Diez 355 by 10

18 de octubre de 2016. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

355 LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

Sonría Arenilla

Fotogramas parlantes

Entrevista con:

Iván Ibáñez

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

CONTENIDO 5. EDITORIAL 9. ZAGUÁN Arenilla: Sonría

16. PATIO

Entrevista con Iván ibáñez

25.CORREDORES Fotogramas parlantes

32. SITIO Yo vivo en un mundo llamado Arana

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EDITORIAL Todo mundo habla del Che, pero no todo mundo sabe quién fue el Che. En todas las manifestaciones de protesta, en todos los mítines, la mítica imagen del Che encabeza los movimientos socialistas. No obstante, hay un desconocimiento de la vida y obra de este personaje. Con el Che sucede lo mismo que sucede con El Quijote, todo mundo habla de éste, pero pocos, muy pocos, han leído el libro. Iván Ibáñez, experto en la vida y obra del Che, nos obsequia una mirada desde su sitial de honor. Es un atisbo, apenas, pero ya nos da una idea de por qué el revolucionario sigue siendo una figura emblemática, repudiada por las fuerzas conservadoras, y adorada por las sociedades que demandan cambios para una sociedad más justa e igualitaria.

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ZAGUÁN

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SONRÍA ARENILLA Al final queda el derecho a elegir, pero a veces es imposible hacer nuestra santa voluntad. Digo esto, porque, en ocasiones, el destino nos coloca frente a actitudes autoritarias, militares, casi dictatoriales. Por ejemplo: en el sillón del dentista. “Abra más la boca”, y ahí estamos haciéndole caso al médico. “Apriete con fuerza”. “Escupa”. “Trague”. ¿En qué momento podemos hacer uso de nuestra capacidad de decisión? En cualquier momento, el paciente tiene el derecho de pararse, tirar la toalla que el dentista colocó en el pecho, rebelarse y salir del consultorio, hastiado de tanta orden. Pero, el dolor de muelas es intenso. Sabemos que, para calmar el dolor, es preciso seguir las indicaciones al pie de la letra. Acudimos al dentista porque no había de otra y ahí estamos abriendo, apretando, escupiendo y cerrando la boca a la hora que el médico indica. No conozco a alguien que vaya a ver al consultorio por gusto. Bueno, debe haber muchos, pero son minoría contra los que van sólo en el último momento y porque la necesidad es imperiosa. Puede ser que existan muchachas bonitas que, arrobadas ante la belleza física del dentista, van, se tumban en el asiento y se fascinan ante las órdenes de: “Abre”, “traga”, “aprieta”. Ante la necesidad plegamos nuestros derechos, los estiramos al máximo. “Firme acá”, dice el abogado. Como el joven desea terminar la relación con su esposa para casarse con la nueva, firma donde el abogado tiene puesto el dedo a fin de que el divorcio se consume. No hay de otra. Es preciso seguir la indicación al pie de la letra. “¡Quítese el pantalón y bájese el calzoncillo!”, dice el médico y no queda de otra. ¿De veras no queda de otra? ¿El paciente lo hace con gusto? ¡No! Si por el paciente fuera abandonaría el consultorio de inmediato, pero, está ahí porque tiene una dolencia física que, en apariencia, el médico subsanará. Y ahí está, el pobre hombre, poniéndose en posición prono, rogando a todos los dioses para que el tacto no sea doloroso. Vaya pues, no queda más que aceptar dichas sugerencias que suenan a órdenes. Pero lo que parece inconcebible es que uno deba aceptar las indicaciones del fotógrafo de la revista, como si él fuera el salvador de vidas. Y sin embargo, el fotógrafo profesional (nadie duda de ello) se comporta como un dictador. La primera orden es demoledora: “¡Sonría!”. A mí, que

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soy cara de piedra, me harta esa “indicación”. ¿No se supone que el fotógrafo (profesional) debe, a través de sus fotografías, revelar el carácter de la persona? ¿Obtener la verdadera personalidad? ¿Por qué, entonces, obliga al modelo a vender una imagen falsa? Entiendo que la fotografía comercial debe vender un producto. Una modelo de lencería debe atender a cada una de las indicaciones: “Sonríe”, “abre tus labios”, “coloca tu mano como si, incidentalmente, tocara un pecho”. Sí, así debe ser. A la modelo la contrataron para eso. Los actores deben hacer lo que el director de cine les indica; los actores porno (perdón), asimismo, deben hacer lo que el productor les indica. Las actrices porno casi casi deben seguir las indicaciones como si estuviesen en el sillón del dentista: “Abre”, “traga”, “no escupas”. Pero, ¿por qué el escritor entrevistado, y que debe pararse ante una cámara, debe seguir las indicaciones del fotógrafo? ¿Por qué? Un día sugerí que el fotógrafo me siguiera y que tomara fotos donde yo mostraba mi personalidad de niño. Como estábamos en el parque central de Comitán, pensé abrazar un árbol; sentarme en un banco de bolero; tirarme al piso, bocarriba, y abrir los brazos; hincarme frente a una muchacha bonita que pasara por ahí y, dramatizando, ofrecer mi corazón; detener el auto que condujera un amigo y subirme al cofre del coche; hincarme frente a la fachada del templo de Santo Domingo; meterme a la fuente que no tenía agua y hacer como que nadaba. ¡No! No, me dijo que no. Que me parara frente a él y que, por favor, sonriera. Ah, no me conocía. Menos sonreí. Terminó molestándose, yo también estaba molesto. Hubo un momento en que estuve a punto de hacer uso de mi derecho y de dejarlo solo con su cámara. Pensé: “¡Que le tome fotos a alguien de su familia!”. Pero no lo hice, porque me había comprometido. Y el compromiso, después de todo, era un honor para mí, era un honor que un periódico de tanto prestigio se fijara en mí para hacerme una entrevista. Sin decirlo, parece que llegamos a un acuerdo, él siguió haciéndome indicaciones de dónde pararme sin obligarme a hacer caritas y yo me paré donde él instruyó. Al final me dijo: “He tomado diez y en todas sale usted igual”. ¿Qué esperaba? ¿Que en la foto número ocho yo me convirtiera en Brad Pitt, en Juan Villoro? Cuando se publicó el reportaje vi las dos fotos que ilustraron la entrevista. Las dos fotografías eran de gran calidad, excelentes. El fotógrafo sabía hacer su trabajo, pero, en el fondo, pensé que hubiesen sido más bonitas las fotos que había propuesto, las fotos donde yo era más yo. ¿Tenemos que seguir las indicaciones al pie de la letra? No. Al final nos queda el supremo recurso de elegir. Bien podemos decir ¡no! Negarnos a las indicaciones del médico, salir del hospital, abrir los brazos y recibir el abrazo del viento. Esta última decisión nos recuerda que somos dueños de nuestros cuerpos y de nuestras vidas.

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Entrevista con: Iván Ibáñez

PATIO

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Entrevista con

Iván Ibáñez

Iván Ibáñez es un apasionado lector. Desde joven se ha convertido en un estudioso de la vida del Che Guevara. A continuación, responde las siguientes preguntas: ¿Por qué hablar del Che Guevara? Es un tema muy interesante, es un personaje que está en la boca de todo el mundo, todo el mundo ha escuchado o hablado del Che Guevara, pero no todo el mundo sabe quién era el Che Guevara. Todos tenemos la referencia del guerrillero, algunos creen que cubano, pero realmente era argentino. De ahí en fuera mucha gente no sabe de él. ¿Por qué la atracción hacia este personaje? Es un personaje mítico. A mí todos los personajes mitológicos me han encantado de toda la vida. La mitología para mí ha sido parte de mi buscar, de mi tratar de encontrar, de saber. Me he alejado de la mitología que ha caído en la creación de dioses, porque no puedes desmitificar a personajes como Jesús, Lao - Tse, Buda o Mahoma, no puedes desmitificarlos porque la gente los tiene metidos de otra manera, más espiritual; entonces me he ido más tras los hombres, me encanta Ciro, el Grande, que me parecía espectacular; he estudiado la grandeza de Alejandro Magno, también me ha encantado, es un personaje que prácticamente fue parteaguas de lo que somos hoy en día, ¡y mucha gente no lo sabe! Somos lo que somos en el mundo entero, culturalmente, gracias a Alejandro Magno, realmente fue un personaje magno. Muchos personajes míticos han llamado mi atención. Comencé a estudiarlos siendo joven, creo que como todo joven, uno es un tanto rebelde y algunos entramos en lo revolucionario y tratamos de encontrar respuestas; no la rebeldía de casa sino la verdadera rebeldía social. Quería saber qué pasaba en mi entorno, quién era yo, qué no tenía. Y un personaje, dentro de la buscada mitología, sin duda alguna era el Che Guevara, de una fuerza impresionante. Yo tuve la fortuna de estudiar en escuelas de paga durante mi primera etapa, y de lo más pipirisnais, mi papá hizo un esfuerzo muy grande por tenerme en escuelas caras. Y yo busqué, porque estaba en mí, una universidad que fuera el otro extremo. Allá en la ciudad de México está la Metropolitana, unidad Xochimilco, que en su momento era la universidad

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS híper revolucionaria, todos los herederos del 68, todos los que se convirtieron en maestros, estaban ahí en la Metropolitana. El sub comandante Marcos era mi coordinador de carrera. Muchos de mis compañeros y muchos de mis maestros habían sido parte del 68 y movimientos de ese tipo. ¿Cómo se da el acercamiento con el Che? Desde antes, estudiando mitología, me interesaba el tema del Che y ya lo buscaba, lo leía, lo seguía, tenía mis primeros libros del Che. Me gustaba investigar sobre el tema, era un tema atractivo. Buscando sobre mitos, mitologías, desmitificar a personajes era lo que yo buscaba. Desmitificar al Che me llamó mucho la atención, porque en el círculo en el que yo me movía, de gente revolucionaria, de gente pensante, de gente culta, de gente muy leída, quitar que el Che es un superhéroe, quitar que es un gran ídolo, que es lo máximo ¡es imposible!, no logras quitarlo. Bueno, ¿por qué no? Soy honesto, yo también andaba con mis barbas, mis

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS greñas largas, andaba en la revoluca, andaba en las marchas ¡y las marchas no me servían absolutamente de nada! Entonces me junté con gente que hacía movimientos importantes en favor de El Salvador, que se iba al frente Farabundo Martí para la liberación nacional y otras cosas importantes. Lo hice para ver cómo era eso y qué era eso y cómo funcionaba. Y así fue el acercamiento con el Che a través de los libros. El Che finalmente me atrapó como personaje. Yo era un Guevaro bien hecho y me pregunté: ¿qué más hay?, porque no puede ser la perfección. Yo lo veía mucho, voy a hacer una comparación que a muchos no les gusta, pero esta es la neta del planeta, como a Jesús. Al hablar del Che Guevara estás hablando de un tipo que dio la vida por los demás, que se sacrificó, que no pedía nada, que daba mensajes de solidaridad, que ayudaba, estiraba la mano, tenía sus seguidores, estás escuchando lo que hace dos mil años hacía Jesús, ¡exactamente lo mismo! Muchos escribieron de Jesús. Jesús era revolucionario, estaba en contra de las fuerzas del imperio romano; el Che estaba en contra de las fuerzas imperialistas de Estados Unidos, el imperio de su momento. Jesús no quería nada para él, todo para los demás y ayudar, llevar un mensaje de solidaridad con los pobres, lo mismo hacía el Che. ¿Cómo fue su búsqueda? Seguir al Che es seguir un pensamiento, una línea que era la línea de la lucha y el bienestar de los demás, un tanto buscar políticas filosóficas más acercadas a socializar, al socialismo y acabar con las fuerzas imperiales. Me acerqué al Che y me seguí metiendo y metiendo y metiendo, y es meterme ya a investigar. En la Ciudad de México anduve recorriendo todos los puntos donde había estado el Che Guevara, busqué a gente que me hablara de él, busqué los lugares donde había vivido, donde había estado, trataba de desmitificar cosas de las que decía él mismo y de las que se decían de él. Estuve en el DF, fui a Guatemala, porque también estuvo ahí, en el gobierno de Jacobo Arbenz, y después salió desterrado, huyendo como muchos otros. Después me fui a la Habana, conocí a gente que estuvo con él, conocí a Aleida March, su esposa; con ella publiqué un ensayo de lo que era el Che aquí en México. ¿Qué hay de la fotografía del Che, que es tan conocida? La fotografía del Che es la foto más reproducida en toda la historia del mundo. Es una foto famosísima, no hay parte del mundo donde no esté esta foto, y es la imagen y símbolo de la revolución. Sin embargo, lo que ha dado la vuelta al mundo no es tanto la foto sino la litografía que se hizo de ella. Esta foto la hizo Alberto Korda, pero se apellidaba Díaz, Korda era el nombre de su laboratorio que tenía ahí en Cuba. ¿En qué momento Korda toma la foto? Hubo un barco que llegó con el armamento para apoyar a Fidel Castro y ahí en la Habana lo hicieron explotar, no se sabe quién oficialmente; obviamente la CIA y Estados Unidos hicieron volar

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este barco, que entregaba armamento para el gobierno cubano, en ese momento incipiente gobierno cubano. En la explosión mueren 1800 personas. En memoria de los caídos, se hace el cortejo fúnebre, ahí desfilaron todos los cuerpos. En un proscenio estaba parado el Che Guevara. Alberto Díaz, Korda, estaba ahí tomando fotos y le toma esta foto que es emblemática. La foto pasó desapercibida, inicialmente. Lo interesante de la foto, si la puedes ver, es la expresión que tiene el Che, cuyo carácter está representado en el cabello, la boina, lo que simboliza él, la mirada penetrante, fuerte, perdida, entre dolor, angustia, fuerza, todo se ve en este rostro. Y no pasó nada, Korda guarda la foto porque tomaba muchas fotos. Años después, cuando asesinan al Che en Bolivia, encontraron el diario del Che, en Bolivia, todo lo que escribió a través de la jornada allá en Bolivia, encuentran el diario, y una persona, editor de allá pide el derecho para editar este diario del Che y entonces conoció la foto de Korda, y le encantó esta foto, dijo: “Con esta me voy”. Para esa ilustración, un artista realizó una litografía al alto contraste, la hizo y la puso en la contraportada del libro, el libro no fue un éxito literario pero la foto sí, entonces la foto empezó a trascender, más y más. Como empezó a trascender un publicista norteamericano que hacía cine, ordenó a uno de sus empleados a hacer un supuesto rediseño. El artista hacía litografías de Marilyn Monroe en aquel entonces y de otros grandes personajes. Imprimió la del Che y ésta se popularizó. Él se quedó con los derechos. Ahora, este buey de Estados Unidos recibe todas las regalías. El propio Alberto Korda dijo: “Haga lo que quieran con las fotos que tomé del Che, quiero que se divulgue la imagen del Che, no le cobro derechos de nada a nadie”. Como la litografía fue la copia pirata de copia pirata ya no hubo manera de pelearle al gringo los derechos de autoría.

El Che nunca quería nada para él. El Che Guevara, después de triunfada la revolución,

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puso las horas voluntarias; toda persona debía donar sus horas libres, sin pago, a favor de Cuba y a la zafra, todos a cortar caña. Lo que producía Cuba no era más que azúcar, entonces envió a todo mundo a cortar caña, y él, que era el presidente del Banco, también se iba a cortar. Cuando llegó Korda y le dijo: ¿Me permite, comandante, tomarle una foto? El Che le dijo: “Ah, ¿te gusta tomar fotos? ¿De qué empresa vienes?”. Korda respondió: “Yo tomo fotos por mi cuenta.” El Che le dijo: “Ah, está muy bien.” Y pidió que le dieran un machete y lo puso a cortar caña. Lo tuvo una semana cortando caña, ya que Korda tenía todos los dedos empollados, todo adolorido, entonces le dijo: “Sí, tómame las fotos que quieras.” ¿En qué momento la figura del Che toma la grandeza que representa hoy día? La grandeza del Che se dio en primera instancia en el momento que muere, porque era un personaje odiado. En los años sesentas, antes de su muerte (el Che muere en el 67), el gobierno norteamericano, representado por Kennedy y después por Lyndon Johnson, mantienen una campaña a nivel mundial de que lo peor que puede existir en este mundo es ser comunista y ser socialista. Cualquiera que tenga esas ideas es señalado y marginado. La campaña era intensa. Entonces, no era un personaje querido porque era el símbolo del comunismo y del socialismo, no soviético, pero era un símbolo de eso, aparte que no convenía a los intereses norteamericanos. Entonces cuando se viene todo el proceso de persecución del Che en Bolivia, el presidente Barrios, finalmente da la orden de matarlo, al parecer estuvo de acuerdo con la CIA. Estuvo un representante de la CIA ahí, porque la Central de Inteligencia lo estaba buscando y quería acabar con él a como diera lugar. Finalmente lo matan, encerrado ahí, en una cabaña. Ahora el cabo cuenta la anécdota, desde que entró el Che le dijo: ¿Vienes a matarme, verdad?”. Y el otro dijo: “Sí”, temblando. El Che dijo: “No, no tiembles, tranquilo, vas a matar a un hombre.” Finalmente lo mata. El problema es que el Che pesaba menos de 50 kilos, entonces era un palo de hombre, con

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los pelos todos largos, sucio, no traía ni zapatos, traía amarrados unos pedazos de tela como zapatos para poder caminar, no tenía ropa, ¡nada tenía! Era una miseria de hombre, junto con sus revolucionarios, y le toman las fotos así. Entonces el gobierno de Barrios y la CIA dicen, no nos van a creer que agarramos al Che, báñenlo, límpienlo, córtenle el cabello y arréglenlo. Y eso fue lo que hicieron, con la idea de que la gente supiera de que efectivamente habían acabado con la terrible amenaza del Che y que era el Che el que tenían muerto. Entonces es la foto que se hace pública, la foto del Che ya arreglado, limpio, bien presentado, y está en un camastro de madera, y están todos alrededor de él. Entonces esta imagen es la que se queda ahí en Bolivia, y entonces en Bolivia dicen: “¡Este es Jesús!, ¡este es santo!, ¡este es dios!”. Entonces se vuelve el Santo de Valle Verde. Todo el mundo lo empieza a tomar como el Santo de Valle Verde, en lugar de la imagen de un tipo acabado, muerto, desecho, mal vivido, apagado y derrotado, tomaron la imagen de un santo, la gente así lo vio, lo tomaron como un santo y así se hizo en Bolivia. Después de eso, los que tenían ideas socialistas, vieron la imagen y dijeron: Obviamente no lo derrotaron, porque él sigue vivo. Y su muerte es la antesala del 68. El 68 es el año más revolucionario que ha habido en el mundo como revolución social. Hubo un movimiento bastante interesante que empieza con el mayo de Francia, por el levantamiento de la gente en contra de Charles de Gaulle, principalmente los estudiantes, porque había hecho una reforma en contra de la educación, y empiezan a protestar ahí. También ocurre la primavera de Praga, en protesta contra el imperialismo ruso. En Estados Unidos aparece el levantamiento de los negros, en ese tiempo, los negros no podían votar, no tenían derecho a nada. Ocurren levantamientos prácticamente en todos lados, aquí se junta con las Olimpiadas y el movimiento del 68 que fue la revuelta social más importante. Aunado a ello, los jóvenes habían despertado a una nueva era, que empezó desde finales de los 50 con el blues y después con el rock. Teníamos a los Beatles, con corbatita, saquito y todo, pero con una música diferente. Fue un cambio total, con letras totalmente rebeldes y fuera de todo sistema. Digamos que los Beatles no eran la rebeldía total, pero fueron el principio de algo grande. Teníamos un blanco: Elvis Presley, cantando música de negros y moviéndose como negro. Empieza la onda de la psicodelia, las drogas, el amor y paz, los grandes conciertos que daban los rockeros por acá y por allá, y era todo un movimiento cultural que no se ha repetido en la historia. Y todo esto llevó a que todos esos jóvenes, de todas partes del mundo, comenzaran a necesitar una figura filosófica. Había el comunismo, el socialismo, las tendencias marxistas, leninistas, pero, los jóvenes necesitaban verdaderos héroes sociales y uno de tantos era el Che Guevara. El Che fue un tipo que se quitaba la camisa por los demás, que daba la vida por los demás, fue el ejemplo a seguir.

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- Quiero que me haga´sté un corte estilo Donald Trump. - Pero el peluquín ya lo tiene, si quiere mejor le corto los huevos.

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- Mejor tomá tu pozol en jícara y seguime contando. - Pues me dejó ahí, me dijo que no le gustaba cómo me culipandeaba yo, y que la timba que me iba a salir no era suya.

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Entonces me acerqué a ella y le dije de manera seductora: tu jonís huele a rosas y tu tutís a nubes.

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Cuando le decĂs a tu mujer que su lengua de chismosa mitotera la use mejor en otras cosas.

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- ¿Y? ¿Qué te dijo? - ¡Nada! Bob Dylan sigue haciéndose el chento y no contesta el teléfono.

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Yo vivo en un mundo llamado Arana En Arana, cuando los niños cumplen seis años acuden al muelle. Ahí, sus papás los suben en canoas tripuladas por expertos navegantes. Los niños cumplen así su rito de iniciación. Durante tres días y sus noches correspondientes, advierten, azorados, la inmensidad del mar y la fragilidad de su barco. Como en clásica imagen, el bote no es más que una cáscara de nuez. Cuando regresan a la playa, los papás y toda la comunidad los reciben con una espectacular romería. El recibimiento es generoso, las campanas de los templos suenan a rebato, las palomas se reúnen en la plaza y zurean durante muchas horas y los niños más pequeños corren de un lado a otro tocando panderos y tambores. La algarabía es indescriptible. Todo mundo reconoce que en ese viaje los niños aprenden que la vida es frágil pero puede llegarse a buen puerto si hay un buen guía.

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