28 de junio de 2016. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari
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25 años en la raDio Entrevista con:
Francisco Ruiz Vera En un mundo llamado Arana Fotogramas parlantes
Los consentidos Arenilla
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CONTENIDO 5. EDITORIAL 9. ZAGUĂ N Arenilla: Los consentidos
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Entrevista con Francisco Ruiz Vera
23.CORREDORES Fotogramas parlantes
30. SITIO En un mundo llamado Arana
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EDITORIAL La historia de la radio es apasionante. La radio está considerada como el medio masivo de comunicación más importante. Sirve de compañera fiel en la soledad y alegra la vida de miles de millones de personas en el mundo a la hora que trabajan o conducen sus autos en los embotellamientos; asimismo, en caso de desastres naturales o sociales es un eficaz medio de información. En Comitán, la historia de la radio es muy cercana al afecto de los oyentes. Se cuentan anécdotas del siglo pasado, de cuando llegaron los primeros aparatos receptores y se escuchaba más “estática” que música. Los escuchas sintonizaban estaciones de otras partes del mundo. La XEW, que trasmitía desde la Ciudad de México, era una de las estaciones más escuchadas. Cuando la XEUI, primera estación radiofónica de Comitán, hizo su aparición, la gente la recibió con gran algarabía. Existen cientos de anécdotas simpáticas, chuscas, tristes, heroicas que se han generado a través del tiempo y que dan cuenta de la importancia de la radio en la ciudad. Hoy, la revista DIEZ hace un homenaje a la radio comiteca, a través de uno de los conductores que celebra veinticinco años de vida ligada a la radiodifusión. Francisco Ruiz Vera, quien inició labores siendo muy joven, conmemora sus bodas de plata en el medio y con ello lega su testimonio para completar la fascinante historia de la radio en Comitán.
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ZAGUÁN
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LOS CONSENTIDOS ARENILLA Los creyentes que viven cerca del santuario de la Virgen de Lourdes deben sentirse consentidos. Lo mismo sucede con quienes viven cerca de la basílica de la Virgen de Guadalupe, o cerca del santuario de la Virgen de Juquila. Tengo amigos que año con año, como si fueran a La Meca, viajan a Comitán para postrarse ante la imagen de El Niñito Fundador. Recorren cientos de kilómetros para agradecerle al niño algún favor especial o para pedirle uno, con la fe puesta en las palmas de las manos. Nosotros, estudiantes de la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz, tuvimos al Niño a un paso, enfrente. Ya desde ese tiempo sabíamos que el niño era milagroso, lo sigue siendo. En Comitán se sabe que la remodelación última del santuario la realizó un político comiteco. Las lenguas enteradas del pueblo dicen que prometió al santo niño que si le concedía la diputación dignificaría su santuario. Logró la diputación, así que no le quedó más que cumplir con el ofrecimiento, porque se sabe que si el santo cumple lo mismo debe hacer el peticionario, de lo contrario, la mala suerte comienza a invadir su territorio, con la misma facilidad con que el salitre invade las paredes de las casas cercanas al mar. Cuando nosotros fuimos estudiantes de la secundaria, el santuario del niñito no tenía la traza actual, en la entrada tenía un jardincito con arriates llenos de flores, el sol se acomodaba a gusto, como si fuera el preámbulo para recibir la luz suprema al fondo, donde se encontraba el santo. Actualmente, la nave embovedada perdió luz natural y dejó atrás el gesto provinciano que tenía. A mi sobrina Pau le conté esto que ahora narro acá, me vio y, cuando vio al niño, adentro de un nicho protegido con cristales, me dijo que, tal vez, el Niñito Fundador había sido más feliz antes, porque ahora no tenía dónde jugar. Nada dije. Fuimos consentidos porque teníamos al niño al lado de nosotros. Cuando era temporada de exámenes la peregrinación era constante. Todos (bueno, menos Carlos Conde y Marcolfo Guillén) hacíamos fila para hincarnos ante el niño, cerrar los ojos, juntar las manos y pedir, con todas nuestras fuerzas, que hiciera el milagro de que pasáramos el examen de inglés.
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Siempre que andaba en éstas, pensaba que el niño abría los ojos y me decía algo como: “Te concederé el milagro si me lo pedís en inglés”, porque, la verdad, conmigo nunca fue tan milagroso, debe ser porque nunca puse toda mi fe en las palmas de mis manos, siempre que me paraba, pensaba que el milagro no me sería concedido, porque a la hora que la maestra ponía sobre el pupitre las dos hojas con el examen comprobaba que pasar estaba en chino, que era tan complicado como el mismo inglés. A mitad del examen me paraba para preguntar si podía cambiar el verbo que debía usar en las oraciones (parece que el único verbo que sí sabía era el verbo correr, porque me causó gracia que fuera run y lo volví chiste: corro como ron ron y lo traducía a la comiteca: I run like run run). Ella se acomodaba los lentes sobre su nariz y decía que sí, pero que me bajaría dos puntos. Debo reconocer que si diez veces le pedí al niño que me hiciera el milagro las diez veces me mandó a decir que lo haría siempre y cuando yo se lo pidiera en inglés. Nunca pregunté a los otros compañeros si el Niñito Fundador había hecho caso a sus peticiones. Lo único que entendí fue que Carlos y Marcolfo sacaban diez en la prueba de inglés y en las demás materias sin haberse hincado nunca ante el niño. ¿A qué santo se encomendaban? Tal vez ellos tenían amistad con alguien más influyente en el cielo, porque jamás padecieron. Hoy, ya alejado de exámenes, voy al santuario y digo que, en efecto, los creyentes son consentidos porque el Niñito Fundador decidió una tarde vivir entre los comitecos. Me acerco a su nicho y veo al lado muchas figuras con corazones, piernas y manos que dan testimonio de milagros que el niño ha realizado. Pienso: Con qué figura el alumno agradecería un favor concedido, ¿con la imagen de un cerebro? ¿A la fuerza el agradecimiento tendría que ser en inglés?
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Francisco Ruiz Vera
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Entrevista con
Francisco Ruiz Vera
Francisco Ruiz Vera es un destacado locutor que en el 2016 festeja su 25 aniversario laborando en la radio. Su trabajo ha sido de gran importancia. Su voz es reconocida por los radioescuchas. Desde muy joven inició con esta pasión que, se dio cuenta, desde siempre fue su vocación. A continuación, responde las siguientes preguntas: ¿En qué momento llega a Comitán? Yo soy originario de La Trinitaria, pero de muy chavito me vine a Comitán. Mi papá fue maestro y después es que se incorpora a la Casa de la Cultura. Pero en aquel entonces, él era de los maestros rurales que andaban de comunidad en comunidad. Mi papá estuvo en la colonia Las Delicias, de ahí nos pasamos a Rodulfo, después estuvimos en otro lugar que se llama Morelia. Conocí infinidad de lugares hermosísimos. Con mi papá aprendí las primeras letras. Pero el nivel de estudios con él era hasta el tercer grado de primaria. Así que llego a Comitán como a los siete años. Con una hermana, Carmen, me hospedo aquí en Comitán. Hay un hombre al que yo quiero mucho, mi mamá lo conocía y ella dijo: quiero que mi Paquito estudie aquí en Comitán porque allá se me está quedando mucho; y él no lo pensó dos veces y me tendió la mano, y me refiero al maestro Óscar Bonifaz Caballero, que me llevó de la mano a la Fray Matías de Córdoba. ¿Cómo se da el encuentro con su vocación? Me encantaba escuchar los programas de radio con mi papá. Me gustaba el tono de voz que tenían los locutores de las estaciones de Guatemala, que eran las que escuchábamos por la cercanía que teníamos. Desde entonces ya venía pensando en lo que iba a hacer. Ya un poquito más jovencillo, al ingresar a la secundaria, por ejemplo, me gustaba agarrar el micrófono y conducir los eventos. Después de la Fray Matías de Córdoba me voy a la ESECO. En la Fray Matías tuve grandes maestros, que me pongo de pie por ellos; el maestro Gustavo Díaz Álvarez, por ejemplo. También me tocó sentir todavía el abrazo bien fuerte del maestro Víctor Manuel Aranda, que al poco tiempo se pasa a la ESECO y allí me lo vuelvo a encontrar. Y es en la secundaria donde me gustaba participar más en los eventos. No fui tan bueno para las calificaciones, pero en participaciones no podían quejarse los maestros. Me encantaba esto, yo traía el deseo de estar frente a un micrófono. Yo era el primero que me ponía hacer los programas del día del maestro,
LA REVISTA QUE HABLA DE VOS día de las madres, ¡todos los festivales! Me gustaba mucho y los maestros me ayudaban. Con mis papás atravesamos situaciones económicas que no eran tan favorables y a veces no me alcanzaba para el gasto y yo me ganaba las tortas, lo digo con mucho orgullo, escribiendo poemas y acrósticos. ¿Cómo llega a la radio? Encontré a una persona que es la causante de que yo sea de la radio: Rodolfo Ramírez Zambrano, de la radio de hace muchos años, y hoy en día corresponsal de una televisora. Surgí en la radio en los años 80, gracias al apoyo de este locutor y hoy periodista, quien en esa época contaba con un programa romántico, con las grandes voces de aquellos años como: Rocío Dúrcal, José José, Camilo Sesto, Vicky Carr, entre muchas grandes voces. Rodolfo invitaba al público a participar enviando poemas para ser leídos por él. De manera inmediata comencé a escribir algunos poemas y a enviárselos con un seudónimo que era Payasito, tiempo después invitó al poeta para que lo escribiera en la cabina, dudando de que fuera yo quien los hacía. Cuando me dio la oportunidad, me puso a un lado de la cabina y me dijo “quiero que te imagines un atardecer, junto a tu pareja.” Y yo comenzaba a escribir los poemas. “Al estar junto a ti de la mano, tomados en este instante, sintiendo tu calor, siento como que el vacío de mi mente se va por otra parte y siento tu amor”. Entonces Rodolfo me dice “¿no te gustaría leerlos?” Porque en ese tiempo yo estaba con el cambio de voz. Más o menos estaba entre los catorce y los quince años. A mí me ha gustado mucho leer poesía, y sobre todo entender la poesía que es más digerible, con esencia popular. El programa de Rodolfo Ramírez Zambrano se llamaba “Cercano a tu corazón” o algo así. Entonces Rodolfo acumulaba una gran cantidad de poemas que le mandaba el auditorio, muchísima gente participaba. En aquellos
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LA REVISTA QUE HABLA DE VOS años la XEUI era la única. También estaba la TRM, que era la televisión que nos llegaba. Entonces Rodolfo me da la oportunidad, me da el micrófono, comienzo a leer los poemas y ahí comienzo. Con la autorización del señor Rodolfo Avendaño Villatoro, que era el gerente de la XEUI en aquellos años, Rodolfo Ramírez me enseñó a utilizar la consola. Los meses pasaron y después de un tiempo ya tenía un programa los sábados que, por mi edad, se tituló “En contacto con la juventud”. En ese tiempo estaban de moda Fresas con crema, Menudo, Trigo Limpio. Y con esa programación musical comenzó a nacer en mí el gusto por la música en inglés. Y de pronto combinaba el programa con música del grupo Queen, Led Zepellin, the bee gees, Barry White, y era una programación que la gente ya esperaba todos los sábados. En aquella época yo comencé a tener cabina con los maestros Adrián Albores Castillo, Pepe Arévalo, Aníbal Monjarás, Homero Moreno, mi compadre Rodolfo Avendaño Guillén y Luis Felipe Gómez Mandujano. El 31 de diciembre de 1989, el extinto Monchito Irecta me dijo: “Este es tu primer presente, espero que lo guardes. Si te gusta tanto la radio, si le has dedicado tanto tiempo, tanto sacrificio, ¡guárdalo! Porque a partir de este día ya En la fotografía: Ramón Irecta, Armando Rivera, Antonio Domínguez, y Francisco Ruiz eres sindicalizado”. Vera.
¿Dónde estaba la XEUI en ese entonces? ¿Qué programas recuerda? Cuando yo llego estaba por el barrio de Guadalupe, en la segunda avenida poniente sur, a media cuadra donde ahora está la lavandería El Chulul. Ahí comienzo yo con mis primeros
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pasos. Recuerdo que ya después tuvimos la oportunidad de que se nos dieran turnos con los compañeros. Primero Luis Octavio Jiménez Pinto, el famosísimo Pony, llegó como recepcionista; después se integra como locutor. Después llega, de Soyatitán, Misael espinosa. También estaba Alvarito Rodríguez Vázquez. Nos tocaba un domingo a cada uno. Armando Rivera, en esos años, tenía un programa que se llamaba “Así canta México”, y no podía faltar su música mexicana. Así que los domingos, lejos de estar encerrados, nos divertíamos haciendo radio y la gente nos aceptaba demasiado.
Ramón Irecta Castellanos me dio de alta en el sindicato un 31 de diciembre del 89. No lo podía creer, después de muchos meses y sin goce de sueldo ya estaba sindicalizado. Me pagaban y hacía lo que me gustaba y me dije ¡de aquí no te muevas! Ya podía operar en cabina y muchas veces trabajar con ellos. Con Toño Domínguez Monzón, en su programa Desayuno musical, quien daba a conocer las recetas del auditorio. Después, Toñito Domínguez, emigró a radio Imer, donde nació En contacto urbano. Él era de un carácter extraordinario, siempre tuvo tiempo para enseñarnos. Después entraba Ramoncito Irecta, el chico de En la fotografía: Luis Aguilar y Francisco Ruiz Vera. los versos, mote que su compadre Toño le puso. Tenía una enorme audiencia, recibía cartas de todas partes. Apoyaba a mi compadre Panchito Suasnávar que a las once de la mañana entraba con su programa musical los boleros rancheros. A las doce del día llegaba, muy alegre, don Jorge Ricardo Saborío, pasaba viendo la hemeroteca o discoteca, me veía y decía, “hey, tú chiquito, cubre mi turno mientras grabo mis cinemas”. Eran como quince minutos, pero yo salía corriendo emocionado a las cabinas. Poco tiempo, pero estaba feliz. De manera inmediata buscaba su música, sabiendo que don Jorgito era amante de la música de salsa y no podía faltar en su programación la sonora santanera, estrellas de plata,
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Luis Alcaraz y Pérez Prado; su estilo fue inconfundible y después fue parte del nacimiento de la primera FM en Comitán, estéreo vida, años más tarde don Jorgito Saborío falleció. A la una de la tarde entraba la única voz femenina y la más hermosa de la XEUI en aquella época, Socorrito Saborío, hermana de don Ricardo. Ella abandonó la radio tiempo después, pero dejó una gran huella. Sobremesa musical fue el programa más fino de la música más hermosa del mundo, con grandes orquestas que trasmitía Torres Ventura. Por la tarde me integré de lleno con el único programa informativo y de participación estudiantil: “Hablemos de nosotros, de usted, de mí, en una sola palabra, ¡hablemos de nosotros!” Entraba al aire el famosísimo Puma, el profesor Juan Manuel González Tovar. Participábamos leyendo alguna nota de lo que publicaba, en aquellos años, el periódico El Mundo, de don Quique Toledo. Así aprendí y entró mi vocación por hacer programas de radio de contenido y crítica social. Se lo debo al Puma. ¿Cómo surge su propio programa de opinión pública? La creación de un programa de opinión surge cuando es presidente municipal don Roberto Ortiz. De ahí surgió la inquietud con los nuevos directivos de la empresa XEUI, la familia Simán decía que hubiera programas de contenido y otros más que se abrían para las barras de programación. Siendo un poco crítico con lo que ocurría en Comitán en aquellos años, me dieron la oportunidad de conducirlo. Tuve la capacitación con Javier Figueroa Niño, con Inés muñoz y Augusto Solórzano, en Tuxtla Gutiérrez. Todos ellos era el conjunto de esos años. A partir de entonces comienzo con el programa de esa fecha hasta abril del año pasado. ¿Qué tal la experiencia? De todo el tiempo que estuve nunca pisé un Ministerio Público. Principalmente porque traté la forma de no ofender, aunque pues la crítica es aplaudida por quien le favorece, pero quien es señalado se enoja. Se trata de buscar la imparcialidad en la información, que es lo más importante. Y en cuanto a la labor social, me toca darme cuenta de muchas cosas. En una ocasión vino una familia muy urgida para una atención médica y no había la cirugía para el niño, hicimos el primer maratón que funcionó bastante. A los lugares a donde acude Francisco Ruiz Vera su voz no pasa desapercibida. Él es un ejemplo de que cuando existe una pasión también hay una entrega. “Si te gusta la radio tienes que echarle ganas, tienes que poner mucho de ti, tienes que esforzarte. Como antecedente, yo pasé seis u ocho meses sin recibir un solo peso, sin embargo yo estaba con todo el deseo de estar en la radio”, dice Francisco. Y concluyó: “Si es esto lo que quieres ¡adelante! Ya vendrá la oportunidad de que recibas los reconocimientos”.
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Cuando las citas con tu novio se convierten en algo muy rascuach.
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Como dicen que habrรก escasez de combustible, muchos comienzan a abastecerse.
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Mientras tanto, después de la Copa América, así se encuentran los chilenos.
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Cuando hay tantos bloqueos que hasta tenĂŠs que buscar otras rutas para que tus hijos salgan a pasear en triciclos.
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Andá a hacer tus compras, decían. Sólo te vas a encontrar con las organizaciones, decían.
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En un mundo llamado Arana Yo vivo en un mundo llamado Arana. En Arana, el fastidio se considera el mayor elogio que alguien puede provocar en otro. Hace muchos años se hizo una encuesta nacional que no mostró variantes con respecto a las estadísticas mundiales: la mayoría prefería los deportes, por encima de los actos culturales. Los encuestados respondieron que los deportes eran entretenidos, mientras que las actividades artísticas provocaban fastidio. Como respuesta inusual, los consejeros de Arana decretaron al fastidio como el mayor elogio que alguien podía provocar en sus semejantes y conminaron a la población a fastidiar de día y de noche a fin de que fueran mejores ciudadanos. Mientras más fastidioso fuese el acto más bien visto era. Los molestosos llegaban con orquestas a la casa del vecino cae mal y le daban serenatas con música clásica; las novias despechadas obligaban a los novios infieles a ver un ciclo de películas de Fellini; y, en los campos deportivos, mientras iniciaba el encuentro de fútbol, por ejemplo, cientos de lectores leían en voz alta y con modulación exacta poemas de Walt Withman. Todo con el ánimo de fastidiar al otro. Tiempo después, como todo mundo sabe, se decretó como Día Nacional del Fastidio el tercer domingo de agosto. Desde entonces, todo mundo celebra la fecha con los
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mayores fastos que jamás se han visto en la región. La gente, desde temprano, coloca banderas en los balcones, riega juncia en las calles y banquetas, paga marimbas para que toquen en todas las esquinas. Cientos de sinfónicas tocan en las plazas y los abuelos leen cuentos a sus hijos. En la noche se exhiben ciclos de cine de arte y hay funciones de teatro clásico callejero. En la madrugada todo mundo acude a la parte más alta del Cerro Xincoperico donde miles de bailarines interpretan el Cascanueces. Todo mundo celebra el Día Nacional del Fastidio y nadie se aburre, al contrario ¡se dan la divertida de su vida! Hace un año, el Consejo de Notables hizo una encuesta nacional. Los resultados se modificaron, ahora todo mundo es feliz fastidiando a su semejante a través del arte. El cincuenta y dos por ciento del total cree que el arte es mil veces más divertido que un partido de fútbol soccer que, después de noventa minutos, termina con un empate a cero goles.
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