27 de septiembre de 2015. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari
301 LA REVISTA QUE HABLA DE VOS
Un Teatro para Carlos Olmos David Tovilla
Lectura de una fotografía bendecida con agua de La Pila Arenilla
En un mundo llamado Arana
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS
5.- EDITORIAL
CONTENIDO
10.- ZAGUÁN Arenilla: Lectura de una fotografía bendecida con agua de La Pila
13.- PATIO Un Teatro para Carlos Olmos David Tovilla
20.- BALCONES Fotogramas parlantes
25.- SITIO En un mundo llamado Arana
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EDITORIAL Los muchachos que prestaron su Servicio Social en la Dirección de Cultura del Ayuntamiento Constitucional 2012-2015, hicieron una labor muy importante en el rescate de historias y anécdotas. Cada uno de ellos realizó testimonios de vida, que consistió en pepenar la historia de las personas mayores. Dos fueron los objetivos: 1. Que se lograra la comunicación entre jóvenes y adultos. 2. El rescate de testimonios que completan el rompecabezas de nuestra sociedad. Ambos objetivos fueron cumplidos. Toda persona siempre tiene algo que contar, algo que compartir y, sin duda, todos tienen algo que aprender de ello. Los nietos se acercan más a los abuelos y comienzan a armar su propia historia. Gracias a los chicos del Cbtis 108, Mariano N. Ruiz, Instituto de Estudios Rosario Castellanos, Unich, Conalep, y Unach, por el trabajo realizado. ¡Enhorabuena!
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LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA BENDECIDA CON AGUA DE LA PILA ARENILLA En Comitán, el barrio de La Pila es proverbial. Acá aparecen elementos de dicho barrio: paredes, canales, agua, el frente de un auto y un hombre que se rasura. La imagen sin el hombre sería una imagen común. La presencia del hombre le otorga una singularidad especial. El hombre tiene un espejo redondo en la mano izquierda y en la derecha tiene un rastrillo, de esos Bic (amarillo) que se consiguen por menos de lo que vale una tableta de manía. Si los comitecos hiciéramos un ejercicio de imaginación e imagináramos que esta foto corresponde a mitad del siglo XX la única diferencia ostensible sería la del frente del auto, porque todo lo demás casi casi permanece intocado. Ya los canales de los chorros del agua han sido modificados, pero la tradición continúa y el sonido que se escucha cuando el agua cae es el mismo chachachá de entonces. Ahí, en donde está el auto estacionado, se “estacionaban” decenas de burritos que esperaban que sus dueños les colocaran los barriles llenos de agua, líquido que sería comprado en las casas de los ricos que vivían en el centro de la ciudad. Ahí, en donde está el auto, decenas de burreros chanceaban, platicaban los sucesos del día anterior, fumaban cigarros de manojito y, no faltaba uno que otro, bebían un poco de posh. Ahora, en este lugar sólo se escucha el insistente caer del agua que, sin tregua, cae como una bendición. A veces, las personas llegan hasta los chorros y cierran los ojos y escuchan ese murmullo que viene de mucho tiempo atrás. Estos chorros de agua han servido para que los tojolabales se limpien los pies después de largas jornadas, para que se laven la cara y los brazos. Los indígenas se descalzan, dejan los caites al lado, suben los pies sobre los canales de cemento, llenan sus manos con agua de los chorros y se refriegan la piel, lo hacen con fuerza, pero con ternura, saben que esos pies y esas manos son sus compañeros a la hora de sembrar y a la hora de la cosecha. El ser humano y el agua aliados desde siempre. En Comitán, esta alianza se propicia sólo en La Pila, lugar de tránsito, lugar de origen. Nadie ha visto un hombre descalzarse al lado de la fuente del parque central. Alguien podría decir que La Pila es el santuario donde los hombres y mujeres deben hacer un alto, bien para escuchar el canto del agua o para emplearla en el aseo personal. Y este hombre es lo que hace, se auxilia con el espejo y se humedece el rostro barbado con agua de La Pila. No es cualquier agua, es el agua que ha llenado de vida a este pueblo. El hombre coloca el rastrillo debajo del chorro, lo limpia y luego, de nuevo, lleva el rastrillo a su cara
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Zaguán
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS y, como si el chunche fuese una yunta, ara sobre su rostro de tierra y deja que el sol siembre la nueva semilla sobre su cara. Al final, el hombre guarda el rastrillo en su chamarra y, con ambas manos, reúne mucha agua fresca y se la echa en el rostro. Esta agua ha acompañado a los comitecos durante mucho tiempo. Cae en forma constante, fluye eterna. A la hora que el campanero sube a la torre del templo y toca las campanas para convocar a misa, el agua también da el primer repique, el segundo toque y el tercero. También convoca a sus fieles a acercarse, a ser humilde y reconocer que esos chorros son como el sonido de una flauta líquida que canta un canto dedicado a Chac, la deidad maya. Hasta acá llegan los tojolabales y antes de subir al templo para pedir a Tata Lampo que llueva sobre las milpas, toman el agua y la invocan, así sacian su sed. Han caminado durante una larga jornada y acá es como si en el Santuario de Lourdes escucharan una ligera cascada que ayuda a cerrar los ojos y a meditar para oír el canto supremo de la vida, el canto ¡del agua!
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Un Teatro para Carlos Olmos David Tovilla Por segundo año consecutivo, recordamos el olvido en que se encuentra el mayor dramaturgo chiapaneco: Carlos Olmos. El 13 de octubre, se cumplen doce años de su fallecimiento. La desconsideración para su obra es generalizada. Durante el mes pasado, se habló por doquier de los treinta años del terremoto de la Ciudad de México, en 1985. En el suplemento especial del periódico Excelsior, se da voz a Ignacio Padilla quien dice “Hubo y sigue habiendo muy poca literatura en este orden. Paz, Pacheco y Monsiváis hicieron literatura sobre el terremoto, y quizá algunos otros autores lo mencionan liminarmente. Pero el registro literario del terremoto sigue brillando por su ausencia”. Pues Carlos Olmos es de quienes se ocupó en específico de ese suceso. Su último trabajo se llama “Después del terremoto”. Se incluye en el volumen “Teatro completo” publicado por el Fondo de Cultura Económica. Además, se llevó a escena el 19 de septiembre de 2002,
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en el Teatro El Galeón del Instituto Nacional de Bellas Artes, justo en el marco del decimoséptimo aniversario de la tragedia. La participación estelar estuvo asignada a Delia Casanova, a quien está dedicada la obra. Ahí están los registros para quien quiera enterarse. Ahora, en 2015, la farsa en un acto que remite a dos personas atrapadas por los escombros del sismo del ochenta y cinco, debiera estar presente. Pero, por desgracia, todo en torno a Carlos Olmos es omisión, ninguneo, como en la nota periodística comentada. Por eso, porque los años quieren enterrar también su trabajo, en días pasados, presenté un proyecto al nuevo gobierno del municipio de Tapachula, lugar natal del dramaturgo, para iniciar la reivindicación de su nombre y legado. Así como Comitán despliega orgullosa su identidad con Rosario Castellanos, la perla del Soconusco debiera recuperar la figura de Carlos Olmos para ostentarla, con presunción, como parte de su grandeza. Estas son las acciones planteadas: 1. Teatro de la Ciudad “Carlos Olmos”. De acuerdo con la ficha del Sistema de Información Cultural del gobierno mexicano, el Teatro de la Ciudad de Tapachula sólo tiene esa denominación. Bien podría llamarse Carlos Olmos. 2. Día del dramaturgo Carlos Olmos. En la actualidad, hay días dedicados hasta a las banalidades. No lo es declarar el 8 de diciembre de todos los años como “Día del Dramaturgo Carlos Olmos”. Celebrar su nacimiento más que la fecha de su deceso. 3. Certamen de teatro Carlos Olmos. Instaurar un certamen anual que subraye el carácter de literato del escritor fallecido. Dirigido a estudiantes de educación media y superior que consista en la puesta en escena de sus obras. 4. Generar identidad de Tapachula con el escritor. En materiales de difusión masiva como los recibos de agua potable incorporar la leyenda “Tapachula, cuna de Carlos Olmos”, en alusión a su trabajo más conocido: “Cuna de lobos”. En los accesos de la ciudad colocar grandes anuncios que digan “Bienvenido a la tierra de Carlos Olmos”. 5. Difundir genio y obra. Elaborar materiales atractivos y de ágil lectura con información esencial de Carlos Olmos, para distribuirlo en la población general y en escuelas de educación media y superior del municipio. 6.
Fundación Carlos Olmos. Valorar la viabilidad de instaurar una fundación para darle
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consistencia y formalidad a las actividades realizadas en nombre de Carlos Olmos. Su misión sería difundir la obra del dramaturgo tapachulteco, promover la investigación acerca de su trabajo literario y fomentar la cultura en general. 7. Acervo Carlos Olmos. Habilitar un espacio interactivo y moderno en el que, de manera permanente, la población en general, en Tapachula, tenga acceso a la exhibición, consumo y adquisición de materiales como fotografías, libros, telenovelas. 8. Cátedra Extraordinaria Carlos Olmos. En coordinación con una universidad pública, crear la Cátedra Extraordinaria Carlos Olmos, con sede en Tapachula, para la promoción de la enseñanza y el estudio de la literatura por parte de especialistas nacionales y extranjeros con el fin de que acudan a Tapachula. En ese marco, se convocaría a estudiosos de la obra de Olmos para incluirlos como conferencistas. 9. Stand en la Feria de Tapachula. Garantizar que todos los años, en la tradicional Feria de Tapachula, se instale un stand relativo a Carlos Olmos para que su difusión se coloque en un evento masivo. 10. Museo Virtual Carlos Olmos. Aprovechar los recursos de la revolución tecnológica para hacer una difusión innovadora de la obra y las actividades relacionadas con el dramaturgo chiapaneco. 11. Coedición popular de sus obras. Las obras de Carlos Olmos están publicadas en un solo volumen editado por el Fondo de Cultura Económica. Podría hacerse un trabajo en coedición con dicha institución para editar pequeños libros individuales a precios económicos, accesibles. Son ideas, para quienes tienen la infraestructura, los recursos, la representación institucional para detener el olvido. Quizá haya mejores propuestas, lo importante sería que se hicieran…
http://www.davidtovilla.blogspot.mx/
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FOTOGRAMAS PARLANTES
Balcones
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Encontr茅 la soluci贸n para evitar que mi novio ande de ojo alegre.
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Para los ciclistas que les gusta sentir la emoci贸n a flor de piel.
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¿Y qué papito? ¿Vos también vas a sacar tu pistolita?
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Cuando, en tus cinco minutos de despistado, te atrapa la chica que no te gusta.
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Cuando tu suegro descubre que le pintaste los cuernos a su hija.
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En un mundo llamado Arana Yo vivo en un mundo llamado Arana. En Arana practican el arte de la encuadernación. Hace muchos años llegó un impresor, colocó una mesa debajo del árbol de mango que está en el parque central y dijo que enseñaría a medio mundo a encuadernar. De un viejo veliz sacó un pliego de cuero curtido de cerdo y cortó varios pedazos. Un anciano de Arana lo detuvo, puso su mano sobre el pedazo de cuero curtido y preguntó por qué volvía a asesinar al cerdo. El impresor no entendió la pregunta, porque los hombres extraños no poseen el secreto de la vida. Los demás habitantes de Arana sí entendieron el concepto de la pregunta y, con mucha decencia, invitaron al impresor a abandonar el territorio de Arana. Entendieron que el hombre extraño tenía la buena intención de enseñarles el arte de la encuadernación que no es poca cosa, pero el hombre estaba equivocado, jamás debe encuadernarse un libro con pieles de animales. En Arana los animales son sagrados y si alguien emplea la piel de un animal para hacer zapatos o para un cinturón o para encuadernar un libro es como si cometiera un asesinato. Los animales son sagrados, cuando uno de éstos muere, la gente de Arana los coloca a la orilla del río y, como si fuesen hindúes a la orilla del Ganges, lo pone sobre un enorme túmulo de trozos de madera, y los niños, como si jugaran a la ronda de la vida, dan vueltas y vueltas con cantos y tocando chilchiles, mientras los papás y mamás prenden fuego a la madera. En Arana se practica el arte de la encuadernación. Sacan mesas de madera, sillas y la gente se sienta ante los folios de hojas y toman caireles del aire y lo pegan amorosamente sobre las portadas, los cosen con el mismo cuidado que las mujeres cosen los pantalones y vestidos en sus máquinas Singer. Al término, los niños se acercan y ven cómo los libros contienen nubes y mucho aire. Las mejores portadas son declaradas las portadas del año. Cuando alguien toma un libro de la biblioteca puede oler el aire del valle, el aroma de la juncia fresca. En Arana no se encuadernan los libros con pieles. En Arana se respeta la vida de los animalitos.
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