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Y LA ACTUALIDAD
ISSN 2011-558X $ 7.500
Año 1 - Edición extraordinaria - Julio de 20
“El paraíso debe ser algo muy parecido a lo que estoy sintiendo en este momento”
Íngrid Betancourt
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Empieza a disfrutar la libertad en compañía de sus hijos, Melanie y Lorenzo, a quienes define como “mi luz, mi luna, mis estrellas”
sumario INGRID LIBRE GENTE estuvo presente en el momento en que la ex candidata a la presidencia de la República se reencontró con la civilización y con algunos de sus seres queridos, después de seis años de cautiverio, bajo la mirada atenta de cientos de cámaras y decenas de periodistas.
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“ERA MI DESTINO, DEBÍ PASAR LO QUE PASÉ” Lo que parecía una acción humanitaria sin mayor trascendencia para una mujer acostumbrada a las vicisitudes del secuestro, se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en su boleto a la libertad. GENTE hizo un recuento de la ejecución de la operación “Jaque”, que trajo de vuelta a Ingrid Betancourt, la rehén más preciada de las FARC.
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“… Y SIGO CON LA ILUSIÓN DE SERVIR A COLOMBIA” Recuento de los hechos más trascendentales de su vida durante los 6 años en los que la politóloga colombiana estuvo en cautiverio.
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“UNA EPOPEYA MILITAR” Para el Presidente Uribe, la operación que permitió el rescate de los 15 secuestrados tuvo la luz del espíritu santo. Así lo dejó ver en todas sus apariciones del 2 de julio. GENTE hizo un recuento de cómo vivió el mandatario esta jornada.
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EL DÍA QUE LIBERARON A COLOMBIA Con el rescate de Ingrid Betancourt, el país recobró su propia libertad. GENTE vivió la alegría de miles de ciudadanos.
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“ES EL TRIUNFO DE UN TRABAJO EN EQUIPO” Con la reciente y exitosa operación de rescate de Ingrid Betancourt y catorce secuestrados más, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, demostró que puso a marchar a todo su equipo con la misma camiseta. Sin lugar a dudas Santos es uno de los mayores ganadores con la liberación del 2 de julio.
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URIBE, UNO, DOS Y… Este logro de las Fuerzas Militares le llegó como anillo al dedo al Presidente Álvaro Uribe, cuestionado por la reciente condena a Yidis Medina y por la acalorada discusión sobre la conveniencia de una segunda reelección. El choque entre poderes ha pasado a un segundo plano en el panorama nacional.
Foto de portada Getty Images
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ASÍ SE REGISTRÓ EN EL MUNDO La prensa internacional estuvo pendiente de la liberación de Ingrid Betancourt.
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PARÍS ES UNA FIESTA Francia también celebró.
EN UN PAÍS EXTRAÑO Por más de cinco años, tres ciudadanos norteamericanos permanecieron cautivos en las montañas colombianas
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“SIN WILLIAM NO ESTARÍA ACÁ” A Ingrid la salvó un hombre.
“COMO UNA RESURRECCIÓN” El reencuentro de los liberados con sus familias, a través de una pareja: José Ricardo Marulanda y su esposa.
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SIN FUTURO Las Farc han recibido duros golpes este año. ¿Escucharán el pedido de paz que le hace el país?
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SE NECESITA UN MILAGRO No todos pudieron celebrar con la misma alegría este rescate.
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ÍCONO MUNDIAL En varios países se exhibieron durante años pancartas con la imagen de Ingrid Betancourt pidiendo su liberación.
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EL DE LA INTELIGENCIA El Comandante General de las Fuerzas Militares de Colombia ha sido pieza clave en los últimos golpes que le dio el Gobierno a la guerrilla.
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© GENTE Y LA ACTUALIDAD. Marca Registrada. Año 1 N° 02. Fecha de publicación: Julio 2008. Revista mensual, editada y publicada por EDITORIAL C&P LIMITADA, Calle 74 No. 6 – 65, Bogotá, Colombia. Tel. (571) 376-6060. Fax: (571) 376-6060 ext. 1119, mediante convenio con EDITORIAL ATLANTIDA, S.A. Editor responsable: Irene Carol. Impresa en: Printer Colombiana, S.A., Calle 64 No. 88 A-30, Bogotá Colombia. Tel.: (571) 294-2930. Ventas de Publicidad: Tel: (571) 376-6060; (571) 376-6060 ext. 1199. Suscripciones: Tel: (571) 404-9032 en Bogotá, Colombia; línea gratuita para el resto del país 01 8000 119 315; Fax: (571) 401-2253; suscripciones@editorialtelevisa.com.co EDITORIAL C&P LIMITADA investiga sobre la seriedad de sus anunciantes, pero no se responsabiliza con las ofertas relacionadas por los mismos. Prohibida su reproducción parcial o total. Editorial C& P informa que: La revista que está leyendo es editada y, o, comercializada por Editorial C&P Ltda. Si está interesado en suscribirse a la misma, por favor comuníquese a los teléfonos 4049032 en Bogotá y al 01-8000-119315 desde el resto del país o contáctenos vía mail: suscripciones@ editorialtelevisa.com.co. Informamos que también tenemos convenios con las empresas Grupo Editorial 87, Codensa y Periódicos Unidos de Manizales, que son los únicos autorizados para vender suscripciones de esta revista. Ninguna otra empresa o persona está autorizada para vender en nuestro nombre y representación, suscripciones de las publicaciones de Editorial C&P Ltda. No utilizamos vendedores ni intermediarios diferentes de los ya mencionados, que visiten a personas o instituciones para venderles suscripciones. No se deje engañar. Si tiene alguna duda sobre nuestros distribuidores autorizados o publicaciones, con gusto lo atenderemos en nuestros teléfonos de Bogotá: 376 6060, extensiones 1150 y 1152. IMPRESA EN COLOMBIA- PRINTED IN COLOMBIA TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ALL RIGHTS RESERVED. © Copyright 2008. ISSN 2011-5598.
Íngrid libre El derecho a la felicidad
Su liberación junto con otros 14 secuestrados que estaban en poder de las Farc –entre ellos los tres ciudadanos norteamericanos– se convierte en el hecho más celebrado por todos los colombianos. GENTE revela todos los detalles de este feliz acontecimiento en esta edición extraordinaria
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GENTE 7 Fotos: Julián Lineros, Leo Queen, Pilar Mejía, Ricardo Pinzón
“Después de que nos dijeron que éramos libres, yo lo único que hacía era rezar para que el helicóptero no se cayera; es que cuando uno ha sufrido tanto no cree que tenga derecho a tanta felicidad”
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Prueba de fe y de fortaleza “Fue un milagro”, repitió una y otra vez la ex candidata presidencial al referirse a su liberación, que llegó tras superar momentos difíciles.
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Un futuro incierto Entre otras decisiones que debe tomar la dirigente, junto con su familia, estĂĄ el futuro de su carrera polĂtica.
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“Cuando llegó el helicóptero pensé que estaban montando otro espectáculo con nosotros, y yo no quería más humillación” Una nueva vida Después de más de seis años en la selva, Betancourt se acostumbró a cargar su equipo de campaña y caminar con botas de caucho.
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l momento más dramático de esta historia se produjo paradójicamente en el instante más seguro. Íngrid Betancur y los 14 secuestrados recién liberados ya habían celebrado, se habían abrazado, habían vuelto a sonreír y le habían estrechado la mano al mayor que les dijo “Somos el Ejército Nacional. Les anuncio que están libres”. La aeronave que los conducía al aeropuerto de San José del Guaviare llevaba un vuelo tranquilo y las condiciones eran óptimas. Es decir, no había espacio para ningún mal presagio. Sin embargo, justo en ese momento Íngrid rompió en llanto y nadie la podía consolar: “Es que cuando uno ha sufrido tanto, no cree que aún tenga derecho a tanta felicidad”, confesó al explicar el porqué de sus lágrimas. Y era cierto. Tras seis años de secuestro, Íngrid empezaba a probar de nuevo el sabor de la libertad. Atrás, en la selva profunda, quedaban aquellos días y noches de vergonzosa humillación. Por ejemplo, cuando iba al baño el comandante de turno que la mantenía cautiva le encendía la linterna para causarle más daño. “¿Por qué me humilla así?”, le recriminó ella ofendida. Él, por el contrario, la tomó por el cuello y le ajustó aún más las cadenas. Eso la incomodaba para tratar de conciliar el sueño. El tedio se alargaba con el paso de los días y era tan abrumador que los secuestrados tomaban su propia ropa, la deshilvanaban y luego volvían a armarla. Así una y otra vez. GENTE 11
Por fin libre Sólo cuando el helicóptero aterrizó en Catam, Íngrid sintió realmente que había recuperado su libertad; comenzaron a desaparecer los fantasmas.
Cuando Íngrid, con su dignidad a toda prueba, sentía que se moría, intentaba una nueva fuga. Algún día lo logró pero su compañero de aventura, Luis Eladio Pérez, se sintió vencido y le pidió que se entregaran de nuevo. En otras ocasiones, sencillamente no pudo soltarse. Mientras ella continuaba viviendo las penurias de su cautiverio y el país casi nada sabía de su suerte, porque las Farc se negaban a permitir el envío de pruebas de supervivencia, la dimensión de su personaje crecía en el mundo entero. Es probable que hoy por hoy sea la colombiana más conocida en el planeta, y con certeza es la mujer por la que más personas se han movilizado en todos los continentes exigiendo su libertad. Un hecho tan inesperado que se convirtió en un día de júbilo nacional. Mientras el rumor corría por todas las ciudades y los carros pitaban y muchos se abrazaban, Íngrid lloraba en el vuelo porque sentía que ese poquito de felicidad no le cabía en el cuerpo. Sin embargo, la consolaron y tomó fuerzas, y cuando Colombia la volvió a ver lucía digna, noble, fuerte, muy bella. Era el semblante de la libertad que GENTE recoge en esta edición extraordinaria. n 12 GENTE
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“Gracias a Dios por este momento tan bello”
“Mis hijos son mi
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Bogotá, Jueves 3 de Julio de 2008. 8 y 20 a.m., Catam Íngrid Betancourt y sus hijos Melanie y Lorenzo
luz, mis estrellas...
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Foto Getty images
“El paraíso, el nirvana debe ser algo muy parecido a lo que estoy sintiendo en este momento”
Bogotá, miércoles 2 de julio de 2008. 5 y 10 p.m., Catam Íngrid Betancourt besa a su madre, doña Yolanda Pulecio.
... y el amor de mi madre, 16 GENTE
Fotos Ricardo Pinzón - Pilar Mejía - Julián Lineros - Leo Queen
mi alimento diario”
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Un abrazo que tardó seis años Íngrid Betancourt sonríe y desciende rápido para abrazar a su madre, doña Yolanda Pulecio.
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¡Libres! Íngrid Betancourt camina abrazada junto a los otros liberados en una acción fantástica del Ejército Nacional. En primer plano, el general Mario Montoya con el puño en alto.
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Un aparato moderno Cuando Íngrid fue secuestrada este modelo de celular ni siquiera existía, no había facebook y no se había inventado el Ipod
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“Gracias a mi Ejército” Íngrid expresa todo su agradecimiento al general Mario Montoya
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na, dos, tres, cuatro… rápido, casi corriendo, Íngrid Betancourt bajó los diez peldaños de las escalinatas del avión para abrazarse con su mamá, doña Yolanda Pulecio. Fue un encuentro largo, íntimo y conmovedor, a pesar de que las dos mujeres se reencontraban bajo la mirada continua de un centenar de cámaras de televisión, de 200 fotógrafos y de unos 300 periodistas más. Nadie se perdía un detalle de una escena que quedará grabada por siempre en la memoria de los colombianos. Allí, en el asfalto de la pista del aeropuerto militar de Catam, había algunos de los más curtidos reporteros del conflicto armado, y
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sin embargo fueron muy pocos los que no lloraron. Era el sentimiento que producía la libertad. Fue una ceremonia especial la que se vio aquel miércoles 2 de julio de 2008. Con un guión en el que hubo momentos emotivos como cuando pidió que la acompañaran en una oración para darle gracias a Dios, y en otros dio muestras de su capacidad de perdón, como cuando dijo: “No sé si el Mono Jojoy o Alfonso Cano sepan, pero lo que les digo es que a los guerrilleros que eran nuestros guardias los dejamos vivos, y Dios quiera que sigan así… La paz es posible”. Al día siguiente, Íngrid tuvo un encuentro aún más
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emotivo. Un abrazo que tardó seis años. Las caricias con sus hijos Melanie y Lorenzo Delloye. “Esto es una orgía de besos y abrazos”. Era la mañana del jueves y, por fin, se encontraba con los demás miembros de su familia. Ellos habían llegado en un Airbus 219 fletado por la República francesa. Además de los dos jóvenes que pasaron de niños a adolescentes en la ausencia de su mamá, viajaron también su hermana Astrid y su ex marido, Frabrice, acompañados del ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner. También vinieron cinco médicos, entre ellos el médico jefe del Elíseo. “Mis hijos son mi luz, mis estrellas (....) por ellos seguí con ganas de salir de la selva...”. Era la culminación de un sueño que tuvo en vilo a todo el país durante dos días seguidos, en los que Íngrid dio muestras de su fortaleza política. Por eso, los temas de buscar apoyo en el exterior para el intercambio humanitario o los de facilitarles 26 GENTE
Una oración por la libertad La ex candidata presidencial y su mamá invitaron a los asistentes a Catam, el miércoles 2 de julio, a darle gracias a Dios por semejante milagro, como lo llamó Íngrid.
el camino a las Farc para que dejen las armas siempre estuvieron presentes. Su petición de respeto a los guerrilleros de las Farc, quienes fueron sus más duros verdugos, la reiteró en una decena de oportunidades durante este histórico miércoles 2 de julio. Petición que contó con el apoyo del presidente Uribe y del ministro de Defensa. Y es que no se trata de una simple anécdota sino del reflejo de que la defensa de los derechos humanos es una política aplicada por el gobierno hacia sus más duros adversarios. La dimensión del mensaje sólo puede ser entendida por los propios milicianos de las Farc, que aún se debaten con incertidumbre entre la posibilidad de la deserción o la permanencia en las filas de la guerrilla por temor a perder sus vidas. Y es que durante esta fecha, Íngrid insistió en la búsqueda de una salida negociada al conflicto porque para ella muchos de los GENTE 27
Gracias, Juan Manuel La ex candidata presidencial estuvo especialmente afectuosa con el ministro de Defensa.
miembros de las Farc que oficiaban de carceleros en realidad están atrapados en otro tiempo. “Me siento como si volviera de un viaje al pasado, como si regresara de la prehistoria. No tuve agua corriente, no sé lo que es el agua caliente desde hace muchos años. En el avión no me acordaba cómo se cerraban y se abrían las puertas de los baños. Es volver a la civilización”. Luego Íngrid retornó a la conversación con los suyos. A los hechos cotidianos. En la mañana del jueves, por ejemplo, su abrazo más importante estuvo salpicado por bellas expresiones de amor: “Gracias 28 GENTE
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a Dios por este momento tan bello”, reiteraba. Ellos viajaron desde Francia, en un avión dispuesto por el presidente Nicolás Sarkosy. Entonces Íngrid soltó una frase más en la que reflejaba toda su felicidad: “El paraíso, el nirvana debe ser algo muy parecido a lo que estoy sintiendo en este momento. Estos hijos son mi luz, mi luna, mis estrellas. Por ellos seguí con ganas de salir de la selva para volver a verlos”. 30 GENTE
“Estoy muy orgullosa de ellos, que lucharon solitos y dieron una batalla hermosísima por mi libertad −dijo−. Le doy gracias a Dios por este momento, son mis niñitos, son mi orgullo, mi razón de vivir”. Relató antes de escuchar el coro de los soldados y las notas musicales de los mariachis con los que se celebró el encuentro. Antes de refugiarse en un encuentro más íntimo con los suyos, Íngrid volvió a reiterar sus agradecimientos al presidente Uribe. Tal como lo había hecho la primera noche de libertad, cuando aprovechó la oportunidad para exigirles a los presidentes Chávez y Correa acompañamiento al gobierno colombiano pero con respeto. “Espero que así como Chávez y Correa lograron llegar al mando de sus países por la vía democrática, les pido que nos ayuden a que las transformaciones en Colombia se den por la vía democrática”. Y así, entre solicitudes a la guerrilla para que abandone la lucha armada, aplausos al presidente Uribe por la jugada maestra que terminó con su liberación y los besos y abrazos para sus familiares, Íngrid pasó las primeras horas sin cadenas. En todas sus intervenciones, eso sí, demostró una coherencia y una lucidez envidiables. Digna de una mujer que sabe que su reciente pasado fue horroroso pero que tiene todo para escribir su futuro. Por ahora, se centrará en los abrazos y besos que tenía guardados para sus hijos. n
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“Era mi destino, debí pasar
lo que pasé”
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El 23 de febrero de 2002 la politóloga bogotana y candidata presidencial Íngrid Betancourt fue secuestrada por las Farc en el departamento de Caquetá. Durante su cautiverio estuvo enferma en repetidas ocasiones, otras tantas intentó fugarse y muchas veces se dijo que estaba muerta. Por su resistencia muchos la llamaron ‘la Juana de Arco de los Andes’. Así fueron los 2.323 días de Íngrid lejos de la libertad. Por Andrés Grillo / Especial para GENTE
Cruel prueba de vida Esta imagen le dio la vuelta al mundo y puso en evidencia el sufrimiento que padecía Íngrid Betancourt en
Foto: AP.
su cautiverio.
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Foto: Getty images.
Solas La ex candidata presidencial, al lado de una de sus compañeras de soledades: Clara Rojas.
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l día 2.323 de su secuestro, Íngrid Betancourt se levantó muy temprano, rezó el rosario como de costumbre y por medio de los mensajes radiales que le enviaba su familia supo que su mamá, Yolanda Pulecio, se iba a Francia y Melanie, su hija mayor, a China. La noticia le produjo una cierta desazón porque significaba que no estaba en marcha ningún proceso de acuerdo humanitario para lograr su liberación o la de sus compañeros de cautiverio. Organizó su equipo –con su ropa, enseres y el voluminoso diccionario enciclopédico Larousse que le había mandado el Mono Jojoy– y se dedicó el resto de la mañana del miércoles 2 de julio a esperar que algo sucediera. Asprilla, el tercer comandante del grupo de las Farc que los custodiaba, le contó en algún momento que estaba por llegar un helicóptero con una comisión que trasladaría a todos los secuestrados a otro lugar, donde se encontrarían con un alto mando subversivo. El guerrillero le dio a entender también, sin estar seguro de lo que decía, que era posible que los llevaran a otro país en el que sus condiciones de cautiverio serían mucho mejores. A Íngrid oír esto, según contó horas después, le rompió el corazón.
El calvario de esta politóloga bogotana, criada en Francia, había comenzado seis años atrás. El 23 de febrero de 2002, se levantó antes del alba, se vistió y empacó unas cuantas cosas en un maletín. Su esposo Juan Carlos Lecompte, un publicista cartagenero con el que se había casado el 30 de enero de 1997 en la isla polinesia de Morea, se despertó con el ajetreo. Íngrid, quien a la sazón era candidata presidencial del Partido Verde Oxígeno, estaba preparándose para viajar a Florencia, la capital del departamento de Caquetá, donde tenía previsto alquilar una avioneta que la llevara hasta la población de San Vicente del Caguán. Tres días antes el entonces presidente Andrés Pastrana había terminado las conversaciones de paz con las Farc y les había ordenado a las fuerzas militares retomar el control de la denominada zona de distensión, un área de 42.000 kilómetros cuadrados, entre los departamentos de Meta y Caquetá. San Vicente del Caguán era la capital virtual de este territorio del sur del país, y el alcalde de este municipio, Néstor León Ramírez, pertenecía al movimiento de Íngrid. Por eso ella sintió que tenía la responsabilidad de ir a apoyarlo.
Foto: AP.
El calvario de esta politóloga bogotana, criada en Francia, comenzó el 23 de febrero de 2002. Ese día se levantó antes del alba y se preparó para volar hacia el departamento de Caquetá. Ahí su historia cambiaría, sería secuestrada por las Farc. Lecompte recuerda que lo último que le dijo Nini, como llamaba con cariño a su esposa, antes de irse para el aeropuerto ese 23 de febrero, fue: “Voy a tratar de regresar esta noche, pero lo más seguro es que no alcance y tenga que volver mañana”. Estaba tan segura de que haría un viaje relámpago y tranquilo que dejó el chaleco antibalas y un reloj Cartier de oro que le había regalado Fabrice Delloye, su primer esposo. Además, quería estar cerca de su padre, el político conservador Gabriel Betancourt, porque los médicos que lo atendían le habían dicho que su estado de salud era muy delicado y podía fallecer en cualquier momento. En Florencia todas las cosas comenzaron a salirle mal a Íngrid desde un comienzo. Primero, a uno de sus escoltas se le disparó el arma, hubo momentos de pánico y tensión, pero nadie resultó herido. Luego, las autoridades le impidieron a la candidata volar hasta San Vicente del Caguán en una avioneta privada y a cambio se ofrecieron a llevarla
en un helicóptero militar. Ella aceptó la propuesta, pero se quedó con los crespos hechos porque en ninguna de las aeronaves que despegaron en las siguientes cinco horas le abrieron cupo. Una persona prudente –y la candidata estaba lejos de serlo, como lo había demostrado al hacer huelga de hambre durante 13 días durante su paso por el Congreso– habría desistido del viaje. A ella, en cambio, la alimentó la temeridad de hacerlo a como diera lugar. Decidió irse por tierra en una camioneta de doble cabina. Adair Lamprea, director de logística de la campaña; la abogada Clara Rojas, su fórmula vicepresidencial; Alain Keler, un fotógrafo francés, y un camarógrafo colombiano se ofrecieron a acompañarla. Los escoltas que tenía asignados recibieron la orden de no ir con ella, pero ni siquiera esto la amilanó. Incluso Íngrid firmó un papel en el que asumía la responsabilidad si algo le llegaba a pasar en el camino.
Sin respuesta Los documentos audiovisuales que revelaban que Íngrid estaba viva llenaban de razones la espera de sus familiares.
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Cincuenta minutos después de hacerlo, en un paraje entre los municipios de Montañitas y El Paujil, seis guerrilleros los detuvieron en un retén y se los llevaron monte adentro. Luego soltaron a los hombres y se internaron aún más con las dos mujeres. En un campamento la candidata le envió un fax a su papá contándole lo que había sucedido y pidiéndole que estuviera tranquilo. Fue la última comunicación de Íngrid con su padre.
Con el paso del tiempo la buena relación entre Íngrid Betancourt y Clara Rojas se fue deteriorando. La política se quedaba cada día más sola en medio de la selva y la incertidumbre. Gabriel Betancourt falleció el 23 de marzo de 2002, un mes después del secuestro, pero la candidata solo se enteró de la noticia cuatro semanas después, cuando por accidente llegó a sus manos un periódico viejo que tenía la noticia. Al enterarse lloró desconsolada y no encontró en Clara el apoyo emocional que esperaba, según le contó luego a otro de sus compañeros de cautiverio. Ese fue uno de los puntos de quiebre de su relación, que se deterioró a pasos agigantados después de los fra38 GENTE
casados intentos de fuga promovidos por Íngrid. En uno alcanzaron a estar cuatro días lejos del campamento.
Una Íngrid de icopor El ex congresista Luis Eladio Pérez, quien estuvo un tiempo en cautiverio con ambas, cuenta en su libro 7 años secuestrado por las Farc, que en un comienzo “hubo camaradería entre ellas, pero muy pronto empezó el malestar, y las diferencias se agudizaron con el tiempo”. Es probable que fueran bastante serias para el 23 de julio de ese año, cuando llegó un video en el que Íngrid aparecía sentada tras una mesa, con el pelo recogido y una chaqueta de lona. En este dice: “Estoy aquí, llevo 82 días en una tremenda soledad”. Para entonces Juan Carlos Lecompte ya se había vuelto famoso por ir a todas partes con una figura de icopor de su esposa y haberse tatuado su imagen en uno de sus brazos. “La llevaré grabada en el cuerpo hasta el final de mis días”, aseguró. Un año después de la llegada de la primera prueba de supervivencia de la política, tuvo lugar un misterioso incidente. Un informante le dijo a la familia de Íngrid que las Farc la entregarían en San Antonio de Iza, un pueblo perdido de la selva brasileña, ubicado a ocho horas en lancha de Leticia,
Los colombianos marcharon por la liberación de todos los secuestrados. La madre de Íngrid, Yolanda Pulecio (en la foto) y sus hijos (abajo) la esperaron cada día.
la capital del departamento colombiano de Amazonas. En ese sitio Astrid Betancourt, la hermana de la secuestrada, y Lecompte esperaron la liberación, acompañados por un sacerdote, durante buena parte de julio de 2003. El entonces canciller francés Dominique de Villepin, amigo personal de las Betancourt, envió a Brasil a Pierre Henri Guignard, uno de sus hombres de confianza, para que recogiera a Íngrid. Esta no solo tiene ciudadanía francesa sino que goza de gran popularidad en el país galo desde la publicación de su autobiografía La rabia en el corazón. Por la pasión y el coraje que demuestra, algunos la consideran ‘la Juana de Arco de los Andes’. Durante varios días estuvo parqueado en el aeropuerto de Manaos un avión Hércules C-130 con personal médico para atenderla y llevarla luego a Francia. Íngrid nunca apareció, la operación se hizo pública y provocó un revuelo monumental en Brasil, Colombia y Francia. El 22 de agosto de 2003 fue un día fundamental en la historia del cautiverio de la politóloga porque fue en el que se vio por primera vez con el ex congresista pastuso Luis Eladio Pérez, en inmediaciones del río Yarí, en el Caquetá. Ambos habían estado al mismo tiempo en el Senado, pero no tenían ninguna cercanía ni afinidad pues a él
Foto: Getty images.
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El pueblo y la familia
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Foto: AFP.
Antes del secuestro Esta foto se tomó el 14 de febrero de 2002, nueve días antes de que Ingrid fuera privada de su libertad. Hablaba con Carlos Lozada, vocero de las Farc.
Prisionera de las Farc y con pocas esperanzas de ser liberada, Íngrid, quien siempre había sido creyente pero no practicante, se dedicó a meditar, madurar y analizar la Biblia. le molestaban las actitudes radicales de ella. En la selva, privados de la libertad, se hicieron muy buenos amigos. Estuvieron juntos en el campamento de Martín Sombra, en compañía de los estadounidenses Keith Stansell, Tom Howes y Marc Gonçalves, y un grupo de políticos, militares y policías colombianos. Lo primero que le llamó la atención de Íngrid fue su devoción. “Siempre ha sido creyente pero no practicante. A raíz del secuestro se ha acercado más a la religión y se ha apoyado más en la fe, y ha aprovechado el tiempo para meditar, madurar y leer y analizar la Biblia”, 40 GENTE
contó Pérez. En su ‘cambuche’ tenía un crucifijo y siempre llevaba en la mano izquierda un rosario de pepas e hilo de cáñamo. Ambos objetos los había hecho ella. Además, oía por onda corta las prédicas de un pastor bautista de Los Ángeles, discutía con Gonçalves pasajes bíblicos y rezaba con frecuencia el rosario. Los sábados al mediodía lo hacía acompañada por Pérez, Gloria Polanco, Consuelo González y Jorge Eduardo Gechem. La familia de Íngrid hacía lo propio a la misma hora en Bogotá, tal y como se lo había pedido ella en la segunda prueba de supervivencia, que apareció en octubre de 2003. “Comuniquémonos todos los sábados a las doce del día por un teléfono virtual muy efectivo”, habían sido sus palabras exactas. Lecompte recuerda: “Las primeras semanas organizamos rosarios en Cristo Rey, la parroquia donde reposan las cenizas de don Gabriel”. Eran reuniones públicas muy concurridas.
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Foto: AP.
Otra Íngrid
La tejedora de fugas
Esta imagen de
Pero rezar no era la única actividad de Íngrid. También tejía (camisetas, sombreros o cosas para su equipo), estudiaba historia (egipcia, griega, romana y francesa) y hacía ejercicios. “Alzaba pesas, hacía barras, hacía abdominales, quinientas o seiscientas”, cuenta con admiración Pérez en su libro. Esto se le facilitaba porque en Ecuador fue instructora de aeróbicos y se mantenía en forma para hacer equitación. Antes del secuestro practicaba salto en sus caballos Infiernito y Gerenui. El 19 de julio de 2005, durante un intento de fuga, Pérez descubrió otra habilidad física de Íngrid: es excelente nadadora, buzo profesional e instructora de buceo. No en vano vivió un tiempo en las paradisíacas islas Seychelles, ubicadas en el océano Índico. Pero toda su experiencia no fue suficiente para escapar. Al sexto día se entregaron y ella les dijo a los guerrilleros que los encontraron, fiel a su personalidad rebelde, “Quiubo, por qué se demoraron tanto, nosotros aquí esperándolos”. Pese a su buen estado físico y su audacia, estuvo enferma en varias ocasiones, el hígado le molestó bastante y tuvo momentos en los que la depresión la abatió. En ambas situaciones su ángel guardián fue el cabo primero William Pérez, un guajiro que después de ser rescatado dijo que aunque Ín-
icopor se convirtió en un ícono, mantenía vivas las esperanzas de los colombianos que aguardaban su liberación.
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grid tiene “un espíritu fuerte, sigue siendo una mujer, una mujer que sufre y llora por sus hijos y su mamá”. También reveló que en la prueba de supervivencia de octubre del año pasado que tanto conmovió al mundo –en la que se ve a la política macilenta, cabizbaja y en silencio– ella ya estaba recuperada. El pasado 2 de julio, en la rueda de prensa que concedió en la base aérea de Catam, en el occidente de Bogotá, le preguntaron si volvería a repetir las acciones que la llevaron a su secuestro en 2002. Pensó la respuesta unos segundos y después respondió con un nudo en la garganta: “Durante años me sentí culpable de haber tomado esa decisión que me costó tanto, me provocó tanto dolor, la muerte de mi padre (…) me pasé esa película muchas veces, pero ahora sé que era mi destino, que debí pasar lo que pasé. Por eso llegué a la conclusión de que si lo tuviera que volver a hacer, lo volvería a hacer”. Hace seis años estas palabras hubieran sonado temerarias y desafiantes, pero la Íngrid que las dice ahora es otra, ha cambiado. Ya lo había advertido Pérez en su libro: “Sus posiciones ideológicas siguen siendo radicales. Sin embargo, es mucho más tolerante, y esa tolerancia se ha traducido en humildad. De manera que la arrogancia o la terquedad las ha superado en gran medida”. Íngrid está de vuelta. n
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Así vivió el presidente Uribe el día en que se realizó una de las operaciones militares más exitosas y efectivas de la historia del país, la que terminó con el rescate de Íngrid Betancourt y 14 secuestrados más. Un día bendito para el mandatario, quien dijo contar con la “luz del Espíritu Santo” Por Eileen Reina R. Fotos: Presidencia de la República.
Histórico El encuentro entre Íngrid Betancourt y Álvaro Uribe fue emotivo y cordial.
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“Una epopeya
militar”
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“Xxxxxxxxxxxx que no me gusta es la mala música, de resto me gusta toda, aunque creo que el ‘cxxxxxxxxucu’ y el ‘tropipop’ son géneros que no le axxxxxxxx xxxxxxxxxx a la música colombiana”
Ahora amigos El presidente Uribe se refirió en su discurso a Yolanda Pulecio, a quien le expresó que espera ganarse su aceptación.
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A
la una de la tarde del miércoles 2 julio del 2008, el presidente Álvaro Uribe se encontraba en Puerto Wilches (Santander) intentando resolver los problemas que había dejado el fuerte invierno en el lugar. Justo a esa hora, paró la reunión con los pobladores para contestar su celular y recibir tal vez la noticia más importante que le han dado en sus seis años de mandato: el rescate de Íngrid Betancourt, de tres ciudadanos norteamericanos y 11 uniformados secuestrados por la guerrilla de las Farc. La operación ‘Jaque’ del Ejercito Nacional había dado resultado. “Bendito sea mi Dios”, le dijo el mandatario a su ministro de Defensa Juan Manuel Santos, quien le contó la noticia del operativo, que él mismo denominó “de película”. A lo largo del día el Presidente comenzaría sus alocuciones con frases que hacían referencia al ser supremo y a otros seres celestiales. Pocas horas después diría que el operativo “tuvo la luz del Espíritu Santo”. Pero Uribe no suspendió sus actividades. Abordó un helicóptero que lo llevó a Barrancabermeja para dirigirse en el avión presidencial hacia Bogotá, donde horas después tendría que inaugurar la modernización del Hospital Infantil San José. A las 3:30 de la tarde llegó a la base militar Catam. Ahí lo esperaban los rescatados, los medios, el ministro Santos,
el general Mario Montoya y el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León. Después de los apretones de mano, el Presidente de nuevo pensó en el Ser Supremo y mandó a llamar al sacerdote de la base para que entre todos agradecieran a Dios por el rescate, que en palabras de la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, fue “absolutamente impecable”. En medio de las oraciones, volvió a timbrar el teléfono. Esta vez recibió las felicitaciones de su homólogo de los Estados Unidos, George Bush, un gran aliado del gobierno en la lucha contra las Farc. Bush agradeció especialmente el rescate de Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves, los tres norteamericanos que estuvieron secuestrados por 5 años, 4 meses y 20 días. Luego, la cúpula militar y el Presidente se reunieron por alrededor de media hora en la misma base, donde se informó a Uribe sobre cada detalle del operativo. Alrededor de las cuatro de la tarde, el mandatario siguió cumpliendo con su agenda del día. A las cinco de la tarde, medio país estaba conectado con la noticia del rescate. La gente en las calles celebraba, y todos esperaban frente al televisor para ver el rostro y las condiciones en que arribarían las 15 personas rescatadas. Uribe, mientras tanto, inauguraba las obras del hospital y aprovechaba para anunciar en forma oficial el éxito del operativo
“Un operativo de perseverancia, una epopeya militar y un homenaje a los derechos humanos”, así describió el primer mandatario lo sucedido en que no se descargó ni un solo disparo. El teléfono no paró de sonar. El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, llamó a Uribe para felicitarlo por “la perfección del operativo de inteligencia”. Por su parte, el mandatario llamó a los presidentes de Francia, Nicolás Sarkozy, a la presidente chilena Michelle Bachelet y al candidato republicano John McCaine, a quienes informó del rescate. A la salida del hospital, cientos de ciudadanos ovacionaron al Presidente, quien se dirigió al Club Militar para encontrarse frente a frente con Íngrid Betancourt y los 11 ciudadanos colombianos libres.
Frente a los liberados El encuentro de Íngrid y Uribe Vélez fue histórico. El Presidente saludó cálidamente a la ex candidata presidencial y a su madre Yolanda Pulecio, quien a pesar de las diferencias que ha tenido con el mandatario, se mostró agradecida y feliz. Luego vino el saludo con los oficiales libres, en medio de muestras de afecto y agradecimiento. Alrededor de las diez de la noche todos estaban en la Casa de Nariño, contándoles a los colombianos cómo vivieron su liberación.
El Presidente abrió la rueda de prensa diciendo: “Hoy es un día de acción de gracias”. Junto a los rescatados, la cúpula militar y sus ministros, el mandatario no se cansó de repetir “muchas felicitaciones” a todos, especialmente a “los soldados y policías de la patria”. Decía que lo sucedido el pasado miércoles 2 de julio era “un operativo de perseverancia, una epopeya militar y un homenaje a los derechos humanos”. Por más de dos horas se prolongó la alocución, en la que no sólo habló Uribe sino todos los miembros de la fuerza pública, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y los rescatados, quienes entregaron testimonios sentidos de su experiencia en cautiverio. Uribe (que a esa hora, y después de tantas citas a Dios, sonreía porque sabía que la Corte Constitucional no revisaría la sentencia que permitió su reelección) también reiteró que no se olvidará de los que quedan en la selva y que el compromiso del gobierno con la libertad de los secuestrados es una prioridad. Hacia la media noche, justo antes de terminar el día, el Presidente dio por terminada la transmisión, y la fecha del 2 de julio del 2008 quedará marcada en la historia política y militar del país para siempre.n
Participación El Presidente les dio el uso de la palabra no solo a Íngrid sino a casi todos los policías y militares liberados para que contaran su experiencia.
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El día que liberaron a
Colombia
Con el rescate de la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, Colombia no sólo recuperó al símbolo del secuestro, sino que recobró su propia libertad. Así lo manifestaron millones de ciudadanos que celebraron en todos los rincones del país. 50 GENTE
Encuentro de amigos La ex candidata presidencial se reencontró con su compañero de cautiverio, el ex congresista Luis Eladio Pérez . Las
Por Marianna Trivella. Fotos Ricardo Pinzón, Pilar Mejía, Leo Queen, Julián Lineros
miradas lo dicen todo.
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En total agradecimiento Íngrid no se cansó de agradecerle a Dios el milagro de devolverla a la vida, y a la fuerza pública colombiana por ejecutar un operativo tan impecable.
El momento esperado La llegada de la ex candidata presidencial a la base aérea de Catam causó revuelo entre periodistas y camarógrafos que no querían perder detalle de tan importante acontecimiento.
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M
ientras Íngrid Betancourt, tomada de la mano por su madre, Yolanda Pulecio, se arrodillaba en el ardiente asfalto de la pista de aterrizaje de la base aérea de Catam y elevaba una oración a Dios agradeciéndole el haberla liberado después de seis años de cautiverio, millones de colombianos se unían a su plegaria. No sólo se rescataba a una mujer y a otros catorce hombres, sino a un país entero. Con la misma euforia con la que celebra un triunfo deportivo, Colombia volvió a sonreír con el regreso de Íngrid Betancourt. “¡Liberen a todos los colombianos!”, era la frase que se repetía entre los transeúntes que sacaron pañuelos blancos en señal de paz, mientras caminaban por la calle 72, el centro financiero de Bogotá. En Cali, un edificio tenía colgado un enorme pendón con la frase “Los queremos a todos libres”, mientras que en todos los barrios de la capital del Valle salieron decenas de personas a celebrar. En el norte de Bogotá, caravanas de carros recorrían las principales calles ondeando la bandera nacional, al tiempo que hacían sonar sus bocinas y sus tripulantes gritaban: “Libre, libre, libre”, estallando en risas cuando algún despistado, ajeno a la noticia, quedaba atónito ante la demencia colectiva que se vivía. En todo el país, las actividades cotidianas se paralizaron. Ningún empleado logró concentrarse en sus labores luego de conocer sobre la liberación. En la carrera séptima de Bogotá, del edificio Seguros Generali, caían millones de cuadritos de papel que sus empleados lanzaban por las ventanas y terminaban cubriendo las calles y los techos de algunos carros. En Medellín, todos aquellos que conocieron del rescate mientras iban por la calle se aglomeraron en restaurantes y tiendas para no perder detalle de la transmisión por televisión. La necesidad de conocer más y más pormenores sobre la liberación generó el colapso de los principales medios informativos del país en sus páginas de Internet, sacándolos de la red por unos diez minutos, luego de que las estaciones de radio y televisión dieron la noticia. A los inquietos internautas, responsables del bloqueo de estos portales, se les suma toda la comunidad internacional interesada en conocer los detalles de lo sucedido. La noticia le dio la vuelta al mundo. Poco después de confirmarse el rescate, la enciclopedia digital Wikipedia incluyó la información en su entrada sobre Íngrid Betancourt. Varias personalidades internacionales pronunciaron palabras de solidaridad con Colombia. En El Vaticano, el director de la sala de prensa papal, el padre
Federico Lombardi, manifestó a la prensa que el Pontífice “se alegra por esta noticia muy hermosa que suscita satisfacción y motivos de esperanza”. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, consideró la operación “una victoria de la vida y la libertad”. En una alocución en el Elíseo, acompañado por los hijos de la recién liberada, el presidente francés Nicolás Sarkozy afirmó que su país “está feliz de darle la bienvenida a Íngrid”. Esa misma alegría la expresó el gobierno chileno a través de su canciller Alejandro Foxley. El ministro del Interior paraguayo, Rafael Filizzola, invitó a celebrar “con el gobierno y pueblo de Colombia la proeza de sus Fuerzas Armadas al lograr el rescate de la señora Íngrid Betancourt y otros 14 rehenes”. Incluso, artistas colombianos como Shakira no se hicieron esperar para extender un mensaje de apoyo: “Colombia hoy se pone de pie y mira con esperanza el futuro de paz que se acerca”. Entretanto en la base aérea de Catam, Íngrid permanecía ajena al revuelo que su regreso estaba causando en el mundo. Decenas de cámaras fotográficas la invadían, mientras permanecía inmóvil frente a ellas, aún tomada de la mano de su madre. Su mirada larga y profunda intentaba congelar cada momento, sin ánimo de perder detalle, con una necesidad imperiosa de reencontrarse con la civilización, tras pasar largos años atrapada en la prehistoria.
La necesidad de conocer pormenores sobre la liberación generó el colapso de las principales páginas informativas del país, sacándolas de la red por unos diez minutos En sus primeras intervenciones como liberada, Íngrid no se cansó de agradecerle a Dios el milagro de devolverla a la vida, y a la fuerza pública colombiana por ejecutar un operativo tan impecable, así como a su familia, amigos, medios de comunicación y a la colectividad en general por el acompañamiento que le dieron durante sus años de secuestro. Asímismo manifestó su compromiso de luchar por “la libertad de los que quedaron cautivos”, ya que esta exitosa operación, así como otros procesos que permitieron la liberación de más secuestrados en meses anteriores, son “señales de paz” que apuntan a una pronta resolución del conflicto. Sólo se podrá hablar de verdadera libertad en Colombia cuando no quede rehén alguno entre sus montañas y selvas n GENTE 53
“Es el triunfo de un Cuando Juan Manuel Santos llegó al ministerio de Defensa cada fuerza actuaba por su lado, hoy todos los comandantes tienen puesta una misma camiseta y celebran en conjunto las victorias
trabajo en equipo� Foto Javier Casella-Ministerio de Defensa
¿El vuelo a la Presidencia? Con sus éxitos en contra de las Farc, el ministro Juan Manuel Santos se ha abierto un camino firme en la búsqueda a la jefatura del Estado.
“Lo felicito mi General” El presidente Uribe en
comandante general de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla. Junto a ellos, Santos.
Foto Juan Felipe Barriga
su congratulación al
U
Una de las primeras órdenes que dio Juan Manuel Santos cuando aún estaba fresca la ceremonia de su posesión fue la de obligar a todos los comandantes a informar en una reunión abierta en qué andaba cada uno y qué buscaba conseguir. Para un país al borde del precipicio, la solicitud podía ser natural. Sin embargo y aunque parezca sorprendente, entre los altos oficiales había una gran desconfianza mutua que no se compadecía con los numerosos retos que debían enfrentar: guerrilla, narcotráfico, paramilitares, bandas callejeras. Eran tiempos difíciles porque los policías desconfiaban del Ejército, los militares de la Policía, la Armada iba por su lado y la Fuerza Aérea volaba solitaria. Por eso, el trabajo en equipo era algo inusual. La orden del ministro caló. “El ministro entró pisando duro, y nosotros le creímos porque sabíamos que era un hombre que venía con un gran capital político y el respaldo íntegro del presidente Uribe”, le dijo a GENTE un general de la República. En efecto, aunque el país había tenido excelentes ministros, eran civiles a los que les temblaba el pulso a la hora de hablarles a viejos oficiales que llevaban toda una vida en la milicia y que no vacilaban en mostrar su solidaridad de cuerpo cuando lo consideraran necesario. Santos dejó en claro desde un principio que no vacilaría en ponerlos en su sitio cuando lo considerara necesario. Así quedó en evidencia durante la crisis de la Policía por las chuzadas, a raíz de las cuales descabezó de un solo tajo a doce generales de la República. Con el peso que le daba la autoridad, Santos impuso el modelo de la unión y decidió premiar a los que mostraran mayores resultados en inteligencia. En cada una de las reuniones el ministro exhibía con orgullo el trabajo de determinada fuerza que había logrado avances gracias a sus conocimientos del adversario. Fue así como la inteligencia se convirtió en el modelo a seguir. Y vinieron los resultados. Las autoridades golpearon a Carlos Antonio Losada, uno de los hombres duros de las Farc. Para las autoridades su obsesión ya no era capturarlo sino decomisar su computador porque se sabía que aunque él era un pez gordo, la información que manejaba era más valiosa. Ese fue uno de los primeros computadores que se empezó a analizar y en cuyos archivos quedaron desnudados los puntos débiles de las Farc. Como un efecto dominó vinieron los golpes a Martín Caballero, J.J. y, el más valioso de todos, el de Raúl Reyes.
Los colombianos vieron cómo en el comando que realizó esta operación había varias unidades encargadas de buscar los computadores y ponerlos a buen recaudo. Haber dado con el paradero de Reyes era un logro sin precedentes, pero tener en las manos el historial de las Farc era un logro que no tenía precio. El ministro volvió a insistir en que el logro se debía a la inteligencia. No sólo lo decía por convicción sino porque sabía que así les enviaba un mensaje directo a las Farc para demostrarles que los tenían infiltrados. El clímax de esta estrategia se vivió cuando el ministro se les adelantó a las propias Farc al decirle al mundo que Manuel Marulanda, el jefe máximo de estas, había muerto. Era la cosecha recogida del trabajo en equipo. Por eso, durante la rueda de prensa en la noche del miércoles 2 de julio en que el Presidente los reunió en la Casa de Nariño, cada uno de ellos felicitó a sus colegas. “Me siento orgulloso del Ejército, de mi Ejército”, dijo emocionado el director de la Policía, el general Óscar Naranjo. El presidente Uribe y el ministro se miraron con satisfacción. Y aunque Santos en las horas siguientes reiteró una y otra vez que todo era resultado del trabajo en colectivo, también en el fondo sabe que sus logros individuales lo tienen hoy en un lugar destacado en el partidor a la presidencia. Es uno de los grandes triunfadores de estas horas de optimismo que se vive en Colombia, aunque por ahora él dice: “Es triunfo de un trabajo en equipo”.n
Tecnología e inteligencia Juan Manuel Santos cree que con la combinación de estos dos factores, la derrota militar de las Farc está muy cerca.
“El ministro entró pisando duro, y nosotros le creímos porque sabíamos que era un hombre que venía con un gran capital político y el respaldo íntegro del presidente Uribe” GENTE 57
Cientos de ciudadanos se volcaron sobre el presidente Álvaro Uribe en la tarde del miércoles 2 de julio a la salida del Hospital San José. La gente aplaudía la liberación de los secuestrados.
“El Presidente sepultó el escándalo de Yidis con la exitosa operación”
Foto: Presidencia de la República.
Ovación espontánea
Uribe, uno, dos y…
Con la audaz liberación de Íngrid Betancourt y los otros 14 secuestrados, Álvaro Uribe Vélez inclina de nuevo la balanza a su favor en caso de que quiera volver a presentarse para otro período presidencial. 60 GENTE
E
n menos de 24 horas, el panorama político del país cambió en su totalidad. En la noche del martes los colombianos se fueron a dormir divididos ante la confrontación abierta entre el presidente Álvaro Uribe Vélez y la Corte Suprema de Justicia por el caso de Yidis Medina. Al día siguiente, el país descansó con una sensación de júbilo general. Y, sin duda, el Jefe del Estado debió conciliar un plácido sueño porque era uno de los grandes ganadores de la jornada. Al punto que todos los analistas vaticinaban que ante una nueva medición de su popularidad, es una certeza que superará su propio récord, que antes de semejante noticia ya rondaba el 85 por ciento. La pelea con la Corte era el último frente de batalla de una larga serie en la que se había metido Uribe. Algunas de sus discusiones eran una cosecha natural del libre juego democrático, otras en cambio amenazaban con romper la institucionalidad. Y todo con el fantasma de una nueva reelección que gravita en la agenda pública. En estas condiciones es normal que varios de sus oponentes decidieran enfrentarlo. Sin embargo ante el peso inmenso de su nombre, sus contrincantes decidieron unirse para buscar debilitarlo.
Con la audaz liberación de Íngrid Betancourt y los otros 14 secuestrados, Álvaro Uribe Vélez inclina de nuevo la balanza a su favor en caso de que quiera volver a presentarse a la Presidencia.
Felicitación liberal El ex presidente César Gaviria hizo a un lado las críticas a Uribe y aplaudió la decisión del Jefe de Estado que concluyó con la liberación de los 15 secuestrados.
¿Y ahora qué? Lucho Garzón es uno de los más firmes opositores a la posibilidad de una nueva reelección del presidente Uribe.
En esta línea se pusieron Lucho Garzón y César Gaviria, quienes decidieron unir voluntades para irse en contra de una nueva reelección. El ex alcalde de Bogotá y el ex presidente liberal aplaudieron los logros de Uribe en su gestión, pero consideraron que los efectos que podría tener un nuevo periodo presidencial podrían ser más negativos que positivos. Su propuesta fue interpretada como la ubicación en el partidor de dos hombres que aspiran a suceder a Uribe. Esto hizo que para no dejarse GENTE 61
“El presidente colombiano, Álvaro Uribe, obtuvo ayer el mayor éxito de su carrera política, que le abre el camino, si ese es su objetivo, a un tercer mandato”, escribió en su editorial del jueves 3 el diario ‘El País de Madrid’
Serios aspirantes Martha Lucía Ramírez y Rafael Pardo han manifestado su intención de aspirar a la Presidencia.
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tomar ventaja, otros aspirantes también decidieran enfilar baterías anunciando su intención de presentar sus nombres a una futura elección. En ese abanico están el liberal Rafael Pardo, el independiente Sergio Fajardo e incluso los uribistas Germán Vargas Lleras, Martha Lucía Ramírez y Carlos Holguín, que aunque profesan afecto por su líder no ocultan que quieren gobernar el país. Igual pasaba con los ministros Juan Manuel Santos y Andrés Felipe Arias, que no obstante jurar lealtad a su jefe saben que si este renunciara a un tercer mandato, ellos serían los primeros en abandonar sus cargos para iniciar sus propias campañas. La discusión política se desarrollaba paralela a los dos grandes escándalos que han sacudido el gobierno del presidente Uribe: la parapolítica y el caso Yidis. Por el primero hay más de medio centenar de congresistas en la cárcel, con el agravante de que casi en su totalidad son aliados del gobierno. A pesar de esto, el proceso continuaba su desarrollo porque aunque nadie pensaba que fuera a tocar directamente a Uribe; algunos de sus defensores consideraban que en algunos casos la Corte había actuado con particular dureza por tratarse de íntimos del Jefe del Estado. Si bien el asunto era muy grave, para muchos seguía siendo manejable porque en el pasado la Corte y el Presidente habían tenido fuertes choques y la institucionalidad no había sido afectada. En esas estaba el país cuando la Corte produjo el fallo de Yidis, en el que en la práctica, afirmó que la reelección del Presidente había tenido un inicio viciado. Uribe reaccionó de manera inesperada. Sentenció que iba a hacer un referendo para que fuera el pueblo el que ratificara la legalidad de su mandato. Las cosas no podían ser peores en la noche del martes, cuando la Corte exigió respeto no sólo al Presidente sino a todo su gobierno, mientras que éste respondió que aunque aceptaba los fallos judiciales, estos eran controvertibles. En medio de semejante tempestad se produjo la extraordinaria noticia que seguro va a tener conse-
cuencias impredecibles en el panorama político. Por más que todos los aspirantes que sueñan con reemplazar a Uribe lograran agruparse y buscar un solo nombre que lo venciera en las urnas, la liberación de los secuestrados marca un punto de inflexión en el gobierno de Uribe, que seguro buscará sacar provecho. Por eso, en la noche del miércoles se mostró con suficiente autoridad y mando para tender un manto de olivo a las odiadas Farc al invitarlas a que sigan el camino del diálogo. Son de tal dimensión los efectos del suceso que hasta la propia Íngrid dijo que apoyaba la reelección, con lo que mimetiza aún más las denuncias de Yidis y el escándalo de la parapolítica. La recién y feliz liberada no era la única en mostrar semejante espaldarazo. En las llamadas a las emisoras, en los foros de Internet y en las conversaciones de las esquinas muchos estaban emocionados al entonar “Uribe, uno, dos y…” n
“En esas estaba el país cuando la Corte produjo el fallo de Yidis, en el que en la práctica, afirmó que la reelección del Presidente había tenido un inicio viciado”
Germán Vargas y Sergio Fajardo Ambos están en campaña. Con la liberación de los secuestrados, su panorama cambia bastante.
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Bienvenida a la En segundos, el rostro libre de Ă?ngrid le dio la vuelta al mundo
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globalización Hoy por hoy, Íngrid Betancourt es la colombiana más importante en el ámbito informativo en el planeta. Su caso se convirtió en un fenómeno de dimensiones inimaginables. Una petición por su libertad en Canadá, una carta enviada desde Japón, una marcha multitudinaria en Francia, un homenaje en España, una causa en Argentina, en fin. Era casi natural que la sorprendente noticia tuviera un registro en los cinco continentes. Todo un acontecimiento para un colombiano. Una situación de vértigo para una mujer que estuvo atrapada durante seis años por un grupo armado que tiene unos tiempos lentos, paquidérmicos. Por fortuna, ella está libre. Y a las pocas horas, en este reino de la información que vuela al instante, su historia ya estaba en todas partes. Íngrid está libre en el mundo, en el mundo globalizado PAG.01
NACION Manhattan para Cruz-Diez. Americas Society dedicará una exposición al artista desde el 9 de septiembre
Pobres ricos
EL NACIONAL jueves 3 de julio de 2008
MARUJA TORRES
Firma histórica
www.el-nacional.com
Un par de interesantes informaciones facilitadas por este periódico me partieron definitivamente el corazón. Hay días así, en que una sale de la ducha, se enchufa al
Bs F 1,50
INGRID BETANCOURT AFIRMÓ QUE EL JEFE DE ESTADO DE COLOMBIA, ÁLVARO URIBE, “SUPO JUGÁRSELA”
“La paz es posible” La ex candidata, que estuvo más de 6 años secuestrada por las FARC, fue rescatada –junto con 3 estadounidenses y 11 efectivos del Ejército y de la Policía Nacional– en una espectacular operación sin disparar un tiro Betancourt agradeció a Francia y a los medios. Acerca de Chávez y Correa, dijo: “Su intermediación fue importante, pero hay que respetar la democracia colombiana” Fg\iXZ` e AXhl\
( ) *
El momento del milagro
JUEVES 3 DE JULIO DE 2008
Premio de periodismo. La Gobernación Castigo de excomunión. del Zulia otorgó un reconocimiento especial Obispos advirtieron que unirse a Hernán Lugo-Galicia, reportero de a la Iglesia Católica Reformada El Nacional es una herejía
Chávez felicita y Uribe pide la paz
LaCifra
700 personas
Automotriz
Matrícula
Servicios
Oficialismo
FAN
Inhabilitados
Aconsejan parar la venta de carros
Se unen padres y colegios privados
Aeropostal no operó por 7 horas
PPT: Ni eunucos ni sectarios
Fiscalía Militar limita la libertad del general Ángel Vivas
Estudiantes marcharán el 12 de julio hasta el TSJ
noticiario digital y le desciende la presión sanguínea. Una de las noticias consistía en la entrevista realizada en la sección de Economía al libio Abdalla Salem El-Badri, secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), quien se quejaba amargamente de que se le esté echando la culpa a los dichos Estados del incremento de los precios, con los que juegan como quieren a fuerza de controlar la salida cotidiana de los barriles. No es cierto que se estén forrando, créanme. El hombre —qué duro trabajo el suyo, en
un puesto tan mal remunerado y todo el día reunido— afirmaba que la culpa del subidón la tienen los especuladores que, desmadradamente, han abandonado el ladrillo por el barril, y asimismo aseguraba, ya puesto, que con los beneficios del más que oro negro, los países productores —pienso, sobre todo, en los filántropos del Golfo— compraban cositas para ellos, con lo cual los dineros regresaban a los países exportadores. La verdad es que se gastan una pasta en alcohol para cicatrizar los muñones de aquellos a quienes cortan las manos por delinquir, otra en telas para
cubrir a sus mujeres, y no les digo nada de lo que invierten en mantener, en los países árabes desprovistos de petróleo, a gobiernos que les sean favorables. Por no hablar de las subvenciones a jihadistas. La otra noticia también me destrozó. Resulta que los pobres constructores inmobiliarios a quienes el derrumbe de las hipotecas basura les ha sorprendido —y que no han sido lo bastante astutos para ponerse a especular con el petróleo, supongo—, van a quedarse sin los yates que este año tenían previsto adquirir. Cosas como éstas sí que desmoralizan.
ALMUERZO CON... ISABEL CAMPI
sign. En su libro Diseño y nostalgia, el consumo de la historia recuerda cómo los griegos rendían honores a sus antepasados sin imitarlos mientras nosotros los imitamos sin rendirles honores. “Hoy ser moderno no se lleva, conocemos fallos de la modernidad, como el descuido del medio ambiente. Pero durante décadas lo moderno era lo bueno. Y serlo
“Ser moderno no se lleva y eso es malo” ANATXU ZABALBEASCOA Acepta la invitación a condición de que la recoja en su casa. Hace semanas que la historiadora del diseño Isabel Campi (Barcelona, 1951) ve el mundo desde una silla de ruedas. Convaleciente de una operación, elige un restaurante cercano y sin barreras arquitectónicas. Así, la comida pasa a un segundo plano en la enoteca, un local donde puedes elegir un vino a precio de bodega. “Ni locas nos tomaremos una botella”, le anuncia al camarero. Y pide un Verdejo. Comenta que la vida sobre ruedas depende tanto de la accesibilidad de los lugares como de uno mismo. “Hay taxis preparados y locales adaptados, pero cuando estás convaleciente no quieres averiguar demasiado de la vida de otra manera y, pensando que tu situación es temporal, te encierras a trabajar por Internet”, explica. Hemos llegado rodando: rampa abajo, escalón atrás y calle arriba hasta alcanzar el restaurante. Aquí elige una ensalada de cigalas y un lenguado. Y empezamos a hablar de diseño. Campi es una de las pocas historiadoras de esa disciplina en España. Comenzó dibujando muebles, pero cuando en 1976 se quedó sin trabajo, ofreció clases de historia del diseño. “Fui autodidacta. La bibliografía era en inglés, la compraba cuando viajaba. Decidí que me gustaba más pensar sobre los muebles
Restaurante Vinya Roel. Barcelona
JUEVES 3 DE JULIO DE 2008 | Año XXXIII | Número 11.342 | EDICIÓN MADRID | Precio: 1,10 euros
Precios del móvil bajo sospecha
Total: 103,45 euros (con IVA).
La vida en silla de ruedas cambia. “Te encierras en Internet”. / c. secanella
implicaba enterrar el pasado para mirar con optimismo al futuro”. Sostiene que la nostalgia ha vuelto como resultado de la imposición moderna. Teniendo en cuenta ese borrón de la historia que pretendió el movimiento moderno, ¿la nostalgia resulta liberadora o regresiva? “Los mayores son nostálgicos porque a partir de cierta edad tienes más pasado que futuro. Pero en los jóvenes la nostalgia es regresiva”. Admite que una cultura necesita conocimiento del pasado. “Pero es nostálgico creer ciegamente en las bondades del pasado olvidando las epidemias”. “En el XIX se entendió la historia como un catálogo del que elegir estilos. Tuvo sentido, pero al final se convirtió en una dictadura”. Campi distingue entre funcionalista y funcional explicando que un bastón con una empuñadura labrada es funcional y otro sin empuñadura es, además, funcionalista. Su silla de ruedas también lo es: plegable, ligera y ergonómica. En eso radica su belleza. Además, es un diseño español.
vida&artes
Acusadas tres operadoras de Página 26 pactar las tarifas
Las ciudades se vuelven clones
Adiós a la gran dama de la cocina
La especulación y la inmigración cambian el centro Páginas 36 y 37
Muere Simone Ortega, maestra Páginas 42 y 43 y divulgadora
El Ejército colombiano rescata en la selva a Ingrid Betancourt
La Guardia Civil interroga a otro empresario por pagar a ETA
En la misma operación fueron liberados 14 rehenes más de las FARC PILAR LOZANO, Bogotá
La historiadora del diseño cree que vivimos atrapados en la regresión
� Pan y cubiertos: 4,90. � 2 Ensaladas cigalas: 33,50 � Lenguado Plancha: 23,65 � Carpaccio Buey: 16,90 � Fresitas: 8,55 � Helado de queso: 5,75 � Agua: 2,30 � Dos copas de vino: 7,90
que hacerlos”. Con los apuntes de las clases montó su primer libro de historia del diseño. Corría 1987 y en 20 años ha escrito dos. Entre una y otra, estudió Historia del Arte. Cuenta que el debate en la historia del diseño es “el esfuerzo por desvincularse de la del Arte, que contempla poco la sociología”. En la del diseño, el usuario es fundamental. “Los productos consagrados tuvieron éxito de público y crítica”. Llega el postre: fresitas. “Existe la creencia académica de que el diseño es algo excéntrico. Se estudian los edificios industriales, las máquinas, pero nunca los objetos que salieron de esas fábricas. Yo hago eso”. Para hacerlo, ha ideado La Fundación Historia del Diseño (www.historiadeldisseny. org). Además, imparte clases en Eina y el Instituto Europeo del De-
EL PERIÓDICO GLOBAL EN ESPAÑOL
www.elpais.com
El Ejército colombiano asestó ayer un durísimo golpe a la guerrilla de las FARC con la liberación, tras seis años de cautiverio, de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. En una operación en el departamento de Guaviare, en plena selva, sin un solo disparo, los militares rescataron
también a tres estadounidenses, cautivos desde 2003, y a 11 soldados. Los secuestrados fueron trasladados a la base aérea de Tolemaida, a 190 kilómetros de Bogotá. Un militar infiltrado en la cúpula de las FARC fue la clave para la liberación. Betancourt, con buen aspecto, pudo estrechar en sus brazos en la base militar a su madre, Yolan-
da Pulecio, y a su marido, Juan Carlos Lecompte. Con voz firme, felicitó a los militares por la operación, cuyos detalles relató, y explicó: “Pudimos soñar, pudimos mantener la esperanza viva, porque oíamos a los nuestros”, en referencia a los mensajes de familiares de rehenes que difunde habitualmente la radio colombiana. El ministro de Defensa, Juan
Manuel Santos, anunció el rescate a las tres de la tarde (nueve de la noche en la España peninsular). “Seguiremos trabajando para la liberación de los demás secuestrados. Hacemos un llamamiento a los cabecillas de las FARC para que no se hagan matar y liberen a los rehenes”, declaró. Pasa a la página 2 Editorial en la página 32
Ingrid Betancourt.
Un ataque con una excavadora desata el pánico en Jerusalén
Ingrid Betancourt, con una guerrera del Ejército colombiano, flanqueada por su madre, Yolanda Pulecio, y su marido, Juan Carlos Lecompte. / afp
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Guibert, de 81 años, fue secuestrado en 1983 por la banda terrorista La Guardia Civil interrogó ayer a otro empresario vasco, Jesús Guibert, de 81 años, dentro de la investigación abierta por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por el pago a ETA del llamado impuesto revolucionario. Los agentes también registraron su domicilio en busca de pruebas que atestiguaran los pagos. Es el segundo industrial retenido en el plazo de dos días por ceder a la extorsión de la banda armada. Guibert fue secuestrado en 1983 durante 17 días por los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Página 16
Hosam Taysir Duayat, un obrero palestino de 30 años, sembró ayer el pánico en pleno corazón de Jerusalén. A los mandos de una excavadora, arrasó todo lo que encontró a su paso a lo largo de 500 metros: un peatón, media docena de vehículos y un autobús cargado de pasajeros. Mató a tres personas e hirió a más de cuarenta antes de que le acribillaran a balazos agentes de seguridad israelíes, que calificaron el hecho de atentado terrorista. Página 6
El debate sobre la economía deja a Zapatero aislado en el Congreso
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Rajoy le acusa de “mentir y engañar” a propósito de la crisis La crisis económica colocó ayer a José Luis Rodríguez Zapatero ante la peor prueba parlamentaria desde que es presidente del Gobierno. En su afán por contrarrestar los malos augurios sobre la situación, se quedó aislado frente a todos los grupos de la oposición, de derecha a izquierda, que le castigaron como nunca por no reconocer la gravedad del momento y no proponer nuevas medidas.
JUEVES 3 DE JULIO DE 2008
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Y eso que Zapatero, que culpa a la coyuntura internacional de la situación, dibujó un negro diagnóstico y habló de “ajuste severo”, “serias dificultades” o “tiempos difíciles y complicados”, aunque descartó “un estancamiento duradero”. Mariano Rajoy utilizó el tono más duro en su primer cara a cara con Zapatero tras el congreso del PP. El líder conservador le acusó
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de “mentir y engañar” y de no ser fiable para atajar la crisis, palabra tabú para Zapatero que Rajoy citó sin parar. El presidente sólo utilizó el término para referirse a la situación en el sector de la construcción. También hablaron de crisis los demás grupos, de los que sólo CiU dejó una puerta abierta a apoyarle en su soledad parlamentaria. Páginas 12 y 13 Editorial en la página 32
Los pacientes de la UE podrán tratarse en el país que deseen La Comisión Europea abrió ayer la puerta a la libre circulación de pacientes entre los países miembros sin autorización previa del Estado de origen. Una directiva aprobada ayer permite a los enfermos acudir a la sanidad de otro país para recibir tratamiento. El Gobierno español la recibió con muchos reparos, porque teme problemas para gestionar sus recursos. Página 38
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Proyecto de SCJN: ilegal, ceder votos para conservar el registro
Agoniza la ‘vida eterna’ de partidos ‘Va contra voluntad del electorado’ Minipartidos ven fin de las alianzas
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Seguridad fronteriza, sello de McCain
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Íngrid: operación perfecta Íngrid Betancourt (der.), la pieza más preciada de las FARC, y otros 14 rehenes fueron liberados ayer sin que se disparara un tiro, luego de un golpe maestro del ejército de Colombia.
Un karateca, instructor de torturadores
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Consignan a mandos judiciales CASO NEW’S DIVINE
COMERCIO DE AEROPUERTO, A PIQUE
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Enrique del Val
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fiesta
El presidente Nicolás Sarkozy felicitó calurosamente al presidente Uribe por el exitoso rescate de los secuestrados. Algunos artistas franceses, en medio de sus funciones, les contaban a los espectadores que habían liberado a Íngrid, y centenares de personas se congregaron en el centro de la Ciudad luz para celebrar la libertad de Betancourt Por Carlos de Lestraint / Especial para GENTE / París
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París es una
Celebración en familia Tan pronto se enteró de la liberación, el presidente Sarkozy hizo llamar a Astrid Betancourt, la hermana de Íngrid, quien llegó acompañada de su hijo Stanislas y sus sobrinos Melanie y Lorenzo.
Recurrir a la diplomacia El primer funcionario que se reunió con Sarkozy tras conocerse la noticia fue el canciller Bernard Kouchner, quien se encargó de coordinar la información con sus delegados en Colombia.
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l presidente Nicolás Sarkozy sintió vibrar su celular en el bolsillo cuando cenaba fuera del Palacio del Elíseo. Pidió disculpas con la mirada mientras se levantaba para responder al llamado. Pocos segundos después regresó con una sonrisa radiante: “Acaban de liberar a Íngrid Betancourt”, les anunció a los otros comensales. Su reloj Patek Philip marcaba casi las 8 de la noche (hora francesa). La noticia le fue comunicada por la célula diplomática del Palacio del Elíseo, que permanece de guardia todas las noches. Después de recibir ese llamado, Sarkozy apresuró el resto de la cena y, mientras viajaba en automóvil de regreso a la presidencia, convocó al canciller Bernard Kouchner y a sus principales asesores en cuestiones internacionales. Al mismo tiempo, el ministro convocó a todos los funcionarios del Departamento América Latina para que regre-
saran de inmediato al Quai d’Orsay (sede de la cancillería francesa) para seguir segundo a segundo la evolución de la situación colombiana. A partir de ese momento se estableció un circuito de comunicación permanente entre la embajada francesa en Bogotá, el Quai d’Orsay y la célula diplomática el Palacio del Elíseo para mantener informado en tiempo real a Nicolás Sarkozy. Durante el camino de regreso, el presidente se cruzó con algunos coches que hacían sonar sus bocinas en señal de júbilo por la liberación de la senadora franco-colombiana. Apenas regresó al palacio presidencial, Sarkozy se reunió en su despacho del primer piso con sus asesores y con Kouchner, y al mismo tiempo hizo llamar a los hijos de Íngrid Betancourt, Melanie y Lorenzo, y a la hermana de la ex candidata presidencial, Astrid, que llegó pocos minutos después de las 21.30 con su hijo Stanislas. Mientras tanto, su equipo de prensa ordenó que prepararan uno de los salones de la planta baja del Elíseo para un mensaje televisado del presidente. Sus dos principales asesores en comunicación e imagen –el gurú Thierry Saussez y el fiel consejero Franck Louvrier– evaluaron si a esa hora y en esas circunstancias convenía que Sarkozy leyera un mensaje solemne, ofreciera una conferencia de prensa o simplemente hiciera el anuncio de la liberación en un marco relativamente informal. “Antes de hablar por televisión, tengo que llamar a Uribe”, instruyó a su equipo diplomático. El diálogo telefónico con el presidente colombiano, que recién se pudo concretar a las 10 y media de la noche, duró aproximadamente 30 minutos, según el Palacio del Elíseo.
Un abrazo en español Después de felicitar calurosamente a Álvaro Uribe por el éxito del rescate, Sarkozy escuchó el relato del operativo, hizo algunas preguntas y, en compañía de su homólogo colombiano, realizó una evaluación política de la nueva situación. El diálogo terminó con un ‘abrazo’ –pronunciado en español– que le envió Sarkozy a Álvaro Uribe. Esa conversación fue la que dio el tono del mensaje oficial. Apenas colgó el auricular, Sarkozy ordenó que prepararan un avión de la flotilla presidencial para trasladar esa misma noche a Bogotá a toda la familia de Íngrid Betancourt. El único que corría peligro de quedarse sin volar era Fabrice Delloye, que vive en el interior de Francia. En un primer momento el ex marido de Íngrid Betancourt pensó en esperar hasta el jueves por la mañana para trasladarse en tren a París. Pero ante la insistencia de sus hijos, decidió viajar sin pérdida de tiempo a la capital francesa. Por esa razón el avión demoró su salida, para esperar la llegada de Delloye.
En las primeras horas del jueves 3 de julio, un día después de la liberación de Betancourt, en el City Hall de París comenzaron a desmontar las imágenes que recordaban su etapa de cautiverio. Sus familiares también prefieren recordarla así, en libertad. En Bordeaux se gritaba: “¡Por fin libre!”.
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Adiós a la vieja Íngrid
Mientras los colaboradores presidenciales ultimaban los preparativos logísticos del viaje, Sarkozy se reunió unos minutos con Thierry Saussez y Franck Louvrier –sus asesores de prensa– y con los tres miembros de la familia Betancourt (Melanie, Lorenzo y Astrid) para definir más o menos las modalidades del mensaje y evitar que aparecieran en público algunas divergencias que existen en la familia. Eran apenas pasadas las once de la noche cuando comenzó la grabación, que duró un cuarto de hora. El mensaje fue finalmente difundido a las once y media (hora francesa) por todas las cadenas de información permanente e igualmente por los canales comerciales. Desde que se conoció la noticia, poco a poco todas las emisoras de radio y televisión habían comenzado a interrumpir sus programas habituales para informar en directo sobre la liberación de Íngrid Betancourt y los otros rehenes. Todos los comentaristas coincidían en destacar que el mérito político de la liberación le correspondía únicamente a Uribe, que había sabido utilizar todos los caminos a su disposición hasta que, finalmente, optó por la “variante más inteligente y menos sangrienta”, dijo el analista internacional Vicent Hervouët por la cadena de información LCI.
Uribe uno, Sarkozy cero “La diplomacia (de Sarkozy) patinó”, estimó por su parte, en forma tajante, la periodista Michèle Fines, especialista en América Latina. “Es una victoria de Uribe”, dictaminó en comunicación telefónica desde Madrid el periodista Jacques Thomet, que durante años fue corresponsal en Bogotá de la Agencia France-Presse (AFP). “Uribe uno, Sarkozy cero”, concluyó por su parte el prestigioso editorialista Jacques Camus. Algunas cadenas –como France 2 y el canal noticioso LCI– habían comenzado a retransmitir las imágenes que originaban los canales colombianos. Así pudo verse en Francia la conferencia de prensa del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, el acto presidido por Álvaro Uribe, y toda la ceremonia que se desarrolló en el aeropuerto de Catam cuando llegó el helicóptero con Íngrid Betancourt y los otros rescatados. A partir de ese momento, el mensaje de la ex candidata presidencial fue redifundido en forma casi permanente por las radios y la televisión. Mientras la actividad política permanecía concentrada entre el Palacio del Elíseo y el Quai d’Osay (cancillería), en las calles se notó desde temprano una inusual ebullición, a partir del momento en que se anunció la liberación de los rehenes.
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Uno de los episodios más conmovedores se produjo en el castillo de Versalles, donde al término del primer acto, la célebre bailarina clásica Sylvie Guillem apareció en escena y anunció: “Me acaban de informar que liberaron a Íngrid Betancourt. Quería compartir este momento de intensa emoción con todos ustedes”, les informó a los espectadores. Toda la sala se puso de pie y estalló en una ovación. Lo mismo ocurrió en el Festival de Opera de Aix-enProvence, al sureste de París. Al conocer la noticia, transmitida por altavoz durante un entreacto, toda la sala estalló en aplausos. El Palacio del Arzobispado, verdadera catedral de la música lírica, se convirtió por un momento en una sala de fiesta con abrazos, llantos y vivas. Esos episodios no fueron una excepción. Numerosos artistas que en uno u otro momento participaron en las movilizaciones por la libertad de Betancourt también interrumpieron sus espectáculos para anunciar la noticia. Al tiempo, centenares de personas comenzaron a congregarse espontáneamente en la Place de l’Hôtel de Ville (la Plaza del Ayuntamiento), en el corazón de París. En ese lugar simbólico está colgado desde hace tiempo un retrato gigante de Íngrid con un calendario que ha ido contando los días de cautiverio de la rehén franco-colombiana.
Como no hubo tiempo para organizar una concentracion, otros grupos se reunieron en la plaza de Trocadero, donde con frecuencia se habían realizado algunas movilizaciones por la libertad de los rehenes colombianos. Ese lugar, desde el cual puede verse la Torre Eiffel y el Campo de Marte, tiene un fuerte contenido simbólico para los parisinos porque allí está –incrustrada en el suelo– la placa recordatoria de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Todos los comentarios coincidían en destacar que el mérito político de la liberación correspondía únicamente a Uribe. Desconcertados por esa falta de coordinación, los comités de apoyo decidieron reunirse el jueves por la mañana para organizar una gran concentración en un lugar sin determinar en el centro de París para celebrar dignamente la liberación de Íngrid Betancourt. En realidad, esa concentración sólo sería un aperitivo del gran acto que se realizará tras el regreso de Íngrid Betancourt a Francia. Ese día París será, verdaderamente, una fiesta.n GENTE 71
Prisioneros en
La mayor prioridad El embajador de los Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, se habĂa comprometido con las familias de los tres contratistas a liberarlos sin poner su vida en peligro.
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un país extraño Cinco años, cuatro meses y 20 días estuvieron retenidos Keith Stansell, Marc Gonçalves y Thomas Howes, los tres contratistas estadounidenses que, después de un fallo en su avioneta, cayeron en territorio dominado por la guerrilla en las selvas del Caquetá. Su historia podría ser llevada al cine por Oliver Stone. Crónica de un secuestro Por Sergio Ramírez
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a noche del martes primero de julio ha sido una de las más largas que ha tenido el actual embajador de los Estados Unidos desde que llegó a Colombia en agosto del 2007. William Brownfield era uno de los pocos que sabía que el miércoles las Fuerzas Militares colombianas emprenderían una de las operaciones más difíciles y arriesgadas que se hayan realizado en el país. “Los gobiernos de los Estados Unidos y Colombia hemos mantenido, desde hace mucho tiempo, contactos muy cercanos con el fin de hacer todo lo posible por devolver a todos los secuestrados a casa, aumentar la seguridad del país y combatir el terrorismo y el narcotráfico”, aseguró, con esa democrática fórmula que evita ahondar en situaciones tan complicadas como que, con tres ciudadanos norteamericanos involucrados, el gobierno colombiano no habría podido echar adelante una operación de estas características sin contar con el aval de los estadounidenses. Con semejante secreto entre pecho y espalda, Brownfield mantuvo su sonrisa y su aire tranquilo y, ataviado con un traje claro y una corbata azul, recibió en Cartagena al senador y ahora candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Republicano, John McCain, quien aterrizó en la Heroica acompañado por su esposa y los también senadores Joe Liberman (de Connecticut) y Lindsey Graham (Carolina del Sur). “Me disculpo con los senadores de Arizona, Connecticut y Carolina del Sur por no decirles nada de lo que estaba pasando –dijo Brownfield durante una rueda de prensa–, pero era importante velar por el éxito de la operación”. El reto no era pequeño. A finales del año pasado, pocas semanas después de entregar sus credenciales, Blownfield se reunió con los familiares de los norteamericanos plagiados y les aseguró que su liberación era la principal prioridad. Compromiso que reiteró en el mes de febrero, cuando aseguró que su gobierno no haría nada que pusiera en riesgo la vida de los secuestrados. GENTE 73
Más de cinco años pasaron desde que la avioneta en la que viajaban los tres estadounidenses cayó en las selvas del Caquetá, hasta que el orgulloso embajador anunció que iban de regreso a casa.
La mañana del miércoles, mientras los colombianos se despertaban en medio de los comentarios de una curiosa variante del escándalo de Yidis Medina, los funcionarios del consulado de Estados Unidos en Colombia terminaban tres pasaportes identificados con las fotos que las Farc enviaron como prueba de supervivencia en noviembre del año pasado. La última formalidad del final feliz de una historia trágica que había comenzado casi cinco años y medio atrás, cuando el único motor de una avioneta Cessna 208 se apagó a 14 mil pies de altura, haciendo que la aeronave aterrizara de emergencia en la base militar de Larandia, en medio de las selvas del Caquetá.
Una misión en Colombia Desde hace años, cientos de contratistas civiles norteamericanos trabajan en Colombia para el gobierno de los Estados Unidos recolectando y analizando información sobre los extensos cultivos que sirven para la producción de droga en el país. Una de las empresas encargadas de proveer este tipo de información es Northrop Grumann, el tercer mayor contratista de defensa militar de los Estados Unidos, número 75 entre las 500 empresas más grandes de ese país, según la revista Fortune, y una polémica compañía de “tecnología y defensa global”, con base en Los Ángeles, que recibe anualmente más de 150 mil millones de dólares, no sólo por la venta de armas, aviones militares, misiles y portaaviones (es el constructor núme74 GENTE
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En medio de la selva
ro uno de buques de guerra en los Estados Unidos) sino por asesoría en seguridad y defensa en países en conflicto como Afganistán y Colombia. Marc Gonçalves, un ingeniero de sistemas de ancestros portugueses, ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos; Thomas Howes, piloto profesional, casado con una mujer de nacionalidad peruana con quien tiene un hijo; Keith Stansell, otro analista de sistemas comprometido con la colombiana Patricia Medina, con quien tuvo dos hijos que nunca había visto, y Thomas Jenis, piloto, veterano de Vietnam, condecorado con la estrella de bronce, eran cuatro de los más de 100 mil funcionarios que Northrop Grumann tiene en todo el mundo. Para ellos, junto con el sargento colombiano Luis Alcides Cruz, el 13 de febrero de 2003 era solo un día normal en su rutina de sobrevolar las selvas colombianas. Sin embargo, pocos minutos antes de aterrizar en la base militar, el único motor de la nave se apagó. Jenis, quien estaba frente a los controles, anunció que el accidente era inminente y un instante después, la avioneta, partida en dos por el impacto, se detenía en medio de la selva del Caquetá. Todos sobrevivieron al choque; sin embargo, antes de que pudieran sacar de la nave a los pilotos, quienes quedaron más heridos, los cinco se vieron rodeados por guerrilleros de las Farc. “El colombiano estaba fuera de sí –recordó Gonçalves durante una entrevista con Jorge
Enrique Botero, el único periodista que logró llegar hasta el campamento de la guerrilla donde estaban detenidos los estadounidenses–. Gritaba que eran guerrilleros de las Farc e intentó correr”. Todo fue en vano, Cruz y Jenis fueron asesinados en el lugar del accidente mientras que Stansell, Howes y Gonçalves eran escoltados hacia un infierno que –no lo sabían– duraría más de cinco años.
Un largo camino a casa “Regresaremos a casa”, se repetían los estadounidenses una y otra vez en su cautiverio; sin embargo, con el tiempo la fe de los primeros días dio paso a la desesperanza. Vivían una eterna rutina, sin poder hablar entre ellos y sin recibir noticias del exterior. Como si hubieran estado en una dimensión paralela, se enteraron tarde de la invasión a Irak y a Afganistán y de la captura de Sadam Hussein. Las inclemencias de la selva doblegaron el espíritu, al igual que los malos tratos de las Farc, que insistían en acusarlos de ser espías de la CIA, mientras ellos sostenían que eran simplemente “contratistas civiles reclutados para trabajar en la guerra contra las drogas”. Durante los últimos meses ellos fueron compañeros de Íngrid Betancourt y Luis Eladio Pérez, quien tras ser liberado el pasado febrero, reveló que los guerrilleros le habían confiscado los comunicados que los tres contratistas habían enviado con destino al presidente Bush, a los candidatos presidenciales y a los líderes demócratas
y republicanos en el Congreso estadounidense. Pocos meses antes, el superintendente de la Policía John Frank Pinchao había dado nuevas esperanzas a sus familias, tras revelar que había visto a los extranjeros vivos y en buenas condiciones de salud. Sin embargo, en noviembre del año pasado, cuando las autoridades capturaron en Bogotá dos supuestos correos de la guerrilla, las pruebas de supervivencia encontradas mostraban a Howes y Stansell retraídos y silenciosos; el primero incluso escribió su testamento, en el que nombra como administrador de sus bienes a su hermano y como heredera universal a su esposa Mariana. Parecía haber dejado de creer en milagros. “Esperamos salir de aquí algún día –aseguró desde su cautiverio–, pero realmente no lo sabemos”. El desaliento no era gratuito. Cada que podía, el comandante Alfredo, bajo cuya custodia estuvieron durante mucho tiempo los estadounidenses, aseguraba que la única posibilidad de que salieran vivos de la selva era un canje humanitario, cada vez más lejano. De otro lado las opiniones de sus familiares estaban divididas entre quienes, como repetía la madre de Gonçalves, Josephine Rosero, se oponían a cualquier tipo de rescate militar y quienes, como la esposa de Stansell, Patricia Medina, aseguraban que esperar un canje era condenar a sus familiares a una muerte en vida. Howe, que se golpeó la cabeza, sufría de fuertes dolores e hipertensión, mientras que Gonçalves se quejaba de intensos dolores en la columna vertebral (al igual que Stansell) y en las rodillas. Además sufrió de hepatitis a finales del 2007, según narró el ex congresista Luis Eladio Pérez tras su liberación.
Como si hubieran estado en una dimensión paralela, se enteraron tarde de la invasión a Irak y a Afganistán y de la captura de Sadam Hussein Hoy, tras abandonar aquella selva que habían sobrevolado tantas veces, los tres contratistas reiteran su gratitud con el piloto que les salvó la vida antes de ser asesinado por los guerrilleros, disfrutan de nuevo de la compañía de sus familias, esperan con paciencia recuperarse de las secuelas del cautiverio (dos de ellos se contagiaron de leshmaniasis) y comienzan a soñar con los cientos de miles de dólares que les producirá su historia, supuestamente adquirida por Oliver Stone para convertirla en película. “¿Qué va a pasar con los contratistas?”, le pregunta un periodista al embajador durante la rueda de prensa. “No sé –responde Brownfield–. Por primera vez en más de cinco años, ellos tienen la posibilidad de elegir qué quieren hacer, dónde y cuándo. Ahora son libres”.n
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“Sin William Pérez no estaría acá”
El cabo segundo William Humberto Pérez Medina, un guajiro de 33 años que había perdido su libertad en 1998, fue durante el tiempo de cautiverio, el guardián de la salud de la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt. La ayudó en esos días críticos en los que estuvo al borde de la muerte Por Viviana Pineda
Foto Julián Lineros
Entre sueros y terapias Pérez contó que recuperó a Íngrid hablándole de su familia y con las escasas medicinas que había en la selva.
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stuve muy mal de salud, pero William Pérez fue mi ángel guardián”, dijo agradecida Íngrid Betancourt a los medios de comunicación de todo el mundo. Entre los otros 13 liberados, caminando lentamente, afectado por tres episodios de paludismo, apareció el cabo segundo William Humberto Pérez Medina, quien recibió un prolongado aplauso
“La foto de Íngrid que vio el mundo se la tomaron cuando ya estaba recuperada. Estuvo muy mal. La tenían en condiciones infrahumanas” de sus compañeros. Con una barba de varios días, un rosario en el cuello y una pañoleta sobre los hombros, se acercó a Íngrid, la abrazó y besó en la mejilla; los ojos de ambos se quedaron suspendidos e intercambiaron sonrisas generosas durante algunos segundos. Yolanda Pulecio, madre de la ex candidata presidencial, también besó al soldado, que humilde bajó la cabeza y se perdió 78 GENTE
de nuevo entre el grupo. El corto lapso de ese abrazo entre los dos compañeros de infortunio fue la rememoración de las largas noches en que el cabo, graduado de enfermería, luchó, cucharada a cucharada, para que Betancourt no se le muriera. “La foto de Íngrid que vio el mundo se la tomaron cuando ya estaba recuperada”, dijo el soldado al país que tanto se impresionó con esa imagen. “La tenían en una situación infrahumana”, sostiene, acordándose de esos días en que ella no respondía a ningún estímulo, y cuando la diarrea, la mala alimentación y la depresión la postraron. Por eso William le aplicaba todos los días una inyección de esperanza. “Le hablaba de su familia, de sus hijos (…) le daba sueros y en medio de mis limitados conocimientos trataba de entender qué enfermedad tenía y qué antibióticos, de los que poseía la guerrilla, le podía dar; algunos de esos ni los mismos guerrilleros sabían para qué servían”. El cabo acompañaba el tratamiento con terapias en los brazos y piernas que la quietud había convertido en estacas. Toda esta dedicación es la que le permite a Carmen Medina, madre del militar, decir con orgullo: “Dios quiso que a mi hijo lo secuestraran para que ayudara a
Foto Leo Queen esas personas”. Porque las manos que la selva volvió toscas también fueron el calmante de Consuelo González de Perdomo, liberada el pasado 10 de enero y quien compartió tres años de cautiverio con Pérez, cuando sufrió leishmaniasis y cuando el hambre apuñalaba su gastritis. “Él era el que me ponía las inyecciones. Nos contaba que tenía experiencia en heridas de guerra porque hizo su práctica en el Hospital Militar de Bogotá”. Consuelo también recuerda que este guajiro de 33 años les hacía más soportables los días leyéndoles las poesías que escribía y mostrándoles las pulidas letras de molde que hacía en las tediosas jornadas del cautiverio.
Desgracias compartidas Pero los desmayos, las curaciones y las dietas impuestas no fueron lo único que compartieron el cabo y la política. Ambos sufrieron la muerte de sus padres en cautiverio. La ex candidata presidencial en el año 2002 y William hace menos de 50 días. “Cuando hablé con él lo primero que hizo fue contarme que se enteró de la muerte de Pedro, su papá, el día de su cumpleaños 33, y lloró mucho por eso”, contó a GENTE su madre, que el mismo miércoles viajó hasta Santa Marta a coger un avión para abrazar a su hijo.
Este no fue el único acontecimiento que William dejó de vivir con su familia por culpa de más de diez años de “maldito secuestro”. Desde que se lo llevaron, el 3 de marzo de 1998, junto a más de 40 militares en el Billar, Caquetá, William dejó de ver crecer a sus 24 sobrinos, algunos nacidos durante su cautiverio, en especial a uno llamado William, en su honor. Tampoco pudo compartir con su hermana la alegría de su grado como administradora de empresas, y además perdió a esa noviecita bumanguesa, enfermera como él, en la que tanto pensaba en la selva. Si no lo hubieran secuestrado, otro hubiera sido el destino del cuarto hijo de la familia Pérez Medina que perdió la libertad cuando apenas tenía 22 años y se volvió hombre en la selva. Tal vez hubiera podido cumplir su sueño de estudiar medicina, como se lo manifestó a su madre días antes de que la guerrilla lo secuestrara. De haber sido así, su casa en el barrio el Cooperativo de Riohacha, que el pasado miércoles se llenó de curiosos al conocer la noticia de su rescate, estaría hoy llena de pacientes ansiosos de ser atendidos por ese ‘doctor’ (un “ángel guardián” según Íngrid) al que ni la inclemencia de la selva, ni las humillaciones de las Farc, ni las más exóticas enfermedades “pudieron quebrarle el espíritu”.n
Quería ser médico Días antes de que lo secuestraran, William le había dicho a su mamá que quería estudiar medicina.
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“Como una
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resurrección” Eso fue para Érika Manrique la operación militar ‘Jaque’, la que le devolvió a su esposo, el sargento José Ricardo Marulanda (con las manos arriba), quien estuvo secuestrado por más de 10 años. ¿Cómo se planeó este operativo? ¿Cómo fue el reencuentro de esta pareja separada por las Farc?
Por José Ángel Báez / Especial para GENTE Fotos: Ricardo Pinzón, Pilar Mejía, Leo Queen, Julián Lineros.
Con su familia en el corazón En el pecho José Ricardo llevaba la foto de Brian, su hijo, cuando era un bebé. Ahora tiene 13 años.
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“Una y otra vez José Ricardo gritó: ‘Viva Colombia’, ‘Viva el Ejército’. Era el más emocionado entre el grupo de liberados”. 82 GENTE
Por Francisco J. Escobar S. Fotos Ricardo Pinz贸n.
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Con mascota nueva El cabo primero del Ejército José M. Arteaga fue secuestrado en la toma de El Billar, Caquetá, hace casi diez años.
Dispuestos a cumplir con el deber El teniente Juan Carlos Bermeo había perdido su libertad en la base antinarcóticos de Miraflores, Guaviare.
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De vuelta a la vida Los liberados lucieron con orgullo prendas militares. La mayoría fueron enfáticos en decir que el gobierno estaba ganando la guerra. En la foto el sargento Erasmo Romero.
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en rápido… Nada de nervios”, él insiste. Pero Érika Manrique no sabe por dónde va, las calles están oscuras, las medidas de seguridad son extremas. Poco importa. Le pide al conductor que acelere. Dentro de unos pocos minutos se reencontrará con su esposo, José Ricardo Marulanda, sargento segundo del Ejército que llevaba 10 años y 3 meses secuestrado. Está nerviosa. De nada sirvieron las palabras de él. Son las 7:20 de la noche, del pasado miércoles; hace un par de horas que vio a José Ricardo por televisión. Quizá hace un par de minutos habló con él. Cuando llega al punto de encuentro, el Club Militar de Bogotá, todo aquel que se encuentra a su paso la saluda, la felicita. Siente que va camino hacia uno de los momentos más importante de su vida, comparable, o incluso superior, al nacimiento de su hijo Brian, de 13 años. Al fin de cuentas, como ella dice, es asistir al milagro de la resurrección. A las 7:25 de la noche él está en su mira, así como en la de su hijo. Allí espera el sargento segundo del Ejército, nacido en Marsella (Risaralda), que fue secuestrado el 4 de marzo de 1998 en el corregimiento del Billar, en San Vicente del Caguán (Caquetá). Segundos después: besos, lágrimas, abrazos, palabras y todas aquellas formas posibles de darles libertad a los sentimientos reprimidos. Una hora más tarde, Érika Manrique dice que José Ri-
cardo habló muy poco y oró mucho, pero hace un corto inventario sobre su aspecto: “Tiene arrugas, pelo largo, perdió algunas piezas dentales, y juraría que tiene el mismo peso de hace 10 años, es decir, 80 kilos”. Ella vive en una ciudad de la Costa, pero en la mañana estaba en el Eje Cafetero, a donde fue a pasar vacaciones con su hijo. Su descanso fue alterado cuando el ministro de Justicia, Juan Manuel Santos, dio la buena nueva. Sí, el nombre de él aparecía en la lista. Ella no se atreve a describir lo que sintió. En muy pocos minutos la llamaron del Ejército; no precisa las horas que transcurrieron desde que los recogió el carro que los llevó al aeropuerto de Manizales, desde que abordó un avión, desde que llegó a Bogotá. Solo sabe que a las 7:25 de la noche lo volvió a ver y a besar. “Todo fue eterno”, dice. Mientras José Ricardo come (a los liberados les prepararon una parrillada), Érika solo lo ve; ella ha perdido el apetito, los nervios la tienen sin hambre. Su hijo Brian, entre tanto, se encarga de responder toda clase de llamadas solidarias que entraban al celular. A las 9 y media de la noche Marulanda tiene que ir a la Casa de Nariño para participar en la alocución del presidente Álvaro Uribe, en la que le recordó a todo el mundo lo que siempre llevó durante su cautiverio: “Las ollas pa’ la comida, las cadenas y su candado”. Una hora antes, el sargento segundo hizo memoria y reconstruyó los hechos de la mañana, que no varían en mucho GENTE 87
Con corte de honor Julio César Buitrago y Amaón Florez fueron recibidos por altos mandos militares, la policía militar y un sacerdote.
de lo que dijo Íngrid Betancourt cuando habló del rescate: muy temprano un grupo de las Farc les hizo empacar sus maletas, y varias horas después aparecieron unos helicópteros blancos. Creyeron que los iban a trasladar a un nuevo lugar de cautiverio o a una reunión con un alto mando del Secretariado, tal vez con Alfonso Cano. Esa duda la despejó, como sus compañeros rehenes, en apenas 23 minutos, cuando un grupo de hombres, vestidos con uniformes de una organización humanitaria ficticia, sometió dentro del helicóptero a sus captores, los guerrilleros César y Enrique Gafas.
Érika hace un corto inventario sobre el aspecto de su esposo: “Tiene arrugas, pelo largo, perdió algunas piezas dentales, y juraría que tiene el mismo peso de hace 10 años, es decir, 80 kilos”. En la Casa de Nariño, como miles de televidentes que siguieron la alocución, escuchó al general Freddy Padilla de León explicando las movidas, cuadro a cuadro, de la operación ‘Jaque’. Solo así entendería –un misterio a esas alturas de la noche– por qué fue esposado por sus colegas del Ejército. “Tuvimos que hacerlo, no podíamos correr riesgos en esta operación sorpresa; la mayoría de los rehenes, que obviamente no sabían de la acción, eran de las Fuerzas Militares y estaban en capacidad de reaccionar”, explicaría Padilla. 88 GENTE
Ya eran pocos los detalles que podrían tener un tinte de misterio. Los medios de comunicación, nacionales y del mundo, replicaban los datos de una operación cinematográfica que tuvo lo mejor del espionaje: miembros de las Fuerzas Militares se filtraron en el Secretariado y convencieron a la guerrilla de mover a los rehenes para reunirlos en un solo punto ya que estaban divididos en tres grupos en diferentes zonas del Guaviare. Después, un rápido desenlace: los helicópteros eran del Ejército Nacional, los malos eran atrapados y entregados a las autoridades para ser procesados por todos sus delitos, 15 seres humanos eran liberados y, lo mejor, nadie disparó un solo tiro. Ese era el final que Érika siempre había esperado, que siempre había pedido. “Buscando su liberación –recuerda ella–, yo hablé con ex presidentes, con muchas personas en el exterior”, pero sobre todo le hacía lobby a Jehová, para que a su esposo lo liberaran con vida. Faltan cinco minutos para las 12 de la noche. Le cuentan que su esposo, como los otros liberados, aún sigue en Casa de Nariño. No hay manera de comunicarse con él. Alguien anda diciendo por los pasillos del Club Militar que les están dando ropa. Ella aún no sabe qué nueva ruta tiene que imponerle a su vida, pero como le dijo José Ricardo Marulanda, poco después de ser liberado, “nada de nervios”. Espera que las palabras de él esta vez sí sirvan n
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“Las Farc no tienen futuro como guerrilla” Nunca antes en la historia este grupo ilegal armado había recibido una seguidilla de golpes tan demoledores. ¿Será Alfonso Cano capaz de darse cuenta de esta situación y rectificar para buscar una salida negociada?
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La seguridad democrática las tiene prácticamente derrotadas.
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ace algunos días Joaquín Villalobos pronosticó el oscuro futuro de este grupo ilegal armado: “Las Farc no tienen futuro como guerrilla”, sentenció. Eso sí aclaró: “Aunque lo tengan como narcotraficantes”. Este podría ser uno más de los vaticinios de algunos de los numerosos extranjeros que analizan el conflicto armado colombiano. Lo que ocurre es que este hombre sabe de lo que habla pues durante muchos años fue uno de los hombres más fuertes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, FMLN, organización insurrecta que por poco logra el triunfo militar en El Salvador. Ahora dedicado a la academia en universidades inglesas, es una de las voces más autorizadas a la hora de hablar de lo que ocurre en América Latina en general y Colombia en particular. En efecto, en los últimos años se ha dedicado a analizar el porqué del fracaso de las Farc. “Cuando comencé a conocer el conflicto colombiano me costó creer que los jefes de las Farc viajaban en vehículos con aire acondicionado y que sus campamentos tenían muchas comodidades; igual me sorprendió el evidente sobrepeso de algunos de sus comandantes”, anotó para ilustrar las épocas del Caguán en las que las Farc se mostraban insolentes y exigían más de lo que ofrecían. “No es cuestión de soberbia. Simplemente, la convicción de que el triunfo militar está a la vuelta de la esquina”, les dijo Simón Trinidad a varios periodistas que cubrían la negociación de paz en la administración de Andrés Pastrana, refiriéndose a por qué se mostraban tan seguros de que iban a ganar la guerra. Tras la ruptura de las conversaciones, precisamente Trinidad fue uno de los primeros guerrilleros capturados. Su detención –que se produjo en el centro de Quito– se convirtió en un símbolo de que era posible tocar a quienes hasta entonces se creía que solo se morían de viejos. Con la consolidación de la política de seguridad democrática se inició una cadena de bajas contra las Farc que las tienen hoy prácticamente acorraladas. De hecho, en lo que va corrido del 2008, tres de siete miembros del Secretariado –el máximo órgano de dirección y cuyos integrantes eran cuidados como un tesoro– han dejado de existir: Raúl Reyes (muerto en un operativo de la Policía), Iván Ríos (asesinado por su jefe de seguridad) y el propio Tirofijo, muerto a causa de un infarto, según sus camaradas, o en un bombardeo, según el gobierno. Por si esto fuera
poco, la guerrilla ha sufrido demoledores golpes morales como la deserción de Karina, la temible comandante del Frente 47 que era un ícono de crueldad y quien terminó entregándose con la afirmación de que “las Farc perdimos la guerra”. Ella contó algo que ya era una certeza en las Fuerzas Armadas: desde hacía tiempo venía perdiendo efectividad la relación con sus superiores. Y eso sí no tiene vuelta de hoja. En los tiempos del Caguán, las Farc se mostraban intactas con sus 70 frentes y la fluida comunicación que había entre todos sus comandantes. Como lo testimonió Karina, ahora las cosas son a otro precio. Nadie habla con nadie porque nadie confía en nadie. Con una situación así la estructura nacional se rompió y lo que ahora queda son algunos frentes dispersos, en especial en el sur del país. La prueba de que sus comunicaciones están completamente rotas quedó en evidencia con el caso del niño Emmanuel, de quien el Secretariado no tenía idea de dónde estaba, y con la operación de liberación de Íngrid y de los otros 14 secuestrados: los guerrilleros carceleros le creyeron al comando del Ejército que debían subir a sus víctimas al helicóptero porque se trataba de una orden de Alfonso Cano o del Mono Jojoy.
Las cosas han cambiado totalmente para este grupo armado. En los tiempos del Caguán, las Farc se mostraban intactas con sus 70 frentes y la fluida comunicación que había entre todos sus comandantes En estas circunstancias, qué puede pasar con las Farc. Aún les queda la opción de una salida negociada, la cual les fue ofrecida de nuevo por el presidente Uribe. La vía armada es a estas alturas tan suicida que hasta el propio presidente Chávez les dijo hace unos días que ese camino era equivocado. Cano tiene más formación académica y teórica que cualquier otro mando de las Farc. Si es lúcido se dará cuenta de los tiempos que corren y puede que vea que a través del diálogo es factible alcanzar sus propósitos. Sin embargo, él es un hombre terco, un comunista duro e inflexible. Eso hace que guíe a lo que queda de su grupo a internarse aún más en la selva. En donde podrán seguir viviendo del narcotráfico. Y así convertirse en un cartel mafioso, que es lo que escépticamente pronostica Joaquín Villalobos.n GENTE 91
“Solo un milagro pondrá fin a esta pesadilla” Abrazando una esperanza El profesor Moncayo y su esposa, Estela Cabrera, esperan que la próxima vez la suerte de la libertad le toque a su hijo Pablo.
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illones de colombianos sonreían al ver a Íngrid Betancourt en la pantalla de sus televisores, pero en una casa del barrio Mundo Nuevo, en Sandoná, Nariño, las imágenes provocaban un río de lágrimas. Por cuarta vez en casi once años Estela Cabrera, en espera de su hijo, y dos de sus cuatro hijas veían en la ‘tele’ a un grupo de secuestrados recuperar la libertad sin que entre ellos encontraran a Pablo Emilio Moncayo
Cabrera. “Me da mucha alegría por los que vuelven a ver a sus familias, pero no puedo dejar de pensar qué pasará ahora con mi hijo”, dice Estela. Como esta, las otras 24 familias de los secuestrados del grupo de canjeables que siguen en manos de las Farc no pudieron unirse a la felicidad que invadió al país el pasado miércoles. ¿Cuál será la suerte de sus hijos?, es la pregunta inevitable después de conocer tantos desenlaces posibles en un país que tiene 2.800 secuestrados, según cifras de
La vida de los Moncayo se detuvo en el tiempo. Nora, la hermana mayor, ha dicho que no se casará hasta que su hermano regrese. Y el ‘profe’ sigue caminando en busca del intercambio humanitario
la Fundación País Libre. La muerte en un intento de rescate del gobernador de Antioquia, su asesor de paz y ocho militares en 2003; la masacre de los once diputados del Valle el año pasado; el fallecimiento del capitán Julián Guevara hace dos años, la fuga del intendente John Frank Pinchao y el hoy canciller Fernando Araújo; la liberación de Clara Rojas y otros políticos, así como el feliz rescate del pasado 2 de julio, son los referentes inevitables para estas familias. La primera vez que Estela vivió esta mezcla extraña de alegría y tristeza al mismo tiempo fue el 6 de julio de 2001, cuando un coronel, 42 militares enfermos y 242 sanos fueron canjeados por 14 guerrilleros presos. Hasta el último momento Estela guardó la esperanza de que entre ese grupo viniera Pablo, pero las Farc no liberaron suboficiales ni oficiales, por lo que el cabo Moncayo no entró en el canje. Pese a la noticia, Gustavo, el profesor Moncayo (que recorrió a pie el país el año pasado), recibió a los otros secuestrados, junto a sus compañeros de espera. Estela no pudo con la noticia. Se encerró en su cuarto y no se levantó de la cama en tres días. Todas estas circunstancias hacen que vuelvan a la memoria de Estela las canciones que su hijo le escribía en las pruebas de supervivencia. “Recuerdo una que se llama El desierto del grupo Maná que dice: ‘Ya me voy muy lejos del pueblo, no lloraré mientras camino, el desierto, la luna, se vienen conmigo, no sé si comeré, ni dónde dormiré, pero con tu recuerdo del frío me cubriré’ ”, dice. En eso los Moncayo, pese al drama que viven, han tenido la suerte de contar con algunas pruebas de que Pablo Emilio está vivo, mientras que la mayoría de las familias no han recibido ni siquiera una carta. Con la liberación de Íngrid los temores de quedar en el olvido han vuelto a ser el tema principal de las pesadillas de los familiares. “Ella era el símbolo internacional del secuestro en el mundo y con su rescate se debilitan los canales de comunicación con las Farc”, dijo un familiar a los medios. Por eso para los Moncayo las soluciones solo pueden venir del cielo. “Necesitamos un milagro para que cese esta pesadilla”. Mientras esto ocurre, Estela mantiene intacto el escaparate de Pablo, con su uniforme de gala y otras prendas de adolescente que ya pasaron de moda. n
Fotos. AP.
El final feliz todavía no les llega a más de dos mil familias que siguen esperando a sus secuestrados de vuelta. Temen que, tras el rescate de Íngrid Betancourt, sus parientes que siguen retenidos se queden en el olvido
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Decenas de marchas, protestas, reuniones, manifestaciones y eventos en plazas públicas se organizaron tanto en Europa como en América.
Un ícono mundial 94 GENTE
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Foto AFP-Getty.
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Foto AFP-Getty.
Foto AFP-Getty.
Foto AFP-Getty.
Los colombianos se han manifestado de todas las formas posibles contra el secuestro.
Foto AFP-Getty.
Cientos de miles de personas recorrieron las calles para protestar por el secuestro.
Camisetas, carteles, pendones... todo para expresar solidaridad.
Foto AP.
Foto AFP-Getty.
Foto AP.
Foto AP.
A petición del alcalde de Roma los jutgadores del Calcio se manifestaron por la liberación de Íngrid.
Juan Carlos Lecompte lanzó desde un avión 20 mil volantes con fotos de los hijos de Íngrid. La figura de Betancourt recorrió el mundo.
Decenas de muestras de solidaridad generó el secuestro de Íngrid Betancur: marchas y conciertos en París, fotografías en el Festival de Cannes, manifestaciones en Madrid, carteles en el inicio de los partidos de fútbol en Italia, comités de apoyo por todas partes, misas en Cuba, cadenas humanas y miles de fotografías de sus hijos lanzadas desde un avión sobre las selvas de Colombia. Betancourt unió a miles de personas que rechazaron de todas las formas posibles el horror del secuestro. GENTE 95
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General Padilla El hombre de la inteligencia El nombre y el cargo de este hombre de buen humor, simpático, monteriano y amigo cordial suenan bastante ceremoniosos: general Freddy Padilla de León, comandante general de las Fuerzas Militares de Colombia. Nació en 1948 y desde su más tierna edad se destacó por su perspicacia para resolver problemas. Durante la operación que terminó con la liberación de Íngrid Betancourt y 14 secuestrados más volvió a exhibir una gran dosis de malicia para arrebatárselos a las Farc. Foto: Javier Casella-Ministerio de Defensa.
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