...clasificaci贸n de las izquierdas... | Ismael Carvallo
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo I. Examen inicial y propuesta para una ruta de discusión Primer documento de trabajo de una serie que está previsto ir publicando al objeto de poder enfrentar de manera rigurosa la realidad mexicana del presente «La naturaleza de nuestro partido es definida: somos una gran coalición de las clases y de los sectores fundamentales del pueblo mexicano; somos un amplio frente en el que combaten todas las organizaciones, los grupos y los ciudadanos empeñados en el progreso independiente y justo de la nación mexicana. Los componentes del partido, diversos, heterogéneos y aparentemente contradictorios, están unidos por principios, no por personas, y el partido ha sabido estimar las luchas justas de cada clase sin romper la unidad de todos, en torno a los grandes objetivos que son raíz, causa y rumbo del [Partido].» Informe de Martínez Domínguez a la III Asamblea Nacional del PRI, 1969 {1} I Comentarios preambulares La situación en la que está inscrito el siguiente Documento de Trabajo puede definirse mediante las siguientes consideraciones generales. 1. Lo que sigue es una propuesta de esquema de trabajo de lo que habrá de ser un primer tratamiento crítico al que, desde coordenadas materialistas, me propongo someter un material histórico político e ideológico centrado en torno al fenómeno político de la izquierda en México en el siglo XX. Se trata de un primer tratamiento, acaso en un sentido conspectivo, que habrá de ser complementado con el análisis y clasificación de la izquierda mexicana en el siglo XIX, y con futuros trabajos derivados de los comentarios y debates que, espero, este documento suscite. 2. Mi propósito obedece fundamentalmente a una urgencia política –en el verano de 2006 tendrán lugar las elecciones federales en México, Presidencia de la República y Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, entre ellas–, urgencia que se traduce dialécticamente en una necesidad filosófica. Por que sostengo, y aquí va mi tesis, que el descontrol, desparpajo y gratuidad con los que se opina y critica desde, por o con relación a lo que es, ha sido y debe ser «la izquierda» en México, son de tal magnitud que el debate está convirtiéndose en algo accesorio y sin importancia respecto del curso político que sigue la nación, y, a mi juicio, es sólo a escala filosófica como podrá dibujarse, aunque sea por lo pronto de forma aproximada y esbozada, un sistema que clarifique de alguna manera lo que aquí traemos entre manos.
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo 3. Los argumentos en torno de lo que es «la verdadera izquierda» son tan variados y descontrolados que pueden ir de lo ridículo y pueril: «La derecha sirve para inaugurar puentes y obras públicas de beneficencia a la industria automotriz, no para inaugurar el Metrobús para los de a pie», Marcos Rascón, '¿Qué es ser de derecha?', en La Jornada del 23 de agosto, 2005 {2}; a la colindancia con el mito de Mariano Azuela, es decir, el mito de «los de abajo»: las tesis neozapatistas del EZLN y el Subcomandante Marcos según las cuales, frente a «los de arriba», sólo estando con los oprimidos, desde abajo y dándole la espalda al «Poder» y renunciando radicalmente a él se puede ser de izquierda; tesis que, en todo caso, es de factura anarquista y maoísta. Aparecen, por otro lado, opiniones desprovistas de todo fundamento y consistencia filosófica como aquellas desde las que se sostiene que «la izquierda es, ante todo, una actitud ética»: Demetrio Sodi, Senador, en principio, por el PRD, pero que ha renunciado a ese partido por discrepancias en función de su aspiración a la Jefatura de Gobierno del DF es de los que, entre otros, sostiene la tesis absurda y gratuita según la cual «ser de izquierda» es «ser ético». Curiosamente, ahora que busca el apoyo de otros partidos para su candidatura se ha acercado al PAN, partido de la denominada centro-derecha, justificando dicho acercamiento instalado en la tesitura de que lo que lo une con ese partido son sus «coincidencias éticas». También suele darse el infortunio público en el que, desde la cursilería más ramplona, se buscan justificaciones ad hoc (la izquierda como fuente de nobles sentimientos): una ex dirigente política que protagonizó un escándalo público reciente redactó sus memorias bajo el título Con todo el corazón; una historia personal desde la izquierda, publicación que de suyo es irreprochable pero cuyo nombre la ubica en las antípodas de La acumulación del capital de Rosa Luxemburgo o Sobre la Revolución de Hanna Arendt, pongamos por caso. Es común encontrarse también con posiciones que descansan en el voluntarismo subjetivo («la esperanza o el optimismo como principio político»), en el tautologismo político («la verdadera izquierda, ante todo y fundamentalmente, soy yo»; «soy de izquierda por que no soy de derecha») y en la oscuridad y confusión ideológica, como sucede con algunos partidos de corta vida que adoptan nombres sui generis para evadir la definición de todo aquello que atañe a su suscripción ideológica y permitir, así, que todo cuele: es el caso de un partido extinto –aunque al parecer no de forma definitiva– que bajo el ridículo pero, sobre todo, oscuro y confuso nombre de México Posible buscó posicionarse como una «alternativa socialdemócrata», representante de una supuesta «izquierda moderna y moderada», acorde con los «nuevos tiempos», los «nuevos retos», la diversidad y la pluralidad del «México moderno que todos queremos»; frases carentes de contenido político objetivo que pueden ser dichas por cualquiera, como fue el caso de Martínez Domínguez en la III Asamblea Nacional del PRI en 1969 o como es el caso del actual presidente de México, Vicente Fox, en cualquiera de sus spots publicitarios o en su último Informe de Gobierno.
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo También son abundantes los casos en los que se acude gratuitamente a modas internacionales: la «tercera vía» de Giddens {3}, o la identificación de Felipe González o Rodríguez Zapatero como paladines de la «izquierda moderna»: 'México necesitaba en este punto de la transición un planteamiento de izquierda con el estilo, los modos y las formas del socialismo español de Felipe González', Sabino Bastidas en su articulillo Una izquierda alternativa, que aparece en el periódico Milenio del 24 de Octubre de 2004{4}. Pero acaso lo que es ya dramático y angustiante, es el espasmo ideológico en el que se inscriben el arrepentimiento y el terror más desesperado por alejarse, negar o siquiera mencionar, muchas veces desde la más rotunda y supina ignorancia, la palabra prohibida por el Index de lo democráticamente correcto: marxismo. En efecto, según muchos, o casi todos, el marxismo es algo arcaico, pasado de moda, acaso algo de la década de los 70, por lo que ahora, y según ellos, hay que buscar que la izquierda sea «moderna»: hay partidos en permanente estado de renovación y de un ligerísimo y alegre (light) sello socialdemócrata (ligereza y simplismo que les da margen para cualquier cosa) que se autodefinen como partidos de «izquierda moderna y de causas» (¡¿ ?!). Esto no es más que la muestra contundente del desconocimiento que, en términos filosóficos, abunda – digamos que se trata de un analfabetismo filosófico crónico–, por que ¿acaso no está Karl Marx en la cumbre de la modernidad? ¿Acaso no es verdad que, como sostiene Bueno, «en algún sentido todos somos hoy marxistas» así como somos darwinistas o aristotélicos? Por que, en sentido estricto, habría que decir entonces que «es necesario hacer que la izquierda, en tanto que debe alejarse del marxismo, sea posmoderna». Lo cual no es que sea ya una ridiculez (aunque cuando tesis como esta son defendidas por intelectuales críticos snobs, sí que lo es) sino una suscripción precisa a la estructura ideológica del presente: la del fin de los «grandes relatos»: la revolución, el marxismo y el socialismo, pero para abrirle paso a los grandes relatos del imperio americano, la OTAN, del Banco Mundial, el FMI y sucedáneos, revestidos del manto sublime del humanismo democrático y pacifista de cuño kantiano. 4. En una primera aproximación, observamos de inmediato el síntoma del mito de la izquierda: prácticamente todos (salvo excepciones como Modonessi –La crisis histórica de la izquierda socialista en México– o Rodríguez Araujo –Izquierdas e izquierdismo–) hablan de «la izquierda» en su acepción unívoca y esencial, como una entidad sustantivada respecto de la cual no ha habido más que desviaciones en función de un núcleo esencial cuyas claves sólo las conocen un grupo de privilegiados (acaso los fundadores de algún partido político o los abnegados militantes de toda la vida) o, en el límite, por un demiurgo metafísico. Ante tal confusión debemos adelantar desde ya la misma tesis que Bueno plantea, a saber: no existe la izquierda, en singular, sino las izquierdas, y éstas, por lo general, han estado, como en Europa, en conflicto permanente a lo largo de toda su evolución histórica. Quien hable desde una supuesta izquierda, en singular, estará acaso engañándose a sí mismo pero,
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo sobre todo, estará engañando a los demás. Por lo que, quien lo hace, tendrá entonces que definir de inmediato, si es que busca algún grado de consistencia ideológica y política, a qué corriente de izquierda pertenece o qué coordenadas históricas objetivas suscribe: la izquierda magonista, la izquierda liberal de Madero, la zapatista, la izquierda marxista –sea de la línea del Partido Comunista Mexicano, la de Lombardo Toledano o la de José Revueltas–, la izquierda cardenista, la castillista (Heberto Castillo y el Partido Mexicano de los Trabajadores), la perredista (Partido de la Revolución Democrática) –y dentro de éste la línea neo-cardenista (Cuauhtémoc Cárdenas) o la línea lopezobradorista (Andrés Manuel López Obrador)– o la izquierda neozapatista del EZLN, &c. 5. Por otra parte, constatamos la existencia de dos componentes que, en el abordaje del material histórico sobre las izquierdas en México, complican el panorama: por un lado está la crisis misma en la que, en la perspectiva mundial, se encuentran las izquierdas; crisis hacia cuya sistematización y clarificación está dirigido el libro de Gustavo Bueno El mito de la izquierda o el de Octavio Rodríguez Araujo Izquierdas e izquierdismo. De la Primera Internacional a Porto Alegre (Siglo XXI, México 2002). Es indudable que un abordaje de las izquierdas en México debe estar inscrita en las coordenadas y evolución histórica de las izquierdas mundiales; en todo caso, un posible trabajo futuro podría desarrollarse desde una perspectiva que busque esclarecer los procesos de recepción en México –y América Latina– de las ideas y las corrientes históricas mundiales de la izquierda (Sendero Luminoso de Perú, pongamos por caso, no puede entenderse sino como una derivación en clave «maoísta», encabezada por Abigael Guzmán, de la línea mariateguista del Partido Comunista peruano; Gastón García Cantú en su libro El socialismo en México. Siglo XIX –Era, México 1969– elabora un interesantísimo análisis de la relación dada, por ejemplo, entre Saint-Simon y Benito Juárez, o entre Proudhon y Melchor Ocampo). El otro componente se relaciona con la izquierda en América Latina. Desde esta perspectiva habrá de encontrarse una relación orgánica entre las corrientes políticas de la izquierda mexicana y las latinoamericanas, ya sea en función de hechos históricos fundamentales: revolución mexicana, revolución cubana, gobierno de unidad popular en Chile, revolución sandinista, gobierno bolivariano en Venezuela o gobierno petista en Brasil; sea en función de líderes políticos: Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata, Sandino, Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Lázaro Cárdenas, Francisco J. Mújica, Vicente Lombardo Toledano, el Che Guevara, Fidel Castro, Daniel Ortega, Salvador Allende, Hugo Chávez, Lula, Valentín Campa, Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo o Andrés Manuel López Obrador; sea en función de teóricos e intelectuales imprescindibles: José Revueltas, José Carlos Mariátegui, Lombardo Toledano, Narciso Bassols, Rodney Arismendi, Enrique Semo, Pablo González Casanova, Gastón García Cantú, José Ingenieros, José Aricó, Atilio Borón, Emir Sader, Juan Carlos Portantiero, Enrique Dussel, Julio Antonio Mella, Jorge Abelardo Ramos, Carlos Nelson Coutinho, Adolfo Sánchez Vázquez, &c.
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo 6. Esta primera aproximación a la cuestión, sin embargo, no tendrá como ejes centrales de su análisis los dos componentes que se acaban de exponer, sin perjuicio de que, como no puede ser de otra manera, serán tocados acaso tangencialmente (la distinción entre izquierda definida e izquierda indefinida de Bueno será sin duda utilizada; el marxismo de José Revueltas no puede entenderse sin entender al mismo tiempo el marxismo de José Carlos Mariátegui). Mi propuesta es otra, y consiste en lo siguiente: buscaré clasificar, como punto de partida y para orientar el rumbo de futuros trabajos y debates, a las corrientes históricas de la izquierda mexicana en función de su dialéctica interna, una dialéctica con determinaciones que sin duda desbordan su inmanencia, pero cuya clarificación es considerada aquí como punto de arranque imprescindible para lograr entender con la mayor precisión y consistencia filosófica posible su fenomenología política. II Los ejes coordenados de esta crítica son propios del materialismo filosófico Los ejes coordenados sobre los que este análisis habrá de desdoblarse se derivan de tres directrices centrales de la teoría filosófico política del materialismo filosófico (MF), a saber:
a. El Estado como criterio político fundamental. En virtud de este criterio se clasificará a las distintas corrientes de izquierda según su naturaleza definida políticamente o indefinida políticamente. b. La teoría del Estado del MF, específicamente la tesis central según la cual, para decirlo de algún modo, todo Estado tiende objetivamente (por cuanto a las contradicciones materiales dadas en su seno) a la expansión. Esta expansión se desdobla con arreglo a tres fases: la fase pre-estatal, la fase estatal y la fase pos-estatal (la fase propiamente imperial), y en función de un criterio decisivo: la dialéctica de clases no antecede al Estado sino que se configura por su través; por tanto, el motor de la historia es la dialéctica de Estados (sobre todo imperiales) y sólo inscrita en ésta es que se da la lucha de clases, pero no al revés.
c. El materialismo como sistema de coordenadas filosóficas enfrentadas dialécticamente con las del idealismo filosófico. Implantando este criterio en el terreno político habrán de darse posturas, ya sea en ejercicio o en representación, desde un materialismo político y otras dadas desde un idealismo o formalismo político. III La idea que define a todas las izquierdas mexicanas es la idea de Revolución
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo En este documento quiero defender la tesis de que la idea de Revolución es la característica definitoria de las corrientes históricas de la izquierda que, en el siglo XX, se han dado en México (en el siglo XIX deberá de aplicarse el mismo criterio). Definiríamos aquí a la idea de Revolución como un proceso de racionalización práctica del Estado, pero una racionalización que se distancia críticamente de la racionalización propuesta por las teorías de la elección racional propias de la ciencia política de ascendencia norteamericana, vertebradas en función del individualismo metodológico de Popper (la «sociedad abierta y sus enemigos», es decir, Marx y el comunismo), el descripcionismo neopositivista y en el liberalismo político de John Rawls, cuya implantación política se resume en la «tecnocracia» como metodología política y que, por tanto, están cargadas de la más densa ideología. {5} La racionalización a la que me refiero es aquella destinada a la organización objetiva, pública, de instituciones y de marcos normativos (jurídicos, políticos, morales) que orienten la práctica social y política y que posibilitan el orden y la duración de una sociedad histórica dada. El contexto político, entonces, en el que está dibujada la dialéctica izquierda / derecha en México en el siglo XX es la Revolución Mexicana, en función de cuyo contenido, sentido, alcance, consistencia y método se desdoblan las distintas corrientes de la izquierda: el monopolio del poder político, la democracia electoral («sufragio efectivo no reelección), la propiedad de la tierra, el papel de los capitales, las formas de producción y la relación misma del Estado frente al conflicto capital-trabajo. De este modo nos encontramos con las corrientes de radicalización de la Revolución (la propuesta por el magonismo; la crítica de Zapata al carácter moderado de la revolución de Madero y en función del cual elaboran el Plan de Ayala como contrapunto del Plan de San Luis; Lucio Blanco y Francisco J. Mújica con Carranza en 1913; la consumación de la revolución con la nacionalización del petróleo por Cárdenas en 1938); la teoría de la Revolución de Luis Cabrera: «la Revolución es la revolución»; la crítica que desde el marxismo leninismo se hace a la naturaleza democrático-burguesa de la Revolución Mexicana (como es el caso de José Revueltas y el Partido Comunista Mexicano); la propuesta de la cuarta revolución hacia cuya realización habría de dirigir todos los esfuerzos (tesis de Vicente Lombardo Toledano según la cual, a las tres revoluciones mexicanas: la de Independencia, la de Reforma y la social de 1910, sucederá la cuarta revolución: la socialista); la idea de la interrupción de la revolución (tesis de inequívoco sello trotskista: véase La revolución interrumpida de Adolfo Gilly); la idea sui generis de «la revolución hecha gobierno» (Partido Nacional Revolucionario – Partido de la Revolución Mexicana – Partido Revolucionario Institucional) y la idea misma de revolución democrática (Partido de la Revolución Democrática, última fase política del reflujo de las corrientes de izquierda en México formado en 1988-89 en torno de la figura de Cuauhtémoc Cárdenas). Nuestra tesis es que en la evolución histórica de las izquierdas mexicanas, por cuanto a la relación que guardan con la idea de Revolución, se han dado mutaciones en función de los tres ejes sobre los que se dibuja este análisis: la idea de Estado, según la cual la izquierda se ha
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo movido de posiciones de definición política a las de indefinición política; la teoría de las tres fases de la expansión del Estado, según la cual la izquierda varía sus posiciones desde un internacionalismo universal –la URSS– o latinoamericano –bolivarismo– a un nacionalismo étnico, acaso pre-estatal, como el del EZLN, aunque hay que subrayar que sus tesis no son en modo alguno secesionistas; y la distinción dada entre materialismo político e idealismo político: según este criterio, la izquierda mexicana, si acaso en algún momento alguna corriente tuvo claridad respecto de su posición filosófica, se ha desplazado, en todo caso y con total complacencia, a una posición de absoluto idealismo político (fundamentalismo democrático, armonismo, pacifismo, diálogo democrático sublime, tolerancia cultural y multiculturalismo, la izquierda como actitud ética, la izquierda como «aceptación del otro» y de la diversidad, &c.). IV Las corrientes de la izquierda mexicana Identificamos, entonces, tres grandes bloques de corrientes de izquierda en función de tres acepciones de la idea de Revolución, a saber: a) la revolución mexicana, b) la revolución socialista y c) la revolución democrática. La evolución de estas corrientes habrá de ser clasificada en función de tres criterios, a saber, 1. El criterio del Estado, 2. El criterio de la teoría del Estado del MF y 3. El criterio del idealismo político vs. materialismo político. A. La revolución mexicana Tendríamos que comenzar diciendo que, de hecho, la idea de Revolución, con mayúscula, obedece a una instrumentalización ideológica, control de cuyas coordenadas y dirección constituyó un campo de lucha política entre las distintas facciones que confluyeron en un proceso que, en todo caso, encontró un punto de convergencia inicial en la necesidad histórica de destruir el régimen de Porfirio Díaz. Desde una óptica materialista podemos afirmar, entonces, que no hubo una Revolución sino varias revoluciones: la preconizada por los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón (en 1906, en San Luis Missouri, fundan el Partido Liberal Mexicano); la del movimiento político del Centro Antireeleccionista de México, fundado el 22 de mayo de 1909, encabezado por Francisco I. Madero, en donde participaban José Vasconcelos y Luis Cabrera y cuya traducción práctica quedó cifrada en el Plan de San Luis (octubre 5 de 1910) {6}; la del Plan de Ayala de Emiliano Zapata, adicionando cláusulas al Plan de San Luis en torno al problema agrario; la del Plan de Tacubaya, del 31 de octubre de 1911, en el cual, siete días antes de que Madero asumiera la presidencia de la República y en virtud de su supuesta «traición» al Plan de San Luis, se buscaba impedirlo para imponer a Emilio Vázquez Gómez en su lugar; la del Plan
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo de la Empacadora (la rebelión de Pascual Orozco en Chihuahua), del 25 de marzo de 1912; la del Plan de Guadalupe de Venustiano Carranza del 27 de marzo de 1913 contra la dictadura de Victoriano Huerta; la de la Convención de Aguascalientes, 1914, en donde se desconoce a Carranza como Jefe del Estado y que desata la denominada lucha de facciones; la rebelión de Adolfo de la Huerta de 1924 contra el grupo gobernante encabezado por Obregón-Calles {7}, &c., &c., &c. De la enumeración anterior podemos constatar que la encarnizada «lucha de facciones» no es en absoluto un fenómeno dado solamente en la izquierda sino que se nos ofrece como la característica que reviste de forma constitutiva la dialéctica del poder en México. El querer encasillar, por definición, a los partidos de izquierda como conflictivos o como un conjunto de «tribus» en disputa despiadada por el poder no es ni si quiera una argumentación ideológica, es una cínica estrategia electorera, instalada muchas veces en un visceral desprecio de clase, hecha por partidos que, como Acción Nacional (el PAN) o como los autodenominados de «izquierda moderna», pretenden mostrarse como partidos de caballeros, civilizados y modernos, argumentando que «los políticos» (sobre todo los de izquierda o izquierda tradicional) son el problema, que no ofrecen soluciones y que buscan siempre el conflicto y la división del país, haciendo necesario que «los ciudadanos» se auto-organicen y sean participativos; cuando lo que sucede es que el de la política es un plano en el que se traducen objetivamente, al margen de la voluntad subjetiva (sea la de un político de izquierda, de centro o de derecha), contradicciones materiales (económico políticas, históricas) entre medias de cuyas fracturas se instala el Estado y su dialéctica política. En todo caso, las batallas dadas entre las corrientes de izquierda mexicana han estado, aunque no siempre, revestidas de una densa lucha ideológica. Ahora bien, clasificar como de izquierda, en términos ideológico políticos y en función de la idea de revolución como proceso de racionalización práctica del Estado, a todas las corrientes que figuraron en la revolución mexicana es asunto complicado, tanto más cuanto que la naturaleza de los enfrentamientos, prácticamente siempre a muerte, hizo que la urgencia política desplazara a la necesidad ideológica: en cada coyuntura, o había que destronar a un usurpador instalado tras un cuartelazo o un magnicidio, o se agudizaba la lucha de facciones y de líderes; se hacía imperante siempre la urgencia de articular un orden político. Buscando sistematizar de alguna manera, podemos identificar al año 1929 (fundación del Partido Nacional Revolucionario) como punto de quiebre del proceso revolucionario. La dialéctica política que lo antecede queda reflejada, o bien en una serie de planes políticos, encabezados siempre por el líder de alguna facción, o en acontecimientos políticos fundamentales. Planes políticos (antes de 1929) •
Programa del Partido Liberal (hermanos Flores Magón, 1906)
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo •
Plan de San Luis (Francisco I. Madero, 1910)
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Plan de Ayala (Emiliano Zapata, 1911)
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Plan de Guadalupe (Venustiano Carranza, 1913)
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Plan de Agua Prieta, (Plutarco Elías Calles, 1920)
Acontecimientos políticos fundamentales (antes de 1929) •
Convención Revolucionaria (Ciudad de México y luego Aguascalientes, 1914)
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Congreso Constituyente (Querétaro, 1917), Venustiano Carranza
Dialéctica política a partir de 1929 •
Partido Nacional Revolucionario, PNR (Plutarco Elías Calles, 1929)
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Partido de la Revolución Mexicana, PRM (Lázaro Cárdenas)
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Partido Revolucionario Institucional, PRI (Miguel Alemán Velasco)
Teorías de la revolución mexicana La dialéctica interna de la revolución mexicana y su proceso de cristalización política (PNR, PRM, PRI) habrá de ser analizada a la luz de la teoría de la revolución de Luis Cabrera, la de José Vasconcelos, la de Jesús Silva Herzog, la de Jesús Reyes Heroles y la teoría de la ideología de la revolución mexicana de Arnaldo Córdova. B. La revolución socialista La idea de revolución socialista, por otra parte, se nos ofrece como una crítica a las desviaciones de la revolución mexicana; como la concatenación de obstáculos, sean los de la burguesía, sean los del capitalismo, el imperialismo o el oportunismo dentro de la misma izquierda, que obstruyen y corrompen el paso verdadero y necesario de la revolución socialista a ser concretado históricamente por el proletariado. La tesis de José Revueltas (tesis que anuda toda su obra política, pero que fundamentalmente está vertida en Ensayos sobre México{8} y en Ensayo sobre un proletariado sin cabeza {9}), afirma que la revolución mexicana, cristalizada luego en sus modulaciones partidistas (PNR, PRM y PRI), fue un proceso permanente de alienación de la conciencia de clase del proletariado, de modo tal que el problema fundamental para el movimiento marxistaleninista y comunista fue el problema de la inexistencia histórica del verdadero partido de la clase obrera. El proletariado –un «proletariado sin cabeza»– ha sido siempre mediatizado por la burguesía en el curso político de sus fases históricas, la última de las cuales encuentra su sentido preciso en la idea de «revolución hecha gobierno» {10} :
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo «La conciencia burguesa ha descrito una curva en ascenso, desde 1917 a la fecha (1969, I.C.), cuya trayectoria puede trazarse en el esquema general de las fases siguientes: a) de la concurrencia militar de las facciones (lucha armada por el mando), a la concurrencia política dentro de un partido (fundación del PNR); b) de la unidad de las facciones de la «familia revolucionaria» dentro del PNR, a la 'coalición de clases' dentro del PRM (Partido de la Revolución Mexicana, creado durante el periodo presidencial de Cárdenas, a favor de la lucha contra Calles y de la expropiación de la industria petrolera); y c) de la 'coalición de clases' a la hegemonía de la clase burguesa como tal en el proceso histórico y político del país a través del PRI (periodos presidenciales de Ávila Camacho [1940-1946], Miguel Alemán [1946-1952], Ruiz Cortines [1952-1958], López Mateos [1958-1964] y Díaz Ordaz [1964-1970])»{11} Para Revueltas, 1929 fue el año decisivo de la mediatización política de la clase obrera: fundación del Partido Nacional Revolucionario, emisión de la Ley Federal del Trabajo e ilegalización del Partido Comunista Mexicano. Teorías de la revolución socialista Las teorías sobre la revolución socialista mexicana que deben ser revisadas son la de José Revueltas: hacia la formación del verdadero partido del proletariado; la de Lombardo Toledano: teoría de la cuarta revolución; la teoría de Adolfo Gilly: teoría de la revolución interrumpida y la teoría de la revolución de Enrique Semo. 1. Corrientes de la izquierda según la idea de revolución socialista{12} 1. Partido Comunista Mexicano El PCM es el partido que, sin duda, define las coordenadas de la evolución política de las corrientes de la revolución socialista en México. Claves del análisis filosófico político: a. Análisis de los 19 Congresos del PCM: de 1921 a 1981. Contenido político, contenido ideológico, contenido organizativo. b. Dialéctica interna. Escisiones: i. José Revueltas, Partido Obrero Campesino de México, Liga Leninista Espartaco. Crítica filosófica, política e ideológica. ii. Vicente Lombardo Toledano: Confederación de Trabajadores de México (1936), Partido Popular (1948) – Partido Popular Socialista (1959). c. Momentos decisivos: i. 1929: ilegalización (nacimiento del Partido Nacional Revolucionario) ii. 1934: legalización y acercamiento con Lázaro Cárdenas (transformación del PNR en Partido de la Revolución Mexicana)
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo iii.
1958: huelga ferrocarrilera y represión del Estado (López Mateos)
iv.
1961: Movimiento de Liberación Nacional. Relaciones políticas del PCM.
v.
vi. vii. viii.
1968: Movimiento estudiantil. Acercamiento y reclutamiento del PCM. José Revueltas: México 68: Juventud y Revolución. Represión del Estado. Radicalización: guerrilla urbana y popular campesina (Liga comunista 23 de septiembre, Rubén Jaramillo, Partido de los Pobres de Lucio Cabañas, lucha armada de Genaro Vázquez, orígenes del EZLN, EPR). 1973: XVI Congreso del PCM. Única salida: revolución democrática y socialista. 1977: Reforma política de Reyes Heroles: entrada del PCM en el terreno electoral. 1981: XIX Congreso del PCM. Disolución y nacimiento del Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
2. Otras corrientes de izquierda desde la idea de revolución socialista I. Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT): Heberto Castillo a. Nace en 1974. Surge de la disolución del Comité Nacional de Auscultación y Coordinación (en donde participaron Octavio Paz, Carlos Fuentes y Luis Villoro). b. Definición ideológica: distanciamiento del PCM y de la izquierda marxista. No se consideraba un partido socialista sino un partido de los trabajadores (en lugar de la clase obrera). Inspiración en la línea del nacionalismo revolucionario (el cardenismo de Lázaro Cárdenas). c. Principios fundamentales: i. Nacionalismo (soberanía nacional, defensa del petróleo) ii. Propiedad privada: pequeños y medianos empresarios iii. Partido de los trabajadores II. Partido Socialista Unificado de México (PSUM) a. Nace en 1981. Necesidad estratégica: unidad de la izquierda socialista mexicana en función del principio del socialismo democrático. Nace como reconciliación dialéctica de la crisis interna del PCM. b. Principios fundamentales (Pablo Gómez en 1987: «Unidad por la democracia y el socialismo»): i. La democracia como eje estratégico de transformación y lucha política. ii. Énfasis en las demandas concretas y puntuales de reforma constitucional en clave parlamentarista y reforma político electoral (representación proporcional). Acabar con el bipartidismo. iii. Necesidad de articulación unitaria de la izquierda y de la construcción de un partido socialista de masas:
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo Pablo Gómez: «La ausencia tan prolongada en México, de una izquierda orgánica con gran arrastre de masas, así como la crítica sistemática a la existencia grupuscular, el caudillismo, la marginalidad y otros problemas graves, han llevado a muchos miembros de partidos de izquierda a plantearse soluciones nuevas, a buscar un camino para la conformación de un partido con gran fuerza política» (Informe del Comité Central al Tercer Congreso del PSUM, 1987, véase La crisis de la izquierda socialista mexicana de Massimo Modonesi, pág. 49) III. Partido Mexicano Socialista (PMS) a. Nace en marzo de 1987. Convergencia política del PMT y el PSUM. El sello «mexicano» subordina al sello «socialista». Síntesis dialéctica: revolución mexicana + teoría revolucionaria socialista. b. Principios fundamentales: democracia, socialismo y soberanía: «[Hacia una «nueva revolución» y una «vía al socialismo» precedida por] el establecimiento del nuevo poder, democrático y popular, sobre las bases de una nueva democracia política desarrollada y la aplicación de un programa económico y social que responda a los intereses del pueblo trabajador y garantice la justa distribución de la riqueza conforme al trabajo» (Programa del PMS, Partido Mexicano Socialista, Documentos Fundacionales, 1987, véase Modonessi, Ibid., pág. 50) IV. Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) a. Nace en 1976. Factura trotskista (Liga Obrera Marxista, Liga Comunista Internacionalista y Liga Socialista). Adolfo Gilly, Arturo Anguiano, Ricardo Pascoe, Pedro Peñaloza. b. Posiciones ideológico políticas: i. Sello revolucionario: revolución permanente. ii. Rechazo al estalinismo y al lombardismo. iii. Compromiso fundamental con la lucha de masas. iv. Posición antiimperialista y de liberación nacional: deuda externa, moratoria. v. Lucha por una verdadera democracia: democracia proletaria. vi. Necesidad estratégica de unidad del movimiento popular. vii. Crítica al reformismo del PMS. V. Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR) a. Nace en 1985 (pero de corta vida). Convergencia de organizaciones populares: Coordinadora Revolucionaria Nacional (Comité de Defensa Popular, Unión Campesina Independiente, Movimiento de Lucha Popular, Movimiento de Lucha
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo Revolucionaria, Organización Revolucionaria Punto Crítico, entre otras) y después de un Frente Político de Izquierda Revolucionaria. b. Posición político estratégica: fusión orgánica y fortalecimiento de organizaciones frente al PRT. c. Escisiones:
i.
Organización de la Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas (OIR-LM): nace en 1982. Línea ideológica maoísta. Guerra popular prolongada, construcción de espacios de contrahegemonía de poder popular, movimiento urbano popular.
ii.
Organización Revolucionaria Punto Crítico (ORPC): nace en 1983. Cercanía con el maoísmo. Dirigentes populares, sindicalismo independiente y la Asamblea de Barrios de la Ciudad de México.
iii.
Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR): nace en 1983. Herencia del movimiento guerrillero de Guerrero (Genaro Vázquez) y el movimiento urbano de la Ciudad de México (Asamblea de Barrios y Coordinadora Unica de Damnificados –después del temblor de 1985–). Claves ideológico políticas: filiación castrista y guevarista, crítica al continuismo del PMS, lucha por una nueva revolución democrática y de liberación nacional.
C. La revolución democrática Bajo el rótulo de revolución democrática se funden dos corrientes político ideológicas cuya síntesis refracta, de alguna manera, las relaciones que en su tiempo se dieron entre el PCM y el movimiento cardenista, a saber: el Partido Mexicano Socialista y el movimiento neo-cardenista (Cuauhtémoc Cárdenas). La reorientación del régimen del PRI que, desde 1982, desplaza en su interior a los cuadros políticos con ascendente ideológico nacionalista por cuadros tecnocráticos con ascendente ideológico liberal (neoliberal), provoca una escisión fundamental dentro del bloque histórico gobernante. La ruptura se da como crítica política a la estrategia mediante la cual el nuevo bloque en el poder se dispuso operar una re-estructuración del Estado y de su rumbo económico político desde la plataforma ideológica del liberalismo –económico y político–: la democracia neoliberal tutelada por Estados Unidos vía las fundaciones para la democracia, las agencias financieras internacionales y las multinacionales, y la persuasión ideológica de «la libertad», los «derechos humanos», «la eficiencia económica» y la «gobernabilidad democrática». En 1987, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo fundan al interior del PRI la Corriente Democrática. Su posición política se resumía en la dialéctica nacionalismo revolucionario vs. neoliberalismo tecnocrático. Sus demandas postulaban también la necesidad de una «apertura democrática» al interior del PRI y de una crítica al «autoritarismo» gubernamental.
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo Este movimiento de ruptura se convierte en la caja de resonancia de las contradicciones políticas del país y en atractor en torno al cual fue ineludible que no gravitase el debate ideológico en el que estaba inmersa la izquierda socialista en el PMS. En su fusión resultante se opera el trasvase de la revolución socialista a la revolución democrática, y en su delicuescencia se extingue definitivamente la idea política de socialismo, dándole paso a la idea de la democracia como frente político de la lucha, un frente en donde también entran en el saco de «los demócratas contra los autoritarios» del PRI posiciones que no necesariamente provienen de alguna de las corrientes de izquierda aquí analizadas: miembros del PAN, ciudadanos «independientes», &c. Es en este punto, también, en donde se le cierra el paso, si es que algún día lo tuvo, al materialismo: la dialéctica objetiva se diluye en una dialéctica formal, la de la «razón democrática». Teorías de la revolución democrática En sentido estricto, los análisis teóricos que abordan este fenómeno político reciente no son ya teorías de la revolución democrática sino teorías de la transición democrática. Las coordenadas, prácticamente de todos los enfoques, salvo los de algunos trabajos estructurados desde la perspectiva histórica, son las de la ciencia política: autoritarismo vs. democracia, irracionalidad (nacionalista, populista, corporativista) vs. racionalidad (elección racional, libertades individuales, eficiencia económica), sistema de partidos, elecciones, &c. En este campo categorial (el campo de la homologación democrática) las dificultades para delimitar los terrenos de la izquierda y la derecha se multiplican; acaso estos terrenos, desde esa óptica, se entrecruzan en un supuesto vacío ideológico de «centro». La perspectiva de la ciencia política (fundamentalmente de ascendencia norteamericana con algunas adopciones europeas) se nos ofrece como una perspectiva técnica (descripcionista) que subvierte las coordenadas históricas o filosóficas de la política, de modo tal que se dibuja un terreno en el que ésta se transforma en un mercado de opciones políticas, operado en función de estrategias de marketing político y de encuestología (encuestología mediante la que se hace creer a la ciudadanía que es tomada en cuenta). Entre las teorías de la transición democrática hechas desde la ciencia política están la de Cesar Cansino (La transición mexicana, 1997-2000), José Woldenberg (La mecánica del cambio político en México. Elecciones, partidos y reformas, 2000) y Jesús Silva Herzog Márquez (El antiguo régimen y la transición en México, 1999), entre otras. Entre las teorías de la transición democrática hechas desde la doble perspectiva de la teoría política y la historia (sin duda las más interesantes), están los trabajos de Manuel Camacho (Poder: Estado o feudos políticos, 1974, Los nudos históricos del sistema político mexicano, 1977, Cambio sin ruptura, 1994, La encrucijada. Y después del antiguo régimen ¿qué?, 2001, Diálogos nacionales. ¿Es posible un pacto nacional? (Coordinador), 2001); Lorenzo Meyer (Fin de régimen y democracia incipiente. México hacia el siglo XXI, 1998); Porfirio Muñoz Ledo (teoría de la Reforma
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo del Estado, Reforma del Estado. Conclusiones y propuestas de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado, 2001, Sumario de una izquierda republicana, 2000) y Luis Javier Garrido (La ruptura. La corriente democrática del PRI). Un interesante trabajo de investigación histórica desde la perspectiva de la dialéctica de la oposición política es el realizado por Elisa Servín, La oposición política: otra cara del siglo XX mexicano (Colección Herramientas para la historia, México, CIDE/FCE, 2005 –en prensa–) Corrientes de la izquierda según la idea de revolución (transición) democrática A. La Corriente Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas y Heberto Castillo La ruptura de la Corriente Democrática planteada desde la tesis de la democracia política como punto de quiebre del régimen priísta (un régimen desde cuya última fase se operó la reestructuración neoliberal del Estado mexicano: privatizaciones, ajustes económicos estructurales, vaciamiento ideológico de la lucha política: la perspectiva técnica de la gestión política y económica), allanó el terreno para lo que podría denominarse con perfecta solvencia gramsciana un nuevo bloque histórico de las izquierdas mexicanas. Claves del proceso a. Candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas para las elecciones de 1988 •
Salida de Cárdenas y Muñoz Ledo del PRI en 1987 y postulación del primero por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (partido satélite del régimen). Apoyo subsecuente del PPS y el PST a la misma y formación del Frente Democrático Nacional. b. Posición política del PMS ante la candidatura de Cárdenas •
Distanciamiento inicial de Heberto Castillo y el PMS. Crítica al acercamiento al PARM.
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No obstante, análisis de posibilidades en torno a candidatura común. Arnoldo Martínez Verdugo: «Cárdenas es un candidato importante.»
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Primeras negociaciones en torno a la posibilidad de elecciones primarias entre Cárdenas, Heberto Castillo y Rosario Ibarra de Piedra (PRT). Fracaso. c. Primer Congreso del PMS en 1987. Vicisitudes políticas en torno a ¿Qué hacer? respecto de la candidatura en ascenso de Cárdenas. d. Posicionamiento de las distintas corrientes de movimientos populares. Reagrupamiento político y gravitación en torno a Cárdenas. e. En 1988 la candidatura de Cárdenas adquiere fuerza inusitada. •
Síntesis política: la protesta contra el ajuste neoliberal se articula con la lucha democrática.
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Adhesiones de «clases medias» y estudiantado de la UNAM. Gestación de un verdadero movimiento político-social.
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Escisiones en el PRT: Movimiento al Socialismo.
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo f.
Movimiento al Socialismo (1988). •
Importante apoyo de la juventud universitaria (CEU). Adolfo Gilly: intelectual orgánico del MAS.
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Estrategia política: organización de los socialistas en torno al movimiento de masas en gestación.
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Crítica al PMS y al PRT. Posición política: reestructuración capitalista y ruptura del bipartidismo; desarrollo nacional al margen del PRI; proyecto socialista.
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En el MAS se resume la influencia más importante del movimiento cardenista en la izquierda socialista mexicana. g. Declinación de Heberto Castillo. •
Junio de 1988, declinación a favor de Cuauhtémoc Cárdenas.
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Convergencia ideológica: soberanía, democracia y justicia social. El socialismo es desplazado por la democracia y el anti-priismo. h. El fraude electoral del 6 de julio. •
Triunfo de Cárdenas y tergiversación del proceso electoral en favor de Carlos Salinas de Gortari (PRI).
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Movilización ciudadana por la defensa del voto.
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1988 como punto de tensión, al interior de la izquierda socialista, por cuanto a los horizontes y los límites de la acción popular.
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A la postre, triunfo definitivo pero ilegítimo de Carlos Salinas de Gortari. Instalación del bloque histórico neoliberal en el poder: apertura de una nueva dialéctica política, a saber: neoliberalismo vs. nacionalismo histórico.
B. El Partido de la Revolución Democrática En el Partido de la Revolución Democrática se compendia la última fase de la dialéctica política en la que se circunscribe, aún en el presente, una de las modulaciones fundamentales que conforman el bloque de la izquierda de la revolución democrática, una modulación que encuentra su sentido político preciso dentro de la dialéctica neoliberalismo vs. nacionalismo histórico (véase La disputa por la nación de Rolando Cordera y Carlos Tello, 1983). Claves del proceso a. Después del fraude electoral del 6 de julio se abre paso la necesidad de «organizar el movimiento». El nuevo centro de gravedad: la Corriente Democrática y Cuauhtémoc Cárdenas: «Convoco desde aquí a que organicemos políticamente la gran unidad revolucionaria que entre todos hemos edificado y que constituye nuestra garantía de continuidad y triunfo. Tenemos como bandera primigenia la Constitución de 1917 y la afirmación de sus grandes principios, emanados de la Revolución Mexicana. Puede surgir una
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo coalición, una federación o un partido político. [...] México requiere que formemos una organización que sea la expresión política del voto ciudadano del 6 de julio, así como del cambio cultural que la conciencia colectiva está viviendo en estos tiempos de lucha y esperanza.» (Véase Cuauhtémoc Cárdenas, Nuestra lucha apenas comienza, 1988, en Modonessi, La crisis histórica de la izquierda socialista mexicana, pág. 116) b. En función de los distintos posicionamientos de los partidos miembros del Frente Democrático Nacional, se plantea la posibilidad de conformar un partido político como columna vertebral del FDN. c. 21 de octubre de 1989, se constituye la comisión organizadora del Partido de la Revolución Democrática. •
Miembros de la comisión: Arnoldo Martínez Verdugo (PMS), Heberto Castillo (PMS), Gilberto Rincón Galladro (PMS), Adolfo Gilly (MAS), Raúl Álvarez Garín (ORPC), Mario Saucedo (ACNR), José Luis Alonso, Cristóbal Arias Solís, César Buenrostro, Bulmaro Castellanos (Magú), Ignacio Castillo Mena, Lucas de la Garza, Leonel Durán, Luis Javier Garrido, Enrique González Rojo, Andrés Manuel López Obrador, Ifigenia Martínez, Manuel Moreno Sánchez, Octavio Moreno Toscano, Porfirio Muñoz Ledo, Ricardo Pascoe, Guadalupe Rivera Marín, Roberto Robles Garnica, Ricardo Valero, Luis Villoro, Rosalío Wences Reza y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
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Organizaciones: Fuerzas Progresistas, Asamblea de Barrios, Convergencia Democrática, Grupo Poliforum, &c.
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Líneas políticas (organizativas) fundamentales: —Partido democrático, constitucional, de la Revolución Mexicana, de la dignidad del pueblo y del progreso. —Alianza de partidos y organizaciones democráticas que conquistaron la victoria del 6 de julio. Expresión de la «pluralidad política» y de la masa ciudadana todavía no organizada. —Convergencia sobre grandes principios comunes, de diversas corrientes e ideas, sin exclusión de unas y otras: demócratas y nacionalistas, socialistas y cristianos, liberales y ecologistas. d. Fusión (y disolución) del PMS •
Septiembre de 1988, VI Pleno del Consejo Nacional: acepta el PMS participar en el PRD:
«[...] éste es el reto que enfrentamos quienes ya hemos decidido sumarnos al PRD: sentar las bases de los cambios democráticos que nos conduzcan a etapas superiores de la organización social y política del país, y nos lleven a la conformación de una sociedad verdaderamente igualitaria.» (Resolución del VI Pleno del Consejo Nacional del Partido Mexicano Socialista, 25 de septiembre de 1988, en Modonesi, La crisis histórica..., pág. 124.)
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo •
Tesis política central: Cárdenas no sólo no está en conflicto con los objetivos socialistas sino que, por el contrario, es un paso hacia su afirmación.
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f.
Trasvase definitivo de la revolución socialista a la revolución democrática. La razón democrática desplaza a la razón socialista: una de las corrientes que se opusieron a la fusión del PMS en el PRD, la Corriente del Socialismo Revolucionario (CSR), levantó una crítica a la falta de definición, precisamente, de la «Revolución Democrática» que el PRD enarbolaba. 1989 marca el fin del ciclo de las corrientes de izquierda planteadas desde la idea de revolución socialista que nace en 1919 con el Partido Comunista Mexicano.
C. El EZLN El surgimiento del movimiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994 (año en el que se hacía efectivo el Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos: símbolo luminoso del neoliberalismo mexicano) obedece a una modulación, por vía armada y revolucionaria (sui generis), de la crítica hecha, en primera instancia, al bloque histórico neoliberal que reorientó el rumbo político económico del país de forma drástica. Pero una vez que, en el año 2000, se desplazó al PRI de la presidencia de la república, la crítica del EZLN se repliega para luego arremeter con una posición según la cual el cambio del año 2000 fue un cambio formal o nominal. Las tesis neozapatistas se nos ofrecen, así, como una síntesis sui generis de crítica al poder y a la dominación del Estado mexicano, que están acaso en colindancia con un anarquismo de cuño magonista, el basismo de ascendente maoísta y una interpretación marxista decantada por los filtros de la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, la crítica a las estructuras de poder (Foucault) y a los aparatos ideológicos del Estado (Althusser), y asentada en los fundamentos filosóficos de la teología y la filosofía de la liberación (Dussel, Freire). Los márgenes que tiene el EZLN para la crítica política (con el espacio abierto en las páginas del periódico La Jornada) son muy amplios, amplitud que obedece a la naturaleza de grupo armado de esa organización y a su instalación en la tesis según la cual no buscan acceder al poder «de arriba» sino más bien construir el poder «desde abajo». Aunque algunas de las críticas del EZLN son certeras, y muchas veces agudas, su problema estratégico seguirá estando cifrado en la tesis planteada por Gramsci: la hegemonía. Una hegemonía que cristaliza en el ejercicio mismo del poder, el poder del Estado y el de los factores reales de poder, y que, por tanto, debe asumir de forma constitutiva las contradicciones en el seno de cuya dialéctica se instalan las estructuras del Estado. D. Las elecciones de 2006: el PRD, Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo La coyuntura política por la que atraviesa el país sólo puede entenderse desde una perspectiva lo suficientemente amplia (en términos históricos, por anámnesis) para que pueda clarificarse la dialéctica de tendencias generales que determinan su inmanencia, una inmanencia que con facilidad puede oscurecerse cuando se reduce el radio de interpretación y se ciñen los debates a cuestiones como los de la corrupción o la transparencia (según muchos, la izquierda es tan corrupta como el PRI y de lo que se trata es de que quienes nos gobiernen sean caballeros honrados y honestos, acaso como los del PAN) o la participación de la ciudadanía (a más participación y cercanía con la gente más demócrata y progresista se es, ¿¡ ?!). Es preciso subrayar, no obstante, que no se busca menoscabar la importancia de la corrupción crónica del Estado, de la participación ciudadana (de suyo positiva y encomiable, aunque tautológica: ¿acaso no es ya un ciudadano, por el simple hecho de vivir en la ciudad, un hombre político?) o de los agudos problemas de pobreza que aquejan al país. Lo que quiero decir, y esta es mi tesis, es que entendiendo a la política como praxis de segundo grado (así como la filosofía), las claves de su dialéctica y necesidad se cifran en la enfrentamiento, ideológico y político, dado en función de la definición, orientación y contenido de los ejes coordenados desde los que se estructura el Estado, estructura desde la cual se da solución a problemas de primer grado (y primer orden) como los de la pobreza, la corrupción, la transparencia y la participación ciudadana. La dialéctica política de nuestro presente, así, se nos ofrece efectivamente como la dialéctica abierta en 1982 y que adquiere consistencia interna en 1988: la que enfrenta al neoliberalismo democrático con el nacionalismo histórico. Ese es el terreno en el que se dibujan las fronteras entre la izquierda y la derecha políticas de México, así como la Revolución mexicana fue el terreno en el que se dibujaron las fronteras de las distintas corrientes de izquierda. Tanto el PRD como el EZLN son modulaciones de la crítica histórico ideológica del rumbo que se le está dando al país desde el bloque neoliberal. La transición democrática estuvo antecedida, como su condición misma de posibilidad, por la transición ideológico política del neoliberalismo democrático. La «victoria épica» de Vicente Fox en el 2000 {13} no fue más que una consecuencia lógica de una transición objetivamente dada con antelación; el triunfo electoral del 2000 fue, en todo caso, un epifenómeno político. Podemos concluir, en resolución, que asistimos al enfrentamiento de dos bloques históricos, en el más amplio sentido gramsciano: aquel conformado por el bloque que gravita en torno a Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, el del nacionalismo histórico, y el conformado por la estructura de cuadros políticos y de poder del neoliberalismo democrático que desbordan a los partidos, pero que fundamentalmente se aglutinan en torno al bloque del PRI neoliberal (corrientes salinistas, zedillistas y madracistas) y el PAN. Los documentos Un proyecto alternativo de nación de Andrés Manuel López Obrador y Un México para todos de Cuauhtémoc Cárdenas no son, en modo alguno, tratados de teoría política
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo o de teoría del Estado. Quien quiera criticarlos desde esa óptica peca principalmente de petulancia erudita y académica (como la que aparece muchas veces en los analistas con doctorados en ciencia política en todo tipo de medios). Pero quizá su pecado más grave sea el del analfabetismo histórico, por que ambos documentos están inscritos ni más ni menos que en el modelo de los Planes Políticos en función de los que se dieron las luchas políticas de la revolución mexicana (Plan de San Luis, Plan de Ayala, Plan de Guadalupe). Los debates abiertos en torno de lo que es la verdadera izquierda, o sobre quién es más «de izquierda» frente a otro (si Cuauhtémoc Cárdenas, Marcos o Andrés Manuel López Obrador), o si la izquierda ha de ser moderna y moderada frente a una «izquierda tradicional» (aunque los denominados partidos de «izquierda moderna» son ya una desafortunada mezcla de izquierda indefinida, oportunismo y vacuidad ideológica que los equipara ya con cualquier partido, acaso con los de la denominada derecha, como el PAN), son caminos que confluyen en un callejón sin salida, porque, según lo que hemos intentado bosquejar en este documento, esa izquierda, esencial y unívoca, sencillamente no existe. Lo que existe es una serie de corrientes que, según esta primera tesis, se han articulado en función de tres ideas de la revolución: la mexicana, la socialista y la democrática. Tales enfrentamientos, entonces, no son más que constitutivos de la dialéctica política mexicana y, en el peor de los casos, pura desesperación y oportunismo electorero. Conclusión Esta es una primera propuesta de esquema de trabajo. El material histórico es tan abundante, y la falta de sistematización filosófica es tan precaria (casi inexistente), que ha sido imposible poder presentar un tratamiento acabado del material según el esquema propuesto. En el siguiente documento de trabajo habrá de realizarse el análisis filosófico-sistemático de las teorías y corrientes de la izquierda mexicana (como revolución mexicana, como revolución socialista y como revolución o transición democrática) en función de los tres criterios propuestos, a saber: el Estado como criterio político central, la teoría del Estado del materialismo filosófico y la distinción entre la perspectiva del idealismo político y la de materialismo político. Notas {1} Citado en los Ensayos sobre México de José Revueltas, Obras Completas, tomo 19, Ediciones Era, México 1985, pág. 184. {2} En esta «crítica», el autor se refiere a Andrés Manuel López Obrador, uno de cuyos programas más importantes dentro de su gobierno en el DF fue un proyecto de construcción de distribuidores viales y segundos pisos en una de las arterias más importantes de la Ciudad. Según Rascón, hombre que se autoconcibe como perteneciente a
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo la «verdadera izquierda», tal medida es por definición algo de derecha por haber beneficiado a quienes tienen coche, a los ricos y la industria automotriz y no a los que no tienen auto y tienen que andar a pie. {3} Cuando estudiaba un posgrado en Economía Política Internacional en Inglaterra, un ilustre compatriota, de cuyo nombre no quiero acordarme, me decía que tenía un gran interés en realizar su investigación de titulación sobre el tema «Cómo implementar la tercera vía en México». Proyecto que, por obvias razones y en virtud del certero juicio de los tutores británicos, fue afortunadamente rechazado de inmediato. {4} Bastidas, priísta consumado, pero acaso autoconcebido como «progresista», formula en su artículo una crítica al Proyecto Alternativo de Nación de López Obrador. Desde la típica confusión y ligereza ideológica –seguramente él aspira, como muchos, a ser Felipe González– Bastidas afirma también que «La izquierda es necesaria. En cualquier escenario en el que nos coloquemos, un país como México necesita una oferta política de izquierda, que sea seria, moderna, ilustrada, con capacidad de interlocución, con formas de acción política civilizadas y partidaria del diálogo y con posibilidad de influir y ganar, en un sistema democrático». {5} La ideología del individualismo capitalista liberal y burgués –el modelo social norteamericano– según la cual la conducta de los individuos opera con arreglo a una «racionalidad» económica, de mercado, en la que según los «incentivos» que ese mercado ofrece el individuo «calcula racionalmente» sobre la opción que más le conviene en función de su utilidad o «felicidad» personal. Para esta ideología, con la democracia y el libre mercado llegamos ya al final de la Historia, y la política no es más que un »mercado político" en el que hay unas «reglas de juego» y en la que los jugadores entran y operan en función de incentivos individuales. Y el sentido con el que utilizo aquí el adjetivo de «burgués» ni siquiera es de ascendencia marxista, me sirvo de la crítica prefigurada ya por Hegel en 1802: «el burgués es el hombre que no desea abandonar la esfera de lo privado, como apolítica y libre de riesgos, que en la posesión y en la justicia de la posesión privada se comporta como individuo frente al todo, que halla la sustitución y compensación de su nulidad política en los frutos de la paz y de la adquisición de bienes y sobre todo en la perfecta seguridad del disfrute de los mismos, y que, como consecuencia, quiere quedar eximido de la necesidad de ser valeroso y de los peligros de una muerte violenta», citado en Carl Schmitt, El concepto de lo político. {6} Madero, por mediación de Abraham González, buscó la incorporación de los Flores Magón a su movimiento pero sin éxito, por considerarlo éstos como una «revolución burguesa». {7} Según José Revueltas, siguiendo a Miguel Alessio Robles, el levantamiento de De la Huerta obedeció a su oposición al Tratado de Bucareli en donde, a cambio del
...clasificación de las izquierdas... | Ismael Carvallo reconocimiento y ayuda de Washington, Obregón y Calles comprometían al gobierno a no poner en práctica el artículo 27 de la Constitución por medio del cual se establecía la propiedad nacional y la soberanía del país respecto del subsuelo y la explotación de sus riquezas (petróleo, minería, &c.) {8} Véase Obras completas de José Revueltas, 1985, México, D.F., Era, tomo 19. {9} Véase Obras completas de José Revueltas, 1980 (original de 1962), México, D.F., Era, tomo 17. {10} La crítica a «la revolución hecha gobierno», desde un ángulo no menos decisivo, el de José Vasconcelos, aparece en el último tomo de sus memorias La flama. Los de arriba en la revolución. Aunque, de hecho, sus memorias son, en su totalidad, una crítica a las desviaciones de la revolución mexicana, acaso las que la alejaron del principio histórico político del bolivarismo y la hispanidad. {11} «¿Hacia dónde va México?», en Ensayos sobre México, pág. 209. {12} Esto se basa fundamentalmente en el interesante trabajo de Massimo Modonesi La crisis histórica de la izquierda socialista mexicana, Ciudad de México, Casa Juan Pablos y Universidad de la Ciudad de México, 2003; véase también los dos tomos del libro de Enrique Semo La búsqueda, Ciudad de México, Océano, 2003 y 2004. {13} Historia cuya reconstrucción como poema dramático, no-trágico, ha sido llevada a cabo por José Woldenberg (fundamentalista democrático, según los términos de Bueno, y antiguo Consejero Presidente del «ciudadano» Instituto Federal Electoral) en su serie televisada por la cadena del emporio mediático Televisa, el verdadero árbitro y accionista mayoritario de «Democracia Mexicana, S. A. de C. V.», titulada: México. El camino de su democracia