por la exposición o por el contacto con otros materiales. Las unidades metálicas, en cambio, no lo son: el agua y las sustancias que lleva disueltas pueden atacarlas: el aluminio no puede estar en contacto con el cemento o la cal; dos metales distintos puestos en contacto forman una cupla. El grado de actividad electroquímica entre dos metales en contacto está dado por su posición en la siguiente lista, ordenada de acuerdo con su tendencia a la corrosión galvánica. Los metales reunidos en un mismo grupo no ejercen un gran efecto de uno en otro y, cuanto más separados estén, mayor es el efecto corrosivo sobre el anterior de la lista: Extremo de la corrosión: Magnesio Cinc Aluminio
Cadmio Acero Hierro Fundición Hierro al cromo (activo) Hierro al cromoníquel (activo) Aleación plomo –estaño para soldadura Plomo Estaño Níquel Latón Bronce Cobre Cuproníquel Hierro al cromo (pasivo) Hierro al cromoníquel (pasivo) Plata Oro Platino
Extremo de la corrosión (catódico) La construcción de un techo presenta dificultades especiales en ciertos lugares que llamaremos puntos singulares, tanto más difíciles cuanto mayor sea el juego de las distintas pendientes; algunos de estos puntos singulares en los techos de tejas o pizarras requieren verdaderos trabajos de artesanía. EI encuentro de un techo con una pared, el encuentro de dos faldones formando valle o cumbre, los bordes de terminación en indistintas situaciones de alero, el paso de cañones de ventilación o chimeneas, etc., son motivo de un tratamiento especial no solo por su importancia en el comporta miento del conjunto, sino también por el valor que pueden tener para la belleza de la obra. En estos puntos se concentran los movimientos del edificio y los propios del techo y en ellos suele también acumularse la máxima energía del agua durante los temporales, aumentando así el peligro de su penetración. Cubiertas Planas: Son cubiertas planas aquellas de pendiente muy suave aproximadamente del 2 %. Cuando están terminadas de tal manera que se pueda andar por ellas sin mayores restricciones, se llaman azoteas (o terrazas accesibles). Las azoteas son el ejemplo más completo y complejo de cubiertas planas. El contrapiso es variable en su espesor, desde un mínimo no inferior a 5 cm en los embudos; no tiene finalidad que la de obtener una superficie inclinada (cuando la obra misma tiene un espesor uniforme, como es obvio se lo suprime). Tratándose de un material que es puramente de relleno, se lo suele ejecutar con hormigón pobre EI aislamiento térmico. Ejecutado con un espesor uniforme de materiales aislantes (corcho, vermiculita, hormigón
alveolar, chapas de fibra vegetal mineralizada, etc.). Eventualmente cumplirá también funciones de aislación acústica. Podría pensarse en hacer del contrapiso y el aislamiento un manto único. es posible y a veces conveniente. Pero en azoteos de grandes dimensiones y con una inconveniente disposición de los embudos, el contrapiso podría llegar a tener en los puntos más alejados del desagüe un espesor de 20/25 cm y aún más; en esas condiciones, el relleno ya no puede hacerse con materiales costosos. La impermeabilización o aislamiento hidráulico es de todas las operaciones de la azote la más importante por su función y por las dificultades que presenta su factura; sobre el particular nos extendemos más adelante La protección o terminación. Colocada en el plano superior de la cubierta con el objeto de recibir los efectos directos de la intemperie y las acciones mecánicas del tránsito, eventual o permanente. Protegiendo de ese modo a los demás miembros de la azotea. En el caso más completo, la terminación puede ser un verdadero pavimento. EI aislamiento hidráulico constituye la más delicada operación en el proyecto y ejecución de una terraza. Dos son las condiciones por cumplir: la primera, se refiere a la rápida evacuación de las aguas. Se logra mediante una cantidad y disposición conveniente de los embudos y una pendiente de la terminación superficial y del monto hidrófugo, nunca menor del 2%. En cuanto a Ia cantidad de los embudos véanse las Norma. De Obras Sanitarias de la Nación, siendo prudente preferir varios caños bien ubicados más que uno solo de mayor diámetro. La azotea debe ser dividida en partes, de manera que cada embudo no sirva más que 60 m2. La segunda condición se refiere a la absoluta carencia dc soluciones de continuidad en la impermeabilización: debe ser un cajón estanco
ininterrumpido, sin más posibilidades de ser atravesado que por donde se encuentran los embudos, dentro de los cuales debe terminar. Para ese fin no son aptos los morteros; su excesiva rigidez no les permite seguir los movimientos de la obra y su elevada contracción facilita la aparición de grietas. Se prefiere los materiales elásticos, capaces de grandes alargamiento sin rotura e inalterables frente a las duras condiciones de la exposición. Las chapas metálicas cumplen con ambos requisitos y son el plomo, el cobre y el aluminio, los que ofrecen las mejores propiedades. Sobre todo el primero, con el que se puede hacer una cubierta gruesa, pesada, muy deformable y totalmente homogénea, sin más puntos dudosos que los de la línea de superposición de las distintas chapas, cuyo calafateo es sencillo y de fácil control. Con el plomo y el aluminio debe tomarse la precaución de impedir su contacto directo con morteros y hormigones, disponiéndolos entre mantos de “asfalto o fieltros saturados. En razón de su mayor economía, son más usuales las membranas impermeabilizantes sobre la base de productos bituminosos. Cuando se guardan las debidas precauciones de ejecución, con ellas puede alcanzarse una razonable disminución de servicio eficiente. Cubiertas en pendiente: En este apartado se incluyen tres categorías de techos no accesibles: • Los de teja cerámicas, pizarras naturales o artificiales y piezas similares por su forma, tamaño y colocación • Los de chapas onduladas de hierro galvanizado, fibrocemento, aluminio y piezas similares por su forma, tamaño y colocación • Los de chapas lisas delgadas; de cobre, aluminio, cinc, plomo piezas similares por su forma, tamaño y colocación.
La cubierta propiamente dicha, formada por la yuxtaposición de múltiples unidades iguales, superpuestas y trabadas a modo de formar una superficie totalmente cerrada al paso del agua; estas unidades son siempre relativamente pequeñas para que puedan ser manejadas por un solo hombre, dos a lo sumo, cómodamente y sobre el mismo pIano de colocación. Además está, por supuesto, la estructura resistente, el elemento portante destinado a recibir el peso del techo y Ias eventuales sobrecargas del hombre, Ia nieve y el viento y, que hemos dicho, forma parte de otros capítulos. La infraestructura inmediatamente por debajo de la cubierta y sobre la que esta se apoya; en el caso más sencillo es un conjunto de listones paralelos y equidistantes, reemplazado, a veces, por el piano continuo de un entablado o una losa de hormigón. Cubiertas de Tejas y Pizarras: La palabra teja se refería originalmente a piezas de materiales cerámico destinadas a ejecutar revestimientos de cubierta. Cuando, en cambio, ese material era pizarra natural, esas piezas se llamaban pizarras En la actualidad, tanto unas como otras pueden encontrarse fabricadas con los más diversos materiales: morteros, fibrocemento, vidrio, material plástico, asfalto, etc. La variedad de los tipos que puede suministrar la industria es grande y no vale Ia pena clasificarlos o distinguirlos de un modo especial. Lo verdaderamente interesante es aprender que tejas y pizarras se colocan formalmente de la misma manera. Cubiertas de chapas onduladas: Las chapas onduladas, Llamadas también chapas canaletas, suelen ser de hierro galvanizado, aluminio, fibrocemento, cartón impermeabilizado y material plástico.
EI método para la colocación de todas ellas es el mismo: se las atraviesa con clavos ad hoc, previa perforación, o se las sostiene con ganchos, que evitan la perforación y facilitan el desmonte. Las ligeras diferencias de cada tipo no modifican este hecho. Por su liviandad, facilidad de montaje, fácil recupero y bajo costo de conservación, esta clase de cubierta es la preferida en la construcción de galpones, para los que no hay por el momento un método más económico. Su poco peso permite la cómoda construcción de los cerramientos laterales, con muy sencillos artificios para la ventilación e iluminación de los locales. Otras cubiertas metálicas: Ciertos tipos comerciales, algunos de ellos protegidos por patentes, reemplazan la onda curva por ondas trapezoidales u otras formas. Fibrocemeto. Este material tiene muy buenas propiedades de resistencia a la intemperie y al fuego con un satisfactorio comportamiento mecánico; es liviano y de fácil colocación. Es inconvenientemente frágil y en sus tipos más gruesos resulta algo pesado. Los métodos de fijación usuales son dos: por medio de tirafondos, eventualmente clavos, para los cuales las chapas deben ser previamente perforadas, y por medio de grapas. Se recomienda el segundo método de indudables ventajas sobre el primero. Como es un material poco elástico, conviene darle facilidad de movimientos, cosa que se obtiene mejor con las grapas que con los tirafondos; además, un exceso de presión por parte del operario en el ajuste del tirafondo, puede determinar tensiones locales, capaces de trizar el material.
La colocación de las chapas resulta facilísima sobre los tirantes de sostén; como estos últimos pueden ser de madera o hierro, Ia grapa vienen ya con la forma adecuada a cada tipo. Finalmente, las chapa pueden recuperarse totalmente sanas como material de demolición. Los pliegos de obras públicas prohíben el uso de clavos y tirafondos. Las cubiertas hechas con chapas metálicas lisas, de muy poco espesor, son tal vez el medio más eficaz y duradero de proteger un techo. Pero a la, grandes ventajas que ofrecen en cuanto sea servicio y vida se oponen dos inconvenientes serios, por lo menos en nuestro país: su alto costo y la gran especialización de la mano de obra necesaria, que influye fuertemente sobre el primero. Como las chapas, por lo mismo que son metálicas, son muy sensibles a los cambios de temperatura, su disposición es tal que permite una inmediata acomodación de las dilataciones; de allí su nombre más conocido: techos a libre dilatación. Con ellas es posible obtener mínimas pendientes y también el recubrimiento de superficies verticales, aunque para este último menester carecen de atractivo arquitectónico. Superficies curvas y delgadas agujas encuentran en este sistema una inobjetable solución técnica. Los materiales usados son el cobre, el cinc, el aluminio, el hierro galvanizado y el plomo. Estos últimos están menos generalizados: el último, por su costo y el primero por razones de calidad de ninguna manera comparable con la de los demás del grupo. Para los tres metales nombrados en primer término los detalles constructivos son los mismos. El hierro galvanizado en cambio, menos dúctil se aplica con uniones más sencillas, y también menos seguras. Finalmente el plomo, por su peso y espesor lleva muy pocos pliegues; da el cierre más seguro; es el más duradero y maleable, se suelda con total facilidad. Es ideal
para cubrir con seguridad las mínimas pendientes. En orden de méritos le sigue el cobre y luego el cinc. EI cobre, expuesto a la intemperie, se patina y adquiere una gran belleza. Bóvedas Y Cúpulas No obstante la existencia de la curvatura, doble en el caso de las cúpulas, la mayoría de los materiales de cubierta se adaptan a la formación de estas superficies cilíndricas o esféricas, de donde resulta que pueden hacerse sin modificar lo que hemos dicho Sobre cubiertas en pendiente. En efecto, dada la pequeñez de las piezas individuales (tejas, pizarras y aun chapa) en relación con la superficie total de la bóveda esta resulta formada por varios planos que no modifican el aspecto del conjunto. Suelen crear un problema especial las zonas superiores del coronamiento de las bóvedas, donde ya no es fácil disimular las diferencias entre el plano y la curva: se los resuelve con trabajos de zingueria. Cuando la estructura que define la forma es hormigón armado, se preferirá revocarla con material especial para frentes o pintarla con productos elastomericos o recubrirla con azulejos o mosaicos venecianos.
Objetivos Algunos de los objetivos planteados con relación a la racionalización del ahorro de los materiales y el proceso de construcción de la placa de fundación: • Las dimensiones, las proporciones y el peso teórico del componente modular prefabricado entran dentro de los parámetros de acarreo y manipulación por parte de una sola persona, incidiendo favorablemente en la estructura de costos a través del rendimiento de la mano de obra y el requerimiento de equipos. • El volumen teórico de concreto empleado en la construcción de la placa reticular alveolada propuesta, componente más vaciado en sitio, representa un ahorro significativo de este material con relación a las otras alternativas analizadas (68,5% menos que la losa maciza y 58% menos que la losa con dentellones). • Las propiedades constructivas de la propuesta propician el ahorro de otro tipo de materiales al no requerir de encofrado perimetral continuo ni acero de repartición para los esfuerzos de retracción del concreto. • El enfoque constructivo planteado de prefabricación parcial de un elemento modular único, incide positivamente en la estructura de costos a través del rendimiento de la obra al generar de forma instantánea un alto porcentaje de piso transitable (72%) que facilita las labores del vaciado de las nervaduras y el rápido avance a las etapas subsiguientes de superestructura y cerramientos. Del mismo modo, este rendimiento se ve refrendado con las construcciones simultáneas de la acera y el borde de protección requeridas
contra la socavación, y no como obras complementarias a la placa de fundación superficial. Cumpliendo con las Norma COVENIN con respecto al proceso de impermeabilización.
CONCLUSIÓN
Misión Protección del espacio interior de los edificios frente a los agentes atmosféricos. Visión Impedir que el agua entre en el interior del edificio.
La cubierta es un elemento constructivo que está sometido a unas condiciones ambientales muy adversas. Cualquier tipo de cubierta debe satisfacer las siguientes condiciones: - Impermeabilidad. - Resistencia. - Durabilidad frente a las condiciones atmosféricas. - Aislamiento térmico y acústico.