Educación en felicidad y bienestar aplicando la psicología positiva. Autores: Toni Ventura y Raquel Albertín. Fundadores de la Fundación Fluir para la Innovación social, educación y felicidad. Fundación Fluir coordina el proyecto PositivitiES.
¿Qué deseas para tus hijos? Cuando se pregunta a través de encuestas qué es lo que se desea en la vida, la felicidad aparece siempre en los primeros puestos de la lista. Y lo mismo observamos al preguntar a los padres sobre qué es lo que desean para sus hijos. Queremos que nuestros hijos estén sanos y sean felices. Sin embargo, la felicidad no es únicamente un objetivo que la mayoría de las personas reconoce como deseable, es también un componente esencial de nuestro desarrollo como seres humanos. Hoy en día la ciencia, y concretamente la Psicología Positiva, se ha fijado en la felicidad y nos demuestra sin lugar a dudas que las personas felices disfrutan de mejor salud, son más generosas, contribuyen más a su comunidad, son más apreciadas por los demás y son personas más exitosas. La felicidad es el mecanismo que la naturaleza nos ha dado para indicarnos que estamos contribuyendo al florecimiento de nuestra vida y para premiar el crecimiento armonioso de la persona. Si nos centramos en el ámbito de la educación, la ciencia también evidencia que la felicidad es esencial para el aprendizaje. En numerosos estudios sobre bienestar y aprendizaje se nos muestra que los niños felices tienen un mejor rendimiento académico, gozan de relaciones sociales más satisfactorias y son los preferidos por los compañeros. El bienestar en el aula es además un componente esencial no sólo para el desarrollo de los niños y niñas, sino también para el florecimiento como comunidad en la escuela y para el propio bienestar subjetivo y satisfacción profesional del profesorado. Por si todo ello no fuera suficiente, también hoy sabemos que los niños felices tienen menor riesgo de sufrir depresión y disponen de más recursos psicológicos para superar las adversidades, es decir, son más resilientes. En este sentido, estudios que se han fijado en los niños capaces de florecer en condiciones y ambientes sumamente desfavorables, nos dicen que son niños despiertos, que viven de manera atenta y consciente, son niños que dan y buscan ayuda cuando la necesitan, son niños que se fijan objetivos significativos y los persiguen, son niños optimistas, que cultivan algún aspecto de espiritualidad, y son niños que muestran esperanza y gratitud. Si la felicidad es importante, ¿Cómo podemos saber más sobre ésta? La Psicología Positiva se centra en el estudio de aquellos aspectos que contribuyen al bienestar subjetivo y el desarrollo pleno de las personas. Podemos decir que la psicología positiva es la Ciencia de la Felicidad. Esta rama de la psicología recoge las diferentes áreas de investigación y de aplicación que se centran en aquello que funciona en nuestras vidas, lo que nos hace disfrutar de manera auténtica y en definitiva que seamos más felices. Martin Seligman, investigador de la Universidad de Pensilvania, fue quien acuñó el término Psicología Positiva siendo presidente de la asociación americana de psicología (American Psychological Association) en el año 2000. Seligman, que destacaba en aquel momento como 1
especialista en el estudio de la depresión en niños, puso en evidencia la necesidad de estudiar e investigar en el ámbito de la psicología no únicamente aquello relacionado con la enfermedad sino también todo aquello relacionado con las fortalezas y el desarrollo pleno de las personas. Tras más de una década de impulso importante de la psicología positiva, hoy sabemos que trabajar sobre los aspectos positivos de la vida no sólo nos ayuda a disfrutar de mayor bienestar sino que contribuye a fortalecernos ante la adversidad. ¿Pero, podemos aprender y enseñar a ser más felices? Existe la creencia todavía en muchas personas de que los genes con los que nacemos marcan nuestra vida, incluso nuestras posibilidades de ser felices y que por tanto, no se puede educar en la felicidad. Otra creencia también extendida es que la felicidad depende básicamente de las circunstancias que nos ha tocado vivir, es decir, de aspectos como el tener más dinero, vivir en una casa más grande, o disfrutar del éxito profesional. Ante estas creencias hay respuestas que nos colocan en un punto de partida para tomar acción y situarnos en el camino de la felicidad auténtica. • La primera es que sabemos a ciencia cierta que un alto porcentaje de nuestra felicidad, hasta el 40%, depende de nuestros actos voluntarios e intencionados. Por el contrario, las circunstancias externas sólo influyen en un 10% de nuestro nivel de bienestar subjetivo. Por último, el restante 50% tiene una base genética. Por lo tanto, tendremos que prestar mucha atención a las actividades diarias que realizamos en los diferentes ámbitos como el familiar, profesional, el de nuestras amistades y relaciones así como el tiempo que dedicamos a nuestro cuidado personal y sacar provecho para que muchos de estos momentos contribuyan a mejorar nuestro nivel de felicidad. ¿A qué dedicamos nuestro tiempo? ¿Nos hace sentirnos bien, nos hace mejorar en algún aspecto, nos da energía, qué sentido tiene para uno mismo, que cualidades y fortalezas personales aplicamos en cada actividad? • La segunda es que hay evidencias científicas de que la felicidad se puede aprender, porque todas las personas tenemos el potencial de adquirir habilidades que nos ayudarán a ser más felices y porque todas las personas tenemos un cerebro cuya propiedad de neuroplasticidad nos ofrece la posibilidad real y fisiológica de cambiar en positivo. La psicología positiva nos ha dado a conocer los beneficios que se obtienen al incorporar a nuestra vida sencillas prácticas relacionadas con los componentes de la felicidad como las emociones positivas, las experiencias óptimas (fluir), el optimismo, la gratitud, las relaciones positivas, la esperanza y la atención plena. Estas prácticas nos ayudan a desarrollar nuestras capacidades y a educar a nuestros hijos e hijas desde la perspectiva de sus fortalezas y de lo que funciona mejor en ellos y en la familia. ¿Cómo se aprende y se enseña a ser feliz? Esta misma pregunta se hicieron en el año 2000 la Fundación Mayerson y un grupo de investigadores dirigidos por Christopher Peterson de la Universidad de Michigan colaborando con Martin Seligman. En realidad la pregunta que se hicieron fue: ¿Cómo podemos ayudar a nuestros niños y jóvenes para que desarrollen su vida con plenitud? En un trabajo realizado 2
durante cuatro años, llegaron a la conclusión que aprender a ser feliz consiste en cultivar las fortalezas personales. Aprender a ser feliz es alimentar cada día aquello que hay de positivo en cada uno de nosotros. ¿Pero cuáles son esas fortalezas? El trabajo de Seligman y Peterson ha establecido una clasificación universal de fortalezas, proponiendo 24 fortalezas humanas agrupadas en 6 grupos o virtudes: sabiduría, coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia. Entre estas fortalezas encontramos la curiosidad, la creatividad, el amor por aprender, la inteligencia social, la honestidad, la perseverancia, el optimismo, el humor, la gratitud… Conocer las fortalezas que hay en cada niño y niña, así como también las nuestras como educadores, es el primer paso para empezar a cultivarlas. En la página web de la Fundación Fluir (www.fundacionfluir.org) se puede acceder al listado completo de fortalezas y a un test para conocer nuestras propias fortalezas. Alimentar las fortalezas: las Cuatro Savias La Fundación Fluir aplica los principios de la psicología positiva a las experiencias de aprendizaje de niños y niñas a través de la metodología de las cuatro savias:
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- Savia azul (el mundo físico y los sentidos): lo corporal y sensorial, las emociones positivas y la atención plena. Se trabaja desde la conciencia corporal y sensorial, a través de prácticas basadas en atención a la respiración, a los sentidos, a las sensaciones y emociones, basándonos principalmente en prácticas de mindfulness o atención plena. - Savia púrpura (Conocimiento, aprendizaje y sabiduría): el disfrute del aprendizaje, las experiencias óptimas y la motivación intrínseca. Se basa en gran medida en los trabajos de M. Csikzentmihalyi sobre flujo, creatividad y experiencia óptima, y los trabajos de H. Gardner sobre inteligencias múltiples. Savia roja (Relaciones, comunidad y solidaridad): las relaciones positivas, la generosidad y altruismo. Desarrollar las capacidades sociales a partir de construir relaciones positivas basadas en el conocimiento mutuo, la gestión positiva del conflicto y sobre todo en la apreciación de lo bueno que hay en el otro. Son importantes los trabajos por ejemplo de J. Gottman sobre relaciones positivas. Savia verde (Sentido y espiritualidad): la trascendencia, el sentido vital, el optimismo, la gratitud y espiritualidad. Son fundamentales aquí las contribuciones de M. Seligman y la educación del niño/a optimista.
La metodología de las cuatro savias nos propone que cualquier programa de actividades educativas debería combinar en su diseño aspectos de todas las savias que “alimenten y nutran” las experiencias diarias en niños y niñas con el cultivo y desarrollo de sus fortalezas.
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Veamos un ejemplo de actividad integrando las Cuatro Savias: ¿Verdad que a los niños y niñas a determinadas edades les encanta disfrazarse? Aprenden de todas aquellas situaciones que crean, pues el juego es aprendizaje. No obstante, hagamos una pequeña reflexión leyendo esta actividad que se presenta a continuación, para comprender cómo las cuatro savias están presentes en la actividad. Si el adulto toma conciencia de ello puede ayudar a que sus hijas e hijos y/o alumnado desarrollen alguna fortaleza más en sus juegos.
SOY UN HÉROE Objetivo de la actividad:
Tomar conciencia de las propias fortalezas, de las cosas que a uno se le dan bien. Aprender a ponerlas en práctica para hacer algo bueno por los demás. Trabajar el autoconocimiento, la auto percepción, la auto-eficacia. Trabajar las fortalezas de optimismo, esperanza, generosidad, altruismo, humildad. Fomentar la confianza, autoestima, motivación y generosidad. Descripción de la actividad: Se trata de que cada uno/a se convierta en un héroe. Que cada niño/a reflexione en lo que le gustaría hacer por los demás, en las fortalezas que tiene que le servirían para ser un héroe.
1. Reflexión inicial: ¿Alguna vez has deseado tener superpoderes? ¿Cómo los usarías? ¿Los usarías para ti o para ayudar a tu familia, tus amigos/as o las personas que te rodean? ¿Cómo serías y qué harías? Todo es posible, así que tómate el tiempo que necesites y elige algo realmente maravilloso. Siéntate tranquilamente con los ojos cerrados e imagínate que estás dormido/a en tu propia cama. Imagínate que es muy temprano por la mañana y todavía está oscuro, el sol empieza a asomarse por la ventana de tu habitación. Un rayo de luz que ilumina el suelo cruza muy despacio la habitación y finalmente aterriza suavemente sobre tu cara, que siente el agradable calor. Esa luz es muy poderosa y contiene la energía y las habilidades de los supertalentos humanos. Lo único que tienes que hacer para conseguir todos esos talentos es respirar profundamente con mucha esperanza y confianza en esa primera respiración matutina, y fijar tu intención de aprovechar el día. Disfruta de esta sensación tan poderosa cuando inspiras y después imagínate lo que vas a hacer en este día como superhéroe. Cuando estés listo/a, abre los ojos. 4
2. Creación del héroe. Se dará la oportunidad al niño o niña de que explique qué héroe es, qué poderes utiliza y cómo ayuda a los demás. Para ello proponemos unas ideas, pero cada una de ellas requiere un tiempo, unos materiales o una organización de grupo diferentes, y se puede adaptar a diferentes edades. Posibles actividades para poner en común el superhéroe de cada uno: - Dibujarlo, modelarlo - Crear el personaje, el símbolo, el lema, disfrazarse Puesta en práctica de los poderes. - Explicarlo a los demás, en pequeños grupos o en gran grupo - Inventar una historia con el superhéroe - Representar con los compañeros una escena Reflexiones - ¿Cómo te has sentido haciendo de héroe? - ¿Te ha gustado ser un héroe? ¿Por qué? - ¿Qué héroe de los que hay en este grupo te hubiera gustado que te ayudase a algo? - ¿Por qué? - ¿Cómo te has sentido cuando te ha ayudado un héroe? - ¿Crees que es importante que haya héroes? - ¿Qué es un héroe para ti? - ¿Quiénes son los héroes de la ciencia? ¿Los héroes de la historia? ¿Los héroes sociales? - ¿Los héroes nacen o se hacen? Las cuatro savias en la actividad Savia azul (Sensorial): Para trabajar la parte sensorial y física de la actividad, lo hacemos desde la creación del personaje. Cada niño tendrá la imagen de su héroe, podemos fabricar un muñeco, el dibujo del símbolo del héroe, crear un pin o dorsal con el símbolo del héroe, crear una máscara, buscar ropas con las que hacer un disfraz, etc. Lo elaborado que deseemos que sea esta parte dependerá de la programación de la actividad. Si es una actividad que se vaya a hacer de forma periódica para trabajar diferentes contenidos del currículum o para trabajar diferentes fortalezas, se puede crear un movimiento y lema que se haga en grupo cada vez que se inicie la actividad.
Savia púrpura (Conocimiento): Según el objetivo específico de la actividad, se aprovechará para explicar qué son las fortalezas, o para trabajar algunas fortalezas concretas como la esperanza, el altruismo, la humildad. 5
1. Ideas a transmitir con esta actividad: Cada persona tiene fortalezas, pocas o muchas, iguales o diferentes a las de los demás. Pero cada persona tiene que descubrir sus fortalezas y saber cómo utilizarlas, porque le será más fácil hacer las cosas utilizando sus propias fortalezas que no forzándose a utilizar otras que le resulten más difíciles. Las fortalezas las utilizamos para aprender nosotros y para ayudar a los demás. Cada persona tiene que descubrir lo que le gustaría hacer como héroe, darse cuenta de si tiene las fortalezas necesarias, ver que fortalezas necesita y proponerse adquirirlas o desarrollarlas. Dejar ayudarse por lo demás con humildad. Las demás personas pueden tener fortalezas que nosotros no tenemos, y eso no tiene que darnos envidia. Al revés, nos tenemos que alegrar, apreciar las fortalezas de los otros, aprender de ellas, dejar que nos enseñan, fijarnos en cómo las utilizan e imitarlos. 2. La actividad se puede plantear para identificar héroes (personajes históricos o actuales que hayan hacho algo importante en el ámbito de las ciencias, las artes, la sociedad, la educación, la historia, etc.) Por un lado se puede proponer identificar las fortalezas en estos héroes para que nos sirvan de modelo. Es importante que los niños tengan modelos. Por otro lado, puede tener el objetivo de estudiar a estos personajes, por ejemplo si se trata de personajes históricos, o del arte o la literatura. Por lo tanto es una forma de aplicar el estudio de las fortalezas en el curriculum escolar. Por último puede trabajarse como centro de interés en un programa sobre fortalezas.
Savia roja (Social): Se desarrolla la generosidad y el altruismo, la motivación por ayudar a los demás. Normalmente, identificamos a los héroes como personas extraordinarias que normalmente hacen algo por los demás sin esperar nada a cambio. Los niños pueden apreciar al héroe que hay en los demás, y darse cuenta de las numerosas situaciones en las que recibimos de los demás, sin que éstos esperen nada a cambio. Es importante conocer y ser conocidos, así como apreciar lo bueno que hay en los demás.
Savia verde (Propósito): Vamos a plantear unas reflexiones que nos ayudan a trabajar la trascendencia de nuestros actos por los demás.
Hacer algo por los demás da sentido a nuestra vida.
Una persona feliz es más propensa a ayudar a los demás, y viceversa, las personas más generosas y altruistas, son más felices.
Hacer cosas por los demás nos hace sentir bien y hacemos que los demás se 6
sientan bien.
Los niños, cuando sean mayores tendrán un trabajo, y se trata de que hagan un buen trabajo para su comunidad. Esta actividad educa para querer hacer un buen trabajo.
Es bueno dar sin esperar nada a cambio.
Referencias Csikszentmihalyi, M. (1990). Fluir. Una psicología de la felicidad. Fundación Fluir (2011), Curso On-line de Psicología Positiva y Educación. Gardner, H. (2005). Inteligencias múltiples. Paidós. Lantieri, L. (2009). Inteligencia emocional infantil y juvenil. Ejercicios para cultivar la fortaleza interior en niños y jóvenes. Aguilar. Lyubomirsky, S. (2008). La ciencia de la felicidad. Urano. Ortiz, T. (2009). Neurociencia y educación. Alianza editorial. Seligman, M.E.P (1996). The Optimistic Child: Proven Program to Safeguard Children from Depression & Build Lifelong Resilience. New York: Houghton Mifflin.Batlle, Seligman, M.E.P. (1991) Aprenda optimismo: Haga de la vida una experiencia maravillosa. Grijalbo, 1998 Vazquez, C., & (Coords.), Hervás. G. (2009). La ciencia del bienestar psicológico. Madrid: Alianza Editorial.
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