EL REPORTE #1

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EL REPORTE

EL REP RTE

Septiembre 2017

Presencia femenina Úrsula Ochoa

Más allá del cliché Juan David Restrepo

Festival para DJs nacionales Juan Pablo López

Arte como resistencia Julieta López

Libros que dejan huella Valentina Quiceno

edición

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Ju

Himno de la soledad feliz Mauricio Atencia


#1

Ilustraciรณn de portada: Julieta Lรณpez


Carta del editor

N

os hemos embarcado en el hermoso desafío que representa hacer una revista cultural para toda la región de Medellín.

Estamos orgullosos de haber creado este espacio para acercarlos de fondo a los sucesos de mayor relevancia que están sucediendo en nuestra ciudad. EL REPORTE, una revista made in Medellín, no nace a través de una latente necesidad dentro de la cultura audiovisual, y mucho menos, busca lucrarse o demeritar el arduo trabajo de otros medios. La ideología es reportar los acontecimientos que suceden en la región, dándole voz a proyectos minoritarios, pensando en abarcar las principales ciudades del país. Nosotros no nos apegamos a ninguna tendencia, y lejos de encerrarnos en un género o una corriente específica, abrimos puertas a las nuevas tendencias que se relacionan con la cultura contemporánea.

Mauricio Atencia


Contenido

En portada 20 Ju: el arte de la música

6 Recomendaciones 8 Presencia femenina 10 Cuatro libros que dejan huella 12 Más allá del cliché 14 El arte como resistencia 16 Cuatro discos para cambiar el destino 18 Historia de la escena electrónica en Medellín 28 Los colombianos sí vemos cine nacional 30 Cuatro razones para ver Trainspotting 2 32 El himno de la soledad feliz 34 Necesitamos un festival para DJ nacionales

Créditos EL REPORTE Edición #1 Septimbre 2017 Medellín, Colombia Director Mauricio Atencia Montes

Colaboradores Andrea Marea Julieta López Juan Pablo López Juan David Restrepo Úrsula Ochoa Valentina Quiceno

Ilustraciones Ju Julieta López Jorge Córdoba Styven Bedoya

Agradecimiento a todos los colaboradores y a ferranElOtro, por haber hecho posible este primer número. *Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta revista, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los autores y/o EL REPORTE (rportmagazine@gmail.com). La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.


Freedom Festival 2018

BAILA LA VIDA 02.02.2018 - 03-02.2018

Consigue tus tickets en los siguientes puntos de venta. Éxito Lealicor Tuboleta.com

Doce Todo en artes Caverna de Baco

Plaza Mayor Calle 41 # 55 - 80 MedellĂ­n, Antioquia, Colombia


Recomendaciones 6 y 7 de octubre Medellín

Pensando en que este año el festival da un gran paso, la promotora de eventos Breakfast Club acude a todo su laboratorio creativo para que el mago que vive entre las montañas de Medellín, quien ha trabajado durante cuatro años en el Breakfest Festival, termine haciendo magia (duplicar el festival) en la quinta edición del 2017. Con una identidad clara, la promotora abrirá una brecha en el Valle de Aburrá, donde atenderá al público paisa durante dos días que, entre rock, pop, indie, música electrónica, reggae y otros géneros musicales, congregará más de quince mil personas. Serán dos días de gran responsabilidad, donde el festival y el público darán un gran paso para la ciudad, convirtiendo esta nueva edición en el primer festival de música alternativa realizado durante dos días en el Parque Norte. El festival, que nunca decepciona con su cartel de artistas, tiene como headliner a los Pet Shop Boys, Bomba Estéreo, Lee Scratch Perry, Kenny Larkin, Chancha via Circuito, Doble Porción, Los Makenzy, Figueroa & Obando, entre otros más, ofreciendo artistas para todos los gustos. Además, por medio del Altavoz se realizara convocatoria para bandas y DJs emergentes que deseen hacerle vivir al público una experiencia festivalera. Más información, http://breakfest.co

BREAKFEST

Del 1 al 3 deoviembre Medellín

MUSEO

El Museo Reimaginado, que realizó su primera edición en Argentina durante el 2015, está preparando todo su contenido para el segundo encuentro de profesionales de museos de América, realizándose esta vez en el Valle de Aburrá, acudiendo al Parque Explora, recinto que, durante tres jornadas intensivas pretende mostrar las mejores metodologías para promover una transformación positiva en el campo de los museos.

Con 36 sesiones listas, que van desde conferencias, hasta conversaciones, talleres, y mesas de diálogo, por resaltar algunas, también contará con más de 28 oradores, incluyendo la participación de Nina Simon, directora del Museo de Arte e Historia de Santa Cruz, en Estados Unidos, Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Carol Rogers, directora ejecutiva de educación y visitantes en el Museo nacional de Liverpool, en Inglaterra, serán algunos de los líderes que compartirán su visión, donde la inspiración se convierte en acción. Más información, http://elmuseoreimaginado.com

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Del 11 al 15 de octubre Medellín

Siendo una de las principales ferias de dibujo en América Latina, la octava edición de Entreviñetas, que en sus anteriores ediciones les ha abierto el espacio a artistas de Argentina, México, Bélgica y España, continúa caracterizándose por ser un espacio que vincula el dibujo con la música y el cine. El festival ha crecido años tras año en cantidad de invitados, ciudades sedes, programación y público, celebrando siempre la lectura y la creatividad del cómic y el dibujo. #MeHiceUn8 es el hashtag que invita a los seguidores del festival a dar un paseo visual por la nueva edición que comenzó el pasado 24 de septiembre en Bogotá, y luego empacara maletas para llegar a Medellín, donde los visitantes serán más personajes que personas, formando parte de actividades que giran en torno al cómic, el fanzine, el dibujo, la ilustración, la serigrafía, entre otras técnicas que engloban la narración gráfica. Más información, http://www.entrevinetas.com

ENTREVIÑETAS

Del 4 al 6 de noviembre Medellín

ALTAVOZ FEST

A comienzos de noviembre, el Altavoz Fest, uno de los festivales más importantes de música alternativa de Medellín, congregara más de cincuenta proyectos musicales en el Valle de Aburrá, los cuales van desde Noruega hasta Italia. Entre la variedad de agrupaciones internacionales que se estarán paseando por el Aeroparque Juan Pablo II, se encuentra The Selecter, M.O.P., de Estados Unidos, y la banda de trash metal, Nervosa.

El festival, que siempre abre sus puertas a diferentes géneros musicales, contará con la presencia del productor electrónico Alexander Robotnick, al igual que abrirá su locación para la banda de reggae: De Bruces a Mi. Entre el talento nacional, contarán con la participación de Cero39, Electric Sasquatch, Agresores, Xplicitos, Almost Blue, Negra, Memoria Insuficiente, entre otros más. Más información, http://altavozfest.co

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Presencia femenina En los espacios autogestionados del arte en Medellín, las mujeres han sido de gran importancia. Texto: Úrsula Ochoa Ilustración: Styven Bedoya

Probablemente, si existen lugares de producción dentro de los diferentes terrenos creativos en el sistema del arte en Medellín, que proponga un equilibrio aparentemente demostrable sobre la presencia de las mujeres dentro de su activación, funcionamiento y, desarrollo, podemos señalar que este equilibrio se da justamente en los espacios autogestionados (independientes) de la ciudad. Para nadie es un secreto que, en el mundo del arte, este desequilibrio marcado, pero jamás reconocido entre hombres y mujeres, se hace evidente cuando revisamos, por ejemplo, la participación femenina -sobre todo en eventos de mayor envergadura-, en galerías, ferias, o programas que implican específicamente una transacción. Por un lado, esto significa que al mercado del arte le sigue quedando difícil adecuarse a una equidad, tanto que el arte hecho por mujeres siempre se ha visto afectado por una serie de circunstancias propias de la ideología patriarcal, en parte porque las mujeres creadoras han cargado con el estigma de hacer un “arte de segunda” cuando sus obras no se adscriben a lo que se identifica como un rasgo “viril” (arte con cojones le llaman) y, por otro lado, porque la misma pasividad femenina frente a estos fenómenos, conformándose con invitaciones esporádicas a eventos de menor importancia, refuerza el problema en lugar de aliviarlo, así como el alarmante hecho de que las mismas mujeres alcancen cierto grado de poder, gracias a esa malsana costumbre de rivalizar con el mismo género, porque tampoco hacen nada significativo para que esto cambie, perpetuando incluso los discursos excluyentes de los hombres. “Seis artistas antioqueños expondrán en Francia” veíamos hace poco en titulares sobre arte y cultura en el periódico El Mundo, “[…] la iniciativa, según sus impulsores LEM Art Gestión Cultural, tiene como fin la promoción y visibilización de artistas antioqueños en galerías y espacios culturales internacionales y representan así al país con su trabajo”. Seis artistas paisas, ¿alguna mujer? ¡No, gracias! Y mi pregunta es: ¿Así de mal estamos de artistas femeninas en Medellín o, esto es solo otro caso aislado de este fenómeno?

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Los espacios autogestionados, parecen ser los lugares que proponen otras dinámicas no solo desde la producción y la creación de ideas que se han llamado “nuevas prácticas artísticas contemporáneas” sino porque, además, proponen una relación mucho más equilibrada entre sus gestores participantes. Como ejemplo de ello, podemos mencionar al espacio cultural Campos de Gutiérrez, quienes se asumen como una fundación que se ha enfocado en ser un programa internacional de residencias artísticas, así como un taller de cerámica en Medellín; aquí, es justo señalar que además del compromiso de su director Andrés Monzón Aguirre, éste espacio no habría tenido la misma visibilidad, el dinamismo y el mismo reconocimiento que posee hoy por hoy en el medio artístico, si no fuera por una de sus integrantes, que aparece reseñada en su página web como parte del equipo curatorial: Paola Peña Ospina. Por otra parte, Adriana Pineda, quien fue seleccionada como curadora en Residencia Scarpetta para el presente año, en el espacio dirigido por José Roca, en Bogotá, FLORA ars+natura, fue por muchos años una integrante fundamental en Taller 7. Del mismo modo, en el centro cultural PLAZARTE. Mirtha Burbano, su directora, es el músculo principal de todas sus propuestas, pues sin esa rebeldía que la caracteriza, hace mucho tiempo ya no tendríamos en nuestra cartografía de espacios autogestionados, la figura de esta plaza particular.

que desean aprender, investigar y hacer del ejercicio curatorial, más que un producto acabado; todo un proceso de aprendizaje. “El Club Curatorial es un grupo pequeño de personas con intereses en curaduría, arte y exposiciones, que tiene el objetivo de formar una nueva generación de curadores, hacedores de exposiciones y otras profesiones artísticas, usando la metodología aprender-haciendo”. Cabe destacar dentro de este grupo, no siendo justamente un “espacio independiente”, la labor que se encuentra realizando la artista e investigadora de medios y materiales Claudia Silva, quien es directora y encargada del interesante proyecto Taller/Arte + Ingeniería, un lugar donde además de realizar residencias artísticas, es un espacio para la exploración y búsqueda de procesos formales que contribuyan a la consolidación conceptual de los artistas plásticos y visuales. Como vemos, los espacios autogestionados en la ciudad de Medellín, además de ser lugares de encuentro de ideas, de procesos investigativos y formales que se desligan (parcialmente) de las normas impuestas por el statu quo,también son lugares que han dejado bastante claro, que la coherencia en los discursos del sistema artístico de la ciudad, solo comenzaría si se equilibrara la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de producción y en todos los demás espacios.

Casa Tres Patios funciona como toda una maquinaria creativa donde sus múltiples ocupaciones necesitan a más de un eje articulador de propuestas, proyectos y diálogos; además de su director Tony Evanko, quien ha realizado un trabajo digno de ser aplaudido durante más de diez años, también está Sonia Sequeda, su compañera y coordinadora de proyectos, que trabaja incansablemente como mano derecha de su director para continuar con la idea de diversidad y pluralidad, tanto creativa como personal en este espacio, Olga Acosta, quien fue una gestora importante en PorEstosDías, dinamizó las propuestas que se enfocaban en tener como modus operandi un ambiente familiar pero coherente y orientado hacia lo creativo. Adriana Ríos Monsalve, curadora independiente, fundó el proyecto Piso Alto, una iniciativa que abarca arte, diseño y arquitectura, donde los procesos curatoriales son la base de sus realizaciones. En este sentido, se creó también el Club Curatorial, conformado por un grupo de artistas y estudiantes

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CUATRO

libros que te dejaran huella Texto: Valentina Quiceno y Mauricio Atencia Montes | Ilustración: Julieta López

¿Te apetece tener sobre la mesa de noche uno de esos libros que dejan huella? Aquí te enseñamos cuatro opciones de temática diversa pero con un denominador común: dejarán bien claro que al papel todavía le queda mucho presente. Memorias por correspondencia, de Emma Reyes Editorial: Laguna A mí a veces me parpadean recuerdos entre las pestañas. Estoy caminando hacia la estación del Metro y así de la nada se adelanta hasta mi cabeza, pasando por mis pestañas, rozando el iris y la córnea, hasta llegar a mí cerebro. Revolcándolo todo dentro, donde sea que se guardan los recuerdos. Un recuerdo, mi niñez. Son matices sueltos de la bañera que teníamos en la primera casa donde viví, o mi abuela doblando una servilleta y metiéndola en mi uniforme de la guardería por si en algún momento necesitaba sonarme la nariz. Ese tipo de cosas. Imágenes sueltas que yo, unos cuantos años después, comienzo a unirlos como cables inconexos que terminan relacionándose. Por eso me impactó tanto un texto con una narrativa tan clara y pura. Emma Reyes narra en sus Memorias por correspondencia, las volteretas que sufrió, lloró, río, vivió en su niñez. Una buena parte de su infancia es retratada a su amigo Germán, a quien son remitidas las cartas donde la artista desenvuelve los recuerdos, aunque no tan inconexos como los míos. Por eso me impactó. Por eso leyendo este libro me preguntaba, ¿cómo le pudo pasar eso?, ¿Cómo recuerda eso tan claro? Y está bien. Los recuerdos dentro del texto son los recuerdos de un adulto mirando hacia abajo, como mirándose los zapatos, pero en lugar de eso, se ve así mismo en su niñez. Las memorias de Emma en el libro solo son los recuerdos de ella, son sus memorias claramente. Un recuerdo distante, pero ella lo cuenta con una seguridad que termina siendo lo más real. Sus recuerdos se palpan, y eso es un valor literario que se guardará siempre. La Morpho, de Margarita Arenas Editorial: E-ditorial 531 La mariposa azul vuela y señala. Traza el camino de dos historias aparentemente distantes que al final, por los sucesos a veces enredados y desastrosos del destino, se juntan. Se juntan no. Más bien colisionan. Un libro plantado dentro del conflicto armado colombiano, tocando las raíces de los problemas de un país que mancha la inocencia y plenitud de una vida en el campo. Contrarrestando esto, habla de ese egoísmo de la clase rica que no le importa mucho lo que le pase al otro. Los dos contrastes de esta historia son importantes para un final que deja al lector la enseñanza que la justicia no es algo que viene con la vida, pero plantarle cara a las adversidades que se atraviesan es importante para dar cada respiro y seguir avanzando.

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Todos los domingos son el fin del mundo, de Harold Trompetero Editorial: E-ditorial 531 Es un libro para leer un domingo, mientras estás sentado en la cama recién levantado y no quieres levantarte nunca. O un lunes, cuando la semana comienza a dispararse ante tus ojos y tú todavía guardas el día anterior donde se podía hacer nada y eso era lo mejor de todo. Para leerlo un martes, por qué no. O un miércoles, guardando la esperanza de que solo es la mitad de la semana, y que pronto se acaba. O un jueves, o un viernes, o un sábado, más cerca al descanso, más cerca a esa nada que tanto nos gusta del domingo. Dentro del libro visitamos todos los domingos posibles, y los que no son tan posibles. Vemos el mundo entero inmerso en un solo momento, instante, una hora específica, de un domingo quizá no tan específico. Mientras se lee el libro, no importa el día de la semana que sea, tú te sientes en domingo. Porque el libro carga esa nada, esa pereza inexplicable, esas ganas de desfallecerse entero por siempre, o solo por un día. Solo por un domingo. Solo por un domingo.

Criacuervo, de Orlando Echeverri Editorial: Angosta La editorial Angosta, que el año pasado inauguró su colección Lince con Juliana Restrepo y el libro La corriente, empezó a trazar un nuevo camino dentro de las editoriales independientes del país. Hasta la fecha han publicado tres libros, variando sus temáticas entre cuento, novela corta y novela. Esto sin olvidar su nueva colección Ébano. Criacuervo es la primera novela de Angosta, donde Orlando Echeverri, el autor del libro, abraza al lector con una majestuosa historia encabezada por Klaus y Adler, dos hermanos alemanes que de niños pierden a su familia en un accidente automovilístico y, a medida que van creciendo con su abuelo en Berlín, su unión y amor se dispersa, dejando huella en cada uno; una huella que tiene nombre propio y se llama Cora, el primer amor de ambos, quien termina armando todo un viaje para reencontrar a Klaus, hermano mayor que trabaja en una compañía petrolera en el desierto de Criacuervo, en la Guajira, y Adler, nadador olímpico que fue descalificado después del tedio y un dopaje comprobado en Alemania. Orlando Echeverri tiene valentía y carácter al presentar una historia tan plena, donde sus personajes, reales o no, lo potencian como uno de los escritores a los que hay que seguirle la huella. Criacuervo es una novela astuta, embriagadora, sensual y brillante. | Mauricio Atencia

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Más allá del cliché ¿Podrá Medellín superar su cliché y llevar el cine independiente más allá de él? Texto: Juan David Restrepo Ilustración: Styven Bedoya

Es inevitable pensar que, cuando se trata de la industria de cine, hay un público especial para cada película que se estrena. Aunque el Internet y los servicios de streaming hayan hecho de la experiencia de ir a un teatro casi obsoleta, existen aún personas que se dirigen a su sala de gusto un sábado en la noche o un domingo en la tarde, compran sus palomitas de maíz con su Coca Cola y se acomodan para ser distraídos por una hora y veinte minutos. El público se divide en dos, naturalmente, y como están aquellos que disfrutan la superfluidad de una comedia romántica donde el orden cronológico de las situaciones nunca es alterado –chico conoce chica, se enamoran, pelean, se separan, se reúnen de nuevo, final feliz–, están también aquellos que buscan en dicha experiencia cinematográfica algo más trascendental que unas cuantas risas y una indigestión causada por la comida del teatro. Si en algo se puede diferenciar el cine ‘mainstream’ de lo que se conoce como cine ‘independiente’, es que en el segundo se preocupa más por brindar una experiencia artística, profunda, que invoca el pensamiento, el cuestionamiento; si el cine ‘mainstream’ se ha creado como forma de escapismo, el ‘independiente’ existe para la reflexión y la profundización de diálogos socio-culturales que el ser humano debe tener consigo mismo, como lo haremos ahora, lector, usted y yo.

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Eran las 18:30 de la tarde cuando me encontré con María Camila Castrillón, diseñadora de vestuario y actriz en el largometraje de Los Nadie, escrita y dirigida por Juan Sebastián Mesa. Había algo en su forma de expresarse y en la convicción de sus palabras. Se percibía, si se quiere, esa misma energía que ahora siente la industria del cine en Medellín con su constante e ininterrumpido crecimiento. “Es que imagínate, nosotros en Venecia, ¡no lo podíamos creer!”, me decía ella en torno al Premio del público en la 31° semana de la crítica internacional de Venecia, que había sido otorgado al largometraje, y fue inevitable para mí pensar que su entusiasmo al nombrarme este particular evento debió haber sido el mismo de Lady Tabares al haber estado caminando por las calles de Francia en el reconocido festival de cine de Cannes. En sí, mirando ambas producciones desde un punto de vista general, la temática que se encierra en ellas es la misma: una juventud marginada y bajo presión por la violencia, una necesidad de trascender más allá de la pobreza, el consumo de drogas como escapismo y la inexhaustible esperanza que existe en los sueños de la adolescencia. El hecho de que ambas películas hayan tenido éxito en el extranjero no es un accidente, y arroja una posible conclusión, lo que el público internacional espera de la industria de cine independiente de Colombia es aquello que nos ha marcado a lo largo de la historia como nación: la aberrante pobreza, la violencia, las drogas y sus repercusiones, y cómo esto impacta a las juventudes del país.


Esto no solo lo vemos en esta película que he mencionado, sino también en otros proyectos realizados por Víctor Gaviria, como Sumas y restas y Rodrigo D no futuro, las cuales siguen recalcando el hecho de que eso es lo único que somos. Si bien, como lo expresé anteriormente, no es accidental que este tipo de producciones hayan tenido éxito en el exterior, ¿es acaso accidental el que la creación cinematográfica local siempre vaya a ese lugar común?, ¿Lo más fácil y asequible? A lo mejor la respuesta sea tan simple como, “no, no es accidental, y sí, es lo más fácil”, y con ello confirmó el hecho de que nuestra cruda realidad es el único producto de exportación cinematográfico de nosotros, pero prefiero abstenerme de dicha majadería y resguardar mí esperanza en que sí ha sido un accidente el cual puede fácilmente enmendarse con una producción que vaya más allá de una realidad de la cual ya estamos cansados, y se digne en indagar en otros rincones de nuestra cultura. Ahora, mi intención no es poner en tela de juicio el mérito de dichas producciones, sino meramente poner a la luz aquello que ha estado enfrente de nosotros y no se ha discutido por respeto al éxito obtenido o quizá porque en realidad no es tan importante, porque dicha realidad la hemos normalizado tanto que no nos inmuta el hecho de que sea perpetuada en el resto del mundo. Como lo he dejado claro al inicio, es inexorable el hecho de que el cine independiente existe con la misión de brindarnos la oportunidad de reflexionar, pero teniendo en cuenta el récord histórico de las creaciones que se han llevado a cabo en la ciudad de la eterna primavera. Creo que ya es hora de darle no solo al público exterior, sino también al local, la oportunidad de pensarse con respecto a otras problemáticas de la vida, y no las que debe soportarse todos los días cuando camina por las calles del centro de la ciudad o cuando enciende el noticiero de las siete de la noche. Quizá lo que necesita Medellín… Es irse más allá de su cliché.

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Diversidad cultural, la importancia de la diferencia: el arte como resistencia Texto e ilustración: Julieta López

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e hace cada vez más evidente que uno de los efectos en la sociedad dejados por la globalización, es aquella idea de que ha activado y pluralizado la cultura, aunque también es cierto que, de forma contradictoria y paradójica, la globalización ha ocasionado que en la cultura devengan instrumentos cada vez más unificados; en otras palabras, se han impuesto determinados imaginarios simbólicos y formas de vida uniformizadas de modo global. Es por ello que los últimos años han traído consigo uno de los debates más significativos sobre si la globalización (fenómeno actualmente en curso), trae detrás de sí, la llamada homogeneización de la cultura, es decir, el olvido y el desgaste de aquellos rasgos singulares y particulares propios de individuos y colectivos; aspectos lingüísticos, religiosos, y culturales, hasta valores de representación simbólica propios de un pueblo, pero, sobre todo, un aspecto que creería es el más importante: la pérdida y el debilitamiento de la construcción de identidades sociales en las que el sentido de pertenencia e identificación se estructura a partir de noción de reconocimiento en el territorio.

En medio de esta complejidad, el arte acude continuamente a confrontar el caos, a cuestionar el contexto en el que está inmerso y a forjar un testimonio de la construcción de una nueva definición de identidad. Es cierto que en Colombia, por un lado, el arte moderno favoreció una unión entre arte e identidad nacional, para consolidar el ejercicio artístico de un país que, en nuestro caso, fue sumido en múltiples crisis, mientras que, por otro lado, el arte contemporáneo ocurrió un efecto contrario: el divorcio entre arte e intenciones oficiales y objetivas. Se dio como resultado de estos dos procesos y momentos artísticos, que a gatas se venga presentando una lucha interna de una sociedad que empieza a cuestionarse constantemente por el sentido de su ser y, en cuyo cuestionamiento crítico, surgen preguntas de tipo: ¿Cómo oponer resistencia desde el mundo artístico a la historia de nuestro país, con su multiculturalidad, y al detrimento de la diversidad sin caer en la incrementada demanda de antropofagia cultural de todo aquello que presupone ser exótico?, para dar respuesta a nuestra eterna obsesión con la identidad. El espacio artístico se ha convertido en un foco estratégico y clave para enfrentar las contradicciones y paradojas que trae consigo la mundialización cultural, al facilitar la creación de un nuevo paradigma de representación del reconocimiento de diversidad cultural, en donde se ve amenazada la uniformidad de un mundo cada vez más homogeneizado. De allí que se hayan desarrollado en el mundo contemporáneo, posiciones teóricas que van desde estudios centrados en la alteridad, la otredad y las diferencias, en un intento por otorgarle sentido a una realidad cada vez más globalizada que pierde las fronteras en la medida que avanza. Nos hallamos sumidos en un mundo verdaderamente multicultural que presenta un desafío sobre el cómo entenderse a sí mismo e interactuar y entenderse con el otro. Es por ello que encuentro necesaria la manera de cómo los discursos artísticos poseen el poder de difundir la diversidad cultural, pues esta constituye un punto referencial para la configuración de la identidad, porque la identidad, con estos síntomas, no es más que el resultado de la construcción de un discurso realizado a partir de las relaciones interpersonales y de la importancia de la diversificación de sus diferencias.

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Breakfest Festival 2017

FESTIVAL MUSICAL | MEDELLÍN 06.10.2017 - 07.10.2017

El evento que hace sonar las montañas del Valle de Aburrá regresa para su quinta edición y la primera de dos días consecutivos.

Parque Norte Cra 53 # 76 -115 Medellín, Antioquia, Colombia


CUATRO

discos para cambiar el destino Texto: Mauricio Atencia

Aquí no catalogamos lo mejor del año, simplemente, abrimos una brecha a la experimentación, a conocer lo que sucede en nuestra región. La música nunca para y siempre va ser el escape perfecto para mejorar esos estados de desamor, de tristeza, soledad, felicidad e ilusión. Cada año aprendemos que las nuevas corrientes musicales pueden cambiar la escena de manera abrupta, y que debemos estar más atentos a lo que pasa en la ciudad.

Artista: Dany F Título: Fiebre Sello: Dany F Formato: Digital

Si usted hace parte de la escena electrónica, seguro ha escuchado de Dany F, y de lo que él ha logrado a su corta edad como productor musical. Interesado por mezclar la cumbia, la champeta, la salsa y la electrónica, este niño de tan solo 23 años, ha pasado por Boiler Room Colombia, demostrando que nuestras raíces colombianas se pueden adherir a los sonidos electrónicos, a esos que muchos piensan, solo poseen una misma base rítmica. Con fusiones que van desde lo más experimental hasta lo más caribeño y folclórico, Dany F se consagra con Fiebre como su mejor trabajo hasta la fecha. El aroma de sus siete canciones, reflejan la evolución de él y el camino que ha construido en Colombia.

¿A qué suena? El sonido dance que siempre quisiste escuchar pero que te daba miedo experimentar. Aquí hay una transición entre la juventud y la madurez, pero con cerveza en mano.

A principio de año, Colombia vio nacer Insurgentes, un sello discográfico que captura y revela los arreglos del artista paisa, Verraco, productor que se arriesgo a prensar su música de forma independiente en vinilo, un formato que no es nada fácil manejar y distribuir dentro del país. Con un segundo release a su espalda, el misterioso artista continúa poniéndose en el ojo del huracán, entregando cuatro producciones con cortes persistentes, ácidos y sucios, los cuales, en un estado de convulsión y desenfreno, no buscan ser el boom en ninguna rama musical. De hecho, pistas como “Thar She Blows” con su línea espástica y taladrante, contrasta de manera desquiciada con el hardcore, ambient y crossbreed de “New Army of Androgynes”, que va por territorios donde capa tras capa se generan sonidos extraños.

Artista: Verraco Título: New Army of Androgynes Sello: Insurgentes Formato: Vinilo

¿A qué suena? Un solitario y tenebroso viaje por los lugares más lúgubres de la ciudad, con un toque rítmico que te impulsa a correr y sudar de noche.

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Dejándote en una hipnosis musical, Astronomical Telegram se presenta como The Baker, un nuevo alter ego que te deja ambulando en unas ejecutadas líneas, donde The Journalist Park, su primer release, aparece bajo una edición limitada en cassette, posicionándose como un lenguaje entre ondas EBM con ritmos rotos y crudos, logrando así una distribución equilibrada entre sintetizadores y soltura vocal. En cinco pistas, The Baker logra demostrar cómo se transforma el enojo y la desesperación de crear algo nuevo y diferente, en algo hermoso y poderoso. La salida de este nuevo material, va más allá de los ritmos comunes, y catapulta al productor paisa como una figura que se consolida bajo una identidad auditiva.

Artista: The Baker Título: The Journalist Park Sello: Always Human Tapes Formato: Cassette

¿A qué suena? Un golpe de adrenalina que hierve por la sangre al subir a un juego mecánico o, al estar en una situación en donde sabes que en algún momento todo va estallar. Esta es la madriguera a la cual quieres entrar pero te da miedo hacerlo.

Artista: Dsum Título: Collage Sello: Monofónicos Formato: Vinilo

Collage, es la primera muestra de que los sueños si se pueden hacer realidad. Conformado por dos canciones, David Uribe, conocido por su aka Dsum, convierte el EP en una hermosa muestra de cómo Monofónicos, uno de los netlabels más importantes de Medellín, logra dar el gran salto para hacer realidad el sueño de prensar música en vinilo. El saborcito groovy de Dsum y unas ricas melodías y vocales, hacen del lado A una pista con calidez, donde los ritmos te cobijan con suaves armonías, dejando en la segunda cara del disco, esa efervescencia festivalera con un optimismo más latino y más folclórico. Dejándote en una hipnosis musical, 'Collage B' ofrece una distribución equilibrada entre sintetizadores y soltura vocal. ¡Todo un cañonazo de deep house!

¿A qué suena? A un largo paseo nocturno por la ciudad, con millones de flashbacks que no dejan en paz la mente. Este es el fresco ambiente que se vive en la pista de baile.

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Medellín, una escena

electrónica con mucha historia Texto: Mauricio Atencia Ilustración: Styven Bedoya

Cuando se habla de música electrónica e historia, rápidamente la gente va nombrar Estados Unidos. Los más detallistas dirán Detroit y Chicago, haciendo énfasis en Juan Atkins, Kevin Saunderson, Derrick May, Jeff Mills e Underground Resistance, pero cuando se desea saber cómo surge y se establece la escena en otro país, es difícil encontrar información concreta que de pauta claras. Colombia aún no tiene un libro que relate su historia, pero sí personajes que recuerdan todo con detalle, como Carlos Montes, DJ cartagenero conocido por ser el primero en descubrir el género gracias a sus vinculaciones con la escena americana. “Los primeros sonidos con que me inicie, fue el freestyle y el high energy, música más comercial que solo llegaba a los clubes de la época. A finales de los ochenta conocí el sonido de Chicago: house, y el techno de Detroit, del cual me enamoré por sus ritmos ácidos y con muchas atmósferas que no se escuchaban y encontraban en nuestro país durante esa época, porque todo era bajo pedido o porque algún amigo te hacía el favor de enviarte o traer música del exterior en algún cassette o el famoso long play de doce pulgadas” asegura DJ Montes. “Luego de recibir algunos discos de mi amigo, me iba para La Escollera, en Cartagena. Allí debía esperar que pusieran crossover hasta que me daban el chance de poner mis propios discos. No era mucho lo que podías hacer, pero así funcionaba”. Gracias a su interés por la música electrónica, Carlos logró emprender su primer viaje para descubrir otras corrientes musicales. “Después me incline por el acid house y techno europeo, que era más marcado por sus golpes. Recuerdo que principio de los noventa me llamaban loco por escuchar semejante ‘música del diablo’, como le decían en la época. Pero ese interés hizo que a principio de los dos mil decidiera viajar a Europa, para conocer algo más de la música underground, enfocándome más por el techno” cuenta, asegurando que “gracias a ese viaje por Europa logré traer todas esas influencias a Medellín, poniendo a sonar cada pista en clubes como Vinilo, Subliminal, Session y Element, recintos que fueron culpables para que el techno se volvería más fuerte en la ciudad, hasta el día de hoy”. Montes, quien hoy en día sigue moviéndose en la escena electrónica medellinense, considerándose como una leyenda viva, logró exportar el género a Medellín, pero para establecer una escena o al menos un movimiento, necesitaba que más entusiastas como él creyeran en esos sonidos que salían de Detroit a diferentes rincones del mundo. “Lo primero que me tocó a mí, fue a través emisoras como Veracruz estéreo y La X, que todos los viernes y sábados tenían sus programas correspondientes. Luego compre algunos discos que prensaban las empresas colombianas como trance Factory Traxx o lo más disco” asegura Mauricio Rodríguez, aka Morris. Mauricio forma parte de la tercera generación de DJs en Medellín. Claramente su formación se dio gracias a las emisoras y también al viaje de Montes a Medellín con el fin de poder compartir discos de vinilo en los noventa. Gracias al single ‘It’s My Life’, de Dr. Alban, Morris pasó a ser el DJ inspirador para la escena paisa, formando escena con Diego Serrato, DJ Wad, Theo, Deraout, Gigs, Serna, entre otros. “Los DJs de esa época se tomaron su trabajo en serio, y así se fueron dando lugares para el disfrute de la música electrónica en discotecas como Bunker, Plataforma, Bajo Tierra, Skala y Absalom. La libertad es igual a la que se vive actualmente: personas curiosas con ganas de escuchar y bailar algo relativamente nuevo” denota. “Esta música la sacaron adelante los DJs y los dueños de los 18 EL REPORTE


clubes. Algunos, simplemente, eran negociantes, otros se enamoraron de la música” continúa, aseverando que el Estado nunca ha tenido nada que ver con el crecimiento de esta cultura en la ciudad. Él, quien contó con el apoyo de fu familia, fundó Seven Eleven, un club dedicado a menores de edad, donde las noches eran sorprendentes y llenas de euforia y alegría, sin drogas y licor. Gracias al sitio, muchos de los bailarines hacen parte hoy en día de la escena. Algunos son DJs, tienen sus propios colectivos y promocionan la fiesta en el país. Gracias a los clubes, la escena puede cambiar el destino de un país y crear nuevos nichos. Todo comenzó con los after parties y luego Seven Eleven, Sessions, Vinilo, Elements, Subliminal y La Kasa, hicieron parte de la primera y segunda generación de clubes de la ciudad. A su vez, surgió MedellinStyle. com, el primer portal web de Latinoamérica, fundado por José Luis Posada, quien sintió la necesidad de impulsar esa moda social hacía un movimiento informado, dateado y culturizado. “Estos bailes eran un desfile, un simple acto de fiesta dura donde cualquier tipo de actitud egoísta e impropia era dejado a un lado para presenciar una etapa de curación, reflexión y evolución” dice. El portal, que cambió la escena en el Valle de Aburrá, se convirtió en un foro para debatir temas culturales, compartir tracks, artistas, recomendar fiestas, subir fotos, y sirvió como un laboratorio nacional para llevar la academia de la comunidad al siguiente nivel. José Luis, por medio de su blog, logró que la gente conociera la escena electrónica paisa. Años después, se dio el salto de impulsar lo online a las calles, y el blog pasó de ser un portal digital a crear el Freedom, festival internacional de música electrónica de avanzada que, en nueve ediciones, ha traído más de sesenta artistas internacionales y, ha impulsado más de ochenta nacionales, realizando charlas y talleres, siendo el festival electrónico pionero de música no comercial en Colombia. También hay que recalcar que personajes como Carlos Montes, aka Montes, Mauricio Rodríguez, aka Morris, Diego Serrato y DJ Wad, hicieron que la música logrará encontrar un espacio para el desalojo de todo tipo de sensaciones conjuntas y mixtas sin nadie tener que ver un porqué y para qué. En los noventa, la sociedad se tomó su tiempo para aceptar los sonidos electrónicos, pero fue hasta los dos mil que aceptaban que artistas de Estados Unidos, Alemania e Inglaterra vinieran al país. “En 2003, éramos una escena ferviente, había DJs y clubes por todos lados. Ya venían artistas de otros países y eran felices porque el público, sin mucha experiencia, entendía su lenguaje musical y lo disfrutaba. Yo aún estaba en el colegio, pero con el portal la gente me invitaba a sus fiestas para hablar de la música y los DJs. Luego compartía mi experiencia, y la gente que también había estado en esas fiestas compartía su versión. De ese modo conocías gente de otras ciudades”, cuenta José Luis. Está claro que el contexto era más permeable a esta corriente musical que, sin duda, le aporta mucho la ciudad. Poco a poco, la música electrónica se ha ido asimilando en el contexto local, hasta el punto que la Alcaldía de Medellín, se ha planteado la idea abrir espacios para este género musical, sin embargo, esta tipología de música también se asocia a ciertos comportamientos menos normativos que a veces eclipsan la importancia que tienen estos movimientos para la escena cultural de la ciudad, pero son muchos los colectivos locales que hoy en día trabajan por su pan y vino, como Move, Onbeat, Intelligent Division, entre otros más, pero todavía se puede hablar de underground. Y underground no es algo escondido, es algo que existe, pero no tiene apoyo. Los colectivos tienen propuestas, tocan puertas todo el tiempo, pero siempre los mandan para el lavadero, para ese lugar sucio que todos ven y no quieren tocar. Básicamente, la escena electrónica medellinense quiere enseñar lo mucho o poco que sabe. Es así como poco a poco se deben ir amplificando las ayudas a esta escena electrónica y, sobre todo, a ciertas iniciativas que tienen un carácter más cultural y no tan masificado, el cual ayudará cada vez más a construir un relato histórico de la música electrónica en la ciudad.

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Ju: el arte de la música Texto: Mauricio Atencia Ilustraciones: Julieta López (página anterior) | Ju (páginas posteriores)


Ju

liana Cuervo, conocida en la escena electrónica como Julianna, y en el mundo de la ilustración como Ju, es una apasionada del arte, la música, el cine y la literatura, que divide sus días entre la tienda de discos Doce, el colectivo Move, y Mansion Club.

Ella, quien últimamente ha estudiado la estética del diseño de los cincuenta y se ha inspirado en personajes como Alan Oldham, ha transmitido sus ideas en sonidos, colores, formas y ritmos. “A mí me encanta las ilustraciones de Alan, porque me ayuda mucho cuando digo que no voy a vivir de esto. Yo lo tengo en un playlist que se llama inspiración”, dice entre risas, antes de hablarnos sobre cómo la música es su referente más importante cuando la invitan a participar en un proyecto. ¿Cómo surgió la idea de lanzar Ju? Ju nació hace poco, ya que antes trabajaba con mi nombre de pila. En Argentina, la gente me decía Ju, y me gustaba. Al final encontré una necesidad de desligarme de mi nombre, porque estaba como: ‘Ah, qué pereza que me llamen como Juliana Cuervo’, entonces preferí crear un personaje, y así nació. Háblanos sobre esa travesía de lograr combinar el diseño con la música. En realidad, disfruto mucho cuando debo hacer trabajos que combinan música con diseño, porque finalmente yo también trato de combinar esas dos cosas. Es un proceso bonito cuando conozco la música sobre la cual voy a trabajar, por eso me gusta que el artista me mande, antes de diseñar todo, el EP o una muestra de algo, y que me cuenta un poco sobre el trasfondo, o si quiere algo especifico, tratar de apuntar a eso, pero con el estilo de uno. Siempre trato de ver qué me emana la música y cómo la puedo llevar a la ilustración. Y cuando haces diseños que no están relacionados con música, ¿cómo la música pasa a ser una fuente de inspiración? Cuando son diseños para una editorial, escucho música que me de energía. Por ejemplo, cuando me pongo a pintar, escucho música más ambient, porque cuando uno pinta un cuadro, todo es más meditativo, pero en general, necesito algo que me de energía y me conecte con la historia. También tengo un playlist para esos momentos en que decido diseñar algo nuevo. Continuando con el arte de la música, ¿cómo se da tu inspiración a la hora de componer notas musicales en diseño? Yo creería que es a través del color. El color es el que me da a mí cierto tipo de diseño. Por ejemplo, el trabajo que hice para Soul Am Beats & Al Baro, sobre el disco Jazz Affair, estaba muy inspirado en la música jazz, entonces me dije: ‘Bueno, ¿y para mí qué es el jazz?’. El jazz refleja colores vivos y, a la vez, hay abstracción en la imagen y en la música, pero también hay algo muy rítmico, entonces busque esa combinación entre lo abstracto y lo colorido y vibrante que es el jazz. Al investigar sobre esto me encontré con las tapas de otros discos de jazz, pero debía ver cómo llevarlo a ese sonido neoyorquino,

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nacido acá en Medellín, y esto me llevó a generar colores muy tierra. Además, me inspiré en las tapas de discos de jazz de Jim Flora, quien ha sido una gran influencia dentro de mi trabajo. De hecho, cuando recibí la propuesta, mi reacción fue como: ‘Ah, ¡por fin!’. Tenía mucha felicidad. Otro ejemplo, es cuando hice el diseño de un Various para Monofónicos. Ese lo hice en conjunto con Santiago Merino, conocido ahora como Dontleavempty, y el resultado fue un color muy rosa por haber trabajado junto a él. Para mí, todo parte de lo que genera el sonido. El sonido se va directamente al color, es decir, si es un sonido abstracto, reflejas colores más fríos y así voy viendo qué me va evocando cada ritmo.


A la hora de llevar los podcasts de Move a la ilustración, ¿qué te dice la música, la cual a veces se torna a un lado más frío y oscuro? Como conozco mucho a los que colaboran en los podcast, entonces de alguna manera es más fácil. Por ejemplo, con Skcribled, a él le gusta la cultura nórdica y los vikingos, entonces lo tenía que ilustrar con una alusión a eso, pero en el caso de los podcast, no me puedo salir mucho porque Santiago es quien me da el lineamiento, y por eso siempre hay un color. Ahora no sé qué va pasar cuando llegue Julián, aka Biometric Systems, porque él no quiere que le ilustremos la cara, entonces ahí se va romper el lineamiento. ¿Qué te dice la música cuando estás diseñando, ya sea para una editorial o los cómics de música electrónica que hacías bajo Murielleus? Ese proyecto me hubiera gustado seguirlo, pero me daba miedo que me odiaran por eso. ¿Por qué si es un trabajo muy bueno? Yo trate de llevarlo muy al estilo de memes serios y contundentes, pero mucha gente descubrió que eran míos. Además, los memes no estaban en su mejor boom, pero ahora, de forma dibujada, podría ser bueno… Pero entonces, ¿qué te dice la música para llegar al comic? Cuando son cómics, parto específicamente de vivencias personales. Lo que pasa es que en el cómic no he llegado a esa estética que yo quiero, entonces aun ando explorando mucho ese camino, porque quisiera que fuera más suelto. Yo trabajo mucho en lo digital, pero me gustaría empezar hacer cosas más de rayas y hablar de la escena electrónica. Por ejemplo, yo soy fan de memes serios y contundes por eso, porque de verdad que la escena electrónica está muy seria, y estoy cansada de ver todos los fines de semana el vídeo de todos los mismos DJs cerrando en X club -que a mí no me importa. O sea, de vez en cuando está bien, pero todos los fines de semana es lo mismo, de lo mismo: la misma foto, entonces, en gran parte, por eso yo hacia los cómics, por la ropa negra, el de si la gente tiene unos

minutos para hablar de techno, (que por cierto ellos vieron el cómic, lo copiaron y sacaron un meme). Ahí, yo diría que los cómics es más lo que soy yo y lo que surja en el momento sin pensarlo. Tus diseños van muy ligados a la niñez. ¿De dónde viene este interés?, ¿Se puede hablar de nostalgia? Esto suena muy cliché, pero yo siempre dibujé (risas). Y siempre me gustaban los cómics. Cuando estaba chiquita, quería estudiar con Ricky, el que dibuja para El Colombiano, pero mi mamá no podía pagarme el curso, entonces mi hermano recortaba todos los domingos las caricaturas y armaba un cuaderno pegando todos los cómics de las historietas. Y así no lo crean, soy muy buena haciendo bullying, entonces lo que hacía en el colegio era gozarme a la gente haciendo cómics. De alguna manera, esa estética se quedó con ese tinte más infantil. Además, siempre me gustaron los libros infantiles, pero no sé si sea por la niñez. También me gusta que sea así, porque, aunque sean dibujos que remiten a la niñez, es un trabajo serio porque yo vivo de la ilustración. También es porque quien vea tus ilustraciones, puede pensar en esos diseños de antes que están basados en la niñez o la escuela que narra muchas vivencias. Las vivencias son importantes. Por ejemplo, yo nunca fui social, entonces siempre me quedaba dibujando y me encantaban las caricaturas viejas. De hecho, todavía soy muy fan de Hanna Barbera, y ahora me pongo a ver y, sin querer, tengo mucho de eso, porque mis dibujos tratan de evocar un poco lo que hacía un estudio de animación que se llama UPA, inclusive, yo estudié dirección de cine para animación, pero no me gusta hacer historias para niños porque creo que las hago muy sádicas (risas). ¿Cómo crees que el ser DJ de música electrónica y liderar la tienda de discos Doce, te ha ayudado a tener otro tipo de sensibilidad frente al diseño? A mí me encantan las tapas de discos. Nosotros tenemos una pared -en este momento no está del todo llena-, pero antes, cuando no había tantos DJs colombianos que sacarán música en vinilo, yo escogía las tapas que más me gustaban, inclusive llegue a escribir una sección sobre el arte de los discos para el blog Azterizco, porque de alguna manera, para mí reflejan lo que el artista quiso hacer, y eso es lo que trato de hacer: mirar qué me quiere decir Fiero con un tema de italo disco. Esto también se da porque tengo una memoria fotográfica. Yo tengo mala memoria con los nombres, y por eso tocó en discos. No es solo por el formato, sino que para mí es muy fácil saber qué disco puedo poner al ver la tapa, en cambio, si yo tengo una USB, me pierdo y no me ubico fácilmente o me toca buscar otras maneras de organizar la música. Por ejemplo, a mí los discos de Aphex Twin me encantan porque reflejan literalmente lo que es Aphex Twin. EL REPORTE 23


A veces vienen familias que solo entran a tomar un café y cuando ven el álbum Windowlicker, quedan como: ‘¿¡Qué es esa locura de disco!?’. En el trabajo que hace Verraco, de mostrar el concepto detrás de ese personaje o artista con las postales, al igual que Magdalena desde su sello Broken Mind Recordings, que representa lo que es ella, además de la música, refleja que hay una conexión total en todo. Realmente, la tienda me ha ayudado mucho a mejorar ese tipo de lecturas. Hablando sobre Aphex Twin y sus tapas, ¿a qué espacios o lugares te remite el arte que él realiza para su música? A un personaje absolutamente desordenado y demente. Cuando hablabas sobre la historia de Jazz Affair, ¿cuáles fueron esas dos canciones que pasaron a ser tu fuente de inspiración para el disco y ayudó a recrear personajes como el ratón? El ratón fue algo especifico de Andrés. Él me dijo: “Yo me identifico con un ratón y me gustan los discos”. ‘New York Third Line’ fue la canción de la cual yo me base para diseñar la tapa, inclusive, yo no escuche el disco completo, solo oí ese track. Yo me basé en ese single porque me generaba la relación con el ilustrador Jim Flora, que hacía las tapas de disco, entonces yo dije: ‘Yo quiero hacer una especie de tributo a los diseños de jazz que se hacían antes’. Por ejemplo, dentro del techno y la electrónica, todos escogieron un tipo de estética muy berlinesa, que está bien, pero para mí es lo mismo. O sea, a mí me gustan las fotos, pero me gusta que la gente explore más y salga del confort, así como Cómeme, el sello de Matías Aguayo. A mí el sello me encanta porque cada disco refleja la personalidad del artista, como el proyecto Rionegro. Los videos que ellos hacen también plasman la identidad del artista. También me gusta lo que ilustra Bendik Kaltenborn para Todd Terje. De hecho, la gente dice que se parece mucho a mis dibujos. De él me gusta cómo se arriesga con las tapas que son completamente ilustradas, además de momento ya está llamando mi atención, entonces si yo voy y compro el disco por el diseño de la carátula, y luego lo escucho y no me gusta, no pasada nada.

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Con tu proyecto personal como Juliana, ¿qué tan importante son los animales a la hora de fusionarlos con música y discos? Estos diseños son mi personalidad, pero también van muy ligado a eso de que la gente se tornó muy seria en la escena electrónica, porque ahora hay como un método para ser artista. El método para ser artista es, pongo una imagen con los gigs en el banner de Facebook, –porque ya todos son Community Manager–, en fondo negro; luego me hago un logo –yo pensé que el logo era de los artistas de EDM, pero ya llegó a todos los artistas en general– en negro. A mí me gustan las fotos arquitectónicas, y de hecho tomó fotos así, pero es hora de salirnos de lo mismo, porque estamos copiando a personas que son un modelo a seguir porque lo hacen bien, pero yo con mis ilustraciones decía como: ‘Yo quiero dibujar mis fechas’, entonces empecé a dibujarlas. Yo era como, bueno, voy hacer banners, pero con muñequitos (risas), hasta mi raider técnico es ilustrado: las tornamesas, las CDJs, etc. Tal vez la música que yo toco no refleja esa ternura de la ilustración, pero yo quiero mostrar que una persona está compuesta de millones de emociones. Cuando conocí a Lena Willikens, yo dije: ‘Qué mujer tan absolutamente dulce’, y ella representa eso, entonces yo soy así, a mí me gustan los muñequitos, hasta mis medias son de figuritas… Otro artista que me gusta es Legowelt, porque a él no le importa nada. Él tiene su fanzine, y ahora estoy pendiente de una novela gráfica que va sacar con un disco. Cuando descubrí la novela gráfica le dije a Merino: ‘Juepuechá, el día que yo saque un EP, quiero hacer una novela gráfica’ y él fue como: ‘Ay, ya va ser la que le copió la idea a Legowelt’ (risas), pero eso me parece brutal, porque finalmente es como: ‘Ay, el techno está muy mamón, entonces hagamos otras cosas que introduzcan a la gente a esto’. Por eso a mí me gustan los animales, y que sean gordos y estén poniendo discos.


¿Cuáles son esos sellos de techno, house y electro que para ti están creando una estética visual diferente? En Berlín hay muchos sellos que están haciendo cosas muy chéveres, como Creme Organization, que hace tapas ilustradas increíbles, Killekil también. Inclusive, son sellos de electro, entonces sí se salen de la estética. En cuanto al techno, Ostgut Ton me ha parecido que tiene una propuesta super bacana, muy visual, y desde el club, cuando uno entra, están todas las tapas del sello exhibidas, porque para ellos eso es importante. De house, me gusta mucho lo que hace DJ Fett Burger. Ellos por ejemplo están reviviendo esa estética que tenía el house en los flyers de los 70’s, que eran a mano con letras por todos lados. Ahora están haciendo eso y son ilustraciones muy chistosas. También me gusta lo que hace Luca Lozano como diseñador gráfico, pero me agrada la estética que DJ Fett Burger escogió para hablar del house. También me gusta la propuesta de Nina Kraviz, con Trip, pero no gusta mucho lo que hace Tombito, aunque es bueno, porque de alguna manera ella se desliga de cómo es, porque ella no quiere mostrar su esencia, y si hay algo más bonito para mostrar la esencia de una persona, es el dibujo, porque ella es súper bonita y quería desligarse de eso, diciendo como: ‘Miren, esto soy yo’, y es muy positivo. Para ti, ¿por qué crees que es importante coger un disco y darle vida desde la parte gráfica e ilustrada? Porque hay un dicho que dice: “Todo entra por los ojos”, entonces, es como tener una obra completa. Eso es lo que yo siento, obviamente entiendo que hacer una tapa de discos impresa es super costoso, y si alguien lo puede hacer es porque tiene mucho dinero, pero también es cómo darle la vuelta a la obra del artista. En el caso de Legowelt, por eso estoy ansiosa de escuchar el disco, porque quiero saber qué conexión hay cuchar el disco, porque quiero saber qué conexión hacon la novela y el disco, que creería, la hay, porque si no, ¿para qué la va sacar? Y no se trata de sacar un cómic porque sí, sino porque detrás de la música hay una historia. Hay una ilustradora de Medellín que se llama Mónica Naranjo, y tiene un cómic que se llama Encuentros de extraños. A mí me lo regalaron, y cuando lo empecé a ver, veía en las imágenes que le podría construir la banda sonora al cómic –que fue como lo que hice con el podcast, que también es al revés. Yo le quiero construir mi banda sonora a cuentos de Asimov. Es algo que es recíproco, porque para mí la imagen y el sonido, siempre se comunican, al igual que la imagen y la palabra, porque finalmente es un sonido. También sabemos que amas la literatura y estás trabajando en tu primer libro ilustrado. ¿Cómo la música se ha vuelto importante en la creación del proyecto? Yo tengo varios proyectos, el mío como tal, está en stand by porque siento que le hace falta esa estética que yo tengo en la cabeza y no he podido llevar a la mano. Y hay dos historias: la primera es un comic de un falso documental político que escribí,

y ahora estoy haciendo un libro ilustrado, pero ese es con el planteamiento de un cliente. Ahí la realidad de la música es alegre para no aburrirme, porque sí, puede que a la gente le parezca bonito, pero a mí me parece aburrido, porque es para un cliente, entonces no es tan personal. Pero en el falso documental, que es político, estoy frenada porque necesito encontrar una estética en general para que no quede como en el comic de Vlado (risas). Quiero que genere una lectura, y para eso también es importante la música. Ahora estoy escuchando mucho post punk, y creo que eso me está ayudando a finalizar en mi cabeza la idea para luego poder reflejar el falso documental en una historieta y que quede bien. Entonces, me tengo que ir a la estética del fanzine y explorar otras cosas, porque también me canse del dibujo tierno, porque bueno, es mi personalidad, pero estoy cansada de ver lo mismo, y quiero ver cómo puedo volver un dibujo tierno un poco más trash. La música me ha ayudado bastante, porque ahora estoy escuchando varias bandas y al ver esas tapas todas raras y esas vestimentas y cómo se maquillaban en cierta época, puede ayudar a generar esa misma estética. ¿Has llegado a preguntarte cómo el espectador puede apreciar tus ilustraciones desde la música? Diría que, con el más cercano, es el disco de Soul Am Beat, porque el hip hop y el jazz ha permitido eso: no encasillarse estéticamente en algo, como lo que hace Quasimoto y MF Doom. Yo me identifico con eso, y vuelvo a eso de que por favor no se tomen todo tan serio. No se crean el gánster de la música. Como tengo una relación muy cercana con Andrés, de Soul Am, él me decía lo que quería reflejar y pude conocer un poco más de su universo con la música. Desde la ilustración y el diseño, ¿qué mensaje le quieres enviar a la escena electrónica? Yo estoy cansada de los flyers, de que la gente copie estéticas de otras personas que son un modelo a seguir. Eso es bueno, pero como decía antes, sería mejor si exploran más cosas. A nosotros desde Move nos ha pasado mucho que la gente coge desde el copy de movernos hasta los flyers, entonces uno dice: ‘No me gusta porque trabajé mucho en esto para que otra persona lo copie’. Por eso todo se volvió igual. Qué bueno sería salirse un poquito de esas estéticas y hacer cosas más dibujadas. Por ejemplo, a mí me fascina la propuesta del festival Estéreo Picnic. ¡Me encanta lo que ellos hacen en cada edición! Eso es lo que a mí me gusta, pero es algo muy personal. Por ejemplo, con el corto que ellos hicieron para la edición de este año, es más efectivo eso que copiar a otra gente. Del Breakfest Festival, me gusto la ilustración que manejaron el año pasado. Todo era muy bonito y agradaba ver los GIFs y conocer la historia que ellos planteaban. A mí me gusta mucho otro sello, Forbidden Planet. Todos los artworks de ellos son una ilustración, y me dan una lectura del personaje que es, del dueño del disco

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Ju: del diseño a la historia

Me transporta a una carretera en Estados Unidos. La idea era crear una pieza como de road trip criollo, y me inspire mucho en esos moteles de paso que salen en las películas hollywoodenses.

Esta es Medellín, pero me inspira a algo más de Detroit house, por las casitas y la ciudad.

Esta soy yo. Yo soy todos los animales que dibujo. Yo soy el elefante, el oso perezoso. Soy yo escogiendo música, haciendo pereza en la mayoría de veces (risas). 26 EL REPORTE


y también habla de la música. Ellos también a veces sacan cómics, como una historieta de una hojita, y eso es importante porque es la fuerza de un proyecto que no quiere ponerse a copiar estéticas ajenas. No sé si desde Move seamos exitosos, pero una parte por la cual la gente ha acogido nuestro colectivo, es precisamente por tener una autenticidad en la imagen, y eso es chévere, porque Merino es muy medido a la idea de que no se usan caras en los diseños porque queremos que la música hable, entonces es mirar cómo la imagen me va representar eso. Un ejemplo claro es el primer flyer de DVS1, que es un hombre saltando, y en el segundo era un cohete, entonces cuando tú le pides una explicación, él dice: “Para mí Zak es movimiento. Yo lo veo y él se está moviendo a toda hora”, y eso es lo que genera el diseño en uno: esas ganas de moverse, de saltar y salir, ¿y qué más movimiento que un avión? Entones, todo el concepto de DVS1 fue el movimiento. Y con DJ Stingray, obvio era la mantarraya, pero nosotros no queríamos que fuera así y ya, entonces ahí nos fuimos a la parte visual, de cómo generarle a la gente esa estética del electro, de que esta no es la música que podés escuchar todos los fines de semana, pero te podés mover con esto y se puede generar algo, entonces nos fuimos a los inicios del electro y esa unión con el hip hop y la calle.

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¿Por qué los colombianos sí vemos cine nacional? Texto: Andrea Marea | Ilustración: Julieta López

Q

ue los colombianos no ven cine nacional, es una afirmación que escuchamos desde hace años en medios de comunicación y círculos de intelectuales. Este “comportamiento” se le atribuye muchas veces a la falta de interés en apoyar las producciones colombianas, a la falta de educación de públicos y a la falta de apoyo a la difusión de filmes colombianos. En 2007, 2.3 millones de personas fueron a ver películas nacionales. En 2016, la cifra fue de 4.7 millones. Evidentemente, el doble no es un número tan alentador si se tiene en cuenta que han pasado casi diez años, pero a propósito de medidas, ¿cómo se está midiendo el consumo de cine colombiano? Además de los estrenos en salas del país (978 en total), estas películas se proyectan en festivales regionales, consejos comunitarios –muchas veces de manera gratuita– y en canales públicos de televisión que no se tienen en cuenta en el conteo oficial. ¿Podemos seguir diciendo que no vemos cine nacional?

Otro fenómeno presente en la proyección y consumo de cintas nacionales es que estos espacios y encuentros de cine en regiones muchas veces proyectan películas de manera gratuita por lo que vale la pena replantear el problema, ¿los colombianos no vemos cine nacional o no pagamos las entradas de cine? Este viejo estereotipo también tiene que ver con la suposición de que toda la población colombiana puede pagar por ver una película, –sin tener en cuenta la piratería– y que aquel espectador que paga una boleta para ver el más reciente estreno de Hollywood, no ve cine colombiano como si fuera una regla. Así como en nuestra dieta incluimos ensaladas también tenemos pizzas o hamburguesas, es decir, porque nos guste algo no quiere decir que no nos guste lo otro. He ahí el éxito de Dago García que, con todas las críticas por su ramplonería, ha llevado narrativas como El paseo a su cuarta versión teniendo cifras de 564.000 mil espectadores, en contraste con la galardonada de El abrazo de la serpiente, que tuvo 111.481 mil asistentes. ¿Por qué cintas que reflejan nuestra historia, raíces y problemáticas tienen poca asistencia en relación con aquellas que usan el humor y nuestra idiosincrasia como arma? Puede ser un asunto de comprender los productos culturales en su forma básica: entretenimiento. El cine crítico e independiente es necesario, pero reclamarle al público el por qué no lo ve, es asumir que la gente es estúpida y, queridos círculos intelectuales y directores, el público siempre tiene la razón. Ahora bien, esto puede malinterpretarse de muchas maneras, pero vale la pena cuestionar, además de los asistentes, al sistema educativo que no crea espacios de discusión en torno a las industrias culturales nacionales más críticos, sólidos y frecuentes, al Estado por no proteger a las cintas colombianas de la cuota de pantalla que es uno de los mayores obstáculos de los productores a la hora de encontrar salas de proyección, y a los mismos académicos e intelectuales, el por qué seguimos midiendo a Colombia con estándares extranjeros. ¿Realmente todos tenemos que saber quién es Gaspar Noé e Ingmar Bergman? No lo digo como un llamado a la locura y a la entrega absoluta a la ignorancia, pero criticar por qué otra persona no sabe, hace o aprecia lo que yo sí: vivir en otro mundo. Esto no es Suecia, esto es un pedacito de América Latina con sus propios procesos y dinámicas, con unas carencias inmensas en cobertura de salud, educación y alimentos, un pedacito de tierra que está aprendiendo a no escuchar balas como música de fondo. ¿Y si intentamos dejar de medir al país con la regla ajena? El cine colombiano no se puede comparar con ninguna industria en el mundo por el simple hecho de que hemos tenido procesos culturales y políticos distintos. Así como muchas cintas son proyectadas en festivales y plazas de pueblos, ¿por qué no incluir las películas colombianas en el pensum escolar como una forma no solo de apreciar el arte, sino como una forma de entender nuestra historia? Puede que no llenemos informes con millones de espectadores, ya que estos están sujetos a la boletería, pero, supondría una apropiación de nuestro fértil campo audiovisual sin tener que seguir despotricando de la ignorancia de los colombianos.

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Doce

FESTIVAL MEDELLÍN TIENDA DEMUSICAL DISCOS /|CAFE / LIBROS OCTUBRE 6 AL 7

Cumplimos tres años y celebramos nuestro primer aniversario en la nueva locación. Carrera 36 # 10 - 37 Medellín, Antioquia, Colombia

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CUATRO

razones para ver Trainspotting 2 Texto: Mauricio Atencia | Ilustración: Julieta López

No se necesita armar un pretexto para poder ver la nueva secuela de Trainspotting, un film de culto que, en los últimos tres años logró vivir un nuevo germen dentro del cine independiente. La película, que originalmente se estrenó a mediados de los noventa, y que en su momento fue un poco cerrada por los medios especializados, logró romper una barrera de estigmatización frente a las drogas y la música. Pero seamos realistas, Trainspotting es un trabajo visual y auditivo que habla por sí solo, además es directo y auténtico. De hecho, sobran motivos para verla, y muchas razones más por las que harán quieras regresar el tiempo a su primera secuela o mirar cómo va el presente, ese que no miramos tan detalladamente pero disfrutamos de forma placentera. Si esto no te motiva a ver la secuela de Trainspotting, entonces no sabemos que lo hará.

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La heroína nunca se fue Después de que el puto Mark Renton se fuera con un maletín lleno de £16.000 mil libras, dejando a sus amigos en la chanda –porque eso fue lo que hizo–, este regresa a su ciudad natal por la muerte de su madre, descubriendo que sus amigos aun andaban en la misma movida: las drogas. En medio de flashbacks, noches de fiesta y amor por las mujeres, Renton y Sick Boy, se dan un último chute por sus dos décadas de ausencia, mientras Spud, en medio de su abstinencia, asimila la situación.

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La amistad siempre estará presente Cuando salimos del colegio y nos graduamos de la universidad, las amistades construidas en todo ese extenso viaje, siempre estarán ligadas a esos momentos de estudio, de amor, de trasnocho, de borrachera, y un montón de cosas más. Por más que pase el tiempo, siempre se hablará del pasado, de esos buenos y trágicos momentos que ofrece la juventud sin importar si hubo o no muchos problemas. La embarrada de Mark Renton a sus parceros, a sus amigos y hermanos de sangre (en el caso de Sick Boy) después de robarse un súper botín, dejó a muchos en shock, pero luego de su inesperado regreso, el dinero parece importar poco, dejando que la amistad, el fútbol y, por supuesto, la heroína, pase a un primer plano, llevándolos a recordar sus malas andanzas por las calles de Princes Street. T2 es una celebración de la amistad, de la vida y de una generación completa que aun se siente identificada con la cruda época de los noventa.

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El soundtrack sigue generando nostalgía Una explosión instantánea de emociones, flashbacks y recuerdos. Eso es lo que genera el soundtrack de T2. Recuerdos de agrupaciones icónicas que han marcado a más de uno o apenas empiezan a trazar un camino en las nuevas generaciones, hace que todos deseemos vivir la época de los noventa. Si pensaste que la heroína era lo principal de la película, te equivocaste, porque la música es la verdadera droga del film. El hecho de escuchar las partituras de ‘Lust for life’ de Iggy Pop entre mezcladas con The Prodigy, y la unión de “Born Slippy” y “Slow Slippy”, de Underworld, amplifica las emociones. Eso de saber que estamos “viejos”, genera presión y nostalgia. Y como denota el film, todo cambia menos nosotros.

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Choose life No nos digamos mentiras, después de ver en diferentes medios de comunicación la frase: “Elige la vida. Elige Facebook, Twitter, Instagram y confía en que alguien, en alguna parte, le importe...” promocionando el nuevo monólogo de Trainspotting 2, debés confesar que también querías ver la nueva secuela, así no hubieras visto el primer film. Escucha con atención el discurso de Renton y pregúntate si eso eres tú, y lo más importante, piensa qué tan importante fue Choose Life como campaña antidroga en los ochenta y por qué Thatcher hace parte de ese mensaje escondido.

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Que la música se convierta en el himno de la soledad feliz Texto: Mauricio Atencia | Ilustración: Julieta López

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e ve muy bien lo que se siente ser un solitario. He sido un solitario a lo largo de varios años, sobre todo durante mi niñez y adolescencia. Ese sentimiento de estar solo y ser un incomprendido, muchos lo hemos experimentado, aunque algunas veces con mayor vehemencia. Uno mira a su alrededor y se topa con gente que no lo entiende, que posee otros valores, que busca otras cosas, que mira la vida de manera muy distinta. Y esa gente es mayoría, por lo que la desolación, la sensación de hallarse solo en el mundo, aumenta y se agrava.

Soy el segundo de tres hermanos. Mis padres aún viven. No fui muy cercano a mis abuelos, tampoco a mis tías, tíos, y primos, mejor dicho, mi relación con la familia de mis padres es pasajera (por no decir nula). Solo los conocí en mi infancia y, a los diecinueve años volví a saber de ellos, inclusive, ellos no sabían que tenían primos paisas –porqué mis papás son costeños. Esto hizo que me volviera más creativo y que inventara juegos en los cuales yo era el único participante. Luego encontré un refugio: la música. Entre los once y quince años de edad divagaba en los géneros que estaban de moda, pero a los dieciséis años tuve un encuentro con la música electrónica, esto gracias a mi hermano mayor, quien decidió sacarme de fiesta con sus amigos a conocer un género del cual pensaba, no significaba nada. La música electrónica me llevo a conocer personas que compartían un gusto por el género. Con el tiempo le cogí amor y empecé a trabajar en eventos, vendiendo boletas, repartiendo flyers y manejando redes. Luego termine escribiendo textos, primero eran cortos, de un párrafo como máximo, y fui ascendiendo, logrando contar historias de las fiestas a las que asistía, hasta hacer entrevistas con artistas inimaginables y realizar una que otra columna de opinión. Quizás, sino hubiera sido tan retraído e introvertido, jamás me hubiera dado por las letras. No estaría escribiendo lo que están leyendo. Pero si hubo una sería desventaja en eso de ser solitario: las mujeres. No fui de muchas novias en la adolescencia, a pesar de estar enamorado de cinco o seis chicas, la timidez jugaba en contra de mí. Mis relaciones no duraban más de un mes. La más larga fue de tres meses, así que el sentimiento de ser un solitario no me abandonó del todo. Usted dirá que qué carajos importa todo este largo preludio autobiográfico y lo comprendo. Pero el punto al que voy, es el de cómo la soledad puede marcarnos y determinarnos de manera dramática, pero también servirnos como una fuerza realizadora y creativa. Estamos educados bajo la equivoca idea de que ser un solitario es algo malo, una cosa indeseable. El instinto pareciera indicarnos que la felicidad está al lado contrario, en la compañía y convivencia con los demás; que solo en sociedad podemos alcanzar la dicha y que reivindicar la individualidad es una postura reprobable. Creo que habría que romper con esos estigmas. Estar solo puede ser una circunstancia fatal que nos impone eso que solemos llamar ‘el destino’, pero también puede ser una elección valida. Si uno se siente bien consigo mismo, si uno se cae bien y prefiere vivir solo, alejado de la muchedumbre, no es una determinación negativa. Además, estar solo no implica necesariamente una soledad o un aislamiento misántropo. Me explico y vuelvo a recurrir a mi caso personal; llevo más de diez años sin estar sujeto a una relación sentimental. Mis papás dudan de mi orientación sexual. Mucha gente me pregunta si no quisiera vivir con alguien, y la respuesta es siempre la misma: no. Por diversos convencionalismos, piensan que estar así es cosa triste, deprimente, y que detrás de todo, puede existir un tema de inseguridad, y no dudo que en muchos casos lo sea, pero también resulta algo divertido, sin conflictos, lleno de paz y, sobre todo, muy creativo con la ventaja de tener visitas esporádicas sin estar sujeto a una relación, sin pensar que la puedo estar embarrando por conocer otras personas. En los ochentas, muchos artistas se quejaban de la soledad en algunas composiciones, y seguro hay miles de canciones que hablan del tema de manera quejumbrosa. Todavía hacen falta elegías para los seres solitarios, y no debemos creer que la compañía de alguien es la ventaja y dicha de estar satisfecho. Que la música se convierta en el himno de la soledad feliz.

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Parábola Fest 2017

DIEZ GRANDES DJS DEL TECHNO Y HOUSE EN BOGOTÁ | SAVE THE DATE: 18.11.2017

Espera dos escenarios y prepárate para doce horas continúas de música, arte y gastronomía en el Multiparque de Bogotá.

Autopista norte # 224 - 60 Bogotá, Cundinamarca, Colombia


Colombia, más que nunca, necesita un festival de solo DJs nacionales Texto: Juan Pablo López | Ilustración: Julieta López

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asa con mucha frecuencia que la mayoría de promotores y empresarios del mundillo electrónico en el país, confunden la cantidad con la calidad. Es insólito que en pleno 2017, entre más artistas incluyan en un cartel, mejor va a ser su festival. Tienen las nociones completamente erradas. También siguen creyendo que aparte de meter cualquier cantidad de artistas, sin ninguna curaduría en absoluto, -y el hecho de tener varios stages-, creen que les da alguna legitimidad, haciendo de buenos espacios en escenarios que, a la final, no tienen las condiciones y las garantías mínimas, yendo en detrimento de, no solo los artistas, sino también de los festivales como tal.

Basta con analizar lo que pasa incluso en los mejores festivales del país. Siempre hay un stage que se siente como un relleno: donde hay locales escogidos al azar, simplemente por abarcar varios parches, pero sin ningún fundamente y sentido de fondo. ¿Y qué es lo que pasa? Naturalmente, estos stages, en muchos momentos de la noche, están vacíos por completo. Y ni siquiera están a la altura de los stages donde supuestamente están o donde efectivamente están los headliner o artistas internacionales. Esa concepción hay que cambiarla. Necesitamos que lleguen festivales más serios, con más concepto, con una mejor curaduría, sobre todo del artista nacional, en donde se le dé un lugar al artista con buenos spots y buenos horarios. Ya es hora, ya tenemos artistas que, no solo en talento sino en nombre, pueden acaparar un spot importante en el cartel. La propuesta básicamente es, cambiemos la noción y lugar que tienen los artistas nacionales en nuestra escena. Esto no es solo un problema del promotor, también es del público. Siento que necesitamos un festival de locales, -aunque ya se han hecho varias iniciativas, pero son chiquitas-, pero necesitamos un gran festival con presupuestos similares a los “grandes festivales del país”, para que digamos, haya una vitrina mucho más importante y se le dé un reconocimiento y un valor a la nueva ola de talentos que vienen de todo el país, sobre todo en Medellín. Necesitamos un festival que se centre en las propuestas de región, pero con las mismas garantías: dándole el valor que se merecen todos los artistas locales. ¡Basta ya de creer que lo de afuera es lo bueno! Necesitamos un trabajo mancomunado entre colectivos, promotores, medios y artistas, para hacer una declaración, una declaración fuerte y, sobre todo, que tenga repercusiones, no solo en el país, sino en la región. Ya es nuestro momento; ya es ahora que afuera giren la cabeza y miren que acá estamos proponiendo, no solo con el momento fértil que está teniendo la escena y en la demanda de evento, sino también en la propuesta que tenemos por hacer en Colombia. Bajémosle al colonialismo cultural y más bien comencemos a proponer.

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Caricatura: Jorge Cรณrdoba


Don Alirio

Antoine Noregnia Sida, champeta y revolución

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Meneito y excomunión. Una biografía no autorizada de El General

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Anàlisis ontològico de las relaciones sentimentales de Daniela Franco

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