Los calendarios de Tzolkin y Haab tenían algo en común, no enumeraban los años. Sólo basta con la combinación de fechas a través de los 2 sistemas calendáricos ya que la coincidencia de fechas se produce cada 52 años, superando la expectativa de la época prehispánica. Los mayas al fusionar estos sistemas, surgió el ciclo superior denominado “ruda calendárica”, constituido de 3 círculos que en total da 18,980 días, y en cada uno de los 260 días del Tzolkin, coincide con otro de los 365 días del Haab. El círculo pequeño se conforma de 13 números, el mediano por 20 signos del mismo número de los días del calendario Tzolkin, y el más grande por el calendario Haab con sus 365 días. Bajo esta contabilización, los mayas consideraban que el día de la creación sucedió el 4 ahau y 8 cumkú. A grandes rasgos, el ciclo de 18, 980 días es el equivalente a 52 vueltas del Haab y a 73 del Tzolkin (365 x 52= 18,980 y 260 x 73=18, 980), y cuando finalizaban ambos calendarios, regresaban al mismo punto. Cada 52 vueltas del esquema del Haab, se realizaba una ceremonia del fuego nuevo, que para los mayas equivalía a un siglo. El año nuevo de los mayas En la obra “Relación de las cosas de Yucatán” de Fray Diego de Landa, describe que el año nuevo de los mayas era el “uinal pop”, fiesta que celebraban y aprovechaban para renovar las cosas de sus casas como vasos, platos, asientos, y vestimenta. Limpian sus chozas, y 13 días antes de la fecha
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