miradas cercanas la semana santa segĂşn Saura Mira
III Congreso Internacional de CofradĂas y Hermandades
O R G A N I Z A Y E D I TA
Universidad Católica San Antonio De Murcia. UCAM Cabildo Superior de Cofradías Murcia Ayuntamiento de Murcia Comisariado Elisa Franco Céspedes Coordinación Andres Marin García Textos José Manuel Lorca Planes José Luis Mendoza Pérez Ramón Sánchez Parra Servet Fulgencio Saura Mira Elisa Franco Céspedes Diseño José luis Montero Fotógrafía Jacinto Ayuso Medina Montaje y transporte Pepe Gomez Enmarcación Pedro Carceles Imprime Granate/ Objetivo gráfico ISBN 978-84-16045-74-7 D. L. MU 1249-2017
2
miradas cercanas la
semana santa segĂşn Saura Mira
III Congreso Internacional de CofradĂas y Hermandades
Palacio Episcopal de Murcia Del 2 al 12 de noviembre de 2017
El Señor fue un apoyo para mí Acaba de abrir un libro que está pensado con el corazón. En cada página encontrará las muchas razones que explican los sentimientos y las alegrías de miles y miles de “nazarenos”, que tienen la tarea de representar en las calles y pueblos de nuestra Región el Misterio de la fe, la Muerte y Resurrección de Cristo en su Pasión, a través de un espectáculo de luz y color. Hoy, alejados del tiempo de la Cuaresma, les puedo pedir que hagan el pequeño ejercicio de meterse en los días de Semana Santa para disfrutar respirando el aire que nos brinda la primavera, cargado de los aromas de las tempranas rosas y claveles, de los alhelíes y del perfume de las flores de azahar, promesas de naranjas y limones. Querido lector, usted ya conocerá que detrás de cada imagen que procesiona por las coloridas calles de las ciudades y pueblos de esta Diócesis de Cartagena participan numerosos cofrades, que enamorados de la belleza de la fe se desviven en múltiples trabajos para ir creciendo en el respeto y veneración a las sagradas imágenes, buscan perfeccionar la beldad de la estética y, sobre todo, en la seria responsabilidad de formación en los aspectos teológicos, buscando la fidelidad a los datos históricos y para vivir con generosidad la fe. Hermandad o Cofradía no significa otra cosa que comunión viva entre hermanos, que crecen en la unidad de la comunidad eclesial cuyo fundamento es Jesucristo. Los lazos invisibles que unen y acercan a todos los cofrades entre sí y a la Iglesia proceden del amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado en el Bautismo y que al configurarnos con Jesucristo nos ha hecho hijos del Padre, convirtiéndonos a la vez en hermanos. La característica que más os define es la fraternidad, precisamente por esta razón la Iglesia os invita a dar preferencia a la causa del hombre y a que defendáis siempre al Cristo que sufre y muere en nuestro mundo, víctima de las violencias, de los egoísmos y pecados del mundo, especialmente cuando las víctimas son los débiles, los pobres, marginados o los niños y ancianos sometidos a la indiferencia de la sociedad. Es lógico que la Hermandad o Cofradía tenga en el horizonte de su ser la virtud de la caridad, como estilo propio, tal como lo aprendemos del Maestro. La unión con Jesucristo crea un alma grande, capaz de fomentar la unión con todos aquellos que vamos encontrando en el camino de la vida y, de modo particular, con quienes estamos ligados por los vínculos de la gran familia cofrade. Son las páginas de la Sagrada Escritura las que nos van interpelando cada día, es el Evangelio el que nos abre un enorme horizonte para el servicio a los demás y esta aventura no es para solitarios, sino para cristianos y que
4
estén unidos, pues el Señor nos dejó un distintivo por el que el mundo había de reconocer a sus seguidores: si os tenéis amor unos a los otros (Juan 13, 35). La unidad externa y el color de vuestra túnica, que caracteriza vuestras procesiones, han de ser imagen de vuestro armónico orden interior: orden de orientaciones de vida, de compromiso moral y religioso, que exige una intensa preparación espiritual (Juan Pablo II). Es aconsejable no tener prisa al pasar las páginas de este libro, porque los textos y las imágenes os hablaran en lo más hondo del corazón, porque oiréis con los oídos del alma el Kerygma, las palabras adecuadas para sentiros muy cerca de Cristo, y éste crucificado. La Cruz es el signo más grande y elocuente del amor misericordioso de Dios, el único signo de salvación para toda generación y para la humanidad entera; la Cruz de Cristo nos asegura que no nos ha abandonado nunca, ni nos abandonará, porque Nuestro Señor ha dado la vida por nosotros y, si Cristo está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?, nos decía San Pablo. Entendemos que la cruz es el signo luminoso de la confianza, por eso, el Papa Juan Pablo II animaba a los jóvenes en los preparativos para un Encuentro Mundial de la Juventud con estas palabras: ¡Os confío la Cruz de Cristo! Llevadla al mundo como signo del amor del Señor Jesús por la humanidad, y anunciad a todos que sólo en Cristo, muerto y resucitado, hay salvación y redención. Querido lector, permíteme que te incluya en mi oración al Señor para pedirle que nunca te apartes del signo de la Cruz, que es el signo del amor de Dios para todos, y que sepas mirarlo con ojos sencillos y humildes para crecer en la confianza. No os conforméis en hacer brillar sólo las imágenes, las flores y las candelas en la procesión, sino haced brillar vuestras almas grandes, sed testigos de esperanza y de la alegría de un encuentro con Cristo. Sabéis que la vida del hombre está rodeada de emboscadas y sufrimientos, pero confiad en Cristo, que en medio de la tormenta en el mar de Galilea, reflotó la seguridad de sus discípulos. Nunca perdamos la calma, confiemos, que el Señor interviene en ayuda del justo y le salva, como canta el Salmo 17,17-20: Él extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas; me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes que yo. El Señor fue un apoyo para mí; me sacó a espacio abierto, me salvó porque me amaba. Le deseo que disfrute con este momento y que tenga la sabiduría de grabar en su corazón la imagen de Nuestro Señor, clavado en la Cruz, por amor a toda la humanidad, para que le sirva de pauta en su vida. Le encomiendo a la Santísima Virgen, Nuestra Madre del cielo. + José Manuel Lorca Planes Obispo de Cartagena 5
6
Salvados por la Cruz de Cristo. Este es el título del III Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías, organizado por el Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia y la Universidad Católica de Murcia, que contará con un importante contenido académico, pero que contempla cómo no, espacios para la celebración de la fe (Eucaristía, Vía crucis, Magna Procesión representativa de la Semana Santa de Murcia y de otras localidades de nuestra Comunidad Autónoma). Se completa este programa de actividades con cuatro grandes exposiciones artísticas que manifiestan el valor cultural de la expresión de la piedad popular en nuestra Región de Murcia. La Santa Sede designó a nuestra Universidad como sede permanente de los Congresos Internacionales de Hermandades y Cofradías. Al vincular estas realidades al ámbito de esta Universidad Católica quiso poner de relieve la importancia que para la Iglesia tienen estas asociaciones de fieles y sus modos expresivos de la fe compartida. Su legado espiritual pasa de unas generaciones a otras, al mismo tiempo que se acrecen sus patrimonios cultural y artístico, dejando por ello una huella firme en el carácter de los pueblos y ciudades en los que se implantaron. Por ello son vehículos apropiados para la evangelización. De hecho, la mayoría de estas confraternidades surgen para vivir más intensamente el Misterio Pascual de Cristo, que es el verdadero núcleo del mensaje cristiano: su muerte y resurrección son la vida y la esperanza única del hombre y en ellas se nos abren las puertas de la vida eterna, al tiempo que, transformados en Él, nos convertimos en sembradores de paz y esperanza para el mundo, continuando así la obra de Jesús. Al desarrollarse este Congreso en el ámbito universitario, no solo no se anula esta perspectiva nuclear de la fe y la evangelización, propias del carácter católico de estas asociaciones, sino que al ritmo de las conferencias, comunicaciones y mesas redondas se profundiza necesariamente en las dimensiones teológicas, culturales, antropológicas, y socio-caritativas de este fenómeno eclesial que alcanza a todas los países, pueblos y razas, manifestando así la universalidad de la Iglesia. Espero que este gran Congreso, que llegará a miles de personas de todo el mundo, ayude a todos en una mayor vivencia de la fe, al tiempo que impulse la misión evangelizadora de la Iglesia. D. José Luis Mendoza Pérez Presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM)
Composición colorá Óleo/lienzo 2017
7
8
Bajo el lema de Salvados por la Cruz de Cristo, diez años después de haber vivido aquellas impresionantes fechas cofrades de noviembre de 2007, Murcia vuelve a ser la sede del Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades en su tercera edición. Murcia, ciudad con orígenes nazarenos en las predicaciones de San Vicente Ferrer, siglo XV, constituye una Semana Santa llena de años, más de seiscientos, llena de tradición, llena de costumbres, llena de fe, de espiritualidad, de sentimiento y sin duda, llena de arte, y que cada año se enseñorea con la esencia y la raíz más profunda del murciano, cargados nuestros desfiles de elementos tenues, suaves, discretos pero muy efectivos para llenar y colmar nuestros sentidos, del gozo de sabernos nazarenos de Murcia. En Murcia entre los días 8 y 12 de noviembre viviremos ponencias, presentaciones, comunicaciones, mesas redondas todas ellas en el ámbito universitario, conferencias en las sedes canónicas de las cofradías, conciertos de música variados, feria cofrade, visitas a los museos de la ciudad, jubileo con motivo del Año Santo de la Cruz de Caravaca, representación de Jesús de Nazaret, exposiciones de crucificados, pintura, fotografía, magnos vía crucis, rosarios y no olvidar el colofón con la magnífica procesión que deseamos mostrar el mejor arte imaginero de la Región de Murcia, pues de toda la Comunidad Autónoma participarán en la misma. Será la procesión más impresionante que se recuerde, y que reúna a escultores de todos los tiempos, localidades cofrades de todos los puntos de nuestra geografía murciana y el saber hacer del nazareno murciano con la música más genuina y de raíz y también con la más tradicional, así como las diferentes formas de desfilar, entender y vivir nuestra Semana Santa. Agradecer públicamente a la organización de la UCAM por creer en la Semana Santa de Murcia y la enorme dimensión que posee a todos los niveles, a nuestro Gobierno regional de la CARM y sin duda a nuestro Ayuntamiento por su apoyo directo en este congreso de dimensión internacional. Desde esta Tribuna privilegiada, espero y deseo que este Congreso sea de tu interés y desde la propia ciudad de Murcia, hasta cualquier confín del mundo nazareno sepamos convocar a todas las voluntades e inquietudes cofrades para el mayor éxito, disfrute de nuestra esencia y seguiremos trabajando con igual firmeza para alcanzar los objetivos de mostrar que los cofrades somos cristianos comprometidos con nuestra fe, con nuestra tierra y con nuestra sociedad de hoy, y no olvidemos que Murcia como reza su Marca Turística, siempre ha sido: Una ciudad con Ángel. Ramón Sánchez-Parra Servet Presidente del Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia
Cartel de la Semana Santa Murcia 2017 Óleo/lienzo 2017
9
La Semana Santa en cualquier rincón de nuestra Murcia, es expresión escénica de la fe de un pueblo y contiene la fantástica esencia de nuestra singular manera de ser. Por ello, como sucede con los murcianos, la Semana Santa en Murcia resulta imposible de definir. Es el contraste permanente. El recogimiento ruidoso, la aristocracia huertana, la piedad agnóstica y mística, el dolor y el gozo. En Murcia, sobresale de manera notable su sereno equilibrio que frena ímpetus pese a tenerlo, exterioriza suavemente su fervor mostrando con la mayor naturalidad del mundo su manera de ser abierta y alegre, haciendo lo sobrehumano, natural; lo difícil, sencillo; lo sublime, normal; lo extraordinario, cotidiano. Y es que Murcia –que es pasión- no vive apasionada. Por este motivo solo podemos entender a través de la obra de un pintor murciano los colores de nuestra Semana Santa, sentir sus sabores, olores y sonidos. Pintores de escuela murciana como Saura Mira, que a través de pinceladas de óleo o acuarela representan lo que aman porque aman lo que conocen. A través de la obra de Saura Mira, podemos sentir nuestra Semana Santa. La celebración de este III Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades es una gran oportunidad para mostrar al resto del mundo a través de nuestro patrimonio cómo vive un murciano esta tradición que suma por cientos los años. Saura Mira autodidacta, creativo, representante de esa escuela murciana de pintura, siente y vive aquellos aspectos peculiares de esta tierra que en forma de nazarenos, pasos y toques de burla nos muestra en la exposición ‘Miradas Cercanas’. El pintor nos enseña su visión de la Semana Santa murciana con la necesidad que le es propia por transmitir su amor a la ciudad que le ha visto nacer, su historia, sus tradiciones y por desarrollar un auténtico y personal lenguaje que le identifique por aquello que ama. José Ballesta Germán Alcalde de Murcia
El Cristo de la Salud Acuarela 2017
MIR ADAS CERC ANAS: L A SEMANA SANTA SEGÚN SAUR A MIR A Elisa Franco Céspedes Comisaria de la exposición
12
El Palacio Episcopal de Murcia acoge, en el marco de las actividades del III Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades organizado por la Universidad Católica San Antonio (UCAM) y el Real y Muy Ilustre Cabido Superior de Cofradías de Murcia, bajo el título ‘Salvados por la Cruz de Cristo’, una exposición en la que podemos descubrir la Semana Santa de Murcia a través de la mirada del pintor Fulgencio Saura Mira. Se trata del mismo artista que este año 2017 obtuvo el encargo de realizar el cartel anunciador de la Semana Santa murciana, y también el responsable de ilustrar cada una de las páginas del Libro de Firmas que el Cabildo presenta a las distintas cofradías, en los momentos de la entrada y salida del cortejo por la Plaza de Belluga. Esta exposición es, sin duda alguna el broche de oro a un fecundo año de colaboración entre el artista y el Cabildo Superior de Cofradías. Asimismo, esperamos que esta fructífera relación continúe con otros artistas, para bien de nuestro patrimonio cofrade. Poder realizar una exhibición de las obras de Saura Mira en el privilegiado espacio arquitectónico del Palacio de los Obispos de la Diócesis de Cartagena es un enorme lujo, tanto por la belleza de la arquitectura que la enmarca, como por el poso de tradición e historia que atesora este edificio. La construcción del mismo se inició en 1748 por iniciativa del obispo Don Juan Mateo, contando para ello con los maestros de obras locales. En 1757 el Cabildo Catedralicio encargó la continuación de las obras al arquitecto José López, discípulo de Jaime Bort, quien fue contratado en la corte por el obispo Don Diego de Rojas y Contreras. Sin embargo, en el año 1761 hubo un nuevo parón en la obra, retomándose en 1765 por el arquitecto de origen italiano Baltasar Canestro, hasta concluir la obra en 1768. El Palacio Episcopal es un bello ejemplo de edificio rococó de planta cuadrada con influencias francesas e italianas. Y en este espacio singular es en donde se van a mostrar a murcianos, congresistas y visitantes las Miradas Cercanas que Saura Mira ha plasmado sobre los desfiles pasionales murcianos. La exposición se articula en varios apartados: a manera de gran panel frontal encontramos dos óleos sobre lienzo de gran formato La Loa a la Dolorosa de Jesús y la Loa al Cristo de la Sangre. Se trata de las obras más antiguas que contemplamos en la muestra, y en medio de ambas La procesión del Cristo de la Esperanza. Son estos dos lienzos composiciones anteriores a la muestra exhibida, y nos ofrecen una visión en tres planos que no volverá a aparecer en el resto de la exposición. Mientras en la Loa a la Dolorosa el cielo se abre, arrojando rosas a la Santísima Virgen, y al fondo el imafronte de la catedral contempla el 13
milagro, en la Loa al Cristo de la Sangre son los coros angélicos los que anuncian la salida del Señor del Carmen a las calles murcianas. En ambas representaciones, (y en la escena del Cristo de la Esperanza) los nazarenos morados, verdes y coloraos, sin rostro personal porque representan a toda la humanidad, a toda la ciudad, a toda la cofradía, portan, acompañan y sostienen a Cristo y a su Madre. Y abajo, al pie de la obra, encontramos dos libros que son dos homenajes, a la figura de los artistas. A ambos lados de ese panel central podremos descubrir algunas escenas de otras cofradías, realizadas en menor formato: Procesión del Silencio, Composición colorá, La Virgen de la Soledad, Los azotes, la Dolorosa, y Salida de Nuestro Padre Jesús. Nos muestra Fulgencio Saura Mira con estas pinturas, una ejecución casi impresionista, de luz cambiante, de pocos detalles, porque lo que importa es levantar acta (a modo de notario) de lo que esta sucediendo en la calle, en el desfile, en ese cortejo sacro: El dolor de la Madre Dolorosa que alza los brazos abiertos; la expectación ante la salida de Nuestro Padre Jesús, el Nazareno de Nazarenos; el bullicio silencioso al Paso del Cristo del Refugio en la Plaza de Belluga (o en cualquier otra plaza o calle, pues Murcia acompaña de forma multitudinaria al Señor de S. Lorenzo la noche del Jueves Santo); el encuentro del Barrio de San Antolín con su querida Virgen de la Soledad; o el sufrir de Jesús en Los azotes, que aquí, en Murcia nunca es Flagelación. O esa marea colorá, que desfila, Puente Viejo abajo, con las imágenes que salen de la Parroquia del Carmen, y que cumplen la ilusión de miles de murcianos que las esperan con anhelo. Y en todas sus obras, siempre presente la figura de hombres y mujeres: los nazarenos y los que esperan, los que contemplan la procesión, y aquellos que recargan los senos del estante, los que cargan el peso del trono, y el que lleva la cruz a cuestas. Por que para Saura Mira no hay procesión sin actores que la interpreten y den vida. Junto a los Apóstoles, las Mujeres de Jerusalén, los Berrugos y soldados, la Magdalena y las Santas Mujeres, junto a nuestros muy queridos Titulares, y a su Madre Santísima, está el murciano que los sigue, que no los deja solos, y que siente la Pasión y llora su dolor. Murcia en la calle, junto a Dios y su Madre. Y también jóvenes monaguillos, muchachos haciendo sonar los carros bocina, tambores, portando ciriales y estandartes…los elementos del cortejo también están presentes en las obras expuestas. 14
Finalmente, y con la fluidez de la acuarela, un recorrido por todos y cada uno de los cortejos que conforman los días de la Pasión en Murcia: del azul del Viernes de Dolores, con la Cofradía del Cristo del Amparo, al cierre en color blanco del Cristo Resucitado. Para terminar, y de manera destacada el cuadro Homenaje a Salzillo que Saura Mira ha obsequiado al Cabildo para que forme parte del legado artístico que este atesora, y que convivirá, ya para siempre, con el cartel del año 2017, dedicado a la Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate, y con el resto de carteles de nuestra Semana Santa. Junto a ellos el bellísimo Libro de Pasos, que también ha ilustrado este año 2017. Son muy grandes el cariño y la ilusión depositados en esta exposición. Esperamos que sea de su agrado
15
16
Loa a la Dolorosa Ă“leo/lienzo 2017
Loa al Cristo de la Sangre Ă“leo/lienzo 1990
17
18
Procesiรณn del Cristo de la Esperanza ร leo/lienzo 2017
19
La Virgen de la Soledad Ă“leo/lienzo 2017
20
21
PINTAR L A SEMANA SANTA MURCIANA Fulgencio Saura Mira Pintor y escritor
22
Bueno es hablar de aquello que se siente y ama, de lo que forma parte de nosotros, lo hemos degustado y se afinca en lo más profundo de nuestro ser. Nos referimos en este caso al tiempo de Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que la ciudad vive cada año cuando se asoman por el horizonte las flores de la primavera y el corazón se apresta a recibir el misterio de la Redención. Se abre en este espacio de tiempo un acopio de sensaciones, vivencias y reclamos de trascendencia, que nos envuelve entre arpegios y sonidos, entre silencios y toda una liturgia que hace que la Semana de Pasión sea profunda y singular. La Murcia barroca se impregna en este momento de un color y sabor muy característico, como si todo se transformara en fe y arte, como si la ciudad se vistiera de penitente con su empaque de nazarena. Alguien como Raimundo de los Reyes, amante de nuestra tierra, nos hablaba de ese encanto de la Semana Santa murciana, y lo es desde cualquier ángulo que se otee, porque nos insufla de su contenido, de su mensaje que se plasma en la voz recogida, en la admiración del alma y en el gracejo de esos gestos y detalles que se advierte en el formato de los nazarenos ataviados con sus típicas vestimentas que huelen a tierra huertana, a luz mediterránea, a costumbres identificadoras. Lo que se integra en ese espíritu que anida, se inyecta en esta semana de fe y plasticidad. Por esto mismo escribir o pintar sobre este tiempo de meditación y austeridad es deletrear los segmentos que el artista deja traslucir como estados de ánimo, aturdimientos del alma ante lo contemplado, elevación de sí mismo, recreación de lo vivido desde la hondura del momento pasionario. Pintar la Semana Santa murciana es siempre un contacto con esta tierra sacrosanta, un compromiso que se revela desde la sustancia de lo vivido y admirado. Cuando se mira desde cualquier ángulo el pasar de las procesiones, la luz que se imprime en ellas, se comienza a revivir las viejas sensaciones de un pasado que retorna con una potencia sublime, y entonces uno se da cuenta que existen los rostros, las querencias de nuestra niñez que de nuevo flotan en el ambiente urbano. Nos damos cuenta que el hecho religioso, que se hace plástica somática, presencia de Dios convertido en hombre para redimirnos; entra en la esencia de lo que somos y hemos gozado, experimentado en cada momento de la vida. La pintura es un sentimiento cualificado, un rasgo hecho alma pura cuando sale del corazón. Se hace entonces referencia de lo que se plasma en el lienzo, documento inédito que lanza un mensaje, un signo. El pintor como el escritor se expone a sí mismo siempre que escribe o pinta, pues si no fuera por el público, caso al que se refiere Dostoyevski, bastaría con retener esa vivencia sin necesidad de trasladarla al papel o al lienzo. Algo irrefrenable hace que eso tan personal e inédito que concibe el artista se edite, salga al exterior para el entusiasmo o la decepción, tal es su destino, pues el sentimiento religioso camina por otras secuencias. 23
No se trata pues de un mero acomodamiento mostrar estos lienzos, grandes y menudos que se presentan en el claustro del tan noble Palacio Episcopal, arquitectura soberbia imbuida de ese “ rococó italiano, gracioso y amable” como se ha dicho, obra de Baltasar Canestro, cuya primera piedra se pone en 1748, terminado en tiempos de don Diego de Rojas y Contreras; que ya ello es suficiente para colmar las aspiraciones de cualquier pintor; sino que esta obra que se expone da respuesta a un lenguaje, una forma de aportar una efusión de encuentro con el espíritu religioso que se hace escultura, requiebro apolíneo en nuestro Salzillo, revelador del éxtasis de sus imágenes. Para un pintor y mejor si se es de esta ciudad de formas que se extorsionan, es una gracia dejarse llevar por el emocionante misterio de la Semana Santa, fundirse en el mar de gestos, color, barroquismo, perfiles de los nazarenos que se ahorman en sus cofradías y hermandades. Acaso es lo empático que se afirma en una entrega completa ante el fenómeno estético religioso. Creo que no se ha acabado de delinear en su epicentro este contagio que se hace vértigo en la mirada del pintor. Puede ser un entusiasmo, en mi caso, que renueva el alma y se doblega en una pasión por reafirmar ese encuentro y comunicarlo a su vez. Nada me impide, porque es de tal manera, que La Semana Santa murciana me proponga en cada momento un material suficiente, deseado, para dar expresión a una manera de ser y mirar. Es en todo caso un encuentro conmigo mismo, un recibir sensaciones y expresarlas con la pasión de un pintor que busca nutrirse de ese clamor de nuestra Semana Santa, ese acopio de luz y fervor en un intento de asirlo desde la mirada. Se puede decir que este tiempo pesa en mí, me atrae ya desde una infancia plena de estos sonidos y vocabulario pasionario que se ha incrementado con el paso del tiempo. Y es en ese contagio espiritual con el color y la presencia de los rostros de los nazarenos, el contacto sensual con las tallas de los pasos, el fluir en la calle de la gente que contempla a su Cristo, a su Virgen amada; donde asumo la profundidad y misterio de lo que se va revelando, atrae, queda latente como cita para la creación. Por mucho que se escriba o pregone este sentido estético religioso de los desfiles pasionales, el estigma, la potencia de su pintoresquismo, quedará sustraído a una corta reflexión mediatizada por lo inoperante. Hay más de lo que se ve, el color de la pasión redentora se coteja con el dolor y el misterio que en si encierra para el cristiano, aunque puede ser un medio para la transfiguración. Que la Semana Santa murciana, entre otras cosas es un color, ya forma parte de su mitología y no puede ser de otra manera. Color vertido desde el relato mismo de lo que se derrama, insinúa en las formas. El color como símbolo, hecho, forma que Cassirer identifica con lo corpóreo; se eleva en pulcra evasión anímica en el segmento amoratado de la auténtica pasión de Cristo desde su lenguaje espiritual y en el significado de Spengler. Cabe lo alegórico 24
en el muestrario de las cofradías que, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de
Resurrección imprimen en sus hábitos que sustentan las tonalidades que marcan su identidad. La paleta del pintor no puede ser más amplia para visualizar el valor teológico de la esperanza, caridad, misericordia, fe, sangre reveladora de la redención como fuente de amor inacabable, muerte y resurrección. Azules y verdes, marrones y magentas, rojos y amoratados, negros y blancos enmarca todo el color de nuestra Semana Santa gozada en sí misma en un ambiente de luz mediterránea. Es el encanto que aporta ese clamoroso enfoque de luz que trepida por los capuchones de los nazarenos, se agita en la flora de los tronos, hurga en las esculturas de los pasos y se desliza por el reventón caminar de las calles. Caben los colores tenebrosos de los desfiles de la noche, que ensalzan el tono serio de sus penitentes fustigados por el cilicio de sus meditaciones. Es otra mirada que responde a la fragmentación de gamas en una mezcla de negros y reflejos azules que anidan en el gran desfile del Silencio, arpegio final de una oración sin límite. En Murcia caben los dos lenguajes, el de la vibrante ocupación del color y el desagarro de tinieblas que incide en los desfiles de la noche que requieren la iluminación de los cirios, tulipas y farolas. Dos ritmos que se consuman en el de los Coloraos y del Viernes Santo mañanero, de un lado, y los que desde el martes santo y otros, acoplan sus adagios para conmover al ser humano al mirar de frente la muerte de Cristo, en una esperanza de resurrección. Colores que impregnan estos lienzos desde una visión personal, si cabe expresionista, en su verborrea de pinceladas esbozadas como saetas impuestas desde la soledad. Hay homenajes desde una composición, si se quiere barroca, con un fondo nutrido por la portada catedralicia y las poses soberbias de Salzillo, los rostros de nazarenos vestidos de rojo con sus capuchas y el vientre abultado de su generosidad, medias de repizco y alpargatas. Me admiran sus ropajes salidos de la misma huerta junto al sonar de sus timbales y burlas, botargas de penitencia que se llenan de un mar de encarnado. Me fascinan como cargan sobre sus hombros el paso y se mezclan con su dolor. El nazareno morado despliega su caminar en un flujo de espíritu que trasciende, revienta en la mañana de la luz sagrada. Viernes Santo aturdido por la magia de la belleza que se eleva hacia el cielo. Siento su enigma y latido sensual en el itinerario procesional, desgarro de contrastes muy solanescos como síntesis de apuntes coloristas, desde un claroscuro, a veces irritante pero necesario. No concibo un lienzo de este carácter sin ese fragor de pinceladas robustecidas por la rabiosa contracción de pigmentaciones. A veces un rostro es suficiente, como una pincelada concatenada en otras fluencias sugerentes. Pintar la Semana Santa en Murcia es vivir viejas emociones, dar de frente con la belleza plena de color y de misterio. Esta obra que presento en esta sala es una mirada desde la hondura del alma, un esbozo si se quiere, como un intento de plasmar algo revelador. Puede ser la transformación de una emoción, aunque doy fe de estos sentimientos documentados, como mi agradecimiento al Cabildo de Cofradías por prestarme esta oportunidad.
25
Procesiรณn del Silencio ร leo/lienzo 2017
26
27
Homenaje a Salzillo Ă“leo/lienzo 2016
28
El Santo Sepulcro Acuarela 2017
29
La Dolorosa de Jesús Óleo/lienzo 2017
30
Los azotes Óleo/lienzo 2017
Nuestro Padre Jesús Nazareno Óleo/lienzo 2017
El Cristo del Gran Poder Acuarela 2017
31
32
33
Cofradía de la Fé Acuarela 2017
34
Salida del Cristo de la Esperanza Acuarela 2017
35
36
El Cristo de la Misericordia Acuarela 2017
37
38
Salida de la MarĂa SantĂsima de los Dolores Acuarela 2017
39
La Virgen de la Esperanza Acuarela 2009
40
El Calvario del Perdรณn Acuarela 2010
41
La Virgen del Primer Dolor Acuarela 2017
42
El Cristo del Rescate Acuarela 2009
43
44
El Cristo de la Sangre Acuarela 2017
45
Salida de la Oraciรณn en el Huerto Acuarela 2017
46
El Cristo del Refugio Acuarela 2017
47
48
S. Pedro y Malco Acuarela 2017
49
Cristo Yacente Acuarela 2017
50
El Cristo de la Caridad Acuarela 2017
51
Virgen de la Luz Acuarela 2017
52
El Cristo Resucitado Acuarela 2017
El Descendimiento Acuarela 2015
Virgen de las Angustias Acuarela 2017
53
54
55
Cargando el paso Acuarela 2011
56
57
Dando caramelos Acuarela 2017
58
Nazarenos con carro bocina Acuarela 2011
59
Monaguillos del Silencio Acuarela 2017
60
Incensando Acuarela 2017
61
62
El peso de la cruz Acuarela 2017
63
64
Libro de firma Semana Santa de Murcia 2017
Organizan
colaboran