13 de diciembre de 2016. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari
362 LA REVISTA QUE HABLA DE VOS
El Premio Chiapas ya se volvió un tachilgüil Arenilla
Fotografías de la quincena Fotogramas parlantes Frida y Julio
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CONTENIDO 5. EDITORIAL 10. ZAGUÁN Arenilla: El Premio Chiapas ya se volvió un tachilgüil
16. PATIO
Fotografías de la quincena
19.CORREDORES Fotogramas parlantes
30. BALCONES Frida y Julio
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EDITORIAL Una novela de Pamuk se llama “El Museo de la Inocencia”. Orhan Pamuk obtuvo el Premio Nobel de Literatura, en el año 2006. ¿Existe un Museo de la Inocencia? Tal vez sí. Tal vez es la mente de cada ser humano, porque, sin duda, hubo una época en la vida de todos que la inocencia fue el rasgo principal. Un libro de cuentos de Mariana Enríquez se llama “Las cosas que perdimos en el fuego”. ¿Existen cosas que se perdieron en el fuego? Tal vez sí. Tal vez las fuimos dejando en el fuego del juego. El Museo de la Inocencia sirve para recordarnos que hemos perdido muchas cosas. Cuando nos sentamos a recordar y vemos las fotografías, los juguetes, los platos donde nos servían el pan con miel, los triciclos ya oxidados, los viajes al campo donde el papá nos cargaba en sus hombros, reconocemos que hemos perdido muchas cosas y que si no fuese por ese Museo de la Inocencia que también llamamos memoria nunca reconoceríamos que algún día fuimos ángeles.
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EL PREMIO CHIAPAS YA SE VOLVIÓ UN TACHILGÜIL ARENILLA En Comitán, como en muchos otros lugares de Chiapas, se emplea la palabra tachilgüil. Esta palabra significa revoltijo. Se aplica indiscriminadamente. Pero hubo un tiempo en que se aplicó a un guiso de origen coleto. Y el platillo se llama así porque es una revoltura de menudencias. Cuando alguien quiere decir que todo es una mescolanza dice que es un tachilgüil. Parece que el Premio Chiapas ya se volvió un tachilgüil, porque da la impresión que ya perdió su esencia y es un revoltijo cultural impresionante. El Premio Chiapas 2015 se entregó ya avanzado el año 2016 y este año, hasta donde se sabe, no se ha emitido la convocatoria correspondiente y ya el año está por terminar. Este desfase provoca un enrarecimiento que resta seriedad a lo que, en un principio, se consideró como el máximo honor que el gobierno de Chiapas otorga a sus mejores hombres y mujeres. Lastima a la comunidad esto que, por decir lo menos, es un desaire a la historia y tradición. Duele pensar que este reconocimiento pierde el brillo que tuvo cuando fue entregado a personalidades tan estimadas por el pueblo chiapaneco como Eraclio Zepeda, Rosario Castellanos, Heberto Morales Constantino, Andrés Fábregas Roca (y también su hijo: Andrés Fábregas Puig), Jaime Sabines y más, muchos más ilustres nombres. Sólo por honrar la memoria de esas personas que siguen dando lustre a nuestro estado, el gobierno, a través de las instituciones convocantes, debería regresarle su resplandor y su aura de respeto. Ante la indolencia el tachilgüil ha comenzado a darse. Por ello, de manera respetuosa, sería bueno solicitar que se cumpla con los tiempos y con lo estipulado en la convocatoria, además de que se haga un agregado que, en estos tiempos, se hace necesario. La convocatoria expresa que personas físicas e instituciones científicas y culturales pueden proponer candidatos. Una vez recibidas las propuestas, la Secretaría de Educación y
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el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes elegirá a especialistas de reconocido prestigio para que funjan como integrantes del Honorable Jurado Calificador. De acuerdo con los lineamientos de la convocatoria, el gobernador honrará el acto y entregará los premios a los ganadores, elegidos por el jurado. En este tachilgüil actual hay, en las redes sociales, ejemplos de algunas propuestas y adhesiones a candidaturas que tienen como destinario principal al gobernador del estado, como si éste fuera quien debe determinar a los ganadores.
Muchos comentan, en voz baja, que el gobernador, en realidad, es el gran elector.
Si esto último fuera cierto sería lamentable. Pero esto no debe ser cierto, porque tal exceso denigraría la personalidad y honorabilidad de los ciudadanos elegidos para conformar el Honorable Jurado Calificador.
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Por eso se dice que es necesario (en calidad de urgente) que se haga una revisión exhaustiva a los lineamientos de la entrega del premio y se agregue un apartado que prohíba tácitamente la autopromoción. En estos tiempos de redes sociales es preciso ajustar las bases para que todo, dentro de lo humanamente posible y deseable, sea transparente y justo. Que sean los particulares y las instituciones científicas y culturales las que eleven y promuevan las candidaturas, valorando, en su justa dimensión, las virtudes de las personas dignas de ser consideradas para tal merecimiento. Que se prohíba la autopromoción.
Se trata de regresar la dignidad al Premio.
Hay actitudes indignas que ofenden la memoria de las personalidades reconocidas en años anteriores, así como ofenden la inteligencia de este inteligente, pero vituperado, estado de la república mexicana.
La grandeza de Chiapas debe estar por encima de intereses mal encaminados.
¿Habrá entrega del Premio Chiapas 2016 en este año?
Ojalá la entrega del Premio Chiapas 2017 se realice en tiempo y forma, y se incluya ese agregado donde se reitere que la propuesta debe venir de particulares y de instituciones y no de postulantes. Sólo para recordar y hacer vigente que: Alabanza en boca propia ¡es vituperio! ¡Que cumpla con su deber la representación del Premio y la honorabilidad de Chiapas estará salvada!
Que los tachilgüiles sólo sean gastronómicos.
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“Y ya terminé la tarea. Llené el pizarrón metálico.”
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“Ay, maestra, no me regañe. No se me ocurre qué escribir acerca del tema: El vacío.”
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“Para Re – Saltar la belleza”.
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¿Y no tiene’sté regaderas sanitarias, también?
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Un diablito bien cobijado.
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CORREDORES
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FOTOGRAMAS
PARLANTES
Corredores
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Y los comitecos pidieron agua y les dieron un รกrbol de navidad.
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Cuando te llevan a la fuerza a escuchar el informe.
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¡Y se descubrió en dónde tenían escondida el agua los del ayuntamiento!
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¡A mí este güey no me engaña! Está bebiendo charrito, en lugar de café.
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No sé por qué todos dicen que soy como un canarito, pío, pío.
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FRIDA Y JULIO Cuando vi esta figura pensé en Julio Cortázar. A partir de hoy, cuando escuche el nombre de Frida ya no pensaré en la Kahlo. Yo, como medio mundo me contamino. Por eso, a veces camino por sendas no tan trilladas. Hasta hace poco tiempo, antes de ver esta figura, oía el nombre de Frida y pensaba, primero en la Kahlo (como medio mundo), y luego en mi amiga de Cholula, sobrina de El Memelas. Hoy pienso en Frida, la de Julio. Vi este axolotl (¡qué bonita palabra, qué eufónica!) y pensé en Julio. Pensé en su cuento que así se llama. “Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl (…) Ahora soy un axolotl”. Así empieza el cuento de Julio. El personaje va, con frecuencia, a ver los axolome, en el acuario del Jardín des Plantes, en París. (Fernando, que ha estudiado el náhuatl, dice que el plural de las palabras que terminan en tl suprimen esta terminación y le agregan la sílaba me. Cuando lo dijo dio un ejemplo: pájaro se dice tototl, pájaros se dice totome.) Nunca imaginé ver un axolotl en Comitán. ¡Jamás! El otro día vi una película mexicana en la televisión: “El mar muerto”, al parecer la última cinta en donde actuó Mario Almada. Hay una escena donde una mujer se acerca a una pecera pequeña, que tiene en su casa, y ahí está un axolotl. Animal místico, casi de la misma familia de la tortuga, por silencioso, enigmático. La actriz mira al animal casi con la misma atención que el personaje literario de Julio. A mí siempre me sorprende el movimiento que hace un espectador ante un acuario pequeño, de esos que hay en las casas particulares o en los acuarios modestos. La persona casi pega la cara al cristal que es la barrera entre el espectador y el animal. ¿Puede, el espectador, en algún momento, imaginar que el cristal es un espejo? Tal vez sí, de lo contrario el movimiento no tendría razón de ser. Por lo regular, los acuarios (su nombre lo dice) contienen agua. Adentro del agua he visto peces y axolome.
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Igual que la mujer de “El mar muerto”, igual que el hombre de “Axolotl”, la tarde que fui a la galería Nanishaw y vi la pieza modelada por Frida, quedé seducido con la perfección de este animal callado, con el grito contenido de siglos y siglos. Los ojos de este animal parecieran ser las raíces de esas ramas que brotan de su cabeza. ¿Con qué savia se alimentan esas raíces? ¿Con la mirada de los espectadores? Los que saben dicen que en los canales de Xochimilco existen decenas de estos animales. Nadan con discreción, apenas moviendo sus patas perfectas, en medio del fango, en medio de la penumbra del fondo. Cuando alguien saca un animal de su entorno natural lo coloca en un ambiente ajeno. Imagino al axolotl del Jardín des Plantes. ¿Qué hacía un animal mexicano en un cuarto de París? Igual que la actriz y el personaje, yo también quedé callado ante el espasmo de la mirada de esta pieza de Frida. ¿Por qué ella eligió este animal para traerlo a Comitán y dejarlo ahí, sobre un estante, expuesto al aire de este pueblo? Porque el axolotl de Frida no está adentro de un acuario, no tiene el abrazo del agua. Acá, este animal recibió el aire incontaminado de este pueblo. Hice lo mismo que hace cualquier espectador ante un acuario. Me acerqué lo más que pude, me acuclillé y dejé que esa mínima distancia fuera como el cristal. Y entonces, como la mujer del mar muerto y como el hombre del jardín des plantes, vi que el axolotl era mi reflejo. Yo frente a ese animal, apenas separado por el cristal del aire. Él frente a mí, apenas separado por la cortina transparente. Él, con sus siglos de barro; yo, con mis años de carne. Parodiando el texto de Julio, yo podría decir: “Hubo un tiempo en que yo no pensaba mucho en los axolotl”. Ahora pienso en este animal. Lo pienso en la sala de la galería. Ahora pienso en Frida. No en la Kahlo, no en mi Frida de Cholula. ¡No! Pienso en Frida, la ceramista que, con sus manos, dio vida a este animal. Pienso en lo que acabo de escribir: “Frida, dio vida a un axolotl”. Ella no lo sacó de su medio ambiente, no fue a Xochimilco y lo atrapó. ¡No! Ella, gracias al taller que impartió el siempre generoso y deslumbrante artista Robertoni Gómez, creó un axolotl. Sólo uno, porque el singular siempre es mejor que el plural (axolotl es un sonido más agradable que axolome). Un tarde, la Frida de Julio se apropió de su sueño de París y lo modeló en un taller de Tuxtla. Otra tarde, llena de luz y de aire, la Frida de Julio trajo ese sueño a Comitán. Nunca imaginé que podría ver un axolotl en este pueblo. Un axolotl que no fue arrancado del agua sino que fue creado en mitad del aire e insuflado con las manos del fuego. Hoy pienso en Frida, la Frida de Julio, la creadora de los axolome.
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