Revista
Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría
Vol. 27 No. 3 / julio - septiembre de 2013
ISSN: 0122 - 6916
Vol. 27 No. 3/ julio - septiembre de 2013
Junta Directiva 2012 - 2014 Presidente Diego Andrés Osorno Chica Vicepresidente José Mauricio Ocampo Chaparro Secretario Jorge Fernando Paz Carriazo Tesorero Hector Mauricio Cárdenas Ramírez Vocales Claudia María Payan Villamizar María Teresa Calzada Gutiérrez Giovana Marcela Rosas Estrada Bartolome Bacci Miranda Adherente Virginia Palacios Exposito Suplentes Diana Patricia Amaya González Carlos Arturo Hoyos Pérez Leonilde Inés Morelo Negrete
Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría Vol. 27 No. 3 / julio - septiembre de 2013
Publicación trimestral de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría Carrera 13 No. 38 - 65 Of. 501. Telefax: 57 1 2320978 , Bogotá, D.C., Colombia Correo electrónico: acgg@acgg.org.co en internet http://www.acgg.org.co
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Comité Editorial
Comités
Miguel Oswaldo Cadena Sanabria Silvana Carolina Cabrera Pantoja Jorge Hernán López R, MD Dairo Javier Marin Zuluaga, PhD
Comité Científico Gustavo Duque, MD, PhD, FRACP (Australia) Henry Porras Angarita, MD, MSc Nidia Aristizabal Vallejo, PhD Jaime Hidalgo Anfossi, MD (Chile)
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Presentación Presentación La Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, es el medio de comunicación científico oficial de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría. Está certificada con el ISSN: 0122- 6916 y depósito legal. Cuenta con una estructura administrativa que incluye editores, comité editorial y comité científico, también con el concurso de pares quienes actúan como árbitros en la evaluación de sus contenidos. Su publicación de cuatro números regulares al año ha sido periódica e ininterrumpida desde 1997. Edita además entregas especiales. Promueve el encuentro entre distintas disciplinas y personas para la construcción, intercambio y difusión de conocimiento en torno a la vejez y el envejecimiento, particularmente de América Latina y el Caribe, para lo cual circula artículos originales de investigación científica y tecnológica, de reflexión, reportes de caso, revisiones de tema, complementados por las secciones dedicadas al editorial, las cartas a los editores, reseñas bibliográficas, novedades y comentarios.
Dirección y Edición Diseño y diagramación
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Miguel Oswaldo Cadena Sanabria Silvana Carolina Cabrera Pantoja Sara Herrera
Contenido
Contenido
PRESENTACIÓN
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INDICACIONES A LOS AUTORES
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EDITORIAL
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TRABAJOS ORIGINALES Estereotipos negativos hacia la vejez en el personal administrativo y de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. Nidia Aristizábal-Vallejo , Julieth Gisseeth Hernández Mosquera, Oscar Daniel Avella Toledo, Luz Aida Contreras
1829
Funcionalidad del adulto mayor en Institución prestadora de salud La Campiña: una aproximación a la salud de los adultos mayores de Sincelejo, Sucre. (Colombia) Gloria Villareal Amaris , Ena Margarita Escudero Támara , Fernando José Tovar Arrieta
1838
ARTÍCULO DE REVISIÓN Pseudodemencia depresiva: enfermedad específica o parte de un continuum Rafael P. Alarcón Velandia , Andrés Felipe Micolta Henao
1857
PRESENTACIÓN DE CASO Cetoacidosis diabética grave e hipotermia accidental severa en una paciente de 85 años Adriana Román Fernández , Alexo López Álvarez, Iván Areán González, Emma Filgueira Dávila , Marta Pérez de Lis Novo, José Luis Barreiro Canosa.
1867
IV
Indicaciones La Revista recibe los tipos de textos que aparecen a continuación, definidos por Colciencias. Artículo de investigación científica y tecnológica. Documento que presenta, de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes importantes: introducción, metodología, resultados y conclusiones. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación terminada desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. Reporte de caso. Documento que presenta los resultados de un estudio sobre una situación particular con el fin de dar a conocer las experiencias técnicas y metodológicas consideradas en un caso específico. Incluye una revisión sistemática comentada de la literatura sobre casos análogos. Revisión de tema. Documento resultado de la revisión crítica de la literatura sobre un tema en particular. Documento de reflexión no derivado de investigación. Reseña bibliográfica.
V
Cartas al editor. Posiciones críticas, analíticas o interpretativas sobre los documentos publicados en la revista que, a juicio del Comité editorial, constituyen un aporte importante a la discusión del tema por parte de la comunidad científica de referencia. Presentación del material
y Geriatría. Información acerca de publicaciones previas del documento y aprobación escrita de los editores para el nuevo sometimiento (cuando sea pertinente). La Revista recibe artículos durante todo el año, remitidos al correo electrónico:
Los trabajos en español, inglés o portugués deben ser inéditos y suministrados exclusivamente a la Revista (en algunos casos podrán publicarse textos difundidos en otros medios). Los contenidos son responsabilidad total de los autores.
revistageriatria@acgg.org.co. Los autores guardarán copia de todo el material enviado. Para retirar un artículo se requiere de solicitud escrita a la Dirección / Edición.
Deben venir acompañados de una comunicación firmada por los autores, incluyendo:
Acusado de inmediato su recibo mediante correo electrónico, cada contribución será considerada por el Comité Editorial, que podrá rechazarla, devolverla para que se ajuste a las normas o aceptarla para el proceso de revisión anónima (se reserva el nombre de los examinadores y de los autores) realizada con base en criterios establecidos por dos evaluadores, quienes emiten concepto escrito.
Institución de referencia de los autores y dirección de correspondencia. Fuentes de financiación y patrocinio para el trabajo específico. Declaración de posibles conflictos de intereses. Fecha de la aprobación del Comité de Investigaciones y Ética institucional para los artículos de investigación. Aceptación expresa de las Normas e Indicaciones a los Autores de la Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología
Proceso de evaluación y aceptación
En un plazo máximo de seis meses se informará a los autores acerca de los resultados del proceso de evaluación, solicitando modificaciones de ser necesarias. El Comité Editorial podrá, a su vez, efectuar ajustes de redacción y estilo para darle mayor precisión o coherencia al texto.
a los autores Aceptado el artículo, los derechos de impresión y reproducción en cualquier formato pasan a ser de la Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría. La publicación total o parcial en otro medio requiere la solicitud de los autores y la autorización escrita de la Revista.
Resumen. En español e inglés, de no más de 250 palabras; en el caso de investigaciones se debe enunciar los objetivos, los referentes, los procedimientos básicos, los hallazgos principales y las conclusiones, de acuerdo con las particularidades del enfoque y del diseño utilizado.
Características y estructura de los documentos.
Palabras clave. Máximo 6.
Extensión. La extensión máxima para cada uno de los textos es la siguiente: Artículo de investigación científica y tecnológica: 25 páginas. Artículo de Reflexión: 20 páginas. Reporte de caso: 15 páginas. Revisión de tema:20 páginas. Reseña bibliográfica: 2 páginas. Se presentarán en espacio y medio en arial 12 (esto incluye referencias), con márgenes (laterales, superiores e inferiores) de mínimo 2,5 cm. en todas las páginas que deben estar enumeradas. Identificación. Incluir título; nombres, grados académicos e inscripción institucional de los autores y una dirección para correspondencia (ésta será publicada); agradecimientos; fuentes de financiación y patrocinio (subvenciones, equipos, medicamentos, otros) en los casos en que aplique; declaración de posibles conflictos de intereses; información (lugar, fecha y modalidad) de exposiciones parciales o publicaciones previas del documento.
Desarrollo. El texto de los artículos atinentes a investigaciones debe contener los problemas contemplados, una exposición conceptual, métodos, aspectos éticos, resultados y discusión, estructurados de acuerdo con el enfoque y diseño. Anotar, en el caso de las investigaciones, su aprobación por el comité institucional correspondiente y la manera como estuvo ceñida a las normas éticas internacionales (Declaración de Helsinki de 1975) y nacionales (para Colombia: Resolución Nº 008430 de 1993 del Ministerio de Salud y otras pertinentes de acuerdo con el campo del conocimiento y la modalidad investigativa). Cuando sea del caso, es imprescindible guardar la confidencialidad y el anonimato excluyendo cualquier dato que permita la identificación de los sujetos participantes. La utilización de registros y fotografías requiere de consentimiento firmado.
el orden de aparición. El título correspondiente debe estar en la parte superior de la hoja y las notas en la parte inferior. Los símbolos para unidades deben aparecer en el encabezamiento de las columnas. Las fotografías, gráficas, dibujos y esquemas se denominan figuras, se enumeran según el orden de aparición y sus leyendas se escriben en la parte inferior. Los originales de las fotografías deben enviarse en archivos aparte y tener la nitidez y contraste necesarios para su publicación. Citas y referencias. Se remiten a los Sistemas “Normas de Vancouver 2003” o “Harvard-APA” de citas y referencias bibliográficas, que pueden ser consultados en diversos sitios de la red virtual o en su versión impresa.
Tablas, cuadros y figuras. Las tablas y cuadros se denominarán tablas y deben llevar numeración arábiga de acuerdo con
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Editorial
Envejecimiento normal vs Envejecimiento patológico. Una perspectiva desde la psicogerontología.
Colombia no es un país ajeno a la ya descrita y evidente transición demográfica. La configuración de nuestra pirámide poblacional ha cambiado. Es así como en la más reciente encuesta nacional de salud, a través del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en el año 2010, se observó una población colombiana de mayores de 60 años del 8.6%, 1.1% mayores de 80 años, con proyecciones para los años 2025-2050 de crecimiento del grupo de muy ancianos de 509.000 actualmente a más de 2.000.000 millones de mayores de 80 años en nuestra nación. Lo anterior da cuenta de la importancia de ajustar medidas orientadas a favorecer un envejecimiento normal, activo, competente, exitoso; lo contrario a esto supone grandes costos a nivel personal, familiar, social y económico. Si bien durante el ciclo vital el ser humano está expuesto a una dinámica constante de pérdidas y ganancias, ésta se ve superpuesta en la adultez mayor; diferentes factores estresores se evidencian en el transcurrir de esta etapa dentro de las cuales se encuentra la jubilación, el nido vacío, la viudez, el declive paulatino del estado funcional, entre otros, situaciones que exigen un afrontamiento adaptativo para no sucumbir en un enevejecimiento patológico, pues no son las situaciones mismas las que ponen en riesgo al Adulto Mayor (AM) sino sus recursos externos e internos y la capacidad de adaptación. El objetivo de esta lectura es reconocer cuales son los factores de riesgo para un envejecimiento patológico y cuáles pueden ser considerados factores protectores hacia un envejecimiento activo (EA). La Psicogerontologia como rama de la Gerontologia se encarga del estudio y abordaje del envejecimiento psíquico normal y patológico y abarca la tarea preventiva, asistencial y de rehabilitación, desde una concepción compartida y articulada acerca de la normalidad y la patología en el envejecer psíquico de un sujeto. El término EA fue adoptado por la Organización Mundial de la Salud a fines de los 90 con el objetivo de una definición más completa que la de “envejecimiento saludable” basándose principalmente en los derechos humanos de los AM y en los pilares de independencia, participación, dignidad, asistencia y realización de los propios deseos. También es considerado como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen Dicho concepto es aplicado tanto al individuo como a la población y focaliza en la realización personal, la participación social y la protección social. El término «activo» hace referencia a una participación continua en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, donde La autonomía, la independencia, la interdependencia y la solidaridad intergeneracional son principios fundamentales del EA. Paralelo a esto se señalan una serie de determinantes del EA resaltando los aspectos económicos, sociales, personales, conductuales, el entorno físico y sanidad y servicios sociales (OMS, 2002).
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Editorial Diferentes autores exponen los múltiples aspectos que pueden favorecer un EA, destacando la importancia de la reserva cognitiva o la plasticidad cognitiva, el papel de la emoción en la calidad de vida y en la salud en general, el ambiente y el apoyo social, el bienestar subjetivo, ya que la satisfacción y bienestar personal se expresa a través de la valoración individual positiva/negativa que hace el sujeto de una condición, las redes sociales de apoyo y el ajuste biopsicosocial en la vejez. Esto mismo es soportado en la OPS y OMS (1998) donde investigaciones acerca de la longevidad refieren que entre los factores que contribuyen a lograr un buen envejecimiento se encuentra la prevención de enfermedades y discapacidades, el mantenimiento de un alto grado de actividad física y de funciones cognositivas y la participación en actividades sociales y productivas, es decir hace hincapié en la importancia de la educación a lo largo de toda la vida, apoyo social, emocional y material y la la capacidad de adaptación. Por otro lado, parte de la tarea preventiva que se tiene como sociedad para contribuir hacia un EA es afrontar el denominado ageismo (viejismo) de acuerdo con Butler (1973, citado por Salvarezza, 1988) hace referencia al conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos simplemente en función de su edad; bajo esta modalidad se encuentra el prejuicio relacionado con asimilar la vejez con enfermedad, la gerontofobia, que se asocia con el temor u odio irracional hacia los viejos y el pensar que los AM son inmodificables por estar cerca de la muerte, situación que favorece el nihilismo. Por lo anterior es fundamental empezar a incorporar una filosofía que comprenda que “todo viejo es el futuro de algún joven” facilitando el intercambio con el AM, que permita actuar como espejo anticipado del propio envejecimiento y de esta forma evitar profecías autocumplidas entorno a la vejez que ocasionara malestar y problemas de adaptación. Al hablar acerca de la representación social de vejez sinónimo de enfermedad, es fundamental agregar que una persona puede cursar con patologías orgánicas, padecer maltratos sociales y residir en un hogar geriátrico y así atravesar un envejecimiento normal, parte del manejo de la situación radica en cómo el AM sobrelleva su condición. Existen ciertos factores protectores a nivel psíquico que pueden ayudar a fomentar un envejecimiento normal, que sugieren practicarse desde la mediana edad y estos son: -El incremento de la interioridad: proceso reflexivo, de vuelta sobre sí con la finalidad de realizar balances ante los cambios. -Cambio en la percepción del tiempo: comienza a incorporarse en la perspectiva de vida, de modo más conciente, el tiempo futuro como el plazo que restaría para llevar adelante proyectos -Personificación de la muerte: ya la muerte deja de ser una abstracción, algo que les sucede a otros, para pasar a ser una perspectiva para sí mismo. De forma complementaria, se acentúa en la influencia en los modos de recordar en el adulto mayor, pues considera sano un recordar reminiscente el que corresponde hacia el logro de la identidad y aceptación en general de los hechos de su vida, entre tanto el AM que mantiene la frase “todo pasado fue mejor” tiende a asumir un recordar nostálgico, posición que puede conllevar a la desesperación. Otro de los aspectos que destacan es la importancia de abandonar ese ideal del yo, es decir pretender asumir un estado ilusorio de plenitud, perfección e inmortalidad, posición que incrementa el narcisismo patológico al no permitir reconocer los propios límites e incorporar una riesgo, conllevando dentro de tanta cosas a incrementar las posibilidades de caídas. Entre tanto, se propone es hablar de ideales del yo, el que se relaciona
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con establecer múltiples lazos hacia afuera, diversificar los bastones, establecer redes de apoyo, no situarse solo en el rol familiar, extender los vínculos hacia lo social, lo comunitario, donde se permita a su vez crear espacios para percibirse como sujeto deseante, que pueda hacer uso de su cuerpo y se permita sentir a través de la corporeidad, usando el manejo del tiempo libre, permitirse recrearse, compensando pérdidas con ganancias, con otros recursos, “quien no tiene pies, tiene cabeza”. Conexo a esto, se propone para un buen envejecer, sobrellevar la discordancia entre lo que se es y lo que se parece, poder aceptar que uno se siente joven, pero que el cuerpo envejece. Una campaña de prevención hacia un envejecer normal deberá hacer énfasis en la posibilidad que se acepte el paso del tiempo, poder sobrellevar las limitaciones y adaptarse a ellas, con disposición al cambio, aceptando el ciclo vital y la finitud, al mismo tiempo que se mantiene un espíritu joven, conservando la idea que ahora no se puede todo, de hecho nunca se ha podido, ahora se puede distinto, vivir hasta la muerte y no hacia la muerte, hará que la muerte nos sorprenda vivos, indicando que dentro de una vejez normal la persona está preparada para la muerte, no le desespera e incluso elige el modo en que quisiera que suceda. Anteriormente, se ha expuesto algunos de los factores protectores que pueden facilitar un buen envejecer, a continuación, se señalan algunas características que pueden convertir al AM en un sujeto vulnerable emocionalmente frente al envejecer, instaurando de esta forma factores de riesgo psíquico del envejecimiento patológico: -Carencia de vínculos afectivos tempranos -Vivencia de situaciones traumáticas en los primeros años de vida , sin sostén adecuado. -Modos patológicos de apego -Vínculos dependientes -Bastón único, sentido único ya sea el trabajo, la pareja, los hijos, la imagen. -Historia de duelos no elaborados. -Posición frente a la pérdida. -Carencia de red de apoyo familiar o social. -Creencias distorsionadas-prejuicios. Entonces qué se puede hacer para cuando una persona se encuentra vulnerable: PAUTAS A TENER EN CUENTA….. -Ser flexible y reflexivo. -Tener disposición al cambio -Poner angustias en palabras -Generar auto cuestionamientos -Poder relativizar (no regirse por el todo o nada)
-Replantear una identidad univoca “yo soy asi” -Acceder a soñar, fantasear, desear, reírse, jugar. Respecto a la propia vejez, desde joven … _ Aceptar pensar o reflexionar anticipadamente respecto a la propia vejez. _ Incluir al envejecer entre los ideales a alcanzar (expectativas positivas de longevidad). _ Aceptar que se replantee la imagen, el rol, la función actual, joven. _ Elaborar gradualmente las marcas del envejecer Respecto a los vínculos intergeneracionales… _ Poder ubicarse como un punto en la cadena de generaciones _ Contribuir al logro de la continuidad entre generaciones _ Poder discriminarse de anteriores modelos (de identificación positiva o negativa) _ Desarrollar la generatividad Respecto a los vínculos y redes de apoyo… _ Seguir conectado con el afuera, con el entorno _ Diversificar los apoyos (familia, estudio, trabajo, otras funciones, otros ideales) _ Revisar el modo narcisista de ejercer la sexualidad y la abuelidad _ Aceptar incorporarse a grupos o redes sustitutivas. En resumen, a continuación se enumeran las características principales que favorecerán un envejecer normal: _ Cuestionar los prejuicios (propios y ajenos). _ Adaptarse a la disminución del rendimiento _ Tener en cuenta las limitaciones, enlentecimientos, etc: fatiga _ Hacerse cargo del autocuidado en la salud y en la enfermedad. _ Mantenerse autoválido, seguir ¨ funcionando ¨ a pesar de patologías. _ Aceptar elementos protéticos _ Poder compensar pérdidas con ganancias _ Dialectizar el plano de la interioridad con el de la imagen exterior _ Asentar la autoestima en el presente, no en el pasado
_ Recordar al modo reminiscente (aferrado al presente, con proyección al futuro), no nostálgico (aferrado al pasado) _ Aceptar verdades ocultas que la vejez devela, incorporando imágenes nuevas de sí _ Poseer un proyecto diario que organice la vida alrededor de cierta rutina.
“Nadie envejece por haber vivido un número determinado de años. Sólo se envejece cuando se abandonan los ideales. Los años arrugan la piel, pero sólo el abandono del entusiasmo arruga el alma... Frank Crane
Yannin Juliana Santamaria Quiroga Esp. en Psicología Clínica y de la Salud Estudiante de Especialización en Psicogerontologia Miguel Oswaldo Cadena Sanabria Editor en jefe.
Referencias · OMS (2002) Envejecimiento Activo: un marco político. Revista Española de Geriatría y Gerontología. 2002;37(S2):74-105. España. · OMS y OPS (1998). Salud de las personas de edad: Envejecimiento y salud. Un cambio de paradigma. · Revisión de material dado en especialización de Psicogerontologia-modalidad virtual-Universidad Maimonides: Argentina (2013). -
Asignatura: Abordajes Preventivos Comunitarios y Grupales.Módulo I: Abordajes Preventivos en Psicogerontología. Docente: Lic. Aracelli Marconi.
- Asignatura: Envejecimiento Normal y Patológico I. Módulo 3: El trabajo psíquico del envejecer. Clase: Envejecer normal y trabajo preventivo. Docente: Dra. Graciela Zarebski. -
Asignatura: Envejecimiento Normal y Patologico I: Módulo 3: El trabajo psíquico del envejecer. Lectura asociada: ¿A quienes llamamos viejos?.
Docente: Dra. Graciela Zarebski. - Asignatura: Envejecimiento Normal y Patológico I. Módulo 3: El trabajo psíquico del envejecer. Clase 1: Envejecer normal y trabajo preventivo. Lectura asociada: “una vejez normal”. Docente: Dra. Graciela Zarebski · Salvarezza, L. (1988). “Viejismo. Los prejuicios contra la vejez” en: Psicogeriatria. Teoría y Clínica.Cap. 1. Bs. As. Paidós. 1988. · Zarebski, Graciela (2008) Padres de mis Hijos ¿Padres de mis Padres? Cap. 6. Bs. As. Paidós.
CONSTRUYE
Estereotipos negativos hacia la vejez en el personal administrativo y de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. Nidia Aristizábal-Vallejo[1], Julieth Gisseeth Hernández Mosquera, Oscar Daniel Avella Toledo, Luz Aida Contreras[2]
Resumen El objetivo del presente estudio fue identificar los estereotipos negativos hacia la vejez en el personal administrativo y de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. Mediante una investigación de tipo descriptiva-comparativa, con muestreo no probabilístico de tipo intencional, se seleccionaron 195 empleados de ambos sexos y se les aplicó el Cuestionario de estereotipos negativos hacia la vejez [CENVE]. El 96% de los participantes tenían entre 19 y 59 años y el 30% entre 60 y 79 años. Los resultados evidenciaron que el 69% de los participantes tenían
bajos estereotipos negativos hacia la vejez, mientras que los estereotipos negativos altos se evidenciaron en el 21% de los empleados de servicios generales y en el 11% del personal administrativo, dados los resultados se sugiere trabajar en la modificación de dichos estereotipos llevando a cabo un programa que promueva una cultura de envejecimiento activo y desmitifique el proceso de envejecimiento y el momento vital de la vejez evitando así la profecía autocumplida. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX) Palabras claves: envejecimiento,
vejez, estereotipos, autocumplida.
profecía
La transformación demográfica y el envejecimiento poblacional son hechos universales, que tienen profundas repercusiones para cada uno de los momentos del ciclo vital y en las dimensiones del ser humano: la ecológica (entorno individual, familiar y comunitario), biológica, psicológica, social y espiritual. El publicista norteamericano Lippman (1922) fue el primero en introducir la noción de estereotipo en su obra “Public Opinion” donde designa
[1] Doctora en Psicología del envejecimiento. [2] Gerontólogos. Universidad de San Buenaventura, Bogotá.
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mediante ese término, tomado del lenguaje corriente, a las imágenes de nuestra mente que mediatizan nuestra relación con lo real, se trata de representaciones cristalizadas, esquemas culturales preexistentes, a través de los cuales cada uno filtra la realidad del entorno, según el autor, estas imágenes son indispensables para la vida en sociedad, ya que sin ellas el individuo estaría inmerso en el ir y venir de la “sensación pura” lo cual hace imposible comprender lo real, categorizarlo o actuar sobre ello, estas imágenes de la mente son ficticias, no porque sean mentirosas, sino porque expresan un imaginario social. “Un estereotipo es la aplicación de una serie de rasgos a todos los miembros de una categoría social, aunque no los presenten” (Lippman 1998, p. 334). Butler fue el primer director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento en Estados Unidos, siendo médico, gerontólogo y psiquiatra, empleó el término age-ims traducido al español como edad-ismo o ageims como discriminación por edad, para hacer referencia a las actitudes negativas hacia el proceso de envejecimiento y hacia las personas mayores, afirmando que, “La discriminación por edad refleja inquietud profunda por parte de los jóvenes y personas de mediana edad, un rechazo personal y disgusto por envejecer, enfermar, tener una discapacidad, y un temor de impotencia ante la “inutilidad” o temor a morir”(Butler, 1969, p. 243). El término ageism fue utilizado únicamente para hacer referencia a las actitudes negativas y comportamientos que se tenían hacia las personas mayores, pero la definición de ageism en sentido amplio es “estereotipo, prejuicio o discriminación contra un grupo en función de su edad”, cubriendo de este modo todo el ciclo vital (Greenberg, Schimel y Martens, 2002, p. 36). Para Fernández y Reyes (2004) las representaciones sociales, creencias, percepciones y expectativas que son creadas por la misma sociedad, influyen en la conformación de una serie de estereotipos negativos acerca de la vejez, donde consciente o inconscientemente, las personas mayores recaen hasta tal punto que creen, se apropian y actúan bajo estos estereotipos negativos, surgiendo así auto estereotipos e inclusive hetereoestereotipos, es decir, la estructura de creencias que la persona mayor mantiene sobre sí mismo y la estructura de creencias que esta persona mayor mantiene sobre el resto de la población adulta mayor. En palabras de Lipman (1998) Castellanos y Miguel (2010) afirman que, durante la década de los años 80 en el siglo XX, el término ageism estuvo en auge, desde la delimitación conceptual hasta la elaboración de instrumentos de medida en cuanto a este, surgiendo así estudios acerca del impacto de las actitudes negativas hacia la vejez en distintas áreas (sociales, económicas, sanitarias, culturales, etc.) y así mismo existieron propuestas y puestas en práctica de intervenciones que eliminaran dichas actitudes y sus consecuencias. Como lo menciona Woolf (1998), durante la última década del siglo pasado se perdió interés en el tema de estereotipos; pero entrando al tercer milenio, está resurgiendo, más cargado de consecuencias, Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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ya que principalmente se está aludiendo al ageism como causa del maltrato a las personas mayores, donde: No solamente existe discriminación por el origen racial, por el sexo o la religión, como cualidades más específicas de discriminación sino que ésta se produce a veces por la consideración desigual de determinados grupos etarios y ello puede producir un maltrato generalizado al colectivo en cuestión, que se empieza a conocer con el nombre de ageismo, etaismo o edaismo (Martínez, 2005, p. 9). Aristizábal-Vallejo (2005) afirma que “Las imágenes, estereotipos y actitudes negativas o segregacionistas hacia las personas mayores tienen consecuencias nocivas en la asistencia y calidad de los servicios tanto de carácter social como médico” (p. 28), y así mismo también refiere que: Los Factores situacionales, sociales, culturales e históricos fundamentalmente influyen en la elaboración colectiva que se hace de los mayores, la cual desafortunadamente no es positiva pues se asocia a la vejez con el deterioro, pérdida de capacidades físicas, mentales y aislamiento social, desconociendo las capacidades, las habilidades y experiencia que poseen los mayores, se ignoran las enriquecedoras diferencias individuales al tratar de homogenizar a los mayores, especialmente por un parámetro cronológico «ser mayores de 65 años» (Aristizábal-Vallejo, 2005, p. 28). “la vejez es una representación finita de un aspecto de la realidad -el envejecimiento como proceso del ciclo vital en todas sus dimensiones- presuntamente infinita” (Moñivas, 1998, p. 13). Las representaciones sociales, en su aspecto macroteórico, por medio de los constructos cognitivos de imágenes (núcleo figurativo) y conceptos (expresados a través del lenguaje). incluye los prejuicios, las creencias, las atribuciones, los estereotipos, los valores, las actitudes y las teorías implícitas que la gente tiene acerca de cualquier dominio de la realidad (Moñivas, 1998, p. 19 [sic]). Así, la vejez se ve rodeada de falsas creencias y contradicciones, por lo que el proceso de envejecimiento puede convertirse fácilmente en una serie de profecías que se autocumplen, Hogg y Vaughan (2010) definen la profecía autocumplida como el “conjunto de expectativas y presunciones acerca de una persona que influyen en nuestra interacción con ella y finalmente cambia su conducta de acuerdo con nuestras expectativas” (p. 645), es decir, las personas mayores se convierten en víctimas de ideas preconcebidas o estereotipos, sobre cómo se supone que deben actuar o reaccionar; estas conductas se convierten en el espejo en el que uno mismo se ve reflejado, donde las reacciones de los demás hacia una persona le muestran la imagen que presenta, forzándola a adoptar los comportamientos que sabe que se esperan de ella.
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Objetivo general Identificar los estereotipos negativos hacia la vejez que tiene el personal administrativo y el de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. Objetivos específicos Comparar los estereotipos presentes entre el personal administrativo y el de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. Determinar y comparar estadísticamente el aporte de los factores salud, motivación-social y carácter-personalidad del cuestionario de estereotipos negativos hacia la vejez CENVE
Método Este estudio fue de tipo descriptivo-comparativo. Participantes En esta investigación los participantes son el personal administrativo y de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. El total de la población (N) es de 218 personas. Los criterios de inclusión para participar en la investigación fueron dos: primero que trabajaran en la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C. y segundo que aceptarán por voluntad propia responder el CENVE, así mismo, también se tuvieron en cuenta dos criterios de exclusión: primero las personas que ya hubieran contestado el CENVE en la investigación realizada por Aristizábal-Vallejo et al., (2011) y segundo las personas que por diferentes motivos no les fue posible responder el CENVE en el tiempo estipulado para hacerlo. Teniendo en cuenta lo anterior hubo una muestra (n) de 195 participantes, de los cuales 91 personas fueron mujeres equivalentes al 46.7% y 104 personas fueron hombres equivalentes al 53.3%, así mismo se identificó que las edades oscilan entre los 19 y 79 años de edad.
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Instrumento Cuestionario de estereotipos negativos hacia la vejez [CENVE] de Blanca, Sánchez y Trianes (2005), con la adaptación a población colombiana de Aristizábal-Vallejo y et al., (2009). El CENVE está compuesto por 15 ítems y tres dimensiones, referidas así: 1. Salud, afirmaciones acerca del deterioro general y la aparición de discapacidades a partir de los 60 años, así mismo se refieren al deterioro cognitivo y de la memoria como inevitables, y a la existencia generalizada de enfermedades mentales; 2. Motivación – social, creencias en las carencias afectivas e interpersonales, la falta de intereses vitales en las personas mayores, seres con inferior capacidad para desempeñar de forma efectiva una actividad laboral, y 3. carácter – personalidad, rigidez mental y problemas de labilidad emocional, expresión de ideas generalizadas de comportamientos por parte de las personas mayores como si volvieran a la infancia. El CENVE cuenta con cuatro opciones de respuesta en escala tipo Likert: (a) total desacuerdo, (b) desacuerdo, (c) acuerdo, y (d) total de acuerdo. La puntuación del cuestionario oscila entre 5 y 20 puntos para cada una de las tres dimensiones, la mínima puntuación del total del cuestionario es de 15 y la máxima de 60 puntos. Para la interpretación de los resultados del total del cuestionario será de: (a) de 15 a 28 muy bajos, (b) de 29 a 39 bajos, (c) de 40 a 50 altos, y (d) de 51 a 60 muy altos niveles de estereotipos negativos hacia las personas mayores. Resultados Los dos grupos que hicieron parte de esta investigación fueron: el personal administrativo que correspondió al 85.13% del total de la muestra, 84 mujeres (50.6%) y 82 hombres (49.4%), así mismo se identificó que las edades oscilan entre los 19 y 68 años de edad mientras que el personal de servicios generales fue el 14.87% con siete mujeres (24.1%) y 22 hombres (75.9%) con edades entre los 24 y 79 años de edad. Es importante destacar que ningún participante expresó en sus respuestas estereotipos muy altos. Tanto el personal administrativo como el de servicios generales se encontró que el 69% tienen bajos estereotipos seguido por un 20% con estereotipos muy bajos en los administrativos y 21% de altos estereotipos en los de servicios generales. En la figura 1 se observan los resultados según los tres factores del CENVE salud, motivación social y
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carácter-personalidad en el total de la muestra. Se evidencia que el factor más estereotipado es el de carácter-personalidad con un 36%.
Figura 1. Resultados del total de participantes en los tres factores del CENVE Los resultados revelaron la existencia de bajos estereotipos negativos hacia la vejez en el personal administrativo y de servicios generales de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá D.C y si bien fueron mínimas las diferencias entre las dependencias se evidenció que las personas de servicios generales tenían altos estereotipos negativos en comparación con el personal administrativo. Horton, et al., (2007) mencionaban que el poder y la prevalencia de la cultura de estereotipos del envejecimiento es resultado del ''doble golpe'' a las personas mayores donde influye no solo la forma en que las personas mayores son Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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tratadas por la sociedad, sino que además esos estereotipos culturales afectan a las personas mayores en la forma como se ven a sí mismos, a lo que se le llama la profecía autocumplida. Cabe resaltar que con base en los resultados obtenidos es apropiado tener en cuenta lo que refieren Amador et al, (2001) donde los estereotipos se transforman en esquemas funcionales que dirigen los actos mucho más que la propia realidad. Lo cual crea actitudes que comprometen las relaciones de las personas con un grupo determinado, fastidiando las relaciones sociales con valoraciones que suelen ser prejuicios. Así mismo, Montoro (1998) asevera que las ideas que se tienen del envejecimiento y de las personas mayores se convierten en actitudes que influyen en la aparición de conductas discriminatorias hacia los individuos de un determinado grupo. En los hallazgos obtenidos en cuanto a los tres factores que mide el CENVE, se encontró que el factor más estereotipado fue el de carácter-personalidad con un 36%. Del mismo modo, Aristizábal-Vallejo, et al., (2011) quienes realizaron su investigación en la misma institución educativa del presente estudio, donde participaron directivos, parte de administrativos y estudiantes de los programas Licenciatura de primera infancia, psicología y gerontología utilizando también el cuestionario CENVE, hallaron que la dimensión más estereotipada fue carácter-personalidad con un 53,90%. Siendo estos dos estudios realizados en la misma institución, evidencian que la comunidad bonaventuriana tiene ideas estereotipadas con mayor relevancia en lo que respecta al carácter-personalidad medida en el CENVE por los siguientes cinco reactivos: 1. Se irritan y son “cascarrabias”; 2. Se vuelven más rigidos e inflexibles; 3. Son como niños; 4. Ños defectos se agudizan con la edad, y 5. “Chochean” o son “cansones”. Es importante mencionar, que de acuerdo a los datos revisados del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE (2006), el aumento progresivo de la población colombiana, especialmente del grupo de adultos mayores, es un logro y un desafío de la humanidad, las personas mayores de 60 años del futuro próximo son los adultos de hoy. Se hace necesario que la sociedad tenga mayor compromiso en relación a lo que significa el proceso de envejecimiento y el momento vital de la vejez; y así mismo que atienda apropiadamente las necesidades de este grupo de manera holística, desde las dimensiones del ser humano eco, bio, psico, social y espiritual, contribuyendo positivamente a su desarrollo y su calidad de vida. En síntesis, el presente estudio corrobora que si bien existen estereotipos negativos hacia la vejez en la comunidad bonaventuriana, “…también es cierto que es posible modificarlos” (Aristizábal-Vallejo, et al, 2009,
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p.28). En ese sentido, es fundamental llevar a cabo programas educativos que promuevan una cultura de envejecimiento y desmitifiquen el proceso de envejecimiento y el momento vital de la vejez, con el fin de fomentar un envejecimiento activo y un imaginario objetivo tanto del proceso como del momento; como menciona la ONU (2002) los cimientos de una vejez sana y enriquecedora se da en etapas tempranas de la vida, de allí la importancia de la promoción ecobiopsicosocial y espiritual de hábitos y estilos de vida saludables durante todo el ciclo vital.
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INTERCAMBIA 1837
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Funcionalidad del adulto mayor en Institución prestadora de salud La Campiña: una aproximación a la salud de los adultos mayores de Sincelejo, Sucre. (Colombia) Gloria Villareal Amaris[1], Ena Margarita Escudero Támara[2], Fernando José Tovar Arrieta[3]
Resumen Objetivo: determinar el grado de funcionalidad física, cognitivo, social y los factores asociados a ella, en adultos mayores de 60 años que asisten al Programa de Atención Integral al adulto mayor, en la IPS la Campiña Sincelejo – Sucre. Métodos: estudio descriptivo, correlacional de corte transversal, tomando como referencia la población adulta mayor de 60
años que asiste al Programa de Atención Integral para el adulto mayor, en la IPS la Campiña. Se realizó en 66 adultos mayores, determinados por muestreo aleatorio, estratificado y por reparto proporcional, de una población de 688 adultos mayores de las diferentes Entidades Prestadoras de Salud. Se aplicó una encuesta semiestructurada y cuatro escalas
de valoración funcional (Índice de Barthel, Escala de Lawton y Brody, Test minimental de Folstein y Escala Sociofamiliar de Gijón). Resultados: el 63.6% de los adultos mayores fueron de sexo femenino, casados (36.4%), con una deficiente autopercepción de salud (57.6%) asociada a la capacidad para realizar actividades básicas de la vida diaria (ABVD). La hipertensión
[1] Enfermera Magister en Salud Pública. Universidad de Sucre Docente Facultad de Ciencias de la Salud, Departamento de Enfermería, Sincelejo – Sucre- Colombia. [2] Enfermera, Centro Paramédico del Caribe “CENPAC”. Docente programas de auxiliar de enfermería y administración en salud. Galeras – Sucre. [3] Enfermero, Instituto de estudios técnicos “INETEC” Docente programa de auxiliar de enfermería. Corozal – Sucre. Investigación realizada por la línea de Investigación Salud comunitaria, Universidad de Sucre. Correspondencia: gvamarís@hotmail.com, escudero1168@hotmail.com, jafet1367@hotmail.com Facultad de Ciencias de la Salud, Cra. 14-15C-102 Calle la Pajuela. Telefax: (095) 2818130- Sincelejo. Universidad de Sucre. Sincelejo Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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arterial (62.12%), la cefalea (24.2%) y la polimedicación, (22.7%) significaron los principales problemas geriátricos. 69.7% fueron independientes para la realización de ABVD, mientras que el 62.1% tuvieron dependencia para la realización de AIVD asociado con la edad (p= 0.0075) y el sexo (p=0.0031). El 48,5% de los ancianos presentaron algún grado de deterioro cognitivo, asociado con la edad (p=0,0099) y el grado de escolaridad (p=0,0168). El Test de Gijón determinó que el 66.6% tenía riesgo y problema social. Conclusiones: los factores asociados a la capacidad funcional son elementos claves que influyen en la mala salud de los ancianos, como lo descrito a medida que aumenta la edad. Estos resultados deben tenerse en cuenta para el fortalecimiento de las acciones en el programa de Atención Integral al Adulto mayor en la ciudad de Sincelejo – Sucre, Colombia. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX) Palabras claves: Adulto mayor, salud del anciano, Dependencia, Autonomía Personal, Limitación funcional
Abstract Objective: to determine the degree of physical, cognitive, and social functionality, along with the factors associated to such in elderly adults over 60 years of age attending the comprehensive healthcare program for the elderly, at the Campiña Healthcare Provider Institution (IPS for its name in Spanish) in Sincelejo, Sucre Colombia. Methods: descriptive, correlational, cross-sectional study, taking as reference the adult population over 60 years of age attending the comprehensive healthcare program for the elderly at the Campiña IPS. The study was conducted with 66 elderly adults, determined via random, stratified sampling and proportional distribution, from a population of 688 elderly adults from the different Healthcare Provider Entities. A semi-structured survey was applied and four functional evaluation scales (Barthel Index, Lawton and Brody Scale, Mini-mental State Examination of Folstein, and Gijón Socio-family Scale). Results: a total of 63.6% of the elderly adults were female, married (36.4%), with a deficient self-perception of health (57.6%) associated to the capacity to conduct ABVD. Arterial Hypertension (62.12%), headache (24.2%), and polipharmacy (22.7%) were the main geriatric problems. Independent to conduct BADL (69.7%) and dependent to conduct IADL (62.1%) associated with age (p=0.0075) and gender (p=0.0031). A total of 48.5% of the elderly revealed some degree of cognitive impairment, associated to age (p=0.0099) and educational level (p=0.0168). The Gijón Test determined that 66.6% of the individuals had social risk and problem.
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Conclusions: the factors associated with functional capacity are key elements influencing in the poor health of the elderly as their age increases. These results must be considered to enhance the actions in the Comprehensive Healthcare program for elderly adults in the city of Sincelejo Sucre, Colombia. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX). Key words: Elderly adult, health of the elderly, dependence, personal autonomy, functional impairment
Introducción El crecimiento de la población de adultos mayores y el aumento en expectativa de vida, originado por nuevos tratamientos de enfermedades, puede incrementar la relación de dependencia y el requerimiento de atención de la población adulta. 1 Las enfermedades en el anciano se presentan en conjunto (multimorbilidad y comorbilidad), con cronicidad y deterioro funcional y cognitivo. Este deterioro puede afectar, considerablemente, la calidad de vida y puede tener influencia en los cuidados que ellos requieren. Estas enfermedades, sea una sola o varias, elevan los costos sanitarios y generan un aumento en la carga de morbilidad, de discapacidad y, algunas veces, limita su funcionalidad. Desde la perspectiva funcional, un adulto mayor sano, es aquel capaz de enfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad funcional y satisfacción personal (OMS, 1985). De esta forma, el concepto de funcionalidad es clave dentro de la definición de salud para el anciano, por ello la OMS (1982) propone el estado de independencia funcional como el indicador más representativo para este grupo etáreo, por lo tanto, la evaluación funcional es un indicador resumen del estado de salud del adulto mayor. Con ella, se logra el objetivo de incluir en el diagnóstico el análisis de las funciones de manera integral. 2 El concepto de funcionalidad entendido como la capacidad de realizar determinadas acciones de la vida diaria (AVD), consideradas como el conjunto de acciones primarias del individuo, encaminadas a su autocuidado y movilidad, que lo dotan de autonomía e independencia elementales, permitiéndole vivir sin precisar ayuda continua de otros y que al surgir dependencia implica peor pronóstico que para otro tipo de AVD.3La funcionalidad sirve como parámetro de evaluación del estado de salud, al constituirse ésta como la primera manifestación de enfermedad en este grupo etáreo. La función cognitiva, es otro aspecto a tener en cuenta en la valoración funcional de los ancianos, la cual está determinada por el resultado del funcionamiento global de sus diferentes áreas intelectuales, incluyendo el pensamiento, la memoria, la percepción, la comunicación, la orientación, el cálculo, la comprensión y la resolución de problemas. Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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La función cognitiva cambia con la edad, si bien algunos individuos envejecen «exitosamente», es decir, muchas de sus funciones cognitivas permanecen igual; la mayoría, sufre la disminución de algunas esferas cognitivas tales como, las de aprender nueva información y ejecutar funciones motoras rápidas. 4 Este es uno de los aspectos más estudiados dado la limitación que representa sobre el mantenimiento de hábitos, habilidades e independencia ejecutiva y personal del sujeto mayor de 60 años, lo que genera diferentes tendencias diagnósticas. 5 El área social también desempeña un rol importante en la valoración funcional del envejeciente, permite identificar la inserción del individuo senil al ambiente social en el cual se desenvuelve, ya que; tanto la salud como el funcionamiento social se afectan recíprocamente. Se conoce que personas con un buen funcionamiento social tienen un mejor desempeño diario y, al mismo tiempo, personas con buena salud mantienen un funcionamiento social inadecuado. Así, el funcionamiento social puede ser visto, como factor protector o como factor de riesgo en el bienestar de las personas adultas mayores. 6 Existen diversos factores asociados a la capacidad funcional de los ancianos, entre los cuales se destacan: edad, sexo, estado civil, nivel educativo, percepción del estado de salud y problemas geriátricos que padecen. El grupo de Adulto Mayor de 65 años, representa un segmento singular de la población Sincelejana (Sucre-Colombia), en especial los residentes en comunidades con rasgos de marginalidad y pobreza, ya que ellos tienen sus propias características y problemas médicos y sociales. Son los más afectados por la pobreza, la inseguridad alimentaria y el abandono estatal y familiar. Por su alto grado de vulnerabilidad, son los que más demandan atención en salud como consecuencia de la comorbilidad y de los cambios físicos, psicológicos y de funcionalidad, inherentes al proceso de envejecimiento. 7 Según el plan de desarrollo del municipio de Sincelejo 2008 - 2011, este grupo representa el 1.59% de la población envejeciente, correspondiente a unos 3.657 personas en edades de 65 años en adelante. 8 La poca oferta de programas institucionales en salud para recuperar y mantener la funcionalidad de los mismos, hace evidente la necesaria caracterización de la salud funcional de los ancianos, cuyos resultados, puedan servir de fundamento a cualquier Institución Prestadora de Servicios de Salud (IPS), para diseñar propuestas de planes y programas enfocados a los aspectos biológicos, cognitivos y sociales, con el objetivo de impedir o al menos, retardar la aparición de incapacidades y elevar la calidad de vida y bienestar de este grupo de edad.
Métodos.
Se realizó un estudio de tipo descriptivo, correlacional, de corte transversal. La población estuvo conformada por 688 adultos mayores de 60 años, asistentes al Programa de Atención Integral al Adulto Mayor de la
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Institución Prestadora de Salud la Campiña, de Sincelejo-Sucre Colombia, identificados de la base de datos de los usuarios de dicho programa. Se trabajó con 66 adultos mayores de 60 años, seleccionados por muestreo aleatorio, aplicándose la siguiente fórmula: n = [ z/e]2* p *q. n = n/ 1 + n/N La selección de los participantes se hizo por muestreo estratificado y por reparto proporcional, de acuerdo a la proporción de usuarios de cada entidad prestadora de Salud del régimen subsidiado como a continuación se relaciona, hasta completar la cuota asignada por cada una de ellas, con adultos mayores que cumplían los criterios de inclusión: ser adulto mayor de 60 años y que aceptaran participar en el estudio. Los adultos mayores que presentaron dificultades relacionadas con habla o audición, la información fue suministrada por un familiar. Entidad de salud Emdisalud Mutual ser Comparta Salud Vida Comfasucre Mutual Quibdó
Número de adultos 20 337 73 52 159 47
N 2 32 7 5 15 5
Total
688
66
Entre los aspectos transversales estudiados se analizaron mediante entrevista semiestructurada, los aspectos demográficos tales como: edad, sexo, estado civil, escolaridad, autopercepción del estado de salud, para lo cual se establecieron tres categorías para calificarla; Buena, Regular y Mala y los problemas geriátricos que padecen, mediante dos categorías; agudos y crónicos. Para valorar la funcionalidad se utilizaron 4 escalas. La escala del Índice de Barthel para las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), compuesta de 10 actividades con 30 opciones de respuesta y se valoró con una puntuación de 0 a 100 puntos a través de 5 categorías independiente (100 puntos), dependiente moderado (90-61), dependiente grave (60-21) y dependiente total (20 a 0). Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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La escala de Lawton y Brody para valorar las actividades instrumentales de la vida diaria, (AIVD) se establecieron dos categorías para su clasificación, los valores oscilan entre 8 como el mejor puntaje (Independiente) y 0 como el peor (dependiente). Para el Test minimental de Folstein (MMSE) con el objeto de valorar el grado de deterioro cognitivo, se establecieron cuatro categorías para su clasificación, Ausencia: 28 puntos, Leve <28 puntos, moderado: 21 a 15 puntos y severo <15 puntos. La escala Sociofamiliar de Gijón, actualizada por la Universidad Cayetano Heredia 9, 10 que evalúa la situación familiar, económica, vivienda, relaciones sociales y apoyo de la red social con puntajes del 1 a 5 por cada ítem, y clasifica a los adultos mayores en buena situación social (5-9 puntos), en riesgo social (10-14 puntos) y con problema social (≥ 15 puntos). La puntuación oscila entre 0 y 20, indicando que a mayor puntuación peor situación social. Para todas las escalas se llevó a cabo una prueba piloto, donde se obtuvieron datos de confiabilidad y validez para la población en estudio, además de identificar posibles dificultades en la aplicación. La consistencia interna de los instrumentos se estimó con el coeficiente de confiabilidad Alpha de Cronbach, con los siguientes resultados: Indice de Barthel 87; Escala de Lawton y Brody 84, Test minimental de Folstein 77 y Escala Sociofamiliar de Gijón Modificada 74 Los datos obtenidos con la aplicación de los instrumentos se digitaron en una matriz de datos utilizando la hoja de Excel 2010 Versión 14.0. La caracterización de la funcionalidad física, cognitiva y social se hizo a través de estadística descriptiva (tablas de frecuencias porcentuales y gráficas). Para el procesamiento de los datos, se utilizó el paquete estadístico SPSS IBM Versión 19, 2010. con el cual se realizó el análisis de tablas simple con las pruebas de Chi cuadrado para establecer la asociación entre la edad, el sexo, el estado civil, el grado de escolaridad, la percepción de salud y los problemas geriátricos con el deterioro físico, cognitivo y social. Se utilizó la prueba del Chi cuadrado con un 95% de confianza y un indicador de referencia estadística de p < 0,05 para considerar significativa la asociación. La investigación se adelantó atendiendo los criterios de la Resolución número 8430 de 1993 del Ministerio de la Protección Social, contando con la aprobación del comité del Comité de Ética Institucional. A los participantes se les dio información acerca del objetivo del estudio, el respeto, la confiabilidad y la privacidad de la información recolectada, así mismo se les dio la libertad de retirarse del estudio cuando lo decidieran y se obtuvo el consentimiento informado de los mismos.
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Resultados Características personales de los Adultos Mayores: La mayor proporción de adultos mayores correspondió al sexo femenino en un 63.6%. El promedio de edad fue de 72.51 años, con una desviación estándar de ± 8.14, es decir, las edades oscilaron entre los 64.37 y 80.65 años; en su gran mayoría fueron casados 36.4% y viudos en un 27.3%. Respecto a la escolaridad el 45.5%, de los adultos mayores reportaron haber realizado la primaria de manera incompleta, el 40.9% manifiestó no saber leer ni escribir (analfabetas), el 10.6% informó haber terminado su primaria y solo un 3.0% continuo los estudios secundarios, pero no alcanzo finalizarlos (Cuadro 1).Referente a la percepción del estado de salud el 42.4% de la población la describieron como buena y un 57.6% la consideró entre regular y mala. Cuadro 1. Características personales de los adultos mayores. Características •
•
•
•
No
%
Mujeres
42
63.6
Varones
24
36.4
Edad 60- 69
24
36.40
70- 79
27
40.90
80- 90
15
22.70
Estudios Analfabeta
27
40.9
Primaria incompleta
30
45.5
Primaria completa
7
10.6
Sexo
Secundaria incompleta
2
3.0
Estado Civil Viudo
18
27.3
Unión Libre
12
18.2
Casado
24
36.4
Soltero
12
18.2
Fuente: Los autores. Guía de entrevista Semiestructurada para recolectar datos de los adultos mayores de 60 años que asisten al programa de Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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atención integral para el adulto mayor IPS la campiña Sincelejo-sucre 2010. El percibir el estado de salud como regular y malo, estuvo asociado a la presencia de enfermedades como Diabetes, Hipertensión arterial, Artritis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, Insuficiencia cardiaca e Insuficiencia renal, a la presencia de problemas geriátricos tales como: disminución en la visión, amputación de miembros inferiores, fracturas, disminución en la capacidad auditiva, cefaleas, mareos, dolores lumbares. La necesidad de consumo constante de medicamentos y de ayuda para satisfacer los cuidados, fueron otros factores relacionados con la percepción de salud. Capacidad para realizar actividades básicas (ABVD) e instrumentales (AIVD) de la vida diaria. La mayoría de los ancianos 69.7% fueron independientes para realizar las actividades básicas de la vida diaria (comer, trasladarse entre la silla y la cama, realizar aseo personal, usar el retrete, bañarse o ducharse, desplazarse al menos una cuadra, poder subir y bajar escaleras, vestirse y desvestirse, mantener control de heces y orina), 19.7% fueron dependientes moderados, 7.6% dependiente leve y 3% presentan dependencia grave. Se encontró una asociación entre la capacidad para realizar actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y su percepción de salud con un valor de 0,0264; determinada con la estadística Chi cuadrado de Pearson, se consideró que una variable estaba asociada cuando su valor de la probabilidad fuese menor que 0.05. (Cuadro 2). Cuadro 2. Análisis comparativo entre los grupos de personas independientes y dependientes para realizar ABVD, con la percepción del estado de salud. Percepción de salud Bueno % Malo % Regular %
Independiente 20 71.4 6 54.5 20 74.1 Chi-Cuadrado Valor P< (0,05)
Dependiente leve 4 14.3 1 3.7
Dependiente Dependiente moderado severo 4 14.3 3 2 27.3 18.2 6 22.2 14,3045 P = 0,0264
Fuente: Guía de entrevista Semiestructurada y Escala índice de Barthel.
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Entre las actividades básicas en la que los adultos mayores necesitaron mayor apoyo o acompañamiento de tipo físico o verbal, fueron: la capacidad para desplazarse (16,6%) y la capacidad para subir y bajar escaleras (18.2%). No se encontró asociación entre la capacidad para realizar ABVD y la edad, sexo, nivel de escolaridad, deterioro cognitivo y situación Sociofamiliar. Al valorar la capacidad para realizar actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) a través de la Escala de Lawton y Brody, se encontró que solo el 37.9% de los adultos mayores son independientes y que el 62.1% restante presentaba dependencia. Esta dependencia se encontró asociada con la edad (P= 0.0075) y el sexo (P= 0.0031). (Cuadro 3)
Cuadro 3. Análisis comparativo entre la capacidad para realizar AIVD con la edad y sexo.
VARIABLES 60 – 69 a
•
EDAD
CAPACIDAD PARA REALIZAR AIVD. Independiente
Dependiente
15
9
62.5% 6 22.2% 4 26.7%
37.5% 21 77.8% 11 73.3%
22 52.4% 3 12.5% Chi-square 9,7970 8,6979
20 47.6% 21 83.5% Valor de P 0,0075 0,003187
70- 79 a 80 – 90 a • SEXO Femenino (n) % Masculino (n) % VARIABLE EDAD SEXO
Fuente: Guía de entrevista Semiestructurada y Escala de Lawton y Brody.
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Función cognitiva del adulto mayor: En cuanto la valoración cognitiva a través del Test Minimental, el 51.5% de la población no presentó deterioro cognitivo, mientras que el 48,5 de los adultos mayores presentaron algún grado de deterioro. Las áreas más afectadas fueron el área de atención y el área de evocación, en la que, aproximadamente, el 80% de la población presentó dificultad para realizar las actividades evaluadas en estas áreas. El deterioro cognitivo estuvo asociado significativamente con la edad p=0,0099 y el grado de escolaridad p=0,0168. Conforme la edad avanza la presencia de deterioro cognitivo fue mayor (80 – 90 años) en un 73.4%, fundamentalmente de tipo leve y moderado (46.7% y 26.7% respectivamente). Otro grupo importante, lo constituyeron el de las edades entre 60 – 69 años, quienes presentaron deterioro cognitivo severo (8.3%). (Cuadro 4)
Cuadro 4. Análisis comparativo entre la edad y el grado de deterioro cognitivo.
GRADO DE DETERIORO COGNITIVO. EDAD 60 – 69 a 70- 79 a 80 – 90 a
Ausencia
Deterioro leve
Deterioro moderado
Deterioro severo
19
3
0
2
79.2%
12.5%
0.0
8.3%
11
9
5
2
40.7%
33.3%
18.5%
7.4%
4 26.7%
7 46.7%
4 26.7%
0 0.0
Chi-square
16,8463
Valor de P
0,0099
Fuente: Guía de entrevista Semiestructurada y test Minimental de Folstein.
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Se halló que en niveles educativos bajos la presencia de deterioro cognitivo es mayor. Para las personas analfabetas, el deterioro cognitivo estuvo presente en un 70.3%; representado en deterioro leve (40.7%), deterioro moderado (25.9%) y deterioro severo (8.3%). (Cuadro5).No se encontró asociación entre el sexo, la presencia de enfermedades, el estado civil y la capacidad para realizar ABVD Y AIVD, con el deterioro cognitivo. Cuadro 5. Análisis comparativo entre el nivel de escolaridad y el grado de deterioro cognitivo.
Nivel de escolaridad Analfabeta % Primaria incompleta % Primaria completa % Secundaria incompleta %
Ausencia
GRADO DE DETERIORO COGNITIVO. Deterioro leve Deterioro Deterioro moderado severo
8
11
7
1
29.6
40.7
25.9
3.7
20
7
2
1
66.7
23.3
6.7
3.3
5 71.4
1 14.3
0 0.0
1 14.3
1
0
0
1
50.0
0.0
0.0
50.0
Chi-square
20,1789
Valor de P
0,0168
Fuente: Guía de entrevista Semiestructurada y test Minimental de Folstein. Situación social y familiar del adulto mayor En cuanto a la situación socio familiar, a través de la escala de Gijón se encontró que el 53% de los adultos mayores estaban en riesgo social, un 13.6% tenían problemas sociales y sólo el 33.3% tenía una situación Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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sociofamiliar buena o aceptable. (Grafica 1) El estado civil se encontró asociado al nivel Sociofamiliar (p=0,0457), en la medida que los adultos mayores solteros y viudos representaron el mayor riesgo social (66.7% y 61.1% respectivamente). La situación familiar del adulto mayor de 60 años más frecuentemente encontrada, fue que viven con familiares y sin conflicto, (47%), viven con el cónyuge de similar edad (13.9% y viven en viviendas adecuadas (31.8%); sin embargo, el 7.6% se encontraban en situación de abandono familiar y no recibían pensión ni otros ingresos (63.3%), viven en viviendas con equipamiento inadecuado (19.7%) y con barreras arquitectónicas (40.9%). El 72.7% de la población tenía buenas relaciones sociales.
Grafica 1. Situación social y familiar del adulto mayor.
Fuente: Escala socio familiar de Gijón.
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Discusión La gran mayoría de los adultos mayores de 60 años de nuestro estudio presentaron un perfil sociodemográfico similar al descrito por otros autores11, 12, 13, 14, 15, donde la mayor población correspondió al sexo femenino, con rangos de edades que oscilaron entre los 60 y los 70 años y convivían en parejas. García Madrid y cols.16 reportan un mayor porcentaje de población masculina con un 52%, lo que difiere con los resultados encontrados en la presente investigación. El nivel educativo que caracteriza a nuestra población de adultos mayores es bajo, resultados que difieren a los encontrados por García Pulgarin y García Ortiz, 17 quienes reportan mejores niveles educativos en el grupo de los adultos mayores, siendo el nivel técnico el más representativo en un 13.2% y ausencia de población analfabeta. El percibir el estado de salud como regular y malo, estuvo asociado a la presencia de morbilidad crónica como Diabetes, Hipertensión arterial, Artritis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), Insuficiencia cardiaca e Insuficiencia renal, y de funcionalidad como estar incapacitado físicamente o tener limitaciones para su funcionamiento, situación similar a la encontrada por Gallegos Carrillo, et al, 18, quienes también encontraron la mala percepción del estado de salud de los ancianos asociada con problemas de morbilidad crónicas y de funcionamiento. Plantean, que el concepto de salud que tenga el adulto mayor se relacionará, de manera determinante, con una valoración subjetiva; es decir, éste percibe su salud de acuerdo con sus habilidades funcionales, que por los cambios físicos visibles, afirmación que sustentan en lo encontrado en su investigación. Afirman, además, que el constructo que tenga el adulto mayor de su salud se ve afectado, también, por factores de tipo educativo, socioeconómico y cultural, así como de los niveles de calidad de vida que existen en las diversas poblaciones, hallazgos que no se confirman en nuestro estudio, pues no se halló esta asociación. La percepción de la salud negativa y sus factores asociados determinan el nivel de salud de los adultos mayores en Sincelejo, por lo tanto, se constituye en un indicador de vital importancia para la programación de actividades y acciones concretas de promoción de la salud, prevención y atención médica, acorde con sus necesidades reales. También, porque es muy significativo el porcentaje de adulto mayor que demanda ayuda para satisfacer sus necesidades básicas diarias y su comorbilidad, aunque esta última, es un problema esperado en el anciano; pero asociada a la edad y a la pérdida de funcionalidad, se constituye en un factor importante de eventos adversos para la salud del adulto mayor del municipio de Sincelejo, Sucre. Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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En cuanto a la capacidad funcional, vista desde los distintos niveles de complejidad, para realizar las actividades de la vida diaria se encontró una elevada capacidad para la realización de las ABVD asociada también a la percepción de la salud, lo que indica que conservan una muy buena capacidad para el cuidado cotidiano, esta condición es similar a los resultados reportados por otros estudios en el que la evaluación de la propia salud como mala, estuvo asociada con la dependencia para realizar ABVD, 11, 13 y dependientes para la realización de actividades instrumentales (AIVD). Se logró determinar que la presencia de dependencia para la realización de las AIVD esta asociada con la edad y el sexo. Con relacion a la edad, se concluye que a mayor edad la necesidad de apoyo o acompañamiento para realizar las actividades de tipo instrumental, se incrementa, resultados coincidentes por los reportados en estudios revisados, 11, 13,14, 19 que describen una asociación directa entre tener mayor edad, con la dificultad para realizar AIVD. La revisión de la literatura 13, 19 explica este hallazgo con los cambios asociados con el envejecimiento, la disminución de las reservas biológicas y el aumento relativo de las exigencias del ambiente (barreras arquitectónicas, uso de medios de transporte, etc.) disminución de las habilidades funcionales a medida que avanza la edad, debido, principalmente, a la aparición de diversas enfermedades crónicas, deterioro cognitivo y cambios psicosociales, que impiden o limitan la realización de diversas actividades cotidianas. Con respecto al sexo, la literatura revisada muestra dos tendencias; una en que los hombres presentan mayor dependencia que las mujeres para realizar las AIVD, resultados coincidentes con los encontrado por Giraldo y Franco, 20 quienes reportaron que un 71.4% de los hombres tenían máxima dependencia para realizar AIVD, la otra tendencia se refiere, a que el sexo femenino ocupa el mayor porcentaje con dependencia para la realización de actividades AIVD, como los encontrados por Menéndez, et al 13 en que la población femenina fue la que mayor deterioro cognitivo presentó, sufrieron caídas con mayor frecuencia que los hombres, y su carga de enfermedades, en particular la artrosis, fue mayor. Estos resultados pueden asociarse a factores relacionados con sus estilos de vida como lo reporta Díaz T, et al 21 quienes afirman, que los hombres adultos mayores acuden menos a los consultorios porque continúan trabajando a tiempos parciales, hasta muy tarde en la vida o toman tareas de actividades sociales y comunitarias. Las mujeres, por su parte, consultan más que los hombres también en otras etapas de la vida, además su expectativa de vida es mayor; en Colombia, la edad promedio en la población femenina, es de 77 años, mientras que en hombres es de 70. 22 La evaluación de la funcionalidad cognitiva a través del test mini mental de Folstein, mediante el cual se
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obtiene información respecto al grado de alerta, el juicio, la inteligencia, la memoria y el estado de ánimo, muestra un grupo significativo de adultos mayores con algún grado de deterioro, el cual estuvo asociado con la edad y el grado de escolaridad. Se confirma, lo reportado en la literatura, que a medida que la edad avanza la presencia de deterioro cognitivo es mayor, en sujetos con mayor edad se observan puntuaciones menores en el mini mental, que indican deterioro cognitivo. 12, 13, 17, 23, 24, 25 De igual forma se afirma, que hay un mantenimiento de la capacidad cognitiva hasta los 60 años, pequeños deterioros hasta los 75 años y grandes pérdidas a partir de los 80 años. 17, 24, 25 Con respecto al nivel de escolaridad, se logró determinar que en niveles educativos bajos la presencia de deterioro cognitivo es mayor, evidenciado en la población analfabeta de la presente investigación. Hallazgo similar al reportado por Abarca (2008), et al, quien encontró una relación significativa entre niveles educacionales bajos y mayor presencia de deterioro cognitivo. Dada esta clara relación entre educación y deterioro cognitivo, se ha formulado el término “reserva cognitiva” entendida esta como “el efecto protector que logra una buena educación” frente a procesos patológicos neurodegenerativos y, también, como aquella que posibilita una “compensación” en individuos con mayor educación. 26 El riesgo y problema social constituyó el 66.6 % del total de los adultos mayores de 65 años de nuestro estudio, asociado a su estado civil, en especial en la condición de solteros y viudos. Aspectos que determinan la importancia del diagnóstico socio familiar de adulto mayor, la influencia de los factores sociales en la salud y la enfermedad aumenta con la edad, especialmente, a partir de los 60 años, como lo afirma Pérez Ortiz, et al27. Por otra parte, los aspectos sociales son componentes de la condición de un envejecimiento exitoso, considerando dentro de sus variables el convivir en un entorno familiar adecuado, tener un buen soporte y apoyo familiar. Duran y cols. 19 afirman que valorar al adulto mayor con una mirada biopsicosocial es fundamental para intervenir las condiciones del adulto mayor, ya que la constante interacción de las distintas áreas de funcionamiento, puede explicar la causalidad entre ellas. Los resultados indican que los adultos mayores presentan dificultad para realizar actividades a medida que avanzan dentro de este periodo e, igualmente, la integración social y la satisfacción con la misma difieren según el estado civil. Estos hallazgos guardan correspondencia con lo encontrado en nuestro estudio. Se concluye que las escalas aplicadas mostraron un buen índice de funcionalidad en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), y dependencia para la realización de las actividades instrumentales de la vida diaria Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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(AIVD); ausencia de deterioro cognitivo y están en riesgo social en la valoración de la función social. La dependencia funcional está, directamente, relacionada con el envejecimiento y depende de factores como la edad, el nivel educativo, el sexo y el estado civil más marcado con el deterioro cognitivo y el riesgo y problema social. Los resultados de esta investigación podrán ser considerados por los profesionales de salud para que en el trabajo con ancianos y sus familias se fomente la independencia, la funcionalidad y la calidad de vida, a través de programas e intervenciones dirigidas a detener o revertir ese proceso y mejorar la calidad de vida de este vulnerable grupo poblacional; y se establezcan programas direccionados a mejorar los estilos de vida que a futuro repercutan de manera positiva en la salud del adulto mayor. Agradecimientos Nuestra gratitud al Joven Brayan Méndez Gómez por su colaboración y aportes desde su trabajo de grado y a todos los adultos mayores participantes, por suministrarnos la información que nos permitió construir el perfil funcional del adulto mayor y los factores relacionados. Conflictos de Interes Ninguno.
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Pseudodemencia depresiva: enfermedad específica o parte de un continuum. Rafael P. Alarcón Velandia[1], Andrés Felipe Micolta Henao[2]
Resumen El término pseudodemencia se ha aplicado para expresar un concepto clínico de deterioro cognitivo reversible en el contexto de una alteración afectiva de tono depresivo. Dicha definición, sin embargo, sólo se aplica para el subtipo depresivo, grupo sobre el cual se enfocará la revisión, iniciando esta última con un breve relato de la historia del término pseudodemencia para luego pasar a comentar la discusión suscitada en torno a la relevancia del término. Por último se realizará una crítica constructiva al concepto y se presentará una propuesta de abordaje diagnóstico. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX) Palabras clave: pseudodemencia, depresión,
deterioro cognitivo, demencia
Introducción El concepto de pseudodemencia ha sido usado de manera inadecuada por el personal médico, quizás en parte por la falta de una definición clara del fenómeno (1) y la tendencia del clínico a encasillar los síntomas dentro de una única patología. Muchas veces se encuentra una relación entre la sintomatología depresiva y las alteraciones cognitivas que pueden sugerir pseudodemencia depresiva, sin embargo, es necesario observar de una manera más profunda el origen, la historia y la descripción del fenómeno para así dar un diagnóstico más preciso que conlleve a conductas terapéuticas
dirigidas y contextualizadas al cuadro clínico de nuestros pacientes. Por lo tanto en este artículo se hará un repaso sobre la historia, la discusión y el abordaje del término pseudodemencia.
Historia Según los teóricos el termino pseudodemencia tiene sus orígenes en el siglo XIX (2, 3, 4), periodo en el cual se dio una mayor importancia al estudio de la demencia, iniciándose por ésta época un sin número de descripciones fenomenológicas del proceso demencial, de dichas observaciones se concluyó que la demencia presentaba diferentes cursos clínicos, algunos de ellos “benignos” que desafiaban en cierta medida las hipótesis previas
[1] Médico Psiquiatra. MSc Psicogeriatría. Docente, Universidad Tecnológica de Pereira. Colombia. [2] Médico residente de Psiquiatría. Universidad Tecnológica de Pereira. Colombia.
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de irreversibilidad del cuadro demencial. Aproximadamente en el año de 1840 se comenzó a utilizar el término de “demencia vesánica (2, 5), el cual se caracterizaba por una distorsión de las funciones cognitivas de carácter reversible asociados con “locura”. La demencia vesánica se consideró como un estadio final de un cuadro de manía o melancolía, es decir, era un final común para varias patologías mentales. Sin embargo, la demencia vesánica tenía unos atributos que la distinguían de la demencia típica, siendo éstos su reversibilidad, la fuerte relación con trastornos mentales de tipo afectivo (depresión y manía), la ocurrencia de la enfermedad a cualquier edad y la presencia de factores de riesgo sociodemográficos. Uno de los primeros en profundizar en la relación entre compromiso cognitivo en el contexto de demencias y la relación con el componente afectivo (melancolía) fue Albert Meiret (1883) con su obra “demencia melancólica” (2, 6), en donde dio un reporte de pacientes con síntomas afectivos y psicóticos que presentaban manifestaciones propias de la demencia pero que llegaban a revertir en parte dicha sintomatología. Para él existía una conexión entre el compromiso afectivo, cognitivo y comportamental en individuos con demencia, afirmando que los falsos reconocimientos o ideas delirantes (síndrome Cotard) se debían a alteraciones del lóbulo temporal con trasmisión sobre toda la corteza. Otro quien contribuyó a la comprensión del fenómeno que se presentaba entre compromiso cognitivo y trastornos del ánimo fue George Dumas (1894) quien sugirió la presencia de una fatiga mental que explicaba los síntomas de pobreza ideatoria y monotonía, además él planteo que el problema no era la ausencia de ideas sino más bien un estancamiento de ellas (es decir, una falla en el desempeño). (3) Producto de estos hallazgos surgió por lo tanto la proposición de un tipo de demencia con un pronóstico más benigno, que ésta asociado con alteraciones del estado de ánimo y presenta una reversibilidad en parte parcial del compromiso cognitivo. (7) Posteriormente con los reportes de Kiloh (1961) y Wells (1979) se enmarcó la psedodemencia como una alteración de las funciones cognitivas con una etiología no orgánica o funcional, llegando a definir dicha entidad como un deterioro cognitivo parcial o total que puede ser reversible y secundario a sintomatología depresiva. (3, 4) Dentro de la división histórica del concepto de pseudodemencia se resalta la existencia de tres grupos o subtipos definidos, que son: la pseudodemencia en el contexto de una psicosis, la pseudodemencia conversiva y la pseudodemencia depresiva (3, 8, 9). Sobre ésta última se enfocará la revisión puesto que es el Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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subtipo más frecuente y más estudiado de las tres anteriormente citadas. Discusión y abordaje del concepto de pseudodemencia depresiva Actualmente existe polémica entre varios teóricos con relación al concepto de pseudodemencia, puesto que se plantea que el término tiene poca validez diagnostica como patología específica (10) y se ha convertido en un factor de confusión para el clínico. Esta confusión surge por la existencia de un espectro bastante amplio de cuadros clínicos con síntomas depresivos y compromiso cognitivo que pueden ser de etiología o carácter bidireccional y pueden explicar desde otro punto de vista el fenómeno mental del individuo. Presentándose con esto último un solapamiento de síntomas que finalmente confundirían más al clínico en el momento del diagnóstico; por otro lado dicho fenómeno de confusión estaría nutrido en parte por la dependencia del médico a las clasificaciones nosológicas, situación que lo conduce a tomar decisiones demasiado reduccionistas con el afán de generar un diagnóstico claro y rentable, dejando de lado así el contexto en que se encuentra el paciente. Un síndrome que ha tenido inconvenientes históricos similares en cuanto a su diagnóstico es el del lóbulo frontal, en el cual se ha dado un uso indebido del concepto, llegando a encasillar de forma forzosa múltiples procesos cognitivos en una sola estructura anatómica, perdiendo de vista la riqueza fenomenológica y la neurobiología de la patología como tal, lo que en últimas iría en detrimento de la rehabilitación del individuo por la falta de precisión en las funciones a restablecer, a conservar o a fortalecer dentro de la terapia. Sobre esta controversia podemos aportar un ejemplo claro y bastante discutido en la actualidad, como lo es la problemática en cuanto a la clasificación diagnostica dentro del DSM IV entre el grupo de trastornos depresivos y trastornos de ansiedad que hoy en día se consideran un continuum más no entidades separadas, puesto que comparten múltiples rasgos biológicos, fisiopatológicos y fenomenológicos. Vemos entonces con preocupación que dicha problemática puede verse circunscrita en la discusión de la depresión, deterioro cognitivo y síndrome demencial en donde las clasificaciones nosológicas al parecer están sobre la fenomenología. Según la literatura científica existen otros elementos de peso en contra del diagnóstico de pseudodemencia. El primero de ellos, según la revisión, es la falta de unos criterios diagnósticos unificados. El segundo argumento es la falta de pruebas diagnósticas y marcadores biológicos puros. El tercero es que no hay
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estudios concluyentes y, por el contrario, existe solapamiento en los hallazgos clínicos. Por último, el concepto de reversibilidad del cuadro clínico está siendo debatido fuertemente, puesto que se plantea que ciertos diagnósticos de pseudodemencia luego del tratamiento antidepresivo no mejoran sino que, por el contrario, progresan a un deterioro cognitivo o un síndrome demencial (fenómeno llamado por ciertos autores como pseudo-pseudodemencia) (10, 11, 12, 13) Varios teóricos han planteado la existencia de un continuum entre síntomas depresivos y deterioro cognitivo, sustentado desde el punto de vista de la fenomenología y la neurobiología (14, 15); además, dichos teóricos plantean la necesidad de una descripción y estudio detallado del cuadro clínico, llegando a la individualización del paciente lo cual nos puede ayudar a precisar el diagnóstico de pseudodemencia depresiva. Numerosos estudios resaltan la relación que existe entre depresión, deterioro cognitivo y demencia; se considera que la depresión puede ser un signo prodrómico de una demencia incipiente: el 44% de la pacientes con deterioro cognitivo leve tienen síntomas de depresión (11, 12, 16). Dentro de las hipótesis biológicas de la relación depresión y deterioro cognitivo se encuentran: Primero, el rol del cortisol, el cual suele estar incrementado en pacientes con depresión, generando a su vez atrofia hipocampal con deterioro de la memoria. Segundo, la perdida de la integridad de ciertos circuitos como los de la conexión límbico-frontal secundarios a noxas microvasculares lo cual generaría daños estructurales que explicarían en parte la sintomatología afectiva y cognitiva de los pacientes con accidentes cerebrovasculares de territorios prefrontales (compromiso ventromedial, orbitofrontal o dorsolateral). (1, 17, 18. 19, 20, 21) Hoy en día existe evidencia a favor de la relación depresión y deterioro cognitivo sustentado en el aumento de casos de demencia vascular, la cual está desplazando a la enfermedad de Alzheimer como uno de los tipos de demencia más frecuentes de nuestro medio. (11, 12, 20) Aclarada la relación existente entre depresión y deterioro cognitivo es necesario, por lo tanto, profundizar en el fenómeno para dar claridad diagnóstica y así poder obtener como beneficio de dicho ejercicio una mejor perspectiva del término pseudodemencia, por lo cual planteamos la necesidad de diferenciar el espectro a través de una “individualización contextual”. (Figura 1 y 2) Con lo anterior queremos expresar que es necesario profundizar en el diagnóstico de pseudodemencia para no caer en errores, para evitar esto, se debe realizar por supuesto, una buena anamnesis, conocer los antecedentes del paciente, su contexto sociocultural, realizar un examen físico y mental completos que nos Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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orienten y nos den precisión al momento de definir un caso de pseudodemencia.
Figura 1. (El concepto de pseudodemencia se encuentra dentro del grupo de cuadros clínicos con compromiso afectivo y cognitivo; existen otros cuadros clínicos con similar sintomatología como lo son el síndrome de Ganser, delirium, episodios mixtos de manía, somatización y parafrenia según lo afirma Kiloh. Aclarando con esto que la depresión con deterioro cognitivo no es la única forma de expresión en pseudodemencia). (7, 15) Ahora bien, dentro del abordaje de los síntomas depresivos y su relación con deterioro cognitivo se deben considerar múltiples situaciones que pueden confundirse con pseudodemencia y que deben de tenerse en cuenta para dar una precisión diagnostica. Siguiendo este orden de ideas encontramos las siguientes observaciones (11, 12, 22): · Hay evidencia de trastornos depresivos propios de una enfermedad mental de larga data (trastorno depresivo mono-polar o bipolar) sobre los cuales se suman factores de envejecimiento que generan síntomas de compromiso cognoscitivo. · Se debe tener en cuenta que existe un envejecimiento cognitivo propio de la edad en el cual se pueden manifestar síntomas depresivos de carácter temporal sin compromiso funcional y que no deben confundirse
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con deterioro cognitivo sino que, por el contrario, hacen parte un fenómeno biológico normal. · La existencia de pacientes con diagnóstico de deterioro cognitivo con presencia de síntomas depresivos secundarios. · Hay pacientes con estadios demenciales tempranos que evidencian síntomas depresivos secundarios. · Sinergismo entre problemas biológicos (Ej.: enfermedades crónicas), factores psicológicos y sociales que produzcan sintomatología depresiva con compromiso de funciones cognoscitivas · Estados secundarios a problemas adaptativos o rasgos de personalidad que muestren síntomas de compromiso cognoscitivo. Fuera de los grupos anteriormente descritos existen ciertos procesos patológicos que pueden confundirse con pseudodemencia, siendo éstos los trastornos facticios, el trastorno conversivo y la simulación, los cuales conforman la llamada “condición cogniforme”. Además, existen nuevos conceptos sobre la expresión variable de la pseudodemencia y su relación con factores socio-culturales, rasgos de personalidad, experiencias previas y marcadores de género que matizan más el fenómeno. (7) Se acepta que es difícil llegar al diagnóstico de pseudodemencia. Sin embargo, existen ciertas características que nos pueden orientar en el diagnóstico de ella y son las siguientes (11, 12, 22, 23): 1. Antecedente de alteración del estado de ánimo (estado premórbido afectivo o familiar) 2. Un compromiso agudo o subagudo de la memoria reciente, con un compromiso leve y de reconocimiento subjetivo en la atención y la concentración. 3. Un rendimiento deficiente en tareas ejecutivas como lo son la serie de dígitos y el registro de nombres teniendo como anotación la mejoría de dichos ejercicios con la repetición. 4. Poco esfuerzo por parte del paciente en el momento de las realizar pruebas motivado esto por su estado de ánimo. 5. Lenguaje y funciones espaciales integras. 6. Presencia de desmotivación, ansiedad y apatía (siendo esta última menos persistente) 7. Compromiso del patrón de sueño asociado con depresión. 8. Ausencia de déficit neurológico 9. Grado de conciencia y ansiedad por el deterioro cognitivo parcial y temporal. 10. Ausencia de una desorganización conductual grave. Aunque si puede existir cierto grado de compromiso funcional. En resumen, proponemos que para el abordaje de pseudodemencia se debe dividir la relación síntomas depresivos y deterioro cognitivo en diferentes líneas de tiempo, fragmentando así el espectro (figura 2), para Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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poder ser más específico en el diagnóstico. Dicha división consistiría en un primer proceso caracterizado por antecedentes de síntomas depresivos en el contexto de una enfermedad mental mono-bipolar y ciclotimia que llegan, en ultimas, a un deterioro cognitivo. Dentro de dicho proceso entran también enfermedades con riesgo cardiovascular o enfermedades crónicas con repercusión psico-neuro-inmuno-endocrinológica (diabetes, HTA, etc.) En el segundo proceso estaría el compromiso cognitivo que lleva a síntomas depresivos como lo es el caso del grupo conformado por deterioro cognitivo y síndrome demencial en fases tempranas. La razón por la cual planteamos esta división en líneas de tiempo es para poder abarcar a través de una perspectiva fenomenológica múltiples variables a descartar antes de llegar a una definición de pseudodemencia, que en últimas, consideramos es un diagnóstico de exclusión. No queriendo decir con esto que es una entidad diagnóstica de poco interés sino más bien que es una patología de difícil diagnóstico, con un curso más benigno e infrecuente, por lo cual el modelo deductivo sería el más adecuado para el diagnóstico puesto que ayudaría a identificar cuadros clínicos con mayor riesgo sin despreciar su curso. (24)
Figura 2. Abordaje propuesto para el paciente con pseudodemencia. Estos tres procesos se encuentran en un momento interconectados simulando una estructura de trenza, por lo tanto, es labor del clínico separar dichas estructuras para determinar si hay un solo proceso implicado o, por el contrario, hay una combinación de procesos que explican el cuadro clínico individualizado.
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Ejemplificamos dicha analogía: un paciente quien tiene un diagnóstico presuntivo de pseudodemencia presenta unos antecedentes de riesgo cardiovasculares que hacen que sea necesario un seguimiento del individuo ante la alta probabilidad de que pese al manejo antidepresivo, el paciente pueda evolucionar hacia un cuadro de deterioro cognitivo o pseudodemencia.
Conclusiones Se evidencia que la demencia y la depresión comparten cierta sintomatología; también es evidente que existen múltiples patologías que están asociadas con alteraciones afectivas y compromiso cognitivo, por lo tanto, la pseudodemencia puede entenderse como un diagnóstico de exclusión o, por el contrario como una instantánea de un fenómeno, es decir, estamos observando en un tiempo y en un espacio unos síntomas que hacen parte de una alteración, sobre la cual debemos distinguir si viene desde el pasado y si será necesario dar un seguimiento de las probables repercusiones en un futuro sobre las cuales cabe la opción de intervenir o mitigar. Aunque el concepto de pseudodemencia es controvertible, se plantea que puede seguir siendo un termino valido para aquellos trastornos mentales que afectan la cognición en el momento de crisis con una superación de la sintomatología luego del manejo medico. Por lo tanto las investigaciones se deben orientar al establecimiento de instrumentos clínicos y neuropsicológicos que nos permitan orientar y depurar el diagnostico. Por último, cabe resaltar la importancia de no sobre o subestimar el diagnóstico de pseudodemencia, siendo necesario encontrar un balance en su aproximación a través de un buen ejercicio diagnostico basados en la clínica.
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CONOCIMIENTO Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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Cetoacidosis diabética grave e hipotermia accidental severa en una paciente de 85 años. Adriana Román Fernández[1], Alexo López Álvarez1, Iván Areán González1, Emma Filgueira Dávila[2], Marta Pérez de Lis Novo2, José Luis Barreiro Canosa1.
Resumen La cetoacidosis diabética es una complicación aguda y potencialmente mortal de la diabetes, que afecta principalmente a pacientes diabéticos tipo I pero puede darse también en aquellos tipo II. La presencia de coma profundo al momento del diagnóstico, hipotermia y oliguria son signos de peor pronóstico. Presentamos el caso de una mujer de 85 años que fue encontrada en la terraza de su casa en estado de coma e hipotermia en el contexto de cetoacidosis diabética. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX)
Palabras clave: cetoacidosis diabética; hipotermia accidental, diabetes mellitus; pancreatitis, anciano
Abstract Diabetic ketoacidosis is an acute complication of diabetic patients as well as potentially fatal, affecting type I patients mostly but also to type II. The presence at diagnosis of deep coma, hypothermia and oliguria are signs of poor prognosis. We present the case of a comatose 85-years-old woman that was
found in the terrace of her house presenting hypothermia and diabetic ketoacidosis. (Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. 2013; 27(3):XX-XX) Keywords: diabetic ketoacidosis; accidental hypothermia; diabetes mellitus; pancreatitis, elderly
Introducción La cetoacidosis diabética (CD) es una complicación aguda y potencialmente mortal de la diabetes que afecta principalmente a pacientes diabéticos tipo I pero puede darse
[1] Médico, especialista de área [2] Médico Residente Servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor, Hospital Meixoeiro de Vigo (Complejo Hospitalario Universitario de Vigo). España. Correspondencia: Dra. Adriana Román Fernández, Hospital Meixoeiro de Vigo (Complejo Hospitalario Universitario de Vigo). España. Teléfono: 0034686781261; email: adrianaroman19@hotmail.com
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también en aquellos tipo II. Se produce por una deficiencia total o relativa de insulina que causa un incremento de hormonas contrarreguladoras (glucagón, cortisona, adrenalina y hormona del crecimiento). Esto lleva a un estado de desorden metabólico caracterizado por hiperglucemia, cetoacidosis, cetonuria, gluconeogénesis, glucogenolisis y lipólisis. La tasa de mortalidad es menor del 5%, siendo más elevada en pacientes ancianos y con enfermedades graves. La presencia de coma profundo al momento del diagnóstico, hipotermia y oliguria son signos de peor pronóstico. La hipotermia puede ser causa y consecuencia de CD1 y su severidad se correlaciona con la severidad de ésta. Caso clínico Presentamos el caso de una mujer de 85 años que fue encontrada en la terraza de su casa en estado de coma e hipotermia. La evolución del cuadro se sitúa entre 12 y 24 horas. Entre sus antecedentes personales figuran hipertensión arterial, dislipemia y diabetes tipo II y se encontraba a tratamiento crónico con metformina, glimepirida, enalapril, adiro y atorvastatina. Tras una evaluación primaria inicial (bradicardia a 48 latidos por minuto e imposibilidad de medir PA) se traslada a urgencias. Los exámenes de laboratorio urgentes muestran: gasimetría venosa (pH 6,75, pCO2 40,2 mmHg, pO2 55,9 mmHg, bicarbonato 4, 7 mmol/L, EB -29,6 mmol/L, saturación de oxígeno 80,2%); análisis general de orina (glucosa > 1000 mg/dL, cuerpos cetónicos > 80 mg/dL, nitritos y leucocitos negativo); bioquímica (glucosa 1503 mg/dL, urea 120 mg/dL, creatinina 2,50 mg/dL, Na+ 139 mmol/L, K+ 4,6 mmol/L); hemograma (leucocitos 8,56 x 10 3/mm3, hemoglobina 12,5 g/dL, hematocrito 42,4%, plaquetas 218 x 10 3/mm3). Se inicia tratamiento intravenoso con insulina rápida (15 UI) y bicarbonato (100 mmol). Se objetiva hipotensión arterial 80/40 mmHg, ritmo sinusal a 50 latidos por minuto y temperatura corporal de 28º C. La exploración física es anodina salvo la disminución del nivel de conciencia. Una hora después de su llegada a urgencias sufre una convulsión tónico-clónica y parada cardiorrespiratoria (BAV completo y asistolia) que requiere RCP avanzada (masaje cardíaco, administración de 3 mg de atropina y 1 mg de adrenalina intravenosas) durante 7 minutos e intubación orotraqueal. Tras ser valorado el caso, dada la buena calidad de vida previa de la paciente y al ser el primer ingreso en el Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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hospital por dicha causa, se traslada a la Unidad de Cuidados Críticos con el diagnóstico principal de CD grave. Al ingreso se evidencia en la exploración física anisocoria (ambas pupilas reactivas) por lo que se realiza TC craneal urgente que no muestra lesiones agudas. Se procede a la monitorización hemodinámica con un sistema PiCCO® (PiCCO plus, Pulsion Medical Systems®) ya que durante las primeras horas precisa perfusión de noradrenalina (0.05 – 0.3 mcg/kg/min) a pesar de administrar 4 litros de cristaloides, infusión de insulina y bicarbonato. Se inicia protocolo de recalentamiento progresivo (externo con paños calientes; e interno activo con sueroterapia) para hipotermia accidental. Al día siguiente se realiza TC abdominal ante la presencia de defensa y dolor en la exploración abdominal, encontrándose imágenes compatibles con colecistopancreatitis. Posteriormente presenta como complicaciones fracaso multiorgánico, pancitopenia y coagulopatía. A los 6 días de ingreso comienza a producirse una mejoría progresiva permitiendo la suspensión de aminas, recuperación de la función renal e inicio de destete respiratorio. La paciente es dada de alta a la planta de hospitalización tras un mes de ingreso, sin secuelas neurológicas.
Discusión La CD se caracteriza clínicamente por un estado agudo de hiperglucemia severa y cetoacidosis que requiere tratamiento médico urgente con insulina, fluidos intravenosos y reposición hidroelectrolítica. Los mecanismos subyacentes básicos que llevan a la CD resultan de los efectos de deficiencia de insulina y de elevaciones de las hormonas contrarreguladoras en el hígado y en el tejido adiposo, así como de la diuresis osmótica inducida por hiperglucemia en el riñón y la disminución de la captación periférica de la glucosa. En definitiva, se produce un estado de hiperglucemia, alteraciones del metabolismo de la glucosa (gluconeogénesis, glucogenolisis y lipólisis) y deshidratación grave (déficit total de agua de 5 - 10% del peso corporal). El grado de alteración de la conciencia es muy variable, llegando en un 10% de los casos al coma, como ocurrió en nuestro caso. Esto es característico de la CD grave, en la que la cifra de pH es < 7, la glucemia > 250 mg/dL, bicarbonato sérico < 10 mEq/L y el anión GAP > 12. Los factores precipitantes son infecciones (40%), interrupción del tratamiento con insulina (25%) y primer episodio de diabetes no diagnosticada (15%). Otros posibles precipitantes son el infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, pancreatitis aguda, uso de fármacos hiperglicemiantes (esteroides), embarazo,
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estrés o cirugía. Nuestra paciente presentó durante su ingreso clínica compatible con pancreatitis, lo que se confirmó mediante TAC. Las cifras de lipasa y amilasa fueron a su vez elevadas. Sin embargo no podemos afirmar que dicho cuadro de pancreatitis fuera la causa primera de la CD pues también es una complicación frecuente de la hipotermia. A su vez, la hipotermia puede ser causa y consecuencia de CD. El trabajo de Gale2 encontró que la hipotermia es causa de CD en un 12%, y eleva hasta un 60% su mortalidad. No es posible concluir rotundamente si la sucesión de acontecimientos fue pancreatitis-CD-hipotermia o bien CD-hipotermia-pancreatitis. Esta hipotermia accidental se vio agravada por la imposibilidad de generar calor3 debido a la alteración de las vías normales de obtención de energía a través de la glucosa. La hipotermia accidental severa y la CD tienen elevada mortalidad en los pacientes añosos, y el manejo de los pacientes con ambos problemas es difícil ya que la insulina puede ser inefectiva a bajas temperaturas. La hipotermia estimula la liberación de catecolaminas y cortisol agravando el descontrol metabólico. Los parámetros más fiables de la mejoría metabólica son el incremento del pH, aumento de la cifra de bicarbonato y el descenso del valor de anión GAP, que se encuentra aumentado. Asimismo, la hipotermia severa (temperatura < 28º C) pudo tener cierto papel protector de daño neurológico pues el consumo de oxígeno disminuye un 6% por cada 1º C de caída de temperatura corporal. En nuestro caso, creemos que el éxito de una completa recuperación neurológica se debió a 2 medidas clave: recalentamiento progresivo (0,5 – 1º C/h) ya que al aumentar la temperatura los requerimientos de oxígeno también aumentan; y una cuidadosa reposición volumétrica para evitar el edema cerebral, una de las principales causas de mortalidad en CD debido a las rápidas fluctuaciones de fluidos intracelulares. Las alteraciones del ritmo en pacientes con hipotermia son habituales e incluyen alargamiento de los intervalos PR, QRS y QT con bradiarritmias, fibrilación auricular y y fibrilación ventricular. Por debajo de los 32º C aparece una onda característica, no patognomónica, por elevación del punto J (denominada de Osborn), típica de las derivaciones precordiales. Se cree que el mecanismo por el que se produce es la disminución de la conductividad y del automatismo, con un aumento del período refractario4. Nuestra enferma presentaba en su ECG de ingreso RS a 67 lpm, con PR alargado (296 ms) y onda J de Osborn en las derivaciones V4, V5 y V6. La parada cardiorespiratoria ocurrida en urgencias pudo deberse a un fenómeno de recaída (afterdrop) debido al cese de exposición al frío, con gradiente térmico del compartimento periférico al compartimento central, al ceder calor los órganos internos a aquellos periféricos con menor temperatura5. En nuestro caso hubo una buena respuesta a las maniobras de RCP, lo que puede ser difícil en casos de hipotermia muy severa por falta de respuesta a las catecolaminas. Si no es posible restaurar un ritmo cardíaco eficaz, puede estar Rev. Asoc. Colomb. Gerontol. Geriatr. Vol. 27 No. 3 / 2013
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indicada una técnica extracorpórea de recalentamiento6. El presente caso ilustra el exitoso manejo de una patología muy grave y con mal pronóstico en una paciente anciana pero con buena calidad de vida previa. Un tratamiento dinámico y guiado por objetivos fue decisivo para evitar el daño neurológico y conseguir una adecuada recuperación de la paciente.
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