Diez 253 by 10

27 de octubre de 2014. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

253 LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

Texto: David Tovilla

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

5.- EDITORIAL

CONTENIDO

10.- ZAGUÁN Arenilla: Lectura de una fotografía donde hay un tenocté lleno de flores a mitad de octubre.

13.- PATIO La dictadura perfecta David Tovilla

18.- BALCONES Fotogramas parlantes

25.- SITIO En un lugar llamado Arana

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

EDITORIAL A finales del mes de octubre la temperatura comienza a descender. Es el frío de las ánimas que vuelven, dicen algunas personas. Comienza a verse a las personas visitando panteones, con margaritas y ramos de nubes en los brazos. Alguna botella de posh o comiteco, lo que le gustara al ahora difunto. Las mesas en las casas se llenan de frutas, dulces típicos, botanitas. Música. Esto es una muestra de que los mexicanos, en especial los comitecos, siempre ven el lado positivo de las cosas. Se trata de hacer fiesta de todo. Son creencias y tradiciones que no deben olvidarse, al contrario, hay que fomentarlas.

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LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE HAY UN TENOCTÉ LLENO DE FLORES A MITAD DE OCTUBRE

ARENILLA

Zaguán

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS Mariana dijo que era como si hubiésemos llegado a San Cristóbal de Las Casas. Estábamos en Comitán. Íbamos en carro en la parte alta de la Cruz Grande. El valle estaba lleno de niebla. Eran las cinco con dos minutos de la tarde. De una tarde que presagiaba una llovizna de esas que terminan empapando a quienes caminan más de diez cuadras. Tomé la fotografía. El árbol en primer plano y, al fondo, el valle en medio de la bruma. El piso se nota húmedo, como húmedo el árbol. Mariana dijo que era como si hubiésemos llegado a un pasaje mágico en donde un segundo antes estábamos en Comitán y un segundo después estábamos en San Cristóbal. Pero luego ella olvidó lo que dijo, dejó de jugar porque vio el árbol con atención, lo señaló y dijo que eso sí era increíble: ¡el árbol de tenocté estaba floreando! ¡Ese espacio no podía ser San Cristóbal! Y entonces nos bajamos (a pesar de que a mí no me gusta mojarme). Nos bajamos del carro y nos acercamos al árbol. En efecto, el tenocté floreaba como si fuese abril, como si el sol estuviera pleno. Y dijimos que este árbol había extraviado su personalidad, estaba confundido. Pensamos que, tal vez, incluso se había olvidado de que era árbol. ¿Cómo un tenocté lleno de flores en pleno mes de octubre? ¿Qué hacer con la leyenda de que el tenocté floreaba en primavera y era señal de que las muchachas bonitas debían arreglar “su maletía” por aquello de que era símbolo de arrechura? ¿Cada vez más nos parecemos a San Cristóbal? ¿Cada vez más la arrechura la debemos dejar para los de Tonalá y de Arriaga y, nosotros, acostumbrarnos a “motivarnos” en medio de la niebla? El piso estaba lleno de flores blancas. El piso era como un espacio lleno de granizo suave y delicado. En esas estábamos cuando un carro apareció en la lejanía. Venía en el otro carril. Se dirigía hacia la salida a San Cristóbal. Nos hicimos a un lado. El carro pasó y aplastó las flores regadas en el pavimento. Estábamos ya empapados. Y entonces pensé que sí, en efecto, habíamos llegado a un pasaje mágico. En medio de octubre habíamos llegado a abril, por eso el tenocté floreaba. Pero sólo el árbol había tenido la capacidad para entrar a ese pasaje, todo el resto del entorno se había quedado en el mes de octubre. Por esto, pensé, me gustan los árboles. También son juguetones. Los pájaros saben esto último y duermen en árboles y despiertan en árboles y construyen sus nidos en sus ramas. ¿Tenía pájaros ese árbol? Ya no lo supimos. A Mariana le dije que subiéramos al carro. Estábamos empapados y a mí no me gusta mojarme. Imaginé entonces que, igual que el árbol, me colaba por el pasaje y estaba a mitad del mes de abril. Tal vez por esto no me enfermé. No me gusta mojarme. A menos que sea mitad de octubre y pueda llegar a mitad de abril ¡en un instante!

Zaguán

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La dictadura perfecta David Tovilla Luis Estrada se alzó con el Ariel de Oro, en 2011, por su película “El infierno”. La ironía, el sarcasmo que utiliza para acercarse a temas políticos y sociales de la realidad han establecido ya el “estilo Estrada”. De manera que cuando se acude a ver una de sus películas existe una idea de cómo se abordará. Su trabajo divierte, pero no como el cine de evasión de la industria cultural norteamericana, sino como parte de la actitud mexicana de burlarse hasta de las desgracias propias. Mientras mayor es la mordacidad, más es su tino en reflejar lo que la gente sabe, dice, vive. En la medida que eso ocurre, la aceptación y empatía con el público mexicano es ascendente. Este mes fue el lanzamiento de “La dictadura perfecta”. El título va más allá de retomar una declaración que hiciera Mario Vargas Llosa, en 1990. El ahora Premio Nobel llegó a México en tiempos de la existencia del partido de Estado y pronunció esas palabras resonantes: “La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México. Es la dictadura camuflada. Tiene las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inamovible”. Ese escenario del que hablaba el escritor peruano ha cambiado, al grado que, en 2011, modificó su expresión a “democracia imperfecta”. Ahora, Luis Estrada modifica el fondo para plantear que la dictadura perfecta no se hace con un partido político, sino desde la televisión y, en particular, la empresa con mayor audiencia en este país. Con dicha base esquemática corre el riesgo de ser mero eco del discurso político radical. La televisión es un factor en una campaña política. Ya se ha mencionado en estas páginas de la revista “10” la primera mediografía electoral realizada en el país por el grupo Delphos: “Audiencias saturadas. Comunicación fallida. El impacto de los spots y las noticias en la campaña presidencial 2012”. Se trata de un estudio cuantitativo y cualitativo que desmenuza la presencia mediática de candidatos y partidos en la elección presidencial pasada. Por eso, frente a la película “La dictadura perfecta”, deben realizarse dos acercamientos: primero, el de la tesis política, en la cual debe tenerse cautela ante una idea absolutista; el segundo, en el que resulta exitosa, es la recuperación casi documental de las relaciones entre medios y gobierno en México.

Patio

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS Su éxito se corrobora en el hecho que, durante las más de dos horas que dura la cinta, se escuchan expresiones de los asistentes: risas, exclamaciones, coincidencias. Los receptores mexicanos decodifican muy bien las alusiones a casos específicos de la historia reciente. Complicidad, indignación, ante verdades que se escuchan pero, ahora, ven con la magia del cine. Ante el público local esas serán las reacciones; a los ojos de los extranjeros, “La dictadura perfecta” expondrá las relaciones en un país sin crecimiento político, atado a sus inercias y herencias autoritarias del pasado prehispánico y la Colonia. La denuncia de la corrupción, ilegalidad, venalidad es incuestionable, incontestable, irreversible. “La dictadura perfecta” es un buen motivo para reflexionar que esta figura no era un partido, ni es una televisora. La dictadura perfecta vive en los ciudadanos. Está constituida por aquellos factores que les lleva a: mantener el silencio y la inacción frente a la incongruencia, la falta de preparación, el pillaje y el apetito desbordado por los recursos, la ausencia de ética, la inexistencia de proyectos o programa, el ejercicio patrimonialista del poder y hasta con la evasión de algún vicio…

davidtovilla.blogspot.mx

Patio

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FOTOGRAMAS PARLANTES

Balcones

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Ni en la carrera recreativa del mĂŠdico, ni en maratones. No otra vez.

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Para evitar tumultos, adelantemos el quinsanto. ¿Calabacita, tía?

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¡De dos ni uno! No me digan que ya se van a dormir. Acuérdense de la canción: Los cochinitos están en la cama, muchos besitos les dio su mamá. ¡Pa´rriba!

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¡Y seguimos con el desafío del balde de agua fría!

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¡Si querés salir de muerta en la fiesta, tenés que estar fría y pálida!

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UN LUGAR LLAMADO ARANA Yo vivo en un mundo llamado Arana. En Arana hay un día que se llama El Día del Canto de las Piedras. Los escépticos dudan, dicen: “¡Cómo es posible que las piedras canten!”, pero, en Arana ¡todo es posible! Una mañana la gente supo que en Chichen Itzá la gente aplaude y el eco que regresa de las pirámides no corresponde a las palmadas sino que se asemeja al canto del quetzal. ¿Cómo se logra tal prodigio? Los científicos explican que la variación se debe al diseño de los escalones, lo que provoca una frecuencia diferente. El día del canto de las piedras, la gente de Arana sube a la cima de la montaña escarlata y suelta cientos, miles de piedras. Éstas se deslizan por la ladera, dando tumbos, provocando un alud impresionante. El ruido es tan ensordecedor que la gente no lo soporta y se cubre los oídos. En el instante que todo mundo tiene las orejas cubiertas, alguien, de pronto, deja de taparse los oídos y avisa a los demás para que escuchen. El ruido de las piedras cayendo de manera atrabancada se suspende y todo suena como si no fuese un alud de piedras sino como si el aire se desplazara a través de flautas. Las piedras, en su atolondramiento, quién sabe cómo, se acomodan al ritmo de las demás y en su caída parecen flotar y reír y cantar. ¡Ah, qué bello día el día del canto de piedras! Cuando la gente baja encuentra los destrozos en el poblado que causa tanta pinche piedra, pero nadie pone algo en su corazón. Todo mundo está feliz por el festejo.

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