Abramos Nuestros Corazones (Año C) - Sample Session

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Reflexiones para la Cuaresma AÑO C

Hermana Donna L. Ciangio, O.P.
Padre Thomas B. Iwanowski

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.

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NIHIL OBSTAT IMPRIMÁTUR

Portada y páginas interiores diseñadas por Kathrine Kuo Traducción al español por Patti Gutiérrez

ISBN: 978-1-62063-218-5

Impreso y encuadernado en los Estados Unidos de América.

Primera semana: Guiados por el Espíritu

LECTURAS PARA EL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

◗ Deuteronomio 26, 4–10

◗ Romanos 10, 8-13

◗ Lucas 4, 1-13

PREPARAR EL AMBIENTE

En una mesa en el centro de su comunidad, cubierta con una tela de color cuaresmal (púrpura), coloque un crucifijo, una Biblia y una vela encendida.

ORACIÓN INICIAL

Comiencen la sesión haciendo juntos la señal de la cruz lentamente.

Oren juntos:

Quédate con nosotros, Señor, al iniciar nuestro camino cuaresmal.

Fortalécenos al recorrer el camino desde el pecado a la fuente de agua viva y al renovar nuestro compromiso con nuestras promesas bautismales.

Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONECTAR CON LA VIDA

El facilitador u otro miembro del grupo lee en voz alta la siguiente introducción e inicia un diálogo sobre las preguntas a continuación.

La pandemia del coronavirus nos hizo a todos mucho más conscientes de la salud. Aprendimos la importancia de hacer lo que podamos para mantenernos saludables y evitar infectarnos con el COVID-19 o cualquier otra enfermedad transmisible que amenaza nuestro bienestar.

Aprendimos la importancia de evitar acercarnos a las personas enfermas, de lavarnos las manos con frecuencia, de desinfectar las superficies, de limitar nuestra exposición a grandes reuniones de personas y de usar mascarillas cuando estemos en contacto cercano con personas que puedan estar enfermas. Además, aprendimos a evaluar nuestra salud personal. Nos volvimos más conscientes de los síntomas que podrían indicar que estamos luchando contra una infección, como la tos, los dolores corporales, la fatiga o la pérdida del gusto.

También aprendimos a utilizar ciertos instrumentos que nos ayudan a evaluar nuestra salud. Por ejemplo, utilizamos termómetros para medir la fiebre, oxímetros de pulso para verificar nuestra frecuencia cardíaca y los niveles de oxígeno en la sangre, monitores de presión para determinar nuestra presión arterial y básculas para revelar cambios en el peso. Al hacer esas cosas y utilizar esos instrumentos, nos hacemos una idea del estado de nuestra salud física.

REFLEXIONAR CON LA VIDA

◗ ¿Qué hago ahora para intentar mantenerme sano que quizá no hacía antes de la pandemia?

◗ ¿Cuál es el mayor desafío al que me enfrento cuando se trata de mejorar mi salud física?

ESCUCHAR LA PALABRA

Tomen un momento de tranquilidad para rezar una oración sencilla como la siguiente: “Señor nuestro, quédate en nuestras mentes, en nuestros corazones y en nuestros labios para que podamos escuchar plenamente tu Palabra”.

Luego, un miembro del grupo lee en voz alta el pasaje del Evangelio para el Primer Domingo de Cuaresma, utilizando la Biblia de la mesa en el centro de la comunidad.

Lectura del evangelio: Lucas 4, 1–13

Lector: Lectura del santo Evangelio según San Lucas.

Todos: Gloria a Ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio. No comió nada en aquellos días, y cuando se

completaron, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”. Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: “A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras”. Jesús le respondió: “Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.

Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito:

Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras”.

Pero Jesús le respondió: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”. Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegara la hora.

Palabra del Señor.

Todos: Gloria a Ti, Señor Jesús.

APRECIAR LA PALABRA

Después de un momento de reflexión en silencio, otro miembro de la comunidad lee el siguiente comentario.

Existen formas de evaluar nuestro bienestar físico. Evaluar nuestra salud espiritual no es tan fácil. No hay termómetros que puedan revelar si tenemos un corazón cálido o frío hacia Dios. No existen oxímetros de pulso que puedan decirnos el nivel de santidad en nuestras vidas. No hay monitores de presión que puedan indicar cuánta influencia ejerce el mal en nuestras decisiones. No hay básculas que puedan decirnos si estamos cargados de egoísmo y pecados.

Comprobar el estado de nuestra salud espiritual requiere que hagamos un examen personal de nuestra vida. Este tiempo de Cuaresma, que comenzó el Miércoles de Ceniza, es el momento en el calendario de la Iglesia para realizar ese examen de bienestar espiritual.

A menudo asociamos la Cuaresma con hacer penitencia, renunciar a ciertos alimentos o actividades, realizar oraciones adicionales,

etc. Sin duda, son prácticas maravillosas, pero la Cuaresma también debería ser un tiempo de reflexión, un tiempo para examinar detenidamente nuestras vidas.

Cuando Jesús “conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días”, como nos narra Lucas, no fue para hacer penitencia. Jesús no tenía pecado.

En el desierto, Jesús reflexionó sobre su ministerio venidero y rechazó toda tentación del diablo de usar su poder para su propio beneficio o para probarse a sí mismo ante el diablo. Esos cuarenta días fueron un tiempo de oración y reflexión.

Nuestros cuarenta días en el desierto también deberían ser un tiempo de reflexión, un tiempo para evaluar el estado de nuestra salud espiritual.

Durante la pandemia del coronavirus, todos aprendimos la importancia de controlar nuestra salud física. En esta Cuaresma, que apreciemos mejor la importancia de evaluar nuestra salud espiritual. Porque como nos dice Jesús, sólo los que son espiritualmente sanos verán a Dios. Como él dice, “Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios”.

REFLEXIONAR SOBRE MI VIDA

¿Qué tan abierto estoy al Espíritu Santo que me ayuda a reflexionar sobre mi vida y a ser transformado en esta Cuaresma?

Tómate un tiempo para reflexionar sobre las siguientes preguntas como una especie de evaluación de salud espiritual:

◗ ¿Estoy más cerca de Dios en esta Cuaresma que el año pasado, o Dios tiene un papel menor en mis pensamientos y decisiones?

◗ ¿Estoy viviendo como hijo de Dios y miembro fiel de la Iglesia que prometo ser cuando renuevo mis promesas bautismales cada Pascua?

◗ ¿Cuántos minutos a la semana dedico a la oración, a la Misa, a la lectura de la Escritura y a las cosas de Dios, en comparación con las horas que dedico a ver la televisión o servicios de streaming, a los videojuegos y a las redes sociales?

◗ ¿Cuánto de mi dinero se destina a satisfacer mis necesidades y a acumular más “cosas” que no necesito, y cuánto va a la canasta de la colecta y a organizaciones de caridad?

◗ ¿Cómo afectan mi mente o influyen en mis decisiones y acciones las conductas pecaminosas e inmorales que la sociedad apoya?

¡ESCRIBIRLO!

Esta semana, escribe tu meta para la Cuaresma y observa las formas en que el Espíritu de Dios te guía a través de diversas actividades y elecciones a lo largo del día. Dedica unos minutos a anotarlas aquí.

REFLEXIONAR SOBRE MI HOGAR

◗ ¿Qué puedo hacer para que la Cuaresma sea un tiempo sagrado en mi hogar?

◗ ¿Cómo podría involucrar a otros miembros de mi familia o de mi hogar en una Cuaresma activa?

REFLEXIONAR SOBRE MI PARROQUIA

◗ ¿De qué manera la vida litúrgica de la parroquia me mantiene espiritualmente saludable?

◗ ¿Qué oportunidades de servir a los demás me ofrece la parroquia? ¿De cuáles me aprovecho?

AFECTAR MI MUNDO

Elije una buena obra para hacer durante la Cuaresma.

◗ Comunícate con el comité de asuntos sociales y ofrécete como voluntario para servir en un comedor comunitario o despensa de alimentos.

◗ Escribe a los legisladores u otras autoridades públicas sobre temas de justicia social en tu comunidad o estado.

◗ Comunícate con el centro local para personas mayores u hogar de ancianos para ver cómo puedes ayudar.

◗ Como grupo, sacrifiquen una taza de café o un refrigerio todos los días y donen el dinero a una organización benéfica específica, como Food for the Poor [Comida para los Pobres] o el programa Plato de Arroz. Pueden recoger el dinero y donarlo juntos al final de la Cuaresma.

◗ Mira el video de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano, Pobreza, en http://povertyusa.org/es/multimedia/redde-pobreza para informarte sobre la pobreza en los Estados Unidos.

◗ Visita Catholic Charities USA (www.catholiccharitiesusa.org) y haz clic en “Our priorities” [Nuestras prioridades] para conocer los problemas económicos y sociales en los Estados Unidos y la respuesta de la Iglesia.

◗ Visita el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (www.usccb.org) para obtener información sobre una amplia variedad de temas y lo que puedes hacer para ayudar.

ENVÍO

(Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17)

Líder Tomemos un momento de oración tranquila, pidiendo al Espíritu de Dios que nos guíe y nos oriente para que podamos entrar plenamente en este tiempo de Cuaresma.

Hagan una pausa para la oración en silencio.

Oremos:

Todos Espíritu de Dios, condúcenos a una vida nueva.

Líder Ayúdanos a alejarnos del pecado y a reformar nuestras vidas.

Todos Espíritu de Dios, condúcenos a una vida nueva.

Líder Mantennos conscientes de todas las formas en que podemos servir a nuestros hermanos y hermanas.

Todos Espíritu de Dios, condúcenos a una vida nueva.

Líder Oremos por personas y necesidades particulares. Por favor, nombren personas específicas y cualquier preocupación especial que necesite oración.

Todos Dios de amor, tú nos das este tiempo de Cuaresma para que podamos tomarnos un tiempo para considerar nuestra salud espiritual y cómo estamos viviendo fielmente las promesas de nuestro bautismo.

Acompáñanos al comenzar nuestro camino de Cuaresma.

Amén.

Líder Salgamos para iniciar la Cuaresma compartiendo un signo de paz.

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