FRANCISCO HINOJOSA HUEYAPAN
ALEJANDRO DE LA GARZA
CARLOS VELÁZQUEZ
CUARÓN Y EL COLEGIO NACIONAL
50 AÑOS DEL ÁLBUM BLANCO
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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]
NOTICIAS DEL HOMBRE MAL VESTIDO Foto > Jesús Sánchez. Cortesía > grandesempresas.mx
GUILLERMO FADANELLI
Daniel Manrique, La humanidad y el tiempo, detalle, 2003.
FALSIFICACIÓN EN PATRICIA HIGHSMITH IVÁN FARÍAS
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EL ARTE ACÁ DE DANIEL MANRIQUE MEMO BAUTISTA
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Guillermo Fadanelli nos comparte este episodio que revisa las (des)ilusiones de la infancia, la nostalgia por los héroes, el predominio del desencanto. Impera un espacio común donde la violencia estalla sin pausa, hasta convertirse en una “triste inmovilidad”. Así, la desaparición de los “puntos de referencia” desencadena las atrocidades que definen nuestra vida cotidiana, bajo la certeza evidente —como apunta el relato— de que “algo no está funcionando bien aquí”.
NOTICIAS DEL HOMBRE MAL VESTIDO GUILLERMO FADANELLI
¿Q
uieres destruir a un niño? Dale un poco de autoridad y comenzará a desvariar y a perder el rumbo antes de tiempo. Esteban Arévalo ratificó mucho tiempo después esta máxima escolar, y el disparate de querer convertirse alguna vez en policía se disipó cuando dejó atrás los quince años y se adentró en los terrenos de su primera juventud. Así fue; Esteban creció como un árbol precoz, los músculos y la electricidad de su cerebro comenzaron a funcionar de manera diferente y la experiencia le dijo entonces que los policías, sus héroes, formaban, también, parte del copioso ejército de la maldad y de la penuria que ha acosado a la mayoría de los seres humanos a lo largo de la historia. Le dolió percatarse de ello, recapacitar y abandonar sus sueños de niño. ¿Hacia dónde y desde cuándo se habían marchado los héroes? ¿Acaso habían entrado a una letrina de la que jamás volverán a salir? La juventud, esa época de perturbación animal y entusiasmo sin gracia, había llevado a Esteban no a una ficción en la que protegía a sus semejantes, pero a cambio lo había trasladado a una realidad
documental, triste, agresiva, franca y sin más brillo que la realidad misma. Carecía de sentido aspirar a convertirse en un Sherlock Holmes o siquiera en un modesto y sagaz Easy Rawlins quien después de un viaje de morfina gustaba exclamar: “Me siento como si tuviera un gorila dentro de la boca”. Y es que todos los seres sensibles, incluido yo, Blaise Rodríguez —encargado de narrar la historia de Esteban Arévalo— sospechamos que el movimiento culminará tarde o temprano en un agujero negro. ¿Y qué haría Esteban, el superfluo aspirante mexicano a policía, una vez que encontrara a los supuestos mafiosos y causantes del daño infligido a las buenas personas? ¿Ante quién habría de denunciarlos? ¿Los conduciría atados y cabizbajos ante Sancho Panza en su ínsula Barataria o ante unos imaginarios tribunales de Nuremberg? Hacer algo así, por absurdo que fuera, resultaría más sensato que conducirlos ante la presencia de un esmirriado ministerio público mexicano que apenas si sabía leer y que no podría reconocer en aquel rostro desamparado ni siquiera las tristes ojeras de Franz Kafka. ¿Qué cosa hay más triste
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que las ojeras de Kafka? ¿Alguien lo sabe? Tal vez los cachetes y la trompa roja de Donald Trump podrían ser tan tristes, o más bien pa-té-ti-cos, pero esa grotesca caricatura es pasajera y en unos pocos años se olvidará cuando algo aún más letal ocupe la presidencia de Estados Unidos.
“LA “ MALDAD Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO SE PRESENTABAN POR SÍ SOLAS A LA PUERTA, DESCARADAS Y DESDENTADAS, RISUEÑAS Y DIVERTIDAS Y LE PATEABAN EL CULO DIRECTAMENTE A LAS VÍCTIMAS SIN NECESIDAD DE INTERMEDIARIOS . papa sensible se cultivaba azuzado por el deseo imperativo de su padre, el poderoso arquitecto de la Fundación Mier y Pesado! Esteban contrajo también, durante un breve tiempo, la enfermedad romántica y se aficionó al hecho de considerar su futuro cancelado y desviado de toda dirección precisa o premeditada; es decir, un futuro totalmente abierto, tanto que ni siquiera podía entregarse a la sabia inmovilidad puesto que cualquier vendaval o soplido lo movería en una dirección inesperada. ¿Qué hay tan cerrado como lo totalmente abierto? ¿Qué puede hacer una persona cuando ha perdido los puntos de referencia para ordenar o comprender el sentido de su movimiento? ¿O en qué momento comienza a perturbarlo la impresión de que tales puntos de referencia se mueven tanto que sólo pueden comprenderse como una revuelta de asteroides pasajeros y extraviados? Peldaños de una escalera donde es imposible saber si uno está ascendiendo o descendiendo. Pura perturbación. Todavía años después, a sus veinticinco años, pálido y envuelto en una piel delgada y correosa Esteban no tenía noticias acerca de las teorías del obispo Berkeley, ni sobre la Declaración de Copenhague respecto a la relatividad del conocimiento, y ni siquiera había escrutado a profundidad la famosa teoría de Einstein que llevaba el relativismo hasta los territorios de la santa y divina ciencia física. Él
intentaba mantenerse aparte del pensar profundo que, por lo regular, se halla siempre encaminado hacia un fin que no tiene fin.
ESTEBAN ERA ALGO CABIZBAJO y no
acostumbraba mirar al cielo, hecho que lo aproximaba más a un gusano romántico y desbalagado que a un ave migratoria. ¿Y qué le importaba a él ser un gusano que avanzaba sin rumbo? A partir de la miscelánea y la pedacería filosófica que había aprendido en la secundaria y preparatoria del Colegio Williams, en la colonia Mixcoac, podía tejer cierto tipo de concepción personal acerca de la ambigüedad de la realidad objetiva; es decir —apunto yo, Blaise Rodríguez, bautizado así en recuerdo al escritor Blaise Cendrars—, Esteban tenía la capacidad de sospechar que las cosas que lo rodeaban no eran tal como las veía. Las cosas del mundo llevaban un nombre y una apariencia encima: escritorio, manzana, níspero, zapatilla, pero el nombre no las convertía en lo que uno creía que eran: las piedras podrían ser un soplido y las montañas un parpadeo de hipopótamos, o los hipopótamos el sueño de un japonés, o el japonés podía ser simplemente... la nada. ¿Qué condujo pues a Esteban a asesinar individuos inocentes siendo ya casi un hombre de cincuenta años? ¿Se ejercitó para ello? ¿Fue algo minuciosamente planeado? Nadie puede saberlo porque tampoco nadie puede probar que él
Foto > Memo Bautista
U N DÍA CUALQUIERA, Esteban Arévalo, quien comenzaba ya a desencantarse y a poner en duda sus convicciones justicieras, se enfrentó a una evidencia fulminante: la violencia o desgracia criminal no tenían por qué ser investigadas o descubiertas por ninguna clase de inteligencia detectivesca. ¡No había que hallar la maldad oculta en una contraesquina o en una cueva! La maldad y la violencia en México se presentaban por sí solas a la puerta, descaradas y desdentadas, risueñas y divertidas y le pateaban el culo directamente a las víctimas sin necesidad de intermediarios ni de pesquisas; ¿cuántos goles de campo había anotado la muerte y el crimen utilizando como ovoide las nalgas de esas víctimas? Miles, millones... una miríada de goles de campo. De un acto así de rotundo y cínico no podía filmarse una serie de televisión cuya trama fuera interesante al menos. La violencia no requería de maquillaje o de presentarse a un casting para hacer pasarela; más bien se transformaba al instante en una patada franca y austera que sólo un muerto sería incapaz de reconocer. La violencia estaba divorciada de la acción y encarnaba en una modesta y triste inmovilidad; se parecía más a una piedra que a un ave. Poco tiempo después de cumplir los veinte años, cuando el pesimismo asomaba por primera vez a su rostro, su temperamento se modificó totalmente, sus lecturas de toda clase y calidad aumentaron: leyó a Bohumil Hrabal y a Vaclav Havel, a Joseph Roth y a Saul Bellow; ¡la
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Historia de Tepito, detalle, 2009. Unidad Habitacional Los Palomares, en ese barrio. Edición ilustrada con imágenes de los murales de Daniel Manrique en la Ciudad de México.
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cometió tales atentados. En México, digo yo, Blaise Rodríguez, se asesina porque es posible hacerlo y cualquiera luego de comer unas albóndigas en chipotle pudo haber salido a la calle y tomado la decisión... de aniquilar a un bípedo sin plumas, a una araña sin patas... a una araña beckettiana. En el año 2018 el número de asesinatos en México había ascendido más que cualquier año de las dos décadas pasadas. ¿Y esta atrocidad le daba a Esteban la justificación y la oportunidad de matar? No, la historia que relato va en otra dirección. Yo, Blaise Rodríguez, quiero saber qué clase de individuo es Esteban Arévalo. Deseo fervientemente meterlo en una vitrina o en una jaula y observarlo con detenimiento, dicho con mucho respeto, pues Esteban y yo hicimos una especie de amistad que todavía conservo y valoro como se debe, además de que, en nuestros días, y hay que aceptarlo, existe muy poca gente interesante.
SI ALBERT EINSTEIN había acertado
en su teoría de la relatividad se debía a que sus ideas podían ser imaginadas hasta por un niño; el resto significa sólo trabajo y esfuerzo inferencial: gallinas preñadas, huevos y luego más huevos, llevar a cabo lo que ya existe en potencia, lo que necesariamente tiene que ser pensado porque ya se encuentra allí para ser pensado; como la mujer misteriosa que nos espera en aquella esquina desde hace una eternidad y tarde o temprano acariciaremos sus medias negras o esmeralda, lameremos sus pantaletas, besaremos sus senos, morderemos sus rodillas y nos hincaremos a sus pies para que nos muela a golpes de aguja o bota. Los niños tienen un camino que recorrer a como dé lugar y tal camino se halla de antemano trazado: en ese camino hallarán sus juguetes y sus suripantas; la gramática y la ortografía; los trenes y el dinero. Y más adelante esos mismos niños, en algún momento, si sucede, dejarán de leer letreros y habrán de detenerse y quedarse mudos frente a la sorpresa de estar vivos. ¿Leer tal cantidad de letreros ha causado la atrofia de los seres humanos o los ha liberado? A donde mires te encuentras con una frase o un signo, con labios habladores y heridas que supuran sustancias vivas. Pero, además de que el hombre y los letreros se desarrollaron al mismo tiempo no hay que cultivar la desconfianza hacia Esteban Arévalo; les ruego que me crean: ÉL ES UN BUEN HOMBRE . Y si para convencerlos y convencerme tengo que extenderme de más en este relato, repetirme al grado de parecer un merolico, no me importa, puesto que yo juego en este momento el papel de un simple intermediario. En caso de ser ciertos los rumores sobre sus violentos crímenes, ¿qué fue lo que convirtió a Esteban en un asesino? Extraer los ojos de alguien o clavar facas en el pecho no son actos que realice un hombre culto y distante de la humanidad. Algo no está funcionando bien aquí. Algo que está sucediendo no sucede. Durante su juventud —y una vez que los ánimos de
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Fuente > latinoamericaexuberante.org
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Historia de Tepito, detalle, 2009. Unidad Habitacional Los Palomares, en ese barrio.
“EN “ CASO DE SER CIERTOS LOS RUMORES SOBRE SUS VIOLENTOS CRÍMENES, ¿QUÉ FUE LO QUE CONVIRTIÓ A ESTEBAN EN UN ASESINO? EXTRAER LOS OJOS DE ALGUIEN O CLAVAR FACAS EN EL PECHO NO SON ACTOS QUE REALICE UN HOMBRE CULTO . ser un héroe habían sido cancelados para siempre— las teorías acerca de la absoluta inutilidad o ausencia de propósitos de la existencia humana le fueron siempre inofensivas, no añadían ningún conocimiento novedoso a lo que él mismo intuía y no servían para nada excepto para pasar el tiempo: se articulan y escupen teorías al mismo ritmo que se patea un balón en un partido de futbol. ¿Quién es capaz de imaginarse un balón inmóvil en medio de una multitud de seres pateadores? Aunque los seres humanos saben que algún día morirán toman decisiones distintas ante la inminencia de un hecho semejante: uno lee a Nicolás Gogol, otro se pone la camiseta de Messi, y quizás habrá alguno que hará ambas cosas. De modo que Esteban no tenía por qué ser diferente en este caso: los jóvenes veinteañeros patean y escupen, cantan o aprenden a boxear; ¡algo tienen que hacer una vez que los han tirado en el campo de juego! Lo que sí podía afirmar Esteban es que la fuerza electromagnética y lanzar a un ser humano por una ventana o desde una cima, parecían ser hechos distintos a ojos de la gente y que el segundo hecho, lanzar a un idiota por la ventana, podía trastornarse en un acto tan delicado o lúgubre que enloquecería a cualquiera que amara a la víctima. ¿Y si no amaras a la víctima? ¿Te importaría que lo desollaran o ver su cabeza destrozarse contra una acera? No lo sabía pese a que desde su habitación aún podían escucharse los lamentos de los mártires de Tacubaya fusilados y asesinados por el general Leonardo Márquez, el Tigre de Tacubaya, en 1859. Desde su habitación en la calle General Juan Cano, Esteban podía imaginarse, oler, ver los
orines empapando el pantalón de los valientes, el fétido y estridente aroma a pólvora de los oficiales liberales muertos en el entonces lujoso pueblo de Tacubaya, su barrio y cárcel desde que renunciara a ser alguien y a continuar en el negocio inmobiliario de su padre. El comercio no dejaba de parecerle una ontología depravada, las leyes un negocio de bandidos; ¿y la ciencia física?... Pues la física se conocía a través del sufrimiento y el cansancio, justo cuando los huesos comienzan a pesar y la tierra te jala de los talones y quiere hundirte y llevarte una vez más al cómodo cajón. La física y su insoportable capacidad de medir las cosas, ¿a quién puede interesarle algo así? No a Esteban. El sufrimiento es una clase de asunto muy diferente. Y de lo que estaba seguro este hombre era que nadie que él hubiera conocido, y mucho menos él mismo, podría relacionar un teorema o un algoritmo con el sufrimiento. Las papas y los abrigos guardaban una relación íntima con el sufrimiento; lo mismo que los cuchillos o el frío, pero ¿los algoritmos? Qué liberación incomparable para él no tener que explicar científicamente nada, sino sólo sufrir los hechos, ensuciarse, berrear, tirarse a las ruedas del tráiler, esperar el turno de caer en la barranca o comer pescado crudo. Como he explicado en algún párrafo atrás todos estos comentarios no los profirió exactamente así Esteban (nunca grabé su voz), ni las anteriores son exactamente sus palabras, sino las mías, las de Blaise Rodríguez, que me esfuerzo en interpretar su pensamiento y acciones. ¿Lograré describir con fidelidad a otra persona? ¿Es eso posible? ¿O sólo estoy mirándome ante el espejo? Ya lo veremos.
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Echar un vistazo a la vida de una autora como Patricia Highsmith, reacia a la exposición mediática y con un importante bagaje de anécdotas (ciertas o no) a la espalda, despierta curiosidad, tal vez morbo, seguramente interés. Entender su personalidad y su historia puede aportarnos elementos para desentrañar ángulos de su obra que no hemos explorado todavía. Es el caso de este ensayo: el ir y venir de la escritora hacia las novelas y de regreso corrobora su singularidad en ambas arenas.
TEMBLOR Y FALSIFICACIÓN EN PATRICIA HIGHSMITH IVÁN FARÍAS
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xiste una famosa sesión de fotos, hecha a mediados de los años ochenta a Patricia Highsmith en su casa de Suiza, en la que se nota el cansancio, el aislamiento y la locura interna que la fueron consumiendo. Un gran cambio se operó en ella con el paso del tiempo. No sólo la vejez cobró factura, sino parece ser que en realidad ya no le importaba mostrarse tal cual era. Si la comparamos con la realizada por Rolf Tietgens, quien logró convencerla de desnudarse y mostrar la bella sonrisa que tenía a los 21 años, los estragos son evidentes. En las fotos tomadas más de cuarenta años después, en 1988, en su enorme casa en Tegna, una construcción blanca, sin ventanas, con cercas enormes para evitar que los molestos perros de los vecinos se metieran a su propiedad, está sentada en una silla de madera, y va vestida con unos jeans Levis 501, una masculina camisa Oxford blanca, unos zapatos toscos, un suéter negro y una mascada alrededor del cuello. Tiene la piel arrugada, la cara cansada, la mirada fría y el cabello seco, se le ve adusta. Pese a todo, sobre su escritorio los papeles están en perfecto orden. Le gustaba el orden. Esa fue la razón por la cual abandonó Estados Unidos, luego México, Inglaterra, Francia y decidió quedarse definitivamente a vivir sus últimos años en Suiza. Para ella el orden era lo más importante, lo cual era curioso ya que su vida sentimental era por completo caótica. Compaginar la enorme disciplina para escribir ocho hojas diarias, mandar cartas a amigos y editores, hacer llamadas para cobrar y al mismo tiempo beber enormes cantidades de whisky o vino era, en conjunto, lo que la había estado acabando los últimos años. En un artículo aparecido años después en una revista española, su última ayudante, Elena Gosálvez, describía de este modo la obsesión de la escritora: Durante las semanas siguientes pude leer toda su obra cronológicamente, cogiendo las primeras ediciones directamente de la ordenadísima estantería. En el salón estaban sus diarios, que escribió religiosamente desde los quince años hasta su muerte: [eran] más de cien cuadernos tamaño folio que en unos años se harán públicos.1
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MUJER DE CUIDADO Highsmith no era alguien con quien quisieras toparte en un bar y mucho menos ser su amigo. No era agradable ni considerada. Cuenta Otto Penzler, uno de sus editores en Estados Unidos, además de gran admirador de su obra, que la invitó a promocionar una reedición de cinco de sus libros de cuentos, los cuales estaban numerados y con pasta dura, creyendo que con eso Patricia se haría, por fin, popular en su país natal. Penzler quiso tratarla de lo mejor, así que la llevó a comer a su restaurante favorito de comida italiana, el mítico Giordano’s, en la calle 39 y la Novena Avenida; le presentó al maître y ella se convirtió en una pesadilla. Ya se veía que eso sucedería cuando, al llegar al sitio, la encargada de relaciones públicas, a manera de regalo, le dio una hermosa rosa. Pat despreciaba las flores, así que sin siquiera verla, la tiró al suelo y siguió su camino. El resto de la noche se encargó de hacer sentir mal a todos. Le pidió al amable maître que la acompañara a la cocina para que ella misma escogiera la chuleta que le iban a cocinar. Cuando se la sirvieron dijo que era demasiado grande. Penzler, hombre amable, no sabía cómo solucionar todo. Lo mejor llegó al final de la visita: Highsmith decidió de último momento que no saliera un libro que Penzler ya tenía maquetado y listo para imprenta.
UNOS PIES MUY GRANDES Creo que el gran problema con Highsmith se podía resumir en sus pies: los odiaba. Eran más grandes de lo normal en una mujer, así que vivió obsesionada con ellos hasta que con la vejez dejaron de importarle. Cuando era una jovencita en la Gran
“PESE “ A SU CARÁCTER DURO ERA UNA MUJER DÉBIL, QUE EN SU JUVENTUD SUFRIÓ LOS EMBATES DEL RESTO DE SUS COMPAÑEROS .
Manzana se calzaba botas de montar para disimularlos. Sus compañeras del Barnard College, la versión femenina de la Universidad de Columbia, decían que siempre se veía bien vestida con esas botas largas, color café. Pese a su carácter duro, arisco, rural, era una mujer débil, que en su juventud sufrió los embates del resto de sus compañeros, neoyorquinos en su mayoría. Como sus pies, enmascaraba su personalidad. Odiaba su marcado acento del sur, su condición social y hasta su propia sexualidad. Su madre decidió que su hija tendría un estatus diferente al que a ella le había tocado, por lo que primero la sacó del sur profundo americano y la llevó a estudiar a la gran urbe de aquellos años: Manhattan. No sólo eso, sino también la hizo vivir en el Greenview Village, la zona más exclusiva de la ciudad. Mi abuela murió hace varios años —cuenta en Suspense. Cómo se escribe una novela de misterio—. Yo la quería mucho y ella fue la principal encargada de mi educación hasta que cumplí seis años, ya que mi madre estaba atareada con su trabajo. Mi abuela y yo nos parecíamos poco o nada aunque, por supuesto, ella me dio parte de mis huesos y sangre y nuestras manos se parecían un poco. No hace mucho me fijé casualmente en un zapato mío que estaba casi desgastado y que había adquirido la forma de mi pie, y vi en él la forma o la expresión del pie de mi abuela, tal como la recordaba por las zapatillas que llevaba en casa y los zapatos negros de tacón bajo que se ponía para salir. 2 Esta anécdota refleja perfectamente la dicotomía y el enfrentamiento que tenía con su madre, la neoyorquina y el acercamiento con su abuela, la texana. Su madre quería que fuera diferente a lo que en verdad era, mientras su abuela la aceptaba como tal, pero con el segundo matrimonio de su madre, la pequeña Patricia debió emigrar al norte. Ahí aprendió a fingir una personalidad que le sirviera para sobrevivir en el asfixiante mundillo intelectual neoyorquino porque, pese a ser talentosa y haber salido con buenas notas del colegio, no encontró trabajo en las revistas y los periódicos de moda. Había una élite que ya había cooptado los mejores espacios.
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UNA CHICA SOLA
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ESCRITORA MISÓGINA Las mujeres apenas si aparecen como personajes de sus historias, más allá de intereses amorosos. Incluso escribió un libro de relatos llamado Pequeños cuentos misóginos, que causó gran revuelo. Sería un otro yo de Highsmith, una tal Claire Morgan, quien publicaría en 1952 la novela El precio de la sal, que narra el amor feliz de un par de mujeres, una empleada de centro comercial llamada Therese, y una elegante casada, llamada Carol. Esa novela, escrita a los 27 años, poco antes de terminar su primer libro publicado, Extraños en un tren, le sería rechazada por no ser policiaca. La editorial le dijo a Patricia que tomaría el riesgo de publicarla con seudónimo, para no encasillarla como una autora lesbiana y cambiarle el nombre de Carol a El precio de la sal. Pese al éxito (vendió poco más de un millón de ejemplares), Highsmith se negó a reeditarla hasta tiempo después, cuando el éxito le permitió tener el control de las ediciones.
EL GATO Y EL RATÓN Es curioso que cuando Patricia decidía hablar desde el punto de vista de las mujeres, las editoriales de su madre patria, como ella decía con sorna, se ponían remilgosas. El diario de Edith fue otra novela que enfrentó el mismo problema. El respetado sello norteamericano Knopf la rechazó porque no la consideró una novela policiaca y no sabía qué hacer con ella. En ese libro, Edith vive una desoladora existencia en la que debe convivir con su perverso hijo Cliffie y cuidar del tío George, un tipo que apenas puede valerse por sí mismo. A manera de remedio mental, Edith escribe un diario en el que su vida es perfecta, hasta que, claro, no puede aguantar más. Su relación con Estados Unidos fue siempre tirante, como la relación con su madre y su padre biológico. Mientras en Europa era considerada una autora a la altura de ganar un Nobel, Foto > Jesús Sánchez. Cortesía > grandesempresas.mx
El primer paso para crear su personaje de mujer dura fue eliminar el apellido de su padre biológico, Plangman, y utilizar el del segundo esposo de su madre, Highsmith. Luego siguió esconder en la medida de lo posible su homosexualidad; pese a que sus diarios están plagados de enamoramientos repentinos de muchas de sus compañeras, casi nunca revelaba a nadie sus deseos sexuales. Cuando coqueteaba, las chicas con las que lo hacía nunca se daban cuenta. Ante la falta de trabajo en las revistas importantes, acabó escribiendo guiones para una pequeña editorial de comics de superhéroes llamada Cinema Comics, donde conocería al que sería su esposo. 3 Personajes como Golden Arrow, Spy Smasher y Captain Midnight pagaban las cuentas y el alquiler. Para evitar el bochorno, ya que en aquel tiempo era muy mal visto trabajar en esa industria, firmaba con un seudónimo. Ironías de la vida, escribía historias para personajes que debían ocultar su verdadera personalidad bajo una máscara. La mayoría de sus personajes sufren de ese mismo mal, el de aparentar ser alguien más, alguien que no son. En Crímenes imaginarios, por ejemplo, narra la historia del norteamericano Sidney Bartleby, un escritor de poca monta que espera triunfar con una novela seria en Estados Unidos, mientras vive al lado de su adinerada esposa en la campiña inglesa. Sin embargo, Bartleby fantasea con ser un asesino, por lo que aprovecha la ausencia de su mujer para jugar al criminal con la policía y su vecina. Al mismo tiempo escribe el proyecto de una serie policiaca para TV, llamada El látigo. Su juego perverso irá avanzando hasta acabar mimetizándose con el personaje, el villano llamado El látigo. El planteamiento de ser alguien más es una de las constantes de la escritora. En El juego de Ripley su peculiar antihéroe, Tom Ripley, sostiene un lucrativo negocio de venta de pinturas de un pintor americano radicado en Europa llamado Philip Derwatt. El problema es que Derwatt se suicidó hace tiempo y la mayoría de las obras que circulan son falsas, realizadas por el socio de Tom y antiguo ayudante del pintor. Cuando a uno de los coleccionistas le surge la duda de la autenticidad de la pintura que acaba de comprar, Ripley debe hacerse pasar por el pintor, no tanto por necesidad sino por el deseo de ser alguien más. La mayoría de los personajes de Highsmith deben esconder lo peor de ellos en lo más profundo de su ser. La mayoría son criminales, ya sea acosadores, falsificadores, asesinos o tipos con una moral un poco torcida. La mayoría son hombres incompletos, seres que sienten que les falta algo, que la vida no les es placentera y por tanto recurren al crimen. “Yo creo que muchos escritores de novela negra [...] tienen que sentir alguna clase de simpatía o identificación con los criminales pues, de no sentirla, no se verían emocionalmente involucrados en los libros que
escriben”, sentencia de nuevo en su famoso Suspense. Cómo se escribe una novela de misterio.
“JUGABA “ CON EDITORIALES Y LECTORES ESTADUNIDENSES EL JUEGO DEL GATO Y EL RATÓN; ERA HUIDIZA, MIENTRAS ELLOS DESEABAN METERLA EN UNA CASILLA ESPECÍFICA . cosa que se rumoró después de la publicación de Carol, en su propio país era considerada una escritora menor, digna únicamente de los libros de bolsillo. Mientras en Europa se adaptaban con mucho éxito sus obras al cine, en su tierra natal era menospreciada y sus finales, cambiados. Patricia jugaba con las editoriales y los lectores estadunidenses el juego del gato y el ratón; ella era huidiza, mientras ellos deseaban meterla en una casilla específica. Por eso, cuando llegó el momento le dio los derechos completos de toda novela que escribiera a su editor en alemán, Daniel Keel. Highsmith estaba cansada. Estaba harta de fingir ser alguien que no era, como lo había tenido que hacer durante el tiempo que vivió en Estados Unidos. Para ella la liberación vendría con su primer viaje y estancia en México, donde se dio cuenta de que lo que le gustaba era vivir en el autoexilio. Patricia Highsmith cumpliría 98 años el pasado 19 de enero, si no hubiera muerto el 4 de febrero de 1995 en Locarno, Suiza. En la última sesión de fotos que le tomaron, pese al evidente daño físico provocado por el alcohol, a que su cabello se veía dañado, se mostraba tal cual era, desafiante, solitaria, como una peleadora que había recibido con sonrisa los primeros embates de la vida, pero después los había devuelto con creces. Cuenta Elena Gosálvez, su última asistente, que cuando tuvo la entrevista de trabajo con ella lo primero que Patricia le preguntó fue: ¿Te gusta Hemingway?, a lo que la chica temió responder. Después de pensarlo, le dijo la verdad: No, no me gusta. Highsmith se rió y dijo: ¡Lo odio! No era para menos. Patricia representaba el reverso oscuro de esa literatura luminosa y en sus últimos años no tuvo ningún miedo de mostrarlo. Notas 1 Elena Gosálvez, “Diez años sin Patricia Highsmith”, Libertad digital, 2 de octubre, 2005, consultado el 29 de enero, 2019 https://www. libertaddigital.com/opinion/libros/diez-anossin-patricia-highsmith-1276229620.html 2 Círculo de Tiza, Barcelona, España, 2015. 3 Intentó llevar una vida heterosexual con Marc Brandel, un mediocre escritor de ascendencia inglesa. Cuando Patricia decidió no casarse con él, Brandel tomó venganza escribiendo una novela satírica llamada The Choice, de una lesbiana que escribe sobre superhéroes.
La humanidad y el tiempo, detalle, 2003. Centro del Reloj, Palma 33, Centro Histórico.
IVÁN FARÍAS (Ciudad de México, 1976) es narrador, crítico de cine y librero, autor de la novela Un plan perfecto (2017) y del libro Crónicas desde el piso de ventas (2018).
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El arte callejero cuestiona el circuito exclusivo y excluyente de un canon que distribuye reconocimientos o condenas en función de su mercado. La propuesta que desplegó Daniel Manrique, especialmente en la zona de Tepito, se encuentra al margen de ese canon y padece el deterioro inducido por la negligencia de las autoridades. Aquí, un testimonio de esos muros cuyos trazos aún conservan el color de la vida en el barrio, sus personajes, oficios y costumbres. Su recuperación es una asignatura pendiente.
Arte Acá
LA OBRA DESTEÑIDA DE DANIEL MANRIQUE MEMO BAUTISTA
E L MOVIMIENTO CUESTIONABA
la cultura oficial y proponía una expresión que brotaba del barrio y miraba de forma crítica su condición socioeconómica, la migración, los oficios y demás manifestaciones que dan identidad al barrio. Daniel Manrique sobresalió porque realizó verdadero
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otros lados, sobre todo la calle Tenochtitlán. Iniciaron el movimiento Manrique, Francisco Zenteno Bujáidar y Gustavo Bernal. Era fuera de lo común que se atrevieran a tomar el espacio público.
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n Tepito las paredes hablan. Ábrete paso entre la cerveza descompuesta con chamoy, los puestos de marcas apócrifas y el ahumado aroma a marihuana. Fija la vista frente al muro, enfoca. El paso del tiempo ha vuelto los trazos borrosos, como una goma cuando raspa el grafito en la hoja blanca. Identifica figuras humanas, a una guadalupana o una mazorca morada porque sus granos son caras morenas. Es una muestra de lo que el escritor Eduardo Vázquez Uribe llama el lado oscuro de Tepito: su cultura. En esos rasgos, ignorados por autoridades culturales y por la propia comunidad, sobrevive el Arte Acá, legado del artista más destacado del barrio: Daniel Manrique. “Arte Acá nos enseña a saber qué es lo que somos en Tepito, acá en México, acá en el mundo... México y los mexicanos somos un chorro de culturas juntas, como si fuera mermelada, tocho morocho. El resultado es, además del sentido de cultura popular, la cultura Acá”, explica Daniel Manrique Arias en ¿Qué es Tepito? ¿Qué es Arte Acá?, documental que realizó con Carlos Plascencia en 1979. Imagino a Manrique en una mesa, deslizando la pluma en la hoja, tratando de argumentar para sí mismo las palabras que un día pronunció como una revelación: Arte Acá. Las propuso cuando un compañero le preguntó cómo llamarían eso que estaban haciendo. “Se me acaba de ocurrir. Pero a partir de ahora me juro a mí mismo, a nadie más, que de por vida me voy a dedicar a aclararlo”. Y así lo hizo hasta 2010, cuando murió.
Manrique continuó solo. Era fácil distinguirlo entre los habitantes de Tepito: delgado aunque fuerte, porque desde que quiso ser luchador cargó pesas. De frente amplia, vestido de negro con morral al hombro, lentes, sombrero en los días de sol y siempre pintando alguna pared. La gente tomó de buena gana sus pinceladas. Le ofrecían un taco, le donaban pintura y platicaban con él sobre las figuras macizas que plasmaba. Una vez un teporocho le dijo que él podría hacerlo mejor. Manrique lo invitó a pintar. “No, pos sí está cabrón —dijo el hombre tras unos brochazos—. Tú síguele, manito”.
Sin título, detalle, 1987. Asociación Campamentos Unidos, Zarco 82, Colonia Guerrero.
arte popular al intervenir los muros de Tepito. En 1973 —me cuenta Brisa Ávila, su esposa— comienza a pintar en los muros, después de la exposición Conozca México, visite Tepito, que tiene lugar en la Galería José María Velasco. La primera calle que interviene es Libertad, luego sigue por
Daniel Manrique —me comenta Alejandro Caballero Valdés, creador de la Escuela de Arte al Aire Libre de Tepito (ELITEP)— cumple el verdadero sentido del muralismo mexicano: no solamente pintar al pueblo, sino con el pueblo. Diego Rivera, Siqueiros y Orozco pintaban al pueblo, les interesaba el pueblo, pero no eran gente del pueblo. Daniel Manrique sí viene de ahí. Polo Castellanos, fundador del Movimiento de Muralistas Mexicanos (MMM), tiene una opinión similar:
“MANRIQUE “ CUMPLE EL VERDADERO SENTIDO DEL MURALISMO MEXICANO: NO SOLAMENTE PINTAR AL PUEBLO, SINO CON EL PUEBLO. DIEGO RIVERA, SIQUEIROS Y OROZCO NO ERAN GENTE DEL PUEBLO. DANIEL SÍ VIENE DE AHÍ .
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¿Por qué en casa del zapatero no puede haber una obra de arte digna? ¿Por qué debe haber un anuncio de Coca Cola? Daniel Manrique baja el muralismo con un discurso popular. Dignifica su barrio a través de la obra mural de un pueblo de trabajadores, de oficios. Ese sueño de Siqueiros, que se pintara en la calle, que cualquier ciudadano de a pie pudiera disfrutar de la obra, Manrique lo lleva a cabo. Sorprendió que un ñero —como él se nombraba—, autodidacta, rechazado de San Carlos por sólo tener la primaria y que asistió cuatro años al Taller Libre para obreros de La Esmeralda, tuviera una propuesta sólida y crítica. En casi cuarenta años ganó premios nacionales e internacionales. La UNESCO le dio un reconocimiento, se convirtió en miembro del Salón de la Plástica Mexicana y contribuyó al rescate de uno de los murales de Siqueiros en Argentina. Intervino muros en universidades, en barrios y en otros países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Argentina, España y Francia, donde impresionó tanto que una pequeña calle de Oullins, en Lyon, lleva por nombre Tepito.
efímeros. “En eso sí hay que contradecir al maestro —comenta el artista Alejandro Caballero—: es necesario salvar su obra”. Sobre la calle Florida veo un mural borroso, afectado por un escurrimiento de agua. En la obra que está pintada en el espacio cultural Martes de Arte, la humedad bota la pintura del mural. Aunque un techo de lámina lo protege del sol, no impide que la lluvia escurra y lo manche de moho. El promotor cultural Luis Arévalo Venegas consiguió financiamiento en 2010 y 2013 para restaurarlo. No ha sido suficiente. Un mural se salva; otros son borrados incluso por el propio gobierno. “Mucha obra que hizo en Tepito ya no está. La misma alcaldía (Cuauhtémoc) ha tapado murales. Es estúpido. Tapó tres sobre Avenida del Trabajo hace diez años”, me cuenta indignado Antonio Paz Martínez, representante de la asociación Campamentos Unidos. El sismo del 19 de septiembre de 1985 destruyó vecindades, algunas de ellas intervenidas por Manrique. El plan de reconstrucción no incluyó trabajo comunitario y, a juicio del artista, líderes y autoridades sacaron provecho de la situación. Decepcionado, Manrique abandonó Tepito como espacio de trabajo. Luego conoció a Antonio Paz, que lideraba la autoconstrucción en la colonia Guerrero y se unió a los vecinos para ayudarlos a levantar sus viviendas. Los murales del claustro en el número 82 de la calle Zarco hablan del trabajo de las mujeres durante la reconstrucción, así como de los oficios y la cultura popular en la Guerrero. Filtraciones de agua tiran el yeso y la pintura. Toda la capilla Manriquiana, como le dicen al lugar pues ahí fue
velado Daniel Manrique, necesita recuperación, al igual que los murales de Zaragoza 238, donde está el único que dedicó a la niñez, y el de Soto y Pedro Moreno, un mural en relieve trazado en cemento, vandalizado con pintura en aerosol. Si bien otros trabajos en las viviendas reconstruidas han permanecido, el clima les ha quitado color. Tanto Brisa Ávila como Alejandro Caballero mencionan un mural en la calle de Ferrocarril Interoceánico, en la colonia Morelos: “Hizo uno frente al Archivo General de la Nación, en la fachada. En el relajo político lo borraron, pusieron encima propaganda”, dice la viuda del artista. El 24 de marzo del 2017, la artista urbana Janín Nuz fue abordada por Polo Castellanos y miembros del MMM mientras pintaba un mural para el Festival de Arte Urbano CONSTRUCTO , a la entrada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. La chica no sabía que ahí estaba la obra Necesitamos la técnica, que Daniel Manrique plasmó a principios de los años ochenta. “Es una violación de derechos de autor y destrucción de patrimonio universitario. Si bien no está catalogada como tal, no implica que no sea patrimonio de los universitarios”, me comenta Castellanos. El muralista reclamó al maestro Arturo Chávez López, secretario general de la Facultad. La escuela firmó un acuerdo con las marcas Playboy y Vans, patrocinadoras del evento, para que el trabajo de Janín Nuz permaneciera durante un año. Tras ese tiempo harían una réplica en mosaico del mural de Manrique en el mismo sitio y buscarían la declaratoria de Patrimonio Universitario. Hasta el
Fuente > latranza.wordpress.com
EN EL CORAZÓN de Tepito existe una unidad habitacional con techos inclinados y ventanas arqueadas. Recuerda las casitas para palomas; la han bautizado Los Palomares. Miro en sus paredes al zapatero, a la vendedora de tamales, a la prostituta, a una mujer con herramienta, a una pareja que baila un son, a las mujeres que se organizan, a la mamá que va de la mano con su hijo en silla de ruedas. Es el último mural que pintó Daniel Manrique en 2009. En noventa metros cuadrados plasmó la cultura de su barrio. La pintura se ha caído en algunas partes y el cochambre se ha pegado en los surcos que dividen cada línea de ladrillos. El clima y la contaminación han desteñido la obra. En nuestra conversación, Brisa comenta que la gente no fue muy respetuosa con la obra de su marido. Curiosamente, Manrique no se preocupó por dar mantenimiento a sus murales; tal vez los consideraba
“NO “ SE PREOCUPÓ POR DAR MANTENIMIENTO A SUS MURALES; TAL VEZ LOS CONSIDERABA EFÍMEROS. EN ESO SÍ HAY QUE CONTRADECIR AL MAESTRO —COMENTA EL ARTISTA ALEJANDRO CABALLERO—: ES NECESARIO SALVAR SU OBRA .
Pasado, presente y futuro, detalle, 2003. Centro del Reloj, Palma 33, Centro Histórico.
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Historia de Tepito, detalle, 2009. Unidad Habitacional Los Palomares, en ese barrio.
“TIENE “ QUE VER CON UNA VISIÓN EXCLUYENTE. COMO TEPITO ARTE ACÁ NO LO INTEGRABAN ARTISTAS DE CLASE MEDIA Y DE ESCUELAS FORMALES, NO SE LES INCORPORA DENTRO DEL DISCURSO DE LA HISTORIA DEL ARTE MEXICANO . la declaratoria: José María Velasco, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Dr. Atl, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Saturnino Herrán, Remedios Varo y María Izquierdo. Por su parte, el Artículo 55 de la Ley de Fomento Cultural del Distrito Federal señala que el objetivo de las Declaratorias de Patrimonio Cultural Tangible e Intangible es preservar bienes, expresiones y valores culturales de la ciudad. La obra de Daniel Manrique no está considerada.
momento, el trabajo de la artista sigue ahí y el maestro Arturo Chávez López no contesta ni las llamadas ni los correos de Polo.
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Es una cuenta pendiente —señala Alfredo Matus, director de la Galería José María Velasco, del INBA—. Se requiere de un investigador que se aboque específicamente a ese trabajo. Daniel produjo muchísimo. Tiene que ver con una visión excluyente. Como Tepito Arte Acá no lo integraban artistas Foto > Memo Bautista
—¿DANIEL QUÉ? ¿Va a exponer con nosotros? —me dice confusa Carmen Cabrera, de la Coordinación Nacional de Artes Visuales del INBA. —Daniel Manrique —contesto—, el iniciador de Tepito Arte Acá. Ya falleció. Pregunto si su obra está catalogada. —Es que no sé de quién me hablas. En su momento, la misma conversación se repite con gente del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM) del INBA y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Nadie sabe quién es Daniel Manrique; tampoco existe un inventario. En la Dirección General de Cultura de la Alcaldía Cuauhtémoc sólo Isaac Castillo, miembro de la compañía de teatro Tepito Arte Acá, sabe de Manrique y tiene un conteo personal de su trabajo: 129 obras. No hay más. Nada formal. Antonio Paz, de Campamentos Unidos, me cuenta que hace unos años Alejandro Fernández Ramírez, exdelegado de Cuauhtémoc, ofreció hacer un catálogo sobre la obra de Manrique. Quedó en una buena intención. El Artículo 33 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos considera monumentos artísticos las obras que revistan valor estético relevante por su representatividad, corriente estilística, innovación, materiales y técnicas. La designación la ordena el presidente o el secretario de Cultura. Nueve artistas cuentan con
Sin título, detalle, 1987. Asociación Campamentos Unidos, Zarco 82, Col. Guerrero.
de clase media y de escuelas formales, no se les incorpora dentro del discurso de la historia del arte mexicano.
TAL VEZ LA OBRA de Manrique sea re-
legada por la distancia que mantuvo con políticos. Su aversión hacia ellos era conocida. No se mordía la lengua para enfrentarlos. En 2009 —cuenta Polo Castellanos—, cuando Emilio Ulloa contendió por la presidencia municipal de Nezahualcóyotl reunió a creadores para que lo ayudaran con un proyecto de arte interdisciplinario. Manrique se paró frente a él y le dijo: “Tú eres un corrupto ladrón”. Tomó sus cosas, dejó el lugar y detrás de él, nosotros. Alfredo Matus también cree que Tepito Arte Acá no logró continuidad. Aunque existen células que han seguido el movimiento, trabajan sin colaboración y sin una organización suficiente para recuperar el trabajo de su artista emblemático. “Hacer este rescate no sólo debe ser un asunto institucional, sino también de la comunidad, porque precisamente Daniel Manrique se dirigía al barrio. No logró tener ese eco con sus propios vecinos para que entendieran el contenido de su obra”, sentencia Matus. El objetivo del trabajo de Manrique está implícito en sus trazos. Sin embargo, para que la gente lo entendiera mejor lo dejó por escrito. En el mural pintado en el espacio cultural Martes de Arte se lee un mensaje que expone parte de su filosofía: “Si todos jaláramos parejo, la vida sería más chida”. MEMO BAUTISTA (Ciudad de México, 1976) es periodista y editor de cronicasdeasfalto.com. Ha colaborado en Chilango, Vice y otros medios. Está incluido en la antología La crónica como antídoto. Narraciones desde Tlatelolco (2015).
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L A N OTA NEGRA Por
FRANCISCO HINOJOSA @panchohinojosah
H U E YA PA N LA CANCIÓN # 6 Por
ROGELIO GARZA @rogeliogarzap
PRIMUS: M I N O TA U R O S DEL ÁCIDO
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A PARTIR DE ESTE PRIMERO de enero Hueyapan, Morelos, comenzó a funcionar como municipio indígena autónomo, el número 37 del estado. Antes pertenecía a Tetela del Volcán. Su nombre en náhuatl significa sobre el agua grande y está al pie del Popocatépetl. Lo que era una Ayudantía pasará a ser ahora la Presidencia Municipal, aunque la sede del inmueble fue dañada muy severamente por el sismo del 19 de septiembre, al igual que muchas viviendas, la cúpula y el campanario de la iglesia, así como varias capillas. Según el diario La Unión de Morelos, el sesenta por ciento de las casas, casi todas de adobe, colapsaron, parcial o totalmente. La ayuda a sus habitantes llegó pronto, cargada de víveres, cobijas y tiendas de campaña, entre otras cosas, que muy ordenadamente se distribuyeron entre la población. Jóvenes de Cuautla acudieron a colaborar en las labores más necesarias en el momento, en especial la remoción de escombros. También se recibió ayuda de los Chinelos y los Hijos Ausentes que viven en Estados Unidos. Esa solidaridad se concentró al principio mayormente en Jojutla, quizás la entidad más dañada del estado. Como suele suceder en situaciones similares —la división, en este caso, de un municipio en dos—, los conflictos salen pronto a la luz: cómo delimitar las fronteras, a quién le corresponde un manantial que antes era compartido y, sobre todo, cómo designar al responsable de presidir la alcaldía y de dónde sacar los recursos necesarios para una reconstrucción que durará años. La gente es muy amable y está consciente de la riqueza que tiene. También sabe que vive en las faldas de don Goyo, ese gigante que a veces despierta con grandes fumarolas y vómitos de lava. El lugar es hermoso. Las montañas que lo circundan son imponentes. La vegetación es abundante y hay una gran producción de aguacates, zapotes, granadas chinas, peras, duraznos y tejocotes, entre otras cosas. Cuento esto porque recibí una invitación de Tatiana Bay —investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y maestra en la Facultad de Filosofía y Letras— para visitar el lugar y leer y conversar con niños, padres de familia y maestros de uno de los cinco barrios que conforman el nuevo municipio morelense. Fue el 19 de enero, justo un año y cuatro meses después del temblor, y se trataba de su última visita a la Escuela Primaria 20 de
LA LOCURA se abrió paso entre el público macizo y bailó como tres minotauros lisérgicos en el Auditorio Blackberry. No existe en el universo musical un trío de poder más excéntrico, bizarro, estrambótico y progresivo que Primus, de paso por Guadalajara y Ciudad Tráfico en la gira Ambushing the Storm de su noveno disco, el alucinante The Desaturating Seven. Primus se armó entre el metal y la sicodelia de California. El genial bajista Les Claypool probó sonido en Metallica al morir Cliff Burton, el guitarrista Larry Ler LaLonde fundó el grupo Possessed y el baterista Tim Herb Alexander, sobreviviente de dos infartos, vino de A Perfect Circle y Puscifer. En los noventa fueron llamados metal jazz, thrash funk y papás del nu metal, cuando encabezaron los festivales alternativos Lollapalooza 93 y Woodstock 94. Sin embargo, son inasibles e inclasificables. El mix con los ex Grateful Dead —Bob Weir, Phil Lesh y Trey Anastasio, guitarrista en Dead Co.—, los convirtió en lo que experimentamos el 19 de enero: una máquina de polka sicodélica, dice Claypool. Era la segunda vez que pisaban por acá y contrario a la estampida estruendosa que se esperaba, los minotauros del ácido optaron por un viaje nítido a medio volumen. Un concierto largo y extraño, con las viejas caricaturas de Popeye como intermedio que a muchos nos cortó el ritmo, no el humo. Tocaron casi todo el Sailing the Seas of Cheese, pero sin “Tommy The Cat”. Revisaron sus discos conceptuales, pero nada de Antipop ni de Chocolate Factory. Pese a mis quejas de Fansito Marinelo, tocaron a través de sus laberintos polirrítmicos que, como los cuadros de M.C. Escher, se desdoblaban en otras dimensiones, apoyados
Fuente > flickr.com
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LA GENTE SABE QUE VIVE EN LAS FALDAS DE DON GOYO, ESE GIGANTE QUE A VECES DESPIERTA CON GRANDES FUMAROLAS . noviembre, una de las cinco que existen en el municipio, que acogió el programa Soga viviente, impulsado por el Instituto de Investigaciones Filológicas. En una primera fase, se llevó personalmente, sin intermediarios, la ayuda en especie a la que convocaron a la población universitaria. Más adelante, acudieron al lugar ella y siete de sus alumnos varios meses, los sábados, para promover la lectura, la escritura y la creatividad entre alumnos de los tres últimos años de primaria y dotar de libros a la comunidad, ya que la biblioteca que tenían también se destruyó con el terremoto, al igual que su acervo. Los libros donados se encuentran a resguardo provisional en la casa de quien fuera bibliotecaria en tanto se habilita un lugar para que sea su nueva sede, seguramente el nuevo Palacio Municipal. Además, imprimieron siete pequeños libros, uno por cada grupo de trabajo, con los cuentos, poemas, haikús y dibujos de los participantes para que quedara como un recuerdo de la experiencia vivida, tanto para los niños como para los estudiantes de Letras Hispánicas de la FFyL. Voluntad de servicio a quienes más lo necesitan. Por ello no puedo de dejar de escribir sus nombres: además de Tatiana, su animadora, Vero, Susi, Michel, Miguel, Fernando, Daniel y José Luis, también Pascual, el conductor de la camioneta del IIF que siempre los acompañó con la misma solidaridad. Trabajaron con cada uno de los grupos, no como instructores, sino como acompañantes y fueron (fuimos) retribuidos por una comunidad hospitalaria y generosa que nos llenó de regalos: granadas, aguacates, dulces, comida y sobre todo muchas sonrisas.
Fuente > bizarro.fm
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CONTRARIO A LA ESTAMPIDA ESTRUENDOSA QUE SE ESPERABA OPTARON POR UN VIAJE NÍTIDO A MEDIO VOLUMEN .
por una serie de proyecciones chingodélicas y todas las espinacas del marino en la pipa. Claypool no paraba de sacar sus bajos raros, de cuerdas largas y notas elásticas, y de atizarles con su tapping/slapping. Conciertazo de riguroso smoking, habré jalado unas cinco hierbas distintas, todas cortesía del personal que durante las 22 canciones rolaba y rolaba: “To Defy the Laws of Tradition”, “The Seven”, “Wynona´s Big Brown Beaver”, “Mr. Krinkle”, “Too Many Puppies”, “The Storm” y esos duendes inquietantes, “Welcome to This World”, “My Name Is Mud”, “Over The Electric Grapevine”, “Jerry Was a Race Car Driver”... un repertorio fantástico, ejecutado e improvisado con letras trabalenguas, voces filtradas y humor multicolor. Qué bueno que Claypool no se quedó en Metallica, hubiera sido un talento desperdiciado. Por obra de “Golden Boy” aquel lugar se convirtió en una especie de Slampit Brownberry. Tembló cuando todos marcamos el ritmo zapateando el encore, “Those Damned Blue-Collar Tweekers” y “Here Come The Bastards”. Llegamos al final del laberinto con los pies adoloridos y el espíritu frito a la Frizzle Fry.
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EL VENENOSO se ha hecho eco desde hace años de la inconformidad entre feministas, intelectuales y sectores de la comunidad cultural (por ejemplo, CiudadaníaxlaCultura), ante la obvia misoginia inherente a El Colegio Nacional, pero también ante la falta de transparencia en la utilización de los recursos públicos de su presupuesto. El tema es un escándalo e incluso contó con una petición en change.org y con varios artículos sobre su conformación como Club de Toby. No obstante, reitera el arácnido, de todo señalamiento la sacrosanta institución ha salido incólume y olorosa a naftalina. Para paliar los reclamos y su mala conciencia, El Colegio incorporó hace poco a tres mujeres más a su masculina plantilla: Concepción Company Company en Ciencias Sociales y Humanidades (2017), Estela Susana Lizano Soberón en Ciencias Exactas (2018) y Julia Carabias Lillo en Ciencias Biológicas (2018). El Colegio fue fundado por el presidente Manuel Ávila Camacho en 1943 con quince miembros (Reyes, Rivera, Orozco, Caso, Chávez...). Con casi 76 años de existencia, ha tenido 103 integrantes, 97 hombres y, hasta ahora, seis mujeres. Por años su conformación incluyó veinte miembros, pero en 1971 el presidente Echeverría amplió el número a cuarenta. La primera mujer colegiada fue la historiadora Beatriz Ramírez de la Fuente (1929-2005), quien ingresó en 1985. Es decir, insiste el arácnido, a este cuerpo de varones le tomó más de cuarenta años admitir a una mujer. El alacrán recupera el tema ante las recientes noticias del Colegio. Como es sabido, en septiembre de 2017 se designó al cineasta Alfonso Cuarón miembro del Colegio Nacional y como respuesta sólo hubo silencio. En estos días el actual presidente en turno, José Ramón Cossío, dio a conocer
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EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO Por
NO SE TRATA DE UNA NUEVA EDICIÓN
TIENE JOYAS INÉDITAS,
CARLOS VELÁZQUEZ
COMO UNA VERSIÓN
@charfornication
SIMPLEMENTE,
DE LET IT BE . So Tired”, “Rocky Raccoon”, “Why Don’t We Do It In The Road?”, “Everybody’s Got Something To Hide Except Me And My Monkey” (el matrimonio entre el LSD y la meditación trascendental), “Sexy Sadie”, “Helter Skelter” y “Savoy Truffle” forman la parte hard del disco. Un reproche recurrente de los críticos de la época era que al disco que la faltaba una depuración. Charlie Parker decía que no había que tenerle miedo al sentimiento auténtico. Atendiendo a sus palabras, los Beatles publicaron “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Martha My Dear”, “Piggies” o “Blackbird”, canciones sencillas pero que hacen profundamente feliz a mucha gente. Para festejar los cincuenta años del Álbum Blanco se ha lanzado un espectacular box set que reúne las sesiones de grabación íntegras. Son seis discos, el álbum original, más los Esher demos, las versiones crudas de las canciones. Más otros tres discos compactos con tomas alternas. Pero la cereza del pastel es el disco original, por fin en formato de bluray audio. Algo que no traen las otras presentaciones y mucho menos la edición en vinyl. No se trata de una nueva edición simplemente, tiene joyas inéditas, como una versión de “Let It Be”, otra de “Junk” de MacCa y el germen de Abbey Road. El box set es una enorme caja con el número de serie en la portada del lado derecho inferior, el nombre de la banda y por primera vez la foto de los cuatro miembros en blanco y negro. Trae un libro, el equivalente al nuevo testamento. La nueva versión está mezclada íntegra por Giles Martin, el hijo de George Martin. Y déjenme decirles que ya escuché el disco íntegro bajo los efectos del LSD (a falta de meditación trascendental) y suena superior que la remasterización que había sufrido cuando cumplió los treinta años. El Álbum Blanco es un clásico, una obra maestra, casi cualquier definición puede apropiársela. Y todo esto se produjo porque un día decidieron adoptar la meditación como método compositivo.
50 AÑOS DEL ÁLBUM B L AN CO EL SINO DEL ESCORPIÓN
Fuente > cinemania.elmundo.es
EL PASADO 22 DE NOVIEMBRE cumplió cinco décadas The White Album. Si Sgt Pepper’s Lonely Heart Club Band fue el disco en el que los Beatles domesticaron el LSD como parte de su proceso creativo, El Álbum Blanco es el resultado de la meditación trascendental. Quizá de ahí el concepto visual del disco (aunque con los Beatles nada es seguro, ni la muerte): la portada blanca con el nombre de la banda en el mismo color. Mayor maniobra anticomercial no podía existir, sin embargo, lo que proponía el cuarteto no sólo era innovar publicitariamente, sino invitar al escucha a atisbar lo que ellos descubrieron tras la iluminación (musical, claro está). Y lo que se esconde tras ese estado es una eclosión sonora antes insospechada. Si bien es cierto que desde Rubber Soul (en particular los cuatro temas que cierran el lado b) la experimentación cobraría una importancia preponderante en la música del cuarteto, los Beatles no predicen de manera puntual su siguiente paso. Ahora por la perspectiva histórica es sencillo diagnosticarlo, pero en el 66 nadie podía asegurar con certeza que la siguiente estación era El Sargento Pimienta. Los Beatles fueron construyéndose sobre la marcha, sólo que a la velocidad de la luz. Esa hambre los condujo al disco doble. El Álbum Blanco también hace referencia a un álbum de bodas, la paradoja es que con la eclosión vino la implosión. El escucha cree estar acudiendo a una ceremonia de enlazamiento, pero en realidad es una juerga de divorcio. Y qué ocurrió en este anuncio de desbandada, que cada uno de los miembros contó con la libertad para despedirse a su antojo (aunque se ayudaran uno a otros y la sombra de Yoko Ono planeara encima de sus cabezas). La diversidad de estilos y géneros, que van desde la canción de cuna, el blues, el western, el protoheavymetal, etcétera, convirtieron a los Beatles en una banda inclasificable. Ya no eran los rocanroleros de “Love Me Do”, ya no eran los psicodélicos. Los Beach Boys se encasillaron, los Stones también (pese a la respuesta que idearon contra el cuarteto de Liverpool con Their Satanic Majesties Request), los Beatles ya preparaban su siguiente vuelta de tuerca con Abbey Road. El Álbum Blanco contiene la mejor canción escrita por Paul McCartney: “Rocky Raccoon”. Un burlesque que narra la historia entre dos pistoleros. Despojándose de las modas impuestas en esos tiempos por el rock, MacCa cuenta una historia vaquera anclada en un pasado que no le tocó presenciar, pero que convoca con habilidad de médium psíquico. “Yer Blues”, “Dear Prudence”, “Glass Onion”, “While My Guitar Gently Weeps”, “Hapiness Is A Warm Gun”, “I’m
Fuente > thebeatles.com
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Por
ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza EL ESCORPIÓN REITERA LA OPACIDAD EN EL MANEJO DE RECURSOS PÚBLICOS DE ESTA ÉLITE INTELECTUAL Y CUESTIONA: ¿QUIÉN MANEJA EL COLEGIO NACIONAL?
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una carta donde felicita a Cuarón por sus logros y le reitera la invitación a formar parte del colegiado, pero además informa de una carta de agosto de 2018 (dirigida al entonces presidente en turno, Juan Villoro), en la cual Cuarón declinaba la invitación por “las responsabilidades familiares y laborales que lo mantienen en el extranjero, impidiéndole cumplir a cabalidad con las funciones del Colegio”. El escorpión reitera la opacidad en el manejo de recursos públicos de esta élite intelectual y cuestiona: ¿Quién maneja El Colegio Nacional? ¿Sus miembros en sesión plenaria? ¿El presidente en turno? ¿Algún comité? ¿Quién propone y aprueba a sus integrantes? En su sitio de internet la institución habla de su historia, sus miembros y sus muchas actividades, pero no tiene portal de transparencia sobre su presupuesto y los ingresos vitalicios de sus miembros, hasta hoy calculados en alrededor de ciento sesenta mil pesos mensuales.
ALFONSO CUARÓN YEL COLEGIO NACIONAL
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ESGRIMA Por
ALICIA QUIÑONES
ALLAN V I L L AV I CE N CI O L A N U E VA PINTURA MEXICANA
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orma parte de la nueva generación de artistas visuales que están destacando en la escena mexicana. Allan Villavicencio nació en Querétaro, en 1987. Su propuesta pictórica, que se inserta en lo contemporáneo y experimental, plantea diversos cuestionamientos, los cuales analizan desde las imágenes mediatizadas hasta el concepto de otredad. Su trabajo ha sido expuesto en diversos países, entre ellos México, Colombia, Perú, España y Francia, en más de una treintena de exposiciones. Además de ser cofundador del proyecto Fuego, un sitio para la creación y promoción de la pintura contemporánea en la Ciudad de México, Villavicencio participará con su obra en la Material Art Fair. Se trata de la principal feria de arte independiente en América Latina, que se llevará a cabo del 7 al 10 de febrero en la Ciudad de México. Además, prepara una exposición individual para la Maëlle Gallery en París, bajo la curaduría de Anaïs Lepage. Villavicencio habla en esta entrevista sobre las nuevas tendencias en el arte y los caminos para los jóvenes creadores que se dan a conocer en nuestro país. ¿Cómo decidiste tomar esta línea creativa que llamas arte inacabado y fragmentado? Ha sido un proceso de constante autoconocimiento para descubrir cuáles son las obsesiones y las maneras de entender, principalmente, mi visión sobre la pintura. Algo que marcó mi experiencia visual y mi vínculo personal con el arte fue el aspecto ruinoso que tenía la casa donde crecí. Las calles de la colonia San Felipe me mostraron un poco sobre la dinámica y la relación de las personas con la necesidad de generar una expresión a través del grafiti. La escuela donde estudié, por ejemplo, estaba tapizada con pintas de aerosol, todas creadas con bastante habilidad. Además, era interesante ser testigo del pleito entre las autoridades escolares, que por la mañana pintaban las paredes de color gris, y los grafiteros, que por las noches encontraban un muro listo para expresarse. Me llamaba la atención el ruido visual y la manera en la que se marcaba un territorio, evidenciando fragmentos y colores de distintas capas de pintura. Al paso de algunos años pude reflexionar sobre el significado que tenían este tipo de gestos e incorporarlos a mi caja de herramientas de trabajo. Por otra parte, algunas veces me he referido a lo inacabado y lo fragmentado como elementos de construcción formal en mis pinturas. En ellas también me refiero simbólicamente a la posibilidad de pensar caminos para construir un espacio a partir de la reflexión sobre las imágenes digitales.
“HA “ SIDO UN PROCESO DE CONSTANTE AUTOCONOCIMIENTO PARA DESCUBRIR CUÁLES SON LAS OBSESIONES Y LAS MANERAS DE ENTENDER MI VISIÓN SOBRE LA PINTURA”.
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¿Cómo te consolidaste en este lenguaje? ¿Por qué te parece relevante en el mundo del arte? Lo considero un punto de vista y una manera de ver el mundo. Para mí la pintura se relaciona con que a través de la materialidad de la imagen se pueden crear otras posibilidades para generar un espacio/tiempo paralelo a la realidad. Además, tú como artista puedes tener algunas herramientas para lograrlo. Por varios años he pensado que el arte es una necesidad de autoconocimiento. ¿Cuál es tu apuesta? Siempre me ha interesado generar una reflexión personal y un cuestionamiento hacia la manera en la que veo, en cómo circulan las imágenes.
Foto > Héctor Madera
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¿Es el arte un medio de vida en nuestro país? Para mí lo ha sido. Y no sólo como un medio, sino como un fin de vida. Considero que el quehacer artístico se ejerce desde diferentes y divergentes posturas, lo cual es muy sano para la construcción del ecosistema artístico. ¿Cuál es el reto que enfrentan los artistas jóvenes, como tú, en el mercado actual? ¿Hay un verdadero mercado para el arte? El gran reto siempre ha sido plantearme nuevos desafíos y nuevas preguntas en mi trabajo, sin que el mercado influya. Considero que es importante que mi obra no sólo tenga visibilidad en ese tipo de circuitos. Me interesa también generar diálogo con otras instituciones y proponer proyectos a otras escalas. Estoy pensando cuáles son las posibilidades en que estos pueden convivir. Es muy complejo, porque pienso que no hay solamente un mercado para el arte, sino que existen diferentes circuitos de compra-venta y cada uno tiene sus propias inercias y gravedades. No implica los mismos riesgos comprar una pieza artística que generar una colección o una fundación. Por ejemplo, al inicio de mi colaboración con galerías, lo que sucedía en el arte mexicano era totalmente distinto al contexto actual. Ese es otro factor a considerar. Creo que sí hay un verdadero mercado del arte, un mercado elitista, en donde coleccionistas y fundaciones están interesados en comprar y mostrar, sobre todo, para generar un tipo de lectura más enfocada en intereses colectivos o personales. ¿En qué consiste el proyecto Fuego? Fuego CDMX es un taller que nació de la necesidad de tener un espacio de trabajo y de exhibición donde se pensara, reflexionara y difundiera el trabajo de artistas interesados en la pintura. Lo cofundé con Andrew Birk y Matías Solar. Se pensó desde un principio como un lugar para producir pocas exhibiciones, tres o cuatro por año, para tener una dinámica más íntima con la/el artista invitado y entonces generar distintos formatos en cada proyecto. Por ejemplo, la muestra de la joven artista plástica Ana Segovia terminó con una charla en la que participaron los también jóvenes críticos de arte Sandra Sánchez y Eric Valencia. Fueron ejercicios que activaron las exposiciones en diversas ocasiones. ¿Qué artistas marcan la diferencia en Fuego CDMX? Hemos tenido colaboraciones con artistas nacionales e internacionales como Ana Segovia, Korakrit Arunanondchai, Sol Calero y Dafna Maimon, y en los siguientes meses presentaremos obra de Israel Urmeer. Actualmente comparto con Jerónimo Ruëdi el taller y la organización de las exposiciones.
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