Monse Revista catorcenal, hecha en la tierra de los cosit铆as con la bendici贸n de Tata Lampo. Editor responsable: Alejandro Benito Molinari Torres Contacto: albemoto@hotmail.com
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Arenilla para Monse 1.- ¿Cuál es la principal virtud de un
“oyente”? Que nunca hay respuesta mala y que aprendes de tus errores. 2.- ¿Cómo un sonido se enreda en la cuerda de un violín? El sonido sale al rozar el arco y se modifica el sonido con el movimiento de los dedos.
allá arriba hay un ser todopoderoso que está conmigo siempre. 5.- Los rayos del sol ¿logran calentar un espíritu de témpano? No, porque el espíritu lo llevas dentro. 6.- ¿Qué jugarías con un niño ciego y sordomudo? Jugaría algo que pueda palpar y sentir.
3.- Si alguien te toca la fibra más intensa de tu corazón, ¿qué sonidos provoca? Que no provoque sonidos, sino sentimientos, emociones, alegrías, amor, que es lo que siente el corazón.
7.- ¿Quién goza más: el que toca o la que escucha? El goce está en los dos, porque quien toca transmite todo sentimiento hacia el que escucha.
4.- Al lanzar el anzuelo al mar puedes pescar un tiburón o una sirena, si lo lanzas al cielo ¿qué pescas? Yo pesco un consuelo, porque sé que
8.- Conforme crecen, ¿en dónde extravían los niños sus deseos puros? Conforme crecen ven lo que pasa a su alrededor y ven los problemas de la vida cotidiana y esa pureza se evapora. 9.- ¿Cuál es tu compromiso con la vida? Dios me dio la vida, mi compromiso es estar en el camino de Dios y ayudar a los que pueda. 10.- Si la resistencia de una plancha genera calor, ¿qué genera La Resistencia en el mundo? Provoca desesperación en todo el mundo.
Monse (Tengo 17 años, originaria de México, D.F. Actualmente vivo en la ciudad de Comitán, Chiapas. Mi mamá es Trabajadora Social y Abogada; mi papá es Médico Veterinario Zootecnista. Tengo una hermana que se llama Estefanía. Lo que me gusta hacer es tocar el violín, hacer deporte y salir de viaje).
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CONTENIDO: 4.– EDITORIAL: Calaverita, tía. 5.– ZAGUÁN. Arenilla: Instrucciones para dormir con ojos abiertos. 7.– PATIO: Las fotografías de la quincena. 14.– DE DIEZ: MONSE. 16.– BALCONES: La muerte en Comitán. Autor: Oscar Bonifaz. 31.– CORREDORES: Casa de Citas. Autor: Héctor Cortés Mandujano. 39.– SITIO: “Balún-Canán. Hogar. Familia. Raza” 44.– ACTUALIDADES. 51.– TAPANCO: Dos comitecos de corazón colorado. 52.– MOJOL: Cuando la “p” se extravía. 53.– DE DIEZ: MONSE.
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EDITORIAL
Calaverita, tía
Por desgracia, cada vez se infiltra más ―El jalowín‖ en nuestra cultura. Ahora, en las calles de nuestro pueblo y en no pocos jardines de niños, vemos muchos chiquitíos vestidos de fantasmas y de seres descarnados, como si fuese una escenografía de la película Halloween. Las voces se han modificado. Se escucha el ―Trick or treat‖ (truco o trato); cuando apenas hace poco tiempo lo que imperaba era el ―Calaverita, tía‖. En la demanda gringa existe una amenaza; en cambio en el afectuoso ―Calaverita, tía‖ sólo hay una petición. Los rasgos culturales no son más que la reafirmación de nuestro carácter. Ahora, poco a poco, nuestros niños se convierten en niños chantajistas o amenazadores: Si no hay trato ¡entonces hay truco! Y los adultos ceden, como han cedido en dar espacios libres al ―jalowín‖ sin darse cuenta que ello nos roba una parte importante de nuestra identidad. Pero, como decía Polo Borrás: ―¡Que con su pan se lo coman!‖. Fotos: Cortesía de Roberto Martín Guillén y Fernando Molinari
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ZAGUÁN
ARENILLA
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ARENILLA
Instrucciones para dormir con ojos abiertos
1.– Programar la televisión para que, de las diez de la noche a las seis de la mañana, esté prendida y cambie de canales de manera automática. 2.- Programar a la sirvienta para que, de las diez a las doce de la noche, esté prendida y visite la cama del patrón, de manera automática. 3.– Pedirle a una muchacha bonita y generosa que nos lea los cuarenta primeros Salmos de la Biblia. Grabarlos y luego escucharlos durante la madrugada. 4.– Pedirle a la misma muchacha bonita y generosa que nos lea las cuarentas primeras posiciones del Kama Sutra. Grabarlas y luego practicarlas con ella durante la madrugada.
5.– Imaginar que, por el calentamiento global, los dinosaurios regresan al mundo y se convierten en las mascotas favoritas de medio mundo. 6.– Ponerse a contar borregos y cuando ya esté reunido un buen bonche, leerles algunos cuentos de Las Mil y Una Noches. 7.– No apagar las luces de la casa y cuando salga el Sol imaginar que es un foco de mil watts. Seguir durmiendo hasta que la Luna provoque un eclipse. En este momento hay que levantarse para cambiar el foco por uno ahorrador. 8.– Tomar una copa de champaña en un vaso de cristal común y corriente. Esto sólo para saber que lo más importante es el corazón sin importar el envase que lo contiene. 9.– Jugar a que uno es vidente y puede vaticinar lo que sucederá el martes cuando es día jueves. 10.– Descolgar los racimos de sueños como si éstos fuesen uvas, luego macerarlos en barricas y tomar, cada día, una copa antes de meterse a la cama.
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PATIO
Fotografías de la quincena.
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FOTOGRAFÍA DE LA QUINCENA
YC aplica la ley del menor esfuerzo
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FOTOGRAFÍA DE LA QUINCENA
No le hagás caso a esta bola de piedras, son unas montoneras.
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FOTOGRAFÍA DE LA QUINCENA
Las fauces del monstruo de Nicalococ a punto de tragar las torres de transmisión.
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FOTOGRAFÍA DE LA QUINCENA
Restaurante especializado en comidas para viejos que no fueron destetados a tiempo y para los jóvenes adoradores de los pechos femeninos.
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FOTOGRAFÍA DE LA QUINCENA
¡Pucha, pues no movás tu tutís porque estos bitoquitos...!
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Universidad Mariano N. Ruiz
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En la DIEZ ¡nos nutrimos de sueños!
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BALCONES
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LA MUERTE EN COMITÁN Oscar Bonifaz
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En estos días que dedicamos a los muertos, nacionalmente no podemos olvidar los grabados de Guadalupe Posada que nos muestran desnudamente cómo los mexicanos podemos burlarnos festivamente de los muertos. Somos un pueblo con un atávico gusto burlón por el más allá. Octavio Paz escribiría en su célebre ―Laberinto de la Soledad‖: ―Nuestra muerte ilumina nuestra vida; y si la vida carece de sentido, tampoco lo tiene la muerte‖. Y por eso nos mofamos de la muerte, nos
reímos de ella, la festejamos y la gozamos hasta el más íntimo de los estremecimientos. Tarea ardua para sociólogos, sicólogos y antropólogos que pueden disponer de un tema sin término para conjeturar y pretender ofrecernos sus sendas explicaciones. Pero dejemos a Paz en la paz que ya disfruta y a Posada con sus muertos que continúan vivos a pesar de la distancia de los días. Olvidemos a Michoacán que en su Janitzio, arreboza a sus mujeres colocándolas en un camposanto para que las luces de sus velas prendan luciérnagas en esos rostros llorosos y nostálgicos, mientras el ojo tuerto de una cámara fo-
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. tográfica captura esas imágenes para luego ser exhibidas en New York, Londres o París, donde los extranjeros, tienen que abrir su boca y derramar babas de admiración y asombro. Dejemos al pestilente Distrito Federal, ahí donde en estos días fabrican su ―Pan de muerto‖ y llenan sus escaparates con calaveras de azúcar de vistosos nombres fluorescentes en la frente. Que se quede por esos lugares el recuerdo de doña Lola Olmedo, mostrando la riqueza de un altar en cuyo centro está Diego Rivera, con su cara de sapo croador. Los dejemos allá con sus rituales ya modificados por el implacable mohín del tiempo que todo transforma. Hablemos mejor de lo nuestro; lo que aún conservamos en su forma, perfil y estilo muy particular. Nuestro estado de Chiapas, dado a su variedad de climas y alturas, modifica sus costumbres en cada región. Recordemos que las bodas, festines y ferias se festejan de una manera muy singular y diferente y muy de acuerdo a la tradición y modo de cada lugar. Cambia el humor y cambia la psicología, el vestuario y las diferentes lenguas con sus variados tonos y acentos. Comitán -residuo de un pequeño grupo de Andaluces, según decir del inolvidable Dr. Enrique Culebro Carreri- festeja ferias y saraos populares de una manera peculiar y distinta y muy de acuerdo a nuestra singular forma de ser. Comitán es un pueblo ingenioso y alegre. Comitán es una explosión de risa, de negra ironía y, de vez en cuando, agregamos unas cuantas gotitas de veneno para darle mayor sabor a nuestros caldos. El Panteón Municipal Antiguamente -aún lo recuerdo vivamente- nuestro panteón municipal estaba dividido en dos partes: el panteón de los ricos y el panteón de los pobres; así se conocían. Éstos se dividían por una sólida barda de la-
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ladrillos, sin duda para ni muertos estas dos clases sociales pudieran mezclarse. Solía decirse, al referirse a los pudientes de la ciudad, que eran los ―visibles‖. Los invisibles, sin duda, eran los otros, los pobres. Por mi parte, yo, desde el principio, me declaré ―invisible‖. Sobresale en este bellísimo cementerio un extraño monumento que es el más alto de todos y que pertenecía a Don Matías Castellanos. La alta mole encalada de blanco, está surtida de gavetas de todos los tamaños y medidas, para encerrar ahí, debidamente, a los muertos de todos tamaños y medidas. Al pie de este monumento puede leerse un rótulo que dice: ―Hecho por Rito Aguilar‖, que fue el maestro de obras que lo construyó y de esta manera pudo inmor-
talizar su fama de buen constructor. Por eso, en Comitán se volvió un dicho popular, ya que cuando alguna persona quiere demostrar que hizo bien tal o cual cosa, simplemente dice jactanciosamente: ―Esto está hecho por Rito Aguilar‖. El panteón de los ricos está repleto de cruces de mármol, esculturas de ángeles asexuados, con las manos juntas y alas en el preludio de un vuelo; capillas suntuosas, mausoleos repletos de santos donde, naturalmente, impera San Caralampio. El panteón de los pobres, sólo tiene cruces pelonas. Ahí, en ese precioso camposanto, está la tumba de un hombre ilustre: Don Belisario Domínguez, cuyos restos fueron traídos
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del Panteón de Coyoacán, por Doña Lolita Domínguez, hermana de nuestro héroe; ahí descansa bajo los árboles de pajulul. En cada pueblo siempre tenemos los pintorescos personajes populares, cada uno con sus características muy particulares. En Comitán, ya hace algún tiempo, apareció de pronto un hombre de unos treinta años llamado Juan al que no sé porqué le llamaban ―El Chinchibul‖, que, como se había quedado sin trabajo se le
ocurrió llegar al panteón municipal todos los días puntualmente, lloviera, tronara o relampagueara; ahí recorría todo el panteón contando cuentos en voz alta, hablando con las imaginarias almas que lo acompañaban en su místico recorrido, y los domingos, como era un día especial, se le escuchaba cantar canciones rancheras, según él, para divertir a las almas en este día de descanso. Pero la canción que más se le escuchaba era aquella de: ―Y si lo hiciste con mala intención o con el fin de hacerme padecer
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pues ten en cuenta que vivo entre flores y nuevos amores me pueden querer…‖ Además, ―el Chinchibul‖ se sabía de memoria las Décimas a Dios, de Pita Amor. La popularidad de este personaje llegó a ser tanta que ya tenía una buena clientela que lo solicitaba constantemente. - Le entretengo medio día a su muertito, por sólo cinco pesos.
―El Chinchibul‖ fue muy solicitado, sobre todo en el Día de las Madres, cuando declamaba El Brindis del Bohemio o en Todos Santos donde ya le era imposible atender tanta solicitud de la gente que tenía que apartar con tiempo su turno. Decía: “Es que la poesía y la música son dones que Dios nos dio y por eso hay que alimentar a las almas para que se mantengan más cerca de nosotros‖. No sé qué gobierno municipal le prohibió
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. al ―Chinchibul‖ seguir frecuentando al panteón, so pena de encarcelarlo si no acataba la orden, pues se decía que era una vil profanación en un lugar tan sagrado.. Hace ya algún tiempo ―El Chinchibul‖ murió; casi todo el pueblo ocurrió a su entierro para despedir a este célebre personaje quien en vida se dedicó a entretener a los muertos comitecos. ENCARGO Rosario Castellanos Cuando yo muera, dadme la muerte que me falta y no me recordéis. No repitáis mi nombre hasta que el aire sea transparente otra vez. No erijáis monumentos, que el espacio que tuve, entero lo devuelvo a su dueño y señor para que advenga el otro, el esperado y resplandezca el signo del favor. Sobre el tema de la muerte, en el que Jaime Sabines fue un verdadero maestro, buceando entre mis papeles he encontrado una joya literaria. Se trata de un soneto clásico, casi desconocido de Jaime. Dice: Morir es retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento, estarse quieto, pasar el aire de una orilla a nado y estar en todas partes en secreto. Morir es olvidar, ser olvidado, refugiarse desnudo en el discreto calor de Dios, y en su cerrado puño, crecer igual que un feto. Morir es encenderse bocabajo hacia el humo y el hueso y la caliza y hacerse tierra y tierra con trabajo. Apagarse es morir, lento y aprisa, tomar la eternidad como destajo y repartir el alma en la ceniza.
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Ahí, sí, en nuestro panteón, se encuentra la tumba, con una cripta húmeda y de letras doradas que pertenecieron a la familia de Rosario Castellanos; lugar donde cuando éramos niños, todos los domingos bajábamos con Rosario y sus padres a depositar los grandes canastos de dalias. Aún recuerdo esa cripta retumbante de sollozos y la magra figura de don César, el padre de Rosario, quien sentado en una sillita baja, todos los domingos le contaba cuentos a su hijo muerto y le dejaba moneditas de plata para el gasto dominical. Recuerdo que en Navidad yo llevé cargando a mis espaldas un caballito de madera con crines de ixtle, para que el niño reci-
biera su regalo navideño. Ahora, algo insólito; actualmente y a pocos metros de la entrada principal de ese singularísimo panteón, está una tumba equipada con luz y sonido. Este alegre ejemplo cundió ya porque otros deudos se prepararon a instalar ese sistema electrónico de luz y sonido. En los primeros días de noviembre el panteón comiteco es una verdadera explosión de colores; ahí se derrama el pueblo entero llevando sus grandes racimos de flores, pues nuestro pueblo sigue siendo: Comitán de Las
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Flores. El panteón en esos días es digno de verse ya que se convierte en un verdadero jardín multicolor; pero sobresalen las margaritas de Todos Santos, que sólo se dan en esta temporada con sus colores rosa, blanco y morado. Esas preciosas flores se venden en todo el estado para engalanar todas las tumbas de Chiapas. Con varios meses de anticipación llegan los mercaderes de Tuxtla, San Cristóbal o Tapachula a comprarlas, pero no se venden por docenas o por ramos, sino que ―se tratan‖ los tablones enteros para que a su debido tiempo puedan llevar estas bellísimas flores comitecas. Los artistas locales -floristas naturalesmodelan cruces y coronas de flores frescas para que luego las mujeres enlutadas las coloquen al pie de las cruces de madera. El panteón de los ricos también se cubre pero ahí son gladiolas tersas u orquídeas de por el rumbo de Montebello que lucen su aristocracia en las suntuosas tumbas pintadas de colores tristes; en cambio en el panteón de los pobres las coloraciones son estridentes y ahí la humilde flor del jutús, que en otros lugares lo conocen como cempazuchitl derrama su color amarillo sobre las lápidas regadas de lágrimas. ¡Ay, panteón comiteco!, donde la muerte en estos días es como una pirotecnia de fuegos artificiales, donde estallan los más diversos colores; ahí donde las flores enfiestadas suelen hablarnos en su lenguaje de tintes y fragancias; ahí hay, pues, un hermoso silencio imposible. Alrededor del panteón, en pasados regí-
menes municipales, se pretendió bardarlo para evitar de esta manera el paso de los animales, pero un comiteco inconforme y rebelde fue a visitar al Presidente Municipal en turno y, en forma muy convincente, le dijo: - Y para qué putas van a poner esa barda, si los que están adentro no pueden salir y los que estamos afuera no queremos entrar. De todas maneras la barda se hizo. Los epitafios son representativos del humor comiteco; recogí algunos de ellos. Por ejemplo éste que copié intacto y que pretendieron mostrar una filosofía popular. El autor se llamó Casto Pinto y dice así: A tres varas de esta tierra está mi querida esposa, al pie de esta linda losa se halla mi vida, mi encanto, mi nunca olvidada esposa, mi humilde y fiel compañera, mi dulce, joven hermosa, la humildad fue tan graciosa Dios la sacó de mi lado aquel bien imponderable que hoy se deleita dichosa. Ya de Dios está juzgada como humilde victoriosa, ya la tiene separada llena de amor y gloriosa. Quien de Casto dependía y hoy depende de otra cosa, nada menos que en el cielo Dios la tiene victoriosa. Ya no están, ya se fueron, las mágicas abuelas que en las noches cerradas de nuestro pueblo solían reunir a los niños para contarnos sus lentos y terroríficos cuentos de espan-
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. tos. El escenario, casi siempre, era la cocina gris de humo, ahí los niños nos apretujábamos alrededor del fogón, ahí donde ardía la leña crepitante dejando en las techumbres las sombras movedizas que hacían casi palpables las historias. Gorgoriteaban las ollas panzudas de frijoles con gargarismos prisioneros, derramando su espuma caliente mientras el café llegaba a nuestras narices en su imperio de olor. Con los pelos parados de susto y la piel de gallina, oíamos a nuestras abuelas arrebujadas en su tibio chal. Y cuando narraban sus historias, su voz era diferente a la cotidiana, como que ahora se llenaba de huecos escalofriantes donde cabían los lamentos de los difuntos; el arrastrar de cadenas de aquellas almas aceitosas que estaban en pena y a quienes se les daba permiso en determinadas noches para deambular escurridizas por el tobogán gris de nuestras calles solitarias y empedradas o en los enormes traspatios sonámbulos propios para que crujieran los huesos de algún vecino metiche. Un friíto nos recorría la espalda mientras que en la boca desdentada de la abuela tomaba nuevos alientos de otros espíritus con sus gemidos que casi se nos pegaban como parches porosos en la sensibilidad de nuestra piel niña. En realidad nadie podía ni siquiera parpadear, el corazón era un buitre cautivo y solamente escuchábamos el aliento contenido de los demás muchachitos, mientras las criadas despeinadas, como quietas almas terrenales, apenas podían balbucear: ¡Ay, nanita, San Caralampio tatita! Afuera, todos los espacios se agrandaban y las macabras historias nos perseguían más allá de la frontera del sueño. En las silenciosas calles desiertas de Comitán se pasea La Llorona en la incansable persecución de sus hijos esfumados. En la Esquina Blanca un muerto busca su cabeza entre las cercas de tejamanil; se arrastran cadenas por el barrio de Las Siete Esquinas y una procesión de mujeres que buscan afanosamente al hombre que las violó en vida, ¡a ver si pueden repetir la hazaña! Y mientras eso sucede, en las breñas del monte ronda El Cadejo haciendo de las suyas; caminando entre las zarzas, arrastrando su cauda de luces.
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Ronda la muerte bajo el cielo de Comitán y los difuntos esperan quietos el bálsamo de nuestro recuerdo, mientras que Nueve Estrellas los espían en el firmamento de ese lugar que otros hombres, de otras Eras, llamaron Balún Canán.
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CORREDORES
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Casa de Citas
Héctor Cortés Mandujano Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
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Otros mundos
La cinta Río rojo (Red River, de 1946, dirigida por Richard Brooks), épico y clásico western, es protagonizada por John Wayne y Montgomery Clift, y cuenta el accidentado arreo de vacas durante tres meses que, por variados climas y orografías, llevan a cabo un puñado de vaqueros duros, al mando del durísimo Wayne. Apenas hay espacio para la aparición de mujeres (sólo muy rápido al principio y con mayor detenimiento al final), pero sí para una de las frases que, nacida allí, se popularizó después. Dice un pistolero al tener entre sus manos un arma nueva: ―Sólo hay dos cosas más bonitas que una buena pistola: un reloj suizo y una mu-
jer de donde sea‖. Sin embargo, lo que gravita en todo el periplo vaquero es el posible ataque de los indios, que ya mostraron su impiedad es dos asaltos previos. Los blancos les temen. En el caso contrario, Jxanviletik ta namal balamil, Los viajeros al otro mundo (Coneculta, 2006), de Domingo de la Torre, Anselmo Pérez y Robert M. Laughlin, se centra en las notas de viaje de dos zinacantecos (Domingo y Anselmo) que en 1963 y 1967 viajaron a Estados Unidos (a Santa Fe, Nuevo México), en compañía de Laughlin, el compadre Roberto, para trabajar en la construcción de The Great Dictionary of San Lorenzo Zinacantán. Aquí los dos indígenas son admirados por su valor, pues para la gente de su comunidad es muy claro, y todo mundo lo sabe, que los gringos ¡comen gente! El libro está lleno de sabrosas aventuras y del pasmo que suscita en estos dos hombres (no olvidemos las fechas de los viajes) algunas de las cosas que ven en aquel desconocido mundo (p. 8990): “...en las laderas había muchos caballos. ―—¿Dónde viven los dueños de los caballos? —le pregunté al compadre Roberto. ―—No tienen dueños, están libres —nos dijo. ―—¡Son caballos del monte, entonces, porque no tienen dueños! —dijimos. ―—¡Híjole, cómo no estuviera cerca nuestra casa para llevarnos uno cada quien! —dijimos.‖ Las historias las cuentan al alimón los protagonistas (p. 99): ―Llegamos al lugar en donde habitan los negros. ―—Hasta aquí es el límite de los gringos. Al otro lado ya son negros —nos dijo el compadre Roberto.
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. ―—¡Entonces los negros viven aparte! No viven juntos —nos dijimos. ―—No, ellos viven desde aquí —nos dijo ―—¿No nos van a devorar allí? —le preguntamos. ―—No, no creo que sean caníbales —nos respondió.‖ *** Cuando era niño, antes de conocer ―los júbilos de la carne‖ (en la frase feliz de Lobo Antunes), tenía miedo, no sé por qué, a que las cosas, cuando dejara de verlas, por ejemplo al estar dormido, se movieran por su propia cuenta. Oí por esas fechas la canción de CriCri sobre los juguetes que por la noche se levantan a jugar ―hasta que aparezca el sol‖. Me dio terror. —¿Antonio lleva acento? —dice mi mujer escandalizada al ver la tapa del libro que estoy leyendo. —Es español, no —le respondo—, pero António Lobo Antunes es portugués. En Ayer no te vi en Babilonia (Mondadori, 2007) Lobo Antunes habla también de lo que a mí me parecía de susto (p. 77): “y tengo miedo de que no regrese más, que quedándome sin alma me quede sin toda mi vida y siga respirando como respiran las cortinas y los árboles que, por más que nos hablen, no podemos oírlos‖ e insiste (p. 217) ―aunque haya menos muebles de día que de noche y la casa en que no confío finja que me acepta sin intentar expulsarme, aprendí por mi cuenta a no creer en las casas siempre echándonos a la calle o rodeándonos de trastos‖.
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Infancia es destino, dicen. Tal vez por eso escribí el siguiente texto sobre la foto que tomó a una cortina de baño, en New York, mi compadre Raúl Ortega: Set de thriller Permanecía yo sólo en compañía de orquídeas, rosas y violetas sumidas —como personas que esperan a nuestro lado, pero no nos conocen— en un silencio que su individualidad de cosas vivas volvía más impresionante. Marcel Proust, en A la sombra de las muchachas en flor. ¿Qué hacen las cosas cuando no las vemos? Los juguetes bailan, las camas vuelan, los árboles caminan. Eso lo sabe hasta mi gato. Las nubes, por ejemplo, a veces se vuelven el perfil de Mozart o en otras se conducen —Cortázar, dixit— ―con su desintencionado desorden sempiterno‖. Las cosas solas, pues, muestran un rostro y puestas ante la vigilancia humana, otro. Una cortina de baño es casi protagonista de una escena en Psicosis, de Alfred Hitchcock: una sombra se ve detrás de ella, mientras una muchacha se baña; luego hay una mano con puñal, una música estridente y, al final, el agua rojiza que ya ha perdido su natural transparencia. La cortina fue cómplice de todo. Veo la fotografía de Raúl Ortega. Es una cortina doble. Parece inocente. Se sabe vigilada, expuesta, se ven hasta las llaves, los mosaicos, el travesaño. Puede que ésta tenga una naturaleza distinta y sirva de set para otro tipo de películas domésticas. Tal vez. Con las cortinas nunca se sabe. ***
Durante años, por razones laborales, leía a diario La Jornada y el Reforma (antípodas en visión política, en aquel tiempo, por lo menos en apariencia). En el Reforma leía el suplemento cultural El Ángel y veía la foto de Sergio González Rodríguez. Me parecía más bien un señor raro, como peluquero de pueblo, como empleado de gobierno. Nada recuerdo de lo que escribía. En un encuentro de escritores, en León, Guanajuato, él llegó a presentar De sangre y de sol (referencia obvia al pasodoble de Agustín Lara). Me gustó oírlo, me pareció la suya una charla compleja e informada, y compré su libro, editado pulcramente por la editorial Sexto Piso. El suyo es un texto inclasificable, denso, anfibio, de interconexiones subterráneas (asesinatos, brujería, historias sórdidas) y, para abreviar, como dice con acierto la presentación de contraportada, ―proteico‖. Luego leí su ―Epílogo personal a Huesos en el desierto‖, su célebre reportaje sobre las muertas de Juárez, que casi le cuesta la vida, en un libro de la española Lolita Bosch, que se llama Hecho en México y que vale la pena comentar (lo haré en algún momento). Fui a otro encuentro de escritores (esta vez a Tijuana) y allí llegó también el hombre para dar una conferencia, que a muchos no gustó, sobre Roberto Bolaño. Compré hace unos días El vuelo (Mondadori, 2008), una novela suya que habla otra vez sobre la violencia, las muertes, el narcotráfico. Es buena. Hace un tiempo, en una conversación, yo sostenía la endeble teoría de que estamos en el mundo para entretenernos; es decir, ya estamos aquí y tal vez nos queden muchos días por delante, algo hay qué hacer y más vale que ese algo nos dé alegrías, satisfacciones, entretenimiento, porque si no pasar por este mundo no
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. tendrá sentido (salvo que vengamos al mundo de shopping, como dice la cantante Astrid Hadad). El capitán, achichincle del mafioso omnipotente de El vuelo, da lecciones a Rafael, un nuevo en el negocio, a partir de la muerte de alguien que quiso oponerse a los designios del patrón. Mueren los traidores y también mueren los leales. ―—Entonces, ¿qué nos queda?‖ Y la respuesta del capitán puede ser la respuesta a nuestra vida diaria (p. 79): ―—Posponer la muerte. Nada más, ni nada menos.‖ *** Escucho dos frases parecidas en canciones de dos CD que poco tienen que ver, salvo que me gustan. Uno es de Juan Carlos Baglietto, argentino —Baglietto y Vitale: Qué más hacer en esta tierra incendiada sino cantar— que en su canción ―Mi rostro de vos‖ dice: ―Tengo una soledad tan concurrida/ que puedo organizarla como una procesión:/ por colores, tamaños y promesas;/ por época, por tacto y por sabor‖. El otro es un disco del tenor mexicano Fernando de la Mora, cuyo título, Danzones y otros boleros, define ambiguamente el género y que en ―La tarde‖ dice: ―Las penas que me maltratan/ son tantas, que se atropellan/ y como de matarme tratan/ se agolpan unas a otras/ y por eso no me matan ‖. ¿Se parecen? Eso creo. Contactos: hectorcortesm@hotmail.com
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―Balún-Canán. Hogar. Familia. Raza‖ es el título de un folleto de cuatro páginas, editado en Comitán. Acá presentamos el número 10, correspondiente al domingo 1 de agosto de 1925. Dicho folleto, que tenía un costo de cinco centavos, fue dirigido por María C. de Serrano. ¿Quién fue María C. de Serrano? Ella fue esposa del poeta Santiago Serrano, quien, a decir de Laco Zepeda: ―además de traer la vanguardia (poética), había hecho otro aporte importantísimo a la cultura de Chiapas (…) Ese aporte a la cultura es ni más ni menos que Irma Serrano…‖. Doña Tony Carboney -integrante del Consejo de la Crónica– nos cedió una copia de este folleto para compartir con nuestros lectores.
Comitán, un pueblo de 9 estrellas y gente de 10.
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ACTUALIDADES
Conferencia acerca de Sexualidad. Alumnos de los niveles de secundaria, bachillerato y universidad asistieron a la charla.
PRIMER CONGRESO NACIONAL JOAQUÍN VÁSQUEZ AGUILAR Del 17 al 19 de noviembre de 2010.
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ACTUALIDADES
El Colegio Mariano N. Ruiz realizó el acto: ―A mí la muerte me pela los dientes‖, en el patio central de la Escuela Primaria. Participaron: el Maestro Jorge Gordillo Mandujano, El Coro del Colegio y el Maestro Oscar Bonifaz, quien ofreció una conferencia acerca del Día de Muertos.
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ACTUALIDADES
El Colegio Mariano N. Ruiz organizó, en el Teatro de la Casa de la Cultura, una conferencia con Pedro Pablo Valle Artiz, Máster en Sexualidad. Los alumnos asistentes pusieron atención y plantearon sus dudas ante un tema que siempre plantea interrogantes.
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ACTUALIDADES
Programa radiofónico: Crónicas de Adobe. Día martes 2 de noviembre de 2010. Participaron: la Historiadora María Trinidad Pulido Solís y el Arquitecto José Gustavo Trujillo Tovar. Mary nos habló acerca del Panteón Municipal; Pepe abundó sobre el mismo tema y habló acerca de la Cápsula del Tiempo que se enterrará para abrir dentro de cien años, asimismo habló acerca de los Foros que con motivo al Bicentenario se realizaron en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez. En la foto: Mary, Pepe, Alejandra Laguna (conductora de radio IMER), Julio César Altuzar, ―El Muñeco‖ (conductor de radio IMER), y Manuel Nájera.
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ACTUALIDADES
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TAPANCO
Dos comitecos de corazón colorado
Roberto A. Guillén Ortiz y Luis Arturo Alfonzo (el maravilloso creador de los COSITIAGRAMAS) estuvieron en Comitán en los últimos días del mes de octubre. Roberto estuvo de paso porque dos días después de su visita impartió una Magna Conferencia en una Universidad, en la ciudad de Tapachula. Ambos radican en el Norte del país, pero siguen vinculados de por vida a la tierra que los vio nacer. Nuestra revista DIEZ se enorgullece en tenerlos como fieles lectores.
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MOJOL
Cuando la ―p‖ se extravía
¿Es donde ―receccionan‖ las quejas por letreros mal escritos?
El letrero está en un hotel de San Cristóbal de Las Casas. Foto: Cortesía de Francisco Flores.
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El ataque de la revista DIEZ ¡nos contagia vida!
Nos vemos en el 48
Monse
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