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20 de abril de 2015. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

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Centenario de Orson Welles David Tovilla

El pueblito San Caralampio. Reportaje con Rodolfo Avendaño.

Por higiene Arenilla


LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

5.- EDITORIAL

CONTENIDO

10.- ZAGUĂ N Arenilla: Por higiene

13.- PATIO Centenario de Orson Welles David Tovilla

19.- BALCONES Fotogramas parlantes

26.- SITIO El pueblito San Caralampio

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EDITORIAL La mañana del jueves 16 de abril, en el marco del Día Mundial del Libro, La Dirección de Cultura, en coordinación con personal administrativo y directivo del Jardín de Niños “Ángel Albino Corzo”, ubicado en el Cerrito Concepción de la ciudad de Comitán de Domínguez, realizaron actividades de fomento a la lectura. Dentro de las actividades más importantes hubo: títeres, lectura de poesía, escenificación de cuentos y juegos con la palabra. Aprender a escuchar el sonido, el ritmo de la poesía es como recibir un baño de luz. Inculcar este gusto a los más pequeños es abrirles ventanas que permitirán la armonía en su vida. La lectura permite viajes maravillosos. Compartirla es ampliar el número de viajeros a mundos sorprendentes.

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POR HIGIENE

ARENILLA Lavarse las manos es uno de los actos más sencillos; uno de lo más cotidianos. Imaginemos el departamento de una muchacha que trabaja en una universidad. El elevador de su edificio no funciona, así que ella (llamémosle Sonia) debe subir por las gradas hasta el cuarto piso, porque su departamento es el 401. Cuando ella regresa del trabajo, en la noche, después de cenar dos panes tostados con mermelada y una taza de café, en la fonda de doña Abundia, busca la llave y abre la puerta de la calle. Debe, no puede evitarlo, coger el pasamano para ayudarse a subir. Antes de cenar se lavó las manos en el sanitario de la fonda, un sanitario con muebles en tono rosa subido. Siempre le ha llamado la atención el acto de lavarse las manos, las llena con mucha espuma, y luego el cometido es eliminarla hasta dejar las manos como al principio, sin rastro de espuma. ¿De veras ese acto elimina todos los gérmenes? ¿Elimina todos los bichos microscópicos que recoge cada vez que sube un peldaño y, con su mano izquierda, se apoya en el pasamano lleno de grasa? El pasamano es como el brazo de un sifilítico, lleno de costras, como esas costras que crecen en los trapos de los cocineros o en las jergas de los mecánicos. ¿Cuántas otras manos asquerosas repasan ese pasamano? Los niños juegan con mocos; los hombres orinan y después de hacerlo no se lavan las manos. A veces, cuando llega más noche a su departamento, encuentra en el descanso del piso tercero a una pareja de jóvenes que, amparados en la oscuridad porque el foco de ese piso siempre está fundido, se tentalean todas las partes de su cuerpo. A veces ha visto que la mano de él está escondida en la entrepierna de ella, mientras la mano de ésta se pierde en medio del cierre del pantalón de él. Quién sabe qué excrecencias y fluidos quedan en sus manos. Sonia (llamémosle S para economizar letras) imagina a los amantes del tercer piso al término del acto. Imagina que no tienen papel higiénico y mira (casi lo mira) que el hombre se levanta y embarra su mano en el pasamano para limpiarse la mano que está llena de semen. Lo mismo hace ella. Y luego imagina que su mano (la mano izquierda de ella) debe apoyarse en ese tubo donde los demás (decenas y decenas cada día) también se apoyan para bajar o subir las escaleras. En el piso cinco vive un carnicero; en el segundo piso una muchacha que, según decires de doña Abundia (la de la fonda, que vive en un cuarto de la azotea), trabaja en un prostíbulo. Puede ser cierto, ella, la del segundo piso, siempre viste minifalda y botas negras que le llegan hasta la rodilla; siempre está muy arreglada, con el cabello corto que permite ver el tatuaje que tiene en la nuca, algo como una mariposa que besa a un colibrí, algo así. Un día, S siguió la recomendación de R y compró un par de guantes y antes de entrar al zaguán del edificio y subir las escaleras para llegar a su departamento, se colocó el guante blanco en la mano izquierda. No volvió a hacerlo. Desde el principio imaginó el resultado. Cuando llegó a la puerta de su departamento (ahí sí hay buena luz) vio que el guante estaba percudido de tanta

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Zaguán


LA REVISTA QUE HABLA DE VOS mugre. Sintió repulsión al quitarse el guante con la mano derecha que también se contaminó. Como ella es diestra sintió doble náusea al ver sus dedos llenos de una mucosidad negra y verde que tenía el guante blanco. Por ello, S se apoya en el pasamano que tiene al lado de su mano izquierda. Nunca toca el que corre por el otro lado. Con su mano derecha busca la llave de su departamento, abre, deja su bolso en la mesa del vestíbulo y entra directamente al baño (que siempre tiene abierta la puerta), abre la llave con la mano derecha y, sin hacer uso de la izquierda, toma la pastilla de jabón y, con gran destreza, mueve los dedos de la derecha hasta que forma una pasta generosa. En ese momento su mano derecha cubre la izquierda y la llena de esa espuma que, según los anuncios de la televisión, logrará matar el 99.9 de los gérmenes recogidos en los tubos de los camiones, en las perillas de las puertas, en los teclados de las computadoras, en las mesas de los restaurantes, en las manos de los otros al apretarlas para el saludo. Lo que más repulsión le provoca es pensar a la hora que entra al sanitario que emplean todas las compañeras de la oficina. A veces entra después de que María, la gorda que siempre resuella en cada inhalación, sale del sanitario. La imagina sentada, con las piernas abiertas. Sabe que defecó porque el olor es como una bofetada para su olfato. S toma papel higiénico que reparte en todo el aro de la taza para evitar que el sudor de las nalgas de María ofendan su trasero. Al terminar de orinar, toma otro pedazo de papel higiénico y con él, de manera cuidadosa, forma algo como un guante para que a la hora de bajar la palanca no la toque. Regurgita. A veces las náuseas le duran toda la tarde. No come. Cada vez que abre la llave del agua y lava sus manos, las coloca frente a una fuente de luz, puede ser una ventana o una lámpara, y las observa con atención. Imagina que ese punto uno que el jabón no puede eliminar es como un pequeño gusano que se le ha metido debajo de la piel, a través de un poro. Siente pánico al pensar que cada vez que se lava las manos un punto uno por ciento de gérmenes no puede ser eliminado. Hace cuentas. Sabe que lleva miles de veces acunando esos pequeños gránulos de mierda. Lavarse las manos es un acto de los más sencillos, uno de los más simples.


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Centenario de Orson Welles David Tovilla El 6 de mayo próximo se cumplen cien años del nacimiento de Orson Welles. Uno de esos personajes que no pasan por este mundo con frecuencia, cuya seguridad, talento y visión lograban que lo abordado por él se convirtiera en algo trascendente. Fue de aquellos quienes piensan más en qué dejarán en el lugar donde estuvieron que en los preparativos para su llegada. De los escasos cuya aspiración es que cualquier actividad, acción o producción que realicen sea la mejor, por insignificante que pueda considerársele. Welles, a los veintitrés años, inscribió su nombre en la historia de la comunicación. Eran los tiempos del reinado indiscutible de la radio como instrumento masivo. Era la gran fuente de información. Con su experiencia teatral, Orson realizó una adaptación radiofónica del libro “La guerra de los mundos”. La veracidad y contundencia de su trabajo así como la credibilidad del medio derivaron en la conmoción de la ciudad de Nueva Jersey porque creyeron que la invasión extraterrestre ocurría en realidad. A los veinticuatro años, Welles firmó el contrato para hacer la película que en la actualidad es uno de los principales clásicos del cine: “Citizen Kane” o “El ciudadano Kane”. La más reciente auscultación realizada por “The Hollywood Reporter”, en 2014, ubica a esta cinta en el tercer lugar de las cien mejores películas de todos los tiempos. Sólo después de “El padrino I” de Coppola y “El mago de Oz” de Víctor Fleming. Con la revolución tecnológica incesante, la película se consigue, ahora en blu-ray, restaurada a partir de elementos de nitrato originales en resolución 4k. Apreciarse con la fidelidad visual permite comprender las detalles técnicos que soportan la obra de Welles aún en blanco y negro:

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LA REVISTA QUE HABLA DE VOS las tomas de contrapicados, la iluminación que cae no sobre el rostro del personaje que habla sino sobre algún otro detalle, las transiciones, la falta de linealidad de la historia, la construcción del perfil del personaje a partir de testimonios de quienes sobreviven a su fallecimiento, la exposición que proporciona el sesgo de documental. Además, Orson Welles creó uno de los grandes enigmas irresueltos del cine: el significado, asociación o referencia de la expresión “Rosebud” cuya indagación es uno de los ejes de la película. Existen conjeturas y decires pero son sólo eso. Manuel Rodríguez Rivero, en el suplemento “Babelia” del 11 de abril, apuntó que un clásico “es una obra que cambia tu vida, como antes la de otros”. En el caso de “Citizen Kane” esa condición la logra al esculpir a un personaje de 1941 que pervive en 2015. Charles Foster Kane es un poderoso que articula todo su proceder sin ninguna consideración para cualquiera: amistades, familiares, gente. Las realizaciones o frustraciones sólo valen en función de él. Discursos sociales al exterior pero acciones de beneficio personal. Las relaciones y juegos de poder son las mismas tal como lo confirma Umberto Eco en su novela “Número cero” puesta en circulación en estos días. Lo más asombroso es que la fuerza del personaje Kane se asienta en rasgos de la personalidad del propio Orson Welles. Puede verse en YouTube la entrevista de una hora hecha por Bernard Braden, en 1960, en la que pueden apreciarse desde sus expresiones faciales hasta sus reacciones, actitudes, opiniones sobre la política, el poder y la prensa.

De ahí, pueden destacarse algunas opiniones de Welles:

“Hay muchos malos directores de cine trabajando. Mucho más de lo que la gente sabe porque es la única profesión del mundo en la que puedes ser un incompetente y tener éxito durante treinta años sin que nadie lo descubra”.

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“Prefiero cualquier otra forma de lealtad en la vida que el arte. Odio la concepción romántica sobre los artistas que están por encima de los demás”. “Yo no sabía qué cosas no se podían hacer. No me propuse inventar nada. Sólo me preguntaba ¿por qué no? La ignorancia es un gran regalo que brinda muchas cosas. Eso fue lo que aporté a ‘Citizen Kane’: la ignorancia”. “Me gustaría dejar algo al género artístico que permita mejores condiciones gracias a lo que hice”. Gran Orson Welles: ¡Feliz centenario!

www.davidtovilla.blogspot.com.mx


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FOTOGRAMAS PARLANTES

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Balcones


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Por más estudios que se han hecho al cerebro del comiteco, los científicos aún no encuentran la clave de su picardía, ingenio y buen humor.

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-¿Seguro que fotografiarme con este camuflaje de barro renovará la forma de hacer fotografía? -No, pero quién quita y se hace viral en el face.

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Practicando el lenguaje de manos. Nivel: RaĂşl Velasco.

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-Ni con toqueteo vas a evitar que enceste. -Si lo que quiero es que lo metรกs en la canasta.

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¡Listos para la marimba en el parque!, tras no basta guapos, ‘ora buenos bailarines.

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EL PUEBLITO SAN CARALAMPIO El pueblito San Caralampio es un hotel que abrió sus puertas hace más de cinco años, ubicado en la Carretera Internacional Comitán – San Cristóbal, Km. 150. ¿Por qué ponerle este nombre? Porque San Caralampio es una imagen de gran trascendencia para los comitecos, un elemento de identidad, aunado a que el diseño de este hotel pretende dar la imagen de un pueblito campirano, cómodo y cálido. La razón social está dirigida por las hermanas Gutiérrez Utrilla, Eduardo Delgado y Rodolfo Avendaño. El dueño de este espacio era el doctor Utrilla, quien falleció hace muchos años. Era su ranchito de descanso, él se dio a la tarea de sembrar árboles de duraznos, de manzanas y de peras, que aún se conservan. Ahora sigue siendo un espacio de descanso abierto al público. Cuenta con 20 habitaciones de material de concreto y algunas hechas con adobe, para quienes quieran disfrutar de la temperatura que este material proporciona. “Tenemos una cría de conejos; de gallinas para poder dar el caldo de gallina de rancho. Vamos creciendo poco a poco y viendo qué adaptar al clima frío de la región, buscando las plantas apropiadas para esta zona, plantas que soporten la helada y que necesiten poca agua”, dice Rodolfo. Este proyecto se ha enfocado al servicio a grupos de Comitán, Tuxtla y San Cristóbal, que acuden a este espacio y realizan sus actividades durante todo el fin de semana. El pueblito San Caralampio cuenta con un restaurante, bar, andadores, área de camping, bicicletas, juegos para niños, una cancha de golfito, cancha de vólibol, una cancha de fútbol para niños. Dice Rodolfo: “Tenemos el servicio de restaurante. Les ofrecemos, por ejemplo, carne asada con chicharrón de hebra, ensalada, frijolitos de la olla, unas pellizcadas, le ponemos chilito, crema y quesito. Ofrecemos huevos al gusto y, si lo solicitan, un caldo de gallina de rancho”.


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El proyecto no se centra únicamente en el hotel, sino que busca mostrar a la gente otras actividades: “Estamos asociados con un grupo de comitecos, nos hemos propuesto el rescate del maguey comiteco. Ya tenemos una siembra de maguey y planeamos construir un museo de comiteco, mostrar el proceso de elaboración, que el turismo venga y conozca la historia de Comitán”.

La zona donde se


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ubica este hotel es muy importante por los vestigios mayas que se encuentran. Existen pirámides y juegos de pelota. Quien realiza el recorrido por los andadores tiene la oportunidad de subir a una de las pirámides. “Cuando se construyó el hotel, la llanta de uno de los camiones se hundió en el patio y se encontró una olla, una cavidad que, suponemos nosotros, utilizaban como alacena, para guardar cosas, porque había unos objetos de barro. Eso lo tenemos en el jardín”. El costo de una habitación es de tan sólo trescientos pesos, todas tienen el servicio de baño y agua caliente. Quienes quieran disfrutar de este espacio, sin ocupar las habitaciones, pueden hacerlo por tan sólo veinte pesos. El lugar está a pocos minutos de Comitán, en auto, lo que facilita el traslado hacia otros puntos de visita. Vale la pena desconectarse de las actividades cotidianas y lograr un contacto directo con la naturaleza, el sol y la fronda del silencio.


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