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Inclusión educativa en tiempos de contingencia

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Leyenda Don Gabino

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Inclusión educativa

en tiempos de contingencia

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María Leonor Mandujano Rodríguez María de Lourdes Argüello Falcón

Escuela Normal No. 4 de Nezahualcóyotl

Las instituciones educativas enfrentan grandes retos y desafíos derivados de distintos fenómenos naturales, sociales, políticos, económicos y de salud que ponen en juego su misión y compromiso social. En el caso de México, los movimientos sísmicos, huracanes, erupciones volcánicas, inundaciones, entre otros fenómenos naturales y antropogénicos, hacen evidente que el profesorado requiera formarse en la cultura del riesgo para brindar un servicio de calidad a los estudiantes en periodos de contingencia, ya sea en espacios presenciales o virtuales. No obstante, existen diferentes obstáculos que limitan el alcance de estos fines; entre los más destacados se identifica la desigualdad social, pues no todos los niños, adolescentes y jóvenes tienen las condiciones tecnológicas de acceso para acercarse al conocimiento.

Cuando los estudiantes no cuentan con el entorno necesario para responder a estas emergencias educativas, por la falta de herramientas o equipo tecnológico, entonces es necesario considerar el factor pobreza, porque de acuerdo con Hernández et al. (2018), la pobreza:

es entendida como una privación de libertades básicas y se asocia a la violación compleja de varios derechos […], ya sea como violación a los derechos humanos en sí misma, como causa o consecuencia de violaciones a los derechos humanos, como violación de derechos específicos (como derecho a un nivel de vida adecuado o el derecho al desarrollo) y como consecuencia o agravante de la violación de los derechos humanos (p. 46).

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2018) afirma que la pobreza se determina a partir de varios aspectos: ingreso corriente per cápita, rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación, grado de cohesión social, grado de accesibilidad a carretera pavimentada, entre otros. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2018), en México hay aproximadamente 124.9 millones de habitantes, de los cuales, según el Coneval, 52.4 millones son pobres.

Los datos varían con relación al número de pobres, pero la certeza es precisa respecto a sus efectos en el ámbito educativo. Cabe mencionar que el Inegi, en 2019, aplicó la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares. La intención fue generar información estadística que permitiera conocer la disponibilidad y el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones en los hogares y por los individuos de seis o más años que viven en los dominios de interés a nivel nacional, nacional urbano, nacional rural y por estratos socioeconómicos.

Los datos demostraron que la población tiene mayor acceso a la televisión y al teléfono celular; esto significa que estos medios son la mejor opción para la atención de los estudiantes en periodos de contingencia al representar 92.5%(ver figura 1).

No obstante, durante el periodo de confinamiento causado por la pandemia de covid-19; la Secretaría de Educación Pública (sep, 2020), estableció un sistema de educación a distancia electrónico y digital para la recuperación de contenidos de aprendizaje, centrado en herramientas digitales para quedarse en casa (ver tabla 1). Este tipo de atención aplica

Figura 1. Disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares

Fuente: elaboración propia con datos obtenidos del Inegi.

para los estudiantes que cuentan con los medios tecnológicos; los de extrema pobreza o que radican en zonas en donde el internet es una utopía quedaron al margen, porque la realidad rebasa la intención.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco, por su sigla en inglés), en la meta 4.5 de Desglosar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Educación 2030. Guía (2016), relacionado con la inclusión y equidad, argumenta:

Todas las personas, sin distinción de sexo, edad, raza, color, pertenencia étnica, idioma, religión, ideas políticas o de otra índole, origen nacional o social, patrimonio o nacimiento, así como las personas con discapacidades, migrantes, pueblos indígenas y niños y jóvenes y, especialmente, quienes se encuentran en situaciones vulnerables o excepcionales, deberían tener acceso a una educación inclusiva y equitativa de calidad y a oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Entre esos grupos vulnerables que requieren una atención especial y metas específicas, destacan las personas con discapacidad, los pueblos indígenas, las minorías étnicas y quienes viven en la pobreza (p. 13).

Tabla 1. Herramientas digitales para la recuperación de contenidos de aprendizaje durante el confinamiento por covid-19

Fuente: elaboración propia con información recabada de la sep.

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Al observar estas inconsistencias, entre las condiciones tecnológicas que tienen los estudiantes, las estrategias que implementan las autoridades educativas en periodos de contingencia y los compromisos que establece la aldea global para reducir la pobreza, es posible reconocer que la inclusión educativa es una buena intención, pero que emerge en escenarios dispares. Desde la perspectiva de la sep (2019), la condición de exclusión social:

implica una privación de derechos fundamentales. El concepto remite a un fenómeno multidimensional y multifactorial, producto de un cúmulo de circunstancias desfavorables, por lo general interrelacionadas y enraizadas en la manera cómo funciona la sociedad, la economía, el mundo laboral y los sistemas de educación y de salud, principalmente. La exclusión tiene repercusiones graves cuando se traslada al sector educativo, donde la negativa al acceso al derecho a la educación propicia condiciones de injusticia y desigualdad social (p. 8).

Bajo esta lógica, la pandemia enfatizó las diferencias y desigualdades sociales en el ámbito local, nacional y global. Las acciones implementadas y las consecuencias que se deriven de la atención oportuna y pertinente estarán determinadas por el nivel de desarrollo de los indicadores económicos y sociales. La fórmula es simple: a mayor pobreza o desigualdad social, mayor marginación; o quizás esta coyuntura disminuya los polos de desigualdad, porque la historia de la humanidad es testigo de que algunas culturas, después de grandes periodos de crisis, resurgen, se fortalecen y transforman.

Para romper con la lógica estadística y apostarle a la transformación de los seres humanos y de las instituciones, es necesario recordar que el maestro en general es un promotor de consciencias, que responde en situaciones imprevistas y visualiza la tecnología como un medio para comunicarse con sus estudiantes, pero la ubica en el nivel de herramientas. Además, el maestro es un lector de realidades, y esta desafortunada experiencia en el marco de esta pandemia contribuirá para establecer nuevas estrategias de intervención docente en el espacio presencial y virtual, en condiciones óptimas y en escenarios marginales.

La toma de decisiones respecto a la enseñanza y al aprendizaje en los diferentes niveles educativos, sin considerar el contexto real, incrementará la pobreza y desigualdad social a pesar de las intenciones de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) que:

Coloca en el centro a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de México, la revalorización de las maestras y los maestros y una educación con sentido humanista, basada en la equidad y la excelencia, y orientada a promover la movilidad y la justicia social,

la reconciliación, la paz, el reordenamiento territorial y el crecimiento económico, así como fortalecer el tejido social para combatir de raíz la violencia, la inseguridad, la corrupción y la impunidad (sep, 2019, p. 4).

Después del confinamiento, estos fines se deben fortalecer porque, a partir de esta pandemia, los ciudadanos globales marcarán con mayor énfasis su distancia social, el mundo se reorganizará, la economía se desplomará, las patologías sociales se incrementarán; por lo tanto, los escenarios excluyentes dominarán y la escuela, como institución, deberá convertirse en un medio de cambio y transformación en el marco de la inclusión educativa.

Para comprender el futuro de las escuelas normales en el marco de este nuevo escenario, es indispensable situarse en los principios rectores que guían actualmente la educación normal (ver tabla 2), pues los escenarios deseables y posibles se construyen a partir de contextos reales. Sin embargo, la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales en el marco de la Cuarta Transformación inició en 2019; en consecuencia, sus resultados son nulos en cuestión de implementación, al considerar que la primera generación de este gobierno se observará una vez que se determine el nuevo plan de estudios para la educación normal. No obstante, la prioridad nacional en materia educativa se reorientará hacia la emergencia nacional.

En conclusión, este panorama de la educación normal a partir de la contingencia mundial se traduce en nuevas necesidades de formación para los profesionales de la educación cuya prioridad es la atención a la desigualdad social; por lo tanto, se requiere: 1. Revalorar la posición del profesional de la educación como un agente promotor del cambio y la transformación social; en consecuencia, requiere de una sólida formación filosófica, psicopedagógica y sociológica que contribuya al proyecto humanista, equitativo y democrático de la nem. 2. Formar al profesional de la educación en escenarios presenciales locales y globales a fin de responder a las necesidades y características de las nuevas condiciones sociales en el escenario del confinamiento, exclusión social, marginación y pobreza, para fortalecer la cultura de la inclusión educativa y social. 3. Fortalecer las competencias didácticas mediante prácticas profesionales en espa-

Tabla 2. Principios rectores y ejes estratégicos para la formación de profesionales de la educación

Principios rectores

1 Fortalecimiento de las instituciones de formación docente, lo que implica destinar los esfuerzos del Estado para mejorar la infraestructura de las escuelas normales (EN), generar mejores condiciones para los formadores e instrumentar metodologías pedagógicas para contar con una sólida formación inicial.

2 Generación de procesos pedagógicos que trasciendan la condición del docente como transmisor de información hacia un docente que sea constructor de conocimientos y de experiencias significativas, en un acto ético basado en el principio que quien enseña aprende porque retoma los saberes contextualizados de sus estudiantes.

3 Revaloración del magisterio que reconoce a las maestras y los maestros como agentes de transformación social y se traduce en la acción del

Estado para el diseño, elaboración y aplicación de medidas que mejoren las condiciones en las que realizan su función y contribuyan al máximo logro de aprendizaje y desarrollo integral de los educandos.

4 Participación de la comunidad de las instituciones formadoras de docentes para la construcción colectiva de sus planes y programas de estudio, con especial atención en los contenidos regionales y locales, además de los contextos escolares, la práctica en el aula y los colectivos docentes, y la construcción de saberes para contribuir a los fines de la NEM.

5 Formación integral, capacitación y actualización constante de los formadores de futuras maestras y futuros maestros. Ejes estratégicos

1 La formación de docentes para transformar el país, lo que implica considerar el carácter local, contextual y situacional del proceso de enseñanza aprendizaje. Además, se recuperará la formación inicial; reconocerá a las maestras y los maestros como profesionales de la educación.

2 La Escuela Normal y su planeación hacia el futuro, que permitirá impulsar procesos en esas instituciones que respondan a las demandas actuales y futuras del entorno social, a partir de un proyecto humanista, equitativo y democrático.

3 Desarrollo profesional de los formadores de docentes a partir de cuatro categorías: actualización y profesionalización, perfil profesional, investigación e innovación y movilidad que permita mejorar la práctica en el aula.

4 Autogestión de las escuelas normales para fortalecer la gestión curricular, pedagógica y administrativa que atienda las necesidades a nivel local, regional y nacional.

5 Planteamiento de la ruta curricular con la cual se diseñarán los planes y programas de estudio de las EN desde la experiencia y conocimientos de los actores involucrados.

Fuente: elaboración propia con información recabada de la sep.

cios escolares y familiares, que promuevan la conformación de un profesional de la educación que responde a las necesidades reales que demanda el ciudadano del futuro. 4. Impulsar el uso de las tecnologías para el espacio digital y la construcción de materiales didácticos para los posibles escenarios de aislamiento social; es decir, formar a los profesionales de la educación en el marco de los nuevos escenarios globales. 5. Consolidar la organización y funcionamiento de las escuelas normales mediante procesos académicos centrados en el estímulo profesional, para impulsar la superación académica y fortalecer las plantas académicas. 6. Impulsar el trabajo interdisciplinario a través de convenios y acuerdos de colaboración académica con universidades y centros de investigación, nacionales e internacionales para profesionalizar al formador de profesionales de la educación; diseñar competencias globales para los futuros maestros y elevar la calidad educativa. 7. Fortalecer la cultura de la evaluación, certificación y acreditación para promover la competitividad académica y mejorar el servicio educativo a partir de los indicadores y parámetros que establece la economía global. 8. Diversificar y ampliar el campo de formación docente para brindar mayores oportunidades de inserción laboral y reconocimiento social a los egresados de escuelas normales.

Para atender la desigualdad social y disminuir las brechas económicas, es necesario que la escuela, en su calidad de institución, forme a los ciudadanos del futuro bajo los principios universales que dignifican al hombre como un ser social, con la capacidad de transformar y transformarse para lograr el bien común, ya que una pandemia puso en evidencia los eslabones más débiles de la economía global y de sus instituciones.

El aprendizaje derivado de este desastre global debe fortalecer el sistema educativo mexicano —particularmente a la educación normal— porque este marco de referencia es un promotor del cambio y transformación social. Cuando la intervención se empobrece al no actuar con congruencia con el escenario emergente, el discurso pierde sentido y la misión social se pone en duda en el contexto de la desigualdad social.

La inclusión en tiempo de contingencia es posible. Si el profesorado se visualiza en estos escenarios e interpreta las nuevas realidades globales —más allá del espacio escolar— y si realiza lecturas distintas del contexto global y local para contribuir en la formación del ciudadano del futuro, desde esta perspectiva el cambio es evidente; por lo tanto, las culturas de la enseñanza requieren transformarse para promover la transformación de los educandos en el escenario de la inclusión educativa.

Referencias

Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de

Desarrollo Social) (2018), Anexo único de los “Lineamientos y Criterios Generales para la Definición,

Identificación y Medición de la Pobreza”, México:

Coneval. Hernández Licona, G. et al. (2018), Pobreza y derechos sociales en México, México: Coneval. Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) (2019),

Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de

Tecnologías de la Información en los Hogares (endutih) 2019, México: Inegi, disponible en: https://bit. ly/3cNaM85 [fecha de consulta: 10 de julio de 2020]. (2018), Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2018, México: Inegi, disponible en: https://bit.ly/3lv2OEH [fecha de consulta: 25 de julio de 2020]. sep (Secretaría de Educación Pública)(2020), Boletín No. 146

Avanza México en el uso y capacitación de herramientas digitales, así como en educación a distancia: Esteban Moctezuma, disponible en: https://bit.ly/3vEAFQh [fecha de consulta: 10 de julio de 2020]. (2019), Acuerdo educativo nacional. Implementación operativa. Estrategia Nacional de Educación Inclusiva, México: sep. unesco (Organización de las Naciones Unidas para la

Educación, la Ciencia y la Cultura) (2016), Desglosar el

Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Educación 2030. Guía, París: unesco.

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