La Camándula

La Virgen María le encomendó a un humilde Sacerdote Católico italiano llamado Padre Stefono (Esteban) Gobbi, en el año de 1972 siglo XX d.C, el formar en todo el mundo “Cenáculos” de Oración para vencer en las últimas batallas a Satanás y sus demonios, centrados en la adoración Eucarística, el rezo del Santo Rosario y corazón Inmaculado de la Virgen María, con lo que se originó el movimiento sacerdotal Mariano. En este sentido, en el año de 1974 se inician los primeros “Cenáculos” de Oración, en dichos cenáculos se unen los Sacerdotes y los fieles católicos en un encuentro de oración y fraternidad, para orar junto a la Virgen María mediante el rezo del Santo Rosario Mariano. Por otro lado, la Virgen María en su aparición de Fátima en 1914 siglo XX d.C, les pidió a los pastorcitos rezar el Santo Rosario y agrego la oración: ¡Oh Jesús mío! Perdona todos nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno y lleva al Cielo a todas almas, especialmente a las más necesitas de tu Misericordia Divina. De igual modo, comento que muchas personas se pierden en el Infierno porque no hay quienes recen por ellas.

La Camándula

Al instrumento con el que se ayuda para rezar el Rosario se le llama camándula o también se le dice Rosario, puede estar constituido de diversos materiales y tiene generalmente una cruz que además puede llevar una imagen de Jesús crucificado, al inicio hay una imagen de la Virgen María, de Jesucristo o una cuenta grande, donde se dice el Padre Nuestro del primer misterio, luego diez cuentas pequeñas para rezar diez Ave María, después se repite la cuenta grande y las diez cuentas pequeñas por cuatro veces más, por lo que en el rosario se reza cinco Padre Nuestro y cincuenta Ave María por día. Del mismo modo, viene tres cuentas pequeñas para rezar tres Ave María más y posteriormente, dos cuentas pequeñas donde se reza el Padre Nuestro y el Credo de los Apóstoles. Finalmente, a la Camándula hay que hacerla bendecir por un sacerdote y en este caso pasaría a ser un sacramental y los sacramentales son de acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 1167: “Estos son signos con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, por medio de los cuales se significan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia”.