Suecy Callejas Estrada MINISTRA DE CULTURA
Alexander Hernández DIRECTOR DE MALABAR
Cristian López Madjer Linares Julián Zaldaña Carlos Teshcal COMITÉ EDITORIAL
Harold Sánchez COORDINADOR EDITORIAL
Gabriela Morán DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Los contenidos y opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de las autoras y autores. Se puede reproducir parcial o totalmente citando la fuente. revistamalabar@cultura.gob.sv © Revista Cultural Malabar, Año 1, N° 2 © Ministerio de Cultura Imagen de portada: Mundo itinerante, por Santiago Valladares. Fotografía y edición de Julio Portillo, 2020. Fotografía de portadilla y edición de Josué Alexander Menjívar, 2020.
SU M RIO
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EDITORIAL
VISUAL
CONTRAPELO
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CONTRACARA
SENSACIONES
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e nuevo, el telón se ha levantado para descubrir a los nuevos actores en la escena del arte salvadoreño. En esta ocasión, tengo el gusto de presentarles el segundo número de la Revista Cultural Malabar. Antes de hablar del contenido de este número conviene recordar que el anhelo de Malabar es convertirse en una plataforma para las diversas expresiones culturales urbanas que no figuran como prioridades en otras revistas culturales. Su objetivo es ofrecer desde la institución un espacio para dialogar con los artistas emergentes sobre sus proyectos y sus pasiones. Este segundo número contiene siete trabajos entre reseñas, entrevistas y poesía. En la primera sección Visual, Laly Astrid Vargas hace una reseña biográfica de Santiago Valladares y nos expone en el plano descriptivo una de sus obras. Valladares es un artista plástico con influencia surrealista que ha logrado sobrepasar las fronteras nacionales debido a lo magistral de su técnica.
En la sección Contrapelo, la dirección de Malabar realizó una entrevista a Juan Carlos Osegueda, músico fundador de la extinta banda Barú. Osegueda reconstruye la historia de la banda y nos explica su objetivo musical y a la vez escénico que fue producto de una marcada influencia del género Dark Cabaret. En Verbal, sección dedicada a la literatura, contamos con una selección
poética de Antonio Teshcal. Se trata de cinco poemas con temáticas que oscilan entre la reflexión lírica sobre el paso inexorable del tiempo, el amor filial y el recuerdo cálido de la infancia mediante la figura materna. Asimismo, el lector advertirá la profunda sensibilidad del poeta hacia los seres vivos, lo cual es producto de su formación académica en la Medicina Veterinaria. La siguiente sección es Contracara, en esta ocasión contamos con una amena conversación entre el entrevistador Ronald López con la modista y bailarina, María Fernanda Rivas. Mafer, como se le conoce en el ámbito de la moda, nos cuenta sobre su debut en la pasarela con su colección Riesgo apasionado, que es una línea de ropa deportiva que se inclina por la sugestión del color y la tendencia moderna. En Sensaciones encontraremos a Laura Vega, mejor conocida como Soma, artista corporal, quien habló con la dirección de Malabar sobre su experiencia en el mundo del tatuaje y los retos que conlleva dedicarse profesionalmente a ello. Además, nos platica sobre sus diversas facetas artísticas y la forma cómo encuentra un equilibrio entre sus diferentes pasiones como la música, la literatura, las artes plásticas y el tatuaje.
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La última sección, Semblanzas, está integrada por dos trabajos que reseñan dos grandes eventos artísticos acaecidos en nuestro país durante el 2019. Primero, Walter Romero nos habla sobre el Festival de Casas de la Cultura que consistió en llenar las principales plazas y parques de San Salvador con eventos artísticos ofrecidos a públicos de todas las edades. De este modo, el Festival fue una apuesta de la institución por incluir a la gran mayoría en el quehacer artístico nacional, en un hecho que Romero lo resume como «abrir las casas y tomarse las plazas». En segundo lugar, tenemos una entrevista que la dirección de Malabar realizó para este número, en esta ocasión hablamos con Víctor Santana, mejor conocido como Skar en el mundo del grafiti, quien es el director ad honorem de Arte X. Su habilidad con el spray y sus convicciones de artista lo han hecho representar al país en eventos extranjeros y, además, le han dado el privilegio de organizar eventos únicos y legendarios dentro del grafiti como el MOS y Área 503. De este modo, Skar nos habla sobre su experiencia personal y cómo la organización nacional del grafiti ha ido evolucionando hasta llegar a convertir al país en referente latinoamericano. Cerramos esta edición de Malabar agradeciendo a todos los artistas que nos proporcionaron su tiempo y sus palabras y a los estudiosos que colabo-
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raron en este número. Con esta publicación, el Ministerio de Cultura reitera su compromiso con los artistas y el público joven salvadoreño de promover el arte en sus diversas manifestaciones. Les recordamos que la convocatoria para el tercer número de Malabar queda abierta, cuyos requisitos están referidos al final de esta edición. Más vale que ya estemos listos para la segunda función de Malabar, porque el telón ya se eleva y el asombro nos aguarda. Alexander Hernández
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DESDE EL INCONSCIENTE:
EL SURREALISMO DE
SANTIAGO
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Por Laly Astrid Vargas
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antiago Valladares1 se interesa en expresar sus emociones sin abandonar la realidad, pues no prescinde de ella al concebirla en un contexto mágico mediante objetos, frutas, animales y personajes que dan un carácter onírico a su obra. Estos elementos y eventos con características fantásticas, y a la vez con tono realista, se mezclan entre fábulas y cuentos que el pincel traduce en imágenes y composiciones que tienen una retención deliberada de información y explicaciones sobre un desconcertante mundo ficticio. El artista recurre a la incongruencia y a la contradicción alcanzando lo escandaloso; es una búsqueda de lo insólito que pretende producir un efecto de asombro, un choque de nociones y percepciones incoherentes. Valladares revela, descubre y expresa una realidades desconocidas y alucinantes; realidades hasta ahora no vistas, contradictorias y ricas en peculiaridades y deformaciones que hacen de su obra algo inusual.
Escultura de bronce en el estudio de S antiago Vall adare s Fotografía y edición de Josué A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
Saliendo de San Salvador, pasando por Santa Tecla y buscando los paisajes de la carretera que conduce a Zaragoza, se divisa un pueblo en donde el aire huele a libertad, entre calor y brisa. Allí donde los paisajes y el mar se unen para dar sonrisas, buscamos a la persona detrás del artista al que todos conocen como Santiago Valladares. Ahí lo encontramos, alejado del ruido de las ciudades, rodeado de la naturaleza, con bosques, flores y el encanto de los animales curiosos que son los verdaderos protagonistas del espacio que lo rodea, pero que a su vez lo inspiran; entre loroco, yuca, caña, uva, maracuyá y otras frutas y verduras que ofrece su huerto casero, está el hombre, el ser humano que además de producir piezas de arte, de rodearse de los que admiran su obra, colegas, galeristas y coleccionistas, tiene una familia, una esposa e hijos con los que comparte sus alegrías, victorias y pesares. 1
Santiago Valladares (1976), pintor y escultor salvadoreño.
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Para los que se preguntan sobre quién es Santiago Beltrán Valladares, empezamos diciendo que nació en San Salvador, en 1976, siendo hijo de Marcela Valladares y Rufino Beltrán. Vivió su infancia en Santo Tomás junto a sus dos padres y sus ocho hermanos. Con tan solo nueve años, papel y lápiz en mano, hizo sus primeros trazos inspirado por sus hermanos mayores. Luego del terremoto del 10 de octubre de 1986, se trasladó con su familia a San Salvador. Cuando cursaba el cuarto grado en la escuela, su padre le insistió en que aprendiera un oficio, así fue como hizo sus primeras mezclas de color en un taller de electrodomésticos. Asimismo, descubrió que los enseres carcomidos por el óxido dibujaban algunas formas o personajes que su inconsciente jamás olvidaría; de forma desprevenida y como si su destino le diera una pista, Santiago se interesó en el arte. Terminada la escuela, desempeñando un oficio y aconsejado por su madre, inició el bachillerato en Contabilidad, aunque en el presente admite que «no era mi vocación», también recuerda que «esa época fue de muchos problemas estudiantiles por rivalidades entre colegios», lo cual lo obligó a retirarse en el primer trimestre del segundo año del bachillerato. Pasados varios meses, se puso muy inquieto al enterarse de un bachillerato en Artes; rápidamente tuvo a la mano toda la información y comenzó con clases sabáticas, esto debido a que el año estaba muy avanzado para ingresar en horario normal. Valladares nos dice con orgullo: «mi promoción estrenó el edificio del CENAR».2 Fue en el bachillerato cuando Santiago Valladares introdujo los colores óxidos a su obra usando los óleos y los principios básicos de color. Inspirado en las fachadas y humedades de las paredes de las casas, 2 Jesús Ernesto Morales Cartagena, Panorama actual de las artes plásticas en El Salvador desde una crítica antropológica (Universidad Tecnológica de El Salvador, 2018). 3 Directora de galería Espacio, fue un lugar de gran prestigio artístico por más de 25 años en El Salvador, desde 1985. La galería estuvo situada en calle La Reforma, 209, San Salvador. Sin embargo, actualmente está cerrada al público. 4 Exposición de gran impacto en el arte salvadoreño. En este evento participaron los grandes representantes de las artes visuales a nivel latinoamericano. No se tiene fecha del inicio del evento, ni fecha de culminación del mismo. 5 Janine Janowski, directora de galería Laberinto en San Salvador, 1977. La galería se encuentra cerrada desde hace varios años.
Contemplación Foto graf ía co r tesía d e Va ll a dares , 2019, y e dició n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 . Té c n i c a : Ó l e o s o b r e l i n o , 1 0 0 c m x 9 4 c m .
surgieron personajes que para los demás eran invisibles, pero que para la mente del artista cobraban forma y movimiento. Como todo un apasionado por el arte, comenzó a visitar la galería Espacio. Con el entusiasmo e inocencia de un niño recuerda a la Sra. Rina:3 «ella hacía exposiciones y muestras de artistas internacionales, como la exposición latinoamericana»,4 y añade con una sonrisa: «Yo salía de la galería corriendo y emocionado a agarrar pinceles y a crear, al ver tantos artistas, mezclas de color y tendencias». También recuerda gratamente a la Sra. Janine5 de la galería Laberinto, a quien en más de una ocasión le llevó sus primeras obras para pedirle asesoría: «ella las aprobaba, me animaba y decía que iba por buen camino».
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S antiago Vall adare s e n su e studio Fotografía y edición de Josué Alexander M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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Diferentes pinceles en el estudio de S antiago Vall adare s Fotografía y edición de Josué A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
En sus inicios, Valladares fue parte del grupo de restauración de la Colección Nacional de Artes. Asimismo, participó en varios concursos que ganó, entre los que están el de Bancasa, la Tabacalera y otros en los que recibió menciones de honor. «La gente dice que el artista ya trae esto, pero no es así, se desarrolla con la práctica», refiere el artista. En uno de esos premios tuvo la oportunidad de viajar a México, donde pudo admirar de cerca las pinceladas de los grandes maestros en el Museo de Arte Moderno.6 En 1999, hizo su primera exposición en un espacio administrado por el Centro Cultural de San Salvador, no recuerda el total de las obras expuestas, pero sí afirma que son muy pocas las muestras colectivas en las que ha participado, ya que la mayoría de sus exposiciones prefiere realizarlas de forma individual. Santiago Valladares también es un investigador del arte que siempre está leyendo, estudiando, formándose de una y otra forma, ya que está apasionado especialmente por las artes plásticas. Describe que el ADN de sus paletas es variado, porque en ellas prepara muchas tonalidades para usarlas de acuerdo con las necesidades de cada pieza; de esta forma, no tiene una paleta favorita: «los tonos añejados, los logro sin intención, están impresos en mí», dice con énfasis, pero eso sí, prefiere la calidad de las mejores marcas que lo llevan a explorar las tonalidades diferentes y novedosas. Actualmente, trabaja en formatos disímiles, además acepta que tiene un poco de todo en su obra pictórica: óleos, acuarelas, carboncillos, entre muchos otros. Santiago comenta que aunque le gusta dibujar, sólo hace bocetos para clientes específicos, quienes se los piden antes de la obra en lienzo. No le teme a trabajar bajo presión, ya que deja de lado la idea preconcebida y permite que cada mancha le sugiera los personajes, una idea, una forma, no sólo para la obra actual sino para las que vendrán y para otras exposiciones. Sus obras han sido expuestas exitosamente en Chile, Estados Unidos, Panamá, México y Guatemala, además de varias participaciones en Costa Rica. 6 Georgina Cevey Montes de Oca, Museo de Arte Moderno de México: Medio siglo de modernidad (México, 2015).
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Si hablamos de sus influencias, entre sus principales referentes se encuentra El Bosco7 con su tríptico El Jardín de las delicias, que se encuentra en el Museo Nacional del Prado8 en España; obra que pudo observar de manera minuciosa hace años en un viaje que hizo a Europa junto a su esposa. También admite que le entusiasma hacer apuntes de los grandes maestros europeos. En cuanto a referentes salvadoreños, el más preciado es el pintor Benjamín Cañas,9 de quien hizo una breve reseña bibliográfica y de quien adquirió una obra en Guatemala: «es uno de mis tesoros», sostiene. Acerca del arte y cultura en El Salvador, el artista afirma: «hay vacíos por cubrir» y lamenta la ausencia del cine educativo: «la globalización y los medios no permiten tener parámetros en cuanto a lo que se consume dentro del país, por ejemplo en la música, lo cual no contribuye a la problemática que vive en la sociedad y sobre todo en los jóvenes».
No lo cuento Foto graf ía co r tesía d e Va ll a dares , 2019, y e dició n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 . Té c n i c a : Ó l e o s o b r e p a p e l , 9 7 c m x 9 7 c m .
7 Pilar Silva Maroto, El Bosco y España en el siglo XVI y XVII (Museo Nacional del Prado). 8 German Matías Vicondo, Visión General del Museo del Prado (Universidad de la Rioja, México, 2013-2014). 9 Mario Bencastro, El vuelo de la alondra (Ediciones Puerto Santa Lucía, San Salvador, 2019), 205-208.
Las dudas Foto graf ía co r tesía d e Va ll a dares , 2019, y e dició n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 . Té c n i c a : Ó l e o s o b r e t e l a , 1 2 0 c m x 1 2 5 c m .
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Lejos Foto graf ía co r tesía d e Va ll a dares , 2019, y e dició n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 . Té c n i c a : A c u a r e l a , 3 8 c m x 2 8 c m .
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S antiago Vall adare s e n e l inte rior de su c as a F o t o g r a f í a y e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
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Dentro de su estudio, de techos altos y amplias ventanas, se observan dibujos en grafito: «es difícil para mí ver una pared en blanco y no mancharla». A sus 43 años, admite que aún tiene muchas anotaciones por llevar a cabo en lienzo y que sigue en la búsqueda de una composición que lo sorprenda a él y al espectador. De esta forma y en el momento actual, Valladares penetra en el misterio creador del subconsciente, pues algunos de sus personajes brotan espontánea y libremente, mientras que otros simplemente salen de una mancha que insinúa una silueta, una visión artificial o una anomalía en el lienzo, lo que para el artista se convierte en un nuevo actor que sale a escena en el mundo fantástico, «como esperando su turno» en una obra de teatro o en las presentaciones de los escenarios más afamados del mundo; así son los personajes nunca vistos del artista salvadoreño, personajes vestidos con trajes coloridos, con brillos, luces y sombras que definen sus volúmenes. A pesar de que su trabajo ya es reconocido, Valladares sigue buscando y trabajando todos los días, de esta forma no es extraño ver en todo su estudio pinturas en proceso de secado de varios formatos y de diferentes técnicas, no sólo en pintura y dibujo, sino también en tallado y modelado de esculturas, muchas de éstas son reproducidas posteriormente en bronce, siendo él mismo quien prepara los óxidos para las patinas. Esa búsqueda de lo perfecto, del detalle, lo lleva todos los días en las madrugadas a seguir expresando parte de la realidad mágica que vive dentro del artista y que está dispuesto a compartir con los que quieran y acepten contemplarla. Durante sus inicios en las artes plásticas, Santiago Valladares convivió con la soledad, pero hoy tiene claro que durante su camino ha evolucionado junto con su paleta, haciendo que los que observan sus piezas acepten la fantasía como algo normal y común, ya que en el fondo es un juego creador; un juego con fórmulas artificiales en el que han aportado grandemente sus dos hijos, Nicolás de nueve años y Lucas de seis años, quienes han influido en su imaginación en los últimos 10 años de su carrera. Ellos le han brindado una felicidad diferente que los óleos y las pinturas no le pueden conferir; de igual manera, la compañía de su esposa Roxana Díaz, con quien está muy agradecido, se vuelve influencia, pues ella es una profesional y un motor irreemplazable en su carrera, ya que se encarga de todo lo administrativo en cuanto al comercio de sus obras se refiere, además de planificar reuniones, clientes, contactos con galerías, coleccionistas y proveedores.
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Tr e s p i n t u r a s e n e l e s t u d i o d e S a n t i a g o V a l l a d a r e s F o t o g r a f í a y e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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S antiago Vall adare s pintan do en su estudio Fotografía y edición de Josué A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
Breve descripción de una obra de
Santiago Valladares La imagen visual funciona como una representación, una realidad que no se encuentra en los objetos, personajes o figuras que se presentan en ella, sino que actúan simbólicamente, ya que hacen referencia a lo que está más allá de la obra. La obra Interior cálido cuenta con una representación espacial que produce una ilusión del paisaje en el fondo, mientras que una línea horizontal evoca descanso o equilibrio dividiendo el cielo, el cual consta de nubes que insinúan una tormenta sobre un suelo amarillo y árido donde hay árboles con follaje y otro seco. Las figuras centrales constituyen un solo elemento, brindando una percepción subjetiva y creativa donde se utiliza un lenguaje metafórico, produciendo en el espectador diferentes sensaciones gracias a la temperatura de los colores y a la organización de todo el conjunto.
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Interior cálido Fotografía de Jonathan Guevara, 2019, y edición de Josué Alexander M e n j í v a r, 2 0 2 0 . Té c n i c a : Ó l e o s o b r e t e l a , 1 5 0 c m x 150 cm.
Las formas centrales reflejan una aparente calma, armonía, sumisión e ilusión de poder; por ejemplo, desde la tetera se evaporan burbujas y se ostentan lujos y brillos vibrantes donde la mayoría de los personajes se ven reflejados y atraídos por alguna razón. Todos levitan alrededor de la tetera: la pelota, el pequeño niño, el barco de papel, el caballo con rostro humano y piel de mandarina (como luciendo un disfraz), una sombrilla llevada por el viento que deja ver un personaje en su interior, el hombrecillo del traje rojo y un rábano que ha perdido su color. Todos ellos parecen estar invitados a un gran evento, un carnaval de colores y toda una organización formal en la que se les ha negado tocar el suelo. Es imposible que el espectador no se sienta atraído por la representación bidimensional en óleo, donde se hace uso de la textura óptica en las formas e imágenes en las que el artista ha derrochado su poder expresivo. Paleta de colore s de S antiago Vall adare s F o t o g r a f í a y e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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DARK CABARET:
RECORDANDO A BARÚ Por Juan Carlos Osegueda1 Banda Barú D e izq u i e r d a a d e r e ch a: F i d e l Ve l á s q u e z , Ó s c a r A lf a ro ( Tin), Manuel Molina, Rebeca Alvarenga, Guillermo Ve l á s q u e z y J u a n C a r los O s e g u e d a . F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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arú fue una banda de rock salvadoreña que incursionó en el Dark Cabaret, género musical que combina la música, las artes escénicas y el malabarismo. En cada concierto, Barú creaba una atmósfera de alta conexión sensorial con su público que disfrutaba y se sentía parte del show. Actualmente, la banda está disuelta pero su legado ha motivado a otras bandas nacionales a incursionar en este género. Revista Malabar (RM): ¿Cómo nació la idea que formar una banda de esta naturaleza? ¿Tenías claro qué tipo de banda querías formar? Juan Carlos Osegueda (JCO): Siempre he estado en bandas de rock. Barú ha sido, quizá, la cuarta banda. Siempre he tenido la curiosidad de hacer proyectos de música y siempre le he buscado un plus, algo que vaya más allá de subirse a tocar. Sin embargo, antes de Barú no me había entendido con nadie en este punto, tampoco había sido fundador en otras bandas. En bandas anteriores, siempre había propuesto que se hiciera algo más que sólo tocar, pero la idea no encajaba en ninguna banda, todo se enfocaba en la música y yo sentía que no se transmitía mucho. Entonces, mi curiosidad me llevó a experimentar, ya conocía algunas bandas extranjeras que lo hacían. Me gustan las bandas que en el escenario generan un show además de la música, por ejemplo, con fuego, o se maquillan o llevan artistas invitados de otras ramas como el malabarismo. Por mi curiosidad llegué a conocer este género que se llama Dark Cabaret, que es parecido al gótico, pero que incluye elementos de circo, como el performance que puede ir amarrado a la temática de la canción; te doy un ejemplo: hay un grupo que se llama The Tiger Lillies y la canción se llama «Yin», mientras ellos están tocando hay otra artista que está haciendo fuego... y así se pasa la llama por todo el cuerpo y también 1
está tomándose una botella de ginebra en toda la canción. Al final se acaba la botella y apaga la llama con su boca... «apagar antorchas» le llaman a ese arte. Entonces, eso despertó aún más mi curiosidad y pensé que sería muy bueno hacer un grupo y montar escenas de ese tipo e invitar a otros artistas. Debido al medio en el que ando, conozco a mucha gente de otras artes, por ejemplo, conozco bien al colectivo Lágrimas de risa, ellos trabajaron bastante con Barú. Al inicio también pensé en tocar como solista con pistas trabajadas digitalmente, pero ya tenía composiciones propias y mejor busqué con quiénes tocar. Primero, vino Manuel Molina a sumarse a la idea, le pareció genial. Él fue el bajista del grupo. Pensamos empezar como dos y tocar con pistas, pero seguíamos en la búsqueda de otros músicos. Hubo personas que llegaron y ensayaron un par de veces pero no siguieron en el proyecto. Entonces, recordé algunos viejos amigos que, por su gusto musical, les parecería atractiva la idea. Ellos son Fidel Velásquez, que pasó a ser el guitarrista, y Óscar Alfaro (Tin), que pasó a tocar la guitarra acústica y otros instrumentos representativos del grupo como el xilófono. Ellos eran músicos sin prejuicios musicales, más abiertos. Aún no tenían mucha experiencia en grupos ni tocando en escenarios, pero eso ayudó a que les gustara la idea del grupo. En ese punto, ya éramos cuatro miembros, y sabíamos que Fidel tenía un hermano que tocaba
Entrevista realizada por la dirección de Malabar al músico fundador de la banda Barú.
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Rebeca Alvarenga en el parque F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
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la batería, Guillermo Velásquez, quien había estado ya en un grupo que se llamó Tiara, el cual tuvo presentaciones con un colectivo de teatro y había tocado en otros lugares como el Teatro Nacional. Guillermo tenía más experiencia que todos nosotros, tenía una experiencia más cercana a lo que se buscaba con Barú. También quiero mencionar a Rebeca Alvarenga. Realmente, ella vino después de Manuel Molina, lo que pasa es que siempre estuvo ahí pero no tocó desde el principio. Pensé en decirle a ella hasta que ya estuviera el proyecto con su forma. A ella siempre le ha gustado cantar, así que la incluimos, pero estuvo antes que Fidel y Guillermo. Recapitulando, primero vino Manuel Molina, el bajista; luego Rebeca y de ahí los otros tres compañeros que te mencioné (Fidel, Óscar y Guillermo), así llegamos a la configuración de Barú que durante varios años trabajó. Empezamos a trabajar en octubre de 2014 y llegamos hasta mayo del 2018, un poco menos de cuatro años. Nuestro nombre «Barú» fue una propuesta que hice a partir de que yo había conocido a un mago llamado Barú. Yo estudié en el Ricaldone y transitaba por la colonia San Luis. El mago llegaba a mi colegio y hasta entraba al salón de clases, incluso a veces escribía algo en la pizarra. Los estudiantes no le faltábamos el respeto sino que lo mirábamos con admiración porque era un personaje. Cuando nos miraba reunidos se sentaba con nosotros y siempre nos hacía algún truco y se ponía hablar de temas muy variados como de religiones, de arte, historia e incluso te decía: «voy a ver el astral» y te empezaba decir lo que vos habías sido en otra vida. Cuando lo veía en la calle siempre le ayudaba, le daba algún pan para que se lo comiera. Entonces, me pareció bueno hacerle un tributo al mago poniéndole su nombre al grupo. Los demás lo tomaron a bien porque también lo conocieron; para ese momento, Barú ya no estaba vivo, tenía como dos años de haber perdido la vida. J u a n C a r l o s O s e g u e d a , e x- v o c a l i s t a y guitarrista de Barú F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
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RM: Fue certero el nombre porque coincidía con la naturaleza de la banda y las sílabas Ba-rú resultan alusivas a lo circense. Ahora, cuéntenos cómo fueron los inicios de la banda: ¿Cuáles fueron sus influencias específicas dentro del Dark Cabaret? JCO: Esos grupos no son centroamericanos, son de Estados Unidos y Europa. Aunque en México vi un concierto de un grupo argentino que se vistió de payaso y dio un concierto bien a lo circense. Mi influencia más grande fue The Tiger Lillies... y hay otro muy personal que es Marilyn Manson, no es Dark Cabaret pero es bien gótico y da un show en el concierto, algo que se sale del aspecto musical y está más cercano de lo teatral; también hay otro que se llama King Diamond, ese sí es más metal. Por otro lado, la influencia latinoamericana que yo tengo bien presente es Café Tacuba. Algo que quiero enfatizar es que los miembros de Barú no éramos malabaristas sino que sólo músicos, todos aportamos mucho en ideas para el show y también en contactos para encontrar a otros artistas que fueron importantes y que colaboraron con el grupo. Siempre tuvimos artistas invitados quienes, mientras nosotros tocábamos, ellos hacían su arte. El estilo del grupo y su música llevaba un poco de cada integrante. El maquillaje sí era propio, cuando nos poníamos el maquillaje nos dábamos consejos sobre cómo deberíamos de hacer para crear mayor efecto, lo mismo sucedía con nuestra ropa, nos criticábamos entre nosotros pero respetábamos la decisión individual, siempre dentro del patrón de colores que era como un marco. RM: ¿Cuáles son las principales palabras que usted seleccionaría para definir el estilo y naturaleza del grupo? JCO: Le habíamos puesto un nombre extraño... era semejante a «Rock clown latino» o «Latin rock clown», era una especie de nuevo género. Esas tres palabras definían al grupo porque tenía mucho de rock latino y a la vez mucho del clown.
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Barú sobre un juego metálico F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
RM: Con respecto a su experiencia en la producción nacional: ¿qué opina de las diferentes bandas que integran el escenario del rock local? JCO: Pues, yo vengo tocando desde el 2002 en distintos proyectos, algunos han tenido más auge y otros hasta ya desaparecieron. También me desaparecí algún tiempo por la carga laboral. Lo que siempre he querido es que haya hermandad entre todos los grupos. Siempre trato de tener ese tipo de relación con los demás músicos, me gusta ver lo que hacen los demás para apoyar la música nacional... no me parecen bien las «bandas tributo», no estoy en contra de lo que hacen sino de que se le dé más apoyo que a las que de verdad tocan música original; es por los bares que ahora venden este tipo de música comercial y obviamente apoyan más a los tributos. Considero que es parte de la educación del público porque se interesan más por la música ya hecha que por lo nuevo, prefieren lo comercial y no apoyan al artista nacional y la originalidad. Hay una disputa entre lo comercial y lo original, por ejemplo: un especial a Queen llama más la atención que grupo original tocando un viernes. Entonces, la escena de El Salvador tiene mucha disputa entre la música original y «las bandas de cover» y en medio de eso hay gente que hace las dos
cosas. A veces lo usan como estrategia porque tocan dos o tres covers y luego lanzan algunas canciones originales, pero el problema es cuando sólo hacen tributo y no lanzan nada original, entonces no veo el sentido. No buscan construir nada, sólo hacer el mandado esa noche y ganar lo poquito que se saca, porque tampoco se saca mucho; al final viene siendo más diversión que vivir de eso. De esa forma, siento que dañan a la gente que sí se reúne para buscar algo original, algo que quedará en el arte y en El Salvador. Siento que le roban el espacio a ellos, porque hay bares que cada sábado tienen un homenaje y así no ayudan a los grupos originales, incluso desde doce meses antes ya saben quiénes van a tocar. Yo admiro y respeto más a los grupos que tienen música original, lo que hago es escucharlos como espectador, no me pongo en el plano de juzgar, sino que trato de ser imparcial, vivirlo y disfrutarlo. RM: Precisamente sobre la propuesta y originalidad de Barú, ¿cuáles eran sus temáticas recurrentes? JCO: Dentro de las temáticas... la más recurrente fue la crítica social. En segundo plano las vivencias y el tema romántico, aunque lo último fue poco, tal vez una canción.
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RM: Ya que menciona la crítica social, ¿había alguna idea o conciencia social en la naturaleza de la banda? JCO: Sí, nos interesaba crear conciencia crítica que no es lo mismo que ideologizar en ninguna dirección. Queríamos mostrar que hay desigualdad, injusticia, malos hábitos... eso buscábamos exponer. RM: ¿Esa conciencia estaba relacionada con su formación profesional o artística? JCO: Seguramente, porque casi todos éramos ingenieros. Yo soy ingeniero en Telecomunicaciones, Fidel es ingeniero en Química, su hermano era ingeniero industrial, Óscar es escultor y estaba terminando la carrera en Filosofía, Rebeca es licenciada en Artes y cocinera profesional, Manuel tiene una ingeniería en Telecomunicaciones y brinda talleres de la musicoterapia, además que tiene un colectivo que se llama Tambor. RM: Antes mencionó que las temáticas de la banda estaban relacionadas con vivencias, ¿puede contarnos a cuáles vivencias se refiere? JCO: Me refería a las experiencias del mago Barú, era como estar dentro de su mundo mágico. Quise decir experiencias y no vivencias, pero no las cantábamos de forma literal, por ejemplo, hay letras que mencionan que él está en el desierto, en un mundo mágico. También hay otras experiencias más personales como una del bajista que en una canción cuenta sobre un viaje que hizo y lo que vio. RM: ¿Además de la música en Barú tenían otras actividades o labores? JCO: Óscar siempre tenía exposiciones de escultura. Todos teníamos trabajo y algunos aún estábamos estudiando. A veces, nos costaba coordinar las reuniones pero lo lográbamos, así podíamos ensayar. Manuel Molina divirtiéndose en el parque F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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RM: Con respecto a la respuesta del público: ¿cómo fue la primera experiencia de ustedes como banda en el escenario? JCO: De todo, algunos, a algunos les dio sorpresa, otros lo vieron ridículo... nosotros estábamos cohibidos, nerviosos, porque estábamos iniciando, pero la gente lo estaba aceptando y eso era lo que más nos motivaba. RM: ¿Considera que hay resistencia de algunos públicos conservadores frente a la combinación de la música con el espectáculo visual? JCO: Algunos públicos son muy conservadores, no se abren a lo nuevo. Tampoco hay que decir que estábamos haciendo algo completamente nuevo, más bien estábamos atreviéndonos a incorporar otros elementos al rock. RM: ¿Cree que este género pudo tener mejor aceptación en los 90? JCO: Sí. Quizá porque soy de esa generación, pero creo que en los 90 hubiéramos tenido mejor aceptación. Recuerdo que en esa época, la música hecha en casa era más escuchada. RM: Y con respecto a los medios que utilizaron para darse a conocer: ¿cuál fue más efectivo para la difusión de la banda? JCO: Las redes sociales. Lo que de verdad ayuda es crear contenido audiovisual y distribuirlo por las redes sociales. RM: ¿Y en los bares cómo se proponían? JCO: En los bares vendíamos el proyecto como música y espectáculo, aunque no encontrábamos resistencia, pero lo difícil era el lado económico. Tocamos por ahí frente al parque Morazán. Además, en el Teatro Nacional hicieron un proyecto Live session, y 2
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nosotros fuimos una de las bandas elegidas. El proyecto tenía una buena producción de audiovisual y buen equipo, pero no fue abierto al público; ahí está el video en el canal de los productores y en Youtube.2 RM: ¿Considera que la música debe tener un fin social además de lo estético? JCO: El artista no está obligado a transmitir algo de conciencia social o hacer algo placentero. El artista muestra lo que está sintiendo y lo que quiere expresar, criticar o enaltecer, o mostrarse a favor o en contra de un tema. Nadie está obligado, pero quien se dedica a criticar o denunciar está más comprometido con su realidad, pero eso no es algo exclusivo del artista; toda persona podría comprometerse. RM: ¿Alguna vez escucharon lo que otras bandas decían sobre Barú? JCO: Oíamos críticas tanto a favor como en contra. Nuestras redes sociales estaban llenas de comentarios, pero según el contexto uno los tomaba en serio o no, por ejemplo: en el Metal Fest, un evento pesado del rock, nosotros hacíamos contraste con lo pesado de las otras bandas. Entonces, más de algún metalero dijo que éramos «una banda de circo o fresona», igual participamos en dos Metal Fest. Por otro lado, lo que estábamos haciendo era enriquecer el evento porque nunca se había visto nada igual, fue más ecléctico y con variedad. Además, el porcentaje de aceptación del público era mayor que los detractores. RM: A lo largo de los años, ¿percibió algún cambio estilístico o temático en la banda? La mayoría de las canciones las creamos al principio, luego nos mantuvimos con esas. Había una idea hacia dónde iba el proyecto, pero también hubo una evolución del tema. Todo era random al inicio... bien variado, luego la idea apuntaba a buscar temas, canciones sobre un tema claro. Así sacamos 12 canciones en toda la banda.
Sound Session - T01E04 - BARÚ. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=bwIFiUElaJs
P a y a s o K- p u s h , a r t i s t a i n v i t a d o e n varias presentaciones de Barú F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
RM: ¿Cómo consideras que es la relación entre los músicos y las instituciones gubernamentales y privadas? El tema es muy debatible porque entre los mismos músicos hay disputa. Todos queremos algo similar, pero en el rubro hay mucha división. Quizá se debería unir el gremio primero, ser más organizado. Cuando una banda negocia algo con lo privado o gubernamental queda bien posicionada, pero hay otras bandas que no tienen ni contactos. Todos deberíamos tener la misma lógica de trabajo y estar regidos por la misma ley. RM: ¿Qué opina de los esfuerzos de las instituciones por potenciar la música nacional, por ejemplo, la licenciatura en Música que recientemente fue lanzada por una universidad privada? JCO: Eso ayudará a generar músicos mejor instruidos académicamente, ya que habemos muchos músicos autodidactas, eso no significa que seamos mejores o peores, pero los instruidos puede que les cueste menos desarrollarse por tener formación académica. Entonces, esos proyectos aportarán a tener mejores músicos, pero también debe haber espacios laborales para ellos, pienso en esas carreras especializadas sobre astronomía, por ejemplo, que no tienen mucho campo laboral en el país. Si hay una carrera también debe haber un campo, pero la realidad es que ya hay mucha competencia entre músicos por tocar durante una fecha en un bar. RM: ¿Cuáles son los principales retos que enfrenta una banda? JCO: El primero es la idea inicial del proyecto, encontrar gente con el compromiso para dedicarse de lleno al proyecto. Todos los músicos deben tener bien claras sus prioridades. Luego depende del estilo de música, por ejemplo, la música tropical tiene menos obstáculos; al rock se le cierran lugares y espacios. Otro obstáculo es el económico, cuesta hacerse de equipo para ensayar, conseguir local, transporte y tiempo. Lo económico es una gran limitante. RM: ¿Cuál es su opinión sobre el trabajo actual de las bandas de rock nacional? JCO: Yo los veo como guerreros, porque estar haciendo esto acá es ir contracorriente; hay que tener amor a la música. Consi-
B a r ú y K- p u s h f i n a l i z a n d o u n c o n c i e r t o F o t o g r a f í a d e R o d r i g o S i l v a , 2 0 1 7, e d i c i ó n d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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dero que nos une la pasión, pero los egos nos separan. El gremio no está unido. La escena del rock está en crisis, hay poca afluencia de público y muchas bandas. Hay fechas en que un solo bar tiene varias bandas en vivo en sus tres sucursales. Creo que el territorio es pequeño y el público es poco, deberían calendarizar para que no agoten al público. La manera en que se podría unir el gremio es organizándose y expandiéndose, porque el territorio es muy pequeño y la mayoría de bandas no sale del país. RM: ¿Cuáles fueron las circunstancias que afectaron el trabajo de Barú y que lo hicieron cesar en sus presentaciones? JCO: Hubo un estancamiento creativo que nos llevó a conflictos de convivencia, también las prioridades externas del grupo nos dañaron. A esta altura, no sería posible un retorno. Personalmente, yo sigo trabajando en otro proyecto sobre la misma base y concepto del Dark Cabaret; la modificación es mínima, siempre tratando de mejorar.
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RM: ¿Qué le diría a una banda de rock en formación que tiene intenciones de ingresar al Dark Cabaret? JCO: Los apoyaría y me interesaría verlos. Sería muy bueno ver una banda que se interese por esto... que integren elementos como la danza, el teatro. No les daría consejos, está difícil aconsejar a alguien porque yo también quiero saber cómo mantener un grupo y que le vaya bien [ríe], acá casi no hay nadie para dar consejo, debe ser alguien que haya destacado, pero casi nadie ha salido del país como sí los hay en otros estilos de música. Pienso que es posible dedicarse sólo a la música y vivir de ello, algunos lo hacen, pero no con el mismo grupo, sino que tocan ahí y allá... encontrar un solo grupo que venda y viva de lo que ellos mismos han hecho es bien difícil. Eso de que los músicos anden como préstamo de banda en banda es válido, porque tienen cómo sacar algo más económicamente; la mayoría estamos sobreviviendo. Sí es contraproducente artísticamente para su propio grupo porque no se concentran en algo de calidad, afecta a la originalidad de la música en general.
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A n t o n i o Te s h c a l Mientras explota el ajonjolí De Leticia aprendí que el relajo debe tostarse para que libere su poderío, que el ajonjolí se tuesta aparte porque su corazón es sensitivo, y que todo: la pepitoria, el maní, el ajo… todo debe macerarse con piedra como alquimista y buen indio. Que el pollo de diciembre debe cambiar de color antes de agregar el resto del cobre. También de ella aprendí
Leticia es una niña cantando sobre la montaña,
a tener ojos buenos para los animales,
explicando con parábolas
la palabra buena para los viejos y los loquitos,
cómo volar a los pájaros.
la sonrisa arcoíris de las plantas,
Ella es el sol que buscan los insectos
el azúcar de la fruta y las manos
para encontrar su destino inefable,
y la terquedad del amor.
es el misterio terrestre en la fundación del ombligo.
Ella sabe que todos mi huesos hablan de ella y que mi sangre
Leticia es la vida y el amor hasta sus últimas
si tiene luz es por ella,
consecuencias.
y si alguien dice alguna vez
Leticia solo puede tener otro nombre: Mamá.
una palabra suave, de fuerza, de luna a la sombra de mi palabra es por sus manos y su voz que me hicieron de barro.
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Plegaria «Averte oculos tuos a me, quia ipsi me avolare fecerunt» Cantares 6:5. Voy con las manos deshojadas al viento buscando algo de tibieza y suspiro para esta falta de extensión y luz, pero nada se parece a tus manos, sólo tu cintura frutece los desiertos. Y mientras mastico las arenas de los remordimientos –que han de heredar todas las generaciones de mi tristeza– trato de medir la noche azul con mis labios, pero nada se aproxima al dulce infinito de tus besos de niña. Deambulo como un Caín malogrado, trece veces trece maldito entre los hombres, sin esperanza de aliento para este pájaro perdido que aletea desesperado por cantar en el cielo donde mana leche y miel. Impía y capital fue mi cobardía de no soportar tu ofrenda de sangre y redención. Oh, doncella, lirio entre los espinos, perdóname por haber negado antes del alba tu eternidad que hoy ansío. Azótame, lapídame, crucifícame al mar de indiferencia y la piedra del olvido, pero déjame morir contemplando como una estrella el paraíso encendido de tus ojos, soñando resucitar de esta muerte de tantas caídas en el sagrario de tus manos inmaculadas, en el suave aceite de tus labios, en los preciosos olivos de tu piel.
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Repartición de plumas Me voy. Después de reunir mis piedras, después de haberme aproximado al profundo sol de la ignorancia, después de renunciar contra mí, después de haber amado. Doy un beso a mi padre y otro a mi madre, separados por la tormenta humana pero redimidos en mi boca. Recuerdo la risa de mis hermanos como lo mejor de mi juventud, toda nuestra praxis de desnudarnos hasta la más pura carcajada. Recuerdo el dulce beso de mi esposa, su cielo de colinas, calor y espuma, donde soñé la muerte y la eternidad hasta mi propia negación. Y sonrío a los míos a la sombra de esta soledad que compartimos descalzos, hermanados de locura. Me voy. Dejo mis versos de luciérnagas a aquellos que nunca simpaticé para que aprendan a amar al prójimo y sus debilidades. Dejo los versos grises a aquellos que me amaron, porque a pesar de ser cojituertos nacieron de mi humanidad acorralada y serán recibidos como el pan, como lo fui por ellos a pesar de mi monstruosidad.
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Dejo a las niñas mi beso de niño humillado, mi abrazo de pájaro crepuscular, mi miedo puro de cristal y mi sueño de ser siempre un niño hambriento bajo el árbol pivote del triste y temeroso Edén. Dejo a los niños la amistad que se quedó atada en mis ojos de soledad durante los años que se hicieron añicos de olvido y páginas blanqueadas por el humo. Dejo a la Medicina Veterinaria
Dejo a la Química
el viento de este ejercicio fortuito,
mi espíritu dialéctico y nativo
sin vanidad ni avaricia,
que conversa con el vientre de los astros
basal, ordinario y arisco,
y el verbo noctámbulo,
que me llenó de jiote
la piedra sobre la piedra y bajo la piedra
y eterna cuarentena.
de la ceniza andante de los mundos condesados al precioso antidígito
Dejo a la Microbiología
de la imprescindible nada.
mi nuevo asombro teogónico, los anteojos sorprendidos
Ahí quedan mis besos elementales
en mi vértebra supina,
hechos protio, deuterio y tritio,
mi aplicación procariota,
todo mi calor inespecífico
mis ribosomas bajo la manga,
a la hora del eclipse
mis caricias mitocondriales
y la hibridación del ascenso.
con nombre de espora solitaria y encendida
Dejo a la poesía
en la dormancia de las memorias.
todo mi fracaso bienintencionado, lo más dulce de mi ingenuidad y mi conquista, mi coqueteo con la guitarra que solo me trajo más sueños imposibles de los que podía soportar.
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Dejo mis lecturas atesoradas a diente y frío en Malpais y en Comala, en el Mundo Nomasito, en cualquier exilio difícil: dentro de sí y por propio yugo. Dejo a mi esposa toda la torpeza de mi sinceridad que nunca supo convencerla de mis límites y me lapidó una y otra y otra vez con todos los huevos de basiliscos multiplicados en su almohada hasta hacerme beber la cicuta y el silencio en la copa de mi barro y de mi amor que puse a sus pies tan dulces y pequeños. Dejo a mis padres y mis hermanos mi crucifixión en su beso y su perdón contra todo orden y desorden. Les dejo mi amor devoto de pájaro y mis últimas palabras hechas canto desde el estrecho más aquí hasta el certero y largo más allá.
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Sempiterno Cuántos muertos nos han acompañado en el camino, cuántos pies han crecido en nuestros pasos, cuántos rostros han contraído nuestra sonrisa, cuántos muertos se besan en nuestros labios. Hemos andado y desandado vacíos de soledad con un panteón hecho avispero en nuestra carne. Hemos crecido desde millones de vientres y millones de pechos nos han amamantado. Porque nuestros huesos de tan plurales ya son de todos, menos nuestros huesos, y las palabras las hemos volado al viento porque el viento nos trae todas las palabras. Por eso ando, porque no caiga todo el pasado, y si prendo un sahumerio será para todos las mañanas. Porque cuando alguien muere no se advoca solo; son todos los muertos que no conocen el descanso.
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Responso para un físico Si pudiéramos rescatar el tiempo que se pierde en el Seguro, en los pasillos de los indiferentes hospitales, en las colas donde se pagan los recibos, en la inútiles oficinas que nos sentencian a esperar la nada del vacío, perdiendo nuestro mayor y breve tesoro. Oh, señor Hawking, resucitaríamos a nuestros mayores muertos, leeríamos todas las bibliotecas dormidas en la esperanza, recuperaríamos los besos de la eterna juventud y fundaríamos la nueva sonrisa. Haríamos el amor largamente con la decencia de la palabra y las horas nocturnas, finalmente tendríamos tiempo para suspirar, no faltaría el agua en medio día. Y si pudiéramos otorgarlo como un ramo de laureles te daríamos lo necesario en copa sanguínea, para que alcanzaras a unificar a fuego lento lo que llevamos metido en cada quark de nuestro hueso y no acabamos de entender mientras soñamos.
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Pero la relatividad toma estandarte en todos esos sitios que huelen a pedantería, a comodidad, a banalidad, a chismes esquineros y sobre todo pérdida, la mayor pérdida. Y aun así dormimos y seguimos durmiendo. Es un agujero negro que se lleva nuestra luz y nuestra sombra y nos deja toda la basura del muro existencial sin esperanza de rescatar algún colibrí. Don Hawking, cuántos como tú deberíamos amar así esta era donde la tecnología acaba por utilizar al hombre. Nosotros, los malagradecidos del azar, del bosón de Higgs, o de los eternos dioses. Nosotros nos hemos anquilosado enfermos de quietud, mientras tú conseguiste alas celestes de tanto andar y ahora acabas de resolver inexorablemente el más antiguo de los misterios humanos.
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LOS COLORES HABLAN POR SÍ SOLOS:
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ENTREVISTA A LA DISEÑADORA DE MODA MARÍA FERNANDA RIVAS Por Ronald López Diseño deportivo masculino de María Fernanda Rivas Fotografía de Miguel Ser vellón.
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a idea es hablar de la moda y su relación con la cultura y la expresión social desde el trabajo que está haciendo María Fernanda Rivas. Ella es una diseñadora de moda que tiene una propuesta muy atractiva e innovadora en el ámbito salvadoreño. Mafer ha estado involucrada en el ámbito artístico desde hace muchos años; ha sido modelo de fotografía, bailarina y con frecuencia es invitada a medios televisivos para dar su opinión sobre moda. Su colección de ropa deportiva Riesgo apasionado está basada en el lago de Ilopango y en sus misterios profundos. La fuerza de esa caldera volcánica simboliza la pasión interna de las personas y su belleza externa. De esta forma, sin temer al conservadurismo y rompiendo estereotipos, Mafer es parte de una generación de jóvenes que están despuntando con propuestas originales en el ámbito de la moda que en El Salvador ha sido ocupado por muy pocas personas. Ronald López (RL): Usted ha estado involucrada en el ámbito artístico desde hace tiempo en la rama de la danza y modelaje. Además, me cuenta que es bloguera y participa también en programas de televisión, entonces podemos decir que su ámbito siempre ha sido la farándula y el quehacer artístico nacional. Sin embargo, después de interactuar y conocer diversos ambientes, le pregunto: ¿qué la llevó a decantarse y elegir el diseño de modas? María Fernanda Rivas (MFR): No fue fácil. Mis papás son artistas, pero de mis tres hermanos sólo yo salí con los mismos intereses que ellos. Cuando estaba en el colegio, no sabía qué estudiar porque no quería ninguna licenciatura en Administración de Empresas, Medicina o Leyes... quería seguir bailando toda mi vida. Empecé a ver las carreras de diseño; aunque no quería Diseño Gráfico porque no era lo mío. Entonces me acordé de que estaba el Diseño de Modas. Les dije a mis papás que eso iba a estudiar, pero al principio no me apoyaron hasta que al final
sí aceptaron la idea. Desde chiquita, yo decía que iba a ser diseñadora de moda, todos mis trajes de danza árabe los diseñaba yo misma. Como mi mamá cose, por suerte, todo me lo hacía justo como yo se lo dibujaba, pero nunca me imaginé que de verdad lo iba a lograr. Yo tenía una amiga que ya estaba por salir de esa carrera y le pregunté: ¿cuál es el consejo que me das y qué pensás de esa carrera? Lo positivo y lo negativo. Ella me terminó de convencer, aunque cuando salí del colegio comencé estudiando otra cosa: mercadeo; pero, luego, vi que de plano yo no podía ser infeliz y me cambié de carrera. En el 2017, comencé diseño de moda y no me arrepiento jamás en la vida. Es lo más bonito que me ha pasado. RL: Ahora que usted ya está inmersa en el mundo de la moda, ¿qué implica ser diseñadora de moda en El Salvador? MFR: Son un montón de sacrificios, como en todo. Somos personitas que tienen que saber de mucho y saber
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Diseño deportivo de María Fernanda Rivas Fotografía de Hector Sosa, 2019.
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cómo se hace todo y cómo se compone, porque uno no se puede quedar sólo con el conocimiento que le dan en la universidad, siempre se tiene que ir aprendiendo más con cursos en línea o talleres. También hay que apoyarse entre compañeros porque no es que uno sea mejor que el otro sino que cada quien tiene su estilo y su mercado. Es de sacar lo bueno y apoyarse. El área de la moda en el país es súper difícil porque los que ya llevan años en eso son bien territoriales y no quieren que venga la nueva generación de diseñadores debido a que piensan que quitarán el puesto. Entonces, es bien difícil porque casi no hay apoyo de diseñadores ya reconocidos. RL: Menciona que junto a usted hay una nueva generación de jóvenes que están creando cosas nuevas y que la formación universitaria está contribuyendo a que sus trabajo sea serio, preparado y no sólo una afición que se considere amateur. ¿Cómo es el estilo de esta generación? ¿hay una tendencia que los marca a todos? MFR: Creo que hay dos versiones. Están los rebeldes que hacen lo que quieren y están los que quieren ser
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rebeldes pero conservan las tradiciones. He visto personas diferentes que tienen ideas muy desarrolladas, en el sentido de que hay muchas cosas que el mercado salvadoreño aún no acepta. Como dicen: el cambio a la gente le da miedo. Tengo bien claro dos cosas en la nueva generación; una, somos más preparados en cuanto a educación y, dos, queremos deshacernos de estereotipos que se decían y aceptaban por ley sobre cómo vestirse. RL: ¿Se puede decir hoy que el trabajo de moda está teniendo un boom comparado con antes cuando era muy limitado? MFR: Sí, por lo mismo. Hace cinco años, las carreras existentes eran Diseño en Producto Artesanal y Diseño Industrial. En esas dos carreras se llevaba área de moda. Era un ciclo o un año, ¿pero qué es un año comparado con cinco años? No había alguien con título de diseñador de modas a nivel nacional y quienes lo tenían eran los que habían tenido la oportunidad de viajar y prepararse en el extranjero.
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Colección Riesgo apasionado de María Fernanda Rivas Fotografía de Hector Sosa, 2019.
RL: ¿Qué diferencias estéticas hay entre el trabajo que se ha hecho en décadas anteriores y el que ustedes están haciendo ahora en nuestro país? MFR: Bueno, eso no depende tanto de los diseñadores sino de la gente. Hay profesionales que vienen trabajando desde hace años y que son diseñadores artesanales o industriales que se han desarrollado en la moda y son muy buenos, pero la gente no los valora aquí, y cuando ven que tienen éxito en el exterior, entonces ahí sí, los valoran. Esa preferencia viene de la gente y de la cultura. RL: Hay algunas personas que asocian, en un prejuicio, que vestirse bien es una muestra de tener dinero, pero el gusto como construcción social es diferente porque alguien puede tener mucho dinero pero tener mal gusto, es decir, vestirse mal ¿Está al alcance, ahora, de cualquier persona vestirse bien? MFR: Eso muy cierto, antes era un lujo vestirse y sólo andaba bien vestida la gente de la élite, pero ahora es más fácil porque existen infinidad de estilos de moda para que usted se acople y hay almacenes de todo tipo para
que usted encuentre el estilo que más le guste, aunque hay un montón de gente que no sabe que existen estilos ya definidos de moda. Eso es básico, pero la gente no se da cuenta de ello porque no hay una cultura que fomente el gusto por la vestimenta. Considero que más que el dinero, lo que tiene que ver es la educación. RL: Si comparamos los diseñadores que han estado trabajando durante años con esta nueva generación ¿qué diferencias estéticas considera usted que existen? MFR: Considero que los diseñadores anteriores son más clásicos, aunque eso depende también de cada persona y sus gustos. Yo tengo compañeras de mi generación que son súper clásicas, pero esa es su esencia, es su mercado y lo que quieren hacer. No obstante, siento que somos muchos los que ya queremos cambiar lo tradicional. Hay marcas de diseñadores salvadoreños que son más exclusivos, por ejemplo: se ven pasarelas con modelos usando ropa que usted pensaría que es de mujer pero se la puede poner un hombre, es decir, ya hay pasarelas más inclusivas. Eso es súper chivo porque es
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Diseños deportivos de la colección Riesgo apasionado de María Fernanda Rivas P a s a r e l a d e K L D S C P, M A R T E . Fotografía de Hector Sosa, 2019.
artístico y casi no se acostumbra acá. Me gusta ese tipo de trabajo porque está claro que el diseñador piensa en la situación del momento. RL: He visto sus propuestas y hay un estilo alternativo, diferente, atrevido y diría que son diseños de ruptura, pues dejan las formas y paletas de color tradicionales, además que rompen con la simetría y muestran a una artista que aún tiene mucho que expresar. ¿Cómo explicaría su estilo?, ¿qué es lo que busca comunicar con sus diseños? MFR: Cuando comencé la carrera, yo quería hacer todo. No estaba segura de cuál era mi estilo ni lo que quería hacer. Obviamente, uno no nace sabiéndolo todo y la universidad tampoco se lo da, pero cuando tuve la oportunidad de participar en mi primera pasarela con un proceso de formación al que le dediqué bastante tiempo, fue como ir de prueba y error: yo hacía una colección y me la botaban, la volvía hacer y me la volvían a botar y luego tenía que volverla a hacer. Cuando ya tenía mi colección aprobada llegó la hora de la elección de telas, yo pensaba en cuáles telas usaría para que mi prenda se viera como yo la diseñé, como la ilustré. Entonces, ya tenía que estar el primer outfit y me salió una cosa que nada que ver con lo que la gente esperaba. La primera dificultad que tuve fue no encontrar la tela que yo quería; eso es algo malo que el país tiene y que sí limita bastante, entonces, compré licra porque tenía que quedar como lo había ideado en mi mente. Lo hicimos con mi mamá y quedó chivo el diseño. Se miraba muy deportivo. Luego tenía revisión y le dije a la modelo que no llevara tacones sino unos tenis blancos. Cuando llegamos, se puso la ropa, los
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tenis y le quedó tan chivo. Entonces, justamente, ese día sin querer, sin planearlo y sin tener, quizás, una meta fija, me di cuenta que mi estilo era lo deportivo y lo urbano. Así fue como me enteré de cuál era mi línea de diseño. Cuando uno queda claro de cuál estilo es el suyo, ya todo lo demás es más fácil para diseñar. Mi marca, mi estilo, es una expresión urbana que me encanta llenar de color. Las paletas cromáticas de cada colección representan mi sentimiento en el concepto, por eso es que las hago coloridas y de muchos contrastes. Al final, mi objetivo es que los colores hablen por sí solos, porque la gente está tan acostumbrada a andar, por ejemplo, un color negro porque piensan que si andan de amarillo todo mundo las verá, ¿y cuál es el problema de que todo el mundo las vea? Si usted se siente bien y se ve feliz, no hay ningún problema. Uno mismo se reprime sólo por el color de la ropa. Tr e s d i s e ñ o s d e ropa deportiva de María Fernanda Rivas Fotografía de Hector Sosa, 2019.
RL: ¿El vestir de la gente no debe ser el convencional o el que todo mundo sigue? MFR: Quizá no el que todo mundo sigue, el problema es que usted ha visto el estilo desde niño y piensa que es así y no lo cuestiona, entonces lo termina aceptando. RL: Su estilo, entonces, ¿sería uno que cuestiona, que propone no tener miedo a cómo lucir? MFR: Exacto, yo creo que la vida es un riesgo que al final tiene su propósito, o sea, es arriesgarse siempre. Algo que yo siempre digo es que si uno no se arriesga no va a ganar nada. A lo mucho, le van a decir que no, pero si le dicen que no, eso no será el fin del mundo. Entonces, tiene que seguir intentando lo que busca conseguir. RL: He encontrado en algunos diseños suyos una intención singular por resaltar elementos de la identidad salvadoreña: ¿Se pueden encontrar en toda su obra expresiones que tengan que ver con símbolos o dinámicas de la cultura salvadoreña? MFR: Ese es otro elemento que siento que me caracteriza bastante, siempre uso detalles salvadoreños porque tenemos un montón de cosas en nuestro país. Hay tanto de donde se puede extraer para hacer algo tan bonito. Lo que yo hago a la hora de conceptualizar es unir lo emocional con la experiencia. A veces, mi resultado final no tiene nada que ver con el punto de partida, con la inspiración, pero porque a mí no me gusta ser literal. Para mí, si lo común es blanco entonces lo convierto en negro. En mi primera colección, me inspiré en el lago de Ilopango, ese fue el primer lago que yo visité de niña. A la hora de conceptualizar, relacioné la caldera del lago con la pasión de diseñadora que tengo por dentro; la paleta de
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colores que usé fue colorida. Eran colores complementarios de cada outfit. Así relacioné el exterior del lago con lo interior, es decir, lo bonito y apacible por fuera y lo fuerte por dentro. Hice los diseños de las superficies abstractas también basándome en el lago. Al final, usted no se hace la imagen del lago de la cual me inspiré, pero sí está presente. RL: Además de lo que ha mencionado, ¿Hay otras vertientes de las que usted se nutre?, ¿de dónde provienen esas ideas? Con esto también me refiero a influencias de otros diseñadores y temas en específico que le atraigan. MFR: La verdad es que siempre he estado rodeada de arte y siempre he visitado lugares culturales y no me ha costado situarme en mis centros de inspiración y búsqueda. Dentro de los principales que puedo mencionar están mis papás y el ambiente artístico en que desenvuelvo, mi clase de Historia también ha hecho su parte. Uno se puede inspirar o puede partir de algo tan visual o tan figurativo como un lago y llegar hasta lo más complejo como una persona salvadoreña. Lo que me lleva a crear puede ser un lugar, un estilo de vida, una experiencia... puede ser una cosa mínima como un café y darle el toque de lo mío. Referencias nacionales no tengo. Sí hay gente que admiro bastante pero no me identifico porque hacemos cosas muy diferentes. Influencias extranjeras sí tengo en el sentido de admirar a los diseños más atrevidos, por ejemplo: hay un diseñador que me encanta, es de la marca Moschino. La marca es italiana y él es estadounidense. Me encanta la marca porque es irreverente y a la vez absurda, es todo lo contrario a lo tradicional. No es que yo quiera ser como él, porque cada quien tiene sus cosas, pero sí me encantan sus diseños, quizá de la idea más absurda él hace algo único y creativo. Eso es lo que admiro de este hombre, se llama Jeremy Scott. Bueno, en el exterior tienen muchas técnicas, es que también son marcas de años de existencia y tienen hasta sus propios centros de telas, serigrafías y todo eso.
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RL: ¿El trabajo de diseñador tiene mucho de búsqueda de libertad? MFR: Sí, cada diseñador se expresa de la manera en que piensa que la sociedad funciona o de la manera que él quiere que la sociedad actúe. Como diseñadores de moda, lo que queremos es vestir a la gente y que usen nuestra marca, pero buscamos, más que todo, eso, libertad de expresión en todos los sentidos. RL: Usted señala que hay una conexión entre moda y sociedad, yo le pregunto: desde la óptica de la moda ¿cómo es la sociedad salvadoreña actual? MFR: La sociedad salvadoreña, en el aspecto de vestir, es demasiado conservadora, en el sentido de que a la gente le gustan las cosas clásicas, las que no llaman la atención. Les gusta ser cerrados y tímidos. También existe la cultura del no muy buen gusto para vestir y eso también dificulta más las cosas del diseñador, quizá lo principal es que a la gente le cuesta apoyar lo local, lo hecho en El Salvador. En un diseñador de acá, no vas a gastar $80 en un vestido, pero si es de otro lado hasta das los $1,000; aunque no los tengás, te rebuscás. A esa sociedad es la que queremos transformar, pero va paso a paso y creo que sí se está logrando pero es un proceso lento. RL: Siendo el público salvadoreño muy reacio a los cambios, ¿Cómo ha sentido que es recibida su propuesta? la cual ya dijimos que es una propuesta atrevida. MFR: Yo siento que bien. Sí tengo amigos diseñadores que son más conservadores y que dicen: «sí te quiero, pero a mí no me gusta lo tuyo», y está bien porque cada quien tiene sus gustos, y para gustos los colores. Hay bastante gente que me ha apoyado por lo mismo de que no sigo el patrón de lo que se supone es lo común. No me puedo quejar. Mi mercado más amplio está en el gremio artístico, es la gente que tiene una mente más abierta. Siento que mi propuesta es bastante atractiva para esa gente, la que no tiene prejuicios.
Diseño deportivo masculino de María Fernanda Rivas Fotos de Miguel Ser vellón.
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RL: ¿Cómo observa el ambiente actual del país en el ámbito de los negocios?, ¿considera que es propicio para el crecimiento de su trabajo y para la consolidación de una marca propia? MFR: Considero que va bien, lento pero bien, porque desde hace dos años, o quizá desde el año pasado, las cosas han avanzado bastante. Se está fomentando la cultura de apoyar al diseñador local y hay personas que marcan la diferencia, en el sentido de que se van atreviendo a más. Pienso que en unos años, la sociedad y sus gustos cambiarán. No es un camino fácil porque los cambios buenos siempre cuestan, pero sí tengo una buena visión del futuro. No sé por qué, pero la siento. RL: ¿Se ha sentido, alguna vez, en esa encrucijada donde piensa hacer un diseño que a usted le gusta pero que sabe que no puede tener éxito a nivel mercantil? MFR: Sí, lo he experimentado porque, como ya lo mencionaba, el público de acá es bien difícil, aunque para ser honesta, al final eso no mucho me importa. Obviamente, el plan de uno es vivir del diseño y comer de ello porque para eso estoy estudiando mi carrera e invirtiendo. Siempre existe un equilibrio para nivelar ambas cosas y es un punto bien crucial encontrar ese equilibrio y mantenerlo para que funcione en el mercado, o sea que se mueva el producto y a la vez que usted no deje de ser usted. Ser diseñador y sólo hacerlo por el hecho de vender, uno sigue siendo diseñador pero ya no tiene esencia… entonces no tiene sentido. Repito que siempre se puede nivelar, cuesta, pero se puede. RL: ¿Cómo se legitima la obra de un diseñador en el mercado y ante los demás diseñadores?, ¿basta que se conozca en el mercado o qué más hace falta? MFR: Es un gran proceso, pero un paso clave es tener la esencia de uno, su línea de diseño. Cuando ya tiene clara esa línea, todo lo demás es más fácil; mi fuerte es este, el de otra persona es ese y, a veces, hasta se complementan. Yo tengo compañeros que ya
La diseñadora María Fernanda Rivas posando tras el desfile de su colección Riesgo apasionado Fotografía de Hector Sosa, 2019.
conocen lo mío y me aconsejan. Eso es bien chivo porque se nota el apoyo y en el mercado se va entrando poquito a poquito. La primera oportunidad que se debe tener es entrar a una pasarela porque ahí es cuando ya se tienen asegurados los ojos de los demás en lo que una hace. Luego, es importante estar presente. En estos tiempos son súper importantes las redes sociales, porque si no está ahí es como si no existiera. Siempre hay que estar sacando material, es decir, más contenido de la marca, porque si usted no aprovecha, si participa en una pasarela y deja pasar el tiempo y no saca nada, entonces ahí vuelve a ser nadie; después le va a costar el doble de lo que le costó entrar al mercado porque no aprovechó el tiempo. RL: Con respecto a la evolución de la vestimenta: ¿Cómo ha cambiado en la historia?, ¿cómo lo ve en este momento y hacia dónde va la tendencia? MFR: Hace siglos, cuando se usaban los grandes vestidos pomposos había cero comodidad, pero en estos tiempos se diseña pensando más en la comodidad de la gente o en las condiciones climáticas. El Salvador es un país muy tropical y los diseños son como full destapados o full tapados. Siento que en la actualidad, ya se ven cosas súper diferentes porque cada vez hay gente más atrevida, aunque también depende de cada línea del diseñador porque así como hay algunos que se atreven y rompen esquemas, hay otros que diseñan estilos clásicos y a la gente le gusta.
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La diseñadora María Fernanda Rivas aparece en la pasarela tras el desfile de su colección Riesgo apasionado P a s a r e l a d e K L D S C P, M A R T E . Fotografía de Hector Sosa, 2019.
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RL: ¿Hay mayor facilidad para tener acceso al trabajo de un diseñador o sigue siendo muy escaso el público de ustedes? MFR: Ambas cosas. Es más accesible pero a la vez es difícil porque uno de diseñador hace su colección y su colección es muy suya, es decir, se hacen pedidos personalizados, piezas únicas y piezas limitadas, eso es lo que eleva el precio. Además, al menos la mayoría de diseñadores confeccionan las mismas prendas, ahí está tu otro valor agregado. Tampoco puede ser tan accesible como el precio de un almacén porque ellos tienen su propia maquila que produce en serie. Ahora, los diseños ya no son tan inalcanzables como antes, pero siempre te dan un estatus, al final, la moda siempre es un estatus. RL: Para ir finalizando: ¿Cómo se ve a futuro?, ¿qué podemos esperar en unos años, o meses, inclusive, de su trabajo? MFR: Dentro de unos meses, muchas cosas. Ya desde este año comencé mi marca, es un bebé. Me costó porque no es algo tan sencillo. Una de las cosas a las que me enfrenté fue escoger el nombre de la marca, porque yo no quería que se llamara como mi nombre, ya que la mayoría de diseñadores así lo hacen. Me costó más de seis meses encontrar la imagen de mi marca. Ahorita ya la tengo definida y clara, y se me van facilitando las cosas. Quiero aprovechar al máximo mi país y también quiero especializarme. Quiero una maestría en textiles, ya que por el momento ha sido el área que más me ha apasionado por su belleza. Lo más importante es seguir aprendiendo, por eso me veo a futuro estudiando en el extranjero y aprendiendo nuevas técnicas, nuevas ramas, nuevos pensamientos, pero teniendo, al menos, mi marca base aquí. Algo que me ayudó a encontrar mi esencia fue lo que me sucedió una vez que me habían regañado por un diseño, que igual ni a mí me gustaba, entonces me dieron un consejo, me preguntaron: «¿y no sos artista?», yo dije que «sí», entonces me dijeron: «las reglas están para romperse», y juro que desde ese día mi vida cambió. No es lo mismo estar diciendo esta frase «las reglas son para romperse» que ya de plano ponerla en práctica y romper paradigmas. Eso es clave en la vida.
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HISTORIA DE UN TATUAJE:
CONVERSANDO CON LA TATUADORA SOMA Entrevista realizada por la direcciรณn de Malabar a la tatuadora Soma (Laura Vega)
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Soma en su estudio Fotografía y edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
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oma es una artista salvadoreña formada en artes plásticas que ha destacado en el mundo del tatuaje debido a su talento y originalidad dentro del estilo Blackwork. Además, tiene otras facetas como escritora que la ha llevado a ganar certámenes nacionales de poesía. Actualmente, cuenta con un estudio moderno de tatuaje ubicado en Espacio 132. Dirección de Malabar (DM): ¿Qué es el tatuaje para vos? Soma: Para mí, el tatuaje es un lenguaje porque es una forma de plasmar ideas. Un lenguaje que va más allá de la comunicación porque se vuelve muy íntimo. Una imagen que comunica y que ha pasado por un proceso en la piel, su forma permanente le da otra connotación. DM: ¿Consideras que tatuar es una profesión o un arte? Soma: Es una profesión, un arte y un ritual. Empleo conocimiento como artista plástica y visual, pero hay elementos técnicos como cualquier dibujo con medida, perspectiva y proporción. Entonces, todo esto es una profesión. Además, es mi medio de vida, es un trabajo formal con horario y a la vez un arte, porque cada pieza es diferente, tiene su propio lenguaje y significado e historia, incluso se vuelve una experiencia, tiene muchas cosas interesantes. A veces, las personas se abren y me cuentan por qué se hacen ese tatuaje, es decir, se vuelve artístico porque incluye elementos emocionales y psicológicos. DM: ¿Podrías comentarnos sobre el origen del tatuaje en general? Soma: Según lo que conozco, nació en las islas de la Polinesia. Ahí se originó y se expandió hacia todo el mundo, así llegó a Europa y Japón, en cada país tomó distintas connotaciones; por ejemplo, en Japón hubo mafias como las yakuzas que los utilizaron. Estuvo
asociado a grupos fuera de la ley, underground y mafias, la connotación era más fuerte, pero en otras tribus era más ritual; los maorís marcaban ciertas etapas del guerrero con un tatuaje, en muchas tribus se dio eso. En Rusia, se dio el tatuaje en las cárceles y también estuvo relacionado con los grupos fuera de la ley. El tatuaje ruso contaba más experiencias de vida. Luego, el tatuaje pasó por muchos procesos y cobró otro simbolismo, por ejemplo, algunas tribus lo utilizaban para recordar elementos de animales terrestres y acuáticos. Llegó a Latinoamérica por medio de Estados Unidos y luego vino a El Salvador a través de los compatriotas deportados. Acá se fueron distinguiendo varios grupos por sus tatuajes, porque también estuvo relacionado con grupos delincuenciales y para aludir a un grupo específico dentro de ellos mismos. Con el tiempo, el tatuaje se ha abierto mucho más y se popularizado. En la actualidad, existe el tatuaje contemporáneo que es el artístico. Ahí entra el tipo de tatuaje que yo hago, el estilo al que me dedico se llama Blackwork, es como transportar estilos clásicos de escritura a los medios del tatuaje, por ejemplo: grabados antiguos, arte medieval y otros. DM: Háblanos sobre tu marca y seudónimo: ¿Qué significa Soma? Soma: Solve et coagula Soma es el nombre del estudio, es lo oficial, pero Soma lo vuelve más reconocible o comercial. Se ha vuelto un ícono que retomé de la novela Un Mundo feliz de
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Aldous Huxley. El Soma es una droga que hace feliz a la gente, pero irónicamente lo utiliza el gobierno para mantener el control. En la novela hay una sociedad futurista y distópica, los Estados tienen control total de las vidas de las personas. El Soma aparece para adormecer a las masas, se sienten felices y no tienen esa voluntad de insurrección. Me gustó el concepto de Soma como elemento poético, pero no lo retomé como lo muestra el libro, ahí aparece como una píldora de felicidad, eso me pareció una idea romántica; se imaginan si realmente alguien les regalara una pastilla de la felicidad y la pudieran ocupar cuando la necesiten en la vida… sería interesante, pues la felicidad no es constante. Universo Fotografía cor tesía de Soma y edición d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
Luego de leer la novela, investigué más sobre Soma, hay culturas que la relacionan con la luna, como una diosa de la luna y también existió una hierba psicodélica alucinógena que así se llamaba Soma, pero la extinguieron porque se usaba como ritual y conexión con los dioses. La Soma era una hierba sagrada, a diferencia de la mayoría de plantas alucinógenas que fueron consideradas como portales hacia los dioses. Soma era la única hierba vista como diosa en sí misma: el intoxicante de la luna, así la llamaban. Para mí fue estratégico porque comercialmente era un nombre fácil de recordar, dos sílabas. Primero, la retomé como mi firma y marca, pero poco a poco la gente me empezó a conocer y llamar así. DM: Ahora, coméntanos sobre tus inicios en el mundo del tatuaje, ¿tuviste influencia de tus padres o amigos? Soma: Desde pequeña tuve interés. Mi hermano mayor llevaba sus amigos a la casa y yo los veía, porque
Pléyades Fotografía cor tesía de Soma y edición de Josué Alexander M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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eran peculiares, tenían cabellos de color y perforaciones. Además, por mis padres, siempre estuve cerca de la pintura y el dibujo, ellos son artistas. Descubrí mi talento por el dibujo desde niña y me interesaba experimentar. Cuando crecí empecé a saber cómo era el proceso para hacer tatuajes porque yo quería hacerlos en algún momento. Entré a la Escuela de Artes y supe que quería insertar mis dibujos en el tatuaje, llegué al punto de comprar una máquina tatuadora y aprender por mi cuenta. Yo quería aplicar mi conocimiento en Artes y seguir creciendo y obtener estabilidad; relacioné mi gusto por el tatuaje con la necesidad de un trabajo estable, así llegué al tatuaje como práctica. Recuerdo que vendí un cuadro y compré mi primera máquina. Practiqué con piel de cerdo, sintética, hasta que una persona se animó y me dijo que hiciera mi primer tatuaje en su piel. Yo le comenté a mis amigos y conocidos que empecé a tatuar y ahí conocí a unos cheros que tenían su estudio. Ellos me invitaron a que llegara a verlos trabajar, así aprendí formalmente sobre la asepsia, marcas, máquinas profesionales, tintas de calidad y mucho más. Luego de un año, yo seguía practicando y trabajando ya formalmente, empecé a cobrar y crear una cartera de clientes. De ahí para acá, ya tengo casi cinco años de estar en esto.
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Soma mostrando sus tatuajes de su brazo izquierdo Fotografía y edición de Josué A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
DM: ¿Cuál ha sido el reto más grande al que te has enfrentado en estos cinco años como tatuadora? Soma: Muchas cosas. Lo complejo de aprender a tatuar es que se necesita a suficiente gente que tenga confianza para tatuarla y lograr la experiencia. Hay que tatuar mucho para aprender, no hay nada que te mejore tanto como la práctica. Hay gente que tiene mucho miedo, algunos se quedan en esa etapa. Yo desde que empecé no me arrepiento de ningún tatuaje, pero claro que hay algunos que los veo y digo «hubiera usado otra aguja, esta otra tinta, era otra marca, necesita más detalle, etc». Cuando empecé a tatuar, yo hacía lo que la gente me pedía, no tenía estilo y sentía que no avanzaba mucho porque no aplicaba lo que yo deseaba en el trabajo, pero luego inicié con mis diseños y la gente empezó a ver mis estilos e identificarme, ahí creo que arranqué como artista, porque le puse mi estilo, técnica y toque. DM: ¿Y cómo definirías tu estilo?, ¿Qué tipo de tatuajes son lo tuyo? Soma: Mi especialidad y casi a lo único que me dedico es el Blackwork, es un tipo de tatuaje en negro, contemporáneo, que tuvo auge en Europa y se ha expandido por las redes sociales e Internet. Acá en el país, cuando empecé sólo había dos personas que hacían Blackwork, ahora ya identifico por lo menos a cinco tatuadores, además muchos otros en países como Costa Rica y Guatemala. Las características del
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Blackwork son línea fina, puntillismo y trama que casi no se usaba en el grabado. Eso es lo mío, pero también he incursionado en el Blacktrade o tradicional en negro, me gusta pero no lo he explorado mucho. También he hecho cosas aisladas como rosas con colores pasteles, con ciertas variantes, es decir, nuevas tendencias como un Blackwork con color, que ya deja de ser Blackwork por su naturaleza, aunque tampoco es full color o new school, este último es más caricaturesco. Me gusta experimentar el tradicional y el neotradicional, esos son los estilos que más me interesan. DM: ¿Cuál es el estilo y diseño que más te solicitan tus clientes?
Catedral de Santa Ana Fotografía cor tesía de Soma y edición d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
Soma: El Blackwork, de hecho, yo me presento como tatuadora de Blackwork, casi me cierro a eso y sólo me abro dependiendo si el diseño me gusta o si la persona es de confianza, pero en general, me solicitan mi especialidad. Cuando me piden un trabajo que puedo hacer pero que no es mi especialidad, mejor recomiendo a otro tatuador experto en eso. DM: ¿Qué opinas de los estereotipos que algunas personas aún tienen con respecto a los tatuajes? Soma: Puede ser que sea una opinión de doble filo, pero por un lado lo comprendo porque en este país ha sido muy fuerte ese imaginario que los grupos delincuenciales han creado del tatuaje como identificación. Ellos se habían adueñado del tatuaje, si vos tenías uno, sentían que les estabas robando algo. Más que un prejuicio, es un temor en la sociedad. Mis papas me apoyan y están orgullosos de mí, pero al inicio tenían miedo por la mentalidad de otras personas, no
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1968 Fotografía cor tesía de Soma y edición d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
DM: ¿Cómo son la mayoría de tus clientes, son jóvenes, artistas, o son de todas las edades y profesiones?
por la mía. Me he encontrado en situaciones prejuiciosas y dañinas, por ejemplo, me ha pasado que voy a pasar consulta y he sentido las miradas pesadas o el trato pesado de los doctores y enfermeras por andar tatuada, hacen bromas de mal gusto cuando me ponen un cateter, dicen que quizá ya no me duele. La verdad es que una aguja siempre duele, uno siempre es sensible en la piel. En mi caso, tengo tatuajes antirreligiosos, por ello he sentido prejuicio, en el bus hasta se han persignado y cuando voy a solicitar un crédito al banco, me miran y se ponen a preguntar de más sobre si trabajo. Una vez, no me quisieron hacer cuenta de ahorro. Yo sé que una cuenta de ahorro la puede hacer cualquier persona, hasta alguien que tenga un trabajo informal. Yo pude demostrar que trabajaba, pero no me abrieron la cuenta. Yo sentí que cuando me hablaban me veían los tatuajes y cuando dije que era artista, me preguntaron qué tipo de artista. Desde ahí hay mucha discriminación, porque parece que piensan que hay varios tipos de artistas entre formales y callejeros. Me molesta porque a ellos no les afecta, no es algo que se contagie, yo no obligo a nadie a pensar como yo, no obligaría a tatuarse a alguien si no le interesa. Mi espacio personal e intimidad no debería de juzgarse, con esa actitud están alimentando el prejuicio y es más fácil que quienes se tatúen sean discriminados. En mi trabajo no me ha sido un problema porque es independiente, pero sí sé que hay gente que se tatúa y le cuesta conseguir trabajo. Es triste que aún las personas más profesionales tengan prejuicios y no acepten la independencia y es una lástima por las personas que se tatúan y son afines al arte. A ellos se les deben abrir las mismas oportunidades laborales que a todos.
Soma: Es interesante porque al inicio tenía la idea equivocada sobre que la mayoría de mis clientes serían jóvenes, bohemios, underground, pero realmente al analizarlos, la mayoría son adultos de 35 años en adelante y son profesionales; tengo clientes ingenieros, antropólogos, doctores, abogados, mercadólogos, por mencionar algunos. Gracias a ellos tengo más contactos, por ejemplo, un mercadólogo me apoyó y me enseñó a crear publicidad, también me encanta tatuar psicólogos porque a veces paso horas tatuando y conversando sobre cosas emocionales y ellos me enseñan sobre lo que saben. Todo tipo de clientes tengo, incluso una vez vino un chico de 15 años con su mamá y con su permiso escrito; lo tatué, pero realmente no tatúo menores de edad por cuestiones legales, esa vez fue porque traía su permiso escrito y su familiar directo. Por último, han venido personas ya mayores, creo que la mayor que ha venido tenía 56 años. DM: ¿Los tatuajes que tus clientes deciden hacerse siempre tienen un contenido simbólico o están asociados a alguna experiencia de vida o sólo tienen razones estéticas? Soma: Algunas personas les dan significados súper profundos. Para ellos, es todo un ritual, tienen ideas que trabajan por años hasta que deciden qué hacerse, ya sea por un familiar o por una etapa de sus vidas. Hay otros que nada que ver, vienen y me dicen «quiero hacerme algo pero no sé», buscan decorar el cuerpo y no es con un significado.
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DM: Hay otros prejuicios acerca del tatuaje sobre que es doloroso y peligroso para la piel, ¿qué opinas de ello? Soma: Es un dolor tolerable, porque es sobre la piel. Claro que hay variantes, hay zonas del cuerpo que son más sensibles. A veces, yo misma les digo sobre qué partes del cuerpo duelen más, también duele dependiendo del tipo de tatuaje. Con respecto al daño a la piel, es un punto delicado porque hay variantes como el tatuador; hay personas pesadas o que no tienen mucha técnica y así resulta más doloroso y cuesta la cicatrización, además de la calidad de las tintas, el tatuaje queda bien recién hecho, pero por la cicatriz se deforma. En teoría no debería dañar la piel, para ello hay agujas profesionales que no causan heridas graves, también hay tintas de base vegetal, como las que yo utilizo, que no dan reacciones alérgicas, ni síntomas secundarios; pero hay todo tipo de productos, hasta algunas de dudosa procedencia y con químicos terribles para la piel. El tatuador debe ser profesional y hacer una inversión, los materiales son caros. A veces, lo que falla son los filtros de calidad en ciertos países y eso puede producir infecciones o reacciones alérgicas. Además, hay que recordar que el 70% del cuidado del tatuaje es responsabilidad del cliente, pues sólo él debe cuidar que la piel no se contamine para que no haya reacción, lo digo porque hay gente que comete el error de no cuidarse y piensa que el tatuador o el mismo tatuaje le arruinó la piel. DM: Háblanos de tus tatuajes, ¿quién te los hizo?, ¿además de lucirlos, los utilizas como una especie de catálogo?
Máquina de tatuar Fotografía y edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2020.
Soma: Sí, funcionan como catálogo porque son del estilo que yo trabajo, pero yo no me los he hecho, los únicos que me hice fueron unas hojitas. Yo les explico a los clientes que los míos son un ejemplo, pues me los han hecho. En todo el cuerpo tengo de distintos artistas, ahorita los principales son de los tatuadores Andrés Núñez, Rolando Monterrosa y otro que le dicen Guti, además tengo uno de Walter Croos, quien el año pasado murió en un accidente de moto, fue bien famoso, él hizo uno de mis primero tatuajes. Hay otro que se llama Josh Lucks, no sé si aparece con ese seudónimo ahora porque se lo cambia.
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Entonces, han sido varios tatuadores que me han trabajado. En mis brazos tengo Blackworks que siempre me sirven de ejemplo. Todos mis tatuajes tienen simbolismo pero son una composición en general; hay algunos que son bien sencillos pero tienen más significado para mí que uno grande y hay otros que sólo hacen alusión a lo que me gusta, otros a mi ideología y otros a etapas de mi vida. No soy tanto de marcar cosas de forma literal, puedo tener la marca de una lección que no está directamente relacionada con el dibujo, por ejemplo, una luna me puede recordar un sueño con un familiar o un recuerdo muy íntimo, pero no decir lo que pasó en el sueño. DM: ¿Cómo funciona el tatuaje como profesión en el mercado?, ¿te dedicas a otras actividades además de ello? Soma: Sí, me dedico a otras actividades, pero no son tan importantes en cuanto a mi estabilidad económica. El tatuaje es mis sostén financiero, tengo más de cinco años viviendo sólo del tatuaje, en estos años hasta me río, he tenido etapas sin pisto, pero hasta la fecha nunca me he quedado en la calle, siempre he resuelto. Ha ido subiendo en los últimos tiempos y es rentable. Hay personas que también viven del tatuaje y les va muy bien, se está poniendo fuerte. Considero que es un medio de vida, te puede dar una estabilidad económica, si se toma con la formalidad que requiere; necesita profesionalismo, disciplina y ética profesional, esto último ha hecho que funcione mi estudio, porque mantengo una ética clara. DM: Con respecto a esa ética profesional, ¿alguna vez has tatuado algo que no querías o no te gustaba? Soma: Cuando sale algo que no quiero o me gusta, no acepto. Tatuar lo veo como un arte y un ritual, si sólo lo viera como una profesión y un trabajo haría cualquier cosa, pero soy fiel a mi ideología artística, debo hacerlo con pasión y respeto. Prefiero ser sincera, porque el tatuaje no es algo que se bote como una camisa que se puede cambiar y que sólo se pierde dinero, al contrario, el tatuaje es algo permanente. Sería una falta de respeto a mi trabajo artístico si hago algo que no me guste.
DM: ¿A quiénes admiras dentro de tu ámbito a nivel nacional y extranjero? Soma: Me encantan unos hermanos de apellido Murray, son tatuadores de Massachusetts, hacen Blackworks con temática de brujería. También está Keny Violet, o Violence, se cambia el seudónimo. Hay otro que se llama Lord Lips, no hace mi estilo pero es uno de los mejores tatuadores, magnífico, hace neotradicional, creo que es de Estados Unidos. En el campo nacional admiro a Rolando Monterrosa y a un chico que se llama Ecka, a veces también firma como Evans, es principiante pero me encanta como trabaja, es muy talentoso y casi no es conocido, luego también está Pablo Moterrosa que tiene muy buen trabajo. DM: Dentro de tus otras actividades y pasiones, ahora háblanos sobre tu faceta de escritora. Soma: Tengo más tiempo escribiendo poesía que tatuando, sólo que la gente no lo sabía, es algo muy íntimo, muy personal, hasta ahora que sí lo sabe porque estoy participando en certámenes; antes sólo cuando encontraba a alguien de confianza y especializado le enseñaba mis textos. Los poemas que me premiaron en los Juegos Florales tenían diez años
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Pulpo Fotografía cor tesía de Soma y edición de Josué Alexander M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
de haber sido escritos, sucedió que me enfermé y pasé como cinco meses en cama, entonces ahí ordené los poemas y los mandé a concursar. Fue como a los doce años cuando empecé a escribir, incluso algunos con los que gané los escribí cuando tenía esa edad, son poemas viejitos. Ahora estoy escribiendo otro tipo de poemas, aunque cuando empecé a tatuar dejé de escribir un tiempo; el premio de los Juegos Florales me ha motivado a continuar, ha sido un reconocimiento porque sé que los jurados de ese certamen son personas con trayectoria y experiencia, y que a ellos les gustara me hizo darles otro valor a los poemas. Me considero más poeta que otra cosa, a pesar que he hecho intentos en novela y cuento. La poesía siento que es bien necesaria para mí, me funciona como un medio de catarsis, una herramienta para desahogarme y hablarme a mí misma, porque uno se lee y encuentra lo que lleva dentro y así se conoce uno mismo. Las palabras que se usan no son las cotidianas, la poesía es un lenguaje para expresar emociones y transmitir ideas que no se dicen con lenguaje cotidiano. DM: ¿De qué forma relacionas o jerarquizas tu pasión por los tatuajes y por la poesía? Soma: Yo creo que el tatuaje y literatura me apasionan casi igual. En cuanto a verlo en terceras personas, disfruto más leer a otros autores que investigando sobre imágenes de tatuadores. También quiero mencionar mi pasión por la pintura, no mucha gente
la conoce, pero es algo implícito que conlleva el tatuaje, ya que pasa por el dibujo. Mi pasión más grande es la plástica, el óleo y el acrílico, irónicamente me apasiona más que el tatuaje, pero lo mío es tatuar. Además, me encanta la música, de hecho, yo canto pero como hobbie, he tenido dos bandas musicales y estoy incursionando en unas canciones de rap, digamos que estoy experimentando y grabando ciertas cosas; es una forma de jugar con la habilidad de escribir poesía y llevarla a la música, pero repito que es experimental. Me apasiona mucho la música pero no me dediqué a hacer música porque consideré que mi vocación estaba en las artes plásticas, el tatuaje siento que es mi fuerte y ahí desarrollé mi talento. DM: ¿Tenés alguna experiencia o anécdota dentro del tatuaje que nos quieras compartir? Soma: Tengo varias experiencias entre buenas y malas, pero más que una curiosidad quiero aprovechar para decir que desde que me involucré en la profesión del tatuaje, digamos que entré en escena, me ha puesto triste el hecho que como gremio, el tatuaje en El Salvador es bien desunido y competitivo de forma negativa, al grado de llegar a hablar mal del otro. Considero que no debería existir ese ambiente tóxico, además de que me ha tocado lidiar con el machismo, si bien por años fueron predominantes los hombres en la escena, pero las mujeres estamos surgiendo de forma notable. Al inicio tenía otra expectativa del ambiente, tenía otra ilusión acerca de que todos eran artistas. En mi carrera de Artes Plásticas conocí a gente comprometida, sensible y con trabajo de investigación, toda esa riqueza que conlleva el arte, pues eso mismo esperaba del tatuaje, pero me he dado cuenta que es
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un porcentaje mínimo quienes lo ven con esa pasión artística, como algo ritualista, algo que se llevará toda la vida; la gran mayoría de tatuadores trabajan sólo por el dinero, son comerciantes, no artistas, no practican el dibujo, no ven libros de anatomía con proporciones reales. Los artistas plásticos reales han investigado como los clásicos, da Vinci, por ejemplo, estudió la forma del cuerpo humano para reproducirlo en cualquier postura. Con las herramientas tecnológicas de hoy, no es necesario aprender anatomía, pero si es necesario el compromiso del artista, pero la gran mayoría no tiene pasión en lo que hace, ni busca especializarse; algunos se van a calcar, para mí el tatuaje va de la mano con el dibujo. Hay tatuadores egocéntricos que piensan que un dibujante no puede llegar a ser tatuador, realmente, si alguien es buen dibujante puede llegar a ser buen tatuador, es como cambiar de lienzo; incluso, he conocido a personas que piensan que para ser tatuador no es necesario ser dibujante, por eso sólo se dedican a reproducir, usan referencias y no son autodidactas, llegan a un punto que se sienten profesionales y se olvidan de seguir aprendiendo. DM: Regresando a tu experiencia personal en la profesión: ¿Qué es lo que más se tatúan tus clientes? Tenemos referencia que el primer tatuaje suele ser más simbólico. Soma: Es bien complicado definir porque es muy variado, hay quienes tienen ideas que jamás se me hubieran ocurrido y hay otros que prefieren los tatuajes comunes. Yo no he tenido un patrón, pero puedo decir que algunos tatuajes que se repiten son las plantas como las rosas, digamos que son tatuajes botánicos. Como primer tatuaje he visto de todo, el primero es el más
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variado, la gente lo piensa tanto que se busca algo único, original y muy suyo, difícilmente habrá similares. DM: Hay gente que se pasa la vida pensando en tatuarse y a veces nunca se decide o lo decide cuando ya tiene cierta edad, pero si lo hiciera temprano, podría disfrutar de su tatuaje por más tiempo, ¿qué les dirías a estas personas que están en esa disyuntiva? Soma: Me ha pasado que viene la gente que quiere tatuarse pero le da miedo; en primer lugar, yo les digo que ese miedo es un prejuicio que está disminuyendo. La gente se tatúa cada vez más, eso ha hecho que la sociedad ya no relacione el tatuaje con el crimen. En segundo lugar, es necesario quitarse el miedo, no darles poder, olvidar el tabú, por ejemplo, yo ando tatuajes muy visibles, no ando con chaqueta, voy al centro de San Salvador o Ilopango y al mercado Sagrado Corazón en camiseta, nunca he tenido problemas, también conozco varias personas que no tienen problema y están tatuados. Por último, si sólo quieren hacer el experimento, puede ser un tatuaje pequeño en una zona oculta, pero no hay que tener tanto miedo porque es nuestro cuerpo. DM: Entonces, ¿consideras que el mayor impedimento de la gente para tatuarse es el temor de ser relacionado con los grupos delictivos? Soma: No tanto que otra gente los asocie, sino que los mismos grupos los asocien con los grupos contrarios. El miedo es que te detengan esos grupos antisociales y encuentren algo alusivo a ellos y piensen que les estás quitando espacio. El primer miedo siempre es que me confundan, además de otros
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Soma posando en su estudio Fotografía y edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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como el miedo a la discriminación laboral o dependiendo de tu entorno también que no confíen en vos porque estás tatuado. Me he dado cuenta que hay una tendencia de que muchos chefs y barberos hoy están tatuados, en otro tiempo sucedió con los marineros, y a ellos se les debe mucho el tatuaje. DM: Ya para ir cerrando la entrevista, nos gustaría que nos contaras ¿cuáles son tus expectativas a corto y largo plazo como tatuadora? Soma: Por el momento seguir creciendo con mi estudio de forma independiente, probablemente involucre a otros artistas que me ayuden. Tengo como proyecto transportar mis diseños del tatuaje a otro tipo de mercadería como camisetas y también incursionar en el diseño de interiores, eso sería dentro del diseño de modas. Con respecto a la literatura, quiero hacer una publicación de un libro con ilustraciones propias, combinando la poesía con mis diseños, esto lo relaciono con el tatuaje porque cada ilustración puede funcionar como una plantilla para un tatuaje. Por último, me ha surgido hace poco una posibilidad de trabajar en un estudio de maquillaje profesional, siempre haciendo lo que me gusta, sólo que ahora alternando dos trabajos y aprovechando que es otra área de la estética, me refiero al maquillaje. Creo que el tatuaje cosmético o maquillaje permanente es algo que seguirá creciendo, tengo eso en mente y por eso mismo considero involucrar a otra persona que me ayude en mi estudio. Soma en su estudio Fotografía y edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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C A S A S D E L A C U LT U R A :
ABRIR LAS PUERTAS
Y TOMAR LAS PLAZAS Por Walter Romero
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na fiesta cultural celebrada en las plazas principales de cualquier capital del mundo es una acción atrevida y rebelde por naturaleza. Desde el declive de los espacios públicos a fines del siglo XX, la recuperación de los centros históricos es uno de los sueños más persistentes entre las nuevas generaciones.
Ilustración para el Festival Nacional de Casas de Cultura.
El Festival Nacional de las Casas de la Cultura, realizado en diciembre del 2019, visibilizó en dos plazas de la capital la riqueza de la diversidad cultural y sus expresiones artísticas. La organización del Festival se realizó en las plazas Morazán y Libertad bajo la modalidad de puertas abiertas al público, lo cual fue un giro de tuerca importante porque la decisión significó tomar el control de los espacios que, usualmente, son lugares de paso o de sobrevivencia, donde el protagonista es el comercio informal. En esos dos puntos de referencia, donde cotidianamente llegan los viandantes y parroquianos en busca de un bocadillo para el camino, se tuvo la oportunidad de degustar un alimento para el espíritu gracias a las diversas expresiones artísticas que ofreció el Ministerio de Cultura, a través de las diferentes Casas de la Cultura del país.
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El origen de las Casas La Red de Casas de la Cultura nació en 1973, durante la administración del presidente Arturo Armando Molina. Bajo el mandato de ese gobierno cívico militar se fundaron las primeras Casas de la Cultura en las ciudades de Cojutepeque, Usulután, Santiago de María, Sensuntepeque, La Unión, Ahuachapán, La Libertad y San Francisco Gotera. Asimismo, se creó un espacio cultural en la colonia Zacamil, en uno de los municipios más populares de la capital, nos referimos a Mejicanos. Posteriormente, esas Casas fueron nombradas Centros de Desarrollo Cultural durante el gobierno demócrata cristiano de José Napoleón Duarte. En 1989, el gobierno de ese momento decidió disolver el Ministerio de Cultura y Comunicaciones para que la Red de Casas estuviera bajo el dominio del Ministerio de Educación. Luego, el 20 de septiembre de 1991, el Ejecutivo creó el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), pero fue hasta agosto de 1999, cuando el gobierno sucesor creó la Dirección Nacional de Espacios de Desarrollo Cultural como una respuesta ante la necesidad de servicios culturales que demandaba el país, pues se vivía el fin del conflicto armado y se requería una incipiente transición hacia la democracia. En la actualidad, la Dirección General de Redes Territoriales coordina el trabajo orgánico y estratégico de las Casas de la Cultura a lo largo y ancho del país. Como institución pública dedicada a promover la cultura y rescatar los valores sociales entre la juventud, la niñez y el adulto mayor, las Casas de la Cultura realizan múltiples actividades que ayudan a destacar los talentos y capacidades de la niñez y adolescencia salvadoreña.
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Presentación de grupo de danza contemporánea Fotografía y edición de Cristina López, 2019.
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S Grupo juvenil de danza folclórica Fotografía y edición de Cristina López, 2019.
Artistas dramáticos en p a r q u e d e S a n t a Te c l a Fotografía y edición de Cristina López, 2019.
Presentación de de grupo de danza contemporánea Fotografía y edición de Cristina López, 2019.
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La fiesta cultural En el encuentro estuvieron representadas las 161 Casas de la Cultura del país, hubo participación de estaciones culturales, comparsas y presentaciones artísticas durante todo el domingo 1 de diciembre de 2019, desde las 9:00 a. m. hasta las 7:00 p. m. La plaza Morazán, ubicada frente al majestuoso Teatro Nacional, concentró la programación matutina dirigida a niños y niñas, la cual estuvo integrada principalmente por grupos de ballet folclórico infantil, danzas contemporáneas, grupos de marimba infantiles, animación de payasos, estatuas humanas, entre otras propuestas. Mientras tanto, la plaza Libertad ofreció un tipo de programación dirigida a un público juvenil que abarcó muestras de danza contemporánea y moderna, presentación de grupos musicales y orquestas. En el Festival participó el Ballet Infantil de la Casa de la Cultura de Nueva Concepción, Chalatenango; por su parte, el equipo de la Casa de la Cultura de Sensuntepeque, Cabañas, elaboró una alfombra frente a la fachada de Catedral Metropolitana. También participó el grupo de música instrumental de la Casa de la Cultura de San Agustín, Usulután; el coro de adultos mayores de la Casa de la Cultura de Sonsonate; Ritmo y Sabor Latino de la Casa de la Cultura de Nahuilingo, sumado al espacio que se brindó a las expresiones artísticas urbanas como el hip hop y el grafiti. El Festival es una apuesta a futuro, ya que fortalece el contacto directo con los ciudadanos y se proyecta como la mejor vitrina para mostrar la diversidad y riqueza cultural de un país tan dinámico como El Salvador.
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EXPERIENCIAS DEL PROYECTO ARTE X Por Skar (Víctor Santana)
Silueta de grafitero en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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l proyecto Arte X es una apuesta del Ministerio de Cultura por crear un espacio de apoyo y discusión para las diversas expresiones que se enmarcan en la cultura urbana como el grafiti, skate, rap y muchos otros. Es un esfuerzo que permite enfrentar la estigmatización de las expresiones artísticas juveniles y promover el trabajo colectivo y respeto mutuo entre los diferentes sectores que integran la sociedad salvadoreña. Dirección de Malabar (DM): ¿Cómo fueron tus inicios en el grafiti?, ¿tuviste una vocación temprana o alguna influencia? Skar: Mis influencias fueron mis amistades. Desde que conocí el grafiti tuve interés, aunque cuando estaba pequeño no se veía mucho como hoy. Tengo presente que una vez que fui a la playa, en la colonia Bayer, vi unos grafitis que eran de uno de los primeros Crew que existió en el país, yo no los conocía, sólo me gustaban. Empecé a patinar en noveno grado y así empecé a tener contacto con el grafiti, era más como hacer manchones atrás en el cuaderno, pero con algunos amigos ya tenía la noción sobre qué era el grafiti y cómo funcionaba dentro del hip hop, recuerdo que yo escuchaba punk y ska. Algunos amigos que ya practicaban el grafiti decían que si nosotros oíamos esa música no podríamos practicar grafiti porque no estaba en concordancia con esa música. En ese momento, no habían redes sociales, todo era de boca en boca, así nos dábamos cuenta de algunos grafitis nuevos, entonces con la patineta nos íbamos a ver la pieza, pero era muy diferente a lo que hoy se ve. Empecé a reunirme con amigos de donde vivía y empezamos a pintar, hicimos una firma; yo usaba uno de mis nombres del DUI, una media firma hacía. Así formamos un Crew, fue como en el 2005, que se llama APK, aún están algunos que siguen pintando. Ese Crew nació en mi colonia con mis amigos, estábamos chiquitos. Había una persona que ya tenía más claridad
sobre el grafiti, se llama Jake, hoy vive en USA, era mayor que nosotros y tenía el contacto con la primera generación del grafiteros en el país. Yo iba a los toques de punk y no sabía que ahí había gente bien conocida en el mundo del grafiti, ellos eran los CIAK. Así empezamos a tomar nuestros nombres, el mío fue «Skar», que nació cuando buscamos las letras que más me gustaban y luego se les dio forma; prácticamente, Jake quien me dio mi nombre hace varios años ya. Los más Crew más viejos eran FNR, CIAK, PST, ASK y PSA. Con estos últimos teníamos cercanía porque llegaban a fumar cerca de donde yo patinaba. Ellos eran los más viejos, por eso pensaron que nosotros desapareceríamos, pero nosotros hasta la fecha seguimos y ellos son los que desaparecieron, es irónico. Así empezamos como Crew, eran muy jóvenes. Nos ganamos el respeto de la gente con los grafitis ilegales; en aquel momento era muy complicado porque si un agente te miraba con el aerosol te manchaba el pelo y la cara para denigrarte y hacerte entender que no estabas haciendo las cosas bien, según ellos. Entonces, siempre te andabas escondiendo de todo, la gente no veía bien el grafiti y no te daban permiso para pintar una pared. Hasta hoy existen muchos tabús, la gente aún lo asocia a las pandillas pero antes era peor. Ahora se ha avanzado un poco pero no lo suficiente para sentirse libre. Nosotros tratábamos de explicarle a la gente que lo hacíamos con un objetivo artístico, casi evangelizábamos a la gente.
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G rafitero retocando su obra en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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G rafitero terminando su obra en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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Dentro de mi familia, fui la oveja negra, por suerte fui yo la oveja negra, porque todos llevaban una línea estándar de querer tener una profesión común. Cuando yo estaba pequeño quería ser ingeniero químico porque me gustaba la Química, Física y Matemática. Mi figura paterna era ingeniero químico, un tío mío. Lo veía como una figura de éxito, pero en bachillerato descubrí el grafiti y en la universidad decidí estudiar Artes Plásticas. Mi familia me dijo que si yo quería que lo hiciera, pero supongo que les fue muy extraño por las preocupaciones de siempre. Mi mamá me decía que si me llevaban preso, ella no me sacaría; yo sabía que hablaba bien en serio «si te quebrás el culo, no te voy a llevar al doctor». Una vez me disloqué la clavícula y al regresar a la casa, exacto, no fue mi mamá quien me llevó al doctor, sino mi hermana. Además, no podía meter aerosoles a mi casa, así que se los daba a mi amigos, Sake era quien guardaba los materiales. Recuerdo que ninguno de nosotros era religioso, ni nada. La mayoría síéramos creyentes, pero no religiosos, por eso todos hacíamos una oración para salir a pintar y decíamos: «haznos invisibles para pintar ante cualquier peligro o autoridad», porque todo era peligroso como que te llevaran preso. Mi Crew APK empezó a hacer cosas que nadie había hecho; si vos preguntás por el pulpo de la 29, todos los que están en el grafiti desde hace rato lo conocieron, había un registro de un video pero lo borraron. Fue un pulpo que se pintó en una cruz calle de la 29, cerca de un centro evangélico, se pintó en unas cortinas en una zona compleja, súper transitada. Hicimos varios grafitis ilegales muy notorios, la gente ya no pensaba que pararíamos, entonces nos creamos un nombre y teníamos que estar en la historia del grafiti. Luego, otros amigos formaron un Crew que se llama ES, a éste pertenezco en la actualidad. Nosotros decimos que es El Salvador Crew, la idea era hacer un súper Crew para involucrar a varios amigos. También aparecieron dos conocidos
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que eran Shrek y Spark, ellos quisieron halar gente muy representativa de diferentes Crews, querían llamarse Magic Moment, que era el nombre de un video de grafiti que todos los que ya tenemos rato en este ámbito lo hemos visto. Antes no tenías acceso a Internet, por eso rolaban los videos de mano en mano. Este Crew me invitó a ser parte de ellos, me lo dijeron como tres veces, yo les decía que con mi Crew estaba bien. Yo pasaba con ellos pintando, incluso fuimos a festivales en Guatemala. Al final, acepté quedarme con ellos porque ya tenía ratos de pintar. En poco tiempo, empezó a llegar trabajo pagado por medio del grafiti. Para mi familia ya era más tranquilo porque yo llevaba plata a la casa y podía pagar algunos gastos, ya no era sólo vagancia como ellos lo veían, sino que me pagaban por hacer algo que ni siquiera imaginaban. Al pasar el tiempo, ni nos dimos cuenta de cuándo empezaron a llegar buenos trabajos y clientes para nosotros, sólo empezaron a preguntar si podíamos pintar y nosotros empezamos a formalizarnos. Hacíamos cartas membretadas, recibíamos una oferta y usábamos el logo del Crew… hasta andábamos tarjetas de presentación. Ninguno de los que pintábamos en ese momento pensó que iba a llegar a este punto al que juntos hemos llegado. Uno de mis amigos es distribuidor de la marca Montana Colors, aerosoles que antes no existían en el país; la mejor lata antes era Acuario, nos íbamos a una ferretería que se llamaba El Milagro y ahí la encontrábamos, tampoco había boquillas.
Recuerdo a Duss que era alguien que vino de USA y que nos enseñó a modificar las válvulas con una aguja caliente para hacerle un orificio distinto y tirar de otra forma el spray, porque los hay para rellenar, pintar, trazar, entre otros. También recuerdo que me regalaron una válvula y yo quedé bien emocionado. Ahora, TNT es el distribuidor a nivel nacional, es un buen amigo mío. Fue visionario porque fue el primero en traer latas de Guatemala. Una vez en la universidad, me dijo que tenía $1,200 y que quería traer latas de Guatemala, yo le dije que tomara $800 para comprar y si no le salía bien el negocio, aún le quedaría algo. Pero él era aventurero y compró todo en latas. Al final, le salió bien el negocio, hasta hoy que es distribuidor autorizado de Montana. Esta marca fue creada en Alemania y España, ni si quiera él se imaginó que llegaría ser distribuidor acá en el país. No teníamos la ambición de dinero, por eso no nos dimos cuenta de cuando llegó. Algunos nos pedían consejo cuando empezaban a pintar y nos preguntaban si por esto nos pagaban, querían ganar desde el inicio. Nosotros lo hacíamos porque nos divertíamos y nos gustaba compartir con los amigos, así llegaron las oportunidades y el dinero, nos legitimamos y se legalizó nuestro trabajo. Aunque en el presente siguen los grafitis ilegales.
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G rafitero terminando su obra en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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DM: ¿Qué es el grafiti para vos?, ¿cuál es la principal diferencia del grafiti con la plástica tradicional? Skar: La libertad es la diferencia más grande, podés hacer lo que querás con el grafiti. Cuando estaba en la universidad, discutía con los profesores porque no me dejaban usar los aerosoles, ya que algunos estudiantes nos sentíamos bien pintando con aerosol. La diferencia del aerosol con la plástica es la técnica. Con aerosol podés lograr lo mismo que con acrílico u óleo; obviamente, la gente que defiende las bellas artes tiene recelo hacia el grafitero. Hay muchos que se pasan la vida estudiando y, de pronto, ven cheros que no tienen preparación académica y por eso no le dan valor, pero repito que la diferencia es la técnica porque lo mismo se puede lograr con aerosol que con un óleo; las superficies también son diferentes en las que se trabaja, pero el grafiti es formar un museo a cielo abierto para todo el que no tiene acceso. Históricamente, todos los museos han sido elitistas y aún hoy hay personas que les da miedo entrar a un museo, porque no se sienten dignos de ese lugar. Los museos se ven imponentes, delicados, eso le da temor a la gente, primero piensan si les va alcanzar para pagar, qué se van encontrar y a qué tipo de gente se van encontrar, recordemos que las artes han estado al servicio de la gente que ha tenido el poder
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adquisitivo. Nosotros decíamos que nuestro trabajo era para que la gente pueda disfrutar sin pagar, esa era nuestra gran excusa para pintar; así cualquier persona en la vía pública vería una pared con grafiti y no una pared sucia. Esa idea la mantenemos hasta hoy, pero ya no como excusa sino como una razón real, buscamos embellecer y recuperar espacios. DM: ¿Cuáles son las temáticas más recurrentes en el trabajo artístico dentro del Crew?, ¿se relacionan con alguna experiencia de sus vidas? Skar: Se me eriza la piel. Nosotros actuamos por convivencia y yo estoy agradecido de encontrar a esta gente. Entre nosotros teníamos algo que quizá ni en la familia teníamos… a veces, el joven no quiere que nadie le diga qué hacer, a diferencia de nosotros que sí nos podíamos regañar u aconsejar dentro del grupo, así empezamos a convivir y compartir algo que hemos amado, nadie pensó llegar a nuestra edad y seguir metido en este rollo. Éramos unos chavos que nos reuníamos y la gente hasta se burlaba porque hacíamos una carneada en lugar de beber. A la gente no le hacía clic, porque pensaban que éramos callejeros pero no bebíamos ni nos drogábamos... nosotros buscamos la superación de cada persona, así lo logramos mediante el Crew. Ahora, todos tienen forma de movilizarse, nos cuesta menos, antes no teníamos cómo hacerlo. La amistad, convivencia, superación personal y estar apoyado en otros compañeros de la misma edad nos hicieron prosperar, aceptábamos que alguien más nos aconsejara y viera nuestros errores, esas cosas hicieron una gran diferencia, hoy puedo decir que todos son gente de éxito, eso me enorgullece. Con respecto a la temática, pues hay de todo, la libertad total. Yo era amante de la caligrafía, es decir, la forma de las letras, otros hacen caracteres. Ahora mismo tenemos dos licenciados en Artes, dos arquitectos, dos tatuadores y un mercadólogo. La gente se sorprende cuando sabe de nuestras profesiones,
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recuerdo una vez cuando un medio de comunicación iba pasando por la Zacamil, nosotros estábamos pintando y ellos se bajaron a hacernos una entrevista. Un compañero le pidió a la reportera que no le enfocara la cara por su trabajo. La chera se frikeó y le dijo: «disculpa, ¿en qué trabajas?», a lo que mi chero respondió: «Es que soy arquitecto y trabajo para la empresa… ». Resulta que la reportera tenía otra idea de nuestros medios de vida y no lo podía creer, así que mi chero hasta le estuvo explicando sobre lo que hacía en la empresa. DM: Ahora, coméntanos sobre los proyectos Arte X y Área 503 Skar: La dirección de Arte X nació en el gobierno de la Alcaldía de San Salvador en la administración anterior, fue cuando la actual Ministra de Cultura era la Secretaria de Cultura de la Alcaldía. En el 2014, yo empecé a tener contacto con ellos y les gustó el grafiti, porque lo conocieron de primera mano. En Arte X, todo se enmarca dentro de lo que se conoce como urbano, hablamos de rock, grafiti, skate, rap y todo ese rollo; como Arte X, estamos para proyectar a esos artistas y apoyarlos de varias formas. Con respecto al Área 503, fue iniciativa de TNT de hacer un evento grande del grafiti acá en el país. Empezamos buscando algún tipo de recursos, así que nos acercamos a la Alcaldía de San Salvador para proyectarlo desde ahí. Creo que el año pasado (2019), fue la séptima edición del evento, pero ha ido mutando. Antes habíamos tenido la oportunidad de estar en un evento bien importante a nivel mundial en México, en 2013, se llama Meeting Of Style (MOS), fue en el D.F. y Guadalajara. El MOS se hace en todas la partes del mundo, en cada continente. El Salvador no había participado en ninguno, aunque antes habíamos ido a Colombia en otros encuentros importantes, pero el de México era el más relevante. Entonces, fui a buscar afiches y hablé con Karim Bukele, recuerdo que era un afiche para la
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G rafiti realizado en Área 503 Fotografía de Josué Hernández, 2019.
segunda edición del Área 503, porque en la primera edición del 2011 no tuvimos mayor ayuda. Él me preguntó para qué era el afiche y yo le enseñé un video de una entrevista que me habían hecho en México, ahí salgo diciendo «en mi país esto no pasará nunca, que cierren una calle, que me den aerosoles, lo veo largo», y resulta que luego de ver el video, él me preguntó que por qué no lo hacíamos así como ese evento en México: «¿Estás seguro?» le dije. Al final, salí bien alegre porque me dio plata, no sólo los afiches. Fue en el 2014, cuando nos compartimos a Mejicanos y Nuevo Cuscatlán. Allí hicimos el evento con la Alcaldía de San Salvador y creamos una gran expectativa. Ya en el 2015, trajimos por primera vez el Meeting of Style a nuestro país; imagínate que fue el primero en
Centroamérica, lo hicimos con TNT y la Secretaría de San Salvador. Nadie imaginaba que se iba lograr, vinieron de toda Centroamérica, Inglaterra, Alemania y México. El MOS es una marca reconocida que hay que pagar para usarla, es todo un prestigio. El Salvador empezaba a salir a flote con el grafiti. Siguió el Área 503, ahí empezamos a entrar en comunidades, con un poco de temor porque la gente no iba a querer que le pintáramos la pared, pero para nuestra suerte, poco a poco querían que les pintáramos. Los artistas que vinieron a El Salvador, siguen viniendo cada año porque tienen un contacto real con las personas, ya que pintan en las comunidades. La séptima edición de Área 503 fue una locura porque normalmente los eventos duran dos días, pero el de nosotros duró una semana.
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G rafitero finalizando su obra en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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Hicimos dos días de pinta, dos para descansar y luego otros dos días de pinta. Además, movimos a los artistas para que conozcan El Salvador, lo hicimos así porque nos interesaba que se llevaran la idea de que El Salvador no es un país como nos pintan afuera, imagínate que un día los mexicanos me dijeron cuando ya eran las 8 de la noche que en las noticias de allá decían que a las 6 de la tarde ya todos los salvadoreños están dormidos. Entonces, muchos de los artistas vinieron con temor al país porque pensaban que se iban arriesgar al venir; ellos son los que van a transmitir a cada uno de sus países que El Salvador es diferente, luego querrán venir más. Hemos tenido de Chile, Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Colombia, México, Francia y toda Centroamérica. El evento del 2019 fue el que liberó todo a nivel de Centroamérica, TNT me dijo que hiciéramos el evento porque había muchos artistas que querían venir. A nosotros nos empezaron a conocer por los viajes, porque hemos estado en Europa y nos han visto pintar, así se han hecho los enlaces porque el grafiti es universal. Cuando hicimos el MOS, tuvimos algo muy especial porque la Secretaría de Cultura de San Salvador tenía en la plaza Barrios una exposición del Museo del Prado, ahí se hizo un contraste que hasta en los medios se publicó porque hubo gente pintando grafiti a la par de las impresiones de alta calidad del Museo del Prado y la gente asimilaba que ambas expresiones eran artísticas. Tuve una experiencia bien chiva porque llegaban señoras y señores a ver las piezas y las analizaban, yo esperaba que sus lecturas fueran: «está bonito, bonito el color», pero no fue así, hacían lecturas como cualquier persona que estudiara artes, le buscaban temática, técnica, contraste y color. Volviendo al Área 503, la séptima edición fue la más loca que hemos tenido, ahí cumplí otro de mis sueños porque vino TNT y me dijo que quería venir Arsek y Erase, «no me mintás» le dije yo, porque ellos han sido mis artistas por varios años.
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G rafitero internacional que fue invitado al Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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G rafitero iniciando su obra en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición de J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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De pronto, fuimos viendo que teníamos gente reconocida de todo el mundo. Yo siempre pensé que vería a Arsek y Erase algún día en Europa, pero resulta que ellos vinieron acá; cuando me enseñaron la conversación, yo dije «que se vengan, que se vengan». Tuvimos una lista muy difícil de depurar, íbamos creando expectativa en la gente, ni creían que esos artistas vendrían, aún se me eriza la piel. Casi nadie lo sabe, pero también nos comunicamos con un señorón que se llama Cantwo, todos los que pintamos grafiti desde hace años sabemos quién es Cantwo. Yo estaba en una misión oficial fuera del país y TNT me comenzó a escribir diciéndome: «tengo información y no se la puedo dar a cualquiera, porque nadie la va entender como nosotros», había escrito que Cantwo quería venir al evento. Era una locura... al final no pudo venir porque es de los artistas que tienen un listado de invitaciones porque son leyendas en su rama. Apareció otro que se llama Dater, love letters, que es un Crew bien famoso que le gustan las letras. Cuando empezaron a venir los invitados, toda Centroamérica se emocionó porque se vino gente que no había sido seleccionada pero que venía con tal de ver a los artistas pintar, sería su única oportunidad para ver a esa calidad de artistas. Ellos nos decían que no nos preocupáramos, pero que no se podían perder este evento, muchos nos ayudaron con andamios y al final fueron parte de la logística. En Centroamérica no ha habido otro evento como ese. Así cumplimos nuestro sueño, sobrepasamos expectativas y estos señores que son genios del grafiti se fueron enamorados del país. No sé cómo vamos hacer para continuar con el evento este año, pero la verdad es que el evento ya se logró y nadie lo creía al inicio. En este momento yo digo que el grafitero que no quiera avanzar es porque ya no va avanzar, ojalá nosotros hubiéramos tenido este incentivo como lo tienen los chicos, porque después de estos artistas sólo nos quedaría traer como a seis que son el top del mundo. Los artistas que vinieron son los que conviven con los mejores del mundo, cuando les muestren los videos, aquéllos preguntarán sobre dónde anduvieron y verán cómo es El Salvador. Para alguna gente, nuestro país es como un «gueto», porque vienen a experimentar qué va a pasar; te aseguro que muchas de estas personas ya dieron buena referencia y se van apuntar para la próxima.
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DM: ¿Cómo funciona la coordinación del Área 503? Skar: En 2019, se coordinó con TNT, una marca que se llama Capone, Ministerio de Cultura por medio de Arte X, Tejido Social y Secretaría de Cultura de la Alcaldía de San Salvador. El Área 503 ha sido un trabajo grande y solidario para conseguir espacios, pero toda la parte logística se trabaja con TNT, mi persona, Isaac (otro compañero grafitero) y el equipo de trabajo de TNT. DM: Háblanos de tus influencias, ¿has percibido una evolución temática o estilística dentro de tu Crew? Skar: Siempre hemos tenido evolución en temas de calidad, en la plástica cuando se mira un trabajo se puede reconocer al autor por su estilo, en el grafiti es lo mismo. Nuestro Crew se caracterizó por hacer cosas surrealistas, la gente cuando veía un trabajo decía que era de ES y, exacto, siempre nos identificaban. Entonces, continuamos con este estilo, pero hay una evolución constante en la técnica. DM: ¿Cuál es tu opinión sobre los demás Crew actuales? Skar: Tuvimos diferencias con varios Crews por cosas triviales. Teníamos una competencia con ACME, ya desaparecieron, eran de Santa Tecla. Hubo un tiempo que, por ejemplo, si nosotros pintábamos un fin de semana, luego venían ellos, sobrepintaban y luego veníamos nosotros de nuevo y así íbamos, pero ahora ya todos estamos grandes y lo vemos todo tranquilo. Mi valoración sobre los otros Crews, aunque no puedo hablar por todos, pero te aseguro que todos respetan el trabajo de cada uno. En el grafiti también hay reglas, no podés pintar encima de una pieza sin el permiso del autor, debes hacer algo mejor, sino sería una falta de respeto, y si lo haces sin su permiso, se las arreglarían pintando, ahí pueden haber duelos,
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por ejemplo: nos jugamos nuestros nombres, si vos te llamás Axel y yo me llamo Skar, si yo te gano me llevo tu nombre y vos tenés que cambiar de nombre, ya no podés usar Axel; también hay que mencionar que algunos se dieron en la boca en los casos más extremos. Nosotros no nos anduvimos metiendo con la gente, nuestro rollo era pintar y así casi nadie se metía tampoco con nosotros. DM: ¿Cuál es tu ideal como artista y gestor cultural? Skar: Mi ideal como artista es sentirme bien, yo no pinto si no estoy bien física y mentalmente, debo estar a gusto para sentir el placer a la hora de pintar, pero otras veces también me ha servido de desahogo, cuando ando en un mal viaje agarro pintura y aunque sea sólo por practicar hago algo, y así se me baja el enojo. Hace años, por ejemplo, tenía una gran molestia que más bien era rabia. Íbamos a una reunión importante, cuando me habló TNT y me dijo que lo buscara, entonces yo entré a su carro, en ese momento, él sacó una bolsa de Montana y me la dio, «¿y esto?», le dije yo, que estaba todo enojado, pero él sabía que yo colecciono aerosoles, «te lo doy por ser un buen amigo», me dijo. Cuando entré de nuevo, ya no estaba enojado, alguien me dijo que yo no sabía el poder que tenía una lata de pintura, yo reaccioné y vi que era cierto, pero también entendí que esa reacción la tiene en mí, no quiere decir que será la misma reacción en todos. Realmente, mi ideal como artista es sentirme pleno, tranquilo y augusto, aunque decepciones siempre vas a tener con tus obras, malos resultados, pero vas aprendiendo. Puedo decir que ya logré varias cosas, el grafiti me ha dado casi todo lo que tengo: trabajo, viajes, amistades, oportunidades y mucho más. Mi ideal como gestor cultural… a esta altura ya ni sé qué decirte porque ya logramos mucho, ahora busco proyectar el grafiti salvadoreño a nivel internacional, me interesa muchísimo borrar el prejuicio
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del grafiti, que dejen de satanizarlo acá, porque aún lo ven como algo malo. Además, quiero hacer entender a los artistas que hemos cometido algunos errores por los que la gente nos ve mal, hay mucho estereotipo sobre quien pinta grafiti. Como gestor, hay que trabajar con quienes pintan, porque no puedo venderme como buena persona o que vean positivo lo que hago si soy una mala persona, un ejemplo: si vos decís ser cristiano, vas a la iglesia y decís que eso es bueno, nadie lo va a creer si sos una mala persona o proyectás algo negativo. Es importante entender que vida y obra van de la mano, así quitaremos la estigmatización de todo lo que englobe el grafiti, ese es mi objetivo más grande. DM: ¿Considerás que el arte debe tener una función social o solamente estética? Skar: Yo respeto lo que cada quien decide. Personalmente, al grafiti lo tomo como un factor importante de transformación social porque abre oportunidades para quien se dedica a ello. Una vez, en tono despectivo, un fulano que me dijo que cómo el grafiti le iba cambiar la vida a alguien; a mí, por ejemplo, el grafiti me pagó la universidad porque mi familia no me podía pagar los estudios, la tuve difícil en muchas cosas, pero hoy me siento orgulloso que si no es el grafiti no lo hubiera logrado. Recuerdo que pintábamos de noche y estudiábamos en el día, cuando los demás se iban a comer, yo tenía que ir a las clases. Mi título estuvo tirado durante bastante tiempo, pero hace poco lo enmarqué sólo para que mi abuela de 98 años lo estuviera viendo, lo quería tener en la sala. Tampoco se trata de poner el grafiti y pensar que ya te cambió la vida, no es así, te la transforma porque te interesa, y si algo te interesa vas a enfocarte en ello, sin darte cuenta muchas cosas van ir cambiando en tu vida; empezarás a ser responsable, a saber convivir, a saber respetar y compartir. Cuando empezamos con mis amigos la tuvimos difícil, pero ahí aprendimos a ser solidarios, porque siempre hay alguien que tiene menos, son cosas que la gente no sabe. Yo tuve la suerte de juntarme con amigos con los que hicimos un clic real. Entonces, el grafiti sí te cambia la vida y yo soy la prueba.
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DM: ¿Qué le dirías a un joven que está empezando con el grafiti? Skar: Primero que se enfoque, que pueda separar y priorizar las cosas. A mí, sí me funcionó el grafiti, pero a otros no les ha funcionado, y no es el mismo grafiti sino sus mentalidades; para qué lo querés, debes hacer un balance porque para mí todo es un equilibrio. Si vos sabes equilibrar las cosas, sabrás hacer que funcione, antes que nada se trata de ser un buen ser humano, si sos bueno en eso, entonces serás bueno en todo lo que hagas, serás buen hijo, buen papá, buen esposo... eso es el equilibrio de las cosas. Por el contrario, si el grafiti hace que te olvidés de tu familia o de tus responsabilidades, lo estás haciendo mal, pero si podés llevarlo a la par y lograr el equilibro en tu vida, entonces, dale viaje. Hay otra cosa, debés saber elegir las amistades, porque para fregar están todos y para los momentos difíciles hay pocos; hay que elegir bien con quienes convivir, porque ese dicho que quien anda entre la miel algo se le pega, para mí es lo más real que hay. Antes, yo sólo vestía shorts y andaba con varios aritos y decía que la gente tenía que aceptarme como era, pero en el transcurso fui entendiendo que para llegar a donde se toman las decisiones yo tenía primero que cambiar, casi ser un camaleón para hacer todo lo que necesito a favor del grafiti. Nadie me preguntó que por qué andaba con aritos o tatuado, nadie, pero yo empecé a entender otras cosas. Alguien en mi trabajo era igual que yo porque siempre andaba en shorts, pero de repente, ni cuenta se dio cuando ya venía en pantalón y camisa manga larga, empezó a entender que le funcionaba vestirse mejor así para su trabajo; él mismo me vino a contar que su mamá estaba orgullosa porque pensaba que él nunca tendría un trabajo formal, y que estaba orgullosa de haberle planchado el pantalón y la camisa. Ahí él entendió muchas cosas, al ver al resto y aprender lo bueno o más adecuado. Así debe ser siempre, aprender lo bueno y no criticar lo malo, saber hacer las cosas y ser un buen ser humano, eso te da todo.
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G rafiti realizado en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
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Laly Astrid Vargas (Colombia, 1976). Cuenta con una Licenciatura en Artes Plásticas y estudios de Posgrado en Técnicas Avanzadas de Gestión y Decisión Política. Actualmente, está dedicada a la investigación cultural independiente.
Santiago Valladares (San Salvador, 1976). Pintor y escultor salvadoreño con influencia surrealista. Entre 1995 y 1997, estudió en el Centro Nacional de Artes (CENAR). Gran parte de su obra se encuentra en el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA), Los Ángeles, EE. UU., y en colecciones privadas de Costa Rica, Chile, El Salvador, EE. UU., Francia, Guatemala, Holanda, México y Panamá.
Juan Carlos Osegueda (San Salvador, 1983). Ingeniero en Telecomunicaciones. Ha sido vocalista y compositor en diversas bandas de rock nacional, fue el fundador de la banda Barú.
Antonio Teshcal (Quezaltepeque, La Libertad, 1984). Catedrático de Química en la Universidad de El Salvador. Ganador de los XVIII Juegos Florales de Santa Ana (2009) y Primer lugar en el Tercer Certamen Literario Infantil Maura Echeverría (2019) organizado por el MINED, ambos premios fueron en la rama de poesía.
María Fernanda Rivas (Santa Tecla, La Libertad, 1997). Diseñadora de modas y bailarina. En 2019, debutó con su colección Riesgo apasionado en el marco del evento Kaleidoscopio (KLDSCP) que es organizado anualmente por el Museo de Arte de El Salvador.
UTORAS Y
UTORES
Ronald López (San Salvador, 1983). Licenciado en Letras y docente de Educación Media. Fue miembro fundador del proyecto editorial La Cabuda Cartonera y del Colectivo Juvenal Los Rudos.
Soma (Laura Vega) (San Salvador, 1993). Licenciada en Artes Plásticas y tatuadora profesional. En el 2019, ganó los XLII Juegos Florales de Zacatecoluca en la rama de poesía.
Walter Romero (Chalatenango, 1982). Licenciado en Administración de Empresas y gestor cultural. En la actualidad, funge como director nacional de la Red de Casas de la Cultura y Convivencia del Ministerio de Cultura.
Skar (Víctor Santana) (San Salvador, 1988). Licenciado en Artes Plásticas y artista del grafiti. En el presente, trabaja para la Unidad de Reconstrucción del Tejido Social del Ministerio de Gobernación y es director ad honorem del proyecto Arte X del Ministerio de Cultura.
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G rafiti realizado en Área 503 Fotografía de Julio Por tillo, edición d e J o s u é A l e x a n d e r M e n j í v a r, 2 0 2 0 .
Revista Cultural Malabar, año 2, N°. 3.
CONVOC TORI
El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección de General de Investigaciones, le invita a enviar sus colaboraciones al comité editorial de la Revista Cultural Malabar, número 3. 1. La convocatoria es de carácter abierto, único, nacional e internacional. 2. La recepción de artículos para el tercer número estará vigente hasta el 15 de julio de 2020, mediante el correo electrónico: revistamalabar@cultura.gob.sv 3. Las propuestas de trabajos para las secciones de la revista Malabar deberán ser enviadas en formato Word 2007 o Word 2010, con letra Times New Roman (12 puntos) y con un interlineado de 1.5. 4. Las citas textuales superiores a las tres líneas deberán colocarse en párrafo independiente. Se recomienda utilizar el estilo de citas Chicago 16, (http://www.chicagomanualofstyle.org/16/contents.html), con el formato de notas a pie de página sin bibliografía final. 5. Cada colaboración, será evaluada por el comité editorial y por el director de la revista. Todos los trabajos deben ser rigurosamente inéditos. 6. A continuación, se brindan algunas especificaciones para las principales secciones de la revista: • Visual: espacio para reflexionar sobre las artes visuales en El Salvador. Máximo 12 páginas o 7,000 caracteres. • Contrapelo: espacio para el análisis de las diversas expresiones culturales salvadoreñas (artísticas, gastronómicas, tecnológicas, género, migraciones, entre otras). Máximo 12 páginas o 7,000 caracteres. • Verbal: sección destinada al trabajo literario de artistas nacionales. Máximo 8 páginas para la narrativa y 65 versos para la poesía. Se priorizarán aquellos textos que posean una visión inclusiva y de respeto a los derechos humanos. • Contracara: sección para entrevistas a artistas y trabajadores a favor del arte. • Sensaciones: sección para comentarios o reseñas sobre experiencias en cine, cortometrajes, animaciones, convenciones, tecnologías, viajes, aficiones, entre otros. Máximo 4 páginas o 2,800 caracteres. • Semblanzas: sección para dialogar sobre lo más reciente en el campo artístico como las presentaciones de libros, grupos musicales contemporáneos, malabarismo, instalaciones, performance, entre otros. Máximo 4 páginas o 2,800 caracteres. Para toda colaboración se solicita una nota biográfica del artista no superior a las 5 líneas. 7. Las colaboraciones de fotografías e imágenes deben ser enviadas en formato JPG o PNG con una resolución mínima de 300 ppi con la siguiente información: • Nombre de la fotografía/imagen. • Breve descripción de la fotografía/imagen. Dos líneas máximo. • Fecha y lugar en los que fue tomada la fotografía/imagen. • En caso de ser obra plástica, se debe especificar la técnica utilizada, las medidas en centímetros, título y año. No se aceptarán colaboraciones provenientes de sitios web que posean derechos de autor.
G rafiti realizado en Área 503 F o t o g r a f í a d e J o s u é Hernández, 2019.