DON MARIO PELÁEZ BAZÁN, A UN SIGLO DE SU NACIMIENTO Pastillita para el Alma 17 - 09 - 13 No pretendo, de ninguna manera, plasmar en el papel toda la obra prodigiosa de uno de los más preclaros hijos del Departamento de Amazonas, el Sr. Dr. don Mario Peláez Bazán y sólo en un acto de audacia heroica, deseo pincelar, a grandes rasgos, toda la admiración, el respeto y el afecto que despierta en nosotros, el orgullo de ser paisanos de tan memorable y renombrado personaje. El Dr. Mario Peláez Bazán, ve la luz del día, el 17 de septiembre de 1913, en Opavan, un pueblo florido, llenos de árboles frutales, con gente amable y dadivosa de la provincia de Chachapoyas, enclavado en la Ceja de Selva, del distrito de Chuquibamba, y emulando en su nacimiento a los grandes hombres, desde luego, marcando las diferencias, que nacieron en villorrios, chocitas de campo, o en la humildad y modestia de un establo, son capaces de dejar hitos en la historia de los pueblos, que sin escoger ciudades ni casas palaciegas, traen mensajes de ternura y esperanza y son líderes que orientan las actitudes y el comportamiento de la gente. Indudablemente que en el regocijo de sus padres, don Eleuterio Peláez Portocarrero y doña Celia Bazán Velásquez, con la presencia de su vástago, no intuyeron que con el devenir del tiempo, su hijo Mario se convertiría en un personaje singular, que iba a dar lauros a nuestra Patria. Mario Peláez Bazán cursa su primaria en una escuelita fiscal de su pueblo natal, luego por la proximidad a su terruño, viaja al prestigioso Colegio San Ramón de Cajamarca, y con la amistad del poeta celendino don Julio Garrido Malaver, se nutre de ideas vanguardistas interesándose en la reivindicación y la justicia social y empieza a defender sus principios en los medios de comunicación del Colegio. En el San Ramon hace sus primeros ensayos en el arte literario, vislumbrándose su vena poética, que le permite ganar los juegos florales de su Colegio. Ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo y después de cursar el primer año, hace su traslado a la Facultad de Derecho, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para nutrirse de las inquietudes de la juventud estudiosa y de la efervescencia política de ese entonces. Es quizás, en esa época, en que hace mella en su sangre las ideas del partido político, en el cual se nutrió, defendió y militó toda su vida y por el que sufrió persecuciones, vejaciones y conoció en carne propia el infierno amargo de la cárcel, pero, del cual jamás claudicó. En 1936, en su vida universitaria de San Marcos, produce su primer libro literario titulado "Infancia", relatando pasajes de su niñez, de su juventud, de sus ilusiones y sus sueños, que yendo el tiempo, se harán realidades. Su primera obra en el campo de la Jurisprudencia, lo realiza en 1938, con el título " El concubinato y la necesidad de legalizarlo", con el que marca una larga cadena en su quehacer como abogado, dando obras polémicas, muy bien documentadas, como "De la Provincia al Aprismo", y en 1972, la era de Juan Velasco Alvarado, donde la cautela y la prudencia, eran conductas de los líderes de ese entonces, lanza valientemente su obra, "Haya de la Torre y la unidad de América Latina". Su afán y su cariño a su tierra hace que retorne a Chachapoyas, capital del Departamento de Amazonas y es nombrado en 1943, Secretario de la Corte Superior de Justicia, en seguida, en 1957, en reconocimiento a su labor profesional, es nombrado, por el Dr. Manuel Prado Ugarteche, Presidente Constitucional de la República, como Fiscal de la Corte Superior de Justicia de Amazonas, cargo en que se desempeñó hasta inicios de 1962. Contrae matrimonio con la dama chachapoyana, de rancio abolengo, doña Matilde Amelia, hija de don Mariano Bardales Rubio y doña María Luisa Monzante Rubio, trayendo al mundo 6 hijos, que engalanaron su hogar en la aristocrática y Fidelísima ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, cinco varones y una linda mujercita, que le roba el corazón. En el campo de la Política en 1945 y 1962, es elegido, sin lograr culminar su mandato, como diputado por la provincia de Rodríguez de Mendoza y en el poco tiempo que se desempeñó como tal, creó Botiquines Populares, escuelas y colegios industriales, obras que permanecen presentes hasta ahora y que ha dado motivo de que el pueblo agradecido, haya inmortalizado su nombre en calles y avenidas de dicha provincia. En 1942 pública su obra de poesías "Alma en flor", luego "Luceros del alba", “Lirios del Campo”, “Poemas en la Ruta”, "Monseñor Octavio Ortiz Arrieta, pastor de la Fe" y otros ensayos, poemas y cuentos, siendo largo enumerar todo su producción literaria, en la que, con la pluma del bate enamorado de la vida, cantó al amor, a la tierra, a su familia, a sus hijos, a todas
esas vivencias, que hacen de las cosas importantes, grandes o pequeñas, joyas inolvidables que viven sempiternas en nuestros recuerdos y que convirtieron a su inspiración, en la fuente inagotable de su sensibilidad humana. Ocupó la Dirección de la Biblioteca de la Cámara de Diputados y como legado para la posteridad creó el Museo de sitio de la Santa Inquisición, en la Plaza del Congreso. En 1974 publica “El Diccionario del Santo Oficio de la Inquisición”, “Diccionario Razonado de Palabras y Definiciones Parlamentarias”. En 1978 es elegido como miembro de la Asamblea Constituyente, donde comparte escaños con renombrados constituyentes de la talla de Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Bedoya Reyes, Carlos Enrique Melgar López, Jorge Del Prado, Carlos Malpica, Héctor Cornejo Chávez, Mario Polar Ugarteche, Luis Alberto Sánchez, Genaro Ledesma, entre otros, que han marcado una época gloriosa, en la Política Nacional, como pocas veces se ha visto en el Palacio del Congreso.
Víctor Raúl Haya de la Torre, analizando uno de sus trabajos, dice textualmente: “En todos los ámbitos de la Patria hay trabajadores manuales e intelectuales que bregan enérgica y cotidianamente por su gran Partido. Tal es el caso de Mario Peláez Bazán cuya “Síntesis de un Informe” es muestra de lo que el Partido del Pueblo puede esperar de sus dirigentes. Luis Alberto Sánchez, elogiando su libro “De la Provincia al Aprismo”, dice entre otras cosas: “Venimos trabajando, luchando, sufriendo y gozando por crear un nuevo sentido más humano y constructivo, más justo y progresivo para nuestro pueblo. Este es mi testimonio de hermano. Agradezco la ocasión de hacerlo público a Mario Peláez Bazán, gran espíritu, gran ciudadano y acrisolado escritor” En 1982, en el Gobierno Constitucional del arquitecto Fernando Belaunde Terry, es nombrado por la Corte Suprema de Justicia como magistrado del Tribunal de Garantías Constitucionales, tocándome el gran honor, como presidente del Club Departamental Amazonas, con sede en Lima, de convocar a personas prominentes de nuestro Departamento y de todo el País, a un merecido homenaje en el Hotel Sheraton, por haber asumido, tan alta investidura, siendo un acontecimiento inolvidable en el que se sintió el sabor sublime a la tierra y el orgullo de ser amazonense, en la presencia y los triunfos de tan ilustre personaje. En el desarrollo de su cargo, su constante preocupación de superación y estudio, se manifiesta en la producción de obras de consulta, como: “Los Valores de la Nueva Constitución Peruana”, “Hacia la Justicia Constitucional”, “El Tribunal de Garantías Constitucionales y un Anteproyecto de su Ley Orgánica”.
El Dr. Luis A. Bramont Arias, el 9 de octubre de 1984, comenta su obra “Hacia la Justicia Constitucional” y dice: “A Peláez Bazán, le preocupa sobre todo, el respeto a la cosa juzgada, el principio de la economía procesal, algunos cambios e innovaciones para dar eficacia y brillo al Tribunal y concluye… Por méritos propios ha llegado al sitial de Magistrado del Tribunal de Garantías Constitucionales, cuya elevada función comparte con la publicación de obras de interés nacional. Servir al Perú en la Cultura, es una de las más nobles aspiraciones de todos nosotros, y estoy cierto que Peláez Bazán ya lo ha logrado a través de su vida puesta al servicio de la Justicia Constitucional” En 1988 asciende al honroso cargo de Presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales, donde realiza una labor fecunda y señera de su formación y experiencia profesional adquirida a través de tantos años en el ejercicio de la Jurisprudencia. El 12 de enero de 1992 termina su fructífera vida el Dr. Mario Peláez Bazán, siendo sepultado con honores de Ministro y con el Protocolo de Jefe de Estado, ordenado por el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori, Presidente Constitucional de la República. Fue condecorado con La Orden del Sol del Perú y con la Medalla de Honor del Congreso de la República. Ensalzar el prestigio profesional de los grandes hombres de la Patria, como del Dr. Mario Peláez Bazán, que sirven como ejemplo y estímulo a la juventud..., reconocer, toda su producción en el quehacer humano, relevando sus excelsas virtudes, como literato, jurisconsulto y magistrado..., señalar sus obras, en beneficio de la colectividad a la que representó como parlamentario y otras cosas más, de su abundante vida polifacética, ha sido un trabajo muy difícil que sin tener la pretensión de abarcar en toda su dimensión, me he atrevido a relatar, pidiendo disculpas por las
omisiones involuntarias, pero, con la firme convicción de expresar mi admiración a un paisano que ha puesto muy en alto el nombre de nuestra Región y que, aún estando ausente de esta tierra, en una muestra de su gran generosidad, sus hechos permanecen incólumes, y se hace notar y se siente la continuidad de su existencia, con la presencia viva, intacta y palpitante en la actividad sin límites, que realizan sus hijos Mario Gabriel, José Antonio, Eduardo, Mariano, que lo acompaña en el Oriente Eterno, Luis Edmundo y María Luisa en los campos de la Educación, la Política, el Derecho, la Poesía y sobre todo, en su mejor legado, la Bondad a toda prueba a sus semejantes, pero, lamentablemente, sin poder lograr resumir, como él lo hizo, en un sólo corazón, todas las virtudes, que adornaron a su progenitor. El Sr. Dr. Don Mario Peláez Bazán, en el centenario de su nacimiento, en su marcha sin tiempo, por su senda de gloria con miles de huellas, deja una estrella brillante, cuya luz seguirá iluminando y haciendo grande en el pasado, el presente y en el futuro, a nuestro Departamento de Amazonas, como una muestra de inmarcesible ejemplo de trabajo, de estudio, de lucha, de sacrificio permanente en aras de un ideal, digno de admirarse, e imposible de imitar, quedando sólo el recuerdo en nuestras mentes, de su afán constante de encontrar, la convivencia humana y la comprensión sincera entre los hombres de buena voluntad. Gracias señor doctor, don Mario Peláez Bazán, por sus obras, por sus hechos, por la majestad de su existencia y por su presencia de vida permanente, aún, estando muerto. Jorge REINA Noriega *AYÚDAME A AYUDAR*