Escriben en este número: Héctor Cortés Mandujano Óscar Bonifaz David Tovilla Julio César Avendaño Tovar
ENTREVISTA: LUIS AGUILAR
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Contenido 3.– CHICA DE DIEZ: CAROLINA 6- EDITORIAL: Creación. 7.– ZAGUÁN: ARENILLA: Una ventana. 10– PATIO: Galería: Franz Eybl, en Comitán. 17.– CHICA DE DIEZ: CAROLINA 19.– BALCONES: Casa de Citas Estrellas de la tierra. Autor: Héctor Cortés Mandujano. 28.– CORREDORES: La generación de Raúl Garduño. Autor: Julio César Avendaño Tovar. 37.– SITIO: Molinari, la humildad ante la duda. Autor: David Tovilla. 44.– TAPANCO: ENTREVISTA: Luis Aguilar, escultor. Entrevistadora: Patricia Espinosa V. 52.– ACTUALIDADES. 55.– MOJOL. La Reina Malcriada. Autor: Óscar Bonifaz. 58.– CHICA DE DIEZ: CAROLINA
Revista catorcenal, hecha en la tierra de los cositías con la bendición de Tata Lampo. Editor responsable: Alejandro Benito Molinari Torres Contacto: alejandromolinaritorres@gmail.com
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El escultor Luis Aguilar cuenta una anécdota. En clase de ―Modelado‖, en secundaria, con el -maestro Güero -Profr. Javier Mandujano Solórzano, amigo íntimo de Rosario Castellanos– el alumno se esmeraba en realizar el ejercicio en plastilina e indefectiblemente el maestro le deshacía su trabajo y lo obligaba a intentarlo de nuevo. Luis veía que su trabajo superaba en calidad al de muchos de sus compañeros cuyos trabajos eran aceptados. Un día, Luis se acercó y, con respeto, pero con tono de reclamo, le preguntó por qué su trabajo no era reconocido. El maestro Güero, siempre vestido con traje de color café, le dijo: ―Ellos no se van a dedicar a esto, ¡tú sí!‖. El vaticinio del Maestro se cumplió. Luis, por fortuna para el mundo del arte, apostó por la escultura y hoy sus obras están colocadas en muchas plazas. ¿Alguna vez, el maestro imaginó que su alumno realizaría el busto de su amiga Rosario? Tal vez lo imaginó pero nunca lo dijo, para que Luisito, enojado porque le deshacía su trabajo en plastilina, no fuera a cargar piedras desde pequeño. Bastaba con decirle que él tenía una misión, en materia artística, más importante que los demás alumnos de esa clase.
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La mano de Dolores Castro quiebra el cristal del aire y se tiende hacia el busto de Rosario Castellanos; la mirada de Óscar Bonifaz se extravía en uno de los huecos de la escultura. La mano y el ojo juegan en esos huecos formulados por Luis Aguilar. Es el eterno juego de Las Escondidas. ¿Quién se esconde en el vacío, ahí donde todo mundo puede verlo? Dolores Castro está a punto de decir algo. Óscar Bonifaz empapa la saliva con su silencio. El conjunto escultórico tiene grabados en el suelo fragmentos de poemas de Rosario. ¡Ahí donde Dolores y Óscar están parados, está grabada la palabra de Rosario! Como en el juego infantil llamado ―Avioncito‖ los hombres y niños de estos tiempos brincarán sobre la Rayuela para pepenar las palabras y llegar al Cielo.
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Las cajitas de Molinari
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¡Ay, niño, ya se equivoco’sté, esa no es la rosa que su mamá le pidió que cortara’sté.
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. ¡Ay, no sé si este calor es por la canícula o por este librito de cuentos eróticos que estoy leyendo!
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¡Chin, la mano de mi ama está en zona peligrosa! Ojalá no esté leyendo literatura erótica
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Pues por aquello de que regrese Jorge Constantino Kánter -Quirino-, yo ya estoy vestido en traje de carácter.
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Y prometo Señor que ya no leeré Tvynovelas. A partir de hoy sólo leeré revistas inteligentes, como la DIEZ.
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. ¡Ay, ojalá que Luis Ignacio Avendaño sea el próximo presidente de Comitán! ¡Ay, es tan guapo!
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CAROLINA ¡CHICA DE DIEZ!
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Teléfono - 6326661
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Buscaba algo en los archivos de mi computadora y me encontré, en la multitud (supongamos que son entes) de textos a medio escribir, con esta confesión que nadie me pidió y que quién sabe cuándo pergeñé. También es verdad Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae la lluvia dulce, inesperada. ―Las cosas que digo son ciertas‖, Blanca Varela
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nes.
Imagino cómo sería conocerme una noche, por ejemplo, en una reunión informal y que alguien me dijera: —¿Conoces a Héctor, aquel vestido de camisa celeste y pantalón a rayas? Me acercaría, creo, y hola, me daría la mano. Pensaría, tal vez, que la seguridad mostrada por ese hombre que soy yo no es tan real. Hay, en el fondo de mis ojos, algo que delata una inquietud permanente por esta convivencia, un apenas refrenado disgusto por las congregacio-
No le/me/ atraen las fiestas y, claro, no es/soy/ muy bueno haciendo amistades. (Hago mío el desasosiego de Pessoa: ―Siento la náusea física que provoca la humanidad vulgar que es, por lo demás, la única que hay‖.) Quizás no podría ser mi propio amigo. Tengo varios, nunca me doy tiempo para verlos. Con afabilidad me despediría de mí mismo con falsas promesas de llamar o enviar un mail: —Sí, ya tengo tus datos, yo me pongo en contacto… Y nunca más hablaría y sentiría cierto alivio cuando ese desconocido, yo mismo, me deje en paz en esta reunión a la que ido nada más por condescender y porque, a veces, me canso de estar solo. *** Alejandro Molinari tiene lo que todo escritor debe tener si quiere escribir: gusto, pasión, amor por las palabras. Juega con ellas, a la manera de Cortázar en sus ―instrucciones‖, y en Conjuros (Coneculta-Chiapas, 2011) las tiene como sus aliadas (p. 11): ―Que mi palabra llene el almud pleno, ¡lo llene con la fruta más amada del silencio!‖
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58): “Reconozco la piedra, es como un sapo que respira con dificultad‖. La poesía de Alex no tiene rebuscamientos ni formas atrevidas; busca, me parece, la verdad sencilla que puede compartirse sin aspavientos y sin palabrotas. Es educada, sin ser solemne, y tiene profundidad, sin ser aburrida. Quiere decir lo que dice (p. 66): ―La vida también es un camino lleno de grietas y nunca se sabe si están a mitad del ojo o a mitad de la senda‖. *** Mi ejemplar, regalo suyo, tiene el plus de uno de sus dibujos originales y tiene ya un subrayado mío (los libros me sirven para leer y para escribir; para rayar, dibujar, confirmar, disentir, porque los entiendo como una conversación) en esta alusión a Paz (p. 17): ―Porque toda mujer es piedra de Sol: ¡arde!‖ Molinari decidió no presentar su libro, sino hacer una firma de ejemplares en el centro de su Comitán del alma. Tuvo éxito, cuenta, en esta nueva forma de acercar la creación al público. Tal vez porque a mí las piedras me atraen (ya son dos novelas mías las que las convocan en su título) hay una raya roja debajo de este verso alejandrino (p.
Aunque tiene muchos méritos cinematográficos, varios premios y una potente historia que no puede ni debe revelarse en una nota, el filme La mujer que canta (Incendies, 2010, producción de Canadá y Francia), dirigida por Denis Villeneuve, contiene una secuencia que es una película en sí misma: en un autobús destartalado van hombres, niños y mujeres; el país está en una guerra con acento religioso y deben atravesar una zona con soldados de la otra creencia. La protagonista para subir, al notar ciertas señas en el bus, se quita el crucifijo que llevaba colgado y lo guarda entre sus ropas. Los detiene un grupo de soldados. El chofer baja y parece dar explicaciones (habla un idioma que ni la protago-
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nista ni los espectadores entendemos), luego parece discutir, luego suplicar. El soldado levanta la mano armada y le suelta un balazo a la cara, a bocajarro. Todos, desde dentro, han visto la escena y no tienen tiempo ni para intercambiar miradas porque, en el mismo momento que cae muerto el conductor, el soldado asesino y los que lo rodean disparan metrallas contra el autobús y sus ocupantes. Vemos como se despatarran los más y como la protagonista y una señora con su hija de pocos años se escurren entre los asientos eludiendo la balacera. Un momento de respiro. Los soldados escalan hasta el techo
de la unidad y riegan chorros de algo que evidentemente no es agua. La protagonista se da cuenta de que quedan sólo segundos para que alguien prenda el fuego y llega hasta la puerta. La madre con su pequeña la sigue. Se detienen en la salida ante las miradas brutales de los hombres armados y, entonces, la protagonista extrae de su escondite el crucifijo y lo extiende hacia la vista de todos. Dan la anuencia para que avance. Vuelve la vista a la madre y su hija, que la ven con ojos aterrados. Avanza casi nada y la idea parece llegar a su cerebro, antes del incendio. —¡Ella es mi hija, debe venir conmigo! Regresa y arranca de los brazos de su madre (en cuya expresión se entrecruzan mil sentimientos) a la pequeña, que llora enloquecida por volver al lugar de donde la han tomado. Sólo camina unos pasos antes que el autobús se convierta en una pira enorme. La niña forcejea y llora con todas sus fuerzas. Logra bajarse y corre hacia el incendio, al fuego vivo. No llega. Uno de los hombres levanta el brazo. Su disparo es certero. *** Juan Yadeun Angulo, arqueólogo y responsable de la investigación y conserva-
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ción en Toniná, tiene tan bien conectados la lengua y el cerebro que habla a mil por hora sobre asuntos complejos y datos especializados, salpicados, qué bueno, por sus carcajadas y su buen humor. Tomamos un café en su casa y nos muestra cómo ha hecho lomas y pequeñas construcciones para gozar a diario de los cambios que la luz del sol y la luna arrojan sobre sus pirámides a escala. Se puede recorrer el México de antes de la conquista y, si se tiene la fortuna, que nosotros tenemos, de que él sea el guía, se aprenderá muchísimo más en su patio.
Me regala El cubo del tiempo, Libro I, El México antiguo, editado por la Universidad Tecnológica de la Selva en el 2006. No es un texto fácil porque su intención es mostrar, desde un discurso lógico-geométrico (el libro tiene muchos dibujos), la interpenetración que existe entre los cuatro extremos del espacio (unidad, dualidad, trinidad y tetralidad) y los cuatro extremos del tiempo (formación, desarrollo, expansión y contracción) en las construcciones del México antiguo. Sus reflexiones tienen como base, entre otros textos, ―El significado de la relatividad‖, de Albert Einstein, cuya cita esencial para entender el por qué de los dibujos es (p. 69) ―que en todas las cuestiones, para todos los fenómenos, es necesario pasar ante todo de la imagen a la forma geométrica y luego de la forma geométrica a la abstracta, y recorrer el camino psicólogico normal del pensamiento científico‖. En ―La formación del espíritu científico‖, de Gastón Bachelar, también citado por Yadeun, se dice que (p. 70) “nada puede fundarse sobre la opinión; ante todo es necesario destruirla. Ella es el primer obstáculo a superar‖ y ―para el espíritu científico, todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta, no puede haber conocimiento científico‖.
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Las pirámides, dice Yadeun (p. 8), ―son verdaderas montañas que comunican el inframundo lleno de agua y fuego con el cielo lleno de nubes y relámpagos. ―Las montañas son las estrellas de la tierra. La situación de sus cúspides permite al hombre orientarse de la misma manera como se ubica al observar las constelaciones del cielo‖. Además (p. 26), ―los habitantes del México Antiguo creían que en el interior de las pirámides, en las cuevas estaba el lugar de ensueño donde se reunían las estrellas, los ancestros, los muertos y los dioses, lugar al que asistían chamanes y gobernantes en turno‖, pues (p. 27) ―se partía del principio que conociendo los designios del cielo y del inframundo, los dueños de los calendarios podían determinar los tiempos de la agricultura, las guerras, el comercio y el tributo‖. El tiempo y el espacio, puestos por Yadeun en un tablero ―del poder relativo del movimiento en un universo tridimensional‖ (p. 61), se mueven mutua y alternadamente y, por eso, crean y destruyen, eliminan y conservan, unifican y expanden. Por eso, esa es la explicación (p. 56), ―alrededor del año 1150 empieza una extinción masiva de pirámides‖. En fin, que conversar y leer a Yadeun es un buen ejercicio neuronal.
*** A propósito, en un viaje reciente al DF conozco al fin las ruinas de Cuicuilco, la primera pirámide de piedra en México (no es propiamente una pirámide, porque, rarezas, tiene forma cónica). El pueblo que habitaba este territorio huyó con cierta tranquilidad, pese a la erupción del volcán Xitle, porque la lava, cuyas huellas ahora son rocas negras, avanzó con bastante lentitud hasta cubrir una enorme área de lo que ahora es la ciudad de México. En Tepoztlán subo al Tepozteco (cerros de maravilla que despiertan mi ser coyote, mi ser águila; pirámide en la cúspide) y hay de nuevo el asombro, la admiración por esas culturas que nos precedieron y que, no sé, tal vez no se sentirían muy orgullosas de conocernos. Ellos siempre buscaron las altas montañas para hacer sus hogares y nosotros, parece, siempre estamos en las partes bajas, más cerca del lodo que de las estrellas.
Contactos: hectorcortesm@hotmail.com
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Dedico este material de lectura a quienes una o mil veces en su vida han hecho el papel de médico, poeta o loco. Doy pésame a los que no habiendo sido locos o poetas alguna vez no se encuentran facultados para dar recetas ni al cuerpo ni al espíritu. Julio César Avendaño Tovar
Pertenecemos a una auténtica generación de post-guerra los que hemos nacido en 1945. Esta es la generación a la que, históricamente, pertenece José Raúl Garduño Culebro. Esta es la generación que a lo largo y ancho del continente americano recibió el injusto y arbitrario sobrenombre de ―Generación de Rebeldes sin Causa‖, sobrenombre éste con que negativa y, arbitrariamente, se asociaba la condición de todo joven de la década de los sesentas con la imagen comercializada de James Dean, el ídolo de barro por excelencia, prefabricado por el sofisticado mundo del celuloide holliwoodense, transformado en el arquetipo del play-boy que, empalagado de quiméricas vanaglorias por falsos triunfos y zarzuelescos romances, da fin a su inconsciente stress en un fortuito accidente automovilístico. La expresión “Rebeldes sin Causa‖ constituyó un presagio fatídico y profético para los que, habiendo nacido en 1945, estábamos en plena juventud en la década de los sesentas, pues el término ―rebelde‖ se transformó de arbitrario sobrenombre en una auténtica realidad vivencial ya que el panorama del que fuimos protagonistas confirmó que no había joven en los sesentas que, en una u otra forma y matiz, no manifestase
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. una enérgica rebeldía. Sin embargo, lo arbitrario de este fatídico sobrenombre no está en la palabra ―rebelde‖ de la frase calificativa, sino en las palabras que le siguen: SIN CAUSA. Salta a la vista lo ilógico que implica ser un ―rebelde sin causa‖. Específicamente es ilógico aplicárselo a una generación de postguerra como la del 45, en que para ella han existido y continúan existiendo muchas causas que son vigentes e inalterables hasta nuestros días, independientemente de la edad biológica que actualmente se ostente. Desde los primeros años de existencia los nacidos en 1945 presentábamos ya síntomas de agudo conflicto emocional, no solamente dentro de nuestro panorama nacional sino en todo el vasto escenario de Occidente. Ningún punto de la geografía de América, por insignificante y distante que pareciese a los ojos de las grandes urbes de América, se salvó en la década de los sesentas de tener entre sus jóvenes tendencias agudamente antisociales que, al degenerar en crisis, se tornaron, al tocar extremos, en actividades altamente suicidas. Comitán no se sustrajo a esta moda pues registró en esa década el caso de un suicidio entre nuestros amigos. En este sentido tiene razón cierta filosofía al afirmar que los re-
resentimientos, las angustias y las frustraciones de los padres constituyen la semilla hereditaria que reciben los hijos con una intensidad elevada a través del jugo lácteo materno. La última guerra mundial plasmó una zozobra emocional en el torrente sanguíneo de las madres que amamantarían hijos en la década de los cuarentas. Así pues, el sistema nervioso del feto destinado a dar dentro de esa década el primer saludo a la vida con el infalible llanto del que hace su arribo a este mundo, era irrigado dentro del seno materno por una sangre que, cercana o distante, había atestiguado la angustiosa Era del Anticristo, la cual nacía con tétricos berridos de explosiones atómicas. Efectivamente, en 1945 la humanidad veía nacer al Anticristo que hacía su arribo a este mundo en Hiroshima y Nagashaki, convulsionando átomos. El espíritu del cristianismo pronunciando como santo y seña la legendaria frase evangélica: ― La paz sea con vosotros‖ se transformaba a partir de entonces en un romántico mito al ser sustituido por esta salutación: ― El stress sea con todos vosotros‖. El impacto que causó el despertar de la Era Atómica o de la del Anticristo moldeó a la generación de los mal llamados ― Rebeldes sin Cau-
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. sa‖ pues a todas luces la Gran Causa era lo que sobraba. Y esta generación fue moldeada lo mismo en EEUU que en nuestra nación, lo mismo en las pantallas que en la vida real, lo mismo en el D.F. que en el fértil y sublime regazo de una provincia aparentemente tranquila como Chiapas. Hasta semilleros de color rodeados de castalias con clima, belleza y luz de Parnasos como Comitán llegó en los años cuarentas la convulsión del átomo y, con esta convulsión, la de las mentalidades con sus sentires y pensares, con sus actuares indomablemente caprichosos, sustancialmente angustiosos y rebeldes, sintomáticamente frenéticos, heterosexualizados e hipersensibles. A la acción se unió la palabra pues ésta ya nunca sería la misma. No es pues de extrañarse que al hablar del nacimiento de José Raúl Garduño Culebro, un 20 de noviembre de 1945, implícitamente se habla del nacimiento de un nuevo prototipo de espíritu generacional, de ese nuevo espíritu rebelde que en él encontró escape y proyección a través de la palabra poética, palabra de laberínticos cauces tanto literarios como psicológicos. Raúl Garduño, acorde a su generación, acorde a nuestra generación, fue un rebelde, un rebelde al postula-
do antiestético de una Era Satánica y esquizofrénica. Llamar antiestética a esta Era o llamarla satánica implica señalarla padeciendo corrupción e implica un señalamiento abierto al anticristiano ejercicio de la guerra o a la amenaza siempre crónica o latente de ella que sobre nosotros pende como espada de Damocles ¿ o mejor sería decir como guerra de las galaxias? Ante esto ¿ Cómo dejar de ser rebeldes? ¿Cómo lograr inmunidad ante el stress nuestro de cada día? Raúl Garduño tuvo como vocación ser Poeta en un minuto en que la Poesía huye de los midas que siempre tocan algo para convertirlo en oro y así poder idolatrar al chivo dionisíaco. La fecha del nacimiento de Raúl Garduño es simbólica pues es el aniversario triunfante de un fratricidio nacional: el de la Revolución Mexicana. Es simbólica esa fecha no en el sentido de fratricidio sino en el sentido de nacer bajo el sello de una fecha que hace prioritario evocar la vocación revolucionaria que se debe tener ante toda injusticia. Raúl, por el hecho de nacer en un día que pronuncia la palabra REVOLUCIÓN como un mérito, recibe la invitación de los hados y de las musas para militar como revolucionario en lo estéticamente poético de la Literatura. Es-
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. ta fecha le hará recordar que debe vivir su poesía con una estilística revolucionaria. El 20 de noviembre, fecha de su nacimiento, no tan sólo es simbólicamente profética para él como arenga místico-silenciosa que le señala la consigna de revolucionar, también su mapa astrológico ratifica la misma consigna. Su estrella, la de la constelación de Escorpión, busca en los amaneceres de Oriente al Verbo de Luz que motive constantemente las fuentes de su inspiración y esperanza. La constelación de Escorpión que sirve de ángel custodio a Garduño posee dos emblemas esotéricos contrapuestos: el águila y el alacrán o escorpión. Presidida por Marte y Venus, tiene su referencia metafórica en la mitología grecolatina pues Marte, dios de la guerra, se unió sentimentalmente a Venus, diosa de la belleza e indiscutible soberana de las lides amorosas. Ya como dioses, según la Mitología, o ya como planetas, según la Astrología, dan a los nacidos el 20 de noviembre sus respectivos dones. Marte obsequia el espíritu de lucha, la agresividad y un ilimitado poder destructivo o autodestructivo para que sea manejado a voluntad. Venus, por su parte, obsequia platonismo o culto a las bellezas etéreas y espiri-
tuales. También obsequia un apetito supersexual o adoración a la belleza corporal terrena. En esta herencia astrológica se combina lo sutil con lo tangible o material. Esto explica la propensión a arrebatos pasionales extremos que, como las tragedias de Shakespeare, casi nunca conducen a buenos finales. Los del signo de escorpión son receptores y herederos de una fuerza autodestructiva que alterna o convive con todo lo angelical emanado de Venus. De ahí también el porqué de los dos signos zodiacales contrapuestos: el águila, monarca de los espacios, de las alturas siderales, representa un grado máximo de alta visión intuitiva y penetrante, propia de mentes analíticas como la de Raúl, en la que la observación, la deducción y el análisis le permitían formarse un criterio maduro del panorama social. El otro signo, el escorpión, simboliza una debilidad que sujeta a las pasiones para ser por ellas arrastrado al vacío o a la desesperación cuando no se presenta el oportuno auxilio de personas que ayuden o alienten. Esta debilidad tiene magnetismo tétrico y fue ello lo que decidió a Venus a aceptar a Marte. La influencia de Marte, alegóricamente representado por las tenazas de un escorpión, es la que en Literatura maneja el sarcasmo como agresivi-
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. dad. Este contraste en los nacidos el 20 de noviembre hace que se les atribuya aquel villancico que expresa: ― Había una niña pequeña/ que tenía un precioso rizo/ colgando sobre su frente;/cuando la niña era buena,/ era buena, buena, buena,/pero cuando ella era mala,/era mala, mala, mala.‖ No es de culpar a quienes juzgan mítica o hipotética esta síntesis sobre diferentes aspectos que conforman la personalidad de los de la constelación de Escorpión. Sin embargo, los que tratamos de cerca a Raúl, sabemos que en él casi la totalidad de virtudes o de defectos que son atribuidos a los de este signo zodiacal marcaron en buena parte su vida y destino. Metafóricamente podemos afirmar que Venus, diosa de la belleza, hizo sentir su presencia cuando la elegida para ser madre de Raúl fue una reina de la belleza: Doña Hermila Culebro, mujer de regia personalidad que hiciera honor a la fama de Comitán como ciudad de las flores. De Venus procede haber dado como cuna a Garduño la ciudad de Comitán, una ciudad cercana al color de los lagos de Montebello y donde invisiblemente corretean faunos y ninfas. Para que no se olvidara el paso de las nueve estrellas o de las nueve musas en
Comitán uno de sus rincones de convivencia social llevó el nombre de Castalia, balneario inundado de sirenas de aquel entonces y cuyo nombre hace inequívoca alusión a las fuentes que brotaban en el Monte Parnaso, consagradas a Apolo, dios del día, de la Poesía y de las artes y consagradas también a sus hijas, las musas, inspiradoras y protectoras de las artes y de las ciencias y que en su peregrinar por Comitán inspiraron a Mariano N. Ruiz en lo científico, a Rosario Castellanos en lo novelesco y filosófico y a una pléyade de poetas y escritores como Garduño, Bonifaz, Borraz y tantos otros que la vocación poliestética de Jorge Melgar ha tratado de rescatar del anonimato desde los talleres de la Casa de la Cultura en Comitán. Como a todos estos escritores y poetas, Venus entregó a Garduño no solamente un Parnaso para su inspiración, también quiso evocar esta diosa caprichosa su propia vivencia mitológica haciendo que una elegida de ella se casase con un devoto de Marte, pues Doña Hermila, reina de la belleza del Parnaso comiteco contraía matrimonio con un militar de rango: el Capitán Raúl Garduño. La conjunción Marte-Venus fue así completa. Obsequio de Marte, protector de las revoluciones, fue la fecha de
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. nacimiento de Raúl: 20 de noviembre de 1945. Desde nuestra infancia Jorge Melgar y yo convivimos con Raúl en fraternidad indisoluble. Paradójicamente, Raúl siempre fue niño porque siempre fue poeta o nunca fue niño porque siempre fue mentalmente maduro. Como si adivinara ser hijo de Venus, era un enamorado de la espuma del mar. Desde su infancia se apasionó de las mujeres maduras. A la edad de once años se enamoró de una mujer de 25 que al ver su vocación sentimental hacia ella le obsequió con dos besos: uno que plasmó en su piel con resonancia en su espíritu y otro en un pañuelo blanco en el que el bilé allí depositado fue guardado como preciosa joya. Así las cosas, se trasladó con su familia a Tuxtla. Ahí obtiene el primer lugar en declamación. Su capacidad de memorizar le hace convertirse en orador oficial de diferentes candidatos a gobernadores de Chiapas. Colabora con la revista ICACH en 1960. Se traslada a México y colabora en el Taller de Literatura de Juan José Arreola en 1965. Publica poemas en libros y revistas de la ciudad de México, mismos que después son traducidos a otros idiomas. En sus últimos días trabaja en la Uni-
versidad de Chiapas. La fecha de su nacimiento fue obsequio de Marte, la de su muerte fue obsequio de Venus pues fue en Mayo, mes de las flores y de grandes amores como el manifestado a la madre. Venus se la llevó con ella para deleitarlo con su cortejo de risas y gracias. Si de niño Raúl se enamoró de mujeres mayores que él, de adulto hizo cita con la más madura de todas sus novias, a la que cantó en sus poemas: se hizo novio de la muerte, que, por ser la más madura de todas sus novias, fue la más puntual en su cita. Su romanticismo, más que bandera literaria fue vivencial. Como buen romántico buscó la muerte en la misma selva de la vida en que Dante se perdió enfrentándose a monstruos apocalípticos que, envidiosos de los poetas, salen al paso en la ciudad para hacerles perder la Luz. Raúl, en su divina comedia vivencial encontró en México la puerta que conduce a los infiernos y a purgatorios para finalmente purificarse con la muerte, esa su Beatriz que, enamorada de sus cantos como la misma Venus, la condujo a su morada cuando estuvo a punto de señalar la causa de su rebeldía, rebeldía que se sintetiza en este poema que nos dejó como parte de su testamento: ―
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― Iba a decirlo mientras la aurora envainaba en nuestros pechos./ iba a decirlo descorazonando la copa de acero que volvía/ con la primera lanza jubilosa de la mañana,/mas vuestras voces espectrales y vuestros hijos rotos/ y vuestros párpados envilecidos/ y vuestras cuencas de villanía/ y vuestra política insepulta/ con espejuelos en cuyo fondo vigila el buitre/ derramábanse en desnudez para mi espanto/ y tuve que volar.‖
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En su poemario Conjuros, Alejandro Molinari se coloca junto a nosotros para caminar acompañados en el recorrido de su trabajo creativo. Prefiere la comunicación fraterna que la abstracción para establecer distancias. Habla para que le escuchemos, no para que comenten lo hizo. Conjuros es fiel a una tradición ancestral. Ese deseo de los humanos por acomodar el mundo de acuerdo con su perspectiva, congruente de lo que quiere o no. El ideal se aplica a las deidades, la naturaleza, los objetos o las actitudes. En esa ruta, el procedimiento propuesto por el poeta es la arenga sur-
gida desde la sinceridad, la convicción, la declaración de principios, la experiencia, el convencimiento. El conjuro es una situación modificada en el momento en que se expresa; en este caso, el poema, al leerse, se realiza. Sólo quien tiene algo qué decir desea ―evitar que la palabra se vuelva silencio‖. Alguien que haga de ella su herramienta cotidiana, su amante de cada día; su ayer, hoy y mañana como Alejandro Molinari. Aunque ellas ansíen una tregua, con él las palabras no descansan. Las hace ver, emerger, aunque estén cubiertas, distraídas o alejadas. El poeta nos obliga a enterarnos de las verdaderas fuerzas transformadoras. Poderes infalibles como la ternura, tan capaz y creadora que puede ―encender las lámparas de la casa‖. Lo etéreo que mueve lo material, como ocurre en la vida real. Una reflexión desde la plenitud, la familiaridad y el anhelo. La virtud del creador es traducir en un verso o una expresión lo que otros viven, piensan o irradian. Es la capacidad de extender un pensamiento particular en un sentimiento colectivo. Un ejercicio intelectual que sirve a hombres y mujeres de cualquier sitio o condición pero con una circunstancia semejante. Cuando Molinari apunta: ―Porque no hay más que decir y todo es
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. un campo primigenio donde retoza el aleteo de lo incierto‖ da voz a todos sus interlocutores que se apropian de la frase. El autor persiste en hacer de las anécdotas un canto, una exaltación. Atavía a un género con la cobertura de sus conclusiones de gratitud, admiración y entrega. El poeta erige una ofrenda que al mismo tiempo es la pira donde se inmola para decir: ―Porque toda mujer es piedra de sol: ¡arde!‖, ―Porque es montaña, ninguna niega su flama‖, ―Porque nido de golondrina, ninguna cancela la infinita vida‖. Conjuros tiene un bloque de poemas denominados ―Pasos‖. Un diálogo espiritual, introspectivo. El escritor nos traslada a su espacio físico para transmitirnos un caudal de reflexiones. Cada paso es un pensamiento, un peldaño, una mirada, una interrogante. Y, como todo él, proclama ―la humildad ante la duda‖. Sus preguntas son nuestras. Más que compartirlas, las traslada en nosotros. Sin premeditación, pensamos en aquella mujer mayor: ―La abuela es a la casa lo que la ventana al alba. Ella sólo da fe de cómo el tiempo pasa‖. Volteamos a ver un sitio con nuevos ojos: ―La casa cruje. Se queja cuando ríe imperceptible. (...) Me siento en una esquina, como si fuera una hamaca sencilla. Me siento a escuchar el acomodo de sus huesos‖. Compartimos un pensa-
miento que nunca nos propusimos: ―No es fácil ser muro en esta casa. Todo el día uno frente al otro‖. Molinari deja constancia de su permanente revisión extraordinaria de lo ordinario. Para hacernos partícipes y situarnos en la dimensión de lo que somos y ocupamos frente al mundo. ¿Somos similares a lo inanimado?¿Lo externo, en realidad es? Nos invita a revalorar, a interrogar, con la misma sencillez que el escritor lo hace: ―¿Y si la casa fuese sólo un pensamiento? Los abuelos construyeron con palabras los patios, los techos y los cuartos de esta casa. No es el concepto construcción el que modela la estructura, es la palabra sencilla, su furtiva flama‖. Cuando uno termina de transitar sobre las huellas marcadas por el autor sólo se puede decir: Alejandro, gracias por sembrar la duda, gracias por la humildad. Desde la arrogancia se presumen las respuestas, en Conjuros no. Las
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constantes del autor son las del conocimiento mismo. El tono del poemario es el encuentro sorpresivo con lo que vemos o hacemos. Es trastocar la rutina. Crecer unido a lo habitual o inadvertido: ―A veces realizo un acto sencillo: prendo la lámpara, por ejemplo‖, ―Los hombres no lo saben pero realizan actos complejos diarios: suben gradas para llegar temprano; eligen entre cuatro o cinco videos‖, ―Los hombres, no lo saben, pero dudan todo el tiempo‖. Molinari consigna, con claridad, la dimensión de la literatura. No siempre son necesarios tratados inmensos. Bastan unas líneas de poesía; de temple para aceptar nuestra suerte; de sabiduría para distinguir: lo esencial de lo accesorio, las ideas por encima de la palabrería, la acción ética sobre las apariencias. Así lo hace: ―Uno nunca elige lo importante. Son las sobras del azar lo que nos toca. (…) Nos tocó por herencia el rescoldo del libre albedrío. Lo importante ya está dado. No puedo ser luz, ni chispa de fuego. Debo conformarme con ser charco: yo quisiera ser río‖. Bien llegada la riqueza de descubrimientos que dejan los Conjuros de Molinari.
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Estamos llenos de cultura.
¿Cuándo venís a Comitán a llenarte de luz? Consejo Ciudadano de Cultura Municipal
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DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos. Luis Aguilar es un escultor de gran trascendencia. Llenar los vacíos de luz y penetrar la materia es tan necesario para él como lo son la piedra y el cincel, la gubia y la escofina. Sentado en el espacio barnizado de las notas flotantes de Richard Cleiderman y su balada para Adelina, rodeado del aroma del panqué recién horneado y la esencia de las naranjas recién exprimidas, con mirada sincera y voz apacible respondió las siguientes preguntas: ¿De qué manera una escultura modifica un espacio público? Yo creo que una escultura bien ubicada en un espacio puede llegar a modificar hasta la vida de la gente que rodea ese espacio, debido a que trae una carga energética muy importante, no nada más de lo que la escultura puede representar en sí, sino que la energía que imprime el autor en una obra se nota, se siente, y se queda ahí. En los simposios de escultura que se realizaron en Comitán ¿Qué otra cosa se quedó además de las esculturas? Bueno, es una gran oportunidad que la población pueda ver en vivo y a todo color el trabajo de un escultor fuera de su taller. Estos simposios se hicieron al aire libre, improvisando un taller, entonces era muy importante que la gente desmitificara el arte, que vieran que los
escultores son gente común y corriente y entrar en contacto día con día con esa transformación de la materia. Yo creo que hace pensar a la gente y eso es el valioso fin de esto. ¿Qué le falta a Comitán en cuanto al arte? Yo pienso que se ha sembrado a través de los años, aun no llega la cosecha. He tenido la oportunidad de estar en otros países, por poner un ejemplo, Chaco, en Argentina, la población es conocida por sus obras, por sus esculturas. Lleva haciendo eventos de esta naturaleza cuarenta años, imagínate nada más la gran cantidad de obra escultórica en ese lugar. Pero vamos bien, Comitán va por buen camino. ¿Qué significa Comitán para usted? Bueno, Comitán dentro de mi corazón y mis actividades, no nada más como escultor, sino como profesionista, ahora metido como socio en una compañía especializada en museos; siempre estoy pensando en mi tierra y buscando la oportunidad no sólo de volver y gozarla como en este momento, sino de poder traer proyectos importantes. Las cosas que valen la pena cuestan mucho, entonces hay que prepararse y tomar el impulso debido para realizar todos los proyectos que uno trae. También hay que reconocer que solo no se puede hacer nada, siempre hay que buscar la
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compañía, la participación de más gente. Su mirada es diferente, ¿Qué privilegia? Normalmente privilegia la mirada inocente de una dama, privilegia la naturaleza, privilegia la profundidad del cielo cuando está despejado, privilegia la mirada de un niño. Después de un chimbo ¿Qué se le antoja al espíritu? Volver a tocar la materia, porque el chimbo me remite a mi infancia, a mi barrio, al Comitán que viví de pequeño. Muchos recuerdos de niño que tengo van aflorando a través del tiempo y los tengo que plasmar en otra escultura, otro Día Marcado en mi vida. Con un brillo de recuerdos en los ojos llenos de nostalgia, agradeció a la vida por la dicha de gozar nuevamente su tierra, por saborear el azul de su cielo y por la satisfacción de llenar nuevamente el espacio de luz a través de los vacíos que sin duda son parte importante de sus esculturas.
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Honorable Ayuntamiento de Comitán y Universidad Mariano N. Ruiz ¿Te gusta escribir? El Centro Comiteco de Creación Literaria es ¡para vos! Ser parte del Centro no tiene algún costo económico. Lo auspicia el Honorable Ayuntamiento de Comitán 2011-2012. Sesionamos los miércoles en la sede del Centro, frente al Santuario del Niñito Fundador.
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CRÓNICAS DE ADOBE
Julio César Penagos Flores asistió como invitado de honor al programa del martes 16 de agosto de 2011. Él laboró durante varios años en los Cines Comitán y Montebello, por lo tanto es una voz autorizada en el tema tratado: ―Los cines de los años sesenta, el entretenimiento máximo de un pueblo que no tenía muchas opciones de diversión‖. En la fotografía: Genaro, Paty y Julio César. Crónicas de Adobe todos los martes, de 3 a 4 de la tarde. También en Internet: www.imer.gob.mx
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Julio Polanco, poeta de Río Bravo, Tamaulipas, ofreció un recital poético, la noche del martes 16 de agosto de 2011, en la sede del Centro Comiteco de Creación Literaria. Óscar Bonifaz, escritor y poeta comiteco, lo acompañó en la mesa de honor. Las instituciones convocantes fueron el Colegio Mariano N. Ruiz y el Consejo Ciudadano de Cultura - Comitán. La charla fue amena y los asistentes coincidieron en reconocer el esfuerzo que realizó el poeta al llegar desde tan lejos para compartir con el auditorio comiteco, sus vivencias y sus textos.
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―El caminar de la iglesia en Chiapas‖, el libro más reciente de Jorge Martínez Rodríguez, muy pronto estará a la venta en las principales librerías del estado.
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La elección de la Reina de Comitán no se hacía como ahora en la Feria de Agosto sino dentro de LAS FIESTAS PATRIAS de septiembre. En el año de 1927 fue electa una mujer preciosa: Hermila Culebro. Su principal partidario era un joven llamado Marciano quien había aportado suficiente dinero para llevar al trono a tan bella damita comiteca. En ese entonces aquí las clases sociales estaban profundamente marcadas y naturalmente que el chambelán de la Reina fue Marciano a quien se le consideraba de la clase media. Después de la coronación el galante chambelán ofreció su mano a la Reina para que ella descendiera del trono; la mano no fue aceptada por Hermila quien con un gesto altivo la despreció. Este acontecimiento fue presenciado por mucho público el que desde entonces apodó a aquella preciosa mujer, ―La Reina malcriada‖.
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