152 11 de noviembre de 2012. Comitán de Domínguez, Chiapas
“Entre el amor y el odio”
Editor responsable: Alejandro Molinari
Enrique Robles Solís “EL TOPE”
Héctor Cortés Mandujano Casa de citas: EL SÉPTIMO
César Guillén Cota “DOSSIER DE FOTOGRAFÍAS”
Entrevista con:
Antonio Argüello Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez
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Diez, una revista seductora e inteligente. Nos da gusto que no te conformés con cualquier lectura.
CONTENIDO 6.- EDITORIAL
29.- BALCONES Fotos de la quincena
35.- SITIO
7.- ZAGUÁN
Entrevista con: Antonio Argüello.
“El tope” Autor: Enrique Robles Solís
41.- ACTUALIDADES 45.- MOJOL
13.- PATIO Casa de citas: El Séptimo. Autor: Héctor Cortés Mandujano
20.- CORREDORES
“Dossier de fotografías” César Guillén Cota.
47.- EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO
Entrevista con:
Francisco J. Cruz Domínguez
Editor responsable: Alejandro Molinari alejandromolinaritorres@gmail.com
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DIARIO DE COMITร N
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L A I ITOR
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Taller de narrativa
Comitán es un pueblo de magia. Toda semilla de arte que se siembra produce luz. La música, la pintura, el teatro, la fotografía, cada una de las expresiones del arte son puertas que permiten el acceso a otros mundos, a esos espacios donde sólo las mentes abiertas pueden acceder. En el Centro Comiteco de Creación Literaria los integrantes juegan. Juegan con el “absurdo”. Formulan historias “sin razón”, diálogos ¿incomprensibles? Diálogos que van más allá, fuera de lo común; historias que abren las posibilidades de viaje. El próximo miércoles 14 de noviembre, Héctor Cortés Mandujano impartirá un Taller de Narrativa, en la sede del Centro, frente al Niñito Fundador; de 5 a 6 y media de la tarde. Héctor viene a compartir su experiencia creativa, viene a compartir sus propios juegos con la palabra. La invitación se hace extensiva a todos los que deseen pasar un rato agradable ¡jugando con la palabra! La entrada es libre.
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N Á U ZAG
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EL TOPE Enrique Robles Solís
Aquella tarde, los 75 habitantes del poblado “Maravilla de la Sierra”, en ocho camiones de tres toneladas que les proporcionó la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, abandonaban definitivamente el lugar en donde s i e m p re h a b í a n v i v i d o, d o n d e nacieron sus hijos y dejaron enterrados a sus difuntos. No se podía seguir habitando esa zona inhóspita, dado que las lluvias provocaban, año con año, el desgajamiento de los cerros y las montañas, trayendo como consecuencia que en los últimos cinco años se perdieran muchas vidas, cosechas y sembradíos, provocando, además de la pobreza, la incertidumbre en todos y cada uno de los pobladores de ese lugar. Iban en los camiones con todas sus cosas, cajas de ropa, horcones de madera, trastes de cocina, láminas viejas, gallinas amarradas de las patas con pedazos de tela roja, chuchos flacos que no necesitaban ser amarrados, uno que otro cuch inquieto y todos aquellos utensilios con los que contaban aquellos habitantes que dejaban para siempre el poblado. La ruta era larga, tenían que pasar por Chicomuselo, Comalapa, Comitán y luego enfilarse hacia Tulancá, en cuyas montañas se había elegido el lugar para el nuevo centro de población y que algún funcionario estatal, sin preguntarle a éstos, lo bautizó como “La Nueva Ilusión”. Después del largo y tedioso recorrido, y de una parada obligada para desayunar el itacate que las propias autoridades les enviaron, llegaron al lugar de su nueva residencia. José Albino Náfate, un joven sociólogo egresado de la Universidad Autónoma de Chiapas, de propia iniciativa, destinó los lugares en donde todos y cada uno de los pobladores asentarían su nuevo domicilio. Procuró que todos los espacios fueran del mismo tamaño y que los vecinos fueran aquéllos que en su antiguo domicilio demostraron amistad y camaradería. A las familias que tenían niños, las ubicó lejos del lecho seco del río del peñasco, de tal manera que, desde su óptica profesional, todos vivieran en armonía y en paz. Entregó al líder del grupo el plano con la distribución de las viviendas y una vez que constató que todos estaban ubicados en los lugares asignados,
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N Á U ZAG los dejó trabajando en la limpieza de sus casas, que por cierto las construyó el gobierno bajo el programa “piso firme”. Las casas consistían en un espacio de 10 metros de frente por 10 de fondo, con piso de cemento y techo de láminas de asbesto, correspondiendo a todos y cada uno de ellos, diseñar las reformas que creyeran convenientes a sus habitaciones, bajo sus propios recursos. Les sugerían que las cocinas las hicieran junto a la casa y éstas fueron construidas con horcones de madera, láminas viejas y cualquier material que pudiera proporcionarles privacidad y resguardo del viento y del agua. Un solo poblador se negó categóricamente a trasladarse al lugar con el resto de sus compañeros. Si bien hizo el viaje con ellos, antes de subir la montaña que da acceso a la ”Nueva Ilusión”, solicitó al licenciado José Albino, quedarse en un paraje solitario a cien metros de la carretera que conduce a San Cristóbal. Las peticiones del joven sociólogo y del líder del grupo fueron inútiles, Juanico decidió que él y su esposa se quedaban en ese lugar. Evidentemente no tenían casa de “piso firme”, pero aseveró que con el material que llevaba, construiría su casa y su cocina. Finalmente, Juanico y su esposa Teresa se quedaron en el paraje que eligió para vivir, un lugar apacible entre pinos y oyameles, en donde de igual manera, dormía el lecho de un río por el que hace muchos años corría agua limpia y cristalina. Juanico construyó su casa y la cocina, en un lugar del mismo paraje preparó la tierra para sembrar maíz y frijol e inició una nueva vida al lado de su esposa, en aquel lugar, lejos de sus antiguos compañeros y lejos muy lejos de su recordado y añorado poblado “Maravilla de la Sierra”. Juanico y Teresa vivían solos, sus dos hijos Ruberto y Enedín se habían marchado de la casa desde hacía muchos años en busca de oportunidades de progreso. Ruberto después de cumplir con su servicio militar, se enroló al ejército y lo último que supieron es que estaba destacamentado en Tijuana como cabo. Por su parte Enedín, después de muchos años de trabajar de maletero en la Cristóbal Colón, acabó siendo chofer de uno de los camiones y viajaba por toda la república, sin que hubiera regresado a ver a sus papás. La pareja, en su nuevo domicilio, tenía la ilusión de que sus hijos algún día regresarían a verlos, aún cuando estaban conscientes que ninguno de los dos sabía donde se encontraban. La vida transcurría lenta en aquel paraje solitario; alejados de sus compañeros y de sus hijos, la pareja dejaba pasar los días entre las inclemencias del calor, otras de la lluvia y otras tantas del viento. Dejaba que los años se fueran, ella en la cocina pendiente del comal, de las tortillas, de los frijoles y de su tablón de chiles y de calabacitas y él pendiente de su sembradío de milpa y de frijol. Juanico era reservado, callado, misterioso. Teresa le manifestaba siempre su respeto y su temor, sabedora que era su marido y que le debía sumisión, eso le enseñaron su abuela y su mamá y ella así lo había cumplido desde hacía 32 años, desde el mismo día en que Juanico se la robó aquella
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N Á U ZAG tarde de abril, en la que huyeron en un camión de pasajeros para que él la hiciera su mujer. Las conversaciones entre ellos era escasa, él había perdido desde mucho tiempo atrás su apetito sexual y aquel joven vigoroso y caliente se volvió un señor de pocas palabras y de muchos pensamientos. Aquella mañana Juanico entró a la cocina y le pidió a Teresa su café. Ella lo notaba ansioso, enojado, encabronado, inconforme. Su actitud lo demostraba, se sentó en el viejo tronco de pino que siempre le servía de sentadero. Se rascaba la cabeza, movía los dedos de las manos al igual que lo hacen los sordomudos, respiraba agitado. Teresa lo sabía, estaba intranquilo, encabronado, llevaba muchos días así, pero era incapaz de preguntarle qué le pasaba, porqué estaba así, le tenía más que respeto, temor, ese temor de siempre, con el que aprendió a vivir a su lado. Ese día, Juanico después de tomar su café, se quitó la camisa y se puso a acarrear piedras del lecho del río seco que pasaba por su paraje. Quitó, de un improvisado tapesco, las lonas de la propaganda política que le había regalado el vendedor que pasaba cada quince días en una combi vieja, a vender frutas y verduras, tapesco que guardaba 5 bultos de cemento, 2 varillas de acero de dos metros y medio de largo y un montón de arena cribada, que le habían regalado en la campaña de un político, con la petición de que votara por éste. Teresa lo observaba trabajar desde la cocina. Por las hendijas, por esas mismas por donde entraban los rayos del sol todas las mañanas, lo miraba afanoso ir y venir juntando su material. Se alegró mucho sin decirle nada, porque pensó que finalmente accedería a su petición de tantos años. Ella quería un gallinero y él se había negado reiteradamente a construirlo. Trabajó todo el día juntando piedras, revolviendo la arena, apilando los bultos de cemento. Apenas le alcanzó para comer dos tacos de frijoles y un vaso de pozol. Al filo de las seis de la tarde, entró a la cocina y se sentó en el viejo tronco de pino, cansado, sudoroso, agotado. Teresa finalmente se animó a decirle: ¡Qué bueno que vas a hacer el gallinero! El otro día pasó por acá el compa Tono y me dijo que si querías gallinas él te podía vender unas cuantas ponedoras y un gallo colorado, para que se los fueras pagando poco a poco. Así tendremos también huevos frescos y de vez en cuando nos podemos comer una gallina sarada y vender con los que pasan por
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N Á U ZAG aquí. Las gallinas se reproducen rápido y sólo tenés que cerrar bien el gallinero para que no se las entre a comer el tacuatz y el sasbén. La alegría de Teresa, de pronto se vio interrumpida por Juanico, quien con voz firme y decidida, la increpó diciéndole: ¿Y vos, quién te dijo que voy a hacer un gallinero? El asombro de Teresa se reflejó en sus ojos, no podía creer lo que escuchaba y no sabía qué pretendía hacer Juanico con el material. No pudo preguntar nada más porque Juanico respirando profundo le dijo: Bien sabés que desde hace tiempo estoy encabronado, bien sabés que no puedo dormir y me levanto todas las noches a sentarme en la piedra lisa del monte para ver a la carretera, bien sabés que ya no tengo apetito y siempre estoy encabronado, como que se me hubiera metido el diablo en todo el cuerpo. Bien sabés que tiene tiempo que no disfruto las noches de estrellas ni los amaneceres y sabés porque. Teresa no podía responder, estaba muda ante la reacción de Juanico, quien esperaba una respuesta de Teresa, respuesta que nunca llegó. Entonces Juanico le dijo: todo esto me está pasando, porque yo decidí que viviéramos aquí solos, lejos de los demás compañeros, porque el compa Tono es muy bolo y el compa Pedro es muy mujeriego. Pero allá en la carretera los carros pasan todo el día, mañana, tarde y noche y es mucho el ruidero y no puedo dormir, me molesta que pase tanto carro y a todas horas, por eso, mañana tempranito, con el material que tenemos, voy a poner un tope.
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Casa de Citas Héctor Cortés Mandujano
El Séptimo
En Un siglo de cine (varias editoriales en coedición, 1995), que habla de cien películas, Édgar SoberónTorchia, su autor, explica que (p. 39) “la lista correspondió más que nada a aquellos títulos que están generalmente asociados con puntos clave de la historia de cine”. Una de las cintas que revisa esLa carreta fantasma (basada en la novela El carretero de la muerte, de Selma Lagerlöf), del sueco VictorSjöström (1879‐1960), filmada en 1921. Lo curioso es que esta cinta tuvo sin duda una influencia clara en El séptimo sello (1957), del genial Ingmar Berman y que la carrera deSjöström (p. 75) “tuvo un lustre final, al ser dirigido a los 78 años por Ingmar Bergman en el clásico Fresas silvestres”. El arte como círculo humano.
*** Aparecen un coro griego y varios personajes de la antigua Grecia (Tiresias, Edipo, Yocasta, Layo) en el mundo actual para avisar de riesgos a los personajes de Poderosa Afrodita (MightyAphrodite, 1995), de Woody Allen. La pitonisa Casandra dice al empecinado Woody, quien insiste en hacer migas con la prostituta mamá biológica de su hijo adoptivo: —Veo desastres, veo desastres. Peor, veo abogados. *** En un libro sobre cine, Dirección artística (UNAM‐CUEC, 2005), de varios autores, encuentro la explicación de una frase que se utiliza recurrentemente. Jaime García Estrada, en “Panorama histórico de la dirección artística”, habla sobre la maquinaria usada en el teatro griego (p. 8): “La parte más importante de la maquinaria era una grúa (en griego: machiné), por medio de la cual algún
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Casa de Citas Héctor Cortés Mandujano
dios podía descender del cielo para resolver las complicaciones de la trama (de aquí proviene la expresión latina: deus ex machina, que hace referencia a la intervención feliz e inesperada de un personaje que resuelve una situación trágica)”. *** Alain Robbe‐Grillet es el novelista más famoso de la corriente que se bautizó en los 50‐60, en Francia, como la Nueva Novela (NoveauRoman). En la entrevista incluida en Confesiones de escritores. Narradores 2. Los reportajes de The Paris Review (Edit. El Ateneo, 1996), cuando le preguntan si su trabajo de guionista ha hecho que en su narrativa emplee con frecuencia técnicas cinematográficas responde (p. 258): “Siempre podemos encontrar referencias al cine, incluso en libros anteriores a la aparición de la cinematografía. Yo nunca he usado conscientemente técnicas cinematográficas”. Hablo de eso porque he leído antes De la pantalla al texto. La influencia del cine en la narrativa mexicana del siglo veinte, de J. Patrick Duffey (UNAM, 1996), que analiza pormenorizadamente lo que de técnicas de cine hay en los relatos y novelas de, entre otros, José Revueltas, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo, José Agustín, José Emilio Pacheco… Revueltas, más o menos de acuerdo con Robbe‐Grillet, declara que (p. 61) “es evidente que la novela de nuestro tiempo está poderosamente influida por la cinematografía, por la técnica narrativa descubierta por el cinematógrafo”. Dice Duffey (p. 67): “Tanto en Pedro Páramo como en su cuento 'El hombre', Rulfo inicia con acercamientos (close‐ups)” y pone como ejemplos dos fragmentos. En el cuento: “Los pies se hundieron en la arena, dejando una huella sin forma, como si fuera la pezuña de un animal”; en la novela: “a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas”. En ambas escenas, propone Duffey, “Rulfo imita el acercamiento cinematográfico utilizando la misma técnica. Y en ambos casos, él hace que las partes corporales se conviertan en sujetos de las oraciones, como si tuviesen voluntad propia”. El que es súper explícito sobre la influencia del cine en sus narraciones es Carlos Fuentes (p. 70): “Cuando acudí con mi padre a la Feria Mundial en 1940, estaban exhibiendo El ciudadano Kane en Nueva York. Fui a verla, y el hecho constituyó el inicio de un nuevo mundo para mí. Probablemente se trate de la impresión estética de mayor influencia que yo haya tenido en mi vida…” Y es esta cinta emblemática de OrsonWelles la que más huellas tiene, dice Duffey (y
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cualquiera que haya visto la película y leído la novela puede notarlo), en La muerte de Artemio Cruz, una de las primeras de Fuentes. Duffey dice deRobbe‐Grillet (p. 104): “Él ya no cree más en 'lo profundo'; es decir, en la idea de que existe cierta realidad interior tras aquello que percibimos físicamente. De allí que sus novelas consistan esencialmente en descripciones de objetos externos”. Robbe‐Grillet y Marguerite Duras, también cineastas, con esta misma idea superficial “crearon lo que dieron en llamar ciné‐romans (cine novelas)”. *** Las culebras, pobrecitas, tienen la mala prensa bíblica que no les ha quitado ni la información pormenorizada de los herpetólogos. En Rango, película animada dirigida por Gore Verbinski (2011), un bicho valiente está en el centro del abrazo mortal de una cascabel (previsible villana de la cinta) y cuando ésta le insiste en que traicione sus principios, la inminente víctima le dice digna: —¡Vete al infierno! El crótalo responde sibilante: —¿De dónde crees que vengo? *** En la película Venus (2006, dirigida por Roger Michell), un decrépito Peter O`toole (que aún conserva la tremenda belleza de sus ojos azules) se entusiasma con la joven sobrina de uno de sus viejísimos amigos. Ella, cínica y aprovechada, le deja estar cerca cuando descubre la avidez erótica que aún tiene el anciano lleno de achaques y a punto de morir. Él le compra cosas para que ella le deje oler su cuello, besar sus hombros. Le dice que nada importa en el mundo, sino la experiencia sexual. Una escena incómoda es cuando ella pone la mano sobre su propio sexo y luego la estira hacia la nariz del viejo para que éste aspire con fruición. ¿Llegar a eso? Con tal de verla desnuda, le consigue trabajo como modelo de pintores. Ella, antes de aceptar, rechaza la oferta. ¿Por qué?, pregunta el
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octogenario. “Porque no voy enseñarle a desconocidos mis montañas y mis huecos”. El instinto masculino que necesita la posesión de una mujer, según esta cinta, no desaparece sino con la muerte. Quién sabe. Veremos. *** Son tristes las diez historias que cuenta en su Decálogo el desaparecido y genial director de cine polaco KrzysztofKieslowsky. Salvo dos o tres atisbos de esperanza en algunos personajes y la amarga comedia con que cierra este logradísimo ejercicio cinematográfico basado en los diez mandamientos bíblicos, las personas que retrata engañan, mienten, matan, roban, cometen los pecados que la ley divina propone no cometer. En el noveno medio metraje (“No desearás a la mujer de tu prójimo”) un hombre, según el dictamen médico, nunca más podrá tener una erección. Lo dice a su mujer y le dice también que entenderá la decisión que tome. “Tal vez te consigas un amante, sugiere”. Ella le responde con un rostro serio, con la mayor honestidad que puede: —El verdadero amor lo encuentras en el corazón, no entre las piernas. La frase es linda, pero falsa. Ella lo ha engañado, lo engaña con otro. Es sobre varios engaños, sobre la maldad humana que trata Túnel, de Ricardo García Mainou, Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 2001 (Coneculta Chiapas, 2001), cuya lectura me dejó una sensación de desasosiego. Confundimos el amor con el deseo, el sexo con la esclavitud, la vida con la muerte. Qué ruines somos, carajo.
*** Media noche en París (Midnight en Paris, 2011), de Woody Allen, se parece en mucho a su vieja Manhattan (1979): las dos empiezan como en un paseo turístico por los lugares claves de las ciudades en el día y la noche; los personajes protagónicos (el propio Allen en la primera, Owen
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Wilson en la segunda) son guionistas famosos que están hartos de eso y deciden convertirse en novelistas; en las parejas hay mutua y manifiesta infidelidad, y al final el protagonista se queda con la mujer más joven, que es también la más comprensiva. Manhattan es un paseo auditivo por la música de Gershwin (Rapsodia en azul en pleno) y Media noche… tiene un soundtrack lleno de piezas de Cole Porter. Tal vez la primera tiene y tendrá mayor prestigio, pero la segunda es mucho más encantadora; la una es realista y la otra, fantástica; Manhattan se toma más en serio y Media noche en París es casi trivial, casi un juego que deja en el espíritu una sensación de frescura, la idea de que todos los sueños son posibles… *** Es un lugar común oír en entrevistas a escritores que se sienten incómodos cuando al llenar un formato deben contestar “escritor”. Se lo piensan. Mejor poner profesor o investigador o cualquier cosa que lleve a otra inferencia. Si responden en voz alta, la pregunta que sigue es “sí, eres escritor, ¿pero cuál es tu profesión, de qué vives?” El asunto no es nuevo, pues hasta en Espartaco (1960, dirigida de emergencia, porque corrieron al primer director, por Stanley Kubrick) un musculoso Kirk Douglas pregunta a un apuesto Tony Curtis a qué se dedicaba cuando era esclavo. —Era cantor de poemas. —Sí, dice Kirk, pero de qué trabajabas. La cinta (vi la edición restaurada en 1991, a colores) de casi cuatro horas de duración provoca emociones, toca con certeza nuestros resortes humanos. Cuando le preguntan a Espartaco si no teme morir, pues todos lo temen, él contesta que hay diferencias entre la muerte de un hombre libre y la de un hombre esclavo. El libre deja el placer de la vida; el esclavo, el dolor de vivir. Vi los muchos extras que traen mis dos discos de colección y en uno se habla de las escenas perdidas. Una de ellas tenía un gran diálogo antes de la batalla, sobre el por qué no tener miedo a morir. Lo hubiera dicho Kirk a Curtis: —La vida fue tu madre y ahora la muerte es tu padre. Contactos: hectorcortesm@hotmail.com
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“DOSSIER DE FOTOGRAFÍAS” César Alfredo Guillén Cota
La niña de las nubes. Comitán, ciudad que habla de vos
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Aquelarre de marcianos. Comitรกn, ciudad que habla de vos
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Vincent Van Gogh.
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Así o más color. Comitán, ciudad que habla de vos
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Jutús (Cempasúchil). Comitán, ciudad que habla de vos
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Calabacita tía. Comitán, ciudad que habla de vos
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La música del muertito.
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Fotos de la quincena
Mi madre me dio la vida y mi barrio...¿la movida?
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¿El fantasma del campanario de Santo Domingo?
¡Cómo no compré más chinculguajes! Éste es el último que me queda.
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Sí mi´ja, pero no de agua ¡apúrele!
¿De verdad encontraron otro pozo petrolero?
En busca del Centro.
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¡Al parque de San Sebas! Ya ni levantés tu cabeza que ya casi llegamos.
!Aquí no hay nada que ver!
¿A dónde vamos? ¿Ya casi llegamos mami?
¿Jugamos a las escondidas? No, porque miauhogo.
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¿No deberías echar una manita?
Ya lo hice, voté a favor de la reforma laboral
Fallan, fallan. Los métodos anticonceptivos futboleros ¡fallan!
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Entrevista con: Entrevista con:
Antonio
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Entre el amor y el odio.
Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez
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O I T SI Antonio Argüello Mora es comiteco, pero desde el 52 radica en el Distrito Federal. Estar fuera no lo ha distanciado de Comitán, al contrario. En 1981, realiza la Recopilación Cronológica de datos sobre Comitán de Domínguez. Encontrar tantos errores en la Historia de Comitán, como él dice, y ver que los comitecos aceptan todo a ojos cerrados, lo ha llevado a sentir amor y odio por Comitán. Al respecto responde las siguientes preguntas: ¿Cuándo se va al Distrito Federal? Desde el 54. Me fui a trabajar. ¿Alguna vez viste a Mario Yáñez, El Mocoso? Igual era yo. Sin zapatos, con mocos. Yo le ganaba al Mocoso porque tenía los dientes saltados. Todo el mundo agarraba y quería pelearse conmigo y yo no me dejaba. Mario se quedó, yo me fui y, bendito sea Dios, la vida no me ha tratado mal. ¿Por qué el rescate de este archivo? Porque esta clase de imbéciles, que se consideran historiadores, no se ponen a analizar, a reflexionar. La deformación de los hechos históricos, las perspectivas falsas, la información insuficiente dejan consecuencias no solo de índole cultural, sino hasta el grado de una pérdida de identidad como pueblo. Dicen que viene un Jan de Vos, que es belga, que es la palabra de Dios y no se ponen a analizar. ¿Por qué se va a llamar San Cristóbal de los Llanos una población que ya existía? Cuando Pedro de Alvarado mandó a esta bola de asesinos aquí les dijo: Se van a Comitán. No dijo Ahí la ven. Comitán ya estaba aquí, ¿por qué cambiarle nombre? Hubo una boda, esto está en la Recopilación, de una comiteca con un Secretario de Agricultura, en tiempos de Manuel Ávila Camacho. Por cuestiones de la guerra, los gringos obligaban a todas las naciones a tener la carretera panamericana, para que desde los Estados Unidos ellos pudieran meterse y combatir a los japoneses. ¡Le tenían un miedo a los japoneses! y todo porque un triste japonés con su submarino salió, echó unos cañonazos a San Francisco, a los Ángeles y los gringos se volvieron locos. Entonces viene la carretera panamericana, iba a pasar por Tapachula y aquí, una comiteca se acercó al Presidente de la República y le dijo: Señor ¿por qué la carretera no pasa aquí en Comitán, que estamos tan aislados? Ir a San Cristóbal de las Casas, ida y vuelta, unas curvas, terracerías, unos lodazales, llevaba dos días. Gracias a esa señorita, aparte de los topes, se llega máximo en dos horas.
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O I T SI ¿Cómo le hizo para hacer esta Recopilación estando fuera de Comitán? Tenía muchos datos. Ahorita mi hermana me mostró un montón de fotos de mi familia. Hace cuatro años me cambié de casa, del Distrito Federal a San Juan del río. Fue un tiradero. Toda mi vida me han gustado los libros. Aquí ofrecí una biblioteca y me daban un cuarto de tablas en el Río Grande, y pues no era lugar para una biblioteca. Tomé la biblioteca de la Fray Matías. He donado cantidad de libros a la biblioteca Rosario Castellanos (muchos han caminado). Un libro que escribió Labastida, el intelectual no el político, sobre Belisario Domínguez (él vino y recopiló datos), yo fui a la librería Gandhi y lo compré, lo traje a la biblioteca y caminó. En la Casa de la Cultura he obsequiado cantidad de libros. Yo doné el primer libro que sirvió como modelo para el Libro de la Independencia que está rumbo al panteón. Se me ocurrió poner la carta de la independencia en un librito de madera. Lo regalé en la Presidencia, en la Biblioteca y en la Casa de la cultura, vengo y ahí está, ¡en grande! ¿Cuánto tiempo le llevó recabar toda esta información? Toda la vida, sólo para darme cuenta de todos los errores que han cometido los “historiadores”, no, ¡ay, mi pobre hígado! Me acaban de operar de la vesícula. ¿Cómo fue el proceso de rescate de archivos históricos? Leía un periódico, leía un libro, miraba yo a Comitán, hacía yo una tarjeta. Llegó un momento en que las vio mi hijita, de catorce años (o menos) y me dijo: papá, ¿por qué no haces un libro de esto? Lo hice. Mandé a imprimir y empecé a regalar los libros. Después una persona vino y le dijo a mi hermana: 'esto se puede vender en quinientos pesos'; ¡pues los vendemos!, pero eso ya es otro cantar. Quién esté interesado ¿dónde encuentra esta Recopilación? La Recopilación de la Historia de Comitán está en la Casa Museo Doctor Belisario Domínguez.
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O I T SI ¿Cómo influyeron los libros? Me han gustado los libros desde que era yo así. Mi papá vivía en la casa que está al lado del Teatro Junchavin, rumbo a Guadalupe. Un día se descuidó y vi un libro grandote, lo abrí ¡pasé unas pesadillas! Vi los grabados de Doré, de La Divina Comedia; donde las almas están en el infierno. Eso fue a los seis años o algo así. ¿Cómo es su relación con Comitán? Yo amo al pueblo, si el pueblo no me ama me tiene muy sin cuidado. Cada vez que me intereso por Comitán me encuentro con cada estupidez. Entonces ¿su relación con Comitán es de amor y odio? ¡Exacto! Estoy orgulloso de ser de Comitán porque su historia es bellísima, si otros omiten Comitán, omiten su historia, pues allá ellos, que no se me planten enfrente nada más. Mirá, por ejemplo, con Belisario Domínguez, un tal Montes de Oca, comiteco, tenía una imprenta allá en México, y cuando Belisario llegó para que le imprimieran su Manifiesto, lo vio aquél y se negó a hacerlo, y por eso la señorita, ayudante de ese fulano fue quien lo hizo. Dos jalisquillos donaron la estatua del doctor Belisario Domínguez al Senado de la República. Cambian de sede el Senado, se mandan hacer una pajarera enorme, costó miles de millones de pesos, pero a Belisario Domínguez lo dejan en el antiguo Senado, ahí en el patio. ¿Algún comiteco ha protestado? ¡Todos callados y agachados! Esa es otra cosa, en la tumba de Belisario Domínguez pusieron una placa que dice “murió por la patria” ¡esos son los cadetes militares! Belisario Domínguez ennobleció a la patria, así dice la medalla. Soy un hablador, un chismoso. Chuleo cuando la cosa tiene razón, me rebelo con las idioteces. ¿Qué opina ahora que Comitán ya es Pueblo Mágico? Demuéstrenmelo. ¡Que me hagan magia! ¿Qué puede hacer la sociedad comiteca para contribuir al crecimiento de Comitán? Unirse. Ustedes jóvenes se deberían unir. Que ya no sigan pisoteando la Historia y las tradiciones de Comitán. Me dicen que en la entrada de velas y flores de San Caralampio va una serie de maricones bailando y haciendo dengues, ¡eso no es justo! deberían respetar a la gente creyente, a la gente que creemos en San Caralampio. Si quieren hacer su desfile que lo hagan, pero no
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O I T SI aprovechándose de la devoción, de la creencia de otra gente. ¿Cuándo vuelve a Comitán? Me acaban de operar de la vesícula. Mi hermana se alarmó tanto que a cada quince minutos llamaba, hasta que mi esposa dijo ¡ve a verla! Vine quince días y me largo. Les doy mi bendición a los comitecos. Tengo dos hijas, una de ellas la tengo en Atlanta, y la otra se la quieren llevar a Londres. Yo tengo que estar en San Juan del Río, con mi señora. De venir, ya nada más vendré de entrada por salida. Me comparé con Mario Yáñez, El Mocoso, pero Mario no tomaba las carretonadas de trago que yo tomé, ni llevaba serenatas como yo llevé. Dios me ha ayudado, me ha protegido. Don Antonio Argüello, sin duda, tiene un profundo amor por Comitán. Es un crítico que anda en busca de la autenticidad histórica. Todo aquello que encuentra, que considera importante dar a conocer a cada comiteco, lo comparte. Su odio surge del mismo deseo de ver a su Comitán grande y con sus raíces nutridas de verdad: “No hay árbol que se mantenga de pie sin raíces. La vida da muchas vueltas. A mí me tiran de loco. Yo amo mucho a Comitán”.
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D铆a de Todos los Santos
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Decenas de personas disfrutando de la actuaci贸n de la Marimba Orquesta Municipal, en el Pante贸n Municipal. 2 de noviembre de 2012.
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Día de Todos los Santos
Performance, a cargo de Francisco Nucamendi Pulido, en el Panteón Municipal. 2 de noviembre de 2012. Comitán, ciudad que habla de vos
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D铆a de Todos los Santos
Presentaci贸n de obra teatral, a cargo del Grupo Escudo Jaguar Teatro, en el Pante贸n Municipal. 2 de noviembre de 2012.
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S Crónicas de Adobe E D A D I L A U
ACT
Programa del 6 de noviembre de 2012. Invitado de honor: Arq. Héctor Castellanos. Platicó acerca de la propuesta de hacer de Comitán una capital educativa. En la fotografía: Julio, Yeni, Paty y Héctor. ******** Crónicas de Adobe también se escucha por Internet www.imer.gob.mx Martes, de 3 a 4 de la tarde.
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L O J MO ¿Otra vez jugando piedra, papel o tijera?
A la entrada del Pasaje de la Muerte. Comitán, ciudad que habla de vos
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En nuestro próximo número
Entrevista con: Francisco
Javier
Cruz Domínguez
Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez.
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