Xa'aqpuni' xalamaqan kintalakapastaknikan. Cuentos totonacos de Pantepec, Puebla

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Cuentos totonacos de Pantepec, Puebla





X A ' AQPUNI ' XALAMAQAN KINTALAKAPASTAKNIKAN CUENTOS TOTONACOS DE PANTEPEC, PUEBLA TRADUCCIÓN TOTONACO ESPAÑOL POR MIGUEL RODRÍGUE Z SUS ANO REVISIÓN E INTRODUCCIÓN FÉLIX RODRÍGUEZ LARA PRISCA HERNÁNDEZ MARTÍN

PRÓLOGO

ALEJANDRO VÁZQUEZ ESTRADA

con 12 grabados originales de Isaura Nerea Pérez Chávez y Juan Jacob Ángeles Atexcatenco




Primera edición, 2021 Xa'aqpuni' xalamaqan kintalakapastaknikan. Cuentos totonacos de Pantepec, Puebla NARRADORES 2021 Juan Francisco Castro, Manuela Francisco Eduardo, Pío García María, Lucía María González, Emilia Lara Márquez, José Juan Mariano Rodríguez, Leopoldo Rodríguez Domínguez, Francisco Rodríguez Rodríguez, Miguel Rodríguez Susano, Cristóbal Toribio Vargas y Juan José Valderrama María COMPILADOR Félix Rodríguez Lara

TRANSCRIPCIÓN Miguel Rodríguez Susano, Félix Rodríguez Lara

TRADUCCIÓN Miguel Rodríguez Susano Félix Rodríguez Lara DISEÑO DE PORTADA MAQUETACIÓN Monserrat Acuña

Y

ILUSTRACIÓN Isaura Nerea Pérez Chávez Grabados Juan Jacob Ángeles Atexcatenco D i s e ñ o d e gr a b a d o s

CORRECCIÓN

DE ESTILO

EN ESPAÑOL

Prisca Hernández Martín Monserrat Acuña CORRECCIÓN

DE ESTILO

EN TOTONACO

Miguel Rodríguez Susano Félix Rodríguez Lara REVISIÓN EN TOTONACO Juan Antonio Carrasco, Herminio Vargas Castro, Victorino Valderrama María

ISBN: 978-607-99337-1-5 Este libro fue realizado con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (Fonca), a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2019. Se autoriza la reproducción de este libro total o parcialmente, por cualquier medio, actual o futuro, siempre y cuando sea para uso personal, individual, sin fines de lucro y citando la fuente original. Editado e impreso en México




PRÓLOGO



LAS PALABRAS DEL TRUENO Hace cincuenta años, el antropólogo francés Claude LéviStrauss proponía al mundo el estudio de las estructuras simbólicas y sociales que acompañan el desenvolvimiento de la diversidad de experiencias humanas. Su propuesta, aplaudida por unos y fuertemente criticada por otros, establecía una visión que descentralizaba a los seres humanos como únicos sujetos poseedores de la organización social, sistemas de parentesco, intencionalidad y todo aquello que los y las antropólogas han enunciado como cultura. De ahí que el análisis estructuralista encontrara en el estudio de los mitos, el material útil para la comprensión de los sistemas de creencias, modos de intervenir el mundo y formas organizativas para el devenir de los tiempos y el espacio. Para el enfoque estructuralista, las entidades no humanas como los animales, las plantas, la tierra, el agua, el clima, el andar celeste, el sol, las estrellas, la luna, los santos y los difuntos tienen un modo de comunicación, un idioma y un pensamiento; en estos personajes, distribuidos en una gran diversidad de ecosistemas, encontramos al héroe, al ogro, la bruja, al vengador o al justiciero. Antagonistas y protagonistas envueltos en el drama social de su andar por el mundo, a veces, desde un tiempo mítico y otras desde un espacio perenne. Los mitos, apuntaba Lévi-Strauss, tienen medios y fines, enseñanzas que vuelan entre los humanos, se comparten por regiones y van adaptándose a las transformaciones de los hombres y mujeres que los viven y recuerdan. Durante más de treinta años, Lévi Strauss se dedicó a registrar, sistematizar, comparar y analizar mitos de todas partes


del mundo. Así, tuvo en las sociedades amerindias una de las principales regiones. A mediados del siglo pasado, donde los aviones eran de motor y los barcos trasatlánticos surcaban las invisibles olas de los océanos, sus estudios indicaban que la vitalidad del mito estaba perdiendo poco a poco terreno frente a la radio, la televisión, la prensa escrita y la migración. Lamentó que sus estudios se convirtieran en testigos de una realidad que, lenta y progresivamente, se tendría que extinguir. El mito, tan frágil y al mismo tiempo persistente como la diversidad de las culturas ancestrales que aún habitan nuestro lastimado mundo, sigue vivo e imparable. A lo largo del tiempo, ha tenido que cambiar de piel, de hojas y de corteza. En algunos lugares le llaman cuento, en otros, relato o historias de los antiguos. Sin embargo, en su contenido hablan los tiempos que no tienen tiempo, las pedagogías de lo no humano y las sabidurías morales y éticas de la vida más allá de los hombres, las mujeres y sus culturas. La presente obra da fe y testimonio de ello. A lo largo de los 22 textos contenidos, vamos escuchando la voz de seres tan magníficos como el Sol, la Luna o Aktsini' y otros tan cotidianos y modestos como el gusano borrego, los pajaritos y la chuparrosa. En ellos hay ingenio, intensión, performatividad y razones. En ellos sobrevive el espíritu del tiempo que evoca los modos de relación necesarios para establecer equilibrios y reciprocidades articulados en un dar, recibir y devolver. La voz de los personajes de estas narraciones es importante. Tanto la de un mosquito o la de un trueno, como la de una serpiente o una mazorca, toda voz tiene conocimiento, a veces para dejar en evidencia comportamientos buenos o malos, otras para prohibir y 6


prescribir comportamientos que brindan un equilibrio más allá de lo humano. Ese es un principio indispensable de estas narrativas, nos dejan una idea clara de una comprensión sistémica del mundo: no hay milpa sin el trabajo de la tierra, no hay humanos sin agua, cerros y truenos. No hay vivos sin muertos y no hay fiesta comunitaria si no nos beneficiamos todos. Ahí radican las enseñanzas del trueno, del dueño del maíz, de los compadres, de los santiagueros. El mundo de los humanos es tan frágil que necesita la estructura de las espadas sagradas, la fuerza de los astros y la inteligencia del conejo. Esta maravillosa compilación es un silabario para comprender la cosmovisión de los totonacos. Es una guía para entender sus modos de relación con la naturaleza y sus formas rituales dentro de su vida cotidiana. Es un mapa de ruta donde el itinerario es infinito y el andar el regocijo cuando de pronto sentimos el aire fresco de la lluvia imparable y el sonido del agua que en todas sus formas moja los rincones de la vida cotidiana; gracias a la memoria y voz de doña Lucía, don Cristóbal, don Francisco, don José Juan, don Juan José, don Miguel, doña Manuela, doña Emilia, don Leopoldo, don Juan y don Pío. Sus relatos, ahora convertidos en escritura, nos regalan un paisaje de símbolos y signos que representan la filigrana de la cultura, las ontologías del mundo y las cosmovisiones en general. Su voz nos lleva a mojarnos en la profundidad del río, la calidez del trapiche o la negrura del pozo. Las consejas con las cuales terminan varios de los relatos son aprendizajes, sabiduría moral que deja a quien lee y escucha una metáfora que se convierte en posibilidad dentro de comportamientos futuros.

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Agradezco a Félix Rodríguez y a Prisca Hernández por la invitación a prologar esta obra. Ellos son la muestra fehaciente de la fuerza y vitalidad de los jóvenes indígenas contemporáneos. Enhorabuena a todas y todos los que han colaborado en esta obra. Su existencia no sólo da testimonio de una cultura, sino la necesidad de reconocer y reivindicar los conocimientos de las culturas originarias como elementos clave para la sobrevivencia de la experiencia humana.

Alejandro Vázquez Estrada 4 de mayo de 2021

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INTRODUCCIÓN El proyecto Retoños de las palabras de nuestros abuelos surgió a raíz de la preocupación por el paulatino desplazamiento de las lenguas originarias, en este caso, del náhuat de Zoquiapan (masewaltahtol) y del totonaco de Pantepec (tachiwin), ambas habladas en el estado de Puebla. Así también, en tanto que pertenecemos a estas comunidades, nos hemos dado cuenta de que no hay suficientes materiales de lectura que reflejen nuestra cosmovisión y nuestra lengua. Ante esto, propusimos la publicación de dos volúmenes de cuentos y relatos de tradición oral, cuyo propósito es la divulgación de los mismos. El nombre del proyecto surgió a partir de la reflexión que hemos tenido sobre la tradición oral, pues nuestros abuelos son los conocedores de nuestras culturas; no obstante, depende mucho de las nuevas generaciones que su sabiduría se siga transmitiendo. De ahí surge la idea de los retoños, para que la palabra, el pensamiento y las enseñanzas sigan vivos y continúen siendo difundidos a través de la oralidad. Los cuentos y relatos que aparecen en los dos tomos poseen características diferentes, ya que el proceso de compilación no fue el mismo. La mayoría de los cuentos y relatos de Pantepec se recopilaron en español y otros más en totonaco. No obstante, si bien en algunos casos los textos llegaron a nosotros en español, la esencia sigue siendo totonaca. Por otro lado, en el caso de los recopilados en Zoquiapan, fueron obtenidos en masewaltahtol y, posteriormente, fueron interpretados al español, ya que todos los colaboradores son hablantes de la lengua. Sin embargo, aunque los cuentos hayan sido recopilados en una u otra lengua en cada uno de ellos se reflejan las creencias, el medio


natural y las costumbres de las dos culturas. En las palabras de los narradores está la sabiduría, así como las prácticas culturales que se han llevado a cabo y se han transmitido durante muchas generaciones. La cercanía que siempre mantuvimos con nuestros colaboradores fue una de las ventajas de nuestro trabajo, es decir, después de haber realizado las grabaciones, nuestras visitas y pláticas continuaron, pues todas las dudas que fueron surgiendo en el proceso de transcripción, traducción e interpretación pudimos aclararlas acudiendo nuevamente a ellos. Así mismo, reconocemos que todo este proceso fue de mucho aprendizaje para nosotros, no sólo de la lengua, sino también de muchos referentes (plantas, animales o eventos) a los que se hace alusión en los cuentos y que incluso nosotros desconocíamos. Con esta labor nos dimos cuenta del papel activo del editor o recopilador, quien tiene que estar en continuo diálogo con los narradores y esto muestra también que no solo por ser parte de la comunidad tendremos todas las respuestas. En estos cuentos podrán encontrarse muchas otras historias que se entretejen o enlazan y la unidad que los articula puede ser un personaje, un tema o un evento. Otros son menos extensos y presentan acontecimientos cómicos. Así también, cabe señalar que en nuestras comunidades no existe la diferencia entre cuento, mito o relato, entre otras clasificaciones técnicas. Sin embargo, no ofreceremos más especificaciones, pues nuestro objetivo no fue hacer una interpretación exhaustiva o precisa de ellos. Es importante mencionar que, al tratarse de la oralidad, los cuentos nunca serán contados de la misma forma, aun cuando se trate del mismo narrador, ya que, de acuerdo con las experiencias obtenidas, nos percatamos de factores que 12


influyen en torno a las narraciones: la disposición de quien cuenta, su estado de ánimo, su edad, entre otras. Además, los narradores tienen la facultad de agregar o suprimir ciertos elementos que ellos consideren necesarios o no en ese momento. Por otro lado, los gestos, los movimientos, la mímica, el tono de la voz y las pausas, también enriquecen a un cuento oral, pero se pierden con su escritura postrera. Como sabemos, se siguen discutiendo temas relacionados con la normalización de la escritura de nuestras lenguas originarias. No obstante, uno de los problemas a los que nos enfrentamos cuando se trata de fijarlas en un formato diferente al oral, es la manera en cómo hacerlo, pues hasta este momento, no existe una norma estándar. En estas dos publicaciones de cuentos nahuas y totonacos, se han tomado decisiones a partir de las necesidades a las que nos hemos enfrentado. La finalidad de seguir ciertas convenciones estuvo pensada, en todo momento, para el público lector, que va desde aquellos que son hablantes de nuestras variantes hasta quienes son ajenos a ellas. Al tratarse de lenguas que están en contacto con el español, los narradores también recurrieron al uso de préstamos. Por tal motivo, optamos por no forzar la traducción o interpretación de términos: pero, pues, entonces y otros conectores, interjecciones y nexos —incluso algunos sustantivos— para no simular un supuesto purismo lingüístico. Éstos se marcan con letras cursivas y son un reflejo de nuestras lenguas vivas, que se encuentran en constante cambio. A continuación, se exponen en rasgos generales las grafías que se emplearon en la escritura de ambas lenguas.

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Tabla 1 Inventario de relaciones grafofonéticas de la lengua totonaca de Pantepec, Puebla

Fuente: Elaboración propia, basada en MacKay y Trechsel (2005) y García (2006).

Como se puede observar, la lengua totonaca (tachiwin) de Pantepec, Puebla, consta de diecisiete consonantes: ch, j, k, l, lh, m, n, p, q, s, t, tl, ts, w, x, y, ' (Tabla 1). Se pronuncian iguales que en español, excepto: lh, q, tl, ts, x, '. El uso de /tl/ es muy restringido en esta variante, a diferencia de otras, ya que únicamente lo encontramos en verbos de la forma: takutli, ‘salió del agua’; taspitli, ‘regresó’; skatli, ‘aprendió’. El saltillo (') aparece al final de palabras terminadas en vocal: lhuwa', ‘mucho’; taqonu', ‘jícara’; chuntsa', ‘así’; en medio de vocales: ixta'an, ‘iban’; ixle'emakatsa', ‘ya lo llevaban jalando’. Respecto a las vocales en totonaco, hay distinción entre breves (a, e, i, o, u) y largas (a:, e:, i:, o:, u:). Sin embargo, 14


en la antología que aquí se presenta decidimos no marcarlas, pues no hay un acuerdo acerca de cómo representar estas últimas, y para ello, influye mucho la pronunciación de quien habla totonaco como su lengua materna. Por otro lado, en la Tabla 2, se muestran los fonos y las grafías usadas para representar el inventario fonético del náhuat de Zoquiapan: Tabla 2 Inventario de relaciones grafofonéticas de la lengua náhuat de Zoquiapan, Puebla

Fuente: Elaboración propia, basada en Launey (1992).

Por otro lado, en la escritura de la lengua náhuat (masewaltahtol) de Zoquiapan, Puebla, se emplearon las siguientes grafías: ch, k, kw, l, m, n, p, s, t, ts, w, x, y (Véase Tabla 2). El uso de la /g/ es muy restringido y en esta antología 15


sólo aparece en dos palabras: tagat, ‘hombre’ y kimagato, ‘le fue a pegar’. En otras variantes dialectales se pronuncia /k/ y no /g/. Sin embargo, en estos casos decidimos no cambiar la grafía g por k, debido a que, en el caso de la segunda palabra, kimagato, si se pronunciara con /k/, cambiaría de significado: kimakato, ‘le fue a dar’. Así también, la lengua náhuat de Zoquiapan carece del fonema /tl/, por lo que únicamente la empleamos en los topónimos. Respecto a las vocales, el nahuat presenta cuatro breves (a, e, i, o) y cuatro alargadas (a:, e:, i:, o:). Sin embargo, en la escritura de los cuentos en náhuat de esta antología, se tomó la decisión de no marcar las vocales largas por falta de criterios o convenciones de escritura. En esta variante del náhuat no existe la presencia de la /u/ como vocal, y, para no generar confusiones, determinamos emplear el dígrafo kw para representar el fonema /kw/ que suena en español como “cu” de cueva. Por ejemplo, encontramos ese sonido en kwali’, ‘bien’ y kwika, ‘lo lleva’. Así también, se empleó la letra w para no confundirla con la vocal /u/ en palabras como: welik, ‘sabroso’ y witsaˈ, ‘viene’. Cabe destacar que la aspiración y el saltillo no se marcan en muchas propuestas de escritura del náhuat moderno. Sin embargo, en esta edición consideramos importante el siguiente criterio. Para distinguir la aspiración [h] y el saltillo glotal [ʔ], decidimos representarlos gráficamente: la letra h para el primer caso, y el apóstrofe ˈ, para el segundo. El no representarlas podría ocasionar ambigüedades, principalmente cuando se manifiestan al final de algunas palabras; con frecuencia, el sonido aspirado es casi imperceptible, por esa razón, en ocasiones es difícil identificarlo. Para poder distinguir estos dos sonidos presentes 16


en la lengua, fue pertinente hacer una lectura en voz alta, así como pensar en posibles confusiones que pudieran ocurrir en caso de no pronunciarlas correctamente. Algunos ejemplos los proporcionamos a continuación para aclarar estos fenómenos: 1.

kihtowaˈ kihtowah

él o ella dice. ellos o ellas dicen.

2.

nikwaˈ nikwah

yo como. yo comí

La presencia gráfica de la aspiración (h) y el saltillo (ˈ) se emplean para diferenciar casos en los que puede haber confusiones en el significado de las palabras si no se pronuncian correctamente. En otros casos, la aspiración y el saltillo no generan ambigüedad en las palabras, pero ayudan a una mejor pronunciación de la lengua. Es necesario mencionar que con este proyecto se espera que ambos tomos sean útiles para recordar las palabras de nuestros ancestros llenas de sabiduría, y se busca que en un futuro haya más personas interesadas en exaltar nuestras lenguas mexicanas, pero, sobre todo, que se sigan hablando. Además, con la publicación de estos cuentos, no pretendemos fijar sólo una versión de ellos, porque en la tradición oral permanecen vivos, se transforman, son dinámicos y se enriquecen. Cada cuento y cada relato nos aporta una pieza del rompecabezas que poseen las personas que narran, cuentan y relatan. La presentación escrita es una manera de indicar una impronta en el panorama cultural y de esta manera, darle voz a la comunidad. Igualmente, es necesario que más hablantes 17


maternos de estas lenguas originarias se involucren en su estudio o investigación para que contribuyan a la comprensión de los fenómenos lingüísticos, pues incluso nosotros hemos tenido muchos problemas para acercarnos a su escritura y explicación. Finalmente, agradecemos a la Universidad Autónoma de Querétaro porque este proyecto nació en uno de sus programas, mientras cursábamos la Maestría en Estudios Amerindios y Educación Bilingüe (MEAEB); al Laboratorio de Educación y Mediación Intercultural (LEMI) por facilitarnos el equipo de grabación; al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) por brindarnos su apoyo para la edición y logro de los dos tomos. Así también, agradecemos a todas las personas que colaboraron en este proyecto: a los ilustradores, traductores, revisores, diseñadores, pues esto es una muestra de que es necesario el trabajo en equipo. En nuestra propuesta está el amor a una causa, el compromiso en favor de nuestras lenguas, encaminado a mantenerlas y a colaborar en su difusión y visibilización. Agradecemos a todo el equipo, pues sin su participación, este trabajo no habría sido posible.

Prisca Hernández Martín y Félix Rodríguez Lara Referencias García, C. (2006). Manual de fonética totonaca. México: Secretaría de Educación de Veracruz. Launey, M. (1992). Introducción a la lengua y literatura náhuatl. México: UNAM. MacKay, C. y F. Trechsel (2005). Totonaco de Misantla, Veracruz. México: El Colegio de México. 18




XA'AQPUNI' XALAMAQAN KINTALAKAPASTAKNIKAN



WAN TANTOQTOQ YA TANTSIKTSIN AXNI' TAXTUMA CHICHINI' Lucía María González Ixwi laqatin puqalhtawaqa lha ixta'an lhuwa' tantsiktsi' antsa' ixkamasunikan talhin. Wan tantoqtoq to'oqtin tanulh nak puqalhtawaqa. Maqatna', maqatna’ ixqaxmata ya ixlaqtsin tu ixtalhawa ti ixta'an nak puqalhtawaqa. Tatu' ixtanu kuma ixlaktatimin tatu' ixtalakaskini. Utsa' tatu' ixlitanu nak puqalhtawaqa wan tantoqtoq. Ya axni' chilhtsa' wan chichini' axni' nata'an, ixtataxtulhtsa', wan maqalhtawaqeni' ixkamani tapalhuwa xatamanin ixtaqalhtawaqanin tantsiktsi' utsa' kanatse kalimanika, ya mat wan maqalhtawaqeni' kamaqtayalh, ya axni' tapajtsulh wan tantoqtoq, ya walh: —Ana' kit ana' naikan, ana' kit naiklhi. —¡Ya wix tun katsiya' tatu' ikmaqalhtawaqen! ¿Achi pinkutuna'? ¡Wix tuntu katsiya'! —Tse —qalhtinilh wan tantoqtoq—. ¡Kit ikskatli! Ya walh wan tantoqtoq, kakinqaxpati naiklhiniyan wanilh wan maqalhtawaqeni', ya wan maqalhtawaqeni' axni' qaxmatqolh, laqatilh kuma wan tantoqtoq liwakatse lhilh, tuxta chuntsa' ti kamaqalhtawaqelh. —¡Kaqaxpatit! —kawanilh wan ti kamaqalhtawaqelh—. ¡Wixinan ikamaqalhtawaqen, ya tatu' skatit, tu ikamasunin! ¡Kalaqtsintit wan tantoqtoq liwakatse skatli! ¡Ya chuwaj anqolhtsa' kilimanin! ¿Chuwaj chi naiklimani ixluxu? Chaxman kinqalhtaxtuni wan xkunawa' limanin. —Chuwaj chukalilacha', chuntsa' naikmani.


Ya maninikatsa ixluxu, chu xkunawa' tamanin lacha'. Ya alh lhi ixlitantoqtoq kuma wan maqapitsin tantsiktsi' ta'alh tsisat, tsisat ixtaputsalhawan wan chichini' ya tatu' ixtaqaqsa, tatu' ixtaqaqsa, ixtaputsalhawan. Milh laqatin chichini' taqaqsli laqatin qalha chiwix wan lha wan chichini' ixtanuma. Ya antsa' ixlakawama laqatin sluluk kuma ixpasqoma, tsej tsutsoq ixpawama kuma ixmachichi' wan chichini'. Antsa' qaqska. Ya kawanika wan tantsiktsi': —Chuwaj antsa' nalhiyatit, chuntsa' natalaki lalan natalaki wan chiwix. Chuntsa' tawalh, ixtapaqlhkutun wan chiwix. Ixtalhi, ixtalhi wan tantsiktsi'. —Chuwaj wixinan atsa kalhitit ixkawanikan wan tantsiktsi'. Chuntsa' palheqelh wan kilhlikan ya wan amaqapitsin tantsiktsi', ya taxtucha' qetin tuntsukulh lhi ya xla' tsukulh lhi wachilh napaqlhatsa' wan chiwix, ya tsukulh lhi. Ya ixtalhiqotsa'. Ya wanma tantsiktsi' utsa' ixqalhi putaij tin tse napaqlha wan chiwix tsukulh lhi wanma tantsiktsi'. Utsa' mat wan ti paqlhma wan chiwix, chuntsa' ixlhi. Ya ixlhi, ya axni' tapaqlhitsa' wan chiwix, ya chuntsa' ixlhi wan tantsiktsi'. —Qoluj tsiwis, qoluj tsiwis —utsa' wilinima wan chiwix ya mapupitsilh wan chiwix na ixtalhin. Ya chuntsa' tatsukulh tawan maya tsisat wan tantsiktsi' ixtalhini wan chichini'. Ixliwaqkan wan tantsiktsi' ixta'an talhini ya taliqantayalh wan tantoqtoq ana' kalhilh kuma ixtalhin kanatse. Ya tatu' kanatse manika kuma tutsa' akcha'alh wan limanin. Chuxachi tamanilh, ya utsa' liwaka lilaqatit lhi. Ya chuntsa' tsukulh lhini katsisatna'. Axni' ixkilhtamakuj wan 24


tantoqtoq poqtu tsisat talhimanalhtsa' ixliwaqkan wan tantsiktsi', mat chuntsa' lhi kuma mimatsa' wan chichini'. —Qoluj tsiwis, qoluj tsiwis —ana' lhi wan tantsiktsi'. Wanikan Qoluj tsiwis wanma tantsiktsi' paqlhi wan chiwix. Ya wan tantoqtoq ilhini ixlimakamin wan chichini'. Chuntsa' lalh ixputaij, utsa' ixputaijkan wan tantsiktsi', talhini wan chichini'.

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LOS PAJARITOS, LA PRIMAVERA Y EL NACIMIENTO DEL SOL

Lucía María González Había una escuela donde asistían muchos pajaritos, ahí les enseñaban a cantar. La primavera1 era un pajarito que nunca entró a la escuela. De lejos, de lejos escuchaba y veía lo que hacían los que estaban en clases. La primavera no entraba porque a su familia no la dejaban y, por eso, no acudía. Y ya, cuando llegó el día en que debían irse, porque tenían su misión, la maestra pintó de colores a sus alumnos, los pajaritos. Por eso bien bonitos los pintaron. Ya según la maestra los preparó, y entonces que se acerca la primavera y dice: —¡Yo también voy a ir! ¡Yo también voy a cantar! —Pero, ¡tú qué sabes si no te dimos clases! ¿Por qué quieres ir? ¡Tú no sabes nada! —¡Sí! —respondió el pajarito—. ¡Yo sí aprendí! Para demostrarlo, la primavera empezó a cantar y le gustó mucho a la maestra, porque ese pajarito cantó mejor que sus alumnos. —¡Miren! —les dijo a sus alumnos—. ¡A ustedes les di clases, pero ustedes no aprendieron lo que yo les enseñé! ¡Miren a la primavera! Mejor ese pajarito aprendió. ¡Y ya se acabó mi pintura! ¿Ahora cómo le voy a pintar su ropa?

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Turdus grayi. (N. del E.).


El único que sobraba era el color café. —Ahora ya ni modo, de este color lo voy a pintar. Le pintaron su ropita, nomás de color café quedó y se fue de primavera a cantar, se fue con los demás pajaritos. Todas las mañanas, todas las mañanas andaban buscando al sol y no lo encontraban, no lo encontraban, lo andaban buscando. Un día hallaron una piedrota grande en donde el sol estaba metido y, ahí, se encontraba echadita una lagartija, porque se estaba calentando; bien rojita tenía su pancita, porque le pegaba lo caliente del sol. Ahí lo encontraron y les dijeron a los pajaritos: —Ahora ahí van a cantar para que se abra, se tiene que abrir la piedra. Así dijeron, querían partir la piedra. Cantaban y cantaban los pajaritos. —A ver tú canta aquí—, se decían los pajaritos. Así pasaron el clarín y todos sus compañeritos, todo tipo de pajaritos. De repente, se escuchó uno que empezó a cantar y a cantar. Dicen que ese ya cantaba como si rompiera la piedra. Ese pajarito era el que tenía el destino de abrir la piedra, así que siguió cantando. Cuando logró romperla, así se escuchaba el pajarito: —Qoluj tsiwis, qoluj tsiwis. Estaba partiendo la piedra, así cantaba; le estaba pegando a la piedra y la partió con su canto, pero no era la primavera. Entonces, acordaron que todas las mañanas los pajaritos le cantarían al sol. Todos los pajaritos iban a cantarle y le encargaron a la primavera que también cantara, porque su 27


canto era muy bonito, aunque su plumaje no tanto. Ya no lo pintaron bonito, porque ya no alcanzó la pintura. Lo pintaron como quiera, pero es el que canta más bonito. Y así empezaron a cantarle todas las mañanas. En los días de primavera muy tempranito ya están cantando los pajaritos, por eso cantan así, porque ya viene el sol. —Qoluj tsiwix, qoluj tsiwix —se oye y así se llama el pajarito que rompió la piedra. La primavera también se escucha, le da las mañanitas al sol. Esa es la misión de los pajaritos, cantarle al sol.

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WAN CHICHINI' YA WAN MALHKUYU' Lucía María González Ixawan mat wan malhkuyu' ixqalhi ixtatachiwin: —¡Ya pajtsutsa' naikantsa' kilichichini'! ¡Ya pajtsutsa' naikantsa' kilichichini'! Ya ixtalalhawan utsa' mat wan malhkuyu' ya wan chichini', ya wan chichini' mat chatin qawachukus ixwanit, ya wan malhkuyu' mat liwakatsa' mat qalha ixwanit, ixqalhitsa' ixtaski'. Ya wan chichini' chatin qawachu ixwanit. Wan laqtsijununin ixtawanitsa' mat wan qawachu na'an ixlichichini' kuma wan laqtsijununin tse talaqtsin kintalanankan, wan talanan tulimina. Wan chichini' poqtu istankalhawan xamitsinaj ixchichi'. Ya wan malhkuyu' ixanlaqtsin ixtaski', mat ixwani mat na'antsa'. Ya axni' kalilaqtseqsakatsa' ti ixlistunkwa' na'an ixlichichini'. —Chuwaj kachipa wama —maxkika poqalhtin sqewiwi chitin wanikan pawpaw, tu oqtin ti', staqna chitin, wan ponqojna' xanat, laklhman xanat, lakstililin xachitin ya wan xaxanat na ixaqan taya, axni' mapatininkan Makilhtamakujnu'. Utsa' kamachipika ya tamaxkilh wan chichini', ya skawawalh lha nayawa, chipalh ya axni' maxkika wan chatin mat liwaka stalanqlalh, snapanqalalh kuma malhkuyu' nala. Ya ixtakatsitsa' ti chichini' naixla, ya wan malhkuyu' tsukulh stalani wan chichini' kuma mat tatu' ixlakai kuma utsa' ixlalh chichini'. Ya wan malhkuyu' lalan malhkuyu' naixla. Aqcha'alh, katsankatsinilh wan chichini' utsa' ixlakata tsukulh liqospasa. Wan malhkuyu' wanilh ixtaski':


—¡Pajtsutsa' mima axni' naikan kilichichini'! —¡Chu napina' milichichini'! ¡Tatu' tipit milichichini'! Achatin na'an ixlichichini' —qalhtinilh wan tsumajat. Ya tayalh, ixcheqema ixqawaj, tayalh ixqax tunqalhi aqlhqoma ya chaj lakamawakalh ti iskinit. Utsa' liwankan mat laqatsitseqe, utsa' litasuyu talakapilinit wan malhkuyu', utsa' chuntsa' lilanit. Wan qawachu limachipinilh ixchichi'. Mat wan: —Naikmachoqo kinchichi' panu' nakilamaqtaqalhniya talaqalhaman. Chuntsa' walh axni' alh. Utsa' taliwan wan chichi' tatutse palh tukamaqtaqalhti. Wan chichi' tse kamaqtaqalhwi. Palh naliwiliniya kiwi' na ixtanqan wan chichi', tatutse. Wi chixku' tintatu' qalhi ixaklhkunuk ya kuknika wan chichi', mat tatu' oqtin ti palheqelh katsankatsin.

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EL SOL Y LA LUNA Lucía María González Dicen que el sol era un niño. Los adivinos, los que alumbran, ya habían dicho que él iba a ser el sol porque los adivinos pueden ver nuestro don, el don que traemos. El sol siempre andaba jalando su perrito. En cambio, la luna tenía su novia y cuando la iba a ver, le decía: —¡Ya pronto me voy a ir de sol! ¡Ya pronto me voy a ir de sol! Pero andaban compitiendo entre ellos para convertirse en el sol y en la luna: el sol era un niño y la luna era más grande, por eso ya tenía su novia. Y cuando ya los pusieron a prueba para saber quién sería el verdadero sol, les dijeron: —A ver, agarra esta planta —y les dieron la planta que nunca se seca; la siempreviva2, la flor de bombita, como globito; da su flor alargadita, sus hojas son redondas y su flor se da en el tallito por Semana Santa. Se la dieron al sol, pero se tostó donde lo mandaron a poner; después, tomaron otra planta y se la dieron al otro, y cuando la agarró, se hizo más frondosa porque él iba a ser luna. Ya sabían quién iba a ser el sol, y entonces, la luna empezó a seguirlo porque no lo quería, porque él quería ser el sol. Se enojó, le tuvo envidia y por eso lo fue correteando.

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Kalanchoe pinnata. (N. del E.).


La luna le decía a su chamaca: —¡Ya pronto me voy a ir de sol! —¡Qué vas a ir de sol! ¡No vas a ir de sol! ¡Ya alguien va ser el sol! —respondió la muchacha. Y como ella estaba lavando su nixtamal, agarró su jícara con nejayote y se la aventó en la cara a su novio. Por eso se quedó meco, por eso se ve manchada la luna. Por eso está así. El niño encargó mucho a su perrito, cuando ya se iba a ir: —Lo dejo mi perrito. Yo lo quiero mucho, pero, por favor, me lo van a cuidar como yo lo quiero. Así dejó dicho y se fue de sol. Por eso dicen que se debe tratar bien a los perros. Hay gente que no se tienta el corazón, y les dan golpes en la cabeza, pero ellos nunca pasarán de pobres.

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—¿Katsiya', qawachu? ikmaqyujukutunauj...

Chuwaj

na'anaskujauj.

Wi

laqatin

qestin,

tu


AKTSINI ' Cristóbal Toribio Vargas Aktsini' utsa' wan palha uni' qaxmatkan axni' tutsa' taqenukutun wan xkan. Ya wanma palha uni' qaxmatkan, mat antsa' tsukuyacha' mat xakilitachiwinan kintata', mat ixwi chatin qawachu ana' ixwi ixtatimin. Ya nilh wan xatata'. Tatu' maqan, nilh wan xatsi'it. Ya choqtin tutsa' qalhi lha natachoqo wan qawachu. Choqtin mat ta'alh ixkuk, ya mat tatu' kana' ixpaxki. Ixqalhi laqatin takuxtu ixkuk ya mat wani ixpuxnimit: —¡Katsiya' tu nalhawaya, qawachu! Kuma chuwaj kinxawatkan tsaqtsamatsa', chuwaj napina' maqtaqalha antsa'. Tatu' nataqenuya, maski kalalh xkan antsa' natachoqoyachi. —Tse —walh wan qawachu. Xla' lalan ixqaxmata kuma antsa' ixwayan. Alh, ixkuk lhawalh lha nataqlhapataya, ya walh qantunu' kiwi' ya antsa' ixtaya wan qawachu, talhman chuntsa' maqat nalaka'an, ixtataya ixputalatna', palh ixwi laqatin tantsiktsi' antsa', ixmaqalchoqo ixputalatna' ya ixmaka'an. Ya chu laqatintus milh wan uni', tuxlit tsukulh qaxmatkan wan jilini'. Milh wan xkan, ya tsukulh maqlipa, ya xla' ixlakawaya pa'akxtu, kuma mat wani ixkuk palh tatu' nataqenu. Pus antsa' ixchipaxtoqtaya wan xkan. Ya tus tus ixmaqlipma. Ya choqtin chilh chatin Maqlipni', ya mat wanilh: —Kaqaxpati, qawachu, ¡Kataqenu kuma ikskujmanauj!

¡wix

tatu'

aqawanana'!

—Tula ikan —qalhtinilh wan qawachu—. Palh naikan, nakinkilhni kinkuk. Ana', walh palh tatu' iktitaqenulh kit.


—¿Tuchuwaj? ¡Pus kilamamaqchuyiya! —Pus tula ikcha'an ixchik kinkuk. —Tse, palh tula chipina' na ixchik minkuk naikle'enan. Chipalh ya le'elh. Le'elh antsa' lhan tawilanancha' wan Jilininin. Axni' tacha'alh wanika: —Kalaqtsi, qawachu —walh wan Jilini'—, palh tatu' wayanita, kawaya'. Kalakata, atsa wi tawaij. Chuwaj, palh wakutuna' seqna', an wilacha' wan aqatin kiwi', chiaqanukanit talhman. Ya tatu' napuxqoya. Palh wakutuna' chuqetin, chu namaqlhtatsupa qantin mimaqspulh, ya ixekstu nachin na minmakan; ya palh qetu wakutuna', namaqlhtatsupa minqantu maqspulh, chuntsa' qetu napuxkan. Ya wan stapun cha tantsunaj wi. Kuma ana' naikwayanauj axni' naiktaspita, natayaya tantsunaj. Kalaqtsi', chuntsa' nawiliya xamitsinaj taqonu' —wan Jilini' maxkilh laqatin mitsinaj taqonu' ya tejtin ixwanitelha—. Pupitsi wama taqonu' namakchaya wan nak tamesli. Ya natalhqoya. Ya antsa' natachoqoya', antsa' nawayana'. —Tse —walh wan qawachu. Ya wan Jilini' kata'alh ixtaskujni'. Ya ixliqalhatus, wan qawachu pastakli: “Kiwanika palh naikmakcha stapun”. Axni' ixwilima wan tamesli nak pumalhkun, lakpuwampa: “¿Chu chu makstinaj stapun naikmakcha? ¡Pupitsi wa mitsinaj taqonu'! ¡Chu xlakan tu nataliwayan! Naikmatsuma wama mitsinaj taqonu'”. Ya chuntsanu' matsamalh wan mitsinaj taqonu', ya majulh wan stapun wan nak tamesli. Ya talhqolh alistan tsukulh pupu, pupu, pupu… ¡Lhuwa' stapun lalh! Utsa' liwanika chu makstinaj ixmajulh kuma talhuwi. Ya xla' tatu' qaxmatli, lhuwa' stapun majulh, ya xla' tatu' macheqxilh lhuwa' stapun majulh, kuma ana' ixtawalh wan Jilininin, kuma talhuwilh, ¡uh!, lhuwa tamaqalh. Ya chulhalha' poqoq wililh. 36


“¡Ah! ¿Ya chuwaj chi? Wan tu qalhtaxtulh kachalh. ¡Chuwaj naikwa seqna'!”. Ya tamakayawalh wachilh tayakutun wan seqna', ya chumaqtin aqputiwilaqolh wan seqna'. Juwe, mat wanika “Chuqantin minmaqspulh namaqlhtatsupa wan tu nawaya'”. Kuma qantu ixmaqspulh maqlhtatsupli, pus chuwaj laqminqolh wan lhuwa' seqna'. Antsa' lhawalh tu lilat. Ya kawalhtsa' wan seqna'. Alistan, tsukulh laqtsin, wan chik lha machoqoka. Chu anlha ixwi pulhtata. Tanulh lha tatu' ixqantayakanit. “Wama pulhtata tatu' namalakiya”, wanitakika. Ya antsa' ixlalhawan, ya lakpuwalh. “Tse, ¿tun tanuma nak chik lhan tukilakasnikan naiktanu?”. Ya choqtin mat malakilh wan maqalhcha. Ya tanulh. Chulhalha' ixlaqnuwaka wan talhaqan, ana' ixaqanu xalakpistinaj puma'aqanun. “¿Chi katatasuyukan wama?”, walh. Ya tapunulh wan talhaqan. Axni' lhaqanitsa' wachi' wan taj maqsqolh axni' maqlipa, maqsqoqolh ixchaqan chik ya wan tu lhawalh utsa' wan ixtalhaqan, ya xapistinaj puma'aqanun. “¡Chi okxkatsikan!”. Tsukulh liqamanan wan puma'aqanun ya choqtin qaxmatka wachilh tapanqli. Kuma lakalhuwa' qaxmatka, mat ana' taqaxmatli wan Jilininin. Qalhaskinika ti ixle'enit nak chik: —¿Chi lhawa' wan qawachu? —Pus antsa' ikle'elh. —¿Chu tatu' qaxpata wan tu lhawama? —kilhnika. Tus tus ixmaqlipa kuma wan qawachu ixliqamanama wan puma'aqanun. —¡Kapinchi kakilaqtsi' tu lhawama! Tamaqxteqli ixtaskujutkan. Ta'anqolh talaqtsin tu lhawama wan qawachu. 37


—¡Kalaqtsi'! ¿Achi litana wan qawachu? —walh chatin Jilini', ya maqlhtatsupli lha tilhma stapun chuwanlha—. Qelhuwa' seqna' maqanqonit, ya talhman chachu'u xakiwi' waka kuma wan qawachu stanka puxuqolh wan seqna'. —¡Ya ana' lhaqanit mintaqenu! —ana' walh chatin Jilini'. —¿Ya chuwaj chi nalhawayauj wan qawachu? Tatu' aqawanan, utsa' ixlimapatikanit. Antsa' ixmachoqo —takilhnilh wan achatin Jilini' wan tixle'enit. —Ya chuwaj kamaqenuj watsa, kuma liwaka jiksliwa nala —wampa chatin Jilini'. Tapastakli laqatin lilan chuntsa' wan qawachu tatu' kana' nalhawa lilat. —¿Katsiya', qawachu? Chuwaj na'anaskujauj. Wi laqatin qestin, tu ikmaqyujukutunauj. Chuwaj tseij kawaya', kawat seqna' ya wan stapun. Katseij waya', nakilata'ana' chanu' wix tse napuxa' wan qestin. Ya wan Jilinin tatsukulh taxaqali ixpuma'aqanunkan, ya takilh poqlhnu', xamixini xkan. Takilh qalha qestin. Ya wanika wan qawachu: —Kalaqtsi, wama qestin ikpuxkutuna. Chanu' wix tse napuxa'. —¡Juwe! ¡Kit tse naikpuxa! Ya mat tayalh wan puma'aqanun. Tsukulh ¡lhwanq! ¡lhwanq! liqamanan. Limaktsukulh maqlipa ya axni' pauj pankli wan qawachu tauxkanilh ya tujnulh, tatalicha' wan na qestin ya alh stanaxtampun pupunu'. Pus tse kuma wan qestin tatu' mat qestin mat, poqlhnu' mat ixwi lhan kitalakawakalh.

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Tawan utsa' mat wan Aktsini' tin tasayacha' nak pupunu' axni' tutsa' taqenukutun wan xkan. Qalhtiqo ya mat talinqxa wan tiyat axni' tasayacha' nak pupunu'. Ixtalhaqankan mat wan Maqlipninin utsa' mat wan tu maxqaqenin, ya wan puma'aqanun axni' mat maqlhtsanchipakan, ¡lhwanq! ¡lhwanq! limakawankan, taki talhman wan xamakskut. Wankan mat utsa' masuyu axni' lakutun xkan.

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AKTSINI' Cristóbal Toribio Vargas Aktsini' es el bramido que se oye cuando ya no se quiere quitar el agua. Pero ese bramido tiene su origen porque, según me platicaba mi papá, había un niño. En su familia falleció su papá, no tardando, se murió también la mamá. Luego, ya no tuvo en dónde quedarse el chamaco. Entonces, se fue con su tío, pero era medio malo. Tenía una milpa el tío y le dijo a su sobrino: —¡Sabes qué, m'hijo! Pues como ya la milpa está jiloteando, ahora tienes que ir a cuidar allá. No te vas a quitar, aunque llueva te vas a quedar allá. —Bueno. Él tenía que obedecer porque ahí le daban de comer. Se fue; hizo un tapextle3 el tío, puso unos palos y ahí se paraba el chamaco, arriba, para ver de lejos y con su honda, si había un pájaro ahí, le daba vueltas y tiraba. Y de repente, se vino el aire. No tardando, empezaron a oírse los truenos. Se vino el agua, relampagueaba y él estaba parado ahí arriba, porque le decía su tío que no se quitara, pues ahí estaba recibiendo el agua. Y los relámpagos ahí, dure y dure. De repente, llegó uno de esos relámpagos y le dijo:

3

Tapextle, algo que se pone debajo de un objeto. En el texto significa una especie de cobertizo sencillo en donde se paraba el niño. (N. del E.).


—Oye, niño, ¡tú no entiendes!, ¡hazte a un lado que estamos trabajando! —Es que no me puedo ir —respondió el niño—. Si me voy, me va a regañar mi tío. Además, dijo que no me quitara. —¿Cómo? ¡Pues si nos estás estorbando! —Pues no puedo llegar con mi tío. —Bueno, pues si no puedes llegar con tu tío, te llevaré conmigo. Lo agarró y se lo llevó. Lo llevó hasta allá donde estaban, donde vivían los Truenos. Entonces, llegando allá el Trueno le dijo al niño: —Mira, m'hijo, si no has comido, come. Aquí hay comida. Ahora, si quieres plátano, allá está el racimo, está colgado allá arriba. Pero no vas a cortar todos. Si quieres nada más uno, nomás lo señalas con un dedo y solito va a llegar a tus manos y si quieres dos, señalas con los dos dedos para que bajen dos. Y el frijol, pues ya hay poco. Como vamos a cenar también cuando regresemos, agarras un poquito. Mira, así vas a poner una jícara chiquita —el Trueno le dio una jicarita y continuó ordenándole—. Pues la mitad de esto pones en la olla y lo atizas. Y ahí te quedas, ahí comes. —Bueno —respondió el chamaco. El Trueno se fue con sus compañeros. Después de un rato, el chamaco se dijo: “Pues me dijeron que voy a poner frijoles”. Cuando ya iba a poner la olla en el brasero, pensó de nuevo: “¿Pues qué muy poquito voy a poner? ¡La mitad de esto! ¿Pues qué ellos no van a comer? Voy a llenar esta jicarita”. Y entonces llenó la jicarita, echó el frijol en la olla y lo atizó. Al poco rato empezó a hervir; empezó a subir y a subir y a subir… ¡Pues hizo un montón de frijol! Por eso le dijeron que 41


echara poquito, porque rendía mucho. Pero él no entendió, echó harto frijol pensando que no iba a alcanzar para que comieran los Truenos y como rindió, ¡puf!, tiró harto. Ya donde quiera puso montones. “¡Híjole! ¿Y ahora qué? Pues lo demás que se cueza. ¡Ahora voy a comer plátano!”. Que extiende sus dos manos como queriendo agarrar los plátanos, y que se le viene encima todo el montón. Sí, porque le dijeron que nomás con un dedo señalara el que se iba a comer, pero como señaló con las dos manos, pues se le vino todo el puño de plátanos. ¡Oh! ¡Hizo un desorden allí! Y pues ya, comió los plátanos. Después, empezó a ver, divisaba ahí en la casa donde lo dejaron. Por donde quiera había cuartitos. Se metió en donde le habían advertido que no lo hiciera: —Este cuarto no lo vayas a abrir—, le dejaron dicho. Pero anduvo ahí y pensó: “Bueno, ¿qué habrá aquí en este cuarto que no me dejan que entre?”. Por fin, abrió la puerta y se metió. Estaban colgados los trajes de los Truenos, donde quiera. Y también había espadas colgadas. “¿Cómo se ve uno con esto?”, se dijo. Y se embrocó un traje, pero cuando se lo puso, como si se hubiese movido un espejo, reflejó luego adentro y no se fijó. Agarró igualmente una espada: “¡A ver qué tal se siente!”. Empezó a jugar con la espada en su mano y de pronto se escuchó un estallido. Como retumbó en muchas partes, también lo oyeron los Truenos. Le preguntaron a quien lo había llevado a la casa de ellos: —¿Qué hiciste con el niño? —Pues lo llevé allá.

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—¿Qué no oyes lo que está haciendo? —le amonestaron. A cada rato se veía el relámpago, pues el niño estaba jugando con la espada. —¡Anda a verlo! Dejaron de trabajar y todos fueron a ver qué hacía el chamaco. —¡Mira! ¿Para qué traes al niño? —dijo enojado un Trueno y señaló el frijol regado por donde quiera—. ¡Está el montón de plátanos tirados y arriba sólo quedó el palito porque el niño desbarrancó todo el racimo! —¡Y luego tiene puesto el traje! —agregó otro de los Truenos. —¿Y ahora qué vamos a hacer con el niño? No obedece, por eso lo habían castigado. Ahí lo hubieras dejado—, le reclamaron los Truenos al compañero que se lo había llevado a vivir con ellos. —Pues ahora hay que quitarlo de aquí porque va a seguir peor —agregó otro Trueno. Ellos tuvieron que idear un plan para que el chamaco no causara más destrozos y lo fueron a alcanzar. —¿Sabes qué, niño? Vamos a ir a trabajar. Hay un cerro que queremos tumbar y no hemos podido. Ahora come bien, come plátano y frijoles. Come bien, te vas a ir con nosotros y a ver si tú puedes tumbar el cerro. Entonces los Truenos empezaron a mover sus espadas y se levantó una nube, el vapor del agua. Se formó un cerro grande y le dijeron al chamaco: —Mira, este cerro lo queremos tumbar. A ver si tú puedes hacerlo. —¡Sí! ¡Yo lo tumbo! 43


Agarró la espada y empezó a dar tajos jugando. Provocó un relámpago y cuando se escuchó el estallido, el chamaco dio una embestida en dirección al cerro, pero se fue hasta el fondo del mar. Sí, porque el cerro no era cerro, era la nube, ahí a donde se fue a estrellar. Dicen que es él, Aktsini', quien ruge, quien se oye cuando ya no se quiere quitar el agua. Retumba, pues, se siente la tierra que se estremece. Dicen que los trajes de los relámpagos son relumbrantes y la espada, cuando la blanden los Truenos, es la que provoca el relámpago que se oye fuerte. Se para la lumbre hasta arriba. Se dice que es señal de preparación del agua.

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WAN XAMAKCHIXIWA TSAPULA' YA WAN JUN Lucía María González Maqtin, qantin makchixiwa tsapula' talatuksli laqatin jun. —¡Nalaqtsina' ti liwaka ixlistunkwa' kanala! —walh wan makchixiwa tsapula'. —¡Ah! ¡Pus chu anchi lakaskina! —qalhtinilh wan jun. Ya talatuksli ixqetukan. Choqtin wan jun alh mataxtuka ixtala' ya wanilh: —¿Katsiyan tu? Naikni, iktalachipalh wan makchixiwa tsapula', kiwanilh mat naikni. Ya wix tsisat napina' na ixchik, natachiwinana, nawaniya: “Kit iktalatuksni, atsa ikmima iklaqawan". Wan makchixiwa tsapula' ixlaqtsinkutun palh nalhaja wan jun. Ixlilaqali tsisat, chilhtsa' wan jun, makaminilh ya xaxtunqtsa' jun ixwanit. Ixtajun nilh. —Ikminan iklaqtsinan kuma kiwani palh naikni, ¡ya ikmima! Choqtin antsa laqtsilh wan makchixiwa tsapula' palh tatu' ixlistunkwa' tse ixlilaqnin.


EL GUSANO BORREGO Y LA CHUPARROSA Lucía María González Una vez, un gusano borrego se agarró, se peleó con una chuparrosa. —¡Vamos a ver quién de veras puede! —dijo el gusano borrego. —¡Ah! ¡Pues como quieras! —respondió la chuparrosa. Y se pelearon los dos. Después, la chuparrosa fue a alcanzar a su compañero y le dijo: —¿Sabes qué? Me voy a morir. Me agarré con el gusano borrego, me dijo que me voy a morir. Pero tú tempranito llegas a su casa; le hablas, le dices que soy yo, que peleamos, que aquí vengo vivito—; el gusano borrego quería ver que sí podía ganarle a la chuparrosa. Al otro día tempranito, ya llegó la chuparrosa a donde andaba el gusano borrego. Saludó, pero ya era la otra chuparrosa, pues su compañero se había muerto. —Te vengo a ver porque dijiste que me iba a morir, ¡pero aquí vengo! Entonces, ahí se dio cuenta el gusano borrego que no era efectivo su veneno.



Pus wan laqatin ixaklhkunuk, mitsinaj qalhi ixaklhkunuk wan kinkuxikan. Utsa' alh mat muxtulh, tuntu' mat paxtoqli, alh cha'alh mat lhan tajuma wan qayan...


WAN XAMALANA' KUXI' Francisco Rodríguez Rodríguez Maqantsa' tawan mat ixwi pulaqtin kalakchikni' mat ixlawi chatin laqaxtoq mat chuchatin ixtaqalhi ixqawachukan. Pero mat milh laqatin chichini', tamacha' itsakan ya mat nilh. Alistan mat wanlha kima'aknuka, tayalh poqalhtin xawat, ya lalh wan tsaqtsa. Alh laqtsin mat, alh laqtsin wan xatata' wan qawachu, ni mat cha'alh lhan kimaknunit ixqawachu tsaqtsaya. Ki'ilh mat wan tsaqtsa, lichilh na ixchik, pus mat laqxqa mat swaqalh wan ixchaluwa lhawalh mat staqakuxi', chuwaj ixlilaqali wan xatata' wan qawachu alh mat qalhaxkan, alh qalhaxkan le'elh mat ixtiwat. Staqakuxi' litiwatnalh mat istaqakuxi', ni cha'alhtsa' cho'ola nawakutuntsa'. Wakutuntsa', mat tula wa mat xuni', xuni' mat, xuni' mat. Pus tuwalh tsukulh lakspulaju wan nak xkan, taminacha' wan putsulun chimat talakxkataxtoqatsa' xataspulani' antsa'. Kimajulh ixchauj istaqakuxi'. Pus wan laqatin ixaklhkunuk, mitsinaj qalhi ixaklhkunuk wan kinkuxikan. Utsa' alh mat muxtulh, tuntu' mat paxtoqli, alh cha'alh mat lhan tajuma wan qayan. Antsa' mat aklhchatawakacha wan qayan. Utsa' mat maqakatsinimpa. Choqtin mati wanikantsa' wan qawachu: —¡Kayujtitsa' na kinqen! Kinqelhqetmaqnipatsa', kinqelhqetqotsa' —mat wan wan qayan—. Napimpalayatsa' ixchik mintsi'it, kuma lawi min tsi'it. —¡Tu ikatsi lha nak cha'an! —mat walh wan qawachu.


—Naikwaniyan lha nachipina' —wanilh wan qayan—. Lakanuya akchitkiwi' lha lawi mintsi'it, lakanuwi talhtam. Mintsi'it lhtamanan lhawa mat lhamank. Antsa' nachipina'. Taxtulh chuwaj, yujli wan ixaklhchan wan qayan takutli wan nak xkan, lakawanan. Tajupa chuwaj nak xkan ya mat talapaxtoqpa wan wana' wan slulh wanikan. Tajuma nak mulakstak antsaji wapalaka mat loqka, loqli tatu mat lakxkalh, tu lakxkaka ya kuma cho'ola wan qawachu lilalhawan mat ixnavaja mitsintsa mat navaja. Ya wan waka tanulhtsa' wan ixchaqan, tu lhawalh xla' mat tsukulh chaqachuku, chaqachuku, chaqachuku. Choqtin mat taj mat xqaqa lakawanan. Wan wana' takutnitsa' mat wan nak xkan, nak mulakstak, kakilhtuntsa'. Kakukujnu' tanqolujtsama mat wan wana'. Pus xla' tutsa' mat xlajani chaqachukuma, chaqachukuma, chaqachukuma. Choqtin mati laqpuslitsa' kakilhtamakuj kalaqwan lakawanan wan qawachu, mat limaqwan wi mulakstak wan lha takutnit wan wana', utsa' wan tuxwanit. “¿Chuwaj chi naiklila'”, mat pastakli wan qawachu. Kilhmaxtulh mat isimaqat qalhchaqachukuxtulh mat. Le'elh mat wan isimaqat wan wana' utsa' lilata'aqchoqolh, utsa' le'elh, lalhawan, lalhawan. Pastakli, wan tu ixwaninit ixnana', mat na'an putsa' ixtsi'it. “Naikan ikputsanan”, lakpuwalh wan qawachu. Choqtin xla' alh putsa', ya wan qawachu tatu' palaj cha'alh na ixchik ixtsi'it. Lalhawan, lalhawan, ya talapaxtoqli wan aqachoqni', ixkuk ixwanit. Ixlitipni' limima kuma mat wani wan ixkuk: —Kakilhawani kilitipni'. Wa skiti' tatu ixtaxikiwatnan, chu tseq ixtalakawantama. Kuma wa skiti' tumat ixtaqalhi ixpeqenkan, 50


ya wan qawachu ixpeqenkan.

ixkamaqapati

chuntsa'

ixtataxtunilh

—Kilhawani kilitipni' —mat wanilh ixkuk. Mat utsa' wan aqachoqni' mat limaqaxqapitsika. Utsa' wan aqachoqni' qalhi qalhchaqalan ixmakan. Pero mat wanipalacha' ixkuk, tu achi' kakatsi nakaputalaya Dios ixkaman. Lalhawan, lalhawan, wama lhmani anit, lalhawan. “Choqtin naikanacha' lhan kiwanikanit, lha naikcha'an”, walh wan qawachu, le'ematsa' ixlitipni'. Ni4 matin cha'alh wan lha cha'ankutun ya mat wan akchitkiwi' antsa' mat tawakalh, ya wan ixtsi'itsa' mat wilinitsa' mat lhamank, qepun ixtankilhni' ixchik lhan chichintsa' mat matiwima. Ya tulhawalh wan qawachu mat tipli lhamank, talaqaxtoqli, laklalh. Nin taxtuchi wan toqotsin, walh: —¡Tiyatsa' qotiti' laklhawa wa kintalhtam! Talakayawa, mat wan nak kiwi', tulaqtsin ti waka, chukaxlawapa mat, laqtsiwakatsa' wan qawachu, chi lakaxlawama, kaxwilipa. Tanupa mat chuwaj ixchaqan ixchik. Chutippa wan qawachu laklhawapa. Axni' talakaxtupa wan toqotsin, laklapalanitsa'. —¡Yat wixtsa' kilaklhawaniya kintalhtam! —laqalaqtsiwakalh, laqtsilh lhawaka—. ¡Wani wix qakimamakaskujuya'! ¡Kayujti palh tatu' naiktanlhtukuwakayan nak kiwi'! —mat walh wan toqotsin. —¡Tatu' ma! —mat walh—. ¡Tatu' ma!

4

Ni, nin. Wama tachiwin ixtala' wan xatatsoqni' "axni'". Kinan ikmaktsunajiuj axni'. Kuma chuntsa' ikchiwinanauj utsa' ikliwauj katawilh xatatsoqni' nak liqalhtawaqa. (N. del T.).

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—¡Tichu ma, ma, tsanakiwani! Kit tatu' iqalhi qawachu, ¡kuma kiti mintsi'it! —¿Tutsa' kilaqapasa palh kit minqawachu ixwanit? —pues yujli mat wan qawachu. Mat waniakxa ixtsi'it. —¿Kuma kiti mintsi'it? —Wan lha kinkima'aknuka, tayalh tsaqtsa, ¿mix ki'ilh wan kintata'? —mat walh wan qawachu—. Nilichilh watsaji tsukulhtsa' laqxqa wan kintata', cha wix tsukutsa' swaqaya' ixlilaqali alh qalhaxkan wan kintata', antsa' kinkitamaqjulh. —Pus katanu' palh wix. Tanulh ixchaqan chik. Cha wan toqotsin mat matantanit nak lhamank wan aqxaq mulato utsa' mat xla' makchama, ya wan mat wan qawachu: —¡Na'! ¡Kamakututsa' wan tamal, nawayatsa'! —¡Yat xantilayatsa' ta'! Kuma tatu' tamal —mat walh wan toqotsin, ixtsi'it—. ¡Aqxaq mulato ikmatantanit; tatu' tamal! —¡Chanka ma'aqe! —mat walh wan qawachu. Ma'aqelh mat wan toqotsin, ixlistunkwa' mat tamal, tsataj wi pus makutunika chuwaj, tsukulh mati wayan. Tawayanqolh, wani mat tsa ixtsi'it wan qawachu: —¿Wi ixliqaxin kintata'? —Wi. —¿Chu ixlisqoli'? —Ana' wi —mat walh wan toqotsin—. Panu' palh namawaniya, natamaqniyan. Utsan talimaqnilh mintata', ixwanit.

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Wan tsisninin5 mat tamaqnilh. Wan tsisninin wan ti lha jiksliwa makawawilaka, wachiwa ikmakawantawilaya axni' kanacha' Kachikin, tatu' mat talaka'i mat kamajikswikan tawan mat. —¡Ah! ¡Para kit tatu' kintitamaqnilh! Puxli mat wan liqaxin lha waka tsukulh mat qaxinin. Choqtin mat tanuchitsa' mayulh, tunka mat makaminka mayulh. Ya xla' mat slitanulh wan ixlakan ixliqaxin. Ma mat wan liqaxin, tu laqtsinkan xamalana'. Tunka tanuchi mat kilakaminchi wan tajna' ¡tinkxixi! ¡tinkxixi! mat lukxa. —Kamaxki kuxi' wan tajna', cho'ola tsinksa —mat walh wan qawachu. Wanikan wan toqotsin, maxkika mat kuxi' tseij mat kiwayanchi ampa'. —Tu ikilaqtsilh —mat walh, mat wampala wan tajna'. —Chuwaj wa sluluk Malhtin ixwanikan —tawalh wan tsisninin. —Kiti naikan iklaka'an, kiti naikilaqtsin —walh wan sluluk. Xla' mat tatu' laqtsinkan mat kalaks cha'alh, ixmakxpan chik tse mat tawakalh, mat sqoliwi, sqoliwi kilaqtsilh kalaks ampa, choqtin mat laqcha'anka. Tacha'alh mat tsisninin mat sqoliwi, qaxinin. —Pus chuwaj naikale'enan —mat wanikan. Kuma lilalhawantsa' wan isimaqat wan wana': utsan qakaputalalh mat, pus le'enka mat mawikutunkan cha palh

5

Tsisninin utsa' chuntsa' wanikan wan silejni'. Tunkanatatasa axni' tsiswamatsa'. (N. del T.).

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tatu' kawaqolh nale'entakikantsa', mat namaqnikan wanikan mat, ni mat licha'anka wan lha namawikan, patin paila wi xachan chauj, cha wan mole mat ana' patin paila wi. Tsukuka mat makutunikan, cha wan mole tsukuka mat inikan. Kuma wan qawachu sqalalatsa' aqatasalh mat wan sakaj, utsa' mat tanlhukulh wan paila, ninxlit waqolh, waqolh. Mat chuwaj kawi xaqana wanikan, chuwaj le'empalaka nak xaq, ya mat ana' talamatsa' wan tsisninin ya xla' tatu' mat chichin, tatanulh mat wan nak xaq tsukuka mat munukan, munukan, ya xla' tatu' mat chichin, ya kuma utsa' malanima xla' wan isimaqat wan wana'. Tatu' chichilh, wan ti katalama mat tachamanalhtsa', mat tawan kalhajalhtsa', kalhajalhtsa'. Tapalheqelh wan nak xaq chuwaj amapalaka, chuwaj lha mat pelotajnankan, mat nak pelotatsa' mat le'empalaka, ni mati licha'anka wan lha qamanamaka pelota lhuwa mat tsisninin. Yawaka xla' lha nalaqmaka'ankan pelota ixekstu xla' lhtukut mat yawaka, tayalh chuwaj ni mati wanika anacha' chuwaj, laqmaka'anka ¡sap! ¡sap! mat chipaxtoqtelhaqoli xla'. Chipaxtoqolh, cha'alhtsa' mat pupitsi, chipaxtoqolh puwanqolh mat chin taqatsin tayanalh mat puwanqolhin chuwaj, kalhajalhtsa' mat kachipaxtoqolh ixliwaq. Nin cha' katalamatsa': —¡Amacha chuwaj milakan! —mat walh. Ni matin laqmaka'alh mat aktukxlitsa' mat chatin. Talaqosupa laqatin chuchuntsa' mat kalitsukulh utsa' wan pelota kalimaqnima choqtin mat cha'amatsa' pupitsi, kamaqnimatsa, kamaqnima, namaka'ampala wan pelota nakamaqniqo wan tsisninin. Cha'alh pupitsi choqtintsa' mat taskilh talaqalhuman mat wan tsisninin. 54


—Wachi' wan kilalhawamanauj nakilamaqniqoya — mat tawalh. —¡Pero tunaj pu'anqo wa pelota! —mat kawanilh. —Tatu' —mat tawalh, tamaktalh mat—. Palh kakilamaqniqouj, wan cristiano natalheqwani lha nataskuja. Tu mat xlit wan kuma mat tatu' mat ixtsiswalh pus antsa' tamaktalh mat. Pus alh chuwaj palheqelh lha ixmaqnikutunkan ampa' chuwaj, lalhawan mat lalhawan. Choqtin mati kalaqcha'alhtsa' mat ti ta'anitsa' ixlijilinikan kalaqcha'alhmat kuma ana' talaqtawaqalh talaqtawaqamanalh. Mat kaks kalaqtsin chin tala, tumat talhaqa' mat lhunlhulu, utsa' mat tapu'ankutun, pero tulan ta'an kalaqtsiya, mat ya choqtin mat kawanilh kuma xla' qawachukus ya watin talaqtawaqamanalh mat laqoluntsa'. —¡Tatu' katipit qawachu xantilayatsa'! ¡Chan kinan, uh, iklaqolujtsa' tula kana! —mat tawalh lakpapan. —Pus kawanilh.

chu

kaklhtsa'

kakilamasakwaniuj

—mat

Masakwanika mat axni' mat xla' lam lam lhawalh alhi xla' talhmantsa' mati wancha' alh tunkaxla'. Kawani mati xla' talhman qestin natawilayatit. Tamachi mat xkan, ¡pero xkan! Kitatna' mat lalh wan qestin, pero alh alhi xla'. Ninchuwaj kalaqyujpalachi, ta'aktapatsa' wan xkan. Tsukulhtsa' mat tastuli, tastuli tun chi lialh. —Xla' lalan qalhiya tu lipupit —mat wanikan. —¡Tatu'! —mat wan—. ¡Tatu'! Tu mat ixkaqalhtasuyunikutun; choqtin mat lalan kaqalhtasuyunilh mat pula tseij mat kamaqachiwinimpa. Kawani matin chuwaj: 55


—Pus sí naikamaxkiyan para nikalaqaxmatniya tu naikaliwaniyan. Kiti naikanchoqo kili kuxi'. Naikanchoqo kit kilikuxi. Kiti naiqolun, naiksqatala'. Naiqolun, naiksqatala kiti naikanchoqo. —Naikamasqewiwiyan —mat tawanitsa'. —Kuma kit tsimajan o kaujkitsismajan naiksqewiwinkutun. Yat nakilayukuya axni' naikawaniyan nakilamasqewiwiya. Pues nakilayukuya. Axni' wa latsa' uni', utsa' yukuma, mat utsa' wan liaqawantsa'. Pus taliqalhtinilh mat natamasqewiwi, natayuku pus kalakchukumaxkilh mat lakpitsunaj, isimaqat wan wana'. Pus antsa' aqsputli, antsa' tamaktalh. Xla' alh, anchoqolh lha wan wani', anchoqopa ixlikuxi. Utsa' wa lalhawan chuwaj utsa' wa lila wa kuxi', utsa' wa lalhawan wan kuxi, qawachu wan kuxi' panu' xachixku' tatu' xatsumajat, utsa' wan qalila antsa' tamaktalh antsa' aqsputli. Utsa' wan kuxi' sikwalanalanit. Utsa' xla' tuliqaman kuma xla' paxkat utsa' lilawilanauj. Wan liwaij ya wan chauj tatu' limaqat. Kimpapkan kinkatamasuyunin wama tachiwin chi nak limaqtaqalha wan kuxi'.

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EL DUEÑO DEL MAÍZ Francisco Rodríguez Rodríguez Hace muchos años, cuenta la leyenda, que en un pueblo existía una pareja que sólo tuvo un hijo. Sus padres lo querían mucho, y conforme iba creciendo, el niño mostraba buenas cualidades. Pero un día se enfermó, no aguantó la enfermedad y falleció al poco tiempo. El niño fue sepultado cerca del pueblo. Después de unos días, la gente se dio cuenta que donde estaba sepultado brotó una milpa muy frondosa. Los papás se sorprendieron al ver crecer la milpa. La milpa floreció y dio un elote que cortó el señor. Al llegar a su casa, lo deshojó, lo desgranó. La señora lo molió en metate y lo hizo en tamal de elote. Al siguiente día, el señor se fue al río y llevó de lonche el tamal de elote. Cuando llegó allá, ya quería comer, desenredó el tamal, pero al probarlo, no pudo comérselo porque estaba muy amargoso. Pues no lo comió, empezó a desmoronar el tamal y cayó al río, donde los peces se acercaron a comer los pedacitos. Pero las moronitas llevaban un corazón del grano de nuestro maíz, que no estaba molido, se fue entre la corriente del agua y lo llevó lejos. El corazón del grano llegó en donde estaba una tortuga y cayó sobre su caparazón. Ahí quedó, la tortuga sintió cuando algo cayó sobre su concha. Cada día el granito se acomodaba conforme crecía y, como la tortuga andaba despacio, no se cayó lo que en su cuerpo se desarrollaba. En poco tiempo, se dio cuenta que era un niño muy pequeño el que estaba en su espalda. El niño fue creciendo y poco a poco le fue pesando a la tortuga; después de un buen tiempo, la tortuga le dijo al niño:


—¡Ya bájate de mi espalda! ¡Ya te aguanté mucho y ahora ya me acabaste de rasguñar! ¡Ya me estás matando de cansancio! Ahora ya te vas a ir a tu casa, a la casa de tu mamá. Tu mamá vive. —¡Pero no sé a donde voy a llegar! —Te voy a decir cómo vas a llegar —la tortuga le explicó dónde estaba la casa de su mamá—. Tu mamá hace chichapales, ya vive solita y en su casa hay un árbol de anona. Ahí vas a llegar. Cuando la tortuga salió del agua, el niño miraba a su alrededor muy desorientado y se volvió a meter en el agua y ahí dentro se encontró con el cocodrilo. El cocodrilo estaba muy hambriento y al acecho del niño. Por eso, el niño fue devorado y, como no lo masticó, se lo pasó enterito. Cuando el niño estaba adentro del cocodrilo, sacó una navajita y, por dentro, le empezó a cortar la panza para poder salir. Después de cortarle lentamente, entró una claridad y dijo: —¡Ya le abrí la panza! Cuando el animal empezó a sentir el dolor, se orilló de la poza, mientras el niño avanzaba abriendo más. Al término, él vio una mayor claridad. El animal ya estaba echado en la orilla de la poza, en la arena, pero el niño no descansaba, seguía cortándole por dentro, le seguía cortando, cortando. Después, él ya pudo salir del cocodrilo y volvió a ver el día con mucha claridad. Él miraba hacia la poza de donde había salido el animal que lo había devorado. Se preguntó “¿Ahora qué haré? ¡Ah! ¡Voy a cortarle la lengua al cocodrilo!”. Así, le cortó la lengua con su navajita, se la llevó y la anduvo trayendo. Anduvo el niño cargando la lengua del cocodrilo. Recordó lo que su abuelita la tortuga le

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había dicho, que fuera a buscar a su mamá. Entonces, él fue a buscarla, pero el niño no llegó luego a su casa. Después de eso, siguió andando y se encontró con la acamaya, que era su tío. Y le dijo: —¿Tío, me haces un arco y flechas? Su tío le dijo que sí y le fabricó el arco y las flechas, pero la acamaya se cortó la mano y se le abrió por hacer el arco. Por eso a la acamaya se le quedó la mano en forma de horqueta. Entonces, el niño se compadeció de su tío y le dijo: —No te preocupes, tío, así con tu mano te vas a defender de los hijos de Dios. El niño quería curar a los peces porque no podían nadar, nomás se quedaban quietos en el agua. Como no tenían aletas, el niño les iba a disparar a los peces para que les salieran. Después siguió andando y recordó que tenía que llegar a donde vivía su mamá. Llevaba consigo su arco y sus flechas en la espalda. Cuando llegó al lugar que le había dicho su abuelita, lo reconoció porque había un árbol de anona. Ahí se dio cuenta que su mamá ya era una viejita. Había hecho sus chichapales y los estaba secando al sol afuera de la casa. Él se subió en el árbol, sacó su arco y le dio de flechazos a uno. El chichapal se dobló fácilmente porque estaba fresco y se cayó, se descompuso; cuando salió la mamá dijo: —¿Quién descompuso mi chichapal? Divisaba el árbol de anona, pero como no vio nada arriba, se puso a recomponer. El niño la estaba mirando cómo recomponía y volvía a acomodar su chichapal. Al poco rato, la viejita entró a su casa. El niño volvió a tensar su arco y lanzó otro flechazo de nuevo y se descompuso el chichapal otra vez. 59


Cuando volvió a salir la mamá, ya estaba descompuesto otra vez. Divisaba hacia los lados y después arriba del árbol de anona. Ahí vio al niño trepado entre las ramas. Entonces le habló: —¡Con que tú eres el que a cada rato descompone mi chichapal? ¿Por qué me haces trabajar mucho? ¿Qué no sabes que me canso al recomponer mis chichapales? Bájate, si no te voy a bajar a picotazos en las nalgas —exclamó mientras sostenía un garrote en las manos. —¡No ma, no ma! —respondió el niño. —¿Quién ma, ma, me va a decir? Yo no tengo hijos, ¿cómo que soy tu mamá? —¿Qué ya no te acuerdas que yo soy tu hijo? —contestó el niño al bajarse del árbol. —¿Cómo que yo soy tu mamá? —En donde me fueron a sepultar nació una milpa muy bonita, dio un elote y lo cortaron —el niño le relató a su mamá el resto de la historia. —Pues entra a la casa si tú eres mi hijo. El niño entró a la casa. La viejita estaba cociendo cabeza de negro6 en un chichapal. Al ver esto, el niño le dijo a su mamá. —¡Ya vas a sacar el tamal! ¡Ya vamos a comer! —¡Ay, pobrecito! No son tamales —dijo la mamá—, es cabeza de negro lo que estoy cociendo.

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Dioscorea sp. Al año el tubérculo crece aproximadamente del tamaño de una cabeza humana y a los dos lo supera. (N. del E.).

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Y en ese momento, la mamá destapó el chichapal y con sorpresa se dio cuenta que lo que estaba cociendo ya no era cabeza de negro, sino que eran tamales y hasta brillaban y estaban muy bien apilados. Entonces, la mamá los empezó a sacar y se sentaron a comer. Cuando terminaron, el niño le preguntó a su mamá. —Mi papá todavía tiene su guitarra, ¿verdad? —Sí, tiene —dijo la mamá. —¿Y su flauta? —También tiene —dijo la mamá—. Pero si vas a tocar, te van a matar. Por eso a tu papá lo mataron. La música molesta a los grillos; en donde hay una fiesta, ellos se enfadan, se molestan. También se enojan cuando hacemos mucho ruido, o cuando tocamos música. —¡Ah, pero a mí no me van a matar! —contestó el niño. Después, bajó la guitarra de su padre de donde estaba colgada y se puso a tocar. Al poco rato, ya llegó un topil7 que fue enviado inmediatamente para ver quién estaba tocando. Cuando el niño se dio cuenta que alguien había llegado, se metió rápidamente dentro de la guitarra El topil solamente vio que estaba la guitarra en una silla, pero al niño no lo vio. Después llegó un guajolote, y al escuchar la música, desplegó sus alas y se puso a bailar. Entonces el niño le dijo a su mamá:

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En las comunidades originarias, cada varón que llegaba a la mayoría de edad solía cumplir funciones en beneficio de la comunidad, como participar en faenas, generalmente sin remuneración. A ellos se les llamaba topiles. (N. del E.).

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—Dale maíz al guajolote. Tal vez tiene hambre. La mamá hizo lo que dijo el niño, le dio el maíz y el guajolote comió muy bien, hasta llenarse. El guajolote se fue, pero tampoco vio nada. —Ahora vamos a enviar a Martín, la lagartija —dijeron los grillos, los nocturnos8. —Me voy a asomar en esa casa y yo voy a ver qué pasa, porque los otros no vieron quién tocaba la música —dijo Martín. Martín, la lagartija, llegó despacito, muy bien pegado por un costado de la casa. Así se dio cuenta que el niño estaba toque y toque la guitarra. Con esta prueba, se regresó de la misma manera, muy despacito. Después, llegaron los grillos, los nocturnos. El niño seguía tocando la guitarra y alternaba también tocando la flauta. —Ahora te vamos a llevar —le dijeron los grillos. Pero el niño llevaba la lengua del cocodrilo, no se atemorizó porque sabía que con esa se iba a defender. Así, pues, se lo llevaron. Le ofrecieron de comer, pero le advirtieron que tenía que acabarse toda la comida. Como el niño vio que era mucha para él, no aceptó. Le volvieron a decir que comiera, pero esta vez lo amenazaron. Le dijeron que, si no lo hacía, lo iban a matar. Lo condujeron a donde había una paila llena de tortillas, también había mole en otra. Le empezaron a sacar las tortillas y mole de las pailas; le servían a cada rato. La intención

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En el relato original, el narrador emplea la palabra tsisninin para referirse a los grillos. (N. del E.).

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de los grillos era matar al niño de hartazgo, pero como él era muy listo y tenía su don, invocó a la tuza para que le ayudara a comer toda la comida. La tuza le hizo un hoyo a las pailas para que la comida se fuera a la tierra, donde había rascado. Así, en un momento, se acabaron todas las tortillas y el mole para sorpresa de los grillos. —Ahora te vamos a llevar al temascal para que te bañes —le dijeron al niño. Se lo llevaron otra vez. Ya en el temascal estaban los demás esperando afuera. Al llegar, unos lo metieron luego, luego al temascal; le empezaron a echar agua caliente en el cuerpo, pero él no se quemaba porque llevaba consigo la lengua del cocodrilo y lo protegía de cualquier maldad. Por fin, él no se quemó y el niño había resultado vencedor en esa prueba, pero los grillos se estaban quejando porque ya se estaban cociendo. Después, lo llevaron al juego de pelota. Cuando llegaron, estaban formados los grillos en el juego de pelota. A él lo pararon en donde todos se la iban a lanzar. Él sólo se quedó de pie, inmóvil. —¡Ahora, allá va la pelota! —escuchó que le dijeron. Le empezaron a lanzar uno por uno y, consecutivamente, él empezó a atajar los lanzamientos. No falló ninguno, todos los atajó. Él resultó ganador al atajar los lanzamientos de los grillos que estaban en hilera. Ahora era el turno del niño. —¡Allá va para ustedes la pelota! —les gritó. Uno de ellos no la pudo atajar, le pegó en la cara y le quebró el cuello. Nuevamente, lanzó la pelota y pasó lo mismo con otro grillo. Así continuó, no paraba de lanzar y a los grillos

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que les iba pegando, caían muertos. Cuando ellos se dieron cuenta de cómo caían sus compañeros, le pidieron perdón. —¡Así como nos estás haciendo, nos vas a matar a todos! —se quejaron. —¡Pero todavía no se acaban las pelotas! —les respondió el niño. —Mejor hay que terminar el juego porque si nos matan a todos, los hombres se morirán de cansancio en donde van a trabajar. Así dijeron los grillos, los nocturnos, porque si el niño acababa con todos ellos, no se iba a obscurecer, no iba a llegar la noche. Ahí terminó ese juego en donde lo querían matar. Volvió el niño a andar. Anduvo y anduvo. Después llegó con los que iban a ser los Dueños del Trueno. Se quedó mirando atentamente lo que ellos hacían: los Dueños del Trueno entrenaban y entrenaban. Ellos vestían una ropa arrugada y, con esos trajes, se querían ir al cielo para hacer los truenos y relámpagos, pero no podían irse, no sabían cómo hacerle. Después el niño les dijo: —¡Quiero entrenar con ustedes! —¡No, porque tú todavía eres un pobrecito niño! —los que estaban entrenando ya eran viejitos—. ¡Ya ves, nosotros ya estamos envejeciendo y todavía no podemos ir al cielo! —¡Pues préstenme esa ropa! ¡De repente pueda hacer lo que ustedes quieren! Los Truenos le prestaron el traje y, cuando él se vistió, hizo relámpagos con la lengua del cocodrilo. Él se elevó y se oía que andaba arriba, en el cielo, porque se escuchaban los truenos. Él les dijo a los viejitos que se quedaran a vivir en el cerro más alto. 64


Entonces cayó un aguacero, pero un aguacero muy fuerte. Dicen que a medio cerro llegó el agua. Después, el niño regresó abajo con los viejitos; ya había bajado el agua. Le preguntaron: —¿Cómo le hiciste para subir? ¿Tienes algún secreto? —No —dijo el niño en un principio. Así como hacen los niños, estaba inquieto, daba vueltas en su lugar cuando le preguntaban. No les quería decir, primero los hizo hablar bien, quería saber si ellos le iban a ayudar. Después, les dijo: —Pues bueno, les voy a decir cómo, pero me van a escuchar lo que les voy a ordenar. Yo voy a volver a ser el maíz, me voy a volver de maíz. Yo voy a envejecer y después seré criatura. Cada ocho o quince días me voy a querer refrescar. —Entonces te vamos a refrescar, te vamos a mandar el agua. —También ustedes me van a mecer cuando les ordene. Me van a refrescar y a mecer. Los Dueños del Trueno aceptaron la propuesta del niño. Él empezó a cortar en pedazos la lengua del cocodrilo para repartirlos a los Truenos. Cuando hace aire, los Dueños del Trueno lo están meciendo, por eso el aire llega de muchas partes. Ahí fue en donde terminó, hasta allá llegó. Él se fue, pasó lo que él decía, se volvió maíz. Él es un niño; es el que anda ahora y por eso se da nuestro alimento. Por eso es sagrado, con él no se juega porque gracias a él vivimos. La comida no se debe desperdiciar, ni la tortilla. Nuestros abuelos nos enseñaron con estas palabras a cuidar el maíz.

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Tawan mat wan Aktsini' mat maqat tawxkanicha' choqtin mat wachi' wan tantsiktsi' qosli, mat axni' cha'alh tetayalh wan qestin...


XATAPANKNI TALHEQENI' José Juan Mariano Rodríguez Antsa' wan lha nak tapankni' ixyujacha' wan Xtikat Luwa', wan luwa' laqatojon ixwanit ixaqxaq. Axni' wanma kilhtamakuj, tatu' istaka kalakchikni' kuma wan antsa' ti ixtalawilanalh ixtaliaqsajnan chatin tsumajat ya chatin oqxa'. Ixtawan wan ti ixtalawilanalh antsa' mat liwakatse ixmawikan wan Xtikat Luwa' wan lha ixyujacha', kuma palh mat tatu' ixtamawilh mat ixkawaninit mat natanu kalakchikni' ya ixkamaqnilh wan ti ixqaqsli. Mat chuntsa' ixtawan wan lakpapatsin, mat lijikwa' ixmakawan axni' ixyujachi kuma mat ixtalinkxa wan kalakchikni'. Ixkilhtampan mat wan qestin ixankan yawakan wan tsumajat ya wan ixtatalaqaxtoqni', maski lilaqatit tsumajat ixwanit, antsa' ixkale'enkan. Antsa' ixkayawakan, ya ixkachiyawakan chuntsa' tatu' natatsala. Antsa' wan lha ixyujachi wan luwa' ixmin wayan, ya alistan ixtaspitpala lha liwakalh xatalhman wan xalaqatojon qestin. Wanma qestin ixlitamaqtaya kuma wachi' tapak chiwix tasuyu ya kuma ixchipanitancha' mat wan nak aqapun. Utsa' ixlakata wan tachixkuwit tapastakli chi natalila natamasputu wan luwa'. Tapastakli natatachiwinan wan Aktsini', kuma mat axni' naixtasa, mat maqat ixkilhcha'an ixqaxmatqokan ixliwaq wan na kalakchikni'. Chi ixqaxmatkan mat lilhiwiki ya mat palha' ixqatmaxkan wachi' wan Xamalananin Jilini'. Ya axni' wan Aktsini' ixtasa, wan tachixkuwit ixkama'aqatapan, ya wi ti ixta'aktsinksa. Utsa'


liqantayaka ya wanika kalaktilhli wan qestin lha ixyujachi wan Xtikat Luwa'. Le'enika patin tapulhkan ixkuchu' ya liqalhtinilh nalaktilha wan qestin. Tawan mat wan Aktsini' mat maqat tawxkanicha' choqtin mat wachi' wan tantsiktsi' qosli, mat axni' cha'alh tetayalh wan qestin. Utsa' laktilhli wan qestin, ya antsa' aqsputli ixtajikwatkan machikininin ixlakata wan luwa'. Ya wan machikininin tawanipa wan Aktsini' mat tatu' ixlaktilhnit. Choqtin wilika poqlhnu' wan lha ixwi wan qestin, choqtin chu ampa ya chu stunk alh nak pupunu' xkan, kuma wan qestin tintitsa' ixwanit, tuntutsa' chipaxtoqli. Tuntutsa' taxtoqtilh. Antsa' wan nak pupunu' lakataj tajucha' antsa' tachoqolh, antsa' tasayacha' chuwaj. Utsa' ixlakata kaqalhchaxan malhkuyu' qaxmatkan, wachi' wan tasa laqatin qalha nisin axni' ixpulani xkan. Tawan mat ixkatsikutun lhanin ixchichini' kuma mat ixlhawakutun ixkatani', ya wan machikininin ixtawani: —¡Sputachakus minkatani'! Ya ixtakatsi palh Aktsini' axni' ixchichini', ixlalh xkan, xkan, ya palha' xkan, ixlalh. Ya chuntsa' ixta'aknulh tiyat, ya chuntsa' ixlhawalh ixkatani'. —¡Tunaj tacha' lhpauj, laqanikus laktsinaj yat tsalanqa'! Ya palh tatu' ixtawanipala. —¡Ah! ¡Minchichini' palheqelhtsa'! Tawan mat maqantsa' chuntsa' mat lalh, ya wan Aktsini' mat lakpankli wan qestin kuma tawan utsa' Dios.

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EL PICO QUEBRADO José Juan Mariano Rodríguez Dicen los abuelos que allá en donde ahora está el pico cortado, bajaba el petatillo, la víbora de siete cabezas. En ese tiempo, no crecía la población porque los pobladores le ofrendaban una pareja. Decían los habitantes que era mejor darle de comer al petatillo en donde llegaba porque si no lo hacían, había dicho que se iba a meter al pueblo a destrozar lo que encontrara. Según cuentan los viejos, se oía muy feo cuando descendía porque hacía retumbar las casas. Al pie del cerro llevaban a la pareja, una muchacha y un muchacho; aunque ella fuera muy hermosa, se la llevaban. Ahí los paraban, los amarraban para que no huyeran. En ese lugar la víbora venía a comer y después se regresaba a lo más alto de los siete cerros. Ése servía de pilar porque tocaba el cielo. Es por eso que la gente pensó qué hacer para deshacerse de esa víbora. Acordaron hablarle a Aktsini' porque se dice que, en ese entonces, cuando él gritaba, se oía lejos, se escuchaba en todos los pueblos cómo tronaba con mucha fuerza y era tan poderoso como los dioses del trueno. Cuando gritaba, la gente se quedaba sorda, se privaba o se moría. Por eso fue invocado, y le pidieron que destrozara el cerro en donde bajaba el petatillo. Entonces, le llevaron su topo de caña y aceptó destrozar el pico. Cuentan que Aktsini' se encarreró desde muy lejos, luego se fue volando como un pájaro, se lanzó contra el pico y se estrelló ahí. Él destrozó ese cerro, y así se acabó el miedo de los pobladores por la víbora.


Pero las personas le dijeron a Aktsini' que no lo había quebrado. Entonces le pusieron nubes donde estaba el pico y nuevamente se precipitó, pero se pasó derecho hasta el mar porque ya no estaba el cerro, ya no había nada que lo detuviera. Nada lo atajó. Allá en el mar cayó, boca abajo, allá se quedó, desde allá grita ahora. Por eso en junio se oía bramar como un tigre cuando llegaba el tiempo de las lluvias. Dicen que preguntaba cuándo iba a ser su santo porque quería hacer su fiesta, pero las personas le decían: —¡Todavía falta mucho para tu fiesta! —pues sabían que si Aktsini' se daba cuenta que era su santo, iba a llover y a llover y a llover… iba a hacer un diluvio y así festejaría su santo. —¡Todavía no se maduran las pahuas, todavía están muy chiquitas! O si no, le decían que su santo ya había pasado. Cuentan que hace muchos años en verdad así pasó, y Aktsini' destrozó el cerro porque, dicen, es un dios.

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Xalaktatana' ixtamatseqa ixkamanakan, ixaqxoqokan wan Laqwatsas Toqo' palh antsa' tinti' ixwanit kamana'...


LAQWATSAS TOQO' Lucía María González Tawan mat nak qestin Talheqeni' ixyuja chatin toqotsin, mat tula ixkalaqtsin kamana'. Mat Laqwatsas Toqo' xwanit ixmin kaputsa' ixtanatna' utsa' lila. Xalaktatana' ixtamatseqa ixkamanakan, ixaqxoqokan wan Laqwatsas Toqo' palh antsa' tinti' ixwanit kamana'. Ya xla' ixkatsi palh ixwilanalh. Choqtin ixkastankaxtu ixmaqsin ya ixkamapu nak makskut. Liwan mat takilhta wan ixmaqsin nak makskut, wan kamanan ixtatsuku taqtixanan. —¡Kimasakwani', kimasakwani', kimasakwani' kit ikalaqtsinkutun kintanat! ¡Kimasakwaniqe, naikputsani iskata! Ya ixtsuku kamuputsa palh ixmaxkikan qalhatin; antsa' tunkan mat lha qalhiya kimuxkankan mat antsa' ixtakilhta wan toqotsin; antsa' ixtakilhta ya ixkamuxtutu, kamuxtutu wa lisqatan ya wan kamana' tunaj xalaqalha. Utsa' ixkalimatseqnikan wan kamanan. Ya poqtu ixyuja antsa', tawan mat antsa' wan na kaqestin, wan tu tse akstunk tawilanalh, mat talhman ixminacha', chuntsa' talichiwinan. Ixwanikan Laqwatsas Toqo kuma mat chu'u ixlaqmin, kaputsa' ixtanatna' ya kuma chu ixkamuxtutu ya kamaqti ixakskitit. Poqtu chuntsa' ixla. Kuma chuchuntsa', chuchuntsa' ixla, wanma toqo', wan chixkuwin tataqestoqli: —¿Chuwaj tu nalhawayauj? ¡Namakatsiniya wa Aktsini'! Wan tu maqat tasayacha' nak qalha pupunu', antsa' aksananacha' antsa' linkxa wan tiyat. Kawi makatsiniya,


kapankli wan qestin lha lakyujacha' wan toqo'. Kuma wan tu lhawama wanma toqotsin, tutsa' oqtin ti analh kamana'. Wanika palh kapankli wan qestin kuma ixtalitseqsanitsa' tapankutun ya tula ixtapanka. Ya xla' axni' wilinilh, lakpankli ixpo'oqsni, ya tawan mat utsa' alh litachoqo antsa' wan lha qaxmatkan wanikan Aktsini' kintachiwinkan. Utsa' pankli wan ixpo'oqsni wan qestin chuntsa' tutsa' tipuyujli wan toqotsin. Ya wan toqotsin tachoqolh atsa, tulatsa' alh, xla' tachoqolhtsa' atsa. Axni' lakpanka wan qestin, wan toqotsin mat tachoqolhtsa' ya tatu' lipajaxli ixtayat. Ixtawan wan chixkuwin: —¿Ya chuwaj tu nalhawayauj? Natalhqoyauj wan xaq, nawiliyauj wan xaq, antsa' nawaniyauj napaxa. Axni' tanumatsa' tseij namalakchawanuyauj. Tawan mat tamalakchawanulh nak xaq, tatu' maxkika xkan tu nalipaxa ya antsa' tanulh. Choqtin malakchawaka wan xaq nak chiwix chuntsa' tula ixtitaxtulh. Axni' tsukulh tasa, tasa wan toqotsin kuma ilhkumatsa' ya mat antsa' lhkutanulh. Axni' maqenukatsa' wan chiwix mat lhkakantsa' lanit, lhkakan lalh; choqtin mat tamojolh nak poqotnu' ya mat aqchawaka, ya mat talaqalhaskinilh. —¿Ya chuwaj ti na'an maqan? ¿Ti naqantayaya nale'en nak pupunu'? —¡Nawaniyauj wan chichaqat, wan Anaj chichaqat! Wan chichaqat xla' aqlhtampusa qestin; maqatunu' kipxnin maqat an xla' tse aqlhtampusa qestin. Choqtin wanika: —Nalipina' wa poqotnu', ya nalipina' nak qalha pupunu'. Ya tatu' nama'aqeya nak tej, wix nalipina' chuntsa' 74


wachi' wa ikamaxkiman, nalipina' nak pupunu'. Nak pupunu' nakixteqa, antsa' namojoya wan poqotnu', antsa' nama'aqeya ixchaqan xkan. Chuntsanu' alh wan chichaqat, kipx, kipx aqlhtampustelha' mat qestin, qestin; ya mat tatu' aqawanalh. Ya nak tejtsa' mat pastaktayalh: “¿Tu chuwajtsa' watu kimale'enimaka? ¿Tu chuwaj wama?”. Mat ixkatsikutun, pupitsi tej ya mat lalan lakpuwalh: “¡Naikma'aqe!”. Mat wan nak poqotnu' tataxtulh qelat, cha'an, uxum, ixliwaq wan ximawa', ya wan tunqanlhuwa' ixtojon ya chintaxkanan. Antsa' talitapunoqolh wan chichaqat chu antsa' tsukuka xkakan. Utsa' xla' lhulhunqlh xla' limakwanqo kuma lakxkawilika chu wan tu xkanan. Wan xalhkakan wan Laqwatsas Toqo' talaqxtapaliqolh. Ya pula utsa' wan qelat tataxtulh axni' wan chichaqat ma'aqelh wan poqotnu'. Ya wan chichaqat lhulhut makwanqo taspitli kuma tseij makxkawilika. —¡Utsa' chuntsa' lilat kuma tatu' aqawananti! Palh ixqaxpati wan tu ikaliwanin, tatu' chuntsa' ixlat.

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LA BRUJA Lucía María González Según cuentan los que saben, del cerro quebrado bajaba una viejita que no podía ver niños. Dicen que era una bruja que venía buscando a sus nietos. Por ello, muchos padres escondían a sus hijos y engañaban a la bruja, le negaban, diciéndole que no había niños ahí. Pero ella sabía que sí había, entonces, arrancaba su uña y la echaba a la lumbre. En ese momento, mientras ardía su uña, los niños empezaban a estornudar. —¡Préstame, préstame, yo quiero ver a mi nieto! ¡Préstamelo, le voy a buscar su piojo! Y comenzaba a espulgarlo si le daban alguno; merito donde tenemos el remolinito en la cabeza, allí se pegaba esa mujer, esa viejita; allí se pegaba y los chupaba, chupaba a los bebés y niños no tan grandes. Por eso, la gente escondía a los niños. Y bajaba siempre de allí, dicen que, de esos cerros, venía de arriba, según el cuento. Le decían Laqwatsas Toqo porque nomás a eso venía, buscando a sus nietos nomás para chuparles la cabeza y quitarles el cerebro. Siempre hacía así. De tanto y tanto que hacía eso la bruja siempre que bajaba, la gente dijo: —¿Ahora qué vamos a hacer? —¡Vamos a invitar a Aktsini'! Ese que retumba lejos, por el mar, por allá suena, retumba. Vamos a invitarlo, que troce por donde baja ella porque, así como está haciendo esta viejita, ya nunca habrá más gente.


Lo llamaron para que trozara el cerro, pues ya habían intentado tumbarlo y no se podía. Y cuando él le pegó, le voló la punta y por eso Aktsini' se fue a quedar hasta allá donde se oye, en el mar. Él le quebró la punta al cerro para que ya no bajara por ahí la viejita. Pero ella se quedó aquí, ya no se fue, ya no se pudo ir, se quedó. Desde entonces la viejita se quedó aquí y siguió haciendo daño. Decía la gente: —¿Ahora qué vamos a hacer? —Vamos a poner el temascal, vamos a atizarle, ahí la vamos a invitar para que se bañe. Cuando ya esté adentro, la vamos a encerrar bien. Dicen que la invitaron a bañarse y ahí se metió; después la encerraron adentro del temascal, pero sin agua y lo cubrieron con piedra, de modo que ella no saliera. Entonces empezó a gritar, gritaba la viejita porque se estaba quemando y ahí se murió. Cuando quitaron las piedras, solo había tizne, ya estaba hecha ceniza, se hizo cenizas. Entonces, dicen que la echaron en un oyul, lo taparon, y se preguntaron: —¿Y ahora quién lo va a llevar, a quién vamos a mandar para que lo lleve hasta el mar? —¡Vamos a invitar a Ana, el sapo! El sapo brinca muy lejos; cada vez que va a brincar se impulsa y llega muy lejos, por eso puede brincar de loma en loma. Entonces le dijeron: —Vas a llevar esto, pero lo vas a llevar hasta el mar. No lo vas a destapar en el camino, tú lo llevas, así como te lo estamos dando, así te lo llevas. Allá en el mar, metes el oyul en el agua y, ahí, lo destapas. 77


Pero el sapo no obedeció. Iba brincando de loma en loma y, cuando iba a medio camino, pensó: “¿Qué es esto que me están mandando llevar? ¿Qué es esto?”. Le dio curiosidad y que se le ocurre destaparlo. Del oyul salieron cinclinas, moscos, hormigas, abejas, ciempiés… todos los insectos que pinchan. Ahí agarraron al sapo y lo empezaron a picar. Las cinclinas y los moscos salieron de la ceniza cuando el sapo destapó el oyul. Por eso quedó roñoso porque le picaron todo tipo de moscos. El sapo regresó bien roñoso porque le picaron los moscos. —¡Eso te pasa por desobedecer! Si hubieras hecho lo que te dijimos, no te hubiera pasado nada.

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Choqtin mat wililh antsa' lha kakiwin, ya paqtin ixmaqtaqalha, kuma mat wan ti ixaqlhtalakanit, mat tumin naliaqsajnan...


WAN JUKILUWA' Juan José Valderrama María Mat maqantsa' mat ixlawi chatin oqxa', mat tatu' laqapasli ixtata', xkamanin stakli chu ixtsi'it ixqalhi ya mat xkamanin ixtawanit. Wan oqxa' tuqa ixlaqati skuja, ya mat laqani ixtanu kakiwin. Ya milh laqatin kilhtamakuj, mat paxtoqcha' qalha nisin, ya utsa' wan luwa'. Ya axni' laqtsilh wan luwa' mat ixaklhwilikanit chiwix wan qetin luwa', mat tulatsa' taxtu, antsa' paxtoqli wan oqxa'. Wan oqxa' amacha mat, lalhawan kakiwin, wan oqxa' mat qaxmatli, mat chiwinalh wan luwa', tu aqlhtalanit wan chiwix. —¡Oqxa'! —mat wan—. ¡kakilimaqtaya, kakilhawani' talaqalhuman, kakimaqenuni wan chiwix! —¡Kimaqe'eqlhaya! ¿Chun palh kakixkat? —walh wan oqxa'. —Tatu', kuma kit ikskiniyan talaqalhuman, mantsa' tulatsakan, kiwilinika wan qalha chiwix —mat wan qalha luwa', antsa' ixtachoqonit. —Tse, naikmaqenuniyan wan chiwix. Axni' mat maqenulhtsa' wan chiwix wanikantsa' wan oqxa'. —Chuwaj wix namaqtaqalha minkaxaj. —mat masuyunilh. Alistan wan oqxa' putsaxtulh wan kaxaj, mat le'elh, antsa' lha masuyunilh wan luwa'. Choqtin mat wililh antsa' lha kakiwin, ya paqtin ixmaqtaqalha, kuma mat wan ti ixaqlhtalakanit, mat tumin naliaqsajnan. Wan luwa' mat tsisa, tsisa tsukulh ixanmojo tumin, wan nak kaxaj. Ya wan oqxa' axni' ixanlaqtsin wan kaxaj mat ixlitawilama laqaliyan, ya choqtin ni ampatsa', wan oqxa'


laqtsin wan kaxaj mat ixtsamatsa'. Mat waq xastalanqa tumin tojoma' wan nakaxaj. Ya wan oqxa' mat paxuwaqotsa' mat lakaitsa', mat antsa' tauxkanilh, kuma mat tu ixlaqati skuja. Alistan niampatsa' laqtsin wan ixkaxaj, lhuwatsa' mat tumin tojoma', mat tatsumamatsa', axni' amaqtintsa' cha'ampa laqtsin wan kaxaj, mat tseijtsa ixtsama ya waq xastalanqa tumin ixtojoma. Choqtin mat wanitsa' ixtsi'it. —Kit ikininkutuntsa'. Kit iklaqati ixtsumajat wan rey. —Kinan tatu' qalhiya tumin, tu nalitamaqaxtoqa', ya kuma ixtsumajat rey —mat wan ixtsi'it, ya mat wampala wan oqxa': —¡Wix tatu' achi' kalakpuwa! Kiti ikatsi' chi naiklila. Ya wan rey, kuma mat qalha rico mat, talhman ya wanit ixchik, ya mat qalhatutun wilinit ixtsumajan waq mat lilaqatit. Ya mat wampala ixtsi'it: —¿Chi nalilayatsa'? Ixtata' wan tsumajan xamalana' tumin. Tatu' ti lakailh chatin xkamanin, kinan tatu' qalhiya tumin. —Chukaklhtsa' kwan. Kakilhawani' talaqtseqsan, kapit skina —mat wani ixtsi'it. Choqtin alh xatsi'it, pulanilh ixoqxa', ya kuma tatu' mat licha'ankutun ixchik malana' tumin. Utsa' mat wan rey wani xamalana' tumin. Tacha'alh mat, chiwinantsa' mat, mat wan malana' tumin rey: —¿Chiwanatit mat kawanikan? —Kinan utsa' iklimina wa na minchik, kuma wa kinoqxa' mat laqati' wa mintsumajat. —¿Utsa' liaklalhawanatit wixinan? —mat anacha' wan oqxa'. 82


Wan rey tatu' ixkalaqapasa, ya kuma tseij chixku', utsa' kaliwanilh katatanulh. —Palh chuntsa' pastaka naikatasani kintsumajan —mat wan wan rey. Kuma talhman ixtawilanancha' laktsumajan. Axni' tatojochi mat, wa xatata' utsa' tse katsi, ya utsa' ixlakata mat kawani, choqtin tatayachitsa' mat kaks talakawan, mat talaqtsin wan oqxa' lha wi; wan tsumajan mat lakchalhman, ana' mat lipaxauj talakawanan qamat laqsqalalan talakawanan. Tatayalh mat ixqalhatutunkan, mat ixlakapunkan wa tin taskininin, mat wanikantsa' wan oqxa'. —¿Chuwaj kakiwani ti laqatiya? —Utsa' wan ti laklhpunan —ya mat wan wan oqxa'. Ni walhtsa' tilaqati mat tawan maqapitsin tapaxawaqotsa' ixlaktatimin, kuma maqantsa' chuntsa' ixliwanit, xalaktatana' ixtamakamasta ixtsumajan. Wan rey wan: —Mixkala'. Chuwaj palh ixlistunkwa', ya chuwaj axni' natamaqaxtoqatit, kiti naikwili. Kuma mat qalha xamalana' tumin, ya mat wan: —Kuma natamin ti amaqapitsin kintamatiyatna' ti lha pulaktunu' laqalhan kachikin nataminacha' xalanin akxtu' ya tankan. Axni' chilhtsa' lhanin natatamaqaxtoqatsa', mat taminqolh xamalanin tumin, lalh qalha tapaxuwan, taminqolh ti kamakatsinilh. Mat laqaliyan, laqaliyan ixtawayan ixliwaqkan. Kuma ya mat lhuwa' wakax maqnika, kuma mat tatu' ixlipuwan, kuma mat ana' qalha malana' tiyat ixwanit. Axni' anqolhtsa' tawaij aqsputlitsa', ixtatamaqaxtoqlitsa', mat wanikantsa' wan oqxa': 83


—Chuwaj atsa natachoqoya —walh wan rey. —Cho'olasa —mat wan ixtalaqatin. Latawilhtsa' mat antsa' tachoqolh, tawitsa' mat wan ixtalaqatin. Choqtin wan, wan oqxa': —Tutsa' ikpaxuwa. Tulhatsaikan —mat wan wan oqxa', ya mat wan wan rey. —Palh pinkutuna' lha naskuja' lha na lhawakan pukuxtu, nalaqaponkan tiyat —mat qalha puskanan mat, tutasuyu lha maktayacha'. Alh mat wan oqxa', kale'elh qetu wakax, axni' kalicha'alh, paqotuj kachimaxkilh wan kiwi', ana' malaqnulh wan likan, litaij, litaij tsukulh kaqesnoqtelha wan wakax, ana' chuntsa' ixlaqponqnuntelha wan likan, kamapaspitelha wan tiyat. Ya kuma tatu' ixlismaninit skuja mat ixtasuyu lhkititnin. Ya wan maqtaqalhnanin wakax ixtasakwa' mat wan rey, mat wan: —Tasuyu palh tutsa' lhkititnimatsa' —mat wan.

skujkutun

wan

oqxa'

—Tatu' kalilaqtsi wanma ixpuwiti malana' tumin, ixpuwiti rey. —¿Cha ixlistunkwa'? —mat talawani. Ya mat tapalheqemapa amaqapitsin ixmaqtaqalhnanin ixwakax rey. Ya mat ana' talawani: —¿Chu wan ti skujma ixlistunkwa' ixpuwiti wan rey? —Ya kinan lhatsanintsa' iktaskuja, ya tula' ikmalaktseyiuj, ana' xaiklaqatiya wan ixtsumajan wan rey. Alistan mat talaqalh lha skujma wan oqxa', waq mat lakwan kawayuj taqewilanalh. Nitacha'alh mat taqalhaskini: —¿Mat ixlistunkwa' mimpuwiti wan rey? 84


—Mixkala', kimpuwiti, utsa' ikliskujma watsa —ya mat wampala chatin. Alistan mat ana' taqalhaskinilh wan rey, kuma mat tatu' ixtaqalhlaqai: —¿Mat mimpuwiti wan oqxa'? —Mixkala' —mat wan wan rey. —¡Pus chuwaj kinan kilalhajauj ya ikmaqasputwi! Ya mat yapa achatin rey timpula mat ixtaskuja wan oqxa', mat ana' walh: —Palh ixlistunkwa', ana’ kit naikmaxkiyan pitin kintiyat— mat wampala mat maxkika, liaksajli ana' pitin tiyat. Ya wan oqxa' ana' mat qalha malana tiyat lalh, ana' lhuwa' tumin qalhilh. Ya mat wan, wan rey: —Chuwaj atsa minchik kit tatutsa' maqan iktikatalatawilan, utsa' ikaliwaniyan ikamaxkiyan kintachiwin —walh xamalana' tumin—, ya ixlakapun kintsumajat, minchikantsa' wa lha lawilanantit. Wan oqxa' tatu' kana jiksliwa lalh, tsukulh skuja lilakatsuku, utsa' lilhajalh lhuwa' tumin, kuma tejtin tsukulh puskuja wan tiyat. Chuntsa' talatawilh wan ixtsumajat wan rey wan nak qalha puchiwin. Wan jukiluwa' maxkilh tumin wan oqxa' kuma axni' skinit talaqalhuman limaqtayalh. Ya chuwaj tawan, wan ti qalhi suerte, maski tulaqatiya skuja, ya ana' maski tatu' chinchu napastakatsa', naqalhiya tumin, palh qalhiya suerte. Antsa' cha'alh ixtalanan wan xkamanin, kuma lhatsanintsa' mat kana xkamanin axni' ixtalawi ixtsi'it.

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LA MAZACUATE Juan José Valderrama María Hace mucho tiempo vivió un muchacho que no conoció a su padre. Creció huérfano al lado de su mamá y eran muy humildes. El muchacho se iba a diario al monte, pero no le gustaba trabajar muy bien. Un día, por el camino, escuchó que alguien lo llamaba. Era una mazacuate bien crecida, que estaba debajo de una piedra muy grande. Ahí se había quedado y ya no podía salir. Así estaba cuando el joven se topó con ella. —¡Muchacho, muchacho! —lo llamó la víbora—. ¡Ayúdame! Por favor quítame esta piedra de encima. —¡Pero me espantas! —le contestó el muchacho—, ¿y qué tal si me muerdes? —No, yo te estoy pidiendo ese favor —respondió la víbora—. No me puedo ir porque me encimaron la piedra. —Está bien, te la voy a quitar —dijo el muchacho y se la hizo a un lado. Cuando el muchacho ya se la había quitado, la víbora mazacuate le dijo: —Escucha muy bien. Ahora tú me vas a traer una caja, tiene que ser del tamaño de un baúl y la vas a cuidar. El muchacho buscó un baúl y se lo llevó, allá donde la había encontrado. Lo dejó allí en donde estaba la víbora, en el monte. La víbora empezó a ir todas las noches donde estaba el baúl para echarle el dinero. Después, el muchacho iba a cuidar la caja a diario y veía que el dinero aumentaba. Pasados unos días, cuando él regresó a verla, ya casi se llenaba con monedas


de oro. Le dio mucho gusto, pues como no le gustaba trabajar, con el dinero que obtuvo se ayudó. Cuando volvió al monte para ver el baúl, se sorprendió porque había más dinero y la caja ya estaba colmada. Algún tiempo después, cuando vio que tenía muchas monedas, pensó en casarse. —¡Mamá, mamá, ya quiero llevarme a una muchacha! A mí me gusta la hija del rey. —¡Pero nosotros no tenemos dinero para pensar en la hija de un rey! —contestó la mamá. —Tú no te preocupes, mamá, yo sé cómo me las arreglaré —respondió el muchacho. —¿Cómo le vamos a hacer? El papá de las muchachas es el dueño del dinero. Nosotros no tenemos dinero —repitió la mamá. El muchacho también dudaba, pero, como le gustaba mucho una de ellas, insistió que su mamá lo acompañara para pedir su mano. Entonces, se fueron a donde vivía el rey. El rey era un gran rico, tenía una casa alta y tres hijas muy hermosas; el joven allí había visto a la muchacha de su agrado. Pero a la mamá del muchacho le daba pena llegar a la casa del rey porque era el dueño del dinero y ellos eran humildes. Cuando llegaron, saludaron y, al poco rato, salió el rey. —¿Qué quieren? —les preguntó. —Queremos platicar con usted, si nos permite. El rey se mostró sospechoso, pero atendiendo a su cortesía, les dijo que pasaran, pues no podían estar los invitados afuera.

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Ya que estuvieron adentro, les ofrecieron que se sentaran. Entonces el rey les dijo: —Ahora sí, digan ¿qué se les ofrece al venir acá, a mi palacio? —Nosotros venimos porque mi hijo quiere a su hija. —¡Ah! ¿Por eso vienen ustedes? Si de eso se trata, voy a llamar a mis hijas —respondió el rey con amabilidad. El rey las llamó y les dijo a sus invitados que tenía que hablar con sus hijas, en privado, y se fue a buscarlas para explicarles que a una de ellas la pretendían. Al poco rato salieron; cuando llegaron, las muchachas se pusieron serias y sorprendidas, mirando a los visitantes en donde estaban sentados. Las señoritas eran altas, de miradas alegres y muy listas, pero se mostraron amables con los invitados. Las tres se quedaron al lado del rey frente a los pedidores. El rey le preguntó al muchacho: —Ahora dime a quién quieres. —La que está en medio. Cuando dijo quién le gustaba, las demás se mostraron muy contentas de que la hermana iba a contraer matrimonio. —Pues si es cierto, ahora cuando se casen yo voy a hacer los gastos— dijo el rey para sorpresa de todos. Sí, porque el rey era un gran rico y dueño del dinero. —¡Voy a invitar a la boda a otros reyes de tres países! — continuó. Cuando llegó la fecha de la boda, llegaron todos los dueños del dinero. Fue una gran fiesta y los invitados festejaron durante semanas, comiendo carne, porque les mataron muchas reces. Así mostraba el rey que estimaba mucho a sus amigos y 88


demás acompañantes. Después de la fiesta, el rey le dijo al muchacho que ese también sería su hogar y ahí se quedó la pareja a vivir, pero al paso de los días, el joven se sintió fatigado porque ya no salía. Entonces el rey le dijo: —Si quieres ir a trabajar, vamos a barbechar el terreno. Las posesiones del rey eran terrenos grandísimos, pura planada, y no se alcanzaba a ver en dónde terminaban. Ante las indicaciones del rey, el muchacho alistó dos bueyes y se los llevó. Al llegar al lugar, les atravesó el yugo y muy bien amarrados con la yunta, surco por surco, empezó a arrear las vacas, así también iban rascando y arando. El muchacho pronto empezó a cansarse porque no estaba acostumbrado a labrar la tierra. Los peones que iban pasando, notaron que él no podía trabajar con la yunta. —Se ve que es flojito. —Sí, pero ese muchacho es el yerno del rey. Los demás que iban, vaqueros de tiempo atrás del rey, se sorprendieron al saber que el joven se había casado con una de sus hijas. —¿Pero por qué nosotros no pudimos arreglarnos con las hijas del rey? —¡Si ya tiene mucho tiempo que trabajamos para él! — así se dijeron. Todos montaban en buenos caballos con buenas monturas. Entonces, con altivez, le preguntaron al muchacho si era verdad lo que se decía, si efectivamente se había casado con la hija del rey. El muchacho respondió enérgicamente que sí, que él era su yerno y, por eso, estaba trabajando en sus 89


tierras, pero no le creyeron. Los vaqueros se desengañaron al saber la misma respuesta en palabras del monarca. Un amigo del rey que había sido patrón del muchacho se encontraba presente cuando los vaqueros preguntaron. Aquél, al notar la envidia de los vaqueros, cuando encontró al joven, le dijo: —Como veo que ahora has demostrado tener un buen pensamiento y sabes trabajar en las tierras del rey, yo te voy a obsequiar un terreno para que lo cultives. Cuando los vaqueros envidiosos supieron, mayor fue su coraje, pero no pudieron hacer nada. Entonces, el joven también se hizo un gran terrateniente y tuvo mucho dinero. Mucho tiempo después, su suegro le dijo: —Yo ya estaré poco tiempo con ustedes, por esa razón, y ante mi hija, te doy mi palabra de rey, aquí ya es casa de ustedes. Al muchacho no le costó mucho esfuerzo para obtener la riqueza, pero se puso a las órdenes del trabajo poco a poco y ganó mucho dinero por el empeño en el cultivo de la tierra. Así se quedó a vivir con la hija del rey en su gran palacio. El muchacho se quedó con los bienes del rey por el dinero que le dio la víbora. Fue la mazacuate quien le ayudó al joven para ganarse todo a su favor porque, cuando le pidió auxilio, la ayudó. Y dicen que, así como ese muchacho, hay personas a quienes no les gusta trabajar, pero tienen mucha suerte en la vida. Allí llegó la vida del huérfano que antes había sido muy pobre con su mamá.

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WAN WAKAX YA WAN JUN Lucía María González Utsa' wama xatapulheqen qetin wakax ya laqatin jun. Laqatin chichini', wan jun wanilh wan wakax: —Wix, chulhaqaj qalhiya laqalhan minlaqastapun, ya tatu' maqat lakawanana'. —¿Chintatu'? ¡Tse maqat iklakawanan! —Tatu' ixlistunkwa'. Cha kakiwani', cha palh nakilaqtsina' axni' naiktaxtu wanma tej tu tasuyuyacha', maqat tasuyu. —¡Mixkala' naiklaqtsinan! Choqtin toqaj lakawantayalh wan wakax, ya alistan walh: —¡An amacha', an amacha'! —ya wan jun chulalh palh alh, talaqspitli ya alh taya na ixaqaloqot wan wakax. Ya wan wakax chu wampa: —¡An amacha'! Taxtutelhatsa' nak tej pajtsutsa' ama, an amacha'. Ya wan jun ixqaxmatwi. Utsa' taliwan mat wan wakax tatu' maqat lakawanan.


LA VACA Y LA CHUPARROSA Lucía María González Este es el cuento de una vaca y una chuparrosa. Un día, el pájaro le dijo a la vaca: —Tú, por demás tienes tan grandotes tus ojos, pero no ves lejos. —¿Cómo no? ¡Sí veo lejos! —No es cierto. A ver dime si me vas a ver cuando salga por ese camino que se ve allá, que a lo lejos se ve. —¡Pues sí te voy a ver! Entonces se quedó atenta la vaca y al poco rato dijo: —¡Allá va, allá va! —pero la chuparrosa nomás hizo como que se fue, se dio la vuelta y se paró en un cuerno de la vaca. La vaca siguió diciendo: —¡Allá va! Ya va saliendo del camino, ya va cerca; allá va. Y la chuparrosa estaba escuchando. Por eso dicen que la vaca no ve de lejos.


—Pus tse palh chuntsa' pastaka, tse kamapi mintakuxtu, pero axni' nalhawaqoya mintakuxtu ana' nakimaqtayapalaya...


WAN XA'AQTSANQAN KUMPARI Miguel Rodríguez Susano Chuwaj naikliakxayan laqatin talanat, tulanit nak Munixkan. Mat ixwi chatu chixkuwin, likumpari ixtawanit, pero mat chatin chixku' qoluxkamanin ixwanit, ya wan chatin utsa' ixqalhi tumin, tseij chik ixyawanit. Ya xakumpari xkamanin, poqtu mat ixtaskuja wan ti qalhi tumin. Laqali, laqali mat ixwanikan wa xkamanin kumpari: —Chuwaj nakinmaqtayapalaya, kimpukuxtu —walh wan matiyatna'.

naskujpalaya

na

—Naikmaqtayapalayan lalan. Ana' kit ikmaklakaskin taskujut, naikmaqtayayan. Pus laqali, laqali, kasemana antsa' iskuja, palheqelh lhuwa' kilhtamakuj, chu antsa' iskuja, ya choqtin mat wampatsa', —Chuwaj naiktaxtutaya laqatunu' chichini' lha iktaskuja wa kinkumpari. Chuwaj ana' kit naikchan kuxi', lha ana' naikchan tunak liwayan. —Wix katsiya', panu' nawaniya wa minkumpari, palh ana' wix ana' skujkutuna ana' alakatin lha nachana kuxi' —qalhtinilh ixmawini'. —Lalan naikwani wa kinkumparikan. Choqtin, mat wanitsa' ixkumpari. —Naiksputaya na miliskujat, kuma ana' naikmami kintakuxtu, kuma ana' kit ikchankutun kuxi', ikchankutun


stapun, tu ana' naikliwayan, kuma atsa wan tu iklhaja tatu' akcha'anqo wan tu naiktamawa, ya palh tinti' wan tu ikwakutun lalan alakatin naikan ikputsa' tu nakliwayan, ya chuntsanu', palh ikmamilh kintakuxtu ana' naikchanqo tuwakan kakilhtamakuj —mat wani ixkumpari. —Pus tse palh chuntsa' pastaka, tse kamapi mintakuxtu, pero axni' nalhawaqoya mintakuxtu ana' nakimaqtayapalaya. —Pus tse —wan chixku' mat mamilh ixtakuxtu pus tsukulh chan tu ixmaqalakan, tuxlanan. Ya mat wani ixmawini'. —Chuwaj kit naikampalatsa' maski tatunaj iklhawaqo kintakuxtu, naikmaqtayapala, tulhuwa' kimapala pero panu' tatu' nawan palh iklhkititnin tatu' ikskujkutun. Ya choqtin, chuchuntsa' palheqema kilhtamakuj chuchuntsa' ixlalhawan wan xkamanin kumpari. Aqatunu' mat tuxmapalaqokan, aqatunu' mat ixpatsanqanan ixkumpari ti ixtaskuja tuxmapalaqo, kuma wan matiyatna' ixkumpari ixwanit, ixmasputununi tatu' iskinqo ixtalhaj. Ya kuma ixkumpari xla' stanama, tseij chikya, qalha chikya, lhuwa' ixtamawananin ixqalhi. Laqali, laqali, ya wanikan mat wan kumpari: —Napina' tayaya' nak chik, palh tu maklakaskina', napina' nak chik, na kimpustan, nalipina' tu wakutuna'. Ya mimpa alaqatin chichini' mat alh kumpari, ya mat wan: —¿Tu maklakaskina', kumpari? —¡Hijole! ¡Lhuwa' tunchu ikmaklakaskintsa'! Pero chuwaj utsa' wama taliwaij ikmaklakaskin —mat maxkika, tutapalhuwa' tumaxkika. 96


Cha'alhtsa' naixchik, mat wani ixmawini': —¡Ah! ¿Chuwaj utsa' limapalaka? Utsa' naliwayana', pero wama' tuticha'alh maqtin, maqtu' nawaya', chumaqtin nawaya'. Ya wa na minkatukuxtu, wan tu chana', liwaka laqatin, laqatu malhkuyu' nawatawilaya, palh kuxi', stapun, talhtsi', nipxi'. Chuxatu wan tu liwayankan, ya antsa' tulhuwa' tu maxkiyan wa minkumpari. —Pero kuma tula chi ikwan kuma kinkumpari, lalan naikmaqtaya palh tatu' naikmaqtaya tatutse naikatsi —mat tala'akxatsa' mat xkamanin kumpari ya ixmawini'. Bueno, tsukupa skuja. Ya choqtin mat milh laqatin chichini', tatu' mat ixlawi ixkumpari, mat iskinkutun tunaliwayan mat lakchawa, wan na ixchik. “¿Lha alh kinkumpari?” mat wan. “Chuwaj tuiqalhi' tumin, xakskinikutun tunaikliwayan” mat wan wan xkamanin kumpari. Bueno mat taspitli, ya mat wan: “Chuwaj lautsa', wa kinkumpari iktaskujnit, tseij ikmapalanit tukintawa, chuwaj naikan na ixchik lalan naikimaxtu tu ikwakutun”. Pero mat tsisa taxtutakilh mat alhi na ixchik wan kumpari lhawi ixpustan, nimat cha'alh naixtankilhni' wan ixpustan ixkumpari, tseij tsa' mat pupitsi tsisa ixwanit, nimat cha'alh mat talakilh chuwaj cho'ola ana' laqalhamanka kuma xkamanin; pus mixti', cho'ola laqalhumalh. Ni mat cha'alh mat talakilh, mat tanulh, mat kimaxtulh tu wakutun maxtuqolh, le'empa na ixchik. Ixlilaqali tsisat, wanilh ixpuskat: —Chuwaj ikitayalh —mat wan. —¿Maxkin minkumpari? —qalhaskininilh ixpuskat. —Tatu', chu ikitayalh. Lautsa' tula naliaqcha'an kinkumpari kuma kit iktaskuja, wan tu ikwakutun tse naikmaxtu. 97


—Bueno, pus wix katsiya' —mat wan ixmawini' tsukupa makcha tu le'elh ixqolu'. Ya choqtin mat ixlilaqali chu ampa lha taskuja ixkumpari. Ya choqtin mat wan ixkumpari: —Na kinchik wachilh wi tusputacha'. ¡Mixti' kitanulh! ¡Pero tseij xaikmalakchawanit! ¿Tikitanulhtsa'? Ya wan xaxkamanin kumpari tatu' walh palh utsa' kitayalh listat. Ya mat wan wan kumpari: —¡Ah!, pero chuwaj naikputsanan chi, tuxlakata kitayakanchi kinmaklakaski. Ya wan xakumpari xkamanin, tatu' litayalh, tu mat kitayalh, tusputcha' nak xaqan ixchik ixkumpari. “Chuwaj — mat wan— wa kinkumpari tu okxkatsi, kit poqtu iktaskuja. Tse naikan iktaya tu ikwakutun, ya utsa' axni' tinti' kintumin, maski tseij pupitsi tsisa, kintalakini' ixpustan”. Palheqelh kilhtamakuj, nimat wampatsa' chuwaj naikampalatsa' wan na ixchik kinkumpari, talaki wan ixchik mat wampala, tse mat cha'ampa, mat talakipa, kimaxtoqopa tu maklakaskin lakapalh kitayalh. Taxtupa, mat tunkan talakchawalh wan chik. Mat walh, “¡Hijole! ¡Palh tatu' lakapalh xaiktaxtulh, xaiktalakchawatanulh!”. Bueno, mat alhtsa', le'empatsa' tu ixmaklakaskin. Choqtin mimpa laqatin kilhtamakuj, chu ampatsa', ¡ya wan ixkumpari xla' mixtu' lhawalhtsa' ixmaklakata ixlistat! Ya choqtin mimpa laqatin kilhtamakuj ixlimaqan mat ampatsa' wan xkamanin kumpari nak pustan, mat pupitsi tsisa cha'alh. Tunkan mat talakipa wan maqalhcha, mat tanulh wan kumpari. Ya lakapalh tayalh wan ti nale'en kuma katsitsa' palh tatu' nalakapala natalakchawatunu', nimat chilhtsa' nak 98


maqalhcha mat talakchawatanulhtsa' xaqan chik. Tanucha', tanucha' wan kumpari. Nin tunkwilhtsa' ixlilaqali cha'alhtsa' wan ixkumpari, mat malakilhtsa' ixpustan, nimat laqtsilh xaqan ixpustan mat taxtililhawan qalha tajna', qontin tajna' taxtililhawan ixlakapun ixpustan. Ya wan ixkumpari mat paxuwaqo: —¡Hijole! ¡Wani utsa' wan tajna' wa kilistat! ¡Chuwaj ana' kit naikwa! ¡Chuwaj nakinchipaniya wan tajna'! —mat wani ixtasakwa'—. ¡Chuwaj namaqniya' ya nawaya xamole! —mat kawani' amaqapitsin ti ixtamaqtaya. Ya wani' utsa' wan ixkumpari tapalajtanulh tajna' lalh, kuma tapalajli, tatu' taxtulh wan nak chik, kuma talakchawalhtsa', mat tutsa' lakaskinika na taxtu'.

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CUENTO DE DOS COMPADRES Miguel Rodríguez Susano Dicen que esto sucedió en Mecapalapa. Eran dos compadres, uno rico y el otro pobre. El compadre pobre siempre trabajaba con el compadre rico. Un día, éste le dijo al otro: —Ahora me vas a ayudar a trabajar, siempre te encargarás de mi trabajo en mi terreno —decía el rico. —Pues sí, ni modo. Te voy a ayudar porque también yo necesito el trabajo —contestaba el pobre. Pues así trabajaban, todos los días y todas las semanas. Al cabo de un buen tiempo trabajando, el pobre le dijo a su esposa: —Ahora voy a faltar un día a la semana en el trabajo de mi compadre porque voy a sembrar maíz para nosotros. —Pues tú sabes. —Así le voy a decir a nuestro compadre —concluyó el pobre. Entonces, al encontrarse con su compadre, le dijo: —Voy a faltar a tu trabajo porque también yo voy a hacer mi milpa, porque yo también quiero sembrar maíz, quiero sembrar frijol, lo que voy a comer. Lo que aquí gano no me alcanza, y si no hay lo que quiero, si no venden yuca o caña, tengo que comprarlo en otro lado. Si hago mi milpa, voy a sembrar lo que se come en esta vida. El rico quedó conforme y contestó:


—Si eso piensas está bien, haz tu milpa, pero cuando termines me vas a seguir ayudando. —Pues está bien, trato hecho —respondió el pobre y empezó a sembrar lo que se da en el campo. Al paso de los días, el pobre le dijo a su esposa: —Ya voy a regresar al trabajo con mi compadre, aunque todavía no termino el mío. No me paga mucho, pero así está bien, no vaya a decir que por flojo no quiero trabajar. Así continuó ayudando a su compadre en el trabajo, y luego volvía al suyo. Pasaban los días y el compadre pobre siguió así. A veces a él no le pagaban completo por los días trabajados, pero como el rico era su compadre, lo perdonaba, no le exigía su sueldo completo. El compadre rico tenía un negocio grande en una casa buena. Además, tenía muchos trabajadores y asistía mucha clientela a comprarle. —Vas a ir a la tienda si necesitas algo, allá vas a traer lo que necesitas —le decía el rico al pobre. En una ocasión, el pobre fue a la tienda de su compadre. —¿Qué necesitas, compadre? —¡Híjole! Son muchas cosas las que necesito, compadre —respondió el pobre a modo de chanza. El pobre señaló lo que necesitaba, pero su compadre tomó las pocas cosas que él consideró necesarias, y se las dio. Al ver lo poco que llevaba, la esposa del pobre le dijo: —¿Con esas cosas te pagaron? Eso no nos va a alcanzar para una o dos veces, si acaso nomás para una. Lo que tú siembres y coseches no va a ser para una vez, nos alcanzaría

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hasta la nueva cosecha, ya sea maíz, frijol, calabaza y chiles. Ahí en la tienda no te dan las cosas para sostenernos. —Pero no le puedo decir nada porque es mi compadre, tengo que ayudarle. Si no, va a pensar mal. Pues el hombre siguió trabajando. Un día, el pobre no tenía qué comer y fue a buscar a su compadre, pero no lo encontró porque la tienda estaba cerrada. “¿A dónde se habrá ido el compadre?”, se preguntó. “No tengo dinero, quería pedirle lo que necesitamos para comer”. Se fue a su casa y en el camino pensó de esta manera: “Con mi compadre he trabajado, le he sabido pagar bien lo que me da. Voy a regresar porque tengo que ir a traer lo que necesito”. Más tarde, alrededor de la media noche, regresó a la tienda de su compadre. Cuando llegó ahí, no hizo nada, pero en ese instante se abrió la puerta como si alguien lo estuviera esperando. Él pensó que alguna persona se estaba compadeciendo de lo pobre que era, de su esfuerzo y de su trabajo. Se metió, sacó lo que quería y se llevó la despensa a su casa. Al día siguiente, por la mañana le dijo a su esposa: —¡Ya fui a traer las cosas! —¿Te las dio tu compadre? —preguntó la mujer. —No, yo las tomé, nomás las fui a traer. Mi compadre no se puede enojar porque yo trabajo con él. Además, esto es parte de mi trabajo y puedo tomar lo que me haga falta. —Sólo tú sabes porque tu compadre no te paga —dijo finalmente la esposa y se puso a preparar lo que había llevado el marido. Al otro día, regresó a trabajar con su compadre, como si nada hubiera pasado. Ya estando en las labores, el rico le dijo: 102


—En mi tienda sospecho que me hacen falta algunas cosas. Alguien se fue a meter, pero no entiendo cómo porque yo dejo muy bien cerrada mi puerta. ¿Quién habrá entrado? Y el compadre pobre no dijo nada, no dijo que él había ido a sacar la despensa. El rico continuó: —Voy a investigar cómo fue y por qué falta mi mercancía. El pobre pensó que aquél no se daría cuenta de lo que pasaba y no se sintió culpable por lo que faltaba en la tienda del rico. “Mi compadre —pensó— no siente por lo que le falta, no sufre. Yo siempre trabajo con él. Puedo ir a traer lo que yo quiera cuando no tenga dinero, ¡pues a media noche se me abre la tienda!”. En otro momento, volvió a hacer lo mismo y tomó lo que le hacía falta, pero se dio cuenta que las puertas se estaban cerrando, como si un portero estuviera al pendiente. Alcanzó a salir, pero las puertas se cerraron inmediatamente a sus espaldas. “¡Híjole! ¡Si no me apuro a salir, me quedo adentro!”, se dijo. Al día siguiente, el rico le comentó que ya estaba investigando lo que sucedía, ¡quién sabe qué habría mandado a hacer! Pero el pobre no hizo caso, y siguió haciendo lo mismo: cuando algo le faltaba, iba por la despensa a la tienda a media noche. En otra ocasión, fue por las cosas como de costumbre, se apuró a sacar lo que necesitaba, pero al dirigirse a la salida, la puerta ya estaba cerrada. No vio si alguien la cerró, pero se quedó adentro. Al amanecer, llegó el rico a su tienda, y al abrir la puerta, se dio cuenta que andaba dando vueltas en el 103


mostrador un guajolote muy bien crecido y gordo. Al compadre rico le dio mucho gusto: —¡Hijole! ¡Con que ese guajolote se come mi mercancía! Ahora también me lo voy a comer. ¡Agarra al guajolote! —le ordenó a un trabajador que llegaba en ese momento—. ¡Lo vamos a comer en mole! —les dijo a sus peones. Y era su compadre el que quedó encantado, se convirtió en guajolote adentro de la tienda. Ya no le permitieron salir.

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—Ikilaqtsilh lha lhuwa' skiti' lama panu' wan lha pula iktojolh kilhtun...


XATACHOQONI' SKITINI' Miguel Rodríguez Susano Naikpulheqeniyan mat lhatsanintsa' ixlawi chatin chixku'. Ixlaqati skuja ixlilaqasqo ixtaskujut. Ixliaktsunajkus ixwanit skatli skuja nak takuxtu, ixchan kuxi', stapun, axux, nipxi' ixyawa pin, ixliskuja ankulino, seqna', chankat. Ya axni' naskujqotsa' nak ixkatukuxtu laqatunu' talakchani' ixliskuja, ana' ixlaqati ixan qalhaxkan. Ixekstu ixan skitinin. Wan chixku' tsisat ixtaxtu nak ixchik axni' tintitsa' tu ixlilhawat nak ixkatukuxtu ixan skitinin. Aqatunu' laqatunu' malhkuyu' o aqatunu' ixlipuxamatati chichini' ixan skitinin. Axni' an skitinin tsisat an axni' nayujacha' wan skiti' laqpajuqotanu chi matsa' nak ixchik, nawani ixmawini' mat wan: —¡Iklimilhtsa' skiti' naliwayanauj! Ya wan ixmawini' pues ana' ixlhawa kwenta axni' an ixqolu' skitinin, wan puskat ni nalichinkantsa' wan skiti' xla' lipaxaujtsa' natsuku palhqa, nakamaqani wan ixpaluwa'. Ya wan puskat ni natsukutsa' laqcheqe tatutsa' xlit namatantatsa' ni wan maqtutun qotanu natsukutsa' tawayan; poqtu ixkatawayan ixkamana'. Ya chuchuntsa' ixlilawi wan chixku'. Axni' nachan ixkuxi', pulatsej kuxtuqonit, palh tatu' nachan ixkuxi', ni nachin xapuchani' wan stapun tsej ixkawan ixlhawa ixtakuxtu. Ya istapun ixchan axni' tseijtsa' lhalhawa ixtsaqtsa'. Axni' natsukutsa' pun wan stapun kanatse ixtasuyu. Chuntsa' ixliskuja wan chixku'. Ana' ixyawa pin; chuntsa' ixlilawi, ixkamawilhawan ixkamana'. Ya milh laqatin kilhtamakuj mat ampa qalhaxkan skitinin. Axni' nakitaspitatsa', ixtamakchikni' ixtakatsitsa' mat


lakwan skiti' ixlimin. Ya wan maqapitsin ixtamakchikni', ixtawani' kakastamaxkilh iskiti'. “Pues xla' ixkastamaxki ti ixtaskini' nak tej. Ya utsa' ixliskuja, wanma taskujut; tatu' lhkitit ixwanit, kana skulujwa' ixwanit. Ya milh laqatin chichini' tojolh lha mat xapulhman xkan ama pulhman, taqtsikan wan lha tojolh. Mat wan xkan tujnuma ya ni mat tojolh wa nak xkan taknutelha, takxtutelha, alilha putsa skiti' ya mat laqtsilh qetin skiti'. Wan xkan tseq wi lhan cha'alhtsa', mat wan: “Chuwaj atsa iklaqtsilh, lalan naikmaqala'”. Mat qalha skiti' ixwanit. Stalanilh ya wan lhan cha'alh mat pulhman ixwi wan xkan ya mat ixkilhtun mat ixwi laqatin lhuku'. Ya mat walh: “¡Ah! ¡tse naiktanu, antsa' lhan tanulh wan skiti'!”. Ya choqtin mat tanulh, ni mat cha'alh ixkilhtutintsa' pero ixtampun xkan ixkilhtutintsa' mat kanatse ixqaqa ixchaqan wan lhuku' ya mat lhuwa' wan skiti' ixlatanuma tumpaspit skiti' xalaqtsinaj, xalaqalha ya liwakalh xalaqalha. Ya ana' mat lhuwa' ixtamanin wan skiti' ixtatasuyu talalhawan, pues axni' mat walh: “¡Chuwaj naikle'en tu iklaqati!”. Mat chipalh wan skiti' tu laqatilh. Yoskatsi taxtupa wan nak lhuku', taxtulhtsa' takutlitsa' nak xkan, pues ni wan taxtulhtsa' nak xkan mat walh: “Chuwaj tatutsa' iktiskitinilh. Alistan naikmimpala, chuwaj iklaqtsilhtsa' lhan chi lama skiti', lhan tu liwakalh tatu' jiksliwa naikchipa skiti'”. Taxtulhtsa' mat chuqetin le'elh na ixchik. Ya ni mat cha'alh na ixchik mat wani ixmawini': —Ikilaqtsilh lha lhuwa' skiti' lama panu' wan lha pula iktojolh kilhtun, kilhtun ikxikiwatnantelha, lha iktaqtsi lha iktakxtu, iklatelha lha ikputsa' wan skiti'. Ya choqtin axni' maqatsa' ikamacha' iklaqtsilh qetin skiti' kanatse, liwukutu wan skiti'. Ya utsa' ikstalanilhtsa' ikalh ya ni ikcha'alhtsa' lha tanulh 108


ixkilhtun wan lhuku' iklaqtsintsa' palh tse naiktanu, ya ni iktanucha', wan xaqalha skiti' tutsa' iklaqtsilh lha alh. Wan xkan kanatse tasuyu, tatu' tasuyu lha maktayacha' wan xkan, pero mat tumpaspit skiti' ixlama. Pues chuntsa' mat wanilh ixmawini', lhan kilaqtsilh: —Alistan naikampala ikskitinin, stunktsa' naikan kuma ikatsi lhan lhuwa' skiti' lama. Utsa' wan xaqalha skiti' ikstalanilh utsa' iklicha'alh, palh tatu' xaiklaqtsilh wanma skiti', tatu' xaiklaqtsinit kawa' wan ixlhuku', antsa' lha lhuwa' skiti' tatanu, antsa' tatatseqa wan skiti'. Choqtin palheqelh kilhtamakuj ampa ixkatukuxtu laqkuxtu wan tu maqala, pero mimpa laqatin kilhtamakuj mat tatutsa' ixlit ixtikichipalh wan skiti', mat wanipa ixmawini'. Ampa ya choqtin ni cha'ampa wan chixku' mat tojopa, pero mat lha katsi lha wi wan lhuku' tanulh, antsa' tanulh. Pues ni mat qotanulh tatutsa' taspitli wan chixku' na ixchik pero wan ixmawini' ixwanitsa' lha lhuwa' skiti' ixlama. Entonces mat kawanilhtsa' wan ixtamakchikni' mat kaoqsqalhika ka'anka putsakan kuma mat tuchinit, lhan tachoqocha' palaj chin ya chuwaj tatu' chinit nak chik, kakilaoqsqalhiuj na ana' putsaya chuwaj tatu' chin ya qotanutsa'. Ya wan ti kamaqatawilh, tawalh: “Pues tse, naikaoqsqalhiyan”. Ankamputsakan wan chixku'. Kuma mat wan xkan pulhman ixwanit ya ana' cho'ola ixlhuwanit pues nin tunkatsa' tsiswalh tatutsa' qaqska, pero takatsitsa' lhan takicha'alh ya wan puskat mat wan antsa' naputsayatit ixkilhtun xkan, pero ixkilhtun makstinaj lha antsa' mat wi wan lhuku' mat wan wan puskat. Choqtin tsiswalh ixlilaqali tsisat mat ta'ampa ya mat antsa' wan lhawalh tu ya kiwi' ixya, pastakli wan puskat: 109


—Ah, kiwaninit ixlaqstunk lha ya mat qalha kiwi', tatutsa' walh tu ya kiwi'”, —pero antsa' mat tatojopa' wan chixkuwin, lhuwa' ixta'anit, axni' mat cha'alh chatin na ixtampun pulhman xkan mat laqtsilhtsa', antsa' mat ixlaqnu, ixchaxpan wan chixku' chipalh wan lhuku'. Tulatsa' mat tanulh, ya tulatsa' taxtulh. Ya wan tin takimakutulh mat tapaqlhi wan ixkilhtun wan lhuku' ya xanintsa' makutuka, chuntsa' lilanit wan skitini'. Tatutsa' oqtin chilh na ixchik. Ya wan ixkamana' tikamasuyunilh chi nataliskuja, xlakan chuwaj tatu' talhkititnin, talaqati ana' taskuj.

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EL PESCADOR ENCANTADO Miguel Rodríguez Susano Hace muchos años vivió un hombre muy trabajador. En su parcela sembraba maíz, frijol y chiles verdes, ajo, calabaza, ajonjolí, plátano y caña. Al terminar su trabajo en la milpa, le gustaba ir al río a pescar, pero si solamente iba a pescar, se levantaba temprano, almorzaba y se marchaba. Cuando tenía la pesca, después del medio día ya iba llegando a su casa. Al llegar a su hogar, le decía a su esposa: —¡Ya llegué y ya traje pescado para la comida! La mujer se dedicaba a los quehaceres domésticos mientras él estaba ausente. Cuando el esposo traía los pescados, la mujer con mucho gusto se ponía a limpiarlos para la hora de la comida. Entonces el señor se sentaba con sus hijos pequeños a comer, mientras la esposa hacía las tortillas. Así era la vida de ese hombre. En temporada de siembra de maíz, primero tenía que dejar limpio el terreno, y lo mismo hacía en temporada de siembra de frijol. Al arreciar el elote, quitaba las hojas secas de la planta de maíz y dejar el tallo para que el frijol enredara, para que no tuviera sombra. Como todo el sembradío de maíz se hacía en surcos, el frijol se sembraba en dos hileras en medio de ambos. Cuando el frijol empezaba a germinar se veía muy bonito en medio de los surcos. Así se alegraba el señor con su trabajo. Todos los años él sembraba chile y frijol. La cosecha de chile verde era muy costeable y de esta manera, el señor mantenía a su familia.

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Cuando iba al río a pescar, no regresaba con las manos vacías. Él siempre llevaba pescados al regresar a su casa. Por eso sus vecinos lo conocían como un pescador hábil porque atrapaba pescados buenos y grandes. Sus vecinos le pedían que les vendiera y él accedía, incluso si era en el camino. No era holgazán, al contrario, actuaba con ligereza en toda labor. Un día el señor se metió a nadar en lo más profundo de un arroyo. Estaba tan hondo y fluía con tanta fuerza el agua que en momentos la corriente lo arrastraba y lo sumergía, por lo que tenía que asomar la cabeza en ratos, pero mirando el agua por si veía algún pez. Y de repente vio uno: el pez se detuvo donde había quietud. “Allí hay un pez grandote”, se dijo. Lo siguió y el lugar a donde llegó también estaba muy hondo. En la orilla se veía un hueco por donde podía caber el cuerpo de una persona. “¡Ah, sí voy a poder entrar!”, se dijo porque vio que el pez por ahí se había metido. El señor lo siguió y vio sorprendido que había al interior una cueva, y el agua estaba limpia y clara; era un lugar secreto donde había muchos peces de diferentes tamaños y colores, desde los más chicos hasta los más grandes. El señor dijo con alegría: “¡Ahora me voy a llevar el pescado que más me guste!”. Entonces atrapó el más bonito. De regreso, salió con mucho trabajo, y sintió como si la entrada de la cueva se hubiese reducido. “Por ahora ya no voy a pescar, vendré después. Ya vine a ver en dónde hay muchos peces y aquí no me va a dar tanto trabajo para agarrarlos”, se dijo al salir del agua. Divisó alrededor para reconocer el lugar, y se dio cuenta que estaba un árbol viejo y grande. Llegó a su casa únicamente con un pescado. Ya en su hogar, le contó a su esposa lo sucedido:

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—¡Ya fui a ver un lugar en el arroyo donde hay muchos peces! Me fui en lo más profundo, y ahí fui siguiendo un pez chulote, bonito. ¡Hasta daban ganas de comerlo! Lo perseguí, pero se metió en un hoyo. Al entrar ahí, llegué a donde el agua estaba cristalina y bonita, pero no se distinguía en dónde terminaba la poza. Vi que los demás peces eran muchos y de diferentes colores, grandes y chicos. Eso fue lo que le contó a su esposa, cómo eran los peces que fue a ver. —Después volveré a pescar. A la próxima me iré derecho porque ya sé en donde hay muchos peces. ¡Si no hubiera visto el pez grande, no habría conocido esa cueva! Allá hay, allá se esconden —le terminó de contar a su mujer. Al cabo de unas semanas, regresó a su milpa a escardar su sembradío. Al pasar la temporada de siembra, le dijo a su esposa: —Ya voy a regresar a pescar y ya no me va a dar trabajo encontrar buenos peces. Se fue y al llegar al arroyo, entró a nadar con confianza, directamente donde estaba la cueva, pero al atardecer el señor no llegó a su casa. A su mujer ya le había dicho en dónde iba a pescar y las señas del lugar. Entonces la esposa les dijo a sus vecinos que le hicieran el favor de ir a buscar a su marido porque no había llegado. “¿En dónde se habrá quedado? Llega temprano y ahora no viene”, pensaba ella. —Acompáñenme a buscarlo —les dijo a los voluntarios. Los vecinos la acompañaron, pero llegó la noche y decidieron continuar al día siguiente. En la mañana, llegaron a buscarlo y dieron con el lugar que había indicado el esposo a su mujer. Se dieron cuenta que 113


en el agua había mucha profundidad; en la orilla, vieron el árbol viejo y grande, y por eso decidieron buscar al pescador ahí. Se sumergieron los señores en el agua, uno de ellos se adelantó y llegó hasta el fondo de la poza, mientras otros nadaban encima. El señor que llegó al fondo vio que alguien estaba atorado en la cueva. Solamente medio cuerpo se veía. Comprendió que el pescador se había quedado atrapado, sin poder entrar ni salir. Parecía como si la cueva se hubiese cerrado y por ello se le veía medio cuerpo. Llevaron una herramienta para romper la orilla de la cueva, y así, sacar al señor. Así fue como lo sacaron, rompieron un poco el agujero donde estaba atorado, pero ya sin vida. Ya no llegó a su casa, dejó de pescar, dejó de trabajar en su milpa.

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Axni' tseijtsa' lhaqananit, tayalh ixpuxqatni', ya xatapatu tamanin ixtaqonu' tsutsoqo xasmumonqo', ya tujnu alh nak xkan, nak musni'…


WAN TSUMAJAT MAXIKAKA Lucía María González Lhatsanintsa' utunun wan xatata' ya xatsi'it ixtamalaktseyi axni' maqskinkan ixtsumajat. Utunun ixtaqalhtinini palh natamamaqaxtoqa ixtsumajat, ya axni' ixtaqalhtinintsa'. Utunun wan xatata' ya wan xatsi'it oqxa' ixta'an tamalheqe wan tsumajat. Ixtamatunu ixtatunu, ixtamalheqe xasasti' ixluxu, ya ixtaqoqchi. Tawan mat lhatsanintsa', chatin tsumajat mat skinkanitsa' ya mat le'enikanitsa' xa xasasti ixluxu, kuma mat wan ixlaktatana' ixtaqalhtininitsa'. Ya tawan mat ixmintsa' wan jilini', mat ixjilitelhatsa', ixmimatsa' wan xkan. Ya choqtin wa tsumajat mat wanitsa' ixtsi'it: —Na', kit tatu' ikatsi chikla. ¡Kinkatsaniqo kimakni'! —¡Ah!, kiskinkanchita.

kalhaqa

minqan

tumaxkika

axni'

Tse wan tsumajat lhaqalh ixqan. Ya wan tsumajat tsukupa taliksa: —Na', ¡chuwaj chikinkatsani kinaqxaq. —¡Ya chuwaj kalitaqoqchi minlistun! Kamutawila, kalichit minyajni' minlistun tumaxkika. Tse utsa' kuktawilh. —¡Ya chuwaj ikpixkatsan! —Katapixnu' mintapixnu'.


Alistan, wan tsumajat ana' walh mat istipulheq wan, ya ixtsi'it wanilh, kawili min lichikan. Axni' lhaqananqolh, lilaqatit tasuyulh, lhaqanalh wachi axni' kiskinkanchi, utsa' lilhaqalh ixqan, ixlistun, ixtapixnu', ixtapun ya ixlichikan, chuntsa' chi wanika kalhaqalh ixluxu, chuntsa' wiliqolh. Axni' tseijtsa' lhaqananit, tayalh ixpuxqatni', ya xatapatu tamanin ixtaqonu' tsutsoqo xasmumonqo', ya tujnu alh nak xkan, nak musni'. Alh, ya ixmimatsa' wan xkan, ixjilinintelha ya tamachi palha xkan. Ya wan tsumajat tatu' ixtaspita, tatu' ixtaspita. —Tse, ¿ya lha alh? —talaqalhaskini ixtatana', ya ta'alh taputsa'. Ya axni' tacha'alh nak musni', tatalaqajulh ya talakpuwalh cho'ola jikswalh. Taqaqsli tojoma na ixchaqan musni' maxikakatsa' ixlanit ¡ya mat kanatse ixtasuyu, tseij tamanin! Ixchaqan musni' ixtaxtililhawan ixtaqonu'. Utsa' taliwan wan nak Kachikin axni' qosa wan maxikaka, axni' taya lha wi musni', ya lha lhawama xkan, qaxmatkan ixtaqonu' chi aksanan, ya chi tatali ixkilhtun puxqatni'. Tawan wan lakpapatsin palh axni' wan maxikaka xachixku' stalini wan tsumajat ya axni' wan maxikaka xatsumajat mat stalani wan chixku'. Chuntsa' ana' nak kalakchikni' taqalhlaqaiqo wan maxikaka stalani wan ti tseij maqat lakacha'an ixtalhaqan, wachi wan xatsutsoqo.

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LA MUCHACHA ARCOÍRIS Lucía María González Antes, los padres eran quienes arreglaban los matrimonios y, cuando iban a pedir a la muchacha y el padre de ella ya aceptaba, los padres del novio iban a vestirla. La vestían de pies a cabeza. Dicen que hace muchos años, una muchacha ya estaba pedida y ya le habían llevado su ropa nueva, porque sus padres ya habían dado el sí. Dicen que ya venían los truenos, ya venía tronando, ya venía el agua. Y entonces, la muchacha le dijo a su mamá: —¡Ma, yo no sé qué me pasa! ¡Me duele todo mi cuerpo! —¡Ah!, ponte tu enagua que te dieron cuando te vinieron a pedir. Entonces, la muchacha se puso su enagua. Pero ella se siguió quejando: —¡Ma, pero me duele mucho la cabeza! —¡Pues ponte tu listón! Póntelos, amárrate tu cabello con tus listones que te dieron. Entonces, ella se los puso. —¡Pero ahora me duele mi cuello! —Ponte tus soguillas que te dieron. Por último, la muchacha también dijo que se cansaba de la cintura y su mamá le dijo que se ciñera la faja. Ella se vistió completamente, se puso bonita, se vistió como cuando la fueron a pedir; se lió su enagua, se puso así sus listones, sus


soguillas, su quechquemitl9 y su faja, pues como le dijeron que se pusiera su ropa, pues se puso todo. Ya cuando estaba bien cambiadita, agarró su tinaja y agarró su jicarita pintada de rojo y azul, y que se va corriendo al agua, al pozo. Se fue, pero ya venía el agua, venía tronando y que cae el aguacero. Y la muchacha no regresaba, no regresaba. —Bueno, ¿pero a dónde se fue? —se preguntaron los papás y que se van a buscarla. Cuando llegaron al pozo, se asomaron y pensaron que se había ahogado. La encontraron metida en el agua, ¡ya estaba convertida en arcoíris! ¡Y bien bonito se veía, bien pintado el arcoíris! En el agua andaba su jicarita dando vueltas todavía. Por eso dicen en el pueblo que cuando brinca el arcoíris, cuando se levanta, cuando nace en algún pozo o manantial, se oye su jícara, se oye la jicarita cómo suena, porque retacha alrededor de la tinaja. Dicen los viejitos que si el arcoíris es un hombre, persigue a la mujer; y si el arcoíris es una mujer, corretea al hombre. Así también en el pueblo se cree que el arcoíris sigue a las personas que se visten con sus colores vistosos, en especial, el rojo.

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Prenda típica femenina que cubre el torso, finamente elaborado en telar de cintura, con técnicas que combinan el brocado y el bordado a mano. (N. del E.).

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AKTSINI II Manuela Francisco Eduardo Mat lhuwatsa' kata palheqenit, axni' mat junio, septiembre ya octubre. Maya utsa' wanma kilhtamakuj ixtamayachi wan palha xkan. Chuwaj taxtapalilhtsa' wan kilhtamakuj, kuma kajunio tatutsa' la xkan wachi lhatsanintsa'. Axni' wan chixla xkan, wan aqapun paqtin ixtalaqachawa, ya paqtin ixla xkan laqaliyan. Wan lakpapatsin ixtaliakxanan mat axni' ixpulanixkan nak aqapun palha ixtsuku aksanan wachi wan tuxuwaqale'maka ya chixtamayachi palha xkan, kuma ixtalaktilha wan poqlhnu'. Ixtawan mat wan Aktsini' utsa' mat Xamalana' Xkan, mat istalani wan puskat tin tatu' ixtseyan. Ixtawan mat utunun ixta'an nak aqapun, wachi wan saqaqa poqlhnu'. Mat utunun mat wan lakpuskan ixlakan Dios, mat utsa' ixlakata, wan uni' listalani wan poqlhnu' axni' natamayachi wan xkan. Mat ixtawan lakpapatsin wan kamana' axni' laqtsinajkus mat tatunaj ixkalakaskinikan natawa lhpauj axni' tatunaj wa Aktsini', kuma xla' mat ixlipuxamatati junio mat ixwa wan lhpauj. Palh mat tatu' aqawanana' ya nawaya wan lhpauj, mat utsa' najikswa na qalhaxkan, kuma mat wachi mat xatalhtsi' lhpauj namakla, axni' mat ti najikswa, maski tin ta'ama, mat tula ti chipalh, kuma mat slutonqo maklaqo. Kuma wan Aktsini' axni' natanu junio, tsukutsa' aksanan nak aqapun. Jilili, jilili, jilili makawan, mat skima ilhpauj. —Wakutun ilhpauj —mat ixtawan machikininin. Mat utsa' tasanimachatsa' wan ti najikswa na qalhaxkan, mat tankantsa' nachipaxtoqachatsa' ilhpauj utsa' nawatsa'. 122


AKTSINI' II Manuela Francisco Eduardo Cuando viene el agua, cuando es tiempo de lluvia, suena arriba. Es porque Aktsini' anda jalando a la mujer que falleció embarazada o de parto; ellas son las nubes blancas. Es el aire que anda correteando a las nubes, y al alcanzarlas, entonces llueve. También cuando él hace sonar el mar empieza a tronar y a tronar, y se siente cómo tiembla la tierra a lo lejos. —Está pidiendo su pahua, por eso está sonando el dueño del agua —decían los abuelos. La gente de hace mucho tiempo lo sabía, decían que Aktsini' ya pedía su pahua; por eso se oía a lo lejos. Después se veía en el cielo cómo cambiaba el clima: había mucho movimiento del agua, se levantaban las nubes, el cielo se ponía negro y entonces caían los aguaceros. Los arroyos y los ríos se llenaban de agua. A veces algunos campesinos se ahogaban en la creciente, aquellos que por necesidad iban por su leña o su maíz y se metían en el río para atravesarlo. Por eso decía la gente que Aktsini' se llevaba a una persona cuando quería pahua. También dicen que los niños no deben comer pahuas antes del 24 de junio, primero San Juan las tiene que comer. Si no hacen caso, se pueden espantar en el río, o se pueden ahogar porque su cuerpo va a quedar resbaloso, igual que la semilla de la pahua.


Ya chuntsa' ixtalhin wan kuxkux, maya tsisa qaxmatkan...


WAN KUXKUX Lucía María González Tawan mat wan kuxkux ixqalhi ixtaski'. Maqtin liwilih le'enilh taqaxin; pajtsu cha'alh na ixchik ixtaski', ya mat tayalh ixpuqalhni' qalha kiwi', ya mat antsa' tsukulh lhi. Ixlilaqali, alh laqtsin ya wanilh: —Iklhtatakutun kuma maya tsisa iqaxinilh ya iklhilh. —¿Ixlistunkwa'? ¿Lha chuwaj? —¿Tuqaxpati? ¡Maya tsisa atsa iqaxinilh! —¡Ah! ¡Pus kit iqaxmatli ixkilhtalamaka xwati'! Ya chuntsa' ixtalhin wan kuxkux, maya tsisa qaxmatkan. Wachi wan monxu' tasuyu wan tantsiktsi'. Ya xla' tatu' lijikwanit, chu lhi utsa' chuntsa' tawani, kux kux.


EL TECOLOTILLO Lucía María González Dicen que el kuxkux, el tecolotillo10 tenía su novia. En una ocasión, decidió llevarle serenata; llegó muy cerca de la casa de ella y se paró en un árbol muy grande, y desde ahí empezó a cantar. Al día siguiente, fue a verla y le dijo: —Vengo desvelado porque toda la noche toqué, toda la noche canté. —¿De veras? ¿En dónde? —¿No escuchaste? ¡Toda la noche toqué! —¡Ah! ¡Pues yo escuché que estaban picando un metate! Y así es el canto del tecolotillo, kux kux kux, toda la noche se oye. Es un pajarito parecido a un tecolote, pero ese no da miedo, nomás canta y por eso le dicen así, kuxkux.

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Glaucidium sanchezi. (N. del E.).


XATAPULHEQEN SANTORO Emilia Lara Márquez Kintata' ixliakxa ixtsi'it, kinana', mat ixwi chatin chixku' mat tatu' ixqalhlaqai wan ta'aqsajwin tuwilikan Santoro, tatu' ixqalhlaqai. Utsa' ixlakata wanma chixku' tanulh antsa', tanulh naqepan chuntsa' nakalaqtsin palh ixlistunkwa' palh tachin wan ninin. Xla' mat lilakalhawaka na ixlaqastapun wan ixlaqalhtitit wan chichi', kuma mat tawan wan chichi' talakawanan tsisa. Alistan tsukulh kamaqtaqalha naqepan, antsa' tatseqli, antsa' tawilh wan tsisa. Ya choqtin, axni' pupitsitsa' tsisa, laqtsilh palh tachilhtsa', talaktanulh nak maqalhcha lhuwa' chixkuwin. Tatapajtsulh lhaya wan pusanto, lha wilikan ixtawaijkan. Kalaqtsilh chi ixtamojo ixmakankan na ixpuwaijkan, na ixpulatukan. Laqtsilh chixtawayamanalh, chi ixtamakawan, chi ixtakilhwan. ¡Tamakapasaqolh wan mole! Kalaqtsilh chi ixtatayamanalh wan xaliwat, chi ixtaxka. Talimastajiqolh wan na ixpuwaij pusanto. Choqtin laqtsilh chin ta'ampala axni' qalhlaqailh ya jikwallh, tseij jikwalh kuma laqtsilh palh ixlistunkwa' wan tu tawan lakpapan. Chuntsa' qalhlaqailh palh tamin wan ninin, mat tawa wan liaqsajwin. Ya choqtin tsukulh itsakan ixlijikwan ya nilh, tseij jikwalh, jikwalh kuma kalaqtsilh wan ninin tachilh pupitsi tsisa. Lhuwa' tawan: —¡Tatu', tatu', ixlistunkwa' tamin!


Utsa' taliwan mat tatutse palh nawana' palh tatu' qalhlaqaiya, ya kinan utsa' iklilhawaya wan pusanto ya ikwiliya wan liaqsajnakan wan tin tatutsa' kinkatalawilan. Ana' tatutse nakamaqtaqalhkan wan ninin palh ixlistunkwa' tamin, pus xlakan unitsa'. Tale'en wan ti chukalhawa kwenta. Tamin wan ninin ya natale'en.

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CUENTO DE DÍA DE MUERTOS Emilia Lara Márquez

A mi papá le contaba su mamá, mi abuelita, que había un señor que no creía en la ofrenda que se pone en Día de Muertos, en Todos Santos. No creía. Por eso ese señor se metió por ahí, se metió en un rincón para ver en la noche si de veras llegaban los difuntos. Él se puso en los ojos las lagañas del perro, porque dicen que los perros ven en la noche. Luego se dedicó a espiar desde el rincón; ahí se escondió, ahí se quedó a esperar la noche. Entonces, a media noche, vio que ya llegaron, entraron por la puerta hartos señores. Se acercaron a donde está el altar, a donde ponen la ofrenda. Vio también cómo metían las manos en la comida, en los platos. Vio cómo estaban comiendo, cómo tenían las manos, cómo tenían la boca. ¡Se embarraron de mole! Se dio cuenta que agarraban las piezas de carne y las mordían. Dejaron bien goteado ahí en la mesa del altar. Después vio cómo se fueron otra vez. Entonces ya creyó, pero se espantó, se espantó bien al ver que sí era cierto lo que cuentan los abuelos. Entonces sí creyó que vienen los muertos, que comen la ofrenda. Pero después se enfermó de miedo y se murió. Muchos dicen: —¡No! ¡No es cierto que vienen! No es bueno decir que no se cree, y nosotros por eso seguimos haciendo el altar y ponemos la ofrenda a los que ya no están con nosotros. Tampoco es bueno espiar a los difuntos para ver si de veras vienen, pues son almas. Se llevan al que está de curioso. Vienen los difuntos y se lo llevan.


Xaikluxmanauj, ya xlakan ixtayawanit Ixantunkan. Antsa' ixtalaqalukxyanalh, ixlhawanimaka, ixmaklakata...

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IXKATANI' KILHTAMAKUJNU' ANTUN Pío García María Naikliakxayan laqatin tapulheqen. Maqtin kinan xalukxnin Santiaguero xala nak Barrio Grande kinkatamakatsinin nak kachikin San Antonio, kuma xlakan atsa tamin talukxa, ana' kinan ikanitauj, ikakioqsqalhiuj, ya ana' wan chixku' wanti antsa', kimpuxkukan Don Chiko. Xla' minacha' nak San Antonio, ya xla' tatu' kinkatamatajiyan axni' minsqoli' ya axni' ikluxa. Kinkata wanin: —Naikalimaqtayayan naiklisqoli', ana' iklaka'i axni' nalhawakan katani' nak San Antonio ana' nakilalimaqtayaya antsa'. Ya stunkwa', maqtin ikilauj ya axni' ixmapoqlhnu' nak aqapun. Xaikluxmanauj, ya xlakan ixtayawanit Ixantunkan. Antsa' ixtalaqalukxyanalh, ixlhawanimaka, ixmaklakata. Mixchi' palh chulaqcha'alh o tatu', chulaqatintus, ixya xakiwi' mango, ¡laqatin qalha kiwi' mango! Tatu' kana ixmaqat ixwanit, cho'ola kuma laqatin puxam lilhkan o makstinaj maqat; chulilakapalh ¡pauj!, wan jilini', yat taxqalh wan xakiwi' mango, yat taqosqolh wan xachitin. Ya snoqli wan jilini', ya tatu' ixlamaxkan. Ixwi poqlhnu' ya tatu' ixlamaxkan. Chanu' snoqli wan jilini' kuma ixlhawamaka ixkatani', antsa' utunun wan chixkuwin limaklaka'anikan Antun. Lilukxkan maqlhsasat, nak arpaj qaxininikan, ya qestinaj liqaxin, wilinikan ixliaqsajwin, ixliqotni', ixkuchu' ya xaseqsilisqewiwin, ixpuley, ¡lipaxauj lhawakan! Talatawayanqo. Antsa', ixliwaq wanti cha'an tse chinit. Chalhuwa' ta'an nak litoqpan xala atsa Kachikin.


Tataqextimi ixliwaqkan axni' tunajchin Kilhtamakujnu' Antun. Kuma xlakan axni' chintsa' chaxan malhkuyu', tamaqatsiqonitsa' wan tunatamaklakaskin. Xlakan taputsa' taskujut antsa' nak Munixkan tin taqalhi tumin; kamaxkikan liskujat: ta'aka kakiwin. Ixliwaq wan tumin tukalimapalakan, tamaki ixlakata katani', tunatalimapala' qaxininin, ya xaseqsi lisqewiwini'. Ya palh tamaka'akcha'an, tatamawa qetin wakax; palh tatu', qetin paxni' ya ana' chilan. Wan katani' xla' ya tapulheqen chaxan malhkuyu', axni' tsuku ixliqalhkaujtu, chimatsa' xakatani' kilhtamakujnu' Antun ya laqaqalhikan wan kilhtamakujnu'.

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LA FIESTA DE SAN ANTONIO Pío García María Le voy a contar una historia. Una vez a nosotros los santiagueros de Barrio Grande nos invitaron en San Antonio, como ellos venían acá a bailar, pues nosotros también hemos ido; fuimos a acompañar y a apoyar al señor que toca ahí, don Chico. Él viene de San Antonio, y él no nos cobra por tocar en la danza. Nos dijo: —Si les voy a apoyar con la flauta, quiero que cuando hagan la fiesta de San Antonio también me apoyen allá. Y sí, una vez fuimos y ora sí que había nubes en el cielo. Estábamos bailando y ellos tenían ahí su San Antonio. Ahí le estaban bailando, le estaban haciendo costumbre. Quién sabe si fue mera coincidencia o no sé, nomás de un de repente estaba un palo de mango, ¡un palote de mango! No estaba muy lejos, como unos veinte metros o más lejitos; nomás de un trancazo ¡paaaf!, ¡el rayo!, hasta rajó el palo de mango, hasta volaron las hojas. Le cayó el rayo, y no estaba lloviendo, nada. Sí había nubes, pero no estaba lloviendo. A lo mejor cayó el rayo porque estaban haciendo costumbre ahí ellos, los señores de San Antonio. Le bailan con sonajas, le tocan con arpa, violín, le ponen su ofrenda, sus cervezas, su aguardiente, sus refrescos, sus tamales, ¡la hacen de emoción! Hacen convivio. Ahí, todo


el que llega a ir es bienvenido. Va mucha gente de aquí del pueblo cuando hacen la misa. Se organizan los pobladores antes del día de San Antonio, que es el 13 de junio. Ellos buscan chamba ahí con los señores ricos de Mecapalapa; les dan tareas: chapear potreros. Todo el dinero que les pagan lo guardan para su fiesta, para pagar a los músicos de banda, o para sus refrescos. Ya si les alcanza, se compran una novillona; s i no, un puerquito o pollos. La fiesta es el 13 de junio, pero empieza desde el 12, cuando es la víspera y velan al santito.

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WAN SKAUJ YA WAN TANCHAUJ Lucia María Gonzalez Wama xatapulheqen qetin skauj ya qetin tanchauj. Wan skauj poqtu ixaqxoqolhawan ya chuxachi' ixlhawa wan tanchauj. Maqtin, chatin puskat ixchanit santiyaj. Xla' ixanlaqtsin ixkasantiyajna', ixanlaqtsin palh tse stakma ya axni' ixcha'an, akchukoqonit wan skauj. Maqtin, mat nayujacha' wan ti ixkakchuku wan xamayak santiyaj, wan puskat liwililh lhawalh laqatin limeqe'eqlhan xacera taxkat, yawalh nak takuxtu. Axni' taspitli wan skauj cha'ampa lha naixwayan, ya wanilh wan limaqe'eqlhan. —Tatu' ikjikwaniyan, ¡naikwiliniyan! Choqtin ixpeqkanaj lituksli, ya lastawakacha' wan nak limaqe'eqlhan kuma xacera taxkat. —Tatu' chu'u iqalhi, iqalhi kimpeqxuk! ¡Utsa' naikliwiliniyan!

aqantin

kimakan

Choqtin liwilinilh ixpeqxuk, ya lastawakacha'. —Ana' iqalhi kintojon —ya mat lilakchintapa ixtantu peqkanaj chuchuntsa' lapalacha'—. Ana' iqalhipala kintantupeqxuk. Maka'ampa ixtojon ya talaqnupalacha' nak xacera taxkat. Ixliqalhatus, cha'alhtsa' wan puskat, ya wanilh: —¡Qotiti' nisin! ¿Wani wix ka'akchukuya kinsantiyaj? ¡Wixi waya'! Choqtin wan puskat chipalh wan skauj, mojolh na ixkuxtalh ya tsej qalhchilh. Ya wan puskat lakapalh putsa chitin


tu nalimakilhti ixmakskut, makutulh wan nisin wan nak kuxtalh, tutsa' mat skauj, utsatsa' mat wan tanchauj lakawantojoma. Wan skauj mat ixtsalanitsa' kuma mat aqxoqolh wan tanchauj, axni' ixpalheqema pajtsu wan na kuxtalh. Axni' mat laqtsilh, wan skauj mat wanilh wan tanchauj: —¡Katanu' wa lha iktanuma kuma nakintawakan tun tse, ya wanma tatu' iktalale'en, mat nakintawakan chilan, ya kuma wix laqatiya' waya'. Katojo' atsa. Tse nataxtuyachi, kit tatu' iklaqati wanma. Wan tanchauj mat tanulh, paxuwaqo kuma mat wan tu nawa. Ya axni' qalhxkutkatsa' wan kuxtalh mat taxtulh tsalalh. Tawan mat axni' taxtulh wan na kuxtalh mat qosli wan tanchauj ya wan puskat mat walh: —¡Wama tatu' utsa' tu ikmakilh! —aqcha'alh mat wan puskat kuma mat wan tanchauj qostaxtulh lha ixtanuma wan skauj. Choqtin tsukulh stalani wan skauj kuma aqxoqolh. Lha alh mataxtuka mat wanilh: —Wix chu kiaqxoqolhawana'. Kiaqxoqo, chuwaj naikwayan. —Tatu', kalaqtsi', atsa' kayawa minaqaxqolh, mapupumakatsa' wan puley. Chuwaj tatunajcha chamakus. Ya stunkwatsa' utsa' wan uxum ixta'aknuma. —Antsa' kaqalhiqe qalhatus —chuntsa' wanilh wan skauj wan tanchauj, liwan tsala—. Aqalhatus naponqnuna' ya nama'aqeya'. Xachantsa' nala'. Ya xla' aqawanalh, qalhatus qalhilh, ya ma'aqelh, ya choqtin tataxtuqolh wan uxum, ya tamuxkawiliqolh. 136


—¡Chuwaj tatu' kintiqalhtaxtunilh! ¡Kiaqxoqopa! —walh wan tanchauj. Amaqtintsa' wampala, wan tanchauj talapaxtoqpa wan skauj. —Chuwajtsa' tutsa' iktimasputunin, naikwayan kuma kiaqxoqopalatsa'. —¡Tatu'! ¿Chutatu' laqtsina' palh aqsputma kilhtamakuj? ¡Kalaqtsi' wan chi mima! —ixmima lhuwa' poqlhnu'—. ¡Kit ikchipaya! —wan skauj ixlakawaya chipanit qestin, chuntsa' tatu' timincha'—. Atsa kataya', liwan kit tatu' nalakaskina' kamincha'. Naikputsa' tu nawaya'. Palh tunka napina' na'aqlhtalayan. Chuntsa' wan tanchauj tachoqolh ixmaklakata wan skauj ya antsa' tayalh xlitayalh, ya lheqwalh. “Chuwaj kalalh tu nala, ¡kit naiktsala!”, walh wan tanchauj. Alh yastalanipa, ya qaqsli. —¡Wix naikwayan!

kiaqxoqopala!

¡Tutsa'

iktimasputunin,

Wan skauj ixwama moqot, ixpaqlhnit moqot, ya utsa' ixwama. Ixchipanitsa' laqatin ya makilhkatsinilh wan tanchauj. —¡Chuwaj kalaqtsi', wama qaliwukutu! —maxkilh laqatin moqot. —¿Lhan taya'? —Ah, kintanchiwix ikmapupitsilh ya antsa' taxtulh. Palh wakutuna' kapaqlhti wan mila' ya nataxtu wanma. Ya wan tanchauj tayalh laqatin chiwix aklhwililh ixtanchiwix, ya axni' lakpitalh, wan skauj tsalapa, ya alh. Ya wan tanchauj tsukulhtsa' lunkxnun kuma katsanilh lipanintsa' lalh,

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ya wan skauj tsalapa. Tatu' katsikan palh antsa' nilh, ya alistan makchaka. Chatintsa' puskat istalhawantsa' xaliwat. Walh palh mat xaliwat paxni', ya tatu' xaliwat paxni' ixwanit. Chatin xatsumajat qawachu wanilh ixnana': —Kinana', kit ikwakutun liwat. —Nawaya', kapuxti lha waka. Wan liwat ixaqanuwaka, ya wan xanana' xtunk ixlhawama. Axni' wan xatsumajat qawachu ixchukukutun liwat, ixkatsani wan lha ixchukuma, wan liwat chiwinalh: “Weqe, weqe, weqe”. —¡Kinana'! ¡Wan liwat kintachiwinalh, kinkilhni'! —¿Chi nalitachiwinan palh tseij xachan? ¡Cha ikamacha'! Choqtin wan toqotsin alh wan lha wi wan liwat. Ana' tsukukutulh chuku. “Weqe, weqe, toqo”, ixwan wan liwat. —¡Qotiti' nisin! ¡Xachan wix achi' chiwinana'! Choqtin wan xanana' maqosulh ixliwat, takilh wan nisin tsalalh, ¡ya xachantsa' ixwanit!

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EL CONEJO Y LA ZORRA Lucía María González Este es el cuento de un conejo y una zorra. El conejo siempre andaba engañando y haciéndole travesuras a la zorra. Una vez, una señora había sembrado sandía y ella iba al sembradío para ver si estaban bien sus matitas, pero cuando llegaba, encontraba todo mocho porque el conejo las trozaba. En una ocasión, la señora decidió hacer un muñeco de cera y lo dejó en la milpa. Cuando el conejo regresó otra vez, llegó allí donde iba a comer, pero se encontró con el muñeco de cera. Entonces. le dijo: —No te tengo miedo, ¡te voy a pegar! Entonces le tiró un manazo con su mano derecha, pero se quedó pegada al muñeco porque era de cera. —¡No nomás esa tengo, tengo mi otra mano, mi mano izquierda! ¡Te voy a golpear con esa! Y dicho esto, le pegó con la mano izquierda y se quedó pegada. —¡También tengo mi pie! —y le dio una patada con su pata derecha, y pasó lo mismo—. ¡Pero todavía tengo mi pata izquierda! Al poco rato, llegó la señora y le dijo: —¡Condenado animal! ¿Con que tú tirabas mis sandías? ¡Tú las comes! Entonces la señora agarró al conejo, lo echó en un costal y lo amarró. La señora se apuró a traer hojas para prender


lumbre y quemarlo. Cuando estuvo listo el fuego y sacó al animal del costal, ya no era el conejo sino una zorra. El conejo se había escapado porque engañó a la zorra cuando iba pasando cerca del costal. Al notar su presencia, el conejo le dijo a la zorra: —Métete aquí donde estoy porque me están invitando algo bueno, pero yo con aquél no me llevo. Me están invitando a comer pollo, y como a ti te gusta comer de esa carne, métete aquí. Te va a ir bien, a mí no me gustan esas cosas. La zorra se metió, le dio gusto por lo que iba a comer. Y cuando abrieron el costal, se fue, se escapó. Dicen que cuando salió la zorra disparada, la señora dijo: —¡Este no es el que guardé! Después, la zorra se dedicó a seguir al conejo por engañarla. Donde lo fue a alcanzar, le dijo: —Tú nomás me andas engañando. ¡Ahora sí te voy a comer! —No, mira, pon tu oreja aquí. ¡Ya están hirviendo los tamales! Ahorita todavía no se cocen11, se están cociendo. Pero en realidad, era el jicotero que ahí estaba enterrado. —Ahí espérate tantito —así le dijo el conejo a la zorra mientras se escapaba nuevamente—. Al rato rascas y destapas la olla; para entonces ya van a estar listos los tamales.

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La RAE lo escribe como: “cuecen”. (N. del E.).

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Y el otro obedeció, un rato se esperó y que lo destapa, entonces salieron todos los jicotes y lo picaron bien. —¡Ahora sí no se me va a escapar! ¡Me volvió a engañar! —dijo la zorra. En otro momento, la zorra volvió a encontrar al conejo: —Ahora sí, ya no te voy a perdonar, te voy a comer porque me volviste a engañar. —¡No! ¿Qué no ves que se está acabando el mundo? ¡Mira cómo viene! —venía un montón de nubes—. ¡Yo lo estoy sosteniendo! —el conejo estaba parado agarrando el cerro—. Párate aquí, no lo dejes que se caiga, mientras yo busco qué cosa vamos a comer y te invito. Si te vas luego, va a caer encima de ti. Entonces la zorra se quedó en lugar del conejo y ahí estuvo un buen rato, pero se cansó. “Ahora pase lo que pase, ¡yo le voy a correr!”, pensó la zorra, pero no se acabó el mundo. Se fue tras él, lo volvió a seguir y lo encontró. —¡Tú me volviste a engañar! ¡No te voy a perdonar, te voy a comer! El conejo estaba comiendo coyol, había quebrado coyol y eso estaba comiendo. Ya tenía uno y le dio a probar a la zorra. —¡Mira, éste está bien bueno! —y le dio un coyol. —¿Dónde lo agarraste? —Ah, pues partí mi huevo y de ahí salió. Si quieres parte el tuyo y va a salir eso. La zorra agarró una piedra y se la puso en sus huevos, y cuando los aplastó, el conejo se peló otra vez, se fue. La zorra

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se puso a brincar de dolor y desesperación. No se sabe si ahí se murió, pero al final, lo cocieron. Después una señora andaba vendiendo carne; dijo que era de puerco, pero no era cierto. En una casa, le compraron, y una niña le dijo a su abuelita: —¡Abuelita, yo quiero carne! —Pues vas a comer. Bájala de donde está. La carne estaba colgada, y la abuela estaba haciendo otra actividad. Cuando la niña quiso trozar un pedazo, se escuchó un quejido: “Weqe, weqe, weqe”. —¡Abuela! ¡La carne me habló, me regaña! —¿Cómo te va a hablar si está bien cocida? ¡A ver, ahí voy! Entonces la viejita fue a donde estaba la carne. También quiso trozarla. “Weqe, weqe, toqo”, decía la carne. —¡Condenado animal! ¡Si estás cocido, para qué hablas! Entonces la abuelita aventó su carne, se levantó el animal y se fue, ¡pero ya estaba cocido!

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Talaqapasli kuma saqaqa ixwanit wan kawayuj. Ixlalhawan wachi' chuxatuya kawayuj...


IXKAWAYUJ LISANTIAGUERO Leopoldo Rodríguez Domínguez Lhatsanintsa' iktalakxalh chatin chixku' ti nilhtsa', Don Pedro Francisco. Utsa' kiliakxalh lhatsanintsa' mat lanit maqtin tun palheqelhtsa' kuma tatu ikatsi palh utsa' laqtsilh ana' panu' xla' kiliakxalh ixlakata wan kawayuj. Lhatsanintsa' palheqelh wan tu naikpulheqeniyan. Kinan, wa santiaguero, ikaqsajwiyauj wan kawayuj axni' tsuku ya axni' naiklukxqoyauj. Ya mat utunun lhatsanintsa' tatu' talhawalh wanma, wan kawayuj ana' napuwitsakana, ya mat wan tu ixtalalichiwinan mat wan kawayuj tatu' mat taqsajwilh, chu tamaqxteqli chuxatuya kiwi', pus chuntsa', kuma laqatin kiwi'. Ya ana' wan chixkuwin talhawalh laqatin tun tatu' litse kuma tatsukulh taqota ya tatu' talhawalh kwenta. Tatu' taqsajwilh, tatu' taqalhtawaqanilh. Ya choqtin wan kawayuj aqcha'alh. Ya axni' utunun talaqawalh, tsej ixtaqachinit, tintitsa' ixwanit wan kawayuj. Mat alh, utsa' utunun ixtalalitachiwinan laqatin talanat xlakata wan talukxta. Ya ma qantin tej tun cha'an nak Munixkan. Xamaqantsa' tej, antsa' nak Cruz. Ixyacha' ajlianit, nak Pulaka'un lha ixmaqankan xanin kawayuj axni' ixtani ya antsa' ixkamaqankan, ya mat antsa' takiqaqsli. Axni' taqaqsli, taqalhtawaqanilh, taqsajwilh, tamaqoxamixilh ya taspitpa. Ya chuntsa' talimimpa atsa' na Kachikin. Talaqapasli kuma saqaqa ixwanit wan kawayuj. Ixlalhawan wachi' chuxatuya kawayuj. Ya axni' taqalhtawaqanilh,


litaxtupalacha' xakiwi' kawayuj. Utsa' ixlakata kuma taqalhtawaqanipa. Tatachiwinalh, kuma ixtalitatachiwin ya antsa' utsa' wan ti naqalhtawaqa nalhawaqo. Utsa' wanma ixtawan, utsa' ixtalichiwinan wan ti lakpapatsintsa' ixtawanit. Ya utunun kwan chuwaj tanilhtsa', katejtin tajaxcha. Utsa' ixtachiwin lakliwakalhtsa' lakpapatsin.

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EL CABALLITO DE LOS SANTIAGUEROS Leopoldo Rodríguez Domínguez Antes platicaba con un señor que ya falleció, fue don Pedro Francisco. Él me contó hace años que les pasó un suceso que ya pasa a la historia porque, pues no sé si él lo vio también, pero él me contó sobre el caballito. Hace años que sucedió lo que voy a contar. Nosotros los santiagueros ofrendamos al caballo antes y después de bailar. Y según, ellos anteriormente pues no le hicieron eso al caballito. Y como decimos aquí, todo el caballo cobra vida. Según lo que ellos platicaban, al caballo no le ofrendaron, lo dejaron como cualquier madera, vamos a decir. Pues sí, porque es una escultura de madera. Pero también esos señores cometieron un error porque se pusieron a tomar y no le hicieron caso. No le ofrendaron, no le rezaron. Entonces el caballo sí se molestó. Y cuando ellos despertaron de una buena cruda, ya no estaba el caballo. Se fue. Eso es lo que ellos comentaban, como una historia de parte de la danza. Y hay un camino que va para Mecapalapa, ya es camino viejo, camino real, allá por la Cruz. Estaba más adelante, por el Mirador, un deshuesadero de caballos que morían y allá los tiraban, y según en esa parte, ahí lo fueron a encontrar. Cuando lo encontraron, tuvieron que rezarle, ofrendarle, encontentar al caballito para que volviera a regresar. Y solamente así lo trajeron de vuelta otra vez aquí a Pantepec.


Lo reconocieron porque era un caballo blanco. Andaba caminando como un caballo normal. Pero ya cuando le rezaron, volvió a lo que es el caballo de madera. Pero con eso lo encontentaron porque le tuvieron que rezar nuevamente. Le hablaron, porque le tienen que hablar, tiene que ser un rezandero quien hace todo eso. Esto es lo que decían, esto es lo que comentaban los más viejanos. Y pues ellos ahorita ya fallecieron, que en paz descansen. Es la palabra de los más viejos.

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XATAJIKWAT NAK VENTANA Pío García María Pus chan kalaqtsi, kit naikwaniyan ixlistunkwa', kit ikpapamatsa' atsa ya tuntu' iklaqtsinit. Utsa' nak tastoqopitsi' chik ixtachoqo chatin qawachu, anya ixtama xalhtakala'; ixlakapun ixlhawa ixliskujat, utsa' liwaka wan limaqsqo. Maqtin tseij jikwalh. Alh taxtu wa ananu', antsa' qepun, ixkilhtutin. Ampa tama. Kuma ya wan mitsinaj ventana antsa' mat wan: —Axni' iklakawanalh, ¡antsa' ixya chatin qalha chixku', xatsitseqe ixta'aqnu', tseij qalha! Xakilaqlaka'anit lhan kit xaiklakawama. —¡Ah! —ikwani—. ¡Minlaqalhtitit! ¡Kit ikpapamatsa' ya tuntu' iklaqsinit! Tseij jikwalh, tutsa' ixtachoqokutun watsa, ixtachoqo xaqan. —¡Maski nak qalhtin naylo kit naiktachoqo, o ana' nak mitsinaj pulhtata! —walh wan qawachu. Tatutsa' tachoqokutulh ixekstu kuma jikwalh. Ya kit tuntu' iklaqtsinit. Tawan mat maqapitsin chuchuntsa' makaminkanit utsa' mat chuxatu nalaqtsin. Ya kit tatu'. Atsa tuntu' palheqenit.


EL ESPANTO EN LA VENTANA Pío García María Pues fíjese que, la mera verdad, yo ya me estoy haciendo viejo aquí, pero yo nunca he visto nada. Aquí en este cuarto se quedaba un chamaco, ahí está su cama de tablas; ahí enfrente hacía su tarea, por eso está este foco. En una ocasión se quedó bien espantado. Salió al baño que está por ahí, allá afuera, de aquel lado. Se volvió a acostar. Como está la ventanita ahí, que dice: —Cuando abrí los ojos, ¡ahí estaba un señor bien grandote, con su sombrero negro, bien altote! Me estaba viendo donde estaba yo acostado. —¡Ah! —le digo—. ¡Tus lagañas! ¡Yo ya me estoy haciendo viejo y no he visto nada! Se reespantó, ya no se quería quedar aquí, se quedaba allá adentro, en la otra casa. —¡Aunque sea en un nailo me voy a dormir, o en una colchoneta! —dijo el chamaco. Ya no se quiso quedar solo porque se espantó. Pero yo no he visto nada. Dicen que algunos ya vienen predestinados para ver esas cosas, pero yo no. Aquí no pasa nada.


Ya cha'alh, ya laqtsin chintsukulh tamaqxtu ixqan wan ixpuskat...


WAN CHICHAQAT Juan Francisco Castro Chatin chixku' talawi ixpuskat, anti ixpuskat, tse mat ixtapalaja, xla' ixlichichaqat. Axni' lhtatama wan tin talawi axni' sqalh ixtaxtu'. An lha qatalhimanancha' wan tachichaqat lha tatastoqa, lha wi xkan; lha ixtatastoqa kalaqcha'an. Wan puskat qalhi ixqolu', ya axni' na cha'an, tse ixliwaq ya xla' ixlichichaqat. Kalaqtajutsa' wan nak xkan, wan ti ixtachichaqatsala ya tuwachilh tuchumaqtin cho'ola ixkalaqan, ti ixtachichaqat ixtalaji. Choqtin macheqxilh, ti ixtalawi ixqolu' kuma tutsa' mat ixma na ixqetsi', lha ixtalhtata ixlaqaxtoqa ixpuskat, tsukulh maqtaqalha ya axni' laqtsilhtsa' axni' taxtupatsa' wan ixpuskat, talhimanancha' wan chichaqat wan lha wi wan xkan, ya maqtaqalhitsa', alh wan ixpuskat. Ya cha'alh, ya laqtsin chintsukulh tamaqxtu ixqan wan ixpuskat, ya tajulh wan nak xkan kalaqtajulh ixtachichaqat ixliman. Ya wan ixtachichaqatna' tapaxkiqotsa' kuma takatsi, kuma takatsi chu cha'amakus. Ya wan ti ixtalawi, wan ti ixqolutsa' laqtsintsa' wan chinkatala wan maqapitsin chichaqat. Aqcha'alh kitayalh wan ixqan wan ixpuskat ya liminilh. Liminilh na ixchik, limilh ixqan ixpuskat, limilh nak chik. Axni' takutlitsa' nak xkan wan puskat, pajaxtajucha', wan lha ixkatalhima kalaqanitsa' tutsa' qaqsli, kuma wan ixqolu' liminitsa' na ixchik


LA RANA Lucía María González Dicen que la rana era una mujer que dejaba a su marido para irse de fiesta con los demás. Pero le quitaron su enagua y ya no regresó. Ella se salía de su casa, cuando su esposo estaba durmiendo, así él no se enteraba. La mujer se iba cuando las ranas estaban haciendo su fiesta, cante y cante, como cantan cuando llueve. Un día, el hombre notó que la mujer se iba mientras él dormía. “Bueno, ¿pero a dónde va? ¿A qué va?”, pensó y, en una ocasión, la siguió. El marido alcanzó a verla desde lejos. Y bien contenta ella, se quitó su enagua y se metió en el agua. Y que empiezan las ranas, que se le enciman, se le encimaban sus compañeros las ranas. No le gustó al señor. Le quitó su enagua y se la trajo consigo: “Le voy a quitar su enagua, a ver con qué cara va a llegar encuerada”. A ella le quitaron su ropa, se la trajo el hombre. Ya cuando la mujer salió del agua, quería ponerse su ropa, pero ya no la encontró donde la había dejado. Allá se quedó, ya no regresó, se quedó convertida en rana.


WAN PUCHITNI' Lucia María Gonzalez Wama chatin laqaxtoq ixwanit. Wan chixku' ixwan: —Wa kit kimpuskat kana kilaqati. Kana kilaqati kimpuskat. Chuntsa' kawanilh ixtasakwa', ixtamamimanalh, tatankalhawan kakiwin. Yax lakan tali katsalaqtsilh ya taputsalh chi natalila palh ixlistunkwa' palh ixtalalaqati. Ya tawanilh: —Tse, palh ixlistunkwa' laqatiyan mimpuskat, chuwaj nalaqtsina. ¿Achi' tatu' palh ikalimapaxiyan ixqalhni' puklhni'? Naikachiyan ya naikale'enan ya naikwaniya mimpuskat palh nit, mat taqawilh axni' ixtankama kakiwin. Ya wan chatin liqalhtinilh. Limaklhawaka xastajat kiwi' ya mamika nak laqlaj, ixle'emakatsa' wachi' xanin. Axni' cha'alh nak chik, lha ixlawi ixpuskat, tawanilh wan ti ixtale'emanalh: —¡Nilh! Wan puskat ixlhawama ixtapun, ixchaxpawi ixlinikukat. Axni' qaxmatli wan tu lalh, tunka tuj tayalh, chiaqanulh wan xatasiuj ixlinikukat ya taqpixchilh kuma laqtsilh ixqolu' xanintsa'. Axni' wan chixku' laqtsilh, wanilh: —¡Tatu' kataqpixchi'! ¡Tatu' ikninit! —ya xla' tula limaqtayalh ixpuskat kuma ixchimamikanit ya ixpuskat nilh. Maqantsa' ixtawan mat tse ixankan Kalinin; ya wan chixku' ixan lha ixaknu ixpuskat, ya mat antsa' ixlaqtsinacha'


ixpuskat: wachi' walawilanauj atsa', chuntsa' ixlaqtsinacha' ixpuskat. Antsa' kiqaqsli, lhawama ixtapun, wan tu ixlhawa nak kakilhtamakuj, antsa' ana' ixlhawayacha'. Antsa' ixan tachiwinan, ya ixtaspita, kuma xla' ixtawitsa' achatin ixlaqaxtoq kuma chuxtataqextiminit, tatu' ixtamaqaxtoqa. Maqtin wanilh wan ti aqxteqmaqankatsa': —Kit iklakaskin kakintataspitpala' nak kinchikan. Wan tulalh ikaqtsanqalh, ya kit iklakastin kataspiti nak chik. —Tse naikan nak chik, wachi' wa wana wix, panu' namaqniya qekaujtu paxni', chuntsa' tse nakanacha' kit. Nalhawaya' wan mole ixleqekaujtu paxni'. Ya wan paxni' mat tsiya ixtawanit. Antsa' nak Kalinin, wan paxni' utsa' mat wan tsiya. Wan chixku' chililalh putsanalh tuwanika, lhawalh ixtawaij, wililh nak puwaij lha wilinikan ixchauj. Choqtin chilh laqatin ximawa' ya tsukulh taya wan nak puwaij wan tu wililh ixakpun puwaij. Ya wan chixku' laqawan ixlaqtsinkutun ixpuskat, wachi' ixlaqtsin xla', chixlalhawan watsa'. Ya choqtin, tayalh ixta'aqnu', ya wan: —¡Tatu' wix iktawayankutunan! —lisnoqli ixta'aqnu', ya wan ximawa' alh, tatutsa' tasuyulh antsa', alh. Amaqtin taspitpa lha laqtsin wan puskat, ya alh wani' palh tatu' anit: —Kit iqalhin, iklhawalh wan tu kiwani'. ¿Ya tulhawa'? Tatu' pit. —¡Chintatu'! ¡Kit ikilalh ya wix kiliwilini' minta'aqnu'! Ya wan chixku' ixlakpuwan palh nalaqtsin ixpuskat, wachi' wan ixlaqtsin, axni' ixlaqawan, ya tatu' chuntsa' ixtilaqtsilh kuma xanintsa' ixwanit. 156


Maqtin wan chixku' liwililh natachoqo: —Naiktachoqo. —¡Tatu'! Lalan napina kuma wan kinqolu' nachin ya na'aqcha'an. —Naiktatseqa, tatu' kintilaqtsilh. —¡Nakatsi ya nakinkilhni! Chuxatu' kalalh, wan chixku' liwilih tachoqo, ya wan puskat chaxman wanipa: —Tse kwan ya talaqalhaman, tatu' natasuyuya, palh tatu' nakiwilini. Wan ixqolu' wan ti ixqalhi wan puskat tse ixtayat ixwanit, yawan tistalatsa' ixtawi mat chi ixaqcha'an. Alistan mat chilh wan chixku' ya wan puskat mat mawilh axni' ixtsiswamatsa'. —¿Tuchuwaj kinkala? Wi tun kinkala, wix cho'ola wi tu matseqa'. —¿Tuchuwaj naikmatseqa'? ¡Kit tuntu' ikmatseqnit! —wan chixku' ixtatseqnit nak lhamank. Choqtin tseijtsa' tsiswalh ya talhtatalh, ixtalhqonkmanalh kuma utunun ixtajaxanamanalh, ya kuma xla' ixle'emacha' ixlimakilhtikan, mat makilhtilh, nakalaqtsin lha ixtamanalh, ya kalaqtsilh mat lajat talakawamanalh, mat waq lukut, panu' ixkini' mat ixqaxmatkan chi ixtajaxanamanalh. Axni' tunkwinin, qaxmatli makamininkan, tuchilh chixku', maqapitsin tasakwa' makskut, limakilhtin, qawaj. Choqtin qaxmatli wan chatin chixku' mat walh: —¡Tatu' kaqalhti, katachiwinantayacha', ¿chutatu' takatsi tu ixkamaqasputa? ¿Achi' tapatsanqa'? 157


Alistan, axni' wan chixku' taxtulh wan nak chik, mat laqtsilh tin takukanit kiwi', ya axni' tapajtsulh. Kalaqtsilh mat utsa' wan xkutachitin tun tsiujstaka ya kanaxkuta. Wama ixkiwikan ninin. “¡Chauj, chauj!”, ixtatasa kuma yoskatsi ixtalimimanalh. Wan chixku' walh: “¡Tunchu talhawatsa'! ¿Tatu' lhuwa' tatayani'? ¡Kit naikamaqtaya!”. Choqtin alh kamataxtuka, tatu' laqalhan wan ti ixta'aktasatelha ixtale'emanalh xkutnan, ixkiwikan, ya kachipalh kakixteqnilh. Wanma' chitin ana' wakan, wan ti wa smoqo laqmojo xkutnan, palh tinti' lamunax chuntsa' xkutajwala. Wan maqapitsin ta'aqcha'alh kuma xlakan ixtaskujlhawan, ya tatutsa' ixtachuntsa' wan tu lhawakan watsa. —¡Tatu' tsinka tuxtale'emanalh! —walh wan chixku', utsa' kalialh kamaqti wan tu ixtakukanit ya kakixteqnilh. Wanma chixku' ana' kilaqtsilh chi chitkan wan chankat, chi lhawakan, chi makchakan wan taxkat tun tsinkakas ixla. Antsa' lhawamakancha' tsinkakas. Xla' tseij laqtsilh kuma ixlaqawan ya skatli wanma taskujut. Axni' taspitli nak kakilhtamakuj, ana' tsukulh lhawa tsinkakas, ya ixwanikanit tatu' nawan tun kilaqtsilh nak Kalinin. Lhatsanintsa' tatu' ixkatsikan chi lhawakan tsinkakas.

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EL TRAPICHE Lucía María González Esta era una pareja. El señor contaba a otros lo mucho que su esposa lo quería. —A mí mi mujer me quiere mucho. Me quiere mucho mi mujer. Así les dijo a sus peones; andaban rozando, tumbando monte. Pero a ellos les dio envidia. Buscaron la manera de comprobar si de verdad los dos se querían y le dijeron: —Bueno, si de veras te quiere tu mujer, ahorita vamos a ver. ¿Por qué no te bañamos con sangre de grado? Te vamos a amarrar y te vamos a llevar con tu mujer. Le vamos a decir a tu mujer que estás muerto, que te accidentaste mientras estabas tumbando monte. El otro aceptó. Le echaron la savia del árbol y lo pusieron en una camilla, ya lo llevaban como muerto. Al llegar a la casa, donde estaba la esposa, le anunciaron su muerte: —¡Se murió! En ese momento, la señora estaba haciendo su quechquemitl, tenía su telar en la cintura. Al recibir la noticia y ver a su esposo muerto, se levantó inmediatamente, colgó el mismo lazo de su telar y se ahorcó. Cuando el hombre se dio cuenta, gritó desesperado: —¡No te ahorques! ¡No estoy muerto! —pero él no pudo auxiliar a su esposa porque lo llevaban amarrado y ella falleció.


Antes, decían que se podía ir al lugar de los muertos, por eso aquel hombre iba al panteón y allá se encontraba con su mujer. Así como estamos acá, así veía a su mujer. Allá la fue a encontrar haciendo su quechquemitl; lo que hacía aquí, también lo hacía en el otro mundo. Le iba a hablar, pero el hombre se regresaba, pues ella ya estaba con otra pareja, porque ellos dos nomás se habían juntado en este mundo, no se casaron. En una ocasión, el viudo le dijo: —Yo ya quiero que regreses conmigo a la casa, a nuestra casa. Estoy arrepentido por lo que pasó, reconozco que me equivoqué. Yo quiero que regreses a la casa. —Sí voy a ir contigo, como tú me lo pides, pero tienes que matar doce puercos para que vaya. Vas a hacer el mole con los doce puercos. Para los difuntos, los puercos son ratones; en el otro mundo, los puercos son los ratones. El señor, como pudo, lo hizo: buscó lo que le dijeron, hizo su mole y lo puso en la mesa de las ofrendas. Entonces, llegó un mosco y empezó a pararse en los platos que estaban colocados en la mesa. Pero el señor quería ver viva a su mujer, como la veía él cuando andaba acá en la tierra. Y entonces, que agarra su sombrero y dice: —¡A ti no te estoy invitando! —le pegó con el sombrero, y el mosco se fue, desapareció. Otro día, regresó triste a ver a la mujer. Fue a preguntarle por qué no había ido: —¡Yo te esperé, hice lo que me dijiste! ¿Y qué hiciste? No fuiste. —¡Cómo no! ¡Yo fui y tú me pegaste con tu sombrero! 160


El hombre pensaba que su mujer iba a venir, así como él la veía cuando estaba viva, pero no iba a ser así porque la señora ya estaba muerta. En una ocasión, el hombre decidió quedarse: —Me voy a quedar. —¡No! Deberías irte porque mi marido va a llegar y se va a enojar. —Me voy a esconder, no me va a ver. —¡Se va a dar cuenta y me va regañar! Pese a todas las advertencias, el hombre no cambió de decisión y la mujer le dio la última advertencia: —Bueno, pero por favor, no te enseñes, si no, me va a pegar. El esposo, que había tenido la mujer en vida, era bueno, pero el que tenía actualmente era malo. Al poco rato, llegó el señor y la esposa hizo de cenar. —¿Qué cosa huele? Huele a algo. ¡Tú escondes algo! —¿Qué cosa voy a esconder? ¡Yo no he escondido nada! —el hombre estaba oculto en un chichapal. Después se hizo de noche y la pareja del otro mundo se durmió y sólo se escuchaba la respiración, porque estaban roncando. Como él llevaba su cerillo, lo encendió para ver en dónde estaban y vio tirados dos esqueletos, dos calaveras, pero la nariz seguía sonando porque estaban respirando. Por la madrugada, escuchó que saludaban, llegaron personas: unos a conseguir lumbre, otros pedían cerillos, otros, nixtamal. Entonces, escuchó que el otro hombre dijo: —No les contestes, allá que estén hablando, ¿qué no saben qué les hace falta? ¿Por qué se les olvida? 161


Después, cuando el hombre salió de esa casa, divisó a lo lejos que había gente cargando madera, pero al acercarse, se dio cuenta que llevaban la plantita agria, aquella que nace derechito y su sabor es bien agrio. Esa era la madera de los muertos. Gritaban porque la traían con trabajos. El hombre se dijo: “¡Qué tanto hacen! ¿No aguantan más? ¡Yo los voy a ayudar!”. Entonces los fue a alcanzar. Los hombres que gritaban no se veían grandes; llevaban xkutnan12, los agrios, su madera. El señor agarró la carga con su mano y la fue a dejar por allá. Los demás se enojaron porque ellos andaban trabajando, pero ya no como se hace aquí. La plantita xkutnan también se come. Se le puede echar al soyo 13 si no hay limón y, así, el platillo queda con un sabor agrio. —¡Si no pesa lo que llevan! —dijo él, por eso les fue a quitar la carga y se la llevó por allá. Ese hombre también fue a ver allá cómo se muele la caña y cómo se cuece la panela14. Allá están haciendo panela. Él vio bien porque estaba vivo y aprendió la labor. Cuando regresó a este mundo, también empezó a producirla, pero le habían dicho que no diera razón de lo que vio en el otro mundo. Antes no se sabía cómo hacer panela.

12

Arthrostemma ciliatum. Se usa como condimento de algunos platillos. (N. del E.). Ipomoea dumosa. Las hojas se consumen como quelites. (N. del E.). 14 Regionalismo por piloncillo. (N. del E.). 13

162


WAN SQATA' NAK XKAN Manuela Francisco Eduardo Wanma tachiwin xalamaqan, mat qawachu, mat alh nak xkan, qawachu xatsumajat; tu mat tseij xastakni, alh nak xkan mat tajucha' nak xkan, mat tajuma wan sqata', pus xla' mat wan tu lhawalh mat makutulh wan sqata' makilhnulh ixtsikit wan tsumajat. Axni' taputsatsa' ixtata', mat ixtsi'it tatu' cha'an, tatu' cha'an wan na ixchik; axni' talaqcha'alh nak xkan, mat kilhnuwi wan maxikaka naixtsikit wan tsumajat, ya xanintsa' wan tsumajat, tutsa' laqawan, xanin kitayaka kuma chuchuwoqolh wan maxikaka. Xman sqata' ixwanit, sqata', mat isqata maxikaka. Utsa' ixlakata axni' ankan nak xkan ana' laputsakan compañero, kuma wan xkan tatu' liqaman, ana' lijikwanit, ana' qalhi Xamalana' Xkan. Lijikwanit ankan ixliekstu, tatu' xakan kin ekstu nak xkan, kuma iqaxmatatsa' chintawan, wan tu tajuma nak xkan tawan mat sqata' tojo nak xkan iqaxmata, tseya kit xaikjikwan. Naikputsa' ti ikta'an nak xkan, tatu' oqtin qalh kiliekstu kuma ikjikwani wan xkan kuma tawan iqaxmata talawani xalamaqan, mat taxtu wan maxikaka nak tsuwajkalit kamalhuk mat qawachu mat taju nak xkan tu wataliwan kintatachiwinkan maqe'eqlha ti na'an ixliekstu nak xkan.


EL BEBÉ EN EL POZO Manuela Francisco Eduardo Este cuento es muy antiguo. Dicen que una chamaca fue al pozo por su agua, una muchachita. Al llegar ahí, se metió porque adentro estaba un bebé. Ella lo sacó y le dio pecho. La buscaban sus padres porque no llegaba a su casa, entonces, fueron a buscarla al pozo. Al llegar allá, vieron que el arcoíris estaba prendido de su pecho, pero ella ya estaba muerta porque el arcoíris ya le había chupado toda la sangre. El arcoíris era el bebé que ella rescató, era un bebé el arcoíris. Por eso, cuando uno va al agua, busca compañeras porque el agua no es un juguete, también da miedo porque tiene su dueño. Da miedo ir sola, yo no iba sola al agua porque yo oía cómo decían que adentro del pozo había un bebé. Escuchaba esas historias y me daba miedo, por eso buscaba a mis compañeras para ir al agua. Nunca fui sola, porque decían los abuelos que las jícaras pintadas atraían al arcoíris. Por esa razón, se cuenta en totonaco que el arcoíris espanta a la muchacha que va sola al pozo.


LOS NARRADORES



Juan Francisco Castro (1949). Agricultor y jornalero. Manuela Francisco Eduardo (1961). Es ama de casa y conocedora de las tradiciones y creencias totonacas. Pío García María (1955-2020). Fue agricultor, productor de café, vaquero y danzante. Dedicó parte de su vida a la danza de santiagueros, en la que participó, con mucho gusto, como soldado de lanza y escribano real. Lucía María González (1959). Es ama de casa, de oficio costurera y artesana bordadora; originaria de la localidad de San Antonio. Emilia Lara Márquez (1964). Es ama de casa. José Juan Mariano Rodríguez (1948-2019). Fue profesor de Educación Primaria Bilingüe de lengua totonaca en el municipio de Pantepec, oriundo de Mecapalapa. Leopoldo Rodríguez Domínguez (1967). Es agricultor, jornalero y danzante. En los santiagueros ha representado al Caballito o Señor Santiago. Francisco Rodríguez Rodríguez (1938). Músico y agricultor nacido en San Antonio. Ha dedicado gran parte de su vida a ser el carricero o flautista en la danza de santiagueros, a la que ha acompañado desde hace más de sesenta años; también interpreta la música sagrada de costumbre.


Miguel Rodríguez Susano (1958). Profesor de Educación Primaria Bilingüe. Originario de Mecapalapa, trabajó en comunidades de lengua totonaca de los municipios de Hermenegildo Galeana, Pantepec, San Felipe Tepatlán, Xicotepec, en la Sierra Norte Poblana. Cristóbal Toribio Vargas (1951). Agricultor y danzante retirado. Conocedor de las viejas danzas, como la de negritos, que desafortunadamente se están perdiendo en Pantepec. También sabe interpretar los aires de los santiagueros en la flauta y el tambor, fue capitán de esta danza. Juan José Valderrama María (1936). Nació en Tejería. Artesano y danzante retirado de santiagueros, negritos y tocotines. Es de los pocos artesanos que todavía saben el arte de extraer el ixtle de la planta lhqanat, fibra con la que elaboraba atarrayas y diversos artículos domésticos y de pesca.




Í NDICE

LAS PALABRAS DEL TRUENO INTRODUCCIÓN

5 11

WAN TANTOQTOQ YA TANTSIKTSIN AXNI' TAXTUMA CHICHINI' LOS PAJARITOS, LA PRIMAVERA Y EL NACIMIENTO DEL SOL

23 26

WAN CHICHINI' YA WAN MALHKUYU' EL SOL Y LA LUNA

29 31

AKTSINI' AKTSINI'

35 40

WAN XAMAKCHIXIWA TSAPULA' YA WAN JUN EL GUSANO BORREGO Y LA CHUPARROSA

45 46

WAN XAMALANA' KUXI' EL DUEÑO DEL MAÍZ

49 57

XATAPANKNI TALHEQENI' EL PICO QUEBRADO

67 69

LAQWATSAS TOQO' LA BRUJA

73 76

WAN JUKILUWA' LA MAZACUATE

81 86

WAN WAKAX YA WAN JUN LA VACA Y LA CHUPARROSA

92 93

WAN XA'AQTSANQAN KUMPARI CUENTO DE DOS COMPADRES

95 100

XATACHOQONI' SKITINI' EL PESCADOR ENCANTADO

107 111


WAN TSUMAJAT MAXIKAKA LA MUCHACHA ARCOÍRIS

117 119

AKTSINI II AKTSINI' II

122 123

WAN KUXKUX EL TECOLOTILLO

125 125

XATAPULHEQEN SANTORO CUENTO DE DÍA DE MUERTOS

127 129

IXKATANI' KILHTAMAKUJNU' ANTUN LA FIESTA DE SAN ANTONIO

131 133

WAN SKAUJ YA WAN TANCHAUJ EL CONEJO Y LA ZORRA

135 139

IXKAWAYUJ LISANTIAGUERO EL CABALLITO DE LOS SANTIAGUEROS

145 147

XATAJIKWAT NAK VENTANA EL ESPANTO EN LA VENTANA

150 151

WAN CHICHAQAT LA RANA

153 154

WAN PUCHITNI' EL TRAPICHE

155 159

WAN SQATA' NAK XKAN EL BEBÉ EN EL POZO

163 164




Xa'aqpuni' xalamaqan kintalakapastaknikan. Cuentos totonacos de Pantepec, se terminó de imprimir en julio del 2021 en los talleres Hear Industria Gráfica, Calle Uno 101, Parque Industrial Jurica, CP: 76120, Querétaro, Querétaro. El tiraje constó de 1000 ejemplares. La conformación de este libro implicó un peregrinaje por la Sierra Norte de Puebla en busca de las palabras de nuestros abuelos. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Monserrat Acuña, Prisca Hernández Martín y Félix Rodríguez Lara.







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