Revista diez 204

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204 10 de noviembre de 2013. Comitán de Domínguez, Chiapas Editor responsable: Alejandro Molinari

Mario

Nandayapa Entrevista con

Mario Alberto Domínguez Gordillo y Rafael Bautista Entrevistadora:Brindis Dora Patricia Espinosa Vázquez Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez


CONTENIDO

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

5.- EDITORIAL

10.- ZAGUÁN Lectura de una fotografía donde EL CIELO SE CONVIERTE EN NUBE

12.- PATIO Iphone 5s: lovemark David Tovilla

19.- BALCONES Los idolitos Enrique Robles Solís

24.- BALCONES Las fotografías de la quincena.

30.- SITIO Entrevista con Mario Nandayapa

34.- ACTUALIDADES

37.- MOJOL

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Editor responsable: Alejandro Molinari alejandromolinaritorres@gmail.com



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EDITORIAL

LA REVISTA QUE HABLA DE VOS

Recientemente se presentó ante integrantes del Club de Lectura ”Los 200 y más” y público en general la primera publicación de CUENTOS, selección de textos escritos por integrantes del Centro Comiteco de Creación Literaria, una publicación que motiva a nuevos escritores y a nuevos lectores. Los nuevos escritores ven la posibilidad de dar a conocer sus textos o mejorarlos para que puedan ser publicados. Los nuevos lectores encuentran en la selección de cuentos, una lectura muy digerible y comprensible. En hora buena para los integrantes del Centro Comiteco de Creación Literaria. En este número publicamos una entrevista con Mario Nandayapa quien nos habla sobre su libro Los pasos de Laco.

Comitán, ciudad que habla de vos

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DIARIO DE COMITÁN



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ZAGUÁN

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LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE

EL CIELO SE CONVIERTE EN NUBE Arenilla

Todo mundo dirá que esta imagen es común. ¿Qué de novedoso puede tener que una muchacha bonita vea una mesa con libros? ¿Qué de novedoso que un grupo de muchachos curioseen y revisen libros? ¡En todo mundo esto es una imagen común! Pero, si advertimos que en Comitán son escasas las oportunidades de acercarnos a libros de esta manera, comenzaremos a notar que esta fotografía tiene algo de un tinte infrecuente. Por primera vez se realizó en Comitán el ¡Festival del libro y la palabra! Me encanta la idea de que la mesa (donde colocamos el pan nuestro de cada día) esté llena de libros. Los comitecos, por lo regular, tenemos las mesas llenas de botanas y bebidas. Por la mañana nos sentamos ante la mesa y rendimos honores al atol de granillo, a los huevos revueltos con ejote, a los frijolitos de la olla o refritos con chile de Simojovel (¿por qué será que no todas las ciudades de Chiapas también tienen su chile? ¿Por qué sólo Simojovel?). A la hora de la comida, los comitecos llenamos la mesa con una riquísima olla podrida o con un plato de chicharrón de hebra, con chanfaina, tortillas recién salidas del comal y cervezas bien heladas. En la noche... ¡ah, en la noche, el espíritu de la mesa se agranda con una taza de café bien caliente y pan de “Las Torres”! Los comitecos disfrutamos la vida, por esto nuestras mesas las llenamos con granitos de luz, todos los días. ¿Y el libro? ¿Ni como postre? No es común que las mesas estén llenas de libros. Por esto, la imagen donde, en primer plano está Sandra, ¡no es común! No sé si ya advirtieron que en la mesa, así como no quiere la cosa, está colocada una pirámide que tiene la efigie de Rosario, ¡la nuestra! ¿Ya vieron también que los ojos de Rosario están en la parte superior del exhibidor? El corredor de ladrillos rojos corresponde al Centro Cultural que lleva el nombre de la escritora. Por primera vez, Rosario, con su mirada y con sus deseos, se apoderó de lo que por esencia le corresponde. El sentido común dicta que la casa de Rosario debe estar llena de chunches relacionados con ella, pero no siempre es así. Por esto, la fotografía donde aparece la muchacha bonita es infrecuente. No porque las muchachas bonitas no sean el pan nuestro de cada tarde en Comitán, sino porque el libro no es la mariposa que aletee todas las mañanas. En Comitán ¡las librerías son escasas! Escasos los sueños envueltos en papel. Por lo regular, el papel nos sirve para envolver el kilo de retazo que comerá el perro o para envolver toneladas de chismes que nos quieren hacer pasar por críticas “constructivas”. El papel nos sirve, sí, para lo que el lector está pensando. Como no tenemos la costumbre de ver mesas rebosantes de libros, no sabemos bien a bien que el papel también puede servir para envolver ramas de árboles que se llaman imaginación. Sólo unos cuantos están acostumbrados a ver los libros. La muchacha bonita, la niña del primer plano, sí tiene la costumbre, por esto sus brazos están en posición de descanso o tal vez en posición de cierta represión. Si ella soltara sus brazos como el ave suelta sus alas volaría de manera intensa tomando un libro por aquí y otro por allá y, a veces, la paga es escasa. Pero, casi estoy seguro, en esa mochila que lleva en la espalda, ella lleva un libro. Ella no carga piedras, ella carga nubes, siempre lo ha hecho. Por esto, su mirada tiene algo de la mirada de Rosario. Ambas miradas son armoniosas, están complacidas. ¡Cómo no lo van a estar! ¡La casa de Rosario, al fin, tiene libros en sus corredores!

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Una vez entrevisté a Fabio Morábito, enormísimo poeta, y le pregunté su opinión acerca de un corredor. Él pensó que me refería al practicante de la carrera, yo, tontito, pensaba en este espacio: el corredor de una casa. Desde entonces, el concepto me confunde. ¿Por qué se llama corredor ese espacio de la casa que, en Comitán, siempre está lleno de helechos y de colas de quetzal? ¿Por qué se llama corredor un espacio que está destinado al sosiego y a la armonía? La niña bonita de esta foto ¡no corre! Al contrario, ella es la imagen del ángel antes de abrir el aire. Ella es el aire, pero es un aire que apenas mueve la hoja del árbol, la hoja del libro.

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Iphone 5s: lovemark David Tovilla

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Durante la madrugada del primer día de noviembre, el Iphone 5s salió a la venta en México. El resultado es que, en horas, se agotaron las unidades para venta. Días después, hasta las tiendas departamentales tienen el equipo sólo por encargo hasta que se resurta. En la tienda oficial en línea puede adquirirse, pero será enviado en un tiempo estimado de dos a tres semanas, con envío gratuito al domicilio. Desde septiembre, en ciudades como Guadalajara, ya estaba en venta directa en negocios de tecnología. En el mercado mexicano de Internet se han incrementado los ofertantes del producto aún el color oro que tiene la mayor demanda mundial. De la presentación hecha por Tim Cook al iniciar septiembre a este mes, el fenómeno de consumo hacia el teléfono de Apple se ha acentuado. La empresa ha logrado mover a la gente como lo hizo en sus mejores tiempos: no con un nuevo producto, si no una nueva versión. Es sencillo: en una dinámica en donde la tecnología móvil es una carrera incesante, Apple ha mantenido su vínculo con los consumidores por la vía de la emoción. Se trata de una lovemark. El Iphone o el Ipad son la materialización de este hecho. Cuando se adquiere un producto ocurre una apropiación de algo más que un objeto, un dispositivo electrónico o una marca. La relación es afectiva, emocional con el bien adquirido. Además da un sentido de pertenencia, de incorporación a una especie de club o de comunidad. La ligadura desde el

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corazón es el mejor apremio que hace superar cualquier barrera incluso la del precio. Lovemark es una noción desarrollada por Kevin Roberts, consejero de la empresa de publicidad Saatchi & Saatchi. Roberts precisa que “las lovemarks son marcas que gozan de una lealtad más allá de la razón, gracias a su obsesión por el misterio, la sensualidad y la intimidad”. La compulsión por la nueva versión del Iphone se sustenta en una diferencia de fondo. Apple no busca que el reconocimiento de los consumidores: desea que la gente le ame; evita dar un trato de consumidor para sustituirlo por uno personal, familiar; trasciende cualquier promesa de calidad mediante la adjudicación de un toque de sensualidad, creatividad y originalidad. Semanas atrás estuvo en cartelera la película Jobs. La leyenda del creador de Apple, Steve, es parte de lo que éste esculpió para erigir la lovemark más exitosa en la actualidad. Recuérdese cada presentación de Jobs: él y el producto en un fondo negro contrastante. La cinta, sin mayores pretensiones cinematográficas, contribuye a esa asociación de cada

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gadget con una gran historia, un sueño, un ícono y una inspiración porque rinde tributo al pasado mientras mira al futuro. Una de las novedades del 5s es el sensor identificador de huellas digitales. Esto es hacer más humano el dispositivo porque los sentidos son el conducto para las emociones. Así que la empatía por el nuevo Iphone y la pasión desatada para acudir a la primera venta nocturna sin importar cualquier condición radica en la virtud de que aún antes de la compra el artefacto ya es propiedad de la gente que le ama. Esto es parte de la realidad del mundo del siglo XXI.

davidtovilla.blogspot.mx

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LOS IDOLITOS

Enrique Robles Solís

Don Roberto entró a su casa cerrando cuidadosamente la puerta. Atravesó el corredor lleno de pilares y macetas con flores y llegó a la cocina en donde encontró a su esposa doña Josefa, que preparaba una jarra de temperante. La cocina, el espacio privado de doña Josefa, era pequeña, con una mesa de madera para cuatro personas, la alacena pegada a la pared de ladrillos rojos y vetustos, la estufa y en un rincón una olla de barro inmensa en donde se conservaba el agua fresca. Al entrar a la cocina doña Josefa preguntó a su esposo. –¿Ya te entregaron tu papel, viejo? –Aquí lo traigo –contestó don Roberto, con la voz llena de orgullo y satisfacción. El documento que tenía en las manos don Roberto marcaba el final de su trayectoria en el trabajo. Treinta y tres años después, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, le entregaba el comprobante de su jubilación. Todos esos años como custodio de los centros arqueológicos de Palenque, Tenam Puente, Toniná, Bonampak, Yaxchilán e Izapa. Trabajador incansable, convivió con la naturaleza por esos largos años y se vistió día a día con el aroma de las montañas y el silencio de las piedras ancestrales que cuentan historias. Miles de anécdotas están escritas en sus recuerdos y ahora, después de treinta y tres años, con la satisfacción del deber cumplido, se sentía satisfecho con el papel que tenía entre sus manos, que marcaba el final de un camino. Roberto y Josefa formaron un matrimonio sustentado en el respeto, la fidelidad y la comprensión, juntos 45 años, con dos hijos, Roberto y Luz Angélica, vivían exclusivamente del salario de él, sin lujos ni excesos, pero con cierta comodidad que les permitía vivir en paz y tranquilos. Disfrutaban todo lo que significaba Comitán y conservaban afortunadamente su manera de hablar, sus costumbres, sus comidas, sus paseos a Uninajab y el recelo heredado de no transmitir las recetas de cocina de las abuelas, a quienes no fueran de la familia. Roberto, el hijo mayor, estudiaba arquitectura en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez y regularmente llegaba a Comitán a visitar a sus papás. De carácter alegre, jovial y emprendedor, significaba para ellos una tranquilidad emocional permanente. Luz Angélica conoció a Héctor, un pasante de medicina que vino al pueblo para hacer su servicio social, se enamoraron y tiempo después se fueron a vivir a Piedras Negras, Coahuila, lugar de residencia del hoy doctor. Constantemente les llama para saludarlos y saber cómo están, además de relatarles mes con mes, el avance de su embarazo. * Roberto bajó de La Colón y se dirigió caminando a su casa; el barrio de Nicalococ significaba para él, el recuerdo de su niñez y de su infancia. Las calles limpias del pueblo lo conducían alegremente hacia el hogar, en donde siempre, invariablemente, lo esperaba su mamá con una taza caliente de café o un vaso frío

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de temperante, dependiendo de la hora de llegada. En esta ocasión, Roberto llegó al medio día y, después de los abrazos de bienvenida, se instaló con su papá, en el rincón favorito de la familia. Al final del pasillo de la casa, al otro extremo de la cocina; una pequeña mesa de madera pintada de rojo y amarillo, con dos sillas pintadas del mismo color, debajo de una frondosa buganvilia morada, entre macetas con palmas criollas traídas de Los Lagos, inició la charla entre padre e hijo. –Papá, ahora que estás jubilado, ¿qué vas a hacer todo el día? –preguntó Roberto, con tono apacible. –No sé, vos, lo he estado pensando pero no tengo idea que voy a hacer –dijo don Roberto, nostálgico. –Vamos a pensarlo para que estés entretenido. Siendo un hombre de trabajo e inquieto, si no hacés nada te vas a envejecer muy rápido –le dijo Roberto a su papá, con voz autoritaria. –Mientras tanto, dejame que yo me eche un cigarrito –pidió Roberto a su papá, entre petición y decisión. –¿Fumás vos? –manifestó don Roberto, asombrado, mientras esperaba la respuesta de su hijo. –De vez en cuando cae bien el cigarrito, te despabila y te relaja –contestó Roberto, tratando de justificar su acción y llevándose el cigarrillo a la boca al tiempo que lo prendía. –Mejor te echaras unos tus tragos, es menos dañino que el humo, pero en fin, no cabe duda que sos pendejo –dijo Roberto, soltando una carcajada. –¡Sos pendejo, sos pendejo! –repitió el loro, desde la rueda en la que daba vueltas y vueltas.

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* Después de la jubilación, los días pasaron interminables para don Roberto; sin tener acceso a la cocina para ayudar a Josefa, por decisión de ésta, limpiaba el poco monte que crecía en el patio de la casa, regaba los árboles de pomarrosa, níspero y aguacate, bañaba y jugaba con el “vigilante”, un pequeño beagle tricolor, regalo de Luz Angélica. Después de comer, se sentaba a ver televisión, en la pequeña pero apacible sala de la casa, hasta que se quedaba dormido, relajado, entre ronquido y ronquido. Una mañana, que parecía sería igual que toda las demás, Josefa llamó a Roberto que se encontraba precisamente bañando al “vigilante”. –Roberto, vení viejo, te tengo un recado de tu hijo. –'Perame que termine de bañar a este chucho que ya me mojó todo, ¡el cabrón! –contestó Roberto, con voz divertida. –Dice Roberto que vayás a correos, que te mandó un libro para que te entretengás, sólo con que des tu nombre te lo entregan –manifestó Josefa, mientras ponía sal al guisado de la comida. Con el paquete en las manos, don Roberto, ansioso, se sentó en la silla debajo de la buganvilia morada y con la emoción de un niño que abre un regalo en navidad, desbarató la envoltura del paquete. Un libro grande, de antropología, a colores e ilustrado, apareció en sus manos. La portada traía en todo su esplendor el imponente marco de Palenque, lugar en donde muchas veces don Roberto hizo guardia debajo del cielo tachonado de estrellas o de los nubarrones en los tiempos de lluvia. Repasó una a una las hojas del libro que rebasaba las cien páginas y se deleitó con todas y cada una de las figuras a color que éste contenía. Salió de su encanto al oír fuertes toques en la puerta de calle de la casa. Pensó en silencio, ¿quién podrá ser y tocar de esa manera? Se levantó de su silla, dejó el libro en la mesa y se dirigió a abrir la puerta. Al abrir la puerta, se encontró a dos personas de complexión delgada, los dos iguales de altos, pelo rubio y ojos azules, vestidos de pantalón de mezclilla y camisa de manta color azul. Don Roberto los vio con extrañeza y confusión. –¿Qué se les ofrece, señores? –dijo a los visitantes. En un español mal hablado pero entendible, uno de ellos le preguntó: –¿Usted es don Roberto, el señor que cuidaba las zonas arqueológicas? Don Roberto, más curioso que asombrado, le contestó con un sí categórico. –Queremos platicar con usted, le queremos proponer un negocio, pagamos bien y en dólares –se dirigió a don Roberto uno de ellos. Aún con mayor curiosidad, sin pensar en otra cosa, Don Roberto los invitó a pasar a la sala de la casa. Estando cómodamente sentados los dos invitados, y él frente a ellos, se inició de nuevo otra conversación. –Don Roberto, vamos a presentarnos, yo soy James y mi compañero se llama Robert, somos americanos y vivimos en Mérida, nuestro negocio es comprar y vender figuritas y objetos de la civilización maya, de la cultura prehispánica. Usted sabe, nosotros en nuestro país lo apreciamos y valoramos mucho y además somos discretos y pagamos en dólares –Ese fue el inicio de la conversación, al mismo tiempo que los dos norteamericanos esperaban con inquietud la respuesta de don Roberto. Don Roberto se meció los cabellos con una mano, se puso de pie y en tono verdaderamente molesto se dirigió a las dos personas. –No señores, se equivocaron de lugar, yo no vendo ni he vendido figuritas ni objetos de las zonas arqueológicas, no sé cómo llegaron hasta mi casa, pero les quiero pedir que se vayan antes que me encabrone y las cosas se pongan de otra manera –Estas fueron las palabras de don Roberto, quien en un tono molesto les señalaba la salida de la casa, despidiendo a los norteamericanos. En la puerta, antes de salir, James, de manera atrevida, le dijo a don Roberto: –Piénselo señor, es buen negocio, regresamos dentro de un mes. *

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El acontecimiento inquietó a don Roberto, esperó pacientemente a que Roberto llegara de Tuxtla a visitarlos para platicarle todo lo sucedido. Mientras tanto, don Roberto ya había comprado en la Proveedora Cultural, todos los libros y revistas relativas a la civilización maya y a las zonas arqueológicas. Se ufanaba de conocerlas, pero sentía la necesidad de conocer a fondo todo lo relativo a los mayas, su civilización, sus tiempos. Un sábado por la tarde, Roberto apareció en la casa intrigado por las reiteradas peticiones de su papá invitándolo para que fuera a Comitán, porque quería platicar con él. Sentados en el refugio de su papá, bajo la sombra de la buganvilia morada, con una taza de café caliente, padre e hijo empezaron a platicar. –Fijate, hijo, que hace unos días vinieron unos gringos a pedirme que yo les vendiera idolitos. La verdad que no sé ni cómo y a qué hora se enteraron que trabajé en el Instituto, pero eso es contrabando y esos cabrones pensarán que soy contrabandista –fueron las palabras de don Roberto, que de verdad estaba mortificado y molesto. –¡Ah que cabrones! –manifestó Roberto, en voz baja– Habría que darles una lección a esos gringos y creo que tengo la solución –continuó diciendo Roberto a su aún más asombrado papá– Alguna vez comentaste que don Rutilio, aquel ebanistero que fue tu compañero de trabajo, te enseñó a tallar figuritas en barro. –Así es hijo, por cierto aprendí a hacerlos bien, me quedan bien las figuritas –aseguró don Roberto, con cierto ánimo. –Pues ahí está el secreto. Esos gringos quieren comprar idolitos, parte de nuestra cultura y nuestra historia, el legado de nuestros mayas, ¡vamos a venderle idolitos!, y les va a costar su dinero. –No sé que querés hacer vos, de verdad estoy intrigado –dijo don Roberto, casi gritando. – Mañana vamos a ir a las ladrilleras que están cerca de la Colonia Miguel Alemán, vamos a comprar barro rojo, de ese que les queda cuando hacen los ladrillos –indicó Roberto. –¿Y eso para qué? –dijo don Roberto con voz angustiada. –Con el barro vas a hacer los idolitos, figuritas, caritas, platos, y todo lo que hacían y dejaron nuestros mayas. Cuando vengan los gringos se los vas a vender como si fueran auténticos –siguió diciendo Roberto, entusiasmado. –¡Pa su mecha! Los vamos a engañar –decía don Roberto, moviendo la cabeza de un lado para otro. –Papá, esos cabrones vinieron a sorprenderte, se quieren llevar nuestra cultura, nos han robado y engañado por muchos años, ahora les toca su turno –manifestó Roberto, de verdad emocionado y convencido. –No está mal la idea, además nos van a dejar dólares. Sí, tenés razón, vamos a darle una lección a esos güeros color de milpa –concluyó diciendo don Roberto, con una sonrisa de oreja a oreja. Al otro día, muy temprano padre e hijo se dirigieron, en la combi modelo 80 que tenían muy bien arreglada, a las ladrilleras. Compraron barro rojo y de regreso lo dejaron remojando en el lavadero del sitio de la casa. Acordaron que cavarían un hoyo profundo debajo del árbol de pomarrosa, para que una vez elaboradas las figuritas, don Roberto las enterrara para darle mayor autenticidad y hacerlo más realista. Roberto se fue a Tuxtla seguro del éxito del negocio. Don Roberto instaló un pequeño “laboratorio” en el oratorio de la casa, en donde se dispuso a trabajar con el barro rojo, un esmeril, una espátula y un pequeño cincel con los que elaboraría las figuritas. No le costó mucho trabajo lograr los primeros resultados, guiándose en las revistas y los libros que previamente había conseguido, elaboró tres caritas y dos pequeños platos, los enterró debajo del árbol de pomarrosa y se dedicó a esperar la llegada de los gringos. Exactamente cumplido un mes de la primera visita de los compradores, éstos llegaron preguntando de nueva cuenta por don Roberto. Fueron recibidos e invitados a pasar a la sala de la casa, en donde don Roberto les ofreció un vaso frío de temperante que los gringos aceptaron gustosos, aún

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sin saber de qué se trataba. James llevaba un portafolio negro, marca Mont Blanc, colgado al hombro, y Robert un sombrero de palma panameño, que los diferenciaba, porque prácticamente eran iguales. Una vez estando don Roberto frente de ellos, James le hizo saber de nueva cuenta el motivo de su visita y le reiteró la decisión de comprarle los idolitos. –Ya entendí sus pretensiones y quiero decirles que un amigo y compañero de trabajo va a proporcionarme los idolitos para que se los venda, yo únicamente soy el intermediario –terció don Roberto, explicándoles a los gringos. –Nosotros le agradecemos mucho a usted y a su amigo y les aseguramos que los idolitos estarán en buen lugar y en buenas manos, estamos ansiosos de conocerlos –dijo Robert, con voz agringada. Sin más protocolos, don Roberto sacó de una caja de madera las tres caritas y los dos pequeños platos que previamente había elaborado y los puso sobre la mesa de centro de la sala, señalando con el dedo índice a éstas: –Aquí lo tienen, son para ustedes –manifestó don Roberto, complacido y con cierto nerviosismo. La impresión y la emoción de los gringos no pudieron esconderse, ambos se vieron y cruzaron una mirada de complicidad. Fue James el que tomó las figuritas y las guardó en el portafolio negro, al mismo tiempo que sacaba de un compartimiento del mismo diferentes billetes de varias denominaciones que sumaban mil dólares. Teniendo los idolitos en su poder, agradecieron a don Roberto y, con un apretón de manos, ambos se despidieron y salieron de la casa, no sin antes decirle que de nuevo volverían el próximo mes. La vida de don Roberto tuvo un giro inesperado a partir de su nueva actividad. Con esmero preparaba su material y trabajaba en el “laboratorio” con manos hábiles los idolitos que mes con mes vendía a los gringos, quienes, durante tres meses consecutivos, no faltaron a la cita. La última vez que llegaron, don Roberto verdaderamente convencido les anticipó que la próxima venta tendría novedades, lo que, desde luego, emocionó verdaderamente a los gringos. Don Roberto había agotado sus posibilidades, ya le había dado vuelta a todos los libros y revistas de antropología que tenía y no encontraba verdaderamente qué novedades ofrecerles a los gringos. Estaba convencido que no podría hacer más caritas, ni platos, ni pipas, ni ídolos de mediano tamaño, ya lo había hecho todo y estaba preocupado. En la noche sin comentarle nada a Doña Josefa, se persignó y percibió el viento fresco, guardián de su pueblo, seguro de que al amanecer tendría la solución para elaborar las novedades ofrecidas a los compradores. La fecha señalada llegó por fin, los gringos sentados en la sala esperaban las novedades cuando don Roberto llegó con éstas, sacándolas de la caja de madera y colocándolas, lleno de orgullo, en la mesa de centro. Al verlas, los gringos al mismo tiempo gritaron a todo pulmón You can´t be serious, it´s impossible, grito que se extendió hasta el fondo de la casa y que incluso hizo ladrar desaforado al “vigilante” que custodiaba la entrada de la cocina. No puede ser, qué poca madre, vociferó James, mientras ambos, mascullando palabras en inglés que no entendía don Roberto, se dirigieron a la puerta sin voltear a verlo, éste no salía de su asombro ante la actitud de aquéllos. Salieron de la casa y el portazo sonó como un signo de interrogación. Ante el arguende, doña Josefa, que oyó todo, le preguntó a don Roberto. –¿Qué pasó viejo? ¿Qué es tanto barullo? ¿Ya se fueron los gringos? –¡Ya se fueron esos pendejos! No entienden ni saben de nuestra cultura ni nuestras raíces –manifestó don Roberto, molesto, y se dirigió a la cocina con pasos firmes, mientras vociferaba en voz baja palabras inentendibles. Sobre la mesa de centro, extraordinariamente elaborados, se encontraban en fila los idolitos: un elefante, una jirafa, un rinoceronte y un león. –¡Gringos pendejos, gringos pendejos! -repetía el loro, dando vueltas en su rueda.

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LAS FOTOGRAFÍAS DE LA QUINCENA

Como la de un coche sin placas y con las llantas ponchadas. ¡Ahí seguís, cuch!

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Una bienvenida ecol贸gica.

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Por fortuna, El Cochin贸n ya le hizo un descuento.

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驴Y no hay sanci贸n por exceso de enroques?

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2013 AÑO CONMEMORATIVO

DR. BELISARIO DOMÍNGUEZ PALENCIA “LIBRES POR LA PALABRA LIBRE”


Entrevista con

Mario

Nandayapa Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vรกzquez


SITIO

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En días pasados se presentó, en Comitán, el libro “Los pasos de Laco”, una entrevista que Mario Nandayapa le hace a Eraclio Zepeda, un excelente conversador que a través de su voz logra un acercamiento profundo con el lector. Al respecto, Mario responde las siguientes preguntas: ¿Desde cuándo conoce a Laco? Desde el ochenta o poco menos. En aquellos años daban unos talleres, en lo que era la Biblioteca del Estado, donde está ahora el CUIC. Ahí, Joaquín Vázquez daba talleres de poesía; Óscar Oliva también. Llegaban muchos niños a esos talleres. En esos años estuvo por acá Óscar Wong, Eraclio Zepeda; Elba Macías y demás, entonces hicieron muchas cosas. Ahí conozco a Eraclio Zepeda. Yo asistía a esos talleres, llegaba Margarita López Alegría, Uvel Vázquez, Masha Zepeda. El primer diálogo que tengo con él es en 1988. Yo estaba trabajando mi tesis, originalmente la iba a trabajar con Armando Duvalier, sobre el Alquimismo, pero en esos años muere. Decido cambiar el tema de mi trabajo y comienzo a trabajar el teatro en Chiapas. Eraclio Zepeda tiene una pieza teatral que se llama El tiempo y el agua, entonces lo busco y coincidimos, en esa charla, con Carlos Navarrete y Carlos Olmos. Yo era un adolescente que andaba interesado en eso. Posteriormente, me voy a vivir a México y, en esta ocasión, fui vecino de Eraclio. El departamento donde yo vivía era de Carlos Olmos, así que coincidimos mucho porque ellos se llevaban muy bien. ¿Qué opinión te merece la obra de Eraclio Zepeda? Está el gran momento que todavía no se le ha dado relectura. Hay una multiplicidad de Eraclios. Uno de ellos es, precisamente, el poeta. Tiene unos espléndidos poemas, donde viene Relación de travesía. La arquitectura de la literatura de Eraclio abreva de varias cosas, primero abreva de la poesía, del relato breve, de la oralidad, parte de esta oralidad que tiene un efecto muy particular. Ahora en este gran tránsito hablamos de su obra dramática, él tiene únicamente una obra: El tiempo y el agua. La novela es donde está ahorita, que es la tetralogía, que por cierto ya está el cuarto tomo en imprenta. ¿Qué opinión te merece Laco como persona? Laco nace como poeta, transita por el teatro con ese tono alegórico, luego transita por lo que es el cuento escrito y la oralidad, que lo ha llevado muy bien de la mano. Él mismo ha dicho que tiene cuentos que nunca va a escribir, porque son orales. Laco es un magnífico conversador y el ser conversador es propio de ser un buen observador de la realidad y creo que eso es Laco, un buen observador que sabe ver la realidad y convertirla en un hecho literario. ¿Qué significa este libro para ti? He hecho una infinidad de trabajos y cada trabajo me deja un signo determinado. Este es un libro con buen signo,

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porque no fue diseñado como libro, era un registro que me interesaba trabajar, se dio la suerte maravillosa que se publicara a través de la UNICACH y Juan Pablos Editores. El libro también lo publicaron en el Instituto Politécnico. Las dos instituciones lo publicaron. Ésta es la segunda edición del libro. ¿Qué comentario puedes hacer sobre el trabajo que hay detrás del libro? Aparentemente puede ser muy sencillo poner la cámara, la grabadora y dejar que hable el individuo, pero esto implica mucho trabajo previo, mucho conocimiento del trabajo, a fin de que, conceptualmente, formulemos cuál es el trazo de lo que debemos trabajar. La entrevista es una herramienta, un instrumento. Aquí, la figura importante es mi entrevistado. No hay competencia entre entrevistado y entrevistador. Trato que el mismo recurso recree esos ambientes, esas situaciones. No recurrí a la entrevista clásica porque no me lo permitía. Pero acuérdate que atrás de cada buena respuesta hay una buena pregunta, pero voy eliminando las preguntas de tal forma que queda como una autobiografía. Se traspasa el territorio de la entrevista. ¿Qué pasa con la identidad del entrevistado? Eso es algo muy complicado, por eso digo que atrás hay un trabajo muy amplio. Dejo que hable. Cada personaje tiene una particularidad. Laco es muy buen conversador, pero tiene un discurso construido a través de clichés, entonces eran noches enteras de construir todo. En una sola sesión me daba elementos para seis apartados del libro. ¿Cómo conservar, además de todo este ánimo que debe permanecer, la particularidad que tiene cada quien de nombrar las cosas? Eraclio Zepeda tiene una forma muy especial que hay que respetar, entonces se construye a través de un discurso lineal y luego se le va dando ciertas tonalidades. Esto supera la semblanza ¡esto es vida! Porque es un hombre de mucha dinámica de viajero, de militar, de cuentista, de dramaturgo, de cineasta, de actor. Es muy amplio, ¡es un universo! Uno tiene que estar muy atento en ese juego de preguntas y respuestas. Sin duda, quien lea Los pasos de Laco, romperá las barreras y sentirá la cercanía de Eraclio al conversar. Para todos los que gustan de la obra de Laco o quieren acercarse, es un libro con diversas puertas para disfrutar.

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ACTUALIDADES 13

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CRÓNICAS DE ADOBE

Programa del martes 5 de noviembre de 2013. Invitada de honor: María Girasol. María Girasol es una artista relevante y una gran promotora cultural. Platicó acerca de los avances en sus proyectos y sus sueños en el terreno artístico. En la fotografía: Araceli, María y Paty. ********* Crónicas de Adobe también se escucha por Internet

www.imer.gob.mx Martes, de 3 a 4 de la tarde.

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Av. Central Dr. Belisario Domínguez

Esquina con 4ª Calle Norte, Oriente.


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