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El arreglo floral de un paso
from Revista "La Procesión nº 4" Semana Santa 2020
by Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia
Francisco Javier Nicolás Fructuoso
Pasión y sentimiento... así es como yo trabajo cuando revisto de flores un paso de Semana Santa, y en este caso la imagen que presidirá ese paso. Pasión por mi trabajo, pasión por lo bien hecho, pasión por nuestra querida tierra... sentimiento por la importancia del trabajo que estoy realizando y más si eres amante de la Semana Santa... Hay que poner el alma en un trabajo para que tenga alma. Es fácil de entender para quien sienta el arte, en todas sus facetas, como lo más sublime que nos ha regalado la naturaleza... Una imagen, bien sea de un Cristo o una Virgen no se puede revestir de flores igual que la de una imagen que sea de un santo o de personajes secundarios. Para una imagen de María los tonos suaves siempre irán bien, rosas y blancos, en cuanto a las imágenes de un Cristo o de un conjunto en el que sea la imagen principal, con tonos rojos y moraos irá perfectamente en armonía, tanto en la imagen como en el momento en que se desarrolla lo que se está representando... En mi caso, lo principal es que haya entendimiento, tener complicidad con la camarería de la imagen. Elegir las flores para cada imagen es fácil en nuestra querida tierra, sabiendo que Murcia es la tierra de las flores. A mi particularmente, me gusta que una imagen señera de nuestra Semana Santa luzca a sus pies flores de temporada y flores autóctonas, como decía, de nuestra tierra... Unos alarises, (alhelí), espuelas, claveles, gladiolos, rosas o lirios en todas sus variedades serán suficientes para que el paso y la imagen luzcan perfectas sin que estas flores se “coman” ni al trono ni a la imagen... Pienso que hemos abandonado de más estas flores, sobre todo los claveles y los gladiolos, sustituyéndolos por otras más tropicales y más exóticas que no dicen nada a los pies de estas imágenes murcianas, aunque su vistosidad y su calidad sea indiscutible. Y como he tenido la suerte de que pongan en mis manos algunos de los pasos más señeros de nuestra Semana Santa, la Dolorosa de Jesús, el Cristo de la Caridad, el Cristo de la Salud, San Gabriel de los Servitas, la Virgen del Rosario en sus misterios Dolorosos, Virgen de Olvido, Cristo de las Lágrimas... Aunque reconozco que el momento sublime de mi trabajo en Semana Santa llegará al anochecer del Jueves Santo, el día del amor fraterno, cuando al traspasar las puertas de la Iglesia de Jesús, me encuentro con Ella. Con la Dolorosa de
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Jesús, con la Dolorosa de las dolorosas... Ella y yo solos... si, a pesar del ajetreo de carpinteros, floristas, conservadores del museo, fotógrafos... Ella y yo solos... ¡¡tantas cosas que contarle un año más!! Tantas inquietudes e ilusiones en sus manos que casi no me da tiempo a unir fe y devoción con trabajo. Aunque en este caso el trabajo no es exactamente la definición más acertada... Es difícil de describir el reencuentro con una Madre... cuando a pesar de mirar al cielo compruebas que te está mirando a cada instante, compruebas que no existe más mundo que su mirada de Madre... Cuando hasta los ángeles paran de llorar para ver el abrazo espiritual que regala cada año... cuando hasta el Ángel le dice al Cristo del Huerto “mira, Ella a solas con quien tanto la ama”. porque es amor, porque fue el flechazo de mi vida, porque ponerme en sus manos es de las pocas cosas grandes que me ha regalo la vida... Ella y yo ¡¡solos!! Y es tan fácil revestir de flores el camino de la Dolorosa... tan fácil y tan dulce que, si solo existiera ese momento, daría por bien empleado mi paso por esta vida... y todo gracias a sus camareros. Gracias a su camarería que hace que cada día luzca más preciosa... y repitiendo la complicidad con sus respectivos camareros, el resultado siempre es satisfactorio para todas las partes... No se pueden revestir de flores unas imágenes que tienen vida propia, con “bosques” y variedades que rompan la armonía del conjunto. También tenemos que tener en cuenta, aparte de la variedad de flores a emplear, el colorido que mejor acompañará a la imagen sin “comérsela”, sin que le reste un ápice de protagonismo, al igual que procuraremos que no impida la visión del trono, y más teniendo en cuenta que en nuestra Murcia querida hay un nivel muy alto en cuanto a los tronos que pasean a nuestras imágenes... que no esconda el trono y que no supere los pies de la imagen creo que es la medida perfecta. Yo particularmente, cuando miro las flores que irán en cada paso, me entrevisto con el agricultor y le pido que mis flores me las deje abrir en la planta. Es decir, que no me las corte cerradas para que abran en cámaras frigoríficas. Así, con su apertura natural, y para asegurarnos que el resultado será el previsto, tendrán la duración perfecta una vez trabajadas, aunque la espuma que le pongamos, para salvar y cuidar la humedad en el trono, sea en seco, sin nada de agua.
Si a esto añadimos que yo siempre, y antes de empezar a trabajar, recubro el trono con una funda plástica, tendremos asegurado que la humedad no afectará ni a la madera ni al recubrimiento de oro de los tronos, como comentaba antes... Como detalle apuntaré que en los tronos que arreglo, desde mi Floristería Patiño, sigo una tradición que está muy viva en mi querido pueblo y que tradicionalmente se ha seguido en los altares efímeros (Corpus, fiestas patronales, Mayos...) entre los que se incluyen los tronos de Semana Santa. Es la de colocar entre el adorno floral “un, pero”. La explicación es bien sencilla... Teniendo en cuenta que en esta tierra somos muy de opinar, “el trono está muy bien, pero..”. “el altar está muy bien, pero...” pues a mis arreglos “los peros” se los pongo yo... Y un pero de los de verdad, de nuestra tierra, de los de Cehegín, de los que tengo un árbol en mi casa y del que guardamos los peros entre paja, en un arca, cuando están maduros para la Semana Santa... tradiciones bonicas de nuestra tierra... Y ya para terminar tan solo apuntar lo que añadí al principio. Que como en todas las facetas del arte, en el arreglo floral de un trono de Semana Santa hay que poner Pasión y sentimiento.