Análisis de la estampa
“Tristes presentimientos de lo que ha
de acontecer”
Datos técnicos de la obra Título: Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer Autor: Francisco de Goya y Lucientes Tipo de grabado: Aguafuerte, buril, punta seca y bruñidor Fecha de realización: Entre 1810 y 1815 Fecha de publicación:
1863 Dimensiones de la obra:
178x220 mm Catalogación:
Nº de inventario 45689 (Catálogo de la Biblioteca Nacional -España-)
Tema. Un hombre arrodillado con las manos extendidas y mirando al cielo en actitud suplicante.
Referentes iconográficos
• Sedlmayr (1948) señala que a nivel formal la imagen del hombre remite a la iconografía de Cristo en el huerto de los Olivos como se puede observar en las siguientes imágenes.
SecularizaciĂłn de las formas Goya se apropia de la forma en que tradicionalmente se ha representado a Cristo en el Huerto de los Olivos. AsĂ seculariza la forma ya que no se trata de Cristo, sino de un hombre cualquiera, que es representante de una comunidad que estĂĄ sumida en la Guerra.
Durero, Cristo en el Monte de los Olivos, 1515
Durero, Cristo en el Monte de los Olivos, 1524
Tiziano, La oraciรณn del huerto, 1562
Reinterpretación de un tema tradicional
Estableciendo una relación con lo que expone Bialostocki en el capítulo de la Iconografía Romántica, es evidente que en el caso que nos ocupa, se ha hecho una reinterpretación de un tema iconográfico tradicional como es la representación de Cristo en el Huerto de los Olivos
El Greco, JesĂşs en el Huerto de los Olivos, 1605-1610
El concepto de forma vacía
En “Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer” el tema pierde su contenido original convirtiéndose en “forma vacía” dispuesta a recibir un nuevo contenido, en este caso, un hombre español que está por vivir los estragos de la guerra. En este caso, la reinterpretación ha dado forma a un nuevo tema y a un nuevo contenido como resultado de la nueva actitud del individuo frente a la existencia humana, la ideología y la sociedad de la época
Goya, JesĂşs en el Huerto de los Olivos, 1819
El Romanticismo: Una nueva actitud
En el romanticismo, el artista desempeñará un nuevo papel como creador «genio», capaz de interpretar los grandes temas iconográficos mediante los cuales expresa su visión personal, dando rienda suelta a sus emociones, sentimientos e imaginación, es decir, sus pasiones. Goya es un hombre de su tiempo, incardinado en una sociedad en cambio con la que está en conflicto; a la que no se puede sustraer y con la que se encuentra en constante contradicción. Esta rebelión constante provoca unos lenguajes que configuran un nuevo panorama estético, fundamentado en la libertad de expresión y de interpretación.
Goya al apropiarse de la forma de Cristo, deposita en este hombre el mismo sufrimiento de la pasión. El mismo título lo evidencia: Tristes sufrimientos de lo que ha de acontecer. Es así como esta figura presiente la inminente guerra con todas sus fatales consecuencias. Además de presentir, este hombre, al igual que Cristo que solicitó ayuda al Padre, extiende sus manos en actitud suplicante. Pero al mismo tiempo, en su rostro se percibe la inevitabilidad de la guerra, del sufrimiento. Proyecta la desesperación del hombre ante el caos que le va a sobrevenir y cuyas fuerzas le sobrepasan.
Secularización del contenido
Proyección emocional en el paisaje
El fondo es caótico, oscuro, y la figura se encuentra muy cerca del espectador, para así crear más dramatismo. Fondo y figura se unen para expresar sentimientos de soledad y el miedo ante lo que se avecina: la muerte como resultado de la guerra. Se trata de un paisaje romántico con un contenido expresivo y sentimental: la melancolía, la soledad, lo lúgubre, la desesperación, la muerte, convirtiéndolo así en protagonista. Esta combinación de elementos y sentimientos le confieren una carga emocional