Fo2014 electrónico

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Divina Misericordia Recopilaci贸n Edici贸n 2014

Matrimonio Ricardo Huante Maga帽a Alma Leticia Otero Ocampo

Acapulco Gro. Junio 2014


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A la memoria De Alma Leticia Otero Ocampo Quien fue la gran compañera de mi vida. Como testimonio de eterna gratitud por su entrega total y amor sin límites, fruto de un corazón noble y generoso. Coautora del presente trabajo y promotora incansable de La Divina Misericordia, a la que siempre se acogió. Quien expresaba firmemente “Jesús me ama con un amor real, incondicional, pleno, personal y eterno” al que siempre procuró corresponder haciendo del Señor su roca y salvación. A la hija de Dios, al que alabará y dará gracias eternamente contemplando su rostro santo; por el amor y la misericordia del Padre Bueno, que se la ha llevado a su morada celestial.


6

S.S. Juan Pablo II Devoto, promotor y testigo de La Divina Misericordia


7

Presentación El presente trabajo, es una recopilación de datos e informaciones escritas y electrónicas relacionadas con La Divina Misericordia. La motivación que se ha tenido para la elaboración de este sencillo trabajo, es la de difundir la Devoción a La Divina Misericordia y proporcionar un material documentado que invite al lector, en la medida de lo posible, a una reflexión que lo lleve a experimentar La Misericordia Divina y a practicarla diariamente con nuestros hermanos. El mensaje de esta devoción no es nuevo, es sólo un recordatorio de lo que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso, que Él perdona, y que nosotros también debemos ser misericordiosos y perdonar. Sin embargo en la devoción a La Divina Misericordia este mensaje asume un nuevo enfoque poderoso, ya que nos llama a una comprensión más profunda; de que el amor de Dios no tiene límites y que está disponible a todos, especialmente al pecador más grande: “Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia” (Diario de Santa Faustina, 723). Las misericordias del Señor se extienden sobre todas sus criaturas: por esta causa "Cantaré eternamente las misericordias del Señor" (Sal 89 (88),2)


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Nuestro agradecimiento Agradecemos al Excmo. Señor Felipe Aguirre Franco, Arzobispo de Acapulco, por su atención y su “nihil obstat quominus imprimatur; al Pbro. Pedro Torres García, por su orientación sobre la estructura del libro, temas a incluir y primera autorización; al Pbro. Salvador Humberto Cisneros

Preciado

por

sus

aportaciones

complementarias; al Pbro. Gustavo Alfonso Sánchez Quevedo, por su valiosa revisión. Finalmente

a

los

primeros

integrantes

del

movimiento de La Divina Misericordia de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. A todos muchas gracias, seguiremos "cantando las misericordias del Señor".


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INDICE

Página

Primera parte Nuestro Dios 1

Dios de los perdones

17

2

Dios Rico en Misericordia

18

2.1

Quien me ve a mí, ve a mi padre

18

2.2

El mensaje mesiánico

19

2.3

El antiguo testamento

19

2.4

La parábola del hijo pródigo

20

2.5

El Misterio Pascual

21

2.6 2.7

“Misericordia” de generación en generación La misericordia de Dios en la misión de la Iglesia

21

2.8

Oración de la Iglesia de nuestros tiempos

22 22

3

Segunda parte Devoción a La Divina Misericordia Origen y significado Canonización de sor Faustina Kowalska, proclamación del Domingo de La Divina Misericordia La esencia de la devoción

4

Elementos de la devoción

27

4.1

La Imagen de Jesús Misericordioso

27

4.2

La Corona

28

4.3

La Fiesta de La Divina Misericordia

29

4.4

La Hora de La Divina Misericordia

30

4.5 5

Novena a La Divina Misericordia Promesas a los que confían en La Divina

31 32

1 2

23

24 25


12

Misericordia 6

Algunas revelaciones sobre la Corona

33

7

Oraciones en la Hora de La Misericordia

34

1

Tercera parte Corona de La Misericordia Partes de la Corona

37

1.1

Inicio

37

1.2

Invocación al Espíritu Santo

37

1.3

Acto de contrición

37

1.4

Invocación

38

1.5

Padre Nuestro

38

1.6

Ave María

38

1.7

Credo de los apóstoles

38

1.8

Jaculatorias

39

1.9

Oración final

39

1.10

Conclusión

40

2 2.1

Misterios Dolorosos Primer Misterio.- La Oración de Jesús en Getsemaní Segundo Misterio.- La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo Tercer Misterio.- La Coronación de Espinas Cuarto Misterio.- Jesús con la cruz a cuestas Quinto misterio.- La Crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo Letanías de La Divina Misericordia

41

2.1 2.3 2.4 2.5 3

Cuarta Parte Novena a La Divina Misericordia

41 41 42 43 44 45

48


13

1

Primer día (Viernes Santo)

50

1.1

Intención del día

50

1.2

Oraciones diarias

50

1.3

Oraciones propias del día

50

Yo pecador

51

Acto de contrición

51

2

Segundo día (Sábado Santo)

52

2.1

Intención del día

52

2.2

Oraciones diarias

52

2.3

Oraciones propias del día

52

Oración por las vocaciones

53

Oración por el Sumo Pontífice

53

Oración a Jesús, sacerdote eterno Oración por la Santa Iglesia y por los sacerdotes Oración por los sacerdotes

53

3

Tercer día (Domingo)

55

3.1

Intención del día

55

3.2

Oraciones diarias

55

3.3

Oraciones propias del día

55

Oración por nuestra familia y parientes

55

4

Cuarto día (Lunes)

57

4.1

Intención del día

57

4.2

Oraciones diarias

57

4.3

Oraciones propias del día

58

Oración por nuestra Patria

58

Oración por el Presidente de la República

58

Oración por la paz y la justicia

58

53 54


14

5

Quinto día (Martes)

59

5.1

Intención del día

59

5.2

Oraciones diarias

59

5.3

Oraciones propias del día

59

Oración sacerdotal

60

6

Sexto día (Miércoles)

61

6.1

Intención del día

61

6.2

Oraciones diarias

62

6.3

Oraciones propias del día

62

Oración de petición

62

7

Séptimo día (Jueves)

63

7.1

Intención del día

63

7.2

Oraciones diarias

64

7.3

64

8

Oraciones propias del día Oración de desagravio a Jesús Sacramentado Octavo día (Segundo Viernes)

8.1

Intención del día

66

8.2

Oraciones diarias

67

8.3

Oraciones propias del día

67

Oración de perpetua salud

67

Súplica en la enfermedad

67

Oración de las almas víctimas

68

Oración en el sufrimiento

69

Oración por curación física

70

Oración por curación interior

71

Oración del enfermo

72

Oración –Jesús yo confío en ti–

73

64 66


15

9

Noveno día (Segundo Sábado)

75

9.1

Intención del día

75

9.2

Oraciones diarias

75

9.3

Oraciones propias del día

76

Oración Gracias, Señor gracias

76

Oración de acción de gracias

76

Acción de gracias a Jesús Sacramentado

76

Oración Gracias, Señor

77

Quinta parte Estatutos que regirán a los grupos de oración de la Devoción a La Divina Misericordia

79

1

Sexta Parte Ejercicios piadosos Las Obras de Misericordia

81

1.1

Las espirituales

81

1.2

Las corporales

81

1.2

Vía Crucis en la Hora de la Misericordia

82

3

Lectura de textos bíblicos

84

Séptima parte Oraciones varias Oración para ganar indulgencias

85

Oración para después de comulgar

85

Delante del Santísimo Sacramento

86

Oración para obtener La Divina Misericordia

87

Oración para obtener una comprensión de Dios

87 87

Actos de confianza


16

Oración de confianza

88

Oración por los pecadores

88

Acto de confianza en La Divina Misericordia

89

Consagración a la preciosa sangre de Jesús

89

Consagración del Hogar

90

Buenos días, mi amado Dios Padre

91

Ofrecimiento de vida

91

Acto de consagración a Jesús Misericordioso

92

Esta noche tuve un sueño

92

Octava parte Anexos Anexo A Homilía de S.S. Juan Pablo II en la canonización de Sor Faustina Kowalska Anexo B Decreto por el que se enriquecen con indulgencias actos de culto en honor de La Misericordia Divina Anexo C Guía práctica para la celebración del Domingo de La Divina Misericordia Bibliografía y fuentes electrónicas

94

100 105 111


17

PRIMERA PARTE NUESTRO DIOS “Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.” (Ap 3, 19-20)

1 DIOS DE LOS PERDONES 1 Para hablar de La Misericordia Divina es necesario recurrir a las Sagradas Escrituras, donde a través de ellas encontramos uno de los títulos más hermosos del Dios de la Biblia es el de "Dios de los perdones" (Neh 9, 17) No es un Dios vengativo y cruel, sino un Dios clemente y compasivo, lleno de amor y fiel, que mantiene su amor eternamente y perdona la iniquidad y el pecado (Ex 34, 67) Por muchas que sean las infidelidades del hombre o del pueblo, si reconocen su pecado y se convierten sinceramente, Dios perdona (Dn 9, 4-19; Sal 103, 1-14; Sab 11, 23-26) porque no quiere que el pecador perezca, sino que se convierta y viva (Ez 18, 21-23) Esta voluntad divina de perdonar siempre que el hombre se lo pida sinceramente, se hace maravillosamente presente en Jesucristo en quien el Padre ha manifestado toda su misericordia (Lc 15, 11-32)


18

2 El Nuevo Testamento nos presenta al mismo Jesucristo, perdonando sin recortes ni limitaciones (Lc 5, 20-24; 7, 47-50; 23, 34), mandando a sus discípulos que perdonen con total generosidad (Mt 6, 14; 2 Cor 2, 7-10) y concediendo a la Iglesia el poder de perdonar (Mt 18, 18; Jn 20, 23) 2 DIOS RICO EN MISERICORDIA 3 Su Santidad Juan Pablo II, para bendición nuestra, nos ha participado de su percepción de La Misericordia Divina en la hermosa Encíclica DIVES IN MISERICORDIA 1 (Dios Rico En Misericordia), cuya lectura completa de sus ocho apartados es obligada, para entender mejor el amor del Padre y volvernos a Él. A continuación se presenta un apretado esbozo de la misma. 2. 1 Quien me ve a mí, ve al Padre 4 Dios Rico en Misericordia, es el que Jesucristo nos ha revelado como Padre; cabalmente su Hijo, en sí mismo, nos lo ha manifestado y nos lo ha hecho conocer. A este respecto, es digno de recordar aquel momento en que Felipe, uno de los doce apóstoles, dirigiéndose a Cristo, le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta, Jesús le respondió: "¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros y no me habéis conocido? El que me ha visto a mí ha visto al Padre" (Jn 14, 9). Dios, es tan rico en misericordia y nos ha amado tanto que aun estando muertos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo. 5 Cristo Nuestro Señor no sólo habla de la misericordia y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y personifica. Él mismo es, en cierto sentido, la misericordia. 1

www.vatican.va/edocs/ESL0034/_INDEX.HTM


19

A quien la ve y la encuentra en Cristo, Dios se hace concretamente "visible" como Padre "rico en misericordia". 6 La misericordia revelada en Cristo, la verdad acerca de Dios como "Padre de la misericordia", nos permite "verlo" especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad. 2.2 El mensaje mesiánico 7 El mensaje de Cristo es de misericordia: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, para anunciar un año de gracia del Señor". (Lc 4, 18-20) Cristo pues revela a Dios que es Padre, que es "amor", que es "rico en misericordia". Jesús hace de la misma misericordia, uno de los temas principales de su predicación. Recordemos las parábolas del hijo pródigo, la del buen Samaritano y la del Buen Pastor en busca de la oveja extraviada. Es necesario constatar que Cristo, al revelar el amor-misericordia de Dios, exigía al mismo tiempo a los hombres que a su vez se dejasen guiar en su vida por el amor y la misericordia. "Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia". Cristo proclama la misericordia con las obras, más que con las palabras, hay que cumplir una condición a fin de que Dios pueda revelarse en su misericordia hacia el hombre: ... los misericordiosos... alcanzarán misericordia.


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2.3 El antiguo testamento 8 Al pueblo de la Antigua Alianza el Señor mismo se manifestó solemnemente a Moisés como "Dios de ternura y de gracia, lento a la ira y rico en misericordia y fidelidad" (Ex 34,6) Ante un castigo justo, la misericordia se contrapone en cierto sentido a la justicia divina y se revela en multitud de casos no sólo más poderosa, sino también mas profunda que ella. Si bien la justicia es auténtica virtud en el hombre, y en Dios, significa la perfección trascendente; el amor es más "grande" que ella; es superior en el sentido de que es primario y fundamental. El amor, por así decirlo, condiciona a la justicia y en definitiva la justicia es servidora de la caridad. 2.4 La parábola del hijo pródigo 9 La parábola del hijo pródigo, es una analogía donde la esencia de La Misericordia Divina, aunque la palabra "misericordia" no se encuentre allí, es expresada de manera particularmente límpida se desarrolla entre el amor del padre y la prodigalidad y el pecado del hijo. 10 La parábola toca indirectamente toda clase de rupturas de la alianza de amor, toda pérdida de la gracia, todo pecado. Sin embargo cuando el hijo reacciona y toma la decisión: "Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado, contra el cielo y contra ti... el padre "le salió conmovido al encuentro, le echó los brazos al cuello y lo besó". El padre del hijo pródigo es fiel a su paternidad, fiel al amor que desde siempre sentía por su hijo. Nuestros prejuicios en torno al tema de la misericordia son a lo más el resultado de una valoración exterior, ocurre a veces que, siguiendo tal sistema de valoración, percibimos principalmente en la misericordia una relación de desigualdad entre el que la ofrece y el que la recibe. Consiguientemente estamos dispuestos a deducir que la misericordia difama a quien la recibe y ofende la dignidad


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del hombre. La parábola del hijo pródigo demuestra cuán diversa es la realidad: la relación de misericordia se funda en la común experiencia de la dignidad que le es propia. 2.5 El Misterio Pascual 11 El misterio pascual es el culmen de esta revelación y actuación de la misericordia, que es capaz de justificar al hombre, de restablecer la justicia en el sentido del orden salvífico querido por Dios. Creer en el Hijo crucificado significa "ver al Padre", significa creer que el amor está presente en el mundo y que este amor es más fuerte que toda clase de mal, en que el hombre, la humanidad, el mundo están metidos. Creer en ese amor significa creer en la misericordia. 12 La cruz de Cristo en el Calvario es asimismo testimonio de la fuerza del mal contra el mismo Hijo de Dios, contra aquel que, único entre los hijos de los hombres, era por su naturaleza absolutamente inocente y libre de pecado, y cuya venida al mundo estuvo exenta de la desobediencia de Adán y de la herencia del pecado original. Y he ahí que, precisamente en Él, en Cristo, se hace justicia del pecado a precio de su sacrificio, de su obediencia "hasta la muerte". Al que estaba sin pecado "Dios lo hizo pecado en favor nuestro". Se hace también justicia de la muerte que, desde los comienzos de la historia del hombre, se había aliado con el pecado. 13 María es la que de manera singular y excepcional ha experimentado -como nadie- la misericordia y, también de manera excepcional, ha hecho posible con el sacrificio de su corazón la propia participación en la revelación de La Misericordia Divina. La Virgen María, es la que conoce más a fondo el misterio de La Misericordia Divina. Por eso la llamamos también Madre de la misericordia: Virgen de la misericordia o Madre de La Divina Misericordia.


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2.6 "Misericordia" de generación en generación 14 En la presente generación, ante la actividad creadora del hombre, la Iglesia debe dar testimonio de la misericordia de Dios revelada en Cristo, profesándola y tratando después de introducirla y encarnarla en la vida de sus fieles y en todos los hombres de buena voluntad. 15 La Iglesia tiene el derecho y el deber de recurrir "con poderosos clamores" a la misericordia de Dios, implorándola frente a todos los fenómenos del mal físico y moral, ante todas las amenazas que pesan sobre la humanidad contemporánea. Aunque mereciese por sus pecados un nuevo "diluvio". 2.7 La misericordia de Dios en la misión de la Iglesia 16 La Iglesia profesa la misericordia de Dios y la proclama. La Iglesia trata de practicar la misericordia. La Iglesia profesa y proclama la conversión. La conversión a Dios consiste siempre en descubrir su misericordia, es decir, ese amor que es paciente y benigno a medida del Creador y Padre. La conversión a Dios es siempre fruto del "reencuentro" de este Padre, rico en misericordia. 2.8 Oración de la Iglesia de nuestros tiempos 17 Recurramos al amor paterno que Cristo nos ha revelado. Recurramos a Dios mediante Cristo, recordando las palabras del Magnificat de María, que proclama la misericordia "de generación en generación". Imploremos La Misericordia Divina para la generación contemporánea. Elevemos nuestra voz y supliquemos que en esta etapa de la historia se revele una vez más aquel Amor que está en el Padre y que por obra del Hijo y del Espíritu Santo se haga presente en nuestro mundo como más fuerte que el


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mal: más fuerte que el pecado y la muerte. Supliquemos por intercesión de Nuestra Madre Santísima, y también de aquellos en quienes se han cumplido hasta el final las palabras "Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia".


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SEGUNDA PARTE DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA 1 ORIGEN Y SIGNIFICADO 18 El dato de que Dios es esencialmente misericordioso es fundamental en la revelación. Él mismo se manifiesta como "misericordioso y clemente" (Ex 34,5-7) Así le presenta la Sagrada Escritura más de 300 veces. Pero los hombres no lo hemos valorado... Nuestro Señor se apareció desde 1931 a 1938 a sor María Faustina Kowalska, religiosa de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios, en Polonia, confiándole la difusión de la devoción a su misericordia. 19 Durante la década de 1930, Santa Faustina anotó en su Diario las enseñanzas recibidas directamente de Nuestro Señor Jesucristo en torno a su Divina Misericordia; sus experiencias místicas, así como sus reflexiones y oraciones. 20 El Papa Juan Pablo II, en su encíclica "DIVES IN MISERICORDIA", sobre La Misericordia Divina, indica que es función principal de la Iglesia proclamarla, practicarla y pedirla.2 2

Cfr. Encíclica Dives in misericordia -sobre la Misericordia Divina- no.

14.1


25

21 Esta devoción está incluida con el número 154 en el Directorio Sobre La Piedad Popular y La Liturgia, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

2 CANONIZACIÓN DE SOR FAUSTINA KOWALSKA Y PROCLAMACIÓN DEL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA 22 Sor María Faustina, apóstol de La Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de La Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.3 23 El 30 de abril de 2000 fue canonizada por el Papa Juan Pablo II. En esa oportunidad Juan Pablo II explicó refiriéndose al gran mensaje que Sor Faustina recibió de Cristo de La Misericordia Divina que: «No es un mensaje nuevo pero se puede considerar de esencial iluminación para ayudarnos a revivir más intensamente el Evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo». Y agregó «En su honor, en todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de La Divina Misericordia. Es una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».4 3

cfr. María Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia. Biografía 4 cfr. Homilía del Santo Padre Juan Pablo II en la Misa de Canonización de Sor María Faustina Kowalska Anexo A


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24 El Sumo Pontífice Juan Pablo II, ha querido que el segundo domingo de Pascua se dedique a recordar con especial devoción estos dones de la gracia, atribuyendo a ese domingo la denominación de "Domingo de la Misericordia Divina" El 29 de Junio de 2002, se dignó otorgar el decreto por el que se enriquecen con indulgencias algunos actos de culto en honor de La Misericordia Divina en ese día.5 3 LA ESENCIA DE LA DEVOCIÓN 25 La esencia del culto a La Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza hacia Dios y la actitud de misericordia hacia el prójimo. Nuestro Señor Jesucristo exige que “sus criaturas confíen en Él” (Diario, 1059)6 y hagan obras de misericordia: a través de sus actos, sus palabras y su oración. “Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte ni justificarte” (Diario, 742). Nuestro Señor desea que sus devotos hagan al día por lo menos un acto de amor hacia el prójimo. La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales: 26

5

1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor. Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia (Diario, 687). Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la

cfr. Decreto por el que se enriquecen con indulgencias actos de culto en honor de La Misericordia Divina. Anexo B 6 Las referencias de Diario, son del Diario “La Divina Misericordia en mi alma” escrito originalmente por Santa Faustina.


27

hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina (Diario, 1520). 27

2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias. Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo (Diario, 1578). El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella (Diario, 1273). Ninguna alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad (Diario, 1541).

28

3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona. El Señor Jesús dijo a Sor Faustina: Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia: la primera -es la acción-, la segunda -la palabra-, y la tercera -la oración-. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia (Diario, 742).

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4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias. Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía mi juicio (Diario, 1317).


28

30

5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día. Has de saber, hija mía, que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo entero. Hija mía, deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede retirarse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas (Diario, 1777).

31 Las prácticas devocionales propuestas en el diario de la Santa Faustina están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz está fundamentada en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo. 4 ELEMENTOS DE LA DEVOCIÓN

4.1 La Imagen de Jesús Misericordioso 32 El primer elemento de la Devoción a La Divina Misericordia que fue revelado a la Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero. (Diario, 47)


29

33 Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobretodo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como Mi gloria. (Diario, 48) 34 El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por una lanza. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios (Diario, 299). Estos rayos representan, pues, los sacramentos y todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua.


30

4.2 La Corona 35 La Corona de La Divina Misericordia, es uno de los elementos centrales del Mensaje de La Divina Misericordia, según le fue revelado por Nuestro Señor Jesucristo a Santa Faustina en Polonia en la década de 1930. 36 La corona nos es dada por Jesús como una “poderosa herramienta” para aplacar la ira divina y obtener gracias de Él. En su Diario, Santa Faustina nos relata cómo Nuestro Señor invita al rezo incesante de la corona, y, muy en particular, en los momentos cercanos a la muerte. 37 Reza incesantemente esta corona que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta corona una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia. (Diario, 687) Nota. Para rezar la Corona ver: Corona de La Divina Misericordia, en la Tercera Parte. 4.3 La Fiesta de La Divina Misericordia 38 Durante el transcurso de las revelaciones de Jesús a la hermana Faustina sobre La Divina Misericordia Él le pidió en diversas ocasiones que se dedicara una fiesta a La Divina Misericordia y que esta


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fiesta fuera celebrada el domingo después de la Pascua. (Diario, 49, 299, 699) 39 La Fiesta de La Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723) En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742) 40 La fiesta es un refugio y amparo para las almas. “Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia”. (Diario, 699)


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41 “... Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia. (Diario, 1109) Nota. Para la preparación de la fiesta por favor consulte la Guía práctica para la celebración del Domingo de La Divina Misericordia, en el Anexo C. 4.4 La Hora de La Divina Misericordia 42 Nuestro Señor le reveló a Santa Faustina las 3:00 pm como la “hora de la gran misericordia para el mundo entero”, la hora en que “la misericordia triunfó sobre la justicia”, invitándola a que en esa hora se “sumergiera” en Su dolorosa Pasión, rogando por la misericordia y demás gracias, particularmente para los pecadores. 43 A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión... (Diario, 1320) 44 Nuestro Señor definió bastante claramente los propios modos de orar en esta forma de culto a La Divina Misericordia: “En esa hora -dijo a Santa Faustina- procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572)


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4.5 Novena a La Divina Misericordia 45 Esta es una novena extraordinaria. Consiste en rezar la Corona de La Divina Misericordia durante los nueve días anteriores a la Fiesta del La Divina Misericordia. En ella están contenidas las palabras llenas de amor y misericordia que Nuestro Señor Jesucristo dictó a Sor Faustina, pidiéndole que cada día le llevara un grupo de almas a su corazón. 46 Dijo el Señor Jesús a Sor Faustina: Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de Mi misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré en la casa de mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ninguna alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión. (Diario, 1209) Nota. Para rezar la Novena ver Novena a La Divina Misericordia en la Cuarta Parte. 5 PROMESAS A LOS QUE CONFIAN EN LA DIVINA MISERICORDIA 47 Yo prometo al alma que venere esta Imagen de la Misericordia que no perecerá, Yo le prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre sus enemigos especialmente en la hora de la muerte. Yo el Señor, la protegeré como mi propia gloria. (Diario, 48)


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48 Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios... (Diario, 299) 49 En esta última hora (de la muerte) el alma no tiene nada en su defensa fuera de Mi misericordia. Feliz el alma que durante la vida se ha sumergido en la Fuente de la Misericordia, porque no la alcanzará la justicia. (Diario, 1075) 50 La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi Misericordia. (Diario, 300) 51 Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi misericordia, la obtendrá. (Diario, 420) 52 Para que cada alma exalte Mi bondad. Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi misericordia insondable. Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundiría en el abismo de Mi misericordia. (Diario, 1059) 53 A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege) a su niño recién nacido y la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso” (Diario, 1075)


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6 ALGUNAS REVELACIONES SOBRE LA CORONA 54 Reza incesantemente esta corona que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta corona, aunque sea una sola vez, logrará la gracia de Mi misericordia infinita. (Diario, 687) 55 Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta corona en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada esta corona, se aplaca la ira divina y la insoldable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo. (Diario, 811) 56 A las almas que recen esta corona, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte. (Diario, 754) 57 Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias. (Diario, 796) 58 Hija Mía, anima a las almas a rezar la corona que te he dado. A quienes recen esta corona, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. Proclama que ninguna alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que


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confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta corona junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso. (Diario, 1541) 59 Si el moribundo puede, mejor que él rece la Corona. Si ya no puede, continúen rezándola los que están con él. “Hija Mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él esta corona que te he enseñado”. (Diario, 1565) 60 Jesús promete conceder todo lo que se le pida, la conversión y una muerte feliz y en gracia. Pero es necesario rezarlo con arrepentimiento de los pecados cometidos, humildad, perseverancia, devoción y confianza. “A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (Diario, 1731)

7 ORACIONES EN LA HORA DE LA MISERICORDIA 61 Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío (Diario, 187) 62 ... Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro Tuyo y todos Tus anonadamientos son actos de Tu misericordia y Tu amor inconcebible (...) Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida eterna, al haber permitido abrir Tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable Fuente de Tu Misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la Sangre y el Agua de Tu Corazón. He aquí la omnipotencia de Tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros (Diario, 1747) 63 Oh Jesús, Verdad eterna, Vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores.


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Dulcísimo Corazón de mi Señor, lleno de piedad y de misericordia insondable, te suplico por los pobres pecadores. Oh sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te suplico luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan las almas redimidas con tan Preciosa, Santísima Sangre Tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de Tu Sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores. ... ¡Oh, qué alegría arde en mi corazón cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos (Diario, 72) 64 Oh Jesús tendido sobre la cruz, te ruego concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de tu Padre en todas las cosas, siempre y en todo lugar. Y cuando esta voluntad me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que te ruego, Jesús, que de tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan constantemente: hágase tu voluntad, Señor. Oh Salvador del mundo, Amante de la salvación humana que entre terribles tormentos y dolor, te olvidaste de ti mismo para pensar únicamente en la salvación de las almas. Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de tu Padre... (Diario, 1265) 65 Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y se abrió el mar de misericordia para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros (Diario, 1319) Oración a las tres de la tarde


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66 Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado tu gran amor, tu gran misericordia; y tu fuerza nos das para seguirte por el mismo camino hacia la gloria. Haz que fielmente cumplamos en tu Iglesia nuestra parte en tu obra salvadora, y al llegar a la tarde de la vida, en gozo eterno el Padre nos acoja. Gracias Padre, a ti porque nos llamas, a Jesús, que en su sangre nos redime, y al Espíritu Santo, luz y guía de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.


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TERCERA PARTE CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA 1 PARTES DE LA CORONA 1.1 Inicio Por la señal de la Santa Cruz... Señor abre mis labios.TODOS: Y mi boca proclamará tus alabanzas. Dios mío ven en mi auxilio.TODOS: Señor date prisa en socorrerme. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado.- (tres veces) TODOS: EL corazón amoroso de Jesús Sacramentado. 1.2 Invocación al Espíritu Santo 67 Ven Espíritu Santo y llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor, envía Señor tu espíritu y se renovará la faz de la tierra. Oh Dios que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que por ese mismo Espíritu conozcamos el amor a la divina justicia, y llénanos para siempre de celestiales consuelos por Cristo Nuestro Señor. Amén. 1.3 Acto de contrición


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68 Señor mío y Dios mío: reconozco que soy pecador, he pecado contra ti y contra mi prójimo. Me arrepiento del mal que he hecho, porque me hice indigno de tu amor y merecedor de tu castigo. Confío en tu misericordia porque tu hijo Jesús murió por mí en la cruz. Te pido que me perdones e imploro tu gracia para cumplir mi propósito de no ofenderte más. 1.4 Invocación 69 Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y se abrió el mar de misericordia para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros (Diario, 1319) Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío (Diario, 187) 1.5 Padre Nuestro... 1.6 Ave María... 1.7 Credo de los apóstoles 70 Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.


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1.8 Jaculatorias A continuación se rezan cinco decenas de jaculatorias. (Para llevar la cuenta puede usar el rosario) Al principio de cada decena se anuncia uno de los misterios dolorosos del Rosario. En las cuentas grandes, en lugar del Padre Nuestro se dice: “Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los pecados del mundo entero”. En las cuentas pequeñas, en lugar del Ave María se dice. “Por su dolorosa Pasión”. TODOS: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Al terminar cada misterio de dice: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. TODOS: Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Y la jaculatoria “Jesús, yo confío en ti” Al concluir el quinto misterio se dice tres veces: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. 1.9 Oración final (opcional) 71 Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos (Diario, 950)


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Por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor, Rey de la Misericordia, que con el Padre y el Espíritu Santo nos la dispensa por los siglos de los siglos. Amén. 1.10 Conclusión Para concluir se repite tres veces 72 Señor Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mí, que soy un pobre pecador.


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2. MISTERIOS DOLOROSOS 2.1 Primer misterio La Oración de Jesús en Getsemaní 73

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. (Mt 26,36-39) Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. (Lc 22,44)

74 En la gran oración al Padre, Jesús encuentra fuerza, confianza y un ángel es enviado a confortarlo. Entonces Jesús es nuestro ángel confortador. Es como Él nos dijo: ¿Por qué se preocupan en las dificultades? Sean fuertes en mí, miren a su Dios en las horas más dolorosas, y triunfarán." Permítenos encomendarnos a Dios para siempre cumplir su mandato.

2.2 Segundo misterio La flagelación de Nuestro Señor Jesucristo 75

Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte. Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador. Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del


44 pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado. (Mt 27)

76 ¡Cuánto dolor, tormentos y heridas en el cuerpo de Jesús! ¡Cuanta sangre cayó al suelo, mientras sus verdugos reían, lo insultaban, y reunían sus fuerzas para volver a golpear el inocente cuerpo de Jesús! Permítenos aceptar los insultos por amor a nuestro Señor y arrepentirnos de nuestros pecados. 2.3 Tercer misterio La Coronación de Espinas 77

Los soldados romanos llevaron a Jesús al palacio del gobernador y reunieron a toda la tropa en torno a él. Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado color rojo. Después le colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinas y en la mano derecha una caña. Doblaban la rodilla ante Jesús y se burlaban de él diciendo: "¡Viva el rey de los judíos!" Le escupían la cara y, quitándole la caña, le pegaban en la cabeza. (Mt 27,2731)

78 Piensa en las indignaciones, ofensas, y humillaciones que Jesús sufrió. Lo maltrataron, fue tratado como el culpable de nuestros peores pecados. Parece decirnos ¿Porque te desesperas cuando sufres? ¿Es esa la manera en que me amas? Medita mi pasión y encuentra en ella un rico alimento espiritual." Permítenos pedir el regalo de la paciencia y aceptar todas las humillaciones, pensando como Jesús sufrió por nosotros.

2.4 Cuarto misterio Jesús con la cruz a cuestas


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Cuando lo llevaban, tomaron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron la cruz de Jesús para que la llevara detrás de él. Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús volviéndose hacia ellas, les dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Por que va a llegar el día en que se dirá: Felices las madres sin hijos, felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que los cerros caigan sobre nosotros! ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque si así tratan al árbol verde, ¿Qué harán con el seco? Junto con Jesús llevaban también a dos malhechores para ejecutarlos. (Lc 23,26-32)

80 Aún y cuando Jesús hubiera sufrido solo por ti, Jesús hubiera aceptado tales dolores, grande es su amor por ti. A lo largo del camino al Calvario, Jesús ve a su Madre. ¿Podremos imaginarnos el momento cuando sus ojos se encontraron? O cuanto su corazón debió haber sentido dolor. Permítenos pedir María la gracia de siempre aceptar nuestra cruz, para que María y Jesús puedan soportarlo. 2.5 Quinto misterio La Crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo 81

Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, y también María, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús al ver a la madre y junto a ella a su discípulo más querido, dijo a la Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Después dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Desde ese momento el discípulo se la llevó a su casa. (Jn 19,25-27)

82 Jesús desea vernos cerca de María, su Madre, Él desea que, como niños, mantengamos nuestra mano unida a la de María. Esto es lo que él quiere. Él nos pide que nos encomendemos a la Virgen María. Él nos pide reconocer a Nuestra Señora como


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Nuestra Madre, quién encenderá en nosotros un amor ferviente a su hijo. María, nosotros creemos en ti, tómanos y llévanos al refugio de tu Inmaculado Corazón, alivia nuestra soberbia con tu humildad, que es la que nos aparta de Dios.


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3 LETANÍAS DE LA DIVINA MISERICORDIA (Compuestas por el Padre Miguel Sopocko, confesor y director espiritual de Santa Faustina). 83 Señor, ten piedad y misericordia de nosotros. Cristo Jesús, ten piedad y misericordia de nosotros. Señor, ten piedad y misericordia de nosotros. Jesucristo, óyenos. Jesucristo, escúchanos. Dios Padre Celestial. Ten piedad y misericordia de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo. Ten piedad y misericordia de nosotros. Dios Espíritu Santo. Ten piedad y misericordia de nosotros. Santísima Trinidad, que eres un solo Dios. Ten piedad y misericordia de nosotros. 1- Jesús, Rey de Misericordia, que has redimido al mundo: CONFIAMOS EN TI. 2- Jesús, Rey de Misericordia, por quien fueron creadas todas las cosas. 3- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has santificado. 4- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has revelado el misterio de la Santísima Trinidad. 5- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has manifestado la omnipotencia de Dios. 6- Jesús, Rey de Misericordia, que te manifiestas en la creación de los espíritus celestiales. 7- Jesús, Rey de Misericordia, que nos formaste de la nada. 8- Jesús, Rey de Misericordia, que abrazas todo el universo. 9- Jesús, Rey de Misericordia, que nos das la vida eterna. 10- Jesús, Rey de Misericordia, que nos proteges del castigo merecido.


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11- Jesús, Rey de Misericordia, que nos libras de la miseria del pecado. 12- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes la justificación en el Verbo Encarnado. 13- Jesús, Rey de Misericordia, que nos concedes misericordia por Tus Santas Llagas. 14- Jesús, Rey de Misericordia, que brota de tu Santísimo Corazón. 15- Jesús, Rey de Misericordia, que nos diste a la Santísima Virgen María como Madre de Misericordia. 16- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual has sufrido tu Encarnación, Pasión y Muerte. 17- Jesús, Rey de Misericordia, por medio de la cual ayudas a todos, en todas partes y siempre. 18- Jesús, Rey de Misericordia, por la cual nos has prevenido con tus gracias. 19- Jesús, Rey de Misericordia, la que has manifestado revelándonos los misterios divinos. 20- Jesús, Rey de Misericordia, la que manifestaste instituyendo tu Santa Iglesia. 21- Jesús, Rey de Misericordia, que habiendo instituido los Santos Sacramentos nos abriste los torrentes de tus gracias. 22- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con los Santos Sacramentos del Bautismo y de la Penitencia. 23- Jesús, Rey de Misericordia, por la que nos has obsequiado con la Santísima Eucaristía y el Sacerdocio. 24- Jesús, Rey de Misericordia, que nos has llamado a nuestra santa fe. 25- Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas por la conversión de los pecadores. 26- Jesús, Rey de Misericordia, que la manifiestas iluminando a los infieles. 27- Jesús, Rey de Misericordia, que la revelas por la santificación de los justos. 28- Jesús, Rey de Misericordia, que llevas a los santos a la cumbre de la santidad.


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29- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de tus Santas Llagas. 30- Jesús, Rey de Misericordia, la que brota de tu Santísimo Corazón. 31- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el consuelo de los enfermos y afligidos. 32- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el único consuelo de los corazones afligidos. 33- Jesús, Rey de Misericordia, que das esperanza a las almas que se hallan en desesperación. 34- Jesús, Rey de Misericordia, que acompañas a todos los hombres siempre y en todas partes. 35- Jesús, Rey de Misericordia, que nos colmas con el torrente de tus gracias. 36- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el refugio de los moribundos. 37- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el consuelo de las almas del purgatorio. 38- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la corona de todos los santos. 39- Jesús, Rey de Misericordia, que eres el gozo celestial de los que se salvan. 40- Jesús, Rey de Misericordia, que eres la fuente inagotable de los milagros. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros. Todos: Las Misericordias del Señor se extienden sobre todas sus criaturas. Por esta causa cantaré eternamente sus Misericordias.


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CUARTA PARTE NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA 84 Sor Faustina escribió en su diario: “El Señor me dijo que rezar esta corona durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia. Debe iniciarse el Viernes Santo. Entonces, me dijo: Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias”. (Diario, 796) También se puede hacer esta novena en otros momentos y por cualquier necesidad. 85 Palabras de Nuestro Señor que Sor Faustina tomó por escrito: “Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré en la casa de Mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga pasión”. Yo (Sor Faustina) contesté: “Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué almas introducir primero en Tu muy misericordioso Corazón. Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón. (Diario, 1209)


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Aclaración Como se puede utilizar la Indulgencia plenaria que gana la persona en la comunión. 86 Esta Indulgencia plenaria nos sirve para sacar almas del purgatorio rezándose nueve días esta santa Corona pidiendo por ellos en el segundo misterio de la Corona. Donde se pide por el eterno descanso de las almas del purgatorio o bien se puede aplicar por el perdón de las penas temporales que vamos a purgar al purgatorio los que estamos vivos, diciendo Señor te ofrezco esta Indulgencia plenaria por el perdón de mis penas temporales o bien por las almas que uno incluya en la novena. Nota: La corona de cada día de la novena se reza por las siguientes intenciones.


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1 PRIMER DÍA (Viernes Santo) 1.1 Intención del día Por todo el género humano, por todos los pecadores. 87 “Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi Misericordia. De esta forma, Me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas”. (Diario, 1210) 88 Jesús tan Misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo. (Diario, 1211) 89 Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia para que alabemos su omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1211) 1.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 1.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona.


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Yo pecador 90 Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos, y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Amén. Acto de contrición 91 Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a ti, que eres el Sumo Bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar las ocasiones de pecado. Perdóname, Señor, por los méritos de la pasión de Nuestro Salvador Jesucristo.


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2 SEGUNDO DÍA (Sábado Santo) 2.1 Intención del día Por las almas de los sacerdotes y religiosos. 92 “Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mii amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad”. (Diario, 1212) 93 Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo. (Diario, 1213) 94 Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1213) 2.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 2.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona.


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Oración por las vocaciones 95 Oh Jesús, Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, necesitamos mayor número de sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos en el anuncio del Evangelio. Multiplica las vocaciones y santifica más y más a nuestros sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos. Te lo pedimos por el Inmaculado Corazón de María. Oh Jesús, danos sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos según tu corazón. Oración por el Sumo Pontífice 96 Oremos por nuestro Pontífice N., que el Señor lo conserve y lo llene de vida, lo haga feliz en la tierra y no lo entregue en manos de sus enemigos. Amén. Oración a Jesús, sacerdote eterno 97 ¡Oh Jesús, sacerdote eterno! Guarda nuestros sacerdotes al abrigo de tu corazón. Guarda sin mancha sus manos consagradas que diariamente tocan tu santo cuerpo, y limpia sus labios con Tu Preciosa Sangre. Bendice sus trabajos y que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas, que serán su consuelo aquí y su corona eterna. Amén Oración por la Santa Iglesia y por los sacerdotes 98 Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor. Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo.


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Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida. Oración por los sacerdotes 99 Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas. Que cuando, día por día, te traigan al pan convirtiéndolo en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina sino divino milagro. Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas. Que cuando jóvenes tengan la fortaleza, de sus últimos tres años y cuando viejos sigan sintiendo que "Dios alegra su juventud". Que espíritu viviente en carme y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos. Que cuando el desánimo y la flaqueza los agobien en el camino de su calvario estés Tú como Cireneo, para llevarles la Cruz y volvérselas gozo. ¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros!


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3 TERCER DÍA (Domingo) 3.1 Intención del día Por todas las almas devotas y fieles. (Nuestras familias, parientes, vecinos y amigos) 100 “Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura”. (Diario, 1214) 101 Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu misericordia les concedes a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial. (Diario, 1215) 102 Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1215) 3.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 3.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración por nuestra familia y parientes 103 Te suplicamos, Jesús, por todos nuestros parientes y seres queridos y te pedimos estar siempre dispuestos a rogar por ellos. Condúcelos a la luz de la verdad,


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consérvalos siempre en esa verdad, si por dicha ya la poseen; guárdalos en estado de gracia y concédeles el don de la perseverancia. Te pedimos por nuestros parientes, padres y madres; por nuestros hijos, por cada uno de ellos; por nuestros hermanos y hermanas, por cada uno de ellos en particular; por nuestros primos y toda nuestra parentela; por nuestros amigos más íntimos; por nuestros maestros y alumnos; por nuestros jefes y patrones, por nuestros servidores y trabajadores; por nuestros socios y compañeros de trabajo; por nuestros vecinos y por nuestros superiores; por todos aquellos que nos quieren bien y por los que no nos quieren; por nuestros enemigos; por nuestros competidores y rivales; por los que nos insultan y calumnian. Te pedimos por ellos, no sólo en esta vida, sino también en su muerte, para que tengan la dicha de morir en gracia de Dios, para que Dios se digne reducir el tiempo de su expiación y admitirlos a su presencia. Amén. (Cardenal Newman)


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4 CUARTO DÍA (Lunes) 4.1 Intención del día Por los que no creen en Jesús y por los que todavía no lo conocen. (Por las autoridades civiles y militares, y por la paz del mundo) 104 “Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no Me conocen. También pensaba en ellos durante Mi amarga pasión y su futuro celo consoló Mi Corazón. Sumérgelos en el mar de Mi misericordia”. (Diario, 1216) 105 Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no Te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón. (Diario, 1217) 106 Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los que no creen en Ti y de los que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1217) 4.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria...


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4.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración por nuestra Patria 107 Dios, todopoderoso, acoge, te lo pedimos con fervor, a nuestra Patria bajo tu santa protección. Inspira a todos los hijos de esta tierra, un espíritu de aceptación y obediencia a la autoridad civil, un espíritu fraterno respecto a los demás ciudadanos, como hijos de una misma nación. Por tu bondad, dígnate hacer de nosotros hombres dispuestos a practicar la justicia, a amar la misericordia, y a vivir la caridad, la humildad, la paz, virtudes que caracterizan al Autor divino de nuestra santa Religión. Si no imitamos con humildad sus ejemplos, jamás podremos esperar en convertirnos en una nación feliz. Dígnate, Señor atender nuestras súplicas, te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. (Jorge W) Oración por el Presidente de la República 108 Dios y Señor nuestro de quien procede toda autoridad legítima, concede a nuestro primer mandatario un atinado ejercicio de su mandato, para que, respetando siempre tus derechos, busque promover, como es tu voluntad, la paz y el bienestar de su pueblo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Oración por la paz y la justicia 109 Dios nuestro, que llamas hijos tuyos a los que promueven la paz, concédenos trabajar incansablemente por establecer la justicia, sin la cual es imposible garantizar una paz auténtica y duradera. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


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5 QUINTO DÍA (Martes) 5.1 Intención del día Por las almas de nuestros hermanos separados. 110 “Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian Mi Pasión”. (Diario, 1218) 111 Jesús sumamente que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivísimo Corazón sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu misericordia. (Diario, 1219) 112 Padre eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1219) 5.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 5.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona.


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Oración sacerdotal (Jn 17, 11. 20-26) 113 Yo ya no estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros. No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí. Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy y que contemplen la Gloria que tú ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.


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6 SEXTO DÍA (Miércoles) 6.1 Intención del día Por las almas mansas y humildes, y las almas de los niños pequeños. (Por los enfermos terminales, los agonizantes y los que van a morir hoy; por nuestros problemas, conflictos y sufrimientos) 114 “Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en Mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia; concedo Mi confianza a las almas humildes”. (Diario, 1220) 115 Jesús, tan misericordioso, Tú mismo has dicho: Aprended de Mí que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad. (Diario, 1221) 116 Padre eterno, mira con misericordia a las almas nansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el


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amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1223) 6.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 6.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración de petición 117 Señor, te pido que no me sorprenda la muerte en la mitad del camino que me conduce a ti. Que muera cuando terminen mis días. Después de haber cumplido todos mis deberes; y después que mi vida haya llegado al fin en el que tu Providencia ha designado para mí. Hazme comprender que lo que cuenta es llegar a este momento en tu santa gracia. Amén.


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7 SÉPTIMO DÍA (Jueves) 7.1 Intención del día Por las almas que veneran y glorifican especialmente Tu misericordia. (Día de arrepentimiento. Perdonar y pedir perdón) 118 “Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte”. (Diario, 1224) 119 Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte. (Diario, 1225) 120 Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas


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la promesa de Jesús quien les dijo: “A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte”. Amén. (Diario, 1225) 7.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 7.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración de desagravio a Jesús Sacramentado 121 Señor Jesús, me arrodillo ante ti, reconociendo tu presencia real en el Santísimo Sacramento. Te agradezco inmensamente tu permanencia conmigo y la fe que me has dado. Con profundo dolor siento que tantos hombres, redimidos por ti, te olvidan y te ofenden; que en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado. Nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, queremos en la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan, y comprometemos contigo nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu Corazón pleno de amor hacia nosotros. Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón que nos alcances gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción de todos nuestros pecados y para la salvación del mundo. 1. Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanaciones de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y sus templos. Perdón, Señor, perdón. 2. Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo. Perdón, Señor, perdón.


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3. Por todos los que abandonan, los que desprecian el Magisterio de los Papas y por todos los falsos profetas. Perdón, Señor, perdón. 4. Por todas las opresiones de gobiernos, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales. Perdón, Señor, perdón. 5. Por toda inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en la política, en las relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas. Perdón, Señor, perdón. 6. Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano, de inmoralidad y de pornografía en el cine, en los periódicos, en la televisión. Perdón, Señor, perdón. 7. Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra la vida y el amor fraterno. Perdón, Señor, perdón. 8. Por los sacerdotes indignos, por los políticos prepotentes y mentirosos, por todos los abusos de autoridad. Perdón, Señor, perdón. Oración Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más necesitados; y que nunca permitas que nos apartemos de ti. Amén.


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8 OCTAVO DÍA (Segundo Viernes) 8.1 Intención del día Por las almas que están detenidas en el purgatorio. (Día de ayuno y abstinencia, para obtener la paz y la salud) 122 “Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de Mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia”. (Diario, 1226) 123 Jesús misericordiosísimo, Tú mismo has dicho que deseas la misericordia; he aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu misericordia. (Diario, 1227) 124 Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites. Amén. (Diario, 1227)


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125 Te pedimos por todas las benditas ánimas del purgatorio dales Señor el eterno descanso y luzca para ellos la luz perpetua; descansen en paz. Así sea. 126 Si por Tu Sangre Preciosa Señor los has redimido, que los perdones te pido por Tu Pasión Dolorosa. 8.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria... 8.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración de perpetua salud 126 Te rogamos, Dios y Señor nuestro, que concedas a nosotros tus siervos perpetua salud de alma y cuerpo y que por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada, siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y gocemos de las alegrías de la vida eterna, Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Súplica en la enfermedad 128 A Ti, Señor, que pasaste por este mundo "sanando toda dolencia y toda enfermedad”, levanto mis gritos y gemidos, yo, pobre árbol azotado por el dolor. Hijo de David, ten compasión de mí. Mi salud se deshace como una estatua de arena. Estoy encerrado en un círculo fatal: el hospital, la cama, los análisis, los diagnósticos, el alcohol, el algodón, el médico, la enfermera... no salgo de ese círculo. Una fiera llevo clavada en lo más recóndito de esta parte del cuerpo, y nadie descubre su figura. Ten piedad de mí, Señor. Dios mío, cada mañana me levanto cansado; mis ojos enrojecen de tanto insomnio. Con frecuencia me siento pesado como un saco de arena. Mis huesos están carcomidos, mis entrañas deshechas, y como un perro rabioso me muerde el dolor. Y, sobre todo, el miedo, Señor. Tengo mucho miedo. El miedo, como un vestido


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mojado, se me pega al alma. ¿Qué será de mí? ¿Amanecerá para mí la aurora de la salud? ¿Podré cantar algún día el aleluya de los que se sanan? ¿Me visitarás alguna vez, Dios mío? ¿No dijiste un día: "levántate y anda"? ¿No dijiste a Lázaro: "sal fuera"? ¿No se sanaron los leprosos y caminaron los cojos al mando de tu voz? ¿No mandaste soltar las muletas, caminar sobre las aguas? ¿Cuándo llegará mi hora? ¿Cuándo podré narrar, también yo, tus maravillas? Hijo de David, ten piedad de mí, Tú que eres mi única esperanza. Sin embargo, sé que hay otra cosa peor que la enfermedad: la angustia. Es buena la salud pero mejor es la paz. ¿Para qué sirve la salud sin la paz? Y lo que me falta ante todo es la paz, mi Señor Jesucristo. La angustia, sombra oscura hecha de soledad, miedo e incertidumbre, la angustia me asalta a ratos, y a veces me domina por completo. Con frecuencia siento tristeza, y a veces tristeza de muerte. Necesito paz, Señor Jesús, esa paz que sólo Tú la puedes dar. Dame esa paz hecha de consolación, esa paz que es fruto de un abandono confiado. Dejo, pues, mi salud en manos de la medicina, y haré de mi parte todo lo posible para recuperar la salud. Lo restante lo dejo en tus manos. A partir de este momento suelto los remos, y dejo mi barca a la deriva de las corrientes divinas. Llévame a donde quieras, Señor. Dame salud y vida larga, pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieras tú. Sé que esta noche me consolarás. Lléname de tu serenidad, y eso me basta. Así sea. Oración de las almas víctimas 129 Sé, oh Señor, que los días en que me haces llorar más, son aquellos en los cuales me haces ganar más. Por eso gracias por hacerme llorar. Sé, oh Señor, que los días en que me haces sufrir más, son aquellos en los cuales me haces aliviar los dolores ajenos. Por eso gracias por hacerme sufrir. Sé, oh Señor, que los días en los que me das más penas porque te ocultas, son aquellos en los cuales Tú vas por un


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pobre hermano mío que estaba perdido. Por eso gracias por estas penas. Sé, oh Señor, que los días en los cuales derramas sobre mí la ola amarga de la desolación, son aquellos en los cuales yo te devuelvo un hermano desesperado. Por eso gracias por esta ola amarga. Sé, oh Señor, que las tinieblas que me ciegan, el hambre que me hace languidecer, la sed que me hace morir, por Ti para Ti, sirven a devolverle -Luz, Fuente, Alimento- a quien muere de todas las muertes. Por eso gracias de mis tinieblas, de mi hambre, de mi sed. Sé, oh Señor, que mis muertes espirituales sobre tu cruz son resurrecciones de otros tantos muertos hacia tu cruz. Por eso gracias por hacerme morir. Porque yo creo Señor, que todo cuanto Tú me das es por mi bien, y por un fin de bien, y por Gloria de Dios: Bien Supremo. Porque yo creo que encontraré todo esto cuando al verte olvidaré todo el dolor sufrido. Porque creo que mi gloria será aumentada con cada sufrimiento; Porque creo que ella se adornará con los nombres de aquellos, a los que yo habré salvado con mi sufrir; Porque creo que para las "víctimas" no es Justicia sino sólo Amor; Porque creo que nuestro encuentro será sonrisa, será beso, tu beso. Jesús-Amor, que me enjugará toda señal de llanto; Porque creo todo esto, yo te agradezco por mis pocas espinas y te amo con multiplicado amor. Tú me has dado no la parte de María Magdalena, que es la mejor, sino la que es Tuya, que es la parte perfecta: el Dolor. Gracias Jesús. Oración en el sufrimiento 130 Oh Hostia viva, sostenme en este destierro para que pueda seguir fielmente las huellas del Salvador. No te pido, oh Señor, que me bajes de la cruz sino que me permitas perseverar en ella. Deseo ser extendida en la cruz como tú, Jesús. Deseo experimentar todos los


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tormentos y dolores que tú sufriste; deseo beber el cáliz de la amargura hasta el fondo. Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propio. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza. Oración por curación física 131 Señor Jesús, creo que estás vivo y resucitado. Creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de los que en ti creemos. Te alabo y te adoro. Te doy gracias, Señor, por venir hasta mí, como pan vivo bajado del cielo. Tú eres la plenitud de la vida. Tú eres la resurrección y la vida. Tú eres, Señor, la salud de los enfermos. Hoy quiero presentarte todas mis enfermedades porque tú eres el mismo ayer, hoy y siempre y tú mismo me alcanzas hasta donde estoy. Tú eres el eterno presente y tú me conoces... Ahora, Señor, te pido que tengas compasión de mí. Visítame a través de tu Evangelio para que todos reconozcan que tú estás vivo en tu Iglesia hoy, y que se renueve mi fe y mi confianza en ti. Te lo suplico, Jesús. Ten compasión de mis sufrimientos físicos, de mis heridas emocionales y de cualquier enfermedad de mi alma. Ten compasión de mí, Señor. Bendíceme y haz que vuelva a encontrar la salud. Que mi fe crezca y me abra a las maravillas de tu amor, para que también sea testigo de tu poder y de tu compasión. Te lo pido, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y tu preciosa sangre. Sáname, Señor. Sana mi cuerpo, sana mi corazón, sana mi alma. Dame vida y vida en abundancia, te lo pido por intercesión de María Santísima, Tu madre, la Virgen de los Dolores, la que estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre. Tú nos haz revelado que ya haz


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tomado sobre ti, todas nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido curados. Hoy Señor, te presento en fe todas mis enfermedades y te pido que me sanes completamente. Te pido por la gloria del padre del cielo, que también sanes a los enfermos de mi familia y mis amigos. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para gloria de tu Nombre. Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor, todo esto te lo pido, Jesús, porque tú eres Jesús. Tú eres el buen pastor y todos somos ovejas de tu rebaño. Estoy tan seguro de tu amor que aún antes de conocer el resultado de mi oración, en fe, te digo: Gracias Jesús, por lo que tú vas a hacer en mí y en cada uno de ellos. Gracias por las enfermedades que tú estás sanando ahora, gracias por los que tú estás visitando con tu misericordia. Oración por curación interior 132 Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús. Gracias Padre porque a la Luz de tu Espíritu comprendemos que Jesús es la Luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú conoces mi nombre. Pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida. Tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándote. Tú conoces mis limitaciones, errores y mi pecado. Conoces los traumas y complejos de mi vida. Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de su amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón.


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Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sáname, aquí y ahora de mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: "paz a vosotros". Entra en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor, Sabemos que el amor echa fuera el temor. Pasa por mi vida y sana ml corazón. Sabemos, Señor Jesús, que tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estoy pidiendo con María, mi Madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino, Cambia mi corazón y dame un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Haz brotar en mí los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría. Haz que venga sobre mí el espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas, junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos. Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida. Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas, porque tú me liberas, porque tú rompes las cadenas y me das la libertad. Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y este templo no se puede destruir porque es la casa de Dios. Te doy gracias, espíritu Santo, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en mi corazón. ¡Que grande eres, Señor Dios Trino y Uno! Bendito y alabado seas, Señor.


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Oración del enfermo 133 Señor, Tú conoces mi existencia, sabes mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y la tristeza ha pasado por mi alma. Seguiré tus pasos, porque "Tu yugo es suave y tu carga ligera". Hazme comprender tus sufrimientos tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tus dolores de la cruz. Ayúdame a sufrir con alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los abandonados, los enfermos, los que no tienen siquiera un poco de cariño, Señor, sé que todo, también el dolor lo dispones para bien de los que te amamos. Oración  Jesús yo confío en ti 134 ¿Por qué te agitas y confundes por los problemas que te trae la vida? Déjame controlar todas tus cosas e irán tornándose mejores. Cuando te entregues totalmente a Mí, todas las cosas serán resueltas con tranquilidad, de acuerdo a mis planes. No te frustres, no me ores como apresurándome, como si quisieras forzarme a realizar tus planes. En lugar de eso, cierra los ojos de tu alma y con paz dime: "JESÚS YO COFIO EN TI" Trata de evitar esos pensamientos que te angustian al querer comprender las cosas que te pasan. No arruines mis planes tratando de imponer tus ideas, déjame ser tu Dios y actuar libremente en tu vida. Entrégate a Mí con completa fe y confianza y deja tu futuro en mis manos. Dime frecuentemente: "JESÚS YO CONFIO EN TI" Lo que más te lastima es cuando tratas de razonarlo todo de acuerdo a tus pensamientos e intentas resolver tus problemas a tu manera. Cuando me digas "JESÚS YO CONFIO EN Ti", no seas como el paciente que le dice al doctor: "cúrame", pero le sugiere la "mejor" forma de hacerlo. Déjate curar por mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo, si ves que las cosas se vuelven peores o más complicadas, aún cuando tú estas orando; mantente confiado en Mí, cierra los ojos de tu alma, y continua


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diciendo a cada hora: "JESÚS YO CONFIO EN TI" Necesito mis manos libres para poder manifestarte mis bendiciones. No ates mis manos con tus absurdas preocupaciones. Satanás quiere que te frustres, hacerte sentir triste, quitarte la paz. Confía en Mí, descansa en Mí entrégate a Mí. Yo hago milagros en la medida en que tú te abandonas a Mí y de acuerdo a la fe que me tienes. Así que no te preocupes, dame todas tus frustraciones, duerme en paz, y siempre dime: "JESÚS YO CONFIO EN TI" Y verás grandes milagros.


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9 NOVENO DÍA (Segundo Sábado) 9.1 Intención del día Por las almas tibias. (Día de alabanza y acción de gracias) –VIGILIA– 135 “Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren Mi Corazón. A causa de las almas tibias, Mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mí este cáliz, si es Tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a Mi misericordia”. (Diario, 1228) 136 Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo. (Diario, 1229) 137 Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, Te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén. (Diario, 1229) 9.2 Oraciones diarias Padre Nuestro... Ave María... Gloria...


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9.3 Oraciones propias del día Nota: Las oraciones propias para este día de la novena se harán al rezar el quinto misterio de la Corona. Oración Gracias, Señor, gracias 138 Gracias, Señor, gracias. Gracias por todos los regalos que hoy me has ofrecido, gracias por todo lo que he visto, oído y recibido. Gracias, Señor, gracias. Gracias por la vida, gracias por la Gracia. Gracias por estar conmigo, Señor, gracias por escucharme y por tomarme en serio. Gracias por recibir en tus manos este paquete de mis dones para ofrecerlo al Padre. Gracias, Señor. Gracias. Amén. (Miguel Quoist) Oración de acción de gracias 139 Oh Jesús, Dios eterno, te doy gracias por tus innumerable gracias y bendiciones. Que cada latido de mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para ti, Señor. Mi alma es todo un himno de adoración a tu misericordia. Te amo, Dios, por ti mismo. Acción de gracias a Jesús Sacramentado 140 Gracias, gracias Señor por todo el bien que de Ti recibo todos los días. Gracias porque derramas en mi alma la dulzura infinita de tu piedad. Gracias porque me dejas sentir tu perdón por mis múltiples fallas, Gracias porque con ello me demuestras que nunca me abandonas. Gracias por todas las alegrías que me ofreces. Gracias por los dolores que me evitas. Gracias, también Señor porque conservas para mi alma la esperanza y la fe.


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Oración Gracias, señor 141 GRACIAS, SEÑOR, por la paz, la alegría y por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado, por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa, mano oportuna que me levantó. GRACIAS, SEÑOR, por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me escucharon; por ese corazón de amistad, cariño y amor que me dieron. GRACIAS, SEÑOR, por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron. GRACIAS, SEÑOR, me cuesta trabajo decírtelo... por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto y engaño, la injusticia y soledad por el fallecimiento del ser querido, Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve a punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste! GRACIAS, SEÑOR, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres; por esa fe que se tambaleó, pero que Tú nunca dejaste de fortalecer, cuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimo, me hizo caminar en el sendero de la verdad, a pesar de la oscuridad. GRACIAS, SEÑOR, por el perdón que tantas veces debería de haberte pedido, pero que por negligencia y orgullo he callado. GRACIAS, SEÑOR, por perdonar mis omisiones, descuidos y olvidos, mi orgullo y vanidad, mi necedad y caprichos, mi silencio y mi excesiva locuacidad. GRACIAS... SEÑOR, por dispensar los prejuicios a mis hermanos, mi falta de alegría y entusiasmo, mi falta de fe y confianza en Ti, mi cobardía y mi temor en mi compromiso. GRACIAS, SEÑOR, porque me han perdonado y yo no he sabido perdonar con la misma generosidad. GRACIAS, SEÑOR, por indultar mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido, pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo. GRACIAS, SEÑOR, por disculpar esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé y esas manos que no tendí y esa mirada que desvié, esos oídos que no presté,


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esa verdad que omití y ese corazón que no amé. GRACIAS, SEÑOR, por esa protección con que siempre me has preferido y te suplico muy, encarecidamente por tu amor, disculpes mi silencio y cobardía. GRACIAS, SEÑOR, por todos los que no te dan gracias, por los que no imploran tu ayuda y por los que no te piden perdón, no abandones las obras de tus manos, y que llenes mi vida de esperanza y generosidad. Señor, hágase tu voluntad y no la mía.


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QUINTA PARTE ESTATUTOS QUE REGIRÁN A LOS GRUPOS DE ORACIÓN DE LA DEVOCIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA 142 1. Asistir a La Santa Misa los domingos y fiestas de guardar; como lo manda el Tercer Mandamiento de la Ley de Dios y el Primero de Nuestra Santa Madre Iglesia 2. Acercarse al Sacramento de la Reconciliación frecuentemente. 3. Escuchar la Palabra de Dios y participar activamente en celebraciones Eucarísticas. 4. Practicar las Obras de Misericordia, tanto las corporales, como las espirituales. 5. Rezar a Dios la Corona por lo menos una vez a la semana los viernes a las tres de la tarde (por ser oración dirigida al Padre Celestial en desagravio por los pecados de la humanidad para que el día de nuestra muerte no nos perdamos para siempre) 6. Hacer un Vía Crucis semanalmente los viernes, por la santificación de los sacerdotes. 7. Mandar aplicar una Santa Misa, por intención y acción de gracias al Señor de La Divina Misericordia, cada segundo domingo de mes.


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8. Rezar la novena dando principio el Viernes Santo y terminando con una vigilia, el sábado siguiente ─previo─ al segundo domingo de Pascua. 9. Para ganar las indulgencias por la Novena se debe estar en gracia de Dios, confesar y comulgar. 10. Venerar la Imagen del Señor de La Divina Misericordia y propagar esta Corona, por donde quiera que estemos, principalmente en nuestros hogares, con nuestras familias y formar grupos para que se santifiquen y se retire Satanás de nuestros hogares y ganar con esta oración los méritos que se necesitan para nuestra salvación, de nuestras familias y de toda la humanidad. 11. Cuando estemos en la oración, usar el distintivo con la medalla del Señor de La Divina Misericordia. Y en los misterios ponerse en cruz, que es señal de humildad y adoración. 12. Asistir a las reuniones mensuales que se convoquen y hacer comunidad. 13. Repetir con frecuencia la jaculatoria: “Jesús, yo confío en Ti”.


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SEXTA PARTE EJERCICIOS PIADOSOS 1 Las obras de misericordia “Sean misericordiosos, como misericordioso” (Lucas 6,36)

su

Padre

es

143 “Jesucristo ha enseñado que el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a “usar misericordia” con los demás. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo, 5,7). La iglesia ve en estas palabras una llamada a la acción y se esfuerza por practicar la misericordia. (...) El hombre alcanza el amor misericordioso de Dios, Su misericordia, en cuanto él mismo interiormente se transforma en el espíritu de tal amor hacia su prójimo” (Juan Pablo II, Dios Rico en Misericordia, 14). 144

1.1 Las espirituales: 1) Enseñar al que no sabe. 2) Dar buen consejo al que lo necesita. 3) Corregir al que yerra. 4) Perdonar las injurias. 5) Consolar al triste. 6) Soportar los defectos del prójimo. 7) Rogar a Dios por los vivos y difuntos.

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1.2 Las corporales: 1) Visitar y cuidar a los enfermos. 2) Dar de comer al hambriento.


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3) 4) 5) 6) 7)

Dar de beber al sediento. Dar posada al peregrino. Vestir al desnudo. Redimir al cautivo. Enterrar a los muertos.

146 “... Exijo de ti obras de misericordia, que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera - la acción, la segunda - la palabra, la tercera - la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia, y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia...” (Diario, 742) 2 Vía Crucis en la Hora de la Misericordia (R.P. Carlo Vivaldelli Secretariado Italiano Divina Misericordia) 147 1. 2. 3. 4. 5.

Padre Eterno, te ofrezco la dolorosa Pasión de Jesús para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero. Por su condena a muerte, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Por la cruz que le fue cargada sobre sus espaldas, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Por su primera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Por las lágrimas de su Madre que vino a su encuentro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Por su angustiosa fatiga por cuya causa se debió obligar a un hombre a ayudarlo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.


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6. Por la compasión de la mujer que le enjugó el rostro ensangrentado, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 7. Por su segunda caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 8. Por las palabras que Él dirigió a las mujeres que lo compadecían, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 9. Por su tercera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 10. Por aquella brasa de dolor que presentaba su cuerpo cuando fue despojado de sus vestiduras, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 11. Por la horrible transfixión de los clavos que atravesaron sus manos y sus pies, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 12. Por el Agua y la Sangre que brotaron de su Corazón como "fuente de todos los bienes para nosotros", ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 13. Por la imagen de todos los dolores que ofrecía su Madre cuando lo tenía muerto entre sus brazos, a tal punto que aún hoy llamamos a esa escena "La Piedad", ten misericordia de nosotros y del mundo entero. 14. Por la piedra que se cerró sobre su sepulcro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.


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3 Lectura de textos bíblicos 148

Lucas 15 Parábolas de la Misericordia de Dios (La oveja perdida y encontrada + La moneda perdida y encontrada + El Padre Misericordioso) Lamentaciones 3 La Misericordia y la Justicia del Señor, motivo de esperanza. Eclesiástico 17 La Misericordia y la Justicia del Señor. Eclesiástico 18 La Grandeza y la Misericordia del Señor. Lucas 6, 27 SS La Misericordia y la Benevolencia para juzgar. Romanos 15,7 La Fidelidad y la Misericordia de Dios. Isaías 63 Evocación de la Misericordia de Dios para su pueblo. El poder de la fe

Marcos 11,22 Lucas 5, 12 Lucas 7, 1 Mateo 11, 28

Salmo 86 Salmo 88 Salmo 71 Salmo 45 Salmo 57 Salmo 31 Salmo 32

El Poder de la alabanza Salmo 91 Salmo 92 Salmo 93 Salmo 95 Salmo 96 Salmo 97

Salmo 103 Salmo 104 Salmo 105 Salmo 107 Salmo 111 Salmo 113 Salmo 116 Salmo 146 Salmo 148 Salmo 150


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SÉPTIMA PARTE ORACIONES VARIAS Oración para ganar indulgencias 149 (Estar confesado y después de comulgar) Alma de Cristo, santifícame cuerpo de Cristo, sálvame sangre de Cristo, embriágame agua del costado de Cristo, lávame pasión de Cristo, confórtame oh mi buen Jesús, óyeme dentro de tus llagas, escóndeme no permitas, que me aparte de ti del enemigo malo, defiéndeme a la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a ti, para que con tus ángeles y santos te alabe, te glorifique, te adore eternamente por los siglos de los siglos. Amén. Oración para después de comulgar 150 Mírame mi amado y buen Jesús postrado en tu santísima presencia te ruego con el mayor fervor que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza, y caridad; verdadero dolor de mis pecados y propósito firme de jamás ofenderte mientras que yo con todo el amor y toda la compasión de que soy capaz


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voy considerando tus cinco llagas teniendo presente aquello que dijo de ti, el santo profeta David "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos". Delante del Santísimo Sacramento 151 Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de ti, Belleza incomprensible. Y aunque te has escondido y ocultado, y has ocultado tu belleza, mi ojo iluminado por la fe, llega hasta ti y mi alma reconoce a su Creador, a su bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración. Mi Creador y Señor, tu bondad me animó a conversar contigo. Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa al Creador de la criatura. Hablar contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte cada vez más profundamente. Aquí los torrentes de las gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh mi Creador y Señor, además de ofrecerme estos dones, tú mismo te entregas a mí y te unes íntimamente a tu criatura. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Su tema es nuestro secreto que otras criaturas desconocerán (...) Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. Por esta inconcebible bondad tuya, te adoro, Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable y pequeña, no obstante estoy serena, porque sé que tú sabes que ella es sincera aunque tan imperfecta.


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Oración para obtener La Divina Misericordia 152 ¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo. (Diario, 1570) Oración para obtener una comprensión de Dios 153 Jesús, dame la inteligencia, una gran inteligencia sólo para que pueda conocerte mejor; porque cuanto más te conozca, tanto más ardientemente te amaré. Jesús, te pido una inteligencia poderosa para que pueda comprender las cosas divinas y elevadas. Jesús, dame una gran inteligencia con la que llegaré a conocer tu esencia Divina y tu vida interior, trinitaria. Capacita mi mente con tu gracia especial. Aunque yo sé de la capacitación por la gracia que me concede la Iglesia, no obstante existe un gran tesoro de gracias que tú, Señor, concedes cuando te lo pedimos. Y si mi súplica no te agrada, te pido que no me des inclinación a tal oración. Actos de confianza 154 Oh Dios mío, mi única esperanza, en ti he puesto toda mi confianza y sé que no me desilusionaré. ***


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155 Conozco toda la omnipotencia de tu misericordia y confío en que me darás todo lo que necesita tu débil niña. *** 156 Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma; en ti tengo toda mi esperanza. Oración de confianza 157 Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas numerosas, confío en tu misericordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia, haya quedado decepcionada. Oh Dios de piedad, sólo tú puedes justificarme y jamás me rechazarás cuando yo, arrepentida, me acerque a tu Corazón misericordioso del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande. Oración por los pecadores 158 Oh Dios de gran misericordia, que te dignaste enviarnos a tu Hijo Unigénito como el mayor testimonio de tu insondable amor y misericordia, tú no rechazas a los pecadores sino que también a ellos has abierto el tesoro de tu infinita misericordia, del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación como toda santidad a la que un alma puede llegar. Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse ante ti si no va acompañado por la insondable misericordia tuya. Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia, la eternidad no bastará para agradecerte por ella debidamente. *** 159 Oh Jesús, qué pena me dan los pobres pecadores. Oh Jesús, concédeles el arrepentimiento y la contrición. Acuérdate de tu dolorosa pasión. Conozco tu infinita misericordia, no puedo soportar que perezca el alma que


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tanto te costó. Oh Jesús, dame las almas de los pecadores. Que tu misericordia descanse en ellas; quítame todo, pero dame las almas. Deseo convertirme en hostia expiatoria por los pecadores. Que el cuerpo esconda mi sacrificio, ya que tú también escondes tu santísimo Corazón en la Hostia, a pesar de ser una inmolación viva. Transfórmame en ti, oh Jesús, para que sea una víctima viva y agradable a ti. Deseo satisfacerte por los pecadores en cada momento (...) Oh Creador mío y Padre de gran misericordia, confío en ti porque eres la bondad misma. Acto de Confianza en La Divina Misericordia 160 Oh Jesús Misericordiosísimo, tu bondad es infinita y el tesoro de tus gracias incalculable. Confío sin límites en tu misericordia que está por encima de todos tus actos. Me abandono en ti enteramente y sin reparos para, de este modo, poder vivir y caminar hacia la perfección cristiana. Deseo propagar tu misericordia mediante obras de misericordia corporales y espirituales, procurando especialmente la conversión de los pecadores, consolando y asistiendo a los que necesitan ayuda, a enfermos y afligidos. Protégeme, oh Jesús, como tu propiedad y tu gloria. A veces tiemblo al darme cuenta de mi debilidad, pero a la vez tengo una confianza infinita en tu misericordia. ¡Que toda la gente conozca, con tiempo, la insondable profundidad de tu misericordia, tenga confianza en ella y la glorifique por siempre! Amén. 7 Consagración a la preciosa sangre de Jesús 161 Consciente de mi nada y de tu grandeza, Misericordiosísimo Salvador, postrado a tus pies, te agradezco tantas gracias, hechas a mí, criatura ingrata, particularmente por haberme liberado, por medio de tu 7

Esta oración es tomada del Devocionario diseñado originalmente por Santa Faustina, y publicado en Argentina por la "Fundación Loyola - Editorial Claretiana" Imprimátur: Franciszek Cardenal Macharski. Metropolitano de Cravovia. Cracovia, 18 de noviembre de 1994. © Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. History Faustyny 3/9 30-420 Krakow, Polonia


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preciosa Sangre, de la potestad de las tinieblas satánicas. Tú nos has trasladado a tu reino. (Col 1, 13) En presencia de la Madre de Dios, de mi ángel custodio, de mis patronos y de toda la corte celestial, yo me consagro, Oh mi Jesús, con corazón sincero y libremente a la preciosa Sangre, conque Tú redimiste al mundo del pecado, muerte e infierno. Yo prometo, con el auxilio de tu gracia y según mis fuerzas, hacer revivir la devoción a tu preciosa Sangre en loor de nuestra redención, y propagarla, a fin de que tu adorable, preciosa Sangre, sea honrada y glorificada por todos. De esta manera quiero reparar mi infidelidad hacia tu preciosa Sangre y expiar las profanaciones, causadas al precio máximo de nuestra redención. Ojalá me fuese posible, volver como no hechos mis pecados, mi frialdad y todas las irreverencias, conque yo te he ofendido a ti. Mírame aquí, mi Jesús, postrado frente a ti, yo te ofrezco el amor y las adoraciones ofrecidas por tu Santísima Madre, tus discípulos fieles, todos tus ángeles y tus santos a tu preciosa Sangre. No recuerdes más mi infidelidad y mi frialdad y perdóname todas las ofensas hechas a ti. Rocíame y cúbreme, oh divino Salvador, con tu Sangre preciosa, para que te ame, amor crucificado, desde ahora y para siempre, para ser así digno del Precio de Nuestra Redención. Amén. Consagración del hogar 162 Señor de la misericordia que bendices y proteges las casas donde está expuesta y honrada tu Sagrada Imagen: Te elegimos hoy, para siempre Señor y protector de esta casa, y te pedimos que te dignes demostrar en ella tu poderoso auxilio, preservándola de las enfermedades, del fuego, del rayo, de las inundaciones, de los terremotos, de los ladrones, de las discordias y de los peligros de la guerra. Bendice y protege a las personas que aquí habitan, y concédeles la paz, una gran fe, verdadero amor a Dios y al prójimo, paciencia en las penas, esperanza en la vida eterna, facilidades de trabajo, empleo y estudio y la gracia de evitar los malos ejemplos, el vicio el pecado, la


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condenación eterna y accidentes.

todas las demás desgracias y

Buenos días, mi amado Dios Padre 163 Buenos días, mi amado Dios Padre. Te doy gracias por el don precioso que me has concedido esta mañana: la de mi vida. El de poder vivir un día más con plenitud y con júbilo. Por favor concédeme hoy la gracia de ser bondadoso y paciente, para poder de ese modo distinguir TU SAGRADA PRESENCIA en toda persona con quién me encuentre. Cierra mis oídos, Dios Padre, a todo chisme. Sella mis labios para no juzgar ni criticar, para que así mis palabras bendigan a todos aquellos que se encuentren a mi alrededor, impartiendo TU CALOR a los corazones más fríos. Que mis acciones sean tan JUSTAS, mis sentimientos tan TIERNOS, mi conducta tan HUMILDE, siendo completamente fiel a Tu santa voluntad, para que yo sea a través de este día un reflejo de TU MISERICORDIA y amor celestial. Amén. Ofrecimiento de vida 164 Mi amado Jesús, delante de las personas de la Santísima Trinidad, y delante de nuestra madre del cielo y toda la corte celestial, ofrezco según las intenciones de tu corazón eucarístico y las del Inmaculado Corazón de Maria Santísima, toda mi vida y mientras viva, todas mis santas misas, comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos, uniéndolos a los méritos de tu santísima sangre y tu muerte de cruz, para adorar a la gloriosa Santísima Trinidad, para ofrecer le reparación por nuestras ofensas, por la unión de nuestra santa madre iglesia, - por nuestros sacerdotes, por buenas vocaciones sacerdotales y por todas las almas hasta el fin del mundo. Recibe, Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme gracia para perseverar en él fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.


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Acto de consagración a Jesús Misericordioso 165 Oh Jesús misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que supera a todas tus obras, me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de tu gracia y de tu amor que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Mas, Tú me protegerás como cosa tuya, pues, todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el universo de tu Misericordia, a fin que poniendo toda su esperanza en Ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amén. Esta noche tuve un sueño 166 Esta noche tuve un sueño que en aquel monte Calvario tres cruces yo vi clavar y en la más alta de ellas yo te vi crucificar. Esa divina frente, te vi sangrar. Esa divina espalda, te vi azotar. Esas divinas manos, te vi clavar. Esos divinos pies, te vi clavar. Ese divino pecho, te vi sangrar. Esa divina boca, te vi destemplar con hiel y vinagre. Sí madre, todo lo que he dicho es pura verdad. Quien esta oración rezare todos los meses del año, indulgencias ganará como hierbas tiene el campo, como arenas tiene el mar, como estrellas tiene el cielo. A la hora de su muerte el demonio no sabrá las puertas del infierno cerradas las hallará


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y las del paraíso, abiertas para entrar a la gloria. Tres horas antes que muera verá a la Virgen sentado en su cabecera, para que en sus brazos muera; Si el que lo sabe no la reza o el que la oye no lo aprende, el día del juicio sabrá, lo que esta oración contiene.(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)


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OCTAVA PARTE ANEXOS

Anexo A HOMILÍA DE S.S. JUAN PABLO II EN LA CANONIZACIÓN DE SOR FAUSTINA KOWALSKA 8 Ciudad del Vaticano, 30 de abril de 2000. Confitemini Domino quoniam bonus, quoniam in saeculum misericordia eius. "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia" (Sal. 118, 1). Así canta la Iglesia en la octava de Pascua, casi recogiendo de labios de Cristo estas palabras del Salmo; de labios de Cristo resucitado, que en el Cenáculo da el gran anuncio de La Misericordia Divina y confía su ministerio a los Apóstoles: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos." (Jn 20, 21-23) Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado. Es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la 8

cfr www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/2000/documents/hf_jpii_hom_20000430_faustina_sp.html


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que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De este corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo: "Estos dos haces -le explicó Jesús mismo- representan la sangre y el agua" (Diario, 299). 1 ¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista San Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39). La Misericordia Divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: "(...) Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia Mismos" pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, 1074). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón? Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La Divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia.


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Jesús dijo a sor Faustina: "(...) La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. 2 ¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de La Misericordia Divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio. Pero, como sucedió con los Apóstoles, es necesario que también la humanidad de hoy acoja en el cenáculo de la historia a Cristo resucitado, que muestra las heridas de su crucifixión y repite: "Paz a vosotros". Es preciso que la humanidad se deje penetrar e impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. El Espíritu sana las heridas de nuestro corazón, derriba las barreras que nos separan de Dios y nos desunen entre nosotros, y nos devuelve la alegría del amor del Padre y la de la unidad fraterna. 3 Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de "Domingo de La Misericordia Divina". A través de las diversas lecturas, la liturgia parece trazar el camino de la misericordia que, a la vez que reconstruye la relación de cada uno con Dios, suscita también entre los hombres nuevas relaciones de solidaridad fraterna. Cristo nos enseñó que "el hombre no


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sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a "usar misericordia" con los demás: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7)" (Dives in misericordia, 14). Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales. Su mensaje de misericordia sigue llegándonos a través del gesto de sus manos tendidas hacia el hombre que sufre. Así lo vio y lo anunció a los hombres de todos los continentes sor Faustina, que, escondida en su convento de Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia: "Misericordias Domini in aeternum cantabo". 4 La canonización de sor Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio. Lo transmito a todos los hombres para que aprendan a conocer cada vez mejor el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de los hermanos. El amor a Dios y el amor a los hermanos son efectivamente inseparables, como nos lo ha recordado la primera carta del apóstol san Juan: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos" (1 Jn 5, 2). El Apóstol nos recuerda aquí la verdad del amor, indicándonos que su medida y su criterio radican en la observancia de los mandamientos. En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!


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En la medida en que la humanidad aprenda el secreto de esta mirada misericordiosa, será posible realizar el cuadro ideal propuesto por la primera lectura: "En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía" (Hch 4, 32). Aquí la misericordia del corazón se convirtió también en estilo de relaciones, en proyecto de comunidad y en comunión de bienes. Aquí florecieron las "obras de la misericordia", espirituales y corporales. Aquí la misericordia se transformó en hacerse concretamente "prójimo" de los hermanos más indigentes. 5 Sor Faustina Kowalska dejó escrito en su Diario: "Experimento un dolor tremendo cuando observo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón; llevo en mi corazón sus angustias, de modo que me destruyen también físicamente. Desearía que todos los dolores recayeran sobre mí, para aliviar al prójimo". ¡Hasta ese punto de comunión lleva el amor cuando se mide según el amor a Dios! En este amor debe inspirarse la humanidad hoy para afrontar la crisis de sentido, los desafíos de las necesidades más diversas y, sobre todo, la exigencia de salvaguardar la dignidad de toda persona humana. Así el mensaje de La Misericordia Divina es, implícitamente, también un mensaje sobre el valor de todo hombre. Toda persona es valiosa a los ojos de Dios, Cristo dio su vida por cada uno, y a todos el Padre concede su Espíritu y ofrece el acceso a su intimidad. 6 Este mensaje consolador se dirige sobre todo a quienes, afligidos por una prueba particularmente dura o abrumados por el peso de los pecados cometidos, han perdido la confianza en su vida y han sentido la tentación de caer en la desesperación. A ellos se presenta el rostro dulce de Cristo y hasta ellos llegan los haces de luz que parten de su corazón e iluminan, calientan, señalan el camino e infunden esperanza. ¡A cuántas almas ha


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consolado ya la invocación "Jesús, en Ti confío" (Diario, 47), que la Providencia sugirió a través de sor Faustina! Este sencillo acto de abandono a Jesús disipa las nubes más densas e introduce un rayo de luz en la vida de cada uno. 7 "Misericordias Domini in aeternum cantabo" (Sal 89,2). A la voz de María santísima, la "Madre de la Misericordia", a la voz de esta nueva santa, que en la Jerusalén celestial canta la misericordia junto con todos los amigos de Dios, unamos también nosotros, Iglesia peregrina, nuestra voz. Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la Misericordia Divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado y decimos con firme esperanza: "Cristo, Jesús, en Ti confío".


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Anexo B DECRETO POR EL QUE SE ENRIQUECEN CON INDULGENCIAS ACTOS DE CULTO EN HONOR DE LA MISERICORDIA DIVINA9 Se enriquecen con indulgencias actos de culto realizados en honor de La Misericordia Divina en el segundo domingo de Pascua. "Tu misericordia, oh Dios, no tiene límites, y es infinito el tesoro de tu bondad..." (Oración después del himno “Te Deum”) y “Dios nuestro, que con tu perdón y tu misericordia nos das la prueba más delicada de tu omnipotencia...” (Oración colecta del domingo XXVI del Tiempo Ordinario), canta humilde y fielmente la santa Madre Iglesia. En efecto, la inmensa condescendencia de Dios, tanto hacia el género humano en su conjunto como hacia cada una de las personas, resplandece de modo especial cuando el mismo Dios todopoderoso perdona los pecados y las fallas morales, y readmite paternalmente a los culpables a su amistad, que merecidamente habían perdido. Así, los fieles son impulsados a conmemorar con íntimo afecto del alma los misterios del perdón divino y a celebrarlos con fervor, y comprenden claramente la suma conveniencia, más aún, el deber que el pueblo de Dios tiene de alabar, con formas particulares de oración, La Misericordia Divina, obteniendo al mismo tiempo, después de realizar con espíritu de gratitud, las obras exigidas y de cumplir las debidas condiciones, los beneficios espirituales derivados del tesoro de la Iglesia. "El Misterio Pascual es el culmen de esta revelación y actuación de la misericordia, que es capaz de justificar al hombre, de restablecer la justicia en el sentido del orden salvífico querido por Dios 9

cfr.

www.vatican.va/roman_curia/tribunals/apost_penit/documents/rc_trib_ap pen_doc_20020629_decree-ii_sp.html


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desde el principio para el hombre y, mediante el hombre, en el mundo" (Dives in misericordia, 7) La Misericordia Divina realmente sabe perdonar incluso los pecados más graves, pero al hacerlo impulsa a los fieles a sentir un dolor sobrenatural, no meramente psicológico, de sus propios pecados, de forma que, siempre con la ayuda de la gracia divina, hagan un firme propósito de no volver a pecar. Esas disposiciones del alma consiguen efectivamente el perdón de los pecados mortales cuando el fiel recibe con fruto el sacramento de la Penitencia o se arrepiente de los mismos mediante un acto de caridad perfecta y de dolor perfecto, con el propósito de acudir cuanto antes al mismo sacramento de la Penitencia. En efecto, nuestro Señor Jesucristo, en la parábola del hijo pródigo, nos enseña que el pecador debe confesar su miseria ante Dios, diciendo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo" (Lc 15, 18-19), percibiendo que ello es obra de Dios: "Estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado" (Lc 15, 32) Por eso, con próvida solicitud pastoral, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, para imprimir en el alma de los fieles estos preceptos y enseñanzas de la fe cristiana, impulsado por la dulce consideración del Padre de las misericordias, ha querido que el segundo domingo de Pascua se dedique a recordar con especial devoción estos dones de la gracia, atribuyendo a ese domingo la denominación de "Domingo de La Misericordia Divina" (cf Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, decreto Misericors et miserator, 5 de mayo de 2000) El evangelio del segundo domingo de Pascua narra las maravillas realizadas por nuestro Señor Jesucristo el día mismo de la Resurrección en la primera aparición pública: << Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con ustedes.


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Como el Padre me envió, también yo los envío". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”>> (Jn 20,19-23) Para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria, como se indicará más abajo, para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos. De esta forma, los fieles vivirán con más perfección el espíritu del Evangelio, acogiendo en sí la renovación ilustrada e introducida por el concilio ecuménico Vaticano II: <<Los cristianos, recordando la palabra del Señor "En esto conocerán que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros" (Jn 13, 35), nada pueden desear más ardientemente que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual. (...) Quiere el Padre que en todos los hombres reconozcamos y amemos eficazmente a Cristo, nuestro hermano, tanto de palabra como de obra>> (Gaudium et spes, 93) Por eso, el Sumo Pontífice, animado por un ardiente deseo de fomentar al máximo en el pueblo cristiano estos sentimientos de piedad hacia La Misericordia Divina, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello pueden esperarse, en la audiencia concedida el día 13 de junio de 2002 a los infrascritos responsables de la Penitenciaría apostólica, se ha dignado otorgar indulgencias en los términos siguientes: Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que,


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en el domingo segundo de Pascua, llamado de La Misericordia Divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de La Misericordia Divina, o al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti") Se concede la indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas. Además, los navegantes, que cumplen su deber en la inmensa extensión del mar; los innumerables hermanos a quienes los desastres de la guerra, las vicisitudes políticas, la inclemencia de los lugares y otras causas parecidas han alejado de su patria; los enfermos y quienes los asisten, y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de La Misericordia Divina si con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, rezan, frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti") Si ni siquiera eso se pudiera hacer, en ese mismo día podrán obtener la indulgencia plenaria los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las


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tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria, Los sacerdotes que desempeñan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de La Misericordia Divina, después de la celebración de la Santa Misa o de las Vísperas, o durante un acto de piedad en honor de La Misericordia Divina, dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo de las oraciones antes indicadas; por último, dado que son "Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7), al impartir la catequesis, impulsen a los fieles a hacer con la mayor frecuencia posible obras de caridad o de misericordia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo, como se indica en la segunda concesión general del "Enchiridion Indulgentiarum". Este decreto tiene vigor perpetuo. No obstante cualquier disposición contraria. Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles. Luigi DE MAGISTRIS Arzobispo titular de Nova Pro-penitenciario mayor Gianfranco GIROTTI, o.f.m. conv. Regente


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Anexo C GUÍA PRÁCTICA PARA LA CELEBRACIÓN DEL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA10 1.

Preparación personal previa: a) Iniciar la Novena a La Divina Misericordia el día Viernes Santo. Al hacerlo, resulta ideal recordar las palabras de Nuestro Señor a Santa Faustina: “Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias” (Diario, 796) b) Confesarse el propio Domingo de La Divina Misericordia, o bien, de resultar necesario, en la víspera más cercana, a fin de estar en estado de gracia para este día. Al hacerlo, resulta ideal recordar las palabras de Nuestro Señor a Santa Faustina: “...Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mi Misericordia…” (Diario, 1109)

2. Preparación del templo para el día de la celebración: Preparar un altar para la Imagen de La Divina Misericordia para acoger así el deseo de Nuestro Señor: “...Deseo que esta Imagen sea expuesta en público el primer domingo después de la Pascua de Resurrección. Ese domingo es la Fiesta de la Misericordia. A través del Verbo Encarnado doy a conocer el abismo de Mi Misericordia” (Diario, 88) 10

Texto presentado como Anexo D “La Espiritualidad de Santa Faustina y Las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia” www.santafaustina.org


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3.

Actividades para la celebración solemne: a) Bendecir solemnemente la Imagen de La Divina Misericordia para acoger así el deseo de Nuestro Señor: “Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 49) b) Venerar la Imagen de La Divina Misericordia para acoger así el deseo de Nuestro Señor: “…por eso quiero que la imagen sea bendecida solemnemente el primer domingo después de la Pascua de Resurrección y que se la venere públicamente para que cada alma pueda saber de ella…” (Diario, 341) Recordar que Nuestro Señor solicitó la veneración de esta imagen desde el 22 de febrero de 1931 cuando le ordenó a Santa Faustina pintar la imagen: “Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero” (Diario, 47); indicándole en otra ocasión: “pido se rinda culto a Mi misericordia con la solemne celebración de esta Fiesta y con el culto a la imagen que ha sido pintada. A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742) Una forma efusiva de venerar la imagen puede consistir en organizar una procesión con ella, una vez que haya sido bendecida. Los fieles procederán a recibir la imagen con júbilo,


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lanzándole flores a su paso. Una vez concluida la procesión, la imagen quedará colocada en su altar para permanecer expuesta a los fieles. c) Rendir culto a la Misericordia de Dios en el día de Su Fiesta, adorándola y glorificándola, mediante: • • •

El rezo de la Corona a La Divina Misericordia El rezo de las Letanías a La Divina Misericordia Lecturas y reflexiones; cantos y alabanzas; en torno al tema de La Divina Misericordia. El Diario de Santa Faustina nos ofrece material valiosísimo para este propósito. La exposición del Santísimo, a discreción del cura párroco.

Al hacerlo, resulta ideal tener muy presente que Nuestro Señor ha prometido que “… En este día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias…”. (Diario 699) y que “...Esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero” (Diario, 1517) 4.

Celebración de la Santa Misa. En consistencia con el día que se celebra, el tema central de la homilía debe ser el tema de la Misericordia de Dios. Recomendamos, como referencia e ilustración, la lectura de la homilía pronunciada por el Santo Padre el Domingo 30 de Abril del Año Jubilar 2000, con motivo de la institución oficial del Domingo de La Divina Misericordia y canonización de Santa Faustina. Dicha homilía se encuentra como anexo A en este trabajo


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Cuando los sacerdotes hablan este día de la Misericordia de Dios, están complaciendo los deseos que Nuestro Señor le manifestara a Santa Faustina: “…Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita…” (Diario, 570). En otra ocasión le dijo dirigiéndose a su sacerdote confesor: “Pide a Mi siervo fiel que en aquel día hable al mundo entero de esta gran misericordia Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas”. (Diario, 300) Resulta ideal en este punto recordar la promesa de Nuestro Señor a Santa Faustina: “Hija Mía, no dejes de proclamar Mi misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (Diario, 1521). 5.

Rito para conceder la obtener la Indulgencia Plenaria en este día. Nuestra Santa Iglesia Católica, acogiendo el deseo del Santo Padre, nos concede en este gran día la posibilidad de obtener la Indulgencia Plenaria. Al hacerlo, la Iglesia acoge el deseo manifestado por Nuestro Señor a Santa Faustina: “… El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas… ”. (Diario, 699)


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El decreto promulgado en la Sede de la Penitenciaría Apostólica el día 29 de junio del 2002, en las solemnidades de San Pedro y San Pablo, hace un llamado para que los sacerdotes "dirijan con la dignidad propia del rito" las oraciones que permitan a sus feligreses obtener las indulgencias que nos ofrece la Iglesia en este día. El texto completo de este decreto puede ser encontrado como anexo B de este trabajo. Dicho decreto consigna las condiciones que establece la Iglesia para conceder la indulgencia plenaria: a) Confesión sacramental b) Comunión eucarística c) Oración por las intenciones del Sumo Pontífice. Estas oraciones consisten en el Padrenuestro, el Ave María, el Gloria, y el Credo. d) Participación, en cualquier iglesia u oratorio, en los actos de piedad realizados en honor a La Divina Misericordia, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial. O, al menos rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús Misericordioso (por ejemplo: Jesús misericordioso, en Ti confío).


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BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES ELECTRÓNICAS Centro de Difusión de La Divina Misericordia http://misericordia.webcindario.com/index.htm misericordia777@msn.com Coronilla de La Divina Misericordia Voluntarios del “Faustinum” Asociación de Apóstoles de La Divina Misericordia. Basílica de Nuestra Señora del Roble Monterrey N.L. México. Decreto por el que de enriquecen con indulgencias actos de culto en honor de La Misericordia Divina Penitenciaría Apostólica, el 29 de junio de 2002 www.vatican.va/roman_curia/tribunals/apost_penit/docume nts/rc_trib_appen_doc_20020629_decree-ii_sp.html Devoción a La Divina Misericordia EWTN, La Red Global Católica www.ewtn.com/spanish/prayers/Misericordia/divina_miseric ordia.htm Diario “La Divina Misericordia en mi alma” ISBN 1-59614-107-7 Editorial Padres Marianos, Segunda edición revisada, primera impresión 2004. Edición popular. Association of Marian Helpers, Stockbridge, MA 01263, USA. www.marian.org Teléfono 1-800-462-7426 Directorio sobre la piedad popular y la liturgia Principios y orientaciones Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Ciudad del Vaticano 2002 www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccdds/docume nts/rc_con_ccdds_doc_20020513_vers-direttorio_sp.html


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Divina Misericordia Mensaje de Jesús Misericordioso Foyer Nuestra Señora del Carmen Tomé Chile Divina Misericordia Aci Digital (Perú) www.aciprensa.com/fiestas/misericordia/index.html El Santo Rosario www.theholyrosary.org/indexspa.html El señor de la misericordia. Santa Faustina, secretaria de La Divina Misericordia www.apostolat.org/a-n-e/art2num2.html El libro de mis oraciones Heriberto Jacobo M. Edición 145ª 2001 Ediciones Paulinas S.A. de C.V. Encíclica DIVES IN MISERICORDIA sobre La Misericordia Divina Juan Pablo II 30 de Noviembre 1980 www.vatican.va/edocs/ESL0034/_INDEX.HTM Grupo de Difusión de La Divina Misericordia Ciudad de Buenos Aires Argentina www.divinamisericordia.org Homilía del Santo Padre Juan Pablo II en la Misa de Canonización de Sor María Faustina Kowalska 30 de abril del 2000 www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/2000/doc uments/hf_jp-ii_hom_20000430_faustina_sp.html La Divina Misericordia Asociación de Auxiliares Marianos Stockbridge, MA 01263-0004 www.marianos.net/divina.html


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La Divina Misericordia Católico: tu página Web http://usuarios.lycos.es/jfpcorrea/catolicpag13.html La espiritualidad de Santa Faustina y Las nuevas formas de culto a La Divina Misericordia www.santafaustina.org San José, Costa Rica La Sagrada Biblia María Faustina Kowalska, apóstol de La Divina Misericordia Biografía presentada por la Santa Sede en su página web www.vatican.va/news_services/liturgy/documents/ns_lit_do c_20000430_faustina_sp.html Oración de curación física y oración por curación interior Emiliano Tardif y José H. Prado Flores Preces y Alabanzas de Liberación Mariano de Zarco, C.M.F. Santa Faustina Secretaria y Apóstol de La Divina Misericordia www.santafaustina.org Un tesoro llamado “El Mensaje de La Divina Misericordia” Extractos del Diario de Santa Faustina www.santafaustina.org San José, Costa Rica


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