KARAOKE 192

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Directorio

Dirección editorial Fabiola Zamora – Danaé Salazar Editores invitados Pamela Ocampo y Gustavo García-Villa Coordinador editorial Emmanuel Sandoval emmanuel@revista192.com Dirección comercial Brian Gahan brian@revista192.com Dirección de arte y diseño Carla Valdivia @ Studio Katsu

Coordinación fotográfica Rodrigo De Noriega Producción Daniela Navarrete Ana Luisa Blumenkron Coordinación digital Alberto Rebelo Asistente digital Rodrigo Quintos Corrección de estilo Israel Galina @ dn3 Becarios Nathalia Téllez

Oficinas editoriales Tabasco 68, Estudio - PB, Roma Norte. CP 06700, México, DF. Tel. 5256 4278. Info contacto@revista192.com 192 UNONUEVEDOS, revista semestral Año 10, núm. 48, marzo– agosto 2019. Editoras responsables: Fabiola Amada Zamora Vélez y Danaé Salazar López. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: 04-2008-090320261100102. Número de Certificado de Licitud de Título: 14407. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 11980. issn: 2007-1027. Domicilio de la Publicación: Tabasco 68, Estudio-pb, Roma Norte. cp 06700, México df. Imprenta: Impresos Florida, SA de CV, 5 de mayo 33, Providencia. CP 02440, México, df.

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Va una intimidad: la canción que rompió el hielo —hace más de 10 años, cuando estábamos a días de ver nuestro primer ejemplar impreso—, sonó y sonó desde nuestras voces y gritos nada agraciados por la entonación. Cantar nunca ha sido nuestra mayor cualidad; somos capaces de desafinar hasta el volumen más alto y echarlo a perder. Pero eso sí, el corazón nadie nos lo baja del escenario. “Viento”, de Caifanes, fue la rola que cantamos, ya entradas las horas de la noche y las cubas —en esa época todavía tomábamos cuba libre, con Diet Coke, eso sí—, en un eterno repeat que se quedó para siempre en nuestra memoria. Tanto, que siempre soñamos que Caifanes tocaría en alguna de nuestras fiestas de aniversario. “Viento” se volvió nuestra canción. Recuerdos aparte de este comienzo, hay una enorme historia musical que nos ha acompañado en cada edición de 192. No nos atreveríamos a afirmar que con el paso del tiempo hemos refinado nuestros gustos musicales, pero sí que siempre ha habido música a nuestro alrededor, de toda, y que el playlist de nuestra vida, garantizado, hará bailar, llorar y reír a más de uno. El ritmo siempre provocará fuertes efectos en las emociones. Se hacía tarde, entonces, para abordar este tema de lleno en una edición dedicada a uno de los sentidos más poderosos, el oído. En un atrevimiento de ver la música a través de estas páginas —un gesto que nos recuerda el poder dual y sensorial de la sinestesia—, hicimos nuestras aproximaciones: la fotografía que lee una canción, la gastronomía que cocina canciones, la arquitectura que grita silencio, la imagen que simboliza un sonido. Esta edición, además, fue interpretada y amplificada. Pamela Ocampo y Gustavo García-Villa, colegas, amigos, invitados queridos y especiales, redondearon el acorde de nuestras páginas. Mucha música, mucho ritmo, mucho silencio, mucho karaoke para disfrutar a capela de nuestras mejores interpretaciones musicales. Bienvenidos a #Karaoke192. —Las editoras


En portada

fotografía y estilismo Gustavo García-Villa iluminación Cuauhtémoc García modelo Aneken @ In The Park Management maquillaje Ana G de V pelo Manuel Oliva producción Pamela Ocampo asistente de iluminación Mariana Gutiérrez toda la ropa y accesorios Gucci primavera-verano 2019

fotografía Viridiana estilismo Rodrigo De Noriega y Dano Santana grooming Aracely Zárate modelo Magdaleno @ In The Park Management toda la ropa Louis Vuitton primavera-verano 2019


fotografĂ­a por Leonel Salguero

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Contenido

Guestlist Puntos de venta Guía de compras

26 28 30

Special Projects Tiffany & Co. Tommy Hilfiger

65 74

Beauty Head Bang Piedra angular Playlist

78 84 90

Luxury Gucci Salvatore Ferragamo Dior Louis Vuitton Menswear Louis Vuitton Womenswear Swarovski Bottega Veneta Interviews Víctor Trujillo Pedro Reyes Lynn Fainchtein Martín Delgado

102 110 120 130 140 148 156 162 172 178 180

Natalia Lafourcade Toni François Joselo Rangel Nancarrow Diego Mur Gaby Ruiz Ilse Salas Rodrigo Macías

182 194 196 198 204 206 208 220

Moda Pump up the volume! Around the way girl Unísono Canción de carretera Ambient, techno, noise Ayer y hoy

230 240 250 258 266 276

Arte Orfea y el tiempo 286 La vision de la música 296 Animales nocturnos 304 México en la piel

320

English

338

Photos Aaron GV

AV. PRESIDENTE MASARYK 340, polanco, ciudad de méxico www.ikalstore.com


Guestlist Adrián González Maquillista y estilista de pelo Ahuehuete Retoque digital Alberto Newton Fotógrafo Alejandro Campos Maquillista Alexia Ramírez Coordinadora de moda Ana Hop Fotógrafa Ana Lorenzana Fotógrafa Andrés Navarro Fotógrafo Ana G. de V. Maquillista Antonio Ruz Maquillista y estilista de pelo Bartolomé Delmar Periodista Carlos Arriola Estilista de pelo Cuauhtémoc García Fotógrafo Daniel Avilán Maquillista Daniel Patlán Fotógrafo Dano Santana Estilista Daniela Valdez Periodista David Franco Fotógrafo

Dorian Ulises López Fotógrafo Fernanda Sela Periodista Fernando Etulain Fotógrafo Gabriela Molano Fotógrafa Gonzalo Morales Fotógrafo Gustavo Bortolotti Maquillista y estilista de pelo Israel Quiroz Maquillista y estilista de pelo Javier Senón Fotógrafo Jesús Soto Fotógrafo José Casanova Publirrelacionista Juan Hernández Fotógrafo Karla Lisker Fotógrafa Khristio Fotógrafo Luis Gil Estilista de pelo Luis Rosales Periodista Manuel Zúñiga Fotógrafo Marcos Hassan Periodista Manuel Oliva Estilista de pelo

Maripili Senderos Maquillista y estilista de pelo Matthew Tuozzoli Estilista de pelo Mónica Marquet Maquillista y estilista de pelo Mónica Godínez Maquillista Nicolás Berreteaga Maquillista Octavio León Estilista de pelo Ornella Cremasco Directora creativa Oscar Benassini Periodista Raúl Guerrero Estilista Ricardo Ramos Fotógrafo Rodrigo Álvarez Fotógrafo Rodrigo Navarro Fotógrafo Rulo David Periodista Stephanie Sznicer Maquillista y estilista de pelo Tony Moxham Artista y diseñador Viridiana Fotógrafa


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Guía de compras ACNE STUDIOS De venta en Sioux Boutique. acnestudios.com ADOLFO DOMINGUEZ Anatole France 86, Polanco. T 5280 1142. adolfodominguez.com ANNDRA NEEN De venta en Naked Boutique. Córdoba 25, Roma Norte. T 6378 9568. anndraneen.com BIMBA Y LOLA De venta en C.C. Antara. T 5282 1269. bimbaylola.com BOTTEGA VENETA De venta en El Palacio de Hierro Polanco. T 5283 7200. BOYFRIEND’S SHIRT De venta en Cibeles 72. T 5514 4917. boyfriendshirt.mx CALVIN KLEIN De venta en C.C. Antara. T 5281 0429. calvinklein.com CARALARGA De venta en Cibeles 72. caralarga.mx CARLA FERNÁNDEZ Calle Marsella 72, Juárez T 5264 2226. carlafernandez.com CAÑAMIEL Av. Javier Barros Sierra 540, Local N3, Santa Fe. T 5292 3869. CARRERA De venta en Sunglass Hut. Paseo de la Reforma 222, Juárez. T 5010 7500. carreraworld.com CARTIER Masaryk 465, Polanco. T 5283 9934. cartier.mx C.C. ANTARA Ejército Nacional 843, Granada. T 5281 0429. C.C. SANTA FE Vasco de Quiroga 3800, Lomas de Santa Fe. CHANEL De venta en El Palacio de Hierro Polanco. T 5283 7200. chanel.com CIHUAH De venta en Saks Fifth Avenue. C.C. Santa Fe. T 5246 4800. cihuah.com CIBELES 72 Valladolid 72, Roma Norte. T 5514 4917. CLÁSICOS MEXICANOS Tres Picos 65, Polanco. T 2791 6888. clasicosmexicanos.mx COLECTIVO CREATIVO DE MODA Tehuantepec 257, Roma T 7822 8556 CYNTHIA BÜTTENKLEPPER Showroom. Tlacotalpan 108, Roma Sur. T 5505 7265. cynthiabuttenklepper.com DIOR De venta en El Palacio de Hierro Polanco. T 5283 7200. dior.com EDGAR AGUILERA De venta en Colectivo Creativo de Moda. edgaraguilera.com ELISHEVA AND CONSTANCE De venta en Portamoda. Prado Sur #430, Lomas de Chapultepec. T 5202 1308. portamoda.com.mx ERMENEGILDO ZEGNA Masaryk 454, Polanco. T 5281 2444. zegna.mx FELINA De venta en Hotel Condesa DF. T 5241 2600. felina.mx FENDI Masaryk 407, Polanco. T 5709 7185. fendi.com FERNANDO RODRIGUEZ Quinta Avenida, entre calle 8 y 10, Playa del Carmen. T 984 873 3561. FILIA Berlín 35, Juárez. T 5206 3235. GABRIELA ARTIGAS De venta en AVERY. Anatole France 13, Polanco GEORGINA ROJO Campos Elíseos 305, Polanco. GIVENCHY De venta en El Palacio de Hierro Polanco. T 5283 7200. givenchy.com GRIEVE Coahuila 129 int 5 T 3225 9930 GUCCI Presidente Masaryk 408, Polanco. T 5281 5880. gucci.com GLITTER 4 DINNER gfdstore.com HOTEL CONDESA DF Veracruz 102, Roma Norte. T 5241 2600. condesadf.com HUA LINGERIE Emilio Castelar 215, Polanco. hualingerie.com HEART OF DARKNESS Av. 5 de Mayo 10 int. 25, Centro. T 5293 2340. heartofdarkness.mx HI-BYE. Frontera 105, Roma Norte. 5088 5423. hibye.world H&M C.C. Santa Fe. T 2167 8120. hm.com IKER ORTIZ De venta en Taxonomía. T 5659 6097. i-ka.com JACQUEMUS jacquemus.com JET STORE Paseo de los Tamarindos 90, Bosques de las Lomas. T 9135 5517. jetstore.com.mx LEVI’S C.C. Santa Fe. T 2167 4000. levi.com.mx LIBERAL YOUTH MINISTRY De venta en Filia. T 5206 3235. LIMONELLA De venta en Ángulo Cero, Chihuahua 56, Segundo Piso, Roma Norte. T 6724 7067. limonella.net LOEWE Av. Molière 222, Polanco. loewe.com LOUIS VUITTON Presidente Masaryk 460, Polanco. T 5709 7185. louisvuitton.com LUCIANA BALDERRAMA De venta en Cañamiel. T 5292 3869. lucianabalderrama.com MARIKA VERA Julio Verne 96, Polanco. T 2155 2161. marikavera.mx MARIA PONCE De venta en Filia. T 5206 3235. MANI MAALAI De venta en The Mexicans. Monte Himalaya 815 2do. piso, Lomas de Chapultepec V. T 5919 4352. manimaalai.com MATHIEU MATACHAGA Ejército Nacional 826-A, Polanco. T 6388 1390. matachaga.com MËKUNI Av Javier Barros Sierra 540 T 4695 1687 MIU MIU De venta en El Palacio de Hierro Polanco. T 5283 7200. miumiu.com MONICA SORDO monicasordo.com MY PALMA De venta en stendhalstore.com T 5280 3013. MYSSO Prado Norte 560 piso 1, Lomas de Chapultepec T 4173 9139 NAPOLEÓN De venta en IKAL, Av. Presidente Masaryk 340A, Polanco. T 84369969. napoleonoficial.mx NIKE C.C. Antara. 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¿Q Playlist

Animales Nocturnos: San Luis Club

Ilse: Soundtrack de Las niñas bien

página 90

página 306

página 208

Natalia

página 182

Animales Nocturnos: Marrakech página 308

Nobhords

página 204

La visión de la música

página 296

Animales Nocturnos: Salón Los Ángeles página 310

México en la piel

página 320

ué tan rojo es este rojo? ¿Es enérgico y estruendoso o más bien es un rojo claro? ¿Es un rojo universal? ¿Cómo sabe un ciego qué tan rojo es? Para unos —no me pregunten por qué— ni siquiera es rojo. Algo así es el amor: ni escueto ni superfluo en sus definiciones y significados, pero a la vez todo lo contrario. Pausado o acelerado, el amor —o lo que la gente dice de éste— está sujeto a las vivencias personales y subjetivas de cada quien. Lo cierto es que el amor debe ser para los valientes, para los que ponen mucho empeño y no desisten, pero también es para los torpes, para los que no experimentan. El amor es gratuito o puede ser un lujo muy caro. El amor es el vino consagrado. Es para los locos, para quienes viven por él y para los que mueren sin poder conocerlo. El amor, más allá de todo lo que podamos decir, no es unívoco, pero es para todos. Desde 1837, Tiffany & Co. simboliza y defiende al amor y al compromiso, a ese acto de común acuerdo entre los que se quieren y deciden unir sus vidas. Pero los tiempos hoy son diferentes. Hoy conocemos y reconocemos el amor de distintas maneras. Por eso no nos concentramos en las definiciones, sino en las extensiones. Nuestros invitados nos abrieron las puertas de su casa —y de su corazón— para hablarnos de sus historias de amor.

fotografía Javier Senón texto Alberto Rebelo estilismo Daniela Navarrete toda la joyería TIffany & Co. 65


Andrea & Héctor

S Andrea Carrazco y Héctor Ruiz Modelo / Músico y pintor en Andrea brazalete Tiffany T Square en plata aretes Tiffany T Wire en plata en Hector anillo Paloma’s Caliper en acero inoxidable y titanio 66

er joven es un buen momento para amar, se siente que el tiempo no pasa y la sangre corre por el cuerpo con soltura. Héctor es músico, pero también es pintor —él artista y Andrea su musa—. El primer detalle de convencimiento fue un dibujo que Héctor le hizo a Andrea. Ese acercamiento fue el artífice de largas pláticas vía internet. De tardes a madrugadas pasaron horas intercambiando gustos y puntos en común; así se fue dando una relación “de manita sudada”. Después de soltarse a andar por unos meses, un día se dieron cuenta de que eran algo más, fue esa sinergia la que los hizo verse juntos. Hoy tienen su propio hogar, el refugio en donde sucede su magia y el lugar que representa lo que para ellos es su compromiso. 67


Rodrigo Feliz y Marcos Ruiz Codirector de Material / Desarrollador inmobiliario

Rodrigo & Marcos

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l contexto es el arte. Ambos son coleccionistas. A los dos les gusta mucho viajar —y lo hacen juntos—. A los dos se les ve bien parecidos —es una proposición superficial—. Los dos se miran a los ojos y sonríen, lo que nos induce a la sospecha. La conclusión: son pareja. El argumento es totalmente válido. Rodrigo y Marcos son pareja desde hace muchos años, los dos son parte de un conjunto que se complementa, una dupla que trabaja para sí misma. Son seguros y mesurados, con serenidad me cuentan algunos detalles de su vida. Cuando uno olvida un dato, el otro lo recuerda, y viceversa. Para dos personas que comparten tantas cosas en común, es esencial tener un mismo lenguaje. El suyo —y no hay que ser muy perspicaces—, se alberga en sus miradas, que se acompañan entre sí.

en ambos anillos Paloma’s Groove en plata en Marcos colgante de cuentas Paloma’s Groove en plata

68

69


Kris & Annette

E

l tiempo, sobre todo el tiempo, es la coyuntura de su historia. Su primer encuentro fue fortuito, pero sus tiempos dispares. La primera vez que se vieron no se conocieron del todo, sólo cruzaron palabras, pero quedaron enganchadas. Desde la primera, pasaron cuatro años para la segunda ocasión; cuatro años sin hablarse, sin tocarse, sin siquiera mirarse. Pero sí que se pensaban, quizá hasta se extrañaban. La segunda vez no fue casualidad. Se citaron en un bar escondido para platicar. Se gustaron, reconectaron y se amarraron. A partir de entonces caminan juntas de la mano, el tiempo y su propio reconocimiento las ha ayudado a mitigar las cosas negativas del pasado y construir una relación que no se detiene por las miradas.

Annette Stephens y Kris Berle Cofundadora de Anndra Neen / Dj

en Kris brazalete Hardware con dos esferas anillo Elsa Peretti con dos diamantes en Annette colgante de gotas escalonadas en oro rosa y brillantes anillo de cabujón Elsa Peretti en plata con cuarzo 71


Betty

B

etty es un poema largo, es dulzura y es encanto. También es fuerza y lucidez. Tiene una historia que puede ser contada de muchas maneras, o muchas historias que pueden ser contadas de una sola; en cualquier caso, todas son en nombre del amor. En su casa los recuerdos se atiborran en paredes y portarretratos. Sin embargo, en su corazón y en su memoria, todo tiene un orden impecable que los mantiene intactos. A Betty la vida le ha dado y le ha quitado. Pero se ha quedado con un corazón bien habitado, lleno de pureza. Todos los días se acuerda de Marco Antonio y su hija Georgina, y aunque se entristece, hoy decide cuándo llora y cuándo no, su sonrisa es la que no puede controlar. La define su gusto empedernido por la mesa y la cocina. Sentarse a comer con ella es un deleite, una gran oportunidad. Para ella tampoco hay una definición clara y concreta del amor, pero no la necesita: Betty ama a sus hijos, a sus nietos y a sus allegados. Betty ama su casa y la cocina, ama la música y la moda, ama vivir y ama compartir sus historias. Betty es alegoría de amor y experiencia. Su cabello blanco y su estilo la han hecho icónica. Pero su corazón la ha hecho perpetua. Todas las historias en nombre del amor merecen ser contadas.

72

Betty Acra Madre de familia y propietaria del restaurante El Parnita aretes Soleste en platino colgante Soleste en platino con un zafiro y diamantes pulsera T Two en oro blanco de 18 K con diamantes anillo Soleste en platino con un zafiro y diamantes vestido Bimba y Lola 73


TommyXZendaya sounds good! Mira el video en revista192.com

L

a primavera 2019 de Tommy Hilfiger suena bien. Para nosotros esa idea de explorar formatos y experiencias inmersas en las nuevas tecnologías nos eriza la piel. Para Tommy Hilfiger, es una manera de llegar a los públicos absortos en esta era y rompe con muchos esquemas de su tradición. Esta colección cápsula #TommyXZendaya, diseñada por Tommy Hilfiger —la primera de Tommy en presentarse en París—, responde al legado optimista de la marca, el imaginario americano del que siempre se permea, y suma la confianza que emplea en Zendaya para hacer una la introducción declarada a una nueva era, el umbral a un futuro que veíamos distante. Nosotros nos despegamos —por un instante— del papel para presentarte esta colección. Toma tus audífonos, sube el volumen y encuentra el ritmo en cada sonido que te rodea.

fotografía y video René Zorrilla dirección y texto Alberto Rebelo estilismo Rodrigo De Noriega maquillaje y pelo Isra Quiroz modelos Tereza y Laissa @ Wanted, Cristal @ GH Management asistente Ana Luisa Blumenkron locación La Papa Guapa

#TommyXZendaya www.revista192.com/tommyxzendaya 74

75


fotografĂ­a AndrĂŠs Navarro

beauty beauty

beauty y t u a be 76

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head bang

esta p á gin a

H

ay una cosa que le falta explorar más a Dior: lo subversivo. La coyuntura de esta historia de belleza retrata rebeldía, oscuridad y adversidad. El carácter agresivo de géneros musicales como el punk, el rock o el metal. Una historia en la que la visión detallada de la belleza de la maison se bifurca para crear otro tipo de belleza igualmente válido.

ojos Diorsh ow Ma ximizer 3 D Diorsh ow Pump’N’Vo l u me Diorsh ow Kh ol 099 labios Ul tra Rouge 864 Dior Addict Lip Ma ximize r 0 0 1 pági na siguien te

fotografía Alberto Rebelo

ojos 5 Couleurs D esign er 2 0 8 labios Dior Addict Lip Ma ximize r 0 0 1 78

Beauty

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ojos Diorsh ow Mon o 071 R ad ic al Diorsh ow On sta ge l ine r 0 9 1 Diorsh ow Ma ximizer 3 D Diorsh ow Pump’N’Vo l u me Diorsh ow Kh ol 099 blush Rouge Blush Red Smile M at te 0 8 0 80

Beauty

ojos Diors how M ax im ize r 3D Diors how Pum p’N’Volum e Diors how Khol 099 labios Dior Addict Lip M ax im ize r 001 Rouge Dior Lipstick 999 81


ojos Diors how M ax im ize r 3D Diors how Pum p’N’Volum e labios Dior Addict Lip Glow 001 Dior Addict Lip M ax im ize r 001

ojos Di orsh ow Ma ximizer 3 D Di orsh ow Pump’N’Vo l u me Di orsh ow Kh ol 099 labios Di or Addict Lip Ma ximize r 0 0 1 Rou ge D ior Lip stick 9 9 9

en todas las fotos: hidratación Hydra Life M ice llar Wate r Hydra Life Sorbet C rè m e C apture Youth Glow B ooste r Hydra Life Sorbet Wate r Hydra Life C ooling Hydration Sorbet Eye Ge l piel Prim e r Air Flas h Radiant M ist Foreve r Skin Glow -1N Foreve r U nde rcove r C once ale r 020 Diors kin Nude Lum inize r 02

maquillaje Nicolás Berreteaga International Pro Team de Dior modelo Liza @ GH asistente de fotografía Rodrigo Quintos locación Atoyac 69 82

Beauty

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retrato: Gabriela Molano

piedra angular

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l proceso de creación de una fragancia es intensamente personal e íntimo y está conectado a los recuerdos. El ejercicio no consiste sólo en identificar aromas y lograr clasificarlos —algo que únicamente unos cuantos genios consiguen—; construir un aroma es, también, tener la capacidad de ejercitar la memoria y redescubrir esas esencias que forman parte de la historia de cada uno. En el caso de Andrea Vargas Dieppa (Colombia), los recuerdos de la infancia están relacionados con el intenso aroma del sándalo que su padre dejaba en el ambiente. “Hay muchos aromas que me transportan a mis años en familia, pero no todos despiertan emociones específicas”. Además de esa fragancia que su padre

usaba después del afeitado, recuerda claramente las notas del perfume Anaïs Anaïs de Cacharel, que su madre le obsequió cuando tenía 11 años. “Los aromas que desatan las memorias y los recuerdos más hermosos de mi vida son el del mar [creció muy cerca de la costa], y el de los gélidos inviernos en Nueva York [donde pasó varios años en su adultez]. Sé que parece un cliché, pero a veces los clichés son la fuente de la felicidad y la melancolía.” Ése es el poder de una esencia: su capacidad de desatar una reacción química en el cerebro, que se manifiesta físicamente con el aumento de la presión arterial, salivación e incluso excitación.

texto Emmanuel Sandoval fotografía Fabiola Zamora 84

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“En todos lados hay fragancias. Cada uno de nosotros tiene un aroma particular, el aire huele a algo, la comida, las calles de nuestras ciudades. Todo lo que vive y no vive huele”. Antes, mucho antes de aventurarse al universo de la perfumería —uno extremadamente competitivo—, Andrea ya diseñaba calzado para la firma que cofundó con Elisa Restrepo, y creaba conceptos para espacios interiores. “Un día me encontré con mi buen amigo Bernabé Fillion [el perfumista que aprendió el arte de crear fragancias con Christine Nagel, nariz de Hermès]. Hablamos de todo, incluso de la posibilidad de crear un perfume”. La idea, que le quitaba el sueño una noche sí y otra no, finalmente empezaba a tomar forma. Para su ópera prima sólo tuvo una demanda: que el aroma tuviera jazmín, una esencia que la transporta a la India y la hace revivir las sensaciones que experimentó en aquel viaje. “Por lo demás, dejé que Bernabé hiciera lo que sabe hacer tan bien: contar historias a través de sus invenciones aromáticas”. ¿Y cuál era la historia que Andrea deseaba narrar? Me responde de inmediato que ésa es una pregunta con muchas posibilidades, y que la respuesta es complicada. Se detiene por un par de minutos y dice con seguridad: “Es la piedra angular de lo que está por venir en mi carrera. Un punto y aparte en lo que he hecho hasta ahora”. De ahí que el nombre para esta nueva “aventura” sea Mono.lito. Del griego mono, que significa uno, y lito, que quiere decir piedra, los monolitos son bloques de piedra de proporciones

monumentales, compuestas de un solo elemento mineral. En su mayoría son de origen natural y semejan una montaña; otros, como Mono.lito, la firma de Andrea, fueron creados y moldeados por el hombre. En este caso, las manos de diestros artesanos colombianos fueron los responsables de moldear alpaca —un metal blanco de origen incierto— en pequeños frascos que resguardan tan sólo 80 ml del preciado jugo que creó Bernabé. “Me fascinan las cosas miniatura. Tengo una obsesión con ellas. Y sí, aunque un monolito es gigante, estos pequeño frascos, que también son joyas, resguardan nuestras fragancias”. La primera, en cuya anatomía se mezclan las notas del junípero (una conífera fragante), la rosa, el jazmín Sambac, el beeswax (cera de abejas), la mirra, el frankincense (una resina), el pachulí y el suede (un acorde imaginario creado sintéticamente) fue nombrada Shandy Shandy, que significa indescriptiblemente alegre, voluble y chiflado. “Hay un libro [Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas] en el que, a manera de ficción surrealista, los líderes de ese movimiento artístico deciden reproducir sus obras en miniatura, para que quepan en una maleta, y después irse a recorrer el mundo, reencontrarse y encontrarse con sus obras en otro contexto. La historia me pareció increíble.” Así, las creaciones de Mono.lito viajan de un lugar a otro. Del cuello, cerca del corazón. Generan nuevas memorias y recuerdos inolvidables en quienes tienen la fortuna de experimentar su fragancia en la piel de otro.

estilismo Paula Grieve modelos Sofía Alessio y Alana Burns 88

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a música como compañera de vida. Para ir a lo más profundo de nuestro ser y viajar a esos espacios a los que sólo ella nos puede llevar.

fotografía David Franco

“Mi Playa” de Ely Guerra 90

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“We will become silhouettes” de The Postal Service

brazalete de piedras B im ba y Lola

“Enjoy the Silence” de Depeche Mode 92

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“Hurt” de Johnny Cash

body Louis “Wrong” de Vuitton Depeche Mode

jumpsuit A n a Luisa Bl u me nk ro n p ara C e nt ro delantal Lib era l Yout h M inist r y 94

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blusa Ana Luis a B lum e nkron para C e ntro pantalón M aría Ponce 95


“Set Fire to the Rain” de Adele

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“Blind” de Hercules & the Love Affair

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arete Bimba y Lo la collar Elish ev a & Co n sta n ce

estilismo Daniela Navarrete y Rodrigo De Noriega estilismo maquillaje Rodrigo De Ana Noriega G de V modelos Nora y Ximenamaquillaje @ New Icon, y pelo Sofía Maripili @ Queta Senderos Rojas modelos Tereza @ Wantedtexto y Valentina Daniela@ Navarrete Paragon asistentes de fotografía Jairtoda Franco, la joyería Mariana Swarovski Gutiérrez primavera-verano y Samuel Maldonado 2019

“Heart is a Drum” de Beck 98

“Halo” de Beyoncé

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fotografía Jesús Soto

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esta p á gin a tocado D olorosa pági na siguien te aretes y sombrero D olo ro sa

Gucci p or un p uña do de oro

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Ciudad de México, 1949. La noche silente. Afuera del local, a nivel de la calle, se escucha el clamor de la gente y la música sorda de los instrumentos que armonizan sonidos tropicales. De las ventanas del lugar escapan nubes de humo. En la actualidad no se entiende la vida nocturna de la capital sin los géneros tropicales de principios de los 50: el mambo y el danzón, que después darían origen a la cumbia. Un borracho intenta mantenerse en pie afuera del cabaret, botella en mano. Adentro, mesas caóticas alrededor de un minúsculo espacio para bailar —en el que todos caben— y una tarima endeble donde toca un conjunto. Cortinas y tapices pesados con dibujos y escarcha de oropel decoran las paredes. Hoy, ese mismo lugar vibra con los acordes de una nueva generación de músicos y espectadores, que reviven el fervor de una época que ya fue, pero que sigue viva. 104

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Ese mismo cruce de referencias en los que el pasado y el presente colisionan, es el que Alessandro Michele ha seguido fielmente en Gucci. Esta vez ese pasaje dual es el ocaso del Imperio Romano que se entrelaza con la idea de las celebridades de finales de los 70 e inicios de los 80 que salían de fiesta hasta el amanecer. El quehacer del espectáculo es su constante al diseñar y la música —de la cumbia al rock— es una industria generadora de estrellas, como aquellas que brillaron en la época de oro de los cabarets de la Ciudad de México. 108

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fotografía y estilismo Gustavo García-Villa iluminación Cuauhtémoc García modelo Aneken @ In The Park Management maquillaje Ana G de V pelo Manuel Oliva producción Pamela Ocampo asistente de iluminación Mariana Gutiérrez texto Rodrigo De Noriega toda la ropa y accesorios Gucci primavera-verano 2019

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110–119 Salvatore Fer ragamo a c ordes de dos

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Coordinación y comunicación, la base para que dos —o hasta 90 músicos— logren sincronizarse. Una tarea titánica para que el resultado de un esfuerzo en conjunto sea indiscutiblemente perfecto. Así fue como trabajaron Paul Andrew y Guillaume Meilland, directores creativos de las divisiones femenina y masculina de Salvatore Ferragamo, respectivamente. Al unísono y bajo la misma idea creativa —una influenciada sin duda por la de un director de orquesta que, aunque no está presente físicamente, sigue llevando el rumbo de la firma que fundó en Florencia en 1927—, los diseñadores materializaron una colección en la que es evidente que sincronizaron sus ideas.

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Ambos coincidieron en que los tonos arena y los neutros “empolvados” serían los protagonistas de la temporada; que el cuero —en faldas para ellas y shorts para ellos— rompería con la formalidad de las siluetas de la casa, y que las esculturas de Constanti Brâncusi, junto al archivo de más de 15 mil zapatos de Salvatore Ferragamo, servirían para crear, como cada temporada, calzado digno de un museo.

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fotografía Rodrigo Álvarez estilismo Pamela Ocampo maquillaje Mónica Godínez pelo Carlos Arriola modelos Angélica @ New Icon y Gabriel @ Bang texto Emmanuel Sandoval toda la ropa y zapatos Salvatore Ferragamo primavera-verano 2019 Agradecemos las facilidades otorgadas a Casa Basalto para la realización de esta historia 118

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Maria Grazia Chiuri ha experimentado —y encontrado— en su voz interior el ensayo perfecto: libertad y feminismo, pero ambos entendidos desde una perspectiva ultramodernista en la que las voces de todos —hombres y mujeres— tienen algo que decir, y en la que las siluetas de ambos tienen algo que aportar a la historia. La libertad contemporánea que se logra a través de la danza se refleja sin restricciones en un nuevo acercamiento a las clásicas siluetas de Monsieur Dior. 120

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La danza y la moda son muy cercanas porque ambas hablan sobre el cuerpo. La coreografía moderna habla sobre la libertad. Ésa en la que los cuerpos se crispan, expresan y obsesionan con la introspección, la estética y el retorcimiento, acompañados por notas hipnóticas que, de manera perfecta, acompañan cada golpe, cada estiramiento, cada flexión. No más cuerpos ajustados por corsés, no más piezas con armaduras que restringen. Los tules, las túnicas en su máxima expresión y el minimalismo que le permiten a ese cuerpo moverse, bailar y expresarse, rigen el nuevo movimiento de libertad.

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fotografía Andrés Navarro estilismo Gustavo García-Villa maquillaje y pelo Mónica Godínez modelo Laci @ New Icon texto Emmanuel Sandoval toda la ropa y accessorios Dior primavera-verano 2019

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Virgil Abloh, a la cabeza de la división masculina de Louis Vuitton, entiende de manera astuta las historias cotidianas que suceden en las calles. Ésta ocurre en las de la Ciudad de México.

Magdaleno usa el look 24 de la colección de primavera-verano 2019 y recorre la calle de Balderas apresurado en pantalones de lana con triple pliegue. Alan y Aarón se lo encuentran en el interior de La Faena. Aaron viste el look 50: unos jeans de lavado claro y un anorak de nylon estampado con Dorothy, la protagonista de El Mago de Oz, reposando sobre un campo de amapolas, la flor de poderes psicodélicos. 132

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Se están alistando para tocar. Alan sale por Mesones en el look 28, con una chamarra gruesa cubierta de parches del mismo cuento, que ha sido teñida en varios colores. La gente los observa y se abre a su paso. Esta historia se repite cada sábado, afuera de un café, corriendo para llegar a una cantina, entreteniendo a los turistas con su música. Igual que Abloh en Vuitton, se están volviendo un mito. 136

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fotografĂ­a Viridiana estilismo y texto Rodrigo De Noriega y Dano Santana grooming Aracely ZĂĄrate modelos Alan y Aaron @ Bang!, Magdaleno @ In The Park Management toda la ropa Louis Vuitton primavera-verano 2019 138

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Me pongo en pie. 7:15 a.m. Estiro la columna y llevo los brazos al aire mientras me paro de puntitas. Me pongo una blusa blanca de satín y el ambiente se llena de un ritmo con percusiones. Mi brazo derecho se estira queriendo alcanzar el cielo, el otro ha empezado a seguir el ritmo golpeando delicadamente mi vientre. Con mucho esfuerzo me quito la blusa, se hace silencio de nuevo. Probaré con el vestido tejido de lentejuelas rojas. Esta vez, Nicolas Ghesquière experimenta con estampados y materiales con aplicaciones inesperadas, dándole una vista muy personal a lo que había concebido previamente para Louis Vuitton. Las lentejuelas son la propia estructura del tejido. No termino de acomodarlo a mi cuerpo cuando sonidos de sintetizadores graves retumban como una descarga y caigo al suelo. Mis piernas van de un lado a otro, siempre al compás del beat. Las sujeto con mis manos y logro que queden fijas. Me quito el vestido y lo arrojo; silencio de nuevo. ¿Son las referencias espaciales de la colección o las relaciones al Memphis ochentero las que producen los sonidos? Intento con un abrigo blanco, pensé que era piel, pero es un polímero grueso, mate. De nuevo la música. Ahora el beat toma velocidad, es eléctrico y se va alternando. De un solo brinco estoy sobre el sillón, moviendo todo el cuerpo de un lado al otro. Es “Blue Monday” de New Order.

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fotografía Karla Lisker dirección creativa Ornella Cremasco estilismo y texto Rodrigo De Noriega maquillaje Alejandro Campos pelo Manuel Oliva modelo Lera @ GH Management locación Hotel Distrito Capital toda la ropa y zapatos Louis Vuitton primavera-verano 2019 Agradecemos las facilidades otorgadas a Grupo Habita para la realización de esta historia.

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Swarov ski mus as

esta p á gin a pantalón Ma ría Pon c e pági na siguien te blusas Jesús Pa rra tops Ma ría Pon ce 148

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body Louis Vuitton

jumpsuit A n a Luisa B l u me nk ro n p ara C e nt ro delantal Lib era l Yout h M inist r y 150

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blusa Ana Luis a B lum e nkron para C e ntro pantalĂłn M arĂ­a Ponce 151


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oda creación tiene su musa. Eso que inspira a dar brochazos de pintura, esculpir una piedra, escribir un poema o componer una pieza musical. Creando belleza donde antes no había nada. Como las moiras que siempre están acompañadas de un hilo y tijeras, las musas de Swarovski traen consigo siempre el destello de un brillante pieza de joyería. Melpómene lleva consigo la tragedia en una máscara. Erato abraza la lira de la poesía lírica, y el instrumento de Terpsícore son sus propios movimientos. Cómo algo hermoso puede hacer nacer en una mente indiferente un deseo por crear y expresar lo que ese objeto transmite, es algo que no hemos podido explicar completamente, pero seguimos tratando de ponerle nombre.

abrigo M aría Ponce capa Edg ar Aguile ra blusa Adolfo Dom inguez falda M aría Ponce 152

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blusa Adolfo D omin gu ez

abrigo Louis Vuitton

fotografía David Francoestilismo Daniela Navarrete y Rodrigo De Noriega maquillaje Ana G de Vpelo Israel Quiroz modelos Nora y Ximena @ New Icon, Sofía @ Queta Rojas texto Daniela Navarrete toda la joyería Swarovski primavera-verano 2019 154

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No hay crecimiento sin agitación. Madurar, reinventarse, tiene que ver con saber anteponerse a los obstáculos, aguantar los trancazos y, en retrospectiva, salir bien librado. En el punk la crudeza de los guitarrazos y los gritos que se distorsionan son una coraza de los jóvenes para sobrellevar la inestabilidad económica y rebelarse a los convencionalismos.

Bottega Veneta está creciendo. Bajo la dirección creativa de Daniel Lee ha traído a Tyrone Lebon para retratar la imagen de campaña y el nuevo camino es punk a su manera. El prêt-à-porter es inherentemente joven y la comunicación directa. Aquí no hay escenarios ensoñadores, hay mucha piel, un bolso intrecciato de tonos contrastantes y una chica que se cubre con él.

fotografía Rodrigo Navarro estilismo y texto Rodrigo De Noriega maquillaje y pelo Israel Quiroz modelo Kelin @ GH todos los bolsos Bottega Veneta primavera-verano 2019 158

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fotografĂ­a AndrĂŠs Navarro

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VÍCTOR Llegué al edificio donde tiene su sede Aire Libre, la nueva estación de fm en donde ahora Brozo es parte de la programación. En el lugar se respira un aire completamente fresco, libre, como su nombre lo dice. Me sentí en un espacio que da la bienvenida a nuevas formas de expresión. Víctor Trujillo, quien le da vida a Brozo, por si alguien no lo sabe aún, no es precisamente una voz nueva en los medios, pero definitivamente sigue vigente como Brozo, y después de más de 30 años de trayectoria, todavía tiene una voz activa, joven y propositiva. Para este número de música y de karaoke, me interesó explorar una personalidad como la de Víctor, que toma la identidad de Brozo para decir todo lo que le pasa por la cabeza sin miedo a nada. Como ese amigo tímido, callado, que una vez que toma el micrófono en el cantabar, se transforma ante los ojos de todos. En este caso, una peluca verde, un maquillaje de payaso y una voz aguardientosa bastan y sobran para exponer el genio de uno de los comediantes más enigmáticos de México.

Texto Luis Rosales Uribe Fotografía Gonzalo Morales

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Luis Rosales Uribe (LRU): Tengo que decir que, preparándome para esta entrevista, descubrí que diste voz a uno de mis ídolos de la infancia, Leono (a finales de los 80). ¿Qué se sentía poder decir “espada del augurio, permíteme ver más allá de lo evidente”? ¿Cómo fueron tus inicios en el doblaje? Víctor Trujillo (VT): [Risas] Fui muy afortunado de entrar al doblaje en ese momento, porque era una época en donde ese trabajo se reconocía mucho. En ese entonces había que ganar la fuente; entonces nos empezaron a habilitar a los jóvenes que íbamos entrando, y me tocaron maestros de privilegio, como Germán Robles o Fernando Luján, Blanca Sánchez, Azucena Rodríguez… puro cuarto bat. Hubo una serie de factores que me impulsaron a ponerme al tiro. Tenía que andar como navaja porque había que hacerlo. Y ahí es donde empiezo a hacer doblaje, y no dejé de hacerlo unos 12 años. De ser aprendiz, al final ya tenía yo mis propias direcciones. En el caso de los Thundercats, llegó la serie y recuerdo que la directora era Magdalena Leonel de Cervantes —otra gloria del doblaje—; yo ya estaba trabajando y fui al casting. Cuando me dijeron que iba a ser Leono, ni si quiera sabía qué hacía ese cuate. Fue uno de mis primeros estelares. Ya había hecho algunos largometrajes, pero la serie te permite tener eso cada semana, lo cual también es un buen trabajo, porque ya aseguraste un lugar y está chido: hay que pagar la renta y todo ese rollo. Me quedé con el personaje, que se hizo importante por el recuerdo que quedó de la serie y de la referencia que te da. Sobre todo a la chaviza de ese tiempo. LRU: Me imagino que cuando tienes eso en tu currículum, ninguna puerta se te puede cerrar en el mundo… VT: En el aspecto de doblaje ha sido maravilloso porque, por el cambio de generaciones, los niños asocian mi voz con diferentes personajes. Para otros ha sido Sully de Monsters Inc., y para otros, el Señor Increíble. Entonces, más allá de que me divierte hacerlo, es también por el privilegio de estar en ese tipo de producciones en estos tiempos, donde el director es lo mejor, sabes que te vas a divertir mucho, pero te vas a divertir a un súper nivel, al mismo nivel como en el que empezamos nosotros en esa época de los 80, cuando el doblaje que se hacía en México era el mejor del mundo. Las mejores voces, los actores, todo absolutamente. Por lo tanto, también había ese grado de exigencia y de nivel, ahí no había concesión de tiempo. Porque hoy, entre más rápido terminas, es más dinero, finalmente, pero en esa época no, en esa época te daban una película para dirigir y tú decías: “necesito dos días, porque está muy difícil, porque necesito a los actores muy concentrados, son papeles complicados”, y te decían “ok”. Ahorita la posibilidad ya es como “¿Qué? No, hermano, empieza a las 8 y la entregas a las 6”.

LRU: ¿Y qué hacían? ¿A qué se dedicaban en ese entonces, cuando eran vecinos? VT: Yo estaba trabajando desde muy chavo, conservaba la escuela, pero ya tenía mis turnos para ir a trabajar. Ausencio estaba en la universidad, en Literatura Dramática y Teatro, junto con otros amigos que después entraron a trabajar con nosotros, cuando “ya estábamos en la tele”, a escribir guiones y todo eso. También era gente de ahí, de la misma colonia. LRU: Quizá no muchas personas ubican el nombre de Ausencio, pero se dice que fue uno de los grandes escritores de comedia. ¿Qué nos pasa?, por ejemplo, influyó a muchísimos comediantes de la época y posteriores. VT: Sí, él escribía ahí, también fue un programa que funcionó muy bien con Héctor Suárez [se produjo por primera vez entre 1986 y 1987]. Y cuando nos reunimos a trabajar por primera vez, una compañera de la universidad de Ausencio era maestra mía de teatro en la escuela, entonces pues, además de trabajar muy chavo, estaba haciendo teatro desde la primaria. La oratoria, la poesía y todo eso, ya eran parte de lo que hacía. Y teatro, pues gané un concurso en esa época de primaria, un trabajo que Ausencio vio, y entonces me invitó a trabajar de media noche de la Carpa Geodésica, que es un espacio universitario.

Ahí viene el encanto de la dupla entre Brozo, el personaje, y yo, porque también los tiempos han ayudado, no sólo en la parte psiquiátrica, sino también en la parte digital. Brozo ha sido el hardware y yo soy el software, y así queda muy explicada la dupla: mientras yo sepa más, él sabe más; mientras yo estudie más, él sabe más. Y mientras él sepa más, todos nos divertimos más.

LRU: ¿Se podría decir que tu carrera profesional empezó ahí o en teatro? VT: Realmente empecé a los 15 años en radio, en la xeb. Ahí empecé a trabajar. Hice radio educación y todavía alcancé algo de radionovela, y de la radio, pues estabas alternando con actores, de pronto les gustaba lo que hacías y me empezaron a conectar con gente de teatro, entonces encontré muchos maestros. LRU: ¿En ese punto te cruzaste con Ausencio Cruz? VT: ¡No! A Ausencio lo conocía de la colonia, de la Portales; varios que trabajábamos en el medio primero nos conocimos ahí. Coincidimos después en el teatro porque él estaba haciendo teatro universitario en la Carpa Geodésica. 164

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LRU: ¿Qué opinas de Brozo? Te lo pregunto porque, cuando creas personajes así, tan brillantes, tan transgresores, imagino que se puede comer tu vida y apoderarse de todo. ¿Cómo mantienes una sana distancia entre él y Víctor? VT: Es un personajazo. Y definitivamente tardas tiempo en descifrar la relación. Porque haces muchos personajes y no sabes qué va a pasar con los que vas creando, te pueden durar un día, una semana, pero hay unos que tienen una riqueza en su diseño, como el caso de 165


Brozo, y tardas en entender que hay una parte en tu ser que tiene un dispositivo que se llama “la personalidad sombra”. Ahí es donde dices, haces, te imaginas y sueñas lo que tú en tu primera persona no harías.

LRU: Ellos solitos le dan validez… VT: Exactamente, y si contestan tus cuestionamientos, aunque estés pintado de payaso, pues entonces sí está pasando.

LRU: Es como una suerte de ventana al exterior… LRU: ¿Cómo surgió la idea de crear a Brozo? VT: Exacto. Eso lo entiendo muy bien porque realmente empecé a trabajar en esto tan pequeño por una gran necesidad de vincularme con los demás. LRU: ¿De tener una voz? VT: No, de vincularme yo, por algún medio. Estar vinculado con los demás, porque de principio soy muy inhibido, soy más bien de estar solito. Pero esa puerta me deja entrar a la totalidad con mis ideas, mis proyectos, mi plan, con lo que me gustaría de discurso. Entonces Brozo me complementa. Cuando dices “es que de pronto el personaje se come a la persona”, para mí resulta ideal, porque conservo mi silencio, mi espacio, lo que me gusta hacer, mis pocos amigos, pero estallo allá. Llámese Brozo, o llámese la Beba, o llámese Estetoscopio, o el Charro Amarillo, etcétera. LRU: Y estos últimos ya no siguen apareciendo justamente porque Brozo se ganó todo el espacio… VT: Pues sí, pero si la Beba hubiera tenido también ese espacio, estaríamos jugando con los dos y esperando a que un tercero saliera con esas dimensiones, pero Brozo además se sostuvo y se expandió cuando decidimos meterlo a las noticias. LRU: Tradicionalmente, quien da las noticias en México es un personaje tenso, rígido, de ideas muy fijas, al menos en los canales de siempre. Es decir, se toma como un trabajo muy en serio y no hay tanto espacio para la comedia, como en algunos noticiarios gringos. Pero la personalidad de Brozo tiene mucho que ver con la cultura del mexicano, de no tomarse tan en serio tanta mamada que se dice en las noticias. ¿Quién tuvo la brillante idea de darle un trabajo en serio a un payaso? VT: [Ríe] Sí, para el tiempo fue algo muy transgresor. Ése era el diseño, así que salió perfecto. Si pensamos en el teatro de revista, justamente se trataba de romper la solemnidad social. Y la solemnidad social, en esos tiempos, eran las noticias. Y también había la apuesta de decir: un país en los 80/90, donde empiezan a pasar cosas distintas, donde hay otro tipo de inercia, donde se está tratando de ir a un siguiente nivel de cosas… ¿hasta cuándo se va a mantener esta solemnidad y esta simulación? Es un acartonamiento y sí, lo que estamos viendo que está pasando en la sociedad es que es muy distinta. De ahí la idea de decir: “¿por qué no metemos, como en la historia del arte, a un payaso en el mundo solemne?”. Salieron chispas. LRU: Me parece increíble, porque también fue un momento en el que había muchas cosas por decir, pero nadie se atrevía, por miedo a la represión y a “quemar” su carrera. Pero de pronto sale Brozo y no tiene nada que perder, entonces todos se van para atrás con sus opiniones. ¿Brozo tiene licencia para decir lo que se le pegue la gana? VT: Si te vas a la cuestión formal, es un personaje de ficción, entonces es un chiste en tanto crees. Y si ves a un candidato, a un secretario, o a una directora general de quién sabe qué, hablando con Brozo, entonces Brozo existe. 166

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VT: Mi esposa Carolina y yo teníamos esa idea. Escribimos como 700 versiones alternativas de cuentos clásicos, pero adaptados a la calle chilanga, como Romeo y su prieta, Hotelo, etcétera. Retratábamos la chilanguez, y Brozo era el encargado de leer esos cuentos. Ella sabía perfectamente que el personaje era expandible, que tenía mucho más que decir, entonces empezamos a coquetear con la idea y, justo el día en que asesinaron a Colosio, se acercó Carolina y me dijo: “ahorita es tiempo”. LRU: ¿Qué vieron en ese momento que lo hacía ideal para lanzar el personaje a la grande? VT: Que el sistema se quebró. Entonces, mientras todo mundo estaba preocupado recogiendo la pedacería, nos metimos. Cuando todo mundo volviera a la normalidad, ya estaríamos ahí, de otra forma nunca íbamos a poder entrar. Y así fue, justamente en ese momento iniciamos las pláticas con Grupo Acir, con los señores Ibarra. “Tenemos este personaje (que el personaje ya era bastante conocido), entonces queremos hacer un programa de noticias llamado El mañanero, en donde Brozo sea el anchor…” [ríe y continúa] Me sigue asombrando que hayan creído en nosotros. Le doy mucho crédito a ellos por compartir nuestra visión, porque además quizá les sonaba buena la idea, pero luego estaba la cuestión de si lo íbamos a lograr bien o no. En realidad, no sabían si algo así podría funcionar, fue un salto a ciegas. LRU: ¿De qué hablaron en el primer programa? VT: Entramos en la toma de posesión de Zedillo, ahí fue el primer programa, entonces teníamos mucha tela de dónde cortar. Eran temas muy calientes en ese entonces. Se dieron situaciones o circunstancias muy especiales que nos permitieron echar a andar algo. Se dio. Digo, el 94 no va a ser recordado por ser el año en que empezó El mañanero, pero todas las cosas que pasaron en el 94, desde el 1 de enero, lo convirtieron en un año muy especial. LRU: ¿Te has tenido que cuidar de Brozo, en el sentido de que hay puntos en tu vida personal en donde su voz es demasiado fuerte? VT: Eso también ha sido una bendición, porque por lo escandaloso que es el personaje —vamos a decir que, hablando de libertad de expresión—, atentar contra Brozo no es una tarea fácil. Por la ingeniería del personaje, es alguien que no se va a quedar callado, no se va a someter. Gracias a eso hemos podido acompañar el bienestar de la información desde los 90 hasta ahorita. Claro, incomodas, te avisan, te quieren quitar de en medio. Sí ha habido momentos peligrosos, pero han valido la pena, es parte del viaje. Ha sido un ejercicio muy divertido, de mucha responsabilidad. Ahí viene el encanto de la dupla entre el personaje y yo, porque también los tiempos han ido ayudando, no sólo en la parte psiquiátrica, sino también en la parte digital. Brozo ha sido el hardware y yo soy el software, y así queda muy explicada la dupla: mientras yo sepa más, él sabe más; mientras yo estudie más, él sabe más. Y mientras él sepa más, todos nos divertimos más. LRU: ¿Has llegado a estar hasta la madre de Brozo? 167


VT: No, así no. Pero sí ha llegado —o llega el tiempo— en que dices: estuve 30 años en la televisión, sin salir. Treinta años, desde el 94 hasta 2017. Sin salir. Pero también conozco las mieles de la radio, la radio es amable, te permite ir y volver: la comunicación así funciona. Bendita radio. LRU: Es curioso que la radio siga teniendo tanta presencia en México… VT: ¡En el mundo! Es como deshacerte del cine y del teatro. LRU: Verdad, pero también hay países en los que ni siquiera hay am. VT: Aquí tampoco debería de haber am… ja, ja, ja, ja. Y no porque tenga algo contra la am, sino que es una cuestión básica de pensar en cómo vas a recibir más calidad, a lo mejor por la fm, sólo por eso. Es como cuando crees que el próximo año entra aquí el 5G, pues no funciona así. Porque sí, tenemos una traba industrial hablando de comunicaciones, pero la radio se va a mantener. Y estamos conscientes del tiempo en el que vivimos, entonces transmitimos por fm, pero también por YouTube. Porque también debemos ser conscientes de que mucha gente estará contenta escuchando su radio. Hace 15 días intenté comprar uno, y los chavos de la tienda me preguntaban si quería un despertador. En casa tengo el radio de mi papá y el de mi abuelo, que solo tiene am, y el de mi papá ya se entrenó con fm. Es más, un ingeniero buen amigo, un experto, me dijo: “mejor cómprate uno de coche”. LRU: Y, ¿para qué lo quieres, qué te gusta escuchar? VT: Me gusta escuchar música clásica. Para eso se me hace muy adecuado tener el Telefunken de mi papá de los 70, que tiene unas bocinas maravillosas para el tiempo, y poder escuchar música clásica ahí, ya sea en el 96.5 o 96.1, es algo que me gusta mucho hacer. LRU: No hubiera pensado que lo tuyo es la música clásica… VT: Me gustan también el jazz, el blues, y soy fan de la trova. LRU: ¿Y escuchas programas no musicales? VT: Sí. Tengo mis programas favoritos que no te voy a decir, porque no quiero quedar mal con otros programas que me gustan y con gente que también quiero. Hay programas que me gustan y los oigo. LRU: Es interesante saber cosas de Víctor, porque a muchos les pareces un tipo muy interesante, pero casi nadie sabe de ti. La personalidad de Brozo es ya un estereotipo bien conocido, pero la tuya resulta un poco enigmática, y son bastante diferentes tú y Brozo, la verdad.

Lo que estamos viendo y lo que está pasando en la sociedad es muy distinto ahora. Hay que romper con la solemnidad, la simulación y el acartonamiento. De ahí nació la idea de meter a un payaso en el mundo solemne de las noticias. Salieron chispas. 168

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VT: Durante mucho tiempo la gente creía que era como Brozo; entonces, cuando salía con mis hijas chicas, la gente, cariñosamente, me gritaba de calle a calle: “oye, Brozo, ¡chinga tu madre!” Mis hijas volteaban y les sacaba un poco de onda, porque sí era medio fuerte escuchar insultos en el súper, aunque siempre supe que era en buena onda e incluso me reía y les daba las gracias. Pero cuando empezó a pasar muy seguido, empecé a dejar de acompañar a mi esposa e hijas a la calle para que no fuera a pasar nada incómodo, y Carolina me dijo: “¿por qué no inventamos otro personaje que aliviane eso?” Así creamos a la Beba, un personaje que es toda una mujer, no es un hombre joteando, sino una mujer. Pensamos que sería un buen contraste

con Brozo, lo hicimos y funcionó. Entonces, cuando salía a la calle, me gritaban: “¡pinche puto!” Pero bueno, al menos el insulto ya había cambiado. “Estamos perdidos, no hay por dónde”, le dije a Carolina. LRU: Sonaba como una buena estrategia cambiar de marca, pero de alguna manera no te puedes desligar tan fácil de tus personajes… VT: Fue todo un proceso y fue divertido, pero ahorita, afortunadamente, ya que volví al teatro, hay una frontera más amplia entre los personajes cómicos a lo que soy yo. LRU: Hay una constante en tu vida, un tema que me parece que es recurrente, aunque me puedes corregir si no estoy observando bien, pero tiene que ver con la idea de romper. VT: Sí, claro, aunque es algo de mi generación. Y bueno, me toca tener una butaca de privilegio. LRU: ¿Qué me dices de Rothko? Otro gran transgresor que te tocó interpretar en teatro. Creo que es algo muy tuyo, pero, ¿cómo fue para ti esa experiencia? VT: Maravillosa. Mi hábitat es el teatro, ahí me siento muy bien, ahí he aprendido casi todo lo que sé —hablando de oficio—. Entonces, cuando vino esta invitación, ya el solo hecho de recibir la invitación implicaba romper protocolos. Me mandan la obra en inglés, porque habían caído los derechos ese mismo día. “Por favor, léete esto, no tenemos los derechos”. No importa. Un sábado me levanté y dije: “no puede ser que me regalen decir esto”. LRU: ¿Ya estabas familiarizado con él? VT: Sí, porque además mis hijas también están metidas en las artes, hemos estado metidos en esa zona mucho tiempo, entonces sabes quién es. Pero, en fin, vi el texto, las líneas que iba a poder decir, y se me hizo una locura, un regalo. Ése fue mi regalo de los 50 años, mis mejores 50 años. Porque además, el texto de John es impresionante, el personaje en sí es una locura. Alfonso, mi compañero, es maravilloso; Lorena Maza dirigiendo, pues una bendición. Todo, todo absolutamente se alineó, y no pienso hacer teatro si no es para momentos así. LRU: ¿Qué hay de la situación, del semblante, de ese momento en el que te das cuenta de que tienes que caracterizar a un personaje tan hermético, que además tiene una cuestión física, un rostro, una expresión no verbal y que casi nadie conocía en persona? VT: Bueno, estudiar al personaje implica analizar hasta cómo se para y, en este caso, pues no hay casi nada de material de él, porque se la vivía encerrado en su infierno. El estudio que hicimos de él y su obra fue como hacer una maestría en lugar de estar ensayando. LRU: Fue como un trabajo más de detective… VT: Así es, nos fuimos a conversaciones de sus contemporáneos, de su familia, esposa e hijos que le sobreviven. Repasamos anécdotas, exposiciones, viajes en barco en donde había notas, o gente que habló con él cuando iba llegando a Londres. Es decir, sí nos tocó una investigación exhaustiva, ansiosa y, además, por la manera en la que funciona este oficio, fue presentarle mi infierno a su infierno. La cuestión es cómo alojarlo en tu infierno para partir de ahí. 169


LRU: ¿Con qué te quedas de Mark Rothko? ¿En qué cambió tu vida después de encarnarlo? VT: Con la convicción que él tuvo de que el arte solamente obedece a tu forma de hacer arte o proponerlo. Tu arte obedece únicamente a lo que sabes, entiendes y te puedes imaginar. De esa dimensión es tu posibilidad de aportar. Y ésa es la herencia de Rothko para mí. LRU: ¿Es decir que tu propia imaginación es la medida de todo lo que haces? VT: Pues sí, porque sólo puedes imaginar a partir de lo que sabes y conoces. Por ejemplo, Jung quizá no habría podido expresar todas sus ideas si no hubiera dominado el conocimiento de los mitos griegos. Tuve maestros que me decían: “no es tanto lo que haces, sino quién eres”. Y es cierto, porque cuando pisas un escenario, tienes un peso específico, uno que te permite caminar y aguantar, ser escénico y al mismo tiempo ser. Porque lo que no sientes, la gente no lo puede ver. LRU: Claro, son cosas que van conformando tu imaginario. ¿Y cuál es tu termostato para darte cuenta de que estás fluyendo con eso? VT: Lo sientes. Se vuelve una parte de ti, es como una condición, sabes cuando está y cuando no está. Y cuando está, sueltas. LRU: Ahorita estamos viviendo otra gran época de transición, como aquella del 94, aunque con matices distintos, pero hay quienes incluso dicen que es una cuarta transformación. ¿Qué extraño, no? Tú eres bien conocido por ser muy crítico del Ejecutivo, especialmente de Andrés Manuel, pero él y Brozo de alguna manera comparten visión, ¿no crees? VT: Estamos viviendo un cambio necesario, indispensable. No podíamos llegar a los colmos a los que hemos llegado y que no pasara nada. Es más, si no hubiera pasado nada, estaría yo más espantado. Me parece muy lógico todo, incluso las críticas, el miedo. Hay que partir de una base. Primero, la victoria de Andrés Manuel fue apabullante, lo cual fue muy bueno para todos, porque no quedó duda. Si el resultado hubiera estado apretado, el escenario habría sido espantoso, por los riesgos de fraude, y todo habría sido muy difícil, pero afortunadamente no fue así. Fue apabullante. Y ahorita van unos meses, y hay cosas que él tendrá que ir aclarando, cosas que también nosotros tenemos que aclarar en la mente que tenemos, que está bastante echada a perder porque estamos acostumbrados a que todo esté mal, a que alguien nos esté engañando; estamos acostumbrados a ver que alguien nos está robando, y hemos llegado a un punto tan malo que hasta lo vemos normal. La cantidad de desaparecidos, de muertos, como si ya fuera parte de nuestra condición, es algo que también tenemos que ir cambiando en el paradigma. Pero definitivamente hay intereses que están chillando muy fuerte, y eso suena bien.

VT: Siempre se ha visto como el daño que le causé a sus aspiraciones de ese tiempo. Y te agradezco mucho que me preguntes esto, porque la mejor respuesta que tengo hoy es lo que él mismo dijo ayer, a propósito del poder judicial; entonces lo voy a citar, y con esta cita te contesto: “si sé que hay una transa y no lo digo, me convierto en cómplice”. El pueblo se cansa de tanta pinche transa. Lo vi y decidí no callarme, aunque muchos pudieran pensar “te hubieras callado, cabrón, por un bien superior”. LRU: Además, como si tú supieras cuál es el bien superior… VT: Sí, además eso implicaba que el bien superior era que la gente siguiera creyendo que en el círculo de Andrés no pasaban esas cosas. Es la diferencia de todo. LRU: Pero tenías claro que no ibas a ser otro instrumento para que las cosas se quedaran como siempre… VT: No podía. Por eso cité a Andrés. Si sabes que hay una transa y te callas, eres cómplice. Por eso decidí, más allá del aprecio que le tengo a Andrés, no darme el lujo personal de ser cómplice de una chingadera, porque prefiero dormir bien todos los días. LRU: Y con eso inauguraste el género del video escándalo, que después se convirtió en el fenómeno de los lords y las ladies… VT: También te voy a recordar lo que en ese tiempo dijo Cuauhtémoc Cárdenas: “cuando haces bien las cosas, no te tienes que estar preocupando de quién te está grabando”. Si haces las cosas, las haces bien y no te preocupas de si hay cámara o no. Ahora, si estás haciendo las cosas mal, por lo menos cuídate de que no haya una cámara cerca. Los celulares son los reporteros de hoy. LRU: Aunque eso también da pie a que ahora todo mundo se crea policía de la calle, nada más buscando oportunidades de señalar lo políticamente incorrecto. VT: Lo que pasa es que no puedes apostar a que la gente sea buena o no; tienes que apostar a que haya un sistema donde, si llega una gente que no es buena para el asunto, quede exhibida inmediatamente por el sistema, no por un celular o por una cámara que ve cómo te estás llevando los fajos de dinero. Nuestro sistema está hecho para que las cosas no se vean, que no sean evaluadas. Así fue construido: la corrupción es el aceite que hace que todo el engranaje funcione. LRU: ¿Es un engranaje para ocultar la realidad? VT: Sí, para que todo fluya, para que la cadena de interés se mantenga, para que ganen los que no tenían que ganar, para que pierdan los que no tenían que perder. Por eso estamos viendo que sucede este estira y afloje, esta presión que se siente. Creo que es algo que se agradece, y qué bueno que esté pasando.

LRU: Claro, la resistencia está a todo lo que da… VT: Pero es normal, la polarización es normal y más cuando Andrés Manuel eligió este medio de comunicación de echar a andar en las mañanas la agenda y ser protegido por la porra monumental de sus causas. Pero miles y miles de personas lo apoyan y defienden a ultranza. Y aunque esté mal, eso es lo que estamos viviendo. LRU: Creo que quizá una de las piedras más incómodas que ha tenido amlo en el zapato es el video de los billetes de Bejarano, el cual, curiosamente, sacaste tú en El mañanero. ¿Cómo es tu relación con él? 170

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LRU: ¿Y crees que con tu chamba has podido quitarle un eslabón a esa cadena? VT: Creo que he servido bien en acercar a la gente a la información al mismo tiempo de no hacerlo aburrido. Pero vamos a ver, vamos a ver con el tiempo. Y nosotros en particular tendremos que estar listos para usar la experiencia e impulsar muy bien cómo se están dando las cosas y acompañarlas, ya sea siempre con la intención de evaluar; si se hacen bien, hay que decirlo; si están mal, hay que decirlo. El mejor vehículo que tengo para decirlo es el humor, el más amable. Puedo hablar de atrocidades y mantener la sonrisa. 171


PEDRO Realismo capitalista Pedro Reyes me recibe en su casa, una biblioteca convertida en una casa, hito del hipermodernismo cavernícola que la caracteriza arquitectónicamente. Además del sinfín de libros, en mis últimas visitas (pues he visitado mucho la casa de Pedro en los últimos meses) he indagado un poco en una buena colección de acetatos que tiene discretamente almacenados en una serie de anaqueles perfectamente categorizados. De ahí surge la primera, y más evidente, de mis preguntas.

Texto Bartolomé Delmar Fotografía Andrés Navarro

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Bartolomé Delmar (BD): ¿Te consideras un coleccionista de discos? Pedro Reyes (PR): Escucho la música en acetato. Unas tres, cuatro horas al día de música en ese formato. En ese sentido, sí. El objeto físico me interesa enormemente. BD: ¿Te interesa el álbum como formato, más que la canción? PR: No. Pero hay mucha música que no existe en formatos digitales. Como los libros, el hecho de contar con un formato físico, que se llene de polvo, que tengas que buscar y catalogar, te recuerda su existencia. BD: ¿Hay algo que colecciones que no entre en esas dos categorías? PR: Hay algunas cosas que compro sistemáticamente: todo lo que exista de literatura en vinil, música concreta, música étnica, música contemporánea. Me interesa mucho saber qué textos propios eligieron los escritores para leerlos en voz viva. Ahí te enteras de cuál es su verdadera intención, al escuchar su delivery, y te sientes muy cerca del autor. BD: Hay muchas cosas muy raras que te encuentras en esas secciones, las de lectura y spoken word, que además son muy baratas porque son pocos los que se interesan en eso.

PR: Los cantos de María Sabina, por ejemplo. Una ceremonia grabada en 1957, cuya transcripción es lo que conocemos como los textos de María desde entonces. Los de Nancarow, que son discos editados en México, también los encontré allá. Conocemos poco de la música indígena mexicana. Las grabaciones que editó la unam no son las mejores; hubo muchos musicólogos europeos que hicieron discos, con grandes descripciones del contexto social. BD: ¿Cómo comenzó el interés por este tipo de grabaciones? PR: Tengo un tío, Joaquín Díaz, que es uno de los principales folcloristas españoles. Crecí escuchando sus discos. Él iba por toda España grabando a ancianas que cantaban romances, canciones de cuna, etcétera. Así conocí, desde niño, esas canciones, muchas de ellas medievales. En México, los músicos no han aprovechado el inmenso repertorio de canciones populares que existen. BD: ¿Qué joyas tienes en tu colección? PR: Alguna vez, por 30 pesos, compré el disco de Zen Jazz de Juan José Gurrola, cuya portada tiene dibujos del caricaturista Aragonés de la revista MAD, de Arnaldo Cohen y de Felipe Ehrenberg. Soy la única persona que tiene ese disco, que yo sepa. Gurrola, cuando se enteró de que yo lo tenía, me llamó y me pidió que se lo vendiera. BD: ¿Se lo vendiste?

PR: También busco mucho discursos históricos, por ejemplo, o comedia. Es interesante, porque mucha comedia exploraba el formato del disco para encapsular temas específicos, pero también es un registro fonográfico de las formas de hablar y los modismos de cada época, por ejemplo. BD: En el caso del libro, hay una fijación por el objeto vivo y que vive. Por lo que veo en tu biblioteca, para cada tema parece que almacenas volúmenes indiscriminados de ediciones distintas. ¿Sucede lo mismo con los discos? PR: Soy muy promiscuo en mis intereses. Entonces compro dependiendo de lo que me va interesando: un mes sobre Centroamérica, por ejemplo. Y vas armando el rompecabezas: comienzas a comprar las referencias principales. Y vas construyendo así una constelación cada vez más y más compleja. En el caso de los discos, comienza con una inquietud equivalente. En algún momento, por ejemplo, me di cuenta de que no sabía nada sobre cumbia. Entonces comencé a indagar, a comprar, a conocer. Compro también discos que sé que pueden funcionar para tocar en las fiestas, cuando me invitan de Dj.

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BD: ¿Le envidiaste algún disco a alguien, alguna vez? PR: Hay discos que estoy cazando ahora, por su rareza. Un disco de un grupo que se llama Los Tepetatles, un grupo de los 60, parodia de los Beatles, una especie de etnopop, como Los Xochimilcas y así. Antes del rock rupestre, en México existía este deseo de fusionar elementos del folclor con el rock. Federico Arana habla de eso en el libro de los folcloroides: un folclor hecho por niños burgueses. Es interesante, porque el pop art no existió en América Latina. En Alemania, al pop se le llama “capitalismo realista”, una celebración de los objetos de la sociedad de consumo. Pero en Latinoamérica, durante la Guerra Fría, había mucha resistencia al capitalismo, al “sistema”, y este tipo de expresiones eran una contraparte al pop que se hacía en Occidente. Por eso me interesa tanto el asunto de Los Tepetatles. Toman las estrategias del pop como una farsa del capitalismo. BD: Que coincide con un proceso, además, de industrialización en América Latina.

BD: Entonces hay tres ejes: los que adquieres por “investigación”, los que consigues para escuchar y los que usas para poner en las fiestas, siendo muy llanos.

PR: Claro, pero ésa es justo la razón de por qué muchos cantantes de protesta no querían verse como productos. Mercedes Sosa, por ejemplo, decía que ella no era cantante, sino cantora.

PR: Sí. Depende también mucho de las tiendas a las que vayas: voy mucho a Japón y ahí encontré los discos de música mexicana más raros que tengo, porque las tiendas de allá son muy especializadas.

BD: En este sentido: ¿el contexto social puede ser el eje para armar una colección de discos?

BD: ¿Cómo cuál?

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PR: No.

PR: La canción de protesta, por ejemplo, es interesante por sus fines últimos, pero en sí misma… Es un gusto adquirido.

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Soy muy promiscuo en mis intereses [musicales]. Entonces compro dependiendo de lo que me va interesando: un mes sobre Centroamérica, por ejemplo. Y vas construyendo así una constelación cada vez más y más compleja.

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No he conocido a nadie con el rigor de Cuarón, el Negro Iñárritu y Lee Daniels. Ellos me enseñaron a ser disciplinada. – Lynn Fainchtein

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ynn Fainchtein es música. Es radio. Es cine. Es un sentido del humor fantástico. Una inteligencia aguda. Una carrera peculiar y extraordinaria. Éste es un breve texto que intenta explicar su labor e historia. Lo que dice la página de Wikipedia de Lynn Fainchtein Steider:

- Que es comunicadora, locutora y productora. - Que es mexicana, proveniente de una familia de ascendencia judía-rusa. - Que es egresada de la Facultad de Psicología de la UNAM. - Que participó como conductora y productora de distintos programas de radio —Descelofaneando, Salsabadeando o Sonorock, entre muchos otros— de la mítica Rock 101. - Que fue gerente de la AM Dimensión 1380 por seis años. - Que ha participado también en la musicalización de muchas películas mexicanas, entre ellas Amores perros, Todo el poder y Por la libre. - Que además ha hecho lo mismo en producciones internacionales como The Revenant, Birdman, The Butler o Precious. - Que trabajó como directora de programación y noticieros de MTV Latinoamérica, en Miami, de 1994 a 1999. Lo siguiente no se encuentra en el sitio antes mencionado. Empezó a trabajar en Rock 101 al quedar huérfana y verse obligada a encontrar qué hacer. Antes había dado clases de teatro en unas clínicas de salud mental en Texcoco (que no sabe si siguen existiendo), y los domingos era empleada de una panadería. A los 19 años, con un arsenal de vinilos que había estado acumulando, se dirigió a una estación de radio a pedir trabajo. Sobra decir que se lo dieron. La movieron de horarios. Hizo diferentes programas, incluyendo uno de salsa y otro de música cristiana. Se convirtió, al paso de los años, en una de las voces más importantes de la frecuencia modulada, gracias a sus profundos conocimientos musicales y su punzocortante sentido del humor. Luego empezó a dirigir, durante seis años, una frecuencia de amplitud modulada llamada Dimensión 1380, dedicada a la nostalgia: boleros, cumbias, tangos, norteñas, rumbas, rancheras, danzones y grandes bandas. Algunos de los locutores fueron Margo Su, María Victoria, Pepe Jara, Carlos Monsiváis. Al mismo tiempo, con el equipo de Rock 101, donde seguía al aire, organizaba conciertos de Caifanes, Radio Futura, Jethro Tull, Soda Stereo y Lou Reed, entre otros. Esto es apenas el comienzo de una trayectoria francamente impresionante que no cabe en este espacio.

Lynn Fainchtein: Densidad sonora 178

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Lo de organizar conciertos, por cierto, le resulta una tortura. Juró que no lo volverá a hacer: “El backstage y el trabajo de hacer un concierto es horrible. Nosotros cerrábamos el contrato con Lou Reed. Lo recogíamos. Lo llevábamos al hotel. De ahí al Auditorio Nacional a ver que se estuviera montando el audio. Ver lo de

los boletos. Ver lo del dinero. Se volvió una pesadilla. Conocí lo peor de Lou Reed en un elevador a las 4 a.m. porque quería sushi a esa hora y yo no tenía dónde conseguírselo. Además, perdimos un dineral porque Jethro Tull nos tomó el pelo”. De Rock 101, en 1994, se movió a la naciente señal de MTV Latinoamérica, a cargo de la programación. “Era muy emocionante. Podíamos hacer lo que habíamos hecho en radio, pero ahora en la tele, con más dinero, en todo el continente y usando la marca de MTV, que ya pesaba”. También le tocó desarrollar el departamento de noticias de la cadena. De aquella época fueron especialmente memorables los especiales que se hicieron con el subcomandante Marcos. Cuando MTV vio que no estaba entrando el dinero esperado, dio un giro drástico hacia el pop y lo frívolo. Sobra decir que lo primero que se acabó fue el noticiero y la buena música. Era hora de dejar Miami y regresar a México. Aterrizó en Altavista Films, la ahora extinta productora cinematográfica de Alejandro Soberón, donde se adentró en el que actualmente es su principal oficio: supervisión musical de películas y series televisivas. Sin embargo, su relación con el cine ha sido mas amplia. También se ha encargado de producir cintas como Hecho en México, 0.56 ¿Qué le pasó a México? y El Santos contra La Tetona Mendoza. Me dice que todo el tiempo está haciendo la supervisión musical de 10 proyectos al mismo tiempo. Unos pueden estar en postproducción, mientas otros apenas están empezando. De esos 10 proyectos, ocho son series y dos son películas. Su principal cliente es Netflix: “Lo que está padre es que es una serie de Alemania, una de Turquía, una de Jordania, una en Brasil, una en Colombia, una en Dinamarca y dos en México”. “Mas que difícil, fue memorable” Así define su labor en Roma, donde no sólo eligió, con Alfonso Cuarón, toda la música que suena, sino que se involucró en otros aspectos de la película: “Hice la parte de la música, pero también las imágenes que ves en los dos cines, los sonidos. Los comerciales viejos, las voces de locutores, todo eso es mío”. Aunque ya conocía a Cuarón, nunca había trabajado con él. El director la buscó: “Voy a hacer esta película, no hay guion”. Le pregunto si es un tipo muy exigente. “No, tiene otra cosa y por eso es tan grande. Cuarón, el Negro [Alejandro González Iñárritu] y Lee Daniels son gente que cuida hasta el último rincón de todos sus proyectos. No he conocido a nadie con el rigor de ellos tres. Entonces la exigencia de Cuarón viene porque no se le va una. Todo lo tiene cuidado, todo lo piensa, todo lo calcula y a todo le dedica tiempo. Por eso le salen las cosas. Y eso me enseñó a que no se me vaya nunca nada. Lo que me faltaba de disciplina y de rigor, lo aprendí aquí”.

texto Rulo David fotografía Ana Hop 179


Martín Delgado: Una vida en la radio

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a radio en vivo no debe ser perfecta, debe ser humana, donde no haya locutores per se, sino creativos y seres humanos tratando de comunicarse entre sí. También debemos ser el eslabón de comunicación en la ciudad. Son muchos Méxicos dentro de México, y hacen falta puntos de unión. Soñamos que Aire Libre sea uno”. Martín Delgado es un personaje esencial en lo que a la historia de la radio en México se refiere. Su papel dentro de algunas de las estaciones más legendarias de la Ciudad de México es innegable, y él es una gran razón de por qué éstas marcaron pauta en esta disciplina, sin mencionar que también ha estado detrás del micrófono en varias frecuencias para hablarnos con una voz apasionada, sobre todo cuando se refiere a la música. Hoy tiene una mano en el timón de Aire Libre, el nuevo espacio radiofónico de la CDMX, ubicado en el 105.3 FM. Aire Libre es una nueva frecuencia independiente en el panorama radial de la ciudad, una que quiere regresar la radio a su esencia: la comunicación. Dejando de lado los artificios y los trucos, las controversias y las maromas, Aire Libre pretende darle voz a lo que sucede en CDMX, especialmente cuando se trata de música y arte. Martín habla de quitar los micrófonos a los políticos y darlos a los artistas. “Nosotros venimos de hacer radio”, nos explica Delgado. “Hicimos WFM hace unos años y luego Radioactivo, y sentimos que había una necesidad en la ciudad que tuviera un lenguaje diferente, y creímos que todavía tenemos algo que aportar. Sentimos que la radio está tomada por discursos demasiado políticos y tendenciosos. Vimos también la necesidad de darles una voz a los artistas, a la gente creativa, que ve la ciudad y el mundo desde otra perspectiva. Quisimos ponerle orden al pensamiento”. Gran parte del enfoque de Aire Libre es hacia la música, pero no es suficiente poner música que todos conocen, algo que podría resultar en una fórmula probada que seguramente les aseguraría un par de miles de escuchas garantizados. Por el contrario: la apuesta es grande, ya que buscan proponer nuevas formas de escucha para los que están sedientos de sonidos frescos. Esa ha sido la misión de Martín desde que era pequeño. En otras palabras, su pasión por la radio es una extensión de una que lo ha acompañado toda la vida. “La música ha sido influencia en to-

dos los aspectos de mi vida. Desde que nací me acuerdo de que los sábados en la mañana mi madre me despertaba y de fondo estaban los preludios de Chopin y La Inconclusa de Tchaikovski; Brahms y Wagner. De ahí, mi relación con la música clásica con compositores antiguos pasó a una conexión con los Beatles, también con el jazz, la música contemporánea, y ha sido importante en todo. Yo no podría ver la vida sin sonidos. No podría apreciar a los seres humanos si no hubiéramos sido capaces de inventar la música.” Al preguntarle sobre su filosofía aplicada al arte sonoro de las melodías, conjura una idea bastante bella que comparte con nosotros. “La música está viva, es una vibración en el aire; me gusta pensar que un músico graba algo en el estudio y en el momento en que lo escuchas en tu casa, en ese momento ese animal vuelve a tomar vida, es parido de nuevo y comienza a nacer en tu casa. Algo que fue creado en Londres en 1964 o hace una semana en Coyoacán, me gusta pensar mucho que somos vibración y que nos entonamos a la música, por eso tiene esa capacidad de hacerte sentir y cambiar tu estado de ánimo o transformarte en otra persona. Somos la música que escuchamos, por eso pienso que es necesario escuchar música buena y diversa. “Desde Wagner hasta John Coltrane o hasta Aphex Twin, esa diversidad es un transporte para acercarnos a nosotros mismos, una práctica casi religiosa, meditativa”. La música ha sido vida para Martín Delgado, y su trabajo en Aire Libre asegura que estará cerca de ella por muchos años en el futuro. “Me parece increíble que algo que disfruto tanto en mi vida privada lo pueda poner en práctica para que me dé de comer y me dé un espacio para proyectarme. “Esto es un sueño que he tenido toda la vida, pero se ha ido depurando a través de los años y nunca había sido posible lograr lo que estamos haciendo ahorita, porque no teníamos todos los elementos a nuestro favor. No sólo es mi sueño, es el sueño de todos”. Martín Delgado transmite en vivo de lunes a viernes de 11 a 14 h por Aire Libre en el 105.3 FM.

La música está viva, es una vibración en el aire; me gusta pensar que un músico graba algo en el estudio y en el momento en que lo escuchas en tu casa, en ese momento ese animal vuelve a tomar vida. – Martín Delgado

texto Marcos Hassan fotografía Ana Hop 180

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NATALIA Natalia Lafourcade ha recorrido un camino evolutivo que la ha convertido en una de las voces más importantes de nuestro país. Su labor en la construcción de un nuevo centro en Jáltipan, Veracruz, que busca promover y preservar el son jarocho, los distintos reconocimientos de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos —mejor conocidos como Grammys— por sus álbumes Mujer divina, Hasta la raíz y Musas, así como el cierre de la gira en el Teatro Metropólitan con lleno total, y su participación en 2018 en los Óscares, son sólo algunas de los inolvidables momentos que acompañan a Natalia en los últimos años. ¿Cuál es su relación con la música y cómo —su música— la ha llevado a lugares y situaciones o momentos que nunca imaginó? La respuesta está en su acercamiento al folclor nacional, armonías de una extraordinaria riqueza sonora con las que propone conquistar al mundo entero. Llevamos a cabo esta sesión un fin de semana durante el mes de febrero en su casa en Coatepec, el espacio favorito de Natalia y donde se inicia esta historia de conquista y placer por la música, que la despierta cada mañana y donde ha experimentado los mejores —y los más tristes— momentos de su vida.

Texto y estilismo Pamela Ocampo Fotografía Dorian Ulises López Macías cobija propieda d de Nat al ia 182

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Todo empieza con el relato del día en que decidió que el son jarocho merecía y tenía que ser rescatado. El día en que llegó a un centro artístico cuya razón de ser es precisamente ésa, rescatar una parte importante de nuestro patrimonio. Natalia Lafourcade (NL): Llegué a Jáltipan, hasta la habitación donde dormían y ensayaban los miembros del grupo. Más que un centro cultural era como un centro comunitario. Una casa donde se teje una gran red de personas unidas por la música. En esa casa se enseña el son jarocho zapateado, se imparten talleres de décima de poesía, que casi nadie lo hace actualmente. Pero lo más importante es la documentación: en ningún otro lugar existen tantos documentos como los que ellos tienen, la historia completa del son jarocho, de dónde viene todo. Pamela Ocampo (PO): ¿Con quiénes te encontraste en ese centro de cultura e intercambio musical? (NL): ¡Ahí viven todos! La abuela, la mamá, la tía, la que cocina, el que llega y se pone a hacer clases con los niños: es una comunidad. Los Cojolites viven ahí, con los alumnos que llegan y toman clases, con todos los adolescentes que adoptaron y que ahora son como los nietos de Perry. Ricardo Perry es el director de Los Cojolites, él no toca y mucho menos se para en el escenario, pero ha escrito muchos de los versos que ellos recitan. Muchos artistas, como Zack de la Rocha, los han memorizado también. Lo evidente era que las condiciones para preservar el son jarocho, un patrimonio cultural tan importante, eran muy precarias.

PO: ¿Qué movió en ti estar dentro de esta comunidad? NL: Me enamoré de todo lo que vi ahí. Había muchos adolescentes de entre 14 y 16 años… son los más apasionados del son jarocho. Los dedos les sangran y no les importa; siguen tocando sin parar, lo que me hizo pensar que tengo que demostrar esa misma pasión en mi vida. Es un movimiento incluyente, de respeto, reglas, tiempos y, sobre todo, de mucha energía. Quería ser parte de eso. Conecté de una manera muy especial. PO: ¿Y todos los presentes participan? NL: No necesariamente. Puedes estar afuera y observar, pero muy poca gente se queda quieta. De repente, un muchacho se me acercó y me preguntó: “¿bailamos?” y le contesté: “no sé bailar”. Él dijo: “aquí la mayoría no sabemos nada, pero vamos”. Y eso es incluyente. PO: ¿Cómo entra Natalia Lafourcade en esta ecuación? NL: Fue una experiencia muy interesante y de alguna manera quería ayudarlos. A pesar de lo romántico que puede sonar la idea de estar en una isla tocando música sin electricidad, hay situaciones que no funcionan. Eventualmente todo colapsa porque no tienen infraestructuras o las herramientas necesarias. Es imposible becar a 300 niños sin recursos. Hay muchos visitantes de San Francisco, Nueva York y París, que vienen a aprenderse un jarocho y dan algunas aportaciones. ¡Cada clase cuesta 20 pesos! No se puede regalar así el trabajo. Se debe cuidar un patrimonio cultural y apoyarlo formalmente.

PO: ¿Qué fue lo que más te impresionó? NL: La manera como vivían y cómo impartían las clases, todo muy rudimentario. Hay cuatro camas en una habitación y ahí viven en comunidad con el calor, la tierra y los instrumentos. Me impactó que no tuvieran el apoyo de nadie, y aunque ya han recibido ayuda, ésta no fue constante y resulta muy difícil conseguirla. Tres días después de que terminó la gira Hasta la raíz, me reuní con un maestro que se llama Ramón Gutiérrez y me dijo: “Oye, Nat, ¿no vas a ir al seminario de son jarocho que van a dar en Luna Negra?” [Luna Negra está en la isla de Tacamichapan, a una hora y media de Jáltipan.] No sabía cómo era ese seminario. Agarré mi casa de campaña y a mi perro, y me fui sola a la aventura. Perry ha trabajado por conservar la naturaleza de esta isla desde hace más de dos décadas. Llegó a rescatarla, a sembrar árboles y convertir el espacio donde se lleva a cabo el seminario de son jarocho. Cada Semana Santa llegan niños, adolescentes y adultos a aprender sobre este legado musical. PO: ¿Hace cuántos años fuiste y cómo fue la experiencia? NL: Hace como dos o tres. No hay teléfonos, luz ni agua potable. Durante los primeros días, antes de que se corriera la voz de que andaba por ahí, conviví mucho con las mujeres a cargo de la cocina. Su día es ajetreado, desde el desayuno no paran. Van y vienen con costales de maíz, y los demás son responsables de limpiar y ayudar con otras tareas. A las 10 de la mañana empiezan las clases [talleres de versos y percusiones]. Todo al aire libre. Tocamos música hasta que cae la noche, hay conciertos y fiestas alrededor de una tabla y comienza el fandango. Es caótico en un principio, pero luego te vas familiarizando con las reglas y los procesos. Por ejemplo, alguien tira un verso y entonces, sube una pareja a la tabla. En cuanto otra persona más tira el siguiente verso, sube otra pareja. Conforme la noche avanza, el fandango empieza a agarrar fuerza, de repente ves que hay siete parejas alrededor de la tarima como toros peleándose por entrar a bailar. Estar ahí es como entrar en la máquina del tiempo. La gente improvisa, canta, altera y repite los versos, ¡la bamba duró hora y media! ¡Hay fandangos que llegan a durar tres días! 184

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Tocar mi guitarra me ayuda a tranquilizar el espíritu. Es en esa intimidad donde sale lo que realmente soy, tanto en mi casa como en el escenario. PO: ¿Cómo se desarrolla esto? NL: Hace un año volví a Jáltipan y, después del sismo, sabía que tenía que levantar algo. Junto con mi equipo hicimos conciertos y algunas presentaciones para reconstruir el centro. Nos dimos cuenta de que estábamos metidos en una locura y no era tan fácil como pensábamos. Entonces, se acercó una fundación que se llama Nido Social, que hace que las cosas sucedan: administran dinero, levantan papeles y le dan forma a las cosas. PO: Lanzaron un concurso para la construcción de este proyecto, y el ganador se presentó en tu último concierto en el teatro Metropólitan. ¿Qué pasó después? NL: Por sugerencia de Nido, invitamos al arquitecto Alonso de Garay como juez para elegir las propuestas, pero en realidad ninguna era costeable o poco tenían que ver con el lugar. No se pudo llevar a cabo la obra que ganó. Aun así, teníamos que seguir con la promesa de construir el centro. Alonso se empezó a enamorar del proyecto y nos presentó a la gente de Piensa Sostenible, que está reconstruyendo casas en San Mateo, Oaxaca. Tuvimos una plática con ellos, se unieron y nos consiguieron un fideicomiso de Fuerza México. Recibimos una llamada con la noticia de que la gente de Reconstruye México había reunido el dinero necesario. Sony Music se sumó también. Todo esto en menos de un año. PO: ¿La música mueve y la música es comunidad?

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La mĂşsica tiene una llave de entrada a algĂşn espacio y forma parte de la conciencia.

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NL: Este proyecto es incluyente. Es ayuda para los niños de Jáltipan que tienen problemas con el narco. Así que hay más motivos para combatir. Los niños tienen un nivel de cultura súper fuerte, arraigo por su identidad y un orgullo para tocar y contar todo esto. En enero firmamos este proyecto como equipo. Ya hay una maqueta, un render, papeles listos, y la última semana de febrero tuvimos el fandango de despedida para demoler el centro y empezar a construir. ¡La música sí es comunidad! PO: ¿Y cómo te sientes? NL: Estoy nerviosa y emocionada porque es mucha responsabilidad. Mi manager Kevin me decía que me calmara y le dije: “imagínate que tienes una casa que te costó levantar y se está cayendo porque no funciona; pero aun así es tu casa y te resguarda del mundo. Ahí han vivido tus hijos y nietos. Es un espacio en el que has estado por años, y van a tirarla para hacer una nueva, pero aun así te la van a tirar”. PO: Destrucción para construir, preparar el terreno, preservar un género musical para el país, que es riqueza, inclusión y comunidad. NL: Vamos a hacer una nueva historia, pero es muy fuerte, porque ellos están confiando en nosotros. El impacto que va a tener este centro es grande porque mueve conciencias para que el gobierno reaccione. El apoyo se recibirá a través de Nido Social. Vamos a reconstruir este espacio y crearemos estructuras donde se cobrará el hospedaje y las clases para las personas que vienen de fuera. Ya tenemos la cuarta parte del dinero, ya arrancamos, ya metimos las máquinas, pero nos hace falta más.

Empecé a escuchar a Agustín Lara, María Grever, Roberto Cantoral. Así fue como comencé a escuchar música tradicional, boleros, ¡y con Lara me quedé enamorada! “La Llorona”, “Un Viejo Amor”, “Cielito Lindo”… PO: ¿Cómo fue estar en ese escenario? NL: ¡Estaba aterrada por cantar con una orquesta en vivo! Canté con Ely Guerra y Denisse Lo Blondo y observé que la gente a la cual le cantaba no era mi público regular; era la gente de México. Un público que solamente gratis podría ver una orquesta en vivo. Vi a México. Estaba cantando frente a México. PO: ¿Qué sucedió después? NL: En ese momento dije que nunca más quería cantar para otras personas que no entendieran lo que soy, ni en inglés, ni tratar de pretender ser algo que no soy. Todo me hizo sentido, me dieron un talento y quiero usarlo bien para cantarle a mi país. No me importa ya Londres, ni Canadá, ni Japón. Solo quiero a México y nada más. PO: Y cuando te enfocas en nuestro país tu carrera internacional detona… NL: Veo hacia atrás y me parece que tardó años. No me fue tan fácil el cambio y encontrarme. Empecé a construir un nuevo discurso y una nueva Natalia a partir de ese concierto en vivo. PO: ¡Que buen momento! Algo tan honesto y real se convirtió en tu motor. Te perfiló como mujer, como artista y como cantante…

PO: ¿Habrá un proyecto especial de música que apoye esto? NL: Se nos ocurrió hacer un disco con Los Cojolites y los alumnos. Sony y Spotify se unen al proyecto a través de Nido Social para tener una distribución eficiente. PO: ¿Te imaginaste algún día que tu música llegaría a este punto? NL: No, nunca. Con este proyecto, me surgió la idea de hacer conciertos y juntar fondos, pero hasta ahí. Hoy, quiero decirle a la comunidad de Jáltipan que es de y para ellos. Será su trabajo y su labor llevarlo adelante. Quiero que trabajen mejor, que se organicen y entiendan el poder que tendrá este espacio. Más adelante, me encantaría organizar un festival, hacer un estudio, pláticas, talleres y que el lugar cobre vida.

NL: Sí, después de ese momento, llegó el disco en homenaje a Agustín Lara. Fue muy difícil hacerlo y entenderlo. Quería grabar algo que sonora a México… a mí. Una cosa llevó a la otra y el resultado fue muy bueno. PO: Una hermosa transformación. Además de Lara, ¿quienes han sido los personajes más importantes en tu vida a partir de ese momento? NL: Alondra de la Parra tuvo mucho que ver, Eugenia León también. El momento cuando me invitaron a formar parte del disco homenaje a Chavela Vargas. Todos y cada uno de ellos me hicieron conectar con mi país y entender el lazo que tenía con México. ¡Por supuesto, Los Macorinos con quienes grabé Musas! PO: Las buenas cosas toman tiempo, como este disco…

PO: Existe una eminente revaloración de nuestra cultura. La música funciona como generador de un cambio social, preserva la cultura, mejora la calidad de vida y revive la tradición. NL: La música es muy poderosa. Es una medicina que altera la mente de la gente. Un mensaje hablado o leído no se percibe de la misma manera que cuando es cantado. La música tiene una llave de entrada a algún espacio y forma parte de la conciencia. PO: ¿En qué momento de tu carrera la música te presentó esta llave de entrada para ver a México con otros ojos? NL: Cuando canté en el Ángel de la Independencia para el Bicentenario con Alondra de la Parra y la Orquesta Filarmónica de las Américas. Esa noche fue parteaguas en mi vida.

NL: Llegué con Queta [su manager] y le dije que algún día haríamos un disco con estos señores. ¡Y lo hicimos! Gustavo Guerrero fue muy importante también. Me enseñó la música de Simón Díaz, un artista muy arraigado a la tierra, la naturaleza, su mundo, su pueblo, su gente. Yo quería eso: un entendimiento más profundo de mi gente, conectar con ella, trascender. PO: En ese momento empiezas a trabajar en Hasta la raíz (2015)… NL: Sí, ya no quería cantar con máscaras como lo hice en HUHUHU o inventarme un mundo fantástico. Las canciones de Hasta la raíz son completamente mías. Me partieron el corazón, pero también me identifiqué con mi país. Por ejemplo, “Hasta la raíz” es una canción que trata sobre México, sobre Veracruz, mi tierra que tanto amo. Y mucha gente piensa que es sobre un novio o algún amigo que se fue.

PO: Tu inicio en la música estuvo marcado por el pop… NL: Mi inquietud musical era totalmente diferente. ¡Con HUHUHU andaba en Marte! [risas]. Después de la llamada de Alondra, me preguntó si quería cantar con una orquesta en vivo música mexicana. 188

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PO: Le cantas a otro tipo de amor. Y aquí es cuando la gente conecta con la música de otra forma. Como Silvio Rodríguez con “Ojalá”, una canción que le cantó a Cuba, aunque todo mundo cree que le cantaba a un amor.

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Después del concierto del Bicentenario dije que nunca más quería cantar para otras personas que no entendieran lo que soy. Todo me hizo sentido, me dieron un talento y quiero usarlo bien para cantarle a mi país. NL: Ahí me di cuenta de la importancia que tiene encontrar tus vínculos, o salirte de las típicas historias de amor, y empezar a conectar con la vida, a profundizar más. PO: ¿En qué momento empezaste a trabajar en Musas? NL: Lo hice al mismo tiempo que estaba en la gira de Hasta la raíz. Necesitaba hacer música, simplemente no podía parar. Hablé con Los Macorinos y empezamos a grabar muy rápido. De nuevo Gustavo fue una pieza clave. Aportó a mi mundo un gran repertorio de música latinoamericana que no conocía. Aprendí sobre música de Chile, Colombia, Venezuela y Perú. Repasé la trayectoria de Toña la Negra, que para mí es nuestra Ella Fitzgerald. Con Los Macorinos, teníamos la consigna de trabajar en un disco acústico, sin instrumentos electrónicos, y todo se grabaría en vivo en una toma. Tendrían que ser compositores latinoamericanos olvidados. Y así empezamos. PO: ¿Qué fue lo más difícil? NL: Darme cuenta de que no era tan fácil interpretar este tipo de música. No tenía voz para cantarlas.

cosas y que éstas no se dan de la noche a la mañana. Ésa fue una gran reconciliación conmigo. PO: Gran consejo que aplica para todo. Es difícil hablar del futuro porque en la mayoría de los casos provoca una sensación de vértigo. ¿Cómo te ves en un unos años? NL: Quiero devorarme al mundo entero. Quiero hacer miles de cosas, y eso es muy difícil porque no hay tiempo que alcance. Tengo que elegir entre tantas cosas. PO: ¿Cómo ordenas todas estas cosas que quieres hacer? NL: Lo escribí en papel. Desde ahí nacieron mis sueños, que poco a poco se fueron haciendo realidad. ¡Aunque mis sueños rebasaron mis expectativas! Se presentaron oportunidades como la película de Coco, mi participación en los Óscares en 2018 y la gran promoción del disco con Los Macorinos. PO: ¿Cómo te mantienes en control con tanto?

NL: Conecté conmigo. Entendí la exigencia de este tipo de interpretaciones, que es una responsabilidad enorme, pero que tiene una magia inigualable.

NL: En este momento me toca entender que no puedo tener control de todo. Estoy aprendiendo a lidiar con eso, para escoger cosas que hagan sentido con mi vida. Desde un lugar súper real y honesto donde me conecto conmigo misma. Me cuesta mucho trabajo, ¡porque quiero todo! [risas]. Tocar mi guitarra me ayuda a tranquilizar el espíritu. Es en esa intimidad donde sale lo que realmente soy, tanto en mi casa como en el escenario.

PO: ¿Tienen algo que ver tus raíces? Estamos en Coatepec, Veracruz, tu tierra, y sé que aquí está tu corazón.

PO: ¿Qué tipo de cosas te ayudan a conectar y encontrar esta intimidad?

NL: Es un pueblo hermoso. Viví de los dos hasta los nueve años. Amo este lugar, su gente, vegetación, naturaleza y sonidos. Amo su neblina. ¿Vieron el atardecer? Llueve, sale el sol, vuelve a llover. Las memorias más hermosas de mi infancia están aquí. También las más tristes, como la separación de mis padres. Pero hay momentos que resultan, incluso ahora, una delicia: correr en el campo, atrapar luciérnagas y cantar las misma melodías de esa época. Compré este terreno hace 12 años, cuando no tenía carrera ni nada. Pero en ese momento decidí poner mis semillas en este lugar y fue gracias a esto que me enfoqué en mi carrera para poder conseguir una casa y construir un hogar.

NL: Me encanta pasar tiempo con mi papá y verlo tocar el piano. Meditar, ir al mercado, comprar flores y hacer arreglos con ellas. ¡Amo cocinar!, a mis mascotas y la naturaleza.

PO: ¿Y cómo la encontraste?

PO: ¿Cómo lo conseguiste? NL: Lo único que tengo es mi voz. Cada tabique de esta casa es una persona que compró un boleto para mis conciertos. Amo cada esquina de este espacio. Me encanta Coatepec, ¡es un pueblo, pueblo! PO: Durante tu carrera, ¿quién te ha dado el mejor consejo y cuál fue? NL: Juan Gabriel me dio una cantidad de consejos brutales, pero a ver, el más importante tiene que ver con los procesos. Es decir, el porqué de lo que quiero. Eso conecta con sinceridad cada uno de mis pasos. Aprender a disfrutar cada momento me ha ayudado a realmente sentir cada concierto, disco y experiencia. Aceptar los procesos de las

PO: ¿Qué sucederá con esta pequeña pausa que haces después de Musas? NL: Es una pausa movida, un descanso de la gira, de los discos y de lo que he venido haciendo tantos años. Es momento de explorar, de terminar ciclos que estaban abiertos y que no había podido cerrar. PO: Y tan importante que es darle vuelta a la página para avanzar. NL: ¡Exactamente! Darme cuenta de las consecuencias que tiene todo lo que uno decide y hace. Entendí que se vale decir no y que esos no son válidos también. Me comprometí con la construcción del centro y emprender esta aventura con todos ellos. He aprendido a asumir mi parte, seguir y avanzar. PO: Los tiempos del universo son perfectos. NL: Son perfectos. Por algo todo se dio así y no antes. Ahora estoy en una etapa de exploración, de búsqueda, de estar en casa y regresar a la familia. De regresar a mí y darme a mí. No busco nada más. 191


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maquillaje y pelo Marcelo Rendón producción Jaime Arroyo y Rocío Alcázar Interview

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S

i te encuentras a Toni en un festival de música, es muy posible que esté apresurada, cargando kilos y kilos de equipo. Va corriendo de una escenario a otro. Quiere que su cámara capture lo que a ella le parece interesante. Aunque tenga que recorrer kilómetros sorteando multitudes. Esa dedicación, sumada a su talento, la han convertido en la fotógrafa de conciertos más conocida de este país. Además de lo que publica en su propio medio y en los que la contratan, muchos artistas han confiado en ella para documentar su historia. Así llegó a donde está. Toni François se interesó por la música en la preparatoria. Antes, escuchaba la música que le llegaba de rebote vía su padre: Chicago, Beatles, Elton John. Green Day, Soundgarden y The Offspring fueron las primeras bandas con las que conectó por cuenta propia. Dando vueltas por la robusta sección de revistas de la extinta Tower Records, encontró publicaciones como la mítica y radical Maximum Rocknroll. Navegar entre sus páginas amplió sus horizontes: “Ahí empecé a ver que existían mas grupos”. En particular, se volvió aficionada del punk y sus variantes.

fotos salieron espantosas. Y, por ejemplo, le tomé a Bad Bunny, que no me gusta, pero las fotos quedaron muy padres”. Cuando trabaja directamente con un artista es mejor. “Me gusta cuando llevo mucho tiempo con ellos, como con Zoé, Moderatto o Ha*Ash. Me dejan moverme libremente en el escenario, confían en lo que voy a hacer”. El otro lado de la moneda es cuando va como prensa a cubrir un concierto, ya sea para medios que se lo solicitan o para su portal, Tono.tv. “Cuando vas como prensa te dan tres canciones y estás como a 8,000 kilómetros, con otros 40 fotógrafos ahí peleando. En las primeras tres canciones hay veces que no pasa nada, está el cantante inmóvil”. Por si fuera poco, muchos artistas ya no dejan que se les tomen fotos o sólo permiten que se hagan desde la muy distante consola de sonido. “Pero sigo tomando fotos en el Alicia, no me importa tomar fotos en foros para 100 personas, luego son las más padres”. Le pregunto cómo es el ambiente en la zona de fotos. Platica que entre los fotógrafos que llevan tiempo en el oficio, no sólo hay respeto, sino también gestos solidarios que abonan a que todos

Creo que nunca ha sido apreciada [la fotografía]. Creen que picas un botón y ya. Pero son años de aprendizaje. – Toni François Los siguientes pasos en su vida musical fueron excursiones sabatinas al tianguis del Chopo y asistir conciertos de hardcore y de punk: “Me gustaba la agresividad, que era diferente a lo que conocía, al ambiente en el que estaba”. Toni acababa de entrar al ITAM. Primero se matriculó en Administración de Empresas, pero a los tres semestres se cambió a Ingeniería en Computación. El ambiente de esa escuela no le hacía sentir cómoda. “Me enfermé y estaba rapada. En 1997 la gente del ITAM me veía raro por andar así. Iba al Chopo y nadie me decía nada. Al contrario, me decían ‘eres punk’. También iba al [Multiforo] Alicia, cada semana, a ver grupos, a pasar un buen rato”. Su madre le obsequió una pequeña cámara digital, de las primeras que salieron a la venta. “La llevaba al Alicia, no porque quisiera ser fotógrafa, nomás para usarla. También hacía páginas de Internet para grupos que conocí ahí, como Lost Acapulco o Ducto, y usaba las fotos que tomaba en los conciertos”. Su cartera de clientes se fue ampliando. Los músicos se le acercaban para que montara y administrara su sitio en la red. Al poco tiempo ya estaba trabajando con músicos mas consolidados como Aleks Syntek, Moderatto, Fobia y Morbo. Ahí empezó a cobrar por sus fotos. Ahí su afición se transformó en su modus vivendi.

Toni François: La batalla de la lente 194

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Como se habrán dado cuenta, ésos no son artistas de punk y mucho menos de hardcore. Afortunadamente, nunca ha sido problema trabajar con o para artistas cuya música no es de su completo agrado: “Lo veo como trabajo. Y me sirve para aprender cómo trabajan otras personas. No es nomás conocer al artista; también al ingeniero de sonido, al de luces, a los managers, a toda la gente que está detrás de él, que en realidad son los que hacen casi todo”. Además, que un músico le emocione no es garantía de buenas fotos: “Por ejemplo, Mark Lanegan. Me encanta, fui, y el tipo todo teporocho, pegado al micrófono, la luz estaba horrible y las

saquen adelante la misión. El problema son los nuevos. “Llegan como animales, te empujan, levantan la cámara, casi te pegan si les reclamas. Mucha agresividad”. Cuenta que hay muchos que sólo van estar cerca del artista, a bailar con un trago en la mano o sacan su celular para grabar. “Ya no lo toman tan en serio, quizá porque ahora acreditarse es más fácil”. Para ser un buen fotógrafo de conciertos, dice, lo primero es estar atento todo el tiempo. También hay que saber qué se va a fotografiar. Estudiar al artista. Buscar sus actuaciones en YouTube. Hay que buscar gestos interesantes. Tratar de mostrar el escenario y no sólo close ups. ¿Cómo es la economía de tu oficio?, pregunto a propósito de un tuit que publicó horas antes de nuestro encuentro, en el que se quejaba de un editor que le pedía fotos gratis. “Creo que nunca ha sido apreciado. Creen que picas un botón y ya. Pero son años de aprender, de trabajar en otras cosas para invertir en equipo. Es cargar todo ese equipo durante horas. Editar las fotos. Se imaginan que estuve tomando cubas y de repente me puse a tomar fotos”. Por si fuera poco, hay artistas que tampoco muestran consideración por quienes se dedican a retratar sus actuaciones. Relata lo que le pasó con los Foo Fighters. “Muchos grupos grandes no traen fotógrafos. Y lo que hacen es acreditar medios, pero antes firmas un contrato que literalmente dice que las fotos son suyas toda la eternidad y en todo el universo. Que las pueden usar en lo que quieran y sin darte crédito. Si no lo firmas, no entras. Son unos desgraciados”.

texto Rulo David fotografía Ana Hop 195


Joselo Rangel: Quién soy yo

Ahora me hace reír por medio de sus libros. Tiene un sentido del humor orgánico (palabra de moda hoy en día) y valemadrista que me gusta mucho. Así es el lenguaje de sus libros. – Pepe Casanova

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ace mucho tiempo que no escribía algo, nada, fuera de mails y whatsapps desde mi computadora o el celular. Digo que escribir puede ser tan fácil como pintar, pero tampoco sé pintar. Sé sumar, ponerme una camisa, nadar y bailar. A lo que voy es que, para ser un buen escritor, se requiere no sólo de pasión y talento, sino también hace falta ser persistente, constante, hacerse de una disciplina que no todos obtenemos. Joselo Rangel lo sabe muy bien. La primera pasión de su vida fueron las letras, que fueron el pretexto para comenzar a tocar guitarra en un grupo de rock, Café Tacvba. Él, al igual que yo, sabe que la constancia y la persistencia llevan al éxito. Joselo comenzó a interesarse por la lectura desde muy pequeño, su papá lo llevaba con sus hermanas y su hermano a una librería en Minatitlán, Veracruz, para que escogiera algo para leer. Mucho tiempo se inclinó por los cómics (incluso por La pequeña Lulú, de la que yo también era fan), más tarde se inclinó por los libros de ciencia ficción y después pasó a la literatura clásica rusa de Tolstoi, pero su mayor influencia en la vida fue una revista de ovnis y alienígenas llamada Duda, de la que su papá era fan y ferviente seguidor. De ahí también su interés por la vida extraterrestre y los robots. Paréntesis: Les dejo este link que me encontré en la web. La portada de El extraño monstruo de Loch Ness es mi favorita: coleccionrevistasduda.blogspot.com Curiosamente, ninguna de las publicaciones de Joselo hasta ahora tiene que ver con ciencia ficción. En sus libros no hay robots, coches voladores o vida en otro planeta, sino todo lo contrario. Aunque eso sí, tiene una extensa colección de robots en su casa, la cual me da mucha envidia. Hasta ahora, Joselo tiene publicado un libro de sus columnas en el periódico Excélsior, llamado Crónicas marcianas (2012). Ha sido columnista de este periódico desde hace 12 años, y sólo ha faltado tres veces. ¿Lo pueden creer? Yo no. Por eso digo que hace falta persistencia y constancia para llegar lejos. Tres años después, publicó un libro de cuentos llamado One Hit Wonder (2015) y hace tan sólo unos meses lanzó su primera novela de ficción llamada Los desesperados (2019). Joselo es, además, padre de familia, esposo, amigo, hermano, pero eso sí, Dj no, ya no. Y la verdad es que sí me hacía bailar cuando pinchaba discos. Ahora lo que me hace es reír por medio de sus libros. Tiene un sentido del humor orgánico (palabra de moda hoy en día) y valemadrista que me gusta mucho. O por lo menos nos entendemos bastante bien. Pareciera que no le queda tiempo para tocar y escribir, pero no es así. Mientras viaja, aprovecha cualquier tiempo para anotar ideas, comenzar una historia o escribir una nueva canción.

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No se le acaban las ideas y ha aprendido a canalizar toda su creatividad como escritor por diferentes lados y de diferentes maneras, y eso ha de ser una muy buena catarsis para nuestra generación. Sobre todo en estos tiempos donde uno es juzgado por todo lo que haces o piensas. Paréntesis: Malditas redes sociales. Le dan voz hasta a los más tontos. Todo era mejor en los 90, cuando no había internet y uno sentía más libertad. Bueno, al menos yo. La verdad es que evadir la tecnología es casi imposible. Sólo tengo un amigo que nunca ha tenido celular en su vida ni piensa tener. Ha sobrevivido así y no se le ven ganas de tener uno. Qué envidia, la verdad. Y de la mala. Para Joselo, la tecnología es importante porque puede llegarle a un montón de gente por medio de sus textos, porque puede estar en contacto con todos aquellos que disfrutan lo que hace y porque él comenzó escribiendo hace muchos años en una plataforma digital como Blogspot, cosa que le ayudó a formarse como cuentista, ya que aunque pertenezca a una banda de rock y haya crecido escuchando punk, es una de las personas más ordenas y decididas que conozco. Yo, como él, quisiera tener la costumbre de apagar 30 minutos al día mi celular, para dedicarme a escribir durante ese tiempo sin pensar en nada más. Pero no puedo. A los 15 minutos me distraigo con la novela, el teléfono o una cerveza y termino con la hoja en blanco. Actualmente, Joselo tiene en mente escribir una autobiografía a la edad de 70 años en la que piensa hablar “de todo” sin tapujos ni pena alguna. Le llaman mucho la atención y es algo que lee con frecuencia, sobre todo biografías de estrellas de rock. Su favorita es la de Pete Townshed, que la escribió a esa edad sin necesidad de una persona que lo hiciera por él. Mientras eso sucede, Joselo está escribiendo otra novela y un cuento. No tiene idea de cómo vayan a terminar, pero está enfocado en escribir y escribir. Joselo no tiene Twitter y apenas abrió su cuenta de Instagram. Si quieren conocer quién es él detrás de los escenarios, les recomiendo seguirlo: @joselo.oso.rangel Mientras tanto, yo seguiré practicando el método de los 30 minutos. Ya les contaré.

texto Pepe Casanova fotografía Ana Hop 197


NANCARROW La música es para los pájaros El problema con los personajes míticos es que se ha dicho todo sobre ellos. El mito se explica solo. Paradójicamente, lo poco que conocemos acerca de las figuras misteriosas es lo único que hay por conocer. El misterio reside justo en ese puntual reducto oscuro y luminoso que nos seduce a los mundanos. No resistimos la tentación de elaborar un mito alrededor del mito, para explicar el mito. ¿Por qué queremos saber los motivos de Butes para, en altamar, saltar del Argo y entregarse al canto de las sirenas? ¿Por qué fascina la leyenda moderna del compositor musical estadounidense, ermitaño y comunista, que se refugió en México en 1940, después de haber luchado contra Franco en la Guerra Civil Española? ¿Por qué queremos conocer más de Conlon Nancarrow aparte de su música?

Texto Óscar Benassini Fotografía Andrés Navarro

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onlon Nancarrow nació en Texarkana en 1912. A pesar de estar inscrito en una escuela local, prefirió estudiar por su cuenta, en el ático de su casa, los temas elementales, leyendo libros de conocimiento general. Un autodidacta sin permiso de sus padres y maestros, una enigmática introversión que lo acompañaría el resto de su vida. Aunque en su casa de infancia había un piano, nadie en su familia practicó música. Cuando Conlon Nancarrow le dijo a su padre que quería hacer una carrera musical, recibió como respuesta la negativa más alentadora: Hijo, la música es para los pájaros. Después de una incipiente incursión en la carrera de Ingeniería en la Universidad de Vanderbilt, en los siguientes años Nancarrow se entrenó en aspectos muy particulares de la composición y de la interpretación musical (estudió con Roger Sessions y Nicolas Slonimsky, incluso se topó con Arnold Schoenberg en Boston, en 1933). Atraído por el jazz durante sus años de educación musical, el instrumento de su preferencia fue la trompeta. Ya en sus años de mexicano, afincado en su casa-estudio de la calzada de Las Águilas (diseñada por su entrañable amigo Juan O’Gorman), Nancarrow escuchaba a Louis Armstrong, a Nat King Cole y a Pérez Prado (Mako, su hijo, cuenta que en una ocasión Philip Glass visitó el estudio de su padre, casi como un peregrino del arte, y Nancarrow le dijo que su música “era como de elevador”. (Al parecer Nancarrow era, voluntariamente, como buen ermitaño, un desentendido de las modas estéticas de su tiempo.) Hay historias del Nancarrow soldado en España —aparte de su fama de rolar cigarrillos con una sola mano— de cómo tocaba la trompeta durante las mañanas serenas en las trincheras, en la Brigada Abraham Lincoln (la misma en la que se enroló Hemingway). Sin embargo, aparentemente, sus afectos políticos nunca fueron evidentes en su música, pero: ¿qué mayor transgresión política que la invención de una nueva estética, de un lenguaje inédito, y por lo tanto inútil para las retóricas del poder? Acerca de la singularidad de Nancarrow, el compositor mexicano Julio Estrada escribió: Antes de oír su música, el personaje me parecía algo excéntrico por el mero hecho de pertenecer a la cultura estadounidense del underground, con la que teníamos poco contacto en México. Su singular “cueva” y su rara vocación por una música confeccionada a base de perforar rollos parecían repetir su capacidad de lucha, como si este hombre rondando entonces los 60 años todavía permaneciera atrincherado en un combate, ahora solitario. En aquella ocasión, la música que me hizo oír me causó el goce de escuchar las proezas que lograba con su instrumental. Nancarrow compuso para una máquina análoga porque nadie podía tocar su música de tiempos delirantes. Antes compuso para orquesta, pero le molestó el error humano, la inexactitud orgánica de los músicos. De nuevo el ensimismamiento, el afecto a los artefactos: primero el libro y luego su ruidosa pianola de cabeza metálica. Vale la pena citar lo que el compositor y artista sonoro mexicano Carlos Sandoval escribió sobre las máquinas de Nancarrow para la revista La Tempestad en octubre de 2016: La pianola no hace milagros y las pianolas de Nancarrow, mecedoras bien domesticadas, parecían obedecerlo sólo a él. Por eso su influencia no se puede medir en referencias directas, entrecomillados o prestissimos desatados. Sus estudios para pianola son más hondos y premonitorios porque cada uno se deriva de reflexiones profundas y serias sobre la relación entre el ser humano (y su noción escurridiza del tiempo) y la máquina (sin noción escurridiza alguna).

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Nancarrow solía encerrarse en su cámara de composición (una “caverna” anecoica también diseñada por O’Gorman) prácticamente el día entero, pero siempre después de desayunar y de llevar a la escuela a su hijo, e ir al mercado del barrio por los comestibles para la comida del día. Nancarrow fue un padre liberal, que pasaba el día entero en su pianola o leyendo un libro, según cuenta Mako, el hijo del compositor con la arqueóloga Yoko Sugiura, la compañera imprescindible de Nancarrow. Hay que recordar que Conlon Nancarrow, artista ensimismado, a pesar de haber trabado amistad con John Cage en 1975, no fue reconocido internacionalmente sino hasta que en 1981 el compositor húngaro György Ligeti apadrinó, asombrado, su música: Esta música es algo grande e importante para toda la historia de este arte. Su música es brutalmente original, divertida, perfectamente construida y al mismo tiempo emocionante... Para mí, al día de hoy es la mejor música de cualquier compositor vivo. La escritura musical de Nancarrow consistió en la perforación de rollos para ser tocados o reproducidos automáticamente, mecánicamente, por una pianola. Nancarrow fue un Varèse o un Xenakis underground. Un artista para artistas. Un visionario sonoro amante de Bach. Un anarquista similar a Silvestre Revueltas y a Siqueiros. En 1932, el compositor Revueltas cristalizó el espíritu de la época mexicano que recibiría el calambre artístico de Nancarrow: ¿Por qué un artista, un creador, ha de sufrir hambres y miserias? Aquí descansa, entre nosotros, el secreto del fracaso de la cultura de México como pueblo. Somos un país de descamisados y de zánganos. Se desprecia al músico, al pintor, al poeta, por considerarlos como a los bufones que cabriolean en los banquetes de los burócratas. Pero es que se les hace bufones por la fuerza del hambre. Aunque muchos nos rebelemos, la rebeldía es la soledad, la soledad infecunda, el abandono, la miseria. Incluso hoy, igual que pasa con Julio Estrada, cómplice excepcional de Nancarrow, la música del compositor permanece en el azoro de unos cuantos. La casa-estudio de Las Águilas, capricho afectivo de Nancarrow y de O’Gorman, la que guarda su biblioteca personal, el taller de carpintería para sus experimentos mecánicos y la sala aislada donde componía, no están protegidos por ninguna institución cultural mexicana. Y no es que su legado artístico corra el riesgo de perderse: otras instituciones fuera del país están conservándolo y su música crece cada vez más en el imaginario colectivo de la comunidad artística, que es bastante amplia. Lo realmente sintomático es que una música “rara”, que se hizo a finales del siglo pasado, sigue incomodando tanto que no se le brinda el cuidado necesario para asegurar su vitalidad. La originalidad estética, la música atípica y compleja, siempre va a amenazar nuestro confort. Butes fue el único argonauta que, a pesar de la confortable música de Orfeo, dejó su lugar de trabajo en el barco para entregarse al llamado de las sirenas (que se confundía con la música de los pájaros): La alta mar no les va. Tienen miedo de perderse, de zambullirse, de abandonar el grupo, de morir. De modo parecido el psicoanalista y el analizado, con los brazos y las piernas inmovilizados, uno en su sillón, el otro sobre su lecho de dolor, escuchan, hablan, no saltan fuera del grupo, no saltan fuera del lenguaje. No abandonan el navío. Tal vez desciendan a la cala, pero no saltan al mar. Butes sube al puente y salta. Allí donde el pensamiento tiene miedo, la música piensa (Butes, Pascal Quignard). 201


Nancarrow fue un Varèse o un Xenakis underground. Un artista para artistas. Un visionario sonoro amante de Bach. Un anarquista similar a Silvestre Revueltas y a Siqueiros.

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Nohbords: La danza de lo cotidiano

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a realidad está conformada de bailes que desarrollamos en diferentes planos, otro nombre para llamar a las relaciones e interacciones que tenemos al estar dentro de una sociedad. Es tal nuestra manera de movernos de una manera graciosa y estética, o brusca y discordante alrededor de las personas que nos topamos en nuestro día a día, que resulta desconcertante que la forma de arte que explora el movimiento de los cuerpos no sea una parte más importante de la vida típica de los humanos. Ante este exilio a espacios designados específicamente para la práctica de esta “alta” disciplina, encontramos la propuesta de Nohbords, un esfuerzo por llevar la búsqueda del cuerpo en movimiento hacia cualquiera que desee acceder a ello. Comenzó en 2015 como un proyecto solista del artista Diego Mur, y en poco tiempo se expandió no sólo para incluir a más participantes de la disciplina, sino también para colaborar con gente dedicada a otras áreas, como fotografía, diseño gráfico, artes plásticas, arquitectura, video y por supuesto, música, lo que ha dado como resultado varias interpretaciones de la danza que se traducen a un catálogo fotográfico, un homenaje a Luis Barragán y un video musical de la banda de synthpop Clubz, entre otras. Todo esto con excusa de investigar el cuerpo humano en movimiento. Las diferentes piezas de Nohbords son creadas en colaboración con un músico. Una vez que se genera la idea, éste se encarga de componer una banda sonora especial para el proyecto, involucrando cualquier instrumento o estilo, como lo han hecho en el pasado a través de música progresiva, electrónica, [para] chelo,

el músico sienta que también es su visión. Es lo más difícil, poder empatar y sentir que ambos estamos satisfechos con lo que está ocurriendo”. Para Mur, la música no sólo da pie a que se desarrollen los ritmos para darle vida a los conceptos con los que los cuerpos experimentarán las formas y movimiento que pretende adoptar; para él, el papel de la música es mucho más profundo. Representa el lenguaje para seducir al público. “Cuando estoy creando, trato de desprenderme de un sentido intelectual, ser más intuitivo y sensorial. Creo en las sensaciones. Creo que la suma de los elementos en una puesta escénica es lo que hace que te transporte como espectador. La danza contemporánea es muy abstracta, y eso la vuelve un poco compleja para el espectador. La música representa en mis piezas la conexión de un momento cotidiano con lo que está ocurriendo adentro. Es importante dar una lectura a las personas para que conecten. Me interesa mucho establecer un lazo con la gente cotidiana”. Asimismo, Diego reconoce la importancia del video para llegar a muchas más personas. Mur identifica también que la música juega un papel similar en su vida y lo ecléctico de Nohbords se refleja en el gusto que ha tenido por diferentes géneros a través de los años. “A lo largo de mi corta vida creo que todas las etapas han estado acompañadas de música, supongo que es algo común y a todos nos ocurre. En secundaria tuve mi etapa de punk, después me gustó el heavy metal y luego pasé al emo, el screamo y sonidos más indie. Tuve una etapa a los 17 en la que escuchaba folk y de ahí pasé al folk electrónico experimental.

Para Diego Mur y Nohbords, la música es la mano que se extiende a las demás personas que puedan encontrar algo conmovedor en los movimientos del cuerpo humano. percusiones, piano, cuerdas. “El tema de la música es muy importante”, nos platica Mur. “Hay muchos patrones y conductas que vamos descubriendo, códigos que generamos al momento de exponer nuestra danza. Entre esos elementos, quizá el más importante sea la música. Inclusive trabajamos en muchas piezas con silencios donde la respiración [de los bailarines] es imperativa para crear un ambiente”. Un punto muy importante para las piezas de Nohbords es el uso de música compuesta especialmente para cada una de las piezas, comisionada a diferentes compositores y músicos de variados estilos y disciplinas. “No me imagino bailar con la música de otra obra o con el soundtrack de una película”. “[La música] es lo que más tardamos en crear”, Diego ahonda sobre el proceso creativo en el que intervienen los sonidos. “Claro, le invertimos mucho tiempo a la parte física, pero de los elementos que nutren a la pieza, la música es la que lleva meses de trabajo porque indagamos muchísimo y se crea un diálogo con el creador de ésta. Pienso un poco en el tono que le quiero dar a la pieza, y como consecuencia pienso en el instrumento que quiero utilizar, o la banda o artista a los que quiero invitar a colaborar. Al final, el resultado es que los dos sintamos empatía, que la pieza nos represente porque no se trata solo de mí; es importante que 204

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Cuando entré a la escuela me clavé en la música clásica, escuchaba piano clásico y contemporáneo. Siempre he escuchado mucha música, ahora no como antes, pero trato de escuchar [algunos] álbumes al mes para decidir si me gusta o no, aunque sea cada vez más comercial lo que escucho —recientemente estoy en M.I.A., Robyn, Frank Ocean—. Para Diego Mur y Nohbords, la música es la mano que se extiende a las demás personas que puedan encontrar algo conmovedor en los movimientos del cuerpo humano, que los sentimientos de Mur sean entendidos por más personas y que su mensaje —a veces violento, a veces avasallador, a veces extático y a veces dichoso—, logre conjurar otra dimensión informada por nuestro mundo, pero que logre además una cápsula de escape. “En Nohbords creamos universos que puedan envolver a la gente, que nos saquen un poco de esta realidad a la que pertenecemos y que podamos crear un universo mágico dentro de la escena. Me gusta sentir que sucede de esa manera, que se envuelve en lo que ocurre y que nos coloque dentro de una realidad alterna”.

texto Marcos Hassan fotografía Ana Hop 205


Gaby Ruiz: Cocinera de canciones

Me gusta ver a la gente comer, pero cuando comen música, es como si todo hiciera sentido. – Gaby Ruiz

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a memoria juega a favor de Gaby Ruiz, pero la curiosidad, ésa es su arma más poderosa, casi tanto como la sal, que es el sable que tiene montado en su pared de honor, el que desenvaina y con el que juega como un antiguo y experto samurái: con esa destreza. Gabriela es chef, una virtuosa, una obsesa, una cocinera de canciones con una inteligencia tal, que convierte canciones en comida y donde su cocina sabe a canciones. Imagino la mente de Gaby Ruiz (Villahermosa, Tabasco) como una Matrix. Llena de conexiones sensoriales que ni ella misma comprendía hasta hace apenas unos años, pero que trataba de descifrar, y en ese tratar se le iba el sueño. De niña buscaba las respuestas con su madre. ¿Por qué el agudo de una canción la hacía salivar tanto como si estuviera chupando un limón? ¿Por qué palabras como piscina la hacían llorar? ¿Por qué le llamaba la atención ver cómo sus amigos en la escuela masticaban la manzana que les habían mandado de lunch? ¿Por qué le pasaban a ella estas cosas? Su madre le decía que era su imaginación, que la obsesiva curiosidad que le provocaba ver comer a la gente era cosa de su mente y nada más, que la forma de asociar una quesadilla con una canción derretida y extendida como queso, era cosa de niños. Pero no fue así. Gaby estudió Gastronomía en Mérida, Yucatán. Al terminar, volvió a Tabasco a montar un negocio de banquetes. En aquel lugar que recuerda feo como pocos —nada que ver con su ideal de un restaurante—, puso un par de mesas y en sus ratos libres se iba al mercado a comprar lo más fresco y se ponía a cocinar. Pretensiones aparte, pero Gourmet MX —como se llama ese sitio— se volvió un éxito redondo. Ella no entendía por qué la gente volvía y volvía. “Nunca tuve una formación en una gran escuela ni con un súper chef”, recuerda; “de cierta forma pensaba que mi cocina era menos; yo no tenía las tablas de un chef para que la gente regresara a mi lugar”. Así que les preguntó a sus comensales: ¿por qué vuelven? La respuesta era simplísima: Porque está rico. “Como no comprendía realmente el significado de la palabra rico, me empecé a obsesionar con ella y a buscar su significado”, cuenta. En esa época, la chef coincidió con un grupo de neurólogos —asiduos clientes a su pequeño restaurante— y se abrió una puerta que le cambió la vida para siempre. Rico. “No encontraba respuesta satisfactoria que me dijera qué es lo que pasa en el cerebro humano para escupir, en el buen sentido, la palabra rico”. Uno de los neurólogos se lo explicó: hay tres tipos de paladares, el supergustativo, el gustativo y el no gustativo. “El supergustativo —no es el de un sibarita ni el del foodie—, es el que nace con más papilas gustativas que los demás y equivale a 8% de la población humana; todos los sabores los sienten muy intensos porque tienen muchos receptores. No toleran los amargos ni los picantes, y siempre tienen que comer muy equilibrado para que los sabores no desbalanceen su paladar. Sólo hay un sabor que toleran y es el de la sal”, recuerda Gaby. Ella estaba cocinando en el “punto de sal” de un paladar supergustativo, y cuando la gente prueba ese “punto de sal”, es cuando dicen que está rico. Ahí comenzó su estrecha relación con ese ingrediente. La sal se volvió su arma de poder.

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El descubrimiento volvió a quitarle el sueño y la pláticas con el neurólogo continuaron. Había más. “Le conté algo muy íntimo… algo de locura”, me dice. Su relato sobre aquel momento, que representa un antes y un después en su vida como chef y como persona, lo cuenta emocionada. “Me pasa que escucho canciones y los agudos me hacen salivar, los graves me hacen sentir sabores amargos de café y de chocolate, y las percusiones, para mí, son crujientes.” Lo que tienes, le respondió él, se llama sinestesia, una condición en la que se funden uno o más sentidos. En su caso, el gusto y el oído. El rompecabezas estaba resuelto: sus dos grandes virtudes, la cocina y la música, podían echar raíz en un mismo terreno. Así empezó a cocinar canciones. El primero. Fue Aleks Syntek, a quien se encontró por casualidad en un elevador y le dijo que quería cocinar sus canciones —también hablaron brevemente sobre la sinestesia, había un lenguaje comprendido entre ambos—. “Le dije que su voz tiene la particularidad de ser vibrante, como las burbujitas del champán o del agua mineral”, recuerda la chef. Y empezó a cocinar. Syntek probó sus canciones. La reacción fue tan convincente que no admitía discusión. “Me gusta ver a la gente comer, pero cuando comen música, es como si todo hiciera sentido”. Como todo en su proceso creativo y de entendimiento, las primeras veces que cocinó canciones fueron largas semanas en las que Gaby no hacía otra cosa que escuchar la música. “Terminé vomitando esas canciones, literal”, cuenta. “Sin dormir y sin dormir… sentía los sabores y las texturas, pero era muy difícil sacarlo de mi cabeza, ponerlo en papel y luego materializarlo en un plato. Sin embargo, después de esa primera vez, empecé a tener un método creativo para hacerlo más rápido: que fue con la creación de símbolos”. Su simbología —en proceso de patentarse—, es la forma escrita de representar un agudo, un grave, un sonido de cuerdas, una percusión. Es la creación de un nuevo lenguaje, su partitura gustativa. Repasando mi plática con Gaby, me pregunto cómo habrá sido esa bifurcación de los sentidos y las emociones más nítidas y al mismo tiempo más distantes. Cómo veía, cómo escuchaba, cómo degustaba, cuando no encontraba el punto en el que convergiera todo. Me sorprende su recorrido y me erizan la piel sus descubrimientos. La maga, la versada y sus dos grandes aliadas: la sal y, por supuesto, la música. Puedes probar las canciones y la cocina de Gaby Ortiz en Carmela y Sal (Torre Virreyes, Pedregal 24, Lomas de Chapultepec, CDMX) y en Gourmet MX (Cárdenas Local F45, Atasta de Serra, Centro, Villahermosa, Tabasco).

texto Danaé Salazar fotografía Ana Lorenzana 207


ILSE Una colisión de ideas creativas, la provocación consciente, los ojos verdes —tremendos— de Ilse Salas. Un guardarropa completo de Nina Ricci, propiedad de Guadalupe Loaeza —época: años 80—, el cuestionamiento a la belleza obligada de las actrices y su repudio. Ilse en decadencia, Ilse representando la decadencia, la ironía, el reverso de su propio papel en Las niñas bien. La idea del lujo ostentoso, podrido, marchito, y también el paso inevitable de todo ser humano: la vejez. Habrá que decir también que las siguientes páginas son, en parte, producto de la insistencia de Ilse. Quería hablar del declive de una sociedad aristócrata, burlarse de sí misma e ir más lejos en la exploración de su personaje, Sofía, al mismo tiempo que hablar sobre la naturalidad atravesando una imagen dramatizada, aguda, terrorífica y ficticia de sí misma.

Texto Danaé Salazar Fotografía Fabiola Zamora

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esta p á gin a saco Nin a Ricci suéter Miu Miu calzones y calcetines Prad a zapatos G ucci aretes y anillo G ucci brazalete Pia get

Danaé Salazar (DS): Cuando la vida nos arrastra a un lugar poco explorado, en el que no habíamos estado antes, hacia un rincón que achica e intimida, aplastante, es que vamos a empezar a caer. Es el comienzo de la pérdida progresiva de nuestra fuerza y de nuestra propia y única perfección. Las niñas bien, tanto el libro como la película, así como la propia imagen que simboliza su autora, podrían representar mucho de lo que es el lujo y una clase social en decadencia.

pági na siguien te blusa Nin a Ricci pantalones Iv á n Áv a lo s aretes Icon ique anillos G ucci tocado A r ma n do Ta ke d a

Ilse Salas (IS): Hace poco hablaba con Guadalupe sobre el triunfo de Andrés Manuel [López Obrador], sobre el miedo de los financieros a las bajadas de sueldo y la austeridad republicana. Guadalupe, que es una mujer acostumbrada a tener privilegios y lujos, me dijo: ‘pues me van a bajar el sueldo, voy a tener que prescindir de cosas a las que estoy acostumbrada… pero ya era hora’. Me lo dijo con esa elocuencia, con esas palabras, y me pareció muy humilde de su parte, muy sensato y muy duro. Qué conclusión tan fuerte y qué valentía de asumirlo. Me dijo: ‘ya era hora, esto no podía continuar así’. Mostró más dignidad de la que yo hubiera imaginado. Ahora, siempre hay una nostalgia por lo que fue y por los buenos tiempos, por la época donde estás más ‘arriba’. Tan es así que Guadalupe, por ejemplo, guarda todos los Nina Ricci que ya no le quedan —que fueron la paga por sus años de trabajo en esa casa de moda, así que su guardarropa, que es mucho del vestuario que usamos en la película, no es poco—, pero no los puede soltar. Esas prendas representan la memoria de una parte de su vida que no está dispuesta a dejar ir. Hace dos días me dijo, quejándose de las fotos de sus uñas (publicada en 192, edición 47), que cómo le habían hecho ese close up con las uñas todas feas. Le respondí: ‘Tú también eres eso, no siempre estás perfecta y todos lo vemos’. Y tiene la elocuencia suficiente para decir: ‘tienes razón, que hagan close up a donde quieran, es lo que es’. Supongo que le cuesta, pero también hay cierta sabiduría que debe dar la edad. DS: ¿Cómo fueron tus primeras aproximaciones con Las niñas bien, el libro? IS: Nunca lo leí de chava, sabía que existía. Sabía de Guadalupe de la prepa y la despreciaba, era como baja literatura para mí —pensando que era una joven pretenciosa que empezaba a leer más, otras cosas—, estaba en esa etapa en la que quería ser intelectual. Relacionar la literatura con Guadalupe Loaeza no cabía en mi cabeza. La escuchaba hablar y no le entendía, para mí era una niña bien, una señora de la alta sociedad mexicana que qué tenía que decirme. Nada. Más grande, cuando dejé de ser tan pretenciosa, me topé con varias columnas de ella en el Reforma y le empecé a poner atención. Me hacía mucha gracia y me llamaba la atención el personaje de esta señora de Las Lomas, Guadalupe, y su muy cercana relación con gente de izquierda, carnala de a de veras de Monsiváis o de Poniatowska.

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DS: Y luego cómo llega la película a tu vida... IS: Cuando me habló Alejandra (Márquez, directora de Las niñas bien) para que hiciera el personaje principal, dije: ‘no, paso; no me gustan las comedias mexicanas que se burlan del clasismo en México’ —que no hay que tomarse a la ligera—, y asumí que la película iba a ser eso, niñas fresas y sus aventuras chistosas. Lo primero que Ale me dijo fue: ‘mi interés principal es no hacer una comedia ligera acerca de estos personajes, porque me parece que reírse del clasismo en México’. Lo mismo que yo pensaba. En ese momento sucedió la conexión y acepté. Desde esa primera junta, se convirtió en un reto. Guion en mano y con muchas dudas aún de mi lado sobre la historia, fuimos analizando línea por línea, desmenuzándolo; nos clavamos en la época, se empezó a hacer un equipo de prácticamente puras mujeres, entonces también tenía un contenido feminista toda la obra, estaba emocionada. Y desde lo más superficial —que no es tan superficial—, como la moda involucrada en la película, y yo como una gran apasionada de la moda y de las épocas, todo se empezó a llenar de elementos muy interesantes. Sólo entonces entendí lo que Guadalupe hizo con Las niñas bien en su momento, que fue ventilar a una minoría mexicana, que es la élite. Ventiló sus intimidades y la exiliaron. Le dejaron de hablar. Ahí entendí el valor del personaje de Guadalupe. La exiliaron de ese mundo, pero tampoco fue nunca totalmente aceptada en el mundo de izquierda, y siempre ha estado deambulando entre uno y otro, siendo muy crítica y sarcástica, inteligente también, jugando con lo más curioso de ambos lados. DS: ¿Ha cambiado el concepto de niña bien? IS: En las crónicas de Guadalupe, aparecían comentarios que se echaban estas mujeres en sus pláticas, en la sobremesa, en el club. Comentarios que no doy crédito y que hasta la fecha escucho, incluso sin estar cerca de la alta sociedad mexicana. Despreciar lo mexicano, aspirar a lo extranjero. El valor que le dan al dinero. Permanece un clasismo profundísimo en nuestra sociedad, eso no siento que haya cambiado. El papel de las mujeres, en cambio, sí percibo que está evolucionando, porque analizando los 80 y los roles de las mujeres entonces, que no tenían voz política, que solamente aspiraban a ser la esposa de… es un rollo cultural donde históricamente venimos cargando esta cosa de ser la madre, ama de casa y estar atenida

Cuando me ofrecieron el personaje principal de Las niñas bien, dije: ‘no, paso; no me gustan las comedias mexicanas que se burlan del clasismo en México’ —que no hay que tomarse a la ligera—, y asumí que la película iba a ser eso, niñas fresas y sus aventuras chistosas. 211


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vestido Nina Ricci medias propie dad de l e stilista zapatos M ila M ilu

blusa Nin a Ricci arete G ucci tocado Los Meses 212

cuadro: Ana Pรกramo Ibarra Interview

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al proveedor, que es el hombre. Aunque ahorita es difícil pensar así —al menos yo no concibo mi vida sin trabajar y sin tener mi mundo aparte al de mi pareja—, todavía es muy cercano ese momento. Sin embargo, creo que hemos avanzado en materia de equidad de género. DS: ¿Eres feminista? IS: Sí, me asumo feminista totalmente. DS: ¿Cómo lo vives? IS: No entiendo cómo alguien no es feminista, es como no estar a favor de los derechos humanos. Estoy a favor de la equidad de género, no de la igualdad de género, sino de cómo poder —socialmente— tener las mismas aspiraciones políticas, económicas y espirituales que un hombre. Por eso digo que es equidad, no igualdad. Es empatarnos.

DS: Y es que para adentro y para afuera, no dejas de ser una actriz. Es decir, que el cuestionamiento se intensifica. IS: Exacto. Y me parece fantástico tener esos cuestionamientos, me gustan esas crisis. Y con respecto a la belleza y al lujo, necesitaba buscar a alguien que quisiera acompañarme en esta idea de no verme perfecta y bonita. En Las niñas bien ya existe toda una oda a la belleza, y era lo que no quería. Por eso las busqué a ustedes (192), sabía que iban a tener una mejor idea que la mía para estas fotos.

DS: ¿Te ha costado trabajo ser lo que eres a nivel personal y profesional siendo mujer? IS: Te mentiría si me pongo una camiseta de víctima, porque no, la verdad es que no he vivido así, ciertas dificultades por ser mujer, pero sí me he tenido que enfrentar a luchas que los hombres no. Por ejemplo, en las mujeres actrices, la belleza física es un valor muy importante; hay una exigencia a ser sensual, a siempre verte hermosa, a ser femenina —todo el tiempo me cuestiono qué es ser femenil, porque yo me siento muy femenina cuando estoy en pantalones y zapato bajo—. He tenido que pelear por no entrar en esos parámetros, y muchas veces me han rechazado porque no quiero hacerle a la sexy, que no es un asunto de pudor con mi cuerpo —porque no tengo ninguno—. Pero objetivizar a la mujer es algo que me incomoda mucho, no soy partícipe de eso y me he cerrado puertas porque no comparto los códigos con la industria. En cambio a los actores no se les juzga si los ves en fachas, barbones, gordos, flacos. A la mujer le critican de la uña del pie hasta el pelo con orzuela o si subió o bajó de peso. Me parece brutal.

DS: El discurso en torno al lujo es contradictorio, complaciente y aspiracional a madres, y al mismo tiempo, en su punto más bajo, también puede llegar a ser asqueroso. ¿Cómo manejas tus lujos, tus placeres? No eres la mujer que saca partido del estatus, pero al mismo tiempo el lujo seduce, y mucho, con todo y que ahora comenzamos a entenderlo y vivirlo de una forma mucho más inmaterial.

DS: Qué piensas de la decadencia en la belleza, por qué decidiste mostrar un lado que muchas otras actrices no muestran normalmente. Qué significa esta dramatización de tu propio personaje. IS: Es una rebeldía. Me pasó algo en estos últimos meses y después de tener dos hijos, cuando tuve un poco mas de tiempo libre. Empecé a tener muchas epifanías creativas y a tomar decisiones como no aceptar ciertos trabajos, estudiar arte, literatura, sobre feminismo, tomar clases de cocina o volver al activismo político. Necesitaba activarme y tomé la decisión de buscar que mi creatividad se plasmara en mis actuaciones. Busqué a aliados con los que pudiera explorar las cosas que traigo en la cabeza. 214

Me interesa mucho la reflexión sobre mi propia belleza. Estoy empezando a envejecer y es cabrón —muy cabrón— verte en el espejo y ver tan claramente el paso del tiempo. No tomo a la ligera ver mis arrugas y aceptarlas con temple, como si nada. Hay días en los que pienso que ha llegado la hora del bótox —compañeras mías se lo ponen desde los 30—, pero, claro, mi bandera de toda la vida ha sido hacia lo natural. Me confronta mucho qué postura voy a tomar, voy a envejecer digna y naturalmente, o no. Hasta dónde acepto mi propia decadencia, voy a asumirlo públicamente o lo voy a esconder. No quiero traicionar mi postura, pero… bueno, aquí tenemos esta sesión de fotos. Ésa es mi postura hoy.

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IS: Trato de incluir la moralidad en eso, es decir, vivir, disfrutar los lujos que he luchado para conseguir, sin que eso me dé el poder para sentirme más que ninguna persona. A mis hijos los educo así, agradeciendo lo que tenemos, trabajando para conseguirlo, pero jamás presumiéndolo ni que eso te haga ejercer poder sobre otro. Creo que ésa es la gran diferencia. DS: ¿Crees que sobrevaloramos el lujo? Pero si nos hace sentir tan bien… IS: Es el poder. En la civilización siempre ha sido así. El lujo empodera y el poder impone una línea de respeto. Me parecen dos conceptos contaminadísimos. DS: Es un trabajo de conciencia y de ecuanimidad, no caer hacia un lado en el que todo brilla y es bonito, y no despreciarlo tampoco. ¿Cómo juega tu personaje en Las niñas bien con la doble cara del lujo, cómo encara su propia decadencia?

am bas pág inas blusa Nina Ricci falda y collar Gucci brazaletes Piaget 215


saco Nina Ricci calzones y calcetines Prada aretes y anillo Gucci

Me interesa mucho la reflexión sobre mi propia belleza. Hasta dónde acepto mi propia decadencia, ¿voy a asumirlo públicamente o lo voy a esconder?

vestido Nin a Ricci tocado pro pieda d del estilista 216

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estilismo Daniela Navarrete maquillaje y pelo Gustavo Bortolotti uñas Madeleine Ramírez para CND/ Beauty Art asistente de estilismo Carlos Román asistentes de foto Juan Luis Lemus y Daniella Feijoo retoque digital Ahuehuete

IS: Lo que le pasa a mi personaje, Sofía, es que la realidad la golpea. Puedes vivir con los lujos que quieras y con lo que se te pegue la gana, siempre y cuando tengas un pie bien plantado en la realidad. No puedes vivir alejado de la realidad, como ella. La gran tragedia de Sofía es que nunca vio lo que estaba afuera, y es mucho más doloroso cuando la realidad te come así. Ésa es la crisis existencial por la que tiene que pasar: adquirir conciencia a sus treinta y tantos, cuando has llevado una vida cegada. DS: Me acuerdo del primer shoot que hicimos contigo, te sentía en otro momento de madurez personal y profesional. ¿Cómo te sientes de haber llegado a este punto en el que la reflexión tiene que ver con el envejecer? IS: Creo que en esa época, en esa sesión de fotos, creía que ya había conquistado el poder ser también la chava guapa, capaz de protagonizar una película enorme. Ahora me siento muy diferente, me siento como cuando empecé a actuar hace 10 años, encontrándome con lo que realmente soy; explotó otra vez mi afición por lo andrógino, me corté el pelo. Como que había llegado una nueva revolución de mí misma y sucedió una enorme curiosidad hacia mi físico —que se debe a que superé la inseguridad de nunca poder ser la cara bonita de una película o de una serie—. Cuando eso dejó de ser un problema, empecé a jugar más conmigo y hoy me siento mucho más inspirada — en todos los sentidos—, más segura, y con ganas de romper esquemas y de cuestionar qué es la belleza, qué es lo femenino, por qué seguir los patrones. Todo eso empezó a resonar en mi desde hace unos meses, y lo he estado queriendo llevar lo más lejos que pueda. DS: La versión antagónica, el negativo de tu papel en Las niñas bien… IS: No lo había pensado, pero en el Festival de Cine de Marruecos, una actriz egipcia me dijo: ‘qué inteligente eres, después de hacer esta película, te hiciste el look contrario para separarte del papel y para que entendamos quién eres tú y quién el personaje’. Pero yo no lo había pensado así, fue totalmente inconsciente. Me reí, pero lo cierto es que una parte de mí no quiere volver a saber nada de ser la divina, la perfecta, la dama, con uñas rojas, con perlas y todo. DS: ¿Cómo fue esta crisis en tu vida profesional y personal? ¿Qué hiciste para no quedarte en ceros, estática y sin creatividad? ¿Eso te llevó a hacer una reflexión subversiva sobre ti misma y a verte de otra manera? IS: Reenamorarte de ti, de tu trabajo, de lo que estés haciendo, o moverte si es necesario. Ahí sucedió mi crisis. También lo relaciono mucho con mi maternidad: con mi segundo hijo me quedó clarísimo que no tenía tiempo ni de leer, me quedaba dormida. No puedes salir, porque es todo un evento cuidar al niño, entonces no vas al teatro, no vas al cine, de la misma manera en que lo hacías antes. Claramente llega un enorme vacío intelectual. Habrá quien defienda lo contrario, en mi caso fue así. Claro que hay otro universo emocional fantástico que se llena y se desborda, pero intelectualmente llegó un punto en el que dije: ‘estoy frita’. No tenía nada que decir, únicamente sentía… y no, ése no es mi planeta favorito. Entonces decidí rehacerme, tomar mis tiempos, volver a tener mi espacio, y en esos huecos empecé a entender qué quería profesionalmente, rechacé trabajos que me daban una flojera infinita, prefería meterme a estudiar cocina Thai. Creo que, al final, el actor trabaja completamente con su imaginación y con su creatividad, y no quiero ser la actriz que sólo sigue las instrucciones del director como una maquinita, necesito trabajar mucho adentro y, para lograrlo, debe haber carnita interior.

blusa Nin a Ricci aretes Icon ique anillo G ucci 218

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Voy a seguir dando la batalla hasta que ya no pueda más, la batalla contra la búsqueda excesiva de la perfección —al menos en mi industria y en lo que pueda tocar con ella—, contra el no querer mostrar la naturaleza de uno, como es.

DS: Mientras filmabas Las niñas bien, lidiabas con los cinco meses de tu hijo. ¿Qué tal esa montaña rusa de emociones con compromisos encontrados, el de tu maternidad y el de tu profesión? IS: No sé cómo le hice, creo que como los alcohólicos, un día a la vez. La película la hice con mi hijo de 5 meses y estaba amamantando. Filmaba una hora y cuarto, muy nerviosa, y necesitaba estar muy concentrada, de repente sientes que se te hinchan las chichis, se empieza a arruinar el vestido, y yo seguía. Pero había que amamantar. No me acuerdo de cómo lo hice, cómo lo logré. Simplemente lo bloqueé. Un año después entendí el trabajo que me costó, no había asumido que me agotó tanto. Pero estaba toda encendida, con el toro ahí, y no podía desconcentrarme. Ahora que veo la película, noto en ella la sensibilidad que traía, la hormona de quien acaba de parir. Durante la película, cuando atravesaba este proceso de reflexión, le decía a Ale (Márquez) que mi panza estaba de recién parida, aguadita y todo, pero que pensaba que se tendría que ver en el personaje. Sofía no podía ser tan perfecta. Y esto viene de que estoy harta de ver personajes inmaculados siempre. ¿Por qué le tenemos tanto miedo a la realidad y a la naturalidad? DS: Pero también debes de adorar verte bien, aunque tu sentido del humor hacia tu propia belleza es muy perspicaz. IS: Creo que eso me ayuda mucho a moverme en lo mejor de ambos mundos. Puedo ser Tutsi en su sesión de fotos y no me causa ningún conflicto, pero tampoco lo tengo en aceptar que me veo guapa en una foto. Voy a seguir dando la batalla hasta que ya no pueda más, la batalla contra la búsqueda excesiva de la perfección —al menos en mi industria y en lo que pueda tocar con ella—, contra el no querer mostrar la naturaleza de uno, como es. DS: ¿Tienes alguna extravagancia? IS: Sí, desde muy chavita hago algo muy peculiar: me puedo ir un martes cualquiera a las 11 a.m. a un centro comercial, y pasar 4 horas —cuando no hay nadie, solo señoras solas como yo—, probándome ropa de megalujo. No compro nada, pero me pruebo todo, el abrigazo de mink, las lentejuelas, la estola, el sombrero y no se qué. Y le digo a la señorita, ‘al rato regreso, voy a ver si’. ¿Eso podría ser considerado una extravagancia? Las niñas bien se estrena el 22 de marzo, al mismo tiempo que Colosio, memorias de un crimen (Netflix), donde Ilse interpreta a Ana Laura (protagonista de la serie), viuda de Colosio. Un thriller policíaco, donde se exponen los asesinatos que han influido en la historia de los países latinoamericanos. La lucha de Ilse Salas continúa. Su batalla, avanzada mas no ganada, le da la oportunidad de tener papeles protagónicos distintos, que se alejan del status quo de la belleza aceptada y el sex symbol obligado de las actrices en general. 219


RODRIGO “En este concierto vas a sentir cosas que nunca habías sentido”, escuché escéptica a Rodrigo Macías, director de la Orquesta Filarmónica Mexiquense, a unos días del ensayo general. Pocas personas tienen el aplomo y la seguridad para decir algo de esa naturaleza sin siquiera pestañear. Una semana después, todos se mueven, nadie quita la mirada del escenario.

Texto Daniela Valdez Fotografía Rodrigo Navarro Mira el video en revista192.com

Me encuentro en la Sala de Conciertos Felipe Villanueva, en Toluca, invadida por la curiosidad. Hace un par de años, durante Mutek.MX, Damián Romero, director del festival de artes digitales y música electrónica, cuyas sedes incluye América Latina, China, Alemania, Canadá y España, conoció al concertista y compositor Rodrigo Macías (Texcoco, 1977). En aquel momento platicaron sobre la posibilidad de fusionar su amor por los sonidos y lo que para muchos son dos mundos opuestos: el de los beats sintetizados de un Dj, y el de las armonías que logran 90 músicos en el ensamble de una filarmónica. Pero contra todos los pronósticos, Romero y Macías lograron esa colaboración preciada y 220

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la presentaron al mundo durante la clausura de la edición número xv de Mutek.MX en noviembre del año pasado. ¿Cómo podía participar el director de orquesta en un festival de música electrónica y tecnología? Damián llamó al trío alemán compuesto por Daniel Brandt, Jan Brauer y Paul Frick, sin duda uno de los favoritos de Mutek.MX —ya se han presentado en tres ediciones en la capital mexicana, en Barcelona y Berlín—, y comenzaron las pláticas sobre cómo amplificar y llevar su sonido a una orquesta. “Lo más importante de acercarse a la música clásica es encontrarse con uno mismo, pues cuando uno va a un concierto de este tipo, sales siendo una persona distinta, siempre y cuando tengas la voluntad de escuchar y abrir tus sentidos”, me dijo Rodrigo Macías. 221


Llegamos temprano a Toluca, el ensayo ya había comenzado. Tenemos al enérgico —y certero— director de espaldas, de pie. Abajo, los 90 músicos que conforman la Orquesta Filarmónica Mexiquense junto con Paul Frick al piano y Daniel Brandt en la batería. Jan Brauer no ha llegado, él es quien pone el mood, quien dispara el sintetizador. Arriba, nervioso, el compositor Harry Portillo, quien se dio a la enorme tarea de transformar un ensamble en una orquesta. Los afortunados que hemos visto al trío en vivo conocemos su peculiar sonido: electrónica minimal con instrumentos clásicos. Y si no, no hay pretexto, puedes buscar sus discos en Spotify o sus presentaciones en vivo en YouTube. Ligero. Corto. Siempre escuchando a Paul. Vamos... uno, dos, tres… Todos los ojos sobre el director. Daniel toca las percusiones desde los cinco años, y nunca ha dejado de hacerlo. Paul comenzó su idilio —por casualidad— con el piano a los siete, cuando llegó con sus padres a una nueva casa y ahí estaba el instrumento, olvidado por sus antiguos dueños. Daniel y Jan tocaban en la banda de la escuela, y en sus tardes se esfumaban con un proyecto de música dance e instrumentos acústicos. Encontraron la música de Paul en MySpace. Se conocieron en persona en 2008 y así comenzó Brandt Brauer Frick (BBF). “Nos parecía muy interesante el sonido, solamente teníamos que encontrar un nombre y listo”, comenta Daniel. Paul producía hip hop e instrumentales para raperos. Estudió composición clásica en el conservatorio. No encontraba la manera de hacer música que también le pudiera interesar a sus amigos. Lo que él creaba y lo que ellos escuchaban pertenecían a mundos separados. Siempre le interesó incluir lo clásico en lo no clásico y viceversa, y encontró la fórmula exacta cuando conoció a Daniel y Jan. Lo embriagó el sonido del dueto: electrónica minimal con instrumentos de jazz. “Lo que lográbamos juntos era mucho mejor y más original que lo que hacíamos por separado”, agrega Paul. Empieza el piano. Debe haber un acento en el tercer tiempo. Los cornos y las trompetas están entrando muy tarde. De pronto me doy cuenta de que no puedo dejar de moverme. Nunca había estado en una sala de conservatorio con unas ganas de bailar inexplicables. En un descanso platico con Paul, quien habla español perfectamente. Me cuenta que después de conocerse, a los pocos días, ya tenían cuatro canciones, y a las pocas semanas, un sello discográfico. “Nos dimos cuenta de que nuestra propuesta tenía demasiados elementos, y que para lograr lo que deseábamos, era necesario armar un ensamble”. Hay varios formatos, por decirlo de alguna manera, en los que uno puede escuchar y ver a bbf: un set de techno que hicieron para tocar en antros sin pausas, una canción tras otra; el trío con un ensamble de 10 músicos con quienes tocan desde que sacaron su primer disco en 2010, y como los estoy viendo en este momento: con una orquesta filarmónica completa. Vamos al 103, a la entrada. En pleno 2019, más de 10 años después de que naciera bbf, aún no es muy común escuchar electrónica con instrumentos clásicos. Sin embargo, el trío ha tocado en más de 50 países, siempre creando nuevos efectos sonoros. Durante esta década, diversas orquestas les habían pedido tocar con ellos, pero se negaban. No pensaban que pudiera funcionar, pero su confianza en Damián Romero los llevó a decir que sí. Para Daniel era esencial llegar con una orquesta que entendiera su ritmo. “Mutek es un gran festival, y en especial en México, no podíamos decir que no. Pienso que en América Latina la gente entiende muy bien el ritmo, así que, si buscábamos una orquesta europea o en otro lugar del mundo, posiblemente los músicos tendrían un entendimiento completamente distinto de la música y de cómo tocarla, y no nos hubiéramos comunicado tan bien. 222

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La gente en este país baila, se mueve”. Evidentemente, el trío no tiene tiempo para los arreglos sonoros de 90 músicos. Ahí entran a escena Rodrigo Macías y Harry Portillo. Me encuentro parada, bailando, realmente sorprendida. Me siento fuera de lugar, pero no lo estoy, porque escucho un concierto de música electrónica, un sonido muy contemporáneo, aunque haya casi 100 instrumentos clásicos tocando el sonido exacto, me atrevería a decir milimétrico de Brandt Brauer Frick. Volteo a la derecha. Harry Portillo, compositor, arreglista y orquestador mexicano, sonríe de par en par.

“Estoy convencido de que la música tiene la capacidad real de transformar, de reconstruir a la sociedad.” —Rodrigo Macías, director de la Orquesta Filarmónica Mexiquense

Está sonriendo porque por fin puede verle pies y cabeza a su trabajo de cuatro meses. “Me mandaron las partituras del ensamble y las tenía que traducir del alemán. Entonces extendí el ensamble a una orquesta”, comenta Portillo. Después hizo dos propuestas y mandó una maqueta con la orquesta completa programada. A Brandt, Frick y Brauer les gustó. “Para nosotros fue un gran privilegio que Luis hiciera cosas tan bonitas con nuestra música”, comenta Paul. “Él le añadió su inspiración y mucho trabajo. Durante los ensayos no hemos dejado de sorprendernos”. Estamos hablando de algunas piezas que el trío lleva tocando una década, que conocen de memoria, y de pronto llega una nota completamente diferente, pero fiel a su sonido. “Somos muy afortunados por tener esta oportunidad”, cierra Paul. Entonces me asomo a la partitura de Rodrigo, quien tiene todo bajo control. Se trata del corazón, de donde salen 90 piezas, divididas por secciones. Mi, la, do. Uno, dos, tres. Dura cuatro tiempos el primer do. “Nosotros estamos a favor de la democratización de la música y creemos que debe llegar sin restricciones a las personas. En la actualidad mexicana, plural y compleja, este tipo de fusiones nunca habían sido tan necesarias. Estoy convencido de que la música tiene la capacidad real de transformar, de reconstruir a la sociedad”, comenta Rodrigo durante el segundo descanso. Se trata de ver y entender a la música de manera profunda, no como un entretenimiento superficial, sino como un agente transformador. Yo puedo asegurar que después de vivir ese ensayo, esa intimidad, la magnitud transformadora de la belleza que se comparte, nunca volveré a decir que no a escuchar algo nuevo. Algunos de los músicos de la Orquesta Filarmónica Mexiquense, casi todos menores de 35 años, son fanáticos de bbf. Para ellos también se trata de una oportunidad única de mostrar en vivo la calidad de su trabajo, disfrutar de la música, y tocar para un público que, como yo, no está acostumbrado a bailar frente a una orquesta clásica. Llegó el gran día. Museo Rufino Tamayo, domingo 25 de noviembre de 2018, clausura de la XV edición de Mutek.MX. La orquesta sale de la sala de conciertos. El diálogo entre un festival, una orquesta y un grupo que cruzó varios husos horarios por fin se materializa. El público nervioso espera ver algo grande, como cada cierre de Mutek, aunque no saben a ciencia cierta qué es, pues se trata de la primera vez que Brandt Brauer Frick se presenta así, como un traje a la medida confeccionado por Portillo, de la mano de Macías y la Orquesta Filarmónica Mexiquense. La voz del director se apaga para darles paso a sus gestos, a sus manos. La orquesta resuena con potencia, de manera prominente, y el trío alemán brilla con su energía. La dimensión de este concierto es inesperada. El sonido preciso de Brandt, Brauer y Frick amplificado por un centenar de jóvenes talentos es algo difícil de poner en palabras. Son los xv años tanto de Mutek.MX como de la Orquesta, y x de bbf. Es un día muy especial. Los violines, violas, violoncelos, contrabajos y el arpa amplifican el piano de Paul Frick. Las flautas, los oboes, los clarinetes, los fagotes, al igual que las trompetas, los cornos, los trombones y la tuba bailan al ritmo de Jan Brauer. Las percusiones acentúan a Daniel Brandt, al igual que las luces de colores que iluminan a Rodrigo Macías, sobre quien se centran todas las miradas. El público tratando 223


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Paul Frick y Daniel Brandt 226

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de entender de dónde viene tal sonido o a dónde viaja. Todos se mueven, pero nadie quita la mirada del escenario. El sonido es tan imponente que apaga pensamientos y llena huecos. No se necesitan las palabras para entender este gran mensaje. Es difícil de describir, pero en este momento se está generando un puente entre dos mundos: la música electrónica contemporánea y la clásica, ante un público en su mayoría joven, pero compuesto en realidad por todo tipo de personas, de distintas edades, todas motivadas por la curiosidad, por las ganas de salir de la rutina, por la música. Todas moviéndose al mismo beat. La sensación, aunque difícil de poner en frases románticas, es simple: la piel se pone chinita. Se trata de un duelo inconcluso. Una lágrima que se encuentra con otra mirada, conectándote en un mensaje que no tiene palabras. Por momentos no te queda más que pararte a bailar, y ahí lo entiendes todo: la música nos conecta, nos lleva a otro lugar. El otro tiene la piel tan erizada como tú, y también muestra todos los dientes en una gran sonrisa. La música nos mueve, nos emociona, revoluciona nuestro pensamiento mientras nos cuestionamos cosas tan vagas como trascendentales. Te queda muy claro que quieres ver más, conocer y explorar. No es fácil enamorarte de un momento, de un sonido, de un lugar en un instante. Tal vez la belleza sea esto: no poder quitar los ojos del escenario, despegar los pies del piso, olvidar que vienes con alguien o que traes un celular. Y lo mejor de todo: afirmar que tenemos una capacidad ilimitada de sorprendernos, de transformarnos, de tener atentos todos los sentidos, todos en una misma cosa, sin poderlo explicar, pero recordándonos que somos —más allá de nuestra edad, género o profesión—, capaces de soñar y crear, y creer, y sentir y dejar que nuestro cuerpo se suelte, y que éste se mueva y nuestra mente vaya a otro lado y regrese gracias al sonido. Gracias a la música, recordamos de vez en vez qué somos y qué sentimos. Gracias a Rodrigo Macías y la Orquestra Filarmónica Mexiquense por darnos este cierre tan espectacular y por no dejar que la rutina nos consuma. A Luis Portillo por traducir de manera

La voz del director se apaga para darles paso a sus gestos, a sus manos. La orquesta resuena con potencia, de manera prominente, y el trío alemán brilla con su energía. La dimensión de este concierto es inesperada.

magistral el ensamble en orquesta e imprimir su enorme pasión en su trabajo, a Damián Romero por darnos este espacio maravilloso para explorar, para ver y oír cosas nuevas, y a Brandt Brauer Frick por recordarme la capacidad de experimentar algo por primera vez, con sudor en las manos, los pies inquietos y la mente y los oídos abiertos. Todos los acentos en su lugar, nadie llegó tarde esta vez. La idea parecía un salto al vacío, pero el resultado es maravilloso. Sin duda vale la pena acercarse a la música clásica y a la música experimental, abrirnos a nuevas experiencias y emociones. bbf postea en sus redes sociales un agradecimiento que cierra con estas dos palabras: one love. Es como lo describe Paul Frick: “con una orquesta se puede hacer música del futuro”. Tras un comienzo minimal, seguido por un disco con letras, y uno un poco más hardcore (You Make Me Real, 2010; Mr. Machine, 2011; Miami, 2013; Joy, 2016), este 2019 podemos esperar el nuevo material de la banda. Un regreso a sus raíces, como lo describen ellos mismos, de vuelta a donde empezaron, pero con 10 años de experiencia juntos. Va a ser algo muy emocionante, como el performance que tenemos preparado, “pero aún no te puedo decir nada”, comenta Daniel. Supongo que otra de las grandes virtudes de la música es la paciencia.

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fotografĂ­a Fabiola Zamora

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Pump up the volume!

pág ina ante rior lentes Ve rs ace vestido Alf re do M ar tinez camisa Sandro chamarra C alvin Kle in Je ans cinturón v intage e sta pág ina lentes Oakley aretes Par fois mascada v intage camiseta M y Palm a vestido Louis Vuitton

fotografía Ricardo Ramos

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lentes Pola roid aretes Pa r fois vestido Pin k Ma gn oli a cinturรณn vintage

todas las prendas Prada 232

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aretes vintage camiseta y camisa Sa nd ro saco Brun ello Cuccin e l l i minifalda Ca lv in Klei n J e ans cinturรณn y medias vinta ge

vestido Pink M ag nolia medias y cinturรณn v intage 234

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todas las prendas Prada aretes Par fois 236

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medias vintage tacones Mëkun i

dirección de arte y estilismo Gustavo García-Villa maquillaje Gustavo Bortolotti pelo Octavio León modelo Olga K @ New Icon Models 238

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lentes Prada aretes v intage todas las prendas Louis Vuitton 239


around the way girl

fotografĂ­a Alberto Newton

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o se hace un ícono musical sin moda. Sin una configuración de indumentaria que complemente el género que produce y que además se adecue a la época. El armario de una estrella pop pasa por diferentes facetas, se acerca a diferentes estilistas, y juntos hacen las imágenes que pasan a la historia. Janet Jackson y su uniforme negro en Rhythm Nation; Pat Benatar, con leggings de encaje en la portada de Love Is a Battlefield; Grace Jones y sus tocados de pirámides en I’ve Seen That Face Before, o Sade ataviada de pies a cabeza en mezclilla, jeans y camisa, en el video de “The Sweetest Taboo”. Levi’s se ha convertido, junto con las imágenes de música, en un ícono cultural también. Son los auténticos expertos en denim, y nada da el aspecto ni la sensación del original. Esta primavera sus referencias están en el R&B de finales de los 80, y en las mujeres que lo protagonizaron. El corte de jeans wedgie, por ejemplo, tiene el tiro alto y llega a los tobillos, un corte histórico que vuelve, como las canciones y músicos que siempre nos inspiran.

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estilismo Pamela Ocampo maquillaje Gustavo Bortolotti pelo Octavio León modelo Metoux @ Wanted texto Rodrigo De Noriega toda la ropa Levi’s primavera-verano 2019 Agradecemos a Lovster por las facilidades otorgadas para la realización de esta historia. 248

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en Dan ielle lentes Ca rrera 1022 / S chamarra Route pantalón Bimba y Lo l a

unísono

en Alfredo lentes Ca rrera Fa cer delantal Libera l Yout h M inist r y

unísono fotografía Juan Hernández

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lentes Ca rrera 1021/ S todas las prendas Louis Vu it to n

e n Alf re do lentes C arre ra 198/S abrigo Edg ar Aguile ra e n Danie lle lentes C arre ra Face r todas las prendas Louis Vuitton

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s imposible enseñar a una pareja que baila a alcanzar el unísono. Se requiere esfuerzo, atención desmedida a los detalles, preparación cuidadosa y un poco —o mucho— de química que se esparce en el ambiente. Como dos relojes perfectamente en sincronía cuyas manecillas se alinean a las 12:00 horas, la pareja alcanza el clímax para después comenzar a desfasarse. Esa química que no se explica, que se experimenta, que se intuye, es posible lograrla a través de la mirada, que acusa los errores y se regodea con los aciertos de un baile en el que dos se convierten en uno. Unos 177/S de Carrera, por ejemplo, entintan de rojo la mirada y permiten el asomo discreto de la expresión a través de su pequeña montura cuadrada de metal. El sentido de ritmo en la danza viene de contar el tiempo y de entender el sentimiento del otro, de decirse todo con un solo guiño. La sensualidad inerte de las gafas Carrera viene de su legado italiano, de su origen deportivo y del lujo con el que cada pieza se fabrica.

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lentes Ca rrera Fa cer todas las prendas Loui s Vu it to n

e n Alf re do lentes C arre ra Face r todas las prendas Prada e n Danie lle lentes C arre ra 1021/S 254

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lentes C arre ra 1021/S

lentes Ca rrera Fa ce r todas las prendas Lou is Vu it to n

en Alfred o lentes Ca rrera 1021/ S todas las prendas Louis Vu it to n en Da n ielle lentes Ca rrera 1021/ S vestido Adolfo D omingu ez chamarra Ocelote

estilismo y texto Rodrigo De Noriega y Daniela Navarrete maquillaje y pelo Israel Quiroz modelos Danielle @ The Face y Alfredo @ Bang todos los lentes Carrera Agradecemos a La Metropolitana por las facilidades otorgadas para la realizaciรณn de esta historia. 256

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canción d e c a rre t e r a

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ólo pon una canción, cualquier canción. Enciende el motor, un viaje sin rumbo. La posibilidad de escapar por un rato, sola, con buena música y perderse. Pineda Covalin sale de excursión entre la flora urbana, grillos y el brillo dorado del sol. Los estampados se inspiran en estos elementos naturales, algunos pasan por su ya clásico caleidoscopio digital, pero todos se colorean en tonos vibrantes. La Ciudad de México esconde sus propios espacios de descanso e inspiración.

fotografía Jesús Soto

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estilismo Daniela Navarrete y Rodrigo De Noriega maquillaje Ana G de V modelos Nora y Ximena @ New Icon, SofĂ­a @ Queta Rojas texto Daniela Navarrete toda la joyerĂ­a Swarovski primavera-verano 2019 260

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estilismo y texto Rodrigo De Noriega maquillaje Stephanie Sznicer pelo Luis Gil modelo Helena Lu @ GH toda la ropa Pineda Covalin primavera-verano 2019 264

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fotografía Manuel Zúñiga esta p á gin a vestido G ucci botas G iven chy @ Al b r ig ht pági na siguien te todas las prendas Ra f Simo ns 266

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arri ba vestido G ucci abajo y p รก gin a sigu ie nte vestido LRS leggings Ja cquemus @ Al b r ig ht

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body Sa in t Lauren t botas G iven chy @ Al b r ig ht

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bikini Louis Vuitton cinturĂłn Sanchez-Kane botas B im ba y Lola aretes Fe r nando RodrĂ­guez

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pรกg ina ante rior arriba abrigo y falda B otte g a Ve neta botas Give nchy @ Albrig ht abajo todas las prendas Raf Sim ons e sta pรกg ina aretes M รณnica Sordo abrigo y falda B otte g a Ve neta

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todas las prendas y zapatos Lo u is Vu it to n

jumpsuit Dan C arriba as s ab todas lasbotines prendas Raf ons B im baSim y Lola aretes E lis heva and C onstance abajo anillos Fe r nando Rodríguez playera LRS chaleco M onos uit

estilismo Raúl Guerrero @ The Industry Management maquillaje Daniel Avilán @ The Industry Management pelo Matthew Tuozzoli @ See Management producción Julio Nuño @ The Industry Management modelo Joony Kim @ The Industry Management 274

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ayer y hoy

fotografía Alexia Ramírez Garrido y Cuauhtémoc García para 13/trece 276

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bodysuit M aría Voge l

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urante los 50, Johnny Cash, Elvis Presley y Nina Simone sonaban constantemente en las estaciones de la radio. Las mujeres de la época vestían atuendos cuyas siluetas restringían sus actividades diarias. Todo en su vida debía ser perfecto: su casa, su forma de comportarse y su estilo. Pero había un pequeño elemento con el que cada una podía imprimir su personalidad única —y escondida— en esos atuendos estandarizados: unas gafas Polaroid. Cool Ray fue la línea con la que estas mujeres le dieron rienda suelta a su estilo: armazones en formas de ojo de gato, cuadrados de grandes proporciones y monturas de siluetas nunca antes vistas, todas con micas de filtro polarizado, que protege, como ningún otro, a los ojos de los rayos ultravioleta. La historia ha cambiado. La mujer es otra, sus actividades no son las mismas, la moda es libre y les permite expresarse sin censura. Pero hay algo que permaneció: las gafas Polaroid, que en esta primavera retoman las siluetas de antaño. La mujer moderna ahora baila al ritmo de otro beat.

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bodysuit Ma ría Vogel aretes vintage

estilismo Gustavo García-Villa texto Emmanuel Sandoval maquillaje y pelo Adrián González iluminación Luis Lemus asistente de foto Sabrina del Carmen todos los lentes colección primavera-verano 2019, Polaroid Heritage Capsule Collection. Agradecemos a Casa Awolly por las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías. 282

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fotografĂ­a AndrĂŠs Navarro

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ARTE Orfea y el tiempo

Texto Fernanda Sela FotografĂ­a Fernando Etulain

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omo un personaje salido de la Belle Époque a punto de subirse a un escenario y comenzar un acto, conocí a Manu vestido de Orfea. Llevaba puesto un corsé que alguna vez fue un prototipo para Dior, y que él mismo confeccionó cuando vivía en París y estudiaba diseño de moda. En la cabeza tenía unas trenzas tejidas y largas, como de una niña de cabello rubio o dorado. Convivimos poco, pero enseguida me di cuenta de que Manu es sensible e inquieto, con una energía y una creatividad encajadas, a las que deja salir gradualmente y en dosis pequeñas por medio de su obra. Le pedí que me hablara más de Orfea, ese personaje que creó a partir de una mezcla de referencias, y que él define como el híbrido de una femme fatale del siglo xix, un marimacho de los 20, una vedette de los 30, una ama de casa de los 50, o lo mismo cualquier estereotipo feminizado de la modernidad. “Siempre ha habido una onda sexual en mi obra”, me dice. Manu toma los componentes de su propia sexualidad como punto de partida en su práctica. “Mis dibujos siempre han tenido que ver con esos temas. Supongo que era una manera de estimularme. Recuerdo una vez estar encerrado en el baño dibujando unas sirenas flotando en el fondo del agua, con chichis muy grandes, y me acuerdo de que les borraba las chichis una y otra vez para hacérselas más y más grandes”. Siempre hay un acontecimiento por el que nos es revelado el sentido de nuestra propia vida, que nos muestra qué podemos llegar a ser. Para Manu, la revelación de su papel de artista sucedió desde que era un niño: “Mis papás son actores y desde chico yo también quería actuar. Vivía en casa de mi abuela, que parece un castillo o una cueva, y ahí pasaba las tardes cantando, usando los vestidos de infancia de mi mamá y de mi tía”, recuerda. Desde entonces algo en él se movió. Algo que se había gestado desde muy atrás, y que evolucionó en lo que ahora es este artista tan completo y diverso que dibuja, diseña, canta y hace performance. No es ninguna sorpresa que su obra gire en torno a personajes que rompen con los estereotipos o los arquetipos, sobre todo en temas de identidad de género. Aquel mundo en el que creció, una suerte de matriarcado, con fuertes mujeres que rodearon su niñez, contrastó con la realidad: la de un mundo machista. “En mi infancia, siempre le pedía a Santa Claus ser niña, porque mis atribuciones a lo masculino eran más bien peyorativas. Los ‘hombres’ me parecían débiles, tontos y burdos, mientras que las mujeres, sensibles e inteligentes; organizadas y prácticas, quizá por las referencias con las que crecí. Sin embargo, ese sistema de valores resultaba muy nocivo para mí, porque yo ‘era hombre’. Aún sigo luchando contra esas ideas”. El problema, como él dice, es que uno lleva de anteojos su sistema de creencias, y si no busca autocuestionarse, estar atento o vigilante y ponerse en situaciones nuevas, los lugares comunes parecen confirmarse.

Si uno no se da la oportunidad de deshacer todo lo que alguna vez creía, para volverlo a construir parado desde otro punto, los cambios y las evoluciones no suceden. Cuando era niño le cuestionaban mucho su manera de ser. “Los niños más grandes me llamaban ‘niño mágico’, y suena bonito, pero no era en buen pedo. Años después me enteré de que era porque dizque podía cambiar de género a voluntad. Hoy, ¡me encanta la idea! Por juntarme con niñas la gente asumía que yo era homosexual. Lo irónico es que yo era muy precoz sexualmente y ya había tenido sexo con mujeres”. Manu nunca ha dejado de cuestionarse. O mejor, de revelarse contra las convenciones. Sumergido en el performance, Manu nunca es el mismo. Como dice, “se nos pide definirnos y comprometernos con una identidad, pero creo que todos transitamos por personajes contradictorios todo el tiempo”. Y aquí es donde el vestuario juega un rol importante. Manu ama el disfraz. “Durante mi adolescencia me obsesioné con el jazz y todo el tiempo dibujaba personajes femeninos de los años 20, garçonnes y flappers. También me interesaban mucho los personajes nocturnos, las prostitutas y cosas así. Tenía muchas amigas con las que jugábamos a ser prostitutas y fantaseábamos con esos ambientes que eran ‘para adultos’”. Ese disfraz que todos necesitamos, que nos permite jugar y ser lo que queramos ser, a él le sirve para entender sus procesos internos. “Cuando me visto de Orfea, ella me muestra en qué estoy en ese momento; nunca es la misma Orfea, ni yo el mismo Manuel, y no se funden, más bien dialogan. Por eso me interesa que otras personas porten a Orfea también: para enriquecer el diálogo y profundizar más en el autoconocimiento, más allá de las identidades construidas. Es como una forma de meditación o psicoanálisis”. Frente a la cámara, Manu juguetea con el vestuario, camina y posa, seduce a la lente, atento a su entorno, pero sumergido en alguien más. Se sube a unos tacones y se pone a gatas. Con su estilo, hiperrealista y moderno, pero de estética romanticista, deja de lado su identidad para inventar otras nuevas, con personajes que dan saltos entre lo erótico y el travesti. Incluso si sus ademanes cambian, según un vestido de terciopelo rosa, o unas mallas, él es protagonista. Conoce el poder del cuerpo y sus gestos. Recurre a él como herramienta para confrontar a quien lo mira, ya sea en un acto en vivo o en alguna de sus obras, con las que incomoda y provoca. En Orfea, una voz masculina canta, y cuando el observador se acerca, descubre a un personaje vestido de mujer. Es un acto en vivo, efímero e irrepetible, que utiliza la sorpresa para desmantelar ideas dadas por sentado. Distorsiona la realidad y sucede en un ambiente erótico en el que el espectador se vuelve testigo, prisionero, voyeur, y, por último, completamente vulnerable. “Para entender la diversidad es necesario empatizar. Si uno habla con honestidad de algo que le afecta, aunque otra persona no haya vivido esa experiencia, puede identificarse”.

Agradecemos a la Galería Hilario Galguera por las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías. 288

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“Me gusta jugar con los códigos vestimentarios, pero más que hacer ropa que haga que las personas se identifiquen y proyecten identidades construidas por los demás, me interesa crear piezas contundentes con las que se pueda jugar con la identidad de una manera más libre, más lúdica, menos represiva y sectaria”.

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ara nosotros, seres de la actualidad, resulta difícil pensar que hubo un tiempo en que la música tenía que ser tocada en vivo y al momento, ya que nosotros siempre podemos invocarla en el celular cada que se nos antoje escucharla (o verla). Pero, hasta muy avanzado el siglo xix —y durante todo el resto de la historia de la humanidad—, no había manera de registrar el sonido, así que la música debía tocarse cada vez que alguien quisiera escucharla. Algunos consideran que la vista es el principal sentido de percepción, y la manera en la que, de manera más directa, obtenemos nuestra cosmovisión. Pero quizá la audición sea un sentido aun más importante. El sonido se ve afectado particularmente por el ambiente. En la vida, todos los aspectos del medio ambiente determinan lo que escuchamos. Nunca hay silencio, sólo diferentes formas de ruido ambiental. Y no hay una diferencia clara entre las artes visuales y la música con respecto a la manera en que el cerebro reacciona antes ambas. En psicoterapia, el arte está más conectado a las emociones y a las asociaciones personales, mientras que se dice que la música detona memorias. Una de las primeras cosas que suceden cuando la música ingresa al cerebro, es que se detonan los centros de placer, los cuales liberan dopamina, el neurotransmisor responsable de hacerte sentir feliz. La adición de un componente visual a la música es algo que esperamos naturalmente y que entendemos como normal desde las primeras manifestaciones de cultura y civilización. La mayoría de nosotros no puede pensar en una pieza musical sin tener que visualizar a sus músicos tocándola, o al video musical correspondiente, o al menos el aspecto físico del artista que la toca normalmente. En sociedades de la antigüedad, la música cumplía un papel ritual con el fin de conservar la tradición oral y la historia, y en cada ejecución se renovaba y se transformaba mediante el toque personal de los artistas.

ARTE La visión de la música Desde su invención, la música ha estado irremediablemente ligada al performance. Pero hoy en día, es difícil definir la línea donde termina el escenario y comienza la realidad, algo que parece que muchos artistas tampoco tienen muy claro.

Tony Moxham

UN POCO DE HISTORIA

Texto Tony Moxham

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El aspecto visual de la ejecución y el teatro hicieron posible transmitir información sin depender de la lengua, reforzándose el mensaje con la propia carga emocional y la sutileza de la música y de la canción misma. La música, en sus inicios, era necesariamente visual. Durante la Edad Media, se utilizaba principalmente como un acompañamiento al canto, y no fue sino hasta alrededor del año 850 de nuestra era, que la notación musical comenzó a desarrollarse, aunque las partituras modernas, como las conocemos, no serían utilizadas sino hasta el siglo xiv, cuando se hizo posible para cualquier músico tocar una pieza completamente desconocida simplemente leyendo su composición en el papel. La música de cámara fue una de las primeras manifestaciones de la música fuera de la Iglesia, e incluía la visión de servir como un fin para el entretenimiento y el placer, en contraste con justificar su propia existencia como un medio para satisfacer una necesidad ritual o para conservar la historia o la información. Esto, naturalmente, se dio en sincronía con la invención de la prensa y el aumento en la velocidad del alfabetismo. Se le llamó música de cámara porque era escrita para ser ejecutada en las cámaras (habitaciones) por sólo unos cuantos músicos. Pero, tal como la música religiosa —que estaba reservada principalmente para una audiencia de aristócratas—, la música de cámara continuó siendo un pasatiempo de la élite. Este tipo de acto musical evolucionó en el siglo xvi a lo que hoy se conoce como ópera, la cual era exclusiva de las cortes reales. Para principios del siglo xvii, la demanda de la gran aristocracia motivó la creación de temporadas “públicas”. La música se veía como una forma de arte, y requirió así espacios para audiencias cada vez más grandes, que necesitaron ensambles también mayores, que estuvieran en par, acústicamente, con la superficie de los auditorios; así evolucionó el concepto de la orquesta. Cuando pensamos en música popular, el legado de la ópera nos envuelve. Por supuesto, de la ópera heredamos el concepto de la diva, y la idea de las habilidades vocales extraordinarias, que se ve en el presente en estrellas tan diversas como Adele o Nicki Minaj, pero quizá es aún más importante decir que la ópera fue el punto de partida del video musical como lo conocemos hoy en día. La ópera es la primera forma

de expresión musical que requirió de los artistas habilidades en teatro, danza, diseño de escenarios, moda, un acompañamiento musical de proporciones sinfónicas, actuación dramática, espacios de comedia… y, si bien nos va, de una apariencia agradable. Después de todo, la atención de la audiencia está concentrada en el rostro de la diva. La evolución de la ópera y sus inicios en la Italia barroca han dejado una huella indeleble de los excesos que hoy en día esperamos de la música popular en general. Y también fue la popularidad de la ópera la que originó la construcción de auditorios más grandes. Tal como hoy los estadios deportivos les deben su existencia a los anfiteatros romanos, como el Coliseo, la mayoría de los auditorios clásicos —desde la Scala en Milán al Royal Albert Hall de Londres; a la Opera House de Sydney, y a los escenarios de Coachella, en California— deben sus orígenes a la ópera y a la primitiva función de la música en la religión, lo cual derivó en el escenario moderno, una pseudoevolución del espacio ritual conocido como altar. Ultimadamente, también nos trajo al artista musical moderno, que está compuesto en igual medida por talento y narcisismo, lo cual se explica por haber crecido tanto con los requisitos físicos que demanda la industria musical contemporánea, como con la emoción de presentarse en el escenario ante cientos de miles de ojos puestos en su ser. Algo así podría generar uno que otro gran ego.

MOZART Cuando la ópera encontró una audiencia mayor en Europa, apareció un niño cuyos padres decían que era un prodigio musical. Su nombre era Wolfgang Amadeus Mozart. Su talento era tan desmedido que, para la edad de cinco años, ya había empezado a componer, y era diestro en la ejecución de piano y violín. Al ser descubierta su destreza por su padre, comenzó a viajar por Europa sin descanso, visitando la corte de diversas casas reales europeas, y su reputación crecía cada vez más, incluso al punto de estar al borde de asegurarse una posición en la corte real de Habsburgo, pero el intento falló debido a la resistencia de la emperatriz María Teresa de emplear a personas “inútiles”. Al poco tiempo ya estaba siendo financiado por un buen número de mecenas de la aristocracia, con una reputación tan grande, que el mismo Haydn le dijo a su padre: “Se lo digo frente a Dios, y como un hombre honesto, que su hijo es el más grande compositor que yo haya conocido”. Para cuando tenía alrededor de 25 años, Mozart daba conciertos presentándose como solista, a menudo en locaciones extrañas debido a la falta de espacios profesionales para la ejecución de su música

En su tiempo, Mozart era reconocido tanto por su carisma, excentricidad y su poco ortodoxo estilo, como por las composiciones que más tarde cimentarían su legendaria posición.

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La cantante Jenny Lind no tenía otra opción para promover sus talentos más que presentarse a cantar en vivo.

PERFORMANCE Con el colapso de la aristocracia en el siglo xix, la música y el performance pudieron penetrar a un público más grande, el de la clase media; por lo tanto, las salas de conciertos y de ópera crecieron proporcionalmente. Así como Mozart fue quizá nuestro primer rockstar, la cantante sueca Jenny Lind fue quizá nuestra primera popstar, promovida al estrellato por P.T. Barnum como “la Nightingale sueca” en una marea publicitaria como si se tratara del próximo concierto de Lady Gaga. Pero, a diferencia de Gaga el día de hoy, la única manera en que se podía escuchar la voz cantora de Lind —y de capitalizar la aparente “rareza” de su talento— , era cantando en público, algo que ella hizo con gran afán. Su tour con Barnum la hizo acreedora a 350 mil dólares de la época. Nosotros jamás conoceremos la belleza de su magnífico don vocal, ya que no fue posible grabarla durante su vida, pero los críticos del momento calificaban su rango tonal y la belleza de su voz de la misma forma en que hoy escuchamos elogios hacia intérpretes como Mariah Carey, poseedora de una voz de la que se habla más en términos atléticos que artísticos. Sin embargo, la ejecución 298

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David Bowie casi pierde la línea entre el performance y la realidad a principios de los 70, después de haber sido devorado por el personaje escénico que él mismo creó.

estaban asociados a canciones en específico y a periodos determinados de su carrera. La presencia de estos personajes se extendió a todas las facetas de la vida y obra artística del músico. Él vivía como sus personajes. Para mediados de los 70, esto alcanzó un clímax visual mediante las innovadoras colaboraciones de Bowie con maquillistas, diseñadores de moda y gurús del teatro, quienes le permitieron ejecutar una visión que era tan elaborada visualmente que desde entonces ha sido difícil de superar. Es tan fuerte el legado en el escenario de David Bowie, que resulta imposible separarlo de su música. Desde el principio de su carrera creó una mezcla entre estos dos conceptos, y lo hizo tan bien que ahora resulta esencial comprender esto para entender su música. Bowie echó para afuera una personalidad rockera para adoptar una colectividad de personajes históricos, outsiders, aliens y artísticos, los cuales ocuparon distintas fases de su carrera, de la misma forma en que un actor del escenario adoptaría papeles, o en la que un artista o un escritor explorarían temas específicos en el cuerpo de una obra. Al día de hoy existen pocas imágenes más icónicas en la historia de la música popular que el bello rostro de Bowie dividido por un relámpago, como aparece en la portada del álbum Aladin Sane, creado en colaboración con el artista del maquillaje argelino Pierre La Roche. El trabajo de La Roche, aunque legendario por su creatividad dentro

David Bowie por Brian Duffy, 1973.

y por la falta de recursos; a veces podía presentarse en una habitación grande dentro de un edificio de departamentos, otras en el salón de un restaurante. Mozart cimentó así su popularidad. Para este punto, él y su esposa adoptaron un estilo de vida más suntuoso —vienen a la mente los clichés de rockstar—; se mudaron a un lujoso departamento y enviaron a su hijo a una escuela en el extranjero. Compraron un piano, una mesa de billar y tenían sirvientes en casa. Pero su éxito fue breve y no pudieron seguir el paso a sus gastos aristocráticos. Al final de su historia, Mozart murió sin un centavo, pero el reino de su fama apenas comenzaría. Doscientos veinticinco años después de su muerte, en 2016, apareció un box set de 200 cds, con 15 mil minutos de su música: sin duda el box set más extenso de toda la historia de la música. Es verdad que el cd ya se siente viejo hoy, pero basta imaginarse que, para escuchar toda esa música, se necesitarían 10 días y medio de streaming sin descanso. De esa magnitud fue su genio y lo prolífico de su creación. Murió a la edad de 35 años, después de componer más de 600 piezas. Quizá Mozart no fue el sabio que muestran en Amadeus, pero sí era un músico algo egocéntrico, extravagante, inteligente y con estilo; en esencia, todo un rockstar del siglo xviii. Sobre su voz, su esposa escribió: “era la de un tenor, hablaba suave y cantaba con delicadeza, pero cuando algo lo emocionaba, o cuando sentía que era necesario, se volvía una voz muy poderosa y energética”. Él vivió en el epicentro de la sociedad musical vienesa. Disfrutaba los billares y el baile, y amaba las mascotas. Tenía un canario, un estornino, un perro y un caballo para montar de forma recreativa. Además, tenía un inusual cariño por el sentido del humor escatológico, lo cual se puede apreciar en las cartas que sobreviven. Todo lo anterior fácilmente podría describir a un buen número de rockstars de Los Ángeles en los 70.

presencial era clave para el momento, y toda la producción y promoción que recibió su talento musical resultaron en una empresa muy rentable. Estos días es prácticamente imposible pensar en música popular sin que exista una visualización simultánea de la misma. Y es casi imposible también hacer música pop que no cuente con un componente visual o con algún tipo de personificación en el escenario. Mientras que la música clásica y la ópera siguen siendo muy populares, raramente se les ve como parte del Zeitgeist, ya que el pop tomó el lugar de las dos. Es un género que consume todo. Así como la ópera fue capaz de crear un espectáculo de performance que incorporaba un gran arreglo de componentes más allá de solamente la música, el pop contemporáneo se ha expandido para abarcar cada vez más nuestros sentidos, y tomar más de nuestro tiempo. Los músicos pop del presente están tan inmersos en la necesidad de su performance, que las colaboraciones se han vuelto ya la norma para ellos. Muchos hacen equipo con estilistas, diseñadores de moda, artistas del maquillaje, fotógrafos y directores de arte para extender el alcance de su ejecución más allá de su persona física. Algunas estrellas como Elvis Presley o Whitney Houston se pusieron en manos de managers y especialistas en imagen, quienes invariablemente acuden a tácticas de moldeo de personalidad para hacer que la música de los artistas suene y se vea como debería.

BOWIE A principios de los 70, David Bowie, un adolescente liberal bien educado, con un gusto espongiforme por la contracultura, llevó todo esto más allá de lo que había hecho la mayoría de los artistas de la época. Después de su primer hit en 1969 con la canción “Space Oddity”, desarrolló personajes escénicos conceptual y visualmente complejos, que

Para la mayoría de los músicos populares de finales del siglo pasado, el acto en vivo se había vuelto un elemento clave de su creación. David Bowie tomó ventaja de esta situación, ya que la televisión y el video estaban en su infancia y, de 1969 a 1975, sus personajes escénicos se volvieron protagonistas de la conversación, al mismo nivel que la propia música que ejecutaban. Junto con otros artistas glam de la época, llevó el concepto del disfraz, del maquillaje y del drama escénico a otros niveles. Lo potenció justo en un momento en que la televisión a color comenzaba a penetrar en todas las casas de clase media de manera masiva. Para entonces, Bowie, que había elevado el arte del performance a alturas insospechadas por medio de su virtud y de sus estelares colaboraciones visuales, se había extenuado con el cambio. El performance devoró su vida para convertirse en algo de tiempo completo, las 24 horas del día, sin importar si él estaba físicamente arriba del escenario o abajo. Tenía una fuerte adicción a la cocaína y estaba en deuda con su joven familia, que lo acompañaba a todos lados. Todo esto, en parte porque se había convertido literalmente en los personajes que había inventado para que tocaran su música. Como una estrategia de salvación, Bowie se mudó a Berlín, en donde pasó algunos años reinventándose lejos de los escenarios. Su estancia en esta ciudad también ha sido extensamente documentada. En una

Eventualmente dejó el maquillaje, los disfraces y la teatralidad, para retirarse un tiempo antes de regresar al público con “Heroes”, cuando dejó los personajes para convertirse en un “músico profesional”. Contact sheet para a portada del álbum “Heroes”, por Masayoshi Sukita, 1977.

de la industria de la moda, no era precisamente tan conocido como el de Bowie, pero de todas maneras se le consideraba como un artista en el punto más alto de su profesión. Su colaboración resultó eléctrica. Este tipo de trabajo creativo en equipo entre artistas musicales y otros creativos visuales ahora se ha vuelto un lugar bastante común, ya que muchos músicos encuentran su propio talento carente a la hora de llenar las expectativas del público moderno. Bowie también trabajó con el maquillista australiano Richard Sharah a mediados de los 70, con quien creó el icónico look de Pierrot. Como La Roche, Sharah era toda una estrella entre los insiders del mundo de la moda, y de hecho su trabajo ayudó a definir lo que después se convertiría en el look oficial de la totalidad del movimiento New Romantic de principios de los 80. El trabajo de Sharah, justo como el de Bowie, resultaba siempre único, ya que el artista era ligeramente daltónico. En muchos casos, Sharah creaba su propio maquillaje, y por lo tanto el trabajo que hizo con músicos como Bowie se asemejaba más a una sesión de pintura en vivo, o al performance art, que algo que tuviera que ver solamente con belleza o vanidad.

entrevista con Dick Cavett en 1974 —en la que se encontraba fuertemente drogado—, habló sobre cuando decidió mandar al carajo a los personajes del inicio de su carrera. “Llevé el tour de Diamond Dogs de Nueva York a Los Ángeles, y pensé que con eso sería suficiente. En lugar de regresar otra vez con lo mismo, pensé que quería darme la oportunidad de trabajar solamente con una banda”. Fue así que, en un acto de genialidad, Bowie regresó con menos, no con más. Muchos artistas rock y pop de la era se encontraban inevitablemente llevando sus actos al límite para satisfacer la demanda de los medios. Pero él, después de haber creado algunos de los actos pop en vivo más icónicos y originales desde inicios de los 70, decidió retirarse a Berlín, desde donde reemergió como un músico oscuro, inspirado en la República de Weimar. Resulta evidente qué tan profundamente quiso explorar este performance en particular después de echarle un ojo al material que existe documentado de este periodo de su vida. “Soy un buen intérprete y un buen cantante, pero eso no tiene nada que ver con ser un buen músico, ¿o sí?”, le comentó a un reportero en una entrevista de 1975. 299


A mediados de los 70, Berlín tenía un aire de peligro e intriga. El influyente libro Before the Deluge (que trata sobre el periodo Weimar, entre las grandes guerras, reconocido por haber sido un periodo muy creativo) circulaba por todos lados entre los círculos creativos, y la hollywoodense Cabaret, basada en los diarios berlineses de Christopher Isherwood, ya estaba en producción. La particular oscuridad industrial y teatral de Berlín fue exactamente lo que atrajo a Bowie cuando tomó la decisión de mudarse a vivir ahí en 1976. Se trataba de un esfuerzo consciente para rejuvenecer su proceso creativo, que se había debilitado de manera severa después de haber vivido meses en lo que él mismo describiría como un “infierno en la Tierra”, en Los Ángeles. Le fascinó la música de la banda alemana de electrónica Tangerine Dream y, en particular, el trabajo como solista de su fundador, Edgar Froese. De alguna manera, Bowie siguió a Edgar a Berlín. “Tuve mucha suerte de haber estado ahí en esos momentos”, dijo. “Cuando estuve ahí, todo el nuevo movimiento alemán de expresionismo había comenzado ya, y todas las bandas electrónicas alemanas empezaban a llegar a Berlín para trabajar. Berlín era un lugar extraño y muy particular. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando sólo era una isla a la mitad de Alemania Oriental, la totalidad de la industria y las grandes empresas se mudaron de Berlín, dejando atrás grandes fábricas y bodegas vacías. Lo que sucedió fue que, cuando llegaron los estudiantes y los artistas, se mudaron a esos mismos espacios, así que todo el lugar era como un gran taller y resultaba maravilloso estar en un lugar así”. Para poder unificar técnicamente los diversos elementos que proponía, Bowie le pidió al productor Tony Visconti que le ayudara a crear lo que él mismo describió como “piezas de humor expresionista”. “Como Berlín era barato, le quedó muy bien para su situación financiera de ese momento, ya que estaba casi en la quiebra —recuerda Visconti—. Se estaba divorciando de su esposa, y separándose de abogados y representantes. Le costó una fortuna, pero esos costos financieros le representaron una gran libertad artística. Una vez que su situación legal se resolvió, empezó a trabajar en Heroes. El álbum fue grabado en los estudios Hansa, localizados en una antigua sala de conciertos a lo largo del Muro de Berlín. Grabamos el álbum a la sombra del muro, que estaba como a 500 metros de la ventana de nuestra sala de control”. Continúa Visconti: “Directamente frente a nosotros había una torre de guardias con soldados alemanes. De hecho, les podíamos ver la estrella roja en los sombreros afelpados”. Fue ahí, en Berlín, en donde encontró el valor para deshacerse de la utilería, los disfraces y los actos montados. De acuerdo con algunos reportes, casi no comía nada; a veces rompía un huevo y se lo comía crudo, directo del cascarón. Dormía unas cuantas horas antes de regresar todos los días al estudio. Este modo de vida y de trabajar en su música, que correspondían más al de un novato o a un amateur, le quedó perfecto a este nuevo y revigorizado Bowie. Y en efecto, esta nueva ausencia de performance común le abrió el camino a una de las mejores etapas de su carrera como músico.

JONES

Jean Paul Goude y Grace Jones crearon juntos un personaje escénico que iba más allá de lo humano.

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Tanto David Bowie como Grace Jones están tan intrínsecamente relacionados con sus propias personas narcisistas, como lo están con su capacidad para realizar actos musicales espectaculares. Y, en ambos casos, estos artistas formaron legendarias colaboraciones visuales con otros artistas. Grace Jones ascendió a la fama inicialmente como una de las más salvajes modelos americanas en el París de los 70 (junto con sus compañeras Jessica Lange y Jerry Hall), por lo que, de alguna manera, ya estaba en el escenario mucho antes de convertirse a la música, aunque rápidamente viró a una carrera como cabaretera, llevando a su público —principalmente gay— de Nueva York y París a un estado de trance con su combinación de Piaf con disco. Como una de las muchas Disco Queens de la época, su imagen fue moldeada a partir de sus actos en vivo, y mediante una serie de portadas de discos, creadas por el director de arte Richard Bernstein, mismas que desdibujaron las líneas entre arte visual, fotografía, maquillaje y la realidad. Al mismo tiempo que esto le significó una gran visibilidad a Jones, no fue sino hasta que se involucró —tanto profesional como personalmente— con el fotógrafo francés Jean Paul Goude que pudo crear algo completamente nuevo, un personaje que era auténticamente suyo y que adquirió vida propia incluso más allá de los confines del escenario. Fue bajo la dirección de Goude que perfeccionó su gélida, suntuosa y sudorosa reinterpretación, tanto del cliché francés sauvage de Josephine Baker, como lo que hasta el momento considerábamos como la clásica conducta de diva. Jones le inyectó punk a la ópera. Goude comentó: “La gente pensaba que se veía excesiva, incluso extraterrestre. Y yo justo quería intimidarlos. Era como una cachetada para el entretenimiento de ese entonces. Me quería enfocar en su masculinidad (...) Sabía que Grace había sido modelo, pero no sabía que tenía esa voz. Su estética, sin embargo, no era de sorprenderse. Nuestra relación pudo haberse definido como una aventura romántica entre una estrella disco y una pequeña artista francesa, pero yo me sentía como Josef von Sternberg dirigiendo a Marlene Dietrich. Nos tomábamos muy en serio”. “Por supuesto que toda esta imagen era muy importante para nuestras carreras —continúa Goude—. Sostengo que ha sido el mejor papel que desempeñó Grace, y una de las mejores cosas que hice. Yo quería firmemente que fuera un golpe a los estándares de entretenimiento de la época, a todas las Diana Ross y otras estrellas, todas fabricadas como autos robados, con el pelo todo esponjado. Esto era puro rigor, una chica que actuaba con mucha seriedad.” Como Jones había evolucionado desde un lugar muy diferente al de la mayoría de sus contemporáneas artistas musicales negras, su adn implicaba alta moda y disco, no R&B, pop, o incluso soul. En realidad, ella estaba más conectada al mundo del arte contemporáneo que al tren del soul. Y su colaboración con Goude fue la primera manifestación visual de esta música compleja. La colaboración entre los dos trascendió la música. La cristalización de su imagen la llevó a una mayor popularidad y a adoptar papeles icónicos tanto en el cine como en publicidad y cultura de la época, pero, sin duda,

la colaboración entre Jones y Goude que se materializó bajo el nombre One Man Show, fue el punto más alto de su carrera. Es interesante observar que no ganó el Grammy para el que había estado nominado el video, después de perder con Thriller de Michael Jackson, quizá lo único de la era que podía superarlo.

ARTE VISUAL – MUSICAL Mientras que el performance por sí mismo ya se ha expandido a otras áreas de la cultura que van más allá de los dominios de la música y el teatro, y ya ha sido adoptado por manifestaciones tan diversas como la poesía y la cocina de algunos restaurantes (te estamos viendo directamente a ti, Salt Bae), el arte sobre la música resulta un fenómeno fascinante, más raro de lo que uno podría imaginar. El performance es sólo una manera de ver la música. El arte musical es otro mundo. Pero conforme investigué para este artículo, el tema me hizo tomar largas pausas para intentar pensar en ejemplos. Y esto es, simplemente, porque existe mucho arte sobre el performance, y casi nada de arte visual que esté completamente dedicado a la música misma. Podríamos hablar de las pinturas de Degas sobre óperas, orquestas y ballets, pero lo que siempre capturaron fue el performance, y no la música que era ejecutada. Piet Mondrian decía que era sinestésico (se decía que podía ver la música), pero sus espectaculares obras abstractas sobre el jazz se trataban, más probablemente, del performance que de la música. Y eso era porque, aunque a Mondrian le gustaba el jazz, le gustaba mucho más bailar. Durante toda su vida bailó y después siguió tomando clases de danza; su diario da cuenta de la pasión que tenía por el movimiento y cómo fue cambiando conforme pasaban las décadas (incluso estuvo presente en la primera actuación en París de Josephine Baker, de quien dijo haberse sentido profundamente decepcionado porque no bailó Charleston). Mondrian era un excelente bailarín, cuya reputación lo llevó a Harlem, en donde era reconocido por bailar con quien fuera, siempre y cuando pudieran seguirle el paso. Sería incorrecto asociar las frenéticas cuadrículas de sus obras, solamente con el jazz, ya que casi todas fueron inspiradas por la danza y el movimiento, y la gran mayoría se parecen más a diagramas de pasos de baile que a una captura de la música jazz. En el arte contemporáneo, obras como Anónimo de Félix González Torres (Go-Go Dancing Platform), en la cual se presenta el performance en vivo de un tipo bailando semidesnudo con audífonos puestos, es otra potente representación de la música moderna, la cultura y la danza, especialmente por la conmovedora ausencia de sonido para el espectador. Pero, aunque la pieza sigue estando igual de vigente que la primera vez que la vi en la galería Andrea Rosen de Nueva York, en 1991, definitivamente vuelve a caer en la categoría de arte sobre el performance y no sobre la música misma, incluso cuando la música podría parecer, a primera vista, el tema principal de la obra. Y es éste el dilema. La mayoría de las artes visuales, cuando se acercan a la música, tienden a mostrar su ejecución, mientras que la mayoría del

arte que se hace a partir de la música, tiende a ser no visual. Aquellos que logran con éxito combinar la música con visuales alrededor de un tema o sujeto musical, a menudo viran hacia lo banal o lo científico. La obra del artista Nick Cave es otro ejemplo de arte que podría parecer, a primera vista, que se trata de la música: Cave es famoso por usar lo que él llama trajes de sonido. Estas obras combinan materiales encontrados, disfraces, coreografías y música, y están más enfocadas en la idea de crear pieles secundarias para protegerse a uno mismo de la sociedad moderna y el racismo. De manera interesante, su contexto es de danza. Así las fotografías de Wolfgang Tillmans, cuya obra permanecerá vinculada al hedonismo travieso de la cultura rave de los 90, pero las fotos son más sobre la vida de los sujetos que sobre la música que escuchaban. Sus imágenes podrán ser parte esencial de la meca berlinesa del dancefloor, el Berghain, puestas como si fueran monumentales pinturas religiosas en una catedral, pero siguen tratándose más de la gente que de la música. El mejor arte sobre música viene a menudo de los mundos creativos comerciales que respaldan y reciben el socorro de la industria musical, incluyendo la fotografía, la moda, el maquillaje, diseño gráfico y el de conciertos. Con frecuencia esto se debe a que son estos artistas comerciales los que trabajan más de cerca con los propios músicos para visualizar su sonido, y de muchas maneras se puede decir que su trabajo está más cerca de la música que el de muchos artistas “serios” que podrán tomar el tema de la música para su obra, pero siempre terminan alejados de los músicos. Jamie Reid es el nombre del artista y diseñador gráfico británico responsable de crear la que quizá sea la imagen más icónica de la totalidad del movimiento punk: su retrato de la Reina Isabel en un contexto de fotocopia, con una nota como de rescate, con la nariz de la reina siendo atravesada por un seguro, se convirtió en un símbolo visual instantáneamente reconocible y espectacularmente elocuente del género musical que representa. El simple e incendiario trabajo de Reid resultó ser tan icónico que literalmente se convirtió en el lenguaje visual del movimiento, y a la fecha es un meme utilizado con mucha frecuencia por todo aquel que quiere hacer alusión a algo contracultural o forzado. “Las ideas radicales siempre van a ser tomadas por alguien más”, dijo Reid alguna vez sobre su propia obra y sobre el punk mismo. Generalmente, el diseño comercial sigue los pasos de la cultura y raramente toma la iniciativa. Cuando el punk pasó de moda y perdió su relevancia cultural a principios de los 80, fue la primera onda de música electrónica la que llenó el vacío que éste había dejado en el Zeitgeist. Y el nuevo tipo de música requería un nuevo tipo de arte que lo representara. No es una coincidencia que la música electrónica se haya hecho tan inmensamente popular en este tiempo. Se trataba de un género que se acomodaba perfectamente a la vanidad y facilidad de repetición que de pronto se había hecho posible gracias a la tecnología en video. El video era barato, fácil de usar. De igual manera, era fácil aprender lo básico de música electrónica, sus herramientas eran baratas y accesibles para los adolescentes suburbanos con aspiraciones al estrellato.

La silenciosa “Untitled” (Go-Go Dancing Platform), 1991, de Félix González Torres es una obra maestra del arte performance.

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Jamie Reid, God Save the Queen, 1977.

DISEÑO DE ESCENARIOS Los videos musicales requieren sets, y los sets requieren grandes diseñadores. Para principios de los 80, el diseño de conciertos ya era una preocupación seria para la mayoría de los músicos que hacían tours, simplemente porque era cada vez más probable que la música que hacían fuera vista y no sólo escuchada. Para 2019, esto ha crecido al punto de abarcar la filmación de casi cualquier cosa en donde esté presente una audiencia, elevando así la necesidad de los músicos de ofrecer un constante componente visual de su obra. Una de las maneras en que los músicos pueden hacer esto es ofrecer a su público un constante flujo de posts basura en las redes sociales, así como ventanas morbosas hacia su vida privada. Otra manera es haciendo equipo con diseñadores de eventos para ofrecer producciones cada vez más ambiciosas visualmente, en lugar de tocar su música. En la cumbre de esta profesión de creación visual se encuentra Es Devlin. Aunque su carrera creativa comenzó en el teatro y la ópera experimental, la británica Es Devlin es más conocida por ser una de las más solicitadas e innovadoras diseñadoras de conciertos en el mundo actual, ya que, tal como lo dijo tan seriamente el New Yorker en 2016: “ella puede acceder al éter psíquico de cada producción y hacerlo brillar con gran significado”. Devlin, a lo largo de su carrera, ha creado extravagantes e innovadoras producciones musicales para estadio en donde se han presentado Beyoncé, Kanye West, Adele, U2, The Weekend, Lorde, Pet Shop Boys, y otros tantos en la Royal Opera House de Londres. Su trabajo gusta tanto que fue la encargada de diseñar las ceremonias de apertura de las Olimpiadas de Londres en 2012, y de Río 2016. Devlin prefiere referirse a su obra como escultura, lo cual tiene bastante sentido cuando se le saca de su contexto comercial. La escultura sobre la música es una cosa rara pues normalmente captura a la danza y el performance y no a la música misma. “Se habla muy poco al respecto del diseño de escenarios —dice Devlin—. A menos de que trabajes en ese medio, pero ¿por dónde empezar? El primer concierto de rock a gran escala fue el de los Beatles 302

Arte

Miley Cyrus en la gira Bangerz.

Para mediados de los 80, el video musical se había infiltrado tanto en la cultura pop, que algunos directores de cine, como John Hughes, empezaron a hacer películas para públicos adolescentes, en donde el soundtrack formaba el esqueleto de toda la película y su narrativa. Entre estas hay tres películas: Sixteen Candles, The Breakfast Club y Pretty in Pink, cuyos soundtracks eran tan importantes para la integridad de la producción que, si no contaban con las canciones y las escenas que fueron escritas específicamente para ellas, las películas no tendrían absolutamente ningún sentido. Y sí, quizá no fue el retorno de los musicales populares en los 40, ni algo que se pudiera clasificar en la misma categoría de largo video musical, como Thriller, pero las películas de Hughes de todas maneras vendieron millones de discos. Su legado en el soundtrack de las películas es algo que sigue siendo, al día de hoy, una forma muy popular de representar la música en la cultura popular.

TECNOLOGÍA HOY

Kanye West

Aunque de origen comercial, la gráfica de Jamie Reid para los Sex Pistols sigue siendo una de las más importantes obras de arte sobre música

en el estadio Shea. Ellos necesitaban un sistema de sonido, porque el venue es un lugar para eventos deportivos. Entonces, cuando ves videos de ese concierto, es asombroso darse cuenta de lo vulnerables que eran. El sonido no funcionó en realidad. Nadie podía escucharlos porque todos estaban gritando muy fuerte. Creo que estaban pensando que el público los iba a empezar a abuchear en cualquier momento. Se veía algo peligroso. El arte contemporáneo del concierto pop se ha desarrollado lenta y paulatinamente como una suerte de reacción contra ese tipo de situaciones, y como encontrando soluciones al problema de presentar música en un espacio deportivo. Mi trabajo no parte de ahí, de todas maneras. Mi carrera empezó en el teatro y la ópera, en donde puedes controlar todo. Así que estoy librando una batalla constantemente para poder traer el control a lugares en donde realmente todo es incontrolable”. Su trabajo en teatro la llevó a tener un acercamiento visual radicalmente diferente al que tienen la mayoría de los diseñadores que trabajan en conciertos de rock y espacios comerciales grandiosos. Su diferenciación consiste en enfocarse tanto en el arte como en los posibles problemas técnicos. A los músicos les encantó que escondía las fuentes de iluminación, por ejemplo (un truco de teatro), ya que, hasta ese momento, la clásica iluminación de los conciertos se hacía generalmente con tiras flotantes de focos visibles. El uso de máquinas de humo en conciertos de rock en lugar de iluminación, resultaba en un intento muy pobre de conectarse mejor con el público más allá del alcance del propio escenario. En lugar de estos trucos old-school cliché, Devlin empezó a innovar incorporando elementos físicos escultóricos que literalmente se extienden hasta el público. Encontró nuevas maneras de posicionar al músico como el centro y el punto focal de lo que se había convertido casi imposible de lograr en producciones gigantescas. Su primer cliente musical grande fue Kanye West en 2005. El perfeccionismo creativo de West se fusionó con la ética de diseño sin miedo de Devlin. “Kanye trajo algo distinto a la mesa, que era una absoluta insatisfacción con los materiales. Se quedaba en lugares con arquitectura excepcional. Saldría de un hotel exquisito para caminar en su propio escenario y los diseños no resultaban ser lo suficientemente buenos. Necesitaba que hubiera mármol, que hubiera piedras. Y contaba con el carácter para hacer esas demandas. Tiene que ver con volver a centrar al artista y tratar de romper con sus periferias. Casi todos los conciertos tienen un par de pantallas gigantes a los lados del escenario y, si no las diseñas, siempre acaban puestas ahí. De hecho, se ha vuelto

El innovador diseño de escenario de Es Devlin le ha permitido a los solistas tener un acto en vivo que sea impactante en los escenarios, los cuales son cada vez más grandes.

lo que viene a ver la gente en los conciertos. Se necesita ese close up. Ni siquiera me imaginaría cantando la primera nota de una canción, pero coincido con Adele en que quiero que un mensaje llegue a las personas de inmediato. Podría hacer cosas mucho más bonitas si me quedara solamente en teatro y ópera, pero, ¿quién chingados vería mi trabajo y a quién le importaría?”

Hoy, los videos musicales y plataformas online en donde los amateurs pueden compartir su “trabajo” representa una formidable —y relativamente nueva— evolución del performance musical. Lo que resulta más revolucionario de la tecnología en video es que es costeable y fácil de usar, o al menos lo suficiente como para que pueda ser utilizada por casi cualquiera que tenga ciertas aspiraciones de vanidad o propósito en la vida. Esta repentina igualdad en los medios y la representación de la diversidad cultural resultó en un renacimiento del performance musical. Por fin el público general es capaz de crear lo que quiere ver, en lugar de que sus gustos sean dictados por una élite creativa. Las redes sociales han democratizado todavía más la música dentro de la cultura contemporánea. Sin su presencia, no tendríamos a ningún Justin Bieber, la más grande estrella de YouTube que se abrió camino por sí misma, ni a miles de otros, cuyos talentos ya no están frenados por su falta de conexiones o por vivir lejos de las grandes ciudades, y cuyas estrellas fueron confirmadas por su público antes de que incluso vendieran su primer producto. En 2019, la personificación en el escenario de los artistas es más importante que nunca. Algunas veces, un buen acto en vivo puede detonar una carrera en la música, independientemente de que no haya música real involucrada. Daniele Bregoli, mejor conocida como la chica de “cash me ousside”, lleva años desarrollando su carrera artística en el hip hop con el nombre de Bhad Bhabie. Pero apenas hasta ahora debutó su carrera musical después

de tres años de cuando se hizo viral en un episodio de Dr. Phil en donde Bregoli y su equipo pensaron que iban a lanzar su carrera, pero todo el asunto falló y la personalidad de Bregoli se redujo a un simple meme. Su primer single, “These Heaux”, alcanzó el 77 en la lista de Billboard apenas el año pasado, y desde entonces firmó un contrato multimillonario para hacer varios álbumes. Otras iteraciones más recientes de la misma historia del performance por encima de la música en la era de las redes sociales están por venir. Ahora existen macroestrellas, como Lil Tay, una precoz puberta candiense que tiene al menos un gran talento para la actuación y la comedia, pero cuyo futuro no llegó más allá de una serie de videos virales en YouTube. El performance es permanente. Independientemente de la vanidad que vemos que le rodea, las raíces históricas del performance son demasiado fuertes como para romperlas, y los artistas de hoy son demasiado atractivos como para que podamos quitarles los ojos de encima. En mi mente, lo que me emociona de la combinación entre música y performance es lo que está sucediendo ahora, que es una repentina diversificación de los clásicos arquetipos históricos del performance. La idea de una “triple amenaza” ha sido una leyenda de Hollywood por décadas, con la esperanza de que un día aparezca una estrella que sea bueno actuando, cantando y bailando, y es algo que de alguna manera siempre ha burlado los escenarios desde que apareció este concepto. En los fenómenos musicales de finales de los 90, como Britney Spears, Justin Timberlake y Christina Aguilera, podemos observar cómo eran reclutados directamente de lo que era, en esencia, la cantera del entretenimiento: el club de Mickey. Así de importante se había vuelto la idea de que a la música era necesario verla. El club de Mickey era bien conocido por mantener un constante flujo de talento joven, en donde los chicos pudieran cantar, bailar y actuar, y a nadie nos sorprende que la industria de la música se aprovechara de esta situación para poder desarrollar sus productos y que éstos pudieran satisfacer la creciente demanda del público. La evolución más obvia de esto es Ariana Grande, quien también fue reclutada de la televisión, en este caso de Nickelodeon. Ariana ofrece más sabiduría callejera, una combinación culturalmente ambigua de Britney Spears con Mariah Carey, además de saber actuar, tener talento con la comedia (es una presentadora bastante regular en Saturday Night Live). Pero lo más interesante de Ariana Grande es que, aunque ya se le ve como un activo más de la televisión, sus inicios fueron cantando en videos que ella personalmente subía a YouTube, y eso le dio el impulso necesario a su carrera. Ella, como tantos otros antes, ya estaba actuando como tal antes de convertirse en artista musical. 303


arte Animales nocturnos

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odo comienza con ella. Con una luz desconcertante, un mareo incontenible, recuerdos breves y momentos fugaces que se vinculan a sensaciones de otros labios, de otros cuerpos. Todo empieza encontrándonos en el mismo nódulo de una causalidad infinita. Esa en la que dos cuerpos se vuelven uno en la pista de baile, en el rincón de un baño, en la falsa intimidad que se logra por debajo de una mesa o detrás de un muro. Todo empieza con la solemnidad del vértigo, con el ardor y las punzadas en la boca del estómago, en el aire saturado de calor humano. Todo empieza al final de la noche, cuando nos hemos entregado a lo más profundo de nuestras pasiones y deseos. Al salir de ese bar. Desconcertado, perdido. Glorificando lo que fueron las últimas cuatro horas de la noche. Esperando a ser lo que éramos antes de esa noche. Todo comienza cuando la noche termina. Cuando la eternidad nos ha consumido ya.

Texto Emmanuel Sandoval Fotografía Daniel Patlán

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El voyerista, 1:00 a.m. San Luis Club, Roma Norte.

Ahí estábamos solos los tres. Tú, ella y yo. Profundamente sumergidos en mirarnos. Ella inclinó lentamente su beso sobre ti y el mundo o lo que sea que la rodeaba se hizo cóncavo. Para ustedes el mundo se había reducido a esa pequeña mesa en la que tenían refrescos, ron y una cajetilla de cigarrillos que de vez en vez salían a fumar a la calle. Yo esperaba pacientemente su regreso para seguir observándolos, para documentar en mi memoria infinita esta breve historia de una noche. Como las múltiples historias que me encanta observar. No es que sea voyerista, pero ahí estoy y no me queda más remedio que hacerlo. Los besos fluían y los segundos también. La banda seguía tocando esos éxitos de cumbia que los jóvenes bailan sin parar, que los adultos disfrutan como hace años lo hacían, cuando yo observaba a otro tipo de concurrencia. Cuando los candiles iluminaban los rostros coloreteados de las más hermosas mujeres de la noche que ahí acudían para curar la soledad de los hombres. Volvías a besar su

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cuello mientras caía la noche. Tu mirada no podía esconder tu lujuria. Sus ojos, apagados, no lograban ocultar la tristeza, la ensoñación de tiempos que parecían habérsele esfumado de las manos. De súbito ella se levanta. Quiere bailar para hacer más llevadera la noche. Ya lo han acordado, se irán juntos cuando el mesero les diga que es la última llamada. Entenderás que es el llamado final para una copa más, esa copa más que sí pedirás. Ella desearía correr y escaparse. Ya lo he visto noche tras noche, desde la primera que llegó aquí y caí enamorado de sus curvas y su talento en la pista. Tú, tú nunca me has agradado. Siento tu aliento a cigarrillos y ron barato, de ese que tanto te gusta. Cuando me observas fijamente para acomodarte el poco cabello que te queda, te desprecio. Pero nada puedo hacer. Cada noche, al terminar la noche, las luces se apagan y me quedo ciego. No veo más. Al día siguiente, cuando las luces rojas del club recobran vida, vuelvo a ser testigo de otras historias y las sigo acumulando detrás de estas eternas paredes de espejos.

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Como si hubiera sido ayer, 4:50 a.m. Marrakech Salón, Centro.

Tenía 20 años; él, 17. Nos conocimos una semana antes. Él me abordó. En realidad me estuvo observando durante todo mi turno en la tienda de ropa en la que trabajaba. Cuando salí, fui a la farmacia a comprar agua. Sabía que me seguía y yo disminuía el paso para que mi trayecto no se perdiera entre los estantes y la gente. Acordamos ir a un antro gay. Fingí que lo conocía. Había mentido. Esa semana fue una tortura. Cómo le haría para no ser identificado, para ser anónimo. El día llegó. Viernes. No podía llegar tarde a esa primera cita. La urgencia por sentirlo, por besarlo y por tocarlo me provocaba temblores, sudores extremos y, por supuesto, una inconfundible necesidad de probarlo y devorarlo. Repetimos una y otra vez ese mismo lugar. A veces nos ganaba la urgencia y después de tan sólo una cerveza salíamos a nuestro sitio predilecto para disfrutarnos. En otras ocasiones nos pasábamos la noche entera bailando, hasta que prendían las luces y los seres abandonados 308

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buscaban lo que quedaba de otros seres abandonados para no irse solos. Jugábamos a emparejarlos. Yo casi siempre acertaba. Hoy tengo 36. Él, 33. No sé qué haga. Nunca supe si entró a la universidad, si cumplió su sueño de ser fotógrafo. Si regresó a Tijuana o se quedó en la ciudad. Yo sí que he cambiado. Pero de repente, me encuentro aquí, solo contra la barra, sosteniendo mi cerveza, tarareando las mismas canciones que me sabía de memoria hace 16 años. Moviendo mi pie al son del pop que sigue siendo actual. Observo a las parejas, intento descubrir quién está ahí en su primera cita, quiénes se acaban de conocer y quiénes están a punto de dejar de ser amantes. Al final, cuando las luces se encienden, el ritual es el mismo. Almas solas buscando el consuelo de lo que queda ahí. Hoy, igual que hace 16 años, cuando las luces se encienden, para muchos la noche apenas empieza. 309


A escondidas, 10:00 p.m. Salón Los Ángeles, Guerrero.

Después de haber caminado por todas partes, nos metimos en lo que creíamos era un bar en la colonia Guerrero. Teníamos unas ganas incontrolables de bailar, de sentirnos. Ella estaba casada. En realidad sigue casada, tiene cinco hijos y ocho nietos. Me eché la soga al cuello un año antes de conocerla. Mi ahora esposa estaba embarazada. Ése fue nuestro único hijo y él nunca tuvo descendencia. Esa noche, una hace más de 30 años, salimos a cenar y a beber, y coincidimos en algo: nos encantaba bailar. Ésa fue la razón por la que empezamos a vernos con frecuencia —a escondidas— porque esas horas que pasábamos juntos bailando cumbia, salsa y merengue, nos llenaban de vida. Y la cadencia de los danzones nos saturaban la cabeza de malos pensamientos y súbitas concupiscencias que curábamos en el motel más cercano. 310

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En el Salón Los Ángeles hemos sido cómplices, amantes y, sobre todo, felices. Aún recuerdo esa noche en la que ella se quitó los zapatos, un hermoso par de charol de tacón mediano, con cintos al tobillo, los arrojó contra el piso y me exigió bailar hasta que ya no pudiera más. Estaba furiosa. Ese día uno de sus hijos había caído preso. Bailó como loca, sudó, se desahogó. Después me sonrió, estiró su cuello para besarme y dejó caer sus párpados lentamente. Tenía lágrimas en las mejillas, mis mejillas se mojaban con las de ella, nos abrazamos un largo rato que le entregamos a la calma y a la pista de baile. Esa pista que sigue siendo testigo de más de 30 años de amor, de un amor que sigue y seguirá en secreto. 311


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El beso de la reina, 4:35 a.m. Barba Azul, Doctores.

Llámame como te plazca. Qué más da si soy Patty, Ana o Rosa. Lo que deseas es acercar tu cuerpo al mío, sentir el palpitar acelerado de mi corazón cerquita de tu cuerpo, ¿a poco no, mi rey? Dime que no te excita cómo me acerco. Cómo juego contigo, prometiéndote algo que no tendrás porque este cuerpo le pertenece en realidad a un solo hombre. Al igual que tú, y cada noche, otros intentan lo imposible: recorrer, aunque sea con la punta de sus dedos, la piel de este cuerpo sexagenario que lo ha vivido —y visto— todo. Te permito ese toqueteo mientras bailamos al ritmo de esta salsa, porque sé que tiemblas de nervios, como un puberto. Porque sé que no eres un buen bailarín, pero apruebo, con cada coqueteo, con cada mirada furtiva, tus pocas o casi nulas habilidades de baile. Esto es una transacción y tú eres el que paga, así que diviértete. 314

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Ya me espera allí, impaciente, como queriendo hacer hervor, ese hombre que me ha mirado toda la noche. Que espera a que me siente a su lado para susurrarle esas palabras insanas que tanto le llenan los pantalones. Que se quedan así, en sucios relatos de lo que va a pasar al terminar la noche, cuando él crea que me llevará a su sucia cama —que sólo probé una vez—, pero que ahora, después de 15 años de habernos conocido, me salva su poca capacidad para soportar la cantidad de alcohol que ingiere. Ya voy, mi amor. Deja que termine esta pieza musical con este joven curioso. Gracias, papi. Me voy a sentar. Sello este pequeño encuentro con un beso carmesí. Espero que siempre me recuerdes. Seguiré mi recorrido, como cada noche, hasta que se agote el último minuto, el último segundo antes de irme a casa a los brazos de mi amado, que espera con recelo y rabia que mi jornada laboral termine.


Ni de aquí ni de allá, 2:00 a.m. Mama Rumba, Roma Norte.

Llegué a este país hace ya casi tres décadas. Incluso desde antes de poner un pie en él, ya estaba enamorado de su gente, sus tradiciones y su comida. Había probado las versiones de sus tacos que se pueden encontrar en la isla. Por supuesto que éstas no se comparan con los que uno encuentra en las esquinas menos inesperadas de esta magnífica Ciudad de México. Nacer y crecer en Cuba es una lucha contra el tiempo, contra las necesidades básicas y contra el rigor de un sistema. Pero es también una dicha, ¡una verdadera dicha! Mi madre nos enseñó a mí y a mis hermanos a amar nuestra tierra, a trabajar para salir adelante y a aventurarnos cuando fuera necesario salir de la comodidad del nido. Y así fue. Volé lejos. Las lágrimas al dejar a mi gente me cayeron como relámpagos de dolor. Hasta que una noche, ya instalado aquí, me encontré a la mitad de un son cubano con una copa en la mano, estaba un poco mareado y seguía teniendo alguna que otra cosa en la cabeza. 316

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Mi Cuba querida me abrazaba cuando era invadido por la inquietud y el desorden, cuando hipersentía el hueco del abandono y no era capaz de revertirlo. Ahora llenaba mis días con noches interminables de baile y fiesta. Rodeado de todos los que gritaban mi nombre desde la entrada, buscando mi aprobación. De aquellos que venían a mi encuentro para tomarse una foto. De todo el que quiere ser parte de esta fiesta interminable al más puro estilo y folclor cubanos. Como cada noche a lo largo de 27 años, sólo espero que llegue el momento de quitarme el antifaz. De descansar, de volver a ser yo. De cocinarle a mi esposa y a mis hijos, de soñar con Cuba y disfrutar mi México. Mi vida empieza cuando le pongo llave a las puertas de este bar que llamo segundo hogar.

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Agradecemos las facilidades otorgadas a San Luis Club, Barba Azul, Salรณn Los ร ngeles, Mama Rumba y Marrakech Salรณn, para la realizaciรณn de esta historia. 318

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méxico en la piel A través de la música La música es un medio y un fin. Los sonidos, desde el ruido más sencillo con el que despertamos a medianoche o los murmullos de la calle o la oficina, hasta esa rola que ponemos a todo volumen cuando queremos animar el espíritu, nos acompañan a cada paso que damos, sin importar a dónde vayamos o cuál sea nuestra actividad diaria. Para el quehacer de una mente creativa, los ritmos no sólo inspiran, sino que acompañan a las manos, que al son de una melodía, son capaces de crear las más inesperadas piezas de ropa y joyería. La música es así. Potencia nuestras capacidades, incrementa nuestra frecuencia cardiaca y nos arroja a los confines de nuestra imaginación, que es capaz de todo. Porque la música lo puede absolutamente todo. Fotografía Khristio Texto Emmanuel Sandoval de arriba a abajo e n M adina vestido C ihuah e n Juan C arlos camisa The Pack e n Tonatiuh y Albe r to camisas M athie u M atachag a e n Dalia vestido C ynthia B ütte nkle ppe r 320

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OCELOTE A César Flova, la mente detrás de Ocelote, le gusta pensar que todos hacemos música de alguna manera. Él la crea a través de las armonías de cortes, pliegues y costuras. De los acordes que transmiten los colores y las texturas, de las voces que, mudas, se hacen escuchar cuando alguien sale a la calle con alguna de sus prendas. Escuchar música va de la mano con su proceso creativo. El pop inglés ochentero, Nina Simone y Ray Charles están siempre en sus listas predilectas. “Cada colección tiene una personalidad”, explica César, “he tenido tiempos muy cálidos en los que me inspira la música de Natalia Lafourcade”. Locomía, Emmanuel y Steve Monite fueron sus gurús durante la concepción y creación de su colección primavera-verano.

en Ma d in a pantalón y top Ocelote en J ua n Ca rlos pantalón y camisa Hea r t of Dar kne ss en Ton atiuh y Alber to pantalones y camisas C ar l a Fe r nánd ez en Dalia pantalón y blusa G rieve 322

vestido Alf re do M ar tínez Diseñadores Mexicanos

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en Ton atiuh camisa y pantalón Ca r l a Fe r nánd ez en Da lia blusa Hea r t of D a rkne ss falda Cih ua h en M a d in a body Ocelote blusa G rieve en J ua n Ca rlos jumpsuit Ocelote en Alb er to gabardina y pantalón H e ar t of Dar k ne ss

CIHUAH Al igual que la geometría —la base estética y de construcción de cada una de las creaciones de Vanessa Guckel—, la música requiere una precisión milimétrica. Y como lo explica la creativa, la arquitectura y la música, dos de sus inspiraciones más grandes, son las matemáticas puras. En ese sentido, cada vez que Vanessa comienza a visualizar una nueva colección, hace una introspección, recuerda esas largas noches en su natal Francia maquetando un trabajo de Arquitectura mientras escuchaba “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin o la particular y carrasposa voz de Serge Gainsbourg. “Nina Simone, el rap francés de los 90, con sus revolucionarias letras e invitación a buscar un cambio, siempre están en mi playlist”. GRIEVE De acuerdo con Paula Grieve, hay una necesidad básica en la vida de todo ser humano: escuchar música. El estímulo de las voces, los instrumentos y los sonidos incidentales de una composición forman parte de un todo que tiene una consecuencia inmediata en lo que hacemos y cómo lo hacemos. En su caso, los diseños de sus prendas sí que están relacionados con la música. Los sonidos efervescentes, los low beats y las incendiarias letras de Erykha Badu y Nathy Peluso le llenan la cabeza de ideas que transporta a materiales tan contrastantes como el neopreno, el nylon, las sedas y los algodones.

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arete Iker Or tiz blusa Hea r t of D a rkn e ss

camisas M athie u M atachag a collares Lim one lla 326

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THALATHA La música es refugio, consuelo, compañía y una fuente inagotable de inspiración para Natalia Dávila de la Hoz y Anne Sañudo. Hay un mix, en los que se combinan historias y emociones de ambas y que dan como resultado dualidades, que es lo que hace de su singular firma, como los sonidos del rock, el género favorito de ambas. “Coincidimos con la música, nos alejamos, nos volvemos una y nos permitimos ser visibles.”

HEART OF DARKNESS Bibiana Colmenares es una “melómana cabrona”. Desde su primer concierto, “uno de Shakira, pero cuando era una chingona y cantaba rolas que te llegaban bien profundo”, hasta el más memorable, cuando vio a Depeche Mode en el Foro Sol, o la primera vez que vio a The XX y se quedó impactada con el espectáculo de láser. Incluso aquel viaje a Berlín en el que vio a algunos de sus Djs favoritos en bodegas abandonadas. En cualquiera de los casos, Bibiana siempre se hacía la misma pregunta: “¿Qué sentirán estos músicos cuando están sobre el escenario, siendo alabados por todos?”. Así fue como nació su más reciente línea. Una compuesta solamente de prendas negras, su color favorito. Piezas básicas: camisa, t-shirt, impermeable, jeans. “Todas pensadas en un rockstar”.

SANDRA WEIL Vestido en seda y mezclilla, 2004 Sandra creció en el taller de su abuela, y ahí hizo este vestido cuando tenía 19 años. Fue el primero que diseñó de principio a fin, con el que se involucró desde la elección de la tela y en el que manifestó por primera vez su visión estética: su primera oportunidad para crear moda. Hizo la falda en tafetán de seda, y la combinó con un top y un saco hechos con la mezclilla de unos jeans que recicló. El efecto del vestido fue tal, que empezó a recibir pedidos de gente cercana. Sandra se dio cuenta de que el cambio que ella podría generar, tenía que ser desde ahí. La ropa tiene un impacto sumamente positivo, un vestido puede modificar por completo tu estado de ánimo, y después de ver que tenía la posibilidad de replicarlo en los demás, para Sandra no había otro camino.

pá gin a a n ter io r en D a lia arete Th a lath a vestido Cyn th ia Bütten k lepper en Ma din a arete Ca ra la rga vestido Cih ua h esta pá gin a pantalón Hea r t of D a r k n ess 328

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PAC Cuando Paola Alvarado comenzó a diseñar joyería, allá por 2001, no sólo estaba en una frenética búsqueda por encontrar el estilo que le permitiera sobresalir, sino que también se cuestionaba si la decisión de convertirse en diseñadora era la más acertada. Los beats de St. Germain y Café del Mar, así como los ritmos del house de principios de siglo, eran su refugio auditivo. En sus ritmos liberadores encontró la razón de ser de PAC y su pasión por entrelazar, tejer y moldear metales. Ligereza y simplicidad son los ejes con los que produce cada colección de joyería, y la geometría es su principal aliada.

GEORGINA ROJO Detrás de la puerta escucho a la perfección a David Bowie interpretando en vivo Ziggy Stardust. Ya he tocado, con mucha fuerza y en múltiples ocasiones, la pesada puerta de madera de la antigua oficina de Georgina Rojo en el ex Convento de San Hipólito —ahora tiene un espacio “más posh” en Polanco—. Finalmente me ha escuchado. “Perdón, es que estoy en la mudanza y Bowie me estaba dando ánimos para empacar todo este desmadre”. Pero la música, así, a todo volumen, nunca va a dejar de sonar en el taller, la oficina, el carro o la casa de Georgina. El género y el artista varían dependiendo de lo que esté haciendo, pero Pink Floyd, Pulp y, desde luego, David Bowie están en el top tres. Así como estos genios musicales han experimentado y creado piezas magistrales en la historia de la música, a Rojo le encantaría crear su obra maestra con meteoritos. “Ésa sería mi novena sinfonía”. 330

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gargantilla Felin a vestido G rieve

joyería Gabrie la Ar tig as

JOSÉ SÁNCHEZ Biker, 1992 Desde que José Sánchez hizo su primera biker en 1982, ha promulgado el mensaje de que el cuero es para siempre. Y es que la chamarra de piel es una pieza que no tiene edad, aunque se modifique conforme a las temporadas, aunque José juegue con los colores y con las texturas y haga piezas nuevas cada vez. En cambio, siempre resalta su intención. Es más una cuestión sobre el poderío que una pieza como ésta puede tener; se trata más sobre cómo te hace sentir, y un poder de esa magnitud, no cualquier diseñador lo logra. La pieza tiene más de 25 años y su efecto no cambia. 332

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bolsa Anndra Ne e n pantalón C arla Fe r nández

ANNDRA NEEN ¿Qué podría resultar de la combinación de música disco, cumbia y un poco de afrobeat? Para Phoebe y Annette Stephens, el resultado se materializa en piezas que, como amuletos, son el reflejo de una sensibilidad que ambas comparten y que heredaron de su abuela, quien, al igual que ellas, adoraba la joyería. Los estímulos del exterior, en los que es imposible evitar cada sonido del mundo, e incluso interior, intervienen en su proceso, su concepción y su creación. IKER ORTIZ La música es parte de la cultura familiar en la casa de los Ortiz. Cuando Iker era niño, su padre los sentaba frente al estéreo a escuchar a Gino Vannelli y Steely Dan. Ahora, sus gustos musicales han evolucionado más hacia el acid jazz, el funk y se declara fan de Jamiroquai, The Killers y Coldplay. “De puberto tuve una etapa muy de reggae, pero creo que al menos en sentido musical he madurado un poco”. Caracterizado por las proporciones de sus piezas y la paleta de color monotonal de sus creaciones, Iker ha experimentado en esta ocasión con formas más nobles y materiales como el acrílico multicolor, una “versión pop de mi estética y mi entendimiento de la joyería”. CARALARGA La música es el catalizador de nuestras emociones más profundas. Es capaz de llevarnos a un estado de conciencia en el que se revelan, de manera muy vívida, nuestros más profundos deseos, miedos y sueños. Al menos así es como influye la música en la vida personal y profesional de Ana Holschneider, quien en su quehacer creativo busca el son que acompañe su tarea. “Mis creaciones son honestas y están cargadas de emociones muy íntimas”, cuenta. “A veces me topo con resultados que me sorprenden porque no era consciente de eso que estaba tan enterrado en mi memoria”. Pero ése es el poder de los sonidos, el que nos hace descubrir tesoros personales que se traducen en la labor creativa. Timber Timber, Nick Cave and the Bad Seeds y Dan Auerbach son esos interruptores que encienden su creatividad.

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FELINA Si Mariana Estrada y Antonieta Fernández pudieran elegir un género musical para definir su trabajo, sería la ópera. Al igual que este majestuoso y dramático texto dialogado que se canta y es acompañado por una orquesta, las piezas de Felina tienen una fuerza que ellas definen como “eterna”, así como la supervivencia de las más importantes obras del género, que se siguen reproduciendo una y otra vez. MATHIEU MATACHAGA “La música te obliga a sentir ciertas emociones, a recordar un momento, a relacionarte con el mundo material y, si cierras los ojos y tienes suerte, a crearte una película mental”. Así, desde hace cuatro colecciones, Mathieu rasca en esas memorias auditivas en las que sobresalen Madonna, que ponía a todo volumen en su habitación, en la casa que compartía con su madre y hermana hace ya un par de décadas en el sur de Francia. Luego están esas largas noches en el atelier de John Galliano escuchando música clásica y los sonidos del París de los años 20. Recientemente encontró en las profundas y melancólicas letras de Jeanne Moreau y el arrojo que provocan las canciones de Johnny Cash, la inspiración para su más reciente colección, que hace un guiño a Querelle, la última película del director alemán Rainer Werner Fassbinder, y que relata la vida de un hermoso y escultural marinero. LIMONELLA En 2009, cuando Aline Berdichevsky creó su primera serie de joyería, reflexionaba sobre la migración humana. El álbum Immigrasons, un intercambio artístico entre músicos argentinos y la cantante catalana Silvia Pérez Cruz, y canciones como “Sin documentos”, de Los Rodríguez, “Ojo de Culebra”, de Lila Downs, y “The Passenger”, de Iggy Pop, la acompañaron durante todo el proceso creativo y la hacían pensar con las manos. Ahora, 10 años después, el smooth jazz sería el género ideal para definir su estética. Los ritmos ligeros, elegantes y perfectamente en sincronía van en sintonía con las formas minimales y delicadas de sus piezas artesanales.

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estilismo Rodrigo De Noriega maquillaje Stephanie Sznicer pelo Antonio Ruz modelo Iliana Ruiz @ New Icon bailarines Nohbords

esta p á gin a aretes Sa n gre de mi s ang re pági na siguien te body y pantalón Ocelote arete PAC

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ART The Sight of Music

english texts

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English

Performance and music have been inseparably linked since the invention of music. But these days we can’t tell where the stage ends and reality starts, and nor can many of today’s performers . . . te xt Tony Moxhan or iginal te xt pa ge 2 9 6

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or us it’s hard to think of a time when music had to be physically performed in the moment given we can call up anything on our phones whenever we want to see or hear it, but up until the late 19th century—through almost the entirety of human history—there was no way of ever recording sound, so every time someone wanted to hear music, it would have to be performed . . . Some consider vision the major sense, the way we most directly form our view of the world. But hearing may be the most important sense. Sound is uniquely affected by the environment. In life, all aspects of the environment determine what we hear. There is never silence, but just different kinds of background noise. And there are differences in how the brain reacts to the visual arts and music. In psychotherapy art is more connected to emotion and personal association, while music is said to trigger memories. Rhythm has strong effects on emotions without any specific interpretation. One of the first things that happens when music enters our brains is the triggering of pleasure centers that release dopamine, a neurotransmitter that makes you feel happy. This response is so quick, the brain can even anticipate the most pleasurable peaks in familiar music and prime itself with an early dopamine rush. The teaming of a visual component to music is something we have come to expect and understand as normal since the first sparks of civilization in man. As a species we derive almost the same pleasure from hearing sounds as we do from making them. Most of us cannot think of a piece of music without visualizing the performance of it, it’s music video, or the look of the performer. Models for rhythm go back to the human heartbeat itself and the sound of our own breathing. The sounds of speech, fright, grief, and pleasure also informed the first sources of human song . . . singing is probably the first manifestation of musical performance, and in most archaic cultures the singer has held a special position, with the solo performer being the most exalted level. In ancient societies, music played a ritual role based on the preservation of oral tradition and history, with each performance renewing and transforming it through personal performance. The mediums for musical performance are extraordinarily various. Vocal performance is the oldest form of all musical gesture, and by prehistoric and neolithic times this vocal performance was accompanied by crude percussion and wind instruments. By this time it’s easy to think our ancestors might have been beginning to create sounds they also enjoyed. But music’s roots are closely tied to ritual and religion, and religion is often the simultaneous affirmation and castigation of the things we love. Within the constraints of religion music, in its earliest stages, was utilized mostly for the preservation of history through the repetition of song stories. The visual aspect of performance and theater made it possible to convey information without the use of language, as did the emotional strength and nuance of music and song itself. Music at its earliest was necessarily visual. During the middle ages music was primarily used as an accompaniment to singing, and it wasn’t even until around 850AD that modern musical notation began to be developed, although musical notation as we know it didn’t develop until the 14th century, when it was finally possible for complete strangers to reproduce compositions by simply reading them. Chamber music was one of the first manifestations of music breaking from the church to involve ideas of entertainment and pleasure rather than ritual or any need to preserve history or information, especially after the invention of printing and the greater spread of literacy. It was called chamber music because it was written to be played in one’s chambers between a small number of musicians. But just like religious music (which was largely reserved for an aristocratic audience) chamber music was also a wealthy past-time. This type of small musical performance led to the early evolution of opera in the late 16th century, originally performed only in royal courts, though by the early 17th century demand from the greater aristocracy led to the creation

of a “public” season. Music was sought as an artform, requiring larger and larger audience accommodations. Larger halls required ensembles acoustically suited to the expanded performing areas, leading to the evolution of the orchestra. It is opera’s legacy that still surrounds us when it comes to popular music. Of course opera gave us the diva and the idea of gymnastic vocal skill visible today in stars as diverse as Adele or Nicki Minaj, but more importantly opera was in many ways the precursor to music video itself. Opera is the first musical form to require skill in theater, dance, set-design, fashion, symphony sized musical accompaniment, dramatic acting skill, comic timing . . . and if one is blessed, good looks. After all, the audience’s attention is most focused on a diva’s face. Opera’s evolution and beginnings in baroque Italy have left the indelible imprint of excess we have come to expect from popular music in general to this day. And it was opera’s ultimate popularity that also led to the construction of larger venues to accommodate larger audiences. Just like today’s sport stadiums owe their form to Roman amphitheaters like Rome’s Colosseum, most of today’s classic music venues—from the Scala or the Royal Albert Hall to the Sydney Opera House, to the stages of Coachella—owe their origins both to opera and to music’s earlier function in ritual and religion, which gave us the modern stage itself, a small evolution from the religious altar. Ultimately it also gave us the modern musical performer who is equal parts talent and narcissism, having grown up with both the physical demands required of contemporary musical performance and the addictive thrill of performing on stage with hundreds or thousands of eyes riveted on oneself. Something like this could generate some grand egos . . . At around the same time opera found a wider audience in Europe appeared a child whose parents claimed was a musical prodigy. His name was Wolfgang Amadeus Mozart, and so extreme was his gift he was apparently composing by the age of five, and proficient in both keyboard and violin. Following his father’s discovery of his talents he was touring relentlessly, the guest of various European courts and a growing reputation, almost securing a position at the royal court of Hapsburg but failing with Empress Maria Theresa’s reluctance to employ “useless” people. Soon though, he was being supported by a number of aristocratic patrons, with a reputation so grand that Haydn told the young musician’s father “I tell you before God, and as an honest man, your son is the greatest composer known to me by person and repute.”

By his mid 20’s Mozart was mounting concerts with himself as solo performer, often in strange venues due to lack of professional performance spaces and money, in one case a large room inside an apartment building, in another the ballroom of a restaurant. But the innovative concerts were popular, and cemented his popularity with his audience. At this point Mozart and his wife adopted a more sumptuous lifestyle—rock star clichés do come to mind—shifting to an expensive apartment with expensive fixtures, sending their son to boarding school. They bought a piano and a pool table too, and kept servants. Their short-lived success couldn’t keep up with their aristocratic expenses. Mozart would eventually die penniless, though not forgotten. 225 years after his death came the release of a 200 CD, 15,000 minute Mozart box set in 2016, easily the largest box set of all time. And if the CD itself today feels old, just imagine streaming ten and a half days of non-stop Mozart and you can begin to understand not only his genius but also his prolific output. After 339


composing more than 600 pieces, he died at just 35. More importantly his star persona—that of the unyielding genius and eloquent performer—so burned itself into public memory that it’s ghost survives to this day, itself becoming the subject of an Oscar winning movie in the 1980s. While Mozart may not have been the savant depicted in “Amadeus”, he was still an egocentric performer . . . flamboyant, stylish, and witty, in essence an 18th century rock star. He quarreled with his patrons over the sanctity of his work. And just like a rock star, rumors surround his death. The (ever so slight) possibility that jealous fellow-composer Salieri poisoned him remains to this day, and although largely debunked still became part of the Hollywood script. And Mozart loved elegant clothing. Of his voice his wife later wrote that it “was a tenor, rather soft in speaking and delicate in singing, but when anything excited him, or it became necessary to exert it, it was both powerful and energetic.” Mozart usually worked long and hard, finishing compositions at a tremendous pace as deadlines approached. Mozart lived at the center of the Viennese musical world and society. He enjoyed billiards and dancing, and kept pets: a canary, a starling, a dog, and a horse for recreational riding. Plus he had a startling fondness for scatological humor, preserved in his surviving letters. Which could also describe any number of Los Angeles rock stars of the 1970s. With the collapse of much aristocracy in the 1800’s music and performance were able to reach a wider, middle class audience, and thus the concert hall and opera palace grew in proportion to meet these growing needs. Just as Mozart was probably one of our first rock stars, Swedish singer Jenny Lind was probably one of our first pop stars, promoted to public stardom by P.T. Barnum as the “Swedish Nightingale” in a slew of publicity stunts and posters like it were upcoming Lady Gaga concert. But unlike Gaga today, in mid 19th century Europe literally the only way for Lind of getting her voice heard—and of capitalizing on her apparently rare talent—was to perform in public, which she did with relish. Her tour with Barnum netted her $350,000. Alas we will never know the beauty of her stunning vocal gift because we could never record it during her lifetime, but critics at the time spoke of her range and the beauty of her voice the same way we speak today about performers like Mariah Carey, whose vocals are often spoken of in more athletic than artistic terms. But physical performance was key, and the associated production and promotion around her musical talent was a profitable venture. These days it’s almost impossible to think of popular music without simultaneously visualizing it. And it’s almost impossible to make popular music that doesn’t have a visual component or performance persona of some kind. While classical music and opera are still hugely popular, they are rarely in the zeitgeist these days, and popular music has taken the place of both. It’s an all-consuming genre. Just as opera was able to create a performance spectacle that incorporated a host of components beyond music itself, contemporary pop has expanded this to eat up even more of our senses, and more of our time. Pop musicians today are so invested in the necessity of their performance that intense collaboration has become the norm for many musical artists, who variously team themselves with svengalis, stylists, fashion designers, makeup artists, photographers, or art directors, in an attempt to extend the reach of their performance beyond the physical self. Stars from Elvis Presley to Whitney Houston put themselves in the hands of managers and image specialists who invariably molded their persona into what they felt the artist’s music should really look like. And these days, with twenty-four hour media, performance is something that needn’t end when a musician leaves the stage. Today’s popular musicians must maintain their performance through every waking moment, lest they be perceived by their audience to be “inauthentic.”

In the early 1970’s David Bowie, a well-educated, liberal teen with a spongelike fancy for counterculture, took this further than most performers in the popular spotlight. Following his first hit in 1969 with the song Space Oddity, he developed conceptually and visually complex stage personae closely tied to specific songs and specific periods of his career whose presence extended to all facets of the musician’s life and creative output. He was living as his characters. By the mid ‘70’s this had reached a visual climax through Bowie’s innovative collaborations with top makeup artists, fashion designers, and theater gurus who allowed him to execute a vision that was so visually elaborate that it has been rarely topped since. So strong is David Bowie’s performance legacy that it is impossible to separate it from his music. From early in his career he created a melange between the two that was essential to the understanding of his music. Bowie jettisoned an early generic rock persona quickly to embrace a host of outsider, alien, artistic, and historic characters that inhabit various phases of his career, much in the same way a stage actor would take on roles, or an artist or writer would explore specific themes or subjects in a body of work. To this day, there are few more iconic images in the history of popular music than Bowie’s beautiful, lightning-bolt slashed face on the cover of his Alladin Sane album, created collaboratively with Algerian born makeup artist Pierre La Roche. La Roche’s work, although legendary in its creativity among fashion insiders, was not exactly a household name like Bowie’s at that point in time but he was nevertheless considered at the height of his profession. Their collaboration was electric. This type of creative teamwork among musical performers and other visual creatives has now become commonplace, as many musicians find their own talents lacking when trying to meet the expectations of modern audience. Bowie went on to also work with Australian makeup artist Richard Sharah in the mid 1970’s, and their creation of Bowie’s iconic Pierrot look. Sharah himself was, like La Roche, a star among fashion insiders, and his work would later help define the look of the entire New Romantic movement of the early ‘80s. The slightly color-blind Sharah’s work was, like Bowie’s music, unique. In many cases he created his own makeup, and thus the work he did with musicians like Bowie was more akin to live painting or performance art than merely dealing with beauty or vanity. For most popular musicians by the late 20th century, performance had become key. David Bowie took advantage of this when television and video were in their infancy, and from 1969 through 1975, his stage personae became as talked about as his music itself. Along with other glam performers of the time, he ramped up costume, makeup and stage drama exponentially, right at the time color television was hitting middle class homes en masse. But by then for Bowie, after lifting the art of performance to such heights by virtue of his stellar visual collaborations, change had become an exhausting proposition. Performance had engulfed his life to become a 24 hour job, whether he was on stage or not. He was heavily addicted to cocaine and in debt with a young family in tow, in part because he had literally become the characters he had invented to perform his music. As a life-saving about-face, Bowie de-camped to Berlin, and his time there re-inventing himself yet again is heavily documented. In a heavily drugged Dick Cavett interview in 1974 he talks about jettisoning his earlier performance persona. “I took the Diamond dogs tour from New York to Los Angeles, and I thought that was enough. Rather than come back with the same thing, I thought I wanted to give myself an opportunity to just work with a band.” So in a genius move, what Bowie essentially came back with was less, not more. Many rock and pop performers during this time inevitably found themselves ramping up their performance personae to meet the demands of media. Having created some of the most

Opera’s evolution and beginnings in baroque Italy have left the indelible imprint of excess we have come to expect from popular music in general to this day.

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Jean Paul Goude in the creation of iconic and original pop performances something completely new, a persona through the early ‘70s, David Bowie that was truly hers and that sprung to retreated to Berlin and re-emerged life beyond even the confines of the as a dark, Wiemar-inspired musician. stage. It was with Goude’s direction she How deeply invested he was in this perfected her icy, imperious, sweaty particular performance is evidenced upgrade on both Josephine Baker’s in this well-documented period of his French “sauvage” trope, and also on life. “I’m a good performer and a good what we had, up till then, considered to singer, but that has nothing to do with be classic diva behaviour—Jones had being a good musician, does it?” he injected punk into opera. Says Goude, told a reporter in a 1975 interview. ‘People thought she looked outraBerlin in the mid-1970s had an geous, alien even. I wanted them to be air of danger and intrigue. The seminal intimidated. It was a slap in the face to book Before the Deluge (about Berlin’s the entertainment of the day. I wanted famously creative Weimar period to focus on her masculinity—to use between world wars one and two) was Jean-Paul Goude’s 1982 portrait of Grace Jones. what other people thought an embarcirculating heavily in creative circles, rassment, and turn it to her advantage. I already knew of Grace as a model, but and the upcoming Hollywood production of Cabaret, based on Christopher I didn’t know she had a voice. Her aesthetic, however, wasn’t a surprise. Our Isherwood’s Berlin diaries, was in production also. Berlin’s unique industrial relationship might have been a romantic affair between a disco star and a little and theatrical darkness was exactly what attracted David Bowie when he French artist, but I felt like Josef von Sternberg directing Marlene Dietrich. We chose to move there in 1976. It was a conscious effort to reboot his creative took ourselves very seriously.” processes, which had become severely depleted after months of living in what “Of course, this image was very important in both our careers.” he he described as “hell on earth” in Los Angeles. He became very excited by the continues. “I maintain it’s the best role Grace ever played, and one of the best music of German electronic band Tangerine Dream and, in particular, the solo things I ever did. I wanted it to be a slap in the face to all the entertainment of work of its founder Edgar Froese. So Bowie followed Edgar to Berlin. “I was the day, the Diana Rosses and other stars, all made up like stolen cars, with very lucky to be there at that time.” he said. “When I was there the whole new windswept hair. This was pure rigour, a girl being perfectly serious.” Because German expressionist period had started, and all of the German electronic Jones had evolved from a very different place than most of her contemporary bands were starting to come down to Berlin to work. Berlin was a strange, black female musicians—her DNA was high fashion and gay disco, not R&B, singular place. After the Second World War, when it was just an island in the soul, or even pop. In reality she was closer linked to the contemporary art world middle of East Germany, all of the industry and all of the big business moved than to Soul Train. And her work with Goude was the first visual manifestation out of Berlin, leaving behind factories and warehouses that were empty. So of this complex musician. Goude and Jones’s work transcended music. Their what happened is students and artists moved in, so the whole place became Weimar-esque cabaret act, like Bowie’s, was as simple as it was complicated, like a workshop, and it was just a wonderful place to be for that.” In order to in reality just a performance based on performance. This crystallization of her bring together technically the various elements he was proposing to unite, image would lead to greater popularity and her iconic roles in film, advertising, Bowie asked producer Tony Visconti to help him create what he described as and culture at the time, but it was Jones and Goude’s One Man Show that was “expressionist mood pieces.” “Because Berlin was cheap, it suited his financial the pinnacle of their collaborative efforts . . . for which it lost Best Long Form situation at the time, as he was almost bankrupt,” Visconti recalled. “He was Music Video Grammy in 1984 to Michael Jackson’s Thriller, possibly the only divorcing his wife, separating from lawyers and management—it cost him a thing at the time that could top it. fortune, but the financial costs gave him artistic freedom. Once his legal situWhile the act of performance itself has spread to areas of culture far wider ation was sorted, he began work on “Heroes”. The album was recorded at the than just music and theater to be embraced by things diverse as poetry to restausprawling Hansa Studios, in a huge former concert hall alongside the Berlin rant cooking (we’re looking at you, Saltbae), art about music is a fascinating pheWall. “We recorded the album in the shadow of the wall, which was about 500 nomenon, rarer in the world than one would imagine. Performance is only one yards from our control room window,” Visconti remembered. “Directly in front way of seeing music. Art about music is another. But when researching this artiof us was a guard tower with East German guards – you could actually see the red stars on their fuzzy hats.” One night on a whim, he climbed onto a cabaret stage to perform a few Frank Sinatra songs. The local audience shrugged and asked him to step down. They had come to see a different act. It was there in Berlin he found the courage to throw away the props, costumes and stage sets. According to reports he ate almost nothing, breaking a raw egg into his mouth, and sleeping a few hours before returning to the studio each day. This amateurish, beginnerish way of both living and making music suited the newly invigorated Bowie, and in effect this new lack of obvious performance gave way to some of his best performances as a musician. Both David Bowie and Grace Jones are as intrinsically linked to their cle it was the one subject that gave me pause when I tried to think of examples. own narcissistic personae as they are to their capacity for stunning musical And this is because there is a lot of art about performance, and almost no visual performance. And in both cases, these artists formed legendary visual partart purely devoted to music itself. We can talk about Degas’s paintings of operas, nerships with other artists in order to create and execute both their personae orchestras, and ballets, but they always captured the performance rather than the and performances. Grace Jones first rose to fame as one of the wilder American music being performed. Piet Mondrian claimed to be a synesthete (it was said models in ‘70s Paris (alongside housemates Jessica Lange and Jerry Hall), so he could see music), but his stunning, jittery abstract works about jazz are more in a way she was already performing before becoming a musician, though she likely about performance than music. And that’s because although Mondrian was segued quickly into a career as a new breed of cabaret performer, entrancing into jazz, he was more into dance. The man would continue to dance and take mostly gay Paris and New York nightclub audiences with her combination dance classes throughout his life, and his diary notes his passion for movement of Piaf and disco. As one of many disco “queens” at the time, her image was through the decades (he was even present for the first Parisian performance of mainly carved through live performance and through a slew of album covers Josephine Baker, at which he professed real disappointment that she didn’t created by art director Richard Bernstein that blurred the lines between artdance the Charleston.) At one point in 1926 he went so far as to give an interview work, photography, makeup, and reality, essentially between disco and dayto Dutch press promising he would never return to the Netherlands if a ban on light. While this brought Jones a certain level of notoriety, it wasn’t until she the same popular dance was enforced. Mondrian was an accomplished dancer partnered—both professionally and personally—with French photographer

I wanted to focus on her [Grace Jones] masculinity—to use what other people thought an embarrassment, and turn it to her advantage.

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Felix Gonzalez-Torres, “Untitled” (Go-Go Dancing Platform) (1991). whose reputation followed him to Harlem where he was known to dance with anyone who would keep up with him. It’s incorrect to associate the frenetic grids of his famous works solely with jazz music . . . almost all of them were inspired by dance and movement, and the majority of his famous works are closer to diagrams of dance steps than to a visual capturing of jazz music. In contemporary art, works like Felix Gonzales Torres “Untitled” (GoGo Dancing Platform), featuring a live performance by a near-naked dancer wearing headphones, is another potent representation of modern music, culture, and dance especially given the poignant absence of sound to the viewer.) But while it remains as touching today as it was when I first saw it in 1991 at Andrea Rosen Gallery in New York, again it falls into the same category of art about performance more than it is about music, even when music would at first seem to be the central subject of the work. And this is the conundrum. Most visual art that deals with music tends to depict it’s performance, while most art actually made from music tends to be non-visual. Those that succeed in combining music with visuals around a theme or subject of music often veer towards the banal or scientific. The work of artist Nick Cave is another example of art that would at first appear to concern itself with music—Cave is most famous for what are called his “sound suits.” These works combine found materials, costume, choreography, and music, but while being in part musical they’re not really about music, and are more focused on ideas of creating secondary skins to protect oneself from modern society and racism. His background, interestingly, is in dance. Ditto the photographs of Wolfgang Tillmans, whose work will forever be linked to the puckish hedonism of rave culture in the 90’ but are more about the lives and lifestyles of his subjects than the music they listened to. His images may haunt Berlin dance mecca Berghain like oversized religious paintings in a cathedral, but they are still more about people than they are about music. The best art about music more commonly comes from the commercial creative worlds that both support and receive the succour of the music industry, including photography, fashion, makeup, graphic design, and concert

design. This is often because it is these very commercial artists who work most closely with musicians themselves to visualize their sound, and in many ways their work is closer to the music than that of fine artists who may deal with music as a subject yet are always at a remove from the musician. Jamie Reid is the British artist and graphic designer responsible for possibly the most iconic image of the entire punk movement—his xeroxed, ransom-note lettered portrait of Queen Elizabeth with a safety pin through her nose is both instantly recognizable and a stunningly eloquent visual symbol of the music it represents. So iconic was Reid’s simple and incendiary work that it literally became the visual language of the movement, to this day a go-to meme anytime anybody wants to represent something countercultural or edgy. “Radical ideas will always get appropriated,” he once said, as much a statement about punk as about his own work. Commercial design will generally follow in the footsteps of culture, rarely taking a lead. When punk went out of fashion and lost its cultural relevance by the early ‘80s, it was the first wave of electronic music that filled the void it had left in the zeitgeist. And this new type of music required a new type of art to represent it. It’s not a coincidence why electronic music became hugely popular during this time. It was a genre perfectly suited to the vanity and ease of repetition that video technology had suddenly allowed for. Video was cheap, easy to use, and was the media of choice for the rapidly expanding cable television boom that would lead to the creation of MTV in 1981. Likewise, electronic music was easy to learn the basics of, and it’s tools were cheap and accessible to suburban teens with aspirations of stardom. Music videos require sets, and sets require set designers. By the early ‘80s, concert design was a serious concern for most touring musicians, simply because one’s music was more and more likely to be seen as well as heard. By 2019, this has grown to encompass the filming of almost anything where an audience is present, ramping up the need for musicians to offer a constant visual component to their work. One way musicians can do this is to offer their audiences an endless stream of social media junk posts and candid peeks at their private lives. Another is to team with professional event designers to offer more and more visually ambitiously productions when actually performing music. At the pinnacle of this broadly defined visual profession sits Es Devlin. Though her creative career began in theater and experimental opera, British native Es Devlin is best known as one of the most innovative and in-demand concert designers in the world today because, as the New Yorker so seriously said in 2016, “she can enter the psychic ether of each production and make it glow with significance.” Devlin grew up with music, but while she played the violin she curiously also remembers drawing pictures of the violin itself. Throughout her career she has created extravagant and innovative stadium musical productions for Beyoncé, Kanye West, Adele, U2, The Weekend, Lorde, Pet Shop Boys, and the Royal Opera House in London. So liked is her work she designed both the London Olympic Closing Ceremony in 2012 and the Opening Ceremony of the 2016 Rio Olympic Games. Devlin prefers to call her work “sculpture,” which it rightly is when taken out of its commercial context. Sculpture about music is a rare thing—most sculpture that purports to be about music captures dance and performance rather than actual music. But Devlin’s direct collaboration with the musical artists she works with results in a true visual representation of an artist’s music rather than a representation of a performance. “Stage design is something that’s rarely discussed,” she says, “unless you actually work in the field, so where do you start? If you watched the first large scale rock concert—it was in Shea Stadium, and it was The Beatles—they needed a sound system because it’s a sporting environment. A stadium is for sport, it’s not for music. So when you watch footage of that Beatles Shea Stadium concert, you’re struck by how vulnerable they were. The sound didn’t really work. No one could really hear them because everyone was screaming so loudly. I think they felt like this audience was actually going to mob them. It looked dangerous. The contemporary art of the pop concert has developed steadily as a sort of reaction against that, and as a solving of that problem, of how to present music in a sporting environment. My work didn’t originate there though. My work originated in the theatre, and in opera, where you can control everything. So I’m constantly fighting a battle of how to bring control to something really uncontrollable.”

Most visual art that deals with music tends to depict it’s performance, while most art actually made from music tends to be non-visual.

Jamie Reid, God Save the Queen (1977). 342

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Her work in theater led to a starkly different visual approach than most designdemocratized music within contemporary culture—without it we’d have no ers working in rock or other similarly grandiose commercial arenas, one that Justin Bieber, Youtube’s biggest self-made star of sorts, nor a slew of others was as geared to art as to technical issues. Musicians loved that she hid light whose talents were no-longer impeded by their lack of connections or proxsources, for example (a theater trick) when classic concert lighting had generimity to big cities, and whose stars were confirmed by their audience before ally been done with floating rigs of visible bulbs everywhere up to that point. they’d even sold a single product in most cases. In 2019 one’s performance The use of smoke machines at rock concerts, like lighting, was a poor attempt at persona is more important than ever. Sometimes a good performance can better connecting with audiences beyond the reach of the stage itself. In place launch a musical career regardless of no real music existing. Danielle Bregoli, of these old-school tricks and clichés Devlin began to innovatively incorporate better known as the “cash me ousside” girl is, in actuality, a hip hop musician physical sculptural elements that literally extended into audiences, and the with considerable chops and more than a few years of hard work spent hontypes of materials rarely associated with the temporary nature of musical touring her craft under the inventive stage name of Bhad Bhabie. But she is only ing. She found new ways to posit the musician as the center and focal point of now launching a musical career almost three years after having gone viral what had become almost impossibly grand productions that were beginning to in an episode of Dr. Phil that Bregoli and team had probably hoped would risk losing the very talent they were attempting to boost. launch a music career, but instead derailed it, reducing Ms. Bregoli’s persona Her first major music client was Kanye West in 2005, whose creative to a meme. Her first single as a musician, “These Heaux” went to #77 on the perfectionism gelled with her fearless design ethic. “Kanye brought a different Billboard charts only last year, and she has since been signed to a multi-milthing, which was absolute dissatisfaction with materials. At the time he was staylion dollar multi-album deal. More recent iterations of the same tale of pering in exceptional architecture. He would come out of an exquisite hotel, and formance over music in the age of social media are legion. There now exist he’d walk into his own stage set, and he’d go, “well, it’s not good enough. I need it macro stars like ‘Lil Tay, a precocious Canadian pre-teen with at the very to be made of marble. I need stone.” And least a talent for acting and comedy, he had the uncompromising nature to but whose future went no further than demand that. Just because it’s tourable, it a slew of viral youtube videos, mostly doesn’t have to feel like a compromise. It’s because it could never be decided to do with re-centralizing the artist and between her brother and mother what, trying to break away from this peripheralexactly, Ms. Tay’s talent actually was, izing. Nearly every concert has those two leaving Tay dangling in a social media giant side screens and if you don’t design limbo where she had millions of followthem they just end up there. That’s what ers but nothing eventually to follow. people come to see. You need that close Performance is perennial. Reup. I wouldn’t even dream of singing a gardless of the vanity we see attached note, but I’m a little bit like Adele saying to it, the historic roots of performance I want the message to reach people right for us are just too strong to break, and away. I could make much more beautiful today’s performers too riveting to take things if I stuck to theater and opera, but our eyes off. In my mind what’s thrilling who the fuck would see them and who about the combination of music and would care?” performance right now is it’s sudden By the mid ‘80s music video had diversification of classic historic perso infiltrated popular culture that film formance archetypes. Cardi B may not directors like John Hughes were creathave existed without either opera diva ing movies for teen audiences where the Maria Callas or Julia Roberts’ Pretty musical soundtrack formed the skeleWoman, but the skill in her perforton of the entire film and it’s narrative. mance, which has expanded beyond Included among these are three movies, the complex requirements even of Sixteen Candles, The Breakfast Club, and opera to incorporate musical talent, Pretty in Pink, whose soundtracks were dance, style and fashion, comedy, so integral a part of each production that wit, empathy, seduction, and finally without the songs and the scenes that zeitgeist—make her efforts gymnaswritten specifically around them, these tic in both complexity and execution. movies would literally make no sense. The idea of a “triple threat” has been While not quite a return to the genre of a Hollywood legend for decades, the movie musicals that were popular in the thrilling hope that a potential star Miley Cyrus Bangerz tour. ‘40s nor exactly long-format music vidmight be a good actor, dancer, and eos like “Thriller,” Hughes’s movies nonetheless sold millions of records and singer, is one that has dogged the industry since its inception. In the late are what comes to mind visually for most people when they hear the songs in ‘90s musical phenomenons like Britney Spears, Justin Timberlake, and his films . . . not the music videos that were usually created by the respective Christina Aguilera were being directly recruited from what was essentially artists around the same time. Hughes’s legacy of the movie soundtrack to this entertainment boot-camp, television’s Mickey Mouse Club. So important day remains a popular form of musical performance. had become the idea that music needed to be seen. The MMC was known Music videos and online platforms where amateurs can share their for its stable of young talent that could sing, dance, and act, and it’s no won“work” are a formidable and relatively new evolution of musical perforder the music industry took advantage of this in being able to develop stars mance. What’s most revolutionary of video technology is that it is affordable that were able to keep up with the ever increasing demands thrown on them and easy to use, enough so that it could be utilized by almost anyone with by popular audiences. The obvious evolution of this is Ariana Grande, also heightened vanity or purpose. This sudden equality in media and represenrecruited from television (in this case Nickelodeon, who also have their own tation of cultural diversity resulted in a renaissance of musical performance, awards show for gifted teens). Grande offers a browner, more street-savvy and also importantly in diversity of both performance types and stereotypes. and culturally ambiguous combination of both Britney Spears and Mariah Finally the general public could create what it wanted to see, rather than have Carey, plus acting and comedy chops (she’s a refreshing regular on Saturday its tastes dictated by a creative elite (albeit diluted but ultimately similar to Night Live.) But the interesting thing about Ariana Grande is that although the aristocratic and religious elite that largely dictated and censored the fame already having been a known television commodity, it was her own amateur and fortunes of folks like Mozart back in the 18th century, and before that the singing videos posted to youtube that finally led to a musical career. She, entirety of organized musical performance history.) Social media has further like so many before her, was performing before she became a musician. 343


FACES Nohbords or the daily purpose of dancing t e xt Marcos Hassan phot o g raphy Ana Hop o r iginal te xt p a ge 2 0 4

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eality is made up of dances that we develop in different levels; just another name to call the relationships and interactions we have living in a society. Such is our way of moving in a funny and aesthetic, or abrupt and discordant fashion around the people we encounter in a daily basis, that it is disconcerting that the art form that explores body movement is not just another important element in the typical life of human beings. Faced with this exclusion of spaces designated specifically for the practice of this “superior” discipline, Nohbords emerges as an effort to take the search of the moving body to anyone who wishes to access it. It began in 2015 as a solo project by the artist Diego Mur, and in a short time, it expanded not only to include more participants of the discipline, but also collaborations with people in other fields, such as photography, graphic design, plastic arts, architecture, video and, of course, music, which has resulted in several interpretations of dancing translated into a photographic catalog, a tribute to Luis Barragán and a music video by the synthpop band Clubz, to mention a few. All of this with the excuse of researching the human body in movement. The different pieces in Nohbords are created in collaboration with a musician. Once the idea is created, he or she is responsible for composing a special soundtrack for the project, involving any instrument or style; some examples of past projects include “progressive, electronic, [for] cello, percussion, piano, strings. Music is an essential part of the project,” says Mur. “There are many codes, patterns and behaviors we discover, which are created when we present our dance. Among those elements, perhaps the most important one is music. We even work with silences for many pieces where the breathing [of the dancers] is imperative to create an environment”. But, for the most part, one of the fundamental elements for Nohbords is the use of music composed especially for each of their pieces, commissioned to different composers and musicians from varied styles and disciplines. “I can not imagine dancing to the music made for other work or to the soundtrack of a movie.” “[Music] is what we take the longest to create”, Diego delves into the creative process in which sounds intervene. “Of course, we spend a lot of time working on the physical part, but of all the elements that nourish one of our pieces, music is the one that takes months of work, because we research a lot to create a dialogue with the composer. I do take some time to think about the tone I want to give to the piece, and as a consequence of that, I think about the instrument I want to use, or the band or artist I want to invite to collaborate with us. In the end, the result I am looking for is that we both feel empathy; that the piece represents us both because it is not just about me. It is important that the musician feels that it has also his vision. This might be the most difficult part: to be able to tie and feel that we are both satisfied with the result.” For Mur, music not only provokes the development of rhythms that give life to the concepts with which bodies will experience the forms and movements they intend to adopt; for him, the role of music is much deeper. It represents the language to seduce the public. “When I am creating, I try to step away from an intellectual sense; I try to be more intuitive and sensorial. I believe in sensations. I think that the sum of the elements in a scenic setting is what touches you as a part of the audience. Contemporary dance is very abstract, and that makes it a bit complex for the viewer. In my pieces, music represents the connection between daily life and what is happening internally. It is important to give people a reading so they 344

English

are able to connect. I am very interested in establishing a bond with everyday people.” Likewise, Diego recognizes the importance of video to reach more people. Mur also singles out music plays a similar role in his life, and the eclectic aspects of Nohbords are reflected in his taste for different genres over the years. “Throughout my short life, I think I have always been accompanied by music. I suppose it is something common that happens to all of us. In high school, I liked punk, then heavy metal and even emo, screamo and indie sounds. When I was 17 I listened folk, and from there I moved to experimental electronic folk. There was a time also, at the beginning of school, when I focused on classical and contemporary piano. I have always listened to a lot of music, now not as much as before, but I try to listen to [some] albums every month to decide whether I like them or not, even if what I am listening to now is more commercial -M.I.A., Robyn, Frank Ocean-. For Diego Mur and Nohbords, music is the hand that reaches others who can find something poignant in the movements of the human body, so that his feelings are understood by more people, and his message -sometimes violent, some others overwhelming, sometimes ecstatic and some others joyful- manages to call upon another dimension informed by our world, turning it into an escape capsule. “I really like the fact we can create universes that involve people, that take us out of this reality we belong to for a while, creating a magical universe on stage. I like to think it happens that way, that we get involved with what is going on, taking us to an alternate reality”.

Gaby Ruiz, song cook te xt Danaé Salazar ph ot o g raphy Ana Lorenzana o r igi nal te xt p a ge 2 0 6

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emory plays on Gaby Ruiz’s side, however, curiosity is her most powerful weapon; almost as much as salt, which is the sabre she places up on her wall of honor, which she draws and with which she plays as an old expert samurai: skillfully. Gabriela is a masterful chef ruled by obsession,and she cooks songs in such a clever fashion she turns songs into food and her cooking tastes like melodies. I imagine the mind of Gaby Ruiz (Villahermosa, Tabasco) as a Matrix filled with sensory connections that she herself could not understand until just a few years ago, but that she was trying to decipher, and kept her awake at night. As a child, she would usually look for answers with her mother. Why did a high-pitched song make her salivate as much as sucking a lemon? Why did some words, like pool for example, make her cry? Why did it catch her attention to see how her friends at school chewed the apple they brought for lunch? Why did these happen to her? Her mother told her the obsessive curiosity she felt about people eating was only her imagination, how she associated the melting cheese of a quesadilla with a song spreading like cheese was just something kids come up with. She was wrong. Gaby studied Gastronomy in Mérida, Yucatán. Then she returned to Tabasco to start a banquet business. That place had nothing to do with the restaurant she dreamt of; but here she placed some tables and in her spare time she went to the market to buy fresh ingredients and started cooking. Without pretentiousness, in that place, called Gourmet MX, she found the recipe for success. However, she did not understand why people kept coming back. “I never had a training in a great school or with a super chef,” she recalls; “In a certain way I thought that my kitchen was not that good, and that I did not have what it takes to have customers coming back. So I asked them: ‘why are you coming back?’.” The answer was very simple: because it is yummy. “Since I did not really understand the meaning of that word, I was determined to find it”. At that time, a group of neurologists used to visit her small restaurant. Talking to them changed her life forever.

Yummy. “I did not find an answer good enough to understand what needs to happen for someone to use that word to describe something.” But one of the neurologists explained it to her: there are three types of palates: the super-gustatory, the gustatory and the non-gustatory. “Having a super-gustatory palate does not necessarily mean you are a sybarite or a foodie, just that you were born with more taste buds that the rest, and you belong to 8% of the human population. For them, every flavor feels very intense, because they have many receptors. They do not tolerate bitter or spicy flavors, and they need to have a really balanced meal so that the flavors do not unbalance their palate. There is only one flavor they tolerate: salt,” says Gaby. In her cooking, she was trying to find the perfect salt balance of a supergustative palate, Actually, when people try that exact amount of salt, they say something is yummy. In that moment, her close relationship to salt began. It became her most powerful weapon. The discovery kept her awake at night again, so she kept on talking to the neurologists. There was more to it. “I told him something very intimate ... something crazy,” Gaby admits. She recalls that moment, which was a milestone in her personal and her professional life, with excitement. “When I listen to songs, the high pitches make me salivate. The bass, makes me taste the biternees of coffee and chocolate. And for me, the percussions are crispy.” He had the answer to that: it is called synesthesia, a condition in which one or more senses merge. In her case, taste and hearing. And so her two great virtues, cooking and music, could be encompassed in one field. That is when she started cooking songs. First it was Aleks Syntek songs. She met him by chance in an elevator, and she told him she wanted to cook his songs. They also spoke briefly about synesthesia, and he understood her language. “I told him his voice is vibrant, like the bubbles of champagne or sparkling water,” the chef recalls. And so she started cooking. Syntek tried the songs; his reaction was very convincing. “I like to see people eating, but when they eat music, everything makes sense.” Like everything else in her creative and understanding process, the first few times she cooked songs were long weeks, in which Gaby did nothing but listen to music. “I ended up throwing up those songs, literally,” she says. “I could not sleep ... I felt the flavors and textures, but it was very difficult to get it out of my head, to put it on paper, or even better, on a plate. However, after that I started to have a creative method, to do it faster: I created symbols.” Her symbology -which she is registering as a patent- is her own manner to represent a high or low pitch, a string, a percussion… but in writing. She created a new language, a gustatory score. As I recall my conversation with Gaby, I wonder how is it like to have the senses bifurcated like that… how is it like to feel clearer, but more distant, emotions. How she would see, listen, taste everything when she have not find yet that converging point. I am really surprised about everything she has been through, and her findings make my hair stand on the back of my neck. She is a wizard, a literate, and she has two great allies: salt and, of course, music. You can try Gaby Ortiz’ songs in Carmela y Sal (Torre Virreyes, Pedregal 24, Lomas de Chapultepec, CDMX) and Gourmet MX (Cárdenas Local F45, Atasta de Serra, Centro, Villahermosa, Tabasco).

Toni François The battle of the lens te xt Rulo David ph ot o g raphy Ana Hop or iginal te xt pa ge 1 9 4

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f you see Toni at a music festival, she probably is in a hurry, loaded with heavy equipment, running from one stage to another. She wants her camera to capture what she finds interesting, even if that means she has to travel kilometers, opening her way through crowds. That dedication, along with her talent, has made her the best-known concert

photographer in this country. In addition to what she publishes in Tono.tv, which is her media outlet or others, many artists have relied on her to document their story. That is how she got where she is now. Toni François became interested in music in high school. Before that, she listened to the music she knew through her father: Chicago, Beatles, Elton John. Green Day, Soundgarden and The Offspring were the first bands with which she connected on her own. Going around the robust section of magazines of what used to be Tower Records, she found publications such as the legendary and radical Maximum Rocknroll. Navigating its pages broadened her horizons: “In that moment I realized that there were more groups”. In particular, she became fond of punk and its variants. The next steps in her music life were Saturday trips to the Chopo market and attending hardcore and punk concerts: “I liked the aggressiveness, which was different from what I knew, from my environment at the time”. Toni had just started her freshman year at ITAM. First she enrolled in Business Administration, but after three semesters she switched to Computer Engineering. The atmosphere of the school made her feel uncomfortable; she even got sick. “In 1997, people at ITAM tough I was weird because I had my head shaved. However, at the Chopo marked they just said ‘you are punk’. I also went to Alicia [Multiforo Alicia, a concert hall], every week to see bands, to have a good time.” Then, her mother gave her a small digital camera, the first on the market. “I took it to Alicia not because I wanted to be a photographer, but because I wanted to use it. I also made the Internet sites of the bands I met there, such as Lost Acapulco or Ducto, using the pictures I took at their concerts.” Her client portfolio was expanding. The musicians asked her to build and manage their website. Soon she was working with musicians who were more notorious, such as Aleks Syntek, Moderatto, Fobia and Morbo. At that moment she started to earn money for her pictures. Her hobby became her modus vivendi. As you may have noticed, those are not punk, and much less hardcore, artists. Fortunately, it has never been a problem for Toni to work with or for artists whose music she does not really enjoy: “Work is work, and this allows me to get to know the work of others. It’s not just knowing the band; they are surrounded by a sound engineer, a lighting engineer, the managers, all the people behind them, who are really the ones who do almost everything”. In addition, the fact that she likes a musician is not a guarantee of good results in her photos. “For example, Mark Lanegan. I love him, but when I took photos of him he was completely wasted, stuck to the microphone, the lighting was terrible and the photos were not as good. However, I don’t really like Bad Bunny’s music, but his pictures were really cool. And it is even better when you work directly with an artist. “I like it when I’ve been working a lot with them, like Zoé, Moderatto or Ha*Ash. They let me move freely on stage, they trust what I’m going to do.” The other side of the coin is when you cover a concert for the press.” In that case they give you three songs to shoot and you’re about 8,000 kilometers away, with other 40 photographers fighting to get the best spot. Sometimes nothing happens for the first three songs, you just have a motionless singer standing there.” To make matters worse, many artists no longer let them take pictures, or only allow them to stand far away, next to the sound console. “But I am still taking pictures at Alicia, I do not mind if it is only for 100 people. It’s better that way.” I ask her how is the environment in the photography area at concerts. Turns out that the photographers that have been on the trade for a while respect each other, and actually make sure they are supportive to their colleagues, so they can all get the job done. However, the new ones are not so kind. “They push you, like animals. They raise the camera, blocking others, and if you say something, they might even hit you. They are really aggressive.” She accepts some of them only go to the concert to be near the artist, to dance with a drink on their hands or they even start recording with their phones. “They do not take it that seriously anymore, maybe because now it’s easier to get a pass for that area.” 345


To be a good concert photographer, she says, you really need to pay attention all the time. You also need to make research on the artist, to know who is standing in front of you. Watch their performances on YouTube. Find interesting gestures. Try to show the whole stage, not just close ups. And how is the the economy in your field? I ask her because hours before our meeting, she published a tweet complaining about an editor asking her for free photos. “I think it has never been really appreciated. They think you just hit a button and that’s it. But it takes years to learn, working on other things to invest in equipment. You carry all the equipment for hours. You have to edit the photos. They imagine you just stand there, grabbing a drink, and off all of a sudden you start taking pictures.” To make matters worse, some artists show no regard for those who are dedicated to portraying their performances. She tells an anecdote about the Foo Fighters. “Many big bands do not bring their own photographers. And what they do is they allow the media photographers to be there, but first they make you sign a contract that literally says that the photos are theirs forever and ever, and they can use them whenever they want and without giving you credit. If you do not sign it, you do not enter. They are despicable”.

INTERVIEW Rodrigo Macías La música como un puente text Daniela Valdez photography Rodrigo Navarro original text page 220

“I

n this concert you will feel things you’ve never felt before,” I heard, skeptical, to Rodrigo Macías, director of the Philharmonic Orchestra of the State of Mexico, a few days before the general rehearsal. Few people have the composure and confidence to say something of that nature without even blinking. A week later, everyone is moving, and no one takes the eyes off the stage. Three days after our interview, I was in the Concert Hall Felipe Villanueva, in Toluca, invaded by curiosity. A couple of years ago, during Mutek.MX, Damián Romero, director of the digital arts and electronic music festival that has already toured Latin America, China, Germany, Canada and Spain, met the concert performer and composer Rodrigo Macías (Texcoco, 1977). They discussed the possibility of merging their love for sound and what, for many, are two opposite worlds: the synthesized beats of a Dj and the harmonies enacted by 90 musicians in the ensemble of a philharmonic. But against all odds, Romero and Macías achieved that precious collaboration and presented it to the world during the closing act of the XVth edition of Mutek.MX the past November. How could an orchestra conductor collaborate in an electronic music and technology festival? Well, Damián called the German trio composed by Daniel Brandt, Jan Brauer and Paul Frick, who have already performed in three editions of the festival in the Mexican capital, in Barcelona and Berlin, and they started talking about how to amplify and bring their sound to an orchestra. “The most important thing about approaching classical music is to find yourself, because during the concert you become a different person, as long as you have the will to listen and open your senses,” said Macías. 346

English

We arrived early at Toluca, and the essay had already begun. Standing behind the stage, we see the energetic —and quite accurate— director. Before him, the 90 musicians that make up the Orquesta Filarmónica Mexiquense, Paul Frick on the piano and Daniel Brandt on the drums. Jan Brauer, the one who sets the mood, who starts the synthesizer, has not arrived yet. Upstairs, nervous, the composer Harry Portillo, who accepted the enormous task of transforming an ensemble into an orchestra. The lucky ones that have seen the trio live know their peculiar sound: minimal electronics with classical instruments. If not, there’s no excuse, you can find their albums on Spotify and live shows on YouTube. Light. Short. Always listening to Paul. Come on... one, two, three... All eyes on the director. Daniel has been playing percussion instruments since he was five years old, and he has never stopped playing. Paul began his romance with the piano —coincidentally— at seven, when he arrived with his parents to a new house and he found the instrument, which the former owners forgot. Daniel and Jan played in the school band, and during the evenings they experimented on a dance project with acoustic instruments. They found Paul’s music on MySpace. In 2008 they met; that’s how Brandt Brauer Frick started. “We thought the sound was very interesting, we just had to find a name and that was that,” says Daniel. Paul produced hip hop and instrumentals for rappers. He studied classical composition at the conservatory. At that time, he could not find a way to make music that could also be interesting for his friends. What he created and what his friends listened to belonged to separate worlds. He was always interested in imprinting the classical in the non-classical and vice versa, however, he found the exact formula for that when he met Daniel and Jan. He was fascinated by the sound of the duet: minimal electronics with jazz instruments. “What we achieved together was much better and more original than what we did separately,” adds Paul. The piano starts. We are missing an accent in the third compass. The horns and trumpets are starting too late. Suddenly, I realize that I cannot stop moving. I had never been in a conservatory room with an urge to dance before. I talk to Paul during the break. Surprisingly, his Spanish is perfect. He tells me a few days after they met, they already had four songs, and a few weeks later, a record label. “We realized that our proposal had too many elements, and that in order to achieve what we wanted it was necessary to start an assembly”. There are several formats, so to speak, in which one can listen to and see BBF: a techno set they made to play in nightclubs, without pauses, one song after another; the trio with an ensemble of 10 musicians, with whom they have been playing since they released their first album in 2010; and how I am seeing them at the moment: with a complete philharmonic orchestra. Let’s go back to 103. In 2019, more than 10 years after Brandt Brauer Frick was born, it is still not that common to listen to electronic music with classical instruments. However, the trio has played in more than 50 countries, always creating new sound effects. During this decade, several orchestras had asked them to play with them, but they refused. They did not think it could work, but they couldn’t say no to Damián Romero, they trust him. For Daniel it was essential to reach an orchestra that actually understood about rhythm. “Mutek is a great festival, and especially in Mexico, we could not refuse the offer. I think people in Latin America understand rhythm very well, so, for example, in a European orchestra or

from somewhere else in the world, musicians would have a completely different understanding of music and how to play it, and we would not have transmitted our intentions so well. People in this country would usually dance, move.” Obviously, the trio does not have time to work on the sound arrangements for 90 musicians. However, Rodrigo Macías and Harry Portillo took the challenge. I find myself standing, dancing, really surprised. I feel out of place, but I’m not, because I’m listening to a concert of electronic music, a very contemporary sound, although there are almost 100 classical instruments playing the exact, I would even say millimetric sound of Brandt Brauer Frick. I turn to the right. Harry Portillo, Mexican composer, arranger and orchestrator, is smiling. He’s smiling because he can finally see the results of four months working on the pieces. “They sent me the scores of the ensemble and I had to translate them from German. Then I extended the ensemble to an orchestra,” says Portillo. Then he made two proposals and sent a demo with the full orchestra programmed to the band. Brandt, Frick and Brauer liked it. “It was a great privilege for us that Luis did such a beautiful work with our music,” says Paul. “He added his inspiration and worked a lot. Normally, during the rehearsals we are not surprised anymore”. We are talking about some pieces that the trio has been playing for a decade, which they know by heart, and out of a sudden, a completely different note, but true to their sound, arrives. “We are very fortunate to have this opportunity,” Paul mentions. Then I look at Rodrigo’s score. It is the heart of what I am listening to; the 90 pieces, divided by sections, gathered on a sheet of paper, and he has everything under control. One, two, three. C 4/4. “We are completely in favor of the democratization of music, and we believe music must reach people without restrictions. In the plural and complex Mexico of today, this type of mergers have never been so necessary. I am convinced that music has the real capacity to transform, to rebuild society, “says Rodrigo during the second break. It is about seeing and understanding music in a profound manner, not as a superficial form entertainment, but as a transforming agent. I can assure that after witnessing that essay, that intimate encounter, and the transforming magnitude of shared beauty, I will never say ‘no’ to listening to something new. Some of the musicians of the Orquesta Filarmónica Mexiquense, almost all under 35, are fans of BBF. So they were also living a unique opportunity to show the quality of their work, enjoy music, and play for a different audience, like myself, who is not used to dancing in front of a classical orchestra.

trombones and a tuba follow Jan Brauer’s rhythm. All the percussion instruments accentuate Daniel Brandt, as the colored lights illuminate Rodrigo Macias, on whom all eyes are placed. The audience tries to understand where this sound comes from, or where it goes to. Everyone is moving, but nobody takes their eyes off the stage. The sound is so imposing it extinguishes thoughts and fills gaps. We do not need words to understand this magnificent message. I am having a hard time trying to describe my feelings, but I could say that, at this moment, I am witnessing a bridge between two worlds: contemporary electronic and classical music, for a mostly young audience, but actually made up by all sorts of people, of different ages, who are here maybe for curiosity, or by a desire to get out of the routine, and definitely, for the music. And we are all moving to the same beat. However, what we perceive although difficult to describe in fanciful phrases, is simple: the hair in the back of our necks is raising. We feel alive. A tear meets my eyes, connecting me to someone else through a message that has no words. At times, you have no choice but to keep on dancing; then and there we understand everything: music connects us, it takes us to another place. Others feel as happy as you do, you can see all of their teeth, since they are smiling too. Music moves us, it transforms us, it revolutionizes our thinking while we question things as vague as transcendental. And sure, we want to learn more about this, to explore the sound. It is not easy to fall in love with a moment, with a noise, with a place, an instant. Maybe this is what beauty is all about: not being able to take your eyes off the stage, to take off your feet off the floor, to forget that you came here with someone or that you have a cell phone on your pants. And the best of it all: to realize we have an unlimited capacity to feel surprised, to be transformed into something else, to feel everything, all connected, maybe not capable to explain it, but knowing for sure that we all are —no matter what your age or gender is or what you do for a living—, capable of dreaming and creating, and believing, and feeling and letting our body and our minds to go elsewhere, and come back to the sound, to this moment. Thanks to music, we remember from time to time who we are, and what we are able to feel. Thanks to Rodrigo Macías and the OF Mexiquense for giving us this spectacular show and for not letting the routine consume us. To Luis Portillo for masterfully translating an ensemble into an orchestra and sharing his enormous passion for his work with us. Thanks to Damián Romero for giving us every year this wonderful space to explore, to see and hear something new. Thanks to Brandt Brauer Frick for reminding us of our capacity to experience something for the first time, with the hands sweating, restless feet and open mind and ears and heart. Nobody arrived late this time.

The big day has arrived. We are on the Rufino Tamayo Museum, on Sunday, November 25th, 2018. The orchestra is now out of the concert hall. The dialogue between a festival, an orchestra and a band that crossed the sea to be here is real. The nervous public expects to see something big, because every closing performance for Mutek.MX is, however, they do not know for sure what is about to happen, because it is the first time that Brandt Brauer Frick will perform with an orchestra, a tailor-made act we will hear thanks to Portillo, leaded by Macías and performed by the Orquesta Filarmónica Mexiquense. The director’s voice fades away, now we only have his hands, his gestures. The orchestra sounds powerful, prominent, and the German trio shines, energetic. The dimension of this concert is unexpected. The precise sound of Brandt, Brauer and Frick amplified by a hundred young talents is hard to put into words. We are celebrating XV years of Mutek.MX, as well as of the Orchestra, and X of BBF. It sure is a very special day. Violins, violas, cellos, double basses and a harp amplify Paul Frick’s piano. Flutes, oboes, clarinets, bassoons, trumpets, horns,

At first it all seemed like taking a leap into the void, but the result was wonderful. Without a doubt, mixing classical and experimental music was worth it, as it was opening our ears to new experiences and emotions. BBF posted on Facebook a moving message that ended with two words: one love. As Paul Frick describes it: “it is music of the future but with an orchestra”. First was their minimal background, followed by a bit more hardcore disc and then lyrics came along, (You Make Me Real, 2010, Mr. Machine, 2011, Miami, 2013, Joy, 2016). This 2019 we expect Brandt Brauer Frick’s new material. Back to the roots, as they describe it; back to where they started, but with 10 years of experience. It’s going to be something very exciting, like the performance we have prepared, “but I still can not tell you anything,” says Daniel. I guess another of the great virtues of music is patience.

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