Pensamientos de un pintor Octubre 2005 "Un buen dibujo no desmerece en nada a una buena pintura. Es más, bajo todo cuadro subyace necesariamente un dibujo que lo sustenta, un esqueleto que lo arma y lo vertebra. Todos los cuadros que carecen de esta base se desmoronan y resultan flácidos. Una garantía de calidad en pintura es un buen dibujo. La cuestión fundamental es qué cosa entendemos por un buen dibujo...pero esto es otra historia" "Todo el mundo se pregunta qué cosa es el arte. Yo pienso que el arte es toda aquella creación humana que consigue elevar el espíritu a un plano superior de emoción y sobrecogimiento." "...ser pintor, escritor, escultor o músico no otorga ningún rango por encima de cualquier otra profesión. Existen, por supuesto, infinidad de dedicaciones y labores que llevadas al extremo de su perfección superan indudablemente a la mayoría de las obras de los que se dedican al arte. Un maravilloso artesano creador de mantones de Manila puede llegar más lejos que un mediocre escultor, su trabajo puede ser muy superior. O un gran futbolista puede provocar mayores pasiones que la mayoría de nosotros, los pintores. Ser "artista" no es un seguro de nada. Pero si nace un genio seguro que solo nace para las grandes artes además de para la ciencia, la filosofía o la política. No podemos comparar la Capilla Sixtina de Miguel Angel o la Ley de la Gravitación Universal de Newton con el mejor de los goles del mundo. El Arte con mayúsculas es fácil de detectar; su luz continúa brillando a través del tiempo." Noviembre 2005 "La pintura española mantiene a lo largo de los siglos una mirada serena y melancólica: trágica pero nunca violenta. No existe pintura española violenta. Ni aún el más fiero Goya ni el más horrorizado Picasso perdieron jamás la compostura y la clase con sus pinceles." "La Historia del Arte es la historia emocional y espiritual del hombre. Es un recuento de sus sentimientos más sublimes materializados en creaciones que traspasan el tiempo. Altamira y Lascaux son ejemplos primitivos de este afán del hombre por expresar sus emociones. Yo no creo que haya ninguna época artística superior a otra en cuanto al impulso inicial de dejar constancia material de una emoción o un placer espiritual; en cambio si creo que hay etapas del arte que son superiores unas de otras a partir del momento en que el ser humano progresa en su técnica. Así como el progreso científico va en línea siempre ascendente, el progreso artístico, que necesita de la tecnología para poder avanzar, crece en una línea ascendente aunque discontinua porque depende de al menos dos parámetros para ello: la técnica y la emoción espiritual. El arte no es un sentimiento; el arte es su plasmación, la encarnación, el sentimiento esculpido, escrito, materializado, mediante la habilidad técnica. El hombre primitivo no tenía más que unas mínimas herramientas para expresarse y por eso su arte es más básico que, por ejemplo, el Arte Barroco. El problema radica en que técnica y emoción no
crecen siempre paralelas y quizás así, a veces, podamos encontrar etapas del arte que con una técnica inferior poseen un impulso emotivo y espiritual mucho más intenso y puro que otras, donde con más medios, el arte se debilita porque el alma del hombre está más enranciada, reprimida o manipulada. Si el espíritu del hombre pasa por una época sublime y libre, y le acompaña una tecnología superior, entonces estaremos hablando sin ninguna duda de una Edad de Oro del Arte." Marzo 2006 "Yo no soy un pintor de vanguardia. Mi pintura es pintura contemporánea pero en el sentido estricto de las palabras: pintura de mi época. La vanguardia, en cambio, representa lo más novedoso -no necesariamente lo mejor ni lo peor-, es como la punta afilada de la lanza que abre nuevas sendas. Pero la punta necesita de toda la envergadura y potencia del peso de la lanza; el peso de la Historia del Arte. Sin ella no existe empuje que abra nuevos caminos. El arte de vanguardia es la frescura, lo nuevo, la sorpresa, la verdad y la mentira, la apuesta arriesgada y fascinante. Pero a mí lo que me inquieta es tirar de la tradición clásica y contemporánea, ahondar en lo andado y vigilar, como tantos pintores, que la vanguardia tenga un apoyo sólido...como el hermano mayor que sujeta asombrado al niño intrépido que con su maravillosa osadía se asoma sin miedo alguno a los abismos. Yo necesito observar la vanguardia porque ello me mantiene joven como artista, me depura y clarifica mi espíritu impidiendo que se me gangrene la mirada. Yo formo parte del cuerpo delantero de la lanza y desde mi lugar observo fascinado las punzadas jóvenes del arte y tras de mí tiro de la magna obra de los maestros de todos los tiempos, el legado portentoso que nos sustenta. Yo no formo parte de los destellos -muchas veces fugaces- del filo de lanza. Cada uno tiene su papel y el mío, hoy por hoy, no está en la vanguardia." Abril 2006 "La enfermedad visual de Domenico." "Siempre se ha dicho que El Greco tenía una enfermedad en la vista y que por eso pintaba las figuras alargadas. Yo creo que esto es falso y ridículo. Es muy fácil deducir que si yo veo una manzana y tengo una enfermedad visual que me hace percibirla alargada, de la misma manera la proyectaría alargada en el cuadro y un espectador con la vista sana la "desproyectaría" a su vez y la percibiría en su tamaño real. Si no, si El Greco pintase, como dicen, la manzana más alargada, su visión enferma la alargaría aún más al verla en el cuadro ya terminada, y, suponiendo que no era precisamente tonto, trataría de corregirla con lo cual su manzana alargada volvería a ser normal para cualquier espectador, incluido él mismo. De igual manera, si yo confundo los colores en mi paleta y veo el rojo verde y el verde rojo, y quiero pintar un prado verde con una amapola roja, como resulta que tengo la vista equivocada me parecerá de un esplendido rojo el prado y verde su amapola, de forma que iré a buscar en mi paleta ese rojo, y, nuevamente, por mi enfermedad, me
equivocaré y me parecerá que la pintura verde es de un rojo espléndido para el prado y así, inevitablemente, el cuadro acabará teniendo los colores correctos para cualquier espectador de vista normal. El Greco poseía una maravillosa creatividad adelantadísima en el tiempo y un sentimiento ascético muy marcado que lo llevó a pintar esas formas alargadas para potenciar un sentimiento espiritual ascendente en el espectador, como ocurre con las catedrales góticas. Todas sus composiciones (salvo algunas, y en su descargo) las pinta en cuadros alargados, y no me lo imagino encargando un lienzo y un bastidor de tal o cual tamaño y protestando al pobre tendero toledano que porqué narices son tan chatos últimamente los bastidores de dos metros. En fin, espero que en un futuro no se diga que Picasso tenía una enfermedad visual que le hacía ver un ojo por aquí y el otro por allá, pero no las tengo todas conmigo."
Junio 2006 "El dibujo no queda definido por la línea, ni la pintura queda definida por el color. La pintura todavía se salva, y esto es en parte lo que la define actualmente, de poder ser asimilada y comprendida a través de un monitor o una fotografía. En cambio el dibujo sí que es asimilable por estos medios; a mí, fetichismos aparte, me da igual tener un dibujo original de quien sea que una fotografía o un póster idéntico de él. Es la misma cosa y el dibujo se puede disfrutar idénticamente, al igual que pasa con leer un buen libro en una edición u otra, o ver la misma fotografía revelada por segunda o décima vez. Cuando no está en juego ni el fetichismo ni la plasticidad, todos estos soportes nos llevan a la grandeza -o miseria- de la obra. Pero en pintura siempre está en juego la plasticidad, lo plástico, lo mórbido, la opacidad o la transparencia, la superficie brillante o mate...cualidades estas imposibles de transmitir mediante un monitor de ordenador, un televisor, o un póster. Lo digital, lejos de arruinar las artes, lo que hace es evidenciar lo que de singular tienen estas, y la pintura se lleva la palma porque hoy por hoy es imposible disfrutar completamente de Las Meninas en una imagen, imposible sentir la poderosa sensación de vacío de la estancia donde pinta Velázquez, imposible percibir la cáscara nacarada de la capa pictórica del cuadro, inútil girarse y verla de lado para poder sentir las delicadas protuberancias y estrías de la pintura del genio. Y no digamos nada de cuadros de Tàpies, o de Lucian Freud, o de Jasper Johns...El color y la disposición de las formas nos pueden sugerir mucho, desdeluego, pero se quedan lejos, no bastan para expresar la plasticidad del cuadro. Esto es la Pintura." De la misma manera y por todo esto, existe la pintura sin color y de solamente línea y plasticidad, y existe el dibujo con toda la saturación imaginable del color y sin líneas. ¿Es entonces peor en jerarquía el dibujo que la pintura? No. Yo pienso que nada es un estorbo y que todo son avances. El ordenador y los programas informáticos de pintura y dibujo
son nuevos lápices y pinceles que añadir a los ya existentes para poder trabajar. Ayudan, son más material, más medios para el pintor. Pero ojo, mientras no se invente la plasticidad digital, o como se fuera a llamar, que se olviden de querer vender cuadros mediante fotografías y que se olviden de que queramos visitar un museo online. Podemos llevarnos una idea tan solo, una aproximación del asunto, pero el latido fetichista se queda en el museo junto con el pálpito de lo que es único y no admite copia." A la pintura le ocurre algo similar que al teatro con el cine. El cine es un arte con mayúsculas, un nuevo formato conquistado por las musas para llevar el espíritu del ser humano hasta lo sublime; es tan fuerte e intenso como cualquiera de las grandes artes. Pero aún siendo así, lo que lo diferencia del teatro y de las artes escénicas (danza, mímica, toreo etc) es ese algo que precisamente define al teatro: Lo directo, la tridimensionalidad que envuelve al espectador en un momento único, en una actuación única, irrepetible, el olor preciso, el grito y la modulación exacta pero diferente en cada escenificación, la visión real del actor, el fetichismo de su presencia y de la presencia dramática del sentimiento del dramaturgo...todo es asombrosamente parecido a los huecos de una pintura, a su aparición diferente en cada instante, a su dependencia del tiempo siendo distinta según éste la va modelando con sus humedades, sus grietas, sus decoloraciones. El teatro está vivo y la pintura está viva. Pero ¿significa esto que un cuadro es superior al arte fotográfico o a un póster de un buen dibujo? y, ¿es superior por lo mismo el teatro al cine? Yo pienso que quizás no lo sean, pero si el cine es capaz de llevarnos por caminos imposibles hasta ahora para el teatro, y un dibujo digital o una fotografía son capaces de juegos y expresiones que la pintura no puede, en cambio, el teatro y la pintura poseen ese embrujo de lo directo, del instante glorioso, como el embrujo del cantaor que te canta a ti y solo a ti. Y eso quizás no sea superior pero...¡qué lujo! Febrero 2007 Ocurrencias, Mitos y Leyendas sobre Arte, Artistas y Creadores. Ahí van algunas que me vienen a la cabeza: 1.- Se cuenta que Diego Velázquez era un dejado –un flemáticoy que el Rey tenía que llamarle la atención para que trabajara. Vaya por Dios, lo más probable es que fuese un trabajador tenaz, muy tenaz, pero que alguna vez tuviera algún episodio depresivo o un brote de hastío y cansancio de lo más natural ; vivir en la corte de Felipe IV y en la España del XVII debía ser agotador. 2.- Que en el color blanco más puro (porque el blanco es un color, desdeluego) solo intervienen los primarios, cyan, magenta y amarillo. Sí, pero solo cierto en un monitor o con luz proyectada, imposible con tintas o pigmentos. Una vez, ante un Van Gogh, un señor que lo miraba apretujado entre el público intentaba convencer a los demás de que el pegote blanco del cuadro no era tal, sino que era el producto de no sé qué mezcla -que hasta incluía el negro- porque se lo había dicho a él un experto profesor de teoría del color. Cielo santo.
3.- Que Sorolla preparaba minuciosamente sus cuadros con muchos bocetos y apuntes antes de llevarlos al lienzo. Lo dudo, lo haría alguna vez, pero casi siempre, me juego el cuello, iba directo y al grano. Ahí era nada el valenciano. 4.- Que el Greco tenía la visión “alargada”. Esta ley urbana, me temo, aún durará unos cuantos siglos más. 5.- Que Mozart no podía soportar oír alguna melodía inconclusa y que si sus hijos, cuando tocaban alguna la dejaban a medio terminar, él tenía que acudir rápidamente a darle un final…Bah, lo haría alguna vez, si acaso. 6.- Que Goya y Rembrandt y los clásicos con genio y carácter – Beethoven en música, por ejemplo- pintaban y creaban con total libertad, debidos y entregados al pueblo, sin admitir interferencias ni imposiciones en su arte. Imposible, todo artista es hijo de su tiempo y pinta con la mente colectiva –libre o no- de su época. 7.- Que el arte pop requiere de más sopas campbells y de más marylines si quiere ser fiel a sus postulados. Chorradas, el hiperrealismo, por ejemplo, perfectamente podría ser parte del arte pop, hoy. 8.- Que a Newton se le ocurrió lo de la gravedad cuando le cayó una manzana en la cabeza. Este disparate implica no haberse calentado jamás la susodicha con ningún asunto y creer a pies juntillas que las ideas y las creaciones vienen porque sí. 9.- Que un creador debe ser un personaje especial, lleno de boutades, marginal e insoportable. Qué aburrimiento y qué pesadez de artista. 10.- Que un creador debe ser un personaje siempre fascinante, siempre creando, siempre, interesante, y que no caga nunca. Pues lo mismo, un auténtico calvario de artista. 11.- Que la pintura moderna queda mejor sin marco y que el marco es algo pasado de moda, un signo de un arte caduco y burgués. Mamarrachada de fácil y extendido uso que no se sostiene; un marco a un cuadro es como un traje a una bella mujer desnuda: no es imprescindible pero le puede sentar de cine. (Aunque hay marcos que son una bofetada y no estaría mal un poco de creatividad y frescura al respecto, que llevamos siglos con los mismos marcos y yo el primer pecador). 12.- Que un artista debe soportar y acatar las críticas y opiniones de los demás. Si, claro, pero no de cualquier ignorante. 13.- Que un artista no debe soportar ninguna crítica que coarte su libertad. La libertad no es el capricho mimado y consentido de lo que debe ser un artista. La libertad, en arte, implica asumir y reconducir todo tipo de visiones y teorías, incluidas las supuestamente opuestas. Puro eclecticismo necesario. 14.- Que el óleo es superior al acrílico y que la acuarela o el pastel son artes menores. Pues no, el medio es indiferente, lo que importa,
faltaría más, es el resultado. Yo pocas veces he disfrutado tanto en pintura como ante las acuarelas de Turner. 15.- Que las pinturas con cristal no son bonitas. A mí el cristal me parece un material maravilloso, da esplendor y protege la obra. 16.- Que el verdadero artista no debe someterse a encargos ni prostituir su arte. Lamentable y eterno sermón que deja a los pobres sin posibilidad de coger un dinero que les permita sobrevivir mientras pintan otras cosas con más "arte". 17.- Que los artistas no duermen bien por las noches porque se lo impide su efervescente creatividad. Se pinta mejor descansado, y, además, un pintor que trabaja intensamente duerme como un niño. 18.- Que Van Gogh estaba loco y que por eso su arte es sublime. Doble error, el arte es independiente de la locura aunque muy bien puede pintar un loco (si trabaja). Y en su caso, Van Gogh sobretodo lo que tenía era un entusiasmo sublime, una pureza sin igual como artista, un equilibrio maravilloso en el color y en el ritmo de su pincelada. Y simplemente perdía los nervios, sí, pero siempre después de pintar; por cansancio, por hambre, por insolación, por la absenta, por no tener un puñetero duro nunca…y por la estupidez de sus contemporáneos; ¿es acaso esto locura? Y por cierto, el suicidio no debería ser un estigma que implicase locura sino...desesperación. 19.- Que Picasso comenzaba a pintar sus lienzos desde abajo (Según Max Doerner). Bien, es posible que ese día empezase desde abajo porque, por ejemplo,…tenía lumbago. 20.- Que los cuadros hay que contemplarlos a distancia para poder así apreciarlos y entenderlos. No y no, a Velázquez, por ejemplo, solo se le comprende a un palmo de distancia. 21.- Que este o aquel retrato es maravilloso y fascinante porque te persigue con la mirada, te coloques como te coloques. Esta pamplina se viene abajo con tan solo dibujar un monigote con la condición de que mire al pintor mientras posa. De esta manera el monigote de mirada insulsa también te perseguirá sin descanso. Uy, qué miedo. 22.- Que los artistas son unos bohemios y que la bohemia y la melenita y la barbita te hacen mayor artista. Bueno, quizá se consigan más becas y créditos, y se ligue más, eso sí. 23.- Que una pintura con dedicatoria tiene menos valor. ¿¿?? Sin comentarios. 24.- Que hay que dejar secar el cuadro durante un año al menos, antes de barnizarlo. Yo creo que esto ni Leonardo ni Rubens, por decir dos grandísimos técnicos, lo hicieron nunca. El barnizado, aunque muy conveniente muchas veces, no puede ser un dogma, ni siquiera técnico. 25.- Que los pintores que pintan con caballete, pinceles caros de marta kolinsky, paleta ovalada con contrapeso y salserillas son menos modernos y menos artistas que los de suelo, botes,
colillas y brochas viejas. Venga ya, el resultado es, otra vez, lo único que cuenta. 26.- Que hay que pintar del natural porque pintando de foto o usando otras ayudas como que se nota y no se presienten los pajaritos cantar ni la psicología del retratado. El resultado, el resultado, siempre el resultado es lo que cuenta. Aunque eso sí, para aprender es mejor pintar del natural por pura tensión y dificultad (lo cual enseña muchísimo) y porque se aprende a enfocar y desenfocar los distintos planos. 27.- Que los cuadros pequeños valen menos que los medianos y estos menos que los grandes. Osea, arte al peso. Esto, desgraciadamente, es un hecho, una imposición del mercado...pero solo hasta que se muere el artista y el tiempo consolida su obra. Entonces la valía de la pieza es exclusivamente en función de su arte, como siempre debía haber sido. 28.- Que esto, oiga, lo pinta mi niño. Pues...sí, desdeluego, por supuesto, faltaría más. Y bueno, así, hasta el infinito y más allá…como Bushlightyear. Junio 2007 "La pintura española actual ha vuelto otra vez a tener la osadía, el color, y la alegría de vivir que tan pocas veces tuvo durante su historia. El arte en España siempre vino con una marca de melancolía y oscuridad. Esto era la consecuencia de ser una nación con muy escasos momentos históricos de calma y sosiego. Los españoles son apasionados y creativos, nadie lo duda, pero muchas veces han estado bajo el yugo de una moral neurótica que reprimía su maravillosa capacidad para el arte, la creatividad y la ciencia."