Tikseliltiah totahtol. Cuentos nahuas de Zoquiapan, Puebla

Page 1

Cuentos nahuas de Zoquiapan, Puebla

TIKSELILTIAH TOTA H TOL

Pr i s c a He r n á n d e z M a r t í n

C o m p i l a d o r a y Tr a d u c t o r a

RETOÑOS DE LAS PALABRAS DE NUESTROS ABUELOS





T IKSELILTIAH TOTAHTOL CUENTOS NAHUAS DE ZOQUIAPAN, PUEBLA

TRADUCIDOS Y COMPILAD OS POR PRISCA HERNÁNDE Z MARTÍN REVISIÓN DE TEXTOS EN NÁHUAT VIDAL CORONA HERNÁNDEZ REVISIÓN DE TEXTOS EN ESPAÑOL FÉLIX RODRÍGUEZ LARA MONSERRAT ACUÑA MURILLO PRÓLOGO

LUZ MARÍA LEPE LIRA

con 14 ilustraciones originales de Camilo Silva García




Primera edición, 2021 Tikseliltiah totahtol Cuentos nahuas de Zoquiapan, Puebla NARRADORES 2021 Francisco Cruz Hernández, Celestino Hernández Sánchez, Samuel Martín Jiménez, Herlinda Martín Rodríguez, Isaías Pantoja Rodríguez, Aurelia Rodríguez Hernández, Avelino Rodríguez Hernández COMPILADORA Prisca Hernández Martín DISEÑO EDITORIAL Monserrat Acuña ILUSTRACIÓN Camilo Silva García TRADUCCIÓN Y TRANSCRIPCIÓN Prisca Hernández Martín

CORRECCIÓN DE ESTILO EN ESPAÑOL

Monserrat Acuña Félix Rodríguez Lara CORRECCIÓN DE ESTILO EN NÁHUAT

Prisca Hernández Martín REVISIÓN DE TEXTOS EN NÁHUAT

Vidal Corona Hernández

ISBN: 978-607-99337-0-8 Este libro fue realizado con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (Fonca), a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2019. Se autoriza la reproducción de este libro total o parcialmente, por cualquier medio, actual o futuro, siempre y cuando sea para uso personal, individual, sin fines de lucro y citando la fuente original. Editado e impreso en México




P RÓLOGO



VOLVER A SEMBRAR LA VOZ ¿Qué puede desear con más ahínco un pueblo si no es que su lengua y cultura permanezca? La voz de una comunidad vive en los niños y jóvenes, por esta razón la propuesta de Prisca Hernández y Félix Rodríguez para generar materiales de lectura en sus lenguas nahua y totonaco de la sierra norte de Puebla, se convierte en una esperanza para las comunidades indígenas de México. En un país multicultural y plurilingüe donde la política de castellanización y la discriminación racial ha dejado de abonar la tierra donde viven los niños y niñas que hablan las lenguas originarias de México, la semilla no puede venir si no es del mismo surco. Con el reconocimiento de los derechos lingüísticos, las nuevas generaciones volvieron a tomar la batuta, Prisca Hernández y Félix Rodríguez son dos universitarios con grado de maestría que no han olvidado, ni con su alto bilingüismo, ni con la coraza que puede poner la academia sobre las diferentes formas de pensamiento, las palabras de los ancianos de sus comunidades y las historias que les enseñan “cómo hacer” en una ecología que incluye animales, plantas y saberes diversos. En la última década, algunos académicos, colectivos de hablantes o activistas han recuperado y editado la tradición oral de sus comunidades, por citar las publicaciones del último año, que muestran la vitalidad de la propuesta: Relatos de los dioses triquis (2020) de José Manuel Hernández, profesor de la lengua triqui que recupera los relatos de los abuelos de sus dos raíces materna y paterna; con un objetivo similar de recuperar la historia colectiva a través de la historia familiar, se publicó Las


voces de mis familiares (2019) de Luis Alberto González; sobre las acciones de colectivos de hablantes que recopilan, escriben e ilustran sus publicaciones, son ejemplares los esfuerzos de Paula Morelos et al. Los cuentos breves para niños rebeldes cuicatecos (2020) y Mitzy Juaréz et al. Cuentan las abuelas y los abuelos (2020) en la lengua chocholteco-ngiba. De esta manera, la tradición oral es una herramienta con propósitos concretos: a) documentar las historias de origen que se refieren a la creación de la comunidad, a la flora y fauna; b) “fijar” con la escritura, al menos una versión del relato esperando que permanezca a través del tiempo lo que fue contado por generaciones, c) promover la lectura, en voz alta, de estos relatos por los hablantes y no hablantes de la lengua. En cierto sentido es como si una estrategia de tiempo circular recuperara las palabras dichas al interior de las casas mientras se cocina o se duerme a los niños y, desde ahí, desde lo puro oral, intentara plasmar una lengua en una escritura no estandarizada que tendrá su mayor prueba cuando la palabra escrita vuelva a convertirse en sonido. La escritora wayúu Estercilia Simanca lo dice claramente en una entrevista cuando le preguntan sobre uno de sus cuentos, “El encierro de la pequeña doncella”, que remite a un ritual de paso de la niñez a la adultez, pues la niña permanecerá aislada durante su menarca. Simanca explica que el cuento “(…) ya hace parte de la tradición (oral), pero no lo cuentan por ahí exactamente como en mi texto, sino que le cambian y narran, que a fulanita la encerraron, que fue el encierro más prolongado del mundo y empiezan a echar cuentos diferentes” (en 80 grados Online); se trata de contar lo que ya se cuenta y, paradójicamente, desde el escrito, volver a lo oral, como una acción real que tienen las comunidades 6


donde el desplazamiento lingüístico de sus lenguas por el español es contundente. Los relatos de Samuel Martín, Isaías Pantoja, Celestino Hernández, Francisco Cruz, Aurelia Rodríguez, Herlinda Martín y Avelino Rodríguez, editados y transcritos en “Cuentos nahuas” están lejos de considerarse cuentos para niños, como si se tratara simplemente de un entretenimiento. Las aventuras de los personajes, hombres y mujeres de carne y hueso, despliegan las posibilidades de transformación que les otorga la cultura nahua: o ya tienen tonal, esa capacidad para adquirir las características de un animal momentáneamente, o como consecuencia de una mala acción, se convierten definitivamente en animales. En otros relatos, los humanos hacen acuerdos y negocios con los animales, de modo que para bien o para mal, las acciones humanas son reguladas a través de todos los elementos cosmogónicos, tanto de la cultura nahua como del catolicismo. Así ocurre en el relato donde San Pedro y San Pablo aprietan la cintura de una hormiguita para que les diga dónde está el maíz guardado y cuando lo encuentran, Pablo toma todo el maíz que puede y se lo lleva a la región de arriba, y Pedro se queda con el maicito aplastado que es más compacto y que se da en la región de Zoquiapan. El relato explica por qué la siembra es diferente en cada región y cómo es el moco de Pedro, el que pega las raíces de los tallos. El sincretismo funciona de manera divertida e inteligente, el tiempo y el espacio se condensan en imágenes donde los personajes del pasado y del presente interactúan en una historia lógica dentro del imaginario colectivo. En “El semillero”, unos hombres que vienen de lejos han engañado a una mujer y, vendiéndole telas, se han llevado 7


todo el dinero junto con el objeto mágico que lo produce. Para resolver el problema, el hombre convence al gavilán, al tordo y al ratón de ayudarlo, estos animales deben cruzar el mar para traerlo de regreso. Los hilos que insinúa este relato con los hombres del otro lado del mar que intercambian “objetos” por los “verdaderos tesoros” puede llevarnos al imaginario colectivo sobre las relaciones con los mestizos, a la herencia española de los cuentos maravillosos donde los objetos son mágicos y los graneros producen por sí mismos. La adaptación de una herencia híbrida de tradiciones tiene el toque picaresco de la travesura y la ironía. Este es un fragmento: Las aves tomaron con su pico al ratón y se lo llevaron, así lo llevaron, colgado. Así se lo llevaron mientras atravesaban las aguas y mero en medio del mar, que lo sueltan, pero inmediatamente lo atraparon en el aire. Así lo hicieron varias veces. —¡No me jueguen así porque iré a dar al agua! —decía espantado el ratón—. ¡No me jueguen!

Efectivamente, los relatos siguen estructuras que no pueden clasificarse simplemente como cuentos o leyendas, son más bien géneros discursivos que se reconocen propios, tal como lo hace Prisca Hernández (2021) al incluir el concepto de sanil para mostrar que, en su comunidad, el término referirá sin distinción a mitos, leyendas o grupos de historias entrelazadas que podrían entenderse como cuentos maravillosos, pero refieren a narraciones donde está el pasado mítico y el pensamiento colectivo. Un eje transversal en estos cuentos-sanil recupera la concepción nahua del ser humano. León Portilla explica que 8


los nahuas entendían a las personas a través de dos conceptos: el rostro y el corazón; por eso en muchos discursos se refieren al interlocutor con el lenguaje culto y la expresión idiomática náhuatl “vuestro rostro, vuestro corazón”. Portilla insiste en que in ixtli, in yollotl, “la cara, el corazón”, simbolizan la fisonomía moral y el principio del ser humano donde el corazón tiene el dinamismo de la voluntad y la concentración de la vida (1958:63). En estos relatos, los hombres adquieren un rostro y por tanto un corazón, y son reconocidos por los demás de esta manera. La imagen del retoño es elocuente. Significa que quien tiene la semilla ha entendido que debe volver a sembrar, que para cosechar se necesita paciencia para procurar que la vida inicie. Estimado lector, el libro que tiene entre sus manos, es el retoño tierno y verde de una nueva etapa para las lenguas de México. Luz María Lepe Lira Referencias González V., Sánchez, L.A. y Martínez, L.M (2019). Ya ñö ma mengu. Las voces de mis familiares. México: Del Lirio, Secretaría de cultura. Hernández Fuentes, José Manuel (2020). Si nuguàn’ nej ñan’anj yiñànj an. Relatos de los dioses triquis. México: Biblioteca LEMI, Colección Raposa Gris Hernández Martín, Prisca (2021) “Sexualidad en masewalsanilmeh: cuentos orales nahuas” Tesis de Maestría en Estudios Amerindios y Educación Bilingüe, UAQ Juárez Mitzy et al. (2020). Teki txri natxrixa ku rxi tatxrixa. Cuentan las abuelas y los abuelos. Narraciones en 9


Chocholteco-Ngiba de la tradición oral de Villa de Tamazulápam. Oaxaca: PACYMIC- SECULTA León Portilla, Miguel (1958) “El concepto Náhuatl de la Educación” en Siete ensayos sobre cultura náhuatl. México: UNAM Morelos, Paula et al. (2020) Chi Jindin Jo’on Jiy Dikaya Dibaku. Cuentos breves para niños rebeldes cuicatecos. Oaxaca: Parajes. Simanca, Estercilia. “Yo no quiero ser buen ejemplo” entrevista con Juan Duchesne, 80 grados, 2013, https://www.80grados.net/yo-no-quiero-ser-un-buenejemplo/?fbclid=IwAR1jW-PF1pq6WIP5PjE6l5bXxAGkoVWLAEVh7Ab4VZ2H47KbJ xtHG5oHd8

10




INTRODUCCIÓN El proyecto Retoños de las palabras de nuestros abuelos surgió a raíz de la preocupación por el paulatino desplazamiento de las lenguas originarias, en este caso, del náhuat de Zoquiapan (masewaltahtol) y del totonaco de Pantepec (tachiwin), ambas habladas en el estado de Puebla. Así también, en tanto que pertenecemos a estas comunidades, nos hemos dado cuenta de que no hay suficientes materiales de lectura que reflejen nuestra cosmovisión y nuestra lengua. Ante esto, propusimos la publicación de dos volúmenes de cuentos y relatos de tradición oral, cuyo propósito es la divulgación de los mismos. El nombre del proyecto surgió a partir de la reflexión que hemos tenido sobre la tradición oral, pues nuestros abuelos son los conocedores de nuestras culturas; no obstante, depende mucho de las nuevas generaciones que su sabiduría se siga transmitiendo. De ahí surge la idea de los retoños, para que la palabra, el pensamiento y las enseñanzas sigan vivos y continúen siendo difundidos a través de la oralidad. Los cuentos y relatos que aparecen en los dos tomos poseen características diferentes, ya que el proceso de compilación no fue el mismo. La mayoría de los cuentos y relatos de Pantepec se recopilaron en español y otros más en totonaco. No obstante, si bien en algunos casos los textos llegaron a nosotros en español, la esencia sigue siendo totonaca. Por otro lado, en el caso de los recopilados en Zoquiapan, fueron obtenidos en masewaltahtol y, posteriormente, fueron interpretados al español, ya que todos los colaboradores son hablantes de la lengua. Sin embargo, aunque los cuentos hayan sido recopilados en una u otra lengua en cada uno de ellos se reflejan las creencias, el medio 13


natural y las costumbres de las dos culturas. En las palabras de los narradores está la sabiduría, así como las prácticas culturales que se han llevado a cabo y se han transmitido durante muchas generaciones. La cercanía que siempre mantuvimos con nuestros colaboradores fue una de las ventajas de nuestro trabajo, es decir, después de haber realizado las grabaciones, nuestras visitas y pláticas continuaron, pues todas las dudas que fueron surgiendo en el proceso de transcripción, traducción e interpretación pudimos aclararlas acudiendo nuevamente a ellos. Así mismo, reconocemos que todo este proceso fue de mucho aprendizaje para nosotros, no sólo de la lengua, sino también de muchos referentes (plantas, animales o eventos) a los que se hace alusión en los cuentos y que incluso nosotros desconocíamos. Con esta labor nos dimos cuenta del papel activo del editor o recopilador, quien tiene que estar en continuo diálogo con los narradores y esto muestra también que no solo por ser parte de la comunidad tendremos todas las respuestas. En estos cuentos podrán encontrarse muchas otras historias que se entretejen o enlazan y la unidad que los articula puede ser un personaje, un tema o un evento. Otros son menos extensos y presentan acontecimientos cómicos. Así también, cabe señalar que en nuestras comunidades no existe la diferencia entre cuento, mito o relato, entre otras clasificaciones técnicas. Sin embargo, no ofreceremos más especificaciones, pues nuestro objetivo no fue hacer una interpretación exhaustiva o precisa de ellos. Es importante mencionar que, al tratarse de la oralidad, los cuentos nunca serán contados de la misma forma, aun cuando se trate del mismo narrador, ya que, de acuerdo con las experiencias obtenidas, nos percatamos de factores que 14


influyen en torno a las narraciones: la disposición de quien cuenta, su estado de ánimo, su edad, entre otras. Además, los narradores tienen la facultad de agregar o suprimir ciertos elementos que ellos consideren necesarios o no en ese momento. Por otro lado, los gestos, los movimientos, la mímica, el tono de la voz y las pausas, también enriquecen a un cuento oral, pero se pierden con su escritura postrera. Como sabemos, se siguen discutiendo temas relacionados con la normalización de la escritura de nuestras lenguas originarias. No obstante, uno de los problemas a los que nos enfrentamos cuando se trata de fijarlas en un formato diferente al oral, es la manera en cómo hacerlo, pues hasta este momento, no existe una norma estándar. En estas dos publicaciones de cuentos nahuas y totonacos, se han tomado decisiones a partir de las necesidades a las que nos hemos enfrentado. La finalidad de seguir ciertas convenciones estuvo pensada, en todo momento, para el público lector, que va desde aquellos que son hablantes de nuestras variantes hasta quienes son ajenos a ellas. Al tratarse de lenguas que están en contacto con el español, los narradores también recurrieron al uso de préstamos. Por tal motivo, optamos por no forzar la traducción o interpretación de términos: pero, pues, entonces y otros conectores, interjecciones y nexos —incluso algunos sustantivos— para no simular un supuesto purismo lingüístico. Éstos se marcan con letras cursivas y son un reflejo de nuestras lenguas vivas, que se encuentran en constante cambio. A continuación, se exponen en rasgos generales las grafías que se emplearon en la escritura de ambas lenguas.

15


Tabla 1 Inventario de relaciones grafofonéticas de la lengua totonaca de Pantepec, Puebla

Fuente: Elaboración propia, basada en MacKay y Trechsel (2005) y García (2006).

Como se puede observar, la lengua totonaca (tachiwin) de Pantepec, Puebla, consta de diecisiete consonantes: ch, j, k, l, lh, m, n, p, q, s, t, tl, ts, w, x, y, ' (Tabla 1). Se pronuncian iguales que en español, excepto: lh, q, tl, ts, x, '. El uso de /tl/ es muy restringido en esta variante, a diferencia de otras, ya que únicamente lo encontramos en verbos de la forma: takutli, ‘salió del agua’; taspitli, ‘regresó’; skatli, ‘aprendió’. El saltillo (') aparece al final de palabras terminadas en vocal: lhuwa', ‘mucho’; taqonu', ‘jícara’; chuntsa', ‘así’; en medio de vocales: ixta'an, ‘iban’; ixle'emakatsa', ‘ya lo llevaban jalando’. Respecto a las vocales en totonaco, hay distinción entre breves (a, e, i, o, u) y largas (a:, e:, i:, o:, u:). Sin embargo, 16


en la antología que aquí se presenta decidimos no marcarlas, pues no hay un acuerdo acerca de cómo representar estas últimas, y para ello, influye mucho la pronunciación de quien habla totonaco como su lengua materna. Por otro lado, en la Tabla 2, se muestran los fonos y las grafías usadas para representar el inventario fonético del náhuat de Zoquiapan: Tabla 2 Inventario de relaciones grafofonéticas de la lengua náhuat de Zoquiapan, Puebla

Fuente: Elaboración propia, basada en Launey (1992).

Por otro lado, en la escritura de la lengua náhuat (masewaltahtol) de Zoquiapan, Puebla, se emplearon las siguientes grafías: ch, k, kw, l, m, n, p, s, t, ts, w, x, y (Véase 17


Tabla 2). El uso de la /g/ es muy restringido y en esta antología sólo aparece en dos palabras: tagat, ‘hombre’ y kimagato, ‘le fue a pegar’. En otras variantes dialectales se pronuncia /k/ y no /g/. Sin embargo, en estos casos decidimos no cambiar la grafía g por k, debido a que, en el caso de la segunda palabra, kimagato, si se pronunciara con /k/, cambiaría de significado: kimakato, ‘le fue a dar’. Así también, la lengua náhuat de Zoquiapan carece del fonema /tl/, por lo que únicamente la empleamos en los topónimos. Respecto a las vocales, el nahuat presenta cuatro breves (a, e, i, o) y cuatro alargadas (a:, e:, i:, o:). Sin embargo, en la escritura de los cuentos en náhuat de esta antología, se tomó la decisión de no marcar las vocales largas por falta de criterios o convenciones de escritura. En esta variante del náhuat no existe la presencia de la /u/ como vocal, y, para no generar confusiones, determinamos emplear el dígrafo kw para representar el fonema /kw/ que suena en español como “cu” de cueva. Por ejemplo, encontramos ese sonido en kwali’, ‘bien’ y kwika, ‘lo lleva’. Así también, se empleó la letra w para no confundirla con la vocal /u/ en palabras como: welik, ‘sabroso’ y witsaˈ, ‘viene’. Cabe destacar que la aspiración y el saltillo no se marcan en muchas propuestas de escritura del náhuat moderno. Sin embargo, en esta edición consideramos importante el siguiente criterio. Para distinguir la aspiración [h] y el saltillo glotal [ʔ], decidimos representarlos gráficamente: la letra h para el primer caso, y el apóstrofe ˈ, para el segundo. El no representarlas podría ocasionar ambigüedades, principalmente cuando se manifiestan al final de algunas palabras; con frecuencia, el sonido aspirado es casi imperceptible, por esa razón, en ocasiones es difícil identificarlo. Para poder distinguir estos dos sonidos presentes 18


en la lengua, fue pertinente hacer una lectura en voz alta, así como pensar en posibles confusiones que pudieran ocurrir en caso de no pronunciarlas correctamente. A continuación, proporcionamos algunos ejemplos para aclarar estos fenómenos. 1.

kihtowaˈ kihtowah

él o ella dice. ellos o ellas dicen.

2.

nikwaˈ nikwah

yo como. yo comí

La presencia gráfica de la aspiración (h) y el saltillo (ˈ) se emplean para diferenciar casos en los que puede haber confusiones en el significado de las palabras si no se pronuncian correctamente. En otros casos, la aspiración y el saltillo no generan ambigüedad en las palabras, pero ayudan a una mejor pronunciación de la lengua. Es necesario mencionar que con este proyecto se espera que ambos tomos sean útiles para recordar las palabras de nuestros ancestros llenas de sabiduría, y se busca que en un futuro haya más personas interesadas en exaltar nuestras lenguas mexicanas, pero, sobre todo, que se sigan hablando. Además, con la publicación de estos cuentos, no pretendemos fijar sólo una versión de ellos, porque en la tradición oral permanecen vivos, se transforman, son dinámicos y se enriquecen. Cada cuento y cada relato nos aporta una pieza del rompecabezas que poseen las personas que narran, cuentan y relatan. La presentación escrita es una manera de indicar una impronta en el panorama cultural y de esta manera, darle voz a la comunidad. Igualmente, es necesario que más hablantes maternos de estas lenguas originarias se involucren en su estudio 19


o investigación para que contribuyan a la comprensión de los fenómenos lingüísticos, pues incluso nosotros hemos tenido muchos problemas para acercarnos a su escritura y explicación. Finalmente, agradecemos a la Universidad Autónoma de Querétaro porque este proyecto nació en uno de sus programas, mientras cursábamos la Maestría en Estudios Amerindios y Educación Bilingüe (MEAEB); al Laboratorio de Educación y Mediación Intercultural (LEMI) por facilitarnos el equipo de grabación; al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) por brindarnos su apoyo para la edición y logro de los dos tomos. Así también, agradecemos a todas las personas que colaboraron en este proyecto: a los ilustradores, traductores, revisores, diseñadores, pues esto es una muestra de que es necesario el trabajo en equipo. En nuestra propuesta está el amor a una causa, el compromiso en favor de nuestras lenguas, encaminado a mantenerlas y a colaborar en su difusión y visibilización. Agradecemos a todo el equipo, pues sin su participación, este trabajo no habría sido posible.

Prisca Hernández Martín y Félix Rodríguez Lara Referencias García, C. (2006). Manual de fonética totonaca. México: Secretaría de Educación de Veracruz. Launey, M. (1992). Introducción a la lengua y literatura náhuatl. México: UNAM. MacKay, C. y F. Trechsel (2005). Totonaco de Misantla, Veracruz. México: El Colegio de México.

20




TIKSELILTIAH TOTAHTOL


—¡Yeh nehin! ¡Yeh nehin in pili'! ¡Ten nextamaltsin katka', yeh nehin in pili' axkan!


SE KOSTIKTAOLPILI' Isaías Pantoja Rodríguez Kihtowah on semi wehkaw ome tsitsimimeh se siwat wan se tagat kipiayah in taol, sayoh amo kixelowayah teyi'. Wan keman kipakati' inextamal in siwatsin kinehmachpakaya' amo mah tey kimapetsko'. Nahon siwat itech se xochiat kimapakaya' in nextamal wan santahmah moxolaw se nextamaltsin wan wetsito' aihtik, wetsito' wan amo wel kixtih. Ihkwak kemah okachi weyiyak in at, moweyichiwak, moweyichiwak wan in siwatsin ihkon ompa kawak in nextamal, motayokoltih amo wel kixtihok. Senkah tayokoyak wan kemeh tsitsimi katka amo wel tey kichiwak. Ehkok in tagatsin wan in siwat kitapowih ken mochiwak: —Yekintsin wehkatah, nikixtiti.

nikixtiti',

yekintsin

nikixtiti'.

Amo

Mokixtihtew ne ichan wan yahki, yahki kampa yetok in at. Ompa kisato' amo tey nextamal, ta ahkwitok se pili', se pili' chikchin. Kinemilih kitilanato' in pili': “¡Ah! yehwa ne in nextamaltsin, yehwa ne'”, kinemilih in tagat. Kitilanato' wan kwikak ichan, ompa kemah kitapowih inanitah: —¡Yeh nehin! ¡Yeh nehin in pili'! ¡ten nextamaltsin katka', yeh nehin in pili' axkan! On tagat kimatik, takah in nextamaltsin mokwepak pili', kwatamatkeh katka' in tatitah. Kihtowah kiteltasohtakeh on pili', yehwan in tatitahmeh amo tey kipiayah konet, yehwasah in pili', yehwasa. Yehika mowelitakeh. Nahon konet katka' weyi, weyi tamatkeh


katka'. Wan nahon nanita kiiskaltih, weyi pili' mochiwak, weyi. Mochiwak telpoch wan santahmahya', ihkwin kihtoh in okichpil: —Axkan xinechkowili' se waparra wan se tepos kwawtapanaloni'. Pos kemeh kitasohpiaya' nochi kowilihkeh, ompa kemah in okichpil yahki' wehka kwowtah, kistew. Yahki' in okichpil ompa ne tatahkokwowtah, weyi kwowtah kampa mokalakito', weyi kwowtah. Nepa ketsak iteposwan, nochi sekosa kitalih imanamik wan kichihchiwak se akatapitsaloni': ika pewak tapitsa'. Tapitsa' wan tapitsa' wan nochi motokikoh in okwilimeh, nochi walahkeh in wehweyi okwilimeh, tekwanimeh, pesohmeh, tataman wehweyi okwilimeh wan kintanawatih: —Axkan, namehwan, namehwan nantekititih. In kwapitsomeh pewak kichiwah in tekit, tatentekkeh, nochi in kwowit kitenxinkeh, wan in askameh tasakanih, nahon askameh pewak tasakah kimamah in xiwit. Yehwan tachipawkeh tatampa', kwowtampa', yehwan tachipawkeh nochi kitekkeh in xiwit ten onkaya tatampa'. Tachipawalah mokawak wan pewak tatentekihya in kwapitsomeh, tatenxinkeh nochi nochi, nochi tapatawkeh, ompa kemah yeh in takwatsin walah: —Axkan teh xiktikwilti' nen kwomit, nochi ten mochiwak tahsol ten kinenepanohkeh. Xikyekati ika tit. —¿Wan kan nikwis in tit? —Teh tikmati —kihtowa in okichpil—, teh xiktikwilti'. Pos niman yahki in takwatsin, niman yahki, yahki moketsato' ne se tikoteno, ompa moketsato' wan sepasah kalakih ikwitapil wan keman kitak tatatokya', kawanikya' yahki 26


kampa tentoya' nochi in tahsol wan kitikwiltih. Yehika in takwatsin nohma axkan pane tatak ikwitapil, yehika axkan ihkon kipiya'. Ompa kemah tachipawalahya mokawak, nochi tatak, kwowmeh nochi tatakeh. Axkan yehwan in pesohmeh tekitikeh, pesohmeh kichiwtiayah in koyoktsin wan in totomeh kitepewtiayah in taol, yehwan tatoktiahkeh in totomeh, yehwan tatoktiahkeh kitalihtiahkeh in taol. Taixwakia', mochiwak weyi sintah, onkakya in elot, onkakya miak elot wan kihtowa ne in tagatsin itat in okichpiltsin: —Axkan neh, neh nikwasneki' in elot. —¡Ah pos ken amo, kwali tikwas! Xikwika mokoxtal sayoh amo xikpexonti', xikteki' eyi elot, eyi elot xikteki', sayoh eyi wan kema xikalaki' itech in koxtal, xikechpano' wan xiwalewa', keman tiehkos nikan miak elot onkas. Amo ihkon kichiw in tatitah ta yeh ahsik ompa wan kitenteki' wan kitenteki', tatenxintoya' ika elot. Miak elot kitekik wan keman momamaltih, ompa mopechiltih. Miak mochiwak, miak, mochiwak tel miak: “¿Keyeh amo ehko notat, acha mapanok kitekik in elot”. Ihkon kinemilih in okichpil wan okachi kwali yahki kitemoto', kitato'. Kiahsito' ompa tapachiwtok, kipechihtok in elot, ompa tenatok amo wel kisa'. Ten kichiwak in okichpil kixtih itapits wan pewak tapitsa'. Tapitsak wan tapitsak wan nochi walahkeh itakewalwan, tekwanimeh, pesohmeh wan nochi miak okwilimeh. Miak tataman okwilimeh walahkeh, yehwan kwakoh nahon elot, yehwan kwahkeh wan kixtilihkeh itamamal in tatitah. —Axkan xakanya', xakanya', xakanya'—, kihtoh in okichpil.

27

nantakwahkehya


Oksepa in okichpil kilwih in tatita mah sayoh se elotsin kitekiti', sesah mah kwika' ichan. Melaw sayoh se kitekito' wan kistew, keman ahsito ichan pexontokya ikoxtal nochi elot, miak elot mochiwak, momiakchiwak. Panok tonal mochiwakya in sinti', wakikya wan in tatita amo kinemiliaya kiololos ta yeh in okichpil kinemilihtok kiololoti'. —Axkan —kilia' itat—, sintahya, axkan nikololoti' in sinti’. In okichpil kinemilih yasya tapixkatiw wan oksepa kinnotsak in okwilimeh mah yehwan tapixkakan; no yehwan taoxkeh, taoyal in taol kiewak in okichpil. Achto kitato' se weyi tepet, se tekoyok kampa kalakih in taol wan kitsakwak ika se telaja, sayoh se koyoktsin kawilih kemeh ika akis kalakis in taol. Oksepa kinnotsak in askatasakanih, kinnotsak mah yehwan taewakan. Yehwan kakalakihkeh in taol wan kemeh chikchichin, welik panokeh in tepeihtik. Nochi nochi kisakakeh, nochi kwikakeh in taol kiewatoh tepeihtik. Okse tonal San Pedro wan San Pablo monextihkeh ompa wan kiahsikeh ne in askatsin kixtihtok in taol, kixtihtok wan kwahtok tepetsintah. Kisa' wan sepa moewa' tepeihtik, ihkwak kitskihkeh wan kitamatahtanihkeh. —¿Keyeh tiksaka nahon? ¿Xa onkak taol taihtik? —Onkak —kihtowa in askatsin—, onkak in taol, miak taol onkak in kalihtik. Amo wel nankixtiskeh, nikan sayoh neh nikixtia'. —¡Ah! ¡Kenin mah amo'! Neh niwelis nikixtis, welis nikixtis—, kihtowa' San Pedro. —Pos on tehwaya, neh nimitsilwihya, yetok in taol nepa kalihtik ewtok. Ompa yetok in taoltsin—, kihtowanono in askat. 28


San Pedro wan San Pablo kitskihkeh, kitahtoltihkeh, kilpihkeh, kechkakatsohkeh wan kitahkokakatsohkeh. Ihkon kichiwkeh wan kotontoyaya itahkoyan wan ikechko'. Ihkwak kihtohya kan yetok in taol wan sen kan yeh kixtia'. Kahkawkeh, sayoh ihkon mokawak tahkoyanpichaktik wan kechpichaktik. Ika ihkon mochiwak in askatsin, ta on achto kihtowah katka' kemeh ihkochih, mimiltik. Ompa kemah Pablo wan Pedro yahkeh tatemotoh sen kan kalakiskeh: —Axkan neh niktapanati' in tet wan tikixtiskeh in taol —kihtoh Pedro. Yeh pewak tsitsinkitsa' wan kiteloti' in tet ika itsontekoh, tsitsinkisa' wan kiteloti' in tet. Miakpa kimagak wan sepasah tapanik. Chayawiko nochi in taol. Wan nahon de chayawiko nochi in taol pewak kiololowa Pablo. Wan axkan Pedro, nochi nochi, nochi nochi mokwaxohxokolih, mokwapihpixkak wan ixtayowak. Pablo pewak kiololowa wan kololowa in taol, kitamiololoh wan kwikak. Sayoh kawak ten kitsohtsoniksak ika imets; sayoh se ome eyi kawak amo miak kawilih iikniw wan yahkiya. Ixpetanik Pedro, ixpetanikya wan kixtemowa' iikniw: “¿kan yetok Pablo?” Amo kanah nesi', nion taol amo nesi', sayoh kiita' wewehka wetstok in taol, pahpatachtikya', ta kihtowah achto katka mihmimiltik. Kiololoh in taol ihkon pahpatachtik, kiololoh se kwali tamatsol wan kiewak. —Nimodo —kihtowa'—, nechkawilih sayoh tepitsin taol ne nokniw. Amo tey molwih, yeh kitokak, yeh pewak ika in tatokalis. Motatokih wan mochiwak in taol sayoh nochi 29


pahpatachtikya', yehwa ten axkan nikan tikpiah: taol pahpatachtik, porque in ahkopataol mimiltik. Yehika ihkon axkan, mokawak ahko Pablo wan tani Pedro. Nochi tani mochiwa patawak taol, patachtik; wan ahko nochi pitsawak taol, o'ololtik. Ompa ihkwak yehwan kixelohkeh in clima, in tal kemeh kampa motachiwa. Ahsik tonal Pablo kitamihtokya in taol maski miak kwikak kitamihtoyaya wan amo kimatiya kenin tatotas. Tatoka' amo taixwa. Se tonal kinemilih kimatahtanis iikniw kenin yeh kichiwa' kiixwaltia' in taol. —Ta on xiktewatsa' in taol, xiktewatsa' wan tel kwaltsin ixwas. Yahki' Pablo, kitewatsak wan kitokak; amo ixwak, kachi kimiktih. Sepa yahki kitato' iikniw, kilwito' ke amo taixwak: —Amo ihkon nimitsilwih xiktewatsa', amo tikmatik kenin tiktokas. Oksepa xiktoka ihkon wakik amo xikahawi' —kihtoh Pedro. Melaw ihkon kichiwak Pablo, kitokak in taol wan kemah ixwakya, akmo kitewatsak ta wakik kitokato', sayoh okachi wehkawak ixwak. Ixwakya in taoltsin, mochiwakya miltsin, wan yaya taelotiti'; Pedro kinemilih kiawelitati' iikniw wan kikahkawilih se ehekat mah wehwetsi' imil Pablo. Nochi nochi wetsik, nochi wetsik in miltsin, nochi tepewik, tapohpostekik. Pablo senkah kwalanik wan yahki kilwito' iikniw: —Keyeh tiktitanik in ehekat mah kitamota' nomil wan axkan amo tey takiti. —Ken amo takis, takis —kihtoh Pedro. Ompa kemah Pedro ika iyekakwit kipehpepechoh nochi in sinowameh ten pohpostektoyah. Nochi in miltsitsin kipehpepechoh wan sepa kinkehketsak. Ikwak kemah 30


mochiwak, takik miak elot. Kihtowah achto' in miltsin katka keme akat mehmelawak kwaltsin, sayoh mochiw nahon awilakayot wan ihkwakopa' on tanemilil mopatak. Axkan in miltsitsin nochi nochi mahmasitok, ihixeh tikixmatih. No yehika keman wehweyiya' in mil inahnalwayohtampa mochiwa maya' on yekwakwit. On yeh iyekakwit Pedro, yeh ten ika kipehpepechoh in sinowat. Ompa kemah ihkon mokawkeh in iknimeh, akmo tey mochiwilihkeh, akmo moawelitakeh. Wan axkan nowian takiya' in taoltsin wan ihkon nohma axkan yeh toyolchikawalis wan tikpiah towan.

31


EL NIÑO MAÍZ Isaías Pantoja Rodríguez Se dice que antes sólo dos personas tenían el maíz, un hombre y una mujer conocidos como tsitsimimeh. Ellos no lo compartían con nadie, por eso, cuando la señora lavaba el nixtamal, tenía mucho cuidado para que no se le fuera ni un grano de las manos. Pero un día se descuidó y cayó un nixtamal en el agua del pozo donde lo estaba lavando. Cayó en el mero centro del pozo y ella no pudo sacarlo. El agua subió y subió, entonces la mujer ahí dejó el nixtamal, pero se puso muy triste al no poder hacer nada para rescatarlo, pues como era tsitsimit, era muy delgada. Cuando llegó su esposo a la casa, ella le contó lo que había sucedido y el señor respondió: —Ahorita lo saco, el pozo no está muy profundo. Aquel hombre salió inmediatamente de su casa y se fue directo hacia el lugar indicado, pero cuando él llegó ahí, ya no encontró el nixtamal. En medio del pozo flotaba un niño pequeño. Entonces el señor pensó en rescatarlo, y cuando lo hizo, lo tomó en sus brazos y se dijo: “Este es el nixtamal, este es”. Lo sacó del agua y se lo llevó a su casa y le contó a su viejita sobre aquel hallazgo: —¡El nixtamal se ha convertido en un niño, este es el niño! El señor sabía que el nixtamal se había transformado en un niño porque él era un tamatini1.

1

Un adivino. (N. del E.).


—¡Este es el niño!¡El nixtamal se convirtió en un niño! —le decía sorprendido a su mujer. Pues dicen que lo quisieron mucho porque ellos no habían tenido criaturas, por esa razón se pusieron muy felices de haberlo encontrado y el señor se dijo: “¡Este niño es un sabio!”. La mujer cuidó del niño hasta que se hizo un muchacho grande y entonces el joven dijo a su padre: —Ahora necesito que me compres un machete y un hacha. Como el padre lo amaba tanto, le compró las herramientas que su hijo pidió. Después de eso, el muchacho se fue en medio de un monte grande llevando consigo todas las herramientas de trabajo. También hizo una flauta de caña y comenzó a tocarla. Entonces, inmediatamente llegaron todos los animales grandes, como los tigres y los tejones, y les ordenó que trabajaran ahí. Los jabalíes comenzaron a tumbar todos los árboles, y las hormigas arrieras limpiaron las partes bajas, es decir, debajo de los árboles. Ellas se encargaron de cortar la hierba. En varios lados se veían montones de ramas. Después de eso, un día vino el tlacuache, y a él le ordenaron quemar todo lo que había salido del desmonte. Pero el tlacuache dijo al muchacho: —¿Pero en dónde conseguiré lumbre? —Pues tú sabrás dónde, pero te ordeno que lo quemes —le respondió. El tlacuache salió inmediatamente y fue a pararse a la orilla de una fogata, ahí se quedó quieto y disimuladamente, metió su cola en el fuego. Cuando se dio cuenta que su cola se había prendido se regresó y puso el fuego en la montaña de basura del desmonte. Por eso ahora el tlacuache tiene la cola quemada, por eso así se quedó su cola para siempre. 33


Después de eso, toda la leña se quemó y los animales le dijeron al muchacho que el terreno ya estaba listo para la siembra. Ahora, era el turno de los tejones, pues ellos hacían los hoyos salteados y detrás iban los pájaros colocando la semilla en cada agujero. Fueron las aves quienes se encargaron de sembrar el maíz. Después, cuando la cosecha de elotes estuvo lista, el padre del joven dijo: —Ahora yo tengo antojo de comer unos elotes. —¡Cómo no! —respondió el hijo—. Puedes comerte los que quieras, pero llévate un costal y no lo llenes, sólo corta únicamente tres elotes, mételos en el costal, cárgalos en el hombro y regrésate. Cuando llegues aquí a la casa, se te multiplicarán. Pero el viejito no hizo caso, cuando llegó al lugar comenzó a tumbar varias matas de elote. Cortó muchas piezas hasta llenar su costal y cuando se dispuso a cargarlo, se le multiplicaron. Ahí se quedó atrapado. El hijo se quedó muy preocupado pensando: “¿Por qué no llegará mi padre? ¡Seguramente cortó elotes de más!”. Después, emprendió su camino y al llegar allá lo encontró tirado boca abajo y muchos elotes encima de él. Por más que aquel hombre trataba de salirse del montón no podía. Entonces, el joven sacó su flauta y comenzó a tocarla. Inmediatamente llegaron los animales de nuevo: ocelotes, tejones y muchos otros, todos llegaron. Ellos se comieron el elote que estaba encima del viejito, así le quitaron la carga. Cuando terminaron de comer, el joven les dijo: —Ahora, váyanse. Como ya comieron, váyanse. El muchacho le ordenó a su padre que de nuevo cortara sólo un elote. Eso hizo el viejito, cortó uno solo y se fue, 34


pero cuando llegó a su casa ¡su costal se llenó de elotes! ¡Muchos elotes! ¡Se multiplicó! Ese muchacho era un tamatini. Entonces, ya que hubo mucha mazorca y estuvo seca, el viejito no pensaba en cosecharla. Fue el joven quien ideó la manera de guardar el maíz. —Ahora, ya hay mazorca y voy a cosecharla —le dijo a su padre. El muchacho decidió ir a pixcar y mandó a llamar a todos los animales nuevamente. Ellos le ayudaron a desgranar el maíz para que pudiera guardarlo. Después, se fue a una gran montaña que estaba por ahí cerca. Ahí encontró una cueva y decidió esconder su maíz en ese lugar, así que cerró muy bien la entrada con una enorme laja de piedra y sólo dejó un pequeño orificio por donde pudiera entrar el grano del maíz. Luego volvió a llamar a las hormigas arrieras y les ordenó que se encargaran de guardar los granos. Ellas se llevaron todo el maíz, pues como son pequeñas, fueron las únicas criaturas que pudieron entrar y salir del pequeño orificio. Fueron ellas quienes guardaron hasta el último grano al interior del cerro y ahí se quedó. En otra ocasión pasaron cerca de ahí San Pedro y San Pablo y vieron a una hormiguita comiéndose un grano de maíz. Al verla entrar y salir de la cueva la atraparon y la cuestionaron incansablemente. —¿Por qué te estás llevando eso? ¿Hay maíz allá adentro? —Sí —respondió la hormiguita—. Hay maíz, allá adentro hay mucho maíz, pero no podrán sacarlo, solamente yo tengo permiso. —¡Ah! ¡Cómo que no se puede! —dijo San Pedro. —Pues allá tú, yo ya te dije que el maíz está guardado allá adentro —replicó la hormiguita—. Allá está el maíz. 35


San Pedro y San Pablo hicieron que la hormiguita hablara para que les dijera dónde se encontraba el maíz. Cuando la atraparon le apretaron el cuello y la cintura para obligarla a que ella dijera la verdad. Entre los dos la agarraron por ambos lados y le apretaron muy fuerte del cuello que casi le arrancan la cabeza y la cintura. Fue entonces cuando ella confesó dónde estaba guardado el maíz, porque sintió que su cuello y su cintura estaban quedando ya muy delgados. Hasta entonces ella habló. Por esa razón, cuando soltaron a la hormiguita, se quedó, así como la conocemos ahora, con el cuello y la cintura muy delgados, pues antes de que eso sucediera, la hormiga sólo era alargadita como un gusano. Cuando los dos hermanos consiguieron que la hormiga les dijera la verdad, ambos se dirigieron hasta la entrada de la cueva y Pedro dijo: —Ahora yo voy a derribar esta piedra para sacar el maíz. Entonces él comenzó a golpear la piedra con su cabeza, se hacía para atrás y se iba hacia delante, golpeaba duro. Tantas veces lo hizo hasta que logró derribar la roca de la entrada. Entonces, todo el maíz se desparramó y Pablo aprovechó la ocasión para recogerlo, mientras San Pedro se recuperaba del golpe que se había dado, pues por los golpes en la cabeza quedó muy lastimado, descalabrado e inconsciente. Pablo comenzó a juntar y a juntar todo el maíz, y cuando terminó de recoger a puños lo que pudo, dejó únicamente los granos que había pisoteado. Esos ya no los levantó y se retiró de ahí. Ya no dejó maíz para Pedro. Entonces, cuando éste se recuperó pensó en su hermano: “¿Dónde estará Pablo?”. Pero por más que buscó a su alrededor no lo vio por ningún lado. Del maíz quedaba muy poco y estaba 36


disperso, pero todas las semillas estaban aplastadas, habían perdido su forma cilíndrica. Pedro comenzó a levantar todos los maicitos aplastados. Recogió un puñado de maíz y lo guardó. “Ni modo —se dijo— me dejó muy poquito maíz mi hermano”. Así que se quedó con lo poco que le dejaron, pero a él se le ocurrió sembrarlo. Él comenzó con la siembra. El maíz que sembró estaba apachurrado, ese es el que se da por aquí en la región de Zoquiapan, maíz compacto, porque en la región del norte, el maíz tiene la forma cilíndrica, como inflado. Por eso, nuestro maíz tiene la forma como la conocemos, porque San Pedro se quedó abajo y San Pablo se fue hacia el norte. Entonces, dijo Pedro a su hermano: —Si esa fue tu idea no hay problema, pero tú te quedarás en la región de arriba y yo en la de abajo. Por eso ahora en nuestra región el maíz que se cultiva es ancho y en la región del norte producen el angosto. Así fue como se dividió el clima y el lugar. Pero llegó el día en que a Pablo ya se le estaba acabando su maíz, pues, aunque se había llevado lo suficiente, ya se le estaba agotando porque él no sabía sembrar. Pablo sembraba, pero no nacía. Entonces, un día le preguntó a su hermano, cómo le hacía para que su maíz naciera, ya que él siempre tenía. —¡Ah! —respondió Pedro—, yo te sugiero que tuestes el maíz, verás que nacerá y tendrás muy buena cosecha. Entonces, Pablo se fue y así lo hizo. Tostó el maíz y lo sembró, pero nunca nació la semilla. Cuando Pablo le reclamó a su hermano para decirle que el maíz no había nacido, Pedro dijo:

37


—¡Ah! Es que no supiste cómo. Siémbralo, pero en seco, no lo mojes. Siémbralo así seco —volvió a decir Pedro. Pablo nuevamente siguió las indicaciones de su hermano. Fue cuando la semilla nació. Ya no tostó su maíz antes de sembrarlo, ahora lo sembró en seco, pero tardó un poco más para nacer. Entonces, ya que nació la semilla, creció, se hizo milpa y hubo buena cosecha. Pero cuando apenas iba a comenzar a dar fruto, Pedro pensó en hacerle una pequeña broma a su hermano: le envió un viento muy fuerte que terminó por tumbar toda la milpa. Toda la milpa se cayó, toda se cayó al suelo y los tallos se quebraron. Antes de que esto pasara, la milpa era como la caña de azúcar, estaba bien derechita como un tarro. Pablo, molesto, le dijo a su hermano: —¿Por qué mandaste el viento para que tumbara toda mi milpa? ¡Ahora no tendré cosecha! —¿Cómo de que no? ¡Ya verás que sí! —respondió Pedro. Entonces, para remediar el daño usó su moco y con eso unió nuevamente los pedazos de caña. Eso hizo con cada uno de los tallos de todas las milpas y nuevamente las enderezó. Hubo una cosecha grande de elotes. Por eso ahora en el tallo de la milpa se notan las uniones de los pedazos de cañas unas sobre otras. Es por eso también que cuando la milpa ya está muy crecida, se puede observar un moco pegado debajo de las raíces. Ese es el moco que usó Pedro para unir nuevamente los tallos. Ahí terminan las bromas de los dos hermanos y por nuestros rumbos, tenemos buenas cosechas de maíz. Desde entonces, se da en todos lados.

38



—Amo, ta komo ihkon tikneki' mah tikwitih in tomintahpixkeh, tikwitiweh, wan amo tikwatiweh kanah in kimichih.


TOMINTAHPIXKEH Samuel Martín Jiménez On se siwatsin kipiak se iokichpil, setsin iokichpil amo kanah yowi', amo tetekitilia ta nenemisa. Wan on kit amo kipiaya imanamik wan kilia inan: —Neh niknekia xitekititi'. —Kemah, sayoh amo tey toni ika nitekitis, amo tey noteposteneh, komo ihkon xikowa wan nitekititiw —wan in tenan yahki kitemoto ten kitahtanih ikonew—. —Axkan nikowakya in tepos, axkan xitekititiya'. —Kwali komo ihkon, sayoh nech polowa teisaok. —¿Wan toni nahon mitspolowa? —No teposkwawtapanaloni'. On no kowak yeh in tenan. —Axkan yetokya nehin se in tepos wan moteposteneh, xitekititiya'. —Oksepa okse taman nech polowa, nosalon. In tenan nochi nochi kitakowih ikonew wan oksepa kiilwih: —Nochi yetokya', xitekititi kemah. —Nech polowa teisaok —kisentoka kihtowa' in tagaokichpil. —¿Wan toniya'? —Nech polowa notepostatopon wan kemah nias nitatokatiw, nikintemotiw in kwowtah okwilimeh. Wan nochi ten tahtanik in tekonew, nochi kowak in tenan. Nochi kowakya wan kilia oksepa' in ikonew: —Axkan kemah nochi yetokya, teh tikmati' komo amo tikneki tiyas in kwowtah. Ompa kemah, nahon okichpil kinemilih kistewas, yahkiya, yahki in kwowtah. Wan ne' yowiya ohti’ moahsik iwan


se ten melaw tatokakeh, iwan moahsik wan no kwika itepostatopon wan kit kilia': —¡Ah! ¡Takah nampon no tiwitsa'! timosewikatih wan tiowih titatokatih. —Kwaltias komo ihkon, tisenyowih —tanankilih in tagatsin ten melaw tatokakeh. Ompa' ne' kiahsitoh se kimichih nenentoya, ompa ihkwin nesik. —Nikmotati' ne' okwilih —kit kihtowa in tagat. —¡Ah! ne' amo xikmota', ne' amo nexikol —kit kihtowaya in okichpil—. ¡Amo xikmota! —Kene' mah amo, wan ne' tentahmati’, kikwa tenyaski kemeh on sinti. In okichpil kitahtowih in kimichih wan in tagat ihkon kawak mah yowi'. Sepa kiahsitoh se kakalotsin, se weyi totot. —Ne yetok ne carajo totot —kihtowa in tagaokichpil—, nikmotati'. —¡Ah! ne amo xikmota', ne' amo no nexikol. —Mmm —tenkakistik in tagat wan komo ke amo kwehwelitak. Oksepa ihkon mokawak nahon tagat wan amo kimotak nahon totot. Nehnenkeh wan kiahsitoh seko se kwixih kwomapah pilkatok no'. —¡Ah! axkan nikmotati' ne kwixih, ne kinkwa' piomeh. —Amo xikmota', ¿ken tikmotati'? Okachi kwali mah nenento —oksepa ihkon kihtoh in okichpil. —Ta teh amo tey tinechkawa mah nikmota', okachi kwali ximoxelo. Ximoxelo wan neh niw noselti. Okachi kwali mah tosehselti tiyakan. Komo ihkon keyeh tikwalkwi' motepos wan komo amo tey tikmotasneki, wan nion tinechkawa' mah tey nikmota'.

42


Ompa kemah moxelohkeh, yahki' iseltiya in okichpil, yahyahtiw, yahyahtiw kit, wan kiahsiti' newin wetstok se kowat takokol. Kiahsito ompa wetstok takah kimagakeh. Kimiktisnekiah wan amo mikik ta kikohkokohkehsah, yoltoya' ompa yetok. —¡Okichpil! —Ontsahtsik in kowat—¡Ei! —¿Akoni? Tone' —Kemeh senikan tiwitsa', xa tinechpalewis xinechkawati' nokalihtik. —¿Kan mokalihtik? —Nepa, ne' tepeihtik, nepa yetok tekoyok wan ompa nikalaki'. —Amo, ayamo tinech tihtipiniti'—waltanankilia in okichpil, tanemiliaya no—. —Amo, ta nimitstahtanilia xinechkawati', nechtelkohkokohkeh wan amo wel nimowikaok —ihkon motatawtih nahon kowat. —Sayoh amo tinechtipiniti’, wan komo tinechtipiniti' nikan nikwika nehin notepos wan yeh ika kwali nimitsmiktis, amo nimitskawas komo tinechtipinia'. —Amo, amo tey nimitschiwilis, xinechikneli', xinechwika wan nimitstaxtawis —oksepa motatawtih. —Komo melaw, komo amo tey tinechchiwilis —kihtoh in okichpil sa kimowilihtiw in okwilih. Ihkon kichiwak, moahkolpilowilih wan kwikakya. Melaw amo tey kichiwilito’ ta ihkon yahki pilkatiw iahkolko in okichpil. Kwika ihkon in okichpil wan ahsitohya ne' tepehihtik kalteno tachikchinika, tekit monalsowak in okichpil wan monalkalakih. Wan yowiya okachi' newin, newin kit yektatanestok ihkon kemeh nikan taltikpak, no yetokeh kalmeh. —Ompaya nikan nikalyetok —kihtoh in kowat wan ompa kawak in okichpil—. Nampon xikita' teh toni tikwikas, on onkakeh tapialmeh wan tomin no nampon onkak. Toni tikneki'

43


tikwikas, tikwika' in tomin oso tikwika' se tapial. Nampon yetokeh tapialtamamanih, nampon yetokeh kwokwehmeh. —Nikwikas in tomin —tanankilih in okichpil. —Komo ihkon, on yetok —kinextilih se kajon, weyi weyi in kajon wan ompa aktok se xikaltsin wan se anillo, yeh in tomintahpixkeh—. Ten kemah, komo tiknekiya' in tomin, yeh xiknohnotsa keman tayowas wan keman tanesis pexontos tomin mokajon. Tapoyawtenoh kochitiya' in okichpil melaw ihkon kichiwak kinohnotsak in anillo kemeh kinawatihkeh. Kinohnotsak wan amo wehika kaki’, pewa kakalakaya' in xikaltsin ten ompa aktok itech in kajon: pewak mopihpiswiaya' in tomin itech in xikaltsin, takah mochiwtokya'. “Melaw in ten nechnawatihkeh, ta yekintsin melaw mochiwtokya' in tomin, ne yehwaya kakistitok”, molwih in okichpil. Ompa kemah motehtekatoya' wan kochitoya'. On tanesik pexontok tomin in kajon, pexontok tomin, nochi tepostomin wan yolpoliw. Panok tonal wan kipiakya' isiwaw, no kipiaya', wan kilia': —Axkan nikintemoti takewalmeh wan nitekititi' milah, mah tech palewikan tekitinih, yetokya in tomin ten ika tikintaxtawiskeh. —Kwaltia, como ihkon —kihtowa in siwat. Kinyolew in takewalmeh, miakeh kit in kinyolew. Tekitito' sa yolpaktiw ta yeh kimattok onkak tomin ikalihtik. On ihkwak welikaya walahkeh seki tasalnamakanih, kwalkwikeh miak tamamal tasal wan katkah sentapal kayomeh, analtekos. Yehwan on ehkokeh ikalihtik, pane on sakimatoyah toni onkak. Wan kiliah in siwat nahon eyin tanamakanih: —Ta tiwitseh xa nankowaskeh tasal. —Wan on no kanachiya'. —Ta on ten tikpias in tomin, nochi timitskawiliah nehin tasal, nehin ten miak tikwalkwih wan xitechmaka ten tikpias, nochi xitechmaka wan mokawas nochi nehin

44


eyi tamamal tasal —ihkon kilwihkeh wan kitaneltoktihkeh in siwatsin. —Komo ihkon xikawakan in tasal wan xikwikakan nahon kwowit ihkatok, on tominewaloni'. —¡Ah! Bueno —Sa mowelitah wan kimamahtewkeh in tomin, kwikakeh ika nochi in tomintahpixkeh. In tagatsin tiotak mokwepak kinwalkwikya in takewalmeh wan yolpoliwiya', kan kikwis tomin wan akmo teyi', kwikakehya ne sekin sentapal kayomeh: —¿Wan in tomin? —kimatahtania' isiwaw. —Walahkah seki tasalnamakanih wan on kawkeh in tasal, kihtowah mah nikinkowilih wan kwikakeh nochi in tomin ten yetoya'. ——¡Hijuemala! ¿Wan kenin tikintaxtawitih ne takewalmeh? Walahkehya wan ne' tekititohya'. Kipiya mah tikintaxtawikan. —Pos ait kenin, wan yekintsin yahkehya. Ihkwak kemah pewak tanemiliaya in tagat, tel tanemilia kenin kichiwati'. Sepasah kinelnamikya in okwilimeh ten kintahtowih. “¡Ah! chika in kimichi niktahtowih mah amo kimiktikan, niknohnotsati”, kinemilih in tagat. Melaw yahki kitemohtiw in nahon kimichih, kiita ichtakanenentok xiwtah, ompa nenentok wan kitkilia': —¿Nikan tiyetok? —Kemah, ¿keyeh? —Ta neh niwitsa xa tiwelis tinechpalewis. —En, ¿tone moneki'? —Walahkah seki tasalnamakanih wan kwikakeh notomin, wan kwikakeh nochi ika in tomintahpixkeh wan niknekia xa tinechkwilitiw. —¿Kan? —Sa mowkamatahtani in kimichi. —Ne' sentapal in aweyat.

45


—¡Ah kemah! Mah nimitsilwih neh amo wel niahkwi', amo wel nipanos itech in at. —Komo ihkon amo tey ximolwi', yetok in kakalotsin wan yetok in kwixih. —Nahon amo tey xikinilwih, nechkwatiwehsah kansa'. —Amo tey xitanemili', ta yehika nikinyeknohnotsati wan xisenyakan. —Komo ihkon, xikinyeknohnotsa mah amo nechkwatih ne ohtipah —melaw kiitatoya' in kakalotsin wan kilwih: —Neh niwitsa ika se tanemilil, niknekia xikwitih seki tomin nech wikilihkeh ne' sentapal, komo yetokok in tomin wan komo amo, maski sayoh yeh in tomintahpixkeh xikwalkwiskiah: in anillo. Maski sayoh yehwa. In tomin komo kitamihkehya, ihkonya. —Kwaltias komo ihkon. —Sayoh kihtowa' ne' in kimichih amo xikwatih, yeh no namechsewikati', nankwikaskeh namehwan. —Ihkon tikmatih, komo ihkon amo tikwatiweh. —Amo sayoh tehwan tiyaskeh —kihtoh in kakalotsin—, no xikitati' in kwixih, ihkon tiyaskeh tieyin. Melaw kiitato in kwixih wan ihkwin no kitatawtih: —Nechtapohpolwi', niwitsa ika se weyi tanemilil, xa nanyaskeh sentapal in at, ompa kwikakeh seki notomin ika nochi in tomintahpixkeh, yekintsin niknekiya' wan akmo tey nesi'. —Híjole, ¿wan akonimeh yowih? —Yehwa in kimichih, in kakalotsin wan tehwa'. Nan eyin nan yowih. Ten kemah no nimitsilia', amo kanah xikwatih in kimichih —ihkon sa kitahtowihtiw. —Amo, ta komo ihkon tikneki' mah tikwitih in tomintahpixkeh, tikwitiweh, wan amo tikwatiweh kanah in kimichih.

46


Melaw yahkeh, yahkeh wan kipatanaltihkeh in okwilih. Mokampacholtihkeh wan in totomeh patankeh, kwikahya, sa kipilohtiowih ne aixko, wehkapah. Wan ne' tatahko aweyat kitenkahkawah, kitenkahkawah wan sepa kitskitih, kitenkahkawah wan sepa kitskitih. —Amo ihkon xinechiwakan niwetsitiw aihtik wan ompa nimikis, amo ihkon xinechchiwakan. —Amo ximowi' ta kwali timitstsakwiliah. —Tak kemah, sayoh amo ihkon xinechmohmowtihtiakan —sa motatawtia' in kimichih. Wan in totomeh kiawiltihtiowih. Ihkon yahkeh wan ahsitohya ne' sentapal. Kiahxitihkeh in kimichih wan mopilotoh kwomapahya. Kakih ompa ne kampa kiahxititoh in tomin mochiwtok ilwit, mochiwtok se weyi ilwit. —Híjole, mokaki' ilwititokeh —kihtowah—, amo wel timotokiskeh. —Axkan, teh xow —kiliah in kimichih—, kemeh tichikchin teh kwali timitsitaskeh sen kan tiw. Sa aktiw in xiwihtik sen kan nahon moohtih wan kalakito' ne' kalihtik kampa yetok in tomintahpixkeh. Ompa yahki’ sen tepankwako wan pantachatoya' ompa yetok in tomin wan in tomintahpixkeh no ompa aktok. Ompa ihkatok in tominewaloni' ten kwikakeh wan ompa yetokeh ome mistomeh kipixtokeh in tomin. No sayoh kimpanmowkaitato' in nahon mistomeh. Kinmowilito'. Okachi kwali mokweptikis wan oksepa yahki kinahsito' ne' i'ikniwan. —Mah namechilwi' amo wel nimotokih. —¿Keyeh? —Yetokeh ome mistomeh kampa kitalihkeh in tomin wan pilkak se tepostatsotson ompa tepanixko'. —¡Ah! komo taihkon, ten tikchiwas ichtakatsin oksepa xow maski mah yetokan in mistomeh, ichtakatsin xow, xow wan xikmateteki' in tepostatsotson ten ika mayehtok wan mah wetsiti'. 47


Ihkon tikinmowtis nahon mistomeh. Ihkwak kemah tikoyonis in kwowit, tiknalkixtis in tomintahpixkeh wan tikwalkwitewa'. Melaw, kiichtakamakotonak nahon tepostatsotson wan takakalakatiahki', mati kan tami kahkalakitoh in mistomeh, tami chohcholohkeh. Melaw ihkon kichiwak, kintokak in mistomeh wan pewak tateteki', kitsintetek in kwowit wan kinalkixtih in tomintahpixkeh. Kemah nimantsin yahki kinahsito ne sekin wan oksepa ohtokakeh. Witseh oksepa ihkon ne' tatahko at, wan sepa ihkon kikwehmolohtiwitseh in kimichih: kitenkahkawah wan oksepa kitskitih, kitenkahkawah wan sepa kitskitih ehekaixko'. Kemeh amo wel kikwah sayoh ika mawiltihtiwitseh. —Amo ihkon xinechiwakan, tamo niktenmapetskos in anillo —kinilia'—. Niktenmapetskos wan kalakitiw aihtik wan amo tikixtiskeh. Nion namehwan wan nioneh. Wan ihkon kawiltihtiowih in kimichih. Wan kemeh nentinemih takitskianih in aixko' ika lancha, ompa nentok se tagat wan no ompaya sa kitenkahkawtiowih. Sepasah kitenmapetskowa' in tomintahpixkeh wan kipanitstok keniw kitoloh se aokwilih. —Wan xikitasah, yekintsin kwahkehya, kitolohya ne' michin. Ika kwali nikitak katieh, yeh ne’—kihtoh in kimichih wan kionextih—. Pos ne yetok ne atenohnenkeh, tiknawatitih mah kitski', mah kitski' in aokwilih wan mah kihtitemoli' in tomintahpixkeh ten kitoloh. Melaw kinawatihkeh mah kitski', weyi michin katka'; kixtapanak wan kitakixtilih. In takitskiani' melaw sayoh in aokwilih mokawilih. Ompa yehwan motasohkamatkeh: —Tasohkamatik wan mah tiyakan. Ihkon kwalkwikeh in kimichih, kiehkoltihkeh ichan in ten titanilok, kiehkoltihkeh wan tanotsah: —Timitsahsikohya.

48


—Kwali komo ihkon, ximosewikan. ¿Nan kwalkwih ten ika nanyahkah? —Kemah tikwalkwih. —Kwali, kwaliya komo nan takwaltilitoh. Tasohkamatik miyak —kiliah in kimichih. —Amo tey kenin, niktasohkamati amo noselti niahki', nech sewikakeh nehin totomeh. Ten kemah nech mohmowtihkeh aixko. —Tasohkamachoni amo mitskwahkeh. —Maski amo nech kwahkeh, nech mowtihkeh. —Wan axkan, kanachi tiktanik ne' tiyahka'. —Amo tey, maski se sintsin xinechtayokoli'. —Komo ihkon, xitakwati' ne' nosintah, ompa onkak in sinti'. Ompa xitakwati'. Keman tiknekis ompa xikwati' in sinti'. Yehika axkan se kinahsi kimichimeh in tatokalah, ompa pewak in nahon tanemilil. Axkan in kakalotsin no kiliah: —¿Axkan teh toni tiktanik? —Neh tak no taoltsin komo tinechtayokoliskia', yehwa tinechmakaskia'. —Komo ihkon, no xitakwati' nosintah. Yehika kansa kampa tatokah yehwan nahon totomeh tel patantinemih, kitelkwah taol kampa onkak in sinti', tentinemih. Wan axkan in kwixih, no kimatahtanihkeh: —¿Wan teh, toni tiktanik? —Neh se piotsin, se piokonet xinechtayokolikan. —Komo ihkon teh xikalakiti ne' korralihtik ompa yetokeh in piomeh. Ompa teh xikita' katieh tikitskia'. Yehika kemeh on kwixihmeh axkan nemih wan kwitikisah in pio. Ompa no walah nahon tanemililis.

49


EL SEMILLERO Samuel Martín Jiménez Cuentan que una señora tuvo un niño, su único hijo. Él no iba a ningún lado, sino que andaba así nomás porque él no tenía herramientas para trabajar. Un día su madre le dijo: —Yo quería que fueras a trabajar. —Pues sí, pero no tengo herramientas, no tengo mi machete. Cómprame uno y entonces sí, me voy a ir a trabajar. Entonces, ella compró un machete y le dijo nuevamente: —Ya compré tu machete, ahora ya vete a trabajar. —Está bien, pero me falta otra cosa. —Pero ¿qué te hace falta? —preguntó su mamá. —Mi hacha. La mamá le compró su hacha e insistió de nuevo: —Ahora ya están tu hacha y tu machete, ahora sí, ya vete a trabajar. —Pero me falta otra cosa: mi azadón. La mamá también le compró un azadón con tal de que su hijo ahora sí, ya se fuera a trabajar. —Ya está todo, ahora sí ya vete a trabajar. —Pero me falta algo más. —¿Pero ahora qué te hace falta? —Pues me falta mi carabina para que pueda ir con la tirada a buscar los animales del campo. Entonces, la madre le compró al hijo todo lo que pidió y nuevamente ella insistió: —Ahora sí, ya está todo. Ahora tú sabes si no quieres ir al monte.


Cuando el muchacho obtuvo todas las herramientas que había pedido, pensó en marcharse. En el camino, se encontró con un tirador, de aquellos que en verdad se iban de cacería y también cargaba su carabina. Al encontrarse los dos en un crucero el muchacho le dijo: —¿También usted se va de cacería? —Sí —respondió el tirador. —Entonces nos vamos a acompañar para ir juntos con la tirada —dijo muy contento el muchacho. —Claro que sí, me parece muy bien. ¡Vayamos juntos! Pero, en eso, se encontraron a un ratón que andaba por ahí. —Voy a pegarle a ese animal —dijo el tirador. —¡No, a ese no le pegues! ¡Ese no es malo, déjalo andar! —dijo el muchacho. —¿Cómo de que no? ¡Ese es dañero! Se come lo que sea, se mete en los cultivos y se come la mazorca. —Sí, pero no le pegues, déjalo que ahí ande. El muchacho lo defendió y el tirador lo dejó ir. Más adelante fueron a encontrar a un tordo, que son aves de tamaño mediano. —¡Ahí está ese condenado pájaro! —dijo el tirador mirando hacia las ramas de un árbol—. ¡A ese sí le voy a pegar! —¡No, no le pegues! ¡A ese tampoco lo mates, no es malo, no es dañero! Entonces así se quedó el cazador y tampoco le disparó. Más adelante fueron a encontrar un gavilán también parado sobre la rama de un árbol. —¡Voy a pegarle a ese gavilán! ¡Ese come pollos! —¡No, tampoco lo mates! ¡Déjalo que ande, si no está haciendo nada malo! —así se quedó el tirador y tampoco le disparó. —Entonces, como tú no me dejas pegarle a ninguno, mejor apártate de mí, vete por tu lado y yo me voy solo, que 51


cada quien tome su camino. ¿Para qué traes tu rifle si no deseas tirarle a ninguno y tampoco permites que otros cacen? Se apartaron y cada uno tomó un rumbo diferente. El muchacho iba caminando y más adelante se encontró una víbora muy lastimada, pues habían intentado matarla, pero no murió, aún estaba viva. —¡Muchacho! —gritó la víbora. —¡Eh! ¿Qué ocurre? —respondió de lejos el muchacho. —Ya que vienes por aquí, ¿harías el favor de llevarme hasta mi casa? —Pero ¿dónde está tu casa? —Allá al interior de la cueva, por ahí me meto. —No, no vaya a ser que me muerdas en el camino. —No, ¿cómo crees? Yo te pido, por favor, que me lleves a mi casa, pues me han dejado muy lastimado y ya no puedo llevarme. —Pues bueno, te llevaré, pero si me llegas a morder, yo aquí traigo mi carabina y puedo matarte, no creas que voy a dejarte así si me muerdes —le advirtió el muchacho. —No, ¿cómo crees? Yo no voy a hacerte nada. Sólo te pido un gran favor y te pagaré por ello —insistió la serpiente. Finalmente, el muchacho accedió con miedo, la colocó sobre sus hombros y se la llevó cargando. No lo mordió, así se fue colgada. El hombre caminó hasta llegar a la puerta de una cueva pequeña, por la que apenitas él pudo deslizarse para entrar. Por ahí se metió y ya que avanzó más pudo ver mucha claridad, como si fuera de día, muy parecido aquí en la tierra. Ahí también había casas, y al llegar a una de esas, la serpiente dijo: —Yo aquí mero vivo —y ahí la dejó el muchacho—. Ahí ve tú qué puedes llevarte. Hay animales y también hay dinero. ¿Qué prefieres, te llevas el dinero o quieres algún animal? Hay caballos y vacas también. 52


—Voy a llevarme el dinero—, contestó el muchacho con mucha seguridad. —Pues aquí tienes. Era una caja grande y adentro de ella había una jicarita y un anillo. El anillo era el semillero, por eso estaba ahí. —Eso sí, para cuando tú necesites el dinero, tienes que pedírselo al anillo—, dijo la serpiente al muchacho. Así que, al caer la noche, antes de que el muchacho se fuera a dormir, habló con su semillero, el cual se encontraba al fondo del cajón para hacer la prueba de lo que le habían dicho. Inmediatamente después de hablarle, escuchó que comenzó a sonar la jicarita que se encontraba al interior del cajón; comenzó a hacer mucho ruido porque las monedas rebotaban en las paredes del recipiente, ya se estaba haciendo el dinero. “Entonces es cierto lo que me dijeron, porque ahorita de veras, eso que escucho ya es el dinero”, pensó el muchacho. Él se fue a dormir, pensando en el obsequio que le había dado la serpiente. Al amanecer, encontró su cajón lleno de dinero, tenía muchas monedas y ya no sabía qué hacer. Pasaron algunos días y se consiguió a una mujer, entonces un día le dijo: —Ahora, yo voy a buscar mozos para que trabajen en la milpa, que ellos nos ayuden porque tenemos dinero para pagarles. —Está bien —respondió ella. Inmediatamente fue a buscar a los trabajadores y contrató a muchos. Entonces, él se fue a trabajar muy contento, porque sabía que tenía dinero en su casa y ahora sí podía pagar. Pero en ese momento vinieron unos vendedores de ropa. Traían muchas cargas de ropa, grandes cargas. Eran personas que venían del otro lado del mar, eran extranjeros. Llegaron a esa casa como si ya supieran lo que ahí había. Entonces, tres de los que llegaron cargando los bultos le dijeron a la mujer: 53


—Nosotros venimos ofreciendo algunas telas. —Ah, ¿sí? —respondió ella. ¿Y cuánto cuesta? —Pues lo que tengas de dinero —le respondieron—. Te dejamos toda la ropa que aquí traemos, es mucha. Lo que tú tengas, danos todo lo que tú tengas y te dejamos todas las cargas de ropa. Aquellas telas estaban nuevas, y por esa razón, convencieron a la señora. —Pues si es así, dejen sus bultos y llévense el dinero que ahí está en el cajón. —¡Ah, bueno! —respondieron ellos con gran alegría y se lo llevaron cargando. Se llevaron el dinero con todo y el semillero. Se fueron. No se sabe de dónde eran exactamente, pero venían del otro lado del mar. Cuando el señor regresó en la tarde, no supo qué hacer al recibir la noticia de parte de su esposa. Él llegó con todos sus trabajadores, ¿pero de dónde iba a tomar el dinero si ya no había nada? Esos cabrones ya se lo habían llevado. —¿Y el dinero? —le preguntó a su esposa. —Se lo llevaron unos vendedores de ropa y ahí dejaron esas telas porque me dijeron que se las comprara, pero se llevaron todo el dinero. —¡Hijuemala! —respondió el señor con mucha preocupación—. Y ahora, ¿cómo le vamos a pagar a los trabajadores? Ellos ya vinieron a cobrar, porque ya fueron a trabajar. ¡Hay que pagarles! —Pues quién sabe, pero los vendedores ya se fueron. El hombre comenzó a preocuparse mucho, se angustió porque ya no sabía cómo le iba a hacer. Entonces, se acordó de aquellos animales que había defendido en otro momento. “¡Ya recuerdo! Yo intervine para que al ratón no lo mataran. Ahora voy a ir a platicar con él”, pensó el hombre y 54


se fue en busca del ratón. De repente que lo ve caminando entre las yerbas y que le dice: — ¡Ah! ¡Aquí estás! —Sí, ¿por qué? —Vengo a ver si puedes hacerme un favor. —Pues dime, de qué se trata. —Lo que pasa es que me robaron. Bueno, unos vendedores de ropa se llevaron mi dinero. Se llevaron todo: ¡el dinero, el semillero y un anillo! A ver si tú puedes ir por él. —¿Hasta dónde? —pregunta el ratón curioso. —Hasta allá, del otro lado del mar. —¡Pero yo no puedo pasar por el agua! ¡No podré atravesar el mar! —Por eso no te preocupes, están el tordo y el gavilán. —No les vayas a decir a ellos porque me van a ir a comer en alguna parte. —No te preocupes, voy a hablar con ellos para que puedan ir juntos sin problema alguno. —Pues diles que no me vayan a comer —reiteró. El muchacho también fue a buscar al tordo y también habló con él: —Pues vengo a solicitarte un favor muy grande. Si pudieran ir por un dinero que se llevaron al otro lado del mar. Si es que aún está el dinero y si no, por lo menos pudieran traer el semillero y el anillo. Por lo menos eso y si el dinero ya se lo acabaron, pues ya ni modo. Sólo te pido por favor, no te vayas a comer al ratón, porque él los acompañará. Se lo van a llevar ustedes, tú y el gavilán. —Está bien, de mi parte no hay ningún problema. No te preocupes, no lo comeremos, nosotros vamos de correos. Entonces, también ve a ver al gavilán para que podamos acompañarnos los tres. 55


El muchacho fue a ver al gavilán y al encontrarlo, le dijo: —Te pido un favor, yo vengo a solicitar tu apoyo para que vayas al otro lado del mar, porque unos hombres se llevaron mi dinero con todo y el semillero. —¡Hijoles! —respondió inseguro—. ¿Y quiénes van? —Pues van el ratón, el tordo y contigo, son tres. Eso sí, también te pido que no se vayan a comer en alguna parte al ratón —le suplicó el hombre. —No, pues si nos envías a que vayamos por el semillero iremos por él y no te preocupes, no nos comeremos al ratón. Se fueron. Las aves tomaron con su pico al ratón y se lo llevaron, así lo llevaron, colgado. Así se lo llevaron mientras atravesaban las aguas y mero en medio del mar que lo sueltan, pero inmediatamente lo atraparon en el aire. Así lo hicieron varias veces. —¡No me jueguen así porque iré a dar al agua! —decía espantado el ratón—. ¡No me jueguen! —No te espantes, nosotros podemos detenerte. —Sí, pero no me vayan asustando así —decía una y otra vez. Pues así, lo iban jugando porque las aves podían volar y el ratón no. Después de un largo viaje, llegaron al otro lado del mar y se posaron en las ramas de un árbol. Desde ahí escucharon que donde tenían el dinero había baile, se escuchaba una gran fiesta. Estaban de fiesta. —No vamos a poder acercarnos —se decían. —Mejor ve tú —le dijeron al ratón—. A ti no te van a ver porque eres pequeño. Tomó su camino entre los arbustos, por ahí se fue metiendo, entró sigilosamente a la casa y se dirigió hasta donde tenían el dinero; fue a mirar desde lo alto del muro de una pared y desde ahí pudo verlo y el semillero aún estaba en el interior del cajón. Ahí estaba el cajón, pero junto a él 56


se encontraban dos gatos cuidándolo. El ratón les tuvo mucho miedo y mejor se dio la media vuelta y fue a alcanzar a sus compañeros. —¡Hijole! Pues no pude acercarme más —comentó el ratón a sus compañeros. —¿Y eso por qué? —se escuchó la voz de alguno de ellos. —Hay dos gatotes donde está el dinero y sobre la pared hay una guitarra colgada cerca de donde ellos están. —Pues ahora vete nuevamente con mucha discreción, aunque ahí estén los gatos, y silenciosamente corta los hilos que sujetan la guitarra para que caiga y esos gatos se asusten. Después de eso, roes el cajón, sacas el semillero e inmediatamente te lo traes. Así le hizo el ratón, cortó los hilos que sujetaban la guitarra y hasta allá fue a dar al suelo; los gatos huyeron de ahí asustados, quién sabe a dónde se fueron. El ratón aprovechó para roer el cajón por debajo, sacó el semillero y se fue inmediatamente de ahí. Nuevamente alcanzó a sus compañeros y entonces ya todos se regresaron. De regreso en el camino, ya que se venían en medio del mar, nuevamente lo venían molestando. Lo dejaban caer y lo atrapaban, lo soltaban y lo atrapaban en el aire en repetidas ocasiones. Pues como no se lo podían comer, por lo menos lo venían jugando. —No me jueguen de esa manera porque voy a soltar el anillo que llevo aquí, lo voy a soltar y se va a ir al fondo del mar, entonces ni yo ni ustedes vamos a poder sacarlo de ahí. Así lo venían jugando cerca de donde andaban remando unos pescadores en sus lanchas, y en una de esas el ratón soltó el anillo. —¡Hijoles! ¡Miren ahora, ese pez ya se lo comió! —dijo enojado el ratón—. Digámosle al pescador de allá abajo que lo 57


atrape, le abra la panza, le quite el anillo y nos lo dé a nosotros. El pescado se lo puede quedar. Le ordenaron al pescador que atrapara el pez con su anzuelo, lo abrió de la panza, le quitó el anillo y lo devolvió. El pescado se lo quedó él como ya lo habían acordado los tres animales. Le dieron las gracias al pescador y emprendieron nuevamente el vuelo las dos aves, llevándose al ratón. —Pues ahora, ya no me vayan soltando porque si no, nuevamente voy a soltarlo y esta vez ya no lo vamos a encontrar —les dijo el ratón. Finalmente llegaron a la casa de su patrón: —Nosotros ya venimos. —Está bien, pasen y descansen —dijo el señor—. ¿Pudieron conseguir mi encargo? —Sí, ya lo trajimos. —¡Ah! ¡Qué bueno, qué bueno que lo consiguieron! Descansen, descansen —dijo el hombre muy contento—. Pues muchas gracias. —No hay de qué, ya que los compañeros me llevaron. Pero eso sí, ¡ya me fueron a dar muchos sustos allá en medio del mar! —dijo el ratón. —Vaya, por lo menos no te comieron. —Pues no, pero me dieron muchos sustos. —Pues ahora dime, ¿cuánto ganaste por el viaje que hiciste? —No es mucho, por lo menos regálame una mazorquita. —Si es así, ve a comer allá en mi milpa, ahí hay mazorcas, allá ve a comer siempre que tengas hambre. Por eso ahora los ratones se encuentran en los cultivos de maíz; ese es su principal fuente de alimento. Después le preguntaron lo mismo al tordo: —Ahora tú, ¿qué ganaste? 58


—Pues si haces el favor de regalarme algo, también que sea maíz. —Pues también ve a comer allá donde tengo mi cosecha —respondió el hombre. Por eso en muchos lugares, andan de esas aves volando en los sembradíos o donde se echa la mazorca. Ellos se comen el maíz y andan en montón pepenando. Finalmente le preguntaron al gavilán: —Ahora tú, ¿qué ganaste? —Pues yo un pollito, a mí regálame, aunque sea un pollito. —Entonces, tú tienes el permiso de entrar allá en el corral. Ahí están los pollos. Ahí ve tú cuál quieres. Por eso ahora andan los gavilanes y de repente se llevan los pollos que se encuentran a su paso. Fue así como los tres recibieron un pago por el favor que le hicieron a ese hombre y, desde entonces, los tres animales siguen gozando del trabajo de los hombres.

59


¡Uta! pos pawetsik kwamapah in tagat. […] wan melaw ehkokehya in okwilimeh, ehkokeh kwowtsintah wan ompa motahtalihkeh…


OME IKNIMEH Samuel Martín Jiménez Kihtowah omen nahon tagameh sekosah yetoyah itech se kalli. In se tagatsin tekiti', tehtekiti' keme on kwowtah wan iikniw amo, amo kanah yowi'. In tekitikeh kitemohya isiwaw wan kwikak ikalihtik wan in se, amo tey nesi' kox no kitemos, yeh amo, ta yetoksa kalihtik. In tagat ten kitemohya siwat tekititi’, mostah yowi wan kemeh in okse yetoksa, santahmahya takwalantih. In tesiwaw no kitamaka' in teikniw maski amo kanah yowi', santahmahya, kinohnotsak itagaw: —Wan ne mokniw mati amo mitsewika' nion kwowtah, amo mowan tekititi' —kihtowa in siwat. —Amo', amo no nikpewa' —kihtowa' in tagat—, amo kineki' yas. —Kemeh on amo kwali', ta mah no mitsewikani', wan pos no mowan nikan takwa' wan amo yowi' mowan. Okachi kwali' xikilwi mah no kitemoya isiwaw. —Nikilwis in komo ihkon. —Mah no moitaya', mah kitemoya wan mah motekipanokan yehwanya'; neh amo no nitaxikowa'. Nochi neh mah nitapaka', nochi neh mah niktixili', ihkon neh amo nitaxikowa'. —Kemah, pos nikilwis —kit kihtowa in tagat wan nimantsin kitapowih iikniw. —No xiktemoya motiskaw okachi kwali', ne' nosiwaw no siowiya tech tamaka' tiomen.


—Kemah, komo ihkon niktemosya no —kihtowa' in tagat, wan ihkon tanankilia' wan amo ipa kitemowa'. Oksepa kihtowa' in siwat, kisesentoka' kwehmoliwi'. —¿Pos ne amo tey tikilia' ne mokniw? —Kemah nikilwihya mah nikilwihya, amo kichiwa' kwentah.

no

kitemo'

isiwaw,

—Kemeh nikita', niyolahsitokya'. —¡Ah! amo xitanemili' ta oksepa nikilwis. Kemeh amo kineki' yas kanah in teikniw santahmah in tagat tekitikeh kahkayaw wan kit kilia': —Axkan niw nikwohkwowiti', tikwohkwowitih. Xinechsewika.

tiowih,

tiowih

—Kemah, komo ihkon no nias —waltanankilih sa tekit. Yahkeh in omen wan in tagat tekitiheh kimamahtew iikniw ika raspa koxtal, ompa kipankalakih, kipankalakih de amo kinekia' nehnemis wan okachi kwali' kechpanohtew. Kahxitihya ompa ne kwowihtik, ompa kawato' ihkon tenilpitok in koxtal. Tayewalotosa wan sepa ehkok ikalihtik. Nahon tagat no yolahsikya' sayoh kitenkaktok isiwaw mostahya kiliah mah kiilwih iikniw mah no mosiwatemoya' wan amo kitemowa', okachi kwali' kawato' kwowtah mah ompa okwiltamakaya. Ne se ten koxtalihtik aktok tasematik kita' amo nesiki' iikniw wan kilwihtew sayoh kitekiti' in kwowit, mah ompa kichato': —Nimitsnotsakiw keman ahsis in tamamal —kilwihtewkeh. Tasematik wan nipa tayowatiya, kita tayowatiya, pos ait ken kichiwak, sepasah kitentapoh in koxtal wan kisak. Kisak wan mowiya' tacha takah kwowihtik in yetok wan walaskeh in tekwanimeh wan kwaskeh. Kaki' witsehya' in tekwanimeh, kakistikohya', nanalkatiwitseh. 62


¡Uta! pos pawetsik kwamapah in tagat. Welikya pawetsik kwamapah, tehkok, mokwapiloto', ompa moichtakatalih wan melaw ehkokehya in okwilimeh, ehkokeh kwowtsintah wan ompa motahtalihkeh, pewak monohnotsah. Kihtowa nahon se: —Tikmatis kenin —kilia'. —Toni'. —Ne' altepet, tatahko yetok se kokoxkeh amo wel pahti', amo keman kipahahsih. —ihkon monohnotstokeh in tekwanimeh. —Yetok se kokoxkeh wan on amo owih pahtiskiah. Sayoh kititantokeh tomin, miak tomin kitamotkekehya wan amo wel pahti' ninkokoxkaw. Amo owih in pahtiskia', ta ne' kampa yetok ikochpet toktokeh nawin tamasolimeh: ome itsontah wan ome imetspah. —¡En! —tanankilia' in okse tekwani'. —Kemah, ompa toktokeh. Wan nahon kokoxkeh pahtiskia mah kinichkwakan in okwilimeh wan mah kinmiktikan. Wan in tagat pantakaktok monohnotstokeh in okwilimeh, yeh takaktok, ichtakapilkak kwomapah, amo kakisti'. Ihkon kintenkaktokya' toni moilwihtokeh in tekwanimeh. Yahkeh ipa tanesiya, ihkwakya temok in tagat wan kinemilih: "pos ne' kihtowah yetok kokoxkeh ompa kampa niwalew, ompa ne' kampa nikayot, yaski ompa yetos in kokoxkeh. Axkan nimatahtantiati' xa nikahsi’ kan win yetos wan nikinichkwas in okwilimeh. Pos yahki', yahki' tatemohtiw, matahtantiw kan yetok in nahon akoni kokoxkeh, sen kalpa matahtantiw. —¿Kan yetok nahon kihtowah se kokoxkeh amo wel pahti'? 63


—Nahon nepa yetok —kiwaliliah—, on melaw wehkawya in kokoxkayetok wan amo wel pahti'. Wan miyak pahti' wan pahti' wan amo tey kinamiki'. —Pos ompa niati'. —Kwali, komo ihkon, mah timitsmatiltitih. Kimatiltitoh, kwikakeh kampa yetok nahon kokoxkeh, ompa ahsik wan matahtani': —¿Akah yetok nikan mokokowa'? —Kemah, tikpiah se kokoxkeh wan amo keman tikpahahsih, wehkawya wetstok wan amo, amo tikpahahsih. Amo tikmatih toni kimaka' wan miak tomin tiktitankehya wan yeh iwtoksa. Amo wel pahti'. —Ta on pahtis. —Kox ne'. —Kemah pahtis, nahon amo moneki' xiktelpahtihtokan, ta yetokeh seki tamasolimeh kampa wetstok wan moneki mah se kinichkwa' wan mah se kinmikti'. —En —kit kihtowa' in ten ompa chaneh no sa kwehwelkakiya'—, pos komo ihkon, komo tikmattok, ¿welis teh tikinichkwas? —Kemah, welis mah nikinichkwa'. Xikahchiwakan kemah in kokoxkeh kampa wetstok, mah nitahtachkwa'. Pewak tahtachkwa' tanakasta ikochpet in kokoxkeh kiahsi' melaw ompa' aktok se in tamasolih, kikixtia' wan kimiktia'. Oksepa seko' no pewak tahtachkwa' wan no kixtih se in okwilih wan kimiktih; sepa seko no ihkon, wan okseko, nochi in nahkan kinahsik nochi kinmihmiktih. Melaw pahtik nahon tagat. Pahtik wan akmo kimatiah toni kimakaskeh, toni ika kitaxtawiskeh in tapahtihkeh. Pos 64


kimakakeh talmeh wan kimakakeh miak tomin, miak tomin kimakakeh. Kemah no kitemohya' isiwaw wan no kipiak ichan. Santahmah kemeh miak tomin kipiaya', miak tepostomin, kitasowih ika petat wan ompa kitemak maya' on taol. Kemeh amo wel kipowak kinemilih yas kitanewitiw se tahkoalmontero wan motaloh ichan iikniw: —Niwitsa ika se tanemilil, xa tinechtanewtiskia' moalmon se favor. —¿Wan toni tikilwisneki' in almon? Ta mati' teh... ¿ne pos nampon tinemi'? —Ta kemah. —Nimolwih akmo nimitskawak kwowtah.

tinemi',

nesi'...

tiahki’…

—Amo, ta niwalew. —¿Wan tone' tiktachiwaltisneki in almon? —Sepa matahtani' in teikniw wan kitetsawitaya'. —Nikwisneki', niktamachiwasneki' chikchin taol. —¿Wan kan ne' tikwik in taol? —Pos nitatamachiwasneki' —amo tey kiyekilia' toni kitamachiwati'. Kiontachiwaltito' in almon wan sepa yahki kawato'. —Nikwalkwiya motahkoalmonteroh. —Kwali' komo tikwalkwiya' —wan in teikniw kiihtiita' in almon iihtik aktok se tepostomin motitichakih ompa tatsalan. —Wan nehin nokniw acha tomin kitamachiwato' yehika walah nikan se —kiliaya' isiwaw—. Axkan niati nikalpanoti nokniw. Yahki ichan iikniw wan melaw kiitato' tentok miak tomin itech in petat. 65


—¡Ne takah tikpia' tomin! —Ta kemah, tepitsin. —¿Wan ken tikchiwak? Kachi neh nisentekititok wan amo keman tey nikita tomin. Pos nisentekititok wan amo tey nikpia tomin, wan teh kenin, ¿kanya nehin tikwik? —Tikitaya', no ihkon yetokya' —wan amo tey kilwih kan nion kenin kikwik nahon tomin. —Ta teh tinechonkawka mah nech kwakakan in okwilimeh. Ne niwalah wan nikahsik in tomin, nikan yetok. Wan yekintsin yeh ika nimopanoltis. Sayoh no pewak tanemilia' in teikniw wan yeh kimattoya’ kikawato' kwowtah. Okachi kwali' ihkon yahki ika pinawkayot.

66


LOS DOS HERMANOS Samuel Martín Jiménez Dos hombres vivían en una misma casa. Uno de ellos trabajaba, se iba al monte, pero su hermano no, ese no se iba a ningún lado. Después, el hermano trabajador buscó una mujer y se la llevó a vivir a la misma casa; el otro, como no buscaba esposa, no salía a ningún lado. El hombre trabajador se iba todos los días al monte, pero como su hermano no salía de la casa, la esposa del primero se fastidió y un día le dijo a su esposo: —Bueno y aquél, tu hermano, ni siquiera te acompaña al rancho, ¿no se va a trabajar contigo? —No —respondió—, tampoco lo obligo porque no quiere ir. —¡Pues no! —le dijo—. ¡Debería acompañarte! Él también ya come contigo y no va al rancho. Dile que mejor ya se busque su mujer. —Le voy a decir. —Para que ya vea él, que ya se mantengan ellos, porque yo ya no aguanto. ¡Yo le lavo la ropa! ¡Yo le hago las tortillas! ¡Así no se puede! —Bueno, pues le voy a decir —dijo el hombre a su mujer y luego, luego se fue a comentarle a su hermano. —¡Ya busca también quién te haga tortillas porque mi señora ya se cansa de darnos de comer a los dos! —Bueno, la voy a buscar —contestó el hombre, pero siempre respondía de esa forma y nunca buscaba. Entonces, la mujer insistió nuevamente a su marido en repetidas ocasiones y con más frecuencia. —Pues ¿qué no le dices nada a tu hermano? 67


—Sí, ya le dije que se busque su mujer, ¡pero no hace caso! —¡Pues yo ya me estoy fastidiando! —¡Ah! No te preocupes, voy a insistirle nuevamente. Pero como el hermano soltero no quería ir a ningún lado, el casado lo engañó: —Ahora, yo voy a traer leña. Vamos a traer leña. —Pues está bien —respondió el hermano, desganado. Se fue con su hermano, pero éste se lo tuvo que llevar cargando en un costal de raspa. Ahí lo metió porque no quería caminar y así se lo llevó cargando al hombro. Lo dejó en el monte adentro del costal para que fuera la comida de los animales porque el trabajador ya estaba harto de la insistencia de su mujer. Se dio la vuelta y se regresó a su casa El hermano, que estaba adentro del costal, se aburrió, se cansó de esperar, pues le había dicho iba a cortar leña y que más tarde pasaría por él, que ahí lo esperara. —Te voy a venir a llamar cuando complete la carga —le dijo. Ya se iba a oscurecer y su hermano no llegaba. Entonces, quién sabe cómo le hizo, pero abrió el costal y se salió. Comenzó a tener miedo porque se dio cuenta que estaba en medio del monte y los animales feroces llegarían a comerlo. Se salió y de repente ya los escuchó, ya venían rugiendo, ya estaban muy cerca de él. Por eso inmediatamente se subió en un árbol y arriba se quedó muy quieto. No tardaron mucho, llegaron los animales y se detuvieron al pie del árbol donde estaba el hombre. Ahí donde llegaron se sentaron y comenzaron a platicar muy a gusto: —¿Sabes qué? —¿Qué? —Allá en el pueblo, en medio del pueblo, está un enfermo y no se puede mejorar, nunca le encuentran el 68


remedio. Y pues no está difícil para que se cure; los familiares están gastando mucho dinero y su enfermo no puede sanar. Pero ellos no saben que allá donde está su cama, hay cuatro sapos enterrados, uno en cada esquina. —¡Ah! ¿Sí? —Así es, ahí están enterrados. Para que se pueda curar los tienen que desenterrar y los tienen que matar. El hombre estaba escuchando la plática de los animales desde arriba del árbol; terminaron de hablar casi amaneciendo. Se fueron. Entonces ya se pudo bajar, descendió muy despacio y se quedó pensando en lo que había escuchado: “Dijeron que en medio del pueblo está el enfermo, ¡pues es ahí de donde yo vengo! ¡Allá es mi pueblo! ¡Ahí ha de estar! Ahora, iré preguntando para encontrarlo y voy a desenterrar esos animales que lo están enfermando”. Pues fue preguntando casa por casa, buscándolo. —¿Dónde vive el enfermo que no puede curarse? —Está por allá —le dijeron—. Ya lleva mucho tiempo que está así y no se puede curar. No le encuentran medicina. Ha tomado mucho medicamento y ninguno le hace, ninguno lo cura. —Pues allá voy a ir. —Pues si es así, te vamos a llevar a conocer. Los vecinos lo llevaron hasta la casa del enfermo que ellos conocían. El hombre llegó preguntando: —¿Aquí tienen a una persona enferma? —Sí, aquí vive. Está muy mal y no le hemos encontrado el remedio, desde hace tiempo que ya está en cama. No sabemos qué le sucede, ya hemos gastado mucho dinero y no se puede levantar. —Pues se va a curar. —¿De veras? 69


—Sí, se va curar porque no necesita que le den muchas medicinas. Hay unos sapos ahí donde está acostado, se deben desenterrar para que se recupere. —¿Usted cree? —respondió con sorpresa el casero—. Pues si es así, si tú sabes qué hacer, ¿podrás tú desenterrarlos? —Pues sí, yo puedo hacerlo. Quiten la cama donde él se encuentra acostado, voy a escarbar. Comenzó a rascar en la primera esquina y que encuentra ahí el primer sapo, que lo saca y que lo mata. Luego se siguió del otro lado y, así, en los cuatro lugares encontró los cuatro sapos y los mató. Pues de veras se curó el hombre. Se curó y ya no sabían qué más darle por haberlo curado. Le dieron terrenos, dinero, mucho dinero. Después también ya buscó mujer, ya tuvo esposa y también ya tuvo una casa. Entonces, un día, como ya tenía mucho dinero, eran muchas monedas, tendió un petate y ahí lo echó como si fuera maíz. Pero no lo pudo contar, entonces pensó en pedir prestada la medida del medio almud. Como no vivía muy lejos su hermano, fue a verlo a él. —Vengo a pedirte un favor, si podrías prestarme tu almud. —¿Y para qué quieres el almud? ¡Pero si yo a ti te conozco! ¿A poco tú andas por aquí? —Sí. —Yo sé que tú ya no vives, tú te fuiste… te dejé en el monte. —Pero no es así, yo me salvé. —¿Y para qué quieres el almud? —volvió a preguntar el hermano, sorprendido. —Quiero usarlo para medir un poco de maíz. —¿Y de dónde agarraste maíz? —Lo quiero medir —pero él no dijo qué cosa quería medir. Usó rápidamente el almud y nuevamente se lo llevó a su hermano. 70


—Aquí traigo de nuevo tu medida. —Bueno —respondió el hermano y vio en el interior del recipiente una moneda atorada en una de las esquinas del almud, ahí se pegó. —¡Este canijo seguramente fue a medir dinero, porque no me explico cómo se vino una moneda! —le dijo a su mujer—. Pues ahora iré a visitarlo para averiguar qué se trae mi hermano. Cuando llegó, se dio cuenta que había mucho dinero sobre el petate. —¿Qué, ahora ya tienes dinero? —Sí. —Y cómo le hiciste, si yo me la paso trabajando y nunca veo nada de dinero —dijo sorprendido, pues él trabajaba y de veras, no tenía dinero—. ¿De dónde agarraste este dinero? —Pues ya ves, yo creo que también ya es la suerte —y no le dijo cómo le hizo para obtenerlo—. Tú mismo me fuiste a dejar al monte para que me comieran los animales, pero no fue así. Yo encontré el dinero y aquí está. Ahora, con este dinero me voy a mantener. El otro hombre se regresó a su casa al ver que su hermano estaba vivo y que ahora, su fortuna había cambiado.

71


Notio kitsohtsowitek yeh ika in tehtsonkilit kampa kohkokoxkeh katka' in masatsin.


MASATSIN TALOKAN KAYOT Isaías Pantoja Rodríguez

Wehkaw katka' kihtowah, se notio nentoya kampa takes katka in taltsin. Wan ahko kampa nentoya' saliwtoya kwowit wehweyi kwowtatehtek wan in tani' se masatsin kwahtoya' in exoyeman. “Axkan nikitati', nikahkawiliti se weyi kwomimil”, ihkwin kinemilih wan kitetekwinowilih. Kixokolito' ikwittentenoh in masatsin wan ihkon motitilatstiahki' in okwiltsin, motitilatstiahki, yahki. Yahki ichan, ne talokan ichan, ompa miktanya'. Notioh yahki ichanya' kimattok amo tey kichiwak, sayoh masatsin kimagato ika in kwowtatehtek, pos amo tey ken. Amo', ta kitta, keman yeh takwahtoya', kitta kinotsah, kinotsah in topilehmeh, kwikatihya'. —Mitsnotsa' in tekiwah —kihtowa' ne akoni'—. ¡Tiowih! —¡Pero amo tey nikchiwtok! —kihtowa' no tio. Tehwan amo tikmatih, tehwan tech waltitanih mah timitswikakan. Kintakamatik kinsewikak. Ompa yahkiya', yahtok, yahtok ihkon, kitta' ohti', ohti' yahtok kampa tekiwah ichan. Sepasah kittak nikan tepet wan nikan okseko no tepet, tekoyokihtik yahtokya'. Ompa kinamik se siwat, se nanitah, antiwahsiwatya' wan kilia': —¿Kan mitswikah? —Amo nikmati', ¡nechwikah nehin tokniwan! —tanankilih notio.


—¡Ah! mitswikah takah tikxokolih se siwapil ompa ne kayot. Tikxokolih. —¿Kemanian nikxokolih? —motalnamiktia'—. Amo nikmati', amo tey siwapil nikxokolihtok. Takah katka siwat in masatsin. —Axkan tikpahtis, ompa tiahsis wan mitstahtoltitih, tiwalewas wan xikwiki' se weyi tamamal kwowit, xikwohkwowi nikan taltikpak, xikwohkwowiki' wan xikwika'. No tikwikas se tamatsol tehtsonkilit wan ika tiktemas ne in kokoxkeh ika nahon xiwtsin. Yeh kiyolmakak in siwatsin, kiyolmakak kenin kichiwas. Melaw ompa ahsito', ompa kiahxitihkehya', in ompa tetat ihkwin kilwih notioh. —Tiwitsa', tikxokolih se nosiwapil, yehika nimitstatitanih. Tikahkawilih se weyi kwomimil wan kimagato', walah kokoxkehya, nampon yetok. Ihkwakya' kimatik, kielnamikya'. —Melaw niktetekwinowilih se kwamimil in masatsin, nikxokolih. —Axkan mitswalkwikeh xikpahti'. Xikpahti', tikpahtia' wan kemah tiowya mochan. Ihkwak kemah malew kwiko' in kwowit, kwiko' in tehtsonkilit wan kwikakya' oksepa ne tepeihtik. Ompa ahsito’, ompa yetok in masatsin kokoxkeh amo wel moketsa', motitilatsasah. Notioh kikalakih itech se temaskal wan kitikwiltih ika kwowit, kemah kitsonatekih, motemahya'. No kitsohtsowitek yeh ika in tehtsonkilit kampa kohkokoxkeh katka' in masatsin, wan kemah ihkwin kihtoh: —Axkan kemah nipahtikya'. 74


Kiskehya' in temaskalihtik, pahtikya' in masatsin wan kihtowa' notioh. —Axkan nimitskawati', niwya nochan. Kiskehya' in omen wan notioh kilia itat in masatsin: —Nampon yetok mosiwapil, nikawakya'. Nampon teh tikmati' ken tikchiwas. Neh niwya'. —Xikwikaya', teh moaxkaya' —kihtowa in tetat—, teh moaxka', in masatsin teh moaxka'. Xikwikaya'. —Wan toni nikilwis masat mah nikpixto' ompa nepa —kihtohwa notioh. —Amo, ta xikwikaya' —oksepa kwalihtoh in tetat. Ten kichiwak walew kwalkwik in masat, wan nikan, nikan kisakoya', kisako nikan akmo masat ta siwatya'. Kita senkah iwkitik kemeh isiwaw ten kipiaya ikalihtik, iwkitik, iwkitik. Ahsito' ne ichan amo tey siwatok. Amo tey yetok, yahkiya'. Ten itayekankasiwaw yahki wan mokawak yeh in masat. —Axkan nimokawati nehwah, ne mosiwaw yahkiya'. —¿Wan kan yahki? —matahtani no in yeh. —Amo nikmati', ika yeh yahkiya'. Axkan neh nikan niyetoti'. Keman tiknekis titatokas oso tikchiwas teisa, nochi kwali mochiwas. Et tiktokas, kwali mochiwas; taol tiktokas, nochi mochiwas; nochi ten tiktokas, nochi mochiwas. Neh nimitsmakas suerte. Ihkon kihtowah, melaw kipiaya ikalihtik wan kwaltsin mochiwaya itatok, kwaltsin motachiwaya'.

75


LA VENADITA DE TALOCAN Isaías Pantoja Rodríguez Hace mucho tiempo, uno de mis tíos se encontraba en una ladera. Hasta arriba había trozos apilados; abajo un venado estaba comiendo el frijol exoyaman2. Entonces, mi tío pensó: “Le voy a rodar este trozo de leña”. Y rodó un trozo muy grande, del tamaño de dos brazos extendidos y le pegó a la altura de la cadera del animalito. Lo dejó herido y se fue arrastrando, se fue arrastrando. Así, se fue a su casa, despacito, despacito; se fue al Talocan, allá, al lugar de los muertos. Mi tío también se fue a su casa, pensando que su acción no había sido mala, que no había hecho nada, que sólo le había pegado al venado con un trozo. Él se fue tranquilo. Después de un ratito, el tío se encontraba comiendo, y de repente, se dio cuenta que lo llamaban; lo llamaban los topiles, ya se lo iban a llevar. —El dueño3 te quiere ver —le dijeron—. ¡Vamos! —¡Pero no he hecho nada! —dijo mi tío. —Nosotros no sabemos, sólo nos mandaron para que te lleváramos. Entonces, él obedeció y se fue con ellos. Ya que se fue, caminó y caminó lejos; vio que iba por un camino que probablemente los conduciría hacia donde estaba el dueño. De

2

Exo- “frijol”; -yaman “blando”: Es frijol blando y recibe este nombre debido a que tarda menos en cocerse, a diferencia de otros frijoles que hay en la región como el takwawaket. (N. del E.). 3 El dueño del monte, protector de todos los animales y padre del venado. (N. del E.).


repente, vio sorprendido que a los lados había cerro, él ya estaba caminando dentro de una cueva. Allá adentro, en el camino se encontró con una señora. Era una señora ya viejita. Ella le dijo: —¿A dónde te llevan? —¡No sé a dónde me llevan estas gentes! —respondió él. —¡Ah! ¡Te llevan porque lastimaste a una jovencita de allá! —¿La lastimé? —se preguntó nuevamente el tío—. ¿Cuándo? Yo no recuerdo. Yo no he lastimado a ninguna muchachita. Así le dijo la abuelita porque el venado era en realidad una muchachita. —Entonces, ahora, para que puedas curarla, escucha: cuando llegues allá, te van a preguntar y después te van a regresar. De regreso, tendrás que llevarte un tercio de leña; tienes que venir por leña aquí en la tierra y llevártela. También llévate un rollo de tehtsonkilit4, un rollito de tehtsonkilit, así este tanto, un manojito. Con esa hierba le darás golpecitos a la enferma. Después de que la señora le indicara lo que tenía que hacer, el tío siguió su camino y, cuando por fin estuvo hasta allá, escuchó una voz que procedía del interior. —Pues ahora llegaste aquí. Te trajeron porque tú heriste a una de mis hijas —se escuchó la voz del dueño—. Lastimaste a mi hija. La heriste porque le rodaste un trozo muy grande y quedó muy lastimada. Recibió un golpe muy feo. Ella regresó, ahí está, pero se encuentra muy enferma. En ese momento, el señor se acordó y lo supo.

4

Cnidoscolus multilobus. Sus flores y frutos son comestibles, pero la hoja, al contacto con la piel, produce urticaria. (N. del E.).

77


—Sí, es cierto, yo le rodé un trozo —dijo el tío. —Ahora te mandé a traer para que la cures. Cúrala y después te vas a tu casa. Entonces, él se fue por la leña y también por el tehtsonkilit. Cuando regresó, llevó lo que le habían encargado antes. Al entrar a la cueva, la encontró muy enferma. No podía sostenerse de pie, sólo se arrastraba. Tan pronto como la vio, la metió dentro de un temascal. Lo calentó con la leña que llevaba y le echó agua. Después, ambos se dieron el baño y él le dio golpecitos a la enferma con el tehtsonkilit en la parte donde estaba lastimada. La curó hasta que la venadita le dijo: —¡Ahora ya estoy curada! Al terminar, los dos salieron del temascal. Ella quedó curada. Entonces, el tío le dijo: —Te dejo, ya me voy a mi casa —y se salió del temascal. Luego, habló con el padre de ella: —Ahí dejo a tu hija, ahí está, ya la dejé allá. Ya está lista, allá tú sabes qué haces con ella. Yo ya me voy. —¡Entonces ya llévatela! —respondió el padre de ella—. ¡Ya es tuya la venadita, ya llévatela! —¡No! —dijo mi tío—. ¿Yo qué le voy a hacer? ¡Que la tenga allá, no! —¡No! —se opuso de nuevo el padre—. ¡Ya llévatela! Lo que hizo mi tío fue regresarse y traérsela. Se la trajo, pero cuando llegó acá, ya no era venadita, ya era una mujer. Y era muy parecida a su mujer, la que tenía en su casa. Estaba idéntica y así se la llevó a su casa. Pero cuando llegó a su hogar, su esposa ya no estaba, ya se había ido. La legítima esposa se fue y se quedó la venadita. Ella le dijo: 78


—Ahora yo me voy a quedar aquí, me quedo en el lugar de tu esposa, porque tu mujer ya se fue. —¿Dónde se fue? —preguntó él. —Pues no sé, pero ella ya se fue. Entonces ella continuó: —Aquí voy a estar. Si quieres sembrar o si deseas hacer otras cosas, todo se te dará muy bien. Todo crecerá muy bien. El frijol se dará muy bien; el maíz, también. De todo lo que siembres obtendrás buena cosecha porque yo soy la de la suerte. Así la tuvo y dijo mi tío que, en verdad, todo se le daba muy bien. Sus cosechas eran muy buenas.

79


Wehkawakya kinkwiti' in okwiltsitsin, ahsik se tonal in okwilih ten kitokayah kalakik itech se tekoyok…


IN TATOKAKEH Celestino Hernández Sánchez Nahon kihtowah, nemia', nemia' se tatokakeh senyahtoya kwowtah, sayoh amo keman tapolowaya', nochipa kwalkwia' maski ome', eyi ayotochimeh oso pesohmeh. Nochipa ihkon ehko kemeh on. Yeh yowi', yowiya kwowtah kinwika i'itskwiwan tatokati', pewak ihkon kinkwiti' wan kinkwiti' in kwowtah okwilimeh. Wehkawakya kinkwiti' in okwiltsitsin, ahsik se tonal in okwilih ten kitokayah kalakik itech se tekoyok, wan itech nahon tekoyok in tatokakeh no mokalakih kintohtoka' i'itskwiwan. Tekit monalxolawak no. Okachi newin nehnemik wehkaya' kwali moankaketsakya', ihkon nehnemik wan tacha' taweyika mochiwtiw. Kihtowah ihkon yahki, nehnemik. Ompa ne ahsitoya', tachatoya' itech se altepet. Wan yeh yahki kinkaktiw i'itskwiwan kan tsahtsitokeh, ika nahon kikaktiw yowi' ihkon kinkaktiw wan kinkaktiw. Sepasah tacha' kalyohya'. Molia, “pos kan nehin niehkok, nikalakik nepa'. Amo nikmamati kan nehin niehkok kalyohya' no'”. Wan in itskwimeh ihkon kisentokah tsahtsitokeh, takah tsahtsitokeh kakistih itech se kali'. Sayoh nahon itskwimeh ilpitokeh, ompa ahsik teilia': —¿Wan keyeh nankinilpihkeh notskwiwan? Ta on neh notskwiwan. —¡Ah! ¿teh motskwiwan? —waltahtoh in tahpixkeh ne ompa kayot—. Xikitasah ten tikchiwtok wan tikmatis keyeh tikinilpihkeh. Amo kwali kemeh tiaxtok. —¿Wan on keyeh?


—Tehwa tikinkohkokohtok miak tokniwan wan komo' amo tikneltoka', tiowih titachatih itech ne kali'. Melaw kwikakeh itech on se weyi kali', melaw miakeh wehwetstokeh, miakeh kokoyanih sa tenatokeh. Nochin mokokowah, ¡miak amo sesah, miakeh yetokeh tanowtokeh! ¡Nochin mokokowah! —Kemah, sayoh kipia nikinwikas wan neh notskwiwan —tanankilih in tatokakeh. —Ta kemah tikinwikas sayoh xikimpahti nehin kokoyanih, kemeh teh tikinkohkokohtok xikimpahtihtewa. —Amo'. Neh amo nitekohkokowa', —tenankilih in tatokakeh ika miak tanemilil—. Neh nikin… nikinmiktia okwilimeh, ayotochimeh, pesohmeh, mapachimeh, okwilimeh ten kiahsih notskwiwan. —Amo melaw ta nikan xikitasah kemeh nankichiwtokeh ten amo kwali'. Oso amo tehwa tichiwtok. Kichiwtok yehwa mo mosiwatsin. Keman teh tikisa' tiw ika in tirada yowi okse' tagat wan kitamaka' ika in kwowtah nakat. Yehika nikan yetokeh in kokoyanih, yeh mosiwaw kipia tahtakol. Axkan, tikinwikas in itskwimeh komo ihkon tikneki', tikinwikas, moaxkawan. Moneki xikwiti' mosiwaw, kwiti' mosiwaw wan mah kinpahtihtewas ne kokoyanih. Wan amo tey xitanemili', ta tikwikas oksepa, tikwikas okse' siwat, tikwikas mosiwaw, kan tey xitanemili', niono' ximoyolkokos. Melaw, sepa mokwepak wan ahsik ichan wan pewak kilia isiwaw: —Pos ihkwin wan ihkwin neh nech panok…Nepa kalakkeh notskwiwan wan axkan amo nechinkawiliah. —Wan keyeh amo mitsinkawiliskeh wan on tehwan toaxkawan.

82


—Kemah ta ihkonya neh nikinilwih, wan yehwan kihtowah nikinkohkokohtok miak, miak tokniwan. Neh niteilwih amo tokniwan neh nikinmota, ta neh nikinmota oso kimiktiah notskwiwan okwilimeh, ayotochimeh, pesohmeh oso mapachimeh. Nechiliah ke amo, ta nechinkawiliskeh mah tikinkwitih totskwiwan mah nimitswika'. No xow nowan. —¡Ah kemah! ¡amo tey kenin! tiowih komo ihkon. Nimitsewikati', mah tikinkwitih, kenin amo techinkawiliskeh wan totskwiwan. —Ihkon neh nikinilia' sayoh... amo kinekkeh nechiinmakaskeh nehwasah, ta kihtowah xow. Kwitewak in isiwaw wan kalakkeh nepa kampa ipa kalakka' in tagatsin wan ihkon yahkeh, ahsitohya'. Ne in siwatsin ompa pewak kwakwalani', kinchikawkanohnotsa' ne ompa kayomeh. —¿Keyeh amo nan kinkawilihkeh in notagaw in itskwimeh? in itskwimeh tehwan toaxkawan. —Kemah, namehwan namoaxkawan sayoh tehwan tiknekih sayoh xikintamakati' ne pitsomeh, xikintemiliti' in taol. Sayo xikintemiliti' in taol wan ompa kemah, nanyowihya'. Nankinwikah nahon itskwimeh. Amo melaw pitsomeh ta kwapitsomeh yetoyah ompa tsaktokeh. —Xi kintamakati' ne pitsomeh mayanah —kinawatihkeh in siwat. —Kemah nikintamakatiw komo ihkon. Kimakakeh in taol ika se xikal amo tel weyi wan yeh in siwat kitemakwilih, yowiya kintatemiti' in pitsomeh. Kan kintatemitiw pitsomeh ta keman yaya kintatemiti' ika in taol, 83


kwaltilanahya in siwat. Totopokatiw omit. Ompa kwahkeh iixteno itagaw. —Amo xitayokoya' —kitkiliah— niono tey xitanemili', yekintsin tikwikati' mosiwaw. Nampon yetokeh xikitta katie tikwelita', katieh tikwikas, kwali ximotaihiti'. Wan amo xitanemili', ta kemeh tikwalkwik mosiwaw, iwkitik tikwikati' okse'. Melaw, kilwihkeh mah motaihiti'. Se wan se kihtowah: —¡Neh niyas! ¡Nehwa niksewikas! ¡Neh niksewikas talmanik! —¡Amo', neh niyas! Wan kemeh yeh no kiilwihkeh mah kiihita' katieh kineki' mah yeh isiwaw, kionitak yetok se yek yehwa isiwaw amo okse' wan kihtowa' nahon tagat: —Yeh nehin nikwikati'. Nehin yeh nosiwaw. ¡Yekyehwa iixko'! —Kemah. Ta tikwikati' yeh mosiwaw, amo tey kenin. Teh xiksentoka' ika in tatokalis, teh amo xikawa', teh xiksentoka' kemeh nahon tiw in kwowtah, xiksentoka'. Ten kema timitsnawatiah, amo xikwalanis, yeh in siwat ten tikwikati', yeh amo kikwas in nahon kwowtahnakat. Amo kikwa'. Sayoh mitschihchiwilis motakwal, komo tikwa teh, yeh mitschihchiwilis ten teh tiknekis. Xiknawati' mah mitstamani' wan amo', amo xikwalanis komo yeh amo kikwa'. Melaw, kinmakakehya' in itskwimeh, kinilwihkeh mah kinwalkwikan, amo tey kenin wan in tatokakeh kwalkwitew nahon siwat. Kiehkoltihya ichan, ehkok in siwat, in tagat kiehkoltihya ne ikalihtik. Yeh melaw, amo kikawa' nahon tekit ten kipia', yeh tanesi' oksepa yowi'. —Nech maka noalmasal wan neh niw. —Kemah, xitakwa' wan xow —tanankiliaya in siwat. 84


Ihkon pewak kisentoka' yowi'. Wan kemeh kimattoyaya in tagat ten kiona'ahsia' in okse siwat, oksepa yahki'. In siwat amo mokakkaneki', amo kiyeknankilia' wan in tagat kitstok yehwa in siwat ten ipa kionahsia'. —Wan keyeh axkan tikwalani' wan tikmattok ipa niwitsa wan tisentakwah. —Kemah, sayoh neh amo, neh amo mowan nitakwas. Amo ta okachi kinohnotsa' wan in siwat amo kinankilia', sayoh ki'i'itasah wan kwalani'. —Amo xikwalani', amo xikwalani'. —Xowya', amo xinechkwehmolohto'. —¿Wan keyeh tikwalanikya wan ipa tikmattok ipa niwiwitsa? ¿Keyeh timoyokolia' tikwalani' wan amo tey nimitsilwihtok? —Nimitsilwihya', ika kwali xowya', wan komo amo', teh tikmati' in komo amo tiw. Wan amo takaki', ta kiitstok semi yehwa, amo kiitta' kox okse siwat. Kitstok yehwa ten ipa, iwan takwa'. Wan ihkon, amo kikawa' wan amo kikawa', wan kitkineki' kechnawasya'. Sepasah kimatik, mowalkweptikisa' kitihtipinia' se nawiyak. Amo melaw siwat, pos nahon ompa mikik on tagat, wan ehkok in tatokakeh kiliaya' in siwat: —Xikitasah, nampon yetok ten mitschiwilihtoya' ten amo kwali'. Yehika neh niwalah, neh niwalah nimitspiako', wan nitahpiako nikan mochan, amo niwalah moka' nimawiltiko', nimitschiwiliti' burla, nimitschiwiliti' ten amo kwaltsin. Niwalah, nechwaltitankeh mah nitahpiaki' mochan. —¿Wan tone tikchiwilih?

85


—Amo tey nikchiwilihtok, tepitsinsah nikonistek wan mikik. Ihkon teh xitikita', amo nimitskahkayawtok, on wetstok. —¡Uta, amo xikmiktiani'. —Amo wan amo nech kawaya'. Nechtelkwalantih wan amo nechkawaok. Kinekia mah iwan nitakwa', mah nechkechnawa', mah nechpipitso'. Neh amo nimotemakas mah nechpipitso'. Para tikneltokas akoni mitschiwilihtoya' in ten amo kwali', yeh nahon. Neh nechwaltitankeh mah nimitspiaki', amo nechwaltitankeh no mah nikchiwaki kemeh yeh ne okse' siwat kichiwtoya'. On kemah yehwanya kitaltokkeh nahon miket, ten kemah, kimaktilihkeh in tatokakeh in tagat ten yaya iwan takwati' in okse siwat ten kakta' isiwaw.

86


EL CAZADOR Celestino Hernández Sánchez Cuentan que un tirador se iba todos los días de cacería, pero él nunca perdía, siempre traía por lo menos uno, dos o tres armadillos o tejones. A diario se iba al monte y se llevaba a sus perros. Ya llevaba mucho tiempo que no le fallaba la puntería, pero un día, el animal que perseguían los perros se metió en una cueva. Entonces, el cazador también entró por ahí persiguiéndolos. Con trabajo se deslizó por el orificio de la cueva y más allá, después de haber avanzado un largo rato, pudo caminar erguido. Siguió caminando hasta que llegó del otro lado, donde el espacio cada vez se iba ampliando más. Después de un rato, alcanzó a ver un pueblo, y fue escuchando el ladrido de los perros para guiarse, para decidir la dirección que seguiría. Se dio cuenta con sorpresa que había llegado a un pueblo con casas, y el cazador se dijo: "Entonces, ¿dónde estoy ahora? ¡Entré del otro lado, pero no sé a dónde vine a llegar, pues aquí también hay un pueblo!". Los perros seguían ladrando y cuando los encontró, se dio cuenta que los tenían amarrados en una casa. Ya los habían amarrado. Entonces, al llegar allá el hombre preguntó: —¿Por qué amarraron a mis perros? ¡Esos son mis perros! —¡Ah! ¿Son tuyos? —le dijeron—, pues nosotros los amarramos porque mira lo que estás haciendo. Estás haciendo un mal, estás ocasionando mucho daño. —Pero… ¿por qué?


—Pues tú, tú estás lastimando a mucha gente. Para que lo creas, vamos a ver en aquella casa. Entonces, se lo llevaron a una casa cercana. Al interior de ella había muchas personas acostadas y en agonía. Todos estaban enfermos, ¡pero muchos, no sólo una persona, sino había mucha gente! Todos enfermos. —Sí, pero tengo que llevármelos porque son mis perros —dijo el cazador. —Primero tienes que curar a estos enfermos. Tienes que curarlos porque tú los lastimaste. —Eso no es verdad, yo no lastimo personas —respondió angustiado—. Yo los... yo mato, pero animales como armadillos, tejones, mapaches, bueno, lo que encuentran mis perros. —Sí, pero pues mira aquí todo el daño que estás ocasionando. O no eres tú. La culpable es tu mujer porque tú te sales, te vas, te vas con la tirada —le decían—, y ella deja entrar a otro hombre y le da de comer con la carne que tu llevas de la cacería. Esa es la razón. Por eso aquí están los enfermos porque tu mujer tiene la culpa. Sí, es así. Si te los quieres llevar, vas a llevártelos. Son tuyos, pero necesitas traer a tu mujer para que venga a curar a los enfermos. Y no te preocupes por ella, pues yo te daré otra. De aquí te llevarás otra mujer, no te preocupes, y tampoco te vayas a entristecer. Así fue, el cazador se regresó a su casa y le contó a su esposa lo que le había ocurrido: —Pues por allá se metieron mis perros y ahora no me los dejan. —¿Pero por qué no te los van a dejar si son nuestros? —Pues sí, pero dicen que estoy lastimando a muchas, ¡muchas personas! Ya les dije que yo no persigo a las personas; 88


mis perros y yo atrapamos armadillos, tejones o mapaches. Y me dicen que no, que me los van a dejar, pero quieren que tú me acompañes, que también te lleve. —¡Ah! Bueno, no hay problema. Si es así, vamos. ¡Voy a acompañarte! ¡Vamos por ellos! ¿Pues cómo que no quieren devolverlos si son nuestros? —Así les dije, pero pues no me los quisieron dar sólo a mí, me dijeron que también vayas para que me los devuelvan. Tienes que ir también. —¡Pues vamos! —respondió nuevamente ella. Se llevó a la mujer y se metieron por donde habían entrado los perros y el señor. Se fueron por la cueva, hasta el pueblo. Al llegar allá, la mujer comenzó a enojarse y a enojarse, y a levantarles la voz. —¿Por qué no le dejaron los perros a mi esposo si esos perros son nuestros? —Sí —le respondieron—, son de ustedes, pero nosotros queremos que por lo menos vayas a darles de comer a los puercos. Échales maíz, sólo échales el maíz y de ahí ya se van. Son libres de llevarse a sus perros. Pero no eran cerdos de verdad, sino que había jabalíes encerrados ahí. —Ve a darles de comer a esos puercos porque tienen hambre —le insistieron. —¡Ah, bueno! Está bien, si esa es la condición iré a darles de comer. Le dieron el maíz en una jícara y ella, enojada todavía, la arrebató inmediatamente y fue hacia donde estaban los cerdos. Pero cuando les iba a echar el maíz inmediatamente la 89


jalaron. ¡Se escuchó el crujido de sus huesos! Ahí se la comieron frente a su esposo. —No te entristezcas —le dijeron—, tampoco te preocupes. Ahorita te vas a llevar a tu esposa, ahí está. A ver, ¿cuál te gusta? ¿Cuál te vas a llevar? Eres libre de llevarte una. Y no te preocupes, así como trajiste a tu mujer, una igualita te vas a llevar. Unas tras otras, interrumpiéndose, alternando y disputándose el lugar, decían las muchachitas: —¡Pues yo iré, yo iré a la tierra! ¡Yo... yo lo acompañaré! —¡No, yo...! Pero no podían ir todas, pues a él le dijeron que eligiera a una de ellas como esposa. De pronto vio a una, era igualita a su mujer, no era otra. Entonces dijo: —Me voy a llevar esta porque ella es mi esposa. Está igualita de su rostro. —Sí —le dijeron—, la que te vas a llevar es tu mujer, no hay problema. Tú sigue con la tirada. No lo dejes, tú sigue yendo al monte, sigue. —¡Ah, bueno! —respondió contento. —Pero eso sí, no te enojes cuando lleves carne del monte y ella se niegue a comerla porque esta mujer, la que te vas a llevar, no comerá de esa carne. Ella no podrá comerla, pero sí te preparará la comida. Guisará lo que a ti se te antoje, lo que tú le ordenes, cocinará la carne, pero no esperes que también se la coma. Ella no la comerá. Entonces, le devolvieron sus perros al cazador y se llevó consigo a aquella mujer que le dieron. Se la llevó, llegó con su nueva mujer a su casa. Él no dejó de trabajar, todos los días en la madrugada se iba de cacería. 90


—Dame mi almuerzo y yo me voy —le decía a su mujer. —¡Ah, bueno! —respondía ella—. Sí, come y vete. Pues así sucedió y el cazador se iba a trabajar. Pero el otro señor, el amante, sabía de aquel lugar donde se encontraba frecuentemente con la mujer. Entonces, de nuevo fue aquel hombre, pero esta vez la mujer no le hizo caso. Ella lo trataba con indiferencia. Ese hombre no lograba explicar su comportamiento porque veía que era la misma mujer a quien se encontraba en otras ocasiones. Por eso el hombre le dijo indignado: —¿Pero porqué ahora te enojas si tú bien sabes que de por sí vengo y comemos juntos? —Sí, pero yo no, yo no comeré contigo —respondía ella molesta. Pues por más que le hablaba, ella no respondía. Sólo lo veía y se enojaba aún más. —¡Pero no te enojes, no te enojes! —reiteraba con insistencia. —¡Ya vete! ¡No me estés molestando! —¿Pero por qué ya te enojaste, si tu bien sabes que siempre vengo? ¿Por qué te enojas sin razón, si nada malo te estoy diciendo? —Ya te dije, por tu bien, ya vete. Si no te vas, allá tú sabes. Allá tú sabes si no te vas. Pues el señor no entendía y no entendía, porque él estaba viendo que era la misma mujer quien visitaba y no se daba cuenta que ya era otra. Él estaba viendo que era ella con la que siempre comía. Pues no la dejaba y no la dejaba, y cada vez se le acercaba más. Ya hasta quería abrazarla del cuello. De repente, ella se volvió enérgica hacia él y le mordió en la pierna

91


varias veces. ¡Era una nauyaca! ¡No era mujer! Ahí murió aquel señor, y cuando llegó el tirador, la mujer le dijo: —Mira, ahí está quien te estaba dañando. Por eso yo vine contigo, yo vine a cuidar de ti, vine a cuidar tu hogar. Yo no vine para hacerte cosas, burlarme de ti o a hacer otras tonterías. Vine porque me mandaron para que viniera a cuidar aquí. —¿Y qué le hiciste? —No le hice nada, sólo le di un pequeño rasguñón y se murió. Para que tú mismo te des cuenta que no te estoy engañando. Mira, ahí está tirado el que te estaba haciendo la maldad. —¡Utah! ¡No lo hubieras matado! —No, porque él ya no me dejaba y ya no me dejaba, por eso me hizo enojar mucho —dijo la mujer—. Me insistía y me insistía una y otra vez. ¿Que coma con él, que me abrace por el cuello, que me bese…? ¡Yo no iba a permitir que él me besara ni nada de eso! Para que tú puedas creer quién te estaba haciendo la maldad, ahí está. Aquí lo tienes. Yo vine a cuidar de ti, no me enviaron para que fuera como ella. Después, ellos lo enterraron, quién sabe cómo le hicieron, eso sí ya no se sabe, pero al cazador le entregaron al hombre que comía con su anterior mujer.

92



Wan nahon siwat nochipa yaya' atakwiti' wan kikaki' kinotsa' nahon akoni': —¡Sht! —kit kilia—. ¡Sht, sht!

94


IN XONOPOYOH Aurelia Rodríguez Hernández Kihtowah nahon se siwat kinkwia in tetagawan, ten teaxkawan katkah, nochipa yeh inwan inmemia'. Santahmahya tel kwalankeh in tesiwawan wan kitatakewihkeh, kinawalwihkeh. Wan nahon siwat nochipa yaya' atakwiti' wan kikaki' kinotsa' nahon akoni': —¡Sht! —kit kilia—. ¡Sht, sht! —kichiwilihtok. Wan kit kihtowa' nahon siwat: “¿Akoni nech notsa' wan amo nikitta'? Nochipa niwitsa niatakwiki' wan nochipa nech notsa' wan amo nikita'. ¡Akoni yaski'!”. Wan sepa yowi' atakwiti' wan sepa ihkon kinotsah. Santahmahya' yahki tayowak kochito' se tagaokichpil sa ixnehnextik nahon koyo'okichpil. Ompa iwan kochitoya', iwan kochitoya'. Ompa kemah kit kilia' in tagat in siwat: —Nochipa nimitsnotsa' wan amo keman tinechchiwa kwentah, nochipa ihkon nimitsnotsa' wan amo timokakkaneki'. —¡En! wan amo keman nimitsita'. Nochipa ni'ixnemi’ kan nechnotsah wan neh amo nimitsita'. —Ta neh nochipa nimitsnotsa' wan amo tinechita', amo timoixkwepa. Wan axkan ¿kenin tikmatis kan niyetok komo oksepa nimitsnotsa? —Amo nikmati kenin nimitsitas. —Axkan ten tikchiwatih xinechtahkoilpi' ika se chichiltik tasal, ika se chichiltik tasal xinechtahkoilpi' wan ihkon tinechitas kan niyetok. Melaw kitahkoilpih ika nahon se liston, tel weyak in liston ika kitahkoilpih wan kemah yahkiya', yahkiya'. Kitstok okichpil, melaw tagaokichpil. Ompa kemah in siwat sepa yahki' atakwito mostika', sepa kikaki' sepa kinotsa', “sht”, kit kihtowa' nahon akoni'. 95


—Kan nechnotsah komo ihkon. Axkan nikixtemoti' nikitasya', nikitasya' wan niktahkoilpih. Tamo kita’, ihkwin wilantok in liston, ihkwin yahtok, yahtok, yahtok wan ahsi' tahtamiti itech in xonokwowit. Ompa iwtok, tatahkoyan in okseki okwilimeh pilkak ¡takah, takah xonopoyoh! Tel kwalanik in siwat keman kitak wan kixmatik takah xonopoyoh katka' in okichpil wan nipa' ipa iwan kochikya'. Kwito imacheteh wan kintsohtsontekik nochin in xono'okwilimeh ten ompa pihpilkayah, wan nahon ten tahkoilpitoya kitelpapayatsak, tel kwalanik, kitamipayanak. Maski kimiktih yeh ipa mokokoxkatalihya', ipa kokoxkehya'. Wan keman on olinikya' kipiatiya', kimpiatiya' ne ipilwan, takah tel miakeh. Olinitoya wan tel tsahtsi' in siwat, kemeh tel tsahtsi', tsahtsi'. Kinotsatohya' in pilmachakeh mah ki'itati' wan yahkiya'. Kita' in siwat nochi xonopoyohmeh in pewkeh kisah. Sa kokoyokah nochi okwilimeh, wan kisah, wan kisah, wan kisah wan amo keman wel tamikisah. Wan kemeh ihkon kisentoka kistokeh kit kihtowa' in pilmachakeh: —Wan kenin nikchiwati' —kit kihtowa. No mowiya in siwat, sanok kita moyontokeh nochi okwilimeh. Wan in siwakokoxkeh tel tsahtsi', tak tsahtsi' nochi iwan mowi wan tak no kokowaya'. Ompa kemah kit kinnotsa', tanotsaya' in pilmachakeh sanok ki'ita' nochi okwilimeh. Nochin mosentilihkehya' wan kitetsawitahya' kenin nahon ihkon mochiwak. Kwitoh gasolina wan kitekkeh nochi sen kaltsintah. Nochi kampa yetoya' in siwat wan in okwilimeh kitetekkeh wan kintikwiltihkeh. Kinchichinohkeh nochi ika in siwat tatak, nochi ika in kalli'. Tami tatakeh. Nahon siwat ihkon mochiw kihtowah takwalantih, on amo moyokolih. Yehika nahon okwilimeh kimpiak wan no yehika kichichinohkeh. Nahon okwilih motokito iwan amo moyokolih, ta on no titanilok. Tatakeh wan ompa tatamik. 96


EL GUSANO DE JONOTE Aurelia Rodríguez Hernández Dicen que una mujer andaba con hombres que eran esposos de otras mujeres. Ella andaba con ellos y, por esa razón, las esposas estaban muy enojadas. Según dicen, le mandaron a hacer un trabajo. Le hicieron brujería. La mujer siempre iba a traer agua y, en una ocasión, escuchó el llamado de alguien: —¡Sht! —le decían—. ¡Sht, sht! —se escuchaba. Entonces, ella pensó de esta manera: “¿Quién me llama, si no veo a nadie? Siempre que vengo a traer mi agua siempre alguien me llama —se decía— y no veo a nadie. ¿Quién será?”. Otro día, de nuevo, fue a traer su agua y volvió a escuchar el bisbiseo. En una ocasión, por la noche, llegó a su casa un koyookichpil5, un muchacho de ojos grises que no era del pueblo. Ahí se quedó a dormir con ella. Entonces el muchacho le dijo: —Siempre te llamo y nunca me haces caso, te llamo y no me haces caso. —¡Ah!, ¿sí? Yo no te he visto. Siempre busco a mi alrededor para ver dónde me llaman y no te veo. —Pues yo siempre te llamo y no me ves, no me haces caso. Y ahora ¿cómo sabrás dónde estoy? —Pues no sé qué hacer para que pueda verte. —Pues ahora, para que me veas, amárrame a la cintura un listón, listón rojo y así me verás dónde estoy.

5

Se denomina koyot a aquella persona que no forma parte de la comunidad, especialmente los mestizos hispanohablantes. Koyookichpil, koyot, “mestizo”; okichpil, “muchacho”. Muchacho forastero y bien parecido. (N. del E.).


Entonces, dicen que así fue: le amarró a la cintura un listón largo, rojo. Después, el muchacho se fue de ahí. La mujer lo estaba viendo en forma de muchacho, de joven. Después de amarrarlo con el listón, al día siguiente, ella fue de nuevo por su agua y escuchó nuevamente el llamado de alguien: —¡Sht! —se escuchó entre los arbustos. “¿Dónde me llaman? —se dijo—. Voy a buscar alrededor. ¡Ya podré verlo porque ahora lo amarré con un listón!”. Entonces, vio en el suelo un listón largo, largo, que continuaba hasta llegar al árbol de jonote. Hasta ahí llegaba el listón y él ahí estaba, en medio de los demás xonopoyos. ¡El joven era un xonopoyo! Estaba pegado en medio de los demás gusanos. Cuando la mujer lo vio, se enojó mucho, pues ella ya había dormido con él. Fue a traer un machete y trozó a todos los gusanos, a todos los que estaban en el árbol. Y al que tenía la cinta a la cintura, lo macheteó con tanta violencia del coraje que sintió. Aunque lo terminó de despedazar, ella ya había quedado embarazada. Entonces, el día que comenzó con sus malestares del parto, cuando ya iba a dar a luz, comenzaron a salir de ella muchos gusanos. La mujer gritaba mucho. Las personas que se encontraban ahí, llamaron a la partera para que la fuera a ver y la auxiliara. Pero ella vio que salían puros gusanos, puros xonopoyos. Comenzaron a salir muchos, todos eran xonopoyos y salían y salían y salían… y no paraban de salir, no terminaban. Entonces, la partera se preguntó: “Y ahora, ¿cómo le voy a hacer?”. La mujer también tenía miedo al ver que en el suelo ya pululaban puros gusanos. Gritaba mucho, probablemente de miedo y de dolor. Entonces, la partera llamó a la gente del pueblo. Se juntaron varias personas y se sorprendieron de aquel acontecimiento. Dicen que ellos fueron por gasolina y la echaron alrededor de toda la casa. También les rociaron a los 98


gusanos y donde se encontraba la mujer. Luego le prendieron fuego. La mujer se quemó; la quemaron junto con la casa. Todos se quemaron. Dicen que esa mujer hizo enojar a las esposas de los hombres, por eso le sucedió esa desgracia. Ese animal que se le acercó a ella no fue por casualidad, dicen que fue enviado. Después de que se quemó, ahí terminó todo.

99


Kimakakeh in tatsiw itaken in kwixih wan kixtih itaken in tatsiw wan kipanoltilih yehwaya' in kwixih.


IN TATSIW WAN KWIXIH Celestino Hernández Sánchez On wehkawya' kihtowah yetoya se tagatsin wan amo kinekia tekitis, kitatsiwiliaya. Mewaya in siwatsin kwalkan, kitixiliaya' wan kimakaya' itaxkal mah yeh ika nepantah takwa, ta ne tagat kihtowaya tekititok. Wan amo melaw tekitia' ta sayoh moontekaya ekawilah, moontekaya' kwowtampa. Tiotaki' kita orahya yas ichan, yowiya ichan. Wan on amo melaw tekitik. Keman onkayaya in elot, kihtowa isiwatsin: —Axkan tiaskeh tinechtanextilitiw kan titekitik wan no niktekitiw in elot. ¡Onkasya', wan nowian onkakya' in elot! Ten kichiwak yehwa, kemeh amo kanah tekitia' ta sayoh moontekayasah, onkochiasah, kitanextilito temilah: —Nikan nitatokak. —¡Ah pos kwali'! ¡Onkak in elot! —kihtoh in siwat samowelita'. —Kemah, ¡kwali motachiwak! —Komo ihkon, axkan nikan niwalas wan niktekikiw. —Kema, ta nikan xiktekiki'. Se tonal ahsik moyolew in siwatsin kikwik imorraltsin wan iwapotito wan yahkiya elotah. Ompa nentoya kitektokya in elot wan kiahsito' aken ompa italpah, pewak kiilia: —Weno wan ¿akoni mitsnawatih xikteki in elot? —¡Ah! ta yehwa no… notagaw —mowkatanankilih in siwatsin—, nikan nechtanextiliko', kihtowa nikan tekitik.


—Amo melaw, nikan neh nitatokak, nikan neh nitekitik. Komo tikneki tikmatis kan tekitik yehwa, nimitstanextiliti kampa nochi tachipawalah kwaltsin, kampa walaya kochikisah. Amo melaw tekitia'. —¿Wan ne komo ihkon, nech kahkayaw? —Kemah mitskahkayawtok, amo melaw yeh iaxka'. Kemah ihkon mokwepak in siwatsin moixsohsowtiw. Amo kikawilihkeh mah kwalkwi nahon elot, ihkon mokwepak. Wan nahon tagatsin kisentokaya kemeh ipa', amo melaw tekitia'. Ahsik se tonal, kampa wetstoya', amo wehka mopiloto se kwixih, wan pewak tsahtsi. Wan yeh ne tagat wetstok kwowtampa kampa kwaltsin ekawtah wan kwalaniya, wan ne kwixih pantsahtsitok. —Amo xi nech kwehso', ta teh amo owih timotekipanowa' wan neh moneki mah nitekiti' wan nitakwas, wan neh amo nikneki nitekitis. Nitatsiwi', niktatsiwilia in tekit. Yehika nikan niwitsa nimosewiki'. —Ta no ihkon tehwan, mostah nakat tikwah wan no tiyolxokihyayah, akmo no tikwasnekih, —tanankilih in kwixih. —Amo', neh nikwaskia maski mostah in nakat komo ihkon. —Komo tikneki', komo tikwaskia no in nakat, komo tikneki titapatah ika totaken. —¡Andale komo ihkon, mah titapatakan! Nechmaka motaken wan neh nimitsmaka notaken. Melaw tapatakeh. Kimakakeh in tatsiw itaken in kwixih wan kixtih itaken in tatsiw wan kipanoltilih yehwaya' in

102


kwixih. Ompa kemah yeh mochiwak cristiano, mochiwak tagat. Wan ten onkochiasah yeh mochiwak kwixih. In kwixih melaw kihyowiaya' amo takwaya'; walaya tonal amo takwaya wan kwelitakya' mochiwak tagat. Ne yeh kemeh pewak tekiti' in siwatsin kiontamakayaya'. Keman motentalihkeh, amo nimantsin momakakeh intaken, ta mostikaya'. Ihkon, in tagat kinawatih iwatsin kan kitamakatiw. —Mosta tinechtamakatiw ompa kampa nitekititi', ihkon tikmatis kan niyoyow. —¡Ah! Kemah, niyas komo ihkon, nimitskawilitiw motaxkal. Ne yahki kitamakato' yeh ten katka kwixih, melaw yeh pewak tekiti', wan in siwatsin amo kimatik. Kiitta' yehwa', ahsitok yehwa' ten ipa itagaw katka'. In siwatsin amo kimatik wan ihkwin kinemilih: “melaw tekiti' in tagat”. Kichiw kemeh eyi tonal, kox chikweyi tonal wan yahki nahon kwixih kiahsito' kampa tekititok in tagat ten katka kwixih wan kit kilia: —Cabrón, tinechkahkayaw, ¡neh kipia eyi tonal amo nitakwahtok! Axkan, okachi kwali xinechmaka notaken wan nimitsmaka notaken wan okachi kwali, kachi kwali nitekitis. —Amo. Titapatakeh titapatakeh, neh nikwelitstok nitekiti', amo niktatsiwilia'. Teh amo titakwa' tak amo tikmati keniw titakitskis. ¡Neh miak nakat nochipa nikpiaya'! ¿Wan keyeh teh amo titakwahtok? —Nochi nimosenwitstsahtsayanya'. Kampa niwetsiti', ten nikitskisneki', keman neh niwetsiti ompa', yahkiya', cholohya'. ¡Amo wel nikitskia keman tey!

103


—Amo tikmati kenin titakitskis ta ika nahon tekit amo owih se motekipanowa'. Se sakiawilohtok nakat, yehika neh akmo nikwelitstoya', mostah nakat nikwaya', mostah. Akmo kinekik, ten katka kwixih akmo kinek kitemakas itaken, ta yeh kwelitakya mochiwak tagat. Ne maski tekiti', ahsi nepa nepantah kikawilitiya itaxkal in siwatsin. Kontentoh takwa in tagatsin. Melaw ixwitok wan amo keman kimatik in siwatsin kox amo yeh itagaw ne aken kiontamakaya', ta yeh ki'itaya' yehwa i’ixko ne ten ipa itagaw katka', wan amo kimatik kox katka kwixih. Pewkeh mopiahya'. Okachi pewkeh motasohtahya' wan kemeh tekitiya' in tagat in siwatsin no mowelitakya'.

104


EL HOMBRE FLOJO Y EL GAVILÁN Celestino Hernández Sánchez Hace mucho tiempo, cuentan que había un señor a quien le daba flojera trabajar. Su esposa se levantaba muy temprano porque el señor la engañaba diciéndole que trabajaba. La señora le hacía sus tortillas, le daba de comer y le ponía su itacate para que comiera a medio día. Pero el señor no trabajaba; cuando llegaba al campo, buscaba la sombra de un árbol y se tendía ahí todo el día. Así esperaba la tarde para regresar de nuevo a su casa. Luego, llegó la temporada de elotes y la mujer le dijo al hombre: —Ahora me vas a llevar a conocer el lugar donde has estado trabajando para ir a cosechar elotes porque ya debe haber. ¡Ya hay elotes en todos lados! Pero como el señor no trabajaba, sino que solo se iba a dormir en el campo, llevó a su mujer a una milpa ajena. Allá le dijo: —Aquí sembré. —¡Ah, bueno! ¡Hay mucho elote! —dijo emocionada la esposa. —Sí, ¡hay bastante! —Pues a partir de ahora aquí vendré a cosecharlos. —Está bien, ven aquí a cortarlos. Un día, la señora decidió ir a la cosecha de elotes. Agarró su morralito, su machetito y se dirigió hacia el lugar donde su esposo le había dicho que cortara los elotes. Cuando


estuvo en el lugar, la fue a alcanzar el dueño de la milpa y la encontró cortando elotes. El hombre le dijo a la mujer: —Bueno, ¿quién te dio permiso de cortar los elotes? —Pues él, mi… mi esposo —respondió ella titubeando—. Él me enseñó este lugar diciéndome que aquí había trabajado. —Eso no es cierto, en este lugar sembré yo. Aquí sólo yo trabajé. Si quieres saber dónde trabajó tu esposo, te lo voy a mostrar. Ahí donde ves todo limpio, ahí se venía a dormir. De veras no trabajaba. —¿Entonces me engañó? —Sí, te ha estado engañando y este lugar no le pertenece. Así se regresó la señora avergonzada, con las manos vacías porque ya no la dejaron que se llevara esos elotes. Así se fue. Aquel señor seguía igual, no trabajaba. Un día, llegó un gavilán hasta donde se encontraba acostado el hombre; ahí cerca se fue a posar y empezó a chillar. El señor, que se encontraba dormido bajo la sombra del árbol, comenzó a molestarse. El gavilán siguió chillando desde lo alto del árbol. Después el hombre, ya enojado, le dijo: —No me molestes porque tú no tienes dificultad para conseguir tu alimento; en cambio yo tengo que trabajar para comer y no me agrada. Me da flojera el trabajo. Por eso vengo aquí solamente a descansar. —Pero no es así como dices, es igual lo que nos sucede a nosotros. De tanto que comemos carne, ya estamos asqueados, ya no tenemos ganas de comerla —respondió el gavilán. —¡Ah! ¡Pero yo sí me la comería!

106


—Pues si tienes ganas, si te gustaría comer carne, te propongo que cambiemos nuestra ropa —continuó el gavilán. —¡Pues ándale, intercambiemos! Dame tu ropa y yo te doy la mía. Dicen que así sucedió. Intercambiaron de ropa: el hombre flojo se puso la ropa del gavilán y la de él se la pasó al ave. El gavilán se hizo cristiano, es decir, humano y el dormilón se convirtió en gavilán. Como éste pasaba muchas hambrunas porque había días que no comía, el ave se alegró mucho de su nueva suerte, pues desde que él comenzó a trabajar, la señora le llevaba comida al campo. Cuando el gavilán y el flojo hicieron el compromiso, no cambiaron de inmediato sus trajes, sino hasta el día siguiente. De esta manera, el hombre flojo dio indicaciones a su mujer para que le llevara comida a su trabajo: —Mañana me llevarás de comer a mi trabajo para que conozcas el lugar donde estaré trabajando. —¡Ah, bueno! Si es así, te llevaré tus tortillas. Cuando la señora fue a llevar la comida a quien pensaba que era su esposo, ya no era él. En realidad, fue a dar de comer al que antes había sido gavilán. La señora lo vio muy parecido a su esposo en todo, hasta en el rostro. Al ver la mujer a su esposo, pensó: “¡Ahora sí, de veras trabaja!”. Pasaron alrededor de tres u ocho días y nuevamente fue el gavilán a donde estaba trabajando el hombre que antes había sido gavilán, y le dijo: —¡Cabrón, me engañaste! ¡Llevo tres días sin comer! Ahora mejor regrésame mi ropa y yo te devuelvo la tuya. Yo mejor me voy a poner a trabajar. 107


—No, el intercambio ya está hecho. A mí me está gustando trabajar y no tengo flojera. Tú no comes porque no sabes cómo, ¡si a mí hasta me sobraba carne! ¿Cómo es que tú ahora vienes a decirme que no has comido? —Pero es que ya estoy todo arañado de espinas porque cuando caigo para atrapar, mi presa ya se ha ido. Se me escapa. ¡No puedo atraparla! —¡Ah! Pues porque no sabes cómo cazar —le respondió con sorna—. Se puede vivir de eso muy fácilmente, hasta hay carne de sobra. Por eso yo ya estaba muy aburrido porque comía carne todos los días. El que había sido gavilán ya no quiso regresar el traje porque estaba muy a gusto. Además, aunque tenía que trabajar, llegaba el medio día y la esposa le llevaba sus tortillas. Comía contento y siempre estaba satisfecho, la señora nunca se dio cuenta que no era su marido. Ella lo veía igual que su esposo anterior, muy parecido en el rostro, por eso nunca se dio cuenta que en realidad ese hombre era un gavilán. Después, con mayor razón, vivieron felices porque juntos ya estaban. La mujer estaba muy contenta pues su esposo se había vuelto muy trabajador. Ya tenían qué comer, ya no sufrían. Y el otro, como sólo se iba a dormir y era un flojo, se quedó convertido así, en gavilán.

108



Wan nehin tagat amo kwali' kiyahki, yeh amo welik mopatatiwetsik.


CHAWATI TAGAT Celestino Hernández Sánchez Kihtowah achto, ne wehkaw, sekimeh tokniwan weliah mokwepayah okwilimeh. Kihtowah wehkaw miakeh tagameh tetekitiliayah nahon kan, miakeh tekitiah, wan nehin se tagatsin pewkeh kikahkayawah, pewkeh kemeh yaskia kinexikoliah. Yeh mostah yaya' kwika' kwali', kwali' tapalol itekipah, amo keman kwika' ika emoltsin, amo keman kwika' ika chiltsin, ta kwika' kwali' tapalol. Kemansa totolnakat, kemansa kwika' pionakat, kemansa ichkat, tenya onkas nakat kwikaya' in tagatsin. Santahmah pewkeh ki'itah itekitikaikniwan, yeh amo keman, amo keman kwika' iwki itaxkal, nochipa kwika' ika kwali' tapalol, wan pewkeh kiiliahya: —Weno wan teh keyeh, keyeh tikwalkwi' nochipa ika kwali' tapalol motaxkal wan tehwan no titekitih nochi in semana wan amo tech ahsi'. Nochipa tikwalkwih, pos no tikwah keme on nakatsin ahachichi', amo semi mostah wan teh tikwalkwi' nochipa kwali' tapalol, wan no ihkon tiktani' kemeh tehwan tiktanih. —Pos amo nikmati —kihtowa' ne tagatsin—, ta neh niahsi' nochan wan nosiwatsin nech maka' notapalol nochipa nakat. Komo amo pionakat, totolnakat, komo amo totolnakat, ichkanakat, wan nochipa ihkon. —Pos nahon amo melaw iselti yetos. On sanok tiwalewa', yaski okse kipias wan yeh kimaka' tomin wan ika takowa', yehika kipia' nochipa kwali tapalol.


Sayoh kiliah wan kiiliah ihkon itagaikniwan, santahmah ehkok ikalihtik kwalantiwits wan kilia' isiwatsin: —Teh acha yaski tikpias okse tagat, ihkon nechiliah notekitikaikniwan. Kihtowah, yehwan amo keman kinahsi intomin ten ika kowaskeh tel kwali' tapalol, wan neh nochipa tinechmaka' notaxkal ika nakatsin. —Entos ihkon mitsiliah. ¡Ah! ta komo tikneltoka', xikneltoka', ten kemah neh ipa' ihkon Dios nechkawak mah nikwa' nochipa nakat. Santahmah ahsik tonal okachi yoltepitsin in tagatsin, okachi kwalani'. Sepasah no yolahsik in siwatsin wan no kinankilih: —Komo semi tikneki' tikmatis kenin neh nochipa nakat nikwa', wan nochipa nakat nikpalowa', komo tikneki' tiowih. Tiowih kampa neh nikinkwiti' in tapialmeh. On kemah, teh tiati' nimitswikati' wan ihkon tikmatis kenin nikchiwa'. —Tak nias komo ihkon. ¡Tiowih! Melaw kwikakya itagaw, ahsitoh motokitoh ne kampa yetok se kalli' wan ompa yetokeh miak tataman okwilihmeh: ichkameh, totolimeh, piomeh. —Axkan kemah —kit kilia' in siwatsin in itagaw—, ximotsonkwepa' moixpankopa' wan mokwitapankopa' chikome viaje, wan ihkwak timokwepas se weyi titekwani, ihkwak kemah xikita' in ichkat ten okachi weyi wan yeh xiktilanati'. Keman tsahtsikeh in itskwimeh oso kintaoskawiltiskeh, teh ipa tiahkotsikwinikya' wan tiahkiya', tikwikaya' in ichkat, oso se wewehcho o tenya ten tikitskih. Melaw in siwatsin no ahsik ompa wan motsotsonkwepak chikome viaje i'ixpankopa' wan ikwitapankopa'. Sayoh kemeh in siwatsin ipa ihkonya 112


kwalkwia' itonal amo tey molwih. Keman ompa ahsia' achto kitekia' pesma', wan kwikaya' se weyi chikiwit. In tapial ten kionkitskiaya' ompa kipankalakihtiwetsi' itech in chikiwit wan kipantaliaya' in pesma. Maski kiahsitih in dueños amo tey kiahxilitih. Kemansa keman kionahsiah kiliayah: —Wan tehwatsin, ¿xa tikitak se okwilih nampon? ¿Xa panok nikan? —Amo, amo tey nikitstok —tanankiliaya' ixchikawak, wan yeh kiyeyektalihtok nahon pesma' wan kipansasalohtok itech ichikiw. Ompa kipantihtiltalihtok in pesma'. —Amo tey nikitstok —sepa tanankilia'—, ta neh no yekin niehko' ayamo semi wehkawa' nikan niyetok. Neh nikwiko nehin pesma. —¡Ah! Ta yekintsin kwikak nowewehcho se tekwani' —Pos amo nechpanowihtok.

tey

nikitstok

nikan,

amo

tey

Wan amo', ta yehwasah in siwatsin katka'. Yehwa' mochiwaya' tekwani'. Motsotsonkwepaya' wan mochiwaya' okwilih, wan keman kwitiya se tapial oksepa miakpa motsonkwepa wan mopata', oksepa siwatsin ihkatok. Wan nehin tagat amo kwali' kiyahki, yeh amo welik mopatatiwetsik. Mopatak tahkosah; ikwerpo mochiwak tagat, sayoh i'ixko ihkon mokawak okwilih. —Kitasah —kilia' isiwatsin— wan axkan ¿kenin niyati wan amo wel nikpata' noxayak? —Yekintsin ihkonya', yehika amo keman xikneltoka' toni mitsiliah motagaikniwan, nehwa amo akah nikwikatinemi, neh tikitakya kenin nikitskito' in tapial. Neh ipa ihkon Dios nechkawak mah nitakwa' mostah ika kwali' takwal. Axkan teh mitskahkayawah motagaikniwan keman 113


mitsiliah nikpia' okse. Amo nikpia akah. Xikitasah teh amo tiwelik titakitskih. Axkan teh tak yolik ximotatihtiw tiahsis in kalihtik. Kichiwak kaxtolamah amo kanah kisaya', kenin kisati' wan i'ixko ihkon okwilih wan sayoh ikwerpoh tagat. —Wan axkan —kitkihtowa in tagatsin, tanemiliaya' amo weli mokixtilia' nixayak—, ¿kenin nikchiwas? —Axkan xikcha' kan mochiwa' se ilwit, wan keman telmihtotihtoskeh ihkwak ompa no xow. Tikalaktiwetsitiw teh amo moneki titanotstos, ta teh tikalakiti' wan no pewa timihtotia'. Timokalakia' tatahkoyan wan pewa' timihtotia', wan miak kwelitas moxayak. Mitsilwiskeh xikintanewti', ihkwak timokixtilis, timokixtilihtiwetsi' nahon xayak wan tikpanoltililia' okse, wan teh tikisa' kalah, amo ompa xi'ihkato'. Ihkon melaw kichiwak, nahon kan mochiwak se ilwit wan onkaya' wapango. Ihkwak ompa kalakito'. Yeh amo moneki akoni iwan mihtotis ta yeh pewak mihtotia' kampa in oksekin. Se wan okse kihtowa': —¡Nech tanewti moxayak! ¡Nech tanewti moxayak! Amo nochi wel kiinmakak nahon xayak, mokixtilih, welik mokixtilih wan kipanoltilih okse mihtotihkeh wan sepa kistikis kalah. Ihkon kixtih, kixtih ixayak wan mochiwak oksepa tagat i'ixko'. Aken kimakak in xayak amo se kimati kenin mochiwak, kox ompa ika mokawakya' itech oso kox yeh kemah welik kikixtih.

114


EL HOMBRE DESCONFIADO Celestino Hernández Sánchez Dicen que hace mucho tiempo algunas personas podían convertirse en animales. También los hombres trabajaban en terrenos ajenos, ahí había muchos trabajadores. A uno de ellos comenzaron a tenerle envidia porque siempre llevaba buena comida. La esposa de ese trabajador nunca le ponía tacos de frijolito o con salsa, sino que siempre llevaba carne. Algunas veces, llevaba carne de guajolote. En otras ocasiones, le ponían carne de pollo o de borrego. Bueno, lo que hubiera, pero al señor no le faltaba carne en el itacate. En una ocasión, comenzaron a decirle: —Bueno, ¿y tú por qué siempre traes tu tortilla con buena comida? Nosotros también trabajamos toda la semana y no nos alcanza. No traemos carne todos los días. Pero tú siempre traes carne y también ganas igual que nosotros. —Pues yo no sé —respondió aquel señor— porque pues yo llego y mi señora me da mi comida. Siempre, siempre, si no es carne de pollo, carne de guajolote, si no es carne de guajolote es carne de borrego, pero así ha sido siempre. —Pues no ha de ser cierto que ella esté sola. Cuando te vienes, seguramente tiene a otro y él le da dinero. Por eso compra con eso y te da de comer siempre cosa buena. Pues de tanto que le decían sus compañeros, el señor ya llegaba enojado a su casa y le decía a su mujer: —Seguramente tú tienes otro hombre. Así me dicen mis compañeros porque a ellos nunca les alcanza su dinero para comprar carne y a mí siempre me pones en mis tacos.


—Ah, ¿sí? ¿Así te dicen? ¡Ah! Pues si quieres creerles a ellos, allá tú. Pero yo de por sí así traigo ese don. Dios me ha dado el don para que coma bien, para que coma carne. Después, llegó el día en que se ponía más delicado el señor, ya se enojaba más. Entonces la mujer se desesperó y un día le respondió a su esposo: —Bueno, pero si de veras quieres saber por qué yo siempre como carne y siempre estoy saboreando carne, si quieres ¡vamos! Acompáñame para que veas cómo yo le hago. Eso sí, vas a ir. Voy a llevarte para que te des cuenta. —Pos voy a ir, si es así voy a ir. ¡Vamos! De veras la mujer se llevó a su esposo. Llegaron cerca de donde estaba una casa y tenían unos borregos, totoles y pollos también. —Ahora sí —le ordenó a su esposo—, haz siete maromas al derecho y siete al revés y, entonces, te vas a convertir en un tigre. Mira el borrego más grande. Ese es el que vas a jalar, pero cuando ladren los perros o te los echen, tú ya brincaste, ya te fuiste, ya te llevaste el borrego, el guajolote o lo que sea que atrapes. Pues de veras, hicieron siete maromas al derecho y siete al revés, así como ella había dicho. Pero pues como la mujer ya de por sí así traía su tonal, como dicen, antes de llegar allá ella ya había cortado con anticipación su pesma y llevaba un chiquihuite muy grande. El animal que ella atrapaba inmediatamente ahí lo escondía y encima colocaba unas hojas de pesma. Aunque los dueños la llegaban a encontrar, nada le descubrían. A veces le preguntaban: —Bueno señora, ¿usted no vio un animal que a lo mejor pasó por aquí?

116


—No he visto nada —respondía con seguridad, pero ella estaba acomodando ese pesma, colocando uno sobre otro dentro de su chiquihuite. —¡No he visto nada! —volvía a decir—, si yo también vengo llegando, todavía no tiene mucho rato que estoy aquí. Yo vine a traer este pesma. —¡Ah! Pues hace un instante el tigre se llevó mi guajolote. —Pos yo no he visto nada por aquí. Por aquí no ha pasado ningún animal. Y era ella. Aquella mujer se convertía, podía transformarse en tigre. Hacía maromas y se convertía en animal, y ya cuando agarraba su presa, inmediatamente volvía a hacer maromas y nuevamente quedaba en pie en forma de mujer. Y a este hombre lo que le pasó fue que ya no pudo transformarse rápidamente. Se cambió de su cuerpo, se hizo humano, pero su rostro se le quedó de animal. Así animal se quedó aquel hombre. —¡Mira! —le dijo a su mujer— ¿Y ahora cómo me voy a ir? ¡Ya no puedo quitarme esta máscara! —Pues ni modo. Por eso nunca creas todo lo que te digan los demás hombres porque yo no ando trayendo a otro. Tú ya has visto cómo he ido a atrapar al animal. Dios así me dejó para que yo coma a diario carne y no coma nomás pura tortilla. A ti te han vacilado tus compañeros de trabajo haciéndote creer que tengo otro hombre. Yo no tengo ningún otro. Que te quede claro que Dios me ha dado el don para que pueda atrapar animales y nunca sufra de comida. Mírate tú que no pudiste. Para que ahora puedas llegar a la casa tendrás que regresarte despacio, pero escondiéndote de la gente.

117


Alrededor de quince días tardó sin salir a ningún lugar, porque ¡cómo iba a salir con su rostro así de animal! Parecía como si tuviera una máscara con su cuerpo de humano y su rostro diferente. —¿Y ahora qué voy a hacer? —decía el señor preocupado porque ya no podía recuperar su rostro. —Pues ahora —le dijo su esposa—, espera a ver dónde se hace una fiesta y en el momento en que todos estén bailando, entonces entra inmediatamente ahí. Tú no necesitas llamar, tú te metes y también comienzas a bailar. Vas a entrar por en medio para que todos te vean. A muchos les gustará tu máscara y te la pedirán prestada. Entonces quítatela inmediatamente y pásasela al otro y luego, luego tú te sales. No te vas a quedar ahí parado esperando. Pues dicen que de veras así le hizo. Otro día en un lugar de por ahí se hizo una fiesta y estaban tocando música de huapango. Ahí se fue a meter. Él no buscó su pareja, comenzó a bailar donde había muchos zapateando. Uno y otro le decían: —¡Préstame tu máscara! ¡Préstame tu máscara! Pues no a todos les pudo dar porque sólo llevaba una. Hasta entonces se la pudo quitar. Inmediatamente se retiró la máscara de su rostro, se la pasó a otra persona y entonces corrió hacia fuera. Solamente así pudo recuperar su rostro humano. Ya no se supo más del hombre que se quedó con la máscara y tampoco si se le quedó así para siempre o si pudo quitársela. Eso ya no se sabe. Pero el otro señor, por fin, se la retiró de su rostro.

118



Kalakito' tatahkoyan wan pewak mihtotia' wan no okachi mihtotiah in oksekin.


SE WEWENTON Francisco Cruz Hernández Nahon keman ahsi tamanalis, wehkaw semi taneltokayah in toweyitahwan. Yehwan kipiayah nahon taneltokalis semi chikawak. On ihkwak sekin mochihchiwayah wewentomeh, tachihchiwayah inkalihtik, kimanayah kwowkamoh, kichiwayah tamal, totolih kichiwayah mole. Wan kemah tiotakpaya' weyitamanalis kisayahya' in wewentomeh, miakeh wewentomeh, sempowal, sempowal wan mahtak; xihxiwtika nochipa ihkon katka'. Wan sepaya' yetoyah itech se kali miakeh mihtotianimeh. Sekin tatsotontoyah ika violin wan ika guitarra, senkah kwaltsin mihtotihtoyah in wewentomeh inxahxayak nochi kwowit katka. Amo kwetax kemeh yekintsin halowin newin ahkopa' Estados Unidos, ta nochi masewalxayak. Yehwan kinehnemiliayah kenin motahtakentiayah, sekin ika koxtal, ika san tehtenya'. Wan nahon tokniwan mihtotihtokeh, melaw tapolohtokehya kemeh mihtotihtokeh. Takah se in wewenton mochikotalih ipa metsiowikya, sepasah kita', kalakiti' se in wewenton tel pitsotik in takeneh, tel pitsotik in takeneh in nahon wewenton. Kalakito' tatahkoyan wan pewak mihtotia' wan no okachi mihtotiah in oksekin. Takah yeh in amo kwali'. Wan in wewenton ten kiitak kalakito' yeh kiyektalihtoya' itekak, kiwehkaixitak wan takah amo kwali mochiwak': yeh itech mokawak in xayak. Mokawak, mokawak i'ixko' nahon xayak wan kikwik totonik. Amo wel mokixtiliaya'


mopepechoh i'ixko' on xayak. Kitemolihkeh tapahtianih, tapahtianih nahon ehekatapahtianih. Yehwanya kixtilihkeh, tamo yaya' mikiti'. Ihkwak kemah mowkehya nahon tatahmeh ten kisayah wewehyot. Wan takah nahon katka' yeh in nexikol in nahon kalakik, yeh in amo kwali'.

122


EL HUEHUE Francisco Cruz Hernández Hace años, en tiempo de Todos Santos, nuestros ancestros eran muy creyentes. Ahora todo eso ya ha cambiado por los celulares, la televisión, el sonido. En Todos Santos se vestían los huehues, adornaban el altar, ponían a hervir camote o yuca; hacían tamales, mataban guajolote y lo hacían en mole. Entonces, en la tarde de la fecha de la ofrenda grande salían los huehues a pedir tamalitos. Salían muchos, unos veinte o treinta. Así era de cada año. Pero en una ocasión, dicen que había mucha gente reunida en una casa. Todos estaban bailando con la música del violín y la guitarra. Estaban bailando muy bonito los huehues con sus máscaras de madera; no eran de hule, como ahora se imita el Halloween que se hace en Estados Unidos, sino eran máscaras originarias, masewalxayak. Se vestían, pero con disfraces auténticos, creados por ellos, hechos de costal u otro material que hubiese. Había muchos bailando en la casa, pero ya estaban muy alocados zapateando. Entonces, uno de los huehues se detuvo en una esquina porque ya estaba cansado de los pies y, de repente, que ve entrar a otro huehue vestido muy feo, pero muy feo estaba ese huehue. Se fue derechito hacia el centro y ahí comenzó a bailar. Pues entre más los huehues también bailaban con más ímpetu. Era el Amokwali, el diablo. Entonces, el huehue que lo vio entrar, desde donde estaba arreglándose el huarache, desde ahí le miró el rostro y le hizo mucho mal: la máscara se le pegó a él. Se le adhirió en


su rostro. Ya no se la podía quitar, se le quedó bien pegada y después a él le dio mucha fiebre. Para recuperarse y retirarse la máscara, tuvo que acudir a varios curanderos, de esos que saben de aires. Ellos pudieron despegársela del rostro de aquel pobre hombre porque dicen que estuvo a punto de morir. Después, los abuelos que salían de huehues comenzaron a tener miedo porque decían que ese que se metió entre ellos fue un malo, el Amokwali.

124



Tanikapa Xamikel achtopa se ahsis ne Sempoalat, wehkaw kihtowah ompa yetoya' se masa'achaneh.


TEKWANAT Herlinda Martín Rodríguez Aurelia Rodríguez Hernández Ista'at motanotsa' tani Xamikel Atlequizayan kampa mota'ateka keman kiowi i'ixpah in Cempoaltepet. Ohti Zoquiapan ten temowa' kwowtah Koyotan oso Chapolostok kwali' se ontacha'. Itech nahon at yolih chakismoyomeh wan kampa tetipiniah senkah teahwayotiah. Takwepyan kwohtah Zoquiapan ne Panoloyan, tepitsin achto se ahsis weyat Sempoalat se kiwehkaitta' okse achaw, yeh in Tekwanat. Ompa no mota'ateka' tani takwepyan Xamikel. Tanikapa Xamikel achtopa se ahsis ne Sempoalat, wehkaw kihtowah ompa yetoya' se masa'achaneh. Kihtowah, ne Xamikel kayomeh kichiwkeh in panteon semi tatenoh panitstok weyat wan kemah, keman nahon tokniwan pewkeh kintokah in mikemeh, nahon okwilih masat pewak kinkwa’. Kinkawatih kemeh axkan kintaltokatih wan kemeh mosta amo tey nesiok, ki'ihiyotilanakya in okwilih. On sepa kihtowah panok se padrecito, panok ompa wan sa achi kimetstilanah ikaballo, tekit motsakwilih, yehika' nahon okwilih okachi takwalantih. Kikwalantih in padrecito wan yeh kinnawatih in kiowteyomeh, tanawatih mah kixtikan nahon masat. Temokeh in kiowteyomeh kinekiah kitskiskeh wan amo welkeh, in okwilih chocholowaya'. Kiontemowayah ne Tekwanat wan amo kiahsiah, motatiaya'. Seko kalakia' wan seko onkisaya', chocholowayasah. Ihkon kitokatinemiah. Samtahmahya moyoyolchikawkeh in kiowateyomeh wan yehwan kitsatsakwilihkeh: sekin kalakeh


sen Tekwanat wan oksekin nepa Ista'at. Ihkon kemah kitskihkeh wan kitamotatoh ompa Xamikel tiopankaltenoh. Nahon tagat kihtowah katka tetonal. On yeh kinekia' motalis nepa Ixtepetl, mero tatahko tiopah kinekia motalis wan kinilwito ten ompa tahpiah tiopan mah kawakan mah ompa' mochanti'. In tiopantahpianih kiyeknankilihkeh, in komo ihkon mah ompa mokawa', sayoh yehwan amo kimatiah kox okwilih, yehwan moliayah xa melaw tagat. Kinankilihkeh kwali, kawkeh mah ompa' mokawa' wan pewak mota'ateka tatahkotiopah. Yehika kilwihkeh okachi kwali' mah moahchiwa', mah amo ompa yeto', mah mahchiwa' in tiopantsin. Ihkwakya yahki nepa tailiah Ista'at wan ompa kichiwato' ichan. Kwaliya mah ompa yetoni', amo kwali kinemilih mochanchiwis ohkan, ne Ista'at wan Tekwanat. Keman yetoya Tekwanat tel amo kwali tachiwak, ompa kinkwaya' in mikemeh ten yankwik kinontokayah wan no kinkwaya' kwokwowkonemeh ten ompa motokiayah. Yehika senkah takwalantih wan no yehika' ihkon kitokaitihkeh nahon at kampa yeh motatiaya': Tekwanat.

128


TEKWANAT Aurelia Rodríguez Hernández Herlinda Martín Rodríguez El Ista'at —agua salada— es una laguna que se forma durante las temporadas de lluvia en las tierras bajas del pueblo de San Miguel Atlequizayán, frente al cerro Cempoaltepetl. Puede observarse el lugar desde Zoquiapan en el trayecto del camino que conduce hacia Coyutla o Chapolostok. Dicen que en ese charco grande nacen unos mosquitos muy pequeños que se conocen como chakismeh o jeje. La picadura de uno de ellos causa mucha comezón en la piel. No obstante, del otro lado de los ranchos de Zoquiapan, por el rumbo de Panoloyan, casi llegando al río Cempoala, se alcanza a ver otra laguna similar conocida como Tekwanat —laguna come gente—. Se trata de una laguna que se forma en la parte baja del otro extremo del pueblo de San Miguel. Ahí, en las faldas de la barranca que da hacia el río Cempoala, pero que aún pertenece al pueblo de San Miguel, dicen que hace muchos años habitó por esos lugares una mazacuate. Un día, los habitantes de esa comunidad habían construido su panteón en la orilla del pueblo, cerca de la barranca. Entonces, cuando los sanmigueleños comenzaron a sepultar a sus muertos, la víbora los empezó a comer. Dicen que enterraban el difunto como hoy, pero al día siguiente ya no había nada, pues el animal ya lo había succionado. Un día, por ahí pasó un sacerdote montado en su caballo y, en ese momento, él sintió una fuerza que desviaba las patas del animal sobre el que iba sentado y con trabajos pudo


detenerse. Después de ese acontecimiento, las personas de la comunidad y el sacerdote se molestaron. Por esa razón, fue éste último quien avisó a los rayos para que atraparan a la serpiente y, cuando los rayos bajaron para agarrarla, no pudieron, pues la mazacuate se iba de un lugar a otro. Cuentan que si los rayos la buscaban en el Tekwanat no la encontraban porque iba a refugiarse allá en el Ista'at, pero cuando iban a buscarla ahí, tampoco estaba, pues se iba al Tekwanat, su otra casa. Entonces, por más que la perseguían, nunca la hallaban en ninguna parte. Un día, le tendieron una trampa: unos entraron por el Tekwanat y otros por el Ista'at. Sólo así la encontraron, la atraparon, la mataron y la llevaron a tirar en el atrio de la iglesia de San Miguel. Pero ese animal era un tonal. Se trataba de un hombre que se quería quedar a vivir en medio de la iglesia del pueblo de Ixtepec. Ahí quería quedarse a vivir y un día pidió permiso a los cuidadores de la iglesia para que la dejaran ahí. Entonces, ellos se lo permitieron, pero no se percataron de que en realidad no se trataba de una persona común. Después de que la dejaron quedarse ahí, el agua comenzó a encharcarse en medio del templo. Fue entonces cuando los encargados le ordenaron que mejor se retirara porque ese era un templo. Por eso se mudó para el Ista'at, ahí se fue a vivir, lo malo es que hizo su casa aquí y allá, en el Ista'at y en el Tekwanat. Pero en este último era donde se comía los cuerpos enterrados y el ganado que pastaba en los potreros cercanos, por esa razón, hizo enojar a la gente. Desde entonces, se le conoce con ese nombre que significa laguna que come gente.

130



Wan kemeh miakeh ihkon kalakiyah itech nahon tekoyok kampa yetok in San Francisco, santahmah yahki se tagatsin wan kwito nahon xikaltsin chichiltik.


IAXIKAL SAN FRANCISCO Avelino Rodríguez Hernández Wehkaw miakeh yayah nikan kiliah Tepehikan yetok se tepet koyoktik, ompa kalakiyah wan kionohnotsayah in toSan Francisco. Kionnohnotsayah keman amo kiowia'. Yetoya se xikaltsin amo tel weyi' wan ahsih ne ten yowih kichiwatih oraciones wan nahon xikaltsin ompa aktoksah itech nahon weyi tekoch yewaltik. Keman kipewaltiayah resarowah, pewa mosentiliaya, mosentiliaya' in at. Wan komo tahko walahtokya' itech nahon tekochtsin kisayahya', kisayahya' in tekonihtik wan kalah, mochihchiwtokya' in mixti'. Sayoh nahon se tokniw kalakito', no yahki kichiwato in oraciones wan kichak mah temi' in tekochtsin. Keman kisak ne tepehihtik mochiwtokya in tetsawit, akmo wel yahki ichan, mochiwtoya' melaw tetsawit. Wan kemeh miakeh ihkon kalakiyah itech nahon tekoyok kampa yetok in San Francisco, santahmah yahki se tagatsin wan kwito nahon xikaltsin chichiltik. Kemah walah se kiowit wan wetskeh in awikanih, wetskeh wan kwitikiskeh nahon xikaltsin; yehwan kwikakeh kawatoh oksepa ne kampa yetoya'. In tagat amo no tey kichiwilihkeh, sayoh kwilihkeh in xikaltsin wan ihkwak kemah motalih ome xiwtek. Axkan akmo akah yowi', amo akah yowi'. Kwalanik San Francisco keman kwilisnekiah ixikaltsin, yehika axkan amo akah yowi'. Sekin kinekih yaskeh in tepeihtik, yehika mochiwa misa in tepekwako', ompa ankan tamiti' in ohti', wan ompa ankan tani' yetok in San Francisco.


LA JÍCARA DE SAN FRANCISCO Avelino Rodríguez Hernández Dicen que antes iban muchos al cerro del Tepehican. Ahí, la gente entraba a la cueva para platicar con nuestro San Francisco. Le hablaban para pedir la lluvia en tiempos de sequía. Adentro había una jicarita de tamaño mediano. La jicarita siempre estaba dentro de un hueco grande en una roca. Entonces, cuando alguien llegaba para hacer las oraciones y comenzaba a rezar, el agua empezaba a juntarse ahí. La gente esperaba que el agua subiera por la mitad del hoyo para salir de la cueva y, ya estando afuera, se daban cuenta de que una nube comenzaba a formarse. Pero en una ocasión, entró uno de nuestros hermanos para hacer la oración y dejó que se llenara de agua el hueco de la roca. Entonces, cuando se dirigió hacia la entrada, había una gran tempestad. No podía salir y encaminarse hacia su casa. Otro día, nuevamente entró otro señor y sacó la jícara roja. La tomó y, de repente, se soltó una lluvia muy fuerte y cayeron los awikanih, los hacedores del agua. Los awikanih se llevaron la jicarita. Se la arrebataron al señor y la depositaron de nuevo en su lugar; a él no le hicieron nada, no le hicieron daño. Luego, se hundió la tierra y surgieron dos barrancas. Ahora ya nadie va a ese lugar. San Francisco se enojó porque intentaron robarle su jicarita. Ahora ya nadie puede ir. Algunos quieren entrar y, por esa razón, se hace la misa en la punta del cerro porque justo ahí termina el camino de la cueva y en esa dirección está San Francisco, su jicarita flota dentro del hueco de la piedra. 134



Ompa pewak kitelkokowaya i'ihtik, pitsotik kimachiliaya', takah nochi kowameh yolitoh.


KOWANAKAT IKA MOLE Herlinda Martín Rodríguez Nahon kan kihtowah ilwichiwkeh wan miak tapalol kichiwkeh. Wan nahon se tokniw no ompa ontachixtok. Kichiwkeh molehtakwal wan kikahkalakihkeh nochi yeh nahon kowanakat. Yeh kipahpankalakihkeh wan nepa kitehtentsakeh nahon tapalol. Wan nahon se kalpanohkeh ten ompa no onyetoya amo tey kiwantikeh, wan kitkiliah: —Teh amo xikchihchimi nehin tonakaw, tehwan tikwatih sayoh tehwan timopahtitih. Tehwan amo iliwisah nehin tikwatih. Kihtowah takwahkeh wan tayikeh yehwaya' in refino, no tachichinkeh wan keman tentankeh motematoh. Yetoya nochi kemeh moneki in temaskal wan ompa mokahkalakitoh, ¡pewak motemahya'! On kitsohtsowitekih i'ihtik in temaskal ika in awakwowxiwit, yeh in awakwowxiwit kikwih. Kiatekiah in tet wan kitsohtsowitekih, ompa kemah tsompopokaya'. Ihkon nochin kwaltsin kinahsi' in tit. Kihtowah ihkon nahon kichiwkeh yehwan. Tehtentankeh wan motematohya'. Wan nahon tekalpanohkeh amo tey kimakakeh. Yeh kawkeh mah kochiya no wan kilwihtewkeh mah amo kichihchimi in tapalol. Sayoh kohkochitoh nahon takwanih wan kalpanohkeh amo moxikoh, no kinek kiyekos in tapalol. Maski kilwihkeh mah amo kikwa', maski kimowtihkeh kemeh kitelelewih, no kikwah. Ompa pewak kitelkokowaya i'ihtik, pitsotik kimachiliaya', takah nochi kowameh yolitoh. —Teh yaski tikwah in totapalol —kiliah in tagat sanok kiitakeh amo kwali momachilia'—, yaski no tikyekoh.


—Amo'. —¿Komo ihkon, keyeh mitskokowa moihtik? Amo', ta yaski no tikyekoh, tikwah. Ne amo timitsilwihkeh teh amo kwali tikwas? Teh amo tikmati kenin timopahtis. Tehwan tikwah no tikmatokehya' kenin timopahtiskeh. Kemah oksepa yehwan in ompa kalyetonih kipahtihkeh. On kihtowah mochiwah kowameh se i'ihtik komo amo se kimati' kenin se mopahtis keman se kikwa' kowanakat. On amo yekwali' okwilimeh, yehika yolitih taihtik komo amo mopahtia' aken kikwa'.

138


EL MOLE DE VÍBORAS Herlinda Martín Rodríguez Cuentan que hace tiempo hubo una fiesta en una casa. Dicen que hicieron comida, hicieron mole y le metieron trozos de carne de víbora. Cuando estuvo preparado el mole, lo taparon y lo pusieron en un rinconcito. Ahí también estaba mirando un visitante, pero a él no le convidaron. A él le dijeron: —No vayas a probar ese mole porque nosotros lo vamos a comer, pero nos vamos a curar. No lo comeremos así como sea. Dicen que esas personas tomaron aguardiente y fumaron después de la comida que se dieron, pero al visitante no le compartieron. Después, los caseros se fueron a dar un baño de temascal. Para eso, ya lo tenían listo, así que todos se metieron ahí y comenzaron a bañarse. Estando dentro del temascal, los que se bañan golpean las piedras con ramas de roble, le echan agua y continúan golpeándolas para que comience a hacer vapor. Eso es para que el calor llegue a todos en todo el cuerpo. Dicen que así le hicieron ellos: comieron y después se bañaron en el temascal. En la noche, al visitante le dijeron que ya se fuera a dormir y le reiteraron que no tocara la comida. Pero cuando todos se fueron, no se aguantó las ganas de probarla y tomó un poco de ese guiso, pues se le había antojado mucho. Lo comió pese a que ya le habían advertido que no lo hiciera. Dicen que esos trozos de carne que comió el visitante, se fueron a reproducir en su estómago; ¡eran puras serpientes! De repente, él comenzó a sentir retortijones y muchas molestias en la panza.


Cuando los caseros se dieron cuenta del dolor que sentía el hombre, le dijeron: —Seguramente probaste nuestra comida. Seguramente también la comiste. —No —respondió. —Entonces, ¿por qué te duele el estómago? Seguramente sí la comiste. ¿Qué no te advertimos que tú no podrías comerla porque tú no sabes cómo curarte? Nosotros la comemos porque sabemos qué hacer. Después de lo ocurrido, los caseros tuvieron que curarlo. Dicen que cuando la gente no sabe qué hacer y consume esa carne, nacen las serpientes en el estómago, así como le ocurrió a este hombre.

140



Santahmahya in tatahmeh tel kwalankeh, akmo tapalol in kimankeh, kichihchiwkeh nahon talexkikilit…


IN LOCHAS Herlinda Martín Rodríguez Kihtowah semi wehkaw kalyetoyah seki tatahmeh ompa kampa ihkatoyah in tepankohkotolemeh kampa axkan Bachillerato ne Zacatilihuic, nikan Zoquiapan. Kemeh amo onkaya tit, in tatahmeh tihtisewiayah wan takawantiayah sayoh ika gantil, ika takawantiayah wan keman kochitihya tahtatisewiah, kisehsewiah in tit mah amo tamipati' in petroleo. In tatahmeh mostah kichiwayah in takwal wan ten mokawaya' akmo kwayah on mostika wan akmo tey onkaya tapalol. Kihtowah sayoh yayah kochitihya in tatahmeh wan sa kinkaktokeh nahon tsapalomeh: takwahtokehya, monohnotsah, sa wetskatokeh, takwalotokya wan in tatahmeh amo wel kinitayah tonimeh walayah waltakwayah. Nochipaya kinkakiah ihkon wan maski mah kwali tehtentsakto' in takwal oso in taxkal, nochi tatehtentapowayah nahon tsapalomeh. Santahmah kinemilihkeh in kinchiwaskeh nahon tonimeh witseh:

tatahmeh

kenin

—Axkan tiktsohtsontsakwatih in totapalol wan keman tikakiskeh takwalotokya, tiktsontaposkeh togantil. Tiktsontaposkeh wan ihkon tikinitaskeh akonimehya ne takwahtokeh. Melaw ihkon kichiwkeh, wan keman pewkeh kintenkakihya' wetskatiwitseh niman kitapohkeh in tanex. Wan amo, ta pehpeyontikiskeh, ipa amo kitakeh tonimeh, pohpoliwkeh ika in tataneskayot wan amo monextihkeh. Santahmahya in tatahmeh tel kwalankeh, akmo tapalol in kimankeh, kichihchiwkeh nahon talexkikilit, itahtay


in ten kwali exkikilit. Kinemilihkeh kimanaskeh ika se weyi komit miak nahon kilit ten ahwayoh, nahon mochiwa' itech kowit. Yeh nahon kimankeh wan niono kipoyelihkeh. Kemah ompa ketstewkeh mah kwakih nahon tonimeh wan yahyahkeh no motahtatitoh. Walwehkatakaktokeh takwalotok. Wan se nahon toni waltahtowa': —¡Ay! Neh tel pitsotik nikachahwayowa, Locha —monotsayah Lochas, wan sa motetempilnekih monohnotsah—. ¿Wan ne in teh, cha no ihkon tikmachilia? —¡Ta no ihkon nikmachilia'! Okachi kwali tiowihwa, Locha, no semi nikachahwayowa, Locha. Wan ihkon moi'ilia, monotstiowih yowihya', on de pitsotik kimachiliah inkestsalan. Takwahkeh nahon Lochas, ihkon yehwan motokaytiayah wan yahyahkeh sa moixpantilihtiowih kenin kimachiliah. Nahon tatahmeh ten ihkon kinchiwayah amo keman kinitakeh keniwkeh katkah nahon tonimeh ontakwayah. Amo se kimati kox kisentokakeh ihkon witseh o xa akmo'. On yowal in tatahmeh amo ipa kinixmatkeh in Lochas, wan amo no kimatkeh keyeh pewkeh ahwayowah inkestsalan sanok kwakeh nahon takwal.

144


LAS LOCHAS Herlinda Martín Rodríguez Dicen que hace mucho tiempo vivían unos abuelitos ahí donde estaban los muros, en la entrada del bachillerato de Zacatilihuic, de nuestro municipio de Zoquiapan. Antes, como los abuelitos no tenían luz eléctrica se iluminaban con candiles, y cuando ya se iban a dormir, los apagaban para ahorrarse el petróleo. Las mujeres cocinaban todos los días y la comida que les sobraba la guardaban en sus ollas de barro para comerla al día siguiente. Pero muchas veces, encontraban los recipientes vacíos. Dicen que cuando los abuelos se iban a dormir, escuchaban llegar a los duendes, unos venían platicando otros riendo, pero nunca se les podía ver. Entonces, al entrar a la casa se disponían a comer lo que encontraran. Todas las noches quienes habitaban en esa casa los escuchaban y aunque la comida o las tortillas estuvieran bien tapadas, esos duendes destapaban todo y lo comían. Por eso, para el día siguiente los abuelos ya no encontraban comida. Un día, los abuelos ya muy fastidiados, pensaron en hacerles una broma: —Ahora vamos a tapar muy bien la comida y también los candiles, y cuando los escuchemos llegar, destaparemos inmediatamente la luz para distinguir quiénes vienen a comer. Así dijeron, pues, aunque no era la primera vez que los abuelos los escuchaban, nunca los habían visto. Esperaron que llegara la noche y cuando escucharon voces y risas inmediatamente destaparon los candiles, pero en ese momento sólo alcanzaron a ver sombras que se desvanecían con la luz y no pudieron reconocerlos.


Un día los abuelos se enojaron mucho y ya no cocinaron comida buena, sino hojas del talexkikilit6, esa hoja que es muy parecida al exkikilit7 que sí se come. Prepararon una olla de quelites, de esa planta que enguixa la lengua, de la que se trepa en los troncos de los árboles y que son de hojas grandes. Hirvieron muchas hojas, pero no la prepararon como el quelite bueno, ni le echaron sal y ahí dejaron la comida, donde siempre. Entonces, los abuelos se fueron a acostar y desde ahí los esperaron. Comenzaron a escucharse nuevamente muchas voces y se oía cómo estaban comiendo muy a gusto. Después de un rato, uno de ellos habló como niño, chipilmente: —¡Ay! Neh tel pitsotik nikachahwayowa, Locha. ¿Wan ne in teh, cha no ihkon tikmachilia?8 —¡Ta no ihkon nikmachilia'! Okachi kwali tiowihwa, Locha, no semi nikachahwayowa, Locha9. Y así se comentaban unos a otros, se nombraban Lochas. Hablaban como niños. Comenzaron a animarse para ya irse de ahí, porque según se decían, sentían mucha comezón en la entrepierna después de haber comido. No tardando comenzaron a irse sin dejar de comentar entre ellos lo que sentían. Los abuelos nunca pudieron ver quiénes eran aquellos que venían a comerse los alimentos y tampoco se sabe si continuaron viniendo o ya no. Esa noche los abuelos se quedaron con la incertidumbre de saber quiénes eran y tampoco supieron por qué sintieron comezón en la entrepierna esos seres.

6

Monstera deliciosa. Planta trepadora de hojas brillantes y con agujeros. (N. del E.). Xanthosoma Sigittifolium. Planta herbácea que puede llegar a crecer hasta tres metros de altura. Las hojas tiernas se comen como verduras y con el tubérculo de la planta se elabora chileatole. (N. del E.). 8 —¡Ay! ¡Xento mucha comexón en mi entlepielna, Locha! ¿Y tú no xentes lo mismo? (N. del T.). 9 —¡Yo también, axí xento! Mejor ya vámonoch porque yo también ya xento mucha comexón en mi entlepielna, Locha —respondió otro de los seres. (N. del T.). 7

146



Sepasa ki'ita' motokihtiw se okwilih kampa yetok in siwat kochtok wan mopiloto' itech ichichiwal, yehwaya chichiti'.


IN MANTILLA Herlinda Martín Rodríguez Kihtowah on se tagatsin kinekiaya' se siwapil, wan kinilwih itahwan mah yakan kitahtanitih. Kitahtanilitoh melaw, tahtanitoh nahon siwapil wan kinilwihkeh mah oksepa yakan. Panok tonal wan oksepa ika expa yahkeh, ihkwak kinankilihkehya wan kitalihkeh tonal kemanian monamiktiskeh wan monamiktihkeh. Sayoh itahwan in siwapil kinawatihkeh in tagat mah kipia kwali', mah kitasohta', mah amo kitewi', mah amo kiahwa'. Pos yeh in tagat kiteltasohtatok isiwaw; niono monawaltia' nionteyi, ta nepa kilwihkeh mah kiteltasohta'. On kihtowah ihkon yetoyaya in siwatsin, panok miak metsti' panok ihkon xa se xiwit; wan in siwatsin tel kokoxkakwik, tel tewakik. Wan yeh amo tey kichiwilihtok, niono kinawa', nion teyi, kitasohitstok in nahon siwat kemeh kilwihkeh imontahwan. Kemah pewkeh tanemiliahya itahwan in okichpil keyeh ihkon kokoxka'aki' nahon siwatsin. Kinemilihkeh in tetahmeh yaskeh ichan itokay inkonew teilwitoh kenin moahsi' nahon siwat. Ompa kinwalilwikeh ken kichiwaskeh: —Axkan xikpihpiah mosiwaw toni horas kikwi' kochis, toni horas kochisneki'. Wan komo tikita' teisa' kiahsiti' keman kochi', takan teisa' yowi' kampa tapolohtok, amo xikmowti', oksepa titechnawatikiw —ihkon kilwihkeh yeh in tagat. Melaw, nahon tagatsin yahkiya ichan wan kipihpiatoya in siwatsin, takah ne yeh kikwik kochis nepantah. Kochik, wan in tagatsin kiompixtok ompa. Sepasa kiita' motokihtiw se


okwilih kampa yetok in siwat kochtok wan mopiloto' itech ichichiwal, yehwaya chichiti'. Katka' se kowat. In tagat amo kimowtih, kitaksa wan kilwito ne itokay: —Axkan neh sepa niwitsa, nikitak melaw, melaw nikitak, melaw nahon okwilih yeh in kowat chichiti'. Yeh nahon okwilih motempiloto' kampa kochtok nosiwaw. —En, ¿wan xa tikmowtih? —Kihtowahya in itokaywan. —Amo, ta nimowik. Ihkon kemeh in niahsiti' kalihtik, amo nikneki' ompa niasis, nitelmowik. —Komo amo tikmowtih tehwan ompa tikitatiweh tiotak. Neh nias nikpihpiatiw wan nikitas tone nikchiwilis nahon okwilih. Tehwan titakowatih maya tita'awitih: tikowatih in mantilla, ikwapikoni in pili, in paxa, wan nochi ten moneki'. Ompa kemah tiaskeh mochan, neh nikitskis in okwilih wan kwaltsin nikwaihilpis, kwaltsin tikchihchiwatih kemeh on pilli, nikilpis kwali', niktehtetsilos wan teh tiktamotatiw itech in at, sayoh amo tikitstos. Ompa kemah, timowalkwepas, kampa timo'ohtis amo sepa ompa tiwalas, timokwepas sekoya' —ihkon kihtoh in tetokay. Ihkon kilwihkeh nahon tagaokichpil wan kihtowah ihkon kichiwkeh. Yehwan in tetokaywan yahkeh ichan in tagat wan yehwan kitskihkeh nahon okwilih. On de kiahchiwkeh in okwilih kihtowah akmo wehkawak wan kemah mokokoxkatalih in siwat. Kipiakya' ipilli. Yehika kihtowah semi kwali se siwat komo tagayetok mah kipia' maski sayoh se pili', komo amo, motokia' tenya okwilih mayah yeh ikonew: topeh, talkonet, kowat oso xonopoyo.

150


LA MANTILLA Herlinda Martín Rodríguez Cuentan que en una ocasión un muchacho ya quería llevarse a su casa a la joven que le gustaba. Entonces, les dijo a sus padres que ya la fueran a pedir y así fue. Los padres de ella no dieron respuesta inmediatamente y les sugirieron a los interesados que regresaran después. Pasaron los días y, de nuevo, fueron a la casa de la muchacha, pero todavía no les dieron una respuesta. Así que, a la tercera vez que fueron ya les dieron el sí. Ese día acordaron la fecha para el día de la boda. Después del pedimento, se casaron. Los casaron, pero a él le encargaron que la cuidara mucho, que no le pegara, que no la regañara. Él la quería demasiado y, de tanto que la quería, ni siquiera, ni siquiera la abrazaba. Después, dicen que así estaba la pareja y pasaron meses, pasó tal vez más de un año y, un día, el señor vio que su esposa comenzaba a enfermarse, comenzaba a secarse demasiado. Y el hombre de tanto quererla ni siquiera la abrazaba, pues seguía el consejo que le habían dado: cuidar mucho de ella. Comenzó a enfermarse la señora y los padres del muchacho empezaron a preocuparse porque no sabían qué le estaba ocurriendo a la mujer. Por eso, un día el esposo y sus padres fueron a comentarle a los padrinos de aquel acontecimiento. Ellos, después de escucharlos, dieron indicaciones: —Pues ahora tienen que estar atentos a ella, tienen que ver a qué hora le da sueño. Sólo vean, espíenla —le dijeron al muchacho—. Si cuando ella se duerme ves algo, por si acaso viene algo hacia donde ella se encuentra dormida, no lo vayas a ahuyentar, tienes que avisarnos.


Dicen que el hombre se fue a su casa a observar a su mujer. De veras la fue a espiar y ella, de veras, de veras comenzó a tener sueño como a medio día. Ya cuando ella se durmió, el señor ahí la estaba cuidando de cerca. De repente, vio que venía un animal directo hacia ella y fue a colgarse en una chichi de la mujer. ¡Era una serpiente! Entonces, él no la asustó y, una vez que la vio, regresó a la casa de sus padrinos y les dijo: —Ahora, yo nuevamente vine porque, así como me dijeron, de veras, ¡yo vi ese animal! Entró hasta donde estaba durmiendo mi mujer, levantó su camisa y fue a colgarse en una de sus chichis. —Ah, ¿sí? —respondieron los padrinos—. No vaya a ser que la hayas asustado. —No, tuve miedo, así que ahorita que me regrese a la casa, ya no quiero llegar ahí porque tuve mucho miedo. —Entonces, si no asustaste al animal, ahora nosotros vamos a ir. Yo iré a espiarlo y veremos qué hacer. Para ello, nosotros iremos a comprar todo lo que se requiere como si fuéramos a bautizar: el gorrito del niño, la mantilla, la faja y todo lo demás. Después, iré a tu casa, atraparé el animal y voy a colocarle el gorro y se lo sujetaré muy bonito a su cabeza: lo ataviaremos como un niño. Yo lo amarraré muy bien, lo enredaré con la mantilla y tú irás a tirarlo en el río, pero no lo estarás viendo —indicó el padrino—. No te regresarás por el mismo camino por donde te vayas, te regresarás por otro lado. Esas fueron las indicaciones que le dieron al joven y dicen que así le hicieron. Después de que el hombre llevó la serpiente al río, ya no tardó mucho para que ella quedara embarazada. Ya tuvo a su niño, ya tuvo a su niño porque quitaron el animal. Por eso dicen que la mujer casada debe tener por lo menos un hijo, porque si no, su hijo puede ser cualquier tipo de animal como una lagartija, un talconete, una serpiente o un gusano de jonote. 152


LOS NARRADORES



Isaías Pantoja Rodríguez (1952-2020). Fue agricultor y escultor. Se dedicó a labrar y tallar la madera, en la que elaboraba esculturas de santos y otras figuras pequeñas. Samuel Martín Jiménez (1955). Agricultor y jornalero. Ha participado como danzante de huapango en Zoquiapan y otros municipios. Celestino Hernández Sánchez (1935). Se dedica a la agricultura de autoconsumo. Aurelia Rodríguez Hernández (1952). Es ama de casa y se dedicó a bordar blusas tradicionales. Destaca también su gusto por bailar huapango, por lo que ha participado en distintos concursos organizados en nuestro municipio y otros. Francisco Cruz Hernández (1949). Es agricultor y campesino. Herlinda Martín Rodríguez (1967). Es ama de casa. De sus gustos destaca la elaboración de diversos productos alimentarios con ingredientes de la región, entre los que sobresale el yolixpa, vino medicinal de hierbas. Avelino Rodríguez Hernández (1953). Agricultor, campesino y músico retirado de la comunidad.



Í NDICE VOLVER A SEMBRAR LA VOZ

5

INTRODUCCIÓN

13

SE KOSTIKTAOLPILI'

25

EL NIÑO MAÍZ

32

TOMINTAHPIXKEH

41

EL SEMILLERO

50

OME IKNIMEH

61

LOS DOS HERMANOS

67

MASATSIN TALOKAN KAYOT

73

LA VENADITA DE TALOCAN

76

IN TATOKAKEH

81

EL CAZADOR

87

IN XONOPOYOH

87

EL GUSANO DE JONOTE

97

IN TATSIW WAN KWIXIH

101

EL HOMBRE FLOJO Y EL GAVILÁN

105

CHAWATI TAGAT

111

EL HOMBRE DESCONFIADO

115

SE WEWENTON

121

EL HUEHUE

123


TEKWANAT

127

TEKWANAT

129

IAXIKAL SAN FRANCISCO

133

LA JÍCARA DE SAN FRANCISCO

134

KOWANAKAT IKA MOLE

137

EL MOLE DE VÍBORAS

139

IN LOCHAS

143

LAS LOCHAS

145

IN MANTILLA

149

LA MANTILLA

151




Tikseliltiah totahtol. Cuentos nahuas de Zoquiapan, Puebla se terminó de imprimir en julio del 2021 en los talleres Hear Industria Gráfica, Calle Uno 101, Parque Industrial Jurica, CP: 76120, Querétaro, Querétaro. El tiraje constó de 1000 ejemplares. La conformación de este libro implicó un peregrinaje por la Sierra Norte de Puebla en busca de las palabras de nuestros abuelos. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Monserrat Acuña, Prisca Hernández Martín y Félix Rodríguez Lara.







Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.