CATECISMO PARROQUIAL
NIÑOS COMUNIDADES RURALES Parroquia El Santo Cristo -Santos Lugares0
Diócesis de Añatuya Un aliento y agradecimiento del PAPA FRANCISCO a los CATEQUISTAS y ANIMADORES… Siento una enorme gratitud por la tarea de todos los que trabajan en la Iglesia. Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más (La Alegría del Evangelio, nº 76) Una breve reflexión: Nuestro Catecismo Nos gusta el catecismo, porque en el catecismo aprendemos a conocer a Dios y a rezar. En el catecismo empezamos a tener amistad con Jesús. La Biblia es el Libro del pueblo de Dios. El catecismo es como el libro que nos ayuda a entenderla. En el catecismo encontramos los temas principales de nuestra fe, algunas palabras más importantes de la Biblia, los puntos más significativos de la vida de Jesús. Saber el catecismo es como andar por la vida bajo la luz de Dios. Siempre que uno no se quede solamente sabiéndolo... Es necesario saber y vivir el catecismo. Saber y vivir el Evangelio. Conocer el proyecto de Dios, que es el Reino, y trabajar por el Reino hasta la muerte. El mejor catecismo, sin embargo, no es precisamente un libro de papel. El mejor catecismo es la familia, religiosa y unida. El mejor catecismo es la comunidad, sincera en su fe, animada en las celebraciones, valiente en las luchas de la vida. 1
Cada uno de nosotros ha de ser para los hermanos, un catecismo vivo. Como Jesús es el Catecismo del Padre. Como María y los apóstoles son los primeros catecismos de Jesús. Lo que uno cree, eso habla y hace. La fe que tenemos en el corazón ha de resplandecer en toda nuestra vida. Nosotros debemos ser, como Jesús, la luz del mundo. (Pedro Casaldáliga, Obispo de la Prelatura de São Félix) Querido/a Catequista: Ante todo, gracias por decir que sí a esta hermosa misión que Dios te confía. Acompañar a los niños en el camino de la fe es algo hermoso y de gran valor. El Catequista es la voz de Jesús, sus manos, su sonrisa, su presencia, para que los niños puedan acercarse más a Dios, para conocerlo y seguirlo mejor cada día. Lo más importante de la catequesis no es que los chicos “aprendan” solamente muchas cosas de Dios. Lo más importante es que cada niño pueda hacer una experiencia profunda de Dios y de su amor, tanto a nivel personal como comunitario. Para ello, hemos preparado este Catecismo, con distintas propuestas que nos ayudarán a hacer esta experiencia de fe. IMPORTANTE: aclaraciones y sugerencias 1) Empezamos un camino de fe… -Este catecismo es para uso de los que se preparan para la Primera Comunión. En el caso de tener dos años de catequesis, usaremos este libro para el Segundo Año y el catecismo anterior (Dios nos ama) para el Primer año. Para la Confirmación, usaremos el Catecismo de Jóvenes y Adultos. 2) Con algunas etapas en este camino… -Hemos dividido nuestra catequesis en 3 partes: I. Lo que creemos (1-12); II. Celebramos nuestra fe (13-19); III. Vivimos nuestra fe (20-24). Como verán, este itinerario consta de 24 encuentros, junto a 4 jornadas de oración, juegos y celebración, repartidas en el año. -Estas 4 jornadas forman parte esencial de este camino. Son un día especial y distinto en la catequesis. Allí tendremos un tiempo de oración más prolongado. Luego haremos algunos juegos preparados por el catequista. Y, finalmente, celebraremos los cumpleaños del mes, llevando algo para compartir. Estas jornadas marcarán 2
profundamente la memoria de los niños, que disfrutarán más de la fe, como una experiencia de oración, e intimidad con Dios, recreación y celebración de la vida. No olvidar de avisar, en el encuentro previo a la jornada, que traigan algo para compartir. -En cada jornada, cada niño recibirá un signo que marca el paso de este camino de fe: 1-La Biblia del Niño: que, si bien la comenzamos a usar desde el primer encuentro, sin embargo, ese día la bendecimos y la recibimos de modo más formal. 2-La luz y el Credo: como cierre de la etapa de: lo que creemos luego del nº 12 3-Agua bendita y Rosario como cierre de la etapa de celebramos nuestra fe luego del nº 19 4-La Cruz: como cierre de todo el año, preparación inmediata a los Sacramentos y cierre de la etapa de: vivimos nuestra fe luego del nº 24. 3) Con varios pasos en cada encuentro… -Oración: cada encuentro se abrirá con una oración que rezaremos juntos. Se encuentran al final del Catecismo en Algunas oraciones. -Canto: luego de la oración, cantaremos juntos, ya que el que canta reza dos veces. -Repaso del encuentro anterior: antes de comenzar con el tema del día, es bueno poder compartir cómo nos fue en la semana con “viviendo lo reflexionado”, es decir, con la tarea realizada por los niños en la casa. Luego, releemos juntos los títulos del punto 2 del encuentro anterior, a modo de repaso. -1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir): luego de la oración, del canto y del repaso, comenzamos a leer esta parte donde se nos presentará algún hecho de nuestra vida para dialogar y charlar. Es importante dejar tiempo para hacerlo tranquilos. -2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón): es la parte más larga que va explicando el tema del encuentro. Cada título de este punto es un pequeño resumen de la idea desarrollada abajo. Les proponemos, en lo posible, memorizar estos títulos, ya que resumen lo más importante de nuestra fe. Muchas veces nos ayudaremos con algún texto de la Biblia del niño, que cada uno tendrá. -3. Compartiendo a Dios en comunidad: aquí empezamos a charlar juntos las preguntas propuestas. Este compartir nos enriquece mucho y nos ayuda a comprender mejor lo que leímos antes. Dios nos habla en su Palabra y en la voz de cada hermano de comunidad, que es también para nosotros un Catecismo. -4. Celebramos lo aprendido: es el momento de dialogar con Dios y celebrar lo aprendido. Lo hacemos con algún signo y consigna. -5. Viviendo nuestra fe: esta parte es para realizarla en casa. Es importante para ello poder dedicarle el tiempo necesario. Es un momento también para repasar y memorizar los títulos del punto 2 del encuentro. Ayuda mucho el poder ir escribiendo en un cuaderno las cosas que vamos sintiendo, descubriendo, pensando. Allí iremos registrando todo lo que nos va mostrando Dios en cada encuentro. 3
ATENCIÓN: -En algunos encuentros, realizaremos este punto viviendo nuestra fe en familia. Los niños tendrán una consigna a realizar en la casa en esa semana. Es importante seguirlos de cerca, para ver si lo están pudiendo hacer. Es un momento muy lindo, donde el niño invita a su familia a realizar un rato de oración en su casa, siguiendo las indicaciones de Celebramos nuestra fe en familia. -En otros encuentros, realizaremos este punto viviendo nuestra fe en comunidad. Para ello, nos reuniremos en esa semana con los chicos, para concretar alguna acción misionera, propuesta en algunos encuentros.
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4. Con algunos compromisos… -De parte del CATEQUISTA: a) Puntualidad y responsabilidad con el horario del encuentro. b) Seguimiento de los niños y de su participación. Para ello, tomará lista en cada encuentro y visitará a los que han faltado, para animarlos a seguir viniendo y a realizar en la casa el encuentro en que estuvieron ausentes. c) Una reunión al comienzo con los padres, para explicarles el camino de la catequesis y recordarles el compromiso de los niños de venir cada encuentro y de realizar en sus casas lo que se les pide. Los invitará también a comprometerse a realizar las 5 celebraciones familiares, propuestas a lo largo del año. En dicha reunión, les entregará a los padres: 1 catecismo, 1 cancionero y 1 Biblia del Niño, para que los niños los traigan siempre en cada encuentro. d) Llevar todo preparado, con los materiales necesarios que se usarán en el encuentro. e) Preparar y conseguir los signos que se entregarán en cada jornada de oración (1 vela, 1 botella de agua bendita, 1 Rosario y 1 cruz por cada chico). -De parte de cada NIÑO: a) Asistencia y puntualidad con el horario del encuentro. b) Llevar a cada encuentro los elementos necesarios: catecismo, cancionero, Biblia del Niño, cuaderno y útiles. c) Realizar en la semana la tarea propuesta en cada encuentro y cumplir con ella. d) Tener un altarcito o lugar de oración en casa para realizar las consignas de la semana.
PARA TENER EN CUENTA… -Realicemos todo el encuentro completo, dándonos el tiempo necesario para pasar por cada etapa del encuentro. No es bueno saltear partes, o hacerlas de prisa. Es un camino de vida y de fe, que necesita su tiempo y su dedicación. -No hagamos 2 encuentros por semana. Cada tema propuesto es bastante profundo, por eso necesitamos una semana para irlo entendiendo y bajándolo al corazón. No hay apuro para terminar los encuentros. Todo necesita su tiempo y su momento. -Es importante ayudar a comprender que la catequesis no es una clase sino un encuentro. Que cada niño no venga sólo a aprender o escuchar, sino a participar activamente, sin miedo a hablar, compartir y decir lo que piensa. La catequesis la hacemos entre todos. 5
I. LO QUE CREEMOS En estos primeros encuentros (1 al 12) iremos recorriendo las riquezas más grandes de nuestra fe, para conocerlas más, para amarlas más y entrar en una mayor amistad con Dios…
1. Creemos en Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo: LA SANTÍSIMA TRINIDAD 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Rezamos la oración nº 1 del final delEn el nombre del PADRE y del HIJO catecismo y cantamos: En el nombre del Padre nº 1. A Pablo y Juan su mamá les ha enseñado a hacerse la señal de Cruz al levantarse de su cama y antes de acostarse. AMEN Un día se hicieron estas preguntas: ¿Quién es Y del Espíritu Santo Dios? ¿Cómo es Dios? Pensemos juntos qué le responderíamos a Pablo y a Juan. Dios es nuestro Padre que nos ama mucho y está siempre a nuestro lado. La Señal de la Cruz es lo que nos identifica como cristianos en todo el mundo, como ser parte de un mismo equipo. Cuando nos hacemos la señal de la Cruz saludamos a Dios diciendo: EN EL NOMBRE DEL PADRE, y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO. Es un solo Dios en Tres personas. 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) Creemos en un solo Dios verdadero Dios es el Padre que nos ha creado por Amor, Dios es Jesús, el Hijo único de Dios, que se hizo hombre por amor y Dios es El Espíritu Santo, el amor del Padre y del Hijo enviado a nosotros. Dios es un solo Dios, en tres personas: PADRE, HIJO y ESPIRITU SANTO A este Dios le llamamos Santísima Trinidad. Nadie está capacitado para entender y explicar correctamente lo que es la Santísima Trinidad, Dios es infinitamente más grande que nosotros. Por eso se habla del “misterio” de la Santísima Trinidad. 6
LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 96 La palabra que se repite en el texto es: Comunidad: Dios es comunidad y nos llama a vivir en comunidad. No vive solo. Una comunidad es una familia grande donde todos somos hermanos en la fe, nos ayudamos entre nosotros a ser buenos y a cuidarnos. Una comunidad donde todos somos iguales: ya no existen diferencias, ni de raza, ni condición social, ni de quién sabe más o menos, ni de quién tiene más cosas o menos cosas. Todos somos hermanos, hijos del mismo Padre. Por el Bautismo todos llegamos a ser un solo Cuerpo en Cristo: Le pertenecemos a Dios, el Espíritu nos marcó con el sello de Dios, somos hermanos de Jesús. Somos miembros de una gran familia que es la Iglesia. ¡Hermanos queridos! Alégrense, anímense unos a otros, no disputen unos con otros, y vivan en paz. Entonces, el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. La gracia de Jesucristo el Señor, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes. Dios se hace presente en una comunidad que vive en paz, donde todos nos sabemos hijos de un mismo Padre. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Después de lo escuchado: ¿Qué le respondemos ahora a Pablo y a Juan sobre quién es Dios? ¿Quiénes me enseñaron acerca de Dios? ¿En qué momentos pienso más en Dios? ¿En qué se parece Dios a nuestra mamá y a nuestro papá? 4. Celebramos lo aprendido: Así como presentamos a Dios, con su nombre y sus personas, vamos a presentarnos cada uno de nosotros, diciendo nuestro nombre, contando cómo es nuestra familia y contamos qué es lo que más nos gusta hacer. 5. Viviendo nuestra fe: Esta semana nos acordaremos de saludar a Jesús, haciéndonos la Señal de Cruz al levantarnos y al acostarnos. Escribo las cosas que durante la semana me ayudaron a rezar.
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2. Creemos en Dios todopoderoso creador del cielo y de la tierra, que nos puso en esta Casa para cuidarla, para que seamos felices y hagamos felices a los demás. Somos imagen y semejanza de nuestro Padre, nos parecemos a Él. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Rezamos la oración nº 2 y cantamos: Demos gracias nº 153 Recordamos que en el encuentro pasado aprendimos a saludar a nuestro Padre con la Señal de la Cruz, y compartimos quién era Dios para nosotros. Hoy vamos hacer un ejercicio. Vamos a ir afuera, nos sentamos y cerramos nuestros ojos. Abrimos bien los oídos y ponemos nuestras manos sobre nuestras rodillas, con las palmas hacia arriba. Vamos a escuchar a la Naturaleza. Prestemos atención a lo que oímos y a lo que siente nuestro cuerpo. Al volver, conversamos: ¿Cómo se sintieron? ¿Qué pasó por sus mentes mientras hacíamos el ejercicio? ¿Me gustó? Ahora repetimos el mismo ejercicio con los ojos abiertos. Al volver, conversamos: ¿Qué llamó más mi atención? ¿Cuál fue la diferencia de cuando lo hicimos con los ojos cerrados? Dios ha creado todo por amor, y nosotros somos parte de esta creación de Dios. Cuando sentimos la creación con los ojos cerrados, nos sentimos una parte muy pequeña de esta gran obra del amor de Dios. Al abrir los ojos, podemos contemplar los colores, las formas y sentir que nuestro cuerpo también fue creado con amor por Dios. Dios ha creado todo por y con amor. 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 1 “Dios vio que todo era bueno”: todo lo que Dios ha creado lo ha hecho con amor, porque es nuestro Padre y no hay nada de malo en su creación. Todo lo hizo bien y para que seamos felices y hagamos felices a los demás. Al contemplar la belleza de la creación también descubrimos la belleza de Dios. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”: Somos creados por amor y somos semejantes a Dios. Él habita en nosotros, por eso nuestra vida vale mucho. Nos ha creado a cada uno con amor, pensó en darnos nuestro cuerpo. Por eso, no hay nada en mi cuerpo que sea malo. Debo aprender a respetarlo, amarlo y cuidarlo, porque Dios nuestro Padre lo creó con amor. Nadie puede faltar el respeto a este cuerpo sagrado, modelado por las manos buenas de Dios. 8
“Son ustedes más que los peces, los pájaros, los animales y las plantas. Cuiden de ellos”: la creación es regalo de Dios, es la casa donde todos vivimos, no nos pertenece a nosotros. Dios nos dio todo para que lo cuidemos. Por eso, debemos respetar la naturaleza, cuidando de ella. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Repasemos el texto que hemos leído y juntos completamos: ¿Qué cosas fue creando Dios en cada día? 1. ______________________________ 2. ______________________________ 3. ______________________________ 4. ______________________________ 5. ______________________________ 6. ______________________________ 7. _______________________________ ¿Cómo cuidamos el cuerpo que Dios nos ha regalado? ¿Cómo cuidamos la Naturaleza que Dios nos ha regalado? 4. Celebramos lo aprendido: Una manera de estar más unidos como grupo de catequesis es sentirnos que durante la semana, al hacer nuestra tarea de la catequesis, seguimos unidos porque todos estamos haciendo este mismo camino. Por eso, cuando nos falten ganas de hacerlo, pensemos que nuestro esfuerzo es un modo lindo de estar más unidos. Cada uno va a escribir una acción a la que se compromete vivir para cuidar más la Naturaleza (no tirar basura, no derrochar agua, etc.). Compartimos en el encuentro siguiente, cómo nos fue con el compromiso. 5. Viviendo nuestra fe: EN COMUNIDAD Vamos a hacer un gesto misionero. En esta semana, nos reunimos todos para salir a invitar a más chicos para la catequesis. Podemos pasar por las aulas de la escuela para invitar, hacer algún cartel, poner un aviso en la FM o invitar personalmente.
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3. El pecado nos hace infelices, porque nos separa del amor de Dios y del hermano. Dios nos sale a buscar, prepara un pueblo para enviar a su Hijo y liberarnos del pecado. Su AMOR es más fuerte. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Rezamos la oración nº 3 y cantamos: Tenemos tanto nº 152 En el encuentro anterior descubrimos que tenemos mucho para estar agradecidos. Tenemos nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra familia, nuestra comunidad y la naturaleza. ¿Cómo nos fue con nuestro compromiso de la semana? ¿Qué más descubrimos que tenemos para agradecer, durante la semana que pasó? Pensemos juntos: ¿siempre somos agradecidos con Dios por todo lo que nos da? ¿Siempre cuidamos de todo lo que nos ha dado? Hay días en los que no somos agradecidos con nuestro Padre Dios, y tampoco lo somos con nuestros padres y amigos. ¿Qué sentimos en nuestro corazón cuando somos desagradecidos con los demás? ¿Nos sentimos más unidos a Dios, a nuestros padres y amigos, cuando somos desagradecidos o cuando, con alegría, cuidamos y damos gracias por todo? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 3 “El hombre y la mujer vivían felices porque Dios era su amigo”: cuando Dios creó al varón y a la mujer, vio que todo era muy bueno. Ellos vivían felices junto a Dios. Pero el Malo, que odia nuestra felicidad y nuestro bien, los engañó, tentándolos con mentiras para que desobedecieran a Dios. “Oí tus pasos, tuve miedo y me escondí”: cuando desobedecemos a Dios nos queremos esconder de su mirada. Al igual que cuando desobedecemos a nuestros padres, queremos escondernos porque pensamos que seremos retados. Sentimos vergüenza. No nos sentimos a gusto cuando no cuidamos lo que nuestros padres nos han dado. La amistad que había con un amigo se rompe cuando no sabemos cuidar lo que nos prestó. Cuando no hacemos caso a lo que Dios nos manda, rompemos también la amistad con Él, a esta desobediencia la llamamos pecado. La desobediencia de Adán y Eva provoca en nuestro corazón el pecado original: todos nacemos con la inclinación de querer desobedecer a Dios, de portarnos mal, de no hacerle caso. A partir de ese momento, nos cuesta más hacer el bien que hacer algo malo. 10
El pecado que cometemos también hace mal a nuestros hermanos: por ejemplo, si yo no cuido de la naturaleza, mis hermanos y los animales sufrirán. Si yo no hago caso a mis padres, los haré sufrir a ellos y me haré mal a mí mismo. Todo lo que hacemos de bueno o de malo siempre tiene consecuencias en los demás, en la comunidad, en el mundo. Pero como Dios nos ama tanto y nos creó por amor, nos promete un Salvador. Jesús, el Hijo de Dios, nos librará del pecado y nos dará una vida nueva. Jesús nos hace vivir en la felicidad y en el amor. Dios quiere recuperar la amistad que existía con el hombre y la mujer cuando los creó. Dios nos ama tanto que siempre está dispuesto a perdonarnos. No importa qué tan mal nos hayamos portado, Él siempre nos perdona, no se cansa de buscarnos aunque nos escondamos, y nos quita el miedo para acercarnos a Él.
3. Compartiendo a Dios en comunidad: Vamos a pensar: ¿Qué me llamó más la atención de la lectura de la Biblia? ¿Qué entendí como pecado original? ¿Me he portado también desobediente con mis padres, amigos, y con Dios? ¿Hay algún compañerito al que yo deba perdonar o pedirle perdón? ¿Tengo algo en mi corazón que deba pedirle perdón a Dios? 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a escribir juntos una oración que exprese el amor que Dios nos tiene y cuánto nos perdona. (La podemos rezar durante la semana también) 5. Viviendo nuestra fe: Esta semana antes de acostarme voy a pedirle perdón a Dios por las veces que durante el día no fui agradecido con mis papás, mis hermanos y amigos. Trataré de ir a dormir sin estar enojado con nadie.
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4. Nos comunicamos con Dios, le hablamos en la oración, escuchamos su Palabra, dialogamos con Él. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 4 y cantamos: Yo te alabo con el corazón nº 151 En el encuentro anterior nos dimos cuenta que el amor de Dios es tan grande que supera todos nuestros pecados. Aunque nuestras fallas sean muchas o muy grandes, siempre las perdona. Sólo tenemos que acercarnos a Él. ¿Pudimos hacer esta semana el ejercicio de pedir perdón a Dios todas las noches antes de dormir por las veces que durante el día fuimos desagradecidos? Dios busca siempre ser nuestro amigo, por eso nos habla por medio de las cosas que vivimos, por medio de todo lo que nos regala en la creación. Nos habla también por medio de su Palabra, La Biblia. Hoy veremos que también nos habla y que podemos hablarle por medio de la ORACION. El canto nos decía que a Dios le cantamos con el corazón, con la voz, con las manos. Hay diferentes formas de alabar a Dios. Alabar significa decirle cosas lindas a Dios, decirle todo lo que hay en nuestro corazón, agradecerle, pedirle, contarle cosas. Cuando hablamos con un amigo buscamos la mejor manera de que entienda lo que le estamos diciendo. Por ejemplo, si me pasó algo muy bueno, se lo cuento con alegría. Si me pasó algo triste, se lo cuento a veces llorando. Con los más cercanos y con los que nos conocen mejor, muchas veces no necesitamos palabras. Con sólo mirarnos, ya saben lo que nos pasa o cómo nos sentimos. Con Dios pasa lo mismo. Hacer oración ES HABLAR CON DIOS. ¿De qué me gusta hablar con mis amigos? ¿De qué me gusta hablar con mis papás? ¿Hay cosas que me gustan hablarlas sólo con Dios? ¿Cómo hago para hablar con Dios? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 61 Jesús nos enseña a hacer Oración, como enseñó a sus discípulos. Nos invita a llamarlo a Dios con el nombre de PADRE, PAPÁ. De este modo cercano y cariñoso, nos dirigimos a Dios. Así como nuestros padres de la tierra, se llenan de alegría cuando escuchan de nuestros labios la palabra: papi, papá, papilo, así también, Dios se llena de alegría cuando lo invocamos diciéndole: PAPÁ. Jesús nos enseña a pedir con confianza a Dios nuestro Padre. Primero le pedimos que venga su reino, que su amor, su alegría, su paz, vengan a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra comunidad. También pedimos que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo. Muchas veces no entendemos 12
algunas cosas que nos pasan en nuestra familia, en nuestra comunidad. Pero como hijos sabemos que en todas esas cosas, está siempre Dios, cuidándonos, acompañándonos. Pedimos también: danos hoy nuestro pan de cada día, que no nos falte lo necesario para vivir, tanto el alimento para el cuerpo, como también su amor que alimenta nuestra vida. Pedimos también: perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Dios siempre nos perdona, y quiere que perdonemos a los demás, que sepamos pedirnos perdón unos a otros, y vivir en paz como hermanos. Le decimos también: no nos dejes caer en la tentación. El Malo siempre busca que nos alejemos de Dios, que nos apartemos de su amistad. Por eso le pedimos a Dios que no nos permita caer en la tentación y que nos aleje de todas las cosas malas que nos puedan dañar a nosotros y a nuestra comunidad (la mentira, el robo, la crítica, las peleas). Por último, pedimos que nos libre del mal, de todo lo que pueda causar daño a nuestro cuerpo, a nuestro corazón, a nuestra familia. Jesús rezaba a veces solo, otras veces con sus discípulos. La Biblia nos cuenta que Jesús se levantaba tempranito a rezar, se iba a la montaña solo. Otras veces rezaba con sus discípulos y con la gente que lo seguía. Jesús nos enseña a rezar solitos, hablándole a Dios como a un amigo, contándole lo que vivimos en la escuela, lo que más nos cuesta, lo que más nos alegra, lo que nos hace doler. Jesús nos invita también a rezar con otros, con mi familia, mis compañeros del catecismo y de la escuela, con algún enfermo en su casa, para darle ánimo y fuerza. Jesús desea que nos juntemos en comunidad para rezar juntos. Jesús hacía silencio para escuchar a su Padre. Cuando hablamos con los demás nos gusta que nos escuchen. Y cuando otro nos habla, es lindo hacer silencio y escuchar. El silencio es muy importante para escucharlo a Dios. Rezar es alabar a Dios, pedir por nosotros y por otros, agradecer, escuchar a Dios, pedir perdón: no puede faltar nada de esto en nuestras oraciones. Hay otras formas que nos ayudan a rezar: encender una vela, tocar una imagen, rezar una oración que hemos aprendido de memoria, rezar una oración que está escrita, cantarle una canción a Dios, participando de alguna misa o celebración de la comunidad, escribiéndole o dibujándole algo a Dios.
3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Quién me ha enseñado a rezar? ¿Cómo rezo con mi familia y con mis amigos? ¿Me gusta rezar? ¿Me acuerdo de hacerlo? ¿Cómo lo hago?
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4. Celebramos lo aprendido: Nos acercamos a la imagen de nuestra capilla o gruta y rezamos juntos el Padre Nuestro. Hacemos también una oración espontánea con todas las palabras que Dios vaya poniendo en nuestro corazón. 5. Viviendo nuestra fe: EN FAMILIA Un día de esta semana invitamos a toda nuestra familia a prender una velita en el altarcito de casa y a tener juntos un rato de oración en familia. Lo haremos siguiendo las indicaciones del final del catecismo en: CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA nº 1.
5. Dios nos dirige su Palabra porque somos valiosos. La Biblia nos indica el camino para ser felices. 1. Miramos nuestra vida: Oración nº5, cantamos Tu Palabra nº19 Cuentan que en una familia muy pobre, un padre partió a un país lejano en busca de trabajo. Antes de hacerlo, le entregó a su mujer unas cartas escritas para ella y sus hijos, para que pudieran releerlas a fin de no echarlo tanto de menos. Así fue, cada noche la mujer reunía a sus hijos y a la luz de una vela, junto al fuego, leían estas cartas. Era un ritual familiar. Era algo que los mantenía juntos, unidos, con esperanza de reencontrar a su padre en sus 14
palabras y pensamientos. No leían mucho. Un simple párrafo bastaba para cerrar los ojos y volar con la imaginación al rostro de aquel hombre que había tomado esta decisión, sólo por amor a ellos. De este modo, el padre estaba vivo en estas palabras de amor, los mantenía unidos, reavivaba su amor por ellos. Luego de las palabras, sucedía un largo silencio cargado de amor, de memoria, de imaginación. Muchas veces, cada uno compartía lo que más le había llegado de estas palabras. Cada hijo encontraba un mensaje único y distinto, que enriquecía el pensamiento de los otros que no habían llegado a percibir ese detalle. De este modo, el compartir familiar enriquecía el texto de cada carta. Por último, cada uno le decía algo a su padre, con la seguridad de que él los escuchaba. Pensemos en nuestra vida: ¿Quién puede ser ese papá para nosotros? ¿Con que podemos comparar esas hojas escritas que les dejó el papá? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) La Biblia es un conjunto de libros que nos hablan de la historia de amor de Dios con el hombre. Dios siempre busca nuestra amistad. (Vamos a tomar la Biblia y pasaremos despacio desde la página 1 a la 48, prestando atención a las historias y títulos que aparecen). -Después del pecado de Adán y Eva, Dios envía un diluvio a la tierra, para purificarla de todo mal. Pero elige a un amigo llamado Noé, para que salve las especies animales y para realizar una nueva amistad (alianza) con su pueblo. El arco iris será el signo de esta alianza. Dios no quiere la destrucción de su creación, ni la del hombre, siempre nos regala una nueva oportunidad. -Dios elegirá a los patriarcas, que serán nuestros padres en la fe. -Dios elige a un nuevo amigo, Abraham, un hombre muy anciano que no podía tener hijos y lo llama a dejar su tierra para salir en busca de la tierra prometida. Le da la promesa de una gran descendencia. Él iba a ser el padre del pueblo judío. Abraham confía en la promesa de Dios y tiene a su hijo Isaac. Pero un día, Dios le pide un gran sacrificio, que se lo ofrezca y que lo mate. Abraham, sin entender, obedece y le muestra a Dios su confianza. Por eso es llamado nuestro padre en la fe. Cuando está por matar a su hijo, un ángel se lo impide, diciéndole que ya había demostrado a Dios su generosidad. Es el padre del pueblo judío. -Este pueblo va creciendo: Israel, llamado también Jacob, hijo de Isaac, tiene 12 hijos. Uno de ellos, José, es vendido como esclavo en Egipto, por sus hermanos que lo celaban. Al cabo de unos años, José termina salvando de una hambruna muy grande a sus hermanos y a su pueblo, ya que termina como consejero del Rey e intercede por la necesidad de sus hermanos. Al tiempo, el pueblo de Israel se convierte en esclavo del faraón de Egipto y comienza a vivir años muy tristes. 15
-Dios mira el dolor de su pueblo y elige a otro amigo: Moisés. A él, le confía la misión de liberar a su pueblo de la esclavitud, sacarlos de Egipto, y caminar por el desierto para llegar a la tierra que les había preparado, la tierra prometida. -Dios guía a su pueblo por el desierto, lo acompaña, camina a su lado, lo ayuda, les da 10 mandamientos para vivir bien y en armonía con Él y con el prójimo. -El pueblo de Israel llega a la tierra prometida, Moisés muere, y el pueblo empieza a tener Reyes y profetas, amigos de Dios que cuidaban de su pueblo. -David: era un pastor de ovejas, joven y lindo. Dios lo llama para conducir a su pueblo. Se enfrenta a Goliat, el gigante, y lo vence con la ayuda de Dios, convirtiéndose así en un gran Rey de Israel. Su hijo Salomón, lo sucede como Rey, siendo uno de los más sabios del pueblo de Dios. -Dios elige a los profetas como sus mensajeros, para ANUNCIAR su PALABRA y DENUNCIAR todo lo malo, todo lo que estaba en contra de sus enseñanzas. Ellos preparaban el corazón del pueblo, anunciando la venida del Mesías Salvador. -Elías era un profeta lleno de Dios, que cuidaba que el pueblo no adorara otros dioses. Dios lo eligió para evitar que su pueblo se perdiera con otras creencias. -Jeremías era un profeta que anunció la llegada de un SALVADOR, de un Mesías. -Jonás fue un profeta enviado por Dios para salvar al pueblo de Nínive, que vivía en el pecado. Jonás siente miedo y se escapa de Dios en una barca. Cae en el mar y es tragado por una ballena, donde pasa 3 días y 3 noches, hasta que llega a la ciudad de Nínive y cumple con su misión. La Biblia se divide en dos grandes partes: Antiguo y Nuevo Testamento El Antiguo Testamento cuenta la historia del pueblo de Israel ayudado por Dios, en la espera del Mesías Salvador (Jesús). El Nuevo Testamento nos narra el cumplimiento de la promesa. Jesús se hace un hombre como nosotros. Él es el SALVADOR, EL MESIAS esperado. La parte más importante de la Biblia son los 4 Evangelios, donde se nos cuenta las palabras, milagros y vida de Jesús. Ellos son: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La Biblia no es un libro de historia, sino una gran Historia Sagrada que nos muestra que Dios camina con nosotros, acompañándonos en cada momento de la vida. Dios vive en su palabra, se hace presente siempre que nos juntamos para leerla: como la familia de la historia, siempre que la leemos, sus palabras son nuevas, nos hablan al corazón y tienen un mensaje nuevo para decirnos. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Qué me gusto más de este encuentro? ¿Qué personaje del Antiguo Testamento me llamó más la atención? ¿Por qué? Vamos hacer un dibujo del personaje que me 16
gustó más de lo que aprendimos. Anoto las palabras, los nombres que no conocía y aprendí hoy en este encuentro. ___________________________________________________________________________________________________________________________________
4. Celebramos lo aprendido: Colocamos una Biblia en medio de todos y encendemos una velita. Hacemos una oración todos juntos, con nuestras palabras, pidiendo a Dios que siempre estemos atentos a su Palabra, con silencio y cariño, para dejarnos decir lo que Él quiera. 5. Viviendo nuestra fe: Durante esta semana voy a intentar leer un pedacito de la Biblia y anoto lo que más me gustó de lo que leí. Para recordar: No olvides que para buscar en la Biblia primero debes fijarte en el nombre que se te indica (Juan, Mateo, etc), luego el número que va antes de la coma es el CAPITULO, suele ser más grande o más oscuro y los números que van después de la coma, son los VERSÍCULOS: Ej: Mt 18,20-23: Se lee: Evangelio de San Mateo, capítulo 18, versículos del 20 al 23. Eso significa que debes leer desde el versículo 20, el 21, el 22, y también el 23 Para completar en casa con las siguientes palabras: Rey Salomón-Patriarcas-Rey David-Profetas-Virgen María-Moisés-Abraham PERSONAJES 1 2 3 4 5 6 7
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SIGNIFICADO Son nuestros primeros padres en la fe Es el padre de la Fe, porque creyó en la promesa de Dios. Dios le prometió muchos hijos que tendría en su vejez y lo cumplió. Guió a Israel para sacarlo de la esclavitud de los egipcios, que los oprimían y hacían sufrir. Dios le da los 10 mandamientos, que son la forma de vida para agradar a Dios como pueblo. Gobernó al pueblo por el camino de Dios, era joven, lindo e inteligente. Era hijo del rey anterior y era un gran sabio, sabía mucho sobre Dios y de cómo debía guiar al pueblo. Eran mensajeros de Dios, anuncian su PALABRA y denunciaban todo lo malo, todo lo que estaba en contra de las enseñanzas de Dios. Anunciaban también la venida del SALVADOR, JESÚS. Cree en la Palabra de Dios y dice SÍ a la invitación de Dios de ser la Madre del Salvador.
1º JORNADA DE ORACIÓN, JUEGOS Y CELEBRACIÓN En este día vamos a tener un tiempo de oración más prolongado. Luego haremos algunos juegos preparados por el catequista. Y, finalmente, celebraremos los cumpleaños del mes, llevando algo para compartir. Se prepara de modo especial el salón. Ponemos una imagen de Jesús con una vela. Tenemos a mano un recipiente con agua bendita para usar al final para bendecir las Biblias. CONVERSANDO CON JESÚS: Recibimos la Biblia del Niño Comenzamos la oración cantando: Yo tengo un amigo nº 137, mientras encendemos la vela recordando que nuestro mejor amigo está con nosotros y que podemos hablar con Él de todo lo que nos pasa con toda confianza. Luego, el catequista va guiando a los niños en la oración: -Cerramos los ojos para que cada uno mire a su interior… Estas preguntas que haremos no son para contestarlas en voz alta, sino para adentro: ¿Cómo me siento hoy? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo me he sentido en esta semana? ¿Con alegría, porque en la escuela me ha ido bien? ¿Con dolor porque alguien se ha burlado de mí? ¿Con tranquilidad, paz, porque me ha ido bien? ¿Con miedo, bronca o enojo? (Silencio de 2 minutos) Así como estamos, en silencio y con los ojos cerrados, vamos a ir dialogando con Jesús. Le contamos como a un amigo, cómo nos sentimos, qué nos pasa, cómo estamos. (Silencio de 5 minutos) -Tomamos el Cancionero y buscamos la canción nº 24. Vamos a leer juntos este canto que está en la Biblia y se llama Salmo 22. Jesús usaba también estas palabras para hablar con Dios. -Al terminar, el catequista dice: dejamos un rato de silencio, para que cada uno elija la frase que más le gusta y la comparta en voz alta con todos. No importa si se va repitiendo la misma frase. -Para concluir, en esta oración, vamos a dar el primer paso en la etapa de este camino, que es el de recibir la Biblia del Niño. Si bien, ya la tenemos desde el primer encuentro, hoy las bendeciremos para que podamos encontrar allí nuestro alimento del corazón. Le pedimos a Jesús que la leamos, entendamos y, sobre todo, la vivamos. -Todos los niños ponen en alto las Biblias y el catequista pasa rociándolas con agua bendita, mientras rezamos: un Padrenuestro y una Avemaría. -Terminamos cantando juntos: Tu Palabra en el nº 19 del Cancionero. 18
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6. Creemos que Jesús es el Hijo de Dios y el hijo de María. Dios nos visita en su Hijo hecho hombre 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº6; cantamos: Si cada día es Navidad nº 91. Todos tenemos una historia familiar, nuestras raíces. No caemos del cielo, sino que venimos de una familia. Conocer nuestras raíces, tradiciones, historia, nos ayuda a tener una identidad, a saber mejor quiénes somos y hacia dónde vamos. La historia de Jesús, como toda historia, tiene un principio... Él también tiene una historia como nosotros, tiene una mamá y un papá, nace en un lugar, tiene sus tradiciones y costumbres. Pensemos en nuestros padres, abuelos, en su forma de vida, en lo que nos han transmitido: ¿Me siento orgulloso de mi familia? ¿Qué es lo que más me gusta de mi familia? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) *Dios cumple su palabra, Jesús es el Mesías: que se hizo hombre por amor a nosotros. Él viene a nosotros para que nosotros podamos ir hacia Dios. Jesús nos enseñó con sus palabras, con sus gestos, quién es Dios y cuánto nos ama. Vino para salvarnos, para reconciliarnos con Dios, para volver a hacernos sus amigos. *Jesús es el Hijo de Dios: como vimos en el primer encuentro, Jesús es Dios. La palabra Jesús en hebreo quiere decir Dios Salva. Es el nombre que le dio el ángel Gabriel a María, cuando le anuncia que sería la madre del Salvador. Ese nombre dice lo que es Jesús y la misión que Dios le confió: salvar a los hombres que se habían alejado por el pecado. *Jesús es el Emmanuel: el Dios con nosotros: Dios se hace cercano a nosotros, vive nuestra misma condición humana, se hace hombre para vivir entre nosotros. Por eso, nos comprende y ama, porque siente, vive y piensa como nosotros. *Jesús es el hijo de María y nace en Belén: Su madre María era una joven humilde y sencilla de Nazaret. Su padre José era un carpintero nacido en Belén. Por eso, tuvo que viajar a su pueblo con María embarazada, para anotarse en un censo que se realizaba en ese tiempo. Las puertas de los albergues se le cerraron a esta humilde familia campesina venida de lejos. Sólo le hicieron lugar en un corral, en un pesebre, donde nace el Hijo de Dios. Los pastores de la zona y unos reyes venidos de Oriente son los primeros en acoger su venida y en adorar al Niño Dios. *Jesús crecía en sabiduría y en edad: Jesús fue un hombre como nosotros, fue un bebé, un niño, un joven y un adulto. Vivió en Nazaret en el país de Palestina, 20
aprendió a rezar como lo hacían los judíos, obedecía a sus papas, aprendió a trabajar con su padre José en la carpintería, tenía amigos, jugaba, reía, compartía. El Rey Herodes, enterado del nacimiento de Jesús, manda a matar a todos los niños menores de dos años que estuvieran en Belén. Lo hace por celos, por temor a que Jesús le quitara el trono y el poder. Por ello, María y José toman al Niño y huyen para Egipto, para salvar su vida. *Jesús fue pobre y vivió entre los pobres de su país: vivió 30 años en una vida oculta y común, pasando como uno de tantos, hasta que emprendió su misión de anunciar a todos el Reino de Dios. Sus amigos eran pescadores, recaudadores de impuestos, gente sencilla, enfermos, pecadores. Jesús era feliz viviendo entre la gente más sencilla, nunca sintió vergüenza de su familia ni de su humilde pueblo de Nazaret. Siendo pobre se hizo cercano a los más pobres, para decirles que eran los preferidos de Dios. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Dibujamos el anuncio del ángel Gabriel a María y el Nacimiento de Jesús 4. Celebramos lo aprendido: Rezamos juntos las oraciones cortitas para memorizar del nº 40 del final del Catecismo. Las podemos ir memorizando para rezarlas cuando vamos camino a la escuela, o cuando hacemos algún mandado. 5. Viviendo nuestra fe: Leemos de nuestra Biblia los nº 46 al 50 y luego completamos el siguiente cuadro: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 219. 10.
___ _______ __ ___ ___ _ N_ __
Ciudad en que nació Jesús Ciudad en que se crió Jesús Oficio del padre de Jesús. Nombre del ángel. Nombre de la madre de Jesús.
____N _A__ C__ ____I__ M__
Cuantos hermanos tenía Jesús.
_I__
Rey que mandó matar a los niños.
_E__
País donde nació Jesús
______
Quiénes fueron a Belén para ver a Jesús
___T__
Padre de Jesús.
_O__
7. Jesús vino a anunciar el Reino con obras y gestos de amor revelando el corazón y el proyecto del Padre 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 7 y cantamos: El Señor de Galilea nº 132 Pensemos en las personas que son más importantes en nuestra vida, aquellas a las que tenemos un cariño especial y hacia las cuales nos sentimos eternamente agradecidos. Este cariño, seguramente, brota de gestos concretos de amor que ellos han tenido hacia nosotros. Tal vez no recordemos sus palabras, pero lo que sí tenemos bien presente son las acciones de amor hacia nosotros, cosas que nunca se olvidarán. A las palabras se las lleva el viento, pero las acciones de amor, por su propio peso, quedan para siempre en el corazón. Con Jesús sucede igual. Él enseñó mucho, dijo muchas palabras. Pero todas ellas estuvieron confirmadas por su acción. Sus gestos de amor fueron la mejor explicación de sus enseñanzas. El Reino que predicó con parábolas y dichos, se hizo más claro en su modo de vivir su relación con el Padre y su compromiso de amor con los demás. Compartamos ahora algo de esas personas y por qué son tan importantes para nosotros… 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) *Juan el Bautista, primo de Jesús que vivía en el desierto, bautiza a Jesús. Él anunciaba que el Salvador esperado por el pueblo, ya estaba llegando. Él bautizaba con agua, como signo de un cambio de vida, invitando a la conversión y al arrepentimiento. De este modo, el pueblo se preparaba para recibir la llegada de Jesús. Antes de ser bautizado, Jesús se va 40 días al desierto para orar, es tentado por el demonio y, a su regreso, es bautizado por Juan en el río Jordán. *Al ser bautizado, se escuchó una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado, eres mi predilecto”: Jesús es el hijo eterno de Dios que vino a mostrarnos el amor del Padre y contarnos todos los secretos de su corazón. *Mientras oraba se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre Jesús, lo mismo que una paloma desciende revoloteando: cuando se escucha esa Voz del cielo, el Espíritu desciende sobre Jesús para darle la fuerza para empezar su misión, para dejar Nazaret y salir a predicar a todos el amor de Dios. *Jesús viene para anunciar la buena noticia a los pobres, para liberar a los esclavos, para dar la vista a los ciegos: la misión de Jesús es amigarnos con el Padre, devolvernos la vida. Por eso Jesús curó a muchos enfermos, hizo muchos 22
milagros, dando testimonio de que Dios ama nuestra vida y no quiere que nadie viva en el dolor o el sufrimiento. * La Buena Noticia que Jesús anuncia es que tenemos un Padre que nos ama y que nos da a su Hijo para salvarnos y hacernos participar de su propia vida, reuniéndonos en la Iglesia, que es la familia de Dios. *Los milagros y curaciones son signos del Reino de Dios presente en Jesús: Jesús no habla solamente, sino que acompaña su palabra con milagros que manifiestan que el Reino está presente en Él. *Para realizar su misión Jesús elige colaboradores: discípulos/as y 12 Apóstoles: Jesús se rodeó de un grupo de hombres y mujeres, que lo seguían y vivían con Él. De este grupo, elige doce más cercanos, los apóstoles; que fueron llamados para estar con El y continuar su obra, anunciando el Reino de Dios. Con ellos nació la Iglesia que, desde entonces, hace presente el Reino entre los hombres. Podemos ver en la Biblia los nombres de los Apóstoles en el nº 58. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Nos dividimos en 4 grupos para leer y dibujar uno de estos milagros: nº 56: Jesús echa a andar a un paralítico. nº 62: Jesús devuelve la vida a un muerto. nº 64: Jesús multiplica el Pan para la gente. nº 76: Jesús cura un ciego de nacimiento. Al terminar, cada grupo explica a los demás lo leído y dibujado. 4. Celebramos lo aprendido: Unir con una línea las palabras correspondientes a los milagros de Jesús: 1) Tus Pecados
Que vea
2) Cinco panes
Ten piedad de mi
3) ¡Jesús Hijo de David
y dos peces
4) Yo te ordeno
Son perdonados
5) ¿Qué puedo hacer por ti?
Levántate
5. Viviendo nuestra fe: Le pedimos a nuestros papás que busquen en sus Biblias algunos otros milagros que hizo Jesús y los anotamos en el cuaderno para compartirlo con los demás.
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8. Jesús predica el Reino de Dios, dándonos a conocer el sueño del Padre para nosotros 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 8; cantamos Yo tengo un amigo nº 137 Cuando vamos entrando en confianza con alguien, empezamos a contarle lo que hay en nuestro corazón, lo más profundo. Jesús hizo lo mismo. Él nos mostró el rostro del Padre con milagros, como vimos en el encuentro pasado. Pero también nos fue enseñando con sus palabras acerca de Dios y del Reino que nos vino a traer. Palabras sencillas, cuentos, comparaciones cotidianas que nos ayudan a comprender mejor su mensaje y a intentar vivirlo cada día. Hoy vamos a conocer un poco más sus palabras y sus enseñanzas, para que las podamos vivir en nuestras vidas. Pensemos ahora en los valores que hemos heredado de nuestros mayores, lo que hemos escuchado y aprendido de ellos. ¿Cuáles son esas verdades que aprendimos de nuestros padres y abuelos? Muchos de ellos no sabían ni leer ni escribir, pero poseían una gran sabiduría: ¿qué palabras o consejos recordamos de ellos? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) *El Reino de Dios es el centro de las enseñanzas de Jesús: el Reino es Dios mismo viviendo entre nosotros. Dios quiere que su misma paz, alegría, bondad y amor estén presentes en nuestro corazón, en nuestra comunidad y en nuestra familia. Quiere que su misma presencia crezca cada vez más en todo el mundo. *Jesús se sentaba entre la gente y les enseñaba: les decía como debían vivir para ser felices, les daba consejos y les hablaba de una vida nueva y feliz. *Jesús nos enseña quiénes son los verdaderamente felices y cómo vivir para estar en paz y ser amigos de todos: leemos el nº 59 y 60. *El amor es el mandamiento más importante del Reino de Dios: toda la misión de Jesús se resume en este mandamiento nuevo: Ámense unos a otros como yo los he amado. Así reconocerán que ustedes son mis discípulos. *Jesús nos enseña con sencillez y claridad para que podamos entenderlo mejor: Jesús no hablaba difícil, sino que contaba las cosas de Dios con cuentos y comparaciones tomadas de las cosas de todos los días (el pan, la levadura, las semillas, las plantas, los distintos oficios y trabajos, etc.). Él miraba todo lo que le rodeaba como signo del Reino de Dios. A muchas de estas enseñanzas las conocemos como parábolas que son cuentos con enseñanzas. Veamos algunas: -El buen samaritano: nos enseña a amar al prójimo. 24
-El final de nuestra vida: nos enseña que seremos juzgados por Dios por el bien que hicimos o dejamos de hacer a los que nos necesitaban: nº 69. -El destino de los ricos: nos enseña a no acumular riquezas y a compartir con los demás lo mucho o poco que tengamos. -El Buen Pastor: es Jesús que cuida de nosotros y sale a buscarnos cuando estamos perdidos: nº 71. -El Padre misericordioso: nos enseña el amor de Dios que siempre nos recibe y perdona. -El rico y el pobre Lázaro: nos enseña a compartir con los demás y nos muestra que los preferidos de Dios son los que menos tienen. -El fariseo y el publicano: nos enseña que no debemos creernos mejores que los demás y reconocer siempre con humildad nuestro pecado. -También Jesús ponía el ejemplo del Reino de Dios como una semilla que crece, como un poco de levadura que hace crecer la masa, como una mujer que se pone feliz al encontrar su moneda perdida, como un hombre que encontró un tesoro. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Cada uno irá a un lugar tranquilo y solo para leer una de las parábolas o enseñanzas de Jesús, que más nos haya gustado. Una vez terminado, nos reunimos para compartir lo que más nos gustó del mensaje de Jesús, y lo que nos enseña. 4. Celebramos lo aprendido: En un papel afiche escribimos frases o palabras de las enseñanzas que hoy aprendimos de Jesús. Por ejemplo: “Amor a los enemigos” o “Todos los misericordiosos pueden estar contentos, porque Dios será misericordioso con ellos”, etc. Lo pegamos en un lugar donde siempre lo podamos ver. 5. Viviendo nuestra fe: Leeremos de la Biblia del nº59 al 74 (dos textos por día). Anotamos en el cuaderno lo que me va enseñando la Palabra de Dios para ser cada día mejor y más feliz.
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9. Creemos en el amor de Jesús que ha vencido la muerte. Su amor es más fuerte que el mal y el pecado. Al resucitar nos regala una vida nueva de resucitados. PARA HACERLO LA SEMANA PREVIA A SEMANA SANTA (si ya pasó la fecha, hacerlo en el orden en que venían haciendo los encuentros) 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 9; cantamos: No hay mayor amor nº 96. Jesús predicaba el amor de Dios con su ejemplo, con sus milagros y con sus enseñanzas. Pero habían judíos que no querían escucharlo, que no querían que salvara, que curara, que hiciera milagros. A ellos, Jesús también los amó, porque el Padre Dios ama a todos. Su amor a Dios y a los hombres lo hizo ser fiel y obediente hasta la muerte. No hay mayor amor que dar la vida, nos dirá Jesús y lo hemos cantado recién. De mil maneras, Jesús nos quiso mostrar su amor. Tanto nos quiere el Padre Dios, que entregó lo más valioso que tenía, su Hijo Jesús, para darnos una vida nueva. La Cruz nos recuerda el valor de cada uno de nosotros y el inmenso amor de Jesús por nosotros. Esta entrega de amor la vivimos como Iglesia cada año en un tiempo muy fuerte llamado Cuaresma y Semana Santa. La Cuaresma son los 40 días que preparan el corazón para celebrar la fiesta más importante de nuestra fe: la Resurrección de Jesús, la PASCUA, el paso de la muerte a la vida. Luego de la Cuaresma, comenzamos la Semana más importante, por eso la llamamos: SEMANA SANTA. En ella recordamos los últimos días de Jesús en la tierra. ¿Cómo vivimos la semana santa en nuestras familias? ¿Qué cosas hacemos como familia para estos días santos? ¿Qué nos han enseñado nuestros papás, abuelos o mayores? ¿Qué cosas nos contaban o hemos escuchado que se hacían antes para estos días? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) Jesús ha venido a darnos Vida y Vida en abundancia (Jn 10,10) Jesús pasó haciendo el bien. Nos habló del amor y lo vivió hasta las últimas consecuencias, jugándose por entero por amor a su Padre y a nosotros. No anduvo con medias tintas. Vivió en medio de los pobres, los enfermos, los marginados, los que el mundo desprecia, los que erraron el camino. Jesús no vino para los justos, sino para los pecadores... Compartió el dolor de la gente y murió con amor para que el sufrimiento y la muerte no tuvieran la última palabra. 26
Jesús se entregó libremente por amor a nosotros (Jn 10,18) Durante su vida se fue dando a sí mismo en cada gesto, en cada actitud, hasta entregarse por entero en la cruz. Fue coherente hasta el final. Aceptó libremente su pasión y su muerte por amor a su Padre y a los hombres. Jesús era hombre como nosotros, pero también era el Hijo de Dios, por eso pudo cargar sobre sus hombros toda la realidad de nuestro pecado. Él no tenía pecado, pero cargó con amor los nuestros. Y entre esos pecados estaban también los míos. De ahí que, cada uno de nosotros puede decir: Jesús murió por mí. Él asumió sobre sí el pecado para destruirlo. Y el Padre aceptó el sacrificio y lo resucitó de entre los muertos. Con su muerte, Jesús nos consigue la verdadera vida Jesús fue fiel a su misión hasta el final. Dio a conocer al verdadero Dios y anunció la llegada del Reino, con palabras y obras. Por todo esto fue acusado de agitador y subversivo (Lc 23,5). Fue traicionado, apresado, torturado y condenado a morir en la cruz. Hasta sus amigos lo abandonaron. Aparentemente su misión parecía haber fracasado. Pero Él mismo nos había dicho: Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, no dará fruto (Jn 12,24). De su muerte surgió la vida para todos nosotros. Así son las cosas de Dios: de la muerte brota la vida. La Resurrección es la verdad más importante de nuestra fe. Con su muerte y resurrección, Cristo dio muerte al pecado y el Padre nos ha reconciliado con El y con todos los hombres. Todo mal ha sido vencido: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que vive y cree en mí, no morirá jamás (Jn 11,25-26). Los que creemos en Jesús, cuando morimos, entramos en la Vida plena, que compartiremos con María, los Santos y con nuestros seres queridos. Jesús resucitado está siempre con nosotros La última palabra de Dios es palabra de vida y no de muerte. Jesús resucitado y victorioso es la garantía de que el Reino de Dios se va a realizar. Jesús resucitado confirma y anima todas las esperanzas humanas. El está a nuestro lado en la construcción de un mundo nuevo: Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo Mt 28,20. La Resurrección es la verdad más importante de nuestra fe: 1Cor 15,19-22 Si Cristo no resucitó, nuestra fe no tendría sentido, seríamos los hombres más dignos de lástima, al poner nuestra confianza en un muerto. Pero Él resucitó el primero de todos. Así como todos han muerto por Adán, todos reviven en Cristo.
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La Pascua es el día más importante porque es el paso de la muerte a la Vida. Cada cristiano está llamado a dar este paso a una vida más plena en el amor Cada Pascua que celebramos es una oportunidad para dar un paso en nuestra vida de fe. Por eso, la Pascua es el día más importante del año. Allí los niños salen a pedir la bendición a sus padrinos porque es el día que celebramos nuestro Bautismo, cuando hemos pasado de la muerte a la vida nueva de hijos de Dios. 3. Compartiendo a Dios en comunidad y 4. Celebramos lo aprendido: Rezamos juntos este Via Crucis, lo hacemos caminando. Uno de los chicos toma una Cruz y dos toman una vela. Nos vamos deteniendo ante cada estación. Primera Estación: Jesús reza en el Huerto de Getsemaní: Te pedimos, Jesús, que nos ayudes a cumplir lo que nos mandas y a superar las tentaciones que nos alejan de ti. Que nunca nos olvidemos de rezar. Padrenuestro. Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado Esta Segunda Estación nos recuerda las veces que despreciamos o traicionamos a nuestros amigos o a las personas que nos quieren. Te pedimos, Jesús, que nos ayudes a ser siempre fieles a ti y a nuestros amigos y familiares. Te pedimos perdón por las veces que hemos querido engañar y mentir. Ave María. Tercera Estación: Jesús es condenado a muerte por el Sanedrín En esta Tercera Estación te pedimos, Jesús, que nos ayudes a decir siempre la verdad y a no ser vengativos con los que nos hacen daño. Gloria al Padre. Cuarta Estación: Jesús es negado por Pedro En la Cuarta Estación te pedimos, Jesús, que seamos siempre valientes para decir que Tú eres nuestro amigo y que intentemos vivir siempre como Tú nos enseñas. Yo confieso (ver oraciones al final del Cancionero nº5). 28
Quinta Estación: Jesús es juzgado por Pilato Te pedimos, Jesús, que nunca acusemos a los demás y que seamos capaces de reconocer nuestra responsabilidad y nuestra culpa. Pésame (ver oraciones al final del Cancionero nº18). Sexta Estación: Jesús es azotado y coronado de espinas En la Sexta Estación te pedimos perdón, Señor, por las veces que nos hemos burlado de los demás. Padrenuestro. Séptima Estación: Jesús carga con la cruz En la Séptima Estación te pedimos, Señor Jesús, que nos perdones todas las cosas que hemos hecho mal y que Tú has tenido que cargar en tu Cruz. Avemaría. Octava Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz Te pedimos, Jesús, en esta Octava Estación, que estemos siempre dispuestos a ayudar a quien más lo necesite, pues cuando ayudamos a un necesitado te estamos ayudando a ti mismo, Señor. Gloria al Padre. Novena Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén En la Novena Estación te pedimos, Señor, que, al igual que Tú, pensemos en los problemas de los demás y les ayudemos a sobrellevarlos. Consagración a María (ver oraciones al final del Cancionero nº6). Décima Estación: Jesús es Crucificado En la Décima Estación te pedimos, Señor, por las personas que se sacrifican por nosotros: nuestros padres, nuestros maestros, nuestros catequistas y sacerdotes... Salve (ver oraciones al final del Cancionero nº7). Décimo Primera Estación: 29
Jesús promete su reino al ladrón bueno En la Estación Décimo Primera reconocemos nuestros pecados, Señor, y te pedimos, Jesús, que nos perdones. Padrenuestro.
Décimo Segunda Estación: Jesús en la cruz acompañado de su discípulo Juan: En esta Estación te nos ayudes a estar cerca de nuestros sufren o tienen problemas. Avemaría.
Madre y del pedimos, Jesús, que amigos cuando
Décimo Tercera Estación: Jesús muere en la cruz En esta Estación, Jesús, viéndote en la Cruz, te pedimos que nos enseñes a perdonar y a no guardar rencor. Acompañamos este momento de la muerte de Jesús con un rato de silencio. Décimo Cuarta Estación: Jesús es colocado en el sepulcro Te pedimos, Señor, por todos nuestros familiares que han muerto y por todos los que mueren a causa de las guerras, el hambre, las injusticias... Padrenuestro. Décimo Quinta estación: Jesús resucita de entre los muertos Te damos gracias, Jesús Resucitado, porque siempre estás con nosotros. Ayúdanos a reconocerte vivo y presente en nuestras vidas y a seguir tus pasos cada día. Avemaría. 5. Viviendo nuestra fe: EN FAMILIA En los días más importantes de esta semana invitamos a toda nuestra familia a prender una velita en el altarcito de casa y a tener juntos un rato de oración en familia. Lo haremos siguiendo las indicaciones del final del catecismo en: CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA nº 2.
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10. Creemos en el Espíritu Santo, que es el Amor entre el Padre y el Hijo, que anima con su fuerza nuestros corazones. Y en la Iglesia que es el pueblo y la familia de Dios, que continúa la misión de Jesús 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 10 y cantamos: Bautízame Señor nº115 Cuando hablamos de la Iglesia, muchas veces pensamos en la capilla donde nos juntamos a rezar. Nos gusta tener una Iglesia en nuestra comunidad: para rezar, para tener Misa, para celebrar los bautismos y casamientos, para reunirnos y encontrarnos para charlar cosas importantes, para convocar a los niños para la catequesis. La Iglesia es, entonces, la casa de Dios, nuestra casa de oración, la casa de todos los cristianos. Allí está Dios y nuestros santos más queridos, allí nos sentimos más hermanos, dejando de lado nuestras diferencias. Allí las puertas están abiertas para todos y no sólo para algunos. Allí sentimos que somos la gran familia de Dios, donde todos somos importantes e iguales, donde no hay unos más que otros, ni un dueño del lugar, ya que todos somos hijos de Dios y hermanos. Allí sentimos algo de lo que viviremos en el cielo, en el amor, la comunión y la paz eterna. Charlamos: En una comunidad que no tenga capilla, pero que se reúne a rezar, ¿tiene Iglesia? ¿Qué entendemos por Iglesia? ¿Por qué me gusta ir a la Iglesia? ¿Cuándo voy con más ganas? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 93 Jesús envía el Espíritu Santo en Pentecostés 50 días luego de la Pascua: Pentecostés significa: 50 días después de la Pascua. Luego de la Resurrección de Jesús, los discípulos estaban escondidos, con miedo a ser apresados y a morir, se sentían solos. El Espíritu Santo les hace recobrar sus fuerzas y su confianza en Jesús. Ese día nace la Iglesia. Cuando recibimos el Espíritu Santo se nos va el miedo y tenemos fuerzas para seguir a Jesús. El Espíritu Santo se muestra bajo diferentes nombres y símbolos: el auxiliador, el viento, como lenguas de fuego, como paloma, el Consolador, el Espíritu de la Verdad. El Espíritu Santo es el mismo Dios que viene a nuestros corazones y que lo hemos recibido por primera vez el día de nuestro Bautismo. Es el que nos hace hijos de Dios. Cada uno de nosotros es templo del Espíritu Santo. 31
Creer en el Espíritu Santo es adorarlo como Dios igual que al Padre y al Hijo: El Espíritu Santo viene a nosotros para que conozcamos mejor a nuestro Padre y recordemos y vivamos todo lo que Jesús nos enseñó. LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 94 *La Iglesia continúa la misión de Jesús: cuando los discípulos reciben en Pentecostés al Espíritu Santo se les va el miedo y salen a anunciar a todos que Jesús está vivo. Con signos y milagros curan a los enfermos con el poder del Espíritu Santo. Todos los que creían en Jesús eran perseguidos, pero el Espíritu les daba las fuerzas para ser valientes y sobrellevar las dificultades. Esto lo seguimos haciendo nosotros, como seguidores de Jesús en su comunidad que es la Iglesia. *Nosotros somos la Iglesia: por el bautismo, Dios hizo de nuestro corazón su casa y empezamos a formar parte de una gran familia, que está en todo el mundo, la Familia de Jesús, la Iglesia. *La Iglesia es una: porque Dios es uno, así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo y sigue siendo uno, así también la Iglesia es una. Dios quiere que seamos uno, que no existan divisiones ni peleas. En la historia hubo divisiones entre los cristianos y surgieron así otras iglesias. Ellos son nuestros hermanos. Hay veces que algunos nos quieren engañar o hablar mal de nuestra fe, criticando nuestros santos, a la Virgen, etc. No debemos pelear con ellos. Jesús nos invita a quererlos y a rezar para que pronto nos unamos y entendamos, como Dios quiere. *La Iglesia es el Pueblo de Dios: no podemos vivir solitos la fe, sino en familia. Dios nos llama a todos a formar su Pueblo, para vivir juntos la fe, en comunidad y como hermanos. Por eso rezamos juntos, venimos a catequesis juntos, cantamos y celebramos juntos a nuestros patronos. Así quiere Dios que vivamos: unidos en el amor, la comprensión, el cuidado y el respeto. *En la Iglesia todos somos importantes y formamos el Cuerpo de Cristo: en nuestro cuerpo tenemos muchos miembros, cada uno con una función distinta. Lo que hace una mano, no lo puede hacer un pie, lo que hace nuestro ojo, no lo puede hacer la boca. Sin embargo, el cuerpo sigue siendo uno solito, pero con muchos miembros. En la Iglesia sucede lo mismo. Los niños de catequesis tienen una función diferente a la del catequista, él, a su vez, tiene una misión que no es igual a la que tiene el cura. Los misioneros no hacen lo mismo que la mamá en casa. No por eso somos menos importantes. Cada uno realiza la misión que le corresponde, como un miembro importante y necesario de este gran Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. *En la Iglesia todos tenemos una misión: los sacerdotes, los obispos, las religiosas, los catequistas, los niños, los jóvenes, los papás, todos tenemos una 32
misión que Dios nos confía, para que otros lo conozcan y lo amen. La Iglesia es Santa porque está acompañada por el Espíritu Santo, aunque esté compuesta por pecadores. La Iglesia es Católica porque es universal, está en todo el mundo, en tantos países con los que nos sentimos hermanos en la fe, con las puertas abiertas para todos. La Iglesia es Apostólica porque está fundamentada en la fe de los Doce Apóstoles. La Iglesia es Romana porque su cabeza visible es Pedro y sus sucesores (los Papas), que tienen su sede en la ciudad de Roma. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Ponemos en común nuestra oración, completando juntos esta frase: Cuando el Espíritu Santo anima mi corazón yo: (ejemplo) tengo paz. -Nos preguntamos: ¿me siento parte de este gran cuerpo que es la Iglesia? ¿Qué puedo hacer para vivir mejor mi misión? Completamos juntos la siguiente frase: Yo soy ______________ de Dios, porque Él vive en mí corazón, soy parte del ______________ de Cristo, donde todos somos_____________________, aunque seamos muchos y diversos, todos tenemos una misión que es: ________________a Jesús a todos. Soy parte de la Iglesia que es ________, santa, ______________ y apostólica, cuyo Papa hoy se llama ______________ y vive en Roma, por eso decimos que la Iglesia es ________. 4. Celebramos lo aprendido: Leemos lo que hemos escrito y decimos tres veces esta oración: Ven Espíritu Santo, llena mi corazón con tus dones… Sintiéndonos parte importante de la Iglesia, cantamos A edificar la Iglesia nº 120 5. Viviendo nuestra fe: EN COMUNIDAD Vamos a hacer un gesto misionero. Un día de esta semana, nos reunimos todo el grupo para armar una carta con un mensaje a todas las comunidades, compartiendo lo lindo de este camino de la catequesis, para que lo puedan leer toda la semana por la FM o por alguna de las radio bases y todos puedan recibir nuestro testimonio.
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11. Creemos en la resurrección de los muertos y en la vida eterna del cielo 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº11; cantamos: Cuando Cristo venga en Gloria nº 122. Hemos visto la semana pasada que todos somos parte de la Iglesia, parte importante en nuestra comunidad de este Cuerpo de Cristo. Hoy vamos a hablar de un tema que nos cuesta un poco: la muerte. ¿Por qué creen que nos cuesta hablar de la muerte? ¿Alguna vez hemos pensado en la muerte?, ¿nos asusta pensar en ella? ¿Tengo en mi familia alguien que haya fallecido? ¿Qué hacemos como familia cuando alguien muere? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 97 y 98 -Fuimos creados para la vida y nuestro corazón siempre estará inquiero hasta que no descanse en Dios. El Dios de la Vida nos ha creado para que seamos felices y vivamos para siempre. Nos ha preparado un lugar para vivir para siempre con Él y con nuestros hermanos: el cielo, la vida eterna. Allí no habrá divisiones, sufrimiento, dolor, injusticias. Allí esperamos reunirnos todos juntos un día. -Dios puede más que la muerte. La muerte para el cristiano no es el fin, sino un paso a una vida nueva. No morimos para quedarnos en la tierra, morimos para llegar al cielo, para ver a Dios y vivir junto a Él. Todos le tenemos miedo a morir. Pero la muerte forma parte de la vida. Tenemos que aceptar estos sufrimientos y pequeñas muertes de cada día. Así como nuestra mamá, antes de darnos a luz, sintió miedo y angustia por el dolor del parto, así también nosotros tenemos miedo ante la muerte. Pero esta angustia de mamá se convierte en alegría y paz al tenernos en sus brazos, en esta nueva vida que empezamos a vivir fuera de su vientre. Así también la angustia y miedo ante la muerte, se convierte en gozo por la vida nueva que nos espera en el cielo, en los brazos de Dios. -Resurrección de los muertos. Cuando morimos nuestra alma se separa de nuestro cuerpo. El cuerpo del difunto lo velamos y enterramos, lo visitamos en el cementerio, lo tratamos con respeto y cuidado, porque es parte de nuestro ser querido. Pero el alma ya no está más con ese cuerpo, sino que vive de otra manera. En la última venida de Cristo, Él resucitará nuestros cuerpos, para que unidos a nuestras almas, puedan estar completos, para gozar de la felicidad eterna con Dios. -Rezamos unos por otros. Creemos que los que ya están junto a Jesús y María, forman la Iglesia del cielo, ven a Dios cara a cara y viven de su Amor. Desde allí 34
rezan por nosotros y nos cuidan, para que todos podamos llegar también a la casa de Dios. A esta unión de corazones la llamamos comunión de los santos. Pero hay otros que han muerto y su corazón no está del todo limpio para ver a Dios. Ellos están purificándose en el purgatorio, esperando ver a Dios. Nosotros rezamos por ellos que aún esperan ver a Dios y ellos luego rezarán por nosotros, al llegar al cielo. Siguiendo las enseñanzas de Jesús, sabemos de la posibilidad del infierno que es la separación definitiva de la felicidad con Dios para la que fuimos creados. -¿Por qué rezamos por nuestros difuntos? Para hacer memoria agradecida de sus vidas: recordando y agradeciendo por todo lo aprendido de ellos. Para que Dios nos regale el consuelo, la paz y la fuerza: en esos momentos de dolor, donde la fe y la presencia de la comunidad nos dan mucho ánimo. Para que ya estén con Dios: una vez purificados de sus faltas y pecados, puedan estar en el cielo, como un santo más de esta familia. Y desde el cielo rezan e interceden por nosotros. -Vivimos ya el cielo aquí en la Tierra. Dios quiere que desde aquí en la tierra seamos felices, que vivamos en Paz, en unión con nuestros hermanos. Cuando Dios nos llame no nos preguntará cuántos títulos tenemos, cuánto dinero ganamos, sino CUANTO HEMOS AMADO A NUESTROS HERMANOS. El cielo y el infierno comienzan aquí. El que vive en comunión con los demás, ya está preparando el cielo, haciendo más cielo nuestro suelo. Aquel que vive para sí mismo, en su propio mundo de aislamiento, soledad, egoísmo, ya está viviendo el infierno que es la separación de Dios y de su amor. Cada decisión cotidiana prepara el rumbo final de nuestra vida. Aprovechemos, pues, el regalo de la vida para vivirla lo mejor que podamos siendo felices y haciendo felices a los demás. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Nos imaginamos el cielo y lo dibujamos. ¿Cómo debemos vivir para ir al cielo? 4. Celebramos lo aprendido: Escribimos el nombre de nuestros difuntos, rezamos 1 Padrenuestro y 1 Avemaría 5. Viviendo nuestra fe: Rezaremos con una vela junto a nuestros papás pidiendo por nuestros difuntos.
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12. Contamos con la ayuda y el ejemplo de la Virgen y de nuestros hermanos mayores los Santos 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº12; cantamos Todos podemos ser santos nº149. ¡Cómo nos gustaría sentir más de cerca a Dios, tocarlo, sentirlo, verlo! Sabemos que, por ahora, eso es imposible. Por eso, tenemos en casa estampas, imágenes, medallitas. En algún lugar importante está nuestro altar, que es el corazón de nuestro hogar, lo más sagrado de nuestra familia. Allí también está la Biblia y algunas fotos de nuestros seres queridos, algunos vivos, otros ya con Dios. Es como un modo de tenerlos más cerca y de sentirlos más al lado nuestro. De este modo, la casa se nos llena del Buen Dios. Los alumbramos con una vela y ellos también alumbran nuestras vidas. Tomamos gracia de estas imágenes, sabiendo que, algo de este poder de Dios, nos regalan para nuestra lucha cotidiana. Ellos protegen nuestra vida. Al salir y volver de casa, pasamos por nuestro altarcito para pedir la bendición de Dios a través de sus amigos: los Santos. Esto nos da más alegría, paz, seguridad, nos ayudan a vivir mejor entre nosotros, a ser más buenos. ¿Por qué nos gusta tener Santos en nuestra casa? ¿Cuáles tenemos? ¿Qué les pedimos? ¿Qué significa ese lugar para nuestra familia? ¿Qué nos piden los Santos a nosotros? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) -Todos somos llamados a ser Santos, porque Dios es Santo, y es la fuente de donde brota la santidad. Sólo a Jesús lo adoramos y alabamos porque es Dios. A la Virgen y a los Santos los veneramos, porque fueron personas como nosotros que adoraron y alabaron a Dios con sus palabras y acciones. Jesús es la Persona más importante de nuestra fe. La Virgen y los Santos nos ayudan a acercarnos más a Dios. Por eso, las imágenes de Jesús ocupan el centro de nuestro altar familiar. -Los Santos son parte de nuestra familia, son nuestros hermanos mayores en la fe. Ellos ya están en el cielo. A muchos los conocemos e invocamos como patronos de nuestras comunidades, les hacemos fiesta, los sacamos en procesión, los velamos y les rezamos ante diversas necesidades: San Cayetano, por el pan y el trabajo; Santa Rita, patrona de los imposibles; San Pantaleón, por los enfermos; San Roque, por los animales; San Isidro Labrador, por los sembrados y cultivos; San Expedito, por las causas urgentes; San Antonio, por las cosas perdidas. Otros los sentimos más nuestros: Ceferino Namuncurá, santo de la Patagonia; Francisco 36
Solano, ardiente misionero de nuestras tierras; Cura Brochero, amigo de los pobres; Laura Vicuña, protectora de los jóvenes. Pero en el cielo hay muchos más santos que los que conocemos. Muchos de nuestros difuntos que ya están en el cielo, forman parte de este grupo de santos anónimos y desconocidos, pero santos al fin. A todos nuestros santos anónimos los celebramos cada 1º de noviembre. -Ellos piden a Dios por nosotros (interceden), al rezar a un santo, lo estamos tomando como mediador e intercesor ante Dios. Ellos llevan a Dios nuestra plegaria, y como están cerca de Dios, nos alcanzan su Bendición. -Ellos nos piden algo de parte de Dios (son nuestros ejemplos). No sólo escuchan, sino también nos hablan. ¿De qué modo? Con el ejemplo de sus vidas nos piden que seamos buenos como ellos lo fueron. Hay niños, jóvenes, papás y mamás, abuelos que son santos porque amaron mucho a Dios y al prójimo. Aprendiendo de sus vidas, crecemos en el deseo de vivir en el amor para llegar a formar parte de esta gran familia del cielo, como un santo más de este mundo. -La Virgen es la Madre de Dios y nuestra Madre. Ella es una sola, aunque la invocamos con distintos nombres. Jesús en la Cruz nos la dejó como el regalo más grande, nos la entregó como nuestra Mamá. Ella, a lo largo de la historia, se ha aparecido a diferentes personas, en distintos lugares para recordarnos que no estamos huérfanos, sino que contamos cada día con su ayuda y protección. -Es nuestra Madre Misionera que veneramos: en Itatí como patrona del Litoral argentino, en el Valle como patrona de Catamarca, en Luján como patrona de nuestra Patria, en Lourdes como patrona de los enfermos, en Fátima como protectora de la paz, en Huachana como patrona de nuestro monte y su gente, en la Merced como patrona de la libertad, en Sumampa como patrona de Santiago del Estero, y en tantos otros lugares, bendecidos por su presencia y amor maternal. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Conocemos la vida de algún santo? ¿Y la historia del patrono de la comunidad? Contar algo de la vida de algún santo. ¿Se pueden adorar las imágenes? ¿A quién debemos adorar? ¿Qué se necesita para ser santo? ¿Podemos serlo también nosotros? 4. Celebramos lo aprendido: Leemos y rezamos del final del Catecismo el nº 12, para conocerlo más a Gottau. 5. Viviendo nuestra fe: Vamos a tratar de conocer la vida de algún santo y de hacernos más amigos suyos, y de sentirlo como nuestro hermano mayor. Leemos del final del Catecismo el nº 28, para conocer más a San Benito. Invitamos a nuestra familia a rezar juntos, en el altarcito, un Rosario (ver la 2da parte del Cancionero, nº 19). 37
2º JORNADA DE ORACIÓN, JUEGOS Y CELEBRACIÓN En este día vamos a tener un tiempo de oración más prolongado. Luego haremos algunos juegos preparados por el catequista. Y, finalmente, celebraremos los cumpleaños del mes, llevando algo para compartir. Se prepara de modo especial el salón. Ponemos una imagen de Jesús con una vela grande y varias velas pequeñas para repartir a los chicos y un recipiente con agua bendita. RENOVAMOS NUESTRA FE: Recibimos la luz y el Credo Comenzamos la oración cantando: Si tuvieras fe nº 136, mientras encendemos la vela recordando que nuestra fe es como una luz para nuestras vidas. Luego, el catequista va guiando a los niños en la oración: -En estos encuentros que fuimos viviendo, hemos conocido más nuestra fe. Hoy queremos dar gracias a Dios por tener fe, por estar juntos para celebrarla. Por eso, vamos a dar nuestro sí a Dios, eso es la fe: es confiar y decirle siempre sí a Dios, como María, como los Santos, como el mismo Jesús. Primero lo haremos de forma personal y luego juntos en comunidad. -Nos sentamos en una postura cómoda, cerramos los ojos y lentamente vamos a ir repitiendo dentro nuestro una misma frase, sin apuros, de forma pausada. Vamos a ir diciendo: Dios mío, confío en ti. Lentamente lo empezamos a decir. Podemos hacerlo al ritmo de nuestra respiración: al tomar el aire, decimos la primera parte: Dios mío y al soltarlo: confío en ti. Respiramos normalmente sin forzar nuestro modo de respirar. (Silencio de 5 minutos)… Lentamente, vamos abriendo los ojos y a soltar nuestro cuerpo. -¿Cómo se sintieron? ¿Qué sintieron? ¿Pudieron rezar? ¿Se animan a volver a rezar de esta manera durante la semana, en casa? -Vamos ahora a renovar nuestra fe en comunidad. En este camino de la Catequesis vamos a dar el segundo paso en la etapa de este camino, que es el de recibir la luz y el Credo. Vamos a bendecir nuestros catecismos, que son los libros que contienen nuestra fe y nos ayudan a ser más amigos de Dios y a sentirnos más parte de su comunidad. -El Catequista va entregando a cada niño una vela, mientras se acercan a encenderla con la vela más grande. Acompañamos este momento cantando: Esta es la luz de Cristo nº 49. Catequista: Al ser bautizados, nuestros padres y padrinos respondieron a Dios, en nombre nuestro. Ahora, nosotros ya estamos en condiciones de 38
hacerlo por nuestra propia cuenta. Por eso, pensemos bien en lo que decimos, para que nuestras palabras sean fiel reflejo de nuestro corazón. Ponemos en alto nuestras velas encendidas en una mano y en la otra tenemos el Catecismo con la oración del Credo (contratapa) en alto. Respondan entonces, con sus velas encendidas y con el Credo en sus manos: ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Niños: Sí, renunciamos. Catequista: ¿Renuncian al demonio que es el autor del mal, la mentira, la división y el pecado? Niños: Sí, renunciamos. Catequista: ¿Renuncian a toda clase de pecado como es la envidia, el odio, la venganza, la violencia, la crítica, el robo, las peleas, las burlas, la desobediencia, los caprichos, los chismes y el egoísmo? Niños: Sí, renunciamos. Catequista: ¿Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra? Niños: Sí, creemos. Catequista: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de la Virgen María, padeció y fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Niños: Sí, creemos. Catequista: ¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna del Cielo? Niños: Sí, creemos. Catequista: Esta es nuestra fe, la fe de la Iglesia, que nos sentimos orgullosos de renovar y anunciar. Fe que hemos recibido en el Bautismo y que alimentaremos y confirmaremos en la Comunión y la Confirmación. Fe que vamos conociendo más y queriendo más en este camino de la Catequesis con estos Catecismos que son nuestros libros de oración que bendecimos ahora en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (El catequista pasa rociando con agua bendita los catecismos de los niños). Catequista: Vamos a apagar las velas y a llevarlas para encenderlas en casa, cuando rezamos en nuestro altarcito. Como signo de la alegría de la fe compartida, vamos a darnos el saludo de la paz y a bendecir al que tengo al lado, haciéndole en la frente la señal de la Cruz, como hicieron nuestros padres y padrinos cuando fuimos bautizados. -Terminamos cantando juntos: Tomados de la mano, nº 161 del Cancionero.
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II. CELEBRAMOS NUESTRA FE En estos encuentros (13 al 19) iremos conociendo mejor nuestro modo de celebrar todo lo que creemos, todos los misterios de nuestra fe… 13. Los sacramentos son regalos que Jesús nos dejó para acompañarnos en los momentos importantes de nuestra vida, para darnos su fuerza y su amor. El primero de ellos es el Bautismo. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº13; cantamos: Esta es el agua pura nº 103. Fuimos creados con un cuerpo, un alma, un corazón. Tenemos sentimientos, emociones, que necesitamos expresar. Utilizamos formas, maneras de dar a entender a los demás que estamos tristes, que estamos alegres, que tenemos miedo. Es decir, lo interior del corazón siempre necesita expresarse hacia fuera con signos visibles que podamos sentir: mirar, escuchar, oler, tocar, gustar. Nuestra vida está llena de signos que expresan nuestros sentimientos más hondos: una flor, una caricia, un abrazo, una sonrisa, una lágrima, una carta… Dios también usa con nosotros signos sensibles, claros, sencillos, para mostrarnos su amor. Y lo hace con elementos muy simples, propios de nuestra vida cotidiana: agua, pan, aceite, una mano que bendice. ¿Cómo expresamos nuestro cariño a los demás? ¿Cómo expresamos nuestro cariño a Dios? ¿Qué signos usamos para mostrarle nuestro amor? ¿Qué signos usa Dios con nosotros para decirnos que nos acompaña y que nos quiere? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) * Los sacramentos son signos sensibles, signos que nos hacen sentir la presencia de Jesús que sigue haciendo el bien entre nosotros. Para poder descubrir mejor la gracia y la fuerza que Dios nos regala en cada sacramento, Jesús nos dejó distintos signos que hacen visible lo que no pueden ver nuestros ojos. Signos muy comunes como el pan, el vino, el agua, las velas, los aceites, la ropa blanca, etc. * Los sacramentos son 7 formas en las que Dios acompaña todas las etapas de nuestra vida: nacimiento, crecimiento, madurez, alimentación, los compromisos, las cruces. Dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe, vivida 40
en comunidad. Los sacramentos no son un premio a nuestro esfuerzo o buena conducta, como si fueran caramelos. Cada sacramento es un regalo inmenso de su amor. Él mismo es el mayor de los regalos que se nos da en cada Sacramento. * Fueron instituidos por Jesús y confiados a la Iglesia. El mismo Jesús mientras vivió en esta tierra, inventó los sacramentos y se los confió a sus apóstoles para que se los dieran al pueblo de Dios. En cada sacramento se repiten las mismas palabras que Jesús utilizó y vuelve a suceder lo que Jesús realizó. * Podemos dividir los sacramentos en tres grandes grupos: 1) Sacramentos de iniciación o de comienzo de nuestra vida cristiana: BAUTISMO: somos hechos hijos de Dios, tomamos el compromiso de seguir a Jesús, nacemos para la vida de Dios, en la Iglesia. CONFIRMACIÓN: recibimos el Espíritu Santo, para que seamos más valientes para dar testimonio de Jesús y trabajar en la construcción del Reino de Dios. EUCARISTÍA: es la celebración en comunidad de la Pascua de Jesús. Juntos escuchamos la Palabra de Dios y nos alimentamos del Cuerpo de Cristo. 2) Sacramentos de curación o sanación: RECONCILIACIÓN-CONFESIÓN: nos reconcilia con Dios y los hermanos UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: es bendición para momentos de enfermedad, confortando, animando y transformando el sufrimiento en semilla de salvación. 3) Sacramentos de misión en la Iglesia MATRIMONIO: Jesús bendice el amor del hombre y de la mujer y la vida de la familia, ayudándonos a vivir con amor nuestros compromisos familiares. ORDEN SACERDOTAL: lo reciben los sacerdotes y obispos para servir de un modo especial a la comunidad: en la celebración de la Eucaristía; en el anuncio de la Palabra de Dios; en la Reconciliación y animación de la comunidad. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Vamos a hacer memoria de nuestro Bautismo, conociendo más todo lo que hizo en nosotros: Lo que hace en nosotros EL BAUTISMO: -nos hace hijos de Dios y de la Virgen para siempre -nos da la misma Vida de Dios -nos incorpora a la familia de Dios: la Iglesia, la comunidad -nos protege del mal y del peligro y nos borra el pecado original -nos compromete con el prójimo, en el amor sincero a nuestros hermanos. -nos sumerge en la Muerte y Resurrección de Jesús, haciéndonos otros Cristos Ahora rezamos con los signos del bautismo y los dibujamos: 41
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1) La señal de la Cruz: Los padres y padrinos bendicen al niño/a, gesto que podemos hacer cada día invocando la protección de Dios sobre los hijos y ahijados
2) La unción con el aceite: El celebrante unge el pecho del bautizado con el aceite consagrado, pidiendo que el mal nunca entre en nosotros y que siempre nos resbale
3) El Agua Bendita: Es el momento central de la celebración. Por el agua recibimos la vida de Dios, la dignidad de hijos amados de Dios. Esta Vida Nueva ha de ir creciendo cada día con la oración, el compromiso en la comunidad y los hermanos. 4) El Santo Crisma: El celebrante unge la cabeza con este aceite mezclado con perfume. Nos unimos a Jesús, que nos confía su misma misión de esparcir su aroma: anunciando su Palabra (como profetas), ofreciendo nuestras vidas y tareas (como sacerdotes), y sirviendo con amor (como reyes-servidores). 43
5) La luz de la Vela: Los padrinos encienden su vela con la luz de Jesús Resucitado y alumbran la vida de su ahijado, con el compromiso de cuidarla de toda oscuridad y hacerla crecer en la fe, la esperanza y el amor. 4. Celebramos lo aprendido: Celebrando nuestro Bautismo, nos persignamos con agua bendita y rezamos la oración de los hijos de Dios que nos hace hermanos: Padrenuestro. 5. Viviendo nuestra fe: Completamos el siguiente cuadro con la ayuda de nuestros papás. Buscamos agua bendita para persignarnos cada mañana al levantarnos, y cada noche al acostarnos. El día de mi bautismo de (poner el lugar)
en la Parroquia el Sacerdote
en nombre de Dios dijo:
yo te Bautizo en el
nombre del Mi padrino:
. y mi madrina:
se comprometieron a cuidar mi fe, ayudándome a sentirme siempre hijo de Dios y de la Virgen, a comprometerme más en mi comunidad y a pasar por este mundo, con Jesús y como Jesús, haciendo el bien a los demás. Mi firma:
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14. El Espíritu Santo confirma y completa en nosotros lo que ha comenzado en el Bautismo. La Confirmación: sacramento de la madurez cristiana. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Rezamos la oración nº 14 y cantamos: Maranatha nº 114. El Bautismo nos hace hijos de Dios, miembros de la Iglesia, y nos da una Vida Nueva. Casi todos hemos recibido este sacramento de muy pequeños. Fueron nuestros papás quienes eligieron bautizarnos en esta fe de la Iglesia Católica. Cuando vamos creciendo, empezamos a conocer más nuestra fe, y vamos tomando decisiones importantes para nuestra vida. Nuestros padres nos van acompañando en el crecimiento, enseñándonos a tomar responsabilidades y a cumplir bien con nuestras tareas: criar las cabras, buscar agua, juntar leña, cuidar a nuestros hermanos menores, dar de comer a los animales. Una vez que aprendimos a hacer estas cosas, nos dejan a cargo de estos trabajos, confiando en nosotros. Nos damos cuenta de que vamos dejando las cosas de niños, asumiendo tareas nuevas en la familia, que antes no teníamos. Esto nos llena de orgullo, porque nos sentimos más grandes. En nuestra vida de fe también pasa lo mismo. ¿He tenido que tomar alguna decisión en mi vida? ¿Qué responsabilidades tengo en mi casa? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) El Espíritu Santo es el mismo Dios que viene a habitar en nuestros corazones: nos enseña a rezar, nos hace crecer en la comunión y nos anima a la misión: El Espíritu Santo nos enseña a rezar y a estar siempre seguros del amor de Dios que sostiene nuestras vidas. Además nos ayuda a estar más unidos entre nosotros, superando los conflictos y haciéndonos sentir más hermanos de esta gran familia de la Iglesia. El Espíritu va construyendo la comunidad con los diversos dones y carismas que nos regaló a cada uno para el bien de todos. Por último, ante el miedo y la vergüenza, el Espíritu Santo pone sus palabras en nosotros para que anunciemos con valentía y coraje el Reino de Dios. Lo que el Espíritu Santo inició en nuestro Bautismo, queda completado en la Confirmación Dejamos de ser niños en la fe, para ser más grandes, capaces de llevar adelante la misión que Dios nos confía. Quien se confirma no puede alejarse de la comunidad, porque la misión se vive junto a otros. 45
En la Confirmación Dios confirma su amor por nosotros y nosotros confirmamos nuestra fe recibida en el Bautismo Dios vuelve a elegirnos como discípulos y misioneros de su Hijo, y nos confirma en su amor. A su vez, nosotros confirmamos esa fe recibida de pequeños y que ahora elegimos vivirla mejor. El Espíritu Santo nos da sus siete dones para vivir mejor la fe en comunidad: Sabiduría: para gustar las cosas de Dios y mirar la vida como Él la ve. Entendimiento: para comprender el paso de Dios en los demás y en los acontecimientos de la historia. Ciencia: para comprender mejor los misterios de Dios y anunciarlos a los demás. Temor de Dios: para adorarlo, asombrarnos de su amor y respetar sus cosas. Fortaleza: para atravesar las dificultades de la vida y sostener el caminar del otro. Consejo: para iluminarnos en las decisiones importantes, para elegir el camino mejor y seguir la voluntad de Dios. Piedad: para dedicarle tiempo a la oración, al silencio, al diálogo con Jesús, a leer cada día la Palabra El obispo, sucesor de los Apóstoles, nos da el don del Espíritu Santo con la imposición de las manos y la unción con el Santo Crisma en la frente Como hacían los Apóstoles, el obispo reza una oración con las manos extendidas y pide al Espíritu Santo que nos cubra con su fuerza y poder. Cada confirmando recibe en su frente la unción con el Santo Crisma, mientras escucha las palabras del obispo: recibe por esta señal el don del Espíritu Santo. En el Bautismo ya fuimos ungidos con este aceite con perfume. Ahora lo recibimos nuevamente como signo de la marca imborrable del Espíritu Santo, que nos impulsa a compartir el buen aroma de Cristo con todos. El obispo nos da el saludo de la paz, con una palmada en la mejilla, como signo de aliento en este compromiso de ser testigos valientes de Jesús. El padrino, con su mano en nuestro hombro, se compromete a respaldar nuestro compromiso, alentándonos a ser fieles en nuestra vida cristiana, en nuestra palabra dada a Dios. Con el Bautismo, la Comunión y la Confirmación completamos la iniciación cristiana, asumiendo un mayor compromiso comunitario y misionero Con la Confirmación empieza una vida cristiana de mayor compromiso. No es el sacramento del adiós, sino del comienzo, del compromiso, del inicio. Dios cuenta con nosotros para seguir haciendo presente su Reino, Él confía en nuestra persona, en nuestros dones y talentos. 46
3. Compartiendo a Dios en comunidad: Entre todos preparamos un papel afiche con dibujos y frases de lo que es el Espíritu Santo y de lo que hace en nosotros. Luego lo ponemos en la Capilla, como gesto misionero para con los de nuestra comunidad. 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a invocar juntos al Espíritu Santo. Le pedimos que venga a nuestras vidas, que nos acompañe e ilumine. Cada uno puede pedir alguna intención y a cada una respondemos: Ven Espíritu Santo. Rezamos juntos la Canción del Cancionero: Secuencia de Pentecostés, nº 118. 5. Viviendo nuestra fe: El Espíritu Santo nos hace misioneros de Jesús. Leemos los 10 mandamientos del niño misionero y elegimos un mandamiento para vivirlo en este mes. Al mes siguiente puedo elegir otro y así hasta llegar a vivir cada uno de ellos: 1) Un niño misionero mira a todos los hombres con ojos de hermano. 2) Un niño misionero conoce a Jesús, ama como Él y no se avergüenza de hablar de Él. 3) Un niño misionero habla siempre con Jesús y le pide por los niños que aún no lo conocen. 4) Un niño misionero siempre dice: ¡Gracias! 5) Un niño misionero goza de poder dar y de que los otros también gocen al darle a él. 6) Un niño misionero está alegre en el servicio. 7) Un niño misionero sabe que su persona es más necesaria que su dinero. 8) Un niño misionero es generoso, aunque le cueste. 9) Un niño misionero busca soluciones y las encuentra. 10) Un niño misionero siempre piensa en “nosotros”.
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15. Jesús nos reúne en comunidad en torno a su Mesa y nos alimenta en la comunión: La Misa 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 15 y cantamos: En el nombre de Dios nº 10. ¡Qué lindo es recibir visitas! ¡Qué bien nos hace encontrarnos cada tanto con la comunidad en una fiesta, o con la familia en alguna ocasión especial! Ver reunida a la familia grande alegra mucho el alma. Queremos que la fiesta nunca se acabe. Algo así pasa en nuestras comunidades cuando nos reunimos. Necesitamos encontrarnos con esta familia más grande que es nuestra comunidad. Lo hacemos, principalmente, en torno a una mesa, como en nuestras casas. Esta mesa es el altar, donde Jesús se nos da como alimento en el pan y en el vino. ¿Recibimos visitas a fin de año? ¿Quiénes vienen? ¿Cómo se sienten ellos al venir? ¿Cómo preparamos su venida? ¿Qué es lo que más nos gusta de esos días? ¿Cómo nos sentimos cuando se van? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 80 Jesús celebró la primera misa el Jueves Santo, en la Última Cena, la noche antes de morir: Jesús reunió a sus amigos para celebrar la fiesta de la Pascua. Era la fiesta en que los judíos recordaban la liberación de la opresión de Egipto. Durante esta cena Jesús tomó un pan, dio gracias y lo repartió entre sus discípulos diciendo: ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES. Después tomó una copa de vino y dijo: ESTE VINO ES MI SANGRE QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES. ES LA SANGRE DEL NUEVO ACUERDO, DE LA NUEVA ALIANZA ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES. Todas las veces que se reúnan hagan esto para acordarse de mí. Así nació la MISA: durante una comida, comiendo todos juntos, recordando la gran liberación del pueblo. En la misa celebramos la comunión, el estar juntos y el ser comunidad y nos alimentamos con Jesús que nos une más con Él y entre nosotros: comer juntos es señal de amistad, de unión, de fiesta. El que come del mismo plato es porque es de la familia, es amigo, compañero leal. En la misa, todos comemos del mismo pan y bebemos de la misma copa. Se la llama también comunión pues nos unimos más a Dios y a los hermanos. Es el momento más importante de la comunidad. En su Cuerpo y su Sangre, Jesús nos regaló un recuerdo vivo, un memorial de su Muerte y Resurrección: en cada misa celebramos el Sacrificio de amor de 48
Jesús por nosotros en la Cruz. El pan se convierte en su cuerpo entregado, el vino se transforma en su sangre derramada. En cada misa comulgamos con el amor de Jesús que murió y resucitó por cada uno de nosotros. Allí recibimos la entrega de amor de Jesús, su mismo amor que se hace alimento que fortalece nuestra fe. Las partes de la Misa: -Canto de entrada: nos ayuda a darnos cuenta de que estamos juntos, cantando la misma canción, sintiéndonos hermanos, familia de Dios que se reúne a celebrar. -Pedimos perdón: nos arrepentimos de nuestros pecados, nos reconciliamos con Dios y con los hermanos, para vivir más aliviados la fiesta de la misa. -Escuchamos la Palabra: somos tan valiosos para Dios que nos dirige su Palabra, nos dice algo importante para nuestra vida, nos ilumina en el camino cotidiano. Escuchamos una lectura, luego respondemos a Dios con alguna frase de un Salmo, cantamos el Aleluia y nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio, la parte más importante de la Biblia. -Respondemos a esta Palabra: rezando el Credo que resume nuestra fe y presentándole a Dios alguna necesidad de nuestra familia, de nuestra comunidad y del mundo entero. Rezamos unos por otros, como una gran familia. -Ofrecemos el pan y el vino y toda nuestra vida: es el ofertorio donde, junto a algún canto, le ofrecemos a Dios lo que estamos viviendo: alegrías, penas, preocupaciones. En el pan y el vino le presentamos a Dios toda nuestra vida. -Agradecemos a Dios: el sacerdote, en nombre de todos, eleva una oración de agradecimiento a Dios por algún don recibido y nos invita a unir nuestros agradecimientos a esta oración. Concluimos cantando el Santo, alabando su inmenso poder, su misericordia y su bondad. -Consagración: al repetir las palabras de Jesús en la Última Cena, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre. Por eso, nos arrodillamos como signo de adoración a Jesús que se hace presente de modo especial en su Cuerpo y su Sangre. Le expresamos nuestro cariño mirándolo en la hostia y en el Cáliz diciéndole: Señor mío y Dios mío. -Pedimos por todo el mundo, la Iglesia, los difuntos y nos unimos a la Virgen y a los Santos: como comunidad, ampliamos nuestros horizontes y nuestro corazón, mirando el mundo entero y rezando por todos. -Junto a Jesús, en su Cuerpo y su Sangre, nos ofrecemos al Padre: toda esta larga oración, que el sacerdote va diciéndole al Padre en nombre de todos nosotros, la concluimos rezando juntos la parte final, como signo de ofrecimiento de toda nuestra vida a Dios Padre: Por Cristo, con Él y en Él… 49
-Padrenuestro y saludo de la paz: rezamos juntos la oración de Jesús, sintiéndonos hijos amados de Dios y hermanos del que tenemos al lado. Nos damos la paz, como signo de nuestro deseo de perdonar, de no guardar rencor, de estar en paz con todos, antes de recibir a Jesús, Pan de Vida, en la comunión. -Comunión: es el momento más importante de la misa. Nos acercamos a recibir a Jesús. Hablamos con Él, pensamos en Él. Lo hacemos con algún canto que nos ayude a rezar, a sentir esta profunda comunión con Jesús y el hermano. Luego hacemos un rato de silencio para dialogar personalmente con Jesús. -Bendición final y envío misionero: somos bendecidos y enviados para que la misa no concluya ahí, sino que se prolongue en nuestras vidas, amando más a los demás, viviendo mejor nuestra fe en casa, en el trabajo, con los vecinos.
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3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Qué es lo que más nos gusta de las misas? ¿Por qué nos ayuda ir a misa? Elegimos alguna de las partes de la Misa y la dibujamos. 4. Celebramos lo aprendido: Hacemos dos grupos para jugar al dígalo con mímica donde representemos una parte de la misa o uno de los objetos litúrgicos o vestimentas del sacerdote para que los del otro grupo adivinen qué estamos representando. De este modo vamos conociendo y aprendiendo los nombres de los elementos de la Misa. 5. Viviendo nuestra fe: Participamos en la Misa en alguna comunidad o por la Radio. Antes de hacerlo, leemos lo siguiente y tratamos de vivirlo durante la Misa. Le pedimos a Dios que no nos distraigamos, y pongamos mucha atención en lo que estamos celebrando. PARA VIVIR MEJOR LA MISA Canta con mucha fuerza y alegría, expresando el gozo de celebrar nuestra fe Escucha con atención cada palabra y únete a ella, como si brotaran de tus propios labios Mira el rostro de los que tienes al lado y agradece a Dios el tenerlos como hermanos, parte de esta familia que es la Iglesia, con quienes vamos a compartir la Cena del Señor Sigue cada parte de la Misa: 1. Traza con devoción sobre tu cuerpo, la señal de la Cruz, signo de la fe recibida en el bautismo, bendice a Dios por tus mayores que te la han transmitido. 2. Pide perdón con sinceridad de tus pecados, sabiendo que Dios es misericordioso y no se cansa nunca de perdonarnos. 3. Escucha con atención la Palabra de Dios. Es el mismo Dios el que nos habla, dándole luz y sentido a nuestras vidas, impulsándonos a vivir mejor. 4. Únete a las intenciones del mundo entero, de los más necesitados y pide por los tuyos. 5. Junto al pan y al vino, ofrécele tu vida a Dios, tu trabajo, tus penas y alegrías, tu familia, tu pueblo, todo lo que haces y eres, para que Dios los transforme, junto a las ofrendas que se ofrecen en el altar. 6. Dale gracias a Dios por todos sus dones: la vida, la fe, la salud, la familia, todo bueno de ti. 7. Mira en silencio el pan que se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre, y déjate amar por Jesús que da la vida por ti. 8. Reza por el mundo entero y siéntete en profunda comunión con Jesús, la Virgen, los santos y tus seres queridos difuntos. 9. Reza el Padre nuestro con alegría de saberte hijo de Dios y hermano de tu prójimo. 10. Dale la paz al que tienes al lado, como signo sincero de tu deseo de perdonar y de reconciliarte con los que te han lastimado. 11. Acércate a recibir el Cuerpo de Cristo, y permanece en profunda comunión con Él y tus hermanos, dándole gracias por este don de su amor. 12. Con un corazón nuevo, recibe la misión que Dios te encomienda, de llevar la alegría de este Encuentro a tu vida cotidiana, donde Dios te envía.
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16. Jesús está presente en la Eucaristía para estar más cerca nuestro, alimentar nuestra vida, unirnos en comunión y venir a nuestro corazón. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 16 y cantamos: Como Cristo nos amó nº 35. En el encuentro anterior, recordábamos lo importante que son para nosotros las visitas. Cuánto más disfrutamos estos encuentros, más nos duelen las despedidas. Por eso guardamos algo, para no extrañarlos tanto: una foto, una carta, un regalo. Conservar estas cosas con cariño, nos hacen tener más cerca a los nuestros y no sentir tanto su ausencia. Con Jesús pasó algo parecido. Él tenía que volver a la casa del Padre, pero no nos quiso dejar solos. Eligió algo muy sencillo para estar con nosotros: pan y vino. Su cuerpo y su sangre no son sólo un recuerdo de Jesús, o un simple signo de su amor. Su cuerpo y su sangre son el mismo Jesús. Él sigue estando con nosotros de forma misteriosa, pero bien real. Está entre nosotros como alimento, para que lo compartamos y comamos. Comer con otros es compartir, celebrar, encontrarnos. Si no comemos, desfalleceremos. Nuestra salud depende mucho del alimento. Jesús se hace alimento para que estemos fuertes, sanos, para que tengamos vida abundante. Él se deja comer para ser parte de nosotros, para compartir nuestra vida, dándonos su misma energía divina. Así como alimentamos nuestro cuerpo, ¿cómo estamos alimentando nuestra alma? ¿Qué alimentos le hacen bien al alma? ¿Qué alimentos no le hacen bien o la enferman? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 65 “Yo soy el pan que da vida, El que viene a mi jamás tendrá hambre. El que cree en mí, jamás tendrá sed” Jesús se hace alimento para nuestra alma, él es el pan que sacia nuestra hambre y sed de amor, de justicia, de paz. Estamos invitados a la fiesta del Pan y del Amor compartido. Cuando nos reunimos como hermanos para la celebración de la Misa, escuchamos la Palabra de Dios, damos gracias al Padre por todo lo que nos ha dado, renovamos la muerte y resurrección de Jesús por amor a nosotros y comemos el Pan de Vida. En la misa Cristo está realmente presente de modo misterioso: en el momento en que el sacerdote repite las palabras de Jesús de la última cena y levanta en el altar el Pan, se produce un milagro. El pan deja de ser pan, para transformarse en el Cuerpo de Jesús. El mismo Cuerpo que estuvo colgado en la Cruz, que estuvo en Belén en los brazos de María, que estuvo en contacto con los enfermos. Todo Jesús 52
está ahí frente a nosotros Y el vino se hace su Sangre. A este momento importantísimo de la misa, lo llamamos: consagración. La misa es la fiesta de la familia de Dios, la fiesta de la Comunidad: es el momento más grande que tenemos los cristianos para encontrarnos y rezar juntos. Algunos nombres de este Sacramento: Eucaristía: significa: acción de gracias, así llamamos a la celebración de la Misa porque es una gran oración de agradecimiento a Dios y también llamamos así a Jesús Pan de Vida. Misa significa envío, ya que en cada celebración, Dios nos envía a vivir y a anunciar lo compartido. Comunión: así llamamos a Jesús en el Pan y también al momento de acercarnos a recibirlo, ya que Jesús hecho pan nos une más con Él y con nuestros hermanos (vivos y difuntos). Hostia: significa: sacrificio, entrega: así llamamos a Jesús hecho Pan que se nos da como alimento. Jesús está siempre con nosotros, presente, vivo y real en medio nuestro Ante la pregunta: ¿qué es más importante la foto de tu mamá o tu mamá en persona? Nadie dudaría de la respuesta. En la Eucaristía, lo tenemos a Jesús en persona. En ese momento, es lo más importante de la Capilla. Por eso, para las misas, sabemos dejar el lugar central de la mesa del altar, a la Eucaristía, corriendo a los santos para los costados. En algunas capillas o templos, o en parroquias de la ciudad, la Eucaristía suele estar en una cajita llamada Sagrario, junto a la cual hay una lucecita que indica su presencia. Allí permanece Jesús hecho Pan para que lo vayamos a adorar, a rezar, a hablar con Él. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Por qué la misa es la oración más importante de la comunidad? ¿Cómo nos fue en la tarea del encuentro pasado? ¿Pudimos vivir mejor la Misa? ¿Cómo vivimos la misa que escuchamos a través de la Radio? ¿Cómo podemos vivirla mejor? 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a ir pasando un pan y a compartirlo con cada uno. Antes de comerlo, vamos a decir en voz alta qué queremos que Jesús alimente en nosotros (nuestro amor, compromiso, unidad, alegría, etc.). 5. Viviendo nuestra fe: EN FAMILIA Nos vamos a reunir en familia un rato antes de que empiece la misa del Domingo por la FM, para rezar juntos y participar de la misa. Lo haremos siguiendo las indicaciones del final del catecismo en: CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA nº 3. Si tenemos posibilidad de ir toda la familia a alguna misa en la comunidad o cerca de nuestra casa, trataremos de hacerlo. 53
17. Dios siempre nos perdona. Su misericordia es más grande que nuestro pecado. Celebrar el perdón de Dios: el sacramento de la Reconciliación (Confesión) 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 17 y cantamos: Zamba del perdón nº 16. Los sacramentos son una caricia de Dios que nos acompañan en el camino de la vida. Camino con tropiezos, obstáculos, dificultades. A veces hay cosas que nos duelen y lastiman, que no son como quisiéramos que sean. Nos peleamos con algún compañero, con nuestros hermanos, nos enojamos con los demás. El gran sueño de Dios, el Reino, se va alejando de nuestras vidas y de la vida de nuestras comunidades. Hay desunión, envidias, rivalidades, que nos quitan la paz y la amistad con Dios. Pero no sólo nos sentimos lastimados, sino que nosotros mismos también lastimamos a otros. Hemos dicho palabras o hemos realizado acciones que han hecho enojar a nuestros padres, hermanos o amigos. Como Dios nos conoce y sabe de nuestras riquezas y debilidades, nos regaló el sacramento de la Reconciliación. Nuestros errores, fallas y pecados necesitan ser perdonados por Dios. Dios desea que nos hagamos cargo de nuestras acciones, nos arrepintamos y pidamos perdón. Como buen Padre desea abrazarnos con su perdón y regalarnos una nueva oportunidad. ¿Hay alguna persona que tendríamos que perdonar? ¿Estoy enojado con alguien? ¿Alguien está enojado conmigo? ¿Tendría que pedir perdón a alguna persona? ¿Cómo me sentí después de haber aceptado mi error y de pedir perdón? ¿Cómo me siento cuando perdono a otro? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 90 * Jesús resucitado se aparece a sus discípulos y les da su Espíritu Santo. Les dice “a quienes ustedes perdonen sus pecados, Dios se los perdonará.” Dios no es un Dios malo, que guarde rencor, o lleve cuentas de nuestros errores, Dios es un Dios de amor. Y tanto nos ama que nos dio lo mejor que tenía: a su propio Hijo Jesús. Dios no quiere que ningún pecador muera, sino que cambie de vida y se salve. Dios ama al pecador, no ama el pecado. Dios nunca se aleja de nosotros. Nosotros sí nos alejamos de Él por el pecado. A pesar de nuestros errores y fallas, Dios nos sigue amando siempre. Él ama nuestra felicidad, por eso desea que vivamos bien, libres de todo lo que nos pueda separarnos de Él y de los hermanos. * Cada uno debe reconocer sus pecados, sus errores. Cuando hemos hecho algo malo y escuchamos que preguntan: ¿quién fue?, nos cuesta mucho decir que 54
fuimos nosotros. A todos nos cuesta reconocer nuestras fallas. Tenemos miedo a que nos castiguen, nos critiquen, se enojen con nosotros. A veces es más fácil echarle la culpa a los otros, o mirar lo que el otro hace mal, o lo que no hace. Mirarnos a nosotros mismos es difícil. Pero Dios nos invita a vivir en la sinceridad y la verdad. Es como cuando se nos rompe un vaso de vidrio. Si escondemos los pedacitos, nunca lo podremos arreglar. Para Dios, todo tiene arreglo. Él quiere que le llevemos esos pedacitos rotos, para unirlos y restaurar el vaso. Cuando pecamos rompemos la comunión con Dios, con los demás y con nosotros mismos. Cuando reconocemos nuestros pecados y pedimos perdón, volvemos a restaurar la comunión que se había roto. Si con humildad y sinceridad, reconocemos nuestras fallas y le presentamos a Dios nuestro corazón arrepentido, Él nos toma en sus manos, perdona todo y nos hace personas nuevas. Por eso, es muy importante no tenerle miedo a Dios, sino quererlo porque es nuestro Padre Amoroso. *La Reconciliación es el sacramento donde confesamos con sinceridad nuestros pecados, recibimos la misericordia de Dios y la sanación del corazón Por la Confesión, recibimos de modo especial el perdón de Dios. Muchas veces le pedimos perdón a Dios por nuestras faltas. Es aconsejable hacerlo cada noche, antes de descansar. Pero, cada tanto, hace bien repasar nuestra vida, arrepentirnos y decirle a Dios nuestras faltas en la Confesión. * El sacerdote representa a Jesús en este sacramento: escuchándonos con paciencia y dándonos, en nombre de Dios, la absolución de nuestros pecados, es decir, el perdón misericordioso de Dios. Tal vez sintamos vergüenza de hacerlo. Hay que vencer el primer miedo y animarnos. Nos hace mucho bien, nos alivia sentirnos escuchados y que una persona, en nombre de Dios y de la comunidad, nos confirma el perdón de Dios. Podemos confesarnos siempre que sintamos la necesidad, pero conviene hacerlo, al menos, una vez en el año. Tal vez para Huachana, o para las fiestas patronales de nuestra comunidad, o cerca de la Pascua o para la Navidad. Dios siempre hace fiesta cuando un pecador vuelve a su Casa arrepentido y recibe con alegría su perdón. No hay pecado que Dios no perdone. * “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” Recibir el perdón de Dios nos llena de esperanza y alegría. Nos da la fuerza para perdonar, no guardar rencor, no permanecer enojados. Amigarnos con Dios nos hace también amigarnos con nuestros hermanos y perdonar a todo aquel que nos haya ofendido.
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3. Compartiendo a Dios en comunidad: LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 73 Los 5 pasos para hacer la confesión: 1. Examen de conciencia: como el hijo menor de la parábola, necesitamos reflexionar y volver para nuestro interior. De este modo, pensamos y recordamos todo lo que nos alejó de Dios y del hermano.
Leer las preguntas del final de este encuentro y escribir nuestros pecados
2. Arrepentimiento y dolor por mis pecados: si me animé a ser sincero, descubro que estas actitudes malas hirieron a Dios y al prójimo. Esto me provoca dolor, pena. Pero sabemos que para Dios todo tiene arreglo. No somos dioses, somos seres humanos que se equivocan, pero que saben reconocer lo que han hecho. Sentimos dolor de lastimar a los que queremos, especialmente a Dios. Releemos lo que escribimos y nos quedamos en silencio sintiendo pena por haber ofendido a Dios y a los demás
3. Deseo de ser mejores: si venimos haciendo bien los pasos, de nuestro corazón brota naturalmente un deseo de cambiar, de no volver a actuar del mismo modo, un deseo de ser más parecidos a Jesús, un deseo de corregirnos.
Escribo un propósito o compromiso para vivir mejor mi fe cristiana
4. Confieso mis pecados a un sacerdote: todo lo que fuimos pensando, necesitamos decírselo a otra persona. El sacerdote, en la confesión, representa al mismo Jesús. En nombre de Jesús nos escucha y en su Santo Nombre, nos regala el perdón de Dios. Este es el momento más importante, cuando recibimos la absolución, es decir, el perdón de nuestros pecados. Me acerco al sacerdote y con sinceridad, confianza y paz, le digo todos mis pecados, sin ocultarle ninguno
5. Agradezco a Dios por su perdón reparando el daño cometido: con alguna oración, o alguna acción buena, le demuestro a Dios mi corazón agradecido por su inmenso perdón y mi deseo de reparar lo que he dañado con mi pecado.
Rezo lo que me propone el sacerdote
¿Qué fue lo que más me gustó de la parábola? Hacemos un dibujo de esa parte 56
4. Celebramos lo aprendido: Repartimos unos papelitos para que cada uno anote sus pecados. Luego los quemamos en un recipiente, como signo de que Dios, con el fuego de su amor, nos perdona siempre, nos da una nueva oportunidad, olvidando nuestros males. Así hemos de hacer nosotros con los demás. Terminamos rezando la oración de la segunda parte del Cancionero nº 18. 5. Viviendo nuestra fe: Vamos a leer las siguientes preguntas, realizando lo que se llama: examen de conciencia, es decir, el primer paso para hacer la confesión. Podemos ir anotando en el cuaderno, las cosas que quisiéramos mejorar y cambiar. Nos proponemos hacernos estas preguntas una vez por semana, durante todo este año: EXAMEN DE CONCIENCIA PARA NIÑOS RESPONSABILIDADES CON DIOS:
1. ¿He rezado todos los días a la mañana y a la noche? ¿He sido caprichoso y rebelde para la oración y para ir a la iglesia o a la catequesis? 2. ¿Sentí vergüenza de ser cristiano o de ir a la iglesia? ¿He compartido con mis compañeros, hermanos, padres, vecinos y amigos, las cosas lindas que voy aprendiendo de Dios en la catequesis? ¿Trato de que más chicos lo quieran y conozcan a Dios, participando de la catequesis y de los encuentros en la comunidad? 3. ¿Participo de las actividades de mi comunidad? ¿Cómo me porto en la catequesis y en las celebraciones en mi comunidad? ¿Trato de estar atento a las cosas que ahí se hablan? ¿Me he burlado de las cosas de Dios? RESPONSABILIDADES CON LOS DEMÁS:
4. ¿He sido obediente y respetuoso con mis papás? ¿He mentido o he engañado a ellos o a los demás? ¿He faltado el respeto a mis papás, a mis maestros, o a otros adultos? ¿Hice gestos feos y he sido caprichoso? 5. ¿He sido egoísta con los demás? ¿Me he enojado con alguien? ¿He pegado a alguno? ¿He guardado rencores o no he perdonado a los demás? ¿He tratado con respeto, o me he burlado de mis compañeros con apodos? ¿He hablado malas palabras? ¿Me he robado algo? ¿Lo he devuelto? 6. ¿He cumplido con mis deberes de la escuela y de mi casa? ¿He brindado ayuda a mis compañeros y a mi familia? ¿Fui generoso con mis amigos? ¿He defendido o acompañado a los que están más solos en la escuela? 7. ¿He cuidado la naturaleza evitando hacer basura, dañar las plantas o matar animalitos? 57
18. No estamos solos en el dolor. Dios nos acompaña y nos alivia, le da un sentido nuevo a nuestras cruces. La Unción de los enfermos. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 18 y cantamos Virgen de la esperanza nº 68 Cuando nos confesamos Dios cura nuestra alma, volvemos a tener fuerzas para no pecar. Pero también, se nos enferma el cuerpo y necesitamos la sanación de Dios y su compañía. Ya sea porque nos enfermamos gravemente, o porque llegamos a vivir varios años como nuestros abuelos y ancianos. En esos momentos, en que nos puede tomar la tristeza, el desgano o el desánimo, Dios quiere estar muy cerca nuestro. Para ello nos dejó este sacramento de la Unción. ¿Hay algún enfermo en mi familia? ¿Qué hacemos cuando alguien está enfermo? ¿Recurrimos a otras personas además de los médicos? ¿Buscamos ayuda en otros lugares? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) La vida trae consigo enfermedad, dolor y sufrimiento. En esta vida es imposible esa falsa promesa de “pare de sufrir”. Seguramente nos hemos enfermado alguna vez y, tal vez nos hemos puesto quejosos, enojosos, disgustados. La enfermedad es dolorosa, hace sufrir al que la padece y a los que están a su alrededor. Pero también la enfermedad nos puede unir más a Dios porque le rezamos más, le pedimos sus fuerzas para seguir adelante, nos unimos como familia a rezar por algún familiar enfermo, o le ofrecemos nuestro dolor por otros que también están sufriendo, como si fuera una oración con nuestro cuerpo. Jesús dedicó gran parte de su vida a estar con los enfermos, con los que más sufren Jesús pasó por este mundo haciendo el bien, curando dolencias, males, enfermedades. Él pasa ahora por nuestras vidas, derramando su luz. Su compasión hacia los enfermos y sus numerosas curaciones son un signo maravilloso de que el Reino de Dios está muy cerca. Además de curar, Jesús perdona los pecados: vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo. Su amor lo lleva a identificarse con ellos: estuve enfermo y me visitaste. Esto nos compromete a reconocer a Cristo en los que sufren y a estar como María, al pie de la Cruz de nuestros hermanos sufrientes. 58
El Sacramento de la Unción de los Enfermos es el signo de la compañía y fuerza de Dios en la angustia que provoca en nosotros la enfermedad. Dice Jesús: Vengan a mí todos los que están agobiados y afligidos que yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi cruz y aprendan de mí que soy paciente y humilde de corazón. No estamos solos para llevar nuestra cruz, Él nos quiere ayudar, poniendo hermanos en el camino. Ante la angustia, el miedo, o la incertidumbre que provoca en nosotros la enfermedad, la Unción es una presencia de Dios para darnos paz, consuelo, confianza y fuerza. En la Unción celebramos al Dios de la Vida que acompaña nuestro dolor Este sacramento lo pueden recibir las personas mayores, ancianas, por la fragilidad de su salud. También las personas que están en peligro de muerte para prepararlas para el encuentro definitivo con Dios, o aquellos que han de someterse a alguna operación de cierto riesgo. También los que por su dolencia están muy angustiados y tristes. Somos ungidos con el aceite consagrado en las manos y en nuestra frente. Dios no nos deja nunca solos. Él siempre está, especialmente en los momentos que más lo necesitamos. Cuando estamos apenados, con algún dolor en el alma o en el cuerpo, a veces nos cuesta descubrir la presencia de Dios. Pero hemos de buscarla, porque Él siempre está. Por eso, nunca hemos de desconfiar de su amor, buscando otros caminos, o dejándonos engañar por gente que nos promete cosas o soluciones rápidas, o haciendo cosas raras que a Dios no le gustan. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 56 ¿Qué palabras utiliza Jesús? ¿Qué cura Jesús en este hombre? Hacemos un dibujo. 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a armar una cruz con dos ramitas, pensando en aquello que más nos pesa y nos cuesta cargar de nuestra vida, lo que nos preocupa ahora o más nos duele, o más nos entristece. La dejamos en el altar, descansando en Jesús nuestra cruz. Tomaremos la cruz de un hermano, con el compromiso de rezar por él y de aliviar su dolor. Otro tomará mi cruz, y rezará por mí. 5. Viviendo nuestra fe: EN COMUNIDAD Vamos a hacer un gesto misionero. Un día de esta semana, nos reunimos todo el grupo para salir a visitar a algunos enfermos o personas mayores de la comunidad. En la visita, podemos llevarles alguna estampa y rezar juntos la oración del final del Cancionero nº 14. 59
19. Nuestra vocación y misión en la Iglesia. Los sacramentos del Matrimonio y del Orden Sagrado 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº19 y cantamos: El amor de Dios nº 123 Todos fuimos creados a imagen y semejanza de un Dios que es Amor. Por eso, lo que más nos hace felices es poder amar y ser amados, ya que al vivir en el amor, nos vamos pareciendo más a Dios, de quien somos su imagen. Al pensar en los momentos más felices de nuestra vida, nos damos cuenta de que tienen que ver con experiencias de recibir o de dar amor. Los sacramentos de vocación y misión nos recuerdan que nuestra primera misión es amar, amar a todos y dejar que otros nos amen, respetándonos siempre. Nos preguntamos: ¿Qué quiero ser cuando sea grande? ¿Qué sueños tengo guardados en mi corazón? ¿Conozco a alguien que ha elegido amar a otro para toda la vida? ¿Quiénes han sido ejemplos en mi vida? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) -Dios nos llama a todos a la santidad viviendo el amor en nuestra vida cotidiana. Todos tenemos una vocación, es decir, un llamado de Dios, una misión en esta vida. Dios nos llama a ser felices ya aquí en esta vida, realizando un camino personal y comunitario de fe. Por eso, a cada persona Dios le regala una vocación. Por el Bautismo comenzamos este camino, lo fortalecemos por la Confirmación, lo alimentamos con la Eucaristía, lo sanamos con la Confesión. Dios nos regala dos sacramentos más, para bendecir nuestra misión, nuestro estado de vida. -El Matrimonio es el sacramento en el que Jesús bendice la unión del varón con la mujer, para que formen una familia, puedan educar a sus hijos y vivan siempre unidos a pesar de las dificultades o problemas. Pensemos en algunos familiares o en otros que conozcamos que hayan elegido en sus vidas a una persona para amarla y respetarla para siempre. Seguramente, no les habrá sido fácil mantener este amor tantos años. Habrán tenido sus problemas, discusiones, obstáculos. Sin embargo, también es verdad que otras dificultades de la vida las han podido superar gracias a estar juntos, gracias a ese cariño fuerte que los ha unido y que ha sido una fuerza común para soportar algunos problemas. 60
-Dios nos creó a su imagen y semejanza, mujer y varón, para que nos ayudemos mutuamente y para que juntos nos acerquemos más a Él. El varón debe respetar siempre a su mujer, y la mujer debe respetar siempre a su esposo, porque el Amor es respeto. Desde niños debemos aprender a respetarnos, a tratarnos con delicadeza, a no decir cosas que pongan a la mujer en una condición de inferioridad. Dios hizo a la mujer y al varón diferentes, pero iguales en dignidad. Ninguno es más que el otro. Cuando nos ponemos por encima o por debajo del otro, ya estamos yendo en contra del plan de Dios, de su voluntad. -El sacramento del Matrimonio es la bendición de Dios a los esposos, para que puedan cumplir bien su MISIÓN, para que puedan vivir juntos en el amor, siendo fieles y comunicando la vida a sus hijos. Tal vez, muchos se rían de este sacramento. Es una lástima, ya que es una bendición para vivir mejor y más felices en familia. Como sabemos que no es fácil la convivencia cotidiana, el respeto, superar las tentaciones que dividen a la familia, Dios quiso darnos una ayuda especial con esta bendición, para que el hombre no separe lo que Dios ha unido. -El Orden Sagrado es el sacramento que se da a algunas personas para que sirvan al Pueblo de Dios en la Palabra, los sacramentos y la animación de la comunidad. Algunos hermanos son llamados por Dios para cumplir la misión de amar, no a una sola persona, sino a toda la Iglesia. Ellos sienten en su corazón el deseo de ser de todos y para todos. Por eso dejan su casa, sus padres y la posibilidad de formar una familia, y se preparan durante varios años para ser sacerdotes. Ellos se unen a la Iglesia, como el varón a su mujer, y reciben el poder de actuar en nombre de Cristo cuando celebran los sacramentos, cuando consagran el pan y el vino, cuando perdonan los pecados. -Las consagradas y consagrados nos muestran con sus vidas que Dios es lo más valioso, ellos son signos de Jesús y de la felicidad de vivir su Reino. Algunas mujeres y varones sienten el llamado de Dios a consagrarse a Él, haciendo votos de pobreza (su única riqueza es Jesús y su Reino), obediencia (a Dios, a su comunidad y al Pueblo de Dios) y castidad (su único amor es Jesús y su pueblo). Lo hacen formando comunidades que buscan ser signos y testimonios del Reino de Dios. Ellos tienen la misión de vivir el Evangelio en comunidad, en lo que son y hacen. Se los llama también: religiosos, hermanas, hermanos, monjes, monjas. Cada familia religiosa tiene un carisma, es decir, un modo especial de vivir su consagración, de acuerdo a la inspiración que Dios le dio a su fundadora o fundador. Esto embellece el rostro de la Iglesia, que se hace presente por medio de ellos en la misión, la educación, la atención a los enfermos, los pobres, los que 61
más sufren, en la oración silenciosa, en el acompañamiento personal, en la predicación de la Palabra, etc. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Crees que es posible el amor para siempre? ¿Conoces parejas que son ejemplo de vida matrimonial? ¿Cómo lo han podido lograr? Cuenta y comenta algunos casos. Vamos a nombrar a los sacerdotes y hermanas que conozcamos. ¿Creo que son felices con su vocación? Compartimos lo que hemos aprendido de ellos/as. 4. Celebramos lo aprendido: Dando gracias por el ejemplo de tantas familias y de papás que viven el amor con respeto y fidelidad, rezamos la oración nº12 de la segunda parte del Cancionero. Vamos a mirar el mapa de la diócesis de Añatuya (al final del Catecismo), reconociendo tantas ovejas sin pastor en este inmenso territorio. Pedimos a Dios por las vocaciones y nos comprometemos a rezar siempre por ellas. Rezamos la oración nº17 de la segunda parte del Cancionero. 5. Viviendo nuestra fe: -Pensemos en algunas personas (padres, abuelos, familiares) que nos han dado ejemplo de amor hasta el final y escribamos una cartita agradeciéndoles por su ejemplo. ¿Cómo me imagino cuando tenga 30 años? ¿Cuál será la vocación y misión que Dios me tiene preparada? Nos dibujamos a nosotros mismos como adultos, realizando la misión que soñamos.
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3º JORNADA DE ORACIÓN, JUEGOS Y CELEBRACIÓN En este día vamos a tener un tiempo de oración más prolongado. Luego haremos algunos juegos preparados por el catequista. Y, finalmente, celebraremos los cumpleaños del mes, llevando algo para compartir. Se prepara de modo especial el salón. Ponemos una imagen de Jesús con una vela, la Biblia, los Rosarios y botellas con agua bendita. CELEBRAMOS NUESTRA FE: Recibimos el agua bendita y el Rosario Comenzamos la oración cantando: En el nombre de Dios nº 10, mientras encendemos la vela recordando la alegría luminosa de nuestra fe, que ahuyenta toda tiniebla. Luego, el catequista va guiando a los niños en la oración: -En estos encuentros que fuimos viviendo, hemos conocido los siete sacramentos, regalos de Dios para nuestra vida. Hoy queremos dar gracias a Dios por ellos, por habernos dejado signos tan cercanos y poderosos de su presencia. -JESÚS, ¿DÓNDE VIVES? ¿DÓNDE TE PODEMOS ENCONTRAR?: es la pregunta que vamos a hacerle hoy a Jesús. Pero Jesús, nos da vuelta la pregunta y nos dice: ¿a ti qué te parece? ¿Dónde vivo? ¿En dónde me encuentras mejor? -Vamos a responderle a Jesús entre todos. (Escuchar las respuestas de los niños (en el cielo, en la Iglesia, en nuestro corazón, entre nosotros…) y ayudarles a pensar: cuando nos queremos, Jesús está allí; cuando nos perdonamos unos a otros, Jesús está allí; cuando acogemos a los demás, aunque no sean nuestros amigos, Jesús está allí con nosotros; cuando sentimos ganas de prestar nuestras cosas a los demás, Jesús está con nosotros… -Ahora le preguntamos a Jesús, a ver qué nos dice: Jesús, tú ¿dónde vives? -El catequista, toma la Biblia del altar y lee: Jn 1,37-39. -Después de un momento de silencio, el catequista sigue diciendo: Para ver y aprender dónde y cómo vive Jesús, venimos a la catequesis. Vamos agradecerle por sus presencias en medio nuestro. Lo haremos con algunos signos y respondiendo juntos a cada presencia: te reconocemos Señor: 63
-Nos tomamos todos de las manos y escuchamos: Gracias Jesús por tu presencia en la comunidad. Tú nos has dicho que cuando dos o más nos reunimos en tu nombre, tú estarás en medio nuestro. Por tu presencia en la comunidad, te decimos: te reconocemos Señor -Ponemos la mano en el corazón: Gracias Jesús por estar adentro nuestro, por ser lo más profundo y sagrado de nuestras vidas. Tú vives en nosotros. Ayúdanos a reconocerte, a hacer silencio para encontrarnos contigo, a no descuidar nunca tu presencia en nosotros. Por tu presencia en nuestro interior, te decimos: … -Ponemos nuestras manos mirando al cielo: Gracias Jesús por estar en cada hermano que sufre, en cada pobre, enfermo, anciano, solitario, en los tristes y desanimados. Tú nos has dicho: cada vez que hicieron algo por el más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hicieron. Por tu presencia en el hermano que sufre, te decimos: -Acercamos la Biblia que está en el altarcito, todos ponemos nuestras manos dirigidas hacia la Palabra: Gracias Jesús por estar en la Palabra. Tu presencia se hace luz y guía para nuestros pasos. Abre nuestros oídos para escuchar tu voz, nuestra boca para compartirla a los demás y nuestras manos para vivirla cada día. Por tu presencia en tu Palabra, te decimos:… -Nos arrodillamos y juntamos nuestras manos sobre el pecho: Gracias Jesús por estar en la Eucaristía. Tanto es tu amor por nosotros que te has hecho Pan, para poder estar más cerca nuestro. Tú nos has dicho que el que te come vivirá para siempre. Ayúdanos en este último tiempo, para que nos preparemos bien para el día de nuestra Comunión, donde te recibiremos por primera vez en tu Cuerpo hecho Pan. Por tu presencia en la Eucaristía, te decimos: … -En este camino de la Catequesis vamos a dar el tercer paso en la etapa de este camino, que es el de recibir el agua bendita y el Rosario. Estos dos signos nos ayudarán a encontrarnos mejor con Jesús. Persignarnos con el agua bendita, nos hace sentir lo mismo que Jesús sintió en el Jordán, cuando era bautizado por Juan y escuchó lo que le dijo su Padre: Tú eres mi hijo muy querido. Tomar el Rosario, rezarle a la Virgen, dormirnos con el Rosario en las manos, nos pone más cerca de Dios, nos hace sentirnos más protegidos por su amor. (Mientras se van entregando los Rosarios y las botellas con agua bendita, cantamos: Jesús está pasando por aquí nº 140).
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-Terminamos leyendo el nยบ 26 del final del Catecismo para saber cรณmo usar el agua bendita. Leemos el nยบ 19 de la segunda parte del Cancionero para aprender a rezar el Rosario.
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III. VIVIMOS NUESTRA FE En estos encuentros (20 al 24) iremos conociendo mejor nuestro modo de vivir todo lo que creemos y celebramos, todos los misterios de nuestra fe 20. ¡A vivir como Dios manda!: Los 10 mandamientos se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Los tres primeros mandamientos. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº20, cantamos Prueben qué bueno es el Señor nº22 Hemos visto hasta aquí que, vivir nuestra fe, es celebrar que Dios está siempre presente, caminando a nuestro lado y que nos da signos de su amor y compañía: los sacramentos. Imaginemos ahora que vamos manejando en bici en una ruta, y vemos una señal de tránsito que nos indica la presencia de una curva peligrosa. Gracias a ella, disminuimos la velocidad, para tomar más despacio la curva y no accidentarnos. Gracias a estas señales podemos conducirnos bien, para llegar sanos y salvos a destino. Al respetarlas, cuidamos la propia vida y la de los demás. En nuestra vida de fe, también Dios nos dejó señales para vivir felices y llegar bien a nuestro destino que es el cielo. Estas señales que nos van conduciendo en la vida son los Mandamientos. ¿Qué cosas en nuestra vida nos hacen bien? ¿Qué cosas nos hacen mal? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) LEEMOS EN NUESTRA BIBLIA: nº 18 Dios le dejó a su Pueblo, por medio de Moisés, los diez mandamientos. Estos mandatos eran la ley para que cada persona del pueblo pudiera vivir bien consigo mismo, con los vecinos y con Dios. De este modo, encontraría el camino para vivir en paz y en la felicidad. Los tres primeros nos enseñan a poner a Dios en el centro de nuestras vidas y los otros siete nos ayudan a vivir mejor con los demás. Los Mandamientos de Dios son diez: 1) Amar a Dios sobre todas las cosas. 2) No tomar el nombre de Dios en vano. 3) Santificar los domingos y los días de fiesta. 4) Honrar al padre y a la madre. 5) No matar. 6) No cometer inmoralidades sexuales. 7) No robar. 8) No mentir, ni calumniar a los demás. 9) No desear la mujer (o el varón) del prójimo. 10) No desear las cosas del prójimo 66
1) Amar a Dios sobre todas las cosas: Dios debe ser lo primero y más importante en nuestros corazones. Nadie ni nada debe ocupar su lugar. Ni el dinero, ni un equipo de fútbol, ni un conjunto de chamamé, ni un deporte, nada material, ni ninguna otra persona deben ser más que Dios. Sólo Dios es Dios, el resto somos todas criaturas. Poner una cosa en el lugar de Dios se llama idolatría. Nuestro amor a Dios lo expresamos dedicándole tiempo a Él, en la oración de cada día. Sólo a Dios adoramos y alabamos. A la Virgen y a los Santos, les rendimos veneración, devoción, pero nunca adoración. Dios debe ser lo primero en nuestras vidas, todo debe estar subordinado a Él. 2) No tomar el nombre de Dios en vano: honramos el nombre de Dios cuando lo invocamos al levantarnos, al acostarnos, antes de comer, haciéndonos la señal de la Cruz despacio, estando atento en la Catequesis y en las celebraciones. Lo deshonramos cuando utilizamos su nombre para jurar, para burlarnos de las cosas santas, cuando creemos en hechizos, adivinos y otras cosas o personas raras. Por el Bautismo ya hemos recibido toda protección contra el mal, no necesitamos ningún amuleto de la suerte, ningún cuernito o cinta roja para ahuyentar el mal. Lo tenemos a Dios dentro de nosotros, que es todo lo que necesitamos, su amor protector y su poder. Ante los problemas, lo mejor es rezar, charlar con algún sacerdote, catequista o religiosa, leer la Palabra, comulgar en la misa, confesarnos. 3) Santificar el domingo y los días de fiesta: el Domingo es el día más importante del cristiano, porque es el día de la Pascua de Jesús, de la Vida nueva que nos regala con su Resurrección. Santificamos las fiestas cuando damos nuestro tiempo a Dios asistiendo al Catecismo, a las celebraciones, descansando de las tareas de la semana. No es un día más, ya que es el día de Jesús, el día del Señor. Es un día de alegría, para rezar más y compartir en familia y dar gracias por la semana vivida. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Escribimos una lista de las cosas que Dios nos manda a hacer en estos tres mandamientos y otra con las cosas que Dios no quiere que hagamos. 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a alabar juntos el nombre de Dios, diciéndole cosas lindas, que nos salgan del corazón. (Por ejemplo: Dios te amo por darme la vida, te alabo por el sol, etc). 5. Viviendo nuestra fe: EN FAMILIA Un día de esta semana nos reunimos en familia para tener juntos un rato de oración. Lo haremos siguiendo las indicaciones del final del catecismo en: CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA nº 4. 67
21. La familia, el valor sagrado del cuerpo y la sexualidad. Los mandamientos 4º, 6º y 9º. 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº21, cantamos: Oración de la familia nº 93. Uno de los valores más importantes de nuestra zona, es la familia. Apreciamos mucho la vida en familia. La familia nos da cobijo, seguridad, pertenencia, nos da una identidad. La familia tiene sus raíces en la pareja, en el hombre y mujer que deciden dejar sus hogares, para formar uno nuevo. Cuánto mayor sea el amor de los esposos, mayor será la unión familiar que dará seguridad a los niños, haciéndolos crecer en un ambiente de respeto y cariño. La vida en familia tiene sus dificultades, sus conflictos. Por eso, Dios nos invita a cuidarnos unos a otros, a respetarnos, a dialogar y crecer juntos. La familia abarca también tíos, abuelos y tantos otros que se van sumando al grupo familiar. Compartimos: ¿Cómo es mi familia? ¿Cómo está compuesta? ¿Cómo nos llevamos en casa? ¿Qué es lo que más me gusta de mi familia? ¿Qué es lo que más me cuesta de mi familia? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) Jesús también tuvo un papá y una mamá. Ellos lo criaron con mucho cariño, le enseñaron las cosas necesarias para ser una buena persona. Jesús los respetaba y obedecía, colaboraba con las cosas de la casa, a su padre José en la carpintería, y a su Madre María en la cocina y la limpieza. Jesús valoró mucho el esfuerzo de sus padres, su sacrificio y trabajo. Nunca sintió vergüenza de sus papás, de la humildad con la que vivían, de que muchas veces no podían darse gustos o comprar cosas. Jesús se sentía orgulloso de sus padres y ellos se sentían orgullosos de su hijo. El cuarto mandamiento nos invita a honrar a nuestros padres. Ellos nos han dado la vida, que es lo más preciado que tenemos. Por eso, nunca llegaremos a agradecerles del todo por este regalo inmenso. Dios les confía a ellos la misión de criarnos, educarnos, corregirnos, enseñarnos. Sabemos que son personas de carne y hueso y que tienen sus errores. Sin embargo, son nuestros papás a quienes debemos querer, respetar, escuchar, obedecer, ayudar, contarles nuestras cosas, pedirles consejos, compartir tiempo con ellos. Honrar a nuestros papás es valorar todo lo que hacen por nosotros, sin quejarnos de lo que no tenemos o de lo que nos falta. Es contentarnos con lo que nos dan, sin andar pidiendo de más, o haciéndolos gastar dinero en cosas que tal vez no son tan necesarias. Honrarlos es hacer las cosas antes de que nos la pidan. Es cumplir con nuestras obligaciones y tareas en la escuela, no darles preocupaciones. Es llevarnos bien con nuestros hermanos sin 68
pelear. Es ofrecer nuestra ayuda y colaboración para lo que se necesite en la casa. Es agradecerles por todo lo que hacen por nosotros. Es sentirnos orgullosos de ellos y demostrarles nuestro cariño. También es importante que valoremos a nuestros abuelos, que los visitemos y ayudemos, que estemos con ellos dedicándoles tiempo y cariño. El sexto y noveno mandamiento nos recuerdan que nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo. Además de vivir en nuestra familia, Dios también vive dentro de nosotros, en nuestro cuerpo. Por eso, hemos de cuidarlo, valorarlo y respetarlo, ya que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, nuestro Padre. La Biblia usa una imagen muy linda para relatar la creación. Somos barro y soplo de Dios. Él nos modela y nos da su espíritu, nos besa con su aliento para empezar a vivir. Como personas, entonces, somos cuerpo y alma, barro y aliento de vida, materia y espíritu. Nuestro cuerpo es sagrado, es amado por Dios. Dice la Palabra que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Por eso hemos de cuidarlo, respetarlo, alimentarlo, higienizarlo, curarlo cuando se enferma. No sólo a nuestro cuerpo, sino también al cuerpo del prójimo. Cuidar y respetar la vida y el cuerpo propio y de los demás significa: -No hablar malas palabras, ni cosas groseras. -No hacer acciones que puedan avergonzar a otros o a nosotros mismos. -Hacer respetar nuestro cuerpo. Ninguna persona puede decir, mirar o hacer algo contra nuestra voluntad. Si llegara a suceder que una persona nos falte el respeto o nos obligue a hacer cosas feas, debemos avisar enseguida a algún adulto y no callarnos, ya que se trata de defender lo sagrado y bueno que es nuestro cuerpo. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Cómo me llevo con mis papás? ¿Los respeto? ¿Obedezco lo que me dicen? ¿Ayudo en las tareas de la casa? ¿Cómo me llevo con mis hermanos? ¿Visito a mis abuelos? ¿Los ayudo? ¿Les tengo paciencia? ¿Rezo cada día por mi familia? ¿Les digo que los quiero y les agradezco por su amor? 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a hacer un dibujo para nuestros padres, como muestra del cariño que le tenemos y como agradecimiento de todo lo que hacen por nosotros. 5. Viviendo nuestra fe: Anotaremos en el cuaderno las cosas buenas que queremos vivir en nuestra familia y las cosas malas que queremos evitar. En esta semana trataremos de ayudar más en casa y de acercarnos más a nuestros padres para agradecerles su cariño. 69
22. La vida es un don de Dios, que hay que defender, cuidar, amar y respetar: el 5º mandamiento 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº 22 y cantamos: Aleluya por esa gente nº 111 Entre tantos regalos que Dios nos hace, uno de los más grandes y de los más lindos es el don de la vida. ¡Qué linda es la vida! ¡Qué bueno es estar vivos! Por eso, cada año, recordamos y celebramos el día de nuestro nacimiento y el de nuestros seres queridos. Nos dicen y nos decimos cosas lindas, a través de los saludos de cumpleaños que escuchamos por la FM y nos dedicamos canciones lindas que nos ayudan a celebrar la vida. ¡Qué alegría sentimos cuando nace un hermanito y se nos agranda la familia y la comunidad! La vida es un regalo que Dios nos hace y que debemos cuidar y respetar. No somos dueños de la vida. Dios nos la prestó por un tiempo, para que la usemos bien, la hagamos crecer, la compartamos, la disfrutemos, la entreguemos al servicio de los demás y, al final de la historia, se la devolvamos a Dios, su verdadero dueño y el único Señor. ¿Cómo celebramos la vida y los cumpleaños en nuestra familia? ¿Qué acciones podemos hacer para cuidar la vida? ¿Qué cosas de nuestra zona hacen peligrar o descuidar la vida? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) -El quinto mandamiento “no matarás” nos manda respetar la vida propia y la ajena, porque son sagradas. Todo lo que existe en este mundo, existe porque Dios con su amor lo crea y lo sostiene. Toda vida humana es amada por Dios, Él la creó, la hizo a su imagen y semejanza. Por eso, toda vida es única y muy valiosa. Dios es el único que puede dar comienzo y poner fin a nuestra vida. -Toda vida humana es sagrada. Todos somos iguales a los ojos de Dios. Todos tenemos los mismos derechos: a la salud, a la educación, al alimento, al trabajo, a una vivienda digna. Una vida digna es el derecho de todo ser humano, sea del país que sea, de la raza que sea, de la religión o creencia que sea. Debemos cuidar la vida de los más débiles y hacer que se respeten los derechos de todos, especialmente de los preferidos de Jesús: los más pobres. -Pecamos contra el quinto mandamiento cuando: peleamos o golpeamos con nuestras palabras y acciones a nuestros hermanos. También cuando descuidamos nuestra salud y nuestra higiene, cuando tomamos cosas que nos hacen daño, como el alcohol en exceso, el cigarro, o alguna droga. También cuando andamos en la moto sin casco o cuando lo hacemos en alta velocidad. También cuando hacemos trabajos que superan nuestras fuerzas o que pueden enfermarnos. No 70
sólo lastimamos con un arma sino también con nuestras palabras y acciones. A veces herimos mucho a nuestros hermanos, cuando los ignoramos y somos indiferentes a sus necesidades, cuando decimos palabras groseras, cuando sentimos odio, cuando nos dejamos llevar por la bronca, o cuando queremos vengarnos. -El quinto mandamiento nos pide cuidar, defender y respetar la vida. Por eso, es muy importante poder cuidarnos entre nosotros, comenzando con nuestros vecinos y compañeros de escuela. Cuando alguna persona (familiar, vecino, compañero), sufre un ataque a su dignidad, es muy importante animarnos a hablar y a avisar a otros. De este modo, estamos ayudando mucho y le hacemos un gran bien a esa persona. Defender a los que sufren las burlas y bromas de los demás, acompañar a los que están más solos o tristes en el recreo, compartir los juegos con algún compañero que tenga algunas dificultades o discapacidades, compartir las golosinas con los que menos tienen, invitar a jugar a los que no juegan muy bien y ponerlos en nuestro equipo, dar gracias cada día a Dios por el don de la vida. Preocuparnos por hacer felices a los demás es la mejor manera de vivir nuestra vida y de ser felices, siendo cada día más parecidos a Jesús. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Qué es lo que más me gusta de la vida? ¿Agradecemos cada día a Dios este regalo? ¿Qué cosas podemos hacer para cuidar más la vida? 4. Celebramos lo aprendido: Compartimos los momentos de la vida de Jesús, donde aparece cuidando la vida de los demás. Nos podemos ayudar de nuestras Biblias, buscando las partes que nos muestren a Jesús cuidando la vida. Luego, leemos juntos de nuestras Biblias el nº 68 y resumimos en una frase lo que nos enseña esta parábola de Jesús. 5. Viviendo nuestra fe: EN COMUNIDAD Vamos a hacer un gesto misionero. Un día de esta semana, nos reunimos para preparar unas tarjetitas con frases que ayuden a valorar más la vida. Las dejamos en cada familia. Preparamos algunos carteles con frases para pegar en distintos lugares de nuestra comunidad (escuela, destacamento, posta, almacenes, clubes, etc.).
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23. ¡A cuidar y a respetar los bienes del prójimo! La verdad, la justicia y la honestidad. Los mandamientos 7º, 8º y 10º 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº23 y cantamos: Un nuevo sol nº 38. Todos nosotros hemos tenido alguna vez algo de dinero en nuestras manos. Tal vez lo habíamos ganado en algún trabajito, o lo veníamos ahorrando y juntando tiempo atrás o lo habíamos recibido como regalo. Nos fue llevando tiempo pensar qué hacer con ese dinero. Hasta que nos decidimos a hacer alguna compra. Eso mismo que hemos comprado con nuestro propio dinero, seguramente lo valoramos mucho, lo cuidamos, lo mezquinamos, porque sabemos que nos costó sacrificio conseguirlo. Ahí recién, empezamos a darnos cuenta lo que les cuesta a los demás tener y conseguir lo que tienen. Ahí empezamos a valorar el esfuerzo de tantos trabajadores, cosecheros, productores, hacheros, etc. Comenzamos a valorar el esfuerzo de nuestros padres por darnos lo que tenemos. Dios nos invita a respetar y cuidar los bienes del prójimo, ya que son fruto del esfuerzo y del sacrificio. ¿Hay muchos robos en nuestra zona? ¿Qué generan estos hechos en nuestros vecinos? ¿Por qué suceden? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) Todos debemos respetar los bienes del prójimo como si fueran propios. Hay una ley en la Biblia que dice: Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Biblia. A todos nos gusta que nos respeten, que respeten nuestras cosas, nuestros bienes que hemos ganado con el trabajo honesto. De ahí que debemos respetar siempre lo que es del prójimo. Ante cualquier necesidad, debemos pedir, pero nunca robar. Robar es quitarle al otro lo que le pertenece, es quedarnos con cosas que no nos corresponden, es no devolver lo que nos han prestado. Debemos cuidar los bienes del otro y de la comunidad (capilla, escuela, los carteles, las paredes, las sillas, etc.) como si fueran propios. Debemos conseguir nuestras cosas con esfuerzo, sacrificio y trabajo. El trabajo nos dignifica, nos hace crecer como personas. Hemos de valorar el esfuerzo y sacrificio del trabajo. Es lindo conseguir las cosas con el propio esfuerzo y no esperar a que nos vengan de arriba, como caídas del cielo. Por eso, es muy importante valorar lo sencillo de cada día: el plato de comida, la vestimenta, los calzados, los útiles escolares, etc. No nos debemos quejar de la comida, ya que la tenemos gracias al esfuerzo de nuestros padres. Hemos de comer todo lo que nos sirvan. No podemos andar pidiendo siempre que nos compren cosas nuevas, o que 72
nos den siempre los gustos, en gaseosas, golosinas o juguetes. Debemos cuidar nuestras cosas porque han costado un esfuerzo grande a nuestros padres. Debemos ser siempre agradecidos con Dios y con nuestros padres por lo que somos y tenemos. La felicidad no viene por las cosas materiales. Muchas veces andamos tristes por no tener algunas cosas o porque un compañero las tiene y yo no. Es lindo estar contentos por lo que tenemos, sin envidiar los bienes del prójimo. Al contrario, Dios nos invita a valorar nuestras cosas y, sobre todo, a nuestros seres queridos, nuestra familia y su cariño, sin darle tanta importancia a las cosas materiales. La envidia nos hace personas amargas, tristes e infelices y nos impide disfrutar lo que somos y tenemos. La verdad es un valor muy importante para nuestra vida y para la vida en comunidad. Cuando hacemos algo malo, muchas veces tratamos de evitar el reto y mentimos, inventando algo. Pero, como dice el dicho, la mentira tiene patas cortas, es decir, no llega muy lejos. Tarde o temprano, la verdad sale a la luz. La verdad, dice Jesús, nos hace libres. La mentira, en cambio, nos hace esclavos, nos hace andar con miedo de que se sepa la verdad. El que miente es una persona muy miedosa que no se anima a afrontar los riesgos de decir la verdad. El que dice la verdad es una persona valiente que asume las consecuencias de sus acciones. ¿Por qué mentimos?: Para evitar que nos reten. A veces, para mostrarnos como personas más importantes de lo que somos. Inventamos historias o cosas para que los otros nos admiren y aplaudan. A veces mentimos para vivir más cómodos y sin esfuerzo: por ejemplo, cuando decimos que no hicimos la tarea de la escuela porque estábamos enfermos o porque pasó algo en casa y no fue así. Mentimos también por miedo a quedar mal, o a que se rían o burlen de nosotros. Muchas veces decimos: dice Fulano que quiere cantar esta canción, cuando en realidad soy yo el que quiere ese canto y no me animo a pedirlo yo mismo. A veces, estamos enojados con alguien y mentimos para vengarnos o para hacerle algún daño con nuestras palabras para que quede mal delante de otros. ¿Por qué nos hace daño la mentira?: Porque vamos perdiendo la sinceridad. Los demás ya empiezan a dudar de nosotros. Como el cuento del pastorcito mentiroso que se ponía a llamar a sus compañeros diciéndoles que andaba el zorro. Cuando ellos acudían con palos, él se burlaba de ellos por haber creído su mentira. Así sucedió en dos ocasiones más. Hasta que un día, apareció en verdad el zorro. El pastor pidió ayuda, pero nadie acudió, pensando que era una más de sus bromas. Y el zorro acabó con toda su majada. Así nos pasa a nosotros, cuando mentimos mucho, los demás ya empiezan a desconfiar de lo que decimos, y ya no nos creen. Por más que estemos diciendo la verdad, ya no confían en nuestras palabras. La 73
mentira nos hace vivir siempre con miedo a que nos descubran. La mentira nos vuelve personas tristes y solitarias, ya que nadie puede confiar en nosotros ni en nuestra palabra. La mentira nos hace escaparle a Dios que es nuestra Verdad. Si no reconocemos nuestra verdad, nuestros errores y fallas, es muy difícil que Dios nos pueda perdonar, ya que terminamos pensando que somos perfectos y no tenemos nada de qué pedir perdón. La verdad, en cambio, nos hace humildes y sinceros. ¡Qué lindo poder decirle a Dios con profundo cariño: Padre, me equivoqué, pequé contra ti. Pero sé que Tú eres Bueno y Misericordioso, por eso me arrojo en tus brazos, porque sé que me perdonas y que me comprendes! 3. Compartiendo a Dios en comunidad: Nos vamos a dividir en 3 grupos y vamos a representar algún hecho de la vida donde se vea más claramente cómo pecamos contra el 7º, 8º y 10º mandamiento. 4. Celebramos lo aprendido: Hacemos un rato de silencio, cerramos los ojos, mientras el catequista lee estas preguntas para que cada uno, en su cuaderno, pueda anotar sus respuestas. 1. ¿Qué hago cuando he cometido algún error y no quiero que otros se enteren? 2. ¿Qué hago cuando alguien me cae mal y quiero hacerle daño? 3. ¿He inventado algo sobre alguien? 4. ¿Me he quedado con algo que no era mío? ¿Me animaría a devolverlo? 5. ¿Cuido mis cosas? ¿Cuido las cosas de los demás y de la comunidad? 6. ¿Soy agradecido con lo que tengo? ¿Soy envidioso con los bienes del prójimo? 5. Viviendo nuestra fe: -Nos proponemos no decir más mentiras, trataremos de decir siempre la verdad a nuestros padres, amigos y hermanos. -Unimos con flechas las frases que corresponden a cada uno de los mandamientos. ¡A CUIDAR LA VIDA PROPIA Y DE LOS DEMÁS! 1 ¡A RESPETAR Y CUIDAR LOS BIENES DEL PRÓJIMO! 2 ¡A VALORAR Y QUERER A NUESTRA FAMILIA! 3 ¡A PONERLO A DIOS COMO LO MÁS IMPORTANTE! 4 ¡A VALORAR Y RESPETAR NUESTRO PROPIO CUERPO! 5 ¡A SER AGRADECIDOS CON LO QUE TENEMOS Y SOMOS! 6 ¡A VALORAR Y RESPETAR EL CUERPO DE LOS DEMÁS! 7 ¡A CELEBRAR NUESTRA FE EN COMUNIDAD! 8 ¡A RESPETAR EL NOMBRE DE DIOS Y LAS COSAS SAGRADAS! 9 ¡A DECIR SIEMPRE LA VERDAD! 10 74
24. Nuestra misión cotidiana: llamados y enviados a anunciar el Reino 1. Miramos nuestra vida: (para dialogar y compartir) Oración nº24 y cantamos: Signos de amor nº 46. Alguna vez nos ha sucedido que alguna persona, que considerábamos importante o que admirábamos, un día se detuvo, nos miró, nos llamó por el nombre y nos pidió algún favor. ¡Cómo se habrá hinchado de orgullo nuestro corazón! Tal vez fue nuestro papá, nuestro abuelo, nuestra maestra, o alguien importante de la comunidad. Dios se fija en nosotros. Nos trajo a este mundo por amor. Él nos llama por nuestro nombre y nos encomienda una misión, porque confía en nosotros y en nuestros dones. Vivir esta misión es el camino para ser felices. Hay algo en este mundo que sólo nosotros podemos hacer y nadie más. Algo único confiado a nosotros. Esa es nuestra vocación y misión. Dios quiere hacer mucho a través de cada uno de nosotros. Hay algo de este mundo que Dios quiere cambiar y mejorar a través de nuestra persona. Pensamos: ¿Qué cosas me dan felicidad? ¿Qué me gustaría ser cuando sea grande? ¿Cómo me gustaría ser? ¿Cómo imagino mi vida dentro de unos 30 años? 2. Comprendiendo un poco más: (para escuchar y guardar en el corazón) El sueño de Jesús es que tengamos Vida y Vida en abundancia: Las cosas de Dios nos llevan a la vida y a tener más vida. Las cosas que no son de Dios nos conducen a la muerte, la tristeza, la soledad. Los mandamientos, que hemos ido viendo en los encuentros anteriores, son senderos que nos llevan a una vida mejor y más feliz. Pero Jesús no se contenta solamente con que no hagamos cosas malas. Es verdad, eso es un paso, pero el camino sigue. Estamos llamados a hacer cosas buenas. Jesús nos descubre el secreto de la felicidad, un tesoro escondido: Las Bienaventuranzas de Jesús son las claves para ser felices aquí y en el cielo Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los 75
calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo (Mt 5,1-12). Se trata, entonces, no sólo de no hacer cosas malas, sino de hacer cosas buenas. Y Jesús avanza un poco más, invitándonos no sólo a hacer cosas buenas, sino a ser buenos. Los alimentos necesarios para nuestra misión cotidiana. Algunos consejos: En casa: Ayudemos a nuestros padres en las tareas de cada día. Respetemos y tratemos bien a nuestros hermanos. Visitemos a nuestros abuelos y familiares enfermos o más ancianos. Dediquemos 15 minutos a la mañana para rezarle a Dios (lo podemos hacer con este Catecismo, con nuestra Biblia o con algún canto). Y también 15 minutos a la noche para agradecer a Dios sus dones. En la escuela: Acerquémonos a los que están más solos. Hagamos siempre nuestras tareas. Compartamos con los compañeros, sin pelear. Digamos siempre la verdad, sin miedo a sus consecuencias. Compartamos con nuestros compañeros las cosas lindas de la fe, lo que vamos conociendo de Jesús en la catequesis. En la comunidad: Participemos de las misas y de las celebraciones, comulgando siempre que tengamos la posibilidad de hacerlo, cantando y participando con mucha alegría, atención y entusiasmo. Cuidemos nuestra Capilla y vayamos a velar siempre a nuestros santos. Tratemos de confesarnos, al menos, una vez al año para pedir perdón de nuestros pecados y recibir la fuerza de Dios. Como misioneros que somos, desde el Bautismo, anunciemos a Jesús, contagiemos su amor y alegría, especialmente a los más pobres. 3. Compartiendo a Dios en comunidad: ¿Dónde nos envía Dios a anunciar su Palabra? ¿En qué lugares nos resulta más fácil hacerlo? ¿En cuáles nos cuesta más? ¿Por qué? 4. Celebramos lo aprendido: Vamos a leer juntos unas palabras del Papa Francisco, en el nº 27 de las oraciones del final del Catecismo. Compartimos lo que más nos gustó y escribimos en el cuaderno un compromiso personal para seguir viviendo nuestra fe. 5. Viviendo nuestra fe: EN FAMILIA Un día de esta semana nos reunimos en familia en el altarcito de casa para tener juntos un rato de oración. Lo haremos siguiendo las indicaciones del final del catecismo en: CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA nº 5.
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25. Saboreamos el camino recorrido.
4º JORNADA DE ORACIÓN, JUEGOS Y CELEBRACIÓN En este día vamos a tener un tiempo de oración más prolongado. Luego haremos algunos juegos preparados por el catequista. Y, finalmente, celebraremos los cumpleaños del mes, llevando algo para compartir. Se prepara de modo especial el salón. Ponemos una imagen de Jesús con una vela, la Biblia y las cruces para entregar. REPASAMOS NUESTRA FE Y NOS COMPROMETEMOS: Recibimos la Cruz 1) Cantamos: En el nombre del Padre nº 1, y encendemos la vela del altar. 2) Luego, el catequista va guiando a los niños en la oración: Llega el final de este camino. Por un lado, tenemos una gran alegría porque en pocos días recibiremos el perdón de Dios en la Confesión y el alimento de Jesús Pan de Vida en la Comunión. Por otro lado, tenemos una cierta tristeza, ya que estamos llegando al final de un camino muy lindo. En este camino hemos vivido cosas muy lindas: en casa, en la comunidad, con nuestros compañeros… Por eso, queremos agradecer a Dios por todo el amor que nos ha regalado en estos meses, pues, como dice el dicho, es de bien nacido, el ser agradecidos. Cada uno, irá compartiendo algo que le quiera agradecer a Dios, de lo vivido en este año de Catequesis. A cada oración, responderemos juntos: GRACIAS, SEÑOR, POR TU AMOR… 3) Luego, el catequista dice: Vamos a ir pasando por el corazón las cosas más lindas de nuestra fe. En los primeros encuentros fuimos descubriendo más a Dios, conociendo más LO QUE CREEMOS. Tomamos entonces, nuestros Catecismos y leemos juntos los títulos de cada encuentro y los títulos del punto 2 de cada encuentro que son el resumen de cada tema. Lo haremos desde el encuentro 1 hasta el nº 12 inclusive. Al concluir cantamos: Padre Dios nº 14 las estrofas: 1, 2, 3 y 4. -Continúa diciendo: Hemos recordado las verdades más importantes de nuestra fe: lo que creemos. Vamos a tomar ahora la vela del altar y la iremos pasando de mano en mano, dando gracias a Dios por la fe que tenemos, mientras rezamos el Credo de nuestras comunidades que está en la contratapa del Catecismo. 4) Luego, el catequista dice: Siguiendo este camino, vamos a mirar ahora CÓMO CELEBRAMOS esta fe que tenemos. Seguimos leyendo juntos los títulos de cada encuentro (del 13 al 19) del Catecismo y los títulos del punto 2 de cada encuentro. Al concluir cantamos: Padre Dios nº 14 las estrofas: 5, 6 y 10. 77
-Continúa diciendo: Hemos repasado los sacramentos que hacen presente a Jesús en medio de la Comunidad que se reúne a celebrar. Vamos a pasar a tomar gracia de la imagen de Jesús y de la Biblia, celebrando con alegría nuestra fe, mientras rezamos Comunidad que reza unida, permanece unida, del nº 25 del final del Catecismo. 5) Luego, el catequista dice: Concluyendo con nuestro camino, vamos a pensar ahora CÓMO VIVIR NUESTRA FE. Seguimos leyendo juntos los títulos de cada encuentro (del 20 al 24) del Catecismo y los títulos del punto 2 de cada encuentro. Al concluir cantamos: Padre Dios nº 14 las estrofas: 10 y 11. -Continúa diciendo: Hemos escuchado juntos la invitación de Jesús a vivir nuestra misión, cumpliendo sus mandamientos, que se resumen en el amor a Él y al prójimo. Vamos a tomarnos de las manos, para rezar juntos el Padrenuestro. De esta manera, nos comprometemos a vivir lo que hemos aprendido, teniendo siempre nuestras manos en alto para rezar y nuestras manos abiertas para compartir y amar. Padrenuestro. 6) Luego, el catequista dice: Llega el momento más lindo del año: el día de los Sacramentos. Tal vez pensemos que el camino termina. Pero, en verdad, estamos empezando una nueva etapa, donde tenemos que vivir lo aprendido, poner en obra nuestros compromisos, hacer que otros niños vivan lo que nosotros hemos vivido. Jesús nos necesita para seguir anunciando su Palabra. Él cuenta con nosotros. Él nos espera en cada celebración comunitaria, en cada Misa, en su Palabra, en cada hermano que nos necesite. Él nos espera también para darnos su Espíritu Santo en la Confirmación. En este camino, hemos recibido: la Biblia, la luz, el Credo, el Rosario y el Agua Bendita. Vamos a recibir ahora la Cruz, como el signo más grande de nuestra fe. En la Cruz descubrimos el inmenso amor de Dios por nosotros, y nuestra inmensa dignidad, lo valioso que somos para Dios. La Cruz nos invita a vivir el amor cada día, como Jesús, dando nuestra vida por los demás. La Cruz es como nuestro DNI, nuestro documento de identidad. Recibamos, pues este signo que nos identifica como cristianos. Sintamos que hoy Jesús nos dice: “Vayan, yo los envío, anuncien a todos mi Palabra, la alegría de mi amor. No están solos, cuentan con mi presencia en la Palabra, en la Comunión que recibirán en unos días, y en la Comunidad que permanece unida.” Al entregarnos la Cruz, el catequista nos dirá: “Jesús cuenta contigo”, a lo que nosotros responderemos: “y yo con su fuerza”. Besamos la Cruz y el Catequista nos la coloca por sobre la cabeza. Cantamos: Cristo te necesita para amar, nº 39. 78
ALGUNAS ORACIONES para el comienzo de los encuentros 1. Oración para poner en manos de Dios el encuentro de Catequesis Gracias Padre bueno. Yo sé y creo que estás aquí, dentro de mí, en mi corazón y al lado mío en cada hermano y compañero de catequesis. Tú me conoces y me amas. Tú sabes que te quiero y deseo ser tu amigo. Tú me conoces, me acompañas siempre. Yo también quiero conocerte, sentirte a mi lado, amarte, anunciar y compartir tu amor con mis amigos. Gracias Jesús por estar aquí. Gracias por la vida de mis compañeros, gracias por el tiempo que el catequista nos dedica para conocerte más. Me quedo ahora en silencio un rato en tu presencia. Dame tu vida, dame tu luz, transfórmame. Amén
2. Oración por nuestra tierra (Papa Francisco) Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz. Amén 79
3. Perdón, Señor Perdón Señor: por las veces que no soy generoso y no comparto con los demás. Por las veces que ofendo a los otros, con palabras o mentiras. Por las veces que no escucho a mis padres y creo que me las sé todas. Por las veces que peleo con mis hermanos y amigos. Por las veces que no cumplo con mis trabajos, tareas y estudio. Por las veces que me olvido de ti. Porque no escucho tu voz muy adentro mío, que siempre me avisa cuando estoy por mandarme alguna macana. Perdóname Señor y dame una nueva oportunidad para vivir como Tú nos enseñas. ¡Que así sea, Señor! 4. A Jesús, Maestro de oración Jesús, enséñanos a rezar mejor. A veces me cuesta comunicarme contigo. No encuentro las palabras, no sé qué decir. Ayúdame a rezar. Quiero hacer un rato de silencio para que Tú me puedas hablar al corazón. Quiero sentirte a mi lado. Quiero contarte lo que me pasa y las cosas que vivo. Me quiero poner en tus manos, Jesús, para aprender a dar gracias, a pedir perdón, a pedirte lo que necesito. Háblame, Señor, que estoy dispuesto a escucharte. ¡Que así sea, Señor! 5. Quiero escuchar tu voz Jesús, quiero escuchar tu voz y seguir tus enseñanzas. Quiero conocer tu vida, tus palabras, tus gestos de amor verdadero. Quiero prestar mucha atención a lo que nos dices cada domingo en la Misa. Quiero aprender a vivir como discípulo y seguir tus pasos. Abre mi corazón, mis oídos y mi inteligencia, para que pueda recibir tu mensaje y cambiar mi vida. Quiero escuchar tu voz para vivir cada día más cerca de Dios. ¡Que así sea, Señor!
6. Junto al pesebre Querido Dios: estamos todos juntos para pedirte por nuestras familias. Gracias por venir a nosotros dentro de una familia. Gracias por darnos una familia. Ayúdanos a querernos siempre más, a perdonarnos y a saber ayudar, a escucharnos y tratarnos con más cariño. También te queremos pedir por todos los niños que no tienen un hogar, por los que andan por la calle, solos y abandonados. Ayúdanos a preocuparnos por ellos, y a no olvidarnos ni ser indiferentes. Junto al pesebre queremos ofrecerte lo mejor de nosotros para construir un mundo mejor. Te damos nuestro corazón para que Jesús nazca en nosotros y lo llevemos a los demás. 80
7. ¡Quiero ser tu discípulo! Jesús, aquí estoy para seguirte donde tú vayas. Quiero ser tu discípulo fiel y aprender todo lo quieras enseñarme. Te ofrezco todo lo bueno que hay en mí para servir a los demás. Estoy disponible, Señor, para seguir tus pasos. Estoy feliz porque a tu lado aprendo a vivir haciendo el bien. Tengo muchas ganas de crecer en la fe, en la esperanza y en el amor a los demás. ¡Ayúdame a vivir como un buen discípulo!
8. Oración al Señor de la Salud, nuestro Patrono y Amigo Jesús Patrono de nuestra Parroquia. Dejada en el cementerio de Cruz Grande antes del 1700 por algún misionero. Fue trasladada al domicilio de la Familia Villalba (Doña Panchita), en Santos Lugares, a causa de la inundación del cementerio. En 1975 fue entregada a Mons. Jorge Gottau para ser el Patrono de la Parroquia. A Él le confiamos nuestra salud del alma y del cuerpo…
“Cruz de Quebracho colorado, que representa el sudor y la sangre de todos los hacheros que, como Cristo, entregan su vida para el bien de sus familias y de su pueblo” (P.Duilio)
Jesucristo, Señor de la Salud, Amigo y Patrono fiel, junto al río Salado, en Cruz Grande, nuestros antepasados te velaron. Clavado en la Cruz, ofreces tu amor misericordioso a todo pecador. Brazos abiertos que nos abrazan, manos tiernas que nos sostienen, tu abierta herida un refugio de amor, tus pies descalzos huella segura, Casa y Camino para el sediento corazón. Nada mezquinas, todo lo entregas, a todos recibes y te brindas. Bendice a nuestros enfermos, cuida a nuestros niños y jóvenes, une a nuestras familias, acaricia el alma de nuestros ancianos. 81
Bendice a tantas mujeres marginadas y olvidadas, espacio fecundo donde se gesta la vida. Delante de ti renovamos nuestro pacto de fidelidad y de amor: TÚ ERES NUESTRO Y NOSOTROS SOMOS TUYOS. Bendice nuestro monte santiagueño, tierra y casa que nos provee el sustento de cada día. Te agradecemos el don del Bautismo y la fe recibida de nuestros mayores. Que nunca nos avergoncemos de nuestra identidad, ni perdamos la memoria agradecida de historia y tradiciones, de lucha y sacrificio, de largas esperas, y de tantas injusticias. Que siguiendo tus pasos, pasemos por este mundo haciendo el bien, aliviando el dolor de tantos crucificados. Bendice nuestra Patria, anima a nuestra Iglesia, donde todos somos protagonistas, alimentados con tu Palabra y con el Pan de Vida. Que junto a nuestra Patrona, la Virgen de Huachana, caminemos hacia la anhelada orilla, donde todos al fin celebremos que somos hijos y hermanos, junto a nuestros santos y difuntos, en la Fiesta Eterna de la Vida, un solo Cuerpo y Familia. Amén. 9. Señor de la Vida Jesús, en la Pascua nos enseñas que la vida triunfa sobre la muerte. Con tu entrega hasta el final cumpliste la voluntad del Padre, y nos mostraste que la fidelidad pasa por la cruz. La cruz del dolor y la persecución. Ayúdanos a ser fieles, que no bajemos los brazos en las dificultades, y cuando nos toque vivir alguna cruz confiemos como Tú en la ayuda del Padre. Señor de la Vida enséñanos a vivir más cerca del Reino en las cosas de todos los días. Amén
10. Espíritu de Jesús Te ofrezco mi corazón para recibirte y para que lo llenes de tu Vida. Dame la fuerza necesaria para vivir siempre como Jesús nos enseñó: Amando a todos y amando a Dios. Te pido que me ayudes a cambiar las actitudes egoístas que tengo en mi interior y todo lo que me aleja de Dios y de mis hermanos. Ayúdame a ser cada día mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo... Te doy gracias por acompañarme y estar siempre cerca mío. Ayudándome a distinguir las cosas buenas y las cosa malas. Enseñándome a elegir siempre el camino del bien. Espíritu Santo, Espíritu de Jesús, ven a mi corazón y transforma mi vida para vivir como Jesús vivió. Amén 82
11. Por los difuntos Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo hacia la eternidad, donde tú esperas a la humanidad entera, redimida por la sangre preciosa de Cristo, muerto en rescate por nuestros pecados. No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas. Levanta sobre nosotros tu mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, Te confiamos Señor las almas de nuestros seres queridos. Que nadie tenga miedo de este encuentro final contigo, después del hermoso camino de esta vida. Danos la esperanza de ser acogidos en los brazos de tu infinita misericordia. Que nada nos aleje de ti en esta tierra, que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente en Ti. Amén.
12. Siervo de Dios monseñor Jorge Gottau Primer obispo de Añatuya Jorge Gottau nació en Buenos Aires el 23 de mayo de 1917. Durante el año 1961 la Santa Sede creó varias diócesis en nuestro país, entre las que figura la de Añatuya, en la provincia de Santiago del Estero. La zona de Añatuya era, y sigue siendo, muy pobre en recursos y medios, pero más pobre aún era el panorama espiritual y de vida religiosa. Se necesitaba un obispo auténticamente misionero, y el Papa Juan XXIII encontró en Jorge Gottau a la persona clave. El primero de octubre de ese mismo año se hizo cargo de la recién creada diócesis de Añatuya. Recibió una diócesis que contaba sólo con 7 parroquias y 7 sacerdotes para atender a los 120.000 habitantes desperdigados en 68.000 Km2. Al llegar a Añatuya, acompañado por el padre Emilio De Elejalde, recorrió toda la diócesis e inmediatamente se dedicó a conseguir recursos económicos y colaboradores para desarrollar una obra magnífica que llenó de esperanza a todos los habitantes de la región del chaco santiagueño. Durante los 31 años que estuvo al frente de la diócesis creó 15 nuevas parroquias, más de 200 capillas, con la colaboración de 30 sacerdotes, 150 religiosas y gran cantidad de religiosos y laicos. También creó 26 centros educativos de todos los niveles, primarios, secundarios, agrotécnicos, terciarios, de capacitación laboral, talleres, una escuela de educación especial, etc. Además creó 6 hogares, uno para niños, tres de ancianos y dos de discapacitados. Promovió cooperativas y el denominado "Proyecto del Salado" que benefició a cientos de productores. Gestionó la construcción de canales, aljibes y postas sanitarias. Creó un plan de viviendas para erradicar las viviendas rancho, en las que se reproducen las vinchucas. También creó delegaciones de Caritas y comedores en todas las parroquias. Además se crearon 3 radios, un centro deportivo y un centro cultural. En el año 1970 creó la colecta nacional "más por
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menos" destinada a ayudar a las diócesis más necesitadas de nuestro país, constituyendo una puesta en común de los bienes entre todos los cristianos argentinos, para que los que tienen MAS ayuden a los que tienen MENOS. Monseñor Gottau renunció a la diócesis de Añatuya, por edad, el día 21 de diciembre de 1992. Falleció el 24 de abril de 1994, a los 77 años, en la Ciudad de Bs As. Actualmente sus restos descansan en la catedral de Añatuya.
Oración Padre nuestro, que llamaste a tu hijo Jorge Gottau a ser buen pastor de tu pueblo, en la Iglesia pobre de Añatuya, escucha nuestra oración. Te pedimos que, siguiendo su ejemplo de entrega y generosidad caminemos tras sus huellas y llevando tu Palabra junto con acciones concretas, en favor de nuestros hermanos más necesitados, seamos auténticos discípulos-misioneros de tu Hijo. Glorifica, Señor, a tu siervo a fin de que podamos tenerlo pronto entre los santos reconocidos por la Iglesia. Y a nosotros concédenos la gracia que te pedimos (mencionar la gracia que deseamos). Padre nuestro, Ave María y Gloria. Desde el 2010 comenzó a estudiarse su vida, para poder proponerlo a toda la Iglesia como modelo de santidad, como patrono y protector. Por eso, podemos rezar esta oración, pidiendo alguna gracia a Dios por intercesión de Gottau. En caso de que se cumpla, lo podemos comunicar al obispado de Añatuya.
13. Rezando bien el PADRE NUESTRO No digas Padre, si cada día no te portas como un hijo. No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo. No digas que estás en el cielo, si sólo piensas en las cosas terrenas. No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras cada día como es debido. No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material. No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa. No digas danos hoy nuestro pan de cada día, si teniéndolo tú, no te preocupas por la gente sin vivienda, sin pan y con tantas otras carencias. No digas perdona nuestras ofensas, si guardas rencor a tu hermano. No digas no nos dejes caer en la tentación, si tienes la intención de seguir pecando. No digas líbranos del mal, si no tomas parte activa contra el mal. No digas amén, si no has tomado en serio las palabras del Padre Nuestro. 84
14. El amor es lo más grande Querido amigo Jesús, necesito crecer y brindar más amor a los demás. Sé que tengo muchas cosas buenas para dar. Enséñame a ofrecerlas a los demás. Que ayude en mi casa, que colabore en la escuela, que dé una mano a mis amigos, que ayude siempre y en todas partes. Porque el amor es lo más grande que hay, Señor, y un corazón lleno de amor Tú lo tienes muy en cuenta. Quiero pasar por este mundo, como Tú, haciendo el bien y amando a los demás. 15. Para antes y después de comulgar Querido Jesús, te ofrezco toda mi persona para recibirte en mi interior. Me gusta comulgar, Señor. Me gusta recibir tu Cuerpo hecho pan de Vida. Dame fuerzas para vivir como vos nos enseñas: amando a todos y haciendo el bien. Te pido que cada vez que comulgue cambie mi corazón. Gracias por estar siempre con nosotros, como nuestro verdadero alimento. Gracias Señor por ser nuestro pan de cada día. Gracias porque tu Pan nos une en la comunión y nos compromete en el amor. Amén. 16. Por nuestra Comunidad Nos hiciste para vivir unidos, Señor, y mientras caminamos en la vida ¡qué bueno es tener una familia! Ella nos ayuda a crecer y nos brinda amor y seguridad. ¡Qué bueno es tener amigos! Ellos nos escuchan, juegan a nuestro lado, y son compañeros en todo. Para vivir siempre es mejor hacerlo con otros, porque entre varios el camino se hace más corto. Querido Dios, Papá de todos, gracias por nuestra comunidad, por nuestra parroquia y por las comunidades que integran nuestra Parroquia, esa familia más grande, donde tú vives. Enséñanos a vivir como hermanos. Sin peleas ni discordias. Sin divisiones ni diferencias. Que hablemos bien del hermano, sin críticas ni envidias. Que nuestras palabras y acciones construyan unidad y nunca dividan. Ayúdanos a ver en cada persona el rostro de Jesús. Que aprendamos a amar a todos los que nos rodean porque todos somos hermanos, hijos del mismo Padre Dios. Y así, cumpliremos tu sueño, y tu Reino estará más cerquita nuestro, haciendo ya un poquito más cielo, éste, nuestro querido suelo. Amén
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17. Padre, me equivoqué Padre Bueno, a veces hago cosas que no están bien. En el momento no me doy cuenta, o me hago el distraído. Después me arrepiento y quiero cambiar. Hay algo adentro mío que me dice lo que está bien y lo que está mal. Es tu voz, que siento tan cercana. Ayúdame a cambiar y que otra vez no me equivoque como hoy. 18. Por mis abuelos Querido Jesús, te quiero pedir por mis abuelitos. Dales mucha salud y que no se enfermen. Ayúdalos para que estén bien, contentos, sanos, que tengan lo necesario para ser muy felices, y que no les falte nunca la alegría y las ganas de vivir. Que no se sientan solos ni tristes ni cansados. Que descubran que Tú estás siempre con ellos, porque nos quieres a todos y nunca nos abandonas. Danos fuerzas para quererlos mucho, para visitarlos, cuidarlos con cariño y atenderlos como merecen. Acompáñalos siempre, Señor, que te sientan a su lado. Ayúdame a aprovecharlos más, escuchando sus consejos y su honda sabiduría, brotada de su experiencia. Gracias, Señor, por mis abuelos. Amén. 19. Por las vocaciones Padre Bueno que estás en todas partes y nos proteges siempre, te pedimos por todos los jóvenes, hombres y mujeres, que sienten tu llamado a la vida religiosa. Envíanos Señor más servidores para construir tu Reino. El trabajo es mucho y los trabajadores son pocos. Dale fuerzas a todos los sacerdotes, religiosas y religiosas del mundo para que sigan tu camino, con fidelidad a la verdad. Para que ayuden a todos como lo hizo tu Hijo Jesús. Para que trabajen por la Justicia y la Verdad. Que nunca nos falten sacerdotes para anunciar tu Palabra y alimentarnos con tus sacramentos. Que nunca falten consagrados y consagradas que nos muestren con transparencia tu amor. Que nunca falten matrimonios cristianos que hagan presente tu Reino en las cosas de cada día. Que nunca nos falten catequistas y animadores para celebrar la fe en comunidad. Anima a muchos jóvenes a decirte sí, descubriendo la felicidad escondida en el servicio a los hermanos. Amén. 20. Creemos en ti Señor Creemos en ti, Jesús, amigo, compañero, que caminas a nuestro lado a lo largo de toda nuestra vida. Creemos en ti, Jesús, y en tu mensaje, en tus palabras de vida que queremos vivir cada día. Creemos en ti, Jesús, Dios bueno, que nos regalas la vida, la familia, los amigos. Creemos en ti, Jesús, y en la vida que entregaste por amor a todos nosotros, en la cruz. Creemos en ti, Jesús, y en tu resurrección. Creemos que estás vivo en medio de nosotros. Creemos en ti, Jesús, y por eso te pedimos que cada día aumentes nuestra fe, esperanza y amor a los demás. Amén.
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21. Gracias por la vida Gracias por todos los dones que nos regalaste. Gracias por la familia, los parientes, los amigos, por las posibilidades que nos ofreces, por la salud y la vida, por conocerte y amarte. Gracias, Jesús, porque nos muestras tu amor en el cariño de los demás. Te queremos pedir que nos ayudes a ser generosos y a compartir toda nuestra vida con los demás. Que no nos guardemos nada de lo bueno que somos y que tenemos. Queremos multiplicar lo que recibimos de tus manos y brindar lo mejor de nosotros a todos los que nos rodean. Ayúdanos a dar muchos frutos y, de este modo, devolver algo de lo tanto que hemos recibido y que seguimos recibiendo. Haz Jesús, que nunca nos olvidemos de tus dones, ni dejemos pasar un solo día de nuestras vidas, sin decirte de corazón: GRACIAS… 22. Por la familia Jesús, te quiero pedir hoy por toda mi familia. Mi papá, mi mamá, mis hermanos… Dales buena salud a todos y que siempre puedan ser felices. Que mis papás tengan trabajo y se quieran mucho. Que mis hermanos y yo estudiemos todo lo que aprendemos en la escuela, que ayudemos en casa sin protestar, y que aprendamos a jugar juntos y a llevarnos bien. Quiero que siempre nos acompañes y que vivamos muy unidos haciendo crecer tu inmenso amor en medio de nosotros todos los días, en todo momento. Que así sea, buen Señor Jesús. 23. Por la paz Jesús, ayúdame a vivir en paz con los que me rodean. Que busque la paz en mi familia, poniendo ganas de ayudar, comprensión para mis papás, y cariño para mis hermanos. Que busque la paz en mi grupo de amigos, evitando las peleas y discusiones, sin agresiones, perdonando y pidiendo perdón, eligiendo el diálogo más que la violencia o los golpes. Te pedimos por las naciones que están en guerra, para que termine el odio y el rencor y vuelva la paz. Que desde este rincón humilde del mundo, hagamos crecer la paz con nuestras acciones para que venga tu Reino de amor. Amén 87
24. Oración del niño misionero Señor Jesús, Tú dijiste a los Apóstoles: “Dejen que los niños se acerquen a mí”. Te damos gracias por el amor y el cuidado que tienes con los más pequeños. Te pedimos por todos los niños del mundo para que tengan la alegría de conocerte a Ti y a tu Madre, y puedan escuchar tu Palabra y recibir tus sacramentos. Ayúdanos a iluminar con la fe la vida de nuestras familias y de nuestros amigos. Bendícenos a nosotros para que hoy y mañana seamos misioneros y amemos a todos los hombres de cualquier raza, cultura, lengua y edad. Que la Virgen María nos acompañe siempre en nuestra misión cotidiana. Amén.
OTRAS ORACIONES para acompañar nuestra vida… 25. Comunidad que reza unida, permanece unida Cuenta la Palabra de Dios, acerca de las primeras comunidades: ”Todos se reunían con frecuencia para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos ellos se mantenían unidos y ponían lo suyo en común. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día el Señor acrecentaba la comunidad”. LA VIDA SE HACE MÁS BELLA, CUANDO LA VIVIMOS CON JESÚS Y LA VIRGEN Y CUANDO LA COMPARTIMOS EN COMUNIDAD. CELEBRAR NUESTRA FE EN COMUNIDAD ES VIVIR EL SUEÑO DE DIOS, HACER PRESENTE SU REINO ENTRE NOSOTROS. LA ALEGRÍA DEL AMOR DE DIOS SE HACE CANTO, ALABANZA, ORACIÓN COMPARTIDA… QUE ESTE CATECISMO, CON SUS ENSEÑANZAS Y ORACIONES, SIGAN ELEVANDO NUESTROS CORAZONES A DIOS, NOS SIGAN
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ANIMANDO A AMAR A NUESTROS HERMANOS, A IR FORMANDO COMUNIDADES ORANTES, FRATERNAS Y MISIONERAS
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26. EL AGUA BENDITA… REFRESCA LA VIDA DE DIOS QUE LLEVAMOS DENTRO, REAVIVA NUESTRA DIGNIDAD DE HIJOS DE DIOS Y DE LA VIRGEN, ANIMA NUESTRO COMPROMISO BAUTISMAL EN LA COMUNIDAD, NOS PURIFICA DEL MAL: EGOÍSMO, ORGULLO, INDIFERENCIA, TRISTEZA -LA USAMOS PARA… BENDECIR EN LA FRENTE A NUESTROS SERES QUERIDOS PERSIGNARNOS AL COMENZAR EL DÍA Y AL CONCLUIRLO FORTALECER NUESTRA VIDA CRISTIANA EN EL CAMINO DEL BIEN Y EN LA LUCHA CONTRA EL MAL ROCIAR NUESTRA CASA Y NUESTROS COSAS -REZAMOS JUNTOS… BENDITO SEAS, PADRE, POR EL DON DEL AGUA, ELLA NOS REFRESCA Y REAVIVA, NOS ANIMA Y PURIFICA. BENDICE NUESTRAS VIDAS, ENCIENDE NUESTRA FE, ESPERANZA Y AMOR. QUE TU ESPÍRITU HAGA NUESTRO CORAZÓN MÁS HUMILDE, SENCILLO Y BUENO, COMO EL DE TU HIJO JESÚS. QUE JUNTO A MARÍA, SEAMOS BENDICIÓN Y LUZ PARA TANTOS SEDIENTOS QUE ANSÍAN SACIARSE DE TU AMOR. AMÉN YO SOY EL AGUA VIVA, EL QUE VIENE A MÍ, JAMÁS TENDRÁ SED (Jesús)
27. Un programa de vida en palabras del Papa Francisco ¡Es tan lindo rezar! Porque es mirar hacia el cielo, mirar a nuestro corazón y saber que tenemos un Padre Bueno, que es Dios. Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; cuídense! Cuiden la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios. Dios es bueno, Dios siempre perdona. Dios es Padre, acérquense siempre a Él. Que la Madre los bendiga mucho. 90
28. SAN BENITO: patrono del Colegio de Santos Lugares (Fiesta: 11 de julio) Benito fue un amigo de Dios y de los hombres que nació en el año 480, en Italia, donde el Imperio y la cultura romana estaban en plena crisis. Su familia era muy rica y lo mandaron a estudiar a Roma. A los 20 años decide retirarse a una montaña, para dedicarse al silencio y oración. Trabajaba y amaba la tierra y pronto se le unieron muchos compañeros, formando una comunidad de monjes. Muere en el año 547. Su lema de vida fue: REZA y TRABAJA. En 1987, al fundarse el Colegio, se lo eligió como patrono y modelo de los jóvenes campesinos, asimilando su forma de vida: oración, trabajo y compañerismo.
NUESTRO AMIGO que nos acompaña e intercede por nosotros. NUESTRO EJEMPLO de vida: oración, trabajo y compañerismo. NUESTRO DEFENSOR de todo lo que amenaza nuestra vida.
29.VIRGEN DE HUACHANA: Patrona del Monte Santiagueño 91
Breve reseña de su historia: Cuentan que por el año 1820, la Virgen se le apareció a una niña llamada Telésfora Verón, que trabajaba en el monte. Ante la incredulidad de su familia y vecinos, deciden ir a confirmar los dichos de la niña. Luego de una noche en vela, junto al fuego preparado para pasar el frío, descubren la imagen de Nuestra Madre, con una manito quemada por las llamas. A partir de ese momento, su historia se empieza a difundir por la zona, junto al testimonio de su gran poder intercesor y milagroso. Cada año se acercan miles de peregrinos santiagueños, salteños, tucumanos, jujeños, chaqueños, santafesinos y de otros lugares del país, como de países hermanos. Su original manto verde… María lleva los colores del monte santiagueño, donde quiso quedarse y desde donde nos bendice con su ternura de Madre. Este color nos habla de la Vida que María, la llena de gracia, nos transmite con su humilde presencia. La vida del monte y de la naturaleza que queremos defender y conservar, como fuente de vida para tantos hermanos campesinos. La Vida de su Hijo Jesús que ha venido para que todos tengamos vida y Vida en abundancia. Vida que queremos cuidar y proteger frente a tantas amenazas. Su color nos compromete en la defensa de la Vida.
Oración a la Virgen de Huachana María, Madre de Jesús, te invocamos hoy en la lengua de nuestros padres con el dulce nombre de VIRGEN DE HUACHANA. Tú que fuiste pobre y humilde ruega por nosotros ante el Señor, para que crezca nuestra fe, amemos a todos como hermanos y seamos cristianos de verdad. Escúchanos Señora en nuestras necesidades y así nos alegraremos siempre de pertenecer a la familia de Dios. Amén.
30. Gracias por ir a la escuela
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Querido Jesús: te doy gracias por poder ir a la escuela, y te pido por todos los chicos que no pueden hacerlo. Ayúdame a estudiar mucho y aprender cada día más. Que valore siempre el esfuerzo de mis padres por mandarme a estudiar. Que nunca me queje, ni deje de ir a estudiar. Quiero ser un buen compañero, preocuparme por los demás, ayudar a todos, compartir con ellos mi tiempo, mi alegría y mi cariño. Te pido por mis maestros, dales mucha fuerza y alegría para que nos enseñen con paciencia y mucho amor. Bendice sus familias que, muchas veces, las tienen lejos a causa de su trabajo. Y a nosotros, danos tu fuerza, Señor, para construir un mundo más justo, donde haya igualdad de oportunidades para todos. Amén.
31. Cuando estoy triste Querido Jesús: hoy no ando bien, estoy bajoneado, me siento triste, necesito sentirte cerca para levantarme el ánimo y volver a sonreír. Veo todas las cosas negras y no soy capaz de ver todas las cosas lindas que me pasan. Dame tu alegría y tus ganas. Ayúdame a sonreír y a ver las cosas con más optimismo y buena cara. Yo sé que estás conmigo y a mi lado, que no me fallas nunca, que eres mi amigo de verdad. Te pido por los que están más tristes que yo, que mi dolor pueda aliviar su dolor. Gracias, Jesús, hablar contigo me hace sentir mejor, gracias por escucharme y cargar mi cruz. 32. Por el Papa Señor, te pedimos por nuestro Papa, a quien encomendaste la tarea de cuidar a tu pueblo. Ayúdalo a tener un corazón bien grande, ayúdalo en su misión de Pastor de tu Iglesia, dale tu Espíritu de libertad, verdad y unión, que sus consejos y palabras nazcan del encuentro profundo contigo. Abre los oídos y los corazones de las personas para que escuchen sus constantes llamados a la Paz, a la Solidaridad y a la Justicia. Ayúdanos a crecer como un Pueblo de Hermanos, y haz que junto a nuestro Papa vivamos cada día poniendo en práctica tus palabras y enseñanzas. Amén. 33. Por los niños en su día Padre bueno, en este día tan feliz para mí y para muchos, no quiero olvidarme de todos los niños que sufren en el mundo. Por los niños enfermos, por los niños de la guerra, por los niños de la calle, por los niños abandonados, por los niños sin familia, por los niños que no pueden ir a la escuela, por los niños que no tienen para comer, por los niños que deben trabajar, por todos ellos Señor, te quiero pedir en este día. Ayúdame a ser atento y 93
solidario con todos ellos. Que nunca olvide que Tú estás presente en el rostro de cada niño. Amén. 34. Oración de la mañana Señor Jesús, te doy gracias por este día que empieza. Te pido que estés conmigo durante todo el día; y que me enseñes a querer a todos como tú me quieres. Ayúdame a descubrirte en cada hermano, a estar atento al que necesite de mí. Ayúdame a compartir tu amor con todos y que mi vida sea un fiel reflejo de la tuya. Amén 35. Oración de la noche Señor Jesús, cuando el día ya termina, y llega la noche, te doy gracias por las alegrías que he tenido hoy; y te pido perdón por las veces que he hecho sufrir a los demás. Señor Jesucristo, guárdame durante esta noche, cuida a mis padres y hermanos, protege a mis familiares y amigos. Quiero pedirte por todos los niños del mundo, en especial por los que están más solos, para que todos reciban cariño y amor sincero, para que no haya chicos que sufran y todos puedan sonreír felices en este día. Te pido tu ayuda para ser mejor. Te pido tu compañía para vivir alegre en todo momento. Y te pido tu amor para llevarlo a los que me rodean, y así vivir cada día más cerca tuyo. Amén 36. Por mi mamá Querido Jesús, hoy te pido por mi mami. Es muy buena conmigo. Yo la quiero de verdad y quisiera pedirte que siempre la acompañes. Enséñame a valorar todo lo que mi mamá hace por mí y por mi familia. Ayúdame a saber pedir perdón cuando la ofendo o la enojo. Te doy gracias por todo lo que ella hace. Que no le falte la buena salud y el cariño de todos nosotros. Ayúdala a vivir siempre cerca tuyo, a no olvidar que la quieres muchísimo, y que nunca la dejas sola. Gracias por darme una mamá como la tuya. Virgen María, cuídala siempre y haz su corazón semejante al tuyo. Amén 37. Por mi papá Querido Jesús. Hoy te pido por mi papá. Que nunca le falte el trabajo, ni tenga problemas de salud. Que esté feliz en nuestra familia y cada día seamos más unidos, para que esté orgulloso de todos nosotros. Ayúdame a confiar mucho en él, a escuchar sus consejos y a obedecer lo que me pida. Te pido que él esté contento y no se canse mucho trabajando por nosotros. Acompáñalo en todo momento, cuando sale a trabajar, cuando viaja, cuando está con nosotros. Dale paciencia, buen ánimo y mucha alegría. Lo quiero mucho y te doy gracias porque junto a mamá me han regalado el don de la vida. Padre Dios, que su corazón sea cada día más parecido al tuyo. Cuídalo siempre y ayúdame a acercarme
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más a él y decirle cuánto lo quiero, lo admiro y lo necesito. Ayúdame a agradecerle lo que hace por nosotros. Amén. 38. Para bendecir los alimentos Gracias Señor por estar juntos en esta mesa. Gracias por esta comida y por las manos que con tanto cariño la han preparado. Dales pan a los que no tienen. Bendice estos alimentos para que nos den la fuerza para servirte mejor en nuestros hermanos Jesusito de mi vida,y para compartir nuestros bienes y nuestra vida con los más necesitados. Amén. eres niño como yo, 39. Momentos importantes del año para la comunidad: por eso te quiero tanto -Semana de pastoral en del Añatuya y te doy mi corazón. Bendita la luz día (marzo/abril, participa el COPAPAS) ¡Tómalo! ¡Tómalo! y el Señor que nos la envía, -Encuentros zonales de animadores (marzo) Tuyo es, y mío no. bendito el Niño Jesús, -Cuaresma y Semana Santa (Via Crucis, Pascua) bendita Santa María. -Encuentros zonales (septiembre) Ángel de la guarda, -Fiesta de la Virgen de Huachana dulce Dios me acuesto, -Fiestascompañía, patronales de la comunidad (Sacramentos, Con Comuniones, Confesiones) no me desampares con Jesús me levanto, -Fiesta patronal de toda la Parroquia (Señor de la Salud: último sábado de noviembre) ni de noche ni de(misión día, con el Niño Dios, Triduo -Adviento y Navidad de Virgen Navidad, María, Pesebre viviente) con la -Reunión deldescanse COPAPAS en (febrero y diciembre en Santos Lugares, marzo/abril: hasta que los brazos y el Espíritu Santo. en Añatuya) de40. Jesús, José y María. ORACIONES CORTITASJesús PARA MEMORIZAR… de mi vida, Viniste a visitarme María bendita, como Hermano y como Amigo. ayúdenme a ser Jesusito no me dejes solo más santo cada día. ¡quédate siempre conmigo! Cuatro esquinitas Jesusito camina a mi lado, tiene mi cama en todo eres mi guía, cuatro angelitos sin Ti soy chiquito guardan mi alma. de seguro me perdería. En mi corazón Ven siempre conmigo, tengo muchos sueños, tu mano en la mía, el primero es que los hombres, Jesús, amigo del alma, sean cada vez más buenos. eres mi mejor compañía. Pido que la gente Las horas que pasan, las horas del viva siempre en paz, día, si estás a mi lado, que todos se quieran 95 tendrán alegría. y que a nadie falte el pan.
Pido por los niños que no tienen casa, que pasan mucho frío y no tienen comida. Ayúdanos a ayudarlos, y que muchos los ayuden para que nunca más se sientan solitos en esta vida. Pido por mis papis, y los de todos los chicos, para que siempre nos quieran y vivamos muy unidos.
Cuídame Jesús durante este día, cuida a mis papis y mis hermanos, cuida a mis abuelos y amigos, y así quererte más cada día. Que no exista la guerra, ni en fotografías, y que en todo este mundo, reine siempre la alegría.
17. REZANDO EN SILENCIO, SIN TANTAS PALABRAS En cada corazón está el Reino de Dios. Tu alma es la casa de Dios dentro de ti: un lugar santo para orar todos y cada uno de los días. Tu cuerpo es el Templo donde Dios habita. Y a pesar de que no puedas ver tu alma, tú sabes que está ahí, como el aire en tu cuerpo. Tú eres un hijo amado de Dios. Estás hecho a su imagen y eres como Jesús. En una parte de ti vive el Espíritu Santo. Te invitamos a viajar hacia ese centro ¿Para qué? Para encontrarte con Dios, para descansar y disfrutar de su amor en ese lugar más sagrado, donde Dios vive, ama y espera. Nos olvidamos que a Dios lo encontramos bien cerquita nuestro, dentro nuestro. Para ello necesitamos acallar tantos ruidos y silenciar el corazón para escuchar su dulce voz. Para hacer este viaje usaremos un vehículo. Se trata de una pequeña palabra que tú debes elegir, ella será como esa llave que abrirá el centro de tu corazón, donde Dios te espera. Puedes elegir: Jesús, Amor, Paz, María, Padre, etc. O la que tú quieras. Pero, recuerda, mantenla segura y secreta en tu corazón y mente, aún cuando la puedas cambiar de vez en cuando. Tu llave siempre funcionará, abrirá cada cerradura y puerta cuando sea pronunciada desde el corazón. Sabemos que esto es seguro. ¿Ya tienes tu palabra? De acuerdo, ahora repite tu palabra secreta como un susurro en el corazón. ¡Que sólo la escuche Dios! 96
Luego, déjame decirte los pasos a seguir en este pequeño viaje a tu interior:
1. Escoge tu palabra secreta y sagrada. Busca un lugar de tu casa o de la naturaleza donde puedas rezar tranquilo sin ser interrumpido. Busca un tiempo del día para rezar. 2. Siéntate cómodo y tranquilo Con la espalda derecha, las manos sobre tus piernas, los pies pisando la tierra. Aquiétate. Permanece callado. Cierra tus ojos. 3. Respira lenta y silenciosamente, serenando tu corazón. Cierra tus ojos y pronuncia en silencio y lentamente tu palabra secreta en tu corazón. Quédate quieto y sentado. Ten paciencia. Dios está dentro de ti en el silencio. Aquiétate. 4. Si te encuentras pensando en otra cosa, está bien. Sólo di tu palabra secreta de nuevo, en silencio y lentamente en tu corazón. Luego, deja que esos pensamientos salgan fuera de tu cabeza. 5. Tómate unos 6 minutos de silencio para este tipo de oración. Luego, puedes abrir lentamente tus ojos, y decir en voz alta y lentamente la oración del “Padre Nuestro”. En tu corazón Dios habla en silencio, donde las palabras no llegan. Él te escuchará, aún cuando no pronuncies ninguna palabra. Su oído está justo al lado de tu corazón. Puede que haya mucho ruido afuera: un perro ladrando, un pájaro cantando, una abeja zumbando, una rana croando. Hay además “ruidos” dentro de ti: pensamientos, sentimientos, recuerdos, imaginaciones, ideas de lo que has hecho o harás en el día, y otras cosas buenas. Está bien, todo está bien. No importa lo que oigas o a quién oigas o en quién pienses, dentro y fuera, sólo repite tu palabra suavemente, despacio, silenciosamente después de cada pensamiento. Será escuchada por Dios en tu corazón. Deja que tus pensamientos salgan. Olvídate de todos ellos. Dios nos invita cada día a realizar este viaje, de ser posible, a la mañana y a la noche antes de descansar. De este modo, cada día le dedicaremos a Dios 12 minutos. Si cada día así lo hacemos, con el tiempo, necesitaremos dedicar unos minutos más a esta oración, ya que sentiremos una gran paz y alegría, al encontrarnos con Dios en el silencio del corazón, disfrutando de su amor sanador y total. 97
ÂĄIntĂŠntalo, no te vas a arrepentir!...
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CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA Celebración nº 1 ¡A CONFIAR MÁS EN DIOS! (para hacerlo en la semana posterior al encuentro nº 4) -Reunimos a toda la familia junto al altarcito de casa (si aún no lo tenemos, lo podemos armar con velas, flores, algunas estampas, imágenes, la Biblia, fotos de familiares, etc.). -Nos ponemos en la presencia de Dios, haciéndonos la señal de la Cruz. -Cantamos Dios Familia, nº 9 del Cancionero. -Vamos a leer juntos este cuento: “NO TE VEO, PAPA” Érase una familia feliz que vivía en una casita de suburbio. Pero una noche estalló de improviso en la cocina un incendio espantoso. Cuando las llamas empezaron a propagarse, padres e hijos salieron fuera corriendo. Se abrazaron e, impotentes, contemplaban desconsolados su hogar envuelto en llamas y humo. Entonces, con horror y pena indescriptibles, cayeron en la cuenta de que faltaba el más pequeño, un niño de cinco años. En el momento de salir, asustado por el crepitar de las llamas y sintiéndose ahogar por la acidez del humo, volvió atrás y subió al piso de arriba. ¿Qué hacer? El padre y la madre se miraron desesperados e impotentes, las dos hermanitas comenzaron a llorar: lanzarse a aquel horno era imposible. Y los bomberos no acababan de llegar... Pero he aquí que arriba, en lo alto, se abrió la ventana del desván, y el niño se asomó gritando con fuerza: “¡Papá, Papá!”. El padre, esperanzado, respondió: “Salta, hijo, salta”. Debajo de sí el niño sólo veía fuego y humo, pero oyó la voz de su padre y contestó: “¡Papá no te veo!” A lo que el padre respondió: Te veo yo, hijo, eso basta. Salta, gritó el hombre con toda su alma. El niño saltó y cayó sano y salvo en los cariñosos brazos de su padre, que lo había recogido al vuelo.
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-Compartimos lo que más nos gustó del cuento y lo que entendimos. Luego de haber compartido, seguimos leyendo lo siguiente: -Este cuento nos enseña la confianza que hay que tener cuando rezamos. Nosotros somos ese niño del cuento que muchas veces no vemos a Dios, pero confiamos en Él. Dios está siempre con nosotros y nos invita a confiar en Él y arrojarnos en sus brazos de Padre, sobre todo en los momentos de mayor oscuridad y sufrimiento familiar o personal. -Pedimos a papá y mamá que recen ahora juntos esta oración: ORACIÓN DE LOS PADRES ¡Gracias, Dios Padre nuestro! Nuestros hijos (decir el nombre de cada uno) son el mejor regalo que nos has podido hacer. Gracias porque nos ayudas en su crecimiento, porque nos das la fuerza necesaria para obrar bien ante las dudas y miedos que nos surgen y para seguir adelante. Pedimos tu ayuda para enseñarles a nuestros hijos quién eres. Tu ayuda para que te descubramos en nuestra familia y para que nuestro hogar sea un lugar de amor y respeto. Gracias por este rato de oración en familia. Lo necesitábamos mucho. Te pedimos que siempre nos podamos hacer un tiempo para ti y para nuestra familia. Que el trabajo y las tareas de cada día no nos hagan olvidar ni descuidar la fe y la vida en familia. Gracias. -Ahora cada uno comparte en voz alta algo por lo que le quiera dar gracias a Dios. A lo que diga cada uno, repetimos todos diciendo: Gracias, Señor… -Terminamos rezando juntos el Padrenuestro, tomados de las manos, dando gracias por tenernos juntos en familia…
CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA 100
Celebración nº 2 ¡ACOMPAÑEMOS A JESÚS EN SU PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN! (para hacerlo en la Semana Santa, si ya pasó la fecha, hacerlo la semana siguiente al encuentro nº 9) Intentaremos participar en familia en las celebraciones de Semana Santa de nuestra comunidad o de proponer juntarnos estos días para rezar en nuestra comunidad, con los padres de los chicos de catequesis. -Reunimos a toda la familia junto al altarcito de casa. Tener preparada una Biblia para estos días. Vamos a reunirnos cada uno de los días más importantes de esta semana. -Nos ponemos en la presencia de Dios, haciéndonos la señal de la Cruz. -Cantamos Juntos como hermanos, nº 3 del Cancionero. -Leemos juntos: JESÚS MURIÓ POR NOSOTROS CARGANDO TODO EL MAL Y EL PECADO DEL MUNDO. LA CRUZ ES LA EXPRESIÓN MÁXIMA DEL AMOR DE DIOS POR NOSOTROS. ALLÍ DESCUBRIMOS CUÁNTO VALEMOS A LOS OJOS DE DIOS: LA SANGRE DE SU PROPIO HIJO. ESTA ENTREGA DE AMOR SE HACE PRESENTE EN EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA: COMIDA DE AMOR QUE DIOS NOS DEJÓ PARA HACER PRESENTE SU AMOR, ALIMENTARNOS Y ENSEÑARNOS A AMAR COMO ÉL NOS AMÓ. JESÚS ES HOMBRE Y DIOS, AL RESUCITAR, VENCE EL PECADO Y LA MUERTE, VIVE PARA SIEMPRE JUNTO A SU PADRE DIOS. ¡HAY QUE APOSTARLO TODO POR ÉL! ¡LA VIDA Y EL AMOR SON MÁS FUERTES QUE EL MAL Y EL PECADO! JESÚS LO HA DEMOSTRADO. NOS TOCA COMPROMETERNOS, SER SIGNOS DE AMOR Y VIDA EN NUESTRAS COMUNIDADES ANTE LOS SIGNOS DE MUERTE.
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DOMINGO DE RAMOS -El pueblo judío vivía bajo la opresión del imperio romano debiendo pagar duros impuestos. El pueblo esperaba que se cumpliera la promesa del Salvador. Muchos pensaron que Jesús los liberaría de esa opresión y esclavitud. Por eso lo proclamaron rey cuando entró en Jerusalén. Pero la liberación de Jesús pasaba por otro lugar, por algo mucho más profundo y estructural: la opresión del pecado y de la muerte. Por eso, no entra en Jerusalén con grandes cortejos y carrozas, sino montado en un burrito, con la compañía de doce humildes pescadores. -Jesús entra a Jerusalén para celebrar la fiesta judía de la Pascua. Fiesta que recordaba el paso (pascua) de la esclavitud a la libertad. Cruzando el Mar Rojo, el pueblo quedó libre de la opresión de los egipcios y comenzó a tener su propia tierra. -En la Última Cena, Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la Pascua, y hacer la Primera Misa. Él transformará la pascua judía en pascua cristiana. Su paso de la muerte a la vida nos incluye a todos, liberándonos de la esclavitud del pecado y de la muerte, para abrazar la libertad nueva de la vida y del amor. -Hoy comenzamos la Semana Santa. Se bendicen los ramos y aclamamos a Jesús como Rey y Salvador de nuestra vida. Leer Marcos 11, 1-11: 1.¿Por qué lo recibieron bien a Jesús? 2.¿Cómo lo recibo yo a Jesús en mi corazón? JUEVES SANTO * Jesús convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre en la Última Cena porque sabe que va a morir y quiere quedarse para siempre con nosotros como alimento, para ayudarnos a ser cada día mejores seguidores suyos. En este día Jesús instituye la Eucaristía. * Les dice a sus discípulos: “hagan esto en memoria mía” , es decir, sigan haciendo esto, en su Nombre, para que todos, no solamente ustedes, puedan comer mi cuerpo y beber mi sangre hasta el fin de los tiempos. En este día Jesús instituye el sacerdocio. * Lava los pies a sus discípulos durante esta Cena y les dice ámense como yo los amo, es la condición para ser sus discípulos: amarse como él nos ama hasta dar la vida si fuera necesario. Nos da un ejemplo de servicio, al lavarnos los pies. En este día Jesús instituye el mandamiento del amor. Leer Juan 13, 1-17; 1Corintios 11,23-26. 1.¿Por qué Jesús lava los pies a sus discípulos? 2.¿Qué nos quiere enseñar Jesús con este gesto? 3.¿Me cuesta mucho ponerme al servicio de los demás? ¿Por qué? 102
VIERNES SANTO -Nuestro Señor sabe que va a morir. En ningún momento se niega ose rebela contra aquellos que injustamente lo condenan. Jesús se entrega a la muerte porque sabe que el amor es recompensado con la resurrección y la vida eterna para El y para todos los hombres. Leer Marcos 14,1-15,47. 1.¿Cuál es la parte que más te impresiona de lo que acabas de leer? 2.¿Con qué personaje de los que aparecen en el relato te identificas? ¿Por qué? SÁBADO SANTO - VIGILIA PASCUAL -La sepultura de Jesús se realiza según el ritual judío. El muerto era envuelto en una sábana después de haber sido ungido con aceite y perfumes. Se lo coloca en una tumba cavada en la piedra. -Jesús murió un viernes y pasó el sábado en el sepulcro. -El domingo las mujeres fueron a la tumba para cumplir con el ritual de la sepultura que no habían hecho el sábado. Al llegar comprueban la ausencia del cuerpo. Leer Juan 20, 11-18 1.¿Quién fue la primera persona al que se le apareció Jesús Resucitado? Averigua un poco sobre su vida. 2.¿Por qué piensas que se le aparece a ella primero? 3.¿Qué misión le encomienda Jesús? 4. Pienso en algo que me pone triste, en alguna cosa de mi vida personal que me hace sufrir, ¿creo realmente que Jesús va a sacar vida de esta pequeña cruz que me toca cargar?
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CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA Celebración nº 3 ¡ALIMENTANDO NUESTRA FE CON LOS SACRAMENTOS Y CON LA COMUNIDAD! (para hacerlo en la semana posterior al encuentro nº 16) -Reunimos a toda la familia junto al altarcito de casa. Lo haremos una hora antes de participar de la misa. Si tenemos alguna misa cerca, haremos el esfuerzo de ir todos juntos, como familia. Si no tenemos esa posibilidad, participaremos a través de la FM, celebrándola todos juntos, como familia, estando atentos y dedicándole a Dios este rato de oración. -Nos ponemos en la presencia de Dios, haciéndonos la señal de la Cruz. -Cantamos Qué lindo llegar cantando, nº 2 del Cancionero. -Vamos a charlar juntos acerca de la Misa: -La Misa es una gran oración comunitaria a Dios, donde unimos nuestra oración a la de todo el pueblo y a la de Jesús. 1) Pedimos perdón: vamos a compartir en voz alta las cosas que queremos que Dios nos perdone. A lo que diga cada uno, respondemos todos: Señor ten piedad… 2) Escuchamos la Palabra de Dios: vamos a preguntarnos: ¿nos escuchamos en casa los unos a los otros? ¿Dialogamos en familia? Compartimos lo que pensamos y sentimos. 3) Le hablamos a Dios: vamos a compartir nuestras necesidades, lo que hoy le queremos pedir a Dios. Necesidades de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestros vecinos, de nuestra patria y del mundo entero. A lo que diga cada uno, respondemos todos: Escúchanos Señor… 4) Nos ofrecemos a Dios: vamos a ofrecerle a Dios nuestras vidas, las cosas que nos cuestan, que nos duelen, que queremos mejorar y corregir. Cada uno comparte lo que quiere ofrecerle a Dios, diciendo: yo te ofrezco… a lo que todos respondemos: Te lo ofrecemos, Señor. 5) Agradecemos a Dios: vamos a compartir lo que hoy queremos agradecer a Dios, o alguna alabanza que le queremos dar. A cada una, respondemos: Te damos gracias, Señor. 104
6) Comprometidos en la comunión: cada uno dirá en voz alta algo a lo que se compromete a vivir en la familia, para que nos llevemos mejor y compartamos más tiempo juntos (realizar alguna tarea, estar más en casa, dialogar más, etc.). Concluimos tomándonos de las manos, como familia unida y rezando juntos un Padrenuestro. -Ahora, ya cerca del horario de la Misa, leemos juntos este texto que nos predispone para participar bien de este momento más importante de la semana: PARA VIVIR MEJOR LA MISA Canta con mucha fuerza y alegría, expresando el gozo de celebrar nuestra fe Escucha con atención cada palabra y únete a ella, como si brotaran de tus propios labios Mira el rostro de los que tienes al lado y agradece a Dios el tenerlos como hermanos, parte de esta familia que es la Iglesia, con quienes vamos a compartir la Cena del Señor Sigue cada parte de la Misa: 1. Traza con devoción sobre tu cuerpo, la señal de la Cruz, signo de la fe recibida en el bautismo, bendice a Dios por tus mayores que te la han transmitido. 2. Pide perdón con sinceridad de tus pecados, sabiendo que Dios es misericordioso y no se cansa nunca de perdonarnos. 3. Escucha con atención la Palabra de Dios. Es el mismo Dios el que nos habla, dándole luz y sentido a nuestras vidas, impulsándonos a vivir mejor. 4. Únete a las intenciones del mundo entero, de los más necesitados y pide por los tuyos. 5. Junto al pan y al vino, ofrécele tu vida a Dios, tu trabajo, tus penas y alegrías, tu familia, tu pueblo, todo lo que haces y eres, para que Dios los transforme, junto a las ofrendas que se ofrecen en el altar. 6. Dale gracias a Dios por todos sus dones: la vida, la fe, la salud, la familia, todo bueno de ti. 7. Mira en silencio el pan que se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre, y déjate amar por Jesús que da la vida por ti. 8. Reza por el mundo entero y siéntete en profunda comunión con Jesús, la Virgen, los santos y tus seres queridos difuntos. 9. Reza el Padre nuestro con alegría de saberte hijo de Dios y hermano de tu prójimo. 10. Dale la paz al que tienes al lado, como signo sincero de tu deseo de perdonar y de reconciliarte con los que te han lastimado. 11. Acércate a recibir el Cuerpo de Cristo, y permanece en profunda comunión con Él y tus hermanos, dándole gracias por este don de su amor. 12. Con un corazón nuevo, recibe la misión que Dios te encomienda, de llevar la alegría de este Encuentro a tu vida cotidiana, donde Dios te envía.
CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA Celebración nº 4
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¡CON LA AYUDA DE DIOS SUPERAMOS LAS DIFICULTADES DE LA VIDA Y CONFIAMOS MÁS EN SU PODER! (para hacerlo en la semana posterior al encuentro nº 20) -Reunimos a toda la familia junto al altarcito de casa. -Nos ponemos en la presencia de Dios, haciéndonos la señal de la Cruz. -Cantamos Dios está aquí, nº 52 del Cancionero. -Vamos a leer juntos este cuento: “Huellas” Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor, y, a través del cielo pasaban escenas de mi vida. Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena. Uno era mío y el otro del Señor. Cuando la última escena pasó delante de nosotros, miré hacia atrás y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaba sólo un par de pisadas en la arena. Noté, también que eso sucedía en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vivir. Eso realmente me enfureció y pregunté al Señor: Señor, cuando resolví seguirte me dijiste que me acompañarías todo el camino, pero durante los peores momentos de mi vida había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo por qué vos me dejaste en los momentos en que yo más te necesitaba. El Señor me respondió: Hijo querido, yo te amo y jamás te abandonaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde yo te cargué en mis brazos. -Compartimos lo que más nos gustó del cuento y lo que entendimos. Luego compartimos estas preguntas: ¿Qué cosas me dan miedo? ¿Qué hago cuando tengo miedo? ¿Qué cosas me serenan y me quitan el miedo? -Luego de que cada uno pudo compartir, vamos a responder a cada una de estas frases: GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE CON NOSOTROS JESÚS -Tú que no nos prometes que el camino sea fácil, pero sí que contamos contigo para transitarlo, te decimos: Gracias… -Tú que nos invitas a confiar más en ti, sin recurrir a cosas raras, o a personas que se aprovechan de nuestra desgracia, te decimos: Gracias… -Tú que nos invitas a sentirnos cuidados por ti, a rezarte más, a suplicarte con más confianza e insistencia, te decimos: Gracias… -Tú que nos has regalado una familia para atravesar juntos las dificultades y una comunidad para permanecer unidos, te decimos: Gracias 106
-Tú que nos das a tu Madre y a los Santos para acompañarnos en el camino de la vida, te decimos: Gracias… -Tú que nos das tu fuerza y compañía en los siete sacramentos, sin abandonarnos ni un instante de nuestras vidas, te decimos: Gracias… -Tú que nos das la luz de tu Palabra para orientarnos y guiar nuestros pasos en el camino del bien, te decimos: Gracias… -Tú que estás en cada hermano que sufre, esperando nuestra compañía y ayuda solidaria, te decimos: Gracias… -Rezamos todos juntos esta oración: MÁNDAME ALGUIEN A QUIEN AMAR Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; cuando tenga sed, mándame alguien que necesite una bebida; cuando tenga frío, mándame alguien que necesite calor; cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite un consuelo; cuando mi cruz se haga pesada, hazme compartir la cruz de otro; cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado; cuando me falte tiempo, dame alguien que necesite unos minutos míos; cuando sufra una humillación, dame la ocasión de alabar a alguien; cuando esté desanimado, mándame alguien a quien tenga que dar ánimos; cuando sienta necesidad de la comprensión de los demás, mándame alguien que necesite la mía; cuando sienta necesidad de que me cuiden, mándame alguien que tenga que cuidar; cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos que viven y mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy. Dales, a través de nuestras manos, el pan de cada día, y por medio de nuestro amor comprensivo, dales tu paz, tu amor y tu alegría. Amén
-Cada uno relee la oración en silencio y comparte la frase que más le llegó. Terminamos rezando juntos el Padrenuestro, tomados de las manos, dando gracias a Dios por estar juntos en familia…
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CELEBRAMOS NUESTRA FE EN FAMILIA Celebración nº 5 ¡A SEGUIR VIVIENDO NUESTRA FE! (para hacerlo en la semana posterior al encuentro nº 24) -Reunimos a toda la familia junto al altarcito de casa. -Nos ponemos en la presencia de Dios, haciéndonos la señal de la Cruz. -Cantamos Alma misionera, nº 37 del Cancionero. -Vamos a leer juntos esta reflexión: “HAY COSAS MÁS IMPORTANTES” No llores por la novela de la tarde, llora por lo que no tiene solución. No le grites al referí, grita si es que necesitas pedir ayuda. No te amargues ni te alegres tanto por un gol, hay cosas más importantes a que gane tu equipo. No te quejes de los políticos, reflexiona y hazte responsable. Fue la mayoría de la gente y tú mismo quien los eligió. No te quejes por las malas noticias, si te hacen daño, no sufras, es sencillo: cierra el diario, apaga la radio y el televisor, pero no te quejes. No culpes a nadie por tus problemas, reconoce tu parte y trata de cambiar. No mires siempre para otro lado buscando culpables. No llores, no grites, no sufras, no te quejes, y no te preguntes qué puede hacer este país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por él. -Compartimos lo que más nos gustó. Luego compartimos estas preguntas: Este camino de la catequesis, ¿en qué nos ayudó como familia? ¿Nos sentimos más cerca de Dios y más unidos como familia? ¿Cómo podemos seguir haciendo estas cosas que tanto bien nos hacen? -Ya estamos llegando al final de este camino de la catequesis. Tal vez pensemos que esto ya termina. Pero, en verdad, esto recién comienza. Hemos vivido cosas muy lindas que no pueden quedar en el olvido. Ahora, más que nunca, debemos comprometernos más con Dios y con nuestra comunidad. Los sacramentos que recibiremos en unos días, nos darán la fuerza nueva para vivir más cerca de Jesús y de su Iglesia. ¡Qué lindo sería que como familia aprovechemos este día tan importante de las Primeras Comuniones, para renovar la fe de nuestro Bautismo! ¡Qué lindo sería que 108
los hermanos mayores y los papás junto a su hijo, pudieran confesarse y comulgar también ese día de la Misa! Pensémoslo… Rezamos juntos: TE PROPONEMOS Que reces en familia Que participes de la Misa y celebraciones de la comunidad, Que te regales tiempo para una buena lectura, Que dialogues con tu familia Que pidas perdón por tus errores, Que visites a algún enfermo o anciano, Que realices algún gesto solidario, Qué te acuerdes de alguna persona que está sola, Que hagas un paseo para disfrutar de la naturaleza. ESTO NO TE IMPIDE Que salgas a pasear con tu familia, Que salgas a trabajar Que hagas cualquier deporte, Que participes de las fiestas Que visites a tus amigos, Que disfrutes de un merecido descanso. PERO MUCHOS Pierden el tiempo en cosas que no hacen bien, Viven sólo para el trabajo, sin tener tiempo para otras cosas lindas, Dedican todo el día a lavar, arreglar la casa, ordenar y limpiar todo, sin dedicar tiempo a jugar, a rezar, a dialogar, a reír en familia, No se pierden un baile, beben en exceso, pelean, descuidan sus obligaciones, son mal ejemplo para sus hijos, No tienen en cuenta a nadie y viven para sí mismos. Y TÚ, ¿CÓMO QUIERES VIVIR? ¿CÓMO QUIERES QUE TE RECUERDEN EL DÍA DE MAÑANA? -Vamos a hacer un compromiso personal para vivir mejor nuestra fe. Luego, entre todos, elaboramos un compromiso para toda la familia. Lo escribimos en un papel y lo ponemos en un lugar visible de la casa, para recordarlo cada día y ayudarnos a vivirlo entre todos. Concluimos, poniendo este compromiso en manos de la Virgen, rezando el Avemaría. 109
UNA FAMILIA GRANDE: nuestras comunidades y sus patronos 1. ZONA NORTE (11): LA MANGA: Virgen de Fátima EL CHURQUI: Virgen de Guadalupe ANCA OVERA: El Señor de Matará MANISNIOJ: Virgen de la Ternura RANCHITOS: Asunción de la Virgen BAJO GRANDE: Virgen de Loreto TACANITAS: Señor de los Milagros de Mailín SAN FERNANDO: Virgen del Valle TORO POZO: Sagrado Corazón de Jesús CHAÑAR POZO: Virgen de Itatí SAN SERAFÍN: Virgen del Rosario de San Nicolás 2. ZONA HUACHANA (9) : HUACHANA: Virgen de Huachana EL AIBAL: Virgen del Valle y San Roque JUMIAL GRANDE: Virgen de Huachana SANTA CRUZ NORTE: La Santa Cruz PALOMA: Virgen del Valle SAN RAMÓN: San Ramón YUNTA POZO: El Divino Niño LAS CARPAS: Virgen de Lourdes SAN MIGUEL: San Miguel 3. ZONA CENTRO-COSTA (8): SANTOS LUGARES: Señor de la Salud LAS PARVAS: Pentecostés MARAVILLAS: Virgen de Fátima ESPERANZA: Virgen de América ESTEROS: Santa Rita y Natividad de la Virgen SAN GREGORIO: San Gregorio y Virgen de Sumampa EL CADILLAL: Virgen de la Merced LAS CEJAS: San Isidro Labrador 110
4. ZONA NACIENTE (14): MAJANCITO: Virgen del Valle SANTA CRUZ AGRARIO: El Señor de Matará SANTA MARÍA: Virgen del Milagro LAS PALMITAS: San Cayetano VINAL VIEJO: Virgen del Rosario de San Nicolás TACO POZO: Virgen de Lourdes BUEN LUGAR: Virgen de Luján EL PORVENIR: Virgen de la Merced CAMPO LA FLOR: San Cayetano POZO PANCHO: Santa Rita SAN ANTONIO: San Antonio SAN ROQUE: San Roque LA MELADA: Virgen del Valle NARANJITO: San Antonio 5. ZONA SUR (7): POZO LIMPIO: San Francisco Solano VILLA PALMAR/ SIMBOLAR CHAÑAR POZO (F): La Medalla Milagrosa QUEBRACHAL OESTE: María Reina de la Paz EL NEGRITO: Virgen de la Merced POZO DEL CASTAÑO: San Roque EL ALBARDÓN: Virgen del Milagro
EN LA TARDE DE LA VIDA SEREMOS JUZGADOS EN EL AMOR “Lo que hicieron por el más pequeños de mis hermanos lo hicieron por mí” (Jesús) 111
CREDO DE NUESTRAS COMUNIDADES CREEMOS EN DIOS NUESTRO PADRE, QUE AMA LA VIDA, Y NOS TRAJO A ESTE MUNDO CREEMOS EN PARA QUE SEAMOS FELICES Y HAGAMOS JESUCRISTO, HIJO FELICES A LOS DEMÁS, NUESTRO CUIDANDO SE HIZO UNOSUDE CREACIÓN, A FIN DE PASÓ HACIENDO QUE SUS BIENES EL REINO CON LLEGUEN A TODOS. OBRAS, MURIÓ Y CREEMOS EN NUESTRO SALVARNOS, QUE SEÑOR JESUCRISTO, HIJO VIVO DE DIOSY YPRESENTE NUESTRO
HERMANO, QUE SE HIZO UNO DE NOSOTROS, QUE PASÓ HACIENDO EL BIEN, PREDICÓ EL REINO CON PALABRAS Y OBRAS, MURIÓ Y RESUCITÓ PARA SALVARNOS, QUE ESTÁ SIEMPRE VIVO Y PRESENTE EN SU PALABRA, EN LA EUCARISTÍA, EN LA COMUNIDAD Y EN CADA HERMANO NECESITADO. CREEMOS EN DIOS ESPÍRITU SANTO, QUE ANIMA CON SU FUERZA A LA IGLESIA, FAMILIA DE DIOS, NOS HACE HIJOS DEL PADRE Y HERMANOS POR EL BAUTISMO, NOS REÚNE EN COMUNIDAD, Y NOS ALIENTA A LA MISIÓN.
HACEMOS MEMORIA AGRADECIDA DE ESTA HERMOSA FE QUE HEMOS RECIBIDO NUESTRO SEÑOR DE NUESTROS MAYORES QUE DE DIOSY Y QUEREMOS SEGUIR HERMANO, QUE CUIDANDO Y NOSOTROS, QUE TRANSMITIENDO A EL BIEN, PREDICÓ LOS DEMÁS.Y PALABRAS CELEBRAMOS RESUCITÓ PARA NUESTRA FE EN ESTÁ SIEMPRE COMUNIDAD, EN SU PALABRA, REZANDO JUNTOS
CON LA PALABRA, PARTICIPANDO DE LAS MISAS, HACIENDO FIESTA A NUESTROS SANTOS Y A NUESTRA MADRE LA VIRGEN, RECONOCIÉNDOLOS COMO EJEMPLOS DE VIDA E INTERCESORES ANTE DIOS. MIRAMOS CON ESPERANZA NUESTRO FUTURO, SABIENDO QUE CRISTO VENCIÓ A LA MUERTE, LE DA SENTIDO A NUESTRAS CRUCES, Y LE DA VIDA ETERNA A NUESTROS DIFUNTOS. NOS COMPROMETEMOS A VIVIR LO QUE CREEMOS Y CELEBRAMOS, SEGUROS DE QUE EN CADA GESTO DE AMOR EL REINO DE DIOS LLEGA A NUESTRAS VIDAS.
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