RaĂşl Heraud
Orange Ode
Preludio
La crueldad consiste en descuajar por la sangre y hasta la sangre de dios a la contingencia, animal de la inconsciente bestialidad humana en todos y cualquier sitio donde se lo encuentre. En "Para terminar con el juicio de dios" Antonin Artaud
El ilusionista
Puedo encontrar en tu piel el signo suplicante de un moribundo cayendo desde el cielo al estruendo persecutorio de tus días recordando rostros huecos flores muertas olvidando papeles incontables donde confundes el significado de tu palabra insana puedo entender el caos el ojo vigilante la tribu panóptica de la que te escondes a diario el diván donde a gritos suplicas cordura está plagado de trampas y cobayos microchips con incisiones edípicas tanáticas como las ideas que gobiernan tu mente puedo verte huyendo con traje de demonio máscara acorde con tu paranoia con los fantasmas que cobran vida tras tus infinitos desvaríos siempre habrán ojos delirantes delusivos carcajadas huecas en la soledad de tus noches pánico nocturno de luces encendidas ilusionistas de alas rotas conspirando contra tu loca idea de cambiar el mundo todo concuerda dramáticamente grito de voces calladas aguardan a que comience el show.
ángel caído
Primer Acto
Cielo sobre París
Ya ves, yo no puedo ser el ilusionista de alas sesgadas el Cristo sin nombre que amaste a los 18 desde el Gólgota a la Estigia el Rimbaud que poseíste en alguna sucia habitación parisina siempre escondiéndote tras ese traje de ángel-demonio acto perenne que enrostra tu odio disfrazado de dolor dando vida al acertijo de tus interminables pesadillas (byte sucedido en el miocardio ) controlando impulsos de muerte digitando desde el hemisferio izquierdo pensamientos sensaciones conductas revelando voces que oímos juntos desde el cadáver del ´93 compartiendo versos desahuciados suicidas debajo del puente junto al río hasta el viejo solar de los excesos en el mismo lugar donde me enviabas señales de auxilio y amaba tu súcubo nihilista… ya ves yo no puedo ser el hombre alado que arrastras contigo al gélido diván de concurridas muertes…
La máquina del tiempo
Tú creíste que el mundo era solo vértigo anquilosado en la piel música liquida pabellón psiquiátrico donde todavía destruyen las enredaderas de tu mente el grito desgarrado de tu carne
tú creíste remar hacia un infinito océano de esferas y solo muertos has encontrado…
qué esperabas del acto final acaso la redención del hombre o tal vez el clásico desenlace de tus torturados sueños infantiles donde interpretabas humanamente tu trágico arcano dime quién te confinó a esta parricida celda al deletéreo amor al precario niño que aun sueña con las caricias de su madre di quién al gólgota al cepo a la extraña criatura de alas quebradas y no feliz…
nada es real excepto el llanto mudo en la penúltima butaca.
Segundo Acto
Orange ode
Frágil Dios, cuando la parábola del niño y su madre muerta te alcanzaron tras esa nube psicotrópica de sueños obsesivos tu vida discurría sobre una especie de danza mortecina lejana como la destructiva música que fluye por mis venas. Había un cielo y un infierno también para ocultarte de los prestidigitadores del horror que te significó haber nacido el cadáver gótico detrás de los cristales fue tu “ad finitum” sombra que convirtió lo real en reverberación constante máquina mesiánica de suicidios colectivos art voyeur desde el otro lado del mundo observando la ambigua otredad el grito primal del no nacido el mar anverso donde Artaud agoniza aún en el manicomio de los vivos: “TODO CUANTO ACTUA ES CRUELDAD” y mi memoria coagulada por choques eléctricos así lo revela… por eso nada existe excepto la precariedad de tus sentidos aferrados al espejo leves y vigilantes como tus ojos locos sobre el vacuo mundo como tus manos abruptas y disímiles desde la abisal orilla… ahora, dime Raúl quién eres tú…?
Good morning cruel world
Tomo el autobús, lleno con gusanos los orificios de mi fe peino mi pobre calavera con la risa lunática de los cuervos me deshago del Cristo de dos caras escucho los quejidos del asfalto el llanto de las aves pútridas en la mañana me detengo en el bar andrógino donde las resacas se curan con muerte dejo por fin mi compulsión y mi hebefrénico rostro después de la segunda botella me olvido de Ginsberg de las prostituidas imágenes beatificadas de la patética venta de salvación al más alto precio de la terapéutica post mundo donde el cadáver tiene la razón, hay más seres humanos de los que imaginé en este paraíso de dolor, inundan el lugar con su peste abren camino a nuevas muertes arrastrando sus arrepentidas manos hacia dios bailan la danza macabra del perdón yo los conozco los tengo entre mis manos todos los días lidiando con sus paranoias sus monstruosidades les digo lo que quieren oír me entregan sus sórdidas almas despojadas muertos o desahuciados yupis patafísicos fascistas sexuales son saludables y gentiles criaturas como el hombre que cura sus males en horrendos altares como el señor de las miserias infinitas
son felices cuando no bondadosos y es mejor que se los lleve la muerte asĂ‌
Paranoia en la ciudad sin rostro
Afuera me asfixian los colores las voces altisonantes de seres terrenales me asustan ángeles yacen tumbados al final del día cansados del trajín de la predica, las puertas entreabiertas por donde siempre aparece alguien malherido aguardan desahuciadas, hombres y niños cantan la historia no ocurrida de sus vidas, yo los oigo me conmueve su esperanza es algo que definitivamente he perdido caminan desprovistos de sombras, se pierden de a dos entre el vaivén y el estiércol, son potencialmente asesinos de gente como yo.
Teatro de la crueldad
Como anunciando el final te presentaste una noche en el lúgubre teatro del dolor las imágenes proyectadas en escena revelaron tus pensamientos autodestructivos suicidas como viejos slides fueron creando una brecha en tu mente
restos humanos acuden al febril cadalso abucheando cualquier rezago de cordura…
de fondo la ópera bufa de sus vidas no vividas simula el primer acto cientos de personajes deshumanizados interpretan hasta el hartazgo la crueldad de sus historias el telón se levanta mientras dañas tu otro yo a mansalva cadáveres hechos a la medida de sus muertes ríen salvajemente…
(sobre el carrusel del tiempo la marioneta absurda de tu niñez suplica por un último acto de amor…)
toda deshumanización toda representación burlesca y alegórica de ti mismo es solo parte de tu contradictoria naturaleza humana… desde el precario teatro de la sinrazón interpretas para el aplauso la desquiciada película de tu vida.
Good bye blue sky
No hablo con nadie huyo el resto del día de los fantasmas y el alcohol, ya no fumo el alquitrán que retuerce mis sueños, de vez en cuando leo a Maiacovscki y me seduce la idea del suicidio. Este cerebro es mi laberinto telaraña enfermiza de la que escapo a diario a veces olvido que clase de ser humano soy vivo en el manicomio de los cuerdos voy a terapia de tres a cinco tengo amigos locos adictos y maníacos que evito para olvidarme de las clínicas psiquiátricas los dolores las pastillas y sus efectos colaterales ellos vienen a mí cada vez más deteriorados sicóticos inentendibles me hablan de Dios y de Louis Armstrong bebemos hasta aburrirnos de nosotros mismos por las mañanas volvemos cada uno a nuestras extrañas y miserables vidas mucho más locos y maníacos héroes anónimos en esta guerra contra la depresión.
Tercer Acto
El vuelo de Ícaro
Dédalo no volvió a alzar vuelo aunque el arte de fungir inmortalidad lo haya llevado a extremos inimaginables el fin de las utopías la caída de Dios… qué esconde la dualidad del mundo qué los infinitos laberintos detrás de los espejos… a un segundo del vuelo la quietud es paranoide todo sentido real se quiebra vidas sucesivas y maníacas construyen mundos irrepetibles generando infinitas formas de terror efímera y frágil es la condición humana compulsivo y salvaje todo cuanto es y existe… Ícaro no hay escapatoria real cuando el cepo es la mente.
Blind mind
Seguramente piensas que las voces aun dirigen tus pensamientos ahora mismo frente a la maquina brutal de sueños teledirigidos ordenas el cosmos tal como lo dictaron aquellas voces eléctricos susurros yuxtapuestos en el cordón de tu sinrazón debes haber venido de alguna efesia esfera ecuación miríada totémica a salvarnos de nosotros mismos como un ángel endémico suicida resignando tu voz en este sucio mundo intoxicándote con tu propia sed los años fueron esos invisibles agentes traficantes de sueños saboteadores de tu terrenal misión salvaguarda de almas heridas de desahuciados poetas urbanos Cristos sin nombre que como tú soñaron con la primavera de Praga el Mayo Francés la revolución del Ejército de Liberación Nacional en el 63 y volaron hasta el World Trade Center Kosovo Basora y Bagdad en el mismo vuelo de Hiroshima Managua y Vietnam del Norte… por eso nada hay de símil en nuestras endurecidas almas sólo las voces y la concatenación de muertes en el futuro sin futuro de esta tierra enferma.
Intermezzo
El evangelio según el diablo
Pequeño Dios cuando abandones tu sagrada indiferencia y dejes la cerradura abierta para que camellos y locos sean tan libres como el asesino de niños cuando no reclames tristes almas en las puertas del infierno y tus ángeles afeminados vengan a vivir a este enorme panteón donde ya nadie te nombra cuando recorras cada pozo de huesos cada mierdero con sus despojos humanos comprenderás que no se trata de amor ni de juicio final solo que aquí huele a muerte permanentemente.
La danza macabra
Qué es el hombre sino polvo y muerte brisa estertórea agónico silencio tras el extraño bosque de formas vamos tocando fondo observando desde la abisal orilla la vida que no va a ninguna parte así es como dio comienzo esta pesadilla entregando al espejo mi yo más débil perverso como el olor a muerte fuera de la jaula como el odio de dios ultimando mi cadáver.
Los equilibristas
Cercenando tu noche de mis pupilas, emigrando de la muerte al cierzo de estos años, transformando la vida en lúgubre vacío… así es como me siento, equilibrando esta frágil existencia bajo el hebefrénico manto de la noche.
Oda al gran rey
Dionisio admira la belleza del sapo ambos pasan sus días devorando moscas y cucarachas desde el mismo charco aman la fugacidad de la vida el dolor de los cuerpos triturados la negra telaraña que atrapa hombres en el manicomio es Dios quien elige qué vive o muere en el pantano Satán sólo hace un gesto de complacencia cuando un hombre se pierde dentro de las fauces del batracio y es que no existe otro infierno Dionisio sólo esta gran fosa larvada que pugna por permanecer sobre el cadáver de la vida.
Hades
Me escondo en otra piel para no reconocer el olor a muerte que se desprende de mis labios para no encontrar algĂşn significado alguna esperanza que abra mis ojos y confunda esta humana certeza me refugio en lo que me queda de hombre para no tener fe y sĂłlo reconocerme en la incertidumbre y la circunstancia por que de eso esta hecha mi vida armadura de carne y hueso que construĂ para asesinar a Dios.
Los equilibristas II Me avergüenza ver tras la ventana del panteón y saber que aun sigues ahí riendo con la carcajada aguda de quien tiene la mente en cualquier lugar cuando los años doblaron el paso y nuestras precarias almas se perdieron en este transito absoluto de miedos y desesperanzas todo se volvió vano inútil como nuestro pasado y ahora tú no eres más que un loco de mierda y yo un pobre borracho que teme vivir los años nos han convertido en pesadas piedras la soledad en amargo calostro dulce cicuta para nuestros sueños vanos y aunque estamos vivos miramos por distintos lados del cristal nuestros restos que no van a ninguna parte no se quién teme más la espesura de la noche no se cuál de los dos odia más la vida que le ha tocado vivir.
Acto Final
Clown Cuerdo como una res habitas el infierno Cucaracha que busca la verdad en la Ăşltima cloaca Gangrenado ojo que mira lo que no ve El niĂąo abortado llora lo inimaginable La belleza se esconde en la nada Dios no existe.
Marioneta
Todo termina pese al aplauso de la concurrencia los muertos no acuden a sus propias exequias los gusanos sólo devoran la putridez de nuestra carne entonces terminamos cuando los años son suficientes cuando no hay pieza musical que conmueva nuestros sentidos terminar no es solamente acudir al llamado de la tierra al clamor de los dioses exigiendo venganza quién abandona el escenario después del primer acto quién desde la vida ha derrotado a la desesperanza terminar es bajar el telón con la certeza de saber que no es posible un mañana...