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HEROINAS
Heroínas
Michel Bonnefoy
Correo DeL orInoCo
Alcabala a Urapal, Edificio Dimase, La Candelaria, Caracas-Venezuela www.correodelorinoco.gob.ve - Rif: G-20009059-6 Directorio nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Delcy rodríguez Ministra del Poder Popular para la Comunicación y la Información Felipe saldivia Viceministro de Gestión Comunicacional Mercedes Chacín Viceministra de Estrategia Comunicacional odry Farnetano Directora General de Prensa y Evaluación de Contenidos ramón Medero Director de Publicaciones Autor: Michel Bonnefoy Corrección: ricardo romero Ilustraciones: Lorena almarza Diseño y diagramación: Luis Manuel alfonso Depósito legal: lf26920138004102 IsBn: 978-980-7560-68-9 Impreso en la República Bolivariana de Venezuela en la Imprenta Nacional y Gaceta Oficial octubre, 2013
PRINCESA ZULIA
Distintas etnias indígenas que conformaban la nación motilona (hoy yukpas, barís, entre otras) vivían en paz y armonía en el territorio situado al oeste del lago que más tarde se denominó Maracaibo, hasta el año 1533, cuando llegaron los soldados europeos comandados por Ambrosio Alfínger, que sembraron guerra, desolación y muerte en toda la región.
Concientes de la debilidad que significaba enfrentarlos separados, los pueblos se unieron y le pidieron al cacique Cinera que aceptara liderarlos en la guerra contra el invasor extranjero.
Durante los años que duró la resistencia, Cinera educó a su hija, la princesa Zulia, nacida en 1538 y la inició en el arte de la guera. La princesa rápidamente desarrolló una gran habilidad para dialogar con los jefes de los pueblos que conformaban la confederación indígena. También adquirió dotes de estratega, que pronto demostraría en las sucesivas campañas contra los europeos.
A la muerte de su padre en una batalla contra Diego Montes y sus hombres, la princesa Zulia, que contaba apenas 20 años, asumió el mando de la resistencia. Un ejército de valientes guerreros juraron seguir sus órdenes para luchar hasta la muerte en defensa de sus derechos. Además de su renombrada sagacidad y valor en el combate, era conocida por su belleza deslumbrante.
En una de sus numerosas expediciones, Zulia llegó con sus guerreros al territorio de los cúcutas, donde entró en contacto con el cacique Guaimaral, hijo del gran guerrero Marac, quien le dio todo su apoyo. Juntos elaboraron una táctica que consistió en dividir el ejército en dos grupos, uno al mando de Zulia y otro al de Guaimaral. Una de sus batallas principales fue el asalto a la población Salazar de las Palmas, cuya victoria marcó el inicio de un período de paz, que Zulia y Guaimaral aprovecharon para celebrar su boda. Se establecieron en el poblado Cúcuta que se levantaba a la orilla del río que mucho más tarde se llamaría Pamplonita. Desgraciadamente, la tregua duró poco tiempo. El año 1561, el capitán Ortún de Velazco envió al capitán Pedro Alonso y el teniente Juan Trujillo para aplastar a los rebeldes, quemar sus viviendas y asesinar a sus familiares. Zulia reunió sus tropas y decidió salirles al paso para detener su avance destructor. Al divisar las tropas de Ortún de Velazco a caballo y fuertemente armados, entendió de inmediato que tenía pocas posibilidades de vencer. Apesar de la inferioridad numérica, los enfrentó rodeada de sus valientes soldados. Peleó hasta que cayó muerta, en el año 1561.
CACICA ANA SOTO
No se conoce la ortografía de su nombre indígena, cuya fonética se asemejaba a Ana Soto. Por eso así la llamaban los españoles. Cacica de las etnias Gayones y Cámagos, para unos su nombre significaba Luz de Campo, para otros Hija de la Tierra y del Sol.
Nació en un caserío donde hoy se encuentra la ciudad de Barquisimeto, a fines del siglo XVI. Fue cocinera en una hacienda constituida a partir de la apropiación por la fuerza de las tierras que habitaban los gayones desde tiempos remotos. Desde muy niña fue explotada y humillada por los amos, al igual que los peones maltratados y una numerosa servidumbre que vivía en estado de esclavitud.
Una noche de lluvia y viento huyó de su cautiverio hacia el monte, donde se escondió con la ayuda de algunas comunidades. Recorrió las aldeas en que se agrupaban los indígenas a quienes habían despojado de sus tierras de cultivo, de pesca y de caza. Habló con la gente, les explicó quiénes eran los usurpadores y por qué había que resistir a la vejación y el robo.
Sin abandonar sus tradiciones, en particular el baile de las Turas para asegurar la abundancia, reunió a dos mil guerreros provenientes de distintos pueblos de la región y los llevó al combate por la libertad y la defensa de sus tierras.
Al grito de “resistencia y muerte al invasor”, desde el año 1668, Ana Soto sostuvo una resistencia implacable contra el colonialismo español.
Al no poder enfrentarlos en batallas a campo abierto, los atacaba en los momentos y los lugares menos esperados, luego se replegaba, en una guerra de guerrillas.
En sus crónicas, el capitán Ramírez se refiere a ella como “un espanto que se fuga entre los matorrales para desaparecer como cosa del demonio. No se le puede seguir el rastro porque no deja”.
Capturada después de cincuenta años de lucha, es condenada a morir por empalamiento el 6 de agosto de 1668.
Luisa Cáceres de Arismendi representa la integridad y la fortaleza de una persona consecuente con sus valores y sus principios. Le tocó vivir un momento histórico que exigía sacrificio y un compromiso inquebrantable con los ideales más altos: la libertad y la justicia. Supo enfrentar ese desafío con la entereza de una mujer valiente y decidida a todo por defender sus convicciones, por amor y por lealtad.
LUISA CACERES DE ARISMENDI I
Eran los años en que se consolidaba la lucha por la independencia de la patria. Cuando Luisa sólo tenía 14 años, su padre, profesor de latín, fue asesinado en Ocumare por las tropas del jefe realista Francisco Rosete. Diez días después, el 16 de marzo de 1814, fue ejecutado su hermano Félix, también en la guarnición de Ocumare. Pocos meses más tarde, en julio de 1814, durante la huida de Caracas rumbo a Oriente como consecuencia del avance de las hordas de Boves, mueren sus tías. Luisa Cáceres logra llegar a Margarita con su hermano menor, donde los ampara el gobernador Juan Bautista Arismendi, con quien Luisa se casa el 4 de diciembre de 1814.
Apenas empezaba a disfrutar la felicidad del matrimonio, cuando la fatalidad volvió a golpear su destino. A mediados de 1815, las autoridades españolas ordenan la captura de Arismendi, quien logra escapar y ocultarse en las montañas. Su esposa, Luisa Cáceres de Arismendi, es detenida y usada como rehén para obligar al general a rendirse. La encierran en una celda de la fortaleza de Santa Rosa donde sufre las peores humillaciones y maltratos.
La heroína, que a esas alturas ya es un símbolo de resistencia, es trasladada a un presidio en La Guaira y luego a Caracas. Finalmente es enviada prisionera a España, debido al avance de los patriotas y el temor a que sea liberada. En 1819, luego de negarse a firmar un documento en que le pedían que manifestase su lealtad al rey de España, se fuga de su cautiverio en Cádiz.
Arismendi gana algunas batallas en que captura varios oficiales españoles. Las autoridades entonces le proponen canjearlos por su esposa, pero el general les responde “sin patria no quiero esposa”. Luisa permanece en cautiverio y da a luz una niña muerta en enero de 1816.
a y de Llega a Filadelfi garita, para allí a la isla de Mar iarse en nc finalmente reside re el 28 ue m e Caracas dond de junio 1866.
JUANA LA AVANZADORA Juana Ramírez, conocida como “Juana La Avanzadora”, nació en Chaguaramal, cerca de Maturín, el año 1790. Su madre, de nombre Guadalupe, era una esclava negra traída de África. Se dice que su padre era uno de los generales Rojas, en cuya hacienda trabajaba y vivía Guadalupe con su hija. Una tarde de sol, Juana estaba ayudando a su madre en las labores del campo, cuando escucharon rumores del levantamiento independentista. Un comerciante proveniente de la capital pasó por la hacienda y relató lo que había visto ese año 1810 en Caracas.
De Inmediato la familia Rojas reunió a varios agricultores, artesanos y trabajadores de la región y formó un ejército al que se sumaron sus esclavos, entre los cuales Juana, que se destacó por su coraje y su carácter fuerte que infundía aliento a sus compañeros de armas.
Este pequeño ejército patriota ganó las primeras batallas contra los españoles, los años 1813 y 1814, hasta el fatídico 11 de diciembre de 1814, cuando la ciudad de Maturín cayó en manos de Tomás Morales quien arrasó con la aldea, quemó todas las casas y asesinó a todos sus habitantes.
Los pocos sobrevivientes se escondieron en las montañas, desde donde iniciaron una guerra de guerrillas para hostigar las fuerzas de ocupación. Se alimentaban de plantas, raíces y algunos animales del monte. Juana se incorporó a la guerrilla y luchó con ellos, hasta que lograron constituir un pequeño ejército capaz de enfrentar a los españoles.
La batalla más célebre en que participó Juana la Avanzadora se desarrolló cerca de Maturín, el 25 de mayo de 1813, en Altos de los Godos, una sabana donde se apostaron los patriotas para enfrentar al ejército de Monteverde, integrado por dos mil soldados.
Ella comandaba un grupo de mujeres que se situaron en la plaza principal de Maturín. Al final de la tarde, llegó la noticia de que los patriotas estaban faltos de municiones. Sin pensarlo dos veces, Juana y su batería de mujeres avanzó hacia el frente de batalla entre disparos y cañonazos para auxiliar a los patriotas. Los españoles de Monteverde tuvieron que emprenderla retirada.
Cuando Venezuela conquistó su independencia, Juana se estableció en Guacharacas (hoy San Vicente), en el estado Monagas, donde tuvo cinco hijas. Murió en el año 1856, a los 66 años.
JOSEFA CAMEJO Nació en mayo de 1791 en el estado Falcón, donde recibió una educación estricta, que continuó y terminó en Caracas. Esto último le permitió participar activamente en la revolución del 19 de abril de 1810, sumándose a las sesiones enardecidas de la Sociedad Patriótica. Pese a su corta edad y su condición de mujer, imponía su verbo.
Poco después, en 1811, con sólo 20 años, Josefa Camejo encabezó un grupo de mujeres que dirigieron una petición al gobernador de Barinas en que le expresaban: “El sexo femenino, Señor Gobernador, no teme los horrores de la guerra, antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo de libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio …”. Sencillamente no aceptaba que las mujeres fuesen excluidas de la lucha por la independencia.
Unos años más tarde, en Mérida, se casó con Juan Nepomuceno Briceño Méndez, con quien tuvo dos hijos, uno de los cuales nació en Bogotá donde tuvo que exiliarse ante el avance de las tropas realistas.
Permaneció en Bogotá hasta 1819, año en que el Libertador Simón Bolívar es proclamado Presidente de Venezuela después de pronunciar su célebre discurso en el Congreso de Angostura. El triunfo de la causa patriota le permitió regresar a Venezuela para continuar la lucha. Tuvo que hacerlo disfrazada de vagabunda.
Peleó en Barinas y en Maracaibo, hasta que el general Rafael Urdaneta le asignó la tarea de levantar la provincia de Coro contra la ocupación española, misión que cumplió con éxito al frente de 300 esclavos. Luego de algunas derrotas, finalmente venció a los españoles, culminando su acción con el pronunciamiento de Pueblo Nuevo en la Península de Paraguaná, el 3 de mayo de 1821, que abrió el camino para que el General Rafael Urdaneta ocupe a la ciudad.
Josefa Camejo murió en 1862. El presidente de la República, Hugo Chávez, realizó el 8 de marzo de 2002, la incorporación simbólica de esta heroína al Panteón Nacional, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
all mundo debemos salvarlo, pero o al mundo no podemos salvarlo sólo los hombres. Sin participación de las mujeres no hay mundo posible. sin in ellas no habrá paz, libertad ni futuro posible. Hugo Chávez Frías